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El conocimiento

Surge el problema del conocimiento, junto con el problema del arjé y la naturaleza.
La filosofía acaba de dejar atrás las ideas míticas para pasar al uso del
racionamiento y así dar explicación a la realidad. Los sentidos nos muestran las
realidades sensibles del mundo y lo que nos rodea, la razón nos hace conocer la
esencia de las cosas, y con ella, la verdad.
La escuela de Mileto
Todo este cambio de pensamiento llevó su proceso. No es posible cambiar de
pensar en un instante. Existen pensadores que reflexionan sobre el arjé de las
cosas, como lo son Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes.
Tales propone que el arjé de las cosas es el agua. Explica que todo se origina a
partir de ella, se mantiene por ella y tendrá como fin convertirse en agua. Cabe
aclarar que el agua que bebemos es una manifestación del principio y no éste como
tal. Para Tales el agua es algo vital para todo, el agua es sinónimos de vida, y la
muerte una falta de ella.
Por otro lado, tenemos a Anaximandro, quien fue discípulo de Tales. Para él existe
el ápeiron, lo que no está determinado, lo ilimitado e inexperimentable. Dice
Anaximandro que esto es ilimitado en el tiempo y en espacio. Para él el origen de
todo es un concepto astracto, a diferencia de Tales, quien propone un elemento
físico como arjé de las cosas.
Existió también otro filósofo llamado Anaxímenes, quien propuso que las cosas
tienen su origen en el aire, ya que el hombre vive gracias a que el aire lo mantiene
en pie y cuando deja de tenerlo muere. Algo interesante es que él nota que el aire
es un elemento que constantemente se está moviendo y tiene una potencialidad
que lo hace capaz de convertirse en todo: por ejemplo, al entrar en contacto con
las sustancias indicadas se puede transformar en fuego; gracias a la condensación
se convierte en nube, vapor o simplemente viento.
La escuela pitagórica
En la filosofía de Pitágoras se encuentra el pensamiento de que el arjé de todo es el
número, algo abstracto. La naturaleza, para Pitágoras y su escuela, se puede
explicar por medio de los números. Por otro lado, expone también que el alma, al
ser inmortal, pertenece al mundo de los dioses; mientras que el cuerpo, al ser
mortal, pertenece al mundo terrestre.

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