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El reino monera o mónera está formado por las bacterias, organismos unicelulares
procariotas que no tienen membrana nuclear ni una forma específica de nutrición. Pueden
ser autótrofos -son capaces de crear su propia comida- o heterótrofos -obtienen su fuente de
alimentación de otros organismos-. El reino monera contiene organismos con las
estructuras más simples en comparación con los otros reinos.
Este reino agrupa a todos los seres vivos que son unicelulares (que tienen una sola célula).
Se considera como el grupo más primitivo del mundo y forma parte de los cinco reinos
biológicos. También se le conoce con el nombre de prokaryota o prokaryotae.
El reino monera es uno de los grandes grupos en que la biología clasifica a los seres vivos,
como el reino animal, vegetal o fungi. Sólo que en este caso comprende las formas de vida
más simples y primitivas que se conocen, y que por lo tanto pueden ser muy diversas en su
naturaleza, aunque presentan características celulares comunes: son unicelulares y
procariotas.
El término monera tiene sus raíces en el griego moneres (“simple”), y se ha usado a lo largo
del tiempo, cambiado su significado específico. En principio fue propuesto por Ernst
Haeckel en 1866, quien fuera el primero en proponer una clasificación de la vida basada en
el evolucionismo. En ella distinguió tres reinos: animal, vegetal y protista, reuniendo en el
último todas las formas “simples” o microscópicas, entre las cuales estaban las moneras o
moneres: la base del árbol evolutivo.z
Posteriormente, Edóard Pierre Chatton descubrió en 192 que las bacterias no poseían
núcleo celular. Gracias a ello se pudo distinguir entre procariontes y eucariontes, es decir,
sin y con núcleo celular. A raíz de ello, en 1939, Fred Alexander Barkley empleó el término
“monera” para referirse a los procariotas: un nuevo reino que se dividía en archeopyta
(cianobacterias) y schizophyta (bacterias).
Más adelante en la historia, en 1956, Herbert Copeland reorganizó los reinos de la vida en
cuatro categorías: animales, plantas, protistas (donde estaban los eucariontes simples) y
moneras (donde estaban los procariotas). A esta clasificación añadiría Robert Whittaker en
1969 el reino de los hongos (Fungi) y es esta última versión, revisada en 2000, la que hoy
en día empleamos
Las especies del reino monera pueden ser muy diversas en su morfología y hábitos de vida,
pero tienen características mínimas de simpleza evolutiva y biológica que las unifican, tales
como:
Miden de 3 a 5 micrómetros. Se trata de los seres vivientes más pequeños que existen en
el planeta.
Sin orgánulos de ningún tipo. A diferencia de las células eucariotas, mucho más grandes
y complejas a lo interior, las moneras son células sin “órganos internos” como mitocondrias
o plastos, aunque sí poseen estructuras simples que cumplen procesos internos.
Cuentan con rasgos especiales: Los fragmentos de ADN están en forma de plásmidos. A
través de estos procesos las bacterias pueden obtener nuevos rasgos que no podrían
conseguir solamente a través de la fisión binaria.
Se trata del primer reino en existir, cuando la vida se originó de un modo u otro en el
planeta. Su simpleza les permitió surgir en las hostiles condiciones iniciales de la Tierra, y
aún hoy es posible hallar moneras en hábitats hostiles a las demás formas de vida. De ese
modo, entender las moneras es estudiar el origen mismo de la vida. Por si fuera poco,
muchas de ellas son agentes infecciosos del ser humano, cuya comprensión permitirá
combatir mejor enfermedades y salvar vidas.
Ejemplos
Ejemplos de integrantes del reino monera son las diversas bacterias conocidas por la
humanidad, como la Escherichia coli, un bacilo gramnegativo que a menudo parasita el
tracto digestivo humano, o el Clostridium tetani, una bacteria muy común en el suelo y en
el tracto digestivo de los animales, que puede causar en el ser humano el tétano, una
enfermedad letal, al ingresar a la sangre.