Científicos tramposos

Existen estudios que demuestran que hay científicos tramposos, el más reciente admite más de 2300
casos de malas prácticas cada año en este colectivo. Estas malas prácticas van del plagio a
investigaciones inventadas pasando por la falsificación.

Pero en la comunidad científica al contrario que pasa en otras comunidades, el tramposo sufre el
rechazo de sus compañeros y la exclusión. Las mentiras siempre salen a la luz y la picaresca no es
un buen método para permanecer en la comunidad.

En Estados Unidos estas malas prácticas son controladas por la misma comunidad científica que
cuenta con un organismo desarrollado para ello llamado: Oficina de Integridad de Investigación.
Además los comités y las universidades también lo controlan, y quien es atrapado haciendo trampas
cumplirá sanciones establecidas como no recibir más ayudas.

Según la Fundación Nacional para las Ciencias, esta es la definición de malas prácticas: “Mentiras,
falsificaciones o plagios en la propuesta, en la realización o revisión de una investigación o en su
informe.”

En España no existe ningún organismo similar, pero una institución importante en la materia como
el CSIS sabe de la necesidad y va a crear un código de buenas prácticas. En España también ocurre
lo mismo en el Plan Nacional de I+D, no existe nada que clasifique las malas prácticas, por eso la
secretaria del estado de investigación quiere establecer una normativa que las contemple. No hay
estadísticas el respecto.

En cuanto a la Unión Europea tampoco tampoco hay un control específico por parte de la Comisión
Europea, pero si que se pueden aplicar sanciones en el ámbito de las investigaciones financiadas por
el programa marco. Tampoco hay estadísticas al respecto.