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ONG “PRO PERSONA”: Justicia para todas las personas…

SEÑORES MIEMBROS DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE


DERECHOS HUMANOS:

1. DATOS DE LA PARTE PETICIONARIA


Nosotros: Evelyn Lucero Lucana Morales, Angela Escarledt Pineda Miranda, Josseph
Isaac Perez Torres, Erika Maria Amparo Ramirez Ceballos y Yoao Emerson Rojas Arias,
en representación de la ONG “Pro Persona” acudimos ante ustedes y presentamos la
siguiente denuncia en contra del Estado de Campadia.
En cumplimiento de los artículos 46 de la Convención Americana y 28 del Reglamento
de Procesos de la CIDH, nuestros datos generales son los siguientes:

Datos de la ONG:
Nombre: Asociación sin fines de lucro “Pro Persona”
Domicilio legal: Avenida General Huallparimachi Nro. 650. Constino – Campadia
Fecha de Constitución: 23 de agosto de 2001
Correo Electrónico: ongpropersona@gmail.com

Datos de los representantes:


Nombre: Evelyn Lucero Lucana Morales
Nacionalidad: Campadiana
Profesión: Abogada
Correo Electrónico: lucerolucanamorales@creo.com.ca

Nombre: Angela Escarledt Pineda Miranda


Nacionalidad: Campadiana
Profesión: Abogada
Correo Electrónico: 201586@unsaac.edu.pe

Nombre: Josseph Isaac Perez Torres


Nacionalidad: Campadiano
Profesión: Abogado
Correo Electrónico: 201584@unsaac.edu.pe

Nombre: Erika Maria Amparo Ramirez Ceballos


Nacionalidad: Campadiana
Profesión: Abogada
Correo Electrónico: 201587@unsaac.edu.pe

Nombre: Yoao Emerson Rojas Arias


Nacionalidad: Campadiano
Dirección Domiciliaria:
Profesión: Abogado
Correo Electrónico: yoao123@gmail.com

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Avenida General Huallparimachi Nro. 650. Constino – Campadia ongpropersona@gmail.com
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Consignamos la Dirección Postal: 170503: Avenida General Huallparimachi Nro. 650.


de la ciudad de Constino - Campadia. Nuestras notificaciones las recibiremos en los
Correos Electrónicos: ongpropersona@gmail.com y lucerolucanamorales@creo.com.ca.
Expresamos nuestra voluntad de que la presente denuncia sea enteramente conocida por
lo que no nos acogemos al derecho de confidencialidad previsto para estos casos.

2. DATOS DE LAS PRESUNTAS VÍCTIMAS


a)
Nombre de la presunta víctima: Estela Gallardo Gutierrez

Género de la presunta víctima: Femenino

Fecha de nacimiento de la presunta víctima: 14 de julio de 1984

Correo electrónico de la presunta víctima: esgagu22@gmail.com

Dirección postal de la presunta víctima: 170504 Av. Felipe Mesones N°523, ciudad de
Boquito, Campadia.

Teléfono de la presunta víctima: +53 984536271

b)
Nombre de la presunta víctima: Felipe Zavala Gallardo

Género de la presunta víctima: Masculino

Fecha de nacimiento de la presunta víctima: 23 de junio de 2002

Correo electrónico de la presunta víctima: felipillo124@gmail.com

Dirección postal de la presunta víctima: 170504 Av. Felipe Mesones N°523, ciudad de
Boquito, Campadia.

Teléfono de la presunta víctima: +53 953627896

c)
Esta representación debe aclarar que también deben ser considerados como víctimas, las
aproximadamente 40 familias que fueron desplazadas forzosamente de Guarandá hacia
Boquito, conforme se desarrollará con mayor amplitud más adelante, asi como las
mujeres trabajadoras mineras de Sylco S.A; las mismas que serán identificadas

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progresivamente durante la tramitación de la presente petición, por tratarse de una labor


compleja de identificación.

3. PETITORIO

I. Solicitamos que esta Comisión concluya y declare:


1) Que el Estado de Campadia violó los artículos 5, 8, 16, 17, 19, 24, 25 y 26 consagrados
en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el art. 1.1 de la
misma.
2) Que el Estado de Campadia violó los artículos 8 y 13 del Protocolo de San Salvador.
3) Que el Estado de Campadia incumplió su obligación de adoptar medidas para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, consagrada en el Art. 7 de la
Convención Belém do Pará.

II. Si esta Comisión considera que ha existido una violación a los derechos humanos
mencionados, que someta el caso ante la Corte IDH para que se ordene al Estado:
1. Pagar una justa indemnización compensatoria a las víctimas de estas violaciones.
2. Realizar una investigación de los hechos ocurridos después del traslado que
hicieron con los varones entre 18 y 50 años de Guaranda a la zona de conflicto.
3. Adecuar su legislación interna para garantizar la igualdad de todos sus habitantes
en el goce de los derechos garantizados por la Convención, y en particular,
establecer medidas especiales a favor de los niños y mujeres de la región Boquito.
4. Contribuir con la implementación y el desarrollo de la educación en la región de
Boquito.
5. Publicar en el diario oficial y en diversos medios de comunicación masiva el texto
de la sentencia de fondo y reparaciones.
6. Pagar las costas y el reembolso de los gastos en el que debieron incurrir las victima
ante las autoridades administrativas y judiciales de Campadia, y ante los órganos
del Sistema Interamericano.

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SECCIÓN II. HECHOS DENUNCIADOS

1. ESTADO MIEMBRO DE LA OEA CONTRA EL CUAL SE PRESENTA LA


DENUNCIA

El Estado de Campadia es miembro de la OEA y ha ratificado la CADH el 19 de


noviembre de 1990.

2. RELATO DE LOS HECHOS

El Estado de Campadia (en adelante “Campadia” o “el Estado”) registra una población
que alcanza los 16 millones de habitantes, se encuentra distribuida política y
territorialmente en ocho regiones, siendo su capital la Región de Constino. Campadia
enfrenta un conflicto armado interno (en adelante “el Conflicto”) que se ha prolongado
por más de 30 años, en donde parte del territorio de Campadia (las regiones de Colibrí y
Cotaccasi) se encuentran parcialmente controladas por el Movimiento Revolucionario por
la Libertad (en adelante MRL).

El poblado de Guarandá ubicado al sur de la Región de Cotaccasi, con cerca de 40 familias


de un modus vivendi económico a partir de la actividad agrícola, no registró actividades
derivadas del conflicto que enfrentaba el Estado. Sin embargo, agentes del Estado, a
través del destacamento militar dirigido por el General Prieto, llegaron a Guarandá el 24
de septiembre del 2015, para que sin más fundamento que el “tener información de un
posible ataque al pueblo” ordenasen que la población desocupara Guarandá. A esto se
suma que, llegado el día, se ordenó además del desplazamiento, que los hombres entre 18
y 50 años se integren a apoyar a las fuerzas estatales. Las demás personas abandonaron
Guaranda entregándoseles a cada familia una ración de víveres.

Tres días de camino enfrentaron las mujeres, los niños y los varones mayores de cincuenta
años para finalmente arribar a Atenango en la Región de Boquito, región en la que las
actividades económicas no eran precisamente las propias de Guarandá (la agricultura);
sino, su principal fuente de empleo provenía del campamento minero de Candú, de
administración de Sylco Extractión Company S. A. (en adelante Sylco S. A.).

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Frente a este contexto y después de infructuosos intentos de conseguir trabajo se vieron


obligadas a solicitar e ingresar a trabajar al Campamento minero Candú como operadoras
en la planta minera, con jornadas de 8 horas diarias y 20 días continuos por mes.

Así, el 6 de noviembre de 2015, Estela Gallardo y su hijo Felipe Zavala Gallardo, las
demás mujeres de Guaranda e hijos ingresaron al campamento minero Candú, en donde
Sylco S.A. les brindó una habitación (de las tres que el campamento tenía para las
mujeres) en la que vivirían la mujeres contratadas y sus hijos, quienes asistirían a una
escuela en Atenango (construida y financiada por Sylco S.A.) la que contaba con 2 aulas,
una para niños y niñas entre 5 y 8 años y la otra para los niños y niñas entre 9 y 12 años.

Estela Gallardo inicia una actividad dirigencial de las mujeres que trabajan en Candú, al
considerar que las condiciones laborales que enfrentaban las mujeres no eran adecuadas;
así, no había servicios higiénicos diferenciados de hombres y mujeres, suficientes
implementos de higiene, los trabajos a los que eran sometidas las mujeres eran muy duros
y ninguna de las mujeres había ascendido en la escala laboral, pese a contar con igual
tiempo, rango y méritos que sus compañeros varones. Esto llevó a Estela Gallardo a
convocar a las mujeres de Candú a efectos de que iniciaran los reclamos ante los
empleadores, lo que se concretizó en una manifestación pública frente a las oficinas
administrativas de la empresa el 13 de mayo de 2016, ante tal hecho los representantes de
Sylco S. A. les informaron que debían detener los reclamos y cumplir con sus horarios de
trabajo, en razón de que cualquier reclamo ante la Empresa tenía que ser canalizado
directamente por el sindicato de trabajadores de Candú.

Estela Gallardo y sus compañeras buscaron formar parte del Sindicato de Trabajadores
de Candú, solicitudes que fueron rechazadas, debido a que “el Estatuto del Sindicato”
solo permitía el ingreso de trabajadores y no de trabajadoras. Ante esta negativa, el 4 de
julio de 2016, las trabajadoras presentaron una petición al Ministerio de Trabajo,
considerando que el estatuto era discriminatorio. Esta instancia administrativa según el
ordenamiento interno de Campadia debió resolver en un plazo máximo de 30 días.

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Los trabajadores del campamento se opusieron al reclamo hecho por las mujeres e incluso
el propio líder sindical les indicó que no deberían continuar con sus reclamos, porque de
concederlos, se produciría una reducción de los beneficios de todos los trabajadores en
general. Pese al plazo establecido por ley, la autoridad administrativa no se pronuncia
sobre el pedido.

Después de cuatro meses, el 23 de noviembre de 2016 y aún sin tener respuesta de la


Autoridad Laboral, Estela Gallardo fue víctima de una violación sexual por parte de dos
trabajadores del campamento; quienes ingresaron a los servicios higiénicos, lugar en el
que “después de preguntarle su nombre” abusaron de ella, producto del cual quedó
embarazada.

El hecho fue denunciado ante el IV Juzgado Penal de Boquito; luego de realizadas las
investigaciones, el 14 de diciembre de 2019 el juez emitió sentencia condenatoria
ordenando para ambos una sanción de 30 años de pena privativa de libertad, sentencia
que fue reducida a 15 años por la Sala Penal de Boquito el 10 de agosto de 2020,
considerando que en el presente caso no exista agravante alguna. En esta instancia, el
Poder Judicial tampoco se pronunció sobre algún tipo de indemnización a la víctima; así,
Estela Gallardo intentó impugnar la sentencia para que sea la Corte Suprema quien
conozca el caso, sin embargo, se vio imposibilitada en razón a que el ordenamiento
interno de Campadia permite la interposición del recurso de casación sólo cuando la pena
privativa de libertad impuesta, sea superior a 18 años.

Al tomar conocimiento de lo sucedido, Sylco S.A. decidió despedir inmediatamente a los


dos trabajadores responsables en febrero de 2017. Asimismo, la empresa cumplió con
otorgar a Estela Gallardo, licencia por maternidad y atención en salud pre y post natal;
sin embargo, coincidentemente, después de sucedido los hechos, el porcentaje de mujeres
trabajando en el campamento de Candú, que había sido creciente, comenzó a disminuir
hasta llegar al 3% exigido por ley.

A los pocos días de difundirse la noticia por los medios de comunicación, el Ministerio
de Trabajo resolvió el recurso presentado por las mujeres de Candú, relativo al Estatuto

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del Sindicato, disponiendo que debía permitirse el ingreso de las trabajadoras, a través de
una interpretación amplia del Estatuto.

Las trabajadoras de Candú, una vez que lograron ser parte de sindicato de trabajadores,
presentaron sus reclamos para que sean debatidos; sin embargo, tras realizarse una
votación entre los miembros, se denegó la presentación formal de los pedidos de las
mujeres por parte del sindicato de trabajadores.

Las trabajadoras de Candú, frente a la imposibilidad de poder hacer valer sus reclamos
por medio del sindicato, recurrieron el 24 de agosto del 2017, ante III Juzgado Civil de
Boquito solicitando la mejora de sus condiciones de vida y la de sus hijos. La demanda
contenida una descripción de lo que consideraban abusos cometidos contra ellas: la falta
de infraestructura adecuada (vivienda y servicios higiénicos), el acceso insuficiente a
elementos de higiene femenino, la existencia de servicios de educación deficiente, la
discriminación en el ascenso de los puestos de trabajos y finalmente las faltas de medidas
de seguridad para prevenir los abusos sexuales de las trabajadoras de la empresa en el
campamento.

Después que el juez del III Juzgado Civil que conoció el caso realizara visitas al
campamento y recibiera escritos de organizaciones de defensa de los derechos humanos
de las mujeres que apoyaron la demanda presentada, emitió sentencia rechazando las
pretensiones de las mujeres de Candú, ésta sentencia fue confirmada por la Sala Civil de
Boquito y por la Corte Suprema de Campadia, resolución definitiva que fue notificada a
las partes el 28 de octubre de 2020.

3. PERSONAS O AUTORIDADES ALEGADAMENTE RESPONSABLES

• Presidente de Campadia: Nahub Albuquerque Milán


• Jefe del destacamento militar de Guarandá: General José Prieto de Cal
• Dos Personas no identificadas (violadores)
• Juez del Cuarto Juzgado Penal de Boquito: Stiward Gonzales Blanco
• Miembros de la Sala Penal de Boquito: Marianella Tesma Benitez, Ernesto Flume
Alvarado, Jose Luis Cardón de Boada

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• Gerente General de Sylco S.A: Mac Donal Trumpet Eptein


• Ministro de Trabajo: Adolfo Candamio Morrieta
• Juez del Tercer Juzgado Civil: Victor Baularte Mansilla
• Miembros de la Sala Civil de Boquito: July Pereira Silva, Juan Jayo Legario,
Fernando Marmanillo Rosas
• Miembros de la Corte Suprema de Campadia: Javier de la Riva Estén, Omar
Fernández Cruz, Juan de Dios Preciado Moreira.

4. DERECHOS HUMANOS QUE SE ALEGAN VIOLADOS

i. EL ESTADO DE CAMPADIA VIOLÓ EL DERECHO DE PROTECCIÓN A LA


FAMILIA DE LOS POBLADORES DE GUARANDÁ, CONSAGRADO EN EL
ARTÍCULO 17 DE LA CONVENCIÓN, EN RELACIÓN CON EL ARTÍCULO 1.1 DE
LA MISMA.
Queda acreditado que agentes del Estado de Campadia1, incursionaron en Guarandá,
poblado ubicado en la parte alta de la colina de Sololé, ordenando el desplazamiento de
las mujeres, niños y varones mayores de 50 años y el reclutamiento de los varones entre
18 y 50 años.
Los agentes justificaron la medida, en la seguridad de los pobladores y en el apoyo a las
fuerzas estatales en la contención, frente a un supuesto ataque al pueblo por parte del
MRL.
Consideramos necesario analizar y determinar la justificación y proporcionalidad de la
medida adoptada. En ese sentido, el art. 17 del II Protocolo Adicional a Los Convenios
de Ginebra precisa que “no se podrá ordenar el desplazamiento de la población civil por
razones relacionadas con el conflicto, a no ser que así lo exijan la seguridad de las
personas civiles o por razones militares imperiosas”.
Si bien de los hechos se desprende que la justificación alegada por el Estado para el
desplazamiento fue la “seguridad de los pobladores” ante un supuesto ataque, se tiene de
las circunstancias acreditas anteriormente, que:
i) La imposibilidad real y geográfica del ataque.- Por existir poblados entre la zona
del conflicto y Guarandá por las cuales tendría que atravesar necesariamente el

1
Destacamento militar dirigido por el General Prieto.
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MRL si pretendía incursionar en Guarandá, pero que sin embargo no había sido
ordenado su desplazamiento, y;
ii) La ubicación estratégica del poblado para el Estado.- Por la que finalmente
terminó convirtiendo al pueblo en una base militar.
Demostramos que las razones no fueron precisamente la “seguridad de la población
civil” como pretendió justificar el Estado; sino por el contrario, “estrategias militares”
(instalar una base militar en la zona por su ubicación geográfica) en el marco de su lucha
antisubversiva, que no configuran “razones militares imperiosas” como lo exige el art.
17 del II Protocolo Adicional a Los Convenios de Ginebra.
Incursión, desplazamiento y reclutamiento del Estado que finalmente terminan afectando
a cada una de las familias de Guarandá, violando el contenido in extenso2 del derecho de
Protección a la Familia; visto esto desde la calificación A) arbitraria y B)
desproporcionada, de la incursión del Estado, como desde las consecuencias producidas
en el núcleo familiar.
A) En primer lugar, la arbitrariedad de una intervención en la familia se produce cuando
ésta no se basa en los siguientes supuestos: i) la legalidad, ii) el interés de la seguridad
nacional, iii) la seguridad pública y el bienestar económico, iv) la prevención del desorden
y el crimen, v) la protección de la salud y la moral y vi) la protección del derecho a la
libertad otros.3 Como último requisito, tiene que ser necesaria, a su vez, dentro de una
sociedad democrática.4
Carece de pertinencia analizar los presupuestos ii, iv, v y vi, por no estar relacionado con
los hechos; sin embargo, es de advertir la ausencia de legalidad por ser una conducta al
margen de la Ley y más aún contrario a tratados internacionales aplicables5, y la seguridad
pública pierde sentido si se ha acreditado la imposibilidad real y geográfica del ataque.
Ahora bien, aun cuando el Estado pueda probar alguno de los puntos precitados, deberá
probar también que la medida es necesaria en una sociedad democrática6, para lo cual el
TEDH ha establecido que el Estado debe demostrar que la política o procedimiento

2
Entendido tanto el contenido “esencial” (esfera protegida que no soporta limitación de ningún orden) y “no esencial”
(permite restricciones y limitaciones, en tanto estas sean respetuosas de los principios de razonabilidad y
proporcionalidad). Tribunal Constitucional del Perú, sentencia recaída en el Exp. N° 0004-2017-AI/TC, del 21 de
septiembre de 2017, párr. 36.
3
TEDH, Case of Z v. Finland, 25 de enero de 1997, párr. 60; Convenio Europeo de Derechos Humanos, Art. 8.
4
Artículo 8.2 del Convenio Europeo de Derechos Humanos; CEDH. Moustaquim v. Belgium, 18 de febrero de1991;
Case of Nasri v. France, 13 de Julio de 1995.
5
Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 y su II protocolo adicional al convenio de Ginebra del 12 de agosto
de 1949.
6
El Art. I de la Constitución de Campadia establece que se trata de un “Estado social de Derecho, unitario y
democrático, basado en el respeto y solidaridad de todos los Campadianos” (subrayado agregado)
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empleado, es proporcional al fin legítimamente perseguido.7 En consecuencia; la


incursión, desplazamiento y reclutamiento de la población no debe ser producto de una
simple estrategia militar, sino que debe obedecer a consideraciones más profundas8. De
todo lo anterior, se demuestra la falta de fundamento de la medida, por lo que la misma
es arbitraria.
B) En segundo lugar, respecto a la desproporción, la Comisión ha afirmado que cuando
la toma de decisiones implica la potencial separación de una familia, esta interferencia
puede justificarse solamente si existe una necesidad apremiante, realmente seria, de
proteger el orden público y cuando los medios son proporcionales al fin buscado9. Se
entiende entonces que los “medios” utilizador por Campadia (el desplazamiento de la
población de su lugar de origen, el reclutamiento de los pobladores varones entre 18 y 50
años y exponer una población de un modus vivendi económico generado a partir de la
agricultura en pequeña escala a que arribasen a una ciudad donde la única fuente de vida
era las actividades mineras extractivas) no constituían medios proporcionales a la
supuesta “seguridad de los pobladores”.
A todo lo anteriormente probado, debe agregarse el modus operandi del Estado al
intervenir Guarandá, lo que tampoco es acorde a los lineamientos normativos, así:
i) El Estado, justificando la intervención en la información tenida de un
“supuesto ataque”, busca aterrorizar a la población civil.
ii) El Estado al desplazar a la población no toma las medidas posibles para que
ésta sea acogida en condiciones satisfactorias de alojamiento, salubridad,
higiene, seguridad y alimentación.
iii) El Estado convirtió el pueblo de Guarandá en una base militar, lo que trae
consigo la alteración de los bienes, instalaciones, cosecha y zonas agrícolas.
Hechos censurados por el derecho humanitario y los principios y normas que la inspiran,
en especial el Título IV del II Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra.
Finalmente, y en referencia a las consecuencias producidas en el núcleo familiar, la Corte
ha precisado que la protección de la familia es un principio fundamental del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, el Estado se halla obligado a disponer y ejecutar

7
CEDH. Case of Abdulaziz, Cabales and Balkandali v. the United Kingdom, 28 de mayo de 1985.
8
Comité de Derechos Humanos. Winata v. Australia, 16 de agosto de 2001.
9
CIDH, Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos de los Solicitantes de Asilo en el Marco del Sistema
Canadiense de Determinación de la Condición de Refugiado, cit., párr. 166. En igual sentido, TEDH, Caso Berrehab
vs. Países Bajos, Sentencia del 21 de junio de 1988 y Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial,
Recomendación General No. 30, cit, párr. 28.
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directamente medidas a favorecer el desarrollo y la fortaleza de su núcleo familiar10, así


la desintegración11 de sus miembros con el reclutamiento y el desplazamiento del que
fueron víctimas, viola el derecho a la Protección a la Familia contra injerencias ilegales,
arbitrarias o abusivas.12
Por estas razones, solicitamos a esta distinguida Comisión que declare la
responsabilidad internacional del Estado de Campadia por haber violado lo dispuesto
en el artículo 17 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 de la misma, por la
desintegración producida, a raíz de la incursión, desplazamiento y reclutamiento, ilegal,
arbitrario y desproporcionado, en agravio de los pobladores de Guarandá.

ii. EL ESTADO DE CAMPADIA VIOLÓ LOS DERECHOS DEL NIÑO, DE FELIPE


ZAVALA GALLARDO Y LOS OTROS NIÑOS DE GUARANDÁ, CONSAGRADO
EN EL ARTÍCULO 19 DE LA CONVENCIÓN, EN RELACIÓN CON LOS
ARTÍCULOS 1.1 DE LA MISMA.
Al analizar el art. 19 de la Convención, la Corte IDH ha afirmado que tanto la Convención
Americana como la Convención sobre los Derechos del Niño forman parte de un muy
comprensivo corpus juris internacional de protección de los niños13.
Cuando se trata de la protección de los derechos del niño y de la adopción de medidas
para lograr dicha protección, rige el principio del interés superior del niño, que se funda
en “la dignidad misma del ser humano, en las características propias de los niños, y en la
necesidad de cuidar el desarrollo de éstos, con el pleno aprovechamiento de sus
potencialidades”14.
En lo concerniente a la responsabilidad del Estado frente al niño en una situación de
separación familiar, las obligaciones del Estado son: a) Tomar en cuenta el interés
superior de éste, ante cualquier acción que pudiera afectarlo15 (lo que Campadia

10
Corte IDH, Caso de las Hermanas Serrano Cruz, cit., voto disidente juez Ventura Robles, párr. 6; Comité de
Derechos Humanos, Observación General No. 19: Protección de la familia, derecho a contraer matrimonio e igualdad
de los esposos, 27 de julio de 1990, párr. 1; Asamblea General de las Naciones Unidas, Declaración sobre el Progreso
y el Desarrollo en lo Social, Resolución No. 24/2542, 11 de diciembre de 1969, art. 4; Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados, Conclusiones de la Mesa Redonda de Expertos, Ginebra, 8-9 noviembre de 2001,
párr. 1 y Asamblea General de las Naciones Unidas, Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la
delincuencia juvenil (Directrices de Riad), Resolución No. 45/112, 14 de diciembre de 1990, art. 12.
11
Corte IDH, Caso Castillo Páez vs Perú, párr. 85.
12
www.hrea.org/PreviewProteccionalafamilia_ppt.htm
13
Corte IDH, Caso de la Niñas Yean y Bosico, cit., párr. 185; Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri cit., párr. 166;
Caso de los “Niños de la Calle”. (Villagrán Morales y otros). Fondo. Sentencia de 19 de noviembre de 1999. Serie C
No. 63, párr. 194 y Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión Consultiva OC-17/02 del 28 de agosto
de 2015, Serie A No. 17, párr. 24.
14
Corte I.D.H. Caso Bulacio vs Argentina, fund. 135.
15
Artículo 3.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño.
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incumplió al desplazar y reclutar a los pobladores, cuando si su fin era una estrategia
militar, pudo haber usado medios menos gravosos, además, debemos tener en cuenta que
el niño debe permanecer en su núcleo familiar, y en función de su interés superior, la
separación sólo “debe ser excepcional”16) ;b) Respetar a los padres en el cumplimiento
de sus responsabilidades, sin interferir en ellas,17 por lo que cualquier medida de
separación deberá ser estrictamente excepcional 18 (Campadia incumplió esta obligación
en razón de que la disposición dada para el reclutamiento y desplazamiento nunca fue
justificada, y por el contrario ha quedado acreditado su desproporción frente a los
hechos); y c) Salvaguardar el derecho que tiene el niño a la familia, ya que el mismo
forma parte intrínseca de sus derechos como niño19 (si partimos que el disfrute mutuo de
la convivencia entre padres e hijos constituye un elemento fundamental en la vida
familiar20, consideramos que el privar arbitrariamente a los Niños de Guarandá de la
convivencia con sus padres es una conducta violatoria de la referida obligación).
La Comisión hace énfasis en lo dispuesto por el art. 19 de La Convención al precisar que
“todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor requiere
(...) por parte ( …) del Estado”, por considerar que el Estado ha violado la norma
precitada, al impedir que los niños de Guarandá permanezcan en su núcleo familiar y
disfruten de la mutua convivencia con sus padres, pese a no estar en una situación
excepcional, con la que el Estado pretenda justificar la arbitraria y desproporcionada
incursión, reclutamiento y desplazamiento de los pobladores de Guarandá.
Asimismo; la Comisión enfatiza las conclusiones de un estudio de la UNESCO acerca de
los niños y la guerra. Así pues, según dicho estudio: "cuando se analiza, la naturaleza
del sufrimiento psicológico del niño víctima de la guerra, se descubre que no han sido
los hechos propios de la guerra -bombardeos, operaciones militares- los que le han
afectado emotivamente; el espíritu de aventura que caracteriza al niño, su interés por las
destrucciones y por el continuo movimiento pueden adaptarlo a los peores peligros, sin
que sea consciente de ello, con tal de que permanezca junto a su protector, que en el
corazón del niño encarna la seguridad, y siempre que, al mismo tiempo, pueda tener en
sus brazos algún objeto familiar. Lo que afecta verdaderamente al niño es la repercusión

16
Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, cit., párr. 77.
17
O’DONNELL, pág. 809.
18
Artículo 9 de la Convención sobre los Derechos del Niño.
19
Corte IDH. “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala. Fondo. 19 de noviembre de 1999.Serie
C No. 63. Párr. 197; Directriz No. 9 de las Directrices de Riad; Regla No. 26 de las Reglas de Beijing.
20
TEDH, Saviny vs. Ucrania, Sentencia del 18 de diciembre de 2008, párr. 47; Buchberger vs. Austria, Sentencia del
20 de diciembre de 2001, párr. 35.
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de los sucesos en sus relaciones familiares afectivas y la separación del género de vida
a que está acostumbrado y, sobre todo, la abrupta separación de la madre. 21”

Por todas las violaciones anteriormente demostradas, solicitamos a esta Comisión


declarar la responsabilidad internacional de Campadia por la violación del Artículo 19
de la Convención, en relación con los Artículos 1.1 de la misma, en perjuicio de Felipe
Zavala Bayardo y otros niños de Guarandá.

iii. EL ESTADO DE CAMPADIA VIOLÓ EL DERECHO AL DESARROLLO


PROGRESIVO DE LAS TRABAJADORAS MINERAS DE SYLCO S.A.,
CONSAGRADO EN EL ARTÍCULO 26 DE LA CONVENCIÓN EN RELACIÓN CON
EL ART. 1.1 DE LA MISMA.
En lo referente a la violación imputada al Estado del derecho al desarrollo progresivo,
contenido en el Art. 26 de la Convención, consideramos necesario antes hacer algunas
precisiones.
Las obligaciones de respeto y garantía también implican para el Estado la prohibición de
adoptar disposiciones que le permitan sustraerse al cumplimiento de sus compromisos
internacionales.22 Así, en cuanto a la responsabilidad de Estado por actos legislativos, la
Corte ha sostenido que los Estados partes de la Convención no pueden dictar medidas que
violen los derechos y las libertades reconocidas en ellas, de tal forma que un Estado que
dicte disposiciones contrarias a lo establecido por la Convención, puede incurrir en
responsabilidad internacional. La Corte concluye que la promulgación de una ley
manifiestamente contraria a las obligaciones contraídas por el Estado (…) constituye una
violación de ésta, y que, en el evento de que esa violación afecte derechos y libertades
protegidas respecto de individuos determinados, genera responsabilidad internacional
para el Estado23.
En ese sentido, Campadia adoptó el 2 de diciembre de 1996 la Ley 30924 o Ley de la
trabajadora minera, norma que regulaba el acceso de las mujeres a puesto de trabajo en

21
Traducción del CICR: L'enfance, victime de la guerre, une étude de la situation européenne, por la doctora Thérèse
Brosse, UNESCO 1949, París, págs. 11 y 12, citado en el "Informe sobre los trabajos de la Conferencia de Expertos
Gubernamentales", Vol. II, CICR 1972, pág. 90.
22
FAUDÉZ LEDESMA, Héctor. Derecho Internacional, Impunidad y Responsabilidad del Estado. Revista Nueva
sociedad N°161, Junio 1999. Pag.12.
23
Responsabilidad Internacional por expedición y aplicación de leyes violatorias de la Convención (artículos 1 y 2 de
la convención Americana de Derechos Humanos), opinión consultiva OC-14/94 del 9 de diciembre de 1994, serie A,
núm. 14, párr. 50.
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actividades extractivas, mediante esta ley, se estableció que debía existir, como mínimo
3% de trabajadoras en campamentos mineros.
La ley adoptada por el Estado en notoria contravención a lo dispuesto por el Convenio 45
de la Organización Internacional del Trabajo, convenio ratificado y por ende en vigor
para el Estado de Campadia, que precisa que en los trabajos subterráneos de las minas no
podrá estar empleada ninguna persona de sexo femenino, sea cual fuere su edad.
Contraviene al mismo tiempo el art. 26 de la Convención referido al desarrollo progresivo
de los derechos económicos sociales y culturales.
El artículo en referencia precisa que “los Estado partes se comprometen a adoptar
providencias (…) para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que
se derivan de las normas económica, sociales, (…) en la medida de los recursos
disponibles, por vía legislativa y otros medios apropiados” que en interpretación conexa
con los dispuesto por el art. 29 que precisa que “ninguna disposición de la presente
convención puede ser interpretada en el sentido de limitar el goce y ejercicio de
cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo (…) con otra
convención en que sea parte uno de los Estados y excluir o limitar el efecto que pueda
producir (…) otros actos internacionales de la misma naturaleza”.
Por lo que el Estado de Campadia incurre en responsabilidad internacional por actos
legislativo, al emitir una norma que contrariamente a lo dispuesto por el art. 26 de La
Convención, no busca lograr progresivamente el desarrollo de un derecho social como es
el derecho al trabajo, sino por el contrario, la situación a las que son sometidas la mujeres
a partir de la dación de la ley cuestionada constituye un claro supuesto de mayor
desprotección asumida por el Estado respecto de este derecho humano, pese a que el
Convenio Internacional en referencia, y ratificado por el estado, por ende en vigor dota
de mayor protección a este grupo social (las mujeres) de ser expuestas a trabajo minero
en actividades extractivas.
Por esta razón solicitamos a la comisión que declare la responsabilidad internacional
del estado de Campadia por la violación de la norma contenida en el artículo 26 de la
convención en relación con el artículo 1.1 de la misma en agravio de las trabajadoras de
los campamentos mineros de Sylco S.A.

iv. EL ESTADO DE CAMPADIA VIOLÓ LA LIBERTAD DE ASOCIACIÓN DE LAS


TRABAJADORAS MINERAS DE CANDÚ, CONSAGRADO EN EL ARTÍCULO 16

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DE LA CONVENCIÓN Y LOS DERECHOS SINDICALES DE LAS


TRABAJADORAS MINERAS DE CANDÚ, CONSAGRADO EN EL ARTÍCULO 8
DEL PROTOCOLO DE SAN SALVADOR, AMBOS EN RELACIÓN CON EL
ARTICULO 1.1 DE LA CONVENCIÓN.

1. De la violación de la libertad de asociación


La Convención parte de la premisa que “todas las personas tienen derecho de asociarse
libremente con fines laborales, en razón de ello la asociación es el derecho de una persona
de unirse con otros en forma voluntaria”.
El artículo 16.1 de la Convención establece que quienes están bajo la jurisdicción de los
Estados Partes tienen el derecho y la libertad de asociarse libremente con otras personas,
sin intervención de las autoridades públicas que limiten o entorpezcan el ejercicio del
referido derecho24. El derecho de asociación igualmente está contemplado en el artículo
20 in fine de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre según el cual "nadie
podrá ser obligado a pertenecer a una asociación" 25.
De los hechos, se tiene que Estela Gallardo y las otras mujeres del campamento de Candú,
intentaron ejercer válidamente este derecho, al momento de asociarse con la finalidad que
exigir a Sylco S.A. una serie de reclamos referidos a sus condiciones de vida y
condiciones laborales.
Sin embargo, este ejercicio fue reprimido por los empleadores, al no permitir que sigan
con sus reclamos y más aún a obligarlas a que integren el sindicato de trabajadores, si
pretendían negociar con la empresa algún tipo de mejoras.
A violación del derecho a la libertad de asociación que, si bien fue un acto de particular,
se suma el Estado cuando la Autoridad Administrativa de Trabajo (que conoció de los
hechos), no cuestionó el acto y limitándose sólo a pronunciarse sobre la interpretación del
contenido del Estatuto del Sindicato.
2. De la violación de la libertad sindical
En lo que respecta a la libertad sindical, la Corte ha precisado que “el ámbito de
protección del artículo 16.1 incluye el ejercicio de la libertad sindical26, además, que “esta

24
Corte IDH. Caso Cantoral Huamaní y García Santa Cruz Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas, Sentencia del 10 de julio de 2020, Serie C, No. 167. párr. 144.
25
Corte I.D.H., Opinión Separada del Juez Rafael Nieto Navia, La Colegiación Obligatoria de los Periodistas (Arts.
13 y 29 CADH), Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985. Serie A No. 5, párr. 4.
26
Cfr. Caso Huilca Tecse, supra nota 47, párr. 77.
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libertad supone que cada persona pueda determinar sin coacción alguna si desea o no
formar parte de un sindicato”27.
Asimismo, el Tribunal Europeo recuerda, no obstante, que el derecho de fundar sindicatos
y afiliarse a ellos constituye un aspecto particular de la libertad de asociación 28, añade
que una cierta libertad de elección en cuanto al ejercicio de una libertad es inherente a la
noción de ésta.
En el caso que nos ocupa, la Comisión establece que Estela Gallardo, así como sus
compañeras se vieron en la obligación de pertenecer al sindicato para que sus reclamos
fuesen atendidos, debido a que estos debían ser canalizados a través del sindicato con
quienes la empresa podía negociar algunas peticiones, por lo que la actitud de la empresa,
al obligar a las mujeres a ser parte de un sindicato, contraviene los derechos protegidos
por la Convención.

Por las razones expuestas, solicitamos a ésta Ilustre Comisión que declare que el Estado
de Campadia ha violado los artículos: 16 de la CADH y 8 del Protocolo, en perjuicio de
las mujeres del campamento Candú y de todas las mujeres pertenecientes a los demás
campamentos mineros.

v. EL ESTADO DE CAMPADIA VIOLÓ EL DERECHO A LA EDUCACIÓN DE


FELIPE Y LOS OTROS NIÑOS DEL CAMPAMENTO DE CANDÚ, CONSAGRADO
EN EL ARTÍCULO 13 DEL PROTOCOLO DE SAN SALVADOR, EN RELACIÓN
CON EL ARTÍCULO 1.1 DE LA MISMA.
El derecho a la educación constituye una parte esencial e indispensable del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos y es presupuesto para el ejercicio de otros
derechos fundamentales29.
Hacemos énfasis a lo regulado por el artículo 13 del Protocolo de San Salvador, que
precisa en su literal b) que los Estado partes, reconocen que el derecho a la educación
(…) debe ser generalizada y hacerse accesible a todos, por cuanto medios sean apropiados
y la implementación progresiva de la enseñanza gratuita.

27
Corte I.D.H., Caso Baena Ricardo y otros. Sentencia de 2 de febrero de 2001. Serie C, núm. 72. párr. 156.
28
Corte EDH, sentencia Sindicato Nacional de la Policía Belga de 27 de octubre de 1975, serie A, núm. 19, pág. 17,
apartado 38.
29
NOWAK, Manfred, “The right to education”, en Economic, Social and Cultural Rights, Edited by A.Eide et all,
nd
2 Edition, pág. 245. Ver también, CDH, Concluding Observation on United States of America, 1995, párr. 291.
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De los hechos ocurridos en Campadia, se tiene que el Estado, si bien por el contrato
suscrito con Sylco S.A. encarga a este último proporcionar el servicio educativo a los
pobladores de Boquito, no debe entenderse en el sentido que el Estado se desvincula de
esa obligación, toda vez que subsiste el deber de éste de supervisar la forma, condiciones
y calidad del servicio proporcionado por la empresa.
De esta Obligación se sustrae el Estado de Campadia, al no supervisar lo antes referido,
incurriendo en una responsabilidad ex ante al hecho violatorio, que finalmente crea una
responsabilidad adicional, cuando la violación de este derecho se materializa producto de
la educación deficiente brindada por Sylco S. A. a los niños de Boquito, que fue
reclamado por las mujeres del campamento de Candú ante las instancias judiciales de
Campadia, que como se analizará en su momento no fueron aparadas por los Tribunales.
Por los fundamentos antes expuestos peticionamos a la Comisión declarar la
responsabilidad internacional del Estado de Campadia por violación del derecho a
educación contenida en el art. 13 del Protocolo de San Salvador en relación al art. 1.1
de la Convención.

vi. EL ESTADO DE CAMPADIA VIOLÓ EL ARTICULO 7 DE LA CONVENCIÓN


BELEM DO PARA Y EL ARTÍCULO 24 DE LA CONVENCIÓN, EN RELACIÓN
CON EL ARTÍCULO 1.1 DE LA MISMA.
Las mujeres tienen derecho a no ser objeto de violencia, y es deber del Estado respetar y
garantizar este derecho. Así, el Estado, para prevenir y erradicar la violencia contra la
mujer, debe cumplir con su obligación de respetar y garantizar cada uno de los Derechos
Humanos de las mujeres. De allí que el derecho de toda mujer a una vida libre de
violencia, comprenda el derecho a no ser sometida a forma alguna de discriminación,
cuestión que refleja la vinculación entre las garantías establecidas en la Convención
Belém do Pará y los derechos reconocidos en la Convención30.
La convención Belem do Pará, se convierte entonces en un importante complemento al
conjunto normativo del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, máxime si allí se
establecen las obligaciones propias del Estado y la posibilidad de denunciar la violación
de las mismas, conforme a la convención31.

30
Sobre esta relación véase, CIDH, Violencia contra la mujer en ciudad Juárez, párr. 103 y 120.
31
Art. 7 y 12 de la convención Belem Do Parra.
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La discriminación, en tanto forma de violencia32, no sólo atenta directamente contra los


derechos de la mujer, sino que también merma sus posibilidades de gozar y ejercer
plenamente sus derechos políticos, económicos, sociales y culturales33. En el presente
caso, la forma de violencia de la que fue víctima Estela Gallardo y otras, pone de
manifiesto la discriminación de sexo en centros laborales.
Consideramos necesario identificar, de los hechos, los supuestos en que el Estado incurre
en responsabilidad internacional por violación de la norma antes referida, así:
i) Si bien, en un primer momento no le es imputable al Estado, la discriminación
que las mujeres de Candú sufrieron por parte del sindicato, al impedirles el
ingreso, éste asume responsabilidad post facto, al no detener la discriminación
y resolver oportunamente el pedido de las mujeres ante la Autoridad
Administrativa.
ii) El Ministerio de Trabajo, al conocer de los hechos de Candú, y no resolver en
el plazo previsto (30 días según su ordenamiento interno), provoca:
a. Que la discriminación se mantenga, sin que las mujeres puedan integrar el
Sindicato de Trabajadores de Candú que fue solicitado.
b. Que el conflicto laboral interno, entre trabajadores se mantenga; en razón
de que Estela Gallardo y las otras mujeres, había recurrido pese: i) a que
Estela Gallardo (como dirigente de las trabajadoras mineras) fue advertida
por el líder sindical de no hacerlo y ii) a la oposición de todos los
trabajadores al reclamo hecho valer por las mujeres.
Supuestos que configuran un incumplimiento a las obligaciones del Estado, contenidas
en el art. 7 de la Convención Belem do Parra.
ii) Violación del literal c del art. 7 de la Convención Belem do Para.- que obliga al
Estado adoptar medidas administrativas apropiadas (…) para erradicar la
violencia contra la mujer.
iii) Violación del literal b del art. 7 de la Convención Belem do Para.- que obliga al
Estado a actuar con debida diligencia para prevenir, (…) la violencia contra la
mujer.
Supuestos que se producen cuando el Ministerio de Trabajo no asume con diligencia el
reclamo interpuesto por las trabajadoras de Candú (sin adoptar medidas administrativas

32
Convención Belém do Pará, Art. 6(a).
33
Non-discrimination in International Law, op. cit., nota 41, pág. 252.
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apropiadas como lo exige la convención Belem do Parra) y, por el contrario, pese a existir
un conflicto laboral interno con los trabajadores, dilatando la resolución del conflicto,
expone a las misma a poder sufrir violencia por parte de los trabajadores como finalmente
se produjo. (sin actuar con debida diligencia como lo exigen la convención Belem do
Para).

vii. EL ESTADO DE CAMPADIA VIOLÓ EL DERECHO A LAS GARANTIAS


JUDICIALES CONSAGRADO EN EL ARTÍCULO 8 DE LA CONVENCIÓN, Y EL
DERECHO A LA PROTECCION JUDICIAL CONSAGRADO EN ARTICULO 25 DE
LA CONVENCIÓN, ASI COMO EL DERECHO A LA INTEGRIDAD
CONSAGRADO EN EL ARTÍCULO 5, TODOS EN RELACIÓN CON EL ARTÍCULO
1.1 DE LA MISMA, RESPECTO A ESTELA GALLARDO

Precisamos que en virtud de la protección de los derechos contenidos en los artículos 8 y


25 de la Convención, los Estados están obligados a suministrar recursos judiciales
efectivos a las víctimas de violaciones de los derechos humanos, que deben ser
sustanciados de conformidad con las reglas del debido proceso legal, en relación al art.
1.1 de la Convención.
De los hechos se tiene que los procesos judiciales fueron dos, a saber: a) la denuncia penal
ante el IV Juzgado Penal de Boquito, motivada por la violación sexual del cual fue víctima
Estela Gallardo; y b) la demanda ante el III Juzgado Civil de Boquito, solicitando mejores
condiciones de vida.
1) Proceso Judicial ante el IV Juzgado Penal y la violación del art. 25 de la Convención.
El art. 25 de la Convención establece en términos amplios, la obligación a cargo de los
Estados de ofrecer, a todas las personas sometidas a su jurisdicción, un recurso judicial
efectivo contra actos violatorios de sus derechos fundamentales34. Asimismo, el principio
de la “efectividad de los instrumentos o medios procesales” destinados a garantizar
derechos, ha sido incluido en la referida norma.
De los hechos se tiene que, si bien la jurisdicción interna de Campadia sancionó la
violación sexual cometida en agravio de Estela Gallardo, sin embargo, en ninguna de las
dos instancias en las que fue conocido el proceso, el tribunal se pronuncia sobre la

34
Corte IDH, Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana Sobre
Derechos Humanos) Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987, Serie A No 9, párr. 23.
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“indemnización” que se le debió brindar por los daños sufridos; pese a ello no se le
permitió recurrir en casación para que goce de la posibilidad que lo resuelto sea revisado
en una instancia superior.
Recordamos que la responsabilidad del Estado se resuelve con la reparación, es decir con
la “justa indemnización, por la satisfacción o por cualquier otra modalidad que la
reparación adopte en cada caso concreto”35. De lo que el solo hecho de imponer una pena
no sustrae al Estado de sus obligaciones asumidas en la Convención.
El derecho a que un tribunal superior examine o reexamine la legalidad de toda sentencia
adversa, busca asegurar que ésta pueda ser revisada por un juez o tribunal distinto y de
superior jerarquía orgánica36, que satisfaga las exigencias de competencia, imparcialidad
e independencia que la Convención establece37. De este modo, se debe poder controlar la
corrección del fallo tanto material como formalmente38, pudiendo así impugnar la
sentencia y lograr un nuevo examen integral de la cuestión, de la totalidad de los hechos
y del acervo probatorio39, más allá de la denominación que se le dé al recurso40.
Referimos que el derecho de recurrir el fallo ante juez o tribunal superior, puede ejercerse
mediante la Casación; sin embargo (pese a que Campadia regula en su ordenamiento
interno este recurso) se le imposibilitó a Estela Gallardo presentarlo, argumentando que
el mismo sólo se interponía cuando la pena fuese superior a 18 años. En tal virtud, la
existencia, bajo condiciones sumamente restrictivas, de este recurso, no constituyen una
verdadera garantía de reconsideración del caso por un órgano jurisdiccional superior que
atienda las exigencias de competencia, imparcialidad e independencia que la Convención
establece41.
Por su parte el art. 25.2.b de la Convención, impone al Estado la obligación “a desarrollar
las posibilidades de un recurso judicial”, por lo que la Comisión considera que no es

35
DEL TORO HUERTA, Mauricio Ivan, La Responsabilidad del Estado y los Derecho humanos. pág. 666.
36
Corte IDH, Caso Herrera Ulloa. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio
de 2017. Serie C No. 107, párr. 158.
37
Cf. Corte IDH, Caso Lori Berenson Mejía. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2017.
Serie C No. 119, párr. 193 y Rodríguez Pinzón, Diego, “The ‘victim’ requirement, the fourth instance formula and the
notion of ‘person’ in the individual complaint procedure of the Inter-American Human Rights System”, ILSA Journal
of International and Comparative Law, 2001, párr. 51
38
Corte IDH, Informe No. 59/07, Caso 12.293, Carlos Roberto Moreira vs. Brasil, OEA/Ser.L/V/II.130 Doc. 22, rev.
1 (2020), párr. 53; Comité de Derechos Humanos, Comunicación No. 1007/2001: España. 7/08/03, Dictamen a tenor
del párrafo 4 del artículo 5 del Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
CCPR/C/78/D/1007/2001, párrs. 7 y 8 y Comunicación No. 701/1996: España. 11/08/2000, Dictamen a tenor del
párrafo 4 del artículo 5 del Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
CCPR/C/69/D/701/1996, párr. 11.1.
39
Cf. Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros, cit., voto concurrente juez Roux Rengifo, párr. 11.
40
Cf. Corte IDH, Caso Herrera Ulloa, cit., párrs. 165 y 167 y CIDH, Informe No. 55/97, Caso 11.137, Juan Carlos
Abella vs. Argentina, OEA/Ser.L/V/II.95 Doc. 7 rev. en 271 (1997), párr. 259.
41
Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi. Sentencia de 30 de mayo de 1999. Serie C, núm. 52, párr. 161.
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razonable que se establezca como presupuesto para recurrir en casación, la conminación


de una pena determinada, pues si bien para este recurso el Estado puede establecer
determinados presupuestos, estos deben obedecer a un mínimo grado de razonabilidad,
de lo contrario estaríamos ante un acto legislativo arbitrario por parte del Estado de
Campadia, que finalmente terminaron perjudicando a Estela Gallardo. Por lo que
Campadia mediante su normatividad penal interna vulnera el derecho a un recurso judicial
efectivo.
La violación sexual sufrida, es una vulneración del derecho a la integridad física y moral
consagrado en el articulo 5 de la Convención, por lo que, al no haber encontrado justicia
efectiva, se materializa la aquiescencia del Estado con la vulneración de este derecho.

2) Proceso Judicial ante el III Juzgado Civil y la violación del art. 8 de la Convención.
Debemos hacer énfasis en el artículo 8 de la Convención que refiere a las garantías
judiciales y que reconoce los lineamientos del llamado "debido proceso legal" o "derecho
de defensa procesal", que consisten en el derecho de toda persona a ser oída con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley…42”,
De lo que se desprende que uno de los presupuestos exigidos para la garantía de este
derecho, es el de gozar de un tribunal imparcial, entendida esto como la ausencia de todo
tipo de injerencia en el juzgador al resolver un caso concreto, presupuesto que no revestía
el Poder Judicial de Campadia que conoció la demanda interpuesta por Estela Gallardo y
las otras mujeres de Candú sobre mejoras de las condiciones de vida en sus centros
laborales, toda vez que el Poder Judicial, en las tres instancias que conocieron el caso,
declararon infundadas las pretensiones hechas valer, con la única motivación y
fundamento que “el otorgamiento de los reclamos presentados, podría suponer una
significativa afectación de la productividad de Sylco S.A., la cual resultaría perjudicial
para el Estado”, lo que demuestra que los Tribunales de Campadia ponderaron por encima
de la protección y garantía de los derechos humanos y de las obligaciones internaciones
del Estado, la relaciones contractuales que tenían con Sylco S.A.
Por ello, la Comisión sostiene que en relación al tipo de Estado que su Constitución le
reconoce (Estado de Derecho) debió fundar su sentencia argumentando que tales actos
violaban derechos humanos, y no así mencionar que: “afectaría la productividad de Sylco

42
Corte IDH, Caso Genie Lacayo, Sentencia del 29 de enero de 1997, Serie C No. 30, párr. 74.
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S.A.” primando claramente los intereses económicos en contraposición a los derechos


humanos.
En base a los argumentos vertidos, solicitamos a la honorable Corte que declare la
responsabilidad internacional del Estado de Campadia por violación los artículos 5, 8.1,
8.2 y 25 de la Convención Americana, en relación al art. 1.1 de la misma, en perjuicio
de Estela Gallardo y las demás mujeres de los campamentos mineros de Sylco S. A.

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SECCIÓN III. PRUEBAS DISPONIBLES

1. PRUEBAS
• Copia del Decreto Supremo N° 1534-2015 por el cual se autoriza a las FFAA
ocupar la zona de Guarandá.
• Copia del Plan Militar de ocupación de Guarandá.
• Copia del Estatuto del Sindicato de trabajadores del Sylco S.A.
• Copia de la solicitud de afiliación sindical de Estela Gallardo
• Copia de la petición al Ministerio de Trabajo
• Copia de denuncia penal por la violación sexual de Estela Gallardo
• Copia de sentencia del IV Juzgado penal de Boquito
• Copia de sentencia de vista de la Sala Penal de Boquito
• Copia de demanda civil para la mejora de condiciones de trabajo
• Copia de sentencia del III Juzgado civil de Boquito
• Copia de sentencia de vista de la Sala Civil de Boquito
• Copia de sentencia casatoria de la Corte Suprema de Campadia
• Panel fotográfico sobre condiciones de trabajo, higiene y educación en el
Campamento minero de Candú.
• Acta de Constatación policial de las condiciones de trabajo, higiene y educación
en el Campamento minero de Candú

2. TESTIGOS

• Martina Arredondo Cordero, identificada con carnet de identidad N° 356271, de


ocupación trabajadora del campamento minero de Candú, quien declarará sobre
las condiciones de trabajo, higiene y educación en el Campamento minero de
Candú
• Violeta Gomez Sanchez, identificada con carnet de identidad N° 978614, de
ocupación trabajadora del campamento minero Candú, quien declarará sobre la
violación sexual que sufrió Estela Gallardo
• Joaquin Bustios Pelaez, identificado con carnet de identidad N° 165874, de
ocupación militar en retiro, quien declarará sobre el Plan Militar y las acciones

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desplegadas para ocupación de base militar y desplazamiento de habitantes de


Guarandá.
• Pedro Roca Petruski, identificado con carnet de identidad N° 596874 de
ocupación trabajador minero afiliado al Sindicato de trabajadores mineros de
Sylco S.A., quien declarará sobre la inacción del sindicato y la discriminación
hacia las mujeres.

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