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Lengua y Literatura 1

HISTORIA DE LA LITERATURA

Profesor Gustavo Rubén Bessolo

Esquema de contenido
I. Los textos literarios
II. Concepto de literatura universal y comparada.
III. Periodización de la historia de la Literatura
IV. Las grandes tendencias en la literatura: literatura dionisíaca y literatura apolínea, clásicos y
trasgresores, apocalípticos e integrados.
V. Temas recurrentes en literatura: épico, erótico, místico, filosófico y social. La literatura como
tema de sí misma.
VI. Movimientos literarios. Concepto.
VII. Movimientos literarios de los últimos tres siglos.
VIII. Siglo XVIII: Neoclasicismo, Iluminismo y Prerromanticismo
IX. Siglo XIX: Romanticismo, Realismo y Modernismo. El folletín y la literatura popular.
X. Siglo XX: Vanguardismos, la literatura de entre guerras, Existencialismo, experimentación y
nuevos géneros. Realismo Mágico latinoamericano y Posmodernismo.
I. LOS TEXTOS LITERARIOS.

1. Características generales
Es muy difícil que encontremos una definición clara, concisa y exacta de lo que es la literatura.
Sobre ello se han vertido ríos de tinta y, aún hoy, no podemos definirla; probablemente porque eso
sea imposible.
Tradicionalmente se ha intentado definir la literatura por oposición a un uso común del lenguaje
y en función de una serie de características:
1. Originalidad. El lenguaje literario es un acto de creación consciente de un emisor con
voluntad de originalidad. El lenguaje común está gastado, es repetitivo; el literario debe
ser inédito, extraño, siempre original. Esto es particularmente aplicable a la literatura
occidental de los últimos tres siglos; el criterio de originalidad se consideró como una
de los indicadores para evaluar la calidad literaria de una obra. La originalidad no
siempre está en los temas, sino también en la elección de las maneras de decirlos.
2. Intención comunicativa especial. Este lenguaje tiene una singular intención
comunicativa, y nunca una finalidad práctica sino estética. Es decir que existe una
voluntad artística; se usa el lenguaje para crear una obra de arte. No existe, pues, una
finalidad práctica, sino estética.
3. Excepción. En un texto literario encontramos cierta "recurrencia" o repetición de
unidades lingüísticas de cualquiera de los niveles, es decir, aparición estadísticamente
superior de una unidad determinada si la comparamos con su frecuencia de aparición en
el lenguaje "normal". Algunos llaman a esta repetición: desviación porque se aparta de
lo esperado.
4. Lenguaje connotativo. En un texto literario no existen significados unívocos (ello
diferencia radicalmente a este lenguaje de los técnicos y científicos). Se utiliza un
lenguaje abierto a la evocación y a la sugerencia a través de los significados secundarios
de las palabras: además, y por encima de las connotaciones habituales de algunas
palabras (connotaciones universales o grupales), es posible provocar nuevas
connotaciones, propias de cada lector, de cada autor o de cada época en que se recree,
al leerlo, el texto. En este sentido, hablamos de plurisignificación o polisemia. Esta
polisemia no debe entenderse como si cualquier texto pudiera portar cualquier
significado, no hay un significado único pero hay significados posibles a partir de text.
5. Mundo propio. El mensaje crea sus propios mundos de ficción cuyos referentes no han
de corresponder necesariamente con la realidad exterior. El habla normal depende del
contexto extraverbal; no ocurre así en el texto literario. El lector no conoce el contexto
hasta que lee. El mundo descripto puede ser real, pero sólo se lo descubre en la lectura.

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6. Importancia de la forma. En un mensaje literario, la forma no es arbitraria, se la elige
por diversos motivos: musicalidad, aliteraciones, simbolismos fónicos... La literatura
usa como materia prima el lenguaje, que se toma de una lengua, con su forma, con su
"contextura" propia, puesto que la lengua conforma el pensamiento.
7. Función poética. Recordemos el estudio de las funciones del lenguaje1 (Jakobson): el
lenguaje desempeña una función estética o poética cuando llama la atención sobre sí
mismo, sobre la manera de decir las cosas. El texto literario se caracteriza por la
especial atención que recibe el mensaje. Si bien esta función aparece también en textos
no literarios, su presencia en los mensajes literarios es obligada, se da
sistemáticamente y se puede considerar un fin en sí misma

A pesar de las características enunciadas anteriormente debemos hacer una serie de


matizaciones, y para eso lo más oportuno es que vayamos analizando diferentes relaciones que
pueden hacerse entre la literatura y otros saberes, disciplinas o ámbitos vinculados.

2. La Literatura y el arte.

a) La literatura es un arte, por lo que consiste, fundamentalmente en la manipulación de un


material (en este caso, el lenguaje), para producir objetos distintos al material de partida,
imprimiéndoles una forma determinada.
b) Como todos los objetos artísticos, no debe analizarse sólo en términos de
significante/significado, sino en términos de sentido (‘lo que quiere decir’ un texto, frente a ‘lo que
dice’).
c) La obra literaria es polisémica. Es decir, más que un significado, funcionan varios
significados a la vez, y admite varias interpretaciones. Eso no quiere decir, sin embargo, que
pueda significar cualquier cosa que se le ocurra a un lector individual. El conjunto de los
significados está dentro de unos límites, el texto y su intertextualidad, que son el objeto de la
investigación literaria.
d) Carece de finalidad práctica. Esa fue una de las razones por las que Jakobson consideró que
pertenecía a una función del lenguaje diferente a las demás 1.

3. La Literatura y los elementos de la comunicación.

La literatura es de naturaleza fictiva2, lo que quiere decir que los elementos del proceso de
comunicación han de ser entendidos de forma especial:

a. El emisor resulta una ‘máscara’ tras la que una persona real se ha ocultado. Las manías,

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grandezas, preferencias, los sentimientos y demás particularidades no han de
corresponderse con los de la persona que está detrás. En los casos de coincidencia hablamos
de “biografismo” o de “confesionalismo” (y aun así, pocas veces encontraremos
sinceridad...)

b. El receptor no es una persona concreta, sino una hipótesis exigida por el propio texto en sí.
Por mucho que vaya dedicada una obra, en realidad se di rige a una construcción ideal que
es ese ser que comprende idealmente todos los recovecos y claves de la obra, que se percata
del sentido último del texto, de lo que quiere decir la obra. Este lector ideal es inalcanzable,
y cuanto más acertada sea nuestra interpretación, más cerca estaremos del receptor ideal.

c. El canal sufre el mismo problema que el de otras obras de arte. Al ser un producto que puede
ser recibido por personas de las más diversas épocas y zonas, sufre problemas de
transmisión: alteración de los textos, cortes, formas de editar variables, pérdidas, etcétera.

d. El contexto, como todo producto artístico, la obra literaria es recibida por personas de
épocas y lugares no necesariamente previstos por el autor, por lo que el contexto puede
variar muy seriamente, especialmente en la faceta que definíamos como situación. Pero,
además, como el texto es ficción, nos encontraremos que el propio autor, por muy
“realista” que nos parezca, ha desarrollado su propio contexto3.

e. ¿Y el referente? Desde muy pronto hubo un gran acuerdo en la teoría de la Literatura sobre
la auto referencialidad del texto literario; es decir, el referente de la obra literaria (en
realidad, el de toda obra de arte) es ella misma. Crea su propio mundo, en el que las
condiciones de verdad y mentira pueden variar: sabemos en qué consistió la sensación de
cierto personaje a cuando recibió un beso de su amante, pero jamás podremos saber algo tan
sencillo como si tenía un lunar en la espalda4.

Acerca del código literario, hablaremos más en detalle:

Literatura y código.

Más que un código específico, la literatura emplea una variedad de diferentes códigos que se
superponen, y que hay que desvelar para interpretar completamente un texto. La diferencia con un
mensaje no artístico (“normal”) es que el literario no se puede interpretar literalmente. Podemos
fijar, como los fundamentales:

a. El propiamente lingüístico, como un componente más. Las claves propias de la obra:

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personajes, repeticiones, referencias a elementos ya mencionados o que van a aparecer
después, etcétera.

b. Género: ya sea en sus tres grandes conjuntos (lírica, narrativa, dramática) o en sus
denominaciones concretas (novela rosa, elegía, entremés...). Suponen una estrategia de
comunicación que tanto autor como lector deben acordar.

c. Ideología: conjuntos de mitos e ideas propios de una época, que todo autor (como ser
humano que es) comparte y/o rechaza, según qué casos. Al respecto, dice Ricardo Piglia 5: el
escritor no crea la ideología; la encuentra hecha.

d. Intertextualidad: influencia de otras obras y textos, ya sea como imitación, versión o


simple inspiración. Se ha señalado que la literatura puede ser entendida como un diálogo de
textos entre sí; la Odisea continúa y completa a la Ilíada, siete siglos más tarde Virgilio, en la
Eneida6 cuenta la misma historia desde la (supuesta) visión de los troyanos derrotados

Lo cierto es que todos estos códigos se acaban proyectando en un mensaje verbal, y que, de
una u otra manera, pueden presentar peculiares usos del lenguaje. Esto no quiere decir que en esos
usos resida lo literario, sino que son marcadores (algo así como la punta del iceberg) de que ese
mensaje es ficticio. A estas diferencias que a veces es posible detectar lingüísticamente es a lo que
algunos lingüistas han denominado desviación. Hay que tener claro que estas diferencias no son un
“adorno”, algo que se añade al texto, sino que surgen como consecuencia de la creación literaria.
Un texto literario no se produce primero literalmente y luego se “adorna”, o se “traduce” a lenguaje
poético, sino que se crea en su propio lenguaje.
En el siguiente cuadro, a manera de síntesis, se pueden observar algunas de las características
de la Literatura en su función, utilidad, modo de transmisión y principales elementos críticos.

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II. SOBRE EL CONCEPTO DE LITERATURA UNIVERSAL.

¿Por dónde empezar una historia de la literatura universal?


¿Podemos, de verdad, conocer la literatura universal?
¿Ha leído tanto el profesor como para pretender resumir, siquiera, la literatura de toda la
Humanidad?
¿Habrá que aprender una multitud de fechas, autores, obras…?
Estas son algunas de las preguntas que pueden hacerse como alumnos de tercer año.
Es importante detenernos en ellas para aclarar un poco que haremos en este curso.
En primer lugar intentaré deshacer un equívoco sobre el concepto, que parece ambicioso, de
‘literatura universal’
Ni tanto así: no hablaremos, o casi no hablaremos, de la literatura zulú, precolombina, china o
japonesa, por ejemplo. ¿La razón?, la tercera pregunta con la que comenzamos este capítulo: El
“profe” no leyó tanto y, ya deben intuirlo, no sabe tanto.
Esto implica que tampoco les pedirá a ustedes un exhaustivo repertorio de fechas, nombres,
escuelas o géneros literarios.
Sin embargo sí nos acercaremos a la mayor cantidad posible de literaturas, a lo largo de la
Historia, a lo ancho de este planeta nuestro porque debemos conocer su existencia.
¿Por qué?
Por aquello que se llama “beneficio de inventario”. Este término se aplica a las herencias
cuando se quiere conocer su monto, las deudas pendientes; qué hay y que no.
La literatura universal es nuestra herencia como humanos, herencia que recibimos de las
incontables generaciones que nos precedieron, que crece día a día con todo lo que se escribe, se
cuenta, se inventa… Un mundo irreal que tiene el extraño poder de conmovernos, atemorizarnos,
enamorarnos o, simplemente, hacernos soñar…
Y a esa herencia la debemos conocer. Porque es nuestra, porque determina lo que somos hoy en
día, lo que seremos mañana.
Conocer no implica profundizar, esto es cuestión del deseo de cada uno, sino saber que está allí,
que nos pertenece, que nos modela y nos proyecta hacia el territorio inexplorado del futuro.
Ese es el sentido de este curso, de tantos nombres, de tantas palabras que, muchas de ellas,
olvidaremos una vez terminados los exámenes; conocer lo que recibimos y saber que, en China,
Mesoamérica, la Roma antigua o la moderna París se han escrito historias, se ha contado cuentos
que permanecen; en libros, en sonidos, en imágenes, en cualquier extensión de la memoria que se
nos ocurra, esperándonos. Porque nos pertenecen.

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Nos vamos a centrar en las literaturas occidentales más potentes – en cantidad- - y cercanas,
como son la anglosajona, francesa, italiana, alemana y española, que incluye la hispanoamericana,
con incursiones en la rusa y tal vez algunas otras.
Por supuesto que para intentar explicar las líneas fundamentales de estas tradiciones literarias
debemos comenzar por referirnos a las tradiciones antiguas de la que bebe la cultura occidental, es
decir, la tradición hindú, hebrea y clásica, a las que dedicaremos una ojeada breve pero lo más
exhaustiva posible. Saber, simplemente, que esas literaturas ajenas, esos campos en los que no
entraremos, existen. ¿Quién sabe si en ellos no encontrarás, sí, vos que estás leyendo estas líneas
para el examen, aquella palabra que te describa justo ahora…?

Una vez que hemos establecido nuestro campo de estudio (la literatura occidental,
principalmente) debemos también establecer un comienzo.

III. PERIODIZACIÓN.

Te sugiero que leas este texto en voz alta, o que imagines que lo escuchas recitar:

¡Hijo del príncipe, a la salida del santo mar,


eres todo irradiación saliendo de la montaña
en el amplio interior del Abismo!
Estás allí levantando la cabeza
hacia tu buen destino,
tu grandeza,
tu sublimidad.
Avanzas majestuosamente
hacia el destino fijado:
el gran Anu te ha dado
realeza sobre el cielo y tierra,
Enlil ha hecho desplegar para ti
una naturaleza divina y
la sublime asamblea te ha donado
todo el poder divino…7

El anterior es uno de los textos ¿literarios? más antiguos, pero no podemos afirmar, ni mucho
menos, que sea el primero. Sin duda existe ¿literatura? anterior a él pero no conservamos
testimonios escritos.

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Algo parecido o relacionado con la literatura es lo que encontramos en las pinturas rupestres, en
las que el hombre representaba escenas de caza, por ejemplo, bien para relatar cómo se había
desarrollado esa cacería, bien para “rogar” a la divinidad pertinente tener suerte en las que habrían
de llevarse a cabo.

Estas pinturas rupestres son


textos narrativos en muchos
casos, de lo cual no cabe duda.
Ahora bien, no las consideramos
literatura, ya que no utilizan
como código el lenguaje. Parece
lógico pensar que mientras el brujo o el jefe de la partida de caza de la tribu pintaba las paredes de
la cueva, o “dictaba” al artesano pintor lo que había de dibujar, iría relatando los hechos reales o
imaginarios, reales o deseados. Ese relato sí podríamos considerarlo más cercano a la literatura,
pero de él sólo conservamos su testimonio pictórico.
¿Entonces cuándo podemos empezar a hablar con propiedad de literatura?
Para ello deberemos esperara la aparición de la Historia, es decir, de la escritura, lo que
sucederá en Mesopotamia en torno al 3000 a. C. con la escritura cuneiforme al parecer inventada
por los sumerios y cuya técnica será utilizada por la lengua acadia y las que de ella derivan (asirio y
babilónico), pero también por otras lenguas como el hitita o el antiguo persa.
También en el Antiguo Egipto, en China, en Mesoamérica y en un puñado de lugares más este
artificio, este milagro humano, de la escritura dio origen a la literatura.
Sin embargo, el problema del comienzo de la literatura no lo resolvemos simplemente
estableciendo la fecha del comienzo de la escritura, ya que se pueden escribir muchas cosas y no
todas son literatura.
Gran parte de los primeros textos conservados son oraciones, himnos –como el que veíamos
más arriba- o códigos jurídicos, como es el caso del Código de Hammurabi, el más antiguo
conservado y en el que aparecen las leyes que el rey de Babilonia proclamó para su pueblo. Por no
hablar de los inventarios, las listas, los registros de impuestos….
Estos textos no son verdaderamente literarios, ya que les falta, entre otras cosas, la
intencionalidad artística, pero los preparan. Las listas poseen un cierto ritmo, las leyes pueden
contener un relato de cómo fueron reveladas por algún dios, las cartas de funcionarios incluyen
alguna exageración, cierta intención de convencer con la palabra. Se va creando un mundo
inventado y se lo pone por escrito. A la palabra hablada, alada, se le suma la palabra escrita, con
raíces de permanencia.

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Muchos consideran como primer texto literario escrito al Poema de Gilgamesh, escrito quizás
alrededor del año 2000 a. C. (el propio Gilgamesh habría vivido 600 años antes) en caracteres
cuneiformes y del que se conservan doce tablillas de arcilla. Aunque es una obra muy incompleta y
que conservamos en muy variadas versiones, en ella podemos encontrar ya algunos temas que serán
recurrentes en la historia de la literatura, como la búsqueda de la inmortalidad y del sentido de la
vida y del dolor humano, el viaje aventurero e incluso la referencia a un diluvio que inunda la tierra.
Se trata de un texto que, aunque tiene mucho de leyenda y de mitología, por supuesto, podemos ya
considerar plenamente literario.
En definitiva, podemos decir que entre el 3000 y el 2000 a. C. se inicia la literatura tal y como
la entendemos hoy en día. A partir de esa fecha irán apareciendo obras literarias en Mesopotamia,
Egipto, Asia Menor, India, Palestina, China, entre otras culturas.
Y es desde ese momento desde el que empezaremos nuestro recorrido por la literatura
universal. En el cuadro siguiente puedes ver las distintas etapas que los historiadores de la literatura
han establecido, aunque con diferentes matizaciones que, en su momento, iremos señalando. De
cada uno de esos períodos seleccionaremos algunos problemas, motivos, temas, estilos, autores y
obras para intentar componer una panorámica muy general del hecho literario.
Como hemos dicho, los investigadores están en desacuerdo sobre cuando los registros antiguos
se convierten en algo más semejante a la «literatura», ya que la definición de esta es subjetiva. Sin
embargo, debe tenerse en mente que, dada la relevancia o el aislamiento cultural de las culturas
antiguas, el desarrollo histórico de la literatura no ocurrió en forma uniforme en el mundo.
Otro problema al tratar de aproximarse a una historia global de la literatura reside en que
muchos textos han desaparecido, ya sea deliberadamente, por accidente o por la total extinción de la
cultura que los originó. Mucho se ha dicho, por ejemplo, sobre la destrucción de la Biblioteca de
Alejandría creada en el siglo III a. C. y sobre los innumerables textos fundamentales que se cree se
hayan perdido entre las llamas en el año 49 a. C. Así, la supresión deliberada de textos -y
frecuentemente incluso de sus autores, por organizaciones con algún tipo de poder temporal-
complica el estudio.
Ciertos textos primarios, sin embargo, pueden ser considerados como los primeros pasos de la
literatura. Ejemplos muy antiguos son el mencionado Poema de Gilgamesh (del siglo XVII a. C.,
aunque la versión sumeria posiblemente date del siglo XXVII a. C.), y el Libro de los muertos,
escrito en el Papiro de Ani (que se data hacia el siglo XIII a. C.).
La literatura del Antiguo Egipto alcanzó su cenit con la Historia de Sinuhé, un servidor del
faraón Sesostris I, cuyo relato data de mediados del siglo XX a. C. La literatura egipcia no solía
incluirse en las primeras historias de la literatura, porque los escritos no se tradujeron a las lenguas
europeas hasta el siglo XIX, cuando se descifró la Piedra Rosseta.

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Muchos textos se transmitieron por tradición oral durante siglos, antes de que fuesen fijados
mediante la escritura, por lo que son difíciles de datar. El núcleo del Rig-veda parece datar de
mediados del II milenio a. C. en la región del actual Pakistán. Los escritos de la India posteriores
al Rig-veda (como los textos Bráhmana y los Upanishad), así como la Tanaj hebrea y la colección
de poemas místicos atribuidos a Lao Tsé, el Tao te King, que probablemente daten de la Edad de
hierro, aunque determinarlo es controvertido.
La literatura sumeria se desarrolló en las principales ciudades. Los textos eran fijados en
tablillas de barro y se hicieron, generalmente, en diferentes copias. Los considerados literarios
comprendían diferentes temáticas, desde las puramente mitológicas hasta las de tipo amoroso, todas
tratadas con notable calidad.
La literatura sumerio-acadia conoció una primera fase oral y sólo hacia el año 2600 a. C. pasó a
fijarse por escrito, tanto en lengua sumeria como en acadia, o de manera bilingüe. No obstante, la
etapa de mayor creatividad literaria es varios siglos posterior a la desaparición la civilización
sumerio-acadia.
Se escribieron una treintena de mitos sobre las divinidades sumerias y acadias más importantes,
entre los que destacan: El descenso de Inanna a los infiernos, el mito del diluvio y los generados
en torno a los dioses Enki y Tammuz.
En la literatura épica se formaron ciclos en torno a la figura de tres
reyes: Enmerkar, Lugalbanda y Gilgamesh. El ciclo de Gilgamesh tuvo siete episodios, que
acabaron formando más tarde el famoso Poema de Gilgamesh, rey de Uruk. Destaca también el
poema Lugal ud melambi Nirpal, titulado por los sumerólogos modernos Los trabajos
de Ninurta cuyo contenido es de tipo didáctico y moral.
Aunque se sabe que los fenicios tuvieron una variada literatura, que influyó fuertemente en
la literatura en hebreo, es muy poco lo que se ha conservado tras la conquista helenística de Oriente
Medio y la romana de Cartago. Aun así, por menciones de otros autores y pequeños hallazgos
fragmentarios se sabe que escribieron sobre muy diversos temas; entre sus escritos destacan la
Teogonía de Sanjuniatón y el Periplo de Hannón el Navegante.
El Pentateuco o Toráh (parte de la Tanaj, es decir de la Biblia) se fechaba alrededor
del siglo X a. C., aunque estudios recientes consideran que podría datarse hacia del siglo VI a. C.
Otros textos bíblicos, de diversos géneros, se escalonan entre los siglos V a III a. C., pero recogen
materiales más antiguos como el Canto de Débora, del siglo XII antes de nuestra era o algunos
Salmos, inspirados en la literatura ugarítica y egipcia.
La Ilíada y La Odisea de Homero provienen del siglo VIII a. C. y marcan el inicio de la
Antigüedad clásica, al igual que la Teogonía y Los Trabajos y los días de Hesíodo. Las tres
primeras obras mencionadas también tenían una tradición oral previa que parece provenir de fines

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de la Edad de Bronce, es decir de la cultura micénica.

Europa. Antigüedad clásica


Los griegos

Comienzo de La Odisea.

La sociedad de la antigua Grecia puso énfasis considerable en la literatura. Muchos autores


consideran que la tradición literaria occidental comenzó con los poemas épicos La Ilíada y La
Odisea que siguen siendo grandes figuras en el canon literario por sus descripciones y el manejo de
temáticas como la guerra y paz, honra y deshonra, amor y odio. Entre los poetas posteriores fue
notable Safo, que dio forma a poesía lírica como género.
El dramaturgo Esquilo cambió la literatura occidental por siempre al introducir el diálogo y la
interacción en el teatro. Su obra cumbre fue la trilogía La Orestíada. Otros talentos dramáticos
fueron Sófocles, quien convirtió la ironía en técnica literaria, en su obra Edipo rey, y Eurípides, que
utilizó el teatro para desafiar las normas sociales en Medea, Las Bacantes y Las Troyanas, obra
aún notable por desafiar la percepción común de nociones como la propiedad, el género y la
guerra. Aristófanes, un comediante, usó esas ideas en un tono menos trágico en sus obras:
Lisístrata y Las ranas.
Aristóteles, alumno de Platón, escribió docenas de trabajos en muchas disciplinas científicas,
pero su contribución más grande a la literatura era probablemente su Arte Poética, en donde plantea

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parámetros para la crítica literaria.
Los romanos
En muchos aspectos, los escritores de la Antigua República romana y del Imperio
romano eligieron evitar la innovación en el favor de imitar a los grandes autores griegos;
La Eneida de Virgilio emuló en gran medida a las obras homéricas.
Plauto, dramaturgo cómico, siguió los pasos de Aristófanes; en Las Metamorfosis de Ovidio se
retoman diversos mitos griegos. Si bien es innegable la maestría de los grandes autores romanos,
también lo es que fueron muy poco creativos literariamente en comparación con los griegos. Una de
las pocas creaciones literarias romanas fue la sátira. Horacio fue el primero en usarla como
herramienta argumental y luego Juvenal.

Literatura medieval (siglos V-XV)

Libro medieval.

Europa
Después de la caída de Roma (en 476 después de Cristo), muchos de los estilos literarios
inventados por los griegos y romanos dejaron de usarse en Europa hasta el Renacimiento, mil años
después.
La cultura y el arte medieval se centraron más en la religión, en parte porque los trabajos
griegos no habían sido preservados. Hubo pocas innovaciones, las concernientes a literatura se
agrupan tradicionalmente en Materia de Roma, Materia de Francia y Materia de Bretaña. Poemas
que narraban hazañas de los antiguos romanos, de los guerreros francos de Carlomagno y del Rey
Arturo, respectivamente.
Los monasterios, con sus monjes copistas, preservaron parte de la tradición literaria latina.
El Islam, nueva religión monoteísta, se difundió en Asia y África, preservando las obras
griegas y basándose en ellas para nuevos desarrollos literarios. Aunque se había perdido mucho por
el paso del tiempo y las catástrofes (como la quema de la biblioteca de Alejandría, obra de los
romanos, no de los árabes como se ha dicho), numerosos trabajos griegos fueron preservados y
copiados cuidadosamente por los escribas musulmanes.

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Literatura latina medieval
Entre los textos europeos tempranos fueron frecuentes las hagiografías o las «vidas de los
santos». Las obras de Isidoro de Sevilla; Etimologías , de Beda de Inglaterra; Historia eclesiástica
de los pueblos ingleses y otras continúan la tradición histórica y enciclopédica de la Antigüedad
tardía.
La dramaturgia cesó, a excepción de los Misterios y de las representaciones de la Pasión (Via
Crucis), que se centraron en difundir y consolidar la creencia cristiana entre el pueblo.
Alrededor del año 400, con la Psychomachia de Prudencio, comenzó la tradición de los
cuentos alegóricos, tan socorrida en la literatura medieval.
Godofredo de Monmouth escribió su Historia Regum Britanniæ (Historia de los reyes de
Bretaña), que presentó como hechos reales de la historia de Gran Bretaña. Entre ellas están las
narraciones sobre Merlín, el mago y el rey Arturo.
El interés de los musulmanes por preservar los escritos filosóficos y científicos griegos llegaría
a influir en la literatura y la ciencia de la Europa cristiana; por ejemplo, la obra del célebre
teólogo Tomás de Aquino tiene fuerte influencia aristotélica a través de sus comentadores árabes
como Averroes.

Literatura vernácula medieval


La poesía y el cantar de gesta florecieron gracias a los trovadores y juglares que usaban las
nacientes lenguas vernáculas, derivadas del latín (lenguas romances: gallego, castellano, catalán,
provenzal, francés, italiano entre otras), del germánico (escandinavo, anglosajón, inglés medio, bajo
y alto alemán por ejemplo) o del eslavo (croata, servio, ruso, polaco y otros).
La poesía épica continuó desarrollándose con la adición temática de las mitologías de Europa
del norte; Beowulf y las Sagas de los nórdicos, que presentan una visión de la guerra y la honra
similar a la de Homero y Virgilio.
Las cruzadas (campañas militares contra los musulmanes que tuvieron lugar entre los siglos XI
y XIII) afectaron todos los aspectos de la vida en Europa y el Oriente Medio; la literatura también
fue transformada por esas guerras entre dos culturas; por ejemplo, la imagen del caballero adquirió
un significado renovado. Se considera el inicio de este período en 1095, cuando el papa Urbano
II organizó la Primera Cruzada; y el final en 1291, con la recuperación del control de Acre por
parte de los musulmanes.
Autores importantes del periodo son: Petrarca, Boccaccio (El Decamerón), Dante
Alighieri (La Divina Comedia) y Geoffrey Chaucer (Cuentos de Canterbury ).

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Oriente Medio.
Antigua literatura árabe

Folio del Corán(manuscrito del siglo XI).

La literatura árabe surge aproximadamente en el siglo VI, con dos importantes recopilaciones,
el Mu'allaqat y el Mufaddaliyat, aunque había una tradición oral previa de la que proviene, por
ejemplo, la Historia de Simbad.
Sin embargo, es El Corán, que data del siglo VII, el texto fundamental para la cultura árabe en
general. El Corán es el libro sagrado de los musulmanes, quienes creen que fue revelado por Dios
mismo (Allah) palabra por palabra al Profeta Mahoma (Muhammad). No sólo es el texto más
importante, sino el más complejo en estructura; tiene 114 suras (capítulos) que reúnen 6,236 ayat
(estrofas) que combinan prosa y poesía.
Otra vertiente literaria es la tradición hadiz (árabe: (’aicnerefer ,nóicarran‘ ,lareneg ne ,‫حدي ث‬
basada en los hechos y dichos del mencionado profeta Mahoma, cuyas recopilaciones más
importantes son las de Muslim ibn al-Haýýaý (f. 875), que incluía 9200 extractos y la
de Muhammad Ibn Ismail Al-Bujari.
Mahoma también inspiró las primeras biografías en árabe, conocidas como Al-sirah al-
nabawiyyah (La vida del Profeta) de las cuales existen varias; la primera fue escrita por Wahb ibn
Munabbih, pero la más conocida es la de Muhammad ibn Ishaq.

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‫أل ف ل ي لة ول ي لة‬
Kitab alf Layla wa layla (Libro de las mil noches y
una noche) .

La poesía ha sido un género muy usado por la cultura árabe, ya sea en verso o en prosa rimada,
con temas tan variados como himnos religiosos, poesía mística, ataques personales, poesía erótica y
referente al vino.
En cambio, hay poca literatura de ficción, tal vez en parte por la distinción entre la al-
fusha (lengua literaria) y la al-ammiyyah (lengua común), porque se consideraba que la literatura
debía servir no sólo de entretenimiento, sino a fines morales y educativos. No obstante, hubo
muchos hakawati o cuenta cuentos, que narraban las partes entretenidas de obras didácticas o
fábulas tradicionales. La gran obra (y rara excepción) de la literatura de ficción árabe es Las mil y
una noches, (literalmente Mil noches y una noche, porque mil era número de mal agüero) sin duda
lo más conocido de su literatura y cultura, si bien se basa de una obra persa y se cree que algunas
historias tienen su origen en la India o incluso en la literatura sumeria.
Entre las innovaciones de la escritura no literaria árabe se encuentra la perspectiva cronística
de Ibn Jaldún, el más importante historiador hasta la Edad Moderna, que rechazaba toda
explicación sobrenatural y se convirtió en padre del enfoque científico de la sociología y la historia.

Literatura persa
De la cultura persa, el libro probablemente más famoso en occidente es el Rubaiyat una
colección de poemas con estrofas de cuatro líneas, del escritor, matemático y astrónomo Omar
Jayyam, cuyo texto, no obstante, no es seguro y ha sido traducido en paráfrasis no demasiado fieles.

Literatura turca
Entre los siglos IX y XI surgió entre la gente nómada de Turquía y Asia Central una tradición
de literatura oral épica, como el Libro de Dede Korkut y la épica Manas. Entre los primeros
escritos en prosa épica están Kutat-Ku Bilik (Bendiciones y sabiduría) de Yusuf Has Hajib, Divan-i
Lugat-it Turk y el Diccionario Enciclopédico de Mahmut Kasgari y Mir Ali Shir Nava'i.

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Literatura antigua de India
Literatura sánscrita

La reina Nagamati le habla a su loro


(Padmavat, c. 1750, en letra devánagari).

Literatura védica: Comienza con la llegada de los arios, pueblo de idioma indoeuropeo, al
norte de la India. Sus textos son himnos rituales y especulaciones filosóficas, entre los que podemos
citar los textos sagrados del hinduismo, como los Vedas y los Upanishad, escritos en sánscrito
Literatura épica: La gran poesía épica de India se transmitía oralmente, probablemente desde
antes del imperio Maurya8. Las dos grandes obras épicas, el Ramayana de Valmiki (24.000 versos
que narran las andanzas del rey dios Rama) y el Mahabharata (La gran [guerra] de Bharata, es
decir de la India, diez veces mayor que La Ilíada y La Odisea juntas) influenciaron muchos otras
obras de arte como la danza balinesa del Kechak e, indirectamente, numerosas obras persas, árabes
y europeas.
Literatura en sánscrito clásico: El famoso poeta Kalidasa escribió dos obras épicas: el Raghu-
vamsa (La dinastía de [el rey] Raghú) y el Kumara Sambhava(Nacimiento de Kumara [el dios de

16
la guerra]), para las cuales usó el sánscrito clásico en lugar del sánscrito épico. Otros ejemplos de
trabajos en sánscrito clásico son el Asta-dhiai de Panini que estandariza la gramática y fonética del
idioma clásico y las Leyes de Manu, importante texto sagrado del hinduismo. Kalidasa es
considerado el gran dramaturgo de literatura en sánscrito, además de notable poeta, sus obras más
famosas son El reconocimiento de Shakuntala y el Megha-dūta. Este autor es para la literatura en
sánscrito tan importante como lo es Shakespeare para la literatura inglesa.
Literatura en prácrito
La lengua prácrita tuvo distintas formas; la forma más sobresaliente fue la pali, que se usó
como herramienta de propagación del budismo, de trabajos filosóficos, poesía y obras gramaticales.
Obras famosas son: el Mricchaka-tika (de Shudraka), el Suapna-vasava-dattam (de Bhasa) y
el Ratna-vali de Sri Jarsha. Entre las obras literarias posteriores están el Gitá-
govinda (de Yaiadeva), el Artha-sastra (de Chanakia) y el famoso Kama-sutra de Vatsiaiana,
puesto por escrito en el siglo II de nuestra era.

Asia (Extremo Oriente)


Literatura antigua de China
La literatura china se inició hace más de tres mil años, pero los primeros documentos escritos
que se pueden considerar literatura provienen de la dinastía Zhou, entre los siglos XI y III a. C.
El primer gran autor de táctica militar y estrategia fue Sun Tzu con El arte de la guerra que aún
hoy día se puede ver en los estantes de muchos militares e incluso en algunas corporaciones.
La filosofía china siguió un camino distinto a la griega, ya que en lugar de presentar diálogos
extensos, optó por recopilaciones de proverbios didáctico-morales como las de Confucio o Lao Tsé
(Lun yu y Tao Te King, respectivamente) cuyos temas principales son el amor y respeto a la
naturaleza, a los padres, a los ancianos, al orden político, al social y al religioso.

Literatura china

Lankavatara-sutra, Libro del descenso de


Buda a Sri Lanka, escrito en chino.

La poesía lírica evolucionó mucho más en China que en la Europa anterior al siglo X, durante
las dinastías Han, Tang y Song surgieron muchas formas poéticas nuevas. Probablemente los

17
mejores poetas chinos fueran Li Bai y Du Fu. Una copia fechada en 868 del Sutra del diamante,
obra clave del budismo, fue encontrada en una cueva a principios del siglo XX y es el libro impreso
más antiguo del que se tiene noticia.
Algunos autores consideran que la forma literaria llamada novela se originó en China, con las
llamadas cuatro novelas clásicas chinas, en particular con Romance de los Tres Reinos de Luo
Guanzhong escrito en el siglo XIV..
Entre los escritos no literarios, destaca Alberca de sueños un largo tratado con ensayos que
incluyen la primera descripción de una brújula, del científico, estadista y general Shen Kuo (1031-
1095).
Durante la dinastía Song (entre 960 y 1279) se escribieron inmensos trabajos históricos,
como Zizhi Tongjian9, en 294 volúmenes.

Literatura antigua de Japón


En el llamado período arcaico, entre los siglos III y VI d. C., Japón produjo sus primeras obras
literarias: las crónicas Kojiki (Memorias de los sucesos de la humanidad) y Nihonshoki (Anales
del Japón), así como las poesías Manyoshu (Colección de diez mil hojas que comprende 4500
poemas) recopiladas en el año 760. Sin embargo, el período clásico de la literatura japonesa
comenzó a fines del siglo VIII.

Literatura japonesa
El período Heian, la etapa clásica de la literatura japonesa, duró de finales del siglo VIII a fines
del siglo XII. Fue entonces cuando se comenzó a escribir con caracteres japoneses, un importante
rasgo característico del período es el protagonismo de mujeres cultas en las cortes.
En el siglo X se hizo una recopilación de poemas llamada Kokinshu. Además, la obra en
prosa Ise-Monogatari (Cantares de Ise), influyó después sobre las dos obras más importantes de
esta era, ambas escritas por mujeres en el siglo XI: Makura no Sōshi (Libro de la almohada),
escrita por Sei Shōnagon y Genji Monogatari (Romance de Genji), escrita por Murasaki Shikibu.
Destacan también las más de mil historias de China, la India y Japón, reunidas en Konjaku
Monogatarishū (Cuentos de antaño) del siglo XVIII.

18
América
Se entiende por literatura prehispánica la producción literaria de los pueblos que ocupaban el
territorio que hoy es América antes de la Conquista de América. Resulta difícil precisar la fecha de
origen de las obras, ya que en muchos de estos pueblos se transmitía oralmente.

Literatura maya.
Período prehispánico.
La literatura prehispánica puede ser dividida en dos tipos: la que se conserva en los códices y la
escrita en las estelas. Los pocos códices que se conservan hablan principalmente de medicina y
astrología, aunque se sabe que hubo otros códices que abarcaban otras áreas del conocimiento, casi
todos destruidos en la invasión, conquista y colonización española, sin embargo algunos contenidos
de ellos fueron preservados por Fray Diego de Landa en su Relación de las cosas de Yucatán.
Las estelas que han sido conservadas y descifradas revelan ciertas estructuras literarias que
sobrevivirán en la época colonial.
Un ejemplo de la literatura prehispánica de estelas es la Inscripción de Palenque, en la que se
narra la creación del mundo por los dioses, se enumera una lista de reyes hijos de los dioses y se
justifica la legitimidad del gobernante actual como su descendiente.
Literatura colonial
Es la más conocida y difundida de las literaturas mayas, además a la que se le ha prestado más
amplio estudio. La mayoría de los textos que se creen prehispánicos en realidad proceden de este
período en el que se intentó conservar las tradiciones mayas trasladándolas al papel en caracteres

19
latinos, pero estos escritos no se encuentran exentos de una influencia española y en ellos se
encuentran préstamos de la literatura religiosa española.
En esta época se escriben largos manuscritos que detallan la genealogía de los gobernantes y su
descendencia directa de los dioses con el fin de probar ante la Corona su nobleza. Algunos ejemplos
de este tipo de textos son: el Popol Vuh, los Anales de los Cakchiqueles y el Título de los Señores
de Totonicapán. Todos ellos revelan una preocupación por establecer quiénes gobernaban antes de
la llegada de los españoles y los motivos para seguir gobernando.
Literatura contemporánea
En la actualidad existen varios escritores mayas que escriben en su propia lengua, pese a no ser
ampliamente reconocidos en grandes círculos. Entre ellos se puede mencionar a Ermilo Abreu
Gómez, maya de origen, pero que escribe en castellano, quien reflejó en sus escritos la cultura maya
en Canek.
Otro de los escritores mayas de la actualidad es el poeta Jorge Miguel Cocom Pech, cuya obra
más difundida es Los secretos del abuelo, la cual está escrita en maya yucateco y ha sido traducida
al español en una edición bilingüe.
También es posible considerar al Subcomandante Marcos como un escritor de lengua indígena,
debido principalmente a su libro Los relatos del Viejo Antonio escrito en maya.
La escritora Marisol Ceh Moo escribe X-Teya, u puksi’ik’al ko’olel (Teya, un corazón de
mujer), novela considerada una de las más importantes en la actualidad.

Literatura nahuátl

Entre los pueblos nahuas existía una gran apreciación por la poesía, llamada In Xōchitl In
Cuīcatl, que significa La Flor y El Canto . La poesía era una de las actividades propias del guerrero
en tiempo de paz y era especialmente practicada entre las clases nobles. Ocasionalmente se
organizaban encuentros poéticos en donde se reunían incluso aquellos dirigentes de ciudades en
guerra. El más famoso ocurrió en Huexotzingo en 1490, detalles de este encuentro y muchas otras
poesías se hallan en varios manuscritos recopilados después de la Conquista. El más famoso se
llama Cantares mexicanos, y data del siglo XVI. Existe también otra recopilación de poesía, hecha
por Juan Bautista Pomar, nieto de Nezahualcóyotl. Este fue un sabio gobernante de Texcoco y
obtuvo fama como poeta; varios de sus versos se encuentran actualmente plasmados en los muros
del Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México.

20
El fraile Bernardino de Sahagún menciona que los mexicas disfrutaban de representaciones
dramáticas, algunas cómicas y otras sobre la vida de sus dioses, aunque al parecer no sobrevive
ninguna de éstas.

Literatura quechua
La literatura quechua conoció un alto desarrollo en tiempos prehispánicos con numerosas
formas líricas, épicas, narrativas y dramáticas o casi dramáticas. Se trata de un conjunto que no nos
ha dejado textos escritos, pues solo lo ha hecho a través de la información y compilación realizada
por algunos cronistas, predicadores y funcionarios coloniales.

Los primeros autores que usaron el quechua por lo menos parcialmente y fijaron las tradiciones
oral en sus obras escritas, sobre todo en traducción castellana, fueron Felipe Guamán Poma de
Ayala y El Inca Garcilaso de la Vega.

En la Colonia fueron tescritos los dramas anónimos Apu Ollantay y la Tragedia del fin de
Atahualpa representados en el teatro del Cusco a principios del siglo XVIII.

Después de la Independencia, la literatura quechua fue olvidada, pero se siguieron produciendo


obras. En el Perú, el poeta Andrés Alencastre Gutiérrez (1909-1984), más conocido como Killku
Warak'a, publico su colección Taki parwa en 1952.

José María Arguedas, que también recopiló muchas canciones y muchos cuentos quechuas,
entre ellos Pongoq Mosqoynin (El sueño del pongo).

Actualmente, los poetas quechua más activos son Odi Gonzales con sus poemas Umantuu y
Upa y Ch'aska Anka Ninawaman autora de Ch'askaschay.

Literatura africana
La primera literatura indígena en el norte de África se sitúa en el Antiguo Egipto, cuya
literatura ha sobrevivido en escritura jeroglífica. Los norteafricanos contribuyeron también con el
idioma fenicio, el idioma griego y el latín. Se ha perdido la mayor parte del material fenicio,
procedente de Cartago y otras colonias en el continente. Bajo el patronazgo real de Tolomeo, los
estudiosos de Alejandría organizaron la Biblioteca de Alejandría y los escritores alejandrinos
contribuyeron a incrementar el material conservado en la institución. Escritores norteafricanos en
latín incluyen a Apuleyo y Agustín de Hipona.

Durante el periodo islámico, norteafricanos como el ya mencionado Ibn Jaldún consiguieron


destacar dentro de la literatura árabe.

21
Literatura del África subsahariana

Literatura precolonial
Un ejemplo de la literatura previa a la colonización de África está en la Epopeya de Sundiata,
compuesta en Malí en la Edad Media. Otros ejemplos son la Epopeya de Dinga, del antiguo
imperio de Ghana o el Libro de los reyes de Etiopía.

Literatura colonial
Las obras más conocidas del periodo colonial son las que tratan sobre el comercio de esclavos
como la de Olaudah Equiano The Interesting Narrative of the Life and Adventures of Olaudah
Equiano (1789). Durante este periodo, los africanos conocieron las lenguas europeas y empezaron a
escribir en estos idiomas. En 1911, Joseph Ephraim Casely-Hayford publicó la que posiblemente
sea la primera novela africana escrita en inglés, Ethiopia Unbound: Studies in Race
Emancipation. Aunque la obra se mueve entra la ficción y los temas políticos, su publicación y
posteriores revisión en Europa marcaron un punto de inflexión en la literatura africana.

Fue también durante esta época cuando empezaron a aparecer las primeras obras de teatro
africanas; el sudafricano Herbert Isaac Ernest Dhlomo publicó la primera obra africana en inglés,
The Girl Who Killed to Save: Nongqawuse the Liberator en 1935. En 1962, Ngugi wa Thiong'o de
Kenia escribió el primer drama del África del este; The Black Hermit, un cuento sobre el
tribalismo.

En el periodo comprendido entre el final de la Segunda Guerra Mundial y las independencias


nacionales, la literatura africana muestra temas relacionados con la independencia y la liberación y,
sobre todo en los territorios controlados por Francia, aparece la llamada Literatura de la Negritud.
Uno de los líderes de este movimiento, el poeta y presidente de Senegal Léopold Sédar Senghor,
publicó la primera antología de poesía africana escrita en francés, Anthologie de la nouvelle poésie
nègre et malgache de langue française (1948) que incluía un prefacio del escritor francés Jean-
Paul Sartre.

Literatura post-colonial
Con la liberación y el aumento de la alfabetización conseguido por numerosas naciones
africanas tras su independencia, la literatura aumentó en cantidad y reconocimiento. Los autores de
este periodo escriben tanto en idiomas europeos como en idiomas africanos.

En estas obras suelen aparecer como temas el conflicto, sea entre el pasado y el presente de
África, entre tradición y modernidad o entre lo indígena y lo extranjero. También se tratan los
problemas sociales como la corrupción, las disparidades económicas y los derechos de las mujeres.

22
En 1986, Wole Soyinka se convirtió en el primer escritor africano del periodo post colonial en
ganar el Premio Nobel de literatura, el francés Albert Camus, nacido en Argelia, lo había ganado ya
en 1957.

IV. GRANDES TENDENCIAS EN LITERATURA


Algunos historiadores de la literatura han querido reducir la evolución histórica de la creación
literaria a la dialéctica entre dos tendencias diferentes y enfrentadas. A estas tendencias se les ha
dado nombres diferentes, como literatura apolínea f rente a literatura dionisíaca, clasicismo frente a
trasgresión u originalidad, posturas apocalípticas en oposición a posturas integradas... Como sucede
con todos los intentos de reducción, muchas obras, autores y movimientos quedan fuera de ellas,
aunque bien es cierto que puede entreverse a lo largo de los siglos unas ciertas semejanzas entre
obras de diferentes épocas que podemos intentar sintetizar de la siguiente manera:

Literaturas míticas Literaturas apolíneas Literaturas dionisíacas

Vinculación con la religión. Clásicas, integradas trasgresoras, apocalípticas

Intento de explicar el mundo y el Predomina la fidelidad a unas Predomina la intuición sobre la


hombre normas de arte. norma.

Establecimiento de pautas de Predomina la razón sobre la Predomina la pasión sobre la


comportamiento negativas o pasión. razón.
positivas .
Predomina el vitalismo
Predomina la imitación de la Predomina la trasgresión de lo
naturaleza o de modelos establecido
considerados clásicos

23
Algunos estudiosos han querido ver en la historia de la literatura una comprobación del
movimiento pendular, en el que a una determinada escuela o grupo seguía otro que se definía por su
oposición radical al anterior. Según ese planteamiento, la literatura avanzaría g racias a ese discurrir
que la llevaría de un extremo a otro, del clasicismo y el sometimiento a unas normas mínimas de
arte (la doctrina de la imitatio, fundamentalmente), a su opuesto. Visto en un esquema, la historia de
la literatura nos quedaría de la siguiente manera:

Literaturas míticas
Literaturas antiguas
Literatura clásica de
Grecia y Roma
Literatura medieval

dionisíacas
Literaturas

Literaturas
apolíneas

Renacimiento

Barroco

Neoclasicismo

Romanticismo

Realismo y Naturalismo

Literaturas actuales

Pero la realidad es que lo que hemos dicho no es del todo verdad, sobre todo si pensamos en la
adscripción de ciertos autores y obras a una u otra tendencia: ¿Shakespeare es apolíneo o
dionisíaco? El propio Apolo, ¿es apolíneo o dionisíaco? Si Apolo es apolíneo
-¡qué obviedad!-, ¿por qué pierde la cabeza
por Dafne y se deja arrastrar por su pasión
amorosa?.
Además este planteamiento no permite
situar a muchos autores y obras y no consigue
explicar la literatura del siglo XX, en el que,
por ejemplo, encontramos lo que puede
llamarse un renacimiento de la literatura
mítica en Latinoamérica, o la aparición de
mitos contemporáneos, en algunos casos
procedentes del cine, que llenan las páginas de
muchas obras.
En definitiva, la idea de la historia

24
literaria siguiendo una supuesta ley del péndulo no sirve para explicar la realidad literaria, aunque
bien es cierto que puede convertirse en un interesante mecanismo de aproximación a las distintas
épocas que siempre debe ser matizado y corregido.

V. TEMAS RECURRENTES EN LITERATURA

¿Cuáles son los temas de las obras literarias? Si quisiéramos responder esta pregunta
tendríamos que hacerlo de una manera muy general y decir que la preoc upación por el hombre y
sus problemas es el interés común de todas las obras. Así, al menos lo entendió Terencio10:
Homo sum: humani nihil alienum 11.
En su Cancionero y romancero de ausencias, Miguel Hernández resumió la esencia de la
problemática humana y, por tanto, de la temática literaria en tres grandes áreas de interés:
Llegó con tres heridas,
La del amor, la de la muerte, la de la vida.
Con tres heridas viene,
La de la vida, la del amor, la de la muerte.
Con tres heridas yo,
La de la muerte, la de la vida, la del amor.
Las tres heridas que siente Miguel Hernández son las que siente el ser humano. A ellas quizás
solo faltara añadir la herida provocada por el propio quehacer artístico, la metaliteratura, tema muy
característico en el siglo XX, pero no sólo en él. En cualquier caso, sería bueno que intentásemos
descomponer esos grandes temas en otros algo más concretos.
El tema épico.

Cuando surgen las sociedades humanas, los estados o los proto estados, surgen también las
literaturas nacionales y, con ellas, aparece el tema épico. Las obras épicas y caballerescas relatan las
hazañas guerreras de héroes que, en muchas ocasiones, representan lo mejor de la nación (así en La
Iliada, en la Chanson de Roland, en La Araucana de Ercilla, en el Martín Fierro de José Hernández,
o en el western estadounidense, que sigue los principios básicos del relato épico).
Los protagonistas de la épica suelen representar las mejores virtudes que se quieren para la
incipiente comunidad imaginada: aristócratas, inteligentes, fuertes, hábiles, puros,

El tema erótico.

¿Todos los libros tratan de amor? Pues casi todos –o una buena parte-, bien sea amor filial,
fraterno, humano, divino, el erotismo, la filantropía ...
Hay mil formas de amor, escribió Ovidio en su Ars amandi.

25
Si nos centramos en el amor entendido como relación sexual, más o menos explícita, pueden
entreverse a lolargo de la historia dos variantes principales:
a) Un amor idealizado en el que el objetivo de los amantes, aparentemente, no es la relación
sexual en sí, sino más bien un contacto espiritual. Se aman almas, más que cuerpos.
b) Un amor marcado más por la pasión, en el que el objetivo manifiesto de los amantes –o de
uno de ellos- es la relación sexual.

El tema místico filosófico.

La discusión sobre lo que está bien y lo que está mal en cada situación acompaña al hombre
desde siempre, desde el Código de Hammurabi a La peste de Albert Camus, ya sea intentando dar
o fijar respuestas concretas a problemas concretos, ya sea reflexionando sobre los propios conceptos
de bondad y maldad.
Gilgamesh buscó la inmortalidad, Ulises navegó hasta el Hades por indicación de Circe, Dante
circuló por Cielo, Purgatorio e Infierno, Manrique se consoló de la muerte de su padre al
convencerse de que había ganado la vida de la fama y la eterna, Perceval busca el Grial para que
Arturo pueda vencer a la muerte, Fausto y Dorian Gray pactan la eterna juventud, Heidegger afirma
que nacemos para morir y Unamuno entiende, al igual que Calderón, que la vida es poco más que
un sueño...
El tiempo, la muerte y la religión como intento de justificarla o evitarla están presentes en todos
los períodos de la historia de la literatura porque es otra de las preocupaciones constantes del ser
humano.
Y el tiempo pasa y a todos nos espera la Muerte en Ispahán 12.

El tema social.

El hombre vive en sociedad, y de las relaciones que establece con ella beben gran parte de
obras a lo largo de la historia. En principio podemos partir de dos perspectivas contrapuestas; por
un lado la que defiende la maldad del ser humano:
Homo homini lupus est13.
Y frente a ella el planteamiento de Rousseau, defensor de la bondad natural de los seres
humanos.
Aparte de lo anterior, los autores literarios se han empeñado en retratar sociedades. Estas
sociedades y las peculiaridades que las caracterizan en muchos casos son reales y nos son
propuestas como modelos positivos (la Unión Soviética del realismo socialista, por ejemplo) o
negativos (como la España que aparece en El Quijote o la Inglaterra de Dickens). Pero a veces, la

26
literatura nos of rece sociedades imaginarias sobre las que se proyectan determinados problemas
concretos (así lo encontramos, por ejemplo, en la literatura de ciencia ficción) o bien proyectos de
sociedades ideales, como es el caso de las utopías… o las distopías.

La literatura como tema.

La creación literaria es otro tema recurrente en literatura que podemos rastrear a lo largo de la
historia. Los escritores han sentido la necesidad de definir lo que ellos entienden por literatura o por
algún aspecto vinculado a ella. Los poetas de clerecía definieron y defendieron su modelo estrófico:

Mester traigo fermoso, non es de juglaría,


Mester traigo sin pecado, ca es de clerecía,
Fablar curso rimado, por la cuaderna vía,
A sílabas cuntadas, ca es gran maestría14.

En el Barroco, Lope de Vega15 nos demuestra lo fácil que componer un soneto:


Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante


y estoy a la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,


y parece que entré con pie derecho
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo y aun sospecho

27
que voy los trece versos acabando:
contad si son catorce y está hecho.

Fernando Pessoa16 nos dice que la literatura es mentira:


El poeta es un fingidor,
Que finge tan completamente,
Que llega a sentir el dolor,
Dolor que de veras siente.
Borges escribe un relato en el que su protagonista, Pierre Menard, quiere escribir El Quijote,
pero sin copiar el de Cervantes, quiere escribir otro Quijote que sea igual y diferente, quiere sentir
lo que sintió, vivir lo que vivió Cervantes para poder componer su obra. Al final… al final les
recomiendo que lo lean.
Aquí el texto en línea: http://www.literatura.us/borges/pierre.html

28
VI. MOVIMIENTOS LITERARIOS. CONCEPTO.
Cada autor tiene características propias, sus obras tienen ciertas semejanzas que determinan una
forma particular de escribir. El conjunto de estas particularidades de un autor es lo que llama estilo.
Es importante no confundir estilo con “movimiento literario". Mientras que el estilo son los rasgos
propios de un autor, el movimiento literario es un concepto mucho más amplio y se utiliza para
designar las tendencias generalizadas adoptadas por un grupo de escritores. Por ejemplo, el
romanticismo es un movimiento literario porque las obras llamadas románticas tienen unas
características comunes, como la exaltación de los sentimientos, la revalorización de las culturas
exóticas y demás
Puesto que la literatura es una forma de expresar la realidad, el nacimiento de los distintos
movimientos literarios esta ligado a diferentes épocas históricas, ya que a través de las obras se
manifiestan los ideales, problemas y modo de vida de la sociedad en que fueron escritas.
El concepto de movimiento literario se relaciona estrechamente con el de movimiento artístico,
un movimiento artístico es una tendencia propia de una época en lo referente al arte. Un
movimiento tiene una filosofía o ideología común y ciertos rasgos estilísticos compartidos por sus
integrantes. Cuando el movimiento está limitado a un grupo de artistas en un lugar y momento
concreto, se habla de una escuela artística; por ejemplo, la escuela literaria de Salamanca en el siglo
XVI17.
Cada movimiento refleja el arte con ciertos rasgos similares durante un período de tiempo,
siendo un fenómeno de expresión artística que manifiesta las características propias de la época en
la cual surge. Los historiadores clasifican a los movimientos atendiendo a distintos criterios de
periodización que se basan en una serie de rasgos comunes a la producción artística, dichos rasgos
son expresión de la formación económica y social predominante. Por ejemplo, para las creaciones
culturales de la civilización occidental durante el siglo XVII, se ha usado el término barroco. Este
arte recargado, tanto en pintura como en escultura, literatura o música, expresa una sociedad en
crisis (el siglo XVII en Europa conoció largas guerras, hambrunas y estancamiento comercial),
preocupada por las apariencias y en la cual los soberanos intentaban imponer el absolutismo.
Dentro de un movimiento literario se pueden distinguir también diferentes generaciones
literarias, es decir grupos de escritores vinculados por una ideología y un estilo común que
coinciden en un periodo de tiempo determinado, generalmente entre diez y quince años. Para que
una generación literaria sea reconocida como tal, deben cumplirse una serie de premisas, entre ellas
la proximidad entre los años de nacimiento de los autores, una formación intelectual semejante,
alguna convivencia personal entre ellos y un uso peculiar del idioma, claramente diferenciado
respecto al de la generación precedente.
Entonces…

29
Movimiento Artístico: tendencia artística de una época.

Movimiento Literario: expresión del


anterior en la literatura.

Generación Literaria: Escuela Literaria: Grupo de Estilo


grupo de escritores escritores que producen en literario:
nacidos en la misma común, generalmente bajo la modo de
época, con ideas y dirección de un maestro, expresión
estilos comunes. protegidos por un mecenas o propio de un
agrupados en una artista
institución. determinado.

VII. MOVIMIENTOS LITERARIOS DE LOS ÚLTIMOS TRES SIGLOS.


A lo largo de la historia, los escritores han tenido a su disposición diversas modalidades de
expresión. Algunas veces se han ajustado a ellas por considerarlas correctas e imperfectibles,
siguiendo lo establecido con rigidez por la tradiciones literarias. Pero otras veces se ha producido un
apartamiento de esas normas. En ese momento, los autores se alejaron de lo preestablecido para
imponer nuevos estilos de escritura (que, a su vez, sirvieron más tarde como modelo).
En consecuencia, la historia de la literatura se ha ido tejiendo sobre la tensión existente entre las
normas prescriptivas y reguladoras y el deseo de cada escritor de distinguirse de ellas.

30
VIII. SIGLO XVIII: CLASICISMO E ILUMINISMO.

Literatura del siglo XVIII


En la literatura del siglo XVIII se pueden diferenciar tres tendencias literarias, a saber:
1. la Neoclásica, heredera del clasicismo 18 desarrollado de forma simultánea al barroco
durante el siglo XVII, y que continuó vigente a lo largo que casi todo el siglo XVIII,
sobre todo en poesía y teatro;
2. la Ilustrada vinculada a la corriente filosófica e ideológica de la Ilustración; y por
último
3. la Prerromántica, que rechazaba la estética neoclásica anticipando el romanticismo del
siglo XIX.

Marco histórico
El dato más relevante del siglo XVIII desde el punto de vista histórico es el auge de la
burguesía19, que se convierte en la clase social más dinámica durante el siglo XVIII. Este desarrollo
económico se debía al crecimiento de la actividad mercantil, en especial del comercio marítimo. La
burguesía mercantil y la naciente burguesía industrial poseen un gran poder económico, pero
carecen de derechos políticos y descubren que la organización de la sociedad, heredada de la Edad
Media, es una traba para sus actividades económicas. Comienza, entonces, una lucha de estos
sectores por conquistar el poder político y reorganizar la sociedad.
El siglo XVIII estará marcado por esta lucha que se libro, en especial, en el terreno de las ideas.
La burguesía ascendente, como clase revolucionaria, intenta lograr que su propia visión del mundo
y sus ideales, es decir su ideología, se convierta en la ideología de la sociedad en su conjunto.
Esta ideología se puede resumir de la siguiente manera: el individuo que trabaja es el creador
de la riqueza; esta riqueza origina la propiedad privada y crea un derecho que el poder político no
puede derogar. De aquí deduce que el debe fomentarse el trabajo productivo, las libertades
individuales y la propiedad privada. La innovación, que era considerada como algo negativo por la

31
aristocracia y el clero, se convierte en lo deseable; hay que renovar la ciencia, como lo hicieran los
físicos del siglo XVII, la educación, la religión y, finalmente, la sociedad en su conjunto. Al mismo
tiempo se pone énfasis en el derecho de las personas a buscar la felicidad, la libertad y el bienestar
económico, lo cual rompía con las concepciones vigentes.
Debe notarse que estos derechos no se hacían extensivos a toda la sociedad pues las mujeres
estaban por lo general excluidas, si bien algunos pensadores reivindicaron los mismos derechos para
ambos géneros. Del mismo modo los campesinos y trabajadores no calificados eran considerados
demasiado toscos para ejercer estos derechos por lo cual debían recibir una educación adecuada.
Por último los pueblos no europeos eran considerados salvajes, como tales estimulaban dos clases
de reflexiones; por un lado la idea del “buen salvaje”, es decir, no contaminado por la decadencia de
la sociedad y por el otro, incapaces de lograr elevarse hasta el nivel de los europeos, quienes los
debían tutelar como si fueran menores de edad.

1. Neoclasicismo
El momento de esplendor de la tendencia clasicista se remonta a finales del siglo XVII, pero
sus influencias llegarán a la literatura ilustrada. Su estética se encuentra sintetizada en La poética de
Boileau, publicada en 1674, y se basa en un sentimiento filtrado por el intelecto y en una referencia
a "los Antiguos" como clásicos dignos de imitación. En el teatro domina la regla aristotélica de las
tres unidades20: acción, tiempo y lugar, mientras que en la poesía se impone el verso alejandrino de
catorce sílabas, y formas clásicas como la fábula, la elegía y la égloga. Mas es precisamente en el
siglo XVIII cuando las reglas clásicas son discutidas 21, coincidiendo el triunfo del neoclasicismo en
las artes plásticas con su decadencia en la literatura.

2. Ilustración
La Ilustración se podría fechar entre el año 1689, en el que se publica el Ensayo sobre el
entendimiento humano de John Locke y 1785, publicación de la obra de Goethe Las desventuras
del joven Werther, que anuncia al movimiento romántico.
El término Ilustración, Iluminismo o Siglo de las Luces que da nombre al período se refiere a la
“luz” que la razón humana, identificada con los valores de la burguesía, debe aportar a la sociedad.
En contraste el período anterior, dominado por el pensamiento religioso y aristocrático, era una
época de oscuridad.
En las obras de la Ilustración (también llamada literatura ilustrada o literatura iluminista) se
pueden señalar las siguientes características generales:

 Predomina la razón ante la emoción, imaginación y sensibilidad.


 El carácter de las obras literarias es impersonal y moralista.

32
 La literatura tiene un fin útil para el hombre, pudiendo ser didáctico, moral o social. De ahí
que se cree en Francia la Encyclopédie22. El Emilio de Rousseau es, además de una novela,
un tratado de educación.

 Laicismo, es decir el cuestionamiento de la religión y de sus instituciones en lo tocante a la


libertad de los hombres. No hay demasiados autores que profesen el ateísmo, pero la
mayoría se enfrenta a la religión establecida considerando que la creencia y adoración de
una divinidad no tiene que ser regulado por leyes y rituales; a esta postura se la conoce
como deísmo.

 Se cuestiona el poder político de las monarquías absolutas, y se defiende la participación del


pueblo, entendiendo como tal a la burguesía y dentro de ella a los varones, en la política.
 Se analizan y se critican los valores y costumbres adoptados por el pueblo. En la literatura se
recurre a la opinión de un extranjero para estos análisis. Así sucede en Las Cartas Persas
del francés Montesquieu y en Las Cartas Marruecas del español José Cadalso. En Gran
Bretaña, el escritor de origen irlandés Jonathan Swift, escribe una demoledora crítica social
por medio de una serie de viajes ficticios: Los viajes de Gulliver .

 Preocupación por la ciencia y sus aplicaciones en la vida real.


 La tolerancia se considera una virtud fundamental tanto en la religión como en la política.
 La historia y la geografía se convierten en elementos importantes a la hora de explicar la
sociedad o pensar en cambios sociales.

En el aspecto de la forma, la literatura ilustrada presenta los siguientes rasgos:


 Imitación moderada de los clásicos, sobre todo en el teatro y la poesía. En la prosa,
aparecen elementos de ruptura, en especial la novela, originada en el siglo anterior con Don
Quijote de la Mancha, de Cervantes, pero cuyo desarrollo comienza en esta época.
 Se separan tajantemente los géneros, impidiendo mezclarse en una misma obra poesía y
prosa, o tragedia y comedia.

 Se valora también el término medio de las cosas, y el decoro en la forma de expresarse. La


exageración es formalmente desaconsejada. La claridad de lo dicho es uno de los principales
valores literarios.
 Uso del lenguaje culto, limpio y "literario", como metáforas, imágenes y figuras retóricas,
siempre y cuando estén ya presentes en la literatura clásica.
 Primacía de lo natural y realista sobre lo fantástico.

 La ironía y la parodia son recursos en la crítica y denuncia a los poderosos.

3. Prerromanticismo
El prerromanticismo se desarrolló en oposición al Neoclasicismo durante el siglo XVIII. Es un
movimiento de reacción contra lo que se considera la artificialidad del Neoclasicismo, pero no
cuestiona los principales valores de la Ilustración.
En el Prerromanticismo se dan los siguientes caracteres, que lo separan del Neoclasicismo:
Afirma el predominio del sentimiento frente a la razón. En sus obras, los escritores expresan
33
sus sentimientos más tristes y exaltados.
Rechaza parcialmente las "reglas aristotélicas".
Frente a los escenarios establecidos de los escritores neoclasicistas; la corte, la ciudad, el
ambiente natural de los prados o las campiñas, los prerrománticos prefieren lugares inusuales y
misteriosos, como cementerios, antiguos castillos o las regiones fuera de Europa o en sus límites.
También gustan evocar escenas nocturnas, tormentas o apariciones fantasmagóricas.
Como ejemplo de documento prerromántico, se suele citar este pasaje del ilustrado francés

¿Qué necesita el poeta? ¿Una naturaleza bárbara o cultivada, tranquila o tormentosa? ¿Preferiría
la belleza de un día puro y sereno al horror de una noche oscura, donde el mugido de los vientos se
mezcla por intervalos al murmullo sordo y continuo del trueno lejano, y donde se ve el relámpago
inflamar los cielos sobre nuestra cabeza? ¿Preferirá un estanque a una catarata que se quebranta y
rompe entre los peñascos, estremeciendo al pastor que la oye lejos, apacentando su rebaño en la
montaña? ¿Cuándo veremos nacer poetas? Después de grandes desastres y grandes desdichas,
cuando los pueblos comiencen a respirar, y las imaginaciones excitadas por espectáculos terribles,
se atrevan a pintar cosas que ni siquiera podemos concebir los que no hemos sido testigos de ellas.
Denis Diderot de 1760:

Obras literarias y autores del siglo XVIII


Neoclásicos:
La poesía es el género más pobre del siglo. La estética neoclásica, basada en la imitación de los
autores grecolatinos, las reglas y el propósito didáctico, fue especialmente poco fructífera con ella.
Sólo en los últimos momentos del neoclasicismo hay un autor de interés, André Chénier (1762-
1794), con sus poesías bucólicas e idílicas.

Los mejores autores del teatro neoclásico, aparte del intento de drama sentimental burgués de
Diderot, son comediógrafos:

 Alain-René Lesage (1668-1747) saquea el repertorio barroco español en su prolífica


producción.

 Pierre de Marivaux (1688-1763) se hizo famoso por sus piezas de enredo amoroso y
galante, como El juego del amor y del azar o La doble inconstancia, en las que no falta la crítica
social y moral.

 Pierre-Agustin de Baeumarchais (1732-1799), de trepidante vida, es autor de dos ágiles y


divertidas farsas de ambiente español, El barbero de Sevilla (1775) y Las bodas de Fígaro (1784),
más tarde adaptadas al formato musical de la ópera.

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La novela alcanza un nivel superior. La primera obra importante es la entretenida Gil Blas de
Santillana de Lesage, supuesta imitación de una novela picaresca. También escribió Marivaux dos
largas novelas sentimentales, La vida de Mariana y El campesino enriquecido.

Manon Lescaut (1731), de François Prevost (1697-1763) es ya una obra maestra por su
análisis psicológico de una pasión amorosa arrebatadora que arrastra a los protagonistas.

El ambiente de relajación de costumbres hace florecer el subgénero de la novela libertina, de


difusión clandestina por su mezcla de erotismo, anticlericalismo e ideas subversivas. Su
culminación es el Marqués de Sade (1740-1814), encarcelado por la inmoralidad de sus obras,
como Justine, y muerto en un manicomio.

A finales de siglo obtuvo un gran éxito Las relaciones peligrosas (1782), de Choderlos de
Laclos (1741-1803), terrible retrato epistolar del libertinismo de la aristocracia.

Ilustrados:
Nacida en Francia, la filosofía ilustrada extendió por toda Europa sus novedosas ideas
racionalistas y reformistas. Sus principales figuras, pensadores polifacéticos y combativos, no
dudaron en recurrir a la literatura para difundir su pensamiento.

 El barón de Montesquieu (1689-1755) obtuvo un gran éxito con su tratado político Del
espíritu de las leyes (1748), donde se defiende la separación de poderes en el Estado. En su novela
epistolar Cartas persas (1721), ya mencionada, traza una dura visión crítica de la sociedad francesa,
a través de los ojos de unos viajeros persas que visitan este país.

 Voltaire es el prototipo del pensador ilustrado. Aparte de su Diccionario filosófico (1764),


escribió innumerables opúsculos y panfletos sobre todo tipo de temas (Tratado sobre la
tolerancia, El filósofo ignorante) que su público devoraba.

Su producción literaria también es inmensa, pues fue poeta y dramaturgo. Tienen más vigencia
sus relatos alegóricos, que exponen problemas morales con una visión pesimista del hombre. Entre
ellos destacan El ingenuo (1767) y, sobre todo, Cándido o el optimismo (1759), su obra maestra,
en la que la bondad natural del protagonista choca continuamente con la sociedad humana.

 Denis Diderot (1713-1784) dedicó gran parte de su vida a la gigantesca empresa de La


Enciclopedia (1751-1772), compendio de todo el saber ilustrado, de la que fue director. Además de
obras de teatro (¿Es bueno? ¿Es malo?) y de teoría teatral, escribió varias novelas: La religiosa,
confesiones de una monja sin vocación, Jacques el fatalista, o su mejor obra, El sobrino de

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Rameau, cuyo protagonista resume las principales ideas del autor. Por algunas de sus características
puede convidarse un prerromántico.

 Jean-Jacques Rousseau es el gran disidente de la Ilustración. Sostiene que es la cultura la


causante de los males de la humanidad y exalta el sentimiento por encima de la razón, con lo que
anticipa la sensibilidad romántica de manera mucho más fuerte que Diderot. Sus ideas políticas,
expuestas en El contrato social (1762) influyeron mucho en la Revolución Francesa. Su producción
más propiamente literaria consiste en: La nueva Eloísa (1761): larga novela epistolar sobre el
conflicto entre amor y deber, que obtuvo un enorme éxito. Emilio o De la educación (1762): libro a
medio camino entre la novela y el tratado educativo, de enorme influencia en la futura pedagogía. y
las Confesiones: la primera autobiografía espiritual en Occidente desde San Agustín, pero en un
tono completamente distinto que anuncia la sensibilidad del romanticismo.

Prerrománticos:
Durante la segunda mitad del s. XVIII empiezan a aparecer en todos los países de Europa
escritores que reaccionan contra algunos presupuestos neoclásicos. Son los primeros chispazos del
Prerromanticismo, movimiento de transición con que se cierra la Edad Moderna y se abre la
Contemporánea.
En pleno auge del Neoclasicismo y la Ilustración ya Rousseau y Saint-Pierre daban cabida en
sus obras al sentimentalismo, a la intimidad y a la emoción ante la naturaleza.
Rousseau, de quien ya hablamos, puede considerarse un Ilustrado que polemiza con la
Ilustración y el precursor de los prerrománticos.
Bernardin de Saint- Pierre: Intentó llevar a la práctica las ideas de Rousseau, viviendo apartado
de la civilización y empleándose en empresas filantrópicas que fracasaron estrepitosamente. En su
novela Pablo y Virginia, la más famosa del siglo, pone en evidencia lo que considera una verdad
evidente; la felicidad consiste en vivir conforme a la naturaleza y la virtud.
En Gran Bretaña, especialmente en Inglaterra, el género narrativo se convierte en el relato de
una aventura interior, en el análisis de los cambiantes estados de ánimo de la persona,
especialmente de la mujer, en lo que atañe al sentimiento amoroso.
Samuel Richardson: autor de Pamela y de Clarisa, trata el tema del ascenso social de una joven
muchacha pobre. El autor escogió en ambas la forma epistolar para poder ofrecer, con más
naturalidad y sin intermediarios, la complejidad sentimental de sus protagonistas femeninas.
Henry Fielding: parodia las novelas sentimentales y femeninas de Richardson en Joseph
Andrews y en Tom Jones. Los personajes, encarnaciones de la bondad, aunque con típicas
debilidades, viven numerosos incidentes hasta que el destino acaba premiándolos con el
descubrimiento de su origen noble y la unión con una joven que nada tiene que envidiarles. El

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individuo sigue siendo en centro de la novela, pero interesa más la sociedad que su mundo interior.
Laurence Sterne: Un excéntrico clérigo anglicano, de origen irlandés, como Swift, es el autor de
Vida y opiniones del caballero Tristam Shandy. Una parodia de novela, que se va haciendo sobre
la marcha, sin ajustarse a un plan preconcebido. Es una descarada burla de la escritura misma y
convierte a Sterne en un claro precursor de la novela moderna.
En el último tercio del s. XVIII, los escritores empiezan a cuestionar más vivamente los
principios del neoclasicismo: anteponen los sentimientos a la razón, rechazan las reglas, porque
ahogan la inspiración y la libertad creadora y ensalzan al hombre de acción, rebelde e irreflexivo.
La crítica coincide en ver en el movimiento alemán Sturm und Drang ((tempestad y empuje) la
primera manifestación clara de este fenómeno. El Sturm und Drang destacaba la superioridad de
los sentimientos y exaltaba las emociones, prefiriendo la pasión a la razón; como movimiento
contestatario propio de escritores jóvenes, se rebelaba contra las autoridades alemanas y los
príncipes que dirigían el país.
Johann Wolfgang von Goethe (1749, Fráncfort del Meno, Alemania – 1832, Weimar, Alemania)
es la máxima figura de la literatura alemana. Comenzó militando en el Sturm und Drang, hasta que
un viaje a Italia lo convirtió al clasicismo; más tarde evolucionó hacia un simbolismo difícil, con el
que intenta trascender la realidad.
Goethe cultivó todos los géneros literarios y en todos dejó al menos una obra maestra. Los
universos que recrea son también muy variados: la Alemania medieval, renacentista y
contemporánea; la antigua Grecia; el exótico oriente entre otros. Volveremos a verlo al estudiar el
Romanticismo: Las desventuras del joven Werther (Die Leiden des jungen Werther, 1774), su
primera novela, lo convirtió en guía del movimiento citado. Escribió obras de teatro como Ifigenia
en Táuride (1787), de tema mitológico, La selva negra (1789) y Torquato Tasso (1790), de tema
histórico.
La mejor obra dramática de Goethe es sin duda el Fausto, que ha pasado a ser una obra clásica
de la Literatura Universal. La primera versión, estaba terminada en 1773, pero el autor la siguió
retocando hasta 1790. Se sabe que en abril de 1806 estaba completo, pero las guerras napoleónicas
demoraron dos años la publicación hasta 1808; la segunda parte sólo sería publicada en 1833, un
año después del fallecimiento del autor. Esta compleja tragedia se articula en torno a dos centros
fundamentales; el primero es la historia de como Fausto, decepcionado de la ciencia, hace un pacto
con Mefistófeles, el diablo quien le devuelve la juventud a cambio de su alma; el segundo es la
historia de amor entre Fausto y Gretchen.
Johann Christoph Friedrich von Schiller, (1759 –1805), fue poeta, dramaturgo, filósofo e
historiador. Se inspira en los grandes ideales que animaron su vida: la libertad, el amor, la justicia,
la vida natural. Sus primeros dramas caen bajo la influencia del Sturm und Drang, se pueden citar

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entre ellos: Los bandidos, (Die Räuber en el que se encuentra la célebre Hektorlied, La canción de
Héctor23 ,1781), Don Carlos (1787) y Wallestein.
A medida que avanza el siglo, los poetas neoclásicos, de la misma manera que los dramaturgos
y novelistas, van cargando sus obras de elementos prerrománicos: dejan aflorar los sentimientos y la
imaginación, buscan ambientaciones sugestivas y sustituyen la regularidad métrica por el verso
libre.
Entre los más destacados mencionaremos a Young y a Blake.
Edward Young (1683 - 1765), es recordado especialmente por su obra Night Thoughts
(Pensamientos nocturnos), un extenso poema de 10.000 versos. Young es uno de los poetas de
cementerio; se llamó así (Graveyard Poets en inglés) a un grupo de poetas prerrománticos
caracterizado por sus meditaciones melancólicas sobre la mortalidad, los cadáveres, los epitafios y
la corrupción, todos ubicados en el contexto del cementerio. A esto se le añadió un interés por
formas poéticas inglesas antiguas y la poesía popular. A menudo son considerados precursores del
género literario conocido como gótico24.

La figura poética más destacada de la época, y mi favorito, es William Blake (1757 –1827)
poeta, pintor y grabador. Aunque su obra permaneció en gran parte desconocida durante el
transcurso de su vida, actualmente cuenta con una alta consideración. Por la relación que en su obra
tienen la poesía y sus grabados respectivos suele ponerse a Blake como ejemplo del «artista total».
Según el periódico británico The Guardian, «William Blake es con gran margen el mayor artista
que Gran Bretaña ha producido». Sus composiciones, entre lo simbólico y visionario, lo religioso y
el realismo, son de difícil clasificación pues anticipan el Romanticismo, pero también el simbolismo
de finales del XIX.

Considerar los logros de Blake en poesía o en las artes visuales por separado sería incompleto,
pues el mismo veía estas dos disciplinas como una única
manera de expresar sus convicciones y anhelos.

Entre sus poemas y grabados comparto los de esta página…

To see the world in a grain of sand,


And Heaven in a wild flower,
Hold infinity in the palm of your hand
And eternity in an hour.

He who binds himself to a joy


Does the winged life destroy;
He who kisses joy as it flies
Lives in eternity's sun rise25

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Más conocido y origen de una canción popular en Inglaterra es éste: Jerusalén.

And did those feet in ancient time.


Walk upon Englands mountains green:
And was the holy Lamb of God,
On Englands pleasant pastures seen!

And did the Countenance Divine,


Shine forth upon our clouded hills?
And was Jerusalem builded here,
Among these dark Satanic Mills?

Bring me my Bow of burning gold;


Bring me my Arrows of desire:
Bring me my Spear: O clouds unfold!
Bring me my Chariot of fire!

I will not cease from Mental Fight,


Nor shall my Sword sleep in my hand:
Till we have built Jerusalem,
26
In Englands green and pleasant Land

IX. SIGLO XIX: ROMANTICISMO, REALISMO Y MODERNISMO. EL FOLLETÍN Y LA


LITERATURA POPULAR.

Literatura del siglo XIX


Romanticismo27 es el nombre de un movimiento
cultural que apareció en Europa entre el final del del siglo
XVIII y el comienzo del XIX. Surgió, anticipado por el
llamado Prerromanticismo, en Alemania, se expandió en la
Francia posterior a Napoleón y llegó al mismo tiempo a
Gran Bretaña28. Después de las revoluciones de
independencia se hizo presente en América y continuó
vigente durante gran parte del siglo XIX.

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Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de
reglas estereotipadas. La libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso es que se presenta de
manera diferente y particular en cada país donde se desarrolla; incluso dentro de una misma nación
se manifiestan distintas tendencias regionales.

Como reacción contra el racionalismo crítico de la Ilustración y el espíritu académico del


Neoclasicismo, el Romanticismo defiende valores muy diferentes. Entre ellos se pueden mencionar:

 La conciencia del Yo como entidad autónoma, frente a la universalidad de la razón

iluminista. Esto lleva a exaltar el papel de la fantasía y el sentimiento.

 El individualismo se lleva al extremo, aparece la idea del Genio; el autor, el poeta se decía

entonces, es el creador de un Universo propio.

 Por lo mismo se realza lo diferente frente a lo común, tanto en lo individual como en lo

social. El Romanticismo reivindica los nacionalismos; la Nación es una entidad viviente, un ser
colectivo que resume en sí ciertos valores considerados comunes a ese grupo humano e
inmutables.

 La obra imperfecta, inacabada y abierta es, para los románticos, más valiosa que la

perfecta, y cerrada, pues representan la aspiración humana que nunca se realiza por completo.

Es propio de este movimiento un gran aprecio de lo personal, por lo subjetivo y particular. En


lo personal se prefiere al héroe rebelde (Prometeo, don Juan, Robin Hood29) y en lo social se
glorifican las tradiciones y leyendas nacionales; los alemanes hablan del Volksgeit, o espíritu del
Pueblo, los franceses se identifican con sus supuestos ancestros galos y los estadounidenses acuñan
la idea del Destino Manifiesto30.

Este idealismo extremo encontraba con frecuencia un violento choque con la realidad miserable
y materialista, lo que predisponía al poeta romántico a cierta desesperación e incluso al suicidio. En
el ideal romántico aparece con frecuencia la idea de que el verdadero poeta da la vida por su arte y,
en consecuencia, moría joven.

En lo que se refiere a las técnicas literarias, los románticos consideran que las normas ahogan la
libertad y deben ser quebrantadas.

Otro aspecto del nuevo espíritu romántico es el auge que experimentan entonces el estudio de la
literatura popular (romances o baladas anónimas, cuentos tradicionales, refranes) y de las literaturas
en lenguas regionales durante este periodo: la gaélica, la escocesa, la provenzal, la bretona, la
catalana, la gallega, la vasca entre otras.

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La Edad Media, como época heroica, legendaria e idealista es reivindicada, en ella los
románticos ven el origen de las naciones y por ello la estudian con especial interés. Lejos de
considerarla oscura, como lo hacían sus predecesores, la ven noble, pura y unida en una misma fe,
por eso se convierte en uno de los temas favoritos de la poesía y la narrativa románticas. Junto a
ella, también se buscó inspiración en las culturas no europeas, en especial la árabe, que
proporcionó nuevos temas y protagonistas.

El estilo vital de los autores románticos despreciaba el materialismo de la consolidada


burguesía y preconizaba cierto socialismo liberal, al decir de Víctor Hugo: "El romanticismo, si se
lo considera en su aspecto militante, no es otra cosa que el liberalismo en literatura". Sin embargo,
hubo también un romanticismo reaccionario, representado en Francia por Chateaubriand, que
defendía la vuelta a los valores cristianos de la Edad Media, y en Alemania por Novalis.

El romanticismo en…

Alemania

Goethe en la campiña romana (1786)

El Romanticismo alemán no fue un movimiento unitario. Por ello se habla en las historias
literarias de varias fases del Romanticismo. Una etapa fundamental fueron los años noventa del
siglo XVIII (Primer Romanticismo), pero las últimas manifestaciones alcanzan hasta la mitad del
siglo XIX.

Los filósofos dominantes del romanticismo alemán fueron Johann Gottlieb Fichte y Friedrich
Wilhelm Joseph Schelling (los fundadores del Idealismo alemán).

Los autores más importantes son el ya estudiado Goethe, Novalis, y Friedrich Hölderlin, cuyos
poemas se caracterizan por una intensa subjetividad. Es famoso sobre todo por sus poesías líricas,
entre las que se encuentran La esperanza y El aedo ciego.

Heinrich Heine (1797-1856), es considerado ya un post romántico. Sus primeros textos en


prosa unen un ferviente lirismo juvenil con una mordaz sátira contra personas e instituciones
diversas. La prosa irónica y ágil de esta obra influyó en los autores alemanes posteriores y sentó las

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bases de un estilo que en un mismo texto fusionaba géneros como la poesía, el relato, el ensayo
político, la crónica periodística y la autobiografía.

En 1827 vio la luz su Libro de canciones, fuente de inspiración de compositores como


Schumann, Schubert y Brahms. Su radicalismo y sus ataques a la Academia alemana le indujeron a
trasladarse a París (1831), en 1835 publicó un ensayo sobre la cultura alemana, La escuela
romántica, y estudios sobre Shakespeare y Cervantes. Ese mismo año fueron prohibidas todas sus
obras en Alemania, país al que dedicó los versos satíricos de Alemania, un cuento de invierno , al
cual perrtenece una de sus célebres frases: “El cielo y sus dioses se lo dejamos a los ángeles y los
gorriones” (1844). Murió tras varios años de enfermedad, durante los que compuso el ciclo poético
Romancero (1851). Póstumamente, en 1869, aparecieron sus Últimos poemas.

Francia
El Romanticismo francés tuvo su manifiesto en la novela Alemania (1813), de Madame de
Staël, prohibida por Napoleón, aunque su precursor en el siglo XVIII, como ya lo señalamos, fue
Jean-Jacques Rousseau.

En el siglo XIX sobresalieron

Víctor Hugo (1802- 1885), considerado como uno de los escritores más importantes en lengua
francesa. Fue poeta lírico, con obras como Odas y baladas (1826), Las hojas de otoño (1832) o Las
contemplaciones (1856), y un novelista popular y de gran éxito con obras como Nuestra Señora de
París (1831) o Los miserables (1862). En teatro expuso su teoría del drama romántico en la
introducción de Cromwell (1827), y la lleva a cabo con Hernani (1830). Su extensa obra incluye
también discursos políticos en la la Asamblea Legislativa, especialmente sobre temas como la pena
de muerte y la educación), crónicas de viajes —El Rin (1842) o Cosas vistas, (póstuma 1887), así
como una abundante correspondencia.

Contribuyó de forma notable a la renovación lírica y teatral de la época; fue admirado por sus
contemporáneos y aún lo es en la actualidad, aunque ciertos autores modernos le consideren un
escritor controvertido. Su implicación política, que le supuso una condena al exilio durante los
veinte años del Segundo Imperio francés (1852-1870), permitió a posteriores generaciones de
escritores una reflexión sobre la implicación y el compromiso de los escritores en la vida política y
social.

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Alphonse de Lamartine (1790 –1869) escritor, poeta y político, es famoso por su poema
parcialmente autobiográfico Le Lac (El Lago), que describe en retrospectiva el ferviente amor
compartido por una pareja desde el punto de vista del hombre desconsolado. Lamartine fue un
maestro en el uso de las formas poéticas del francés. Fue uno de los muy pocos literatos franceses
en combinar su escritura con su carrera política.

Alfred de Musset, (1810 – 1857). Después de ejercitarse con la medicina, el derecho, el dibujo,
el inglés y el piano, fue uno de los primeros escritores en adoptar la estética romántica, como poeta
publica sus Cuentos de España e Italia, aunque sus poemas más célebres son Rolla y las cuatro
Noches (Noche de mayo, Noche de agosto, Noche de octubre y Noche de diciembre), recogidas
ambas obras en el volumen Poesías nuevas. También escribió algunas piezas dramáticas: El
candelabro, Andrea del Sarto, y No podría pensar en todo, entre otras. Se hizo célebre una novela
suya de contenido en parte autobiográfico, La Confesión de un hijo del siglo, dedicada a George
Sand.

George Sand, seudónimo de Amandine Aurore Lucile Dupin, (1804 - 1876), fue una escritora
francesa. Hija de padre aristocrático y madre de la clase media, fue educada durante gran parte de
su infancia por su abuela. En 1822, contrajo matrimonio con el barón Casimir Dudevant, y tuvieron
dos hijos, en 1831, se separó de su esposo llevándose a sus dos hijos y se instaló en París. Cinco
años después obtuvo el divorcio.
Su primera novela, Rosa y Blanco (Rose Et Blanche), fue escrita en 1831 en colaboración con
Jules Sandeau, de quien tomó presumiblemente su seudónimo de Sand.
Después de su divorcio, comenzó a preferir el uso de vestimentas masculinas, aunque
continuaba vistiéndose con prendas femeninas en reuniones sociales. Este "disfraz" masculino le
permitió circular más libremente en París, y obtuvo de esta forma, un acceso a lugares que de otra
manera hubieran estado negados para una mujer de su condición social. Esta era una práctica
excepcional para el siglo XIX, donde los códigos sociales, especialmente de las clases altas, eran de
una gran importancia.
Estuvo relacionada románticamente con Alfred de Musset durante el verano de 1833; después
de la tormentosa relación en Venecia, Musset, como ya vimos, le dedicaría un libro: Confesión de
un hijo del siglo. También entabló relación con el compositor polaco Frédéric Chopin a quien
encontró en París en 1831.
Entre sus novelas más exitosas se encuentran Indiana (1832), Lelia (1833), El compañero de
Francia (1840), Consuelo (1842-43) y Los maestros soñadores31 (1853)

Alexandre Dumas, padre (1802 - 1870), conocido en los países hispanohablantes como
Alejandro Dumas, fue novelista y dramaturgo. Sus novelas históricas, llenas de vivacidad, gozaron

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del beneplácito del público, propiciadas por su publicación, por entregas, en los periódicos.Autor
prolífico (tragedias, dramas, melodramas y aventuras) para atender a la
creciente demanda del público, tuvo que recurrir a la ayuda, notoria,
de "colaboradores" entre los que destacó Auguste Maquet (1839-1851)
que intervino en varias de sus novelas, entre ellas Los tres
mosqueteros y El Conde de Montecristo (1844).

Alexandre Dumas (hijo) (1824 - 1895) hijo del anterior y también


fecundo escritor y novelista.
Hijo natural de Alexandre Dumas y Marie-Catherine Labay, costurera, fue, reconocido por su
padre en 1831, quien le procuró la mejor educación posible. Las leyes, por aquella época, le
permitieron a Dumas, padre, separar al hijo de su madre y la agonía de ésta inspiró al hijo sus
escritos sobre caracteres femeninos y trágicos. En casi toda su obra enfatizó el propósito moral de la
literatura y, en su novela El hijo natural (1858), expuso la teoría de que aquél que trae un hijo
ilegítimo al mundo, tiene la obligación moral de legitimarlo y casarse con la mujer.
En sus obras teatrales, cargadas de enseñanzas morales, denuncia los prejuicios sociales de la
época y aboga por los derechos de la mujer y de los niños.
En 1864, se casó con la princesa Nadeja Naryschkine (más conocida como Nadine Dumas), con
quien tendría una hija. Tras el fallecimiento de ésta, contrajo matrimonio con Henriette Régnier.
En el transcurso de su vida, Dumas escribió otras doce novelas y varias obras teatrales. En
1867, publicó su novela semi-autobiográfica El caso Clemenceau, considerada por muchos como
uno de sus mejores trabajos literarios.

Gran Bretaña

El Romanticismo comenzó en Inglaterra casi al mismo tiempo que en Alemania; en el siglo


XVIII ya habían dejado sentir un cierto apego por la Edad Media y sus valores en obras de
imitadores medievales como James Macpherson o Thomas Chatterton, pero el movimiento surgió a
la luz del día con los llamados Poetas lakistas (Wordsworth, Coleridge, Southey), y su manifiesto
fue el prólogo de Wordsworth a sus Baladas líricas, aunque ya lo habían presagiado en el siglo
XVIII Edward Young con sus Pensamientos nocturnos o el originalísimo William Blake.
Lord Byron, Percy Shelley y John Keats son los líricos canónicos del Romanticismo inglés.
Después vinieron el narrador Thomas De Quincey, y los ya postrománticos Elizabeth Barrett
Browning y su marido Robert Browning, este último creador de una forma poética fundamental en
el mundo moderno, el monólogo dramático.
En narrativa destaca el escocés Walter Scott, creador del género de novela histórica moderna
con sus ficciones sobre la Edad Media inglesa y escocesa, o las novelas góticas El monje de

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Matthew Lewis o Melmoth el Errabundo, de Charles Maturin. Sin olvidar a Mary Shelley, creadora
de l terror científico con su relato: Frankestein.

España
En España el movimiento romántico tuvo precedentes en los afrancesados ilustrados españoles,
como se aprecia en las Noches lúgubres (1775) de José de Cadalso.
En la segunda década del siglo XIX, el diplomático Juan Nicolás Böhl de Faber publicó en
Cádiz una serie de artículos entre 1818 y 1819 en el Diario Mercantil a favor del teatro de Calderón
de la Barca contra la postura neoclásica que lo rechazaba. Estos artículos suscitaron un debate en
torno a los nuevos postulados románticos y, así, se produciría un eco en el periódico barcelonés El
Europeo, en cuyas páginas se hace por primera vez una exposición de la ideología romántica, a
través de un artículo de Luigi Monteggia titulado Romanticismo.
La poesía del romántico exaltado está representada por la obra de José de Espronceda, y la
prosa por la figura decisiva de Mariano José de Larra. Un romanticismo moderado encarnan José
Zorrilla (dramaturgo, autor del Don Juan Tenorio) y el Duque de Rivas, quien, sin embargo,
escribió la obra teatral que mejor representa los temas y formas del romanticismo exaltado: Don
Álvaro o la fuerza del sino.
Un Romanticismo tardío, más íntimo y poco inclinado por temas político-sociales, es el que
aparece en la segunda mitad del siglo XIX, con la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, Rosalía de
Castro, y Augusto Ferrán, que experimentaron el influjo directo de la lírica germánica de Heinrich
Heine junto al folclore popular español.

Italia

El Romanticismo italiano tuvo su manifiesto en la Lettera semiseria di Grisostomo al suo


figliolo de Giovanni Berchet (1816) y destaca, sobre todo, por la figura de los escritores Ugo
Foscolo, autor del famoso poema Los sepulcros, y Giacomo Leopardi, cuyo pesimismo se vierte en
composiciones como El infinito o A Italia. El romanticismo italiano tuvo también una gran novela
histórica, I promessi sposi (Los novios), de Alessandro Manzoni.

Estados Unidos
El Romanticismo estadounidense, salvo precedentes como William Cullen Bryant, proporcionó
a dos grandes autores:
Edgar Allan Poe, (1809 –1849) generalmente reconocido como uno de los maestros universales
del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país. Fue renovador de la novela
gótica y es recordado especialmente por sus cuentos de terror. Se lo considera el inventor del relato

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detectivesco y precursor de una de las corrientes fundamentales del Postromanticismo, el
Simbolismo. Entre sus obras mencionaremos las siguientes:

Cuentos
Manuscrito hallado en una botella ("MS. Found in a Bottle"), La caída de la Casa Usher
("The Fall of the House of Usher"), Los crímenes de la calle Morgue ("The Murders in the Rue
Morgue"),La máscara de la Muerte Roja ("The Masque of the Red Death"), El pozo y el péndulo
("The Pit and the Pendulum"), El escarabajo de oro ("The Gold Bug"), El misterio de Marie Roget
("The Mystery of Marie Roget"), El gato negro ("The Black Cat"), El corazón delator ("The Tell-
Tale Heart"), La carta robada ("The Purloined Letter"), La verdad sobre el caso del señor
Valdemar ("The Facts in the Case of M. Valdemar"), y El barril de amontillado ("The Cask of
Amontillado").

Poesía
Tamerlán , Al Aaraaf , Solo, La ciudad en el mar,
Israfel y el incomparable; El Cuervo.

Novela
La narración de Arthur Gordon Pym (1838)

James Fenimore Cooper (1789 - 1851) escribió treinta y cuatro novelas de aventuras, en las
cuales relata la vida de los pioneros y sus enfrentamientos con los indígenas, entre ellas destacan
Los pioneros, El último mohicano, La Pradera, El trampero y El cazador de ciervos.

Se puede considerar un postromántico el originalísimo pensador Henry David Thoreau,


introductor de ideas anticipadas a su tiempo como la no violencia y el ecologismo, y autor del
famoso ensayo Sobre la desobediencia civil.

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Argentina

Esteban Echeverría (1805 – 1851), figura destacada del Romanticismo


argentino

En 1830 regresó a Buenos Aires, donde había nacido veinticinco años atrás, desde París un
joven escritor que pronto se convirtió en el centro de atención de los intelectuales locales. su
nombre; Esteban Echeverría.
Con él comienza en nuestro país, y en el ámbito rioplatense, el movimiento romántico; la
última moda europea.
En Argentina, el romanticismo no fue meramente literario, se comprometió con un ideal
político, social y económico cuyo objetivo era crear el Estado-Nación del liberalismo. Por ello se
compromete con las luchas internas de las naciones argentina y uruguaya, poniendo la literatura al
servicio de la construcción de su modelo de nación. Una Nación, no lo olvidemos, liberal en lo
económico y europea en lo cultural, que debía dejar atrás la herencia colonial representada por la
religión católica, la lengua española y la misma sociedad vigente; recordemos las invectivas de
Sarmiento contra el gaucho, mucho más contra el indígena, “bárbaros” a los que hay que aniquilar.
Los románticos se unen así al partido unitario y a la lucha contra Rosas, símbolo de la barbarie.
Sólo alguno de ellos, como Alberdi, intentará un acercamiento que, no obstante, terminará en
fracaso.
El Romanticismo tuvo su primera manifestación literaria en la Argentina con la aparición en
1832 del poema Elvira o la novia del Plata del mencionado Esteban Echeverría, quien lideró el
movimiento que se concentró en la llamada Generación del 37 y tuvo uno de sus centros en el Salón
Literario. El romanticismo argentino integró la lengua tradicional española con los dialectos locales
y gauchescos, incorporó el paisaje rioplatense a la literatura y los problemas sociales. El
romanticismo argentino se produjo íntimamente ligado con el romanticismo uruguayo. En
Hispanoamérica, el contenido nacionalista del romanticismo confluyó con la recién terminada

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Guerra de Independencia (1810–1824), convirtiéndose en una herramienta de consolidación de las
nuevas naciones independientes, recurriendo al costumbrismo como una herramienta de autonomía
cultural.
Entre las obras más importantes del movimiento se destacan el poema La cautiva y el relato
corto; El matadero, del mismo Echeverría, la novela Amalia de José Mármol, el ensayo
propagandístico Facundo de Domingo F. Sarmiento y el drama Juan Moreira de Eduardo
Gutiérrez, considerado fundador del teatro rioplatense. Ya sobre el final del período, aparece el
Martín Fierro poema de José Hernández que se convirtió en una de las obras más representativas
de la identidad argentina.

Postromanticismo
El postromanticismo es un movimiento cultural, estético e intelectual que nace después y a
partir del romanticismo, durante la segunda mitad del siglo XIX. Tuvo su máximo esplendor en
Francia, donde dio lugar al parnasianismo y el simbolismo en literatura. Se expresó sobre todo en
las artes literarias y musicales.
Durante esta época, el gusto por lo histórico y legendario, pasa a un segundo plano, la poesía
pasa a ser más sentimental e intimista y la novela se vuelve más realista, con abundancia de
aventuras y cuidadas descripciones que anticipan el realismo.
Entre los narradores posrománticos mencionaremos solamente a Herman Melville (Moby
Dick), el ensayista Thomas Carlyle y el novelista Gustave Flaubert (Madame Bovary, Salambó).

Realismo
El realismo literario es una corriente estética que supuso una ruptura con el romanticismo,
tanto en los aspectos ideológicos como en los formales, en la segunda mitad de siglo XIX.
El realismo coincide con el ascenso social de la burguesía y la Revolución Industrial, aparece
el proletariado urbano y la sociedad asiste a un increíble desarrollo de las fuerzas productivas, al
dominio de la naturaleza pero también a al miseria creciente, la deshumanización y la más cruda
explotación. Las ciencias avanzan y sus descubrimientos nutren a las técnicas, la tecnología
comienza a desarrollarse y se hace general la noción de progreso. Es el triunfo de la ideología
burguesa y, con ella, la aparición de la crítica a la misma.
El desarrollo de las ciencias experimentales hace aparecer la teoría de Darwin, que interpreta
la evolución como el resultado de un proceso de selección natural, en el que las especies más fuertes
sobreviven. Al mismo tiempo se desarrolla el Positivismo, creado por Auguste Comte, como un
intento de crear una ciencia que estudie la sociedad de la misma manera que los biólogos, como
Darwin, estudiaban a la Naturaleza.

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Por otro lado las luchas obreras y la síntesis de las filosofías iluministas del siglo anterior,
darán origen al llamado socialismo científico de Marx y Engels, que explica la historia de la
humanidad como una permanente lucha de clases.
En este contexto aparece el realismo como un amplio movimiento cultural que, seducido por
los avances de la ciencia y la técnica, intenta documentar fielmente la sociedad de su época. Esta
estética propugna a su vez una ética, una moral fundamentada en la objetividad y el materialismo
filosófico.
El término realismo se aplicó a la literatura cerca de 1825. En ese momento se refería a la
imitación por parte de los románticos de la naturaleza y al detalle descriptivo de algunos de sus
novelistas. Más tarde, su significado se precisó para aplicarse a ciertos pintores que preferían
retratar escenas de la vida cotidiana; desde allí el vocablo regresó a la literatura para caracterizar
obras que, como las pinturas mencionadas, pretendían recoger con fidelidad la vida de la sociedad
de la época. Es en 1850, en Francia, cuando algunos escritores y críticos presentan ya al realismo
como una nueva estética opuesta a la romántica. En 1856 aparece una revista titulada precisamente
Realismo, que en uno de sus números dice:
El realismo pretende la reproducción exacta, completa, sincera, del ambiente social y de la
época en que vivimos... Esta reproducción debe ser lo más sencilla posible para que todos
la comprendan.
En el párrafo anterior aparecen ya los rasgos esenciales del realismo, tanto en su orientación
temática y enfoque como en sus preferencias estilísticas.
La “reproducción exacta” de la realidad se basa en el modelo de las ciencias experimentales. El
novelista francés Honoré de Balzac, de quien volveremos a hablar, se proponía estudiar la sociedad
como un científico estudiaba la naturaleza. Otro poeta, Baudelaire, recomendaba: "Estudiad todas
las úlceras como el médico que está de servicio en un hospital" y Flaubert consultó tratados
médicos para describir la muerte por envenenamiento de su Madame Bovary.
Los escritores dejaron de centrarse en sí mismos y pusieron su interés en la sociedad,
observando y describiendo objetivamente los problemas sociales, y para ello se valieron de un
nuevo tipo de novela, la novela burguesa. En cuanto a la expresión, prefirieron un estilo más
sencillo, sobrio y preciso, en el que adquirió relevancia la reproducción del habla coloquial,
especialmente en los diálogos, es decir, adoptando los niveles de lenguaje adecuados a los
personajes, que representaban todos los estratos sociales.
En cuanto a los procedimientos literarios del realismo, son característicos el uso de la
descripción detallada y minuciosa, con enumeraciones y sustantivos concretos; el del párrafo largo
y complejo provisto de abundante subordinación, la reproducción casi magnetofónica del habla
popular, sin idealizarla, y un estilo poco caracterizado, un lenguaje «invisible» que caracterice
personajes, hechos y situaciones objetivamente sin llamar la atención sobre el escritor.

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Entre los rasgos fundamentales del realismo literario podemos citar los siguientes:
 Mostrar en las obras una reproducción exacta de la realidad social.
 Rechazar lo sentimental y lo trascendental propios del romanticismo.
 Denunciar los males que aquejan a la sociedad.
 Describir minuciosamente el ambiente y los personajes, con especial interés en lo cotidiano,
exponiendo problemas políticos y sociales.
 Reflejar los distintos niveles del lenguaje de los personajes, procurando utilizar diversos
registros que muestren el habla cotidiana.

 Manifestar la relación mediata entre los protagonistas y su entorno económico y social; la


novela realista muestra a los personajes como testimonio de una época y una clase social.

Desarrollo del realismo.

La novela realista europea comienza como la expresión literaria de la clase burguesa que ha
conseguido convertirse en la clase dominante. Sus ideales aparecen en todas las obras del período
pero también, algunos de sus problemas como el rol de la mujer, el éxodo del campo a la ciudad y la
vida sórdida del obrero, por ejemplo.
Más tarde la mera descripción externa dará lugar a una exploración de la interioridad de clos
personajes, transformándose en novela psicológica y generando procedimientos narrativos
introspectivos como el monólogo interior y el estilo indirecto libre.
Desde aquí aparecen movimientos opuestos al realismo, como el espiritualismo que marca la
evolución de narradores realistas como Benito Pérez Galdós, Fiódor Dostoievski y León Tolstói, Y
otros superadores como el naturalismo

Autores y obras.

Francia.
Henri Beyle (1783 –1842), más conocido por su seudónimo Stendhal, es valorado por su
análisis de la psicología de sus personajes y la concisión de su estilo, destacan sus novelas Rojo y
negro (Le Rouge et le Noir, 1830) y La cartuja de Parma (La chartreuse de Parme, 1839).

Honoré de Balzac (1799 - 1850) es casi un sinónimo de la novela realista del siglo XIX.
Infatigable, elaboró una obra monumental, la Comedia humana, ciclo coherente de varias decenas
de novelas cuyo objetivo es describir de modo casi exhaustivo a la sociedad francesa de su tiempo
para, según su famosa frase, hacerle "la competencia al registro civil".

Gustave Flaubert (1821 –1880) uno de los mejores novelistas occidentales y es conocido

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principalmente por su primera novela publicada, Madame Bovary, que marca el final del
romanticismo y el comienzo de realismo. También es característica suya una escrupulosa devoción
a su arte y su estilo, cuyo mejor ejemplo fue su búsqueda de le mot juste ('la palabra exacta').

Gran Bretaña.
Charles Dickens (1812 – 1870) fue el principal novelista de la era victoriana32, maestro del
género narrativo, al que imprimió ciertas dosis de humor e ironía, practicando a la vez una aguda
crítica social. En su obra destacan las descripciones de gente y lugares, tanto reales como
imaginarios. Sus novelas y relatos cortos disfrutaron de gran popularidad en vida del escritor, y aún
hoy se editan continuamente, muchos también han sido llevados al cine. Dickens escribió novelas
por entregas, el formato usual en la ficción en su época, por la simple razón de que no todo el
mundo poseía los recursos económicos necesarios para comprar un libro, y cada nueva entrega de
sus historias era esperada con gran entusiasmo por sus lectores, nacionales e internacionales.
Dickens fue y sigue siendo venerado como un ídolo literario por escritores de todo el mundo. Entre
sus obras citaremos: Papeles póstumos del Club Pickwick, Oliver Twist , A Christmas Carol
(conocida también como Canción de Navidad o Un cuento de Navidad), Historia de dos ciudades
y Grandes esperanzas.

Rusia.
Fiódor Mijáilovich Dostoyevski (1821 - 1881) es uno de los principales escritores de la Rusia
zarista, cuya literatura explora la psicología humana en el complejo contexto político, social y
espiritual de la sociedad rusa del siglo XIX. Su obra, aunque escrita en el siglo XIX, refleja también
al hombre y la sociedad contemporánea. Entre sus novelas podemos citar: Crimen y castigo, El
idiota y Los hermanos Karamázov ubicada entre las cien mejores obras de la literatura mundial.

León Tolstói (1828- 1910) Sus más famosas obras son Guerra y Paz y Ana Karénina, tenidas
como la cúspide del realismo. Sus ideas sobre la «no violencia activa», expresadas en libros como
El reino de Dios está en vosotros tuvieron un profundo impacto en grandes personajes como
Gandhi y Martin Luther King.

España
Benito Pérez Galdós (1843 - 1920), fue novelista, dramaturgo y cronista. Se trata del mayor
representante de la novela realista del siglo XIX en España, y uno de los más importantes escritores
en lengua española. De su muy amplia producción literaria podemos citar las siguientes obras:
Doña Perfecta, Marianela y Fortunata y Jacinta. Galdós ensayó también el teatro, insistiendo a

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veces en temas ya tocados en sus novelas, como El abuelo. En su momento algunas de sus
composiciones teatrales fueron muy celebradas.

Leopoldo Alas (1852–1901) con el seudónimo de Clarín escribió artículos para los periódicos
En 1881 se publicó el libro Solos de Clarín, que recogió los artículos de crítica literaria. A los 31
años de edad escribe Clarín su obra maestra La Regenta.

Emilia Pardo Bazán (1851 - 1921) fue novelista, periodista, ensayista y crítica literaria
española introductora del naturalismo en España. Sus extensas Obras completas se imprimieron ya
en vida, entre ellas destacan las novelas Los pazos de Ulloa y Memorias de un solterón.

Estados Unidos
Mark Twain seudónimo de Samuel Langhorne Clemens (1835 –1910), fue un popular escritor,
periodista, orador y humorista. Escribió obras de gran éxito como El príncipe y el mendigo o Un
yanqui en la corte del Rey Arturo, pero es conocido sobre todo por su novela Las aventuras de
Tom Sawyer y su secuela Las aventuras de Huckleberry Finn.

Hispanoamérica

La transición del romanticismo al realismo en Hispanoamérica es imprecisa, los autores de


ambos movimientos suelen coincidir y, en ocasiones, la distinción entre una novela romántica y
otra realista es cuestión de la importancia que se le otorgue a uno u otro aspecto, por ejemplo; la
trama puede ser romántica, pero la caracterización de los personajes realista; o el tema, las
motivaciones y los índices realistas, pero las escenas de tinte romántico.
La poesía hispanoamericana de la segunda mitad del s. XIX, sobre todo en poemas narrativos
como el Martín Fierro (1872) del argentino José Hernández ya mencionado, se intercalan escenas
de gran realismo. Otros poetas continúan dando énfasis a la nota nacionalista, también producto del
romanticismo. Olegario Víctor Andrade (Argentina, 1839-82); escribe una solemne oda; Nido de
cóndores (1877), para celebrar la repatriación de los restos del general San Martín, el héroe
nacional; en, otras poesías canta el progreso, el porvenir de la «raza latina» en América, o hace
reminiscencias de su vuelta al hogar. En México, Guillermo Prieto (1818-97) trata de reconstruir la
historia patria en un Romancero nacional (1885), o canta la vida criolla, tanto en el campo como en
la ciudad. En La Musa callejera (1883) pinta a la clase humilde mexicana.

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Naturalismo
El naturalismo es un estilo artístico, sobre todo literario, emparentado con el realismo, basado
en reproducir la realidad con una objetividad documental en todos sus aspectos, tanto en los más
sublimes como los más vulgares. Su máximo representante, teorizador e impulsor fue el escritor
Émile Zola (en la foto) que expuso
esta teoría en el prólogo a su novela
Thérèse Raquin y sobre todo en Le
roman expérimental (1880).

En el naturalismo influyen el
positivismo de Comte y el
evolucionismo de Darwin, en
especial la interpretación que del
mismo hizo Herbert Spencer. En
algunos autores el materialismo
histórico de Marx y Engels aparece
también como un elemento a la hora de tratar sus temas. En las obras de este movimiento son muy
importantes la herencia y el entorno social de los protagonistas.

Las principales características del naturalismo parten del desarrollo del realismo, entre ellas
podemos marcar:

► La novela naturalista no se concibe como simple pasatiempo, sino como un estudio


serio y detallado de los problemas sociales, cuyas causas procura encontrar y mostrar
de forma documental.

► Esto conduce a una concepción de la literatura como arma de combate político,


filosófico y social.

► Los excesos, la miseria, las tragedias son presentados en detalle y con la intención de
causar una toma de conciencia en el lector.

Cabe destacar que, si bien Realismo y Naturalismo son muy parecidos en el sentido de reflejar
la realidad tal y como es, la diferencia radica en que el Realismo es más descriptivo y refleja los
intereses de una capa social muy definida, la burguesía, mientras que el Naturalismo extiende su
descripción a las clases más desfavorecidas, intenta explicar de forma materialista la raíz de los
problemas sociales y alcanza a hacer una crítica social profunda; además, si el individualismo
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burgués es siempre libre y optimista en su fe liberal de que es posible el progreso sin contrapeso y
labrar el propio destino, el naturalismo es pesimista y afirma que es imposible escapar de las
condiciones sociales.

El Naturalismo en Europa

En Alemania el Naturalismo destacó sobre todo en el teatro; lo introdujeron Arno Holz y


Johannes Schlaf, pero fueron superados por los hermanos Carl Hauptmann (1858-1921) y sobre
todo Gerhart Hauptmann (1862-1946), así como Hermann Sudermann y Max Halbe.

En Italia el Naturalismo se denominó Verismo y tiene su principal autor en Giovanni Verga


(1840-1922), y su obra maestra en su novela: Los Malavoglia.

En Gran Bretaña el gran novelista y poeta del naturalismo fue Thomas Hardy, y en el terreno
dramático puede reconocerse alguna influencia de los postulados naturalistas en George Bernard
Shaw.

En Francia, además del líder del movimiento, Émile Zola, hay indicios de naturalismo en otros
autores como Flaubert.

En España participaron de este movimiento hombres comprometidos con posturas cercanas a la


izquierda que habían comenzado como realistas, así podemos mencionar a Galdós en su novela La
desheredada) y algunas obras de Clarín. Sin embargo, y con la excepción de algunos ensayos no
existe en España no es un auténtico naturalismo.

En América, vinculado al llamado Indigenismo, representan el Naturalismo los puertorriqueños


Matías González García y Manuel Zeno Gandía La charca, y la peruana Clorinda Matto de Turner
quien alcanzó un gran éxito con su novela Aves sin nido. El argentino Eugenio Cambaceres tiene
importancia por destacar la decadencia de las clases privilegiadas con novelas como Música
Sentimental.

Literatura popular.
Frente a las pretensiones de compromiso social y los fundamentos estéticos de realismo y el
naturalismo, la literatura de mayor difusión de la época, que coincide con la extensión de

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las publicaciones periódicas con un público lector cada vez más numeroso, fue la literatura de
evasión, cuyo máximo ejemplo eran los folletines por entregas, de calidad muy desigual, pero que
desarrolló convenciones de género presentes en muchas obras importantes como el ya mencinonado
El conde de Montecristo de Alejandro Dumas.

El escapismo de la realidad cotidiana también era notorio en las novelas de aventuras, género
en el que destacó Emilio Salgari, y el inicio de la ciencia ficción, con Julio Verne; mientras que
la novela policíaca, que procedía del campo abierto por el gusto romántico por lo morboso y el
gusto realista por los ambientes sociales sórdidos, desarrolló productos tan interesantes como la
serie de Sherlock Holmes (1887, Arthur Conan Doyle), y más adelante, la novela negra.

X. LITERATURA DEL SIGLO XX: ESQUEMA

Estudiar la literatura del siglo pasado requería un curso completo, y aún así apenas
comenzaríamos a conocerla. El desarrollo de las tecnologías, desde las técnicas de impresión a los
dispositivos de lectura electrónicos, la masificación de la educación, la recuperación de lenguas casi
olvidadas, los propios hechos de un siglo que revolucionó más de una vez a las sociedades humanas
hacen casi imposible siquiera una ojeada general al tema.

En este curso simplemente daremos un esquema básico, centrado en las literaturas más
cercanas, de todo lo que se ha producido durante los últimos cien años.

El siglo XX estuvo marcado por conflictos bélicos que sacudieron la conciencia de los
escritores, una inusitada influencia de la tecnología, la ruptura de los límites estrictos entre géneros,
y el intercambio entre diferentes lenguas y culturas, todo lo cual determina numerosas rupturas con
las tradiciones anteriores.

El siglo pasado puede ser considerado el siglo de la literatura; el incremento de la industria


editorial, el creciente papel de las escuelas, las críticas literarias y los círculos académicos, los
diversos premios literarios, entre los que destaca el Premio Nobel de Literatura, hacen de esta
actividad un centro de interés para el público por su prestigio internacional. La cantidad de lectores
creció gracias a la ampliación de la educación básica y las campañas de alfabetización, resultando
en un aumento sin precedentes de la disponibilidad de libros y otros formatos que también incluyen
literatura, tales como revistas y periódicos.
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El auge de la literatura y la existencia de tradiciones literarias registradas desde el
Renacimiento, como así también el acceso a otras literaturas proporcionan el material necesario
para desarrollar la Teoría de la Literatura. O más bien, teorías, ya que son varias las que investigan
este campo de la creación humana. Si bien la literatura había reflexionado sobre si misma en
ocasiones, es sólo ahora cuando esa reflexión adquiere dimensión científica y, a la vez, se convierte
en una influencia perceptible en la propia creación literaria.

Ya sobre el final del siglo XIX podíamos notar que los límites entre movimientos y escuelas
literarias se volvían imprecisos, además de observar el nacimiento de nuevos movimientos como el
modernismo o el simbolismo que se solapan con los anteriores. Esta tendencia al cambio
vertiginoso, la aparición de diferentes corrientes al mismo tiempo y la variación regional hace que
en el siguiente esquema se estudie la literatura del siglo pasado con un criterio cronológico.

El final del XIX


El historiador Eric Hobsbawm considera que el siglo XIX no termina, como época, hasta la
Primera Guerra Mundial (1914 – 1918), en efecto, durante la primera década del siglo XX las
continuidades son más evidentes que las rupturas.
El siglo que se abre lo hace en un ambiente de optimismo por los avances científicos y
tecnológicos junto a cierta nostalgia por un pasado irrecuperable. Dos expresiones francesas
definen al período entre 1900 y 1914; Belle époque, la época hermosa, para destacar los aspectos
positivos y fin de siècle, final del siglo, para indicar la añoranza de una sociedad que desaparece.
Un ejemplo de esta doble tendencia aparece en el novecentismo catalán, el cual pretende
modernizar el arte a la vez que reivindica el Mediterráneo como espacio histórico, vinculándose con
las civilizaciones anteriores. El autor más recordado es Eugeni d'Ors con sus notas periodísticas;
las Glosas..
En el ámbito anglosajón el nuevo siglo se abre con el llamado periodo eduardiano (por el rey
Eduardo, sucesor de Victoria) marcado por la división entre alta literatura y literatura popular que
influiría la crítica del siglo entero, especialmente en las novelas. Se recupera la fantasía, el mundo
interior, a veces lleno de color, como el de Peter Pan o de El mago de Oz, y en ocasiones peligroso
como en El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad.

En Alemania aparecen salen las primeras publicaciones de Thomas Mann, uno de los autores
más relevantes de esa nación, quien comienza en el realismo con su obra Los Buddenbrooks y
evoluciona hacia un estilo más complejo, influenciado por sus lecturas de Schopenauer y
Nietzsche.
En Italia, la figura que marca los nuevos caminos es el dramaturgo Luigi Pirandello.

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La Gran Guerra
La segunda década del siglo está marcada por la Primera Guerra Mundial, la cual marca
profundamente la conciencia de los contemporáneos. Es el primer golpe contra las ideas de
progreso indefinido que parecían evidentes en el siglo anterior y, a la vez, la confirmación de lo que
ya se insinuaba en los pensadores del “fin de siglo”; la pérdida de las certezas. El conflicto armado,
las guerras locales que lo siguieron, las epidemias (la principal fue la “gripe española”) y la
desaparición de antiguas estructuras políticas y sociales provocó tanto la pérdida de vidas como el
derrumbamiento de las referencias sociales vigentes, especialmente en Europa. En 1917, el Imperio
Ruso cae y surge, en su lugar, la primera república de trabajadores de la historia; un hecho social
que simboliza para los europeos un profundo e inesperado cambio. Algunos ven en esta revolución,
conocida como la Revolución de Octubre, la irrupción de la irracionalidad y la barbarie que
desmiente todas las previsiones del siglo XIX, otros la consideran la emergencia de nuevas formas
de organización social, más libres y verdaderamente democráticas.
De este modo mientras que los autores anteriores a 1914 muestran todavía la convicción en un
futuro luminoso y, por eso mismo, un deseo de modernización, la Guerra, que siempre se escribe
con mayúsculas en la prensa de la época, hace que estas posturas cambien radicalmente.
Esta nueva conciencia se tradujo
artísticamente en el vanguardismo, antes que
un solo movimiento, una serie de posiciones
artísticas diferentes cuyo denominador común
era la experimentación verbal y la
combinación de elementos heterogéneos,
procedentes de distintos géneros y hasta de artes diferentes. Es un arte que puede calificarse de
“fragmentario” y como tal responde al desencanto social pero también a las expectativas por un
nuevo modo de ser en el mundo.
Francia es líder en estos movimientos de vanguardia; citemos a Guillaume Apollinaire en
poesía, célebres son sus caligramas, por ejemplo, y a Marcel Proust en prosa con su gran obra, en
varios volúmenes, En busca del tiempo perdido. Esta serie de novelas refleja, otorgándole un gran
papel a la memoria, el desencanto ante la pérdida de referentes.
En Italia triunfará especialmente el futurismo de Filippo Tommaso Marinetti, mientras que en
España se destacan los aportes de la llamada Generación de 1914.
La ruptura alcanza incluso a la aparentemente inmutable China, en revolución desde 1912, con
el Xin Wenhua Yùndòng ("Nuevo Movimiento Cultural") el cual promueve el uso de la lengua
popular y la aparición de temas hasta ese momento inéditos en el gigantesco país asiático. Los
autores se ligan a revistas como Nueva Juventud, que se convierte en el órgano oficial para la

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difusión de las ideas modernizadoras. En Japón, un poco antes, Natsume Sōseki había publicado
Botchan33, cuyo protagonista ilustra el contraste entre el mundo rural y el urbano; y se convierte en
la obra más leída de la época.
En el ámbito de habla inglesa comienza un nuevo modernismo, diferente al de finales del siglo
XIX en el mundo de habla latina, que implica una renovación de la narrativa. El irlandés. James
Joyce comienza a explorar los límites de la lengua inglesa en sus primeras obras: Dublineses y
Retrato del artista adolescente. En las mismas se reproduce el lenguaje mental y onírico.
Recordemos que en esta década puede apreciarse la influencia del psicoanálisis freudiano. En
poesía podemos recordar las composiciones de T. S. Eliot quien también utiliza, de hecho precede a
Joyce, el monólogo interior o "stream of consciousness". Su obra, de 1925, Los hombres huecos
(The Hollow Men) ha ejercido una enorme influencia en la literatura y la cultura popular
anglosajonas, a ella pertenece la célebre cita:
This is the way the world ends
Not with a bang but a whimper34.

En lengua alemana, el checo Franz Kafka capta el absurdo de la vida moderna y el pesimismo
en unos relatos donde el individuo no puede nada ante el Estado, las reglas, la burocracia o incluso
los otros. En La metamorfosis, por ejemplo, un hombre se transforma en un insecto no
identificado, subrayando la deshumanización en la que puede convertirse en los tiempos modernos.

Los años locos


Los felices veinte, o los años locos, es el nombre que recibe en Europa y América la década que
va desde 1919 hasta 1929, marcada por el deseo de olvidar los horrores de la Gran Guerra.
La sociedad de esta época está muy influenciada por el nacimiento de la cultura de masas, a
través de la música, difundida por el fonógrafo y poco después por la radio, y del cine. La
prosperidad de posguerra en los países vencedores y la creciente inflación en los derrotados
promueve un sentido hedonista y frívolo de la vida entre las clases altas. La consolidación de la
Unión Soviética, terminada la Guerra Civil con la victoria de los comunistas, concreta en este
inmenso territorio una experiencia novedosa de la organización estatal de la producción y con ella
la aparición de nuevas formas de vida social y una decidida apertura a lo nuevo; que impactará
profundamente en las masas trabajadoras de Europa y en los intelectuales.
Todo lo anterior más la difusión de teorías y filosofías que ponen en duda la “realidad de lo
real”, en especial el psicoanálisis o los escritos de Nietzsche, dará origen al surrealismo. El francés
André Breton es considerado el padre de este movimiento que avanza más allá de lo postulado por
el vanguardismo de las décadas anteriores y lleva los postulados del movimiento a la pintura y al
cine.

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El mencionado monólogo interior, se hace presente en numerosas obras del período, a las de
Joyce, su novela cumbre; Ulises, es de 1925 y Eliot se le suman las de la escritora Virginia Woolf.
La Ciencia Ficción, que se había iniciado con las obras de Verne en el siglo XIX y Wells a
principios del XX, todavía es incipiente, pero se explora en futuro en novelas, obras de teatro como
R.U.R. ((Robotses Universalesn Rossumes) del checo Karel Čapek, que dará origen a la palabra
Robot, y películas cómo Metrópolis de Fritz Lang.
La personalidad del poeta puede desdoblarse, como intenta demostrar el poeta portugués
Fernando Pessoa, con sus heterónimos35, reflejando la multiplicidad de la mente.
En España, Ramón María del Valle-Inclán usó el término esperpento para definir su obra: «Esta
modalidad consiste en buscar el lado cómico en lo trágico de la vida», escribe en 1921, mientras
que Antonin Artaud con el Teatro de la Crueldad; busca sorprender e impresionar a los
espectadores, mediante situaciones impactantes e inesperadas.
Al mismo tiempo en China triunfa la llamada Nueva Ópera China, que recrea de manera
original las obras más emblemáticas de Occidente.
En castellano, la Generación del 27 combinó las influencias surrealistas y vanguardistas con la
tradición lírica en los poemas de Jorge Guillén y de Vicente Aleixandre.
En Argentina Jorge Luis Borges inicia la publicación de sus obras plenas de referencias
intelectuales que hacen de puente entre la cultura de Europa y la de su propia patria. En Chile, con
una tendencia opuesta, empieza a escribir Neftalí Reyes, más conocido por su seudónimo: Pablo
Neruda.
En los Estados Unidos un grupo de autores se resistían a adoptar el optimismo sensualista del
mundo intelectual de su época, se los conoce como La Generación Perdida, con figuras como
William Faulkner, Ernest Hemingway o Ezra Pound. Sus obras siguen el pesimismo existencial de
los años anteriores, agravado por la comprobación de la trivialidad de sus contemporáneos que no
quieren enfrentarse al mundo.
Del mismo modo en la derrotada Alemania de la República de Weimar 36 surge la Nueva
Objetividad, que justamente pretende retratar la realidad tal cual es, basándose en las técnicas del
reportaje periodístico o en un teatro renovado; los nombres más importantes son Bertolt Brecht, con
su teatro militante, y Hermann Hesse, con sus novelas humanísticas que lo enfrentan al naciente
movimiento nazi.
En esta época también surge un nuevo grupo de autores, los afroamericanos protagonistas del
Renacimiento de Harlem, en sus relatos cuestionan el eurocentrismo y reivindican la
multiculturalidad.

59
Antes del Infierno
En los años 30 vuelve la literatura más reflexiva, que analiza el contexto histórico y preludia el
existencialismo, como por ejemplo la obra de André Malraux. Los autores están marcados por la
situación política, con cambios de régimen y el auge del fascismo.
En Alemania, con el ascenso del nazismo comienza a cultivarse una literatura de exaltación
nacional, fuertemente influida por los autores fascistas italianos que siguen publicando en estas
fechas. El régimen propugna el arte nacional basado en los valores del Blut und Boden37, los autores
afines recuperan las tradiciones populares, con un retorno a temas del romanticismo nacionalista,
que convive con la exaltación del imperialismo alemán.
El realismo socialista se impone en la literatura rusa, un movimiento que combina la conciencia
de clase con un realismo costumbrista, en el cual proletariado38 es el principal protagonista. El autor
de más éxito de esta literatura oficial es Máximo Gorki, cuya obra más conocida es La Madre. en
cuanto a los escritores disidentes con las directivas oficiales deben escribir en secreto, a riesgo de
ser detenidos y confinados a campos de trabajo (el Gulag) si son descubiertos, o exiliarse ya que,
pese a los anuncios en contrarios, se reimplanta la censura artística. Los ideales comunistas inspiran
también a los intelectuales chinos, como Lu Xun, y japoneses, como Takiji Kobayashi.
El desarrollo del fascismo y el comunismo son vistos con preocupación por algunos autores,
que exploran los aspectos negativos de estos
movimientos masivos y totalitarios. Surge de este modo
el género de la distopía, lo opuesto a la utopía, que
intenta alertar sobre los peligros del control estatal: la
más célebre es Un mundo feliz de Aldous Huxley.

La literatura inglesa continúa explorando el modernismo con nombres que inician su carrera,
como Graham Greene y que conviven con los grandes autores del período anterior. En los Estados
Unidos, la Gran Depresión39 marca el tema de la mayoría de las novelas, con autores como John
Steinbeck o Henry Miller. Dentro de la novela de género cabe destacar la figura de Agatha Christie;
su obra Diez negritos puede considerarse el primer “best seller” del siglo; las intrigas de detectives
ocupan un lugar preeminente en las preferencias lectoras del período.
La Guerra Civil Española40 marca buena parte de las literaturas peninsulares, suponiendo un
auténtico corte en las tradiciones castellanas, catalanas, vascas y gallegas. La muerte del poeta
Federico García Lorca simboliza el fin de las experimentaciones literarias y se da inicio a un
periodo más autárquico e intimista, combinado con la propaganda política, conservadora y religiosa,
del régimen de Franco.
El propio conflicto bélico como tema marcará buena parte de la literatura española posterior.

60
En África comienza a emerger un teatro político, que se apropia de los códigos occidentales
para denunciar la situación de sometimiento de los países colonizados. La cuestión racial juega un
papel relevante en estas obras, que se escriben mayoritariamente en inglés y francés. Aparecen
simultáneamente novelas en los idiomas nativos, como el yoruba, pero sin gran penetración social.

Guerra y posguerra
De nuevo la guerra marca la ruta literaria. La Segunda Guerra Mundial supone un punto de
inflexión, tanto por los combates y sus consecuencias, como por el Holocausto41, uno de los grandes
temas de la segunda mitad del siglo. El diario de Ana Frank, escrito durante esta época, puede ser
visto como uno de los libros inaugurales de esta tendencia, y Primo Levi como uno de sus máximos
representantes.
Surge el existencialismo, con las obras de Jean-Paul Sartre, ante la angustia de un error
repetido, la falta de sentido de la vida y la libertad combativa que se opone a ella. Sobre temas
similares se reflexiona en El Principito, de Antoine de Saint Exupery o los libros de Albert Camus.
Simone de Beauvoir añade la cuestión del feminismo y el papel de la mujer.
Eugenio Montale es el autor italiano más exitoso de esta época. En las letras finlandesas
aparecen las novelas históricas de Mika Waltari, y en Grecia se destaca la lírica de Giorgos Seferis..
En España, el conflicto mundial llega atenuado, aún con las cicatrices de la guerra civil. En la
primera posguerra la poesía se convierte en el arte para expresar el descontento, como los versos de
Dámaso Alonso, mientras que la novela aborda cuestiones sociales y realistas, como la obra de
Camilo José Cela o Carmen Laforet. El franquismo lleva prácticamente a la desaparición pública de
la literatura catalana culta, bien que se encuentran autores resistentes como Salvador Espriu.
El teatro del absurdo opta por la vía satírica y surrealista para denunciar la deriva moral, como
se ve en las obras de Jean Genet.
Después del conflicto, el mundo quedó dividido en dos: el mundo capitalista, encabezado por
los Estados Unidos, y el bloque soviético,
comunista, bajo la hegemonía de la Unión
Soviética. George Orwell, antiguo militante
comunista, denuncia el stalinismo de la URSS
usando la fábula, la distopía y el distanciamiento
en Rebelión en la Granja y 1984. Los autores
soviéticos, por su parte, siguen escribiendo con el
estilo realista precedente, se condena al exilio o a
trabajos forzados a los disidentes internos, como
Aleksandr Solzhenitsyn o Boris Pasternak, autor
de Doctor Zhivago.
61
Los japoneses, derrotados, adoptan el tema de la guerra, con patrones mixtos nipones y
occidentales, como las novelas de Osamu Dazai.
En las Antillas los poetas de la Négritude, la reivindican su raza como tema literario. Aparecen
antologías de cuentos y poesías populares en varios idiomas y los intelectuales europeos inician un
diálogo con los autores africanos sobre estas cuestiones.

El mundo nuevo

La posguerra está marcada por los autores de la década anterior, que continúan tratando temas
existencialistas y con pluralidad de puntos de vista, la nueva generación beat y la consolidación de
los subgéneros novelísticos, especialmente la literatura fantástica y de ciencia ficción. Nace la
novela de espionaje, que pasará al cine, con personajes como James Bond de Ian Fleming.
En los Estados Unidos los autores más jóvenes empiezan a cuestionar el sistema, como Jack
Kerouac o William Seward Burroughs, denunciando especialmente la dicotomía entre apariencia y
realidad en las familias y la hipocresía de la clase dirigente. El desencanto vital y la búsqueda de
nuevos referentes es patente en obras como El guardián entre el centeno de J. D. Salinger.
En Italia surge el neorrealismo, tanto en cinema como en literatura (la mutua influencia entre
las dos artes va creciendo a lo largo del siglo), con obras como las de Cesare Pavese. En paralelo,
Giuseppe Tomasi di Lampedusa marca a la vez la muerte y la permanencia del mundo aristocrático
frente a la modernidad que llega por primera vez al sur de la península.
La literatura fantástica, en lengua inglesa, crea sus obras más populares, y creadoras de un
nuevo estilo, Las Crónicas de Narnia, de C. S. Lewis y El Señor de los Anillos, de John R. r.
Tolkien. Esta corriente también llega a los autores de otras corrientes, como se puede ver en los
libros de Italo Calvino en los cuales se tornan difusos los límites de lo real. La ciencia ficción,
también en el ámbito anglosajón, vive su Edad de Oro con autores como Arthur C. Clarke e Isaac
Asimov, sin olvidar, en un registro más poético, a Ray Bradbury.
En España predomina una literatura intimista tanto en lírica como la novela, sus autores
emplean un lenguaje sencillo y referentes cotidianos, de acuerdo con un contexto de austeridad
como el que se vive en el país.
Francia se aleja de la tendencia general del continente europeo, apostando por una literatura
experimental donde se juega con los límites del lenguaje y que comienza con el Nouveau roman, un
movimiento donde las restricciones formales ponen en valor el texto. Otros autores como
Marguerite Yourcenar, se alejan de este molde y cultivan una novela más tradicional.
Continúa el movimiento del teatro del absurdo, con éxitos como Esperando a Godot de Samuel
Beckett y o las primeras obras de Eugen Ionescu. Esta manera de hacer teatro llega además a un

62
público más amplio, incluyendo la alta burguesía que a menudo es criticada en las mismas
representaciones.

La era de la Revolución
Los años 60 profundizan en el cuestionamiento del sistema iniciado la década anterior, de
manera que se presta atención a las obras que simbolizan la contracultura; se aborda el tema del
papel de la mujer, incorporando el feminismo la crítica literaria o usando incluso la ciencia ficción,6
y se da voz a las minorías étnicas y sociales, así como otras literaturas no occidentales.
El tema racial se convierte en capital en Norteamérica, donde narradores como Harper Lee o
Alex Haley trasladan a la ficción los movimientos políticos y reivindicativos afroamericanos

La ciencia ficción continúa su periodo dorado, con autores como Anthony Burgess, Stanislaw
Lem y Arthur C. Clarke quienes a través de sus visiones del futuro o sus descripciones de viajes
interplanetarios practican el análisis psicológico de los personajes y critican los presupuestos de la
sociedad.
Aparece en los países latinoamericanos el llamado Realismo Mágico, heredero de la mezcla
entre fantasía y realidad de los años precedentes. En este movimiento conviven el paisaje, la
herencia mestiza, las leyendas indígenas y europeas con la descripciones minuciosas y las
situaciones absurdas. A la vez se origina un importante éxito editorial (el Boom latinoamericano) da
paso a nombres como el colombiano Gabriel García Márquez. con su novela Cien Añós de
Soledad, al peruano Mario Vargas Llosa y al argentino Julio Cortázar.

Hacia la posmodernidad
Los años 1970 marcan la convivencia de diversas tendencias simultáneas, en una mezcla que
será una constante hasta finales del siglo. Por un lado continúan publicando los autores respetados
del pasado y se insiste en la literatura experimental, pero por otro lado algunos escritores
reivindican las formas clásicas de la literatura, y conviven con productos diseñados específicamente
para el consumo masivo, con influencias de la televisión. La no ficción ocupa puestos cada vez más
importantes en las listas de ventas.
A finales de la década se entra plenamente en la posmodernidad literaria, una era marcada por
la mezcla de géneros, por la intertextualidad en sus diversas formas, por el intento de borrar la

63
separación entre la alta cultura y la popular, por la influencia de los medios audiovisuales y de la
música en la creación artística y el cuestionamiento de la figura del autor.
La década de los 80 está signada por el auge de una novela histórica reflexiva, ampliamente
documentada y repleta de alusiones intertextuales 42; es el caso de El nombre de la Rosa de
Umberto Eco o las novelas de Ken Follett.
En España se vuelve a una lírica gobernada por las leyes de la métrica, con autores que alternan
el cultivo de la poesía y de la prosa, como Felipe Benítez Reyes, Luis García Montero o Andrés
Trapiello. En Portugal triunfa José Saramago con una novela que toma un fuerte posicionamiento
político.
En Estados Unidos empiezan a publicar escritores de éxito como David Foster Wallace o
Jonathan Franzen, quienes reivindican un retorno a la narrativa tradicional sin renunciar a las
aportaciones posmodernas de la cultura popular o los diferentes medios de comunicación.
En Sudamérica continúan las publicaciones de los autores del realismo mágico, pero con
nombres nuevos como el de Isabel Allende. Al mismo tiempo surge una literatura de protesta,
fuertemente politizada, que reclama la plena democratización del subcontinente.
La literatura china sigue los caminos de la década
anterior pero las Protestas de la Plaza de Tian'anmen de
1989, con muertos y gran repercusión mundial, suponen
la apertura definitiva de las letras chinas, ya que desde
entonces proliferan las ediciones críticas, el diálogo entre
los autores exiliados y los nacionales y la difusión de
textos prohibidos gracias a las nuevas tecnologías. Un
nombre a destacar es Gao Xingjian y en un ámbito más
popular Amy Tan.

El final del XX
No hay todavía suficiente distancia como para tener una imagen clara de lo que significó la
última década del siglo XX en literatura pero sí hay tendencias que se pueden destacar, como el
nacimiento de la narración hipertextual43, merced a los enlaces en red o la literatura multimedial
En Francia surge una nueva generación de autores marcados por la protesta y el escándalo,
como Michel Houellebecq o Amélie Nothomb. Pueden ser un exponente de una tendencia originada
en los años anteriores pero que se consolida en los 90, la de autor mediático, que se hace famoso no
sólo por sus obras sino por sus declaraciones a la prensa o la aparición en la televisión.

64
El futuro de la literatura: dos textos para el debate.

1. Literatura y cine, cine y literatura. ¿Libro o película?


Antoine Jaime Literatura y cine en España (1975-1995), Cátedra. Madrid, 2000

La polémica entre la literatura, concebida como un arte, y el cine, calificado de espectáculo, es


igual de antigua que la primera adaptación realizada en cine, es decir, igual de vieja que el propio
cine.
De alguna manera, estas dos disciplinas tienen un mismo objetivo: contar historias, y uno de
sus elementos básicos ha sido el mismo: la palabra. Si recordamos, el lenguaje cinematográfico se
desarrolló ante el reto de narrar con claridad una historia en un tiempo determinado, sintetizando en
una hora de proyección, cientos de páginas que constituyen un guión.
A través de los años, hemos sido testigos de múltiples cintas, que basadas en grandes obras de
la literatura, han evidenciado la difícil tarea de representar para la pantalla, las imágenes literarias;
esto sin duda, ha resultado en aciertos y decepciones, sin embargo, resulta primordial reconocer,
que si bien son dos medios distintos, esto no los hace incompatibles, sino complementarios.
Hoy, del mismo modo que a principios del siglo XX, hay quienes consideran que el cine es un
modo de expresión tan nuevo que, necesariamente debe ser diferente de la literatura, con
expresividad distinta, lenguaje diferente, que aporta nueva terminología y enfoque al arte. Otros,
por el contrario, cada vez menos, consideran que el cine es un producto de la literatura, una nueva
expresión de ella. En cualquier caso, cine y literatura está íntimamente unidas y condenadas a
encontrarse. El cine ha recibido de la literatura relatos, argumentos, formas y estilos. La literatura,
en todo el último siglo, va recibiendo del cine diferentes modos de mirar, una concepción narrativa
distinta, que acomoda en los autores literarios, en ocasiones, su mirada y su estilo.
Unas veces se realiza la adaptación de obras literarias al cine, que tiene la misma tradición
centenaria que el séptimo arte y, casi siempre renueva la eterna polémica: se suele rechazar la
película lamentando que la complejidad del texto literario haya sido despreciada por la
superficialidad de las imágenes. En ocasiones, se hace un guión -que no deja de ser una obra
literaria- exclusivamente para el cine. A veces, las menos, tras la película, se ha escrito la obra
literaria. Hay films que reproducen una época histórica literaria determinada, o la vida de un
literato, o el relato de cómo se ha hecho una novela... El cine es rico en imaginación y cualquier
idea la puede convertir -con mayor o menor fortuna en imágenes y sonido.

65
2. Los video juegos como una nueva forma de literatura.
Por Fernando Marías (http://www.papelenblanco.com/fichas/escritores-de-habla-hispana/fernando-
marias. consultado el 05/10/2013)

Juliana Boersner ya nos apuntaba algunas claves sobre el poder de los videojuegos en relación
a la promoción de la lectura. Yo voy a intentar ir un poco más allá: ¿el videojuego no es también un
libro en sí mismo?
Opiniones acerbas a un lado (que si Dan Brown no escribe literatura, que si Harry Potter sólo
es lenguaje audiovisual para masas plasmado en tinta china, que si El Planeta siempre lo gana un
tipo que sale por la tele, que si los cómics no son novelas gráficas sino tebeos y punto, que los
libros de los presentadores de televisión y radio son una estafa, que si la lista de best sellers del
hipermercado de turno es de risa), la literatura no puede trazarse límites demasiado estrictos so pena
de asfixiarse a sí misma.
¿Acaso ponerle mordazas taxonómicas a ciertas manifestaciones artísticas no obligaría, por
rigor metodológico, a revisar las etiquetas que ya llevan históricamente muchas obras
supuestamente consolidadas? ¿Por qué debemos asumir que el extraño Ulises de Joyce es literatura
y no lo es otra cosa que posee elementos narrativos más o menos tangenciales?
Como limitar fronteras siempre es más delicado que ampliarlas, aceptamos que todo lo
antedicho es literatura.
Todo.
Incluso los libros escritos por algún ídolo audiovisual. Porque a ver quién es el valiente que le
pone el cascabel al gato. A ver qué autoridad omnisciente es la que excluye un libro y no otro sin
levantar protestas.
En resumidas cuentas: a ver dónde pone qué diablos es literatura y cómo sabemos que tal
definición (como hemos visto, imprecisa) no debe estar continuamente amoldándose a una sociedad
cada vez más cambiante.
David Conte, profesor de Teoría Literaria y Literatura Comparada de la Universidad
Carlos III habla en estos términos a propósito de los videojuegos:
Es un modelo narrativo contemporáneo y no podemos seguir dejándolo al margen. Algunos
videojuegos ya no son sólo mero entretenimiento, así que deberíamos incorporarlos a los estudios
académicos, no arrinconarlos.

Cinco escritores, Lorenzo Silva, Fernando Marías, José Carlos Somoza y Elia Barceló, han
tratado de profundizar en el trasfondo narrativo de varios videojuegos, como Hotel Dusk, No more

66
heroes, Okami, Eternal Darkness o la saga Metroid, para asociarlos con la obra de grandes autores
de la historia de la literatura, como Chandler, Lovecraft o Heinlein. Sus conclusiones acerca de que
los videojuegos pueden tener un peso equivalente al de la literatura ya han sido reconocidas por
algunas universidades.

Los románticos de la tinta convencional y el olor a moho ya se estarán rasgando las vestiduras,
y mucho más los académicos ortodoxos. Pero debemos mirar con objetividad y frialdad: sólo
cambia el formato, conservándose unas formas similares.

En el fondo, los videojuegos no dejan de ser algo así como libros electrónicos interactivos con
apoyo multimedia.
Libros del futuro dotados de pequeñas inteligencias artificiales para levantar nuevos resortes en
los lectores. Tal vez no exijan tanta imaginación por parte del lector, pero en cambio sí pueden
exigir otra clase de cosas distintas a los libros convencionales, un nuevo metalenguaje, por ejemplo.
Y si hacemos caso de las teorías del neurobiólogo Steve Johnson, autor de Todo lo malo es
bueno para ti: cómo la cultura popular nos está haciendo más inteligentes, los videojuegos
ofrecen un riguroso entrenamiento cognitivo y las habilidades mentales que desarrollan hoy son tan
importantes como las que se ejercitan al leer libros, incrementan nuestra inteligencia y nuestra la
perspicacia o afinan la empatía y las habilidades sociales.
No se trata de reemplazar a los libros tradicionales sino de incorporar nuevos libros, los
videojuegos, al canon.

Pero la gente suele juzgar inapropiadamente aquello que desconoce, y se da la circunstancia de


que los que desdeñan los videojuegos son precisamente los que no los han conocido en toda su
amplitud.
La maravillosa realidad, por fortuna, engulle las opiniones superficiales o conservadoras. Y,
aunque con muchos años de retraso, empieza a abrirse por fin un camino académico acerca del
valor literario de esos grandes olvidados con forma de ceros y unos.
¿O es que Shakespeare no habría escrito una aventura gráfica si en su época hubieran existido
los videojuegos? Hamlet 2.0.

67
1
El lenguaje (es decir, la capacidad humana de comunicarse mediante un sistema de signos articulados) tiene las
siguientes funciones:
1. Función representativa o referencial. Se usa cuando pretendemos meramente transmitir una información, sin hacer
valoraciones sobre ella ni pretender reacciones en nuestro interlocutor, por ejemplo cuando decimos “está lloviendo”, o “la
capital de Marruecos es Rabat”. Esta función se centra, dentro de los elementos de la comunicación, en el mensaje, aunque
también hay quien dice que se centra en la realidad exterior o referente (los elementos de la comunicación están
explicados al final de este artículo).
2. Función expresiva o emotiva. Es utilizada cuando el emisor (elemento en el que se centra esta función) pretende dar
cuenta de su estado físico o anímico, como cuando soltamos un “¡ay!” al pillarnos la lengua con la tapa del piano, cuando
decimos a nuestra novia que la echamos de menos o cuando decimos que odiamos las espinacas.
3. Función apelativa o conativa. Mediante el uso de esta función normalmente pretendemos provocar una reacción en el
receptor, que es el elemento fundamental aquí. Es decir, queremos que haga algo, o que deje de hacerlo. Es la función
principal cuando, por ejemplo, decimos “vete a tomar el aire”, “abre la ventana, por favor” o “cállate”.
4. Función fática. La usamos para comprobar que el canal (elemento fundamental) sigue abierto, es decir, que la
comunicación es físicamente posible. Por ejemplo, cuando hablando por el móvil preguntamos si nos oyen, o cuando
usamos coletillas. Ejemplos de coletillas, en cursiva: “Te quedas ahí quieto, ¿eh?“; “ayer lo pasé genial en la fiesta,
¿sabes?“.
5. Función poética o estética. Se pretende crear belleza usando el lenguaje. Es la función principal en poemas, novelas,
obras de teatro y canciones. También es una de las principales funciones en los refranes. Esta función, al igual que la
representativa, se centra en el mensaje, pero al contrario que ella, en su forma y no en su contenido. Cualquier poema es un
ejemplo de la función estética del lenguaje. Por ejemplo: “Y yo me la llevé al río, / creyendo que era mozuela, / pero tenía
marido.” (Federico García Lorca)
6. Función metalingüística. Se utiliza cuando se usa la lengua para hablar de la misma lengua u otra cualquiera. Por
ejemplo, cuando decimos “burro se escribe con b”, o “the es el artículo en inglés”. Esta función se centra en el código, es
decir, en la lengua respectiva de la que se hable.
Las tres primeras funciones son comunes a cualquier acto de comunicación. A las otras tres, más propias del lenguaje, se les
llama funciones lingüísticas.
No está de más decir que casi cualquier acto de comunicación verbal alberga más de una de las funciones: por ejemplo, cuando
gritamos “¡Sácame el dedo del ojo!” estamos usando al mismo tiempo las funciones apelativa y expresiva; cuando decimos “¡Qué
bien, mañana es mi cumpleaños”, la expresiva y la representativa; al decir “El semáforo ya está en verde” usamos las funciones
representativa y apelativa (transmitimos la información, y al mismo tiempo queremos que el conductor arranque); si decimos a un
compañero “¡Barco se escribe con b, animal”, hacemos uso de las funciones apelativa, expresiva y metalingüística al mismo
tiempo.

2
Fictiva se refiere a un elemento relacionado con la ficción literaria. Es una actividad vinculada con la simulación,
hacer “como si...”, un mundo con leyes propias.
3
Por ejemplo, en un vodevil (comedia ligera que trata infidelidades amorosas) es perfectamente lógica la escenita del
amante escondido en el armario que se escapa cuando el marido celoso mira debajo de la cama, pero esto resultaría
absurdo en un drama de honor del siglo XVII.
4
El submarino del Capitán Nemo no existió nunca, pero tampoco existieron los marineros de los buques de guerra que
hundió. Esta es la trampa que tienden los relatos “basados en hechos reales”: algunos de los acontecimientos existieron,
pero ¿y los demás?, ¿y las actitudes de las personas que estuvieron implicadas?,¿y los puntos de vista? ,¿y los contextos
en que sucedieron?...
5
Ricardo Emilio Piglia, es un escritor argentino.
6
La Ilíada y la Odisea son poemas atribuidos a Homero (siglo VIII a. C.) en los cuales se relata un episodio de la
Guerra de Troya y las andanzas de Odiseo, o Ulises, héroe de dicha guerra; respectivamente. La Eneida es un
poema de Virgilio (siglo I a. C.) en el cual se cuenta la huída del príncipe troyano Eneas, antepasado de los
romanos.
7
Himno dedicado al dios lunar Nanna, uno de los principales miembros del panteón sumerio, IV milenio a. C.
8
El Imperio maurya fue el primer gran imperio unificado de la India. Fundado y gobernado por la dinastía Maurya,
existió desde el 320 a. C. hasta aproximadamente el 185 a. C.. Abarcaba el norte y centro de la India, Afganistán y
el actual Pakistán.
9
La expresión china Zizhi Tongjian se puede traducir como espejo muy completo destinado a ayudar a los gobernantes;
e indica la función de la obra, destinada a servir a los futuros dirigentes del imperio. Su autor fue Li Tao (1115-
1184)
10
Publio Terencio Africano más conocido como Terencio, fue un autor de comedias durante la república Romana. Se
desconoce la fecha exacta de su nacimiento, pero murió en 159 a. C.

68
11
Hombre soy y nada de lo humano me es ajeno.
12
Se refiere al siguiente relato de Jean Cocteau:
Un joven jardinero persa dice a su príncipe:

- ¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera

estar en Ispahán.

El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:

-Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?

-No fue un gesto de amenaza – le responde – sino gesto de sorpresa; pues lo veía lejos de Ispahán esta mañana

y allí debo tomarlo esta noche.

13
El hombre es un lobo para el hombre. La frase es originaria del comediógrafo latino Plauto (254 a. C. - 184 a. C.)
Fue popularizada por Thomas Hobbes, filósofo inglés del siglo XVII, quién la adaptó en su obra Leviatán. Se cita con
frecuencia cuando se hace referencia a los horrores de los que es capaz la humanidad para consigo misma.

14
Libro de Alexandre, versos 5-8. El Libro de Alexandre es una obra en castellano y en verso del primer tercio del siglo
XIII. En castellano actual diría: «Traigo un hermoso arte, no es de juglaría (propio de juglares)/ es un arte sin
errores, pues es de clerecía (propio de clérigos, personas instruidas)/ hablar de manera rimada por la cuaderna vía
(tipo de verso)/ con las sílabas contadas, pues es de gran maestría».
15
Félix Lope de Vega y Carpio (25 de noviembre de 1562- 27 de agosto de 1635 ) fue uno de los más importantes
poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los más prolíficos autores de la
literatura universal.
16
Fernando António Nogueira Pessoa, más conocido como Fernando Pessoa (Lisboa, Portugal, 13 de junio de 1888
30 de noviembre de 1935), es uno de los mayores poetas y escritores de la lengua portuguesa y de la literatura
europea.
17
Forman la llamada Escuela salmantina un grupo de poetas del siglo XVI, de gran sobriedad y sencillez, en los que
predomina el fondo sobre la forma. Cultivaron una lírica intimista ligada a cuestiones de índole religiosa, moral y
filosófica. El modelo es Fray Luis de León (1527-1591).
18
El clasicismo fue un movimiento que se caracterizaba por buscar un regreso a los valores literarios de la Antigüedad,
considerados como modelos (por eso se llamaban clásicos). Esta literatura tomada como ejemplo era la de los antiguos
griegos y romanos. Los rasgos que definieron a esta corriente pueden resumirse en estos tres puntos:
 Utilización de temas de la Mitología y la Antigüedad grecorromanas.

Sometimiento a las reglas de creación literaria tal como las había formulado Aristóteles.

 Eliminación de los sentimientos desbordados en la obra de arte..


19
Burguesía: El término burguesía fue empleado desde la Edad Media para designar a la clase social compuesta por
comerciantes, artesanos libres y personas no sometidas a la jurisdicción señorial que vivía en las ciudades. En el
Renacimiento, siglo XVI, la burguesía se enriquece con el comercio y la propiedad de los medios de producción,
desarrolla la industria y los sistemas de crédito para convertirse en una clase social de vanguardia, dueña del poder
económico pero carente del poder político. Las revoluciones de finales del siglo XVIII, norteamericana y francesa,
serás revoluciones burguesas tendientes a otorgar a esta clase el dominio de la sociedad.
20
En la Poética, Aristóteles señala tres reglas para la tragedia que fueron conocidas desde entonces como las tres
unidades aristotélicas: unidad de acción (sólo se debía desarrollar un conflicto); unidad de tiempo (todo debía
pasar en un día) y unidad de lugar (todo se debía desarrollar en un único lugar).
21
En lo que se conoció como la “querella entre los Antiguos y los Modernos”.
22
L'Encyclopédie es una enciclopedia francesa editada entre los años 1751 y 1772 en Francia bajo la dirección de
Denis Diderot y Jean d’Alembert. Es considerada una de las más grandes obras del siglo XVIII, no sólo por ser la
primera enciclopedia francesa, sino también por contener la síntesis de los principales conocimientos de la época, en un
esfuerzo editorial considerable para su tiempo. Por el saber que contiene, el esfuerzo que representa y por las
intenciones que sus autores le asignaron, se convirtió en un símbolo del proyecto de la Ilustración, un arma política y en
el objeto de numerosos enfrentamientos entre los editores, los redactores y los representantes de los poderes monárquico
y eclesiástico.

69
23
El Hektorlied o Canción de Héctor es una escena clave de Los Bandidos de Schiller. Amalia cree que Karl, a quien
ama, está muerto. Canta entonces un lied o tonada que evoca el episodio de la Ilíada, cuándo Héctor se despide de
su esposa antes de partir a la guerra. Sin embargo, Karl está vivo y ella lo descubre en su respuesta. La canción está
considerada como una de las más conmovedoras de la poesía alemana.
24
La narrativa gótica o de terror es un género literario, caracterizado el escenario arquitectónico (casi siempre un viejo
castillo o un monasterio), la atmósfera de misterio y suspenso, alguna maldición o destino ancestral que gravita
sobre la propiedad o sobre sus habitantes, la presencia de eventos sobrenaturales, las pasiones desenfrenadas,
accesos de pánico y agitaciones del ánimo. Además suele aparecer un erotismo oculto.
25
Para ver el mundo en un grano de arena,
Y el Cielo en una flor silvestre,
Abarca el infinito en la palma de tu mano
Y la eternidad en una hora.

Aquel que se liga a una alegría


Hace esfumar el fluir de la vida;
Aquél quien besa la joya cuando esta cruza su camino
Vive en el amanecer de la eternidad.

26
¿Y hollaron esos pies, antaño,
los verdes montes de Inglaterra?
¿Y viose el sacro Cordero de Dios
por los pastos ingleses, placenteros?

Resplandeció el divino rostro


sobre nuestras colinas nubladas?
¿Y edificose una Jerusalén
en medio de esos negros, satánicos molinos?

¡Dadme mi arco de oro ardiente!


¡Dadme mis flechas de deseo!
¡Traed mi lanza! ¡Abríos, oh nubes!
¡Traedme mi carro de llama!

No cejará en mi espíritu la lucha


ni ha de dormirse en mi mano la espada,
hasta que levantemos otra Jerusalén
en el solar verdeante y dulce de Inglaterra.

Versión de Màrie Montand

27
La palabra romanticismo deriva de roman, es decir, novela en francés. Roman, a su vez proviene de Romance; la
designación de las lenguas nacionales derivadas del latín (la lengua de los romanos).
El primero en usarla es James Boswell a mediados del siglo XVII, como un adjetivo que hace referencia a algo que no
se puede expresar sino en una novela, un roman… El texto se tradujo a varias lenguas y el término sirvió para
denominar una forma genérica de pensar y sentir. A partir de 1819 ya se emplea Romántico como denominación de
un movimiento literario.
28
Algunos autores por el contrario consideran que este movimiento se originó en Gran Bretaña y desde allí pasó a
Alemania… ¿cuestión de nacionalismo?
29
Prometeo es el titán que, en la mitología griega, robó el fuego a los dioses; para los románticos representa lo
indomable del individuo. Don Juan es el prototipo del amante y aventurero español del Siglo de Oro, atrevido,
pecador y galante. Robin Hood, bandido de las leyendas medievales inglesas, aparece como el ladrón de noble
corazón, líder de una banda de proscritos alegres (merry men), pícaros y rebeldes.
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Destino Manifiesto; idea que expresa la creencia en que Estados Unidos de América es una nación destinada a
expandirse en el continente americano: En palabras de John Sullivan (1845): El cumplimiento de nuestro destino
manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo
del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la
tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades…
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Esta última novela se titula, en francés, "Les Mâitres Sonneurs", cuya traducción es "Los maestros sonadores", o bien
"Los maestros campaneros". Ha sido publicada y citada con estos tres nombres.

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Se conoce como época victoriana a un periodo en la historia de Gran Bretaña que coincide con el reinado de Victoria I
(1837–1901), cuando el Reino Unido se convirtió en la primera potencia mundial por la prosperidad de su economía y
la extensión e importancia de su imperio colonial. La moral de la época Victoriana es un fenómeno sociológico que está
correlacionado con la prosperidad material de la burguesía durante el periodo y que provocó que los valores éticos de
ese grupo social se convirtiesen en la única escala de valores socialmente aceptable.
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Botchan es una novela del escritor y poeta japonés Natsume Sōseki; se publicó por primera vez en 1906 en una
revista. Está basada en la experiencia del autor como docente y narra las aventuras de un profesor de la ciudad de Tokio,
que choca fuertemente con el de la gente del interior con las que convive. Es una de las obras más más famosas y leídas
en Japón en los últimos cien años, especialmente entre los jóvenes y los estudiantes. La palabra japonesa botchan se
utiliza para referirse a un niño mimado, y en este caso así es como uno de los personajes de la novela se refiere al
protagonista del cual nunca se dice el nombre.
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Así es como termina el mundo/ no con una explosión, sino con un lamento.
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Por heterónimo se entiende el autor ficticio que es también personaje y del que se valen ciertos autores reales para
crear una obra literaria paralela o distinta a la suya. A diferencia del seudónimo, el heterónimo posee una personalidad
definida e incluso una biografía inventada. Fernando Pessoa tuvo 72 heterónimos. De ellos, los más importantes fueron:
Alberto Caeiro, campesino lisboeta sin estudios, Álvaro de Campos, ingeniero homosexual, y Ricardo Reis, monárquico
y conservador; el novelista José Saramago, en El año de la muerte de Ricardo Reis continúa, en una perspectiva
personal, el universo de este heterónimo y lo hace reencontrar con Fernando Pessoa, ya muerto, su creador.

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La República de Weimar fue el régimen político y el periodo histórico que tuvo lugar en Alemania tras su derrota al
término de la Primera Guerra Mundial y se extendió entre los años 1919 y 1933.
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Blut und Boden (alemán para Sangre y suelo) se refiere a una ideología que se centra en el origen étnico, basado en
dos factores: la ascendencia (la sangre de un pueblo) y el suelo (en el sentido de patria). En esta ideología se exalta
la relación de un pueblo con la tierra que ocupa y cultiva, por extensión, concede un gran valor a las virtudes de la
vida rural y al campesinado como origen racial esencial del pueblo alemán.
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El proletariado (del latín proles, linaje o descendencia) es el término utilizado para designar a los que carecen de
medios de producción por lo que, para subsistir, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a la burguesía. El
término fue recuperado por Karl Marx y alude a la clase que se enfrenta a la burguesía para llevar adelante la
revolución que implantará la sociedad socialista.
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La Gran depresión fue una crisis económica mundial que se prolongó durante la década de 1930, en los años
anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países que se analicen, pero en la mayoría
comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de la década de los años treinta o principios de los cuarenta.
Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad, y la que afectó a más países en el siglo XX
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La Guerra Civil Española fue un conflicto social, político y militar que se desencadenó en España tras el fracaso
parcial del golpe de estado del 18 de julio de 1936 llevado a cabo por una parte del ejército contra el gobierno de la
Segunda República Española, y que se daría por terminada el 1 de abril de 1939 con la victoria de Francisco Franco
y su posterior dictadura que duró hasta 1975.
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Se conoce con el nombre de Holocausto al intento de aniquilar totalmente a la población judía de Europa que
culminó con la muerte de unos 6 millones de judíos.
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Se entiende por intertextualidad, en sentido amplio, el conjunto de relaciones que acercan un texto determinado a
otros textos de variada procedencia: del mismo autor o más comúnmente de otros, de la misma época o de épocas
anteriores, con una referencia explícita (literal o alusiva, o no) o la apelación a un género, a un arquetipo textual o a
una fórmula imprecisa o anónima.
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Con el hipertexto la lectura puede realizarse en forma no lineal, y los usuarios no están obligados a seguir una
secuencia establecida, sino que pueden moverse a través de la información y hojear intuitivamente los contenidos
Un libro tradicional, en papel por ejemplo, no es hipertextual; Internet y sus “páginas” tienen una estructura
hipertextual en cuanto recuperan elementos de “hipervínculo” y unidades de información representadas por las
páginas. El lector define el camino de la lectura de acuerdo a las posibilidades presentes en las páginas.

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