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LAS GOMAS DE MASCAR

La goma de mascar, comúnmente conocida como chicle, es una goma masticable con sabor
dulce. Si bien la mayoría de las actuales utilizan una base de plástico neutro, también
conocido como el acetato de polivinilo, o también la goma de xantano, hasta hace
relativamente poco tiempo se utilizaba sin embargo la savia de un árbol tropical: el chiclero, al
cual debe su nombre más popular.
Masticar chicle en muchas formas ha existido desde el Neolítico. En Kierikki, en Finlandia, se ha
encontrado goma de mascar de 6000 años de antigüedad hecha de alquitrán de corteza de abedul,
con huellas de dientes. Se cree que el alquitrán con el que se hizo la goma tiene propiedades
antisépticas y otros beneficios medicinales.4Es químicamente similar al alquitrán de petróleo y,
por lo tanto, es diferente de la mayoría de las gomas tempranas. Los aztecas, así como los antiguos
mayas antes que ellos,2 usaron el chicle, una goma de árbol natural, como base para hacer una
sustancia similar a la goma y para unir objetos en el uso diario. Los chicles también se masticaban
en la Antigua Grecia. Los antiguos griegos masticaban una goma de masilla hecha de la resina del
árbol de lentisco. La goma de masilla, como el alquitrán de corteza de abedul, tiene propiedades
antisépticas y se cree que se ha usado para mantener la salud oral. Tanto el chicle como la masilla
son resinas de árboles. Muchas otras culturas han masticado sustancias similares al chicle hechas
de plantas, hierbas y resinas.

Aunque el chicle se remonta a las civilizaciones de todo el mundo, la modernización y


comercialización de este producto se llevó a cabo principalmente en los Estados Unidos. Los indios
americanos masticaban resina hecha de la savia de abetos. Los colonos de Nueva Inglaterra
retomaron esta práctica y en 1848 John B. Curtis desarrolló y vendió el primer chicle comercial
llamado «The State of Maine Pure Spruce Gum».4 De esta manera, el occidente industrializado,
que había olvidado las gomas de los árboles, redescubrió el chicle a través de los primeros
americanos. Alrededor de 1850 se desarrolló una goma hecha de cera de parafina, un producto
derivado del petróleo, y pronto superó a la goma de abeto en popularidad. Para endulzar estas
encías tempranas, el usuario menudo utilizaba un plato de azúcar en polvo en el que sumergía
repetidamente la goma para mantener la dulzura. William Semple presentó una patente
anticipada sobre goma de mascar —número de patente 98 304— el 28 de diciembre de 1869.

El primer chicle con sabor fue creado en la década de 1860 por John Colgan, un farmacéutico de
Louisville, Kentucky. Colgan mezcló azúcar en polvo con tolu, un aromatizante en polvo obtenido
del extracto del árbol de bálsamo (Myroxylon), creando pequeños palitos de chicle con sabor que
llamó «Taffy Tolu». Colgan también es líder en la fabricación y el envasado de goma de chicle a
base de goma de Manilkara, un árbol de hoja perenne tropical. Colgan patentó una máquina para
cortar automáticamente palitos de chicles más grandes —patente US 966 160, el 2 de agosto de
1910— llamada «Chewing Gum Chip Forming Machine» y otra para cortar automáticamente las
envolturas de barras de chicle —patente US 913 352, el 23 de febrero de 1909— llamada «Web-
cutting attachment for wrapping-machines» e inventada por James Henry Brady, un empleado de
Colgan Gum Company.

El chicle moderno se desarrolló por primera vez en la década de 1860, cuando el expresidente
Antonio López de Santa Anna trajo un cargamento de una tonelada de chicle (Manilkara zapota)
de México a Nueva York, donde se lo dio a Thomas Adams para usarlo como sustituto del caucho.
El chicle no tuvo éxito como reemplazo del caucho, sino como goma de mascar, se cortó en tiras,
se le agregó sabor y se comercializó como «Adams New York Chewing Gum» en 1871. El chicle
Black Jack (1884), aromatizado con regaliz, Chiclets (1899) y Wrigley's Spearmint Gum fueron las
primeras marcas populares que rápidamente dominaron el mercado y todavía existen en la
actualidad. Masticar chicle ganó popularidad en todo el mundo a través de los soldados
estadounidentes en la Segunda Guerra Mundial, a quienes se les suministraba chicle como una
ración y lo vendían a los lugareños. Las gomas de mascar sintéticas se introdujeron por primera
vez en los EE. UU. cuando el chicle tradicional ya no cumplía los estándares de calidad mínimos. En
la década de 1960, los fabricantes estadounidenses cambiaron a caucho sintético a base de
butadieno, ya que era más barato de fabricar.

Efectos neurológicos

Chicles de la fábrica de Haribo en Francia.

Ya con anterioridad se había sugerido que los filósofos de la antigua Grecia animaban a sus
alumnos masticar chicle para fomentar el razonamiento.5 El médico y farmacólogo de la antigua
Grecia Dioscórides recomendaba la resina del lentisco (Pistacia lentiscus) por sus presuntas
propiedades curativas.6 A los soldados de EE. UU. durante la Primera Guerra Mundial se les
suministraba chicles debido a la creencia de que aumentaba la concentración y ayudaba a aliviar el
estrés.7

Existen ciertos experimentos de laboratorio que sugieren que mascar chicle estimula la memoria,
la atención-concentración, reduce la ansiedad y el estrés8 y puede ayudar a combatir la demencia.
En un experimento con ratones a los que se les había extraído los molares y comparándolos con
aquellos que conservaban los molares intactos, se comprobó que los ratones incapaces de mascar
eran incapaces de memorizar y aprender. El análisis histológico del cerebro demostró cambios en
la anatomía del hipocampo de los ratones desmolados. En otro experimento realizado por el Dr.
Onozuka se comprobó que el acto de masticar aumenta la actividad del hipocampo.6 La Dra. Joyde
Wau, de la Universidad de Edimburgo, propone la hipótesis de que la mejoría en la memoria
puede ser debido a que el acto de masticar produce la liberación de hormonas antiestrés.9
En otro experimento, el Dr. Scholey, de la Universidad de Northumbria, con una muestra de
sujetos repartidos en tres grupos (un grupo de mascadores, otro de mascadores imaginarios que
simulaban mascar y otro grupo que no masticaba chicle alguno), se comprobó que los que
mascaban chicles obtuvieron mejor puntuación en el test de memoria. Scholey sugiere que el
ejercicio realizado mediante el acto de mascar aumenta la frecuencia cardíaca en 3 latidos por
minuto y por tanto mejoraría la perfusión cerebral; por otra parte no descarta que el mascar
produjera la liberación de insulina, como un reflejo condicionado, que se adheriría a los receptores
del hipocampo.9 La insulina se ha relacionado con la prevención de la enfermedad de
Alzheimer.10

Otros estudios asocian la goma de mascar con mejoras en la productividad, reducción de errores
cognitivos en el trabajo, aumento de la frecuencia cardíaca y un aumento inicial de los niveles
sanguíneos de cortisol, hormona que incrementa el estado de alerta y reduce la somnolencia,11
así como mejoras en el estado anímico, mejoras en la resolución de distintas tareas cognitivas
(como puzles o la repetición de series numéricas) y aumento de la velocidad de reacción.12

En Alemania, un proyecto piloto en una escuela primaria de Berlín, animó a los alumnos al
consumo de chicles durante las clases y los descansos, llegando a la conclusión de que mascar
estimulaba el cerebro, el aprendizaje y la inteligencia. Siegfried Lehrl, jefe de la Sociedad de Brain
Training y científico de la Universidad de Erlangen, alude que posiblemente el efecto positivo se
relaciona con la estimulación del tronco cerebral y el aumento de la perfusión sanguínea al
cerebro, relacionado con el estado de alerta.7 En 2002, se realizó otro experimento similar
capitaneado por científicos de la Universidad de Northumbria en Inglaterra, comprobándose que
las personas que mascaban chicle obtuvieron una mejora del 35 % en su capacidad para recordar
palabras.

Beneficios

Composición artística realizada con goma de mascar.

Mejora la concentración: alivia ansiedad, aumenta la concentración y el estado de alerta y reduce


el estrés. Los niveles de cortisol se reducen en un 16 %. Aumento del rendimiento intelectual.13

Reduce la acidez en la boca: masticar estimula un mayor flujo de saliva neutralizando el ácido de
los alimentos y las bebidas. La saliva tiene calcio y hierro que mineralizan los dientes.13

Reduce la caries: el xilitol inhibe microorganismos causante de caries.13


Reduce la acidez estomacal.13

Combate el estrés y la ansiedad: mascar chicle tiene un efecto calmante. Reduce la ansiedad en
situaciones estresantes, algo que se relaciona con el mayor flujo de sangre al cerebro.1413

Ayuda a dejar de fumar: los chicles con nicotina se usan para pacientes adictos al tabaco.

Alivio de náuseas: los chicles de menta contienen componentes que disminuyen las contracciones
en el estómago.1315

Está en fase de desarrollo fabricar un chicle para enfermos de diabetes tipo 2 que contiene
metformina.1613

Perjuicios

Existe cierta contradicción sobre los efectos negativos en la salud bucodental de aumentar el
consumo de chicles. Algunos afirman que al estimular la salivación se combate la placa dental,
mientras otros afirman que el elevado contenido en azúcares sirve de sustrato para el desarrollo
de la flora microbiana patógena bucal (microorganismos, principalmente bacterias) y el desarrollo
posterior de caries. En todo caso parece que la mejor opción es el consumo de chicles sin azúcar, y
que contengan xilitol.1718

Caries: los chicles con azúcar contienen glúcidos simples por lo que pueden engordar y promover
el desarrollo de caries.

Trastornos gastrointestinales: en exceso (de 4 a 16 chicles diarios) puede producir gastritis, cólicos,
gases intestinales y diarrea por su contenido en sorbitol;19 también puede provocar acidez, úlcera
y pérdida de peso. También contribuye a tragar más aire, lo cual es causa de flatulencias.20

Dolor en la mandíbula: mascar chicle demasiado tiempo fuerza las articulaciones témporo-
mandibulares, produciendo desgaste, con lo que el cierre de la boca se altera.

Efectos secundarios de colorantes y aromas: algunos aditivos pueden ser perjudiciales a largo
plazo.212213

Distintas gamas de chicles.

Otros efectos

Reduce el apetito: estimula la sensación de saciedad y reduce el impulso de tomar alimentos


dulces. Reduce la ingesta calórica.23
Posible carcinógeno

La preocupación ha surgido acerca de la posible carcinogenicidad del acetato de vinilo utilizado


por algunos fabricantes en sus gomas bases. No se conocen exactamente sus consecuencias a
largo plazo. El gobierno canadiense llegó a clasificarlo en principio como una «sustancia de riesgo
potencialmente alto».24 Sin embargo, el 31 de enero de 2009, el Gobierno de Canadá en una
evaluación final llegó a la conclusión de que la exposición al acetato de vinilo no se considera que
pueda ser perjudicial para la salud humana.25 Esta decisión bajo la Ley Canadiense de Protección
Ambiental (CEPA) se basa en información actualizada recibida durante el período de comentarios
públicos, así como la información más reciente de la evaluación de riesgo realizada por la Unión
Europea

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