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Reino Monera

El reino monera o mónera está formado por las bacterias, organismos unicelulares
procariotas que no tienen membrana nuclear ni una forma específica de nutrición. Pueden
ser autótrofos -son capaces de crear su propia comida- o heterótrofos -obtienen su fuente de
alimentación de otros organismos-. El reino monera contiene organismos con las
estructuras más simples en comparación con los otros reinos.

Este reino agrupa a todos los seres vivos que son unicelulares (que tienen una sola célula).
Se considera como el grupo más primitivo del mundo y forma parte de los cinco reinos
biológicos. También se le conoce con el nombre de prokaryota o prokaryotae.

¿Qué es el reino monera?

El reino monera es uno de los grandes grupos en que la biología clasifica a los seres vivos,
como el reino animal, vegetal o fungi. Sólo que en este caso comprende las formas de vida
más simples y primitivas que se conocen, y que por lo tanto pueden ser muy diversas en su
naturaleza, aunque presentan características celulares comunes: son unicelulares y
procariotas.

Mucho se ignora respecto a la aparición de la vida eucariótica, algo clave en el desarrollo


de seres pluricelulares, a partir de los eucariotas que en tiempos antiguos pertenecieron al
reino monera. Una de las teorías más aceptadas propone que un par de estos organismos
unicelulares habrían desarrollado una simbiosis muy estrecha, que llevó a uno a formar
parte del cuerpo mismo del otro, ocupándose de algunas funciones internas. Del modo que
sea, el reino monera es filogenéticamente anterior a todos los demás que existen.

Sin embargo, el término monera se encuentra actualmente en desuso. Se prefieren otros


modelos de clasificación, como el que propone tres dominios: eukarya (eucariotas), arquea
(arqueobacterias) y bacteria (bacterias), siendo estos últimos dos lo que anteriormente
formaban el reino monera.

Origen del término monera

El término monera tiene sus raíces en el griego moneres (“simple”), y se ha usado a lo largo
del tiempo, cambiado su significado específico. En principio fue propuesto por Ernst
Haeckel en 1866, quien fuera el primero en proponer una clasificación de la vida basada en
el evolucionismo. En ella distinguió tres reinos: animal, vegetal y protista, reuniendo en el
último todas las formas “simples” o microscópicas, entre las cuales estaban las moneras o
moneres: la base del árbol evolutivo.z

Posteriormente, Edóard Pierre Chatton descubrió en 192 que las bacterias no poseían
núcleo celular. Gracias a ello se pudo distinguir entre procariontes y eucariontes, es decir,
sin y con núcleo celular. A raíz de ello, en 1939, Fred Alexander Barkley empleó el término
“monera” para referirse a los procariotas: un nuevo reino que se dividía en archeopyta
(cianobacterias) y schizophyta (bacterias).

Más adelante en la historia, en 1956, Herbert Copeland reorganizó los reinos de la vida en
cuatro categorías: animales, plantas, protistas (donde estaban los eucariontes simples) y
moneras (donde estaban los procariotas). A esta clasificación añadiría Robert Whittaker en
1969 el reino de los hongos (Fungi) y es esta última versión, revisada en 2000, la que hoy
en día empleamos

Características del reino monera

Las especies del reino monera pueden ser muy diversas en su morfología y hábitos de vida,
pero tienen características mínimas de simpleza evolutiva y biológica que las unifican, tales
como:

Miden de 3 a 5 micrómetros. Se trata de los seres vivientes más pequeños que existen en
el planeta.

Son unicelulares y procariotas. Se trata de organismos unicelulares, o sea, células


autónomas que no forman tejidos, ni colonias, ni organismos más complejos, y que además
carecen de núcleo celular en donde repose su ADN.

Sin orgánulos de ningún tipo. A diferencia de las células eucariotas, mucho más grandes
y complejas a lo interior, las moneras son células sin “órganos internos” como mitocondrias
o plastos, aunque sí poseen estructuras simples que cumplen procesos internos.

Reproducción asexual. Los procesos de reproducción de las moneras no involucran la


meiosis o producción de gametos (células sexuales), sino que implican la fusión binaria y
otros procesos en que un individuo da origen a dos idénticos.

ADN circular. El ADN de estas especies se encuentra suelto en el citoplasma y tiene


circular en vez de doble hélice, siendo mucho más simple y pequeño.

Nutrición. Muchas moneras son heterótrofas (saprófitas, parásitas o simbióticas), o sea, se


alimentan de materia orgánica del medio ambiente; pero también pueden ser autótrofas
(fotosintéticas o quimiosintéticas), aprovechando la luz solar o las reacciones químicas del
entorno para fabricar su propio alimento.
Enriquecen el suelo: Las bacterias también enriquecen el suelo. Por ejemplo, los fijadores
de nitrógeno convierten el nitrógeno del aire en nitrato, que las plantas necesitan para vivir,
y un número de cianobacterias ayudan a fijar los niveles de nitrógeno en la atmósfera.

Estas bacterias fotosintéticas también aportan grandes cantidades de oxígeno a la atmósfera.


Las bacterias también descomponen la materia y se utiliza para fertilizante.

Cuentan con rasgos especiales: Los fragmentos de ADN están en forma de plásmidos. A
través de estos procesos las bacterias pueden obtener nuevos rasgos que no podrían
conseguir solamente a través de la fisión binaria.

Estos rasgos pueden incluir la capacidad de resistir el cambio en la acidez, la temperatura y


también tienen la capacidad de resistir los antibióticos.

Importancia del reino monera

Se trata del primer reino en existir, cuando la vida se originó de un modo u otro en el
planeta. Su simpleza les permitió surgir en las hostiles condiciones iniciales de la Tierra, y
aún hoy es posible hallar moneras en hábitats hostiles a las demás formas de vida. De ese
modo, entender las moneras es estudiar el origen mismo de la vida. Por si fuera poco,
muchas de ellas son agentes infecciosos del ser humano, cuya comprensión permitirá
combatir mejor enfermedades y salvar vidas.

Ejemplos

Ejemplos de integrantes del reino monera son las diversas bacterias conocidas por la
humanidad, como la Escherichia coli, un bacilo gramnegativo que a menudo parasita el
tracto digestivo humano, o el Clostridium tetani, una bacteria muy común en el suelo y en
el tracto digestivo de los animales, que puede causar en el ser humano el tétano, una
enfermedad letal, al ingresar a la sangre.

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