Está en la página 1de 15

En un sentido amplio, se considera como 

fraude científico todas aquellas


desviaciones del método científico y de las normas éticas relacionadas con la
actividad científica, es decir, con el planteamiento, desarrollo y publicación de la
investigación científica, siempre con intención de engañar.

Casos de mala ciencia disparan la alarma social. Esto es lo que ocurrió con un
estudio recogido en la revista médica Lancet, que sugería una relación entre la
vacuna triple vírica y el autismo. Al cabo de seis años el fraude queda al
descubierto, pero el número de niños en Reino Unido sin vacunar aumentó
durante ese tiempo. ¿Cómo evitar el fraude científico?

1. Definición y clases de fraudes científicos

En un sentido amplio, se considera como fraude científico todas aquellas


desviaciones del método científico y de las normas éticas relacionadas con la
actividad científica, es decir, con el planteamiento, desarrollo y publicación de la
investigación científica, siempre con intención de engañar. Se incluyen como
fraude científico tanto las faltas graves delictivas, que perjudican al cuerpo del
conocimiento científico, como los casos menores, más bien faltas deontológicas,
relacionadas con las malas prácticas en el proceso de publicación de la ciencia.

Los fraudes graves más corrientes son: la fabricación de datos, cuando los autores
se inventan todos o parte de los datos del estudio (ejemplos: 4, 7, 8), la
falsificación, cuando se proporcionan datos falsos o modificados de los datos
reales existentes a fin de obtener resultados más favorables a las hipótesis de
partida (ejemplos: 3,6,11), y el plagio, que es la apropiación de ideas de otros
investigadores, presentándolas como originales.

Entre los fraudes menores se podrían citar: la autoría ficticia, cuando se incluye
como autor de un trabajo a alguien que no ha contribuido al desarrollo del mismo
(autoría regalada u honoraria), la publicación duplicada o autoplagio, que consiste
en la publicación total o parcial de un artículo ya publicado previamente en otra
revista, por los mismos autores y generalmente con otro título, la publicación
fragmentada, cuando un trabajo de cierta entidad se trocea para publicarlo como
artículos independientes en diferentes revistas, la publicación inflada, cuando se
añaden más datos a un artículo previamente publicado, mostrando las mismas
conclusiones.

También se considera mala práctica científica la incorrección en las citas


bibliográficas, cuando se omiten citas relevantes o se copian citas de otros
artículos sin consultarlas, arrastrando los posibles errores que pudieran contener,
y el exceso de autocitas.

Hay que mencionar también la negligencia científica, esto es, la desviación de las
normas metodológicas de la ciencia, que da lugar a resultados erróneos pero
obtenidos sin intención premeditada de defraudar. Suele estar relacionada con la
publicidad de los resultados de la investigación, presentada prematuramente y de
forma sensacionalista en los medios de comunicación, antes de su publicación en
las revistas científicas que cuentan con evaluadores, es decir, antes de que los
resultados sean avalados por la comunidad científica (ejemplo: 1).

Habría que considerar también otros tipos de fraudes científicos por su gran
repercusión en la sociedad, estos son: la pseudociencia, y la ciencia patológica,
ambas basadas en teorías y metodologías que carecen de fundamento científico,
pero con un fuerte componente de pensamiento mágico y supersticioso. Uno de
los fundamentos del soporte popular dado a la pseudociencia es, precisamente, la
validación subjetiva de la misma. Ejemplos serían la existencia de platillos
volantes, la máquina del movimiento continuo, la astrología, la medicina alternativa
(homeopatía, quiropráctica, aromatoterapia, acupuntura, donde no se han
demostrado por métodos científicos los posibles beneficios de tales prácticas), la
percepción extrasensorial (telepatía, clarividencia, telekinesia), etc.
En el caso de la ciencia patológica o "ciencia de las cosas que no son", puede no
haber intención de engañar, pero se transmiten resultados falsos considerados
correctos sólo por efectos subjetivos, se podrían citar los rayos-N, los rayos
mitogenéticos, el polyagua, etc.

Mención aparte merece la ciencia basada en creencias o intereses religiosos,


cuando se consideran las creencias religiosas como evidencias científicas
(ejemplos: 10, 12); caso de la Sábana Santa (ejemplo: 9), o de la ciencia de la
creación, en contra de la teoría de la evolución, que intenta cambiar la biología
para hacerla más acorde con la teología cristiana.

2. Motivos y causas del fraude científico

La ciencia se parece cada vez más a un negocio, por lo que el dinero tiene una
gran influencia en el comportamiento científico, lo que puede haber propiciado la
desviación del valor tradicional de la ciencia que es la búsqueda desinteresada de
la verdad.

Además, el fraude científico se facilita tanto por la presión institucional ejercida


hacia los científicos para conseguir ayudas y subvenciones, que se distribuyen
principalmente para la investigación de excelencia, como por la excesiva
competencia que les obliga a publicar mucho y siempre lo mejor, sin olvidar la
presión personal para mejorar la carrera profesional y alcanzar el éxito. En las
universidades más prestigiosas se dan con cierta frecuencia casos de fraude,
precisamente donde la presión para publicar es mayor. Lo mismo ocurre entre los
investigadores jóvenes en relación con los ya establecidos.

3. Fraudes científicos más frecuentes

A pesar de que el número de incidentes confirmados de mala conducta en ciencia


es muy bajo comparado con la actividad científica total, la frecuencia puede ser
mayor de la que se detecta. La falsificación de datos se considera el fraude más
frecuente (40%), seguido de la fabricación (12%) y el plagio (5%).

El mayor porcentaje de fraude se aprecia en las ciencias biomédicas y


relacionadas, como farmacología. Esto puede ser debido a las características
particulares de estas disciplinas, en las que la variabilidad biológica (el hecho de
que el mismo procedimiento llevado a cabo con dos organismos lo más idénticos
posible, no llevará a los mismos resultados), puede proporcionar cierta cobertura
para el fraude (ejemplo: 3). Además, surgen problemas de propiedad intelectual
(patentes), sobre todo en la industria farmacéutica, donde se pone en juego gran
cantidad de dinero (ejemplo: 2).

En el campo de la física es más difícil hacer prosperar el fraude debido a la


facilidad de replicar los experimentos. Además, en las grandes instalaciones ("big
science") suele haber cientos de científicos trabajando en el mismo proyecto, lo
que también puede frenar las malas prácticas científicas. No obstante se han
detectado casos (ejemplo: 13)

4. Como evitar el fraude científico

La ciencia tiene la capacidad de auto corregirse, en el sentido de que cualquier


falsedad introducida en el cuerpo del conocimiento científico será descubierta y
rechazada; sin embargo, los experimentos en ciencia raramente son repetidos por
otros científicos, así que se necesitan medidas activas de protección contra el
fraude científico.

El procedimiento más utilizado para detectar el fraude es la evaluación de los


artículos antes de su publicación, por medio de "peer review". Sin embargo, este
método no siempre es eficaz, y pueden pasar desapercibidos fraudes evidentes
(ejemplos: 5, 10, 12). Los centros de investigación disponen de otros
procedimientos para evitar el fraude, como el control sistemático de los
experimentos registrados en los diarios de laboratorios, los escrutinios frecuentes
del trabajo que se va realizando, etc. Las agencias financiadoras podrían imponer
sanciones a los defraudadores y reducir las exigencias de promoción de los
científicos, para disminuir la presión de publicar cuanto antes y mucho. Los
estados podrían implantar programas educativos en las universidades que ayuden
a fomentar la integridad ética de los investigadores.

En algunos países se han creado organismos para controlar el fraude, como el


Office for Research Integrity (ORI), desde 1989, perteneciente al National Institute
of Health, de EEUU. También en Alemania se creó en 1998 la Agencia Alemana de
Investigación contra el Fraude (DFG). Muchas universidades en EEUU tienen un
departamento que se encarga básicamente de detectar la mala conducta en
ciencia.

5. Casos

Existe gran cantidad de bibliografía dedicada a las malas prácticas científicas. A


continuación se exponen brevemente, a modo de ejemplos, algunos casos de
mala conducta y fraude científico.

1. - Fusión fría. En 1990, Stanley Pons y Martin Fleischmann de la Universidad de


Utah EEUU, no siguieron las normas comúnmente aceptadas de presentación
científica. Las conclusiones de los experimentos de fusión fría fueron anunciadas
en los medios de comunicación para reclamar la prioridad del descubrimiento,
después de que la revista Nature rechazara el trabajo por considerar que no
contenía suficientes detalles de los experimentos. La presentación pública evitó
que los paneles de expertos pudieran comprobar los métodos utilizados y los
resultados obtenidos.

2. - Robert Gallo, del National Cancer Institute, de Bethesda, EEUU, reclamó en


1984 la prioridad del descubrimiento del virus del SIDA y del test para detectar la
enfermedad, para ganar notoriedad y prestigio, y, sobre todo, derechos por la
patente. Esto le llevó a enfrentarse legalmente a Luc Montagnier, del Instituto
Pasteur de París, quién demostró la verdadera paternidad del descubrimiento.
Este caso fue objeto de fuerte polémica porque, al tratarse de investigaciones
similares y paralelas llevadas a cabo simultáneamente, no resultó fácil aclarar la
autoría de los descubrimientos.

3. - David Baltimore, Premio Nóbel de Biología, y ex presidente de Rockefeller


University de EEUU, defendió, durante un largo proceso (1986-1991), el trabajo de
su coautor quién falsificó sistemáticamente datos en un proyecto epidemiológico
sobre SIDA, que fue presentado a la revista Cell.

4. - Jan Hendrik Schön, físico, trabajó en nanoelectrónica en los laboratorios Bell,


de New Jersey, EEUU. Con 32 años logró 80 publicaciones en Science y Nature,
cuyos resultados fueron imposibles de reproducir por otros investigadores. Se
comprobó que el científico inventó o alteró datos en sus resultados por lo menos
16 veces entre 1998 y 2001.

5. - Alan Sokal, profesor de física de la New York Univesity, EEUU, publicó en


1996, en la revista Social Text, un texto completamente ininteligible y sin sentido,
sobre mecanismos cuánticos y su conexión con el post-modernismo, origen de su
libro sobre imposturas intelectuales. Pretendía poner en evidencia la falta de
mecanismos de control en la citada revista.

6. - Friedhelm Herrmann y Marion Brach, trabajaron juntos desde 1990 en


investigación contra el cáncer en el Max Delbrück Centre for Molecular Medicine
de Berlín. Según una investigación del DFG (Agencia Alemana de Investigación
contra el Fraude), llevada a cabo en 2000, se demostró que, al menos en 94
artículos, éstos investigadores manipularon y falsearon los datos.
7. - John Darse, especialista en cardiología de la Universidad de Harvard, EEUU,
escribió cerca de 118 artículos entre los años 1980 y 1982, con la mayoría de los
datos inventados. La Universidad ignoró el fraude y sólo tomó acciones contra él
después de una denuncia del National Institute of Health.

8. - Andrew Wakefield, médico del International Child Development Resource


Centre, de Londres, publicó en 1998 en Lancet un estudio que vinculaba la vacuna
trivírica (sarampión, paperas y rubéola), con casos de autismo. Esto se demostró
falso, cuando en 2004 se comprobó que el autor del estudio había cobrado 55.000
libras de una institución que quería querellarse contra los laboratorios que fabrican
esas vacunas.

9. - El fraude de la Sábana Santa. En 1978, Juan José Benitez, periodista español,


afirmó, siendo falso, que la NASA había aportado pruebas científicas que
demostraban suficientemente el principal dogma de la Iglesia católica; la
resurrección de Jesucristo. En 1988 la prueba del carbono 14, realizada
simultáneamente en tres prestigiosos laboratorios, puso las cosas en su sitio y
determinó el origen medieval del lienzo (siglo XIV), lo que echaba por tierra uno de
los montajes más rentables de los años 70-80.

10.- Antonio Arnaiz Villena, jefe de inmunología del hospital 12 de Octubre de


Madrid, escribió en Human Immunology, un artículo que fue retirado de la revista
inmediatamente después de publicado, mediante una carta del editor rechazando
el trabajo porque no tenía ningún valor científico. Demostraba que los palestinos
tienen una fuerte correspondencia genética con los judíos y otros pueblos de
oriente medio. Las citas que ofrece como fuentes para apoyar su teoría son casi
todas autocitas, o citas de la Biblia, o de otras fuentes sin ningún valor científico.
Este artículo pasó los filtros de evaluación de la revista.

11. - La multinacional farmacéutica Merck fue denunciada por fraude científico por
Josep Laporte catedrático de Farmacología Clínica de la Universidad Autónoma de
Barcelona y jefe de Farmacología del Hospital Valle de Hebrón, en relación con
dos medicamentos antiinflamatorios producidos por dicha multinacional. Laporte
publicó, en 2003, un artículo en el que confirmaba científicamente los riesgos de
toxicidad de dichos productos. Se enfrenta actualmente a una demanda planteada
por la multinacional.

12. - Baltasar Rodríguez Salinas, catedrático jubilado de Análisis Matemático de la


Universidad Complutense de Madrid, escribió un artículo, en 2003, en la revista de
la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de España, en el que
prueba mediante formulación matemática la existencia de Dios y compara los
resultados con los cinco argumentos de la Summa Teológica que aluden a la
divinidad. Una evaluación posterior del artículo concluye que todo es pura
fantasía, impregnada de mística cristiana.

13. - En 1999, investigadores del laboratorio Lawrence Berkeley National


Laboratory, de EEUU, publicaron en New Scientist el descubrimiento del elemento
118 (el átomo más pesado conocido hasta entonces). Más tarde, varios grupos de
investigadores alemanes y japoneses intentaron replicar el experimento y
fracasaron. Se descubrió que uno de los 15 científicos que formaban parte del
proyecto inicial fabricó los datos iniciales.

Resultado de imagen para plagio científico y falta de rigor en la ciencia

La falta de rigor es una constante en multitud de trabajos, que no cumplen con los
principios básicos de una investigación de esta naturaleza; además de la
creatividad que se le presupone al diseño de un póster, elaborado para ser
expuesto de forma didáctica al público.

El plagio es considerado como un fenómeno complejo multidimensional de


variadas causas que afecta los principios éticos de las publicaciones científicas,
pues quiebra la credibilidad de los autores y se considera un tipo de mala
conducta científica.
El fraude científico es una actividad voluntaria que consiste en el desacato de
ciertas conductas estandarizadas al momento de la investigación científica. Esta
conducta se caracteriza por la falsa acreditación de un tema de investigación y
también una distorsión intencionada de información.

El plagio científico es la presentación de información como si fuera propia


cuando no lo es. Se presentan investigaciones y resultados que violan los
derechos de autor porque no se toma permiso para utilizar la información en
trabajos propios.

La falta de rigor en la ciencia son todas aquellas investigaciones que carecen de


robustez en su presentación. Es decir, no es una investigación respaldada
adecuadamente con todo el método científico.

La discusión sobre la integridad de la investigación y el rigor científico ha ganado


una atención creciente en las últimas décadas, especialmente en el ámbito de la
producción científica y los desafíos asociados. Entre los diversos desafíos, se
encuentran los de carácter ético y metodológico que confrontan la confiabilidad de
los resultados.

En el contexto de las publicaciones académicas, las transformaciones en el


alcance de las políticas editoriales han sido notables, especialmente en los últimos
quince años. En 2009, editoriales de gran permeabilidad internacional en las áreas
más diversas, como Nature Publishing Group (NPG), explicitaron sus políticas
sobre responsabilidad de autor. Según Editorial de 2009 de NPG:

La responsabilidad de la contribución de su grupo. Hay tres responsabilidades


principales: preservar los datos originales en los que se basa el artículo, verificar
que las cifras y conclusiones reflejen con precisión los datos recopilados y que las
manipulaciones de las imágenes se realicen de acuerdo con las pautas de Nature
(http://tinyurl.com/cmmrp7) y minimizar los obstáculos para compartir materiales,
datos y algoritmos mediante una planificación adecuada.1

Esta iniciativa fue el resultado de un proceso de discusión en la editorial y


seguimiento de una consulta con los autores, cuyas opiniones sobre políticas más
estrictas en materia de autoría científica no eran consensuadas. Aproximadamente
un año antes, en 2008, NPG se comprometió en otra iniciativa centrada en la ética
en las publicaciones, para verificar la originalidad de los manuscritos, con el apoyo
de la base de datos CrossCheck. Entre los editores científicos involucrados se
encontraban la Association for Computing Machinery, American Society of
Neuroradiology, BMJ Publishing Group, Elsevier, Institute of Electrical &
Electronics Engineers y NPG. Paulatinamente, la atención a los sistemas de
detección de plagio, comerciales y gratuitos, se ha expandido en el contexto de las
publicaciones. Estas y otras acciones en el escenario editorial surgen de
motivaciones que incluyen preocupaciones de carácter ético y científico, en parte,
de los propios investigadores. Estas preocupaciones son consistentes con las
nociones sobre rigor científico, tanto en la comunicación de resultados como en la
revisión por pares.

Clonación, paleontología y revistas depredadoras son algunos de los fraudes.

Clonación, paleontología y revistas depredadoras son algunos de los fraudes. It@c


Flickr

INVESTIGACIÓN POLÉMICA EN EL LABORATORIO

Estos son los diez fraudes científicos más sonados de la historia

Juntas cuestionables, estudios falsificados y descubrimientos amañados están


detrás de los mayores escándalos en la ciencia.

13 junio, 2017 02:48GUARDAR

CIENTÍFICOS ESCÁNDALOS EMPRESARIALES FRAUDES REVISTAS


CIENTÍFICAS

Marta Sofía Ruiz @Mdpta

Noticias relacionadas

Estos son los siete aviones más grandes de la historia

Diez curiosidades sobre el aburrimiento para pasar el rato


Ésta es la pajita que detecta droga en la bebida

Aunque la ciencia se caracteriza por el rigor y la revisión, en las últimas décadas


varios fraudes científicos han salpicado ocasionalmente a publicaciones científicas
e investigadores. Desde el japonés que falsificó datos en casi 200 estudios hasta
el paper firmado por personajes de Los Simpsons, estos algunos de los fraudes y
engaños científicos más sonados:

Un perro en la junta

Un perro australiano formó parte de la junta de siete revistas científicas después


de que su dueño, el investigador Mike Daube, le creara una personalidad falsa con
el objetivo de denunciar el escaso rigor de muchas publicaciones. En su nutrido (y
ridículo) currículum, Ollie (bajo el nombre de Olivia Doll) afirmaba ser experto, en
masajes caninos y en campos como la medicina respiratoria, la psiquiatría y el
abuso de drogas.

Un avatar polaco

Ollie no es el único miembro de una junta cuestionable. En 2015, un equipo de


investigadores se inventó a Anna Olga Szust, una falsa investigadora con un CV
imaginado que escribió correos a 360 revistas científicas para trabajar en ellas.
Aunque muchas rechazaron el ofrecimiento o no respondieron a él, varias, y entre
ellas una española, aceptaron su solicitud.

La firma de los Simpsons

Lo firmaban Edna Krabappel y Maggie Simpson y también un tal Kim Jong Fun.
Además, estaba lleno de sinsentidos. Y aún así, el paper fue fue aceptado por dos
revistas científicas: Journal of Computational Intelligence and Electronic Systems y
Aperito Journal of NanoScience Technology. ¿Cómo? Porque son dos revistas
depredadoras, publicaciones fraudulentas que acepta los estudios sin revisar (a
pesar de proclamar lo contrario) con el objetivo de engañar a jóvenes científicos a
los que hacen pagar una cuota por aceptar el texto.
Edna Krabappel, personaje de los Simpsons, firmó un estudio científico.

Edna Krabappel, personaje de los Simpsons, firmó un estudio científico.

La falsa clonación

En dos publicaciones en los años 2004 y 2005, el científico Hwang Woo-suk


anunciaba que había conseguido clonar un embrión humano y extraer células
madre de él, algo que abría la puerta a grandes avances en la curación de
enfermedades. Sin embargo, solo un año más tarde una comisión de investigación
de la Universidad de Seúl confirmaba que había falsificado los experimentos y que
nunca existieron dichas células madre. Condenado a dos años de cárcel que no
tuvo que cumplir, el logro que sí que se le reconoce es el de la primera clonación
con éxito de un perro en 2005.

El falso escándalo de las vacunas

Tristemente de moda, el falso nexo entre vacunas y autismo tiene parte de su


origen en un estudio fraudulento llevado a cabo por el por el doctor Andrew
Wakefield. En 1998, este médico publicaba un artículo en la revista The Lancet en
el que afirmaba que la vacuna de la triple vírica causaba autismo en niños. Aunque
luego se descubrió que el estudio era fraudulento, los métodos erróneos y que él
tenía conflictos de intereses financieros, el daño ya estaba hecho y una parte de la
sociedad se creyó las afirmaciones de este especialista al que se le retiró la
licencia para ejercer la medicina en Reino Unido y que todavía hoy sigue siendo
estandarte del movimiento antivacunas.

Una teoría sin probar

La ciencia sueca no gana últimamente para disgustos y es que después de que la


cúpula del Instituto Karolinska de Suecia, que alberga al organismo que otorga el
premio Nobel de Medicina, tuviera que dimitir por un escándalo relacionado los
trasplantes de tráquea, un estudio de la Universidad de Upsala fue retirado y
calificado de fraudulento. El trabajo defendía que los desechos en forma
microplásticos que abundan en el mar aumentan la mortalidad de algunos peces.
Sin embargo, tras la alerta de varios científicos, un comité dictaminó que el trabajo
tenía irregularidades y falta de datos básicos y recomendó su retirado afirmando
que sus autores eran culpables de deshonestidad científica.

El récord de la falsificación

Aunque algunos científicos han sido acusados de fraude en uno (o varios) papers,
hay un japonés que les saca ventaja a todos en el arte de la mentira científica. Se
trata de Yoshitaka Fujii, un médico anestesista que publicó un total de 212
estudios. Después de una investigación exhaustiva de su trabajo, tras surgir
cuestiones sobre él, se descubrió que solo tres de sus trabajos estaban
claramente libres de duda y que 193 empleaban datos falsificados.
El hombre de Piltdown
El hombre de Piltdown es uno de los fraudes científicos más antiguos y también el que más
tiempo se mantuvo. En 1912 se presentaba una calavera que, según los expertos de la
época, se correspondía con el eslabón perdido entre hombre y mono. Sin embargo, en
1953 el fraude era expuesto y se daba a conocer que los restos eran en realidad parte de
un cráneo humano y una mandíbula de orangután machados para igualarlos y darles
apariencia de antigüedad. Aún así, el hombre de Piltdown sigue teniendo consigo otro
misterio por exponer, ya que todavía no se ha podido probar quién fue el falsificador que
fabricó el cráneo (aunque todas las miradas recaen sobre Charles Dawson, el arqueólogo
que lo descubrió y que también falsificó otros objetos durante su carrera).

También podría gustarte