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TRIBUNA FEMINISTA ...

.."
Editorial Debate inicia su actividad con esta primera
colección, TRIBUNA FEMINISTA, en la que tendrán cabida
los intentos teóricos por nuestra liberación, la
liberación de la mujer.
En dicha TRIBUNA pretendemos llevar a cabo una labor de
desmantelamiento de la ideología patriarcal, aunque
como feministas creemos y deseamos que la lucha contra
las ideas, mitos, estructuras y tradiciones que nos han
mantenido en segundo término no puede prosperar ~in una
unión en la práctica, sin un enfrentamiento con los
hechos que nos oprimen. Por ello nos dirigimos a vosotras,
con el fin de aunar esfuerzos, no sólo teóricos sino
también prácticos.
Este primer libro que presentamos, La mujer discriminada :
biología y sociedad, es un primer paso en aquel sentido.
En él, Ann Oakley, feminista y sociólogo inglesa, argumenta
en contra de uno de los principales prejuicios mantenidos
a lo largo de la historia contra la mujer: su inferiodidad
biológica. Las preguntas fundamentales que se formula (el
papel que juegan la b1ología y la cultura en nuestra
supuesta inferioridad, la causa de la persistencia de esta
~ '- realidad en diferentes culturas y las formas en que
la mujer ha interiorizado su opresión), son discutidas a lo
largo del libro de forma clara y concisa. Su voz es hoy
una entre muchas, que nos ofrece algunos elementos para
comenzar a cuestionar nuestra realidad ·presente.
1 l

Ann Oakley

LA MUJER
DISCRIMINADA:
biología y sociedad

t l .

Tribuna feminista
Editorial Debate
.
,,
Madrid

- - . - ~ ... ~.. --;. .....-. ~-


Título original : Sex, Ge11der and Sacie/y
Esta obra ha sido publicada en inglés por Maurice Temple Smith Ltd,
SEXO : <<. •. las dos divisiones de ... los seres
Londres , en colaboración con New Sociery
humanos denominadas, respectivamente, hom-
Traducción de Blanca Manín Casas
bre y mujer».

GENERO : « ... cualquiera de dos o más sub-


clases . . . que en parte son arbitrarias, pero
que también están en parte relacionadas
con características fáciles de distinguir, tales
como ... el sexo (masculino, femenino)».

SOCIEDAD: « ... un grupo social perdurable


cuyos miembros cooperan enue sí y han
O 1972 Ann Oakley desarrollado esquemas organizados de rela-
O Edición en castellano: Editorial D ebate, Alonso Cano, 66. Madrid, 1977 ción para interactuar los unos con los otros . ..
Tribuna Feminista. Copyright de los de rechos en lengua castellana Y de una extensa agrupación de personas que tie-
la traducción española nen tradiciones comunes . . . actividades e in-
JSBN: 84-7444-000-9 tereses colectivos».
Depósito legal: M. 12.202 · 1977
W ebster's Third New
Papel fabricado por Torras Hostench, S. A.
Impreso en AGISA , Tomás Bretón , 51. Madrid-7
Internatianal Dictionary
Printed in Spain
.. -- - - - - - - - - .. - - ... - - - - .. -~

INTRODUCCION

Todo el mundo · sabe que el hombre y la mu· er son


diferentes.. Sin embargo, esta afirmación en sí evi ente,
oculta un buen número d interro antes : ¿hasta ué un-
to lo son? ¿en qué medida?, ¿qué im ortanciá tiene este
hecho para la forma en que se comportan y son tratados
en sociedad?
- Mientras que las primeras preguntas se refieren a
cuestiones de hecho, la última se refiere a una cuestión
de valores. Por supuesto los hechos y los valores no siem-
pre están deslindados en la práctica, y la confusión de
ambos ha resultado crucial en las discusiones sobre las
diferencias entre el hombre y la mujer.
o
Estas discusiones se han planteado más intensamente
durante ciertos períodos históricos. Parecen resurgir en
las épocas en que cambian los papeles sociales y la situa-
ción del hombre y de la mujer. Tres son los períodos que
revisten especial importancia: el siglo que va aproxima-
damente de 154Q.a_l640., a era victoriana y el momento
actual. En los dos_ últim.os han aparecido «movimientos
de muj.eres» co' e , y su. existencia sugiere que, desde
el siglo xvu y desde el nacimiento de la industrialización,
están todavía sin resolver temas fundamentales relativos
al papel social de ~mujeres.
En el período comprendido entre 1540 y 1640. las
7
, .. - - - - - -·- - - - - - - - - - - ..
mujeres mantenían una ostura claramente defensiva res- beradas; era una critica del comportamiento indepen-
pecto de sus erechos ero se trataba e conservar os más diente de las mujeres isabelinas, que muchos temían
que de o tener os. En aquella época se había ya evo uc10- acabaría por dar al traste con la felicidad marital y do-
nado bastantehacia la igual ad entre las personas de dis- méstica . Tal era el miedo a la independencia de las mu-
tinto sexo especialmente en el terreno mercantil, y as jeres, especialmente por parte de los hombres , que en
mujeres que comerciaban por su cuenta y riesgo (que eran 154 7 se emitió una proclama prohibiéndolas «reunirse
muchas) gozaban de la misma libertad responsabili- para murmurar y hablar» y ordenando a los hombres de
dad que los hombres. Aunque la ley_ no lo ermlt1ese, forma más ilusoria que realista, «mantener a las mujeres
la cos_tumbre sí que lo permitía, y ésta tenía mayor po et en sus casas». El tema de «Hic Mulier» se asemeja al
coercitivo que hoy en día. del edicto de 15 4 7. pero el de «Haec Vir» es marcada-
Dicha igualdad entre el hombre y la mujer fue con- mente feminista: « ... hemos nacido tan libres como los
siderada al mismo tiempo como una am~ -un cri- hombres; tenemos una capacidad de elección y un espí-
men contra la naturaleza- y como un derecho moral y ritu tan libre como los suyos; estarnos formadas con los
natural. Los que la consideraban como una amenaza veían mismos atributos, y, si gozásemos de la misma libertad,
la semejanza en las conductas, las personalidades, los ade- podríamos sacar provecho de nuestras creaciones.» El
manes y las vestimentas como símbolos de una confu- panfleto defendía que el hombre y la mujer merecían el
sión creciente y ~trófica de los papeles sociales. Los mismo tratamiento, y que si a las mujeres se las trataba
que la defendían se daban cuenta de que ra
igualdad era de forma desigual , esta restricción de la libertad equivalía
más importante que el tipo de seguridad que proporcio- a la esclavitud.
naba a corto plazo el acogerse a los papeles sociales de Hic Mulier Haec Vir fueron tan sólo dos de las
cada sexo, en los que el hombre y la mujer eran opuestos muchas u i\acion~s ~e aparecieron sobre e tema en-
y distintos en vez de iguales y similares . tre 1540 y 1640 . Otros títulos son El monstruoso regi-
En 1620 a arecieron dos panfletos cuyos títulos re- miento de las mujeres, de John Knox, y Un diálogo en
velan esta pre.ocupación por la intercambiabilidad entre defensa de las mujeres y en contra de sus malignos de-
los papeles del hombre y ae la mujer: «Hic Mulier, o el tractores, de Robert Vaughan ( 1542), que condena , entre
hombre-mujer, que es una medicina para curar el bes- otras cosas, la existencia de dos estándars de moralidad.
tial tembleque que padecen las marimachos de nuestros Una de las razones que probablemente influyó en este
días» ( 1), y «Haec Vir, o el hombre afeminado» . El pri- interés sobre los méritos de las personas de ambos sexos,
mer panfleto, «Hic Mulier», se parecía mucho a una fue la presencia de una mujer en el trono durante la ma-
protesta actual contra la masculinidad de las mujeres li- yor parte de este período. El mero hecho de que el mo-
narca fuese una mujer parecía sugerir que las mujeres
(1) Los géneros del latín están cambiados, de forma que la traducción valían más de lo que algunos pensaban que deberían
literal de «Haec Virn y «Hic Mulier» sería «Esta Hombre» y «Es te Mujer». valer. ·
(N. del la T .) Pero lo más importante fue el nacimiento de una so-
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Wllf - ._ - - .. - ..... - ........ - -r- ... 111:·

toriador, la teoría~ que ~ujer debe estar en el hog~


ciedad mercantil en la que no existían doctrinas rígidas es ro8ucto e un p~odo en e ue los hombre~~a-~­
que señalasen de antemano cuáles debían ser los papeles ban de ser desplazados de él. (Me pregunto que haona
del hombre y de la mujer. Las condiciones políticas y ocill-n o si la revo1uc1on m ustrial hubiese tenido lugar
sociales, al alterar en la práctica las situaciones de los en una época en la que las mujeres no hubiesen estado ata-
hombres y las mujeres, centraron la atención en las rela- das al hogar por los continuos partos. En un clima de
ciones entre ambos. Se cortaron importantes lazos con el independencia femenina, con anticoncepti os eficaces que
pasado: la ruptura con las convenciones medievales que aminoraran el impacto del papel biológico y social, la se-
se produjo a finales del siglo xv y comienzos del XVI paración entre trabajo y hogar, que trajo cons_igo la ind~s­
incrementó en gran me i a as responsabilidades de la trialización, podría haber tenido consecuencias muy dis-
mujer; la ruptura con la Iglesia Católica trajo consigo la tintas.)
formación de nuevas o_piniones sobre la mujer ~ el matri- Aunque a las mujeres no se las excluyó expresamente
monio y eLb.Qgar. La actitud represiva de la Iglesia Ca- del derecho al voto hasta 1832, la erosión de su posición
tólica respecto a a sexualidad disminuyó en intensidad, legal, política y económica había comenzado en el si-
y aunque más adelante ·vendría a ser sustituida por la glo xvr, justo en la época en que los escritores de pan-
actitud puritana, el puritanismo iba también unido al fletos feministas defendían que la naturaleza respaldaba
éxito comercial y a la doctrina de la responsabilidad per- su idea de una sociedad sexualmente igualitaria. Cuando
sonal, campos en los que la mujer había dado ya buenas M~ry Wollstonecraft escribió el primer y prem~tur~ do-
pruebas de su capacidad. cumento del debate que se produjo en la época v1ctonana,
Por lo tanto, la primera época isabelina fue un pe- su Vindicación de los derechos de la mujer ( 1792) ponía
ríodo de revalorización en el que los papeles del hombre ya mucho énfasis en la supuesta inferioridad de la m~jer.
y de la mujer se convirtieron en un tema de importancia Resultaba evidente para todo el mundo que las mujeres
social. El mismo tipo de discusión se volvería a plantear eran inferiores en la sociedad, y la mayoría de la gente
dos siglos más tarde con los comienzos de la «emancipa- deducía de ello que la inferioridad tenía su origen en la
ción» de la mujer. Entre estos dos períodos, los que de- naturaleza y era, por lo tanto, inamovible: A ,mediad_os
fendían los derechos de la mujer habían sido derrotados del siglo XIX, Caroline Norton, que contribuyo a me¡o-
por los que eran partidarios de mantener las diferencias; rar la situación de las mujeres en cuanto madres por su
los papeles de ambos sexos quedaron profundamente influencia en la promulgación del Decreto sobre la Cus-
separados en la nueva sociedad industrial y se produjo todia de los Niños (1839), expresaba el sentir de muchas
al mismo tiempo una polarización entre sus intereses, personas al afirmar : «Creo en la superioridad natural del
actividades y personalidades. El de ella estaba en el ho- hombre como en la existencia de Dios.» Por su parte,
gar, mientras que a él se le sacaba fuera, a las fábricas Mary Wollstonecraft señaló que la inferioridad d~ _l~s
(y más tarde a las oficinas), disociándose el «trabajo» mujeres era efecto, más bien que causa, de la pos1C1on
de la «familia», lo que contrastaba con la unidad que de éstas en la sociedad, y que si la gente dejaba de creer
había existido hasta entonces. Como ha señalado un bis-
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en dicha inferioridad y comenzaba a obrar en consecuen- tos discriminatoria y represiva, la atenc10n de las femi-
cia, las mujeres empezarían a dejar de ser inferiores. nistas se centró tan sólo en algunos de los problemas
«Dad a la mujer los mismos derechos e igualarán las que esta actitud provocaba. Ciertamente se prest~ mucha
virtudes del hombre.» más atención a la reivindicación feminista de la igualdad
Aproximadamente desde 1830 hasta las primeras dé- política y educacional que a la modela~ión de la person~i­
cadas del siglo xx, los argumentos en favor y en contra dad femenina (y masculina) por med10 de las convencio-
de la igualdad se centraron básicamente en la discrimi- nes sociales a través del concepto de «la dama». El
nación creada por determinadas costumbres sociales. La propio ataq~e de Mary Wollstonecra!t contra. ~a feminei-
exclusión de la mujer del derecho al voto, su supuesta in- dad cultural no se repitió con la misma pasion durante
capacidad para beneficiarse de la educación y su situa- el resto del siglo. Las aspiraciones de las feministas al
ción legal de dependencia, supeditada a la buena volun- igual que los resultados gue o tuvieron s . r n
tad del padre o del marido , como si de un niño se tra- derechos concretos más que en la influencia de J eas u
tase , fueron los problemas que ocuparon la atención de opiniones menos tangibles. Trabajaron para 1owar que
Mary Wollstonecraft y de sus sucesoras en las discusiones el concepto de ciudadanía se extendiese a las muieres, y
victorianas sobre las diferencias en razón del sexo. La lo consiguieron. .
insistencia de las feministas en los derechos políticos na- I:a emancipación de las mujeres comenzó en una a~­
ció de la protesta contra la desigualdad en el hogar. Una mósfera sensible a la difícil situación de los menos pri-
defensora del feminismo escribió en 1825: «El hogar ... vilegiados . Constantemente se haóan corr_iparaciones per-
es la eterna casa-prisión de la esposa; el marido lo des- tinentes entre la situación de los campesmos franceses o
cribe como la morada de sosegada felicidad, pero se cuida los esclavos norteamericanos y la de las mujeres. El pa-
muy mucho de buscar fuera, para su uso privado, otro triarcado victoriano estaba basado en ideas de supremacía
tipo de felicidad no tan sosegada ... El hogar es su hogar similares a las que fueron atacadas durante la Revolución
con todas las cosas que en él existen, y de todas sus per- Francesa y durante la lucha por la abolici~n de la esc!a-
tenencias, la más abyectamente suya es su máquina de vitud en Norteamérica. Era el concepto mismo de la m-
procrear: la esposa.» Según la argumentación feminista, dividualidad humana y su preeminencia sobre cualquier
tan sólo se podía escapar de la sujeción doméstica, del consideración basada en el origen social o la fortuna lo
estereotipo de mujer pasiva y obediente, obteniendo los que se trataba de liberar. Como escribió John Stuart
derechos fuera del hogar. Mill en Sobre la su¡eción de la mu;er ( 1869): «Lo que
Incluso entre las feministas, la mayoría de la gente en las sociedades ignorantes implica el color, la raza ,
(incluida Mary Wollstonecrnft) creía que la naturaleza de- la religión o, en el caso de un país conquistado., la nacio-
terminaba ciertas diferencias entre los individu debidas_ nalidad , lo implica el sexo para todas las m~. l)eres: una
al sexo~cia socia resultaba evidente; por perentoria exclusión de casi todas las ocupac10nes hono-
·ejemplo, «la fuerza corporal». Quizás porque la actitud rables.»
victoriana hacia las mujeres era en todos los aspee- Mili defendía que las mujeres debían ser tratadas co-
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jer . Tales intentos, al igual que las airadas protestas de


mo individuos, pero para muchos la aplicación de este los siglos XVI y XVII y de la época victoriana , son reac-
concepto suponía en la práctica una amenaza contra la ciones angustiadas y defensivas ante la amenaza que su-
felicidad marital y contra las mismas bases en las que ponen dichos cambios.
descansaban las relaciones entre el hombre y la mujer; Por otra parte, el movimiento de liberación de las
argumentos éstos que hubieran sonado familiares a los mujeres de hoy día posee ciertas características que le
oídos de un polemista del siglo XVII. Un libro antifemi- diferencian del feminismo de los dos períodos. Jl.tikrio-
nista, publicado en 1831, reproduce la vieja tesis de es. Las actuales · · a señalan que tanto el hombre
que <<nada es tan idóneo para conciliar el car~o del s_exe como la mujer están atrapados en la telaraña de la defi-
opuesto corno el sentimiento de que las mu¡eres muen nidón convencional de sus propios pa eles, y que como
hacia él buscando guía y protección», mal argumento -consecuencia de ello am os , no só o la mujer, pue en
si lo aplicamos a la situación de la mujer, aunque algo sufrir una restricción cJe so libertad er al. Esta nueva
mejor si se aplica al objetivo de preservar la institución idea se aeoe a a comprensión de que persisten las
del matrimonio victoriano. La gente estaba preocupada, nociones tradicionales sobre los papeles de ambos sexos,
como lo había estado en los siglos xvr y XVII, de que al a pesar de que hayan desaparecido las restricciones ins-
extender a las mujeres los derechos de los hombres, se titucionales a la libertad de las mujeres para poder com-
pudieran cambiar de forma fundamental las definiciones portarse «como hombres» . Dicho enfoque, junto con la
existentes de masculinidad y femineidad. Cuanto más se importancia cada día mayor de las mujeres desde el punto
.justificaba el argumento de que las mujeres estaban con- de vista económico, debería llevarnos a un replanteamien-
dicionadas por la sociedad, más razonable resultaba el

¡
to -lo más desapasionado posible- de la verdadera di-
miedo a que la emancipación cambiaría la sociedad. Y mensión de las diferencias y semejanzas que existen entre
cuanto más deseaba la gente mantener la sociedad tal y el hombre y la mujer .
como estaba, mayor era su oposición al feminismo . Los problemas er éstos : ·r ·ca _tl_
Este mismo esquema se reproduce en nuestros tiem- origen de las Herencias e iolo ía o en la cultura?
pos . A partir del movimiento de emancipación, la situa- Si la biología determina los papeles e ñoiñbre de ia
ción civil de las ersonas de ambos sexos se ha 1gua a o mujer, ¿mediante qué procesos lo hace ? ·cuá en.:..
algo más. Existen menos diferencias por razón del sexo, toñces , la influencia de la tura?
tanto ante la ley como en el terreno de los derechos y los Estos problemas tienen hoy en día más sentido del
deberes políticos, de las que jamás han existido desde el que tuvieron anteriormente, por la sencilla razón de que
nacimiento de la sociedad industiial en el mundo occi- en la actualidad podemos descartar si queremos, casi
dental. Por otra parte, se ha_g_producido, y siguen pro- todas las llamadas consecuencias de la división reproduc-
duciéndose, muchos intentos de minimizar lo consegwClo tora entre las personas de distinto sexo. El control de la
durante el siglo xx, resaltando el aumento de 1a insatis- natalidad y los modernos métodos para amamantar arti-
facción personal y de la confusión social que parecen haber ficialmente a los hijos permiten que las parejas puedan
traído consigo estos cambios en la situación de la mu-
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elegí r cuándo van a tenerlos y quien los va a alimentar. La distinción entre «hombre» y «mujer» por una
Lo primero constituye un avance de importancia per- parte'. y entre «masculino» y «femenino» por otra, nos
sona] para todas las mujeres, mientras gue lo segundo permite aclarar gran parte de la discusión sobre las di-
tiene una importancia potencial, aunque normalmente sub- ferencias entre las personas de distinto sexo. De la mis-
estimaba , para ambos sexos, ya que permite compartir ma forma que títulos del siglo XVII tales como «Hic
entre los individuos (sin tener en cuenta su sexo bioló- Mu~er» y <~Haec Vir» indican la necesidad de que se
gico) el trabajo y la alegría de criar a los niños; es decir, realice esta rmportante distinción entre el sexo y el gé-
podría lograr que el hombre volviera al hogar.· nero, as~ tambié~ ocurre con títulos del siglo xx, como
«El varan afemmado» o «La mujer eunuco». Que las
Por mucho ~e udiésemos cambiar la relación tradi-
personas son hombres y mujeres puede comprobarse 0r
cional de la mujer con su papel bio ógICo, la direcci~
la evidencia biológica, pero no se uede comprobar de
tomase el cambio seguiría siendo una cuestión de elección
la misma manera si sÜnmasculin s y. eninas: los cri-
de valores. No e suficiente señalar que los incontrover-
tibles argumentos tradicionales caen por su propio peso
teri~s en este último caso ~culturales, y difieren según
el tiempo y J lugar. Debe admitirse la ersistencia el l
con la aparición de la píldora las espirales, los artículos de
sexo, pero ~ambién J ariabilidad- de g' ero. Por no /
goma, la leche humana sintética y los biberones esteriliza-
haberse realizado esta distinción se han exagerado las ar-
dos, porque los razonamientos en los gue se ha creído du-
gumentaciones y distorsionado las conclusiones. De hecho
los prejuicios han contribuido probablemente más que l~
rante mucho tiempo tienen una alarmante tendencia a
permanecer suspendidos en el aire, pendientes tan sólo
biología a determinar los papeles sociales de las personas
del delgado hilo de una convicción apasionada y frecuen-
en razón de su sexo, y si confundimos «prejuicio» con
temente irracional. Parecen . no necesitar cimíentos para
cultura, nuestras pretensiones de conocimiento valdrán
sobrevivir. bien poco.
La tecnología ha_ a1terado el obligado impacto de la Prácticamente todo el mundo se siente capacitado
biología en la sociedad, pero nuestras ideas sobre la mas- para dogmatizar sobre las diferencias entre el hombre y
culini y a femineiaad no han mostrado una ten encía la • mujer, como ya observó John Stuart Mili en 1869 1
semejante al cambio . Es~ desfase indica la necesidad de mientras que «casi nadie tiene en cuenta ni da importancia
realizar una .~ ión fundamental en nuestros razona- a los únicos medios a través de los cuales se podría lograr
mientos sobre los papeles del hombre y de la mujer: la algún conocimiento sobre el tema». Lo que Mili quería
distinción entre « S~O» y «género». La palabra «sex-o-~-~-­ decir es que la gente no suele basarse en pruebas para
hace referencia a ] ~ diferencias biológicas entre varón establecer sus conclusiones. Al mismo tiempo que de-
y hembra: las visibles ae los órganos genitales y las re- ploraba esta tendencia, admitía que, desgraciadamente, en
lativas a la procreación. Sin embargo, «género» es un su época no se disponía de pruebas sólidas sobre este
térmjno cu tu· que a ude a la clasificaciOn social entre -4 ~~ asunto. Necesitamos, dijo, estudiar «las leyes de la in-
(
«masculino» y «femeninm>. - 9~0 · fluencia de las circunstancias sobre el carácter» .

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1.

Desde los años en que Mill escribía hasta ahora, el


desarrollo de las ciencias sociales nos ha ido proporcio-
nando dicho tipo de pruebas, y su examen constituye el
l. LA BIOLOGIA DEL SEXO
contenido de e~e libro. Fundamentalmente su ro ósito
es dese - 1 «sexo» del « ' > en os muchos
campos. en los qu se ha pre · o 1 t ncia
1 rencias naturales entre el hombre y la mujer, pretendien-
l. do reemplazar el dogmatismo por el conocim1ento, e in-
1
tentando separar los juicios de valor de las exposiciones
de hechos.
La bi.olo ía constitu e el unto e partida para el
estudio de las diferencias entre el hombre y la mujer, pero
muestra también a 1 entidad entre ambos: sus simila-
ridades básicas, la continuidad en sus .desarrollos. Le·os
de pertenecer a dos grupos se arados, el hombre y la
mujer tienen a misma · onstitución cor ral, e me uso as
di erencias anatómicas son más aparentes que reales. Ni
el falo ni el útero son ór anos rivativos de un sexo: el
falo de la mujer (el clítoris) es el equivalente biológico
del órgano del hombre, y éste posee un útero vestigial
cuya existencia puede muy bien ignorar hasta que se pro-
duce el aumento de la próstata en la vejez.
¿Qué es el sexo? ¿Cómo surgen las diferencias y se-
mejanzas entre los sexos? Este capítulo contempla el ori-
gen bioló ico de la diferenciació gun~~~!il....-
posi les consecuencias en la vida social.
En el lenguaje or mano a p abra sexo posee dos
significados: hace referencia a las di erencias entre los
in~ v1 uos, que los convierte en hom res y mujeres, y
también a un ti de conaucta, a con ucta e «a area-
miento» , que sirve para iniciar la reproducción sexua . Por
supuesto, no todos los organismos se reproducen de esta
manera; algunos lo hacen Jde forma asexual, emitiendo una
célula o g~upo de células desde un único organismo. En
18 19
los humanos la reproducción es sexual, ya que existe en ambos sexos. El plan básico de desarrollo de los ór-
un intercambio de materia celular entre los sujetos que ganos y conductos sexuales es común para los varones y
realizan el apareamiento: el varón y la hembra . Este pro- para las hembras, y en ambos aparecen los dos mismos
ceso de intercambio y mezcla de material genético es tipos de conductos.
lo que los biólogos denominan «sexo». En términos evo- Al principio existe una única abertura externa que
lutivos, la división de las especies en machos y hembras conduce tanto a la vejiga como a los órganos genitales in-
tiene ventajas para la adaptación , ya que es posible una ternos (la abertura urogenital) y un «tubérculo genital»
mayor variedad y pueden eliminarse los fallos genéticos. que es el clítoris o pene rudimentario . Después de la sép-
Tanto el varón .como la hembra aportan, por lo tanto , tima semana los conductos propios del varón detienen su
material genético en la reproducción, pero sólo uno de crecimiento en la hembra y los de ésta en el varón. Si el
ellos, el varón , determina el sexo del hijo. Es un cromoso- embrión es cromosomáticamente varón, el tubérculo ge-
ma de su espermatozoo el que decide si el recién nacido nital se desarrolla para formar el pene, mientras que la
será varón o hembra. Las células del ovario de la hembra uretra (el conducto por el que se expele la orina) se ex-
y las de los testículos del varón contienen cada una vein- tiende de tal forma que pasa justo por su centro . La piel
titrés cromosomas, en los que está codifica a to a la que existe alrededor de la abertura urogenital se une para
«información» necesaria para el desarrollo del niño. Uno formar el escroto, dentro del cual descenderán después los
de los veintitrés es el cromosoma sexual, y puede ser de testículos, por lo general momentos antes del nacimiento.
dos tipos, X o Y . (Se denominan así a causa de su forma-:- Si el embrión es cromosomáticamente hembra no se pro-
El cromosoma Y se asemeja a una X incompleta y es un duce ninguno de estos cambios: el tubérculo genital se
quinto de su tamaño.) Los óvulos de la hembra tan sólo atrofia convirtiéndose en el clítoris y la piel que existe
contienen el cromosoma determinante del sexo del tipo X, alrededor de la abertura urogenital permanece dividida ,
mientras el espermatozoo del varón transporta tanto el convirtiéndose en los labios. (Ver figura l.)
cromosoma X como el Y. Cuando un espermatozoo Y fer- Este período durante el cual los embriones se dife-
tiliza un óvulo, el embrión tendrá la determinación rencian en formas anatómicas específicamente de varón
sexual lo que si nilica que será varón . Si es un es=._ o de hembra , es un período crítico. Los casos en los que
permatozoo ' e embrión seráXX es decir hembra. los embriones se desarrollan como varones o hembras
De esta forma , el s enétic.Q_Q. cromosomático de incompletos se deben a algún fallo durante esta importan-
un individuo queda determinado en el momento e a te etapa inicial. ¿Qué es lo que hace que comiencen a
conce ción . Sin embar o. las diferencias entre a anato- producirse est~s diferencias anatómicas? ¿Cómo se trans-
mía del varón y la de la hembra son el J?roducto de nueve mite el mensaje de los cromosomas al embrión en proceso
¡' meses de ges urante los cuales le esperan iver- de desarrollo? ¿Qué ocurre (o no ocurre) en los casos de
sos peligros al embrión en proceso de desarrollo . ~ desarrollo sexual imperfecto? A pesar de las últimas in-
aproximadamente las sie~ anas de vida prenatal la vestigaciones, estamos aún muy lejos de podei:. contestar
apariencia de los órganos genitales externos es 1 éntica a estas preguntas.

20 21
1'
~
Cuerpo d• Wolff (varón)
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1
Tubércu lo 9en1ta l

Cuerpo de M =(hembra)
ituler ,
_
1
.----};-¡l)lJ-Y
--- Pliegue uretro lob 1ol
_ Glondulo sexual Ranura gen1ta1~¡;r
11¡ Ve11o o ·
Pro1uberonc10 lob1oescrotol "
Ano
R•cto ./""--- Orgonos sexuales del feto
Tub~rculo ~
7
gen11ol-.-: .., · ·" del 22 al 31.r mes de embarazo
Idéntico en el varón y la hembra
Orqonos sexuales de l tet o
del 2.!2 ol 3!! mes de embarazo
Un1co oborturo ut•rno/

Idéntico en et var~n y lo hembra


Tubérculo genital (pene)

ll Tubérculo genital
(clítorosl

Ranura vulvol
~
~~.'f~~Y
~
Pliegue uretral

rar~~~b:::i:..~;,a ~ p~;.=~~; labial ~l Ptotuboronc10 escrotal

\ ---- '·J / '\... ' Ano /


Ano~~

TubÓrculo J Vor6n
oenitol- Vest101os de Aporienc10 sexual del f eto del
(clftorls) hemt>ro
39 al 42 mes de embarazo
Or9onos sexuales del feto
del 32 al 4º mes de embarazo

Clítoris
Pene Role uretral (lineo de umón

(externo~¡'
del pliegue uretral)
Vestigios de varón '

Lobío mayor '


Labio menor (onterno)-ff~l ~ Rafe escrotal (lineo de unión
Escrot~ ~Jde lo
\.. .,.,.
protuberonc10 escrotal)
Abertura de lo uretra-X..( .

~
Abertura de lo va~

Hembra Varón Apori•nc10 sexual de l bebé


en el momento del porto

Orgonos sexuales del bebé


en el momento del parlo FIGURA 1.-(b) Diferenciación de los órganos genitales externos en el fero .

FIGURA l.-{a) Diferenciación de los órganos genitales internos en el feto .


Parece fuera de duda que, según lo ha expresado el estructuras propias de la hembra, que pueden desarrollar-
endocrinólQ o S. Le Vine 1a forma humana básica es la se de forma autónoma . Para que un embrión se desarrolle
de la hembra, ~ la ~asculinidad sur e _gimo al o «filia: como hembra no es necesario que sus gónadas produzcan
didQ;. Se ha llegado a es a concusión gracias a distintas hormonas de hembra. La diferenciación normal del sexo
pruebas existentes, comenzando por la solución de un depende tan sólo de la presencia o ausencia de la hormo-
problema que durante siglos ha preocupado a los criado- na del varón.
res de ganado vacuno, el problema del «freemartin» , un Los trabajos sobre individuos intersexuales nos pro-
ternero intersexuado. El freemartin nace siempre siendo porcionan pruebas adicionales sobre la importancia que
gemelo de un macho normal, y durante el embarazo las tienen las hormonas para establecer la diferenciación ana-
placentas que alimentan a ambos permanecen unidas . Ge- tómica en razón del sexo. Puede ocurrir que una persona
néticamente comienza su vida como hembra y es masculi-
con dotación cromosomática de un sexo desarrolle las
nizado por las hormonas producidas en el ternero macho,
gónadas del sexo opuesto, y las hormonas provenientes de
que pasan al freemartin a través del tejido de unión de
la placenta. Estas hormonas son producidas por las gó- estas gónadas produzcan una apariencia física de varón
nadas (testículos) del macho, tan to en los terneros como o hembra que no guarde relación con el sexo cromosomá-
en los seres hutnanos, y proporcionan ese algo añadido que tico. Existe una forma concreta de intersexualidad en
hace que el embrión se desarrolle como macho. La pre- la que los varones tienen gónadas de varón (desde el punto
sencia del cromosoma Y en la composición genética del de vista genético), pero características sexuales secunda-
varón provoca de alguna manera que la gónada del em- rias y órganos genitales externos de hembra , y se piensa
brión produzca hormonas, mientras que la combina- que es debida precisamente a que las gónadas de varón no
ción XX no causa el mismo efecto, y la gónada de la hem- han podido producir hormonas de varón durante el pe-
bra (que se convertirá en el ovario) tan sólo produce hor- ríodo crítico de la vida prenatal. (La causa es probable-
monas mucho después. No se sabe cómo provocan este mente un gen regresivo vinculado al sexo que transpor-
efecto los genes del cromosoma Y. tan las hembras y traspasan a los individuos desde un
Innumerables experimentos con animales han demos- punto de vista genético varones.)
trado el crucial papel que las hormonas gonadales juegan El período crítico es, tal vez por fortuna , corto. En
en la iniciación del desarrollo del macho. En varias es-
los conejos genéticamente machos la castración realizada
pecies se invierte completamente el sexo de la hembra
antes de que el embrión tenga veintiún días provoca un
si se le inyectan hormonas de varón durante el período
crítico. Por otra parte, los embriones castrados de cual- desarrollo total de hembra, pero en el día veinticuatro
quier sexo genético se desarrollan como hembras, lo que de vida no logra interferir con el desarrollo normal de
sugiere que el papel de la hormona del varón es doble: su macho. En los humanos el período crítico dura pocos
presencia asegura el desarrollo de las estructuras propias días al final del tercer mes de gestación. Después, las
del varón, pero también es necesaria para impedir el de las hormonas no poseen un efecto fundamental irreversible.
24 25
Dada la importancia de las hormonas en lo que vamos partir de las de hembra y viceversa . Una inyección de tes-
a tratar a continuación, quizás resulte conveniente hacer tosterona, hormona de varón , puede ser transformada en
una somera exposición de sus funciones relacionadas con parte por el cuerpo en su vecina químicamente más cerca-
las diferencias entre los sexos. na, la estrógena, que es una hormona de hembra . (Se pien-
El término «hormona» se utiliza para designar todas sa que esta tendencia explica, por ejemplo, el hecho de
las s~es de las gTandulas endocrinas (la p1tmtana, que los muchachos adolescentes que están sometidos a
las glándulas suprarrenales, los ovarios y los testículos). un rápido proceso de maduración desarrollen a veces pe-
El número y la distribución de las hormonas producidas queños .:chos; el sustancial aumento de testosterona
por los hombres y las mü}eres es prácuc~nte el mismo, que acompaña a la pubertad es metabolizado parcialmen-
pero las mujeres normales suelen producir hormonas te en estrógena, la que a su vez causa el crecimiento de
sexuales de hembra -estrógeno y 12ro esterona- en ma- los pechos .)
yor cantidad; y en los varones n ales abundan más la A pesar de los problemas relativos a estas mediciones
. '
t~stoter na las pertenecientes al grupo general de hor- existen bastantes pruebas de que antes de los ocho o diez
monas conocidas como andrógenos u hormonas del varón. años de edad, los niños y las niñas segregan cantidades
Las hormonas sexuales son pióducidas no sólo r insignificantes de hormonas sexuales. A partir de este mo-
los ovar10s y los testículos, sino tam p s.. glándu- mento aumenta en ambos sexos la producción de hormo-
las suprarrenª es. ste hec o explica, en parte, la posi- nas. tanto de varón como de hembra. Al acercarse la pu-
bilidad de que el varón castrado lleve una vida sexual bertad, el incremento de hormonas de varón se hace más
«normal» a pesar de ser estéril, y también ciertos casos pronunciado en ambos sexos (llega a su punto culminante
en los que la apariencia genital es distinta del sexo del de los veinte a los cuarenta años, cuando la diferencia
individuo desde el punto de vista cromosomático (un entre las hormonas producidas por los hombres y las pro-
tipo de pseudo-intersexualidad). De la misma manera que ducidas por las mujeres está también en su momento ál-
el embrión del varón, cuyas gónadas no logran funcionar gido). El incremento de hormonas de hembra es mayor en
debidamente, adquiere chracterísticas genitales de hembra, las niñas que en los niños, se acelera especialmente hacia
el embrión de la hembra puede nacer con apariencia ge- los once años, y se convierte en cíclico unos dieciocho me-
nital de varón si sus glándulas suprarrenales producen ses antes de la aparición de la menstruación . Pero la pro-
un exceso de hormonas andrógenas. Los tumores que ducción de estrógenos aumenta en los muchachos durante
aparecen en las glándulas suprarrenales de los adultos la pubertad, aunque nunca llegue a ser cíclica; al igual
pueden ser los causantes de estas inversiones hormonales, que en las hembras, la producción de andrógenos nunca
y dar lugar a cambios en la apariencia de las caracterís- se convierte en cíclica. (Ver figura 2.)
ticas sexuales secundarias. Si bien tlmto los hombres como las mujeres producen
Los métodos de medición de la cantidad de hormonas hormonas de varón y de hembra, las cantidades y propor-
que segregan los individuos resultan complicados, dada ciones relativas varían mucho entre los distintos indivi-
la habilidad del cuerpo para crear hormonas de varón a duos, y no se pueden establecer grados de diferenciación

26 27
biológica respecto al sexo, partiendo tan só]o de la me-
dición hormonal. En un trabajo realizado con dos mu-
jeres y tres hombres (todos individuos «normales») el ni-
vel de hormonas de hembra expulsadas en la orina fue de
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o 8 155 ,2 y 13 ,4 unidades por día en las dos mujeres, y
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.... de 12,4, 7 ,6 y 16,8 en los tres hombres. La producción de
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hormonas de varón varía de forma similar entre las per-
sonas del mismo o de distinto sexo. Roger Williams, en su
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l obra Individualidad bioquímica, sugiere que es posible
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clasificar a los hombres y a las mujeres en nueve catego-
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medio o bajo) de hormonas de varón y de hembra (bajo
andrógeno + bajo estrógeno; bajo andrógeno + medio
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estrógeno y así hasta las nueve combinaciones posibles).
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1 l ellas son más características de los hombres y otras lo
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son de las mujeres.
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cuerpo se desarrolle de acuerdo e n~sexo cromoso á-
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de varón fomentan el creom1ento ele pe o en el cuerpo,
pero están inversamente relacionadas con el crecimiento
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del mismo en el pericráneo. A una mujer tratada con tes-
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w tosterona (para curar el cáncer de mama) puede crecerle
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N N N N N barba y aparecerle calvicie en el pericráneo, caracterís-
ticas ambas del varón. Por el contrario, a un hombre
tratado con estrógenos (para curar el cáncer de prós-
tata) puede salirle vello en el pubis, según la distribución

29
típica de las hembras, y djsminuirle al mismo tiempo el nor cantidad al final de los cincuenta y principios de los
crecimiento de la barba . sesenta, y de esta forma el hombre y la mujer vuelven
a la situación relativamente asexuada de la niñez.
El crecimiento y la maduración generales del varón y
de la hembra quedan directamente bajo el control de las
hormonas. La aceleración del crecimiento durante la pu-
bertad viene determinada, en ambos sexos, por el aumen- Los cromosomas las hormonas influ en en el des- \
arrollo de- os sexos de la manera indicada, ero ¿gué
to de producción de andrógenos. Pero el crecimiento si- otras diferencias sexu es vienen eterminadas bioló-
multáneo de producción de estrógenos en las muchachas. gicamente?
produce la maduración u osificación de los huesos, proce- Desde el punto de vista genético, el ser arón está
so éste que una vez terminado impide un crecimiento correlacionado no so o con a el ene os
ulterior . Así pues, los muchachos tienen más tiempo para testículos, sino también con una mayor estatura, peso y
crecer antes de que sus huesos maduren, debido a su nivel fuerza. De hecho, éstas son todas las ventajas que pro-
relativamente bajo de estrógenos. Es posible que la lla- porciona el cromosoma Y.
mada hormona del «crecimiento», que segrega la pituita- Un niño pesa más al nacer que una niña. El peso me-
ria , esté controlada por las hormonas sexuales, pero se dio, en i OS, para los recién nacI OS e Uucaso es de
desconoce la forma en que ello pudiera ocurrir. 3,40 (niño), 3,37 (niña); para los indios 2,94 (niño), 2,88
Tras la pubertad, la función sexual de los estrógenos (niña); para los indonesios 3,11 (niño), 3,04 (niña) . Tam-
parece reducirse, en las mujeres, al control de los cambios bién la estatura difiere entre los sexos. En las sociedades
en el útero relacionados con la menstruación, ovulación, occidentales, los niños son, aproximadamente, dos centí-
metros y medio más altos que las niñas. En _una muestra
concepción y gestación, y lubrificación de la vagina para
de 5.486 niños y niñas, estudiaba por J. W. B. Douglas y
mantenerla en un estado de receptibilidad. La cantidad de
J. M. Blomfield, la estatura media de los niños de dos
estrógenos que produce la mujer no determina su impul- años era de 85 centímetros, y la de las niñas de 84, lo que
so sexual, ni sus sensaciones o imaginaciones eróticas, ni ascendía a 1,03 y 1,02, respectjvamente, a los cuatro años
su capacidad para tener un orgasmo. La producción de es- y tres meses. Estas diferencias son un promedio, y la es-
trógenos desciende a un nivel insignificante después de la tatura de la inmensa mayoría de los niños y las niñas
menopausia , pero muchas mujeres experimentan ep esa cae dentro del mismo área. (Ver figura 3.) La estatura
época un nuevo despertar de su deseo sexual. (Se piensa viene también determinada por factores socio-ambientales
que ello es debido a que les desaparece el miedo a que- que pueden aumentar la iferencia debida al sexo, y es
darse embarazadas.) posible que la hija de una persona de profesión liberal
En el último período de la vida la producción de hor- sea tan alta como el hijo de un obrero no cualificado.
monas se aproxima en ambos sexos . Tanto los testículos Estas diferencias varían también s los ueblos . La
como los ovarios comienzan a segregarlas en mucha me- diferencia m e estatura entre hombres y mujeres es

30 31
600
menor de cinco centímetros en un grupo de indios nor-
2 años 4~ años teamericanos. en otros es de quince, y en un tercero de
Varón - -
500
Hembra --- --- negros africanos es de dieciocho.
Las diferencias de eso estatura pueden estar rela-
cionadas con la alimentación. En mue as s_oa.e a es ef
1
1 \ ~ varón rn 1e a on :a porción mayor -de 1
400
c.om1 a dis onible. Ello sigue ocurriendo en la actualidad.
~~
11

1
1 Por ejemplo , la inmensa mayoría de los casos del malnu-
,,,." 1
1
\1 trición examinados por un doctora británica en Nigeria,
l 1 1
300 después de la guerra de Biafra, eran niñas . Silvia Watkins,
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1
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\ que así se llama la doctora , escribió que: «Si la comida
11) 1 \
o 1 escasea se les da a los niños lo poco que haya, y se deja
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e: 200
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\\ a las niñas morir de hambre. No era raro ver familias en
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las que las niñas padecían grave kwashiorkor (enferme-
dad producida por la falta de proteínas), mientras que el
hijo y heredero estaba sano y fuerte . » En una de esas fa-

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i:J c:.J ¡~ milias la niña de dos años pesaba 5 ,4 kilos, y su hermano
e
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Q)

E de cinco meses 8,1 kilos. Pero no siempre los varones


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z o ~ .. '-~ son los favorecidos. Margaret Mead describió una tribu,
o 20 25 30 40 45 50
los mundugumor, en l que as mujeres eran tan altas

FIGURA
Altura en pulgadas

3.-Estatura de niños y niñas de dos y cu atro años


co
que_guerían , ya que eran las encar adas ---
los hombres · tarnbién..Q.isponían e ochr hrcomlcla
car, y co-
mían a sus anchas antes de abastecer a los hombres del
y tres meses. pueblo.
En térmj nos de somatotipo (apariencia externa del
cuerpo), existen diferencias debidas al sexo que son visi-
bles y aceptadas como normales en nuestra sociedad. Las
muchachas suelen ser menos "-IDusculosas, y hay prue-
bas de que los genes situados en el cromosoma X inhiben
de alguna forma el desarrollo de músculos grandes . as
proporciones relativas del cuerpo medidas en la cabeza,
el t.ronco las extremidades, etc., tienden también a arro-
jar medias diferentes para os varones y para las hembras .
De nuevo, las diferencias entre los somatotipos del
33
1¡ ¡

varón y de la hembia-v.atlan según los gr: s étnicos a mitad de ellas, más o menos, son graves, y enue éstas se
que ertene na pequeña sociedad «primitiva» e incluyen la hemofilia (fallo del mecanismo de coagulación
la que se posee una buena documentación fotográfica de la sangre), la estenosis mitral (una deformación del co-
-los manús de las islas del Almiranta~o- no existe apa- razón) y algunos tipos de deficiencias mentales. Otras son
rentemeñteñl"nguna diferencia entre el somatotipo de los relativamente leves , y van del daltonismo entre los colo-
niños y el de las niñas ; y cuando son mayores, tanto los res rojo y verde (que padecen del 4 a] 8 por 100 de los
hombres como 1 ujeres tienden al mismo alto de hombres) a la aparición de mechones de cabello blanco
mesofuorfis (hombros y pechos anc os, extremidades en la nuca. Los genes que causan estas enfermedades son
muy musculosas y poca grasa subcutánea), que no se en- mutantes, y están unidos al sexo porque son transporta-
cuentra en igual medida en los grupos americanos y del dos por el cromosoma X. En las niñas, el cromosoma X
Oeste de Europa. Tampoco en Bali existe el tipo de dife- heredado de uno de los padres contrapesa el efecto del
renciación física que hace que en nuesua cultura se pueda gen mutante heredado del otro. Por lo tanto, estas en-
distinguir visualmente a las personas de distinto sexo. fermedades no se deben tanto a la presencia de un cro-
Geoffrey Gorer describió a sus habitantes como pueblo mosoma Y en los varones como a la ausencia de un se-
«hermafrodita»; tanto los hombres como las mujeres son gundo cromosoma X. Se desconocen actualmente las cau-
más o menos de la misma estatura, tienen hombros an- sas de otras muchas desventajas que conlleva el ser varón.
chos y caderas estrechas, no poseen curvas ni músculos, En todas las etapas de la vida, comenzando por el mo-
ni pelo en el cuerpo, ni pechos desarrollados . (Gorer afir-
mento de la concepción, mueren más varones que hem-
ma que ni siquiera de frente se podría distinguir a un
bras, pero también nacen más; y estos dos hechos parecen
varón de una hembra). Otro autor nos informa que los
niños chupan del pecho de su padre al igual que del de estar muy relacionados . Aunque se piensa que se pro-
su madre. ducen igual cantidad de esparmatozoos X que de Y, se
De todo lo dicho se desprende que existen grandes conciben de 120 a 150 varones por cada 100 hembras.
variaciones culturales res ecto al efecto ue, en las carac- En el momento del parto esta proporción ha descendido
teríst1cas sexua es secundarias y la apariencia mea e- a 106/100 en Estados Unidos (sólo blancos) y Gran Bre-
nerru-;- pro ucen os cromosomas ue determinan el sexo. taña, y a 98/100, aproximadamente, en la India . La cifra
Hasta ahora hemos vern o examinando aquellas caract;' de la India sugiere que la nutrición afecta al número de
rísticas que tienden a favorecer al varón, pero el cro- personas que nacen de cada sexo. Esta hipótesis podría
m~oma Y tiene su lado negativo y es el responsable de - ser confirmada por una comparación de la proporción
muchas desventaºas. Ashley Montagu , en su libre entre los sexos en el momento del nacimiento dentro t:le
superwri a natura de las mujeres, da una lista de setenta los diferentes grupos socioeconómicos de una misma so-
y dos enfermedades originadas totalmente o en gran me- ciedad. (Sin embargo, la nutrición no lo explica todo : no
dida por los genes relacionados con el sexo, y que se puede, por ejemplo, explicar la diferencia entre Aden
presentan la mayoría de las veces en los hombres. La y Monserrat, que han registrado proporciones relativa-
34 35
mente estables en el momento del parto, de 120/100 y misma incidencia en ambos sexos, la tasa de mortandad
94/100, durante los años 1949-1964.) es alrededor del 30 por 100 más elevada en los varones.
Se producen más abortos de varones y nacen más ni- Recientes investigaciones sugieren que una de las hormo-
ños muertos que niñas, en una proporción que va de nas sexuales de la hembra , la progesterona, puede ser un
120/100 a 160/100. También tienen más posibilidades agente anticonvulsivo y sedante; por lo tanto, quizá la
de morir a causa del trauma del parto: 54 por 100 más mayor capacidad de supervivencia de las hembras sea
varones que hembras mueren de lesiones durante el par- debida a sus hormonas.
to, y 18 por 100 más debido a malformaciones congéni- Las mujeres son también menos propensas a morir a
tas. (El hecho de que la tasa de lesiones durante el parto causa de accidentes en el hogar, los cuales suponen, en
sea más elevada para los varones puede estar relacionado la mayoría de los países occidentales, la principal causa
con el mayor tamaño de su cabeza y peso) . En el primer de mortandad después de los 45 años. Prácticamente en
año de vida el 54 por 100 de todos los bebés que mueren todos los grupos de edades las muertes por accidentes
son varones; y este porcentaje se mantiene sorprendente- domésticos son más numerosas entre los hombres . En
mente constante. A los veintiún años asciende al 68 Gran Bretaña, la proporción era de 2/1 en 1960 para
por 1OO, a los treinta y cinco al 5 8, y a los cincuenta y los grupos de edades comprendidas enrre los 0-4 años
cinco al 64. Después de los sesenta y cinco disminuye y los 15-44 (en el grupo de 5-14 no exi_ste tanta di-
la diferencia y a partir de los setenta y cinco mueren más ferencia, y a partir de los 65 años mueren más mujeres
mujeres que hombres, ya que quedan más vivas. Después que hombres, puesto que quedan más vivas) . Un experto
de los ochenta y cinco mueren muchas más mujeres que ha calculado que, por lo general, el riesgo de morir a
hombres, lo que testifica la mayor longevidad de éstas. causa de un accidente doméstico es de 2 a 5 veces mayor
De hecho su espectativa de vida en el momento del para el hombre.
parto es mayor que la del varón en casi todas partes . En Aún no se ha dado una explicación satisfactoria de
Gran Bretaña es de 7 4 ,8 años para la hembra y sólo de esta diferencia en vulnerabilidad. El argumento de que
68,1 para el varón; en China, de 65,6 y 61,3, respecti- los hombres y las mujeres llevan distintos tipos de vida
vamente; en Brasil, de 4 5 ,5 y 41 ,8. En Gran Bretaña era y, por lo tanto, es de esperar que existan diferencias en
de 42,2 y 40,2 en 1841. sus tasas de mortandad, carece de pruebas en qué apo-
¿Cómo pueden explicarse estas diferencias? Un aná- yarse . Siguiendo este tipo de razonamiento, los acciden-
lisis de las cífras eñi'Ortan a nos muestra que los hom- tes domésticos deberían afectar más a las mujeres, ya que
bres son más propensos que as mujeres a c1er os riesgos . éstas pasan más tiempo en el hogar. Otra teoría que ha
Cuando la causa de la muerte son las en erm ctacle'Sñü intentado explicar la mayor vulnerabilidad de los niños
infecciosas, parte de la mayor mortandad de los varones señala que éstos puede que exploren su entorno más
se debe al predominio en éstos de enfermedades y de- activamente que las niñas , lo que aumenta su riesgo de
fectos transmitidos por los genes mutantes relacionados accidente y muerte. Es una ingeniosa especulación, pero
con el sexo. Si bien la epilepsia, por ejemplo, tiene la que no ha sido probada en absoluto. De hecho, la mujer

36. 37
posee una capacidad superior para sobrevivir que no pro- c1on son transmitidos a través del cromosoma X . Ello
viene de que lleve un tipo de vida diferente. significa que los genes mutantes responsables de los fallos
Una confirmación de lo dicho la tenernos en un re- del organismo ante las infecciones son transmitidos tam-
ciente trabajo sobre las mujeres fwnadoras realizado por bién por el cromosoma X. En enfermedades tales como
la Sociedad norteamericana de Lucha contra el Cáncer. la hemofilia, la hembra hereda dos cromosomas X de los
Si bien normalmente se piensa que mueren más hombres padres, lo que hace imposible el predominio del gen mu-
que mujeres a causa de los efectos del tabaco, puesto que tante a menos que el otro cromosoma X sufra de la mis-
fuman más que ellas, este trabajo muestra que en reali- ma enfermedad, caso éste muy improbable. Pero el varón
dad existe una diferencia entre los sexos respecto a la que reciba de su madre un cromosoma X con un gen
resistencia a los efectos del tabaco sobre la salud: las mutante sufrirá Jos efectos de este gen , ya que no posee
mu.ere n..constitucio ente m' esistentes. Se~ otro cromosoma X sano para compensarlo. Existen bas-
paró un grupo de mujeres muy fumadoras y otro de tantes pruebas para apoyar la hipótesis de que la resis-
hombres también muy fumadores, y se descubrió que el tencia a la infección es, al menos en parte, una función
riesgo de enfermedad o muerte de las primeras era sus- que está bajo el control de los genes. La mayor vulnera-
tancialmente inferior al de los segundos. E l riesgo de bilidad de los varones tiene una clara base bioquímica.
enfermedades arteriales del corazón y de cáncer de pul- También se dan diferencias entre los sexos en la
món era aproximadamente la mitad para las mujeres que cuarta categoría de muertes: el suicidio. En e ya clásico
para los hombres. trabajo e Stengel Suicidio e intento de suicidio, se señala
En la tercera categoría de muertes, las debidas a que la mayor parte de suicidas, en casi ~odos los países
enfermedades infecciosas, las cifras muestran de nuevo de los que disponemos de datos, son varones. En 1961
una tendencia impresionantemente favorable a la mujer. se suicidaron tres varones por cada dos hembras en Ingla-
Durante el primer año de vida mueren un 23 por 100 más terra y Gales. Pero es fácil exagerar la posible importancia
de niños de diarrea y enteritis y un 22 por 100 más de de las diferencias entre los sexos con relación a las tasas
:1 gripe y neumonía. En las primeras tres semanas mueren de suicidio. Debemos indicar que mientras que los hom-
1 bres sobrepasan a las mujeres en número de suicidios con-
más del doble de niños debido a procesos infecciosos.
Las enfermedades infecciosas matan en Inglaterra y Ga- sumados con éxito, ocurre lo contrario con los intentos
les 102 hombres y tan sólo 60 hembras por cada millón de suicidio. Resulta difícil conseguir cifras exactas sobre
de personas de cualquier edad. (Datos pertenecientes al estos últimos, pero la proporción es probablemente de
año 1969). un intento de suicidio por parte . de los hombres por cada
"La mayor vulnerabilidad del varón ante las enferme- 2 ó 3 por parte de las mujeres. Un trabajo sobre proble-
dades infecciosas y la mortandad que éstas producen ha mas psicológicos de los adolescentes arrojó una tasa de
sido directamente relacionada con su distinta composición intentos de suicidio de 3 ,5 mujeres por cada hombre y
cromosomática. Los genes que controlan los mecanismos de 3 ,4 hombres qu e consumaron el suicidio por cada mu-
por medio de los cuales el cuerpo se enfrenta a la infec- jer, cifras que sorprendentemente son inversas .
38 39
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E "" La diferencia entre ambos sexos en la incidencia de
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suicidios se halla correlacionada con los métodos normal-
~ .::::::- ¡...--
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mente usados por los hombres y las mujeres para suici-
darse. De cada 1.000 varones que se quitaron la vida en

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los Estados Unidos entre 1955 y 1959, más de la mitad
utilizó armas· de fuego o explosivos, mientras que en las
mujeres esta cifra se reducía a un cuarto. El segundo mé-
todo que más utilizaron los hombres consistía en ahor-
carse o estrangularse, mientras que ocupaba el tercer
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lugar entre las mujeres. El método empleado con mayor
frecuencia por las mujeres (346 de cada 1.000) era el en-
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E venenamiento o la asfixia. La diferencia de métodos su-
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pone una diferencia de sus efectos mortíferos; en los
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métodos de los varones se alcanza mucho antes el punto
I""' ~ ' \. «en que no se puede volver atrás». Por lo tanto, es po-
~ sible que existan muchos fracasos de suicidio entre las
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mujeres debido a la poca seguridad que ofrecen el enve-
nenamiento y la asfixia.
1
La elección del método puede explicarse o bien por
1
el hecho de que los hombres poseen más frecuentemente
\ r\ pistolas, explosivos, etc., o por una diferencia entre am-
bos sexos en la intención de conseguir suicidarse. Segu-
1 •
ramente influyen ambos factores en alguna medida, pero
'. \ V

Q el hecho de que una proporción semejante de mujeres y


1
1
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1
hombres suicidas (35 por 100 y 39 por 100) que lo in-
I "' tentan y lo consiguen dejan notas escritas, no apoya la

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1

..
segunda explicación. Otro aspecto a considerar es el de
que las tasas no se mantienen estables entre los sexos. La
o o o o o v
Q)
mayor parte del aumento de los suicidios experimentados
o CD
"'....- u> V
souosJad OOO ' l opo:i popuo¡Jow ap osoJ. desde 1949 está formado por suicidios realizados por mu-
jeres. En 1952, en Inglaterra y Gales se suicidaron 4.343
personas; en 1961, 5.216. Del incremento total de 873,
639 eran mujeres y 234 hombres (ver figura 5).
41
"'"' El suicidio está relacionado con las enfermedades
:e: ~
I
1 mentales y la situación social, circunstancias ambas que
1 se diferencian según los sexos. Y estas dos circunstancias
"'"'
\
\
"' constituyen la causa del suicidio en la mitad de los casos,

\ )
\
\
\
11)

"'
aproximadamente. La incidencia de los trastornos menta-
les en los h res es, en general, superior. ero osre-
sultados de numerosos tra ªJOS c1entí ícos indican que
ciertas clases de enfermedades mentales tienden a ser tí-
!. "'
'<t
picas de los hombres y otras de las mujeres. La enferme-
~,
"'
dad maniaco-depresiva tiende a afectar más a las mujeres
) '\ y la esquizofrenia a los hombres. El cuadro I arroJa un
,, mayor porcentaje de mujeres esquizofrénicas, pero otros

/
J
, trabajos no están de acuerdo con éste e indican que la
I
,' "'"' proporción es alrededor de 117 hombres por cada 100
1 mujeres. Sin embargo, estas proporciones varían de una
"'
/ 1
1
1
1
\ "'"'
sociedad a otra, o incluso dentro de la misma sociedad,
según la edad, situación social y lugar de residencia. Los
varones sufren también más psicosis alcohólicas en una
\
\
'\ ~ proporción de 5/1, mientras que las mujeres sufren más
"'
N trastornos psiconeuróticos, en proporción que varía entre

\ "'
\
\ 2/1 y 5/3 .
' '.
\
La mayor tendencia de los hombres de cualquier edad
1
N

"' a sufrir desórdenes mentales u otros trastornos psicoló-


\, gicos queda reflejada en los trabajos sobre delincuencia
~ '\ juvenil y los de los orientadores profesionales de las clí-

("
/ 1 nicas infantiles. En este último caso se da casi invariable-
I
I mente una preponderancia de los niños sobre las niñas,
I
I con una proporción general de 2,5/1 más o menos (ver
I l
1
cuadro 2). La mayor diferencia se da en las consultas por
«conducta agresiva y antisocial», siendo la proporción
"'o de 4/1, aproximadamente. ¿Se debe esto a que el varón
~
~ es más agresivo por constitución? Una pista para con-
testar a esta pregunta nos viene dada por el hecho de
o que los niños son llevados a la consu1 ta 2 ,5 más veces
o
o
o o
o ' "'
"' 43
Tipos de diagnóstico Varones Hembras o/o
Problemas consultados Niños Niñas Total deN
----
Trastornos cerebrales crónicos y agudos . 6,6 3,7 Problemas académicos ... ... ... 829 297 1.126 45
Deficiencia mental . . . . .... . ... .. . 2,2 1,7 Retraso mental . .. ... ... ... ... 412 261 673 27
Conducta agresiva y antisocial . .. 594 161 755 30
Trastornos psicóticos . ........ .. ... . 24,1 29,4 Conducta pasiva, de abandono o aso·
Esquizofrenia . . . . . . . .. 20,8 22,8 cia1 ... ... . .. ... ... ... ... . .. . .. 382 164 546 22
Otros .............. . 3,3 6,6 Síntomas de inestabilidad emocional y
Trastornos psiconeuróticos .. . 20,0 ansiedad ... ... ... ... ... ... ... 407 173 580 23
31,9
Reacción de ansiedad .. . 8 ,0 Hiperactividad y síntomas motores ... 252 100 352 14
10,0
Reacción de depresión ... .. . Problemas de conducta sexual ... ... 37 23 60 2,5
6,9 14,1
Reacción obsesivo-compulsiva ... Entrenamiento de control de esfínte-
1,7 1,8
res . .. ... ... ... ... 113 48 161 6 ,5
Otros ................. . 3,4 5,1
Defectos del habla ... . .. ... ... 123 38 161 6,5
Trastornos de la personalidad ... 40,9 25,1 Varios ... ... .. . ... ... ... ... ... 209 135 344 14
Personalidad pasivo-agresiva 12,5 8,5
Personalidad sociopática * .. . 4,9 1,2 CUADRO 2.-Distribución de los problemas por los que los
Personalidad esquizoide .. . 4,3 2,6 niños son llevados a la consulta en cuatro centros de orienta-
ción infantil. El número total de niños (N) es de 2.500, dándose
Personalidad emocionalmente ines-
un promedio de 1,9 problemas por cada uno .
table .................... . 2,1 3,6
Personalidad inacoplada . . . . .. 3,4 2,3
Otros ... . .... .... .. ... ...... . 13 ,7 ** 6,9
Situaciones transitorias: que las niñas por conducta excesivamente pasiva, de aban-
Trastornos de la personalidad . ..
dono y asocial. (El mismo patrón de conducta inapropia-
4,3 6,0
da para su sexo se da en los adolescentes y adultos que
CUADRO !.-Diagnóstico de pacientes en clínicas psiquiátricas.
acuden a las clínicas psiquiátricas.) En otras palabras,
Las columnas muestran el porcentaje de varones y hembras adul- las expectativas de los padres sobre la conducta apropiada
tos de la población psiquiátrica que sufren de cada tipo de tras- para cada sexo -relativamente extrovertida y agresiva
torno (basado en muestras de 33 .046 hombres y 49 .966 mujeres) . para los niños y relativamente introvertida y pasiva para
las niñas- juega evidentemente un papel importante
a la hora de determinar quiénes han de ser llevados a la
* Incluye reacciones antisociales y desviaciones sexuales . consulta por conducta «anormal». Los niños y las niñas
'11 ** Incluye 6, 2 por 100 de alcoholismo. que no se comportan de forma apropiada para su sexo
11

44
45
son con.siderados «problemáticos» . Se ha sugerido que la tulo 2), veremos que en todas estas áreas aparecen mu-
adaptación. social es más difícil para los niños (y, por chas menos mujeres que hombres . ¿Se debe ello a alguna
lo tanto , tienen más probabilidades de que se les lleve diferencia biológica o psicológica entre los sexos, o es una
a la consulta), ya que por una parte se fomenta la con- consecuencia directa del distinto tipo de vida y de la }
ducta agresiva y por otra no se tolera más allá de cierta situación social? La tradicional discusión sobre lo innato /
medida. y lo adquirido se hace especialmente intensa al tratar
Las dificultades que los niños y las niñas experimen- este tema .
tan para satisfacer las expectativas de los padres en rela- Los que defienden que la «naturaleza» es la causa
ción con los papeles que han de desempeñar de acuerdo de la conducta más anómala de los hombres, señalan que
con su sexo, pueden causar por sí mismas trastornos psi- las diferencias en agresividad entre los sexos constituyen
cológicos. Un reciente trabajo de investigación sobre los el factor responsable de las tendencias criminales, sui-
~ntecedentes de los esquizofrénicos sugiere que un factor cidas y antisociales. Hasta cierto punto, la agresividad
importante en esta enfermedad puede ser el conflicto en- está determinada biológicament_s. Un traba¡o realizado
tre la propia personalidad del niño y las expectativas con 1.250 presos convictos de crímenes violentos ha en-
que los padres tienen sobre lo que debe ser su conducta contrado correlación entre sus antecedentes de agresivi-
«normal» de acuerdo con su sexo. Esta hipótesis se ve dad antisocial y sus «ondas cerebrales» registradas por
apoy~da ~or la repetida o~servación de que las mujere; medio de un electroencefalograma (E. E. G.) . Existe una
esqu1zo remcas son mas cu mas» en su con- distinción entre los agresores habituales y aquellos otros
ucta e mtereses que as normales, y os om es i-
que han cometido un único crimen violento (por lo ge-
zofrénicos, más pasivos y «femeninos». neral, tras ser provocados). Los E. E. G. de este último
En la medida en que los varone5"" evidencian mayor grupo caen dentro del espectro normal, pero Jos del pri-
número de conductas anómalas que parecen debidas a mero son anormales en un 57 por 100 de los casos. La
pequeñas lesiones cerebrales, esta diferencia entre los localización de la anormalidad de estos agresores habi-
sexos puede venir originada por las condiciones físicas del tuales se situaba en el mismo lugar que la de una modali-
alumbramiento. Aparte de los problemas mecánicos que dad de epilepsia (lóbulo temporal), que se piensa es de-
hacen más difícil el parto de los niños que el de las niñas, bida a un fallo congénüo en la maduración inicial del
un número significativamente mayor de niños no son ca- cerebro. Este hecho, junto con la mayor vulnerabilidad
pa~es de respirar antes de los dos minutos y medio pos- del feto varón ante Ja mu.e rte y las deformaciones, puede
teriores al parto, lo que según se sabe está relacionado ayudar a explicar parte de la agresividad antisocial de éste
con lesiones cerebrales que a menudo no entrañan sufi- y puede también contribuir al desequilibrio de porcenta-
ciente importancia como para necesitar un tratamiento. jes que se dan en ciertos ti pos de crímenes violentos entre
Si nos fijamos en todas las gamas de conductas anó- los sexos. Se ha insinuado que existe relación entre el
malas (incluido el suicidio y los trastornos mentales al cromosoma Y y la conducta criminal, ya que se ha descu-
igual que la criminalidad, que trataremos en el c~pí- bierto que la población criminal parece poseer una alta

46 47
incidencia de constitución cromosomática XYY. Sin em- res. La extirpación de los testículos del varón suele afec-
bargo, en la actualidad se sabe que la incidencia de esta tar la potencia de su impulso sexual, lo que no ocurre
anormalidad en la población general de varones es alta si se le extirpan los ovarios a la mujer. A la inversa, cuan-
(alrededor de 1 cada 350), y se piensa que es la anorma- do se le suministran a las mujeres hormonas andrógenas
lidad cromosomática más frecuente entre los mismos, por en el transcurso de un tratamiento médico, se produce un
lo. q~e resulta posible que no exista más proporción de sorprendente aumento del deseo sexual, aunque se trate
cnmmales con una constitución cromosomática XYY que de mujeres gravemente enfermas. Así pues, los andró-
de personas de las mismas características en la población genos funcionan como elemento equilibrador de los im-
no criminal . pulsos sexuales del hombre y de la mujer. Es importante
señalar que a cualquier edad, a partir de la pubertad,
existe una igualdad mucho mayor en la producción de
Entre las posibles explicaciones biológicas que se dan andrógenos entre ambos sexos que en la de hormonas
a la mayor incidencia de las anomalías en los varones de hembra.
. ' El origen más probable de los andrógenos, responsa-
parece importante la del papel de las hormonas sexuales.
Se sabe que al inyectar hormonas de varón a los animales bles de la líbido en la mujer, está situado en las glándulas
se vuelven más ag_resivos. Cuando dos ratones machos s~ suprarrenales. Un trabajo realizado con veintinueve mu-
encuentran, normalmente, luchan entre sí, cosa que no jeres a las que se les habían extirpado los ovarios o las
ocurre con las hembras ni con los ratones castrados· sin glándulas suprarrenales como tratamiento del cáncer de
embargo, si a estos últimos les inyectamos hormon;s de mama, demostró que no se producían efectos adversos
varón, se vuelven tan agresivos como los ratones no cas- sobre el impulso, la actividad o la respuesta sexual cuando
trados. Pero en los humanos la relación entre los niveles solamente se habían extirpado los ovarios, pero que las
hormonales ~ la conducta no es tan simple como parece mujeres a las que se les habían extirpado los ovarios y
ser en los arnmales y en realidad sabemos muy poco sobre las glándulas suprarrenales sufrieron la disminución o
el tema. desaparición del impulso sexual.
Dado que la principal función de las hormonas sexua- Los andrógenos afectan también a la fuerza y energía
les consiste en asegurar la capacidad reproductora del muscular, al tener influencia sobre el metabolismo del
adulto, no es de extrañar que éstas afecten a la conducta nitrógeno en el organismo y, por lo tanto, pueden ser los
sexual. No obstante , la forma en gue lo hacen resulta causantes de las diferencias de peso, fuerza y energía que
interesante y sorprendente . Lo lógico sería suponer que se dan entre los sexos en algunas poblaciones. El doctor
la fuerza del impulso sexual dependiera de la presencia John Money, en su enciclopédica obra en dos volúmenes
de las hormonas apropiadas, las de varón en los hombres Sexo y secreciones internas, describe los casos de dos
y las de hembras en las mujeres. Pero no.es así. De hecho, hombres que trató por deficiencias en las hormonas tes-
es la hormona del varón la gue está relacionada con el ticulares. Estos dos hombres, que eran trabajadores ma-
impulso sexual tanto en los hombres como en las rnuje- nuales, experimentaron un notable aumento de sus um-
49
48
brales de fatiga después de ser tratados con andrógenos. La principal implicación de esta investigación es la de
Dos mujeres que sufrían un exceso de hormonas de varón que los factores hormonales pueden ser los responsa~les
segregadas por las glándulas suprarrenales, a las que tam- directos de la mayor inestabilidad emocional de la mu1er.
bién tuvo como pacientes, experimentaron un descenso Sin embargo, esta afirmación entraña varios problemas.
paralelo de su fuerza y energía muscular después de que En primer lugar, la relación entre el ciclo menstrual y los
se hizo que disminuyera su exceso de andrógenos. No estados sicoló · -emocionales no funcionan tan sólo en
sabemos hasta qué punto este tipo de relación puede ser una irección. Se sabe que e comienzo e a menstrua-
aplicable a la mayoría de los adultos normales. cíoñ cY, por tanto, el inicio del ciclo menstrual) está
Se han realizado bastantes intentos por correlacionar influenciado por el estado mental y emocional. En se-
las diferencias hormonales entre los hombres y las mu- gundo lugar, las diferentes correlaciones del síndrome
jeres con aspectos de la conducta cotidiana . Uno de ellos, premenstrual enumeradas por la doctora Da~t~n (in~lui~,ª
llevado a cabo por la doctora Katherina Dalton, relaciona la mayor probabilidad de entrar en una clm1ca ps1qma-
diferentes facetas de la conducta social y emocional de trica, de intento de suicidio, conducta criminal, enferme-
las mujeres con las fluctuaciones del ciclo menstrual. La dades infecciosas en los hijos de las mujeres «afectadas»
doctora Dalton pretende haber demostrado que las cole- y disminución en los ingresos de sus maridos) pueden
gialas obtienen notas más bajas en sus trabajos escolares no tener una gran significación estadística. Una razón de
en la semana anterior a la menstruación, y que las muje- ello es la de que el período que precede y sigue al comien-
res son más propensas a pegar a sus hijos, cometer crí- zo de la menstruación, que es el empleado en el análisis,
menes, faltar al trabajo, tener accidentes, intentar suici- cubre más de doce días y las estadísticas se refieren a
darse y coger infecciones producidas por bacterias o virus estos días en vez de a la presencia o ausencia del estado
durante la menstruación y la semana poco más o menos físico conocido como el síndrome premenstrual. Aún más,
que la precede. Ello es atribuido al «síndrome premens- es de esperar que, en cualquier momento concreto, apro-
trual», estado éste que se caracteriza por diversos sín- ximadamente la mitad de mujeres de una muestra dada
tomas, incluida la depresión, la irritabilidad, el cansancio, se encuentre en alguno de estos doce días de sus ciclos
la blandura de los pechos y el aumento de peso. La causa menstruales, ya que el ciclo completo dura entre tres Y
de este síndrome sería un desequilibrio hormonal, debido cuatro semanas. Por lo tanto, un buen número de acon-
a que los ovarios no producen suficiente progesterona. tecimientos o tendencias ocurrirán dentro de este período
Según esta teoría, el cuerpo compensaría esta situación en cualquier muestra. (En el capítulo 5 se vuelve a tra-
tornándola en mayor cantidad de las glándulas suprarre- tar el tema de las relaciones entre la menstruación Y
nales, lo que haría que éstas no dispusieran de la cantidad la conducta.)
necesaria para producir un grupo de sustancias químicas Nadie ha demostrado todavía una conexión bio uí-
denominadas cortico-esteroides. La escasez de éstas pro- mica entre los cam íos emocionales y lo fisiológicos gue
duce a su vez retención del agua (de ahí el aumento de acampanan al c1c o menstru~ Hasta que ello no ocurra
peso), alteraciones en el nivel de azúcar de la sangre, etc . no parece existir posible justificación para tratar a todas

50 51

\•
las mujeres como si las irregularidades en su conducta queñas de hormonas de hembra y adquieren la respuesta
fuesen debidas al flujo y reflujo de sus hormonas ni , desde lordótica de las hembras normales (los machos no cas-
luego, para defender la teoría de que la menstruación hace trados no responden a las hormonas de hembras). Se han
que la mujer sólo sirva para desempeñar determinados obtenido los mismos resultados con monos. Las monas
papeles restringidos en la -sociedad. Las situaciones socia- preñadas a las que se les suministró andrógenos parieron
les de relativo aislamiento que suponen la maternidad y monas con los órganos genitales masculinizados que se
el cuidado del hogar en nuestra sociedad pueden ser una comportaron después de forma «masculina» con las otras
fuente de tensiones y ansiedad tan grande como las ten- hembras normales. Amenazaban, tomaban la iniciativa,
siones hormonales de la menstruación . En cualquier caso ,
aquí es necesario hacer una comparación entre hombres se entregaban a juegos violentos y se revolcaban más a
y mujeres. Los hombres también sufren con frecuencia menudo que las normales del grupo de control, y también
grandes tensiones , por ejemplo, las originadas por su tra- intentaban montar a las hembras normales en la forma
bajo, pero existen pruebas de que están igualmente suje- típica de los machos. Este grupo de hembras masculini-
tos a variaciones emocionales cíclicas. Dado que la inves- zadas han mostrado hasta ahora dichos signos de mascu-
tigación en este área se ha centrado en las mujeres , no linidad en el tercer año de vida, si bien muchas de las
podemos decir cuál es la principal diferencia sexual entre características agresivas de macho disminuyen en fuerza
ambos sexos, si es que hay alguna. a medida que pasa el tiempo .
¿Existe fundamento para defender que las hormonas La explicación de estos resultados es que inicialmente
influyen sobre la conducta de los varones y las mujeres el cerebro no se encuentra diferenciado en los machos y
en general? Recientes investigaciones con animales incli-
can que en las especies estudiadas la diferenciación entre las hembras, pero antes o inmediatamente después del
los sexos no se puede explicar solamente en términos parto (según las especies), las hormonas sexuales actúan
hormonales. Al parecer, también está implicado el cere- sobre él, al igual que lo hacen sobre la región genital no
. bro. Por ejemplo, las ratas hembras a las que se les había diferenciada, para organizar dentro del mismo y del sis,_
inyectado testosterona en el período crítico de diferen- tema nervioso central circuitos específicos de acuerdo con
ciación (en las ratas, los cuatro primeros días después del los patrones de conducta de macho o de hembra. Como
nacimiento) no fueron capaces de desarrollarse como hem- consecuencia de ello, la propia sensibilidad del cerebro a
bras , no sólo en relación a su función reproductora , sino las hormonas sexuales queda diferenciada en razón del
también en áreas -le conducta relacionada con ésta. Per- sexo. Tanto el macho como la hembra son sensibles a las
dieron su respuesta lordótica ante los machos, que con- hormonas de hembra en ausencia de la testosterona y ca-
siste en arquear el trasero y levantar la pelvis, y adqui-
paces de manifestar conducta de hembra . La testosterona
rieron patrones de conducta de macho, especialmente en
lo relativo a la agresividad. Igualmente, las ratas machos hace que el cerebro sea específicamente sensible sólo a las
castradas después .del parto son sensibles a dosis muy pe- hormonas de varón .
53
52

1:'."'.;. - - . --. . ...,._. --i.- . • , · • • ~ s - .. - ·· . , _ rt-E ¿ . · ~ _~ .


Generalizar a los humanos los resultados obtenidos zaciones de una especie-a otra. La conducta reproductora
con otras especies entraña innumerables dificultades. Da- suele ser controlada por las hormonas y cromosomas, pero
vid Hamburg y Donald Lunde se preguntaban en 196 7 : en algunas especies las hormonas no forman parte del
«Si existe en el horno sapiens una relación similar mecanismo de control. Además, los humanos disponen de
entre los andrógenos y la conducta agresiva, ¿cómo puede un control adicional: el aprendizaje, y la capacidad hu-
manifestarse? A la vista de lo mucho que influyen sobre mana para aprender hace que as genera zaciones a par- /
los humanos los procesos de aprendizaje, parece poco tir de otras especies sean difíciles y de dudoso valor.
probable que la exposición temprana de las glándulas hi- (
potalámicas (cerebro) a los andrógenos establezca patro-
nes fijos y complejos de conducta agresiva para toda la
vida. Resulta más plausible gue dicha exposición temprana
a los andrógenos a ecte a los humanos de forma más sutil .
Quizá la influencia de los andrógenos sobre los circuitos
destinados a facilitar en el futuro la conducta agresiva
tenga, durante un período crítico para el desarrollo del
cerebro, efectos de diferenciación del S. N . C. (sistema
nervioso central) que posibilitarán un aprendizaje má~
sencillo de_lo {llltrones a resivos y aumentarán la pre-
disposición ara aprenderlos ... O etermmados patrones
de actuación pueden recompensar más como consecuen-
cia de la acción temprana de las hormonas sobre el sis-
tema nervioso central... Los primates más evoluciona-
dos ofrecen posibilidades potenciales para el análisis ex-
perimental de cara a la comprensión del desarrollo de la
conducta agresiva en el hombre. Este enfoque debería
tener en cuenta las interacciones de los genes, las hormo-
nas y los procesos de aprendizaje.»
Sin embargo, todo esto no son más que especulacio-
nes. En primer lugar, no está claro q.ue..las hormonas se-
xuales produzcan de hecho patrones de sensibilidad cere-
bral que duren toda la vida (las pruebas aportadas poLI.os
experimentos con animales no indican que ocurra esto).
En segundo lugar, no son realmente válidas las generali-
54 55
2. SEXO Y PERSONALIDAD

Basta qm observar la actuación de los hom


mujeres en la soc1e a para « ro ar» que las diferencias
biológicas vienen seguidas de di erencias de personalidad.
Los homores son mas agresivos, indepentlie es, va ientes
y extroverti os que as mu¡eres, y tienen mayor confianza
en sus propias capacidades para controlar e influenciar
el entorno externo. Las mujeres son más sensibles y pers-
picaces en sus relaciones con otras personas y ependen
más de estas relaciones; son introvertidas y hogareñas y
emocionalmente inestables.
Lewis rman y Catherine Cox Miles publicarm1
en 1 6 un libro titulado Sexo ersona i ad, que relata
el intento de establecer de manera c1entl 1ca lo~.oddos...
de masculinidad y femineidad existentes en nuestra so-
ciedad, es decir, las diferencias de personalidad entre los
individuos de distinto sexo. El «test» de Masculinidad-
Feminidad, según lo denominaron, tiene forma de cues-
tionario, se realiza con lápiz y papel y consta de 2.10 pre-
guntas que están divididas en distintas secciones. En la
sección I, por ejemplo, se le pregunta al sujeto qué pala-
bra de un grupo de cuatro asociaría con otra. Verbi gratia;
fecha ( 1 ), (cita, baile, fruta, historia) y luna (luz, mes,
( l) El ejemplo pierde gran parte de su sentido al traducirse la palabra
data, ya que en inglés puede significar entre otras cosas : fecha, cita, com-
promiso, época, plazo, dátil e incluso novia en EE. UU. (N. de la T .)

57

1
1 l
. - - ~ p: . . . .-- ·-......
noche, redonda). Por regla general, los hombres para fe- aventurero y emprendedor; la tendencia al desafío y la
cha son «baile», «fruta» e «historia», y «luz» para luna, auto-afirmación». Los rasgos femeninos más sobresalien-
mientras que las de las mujeres son «cita» para fecha y tes son: «la propensión a la comprenSión activa, a la
<<noche» y «redonda» para luna (aparentemente, «mes» introversión; el im u a1emaLy los sentimientos cari-
es una respuesta neutra). ñosos; el interés por los asuntos domésticos» . Otr~
La finalidad del «test» consiste en medir hasta qué éfones indican que las mujeres lloran mas que los hom-
punto las spuestas e un sujeto coinciden n e~ bres y se disgustan con mayor facilidad; compadecen al
promedio de su sexo. Se usan preguntas que se sabe por débil y desvalido y emiten juicios más emocionales y
experiencia que son contestadas de modo diferente por menos objetivos, lo que supone una respues ta introver-
los hombres y las mujeres y se descartan las que no cum- tida. En general son más expresivas emocionalmente y
plan este requisito, como por ejemplo: «¿Qué piensa us- prefieren ocupaciones en las que se sirve a los demás;
ted del arte moderno?» Los resultados finales muestran en literatura eligen asuntos sentimentales, mientras que
que los hombres y las mujeres tienden a obtener pun- los hombres son más partidarios de las aventuras.
tuaciones desiguales que se agrupan alrededor de distin- Los éxitos obtenidos por el «test» de Terman y Miles
tos puntos (la media específica de cada sexo). en la illferenc1ac10n de los tipos de personalidad se 'n
~as diferencias entre los sexos se reflejan en las pun- el sexo con irman que las observac10nes cotidi s sobre
tuaciones de cada uno ae ellos. Dentro de la secci-0 e- las diferencias entre los hombres y las mujeres están ba-
asociación- de... labras las mu1eres tienden a elegir aque- sadas en hechos. Los hombres y las mujeres son tempera-
llas que se refieren a artículos de vestir, adornos persu=- mentalmente distintos. Pero ¿qué significa este «hecho»?
nales, colores , apreciaciones es;tétieas, u ensilios o acon- - Significa que las diferencias de personalidad se presentan
tecimientos domésticos, y las que indican una orientación dentro de la sociedad occidental con cierta regularidad
soci~l «amable» y «simpática». Por su parte, los hombres y estabilidad. Lo que desde luego no significa es ue
prefieren palabras que describan fenómenos al aue ore- están biológicamente determinadas. No p ume nada en
. , absoluto sObre fiasta< ue punto n debidas a la biología
acti~1 a l_!Ventura, ciencia y maquinaria, oftrica, ne-
gocios y em resascomerciales. 'Estas dif~cias entre los o a la cultura.
s~~os son también subrayadas por el «t~» de interpreta- Las diferencias de personalidad que aparecen en el
c10n de manchas de tinta de Rorschach. En éste las iñu- «test» de Masculinidad-Feminidad se dan también en los
j señalan ocupaciones domésticas, exPfesion~s estéti- niños. No sólo se trata de que existen desde la infancia
c~s X ad?~nos persona es, y os ombres, maquinaria, diferencias temperamentales evidentes entre los sexos,
ciencias flSlcas y aficiones fuera 'del hogar. Las secc10nes sino que a.guéllas funcionan también comu ideales cons-
del «test» deJerman y Miles que intentan averiguar lo cientes de masculini a y feminidad a través de los cuales
que los hombres y las mujeres piensan sobre determina- se juzga la conducta. Los niños y niñas de cinco años ven
d~s. puntos concretos? ,muestra que la cualidad m~ al hombre corno una persona más competente, más agre-
basica es «la proJ>ens10n a la extroversión, a ser agresivo, siva, que produce más miedo y menos confianza que la

58 59
mujer, y modifican su propia conducta, en consecuencia.
Juguete Puntuación
Es frecuente que las preferencias por determinados ju-
guetes reflejen claramente que los niños y las niñas son Carretilla .. . .. . .. . .. . 3,2
muy conscientes de la conducta apropiada para su sexo. Utensilios para limpiar ........ . 8,4
En una investigación se descubrió que la lista del cuadro 3 Avión ....... .. . . . .... . .... . . . 1,7
Coche deporúvo . .. .. . .. . . .. 3,6
servía para diferenciar neta y consistentemente los niños
Osito de felpa .. . .. . .. . . .. .. . 5,8
de las niñas. Los niños elegían ju etes ue re resentaban Caballo de balanán .. . .. . . .. . .. 4,6
actividad física y_ mecamca y e mun o externo al hogar, Comba .. ...... . ... . .. 7,0
mientras que los de las niñas esta an r acionados con la Pizarra .. .. .... .. ... ....... . 5,3
vida doméstica, reflejaban aficiones hogareñas, delicadeza Alacena ... .. ... . . .. ... . .. . . . 8,3
Balón de fútbol .. . . .. . .. .. . .. . 1,5
y -adorno estético. 2,7
Juego de construcciones . . . . ..
El descubrimiento de que las diferencias de persona- Ju ego de herramientas . . . . . . . .. 2,0
lidad entre los sexos pueden retrotraerse a a m ancia Máquina de coser .. . .. . .. . .. . 8,2
Camión con volquete . . . . . . . . . 2,5
sugiere que, si no están determinadas bioló icamente, Guitarra ........... .... ... .. . 4,5
han de aparecer m~ princi io del roceso de cultlli:i- Cosméticos .. . . . . .. . .. . . .. . .. 8,8
zación. El aumento de diferenciación entre los sexos ( e Teléfono .. . .. . ....... ..... .. . 5,6
tipos de personalidad, preferencias por ciertos juguetes, Coche de carreras . .. .. . .. . .. . 2,2
Pelota con letras del alfabeto .. . 4,9
etcétera) que se produce a medida que avanzan los años, 5,3
Patines de ruedas ......
como también el hech o de que las personas sean cons- Piscina de juguete . . . . . . . . . 5,0
cientes de Ja oposición entre masculinidad y femineidad Tractor . .. ... . ... .. .. .. .. 3,0
y de la necesidad de acoplarse a uno de estos dos ideales Ropero de muñeca . . . . . . . . . 8,7
de forma socialmente visible, indican una gran influencia
CUADRO 3 .-Preferencias de juguetes según el sexo. La pun-
cultural. 1 comenzar a utilizar este «test», erman y tuación va de 1 (muy masculino), pasando por 5 (apropiado para
Miles notaron una alta correlación de las puntuaciones ambos sexos) hasta 9 (muy femenino) . Estas puntuaciones fueron
de masculinidad y femineidad con ciertos factores socio- dadas por un grupo de estudiantes de i:sicologí? d_e. veinte años,
y en la práctica han demostrado predecir con f1ab1lidad las elec-
culturales, entre los que se encontraban la edad, la edu-
ciones que hacen los niños de ambos sexos .
cación, el cociente intelectual (C. l.) que arrojaban los
«tests» y Ja clase social. La duración de la educación, por
ejemplo, está correlacionada con una mayor femineidad Pero para distinguir mejor entre las causas biológicas
para Jos hombres y masculinidad para las mujeres. Este y cu1 turales de las diferencias entre los sexos debemos
tipo de asociaciones sugiere de nuevo que existe un im- mirar más allá de nuestra propia sociedad. ¿Cómo defi-
portante componente de aprendi~e social en la adquisi- nen otras culturas las diferencias de erso 1 a f>Ot
ción de la masculinidad y la femineidad. - medio del sexo? ¿Distínguen entre hombre y mujer? Y
60 6.1
en caso afirmativo, ¿lo hacen de la misma manera que entre los que los dos sexos se aproximan a nuestro mo-
en la cultura occidental? delo masculino. Las mujeres son tan enérgicas y vigorosas
Hace algunos anos Margaret Mead se propuso estu- como los hombres ; detestan parir y criar hijos, y los hom-
diar específicamente las vañac1ones de los tjpos de perso- bres a su vez detestan que sus mujeres se queden emba-
nalidad masculina y femenina en diferentes culturas. Se razadas. A ambos sexos se les educa para ser indepen-
le ha acusado de encontrar lo mismo que había intentado dientes y ariscos, y los chicos y las chicas poseen perso-
buscar; pero por otra parte, los hallazgos de otros antro- nalidades muy similares.
pólogos han respaldado desde hace mucho tiempo su con- La tercera tribu los tcbambuli muestra diferencias
clusión de que las diferentes sociedades definen de dis- de personalidad en razón del sexo. Los varones se aseme-
tinta forma la masculinidad y la femineidad , resaltando jan a nuestro estereotipo de femineidad y las~b~
distintas cualidades, intereses y ocupaciones como propias de mascuJinidad_ En el libro Hombre y mujer, Mead se-
del hombre o de la mujer. ñaTa que las mujer s son a resivas rácticas y mandonas,
Mar aret Mead, en su libro Sexo temperamento en mientras que lqs hombres adultos son «coquetos, recelo-
tres sociedades primitivas, describe tres tribus e ue- sos los unos con los otros, interesa os por elarte, e tea-
va Guinea: los ara esh los mundugumor y os te ambuli. tro y por pequeñas murmuraciones y coti1leo redomi-
Entre-los arapes , el a ulto ideal tiene una manera de ser nan en ellos los sentjmientos de haber sido ofendidos ... ,
amable, páS~ rotectoragueseasemeja al ti o feme- el malhumor de aquellos que se sienten débiles y aislados.
nino de nuestra cultura . las relaciones entre Jos sexos Los hombres lucen bellos adornos (las majeres n n
incluidas las abiertamente sexuales, los arapesh no maní~ adornos y se afeitan la cabeza), hacen la compra, tallan,
fiestan en absoluto ninguna diferencia temperamental. pintan y bailan».
El «trabajo» fundamental de todos los adultos, sean hom- Mead asegura que «es la única sociedad de todas en
bres o mujeres, es tener hijos y criar os las que ha trabajado donde las niñas de diez y once años
bajo» a la relación sexual cuan o tiene por finalidad la estaban más espabiladas intelectualmente y eranmás em-
procreación-. El coíto es una obligación en los primeros prendedoras que los niños ... , estos niñ s mimados, aban-- -
meses del embarazo, puesto que piensan que el niño se donados y aislados, a os que se les tomaba el pelo, tenían
forma al mezclar el semen paterno con la sangre materna . un aire caprichoso y delicado, una incapacidad para luchar
El verbo «parir un hijo» se usa indiscriminadamente para con fuerza por algo».
ambos sexos. ea cuenta que si alguien comenta sobre Estas diversas definiciones culturales del temperamen-
el buen aspecto de un hombre de mediana edad , la gente to del varón y la hembra van asociadas a distintas defini-
contesta: «¿Guapo? Sí, pero ¡tenía que haberlo visto ciones de las tareas masculinas y femeninas . Por -ejem-
antes de que pariese a todos esos niños! » plo, en algunas sociedades el trabajo «duro » lo hacen las
Esta acentuación de la pat~rnidad y la «femineidad» mujeres, al contrario de lo que ocurre en la nuestra . Entre
en las personalidades y papeles de ambos sexos in- los habitantes de Barnendo, estudiados or lli 7
~ completam~e en el caso de los mundugumor, berry, las mu¡eresreálizan todo el trabajo agnco a, trans-
63

-- ,_ . . . ..... ,.. .-_. ~ - :;,.: ,- ..


portan las cargas pesadas y, según afirman, ello es debido
a que poseen frentes más fuertes que las de los hombres. estereotipos de temperamento masculino y femenino , sin
(Mead encontró una situación semejante entre los ara- que se produzca un vuelco total de nuestros propios es-
pesh, quienes daban la misma explicación .) Kaberry es- quemas culturales. Edward T. Hall, en su obra sobre
cuchó decir a un grupo de hombres que hablaban sobre Irán : El lenguaje silencioso, describe una sociedad com-
un vecino que no tenía esposa: «Trabaja mucho; en rea- pletam~nte patriarcal donde, sin embargo, se piensa que
lidad, ¡trabaja casi tanto como una mujer!» las mu1eres deben ser el sexo práctico, frío y calculador.
Jqles Henry, al descubrir la vi a de · u de las Los hombres son los que muestran más emociones, se
montañas de B"rasil, afirma: «Una total ausencia de én- comportan de forma sensible e intuitiva y prefieren la
fa · n las 1 erencias temperamentales entre los sexos poesía a la lógica. ·
permite a los chicos y chicas_y a los hombres y las mu- Respecto a la preferencia por las ocupaciones domés-
j~res, la misma alegre, y con frecuencia vigorosa, agresi- ticas que Terman y Miles descubrieron entre las mujeres
vidad sexual . La palabra coíto puede tener un comple- con su test de Masculinidad-Feminidad , hallaríamos gran-
mento masculino o femenino.» Henry señala que «las pa- des variaciones interculturales. Las mujeres de una exten-
labras inglesas ordinarias pueden tener tan sólo comple- sa ~ona de. Africa podrían servir como ejemplo, ya que,
mentos femeninos, y así pues, en la misma forma grama- segun escribe un etnógrafo: «la mujer normal se consi-
tical de nuestros vulgarismos se refleja la idea de que d.era a sí misma como cultivadora y comerciante, al mismo
el varón es la parte activa y agresiva». tiempo que como esposa y madre» . Tradicionalmente, el
En esta tribu brasileña, tanto los hombres como las papel de cultivar la tierra y vender sus productos ha sido
mujeres realizan «ataques públicos, obscenos y agresivos», propio de las mujeres, y éstas han desarrollado la capaci-
y algunas mujeres los llevaron a cabo contra este antropó- dad y el interés para moverse fuera del hogar libremente.
logo, el cual está firmemente convencido de que muchas También han jugado un papel político muy importante.
de ellas eran más fuertes que los hombres de su país. la rebelión ibo de 1929 es una muestra de ello: diez
Según este autor, la personalidad masculina y femenina mil mujeres se manifestaron en contra de la implantación
de los miembros de esa tribu podría resumirse en los ad- de una tributación directa y el Ejército tuvo que aplacar
jetivos <<práctica» y «a resiva». Una agresividad similar la rebelión . Parece ser que la administración de aquella
se da entre as mujeres e os mdios zuni. Ethel Albert, época hab.rí_a, subestimado peligrosamente la independen-
en un fascinante artículo sobre los papeles de las mu jeres cia y am.bic10n personal de estas mujeres africanas , cuyas
en diferentes culturas, nos informa de que, entre estas pers0nalidades «masculinizadas» atestiguan, en una parte
indias, la unión de la agresividad sexual con la femineidad del mundo, una larga tradición de autodefinición y activi-
trae como consecuencia que sea e1 varón y no la hembra dad fuera del hogar.
el que está tembloroso y muerto de miedo ante Ja pers- Terman y Miles comentan la inclinación femenina al
pectiva de la noche de bodas. adorno persona], y la forma en que esto se refleja en la
En otras sociedades se dan con frecuencia diferentes elección de asociaciones de palabras que implican un atrac-
tivo estético . En varias culturas esta inclinación la poseen
64
65
los hombres . En este sentido William Davenport escribe cual algunos sentimientos estaban permitidos para las
sobre la sociedad del Suroeste del Pacífico, en la que : personas de un sexo y prohibidos para las del otro . L.os
«Sólo los hombres se adornan el cabello con flores y hombres tenían el derecho de echarse a llorar y las muJ~­
hojas perfumadas colocadas como cinturones o brazaletes. res el de hablar sin remilgos ... si nos fijamos en sus ni-
Los hombres son los que se ponen los adornos más ele- veles intelectuales, las mujeres se muestran claramente
gantes en los bai,les de gala y... cuando los jóvenes están superiores. Son más serias, más útiles . Al observarlas n~s
completamente arreglados y vestidos para el baile las mu- da la impresión de no encontrarnos frente al es~ado pn-
jeres ]es consideran tan irresistibles que no se les permite mitivo de civilización al que pertenecían sus mandos . Las
estar solos ni por un momento, por miedo a que alguna mujere~ parecen poseer por sistema. el há~ito de sope-
los seduzca.» sar sus actos y no dejarse llevar por 1mpres10nes momen-
Incluso en sociedades en las que las diferencias occi- táneas.»
dentales respecto al adorno de las personas de distinto Muchos antropólogos se han quedado impresio~dos
sexo no varían tanto, es posible ver como se valora a los por el grado de coherencia que existe en al~n.as socieda-
hombres por atributos que nuestra sociedad consideraría des entre la personalidad del adulto y las tecmc.a,s usadas
más femeninos que masculinos. Las muchachas de la tribu en el cuidado y control del niño. Esta relac1on ~ntre
pastoril del Bororo (Africa Tropical) eligen en los baiJes personalidad y sociedad ha sido ampliamente estudia?ª·
a los hombres por su «donaire y hermosura». ¿Nos puede indicar algo sobre los orígenes de las dife-
Al encontr estos ejemplos de masculinidad y femi- rencias de personalidad entre ambos sexos?
neidad en otras sociedades se les descarta frecuentemente Una minuciosa investigación sobre la crianza ?e los
como excéntricos, anormales, extraños o irrelevantes ara niños analizó las diferencias · ilitud s entre seis cu_:_
la línea básica del desarrollo humano . Ello implica un turas ue van de Kenia a Méjico y de Filipinas a Nueva
punto de vista absurdamente etnocéntrico. n a propía nglaterra. Se escogieron veinticuatro niños y niñas e
historia de la cultura occi ental se ha producido la inver- cada cultura de edades comprendidas entre los tres Y los
sión de los modelos aceptados hoy día. En tiempos de diez años, y 'fueron estudiados por personal especial~ad~.
los anglosajones, las mujeres eran agresivas e indepen- Los resultados indican que los chkos se ~zarzan mas_ fa-
dientes como muchas mujeres africanas lo son en la actua- cilmente en_ag.r.esiones físicas e_n las scis_~s, rmen-
lidad, y la mayor parte de los escritores que se dedican a tras que las chicas tienden a actggj_e forma ma~ afectuo-
la historia social de la Edad Media llaman la atención so- s tas diferencias fueron asociadas con
bre el «carácter masculino» de las mujeres de aquella distintas prácticas de crianza de 1.os pequeÉos . Si, por
época . Anne Anastasi cita un pasaje de Garreau sobre ejemplo, los chicos y las c icas se diferenciaban en la can-
Francia en tiempos de las Cruzadas: tidad y el tipo de conducta agresiva, era que normal~ente
«Un rasgo peculiar de esta época es el gran parecido los padres habían hecho distinciones entre ellos, castigan-
que existía entre los modales de los hombres y de las mu- do o recompei;isando la manera de reacc.ionar ante sus
jeres. Aún no estaba bien consolidada la regla según la propias expectativas de agresividad : Por e1emplo, las ma-
66. 67
dres de la comunidad keniana no hacían casi nada para Ambos
evitar las peleas entre las chicas; decían que las chicas Ch;cos igual Chicas
tenían menos posibilidades de herirse las unas a las otras Delicadeza (3 3) .. . . . . . . . .. . . .. o 18 82
(las chicas son más débiles), pero se oponían enérgica- Responsabilidad (84) . . . . . . . .. 11 28 61
mente a las peleas entre los chicos y aún más a las que Obediencia ( 69) . .. . .. . . . . .. 3 62 35
ocurriesen entre chicos y chicas (daban por supuesto que Deseo de lograr objetivos (31) 87 10 3
los chicos estaban sexualmente motivados , y les pegaban Independencia (82) ........ . 85 15 o
con una vara) . CUADRO 4 .-Diferencias en distintas culturas respecto a las
En esta comunidad la mayor agresividad de los chicos cualidades gue se fomentan en los chicos y las chicas. Las colum-
contrasta con la mayor sociabilidad y. dependencia de las nas indican el porcentaje de culturas en las que existen pruebas
chicas (definidas, respectivamente, como acercamiento de que una cualidad se fomenta más entre los chicos o entre las
chicas o entre ambos igual. (Las cifras entre paréntesis se refie-
amigable a otras personas y petición de ayuda a los de- ren al número de culturas sobre las que se posee información
más) . Sin embargo, en el caso de los mejicanos, los chicos fidedigna .)
son bastante más sociables y degendientes ~e las chicas.
Es de resaltar que os padres mejicanos tratan de orma
muy similar en todos los aspectos a os c ·cos ):'. a as c icas Para ex licar la consistenda de estos resultados, dichos
durante los primetos años de a infancia. Des ués (de los autores afirman ue e ra o~ ue se erencia .e
tres a los seis anoi) continúan usando el castigo físiCO- ceso de socialización de ambos e os va unido a los
para controlar a las niñas, pero no a os mnos. a comu- tintos tipos de economía cada e' edad. Segful e os,
nida en su conjunto e; claramente no agresiva , lo que las grandes. iferencias en la crianza de niños y niñas es-
quizás concuerda con el bajo rendimiento e independen- tán relacionadas con la existencia de una economía ue
cia de esta muestra de niños y niñas si se compara con las depende de la ffil!}10r fuerza física del hombre (cazadores,
de otros países. cosechadores de grano más que de raíces, y nómadas más
Barry, Bacon y Child.i en otro estudio intercultural que sedentarios) . La conclusión es que estas distintas cos-
réalizado sobre 110 sociedades basado esta vez en la li- tumbres de crianza sirven para asegurar las diferencias
teratura etnográfic~ escubrieron importantes diferencias entre los temperamentos y personalidades de los hombres
en el proceso de socialización de los niños y de las niñas. y las mujeres, que tendrán luego una función ráctica en
En concreto, averiguaron que en la mayoría de estas so- la economía. Sin embargo, esta explicación ofrece varios
puntos e es. Existen comunidades cuyas economías re-
ciedades se hace alusión espe-:ífica a prácticas sociales en-
quieren el empleo de la fuerza física, pero en las que,
caminadas a conseguir gye los chicos sean inde endientes
no obstante, hay muy escasa diferenciación de la persona-
y a alentar 'sus logros, mientras que a las chicas se las lidad y de los papeles sociales en razón del sexo, como por
educa para que sean delicadas, responsables y obedientes . ejemplo, entre los pigmeos del Congo. (Ver capítulo 5.)
(Ver cuadro 4.)
69
68
Sin embar o, existe una correlación sólid""*"'""""-"-"'-- vó en 19 3 7 una amplia muestra de niños de jardines de
bada entre las diferencias en las prácticas de crianza de infancia cuyas edades estaban comprendidas entre los dos
los niños y de las niñas y los tpos de persona ·da carac- y los cuatro años y medio, y sacó en conclusión que las
terísticos de los hombres y de las mujeres. Sears. Maccooy diferencias de conducta más importantes entre ambos
y_ Levin , en su obra Modelos de crianza de niños, comen- sexos consistían en que entre los niños eran más frecuen-
tan las 1 erencias de tratamiento por par e ele los padres tes las aproximaciones agresivas hacia otros compañeros,
a los niños y a las niñas, que resultaron claramente evi- la actitud negativa hacia los adultos, la actividad física
dentes una vez analizada una muestra de 3 79 niños y más acusada y los «problemas de conducta antisocial pú-
niñas de cinco años. Las diferencias mayores y más con- blicas (no estarse quietos, negarse a dormir a la hora del
sis lentes se ha aron en el área e a a es1vidad, tanto en descanso y tocarse los órganos genitales)». Este informe
relación con la conducta de los pequeños como con las fue uno de .los primeros de una larga lista que de forma
expectativas de los padres y el tratamiento de dicha con- acumulativa han ido destacando la probabilidad de que
ducta. A los chicos se les permitía ser más agresivos en las diferencias respecto a la agresividad entre los sexos
las relaciones con sus com anerOO, pero se desa entaba comiencen en el momento del parto o se generen en épo-
este comportamiento en el caso de las chicas. La agresivi- cas muy tempranas del desarrollo. Dichos informes con-
dad hacia los padres no sepermitía en absoluto si prove- tienen gran cantidad de datos, que van desde la simple
nía de las chicas, pero a los chicos se les consentía mayor enumeración y descripción de los incidentes agresivos en
libertad de expresión. ~<Ser como un chico» significaba la conducta de los chicos y las chicas a los estudios sobre
para algunas madres ser agresivás::f\: rnn:hicosse es a en- el papel de las fantasías agresivas en los juegos con mu-
taba- frecuentemente a replicar si otro chico comenzaba ñecas. Los primeros muestran que los muchachos no sólo
una pelea, pero esto no ocurría en el caso de las chicas. aventajan a las muchachas en la cantidad de actividad
Estos autores comentan que sean cuales fueren las prue- agresiva, sino también en la frecuencia con que la inician,
bas que existen sobre los factores biológicos que influyen así corno en ~l hecho de manifestar agresión como res-
en la agresividad, lo cierto es que las madres de su mues- puesta a la frustración, reacción ésta que es relativamente
tra no dejaban en manos de la biología la tarea de crear débil en las hembras. También resulta evidente que los
chicos masculinos-agresivos y chicas femeninas-no-agresi- niños admiran de pequeños la agresividad de otros com-
vas. La propia reacción de las madres, premio o castigo, pañeros, actitud que no se produce en el caso de las niñas.
ante la masculinidad o femineidad biológica según su Desgraciadamente, estos trabajos de observación no
expectativa de diferenciación del sexo, constituye una cubren los dos primeros años de vida, período en el que
experiencia de aprendizaje rara los pequeños, cuya m- el condicionamiento cultural puede producir sus efectos
fluencia es difícil descartar. en la espontaneidad de los pequeños. Se han realizado ar
La agresividad se ha convertido en una de las prin- gunos intentos de relacionar las diferencias de conducta
cipales cualidades que se utilizan para definir o comparar en los recién nacidos de ambos sexos con las diferencias
la conducta masculina y femenina . L. A . Hattwick obser- observadas a partir de la niñez, pero aunque los resulta-
70 71
dos resultan sugestivos no se les puede considerar como sobrepasen la conducta agresiva normal para el mismo,
definitivos, debido a las pegueñas muestras utilizadas y parece apoyar ambas hipótesis. I
a la dificultad de interpretar la conducta relativamente in- La agresividad se ha convertido en una alabra clave
di~erenci~da de los bebés. Schaffer y Emerson, tras un tra- en la literatura acerca de las diferencias entre los sexos
y se utiliza J!ara hacer refereQcia a un amplio muestrario
ba¡o realizado eE.J 964 , concluyeron que si bien a algunos
bebés parece que les esagrada e intentan evitar gue se de conductas y rasgos temperamentales. Osgood ha de- \
les coja, sostenga, acaricie y bese, ello no se debe a nin- mostrado que los adultos tienden a pensar en la conduc-
guna característica e a con ucta maternal , sino más bien ta agresiva como algo estrechamente relacionado con la
a la propia intranquilidad del bebé y a la aversión a que potencia y la actividad , mientras que la c~nducta. pasi_v~­
se le controle. Un mayor número de estos bebés eran dependiente está asociada con la impotencia y la rn.acuv1-
varones, aunque la diferencia no resultaba estadística- dad. La misma asociación resulta evidente en las diferen-
mente significativa. Existen otros informes sobre las di- cias de conducta y temperamento que existen entre el
ferencias entre los sexos en la manera en que algunos hombre y la mujer de nuestra sociedad. Las chicas tie~­
recién nacidos evitan el contacto físico. Entre los hallaz- den a una mayor dependencia que los chicos en los pri-
gos realizados podemos citar una mayor intranquilidad en meros años de vida, y entre los viejos la puntuación de
los nifios antes de comer (las niñas se muestran más in- las mujeres es aún más elevada en las medidas de depen-
tranquilas después de comer) y una tendencia más acu- dencia y más baja en las de afirmación física. Uno de los
sada por parte de los varones a dormirse inmediatamente descubrimientos más interesantes acerca de la a resivi a
después de haber comido. y la dependencia e~ el que se desprende de las investiga-
Desde la infancia hasta la edad adulta, existe una ciones dirigidas por Jerome Kagan y Howard Moss en el
relación significativa entre la agresividad (o afirmación Instituto de Investigación Fels de Norteamérica. Se tomó
física) y eL desarrollo corporal. Algunos estudios han una muestra de 45 mujeres 4 varones ara estudiarlos
encontrado relación entre e volumen muscular y la con- desde su nacimient hasta los rimeros años de la edad
ducta; los nifios más musculosos tienden en algunos casos adulta~ lo que supuso una oportunidad muy va ·osa de
a ser más agresivamente activos. Otro trabajo puso de ma- examinar las relaciones entre la conducta infantil y la adul- ·
nifiesto que los adolescentes más agresivos eran general- ta. Kagan y Moss descubriero.Q_ que durante este período
mente los más desarrollados, mientras que las chicas mos- la consistencia más firme entre los hQm r se daba el
traban en algunos casos diferencias de agresividad en área de la agresividad,_mientras que entre las muj e
razón del tamaño del cuerpo. ¿Se debe esto a que las daba en el área de la_gasividad . La agr · · de un adul-
madres consideran al niño musculoso más dominante y to se puede predecir partiendo de su historial infanti,
energ1co, o a que biológicamL'.nte el tamafio del cuerpo pero su pasividad ?º está ~elacio.nada co~ el grado de pa--
está de alguna manera relacionado con la exhibición de sividad que mostro en su mfancia . Asurusmo tampoc~ se
agresividad? El hecho de que las chicas que sobrepasan puede predecir la agresividad de una mujer a~ulta ~artten­
el tamaño y la musculatura normales de su sexo también do de las observaciones sobre su conducta mfanttl, aun-

72 73
que sí es factible predecir su grado de pasividad. Una ra- s1on verbal, y los chicos 1 I Los chicos muestran
zonable ínter retación de estos hallaz os podría ser la de mayor agresión «prosocial», es decir, les gusta formular
que los impulsos biológicos responsables de esta diferencia reglas acompañadas de amenazas de castigo si no son cum-
e-i:itre los sexos .explicaría la acusada persistencia de la pasi- plidas. La diferencia de agresividad entre los sexos es más
vidad de la mu1er y la agresividad del hombre. Pero Kagan latente que manifiesta. Ello queda patente con el descu-
y .Moss han de1!1~strado de forma concluyente que el cam=- brimiento de que , por lo general, las mujeres muestran
b10 en la agres1v1dad de las mujeres y la pasividad de los más conflictos de culpabilidad relacionados con la agresi-
varones va unido a factores sociales específicos, y que por vidad que los hombres. Al enfrentarse con la agresividad
lo tanto es seguramente c~ o por éstos. - - de su propia conducta o de la de otras personas les es más
Dichos autores indican, igual que lo hacían Sears, Mac- difícil aceptarla y reconocerla, y esta incapacidad va acom-
coby y Levm , que os padres tratan de forma claramente pañada por sentimientos conflictivos de culpabilidad y
diferenciada la pasividad y la agresiviaad e los 11os en ansiedad. La razón sugerida para._explicar este fenómeno
función de su se~o . La pasividad se desaprueba en los radica en la inhibición de la agresividad que la niña apren-
chicos, lo mismo que la agresividad en las chicas. Aunque de como parte de su adiestramiento para la adquisicion
ª:°tes de la edad escolar no existe una diferencia significa- del papel pro io de su. sexo, ighibición ésta ue pro a le-
tiva entre los sexos en cuanto a pasividad-dependencia mente se ve fortalecida por Ja importancia que los adul-
después de comenzar la escuela (y seguramente po.r cae; tos dan al hecho de que ambos sexos se comporten de
bajo .la influ~n_cia de profesores y compañeros) la depen- acuerdo con sus papeles sociales .
dencia y pas1v1dad de los niños muestra un acusado des- Las diferencias respecto a la agresividad entre la~ per-
censo y es reemplazada por una actitud más activa y de sonas de distinto sexo han sido utilizadas a su vef para
represalia . Las diferencias de agresividad visibles en los explicar diferencias en 9tros campos, especialmente en e
años preescolares, resultan más evidente~ después de la relativo al número de suicidios, homicidios y de conducta
entrada en la_ esc~ela , y las chicas de esta muestra que delictiva en eneral. El suicidio y el homicidio son formas ~
durante los seis pnmeros años de vida solían atacar física- de con ucta agresiva: en el primer caso dirigida nacía uno
mente a otros pequeños, eran menos propensas a hacerlo mismo, y en el segundo hacia los demás, y, según se afir-
de adultas . La excesiva agresividad de las chicas en edad ma, los hombres tienen mayor propensión a realizar am-
escolar es controlada a través de los patrones de recom- bos actos . Las esta 1stlcas sobre e it estran cierta-
pensa y castigo impuestos por los padres, profesores y mente unac lara di erenciación según los sexos que puede
compañeros, y también queda probablemente diluida al ser debida a varios factores; de ellos, los más destacados
identificarse más con las mujeres (es decir con modelos son los factores sociales: las relaciones entre la conducta
no agresivos), lo cual, según se ha demo~trado , ocurre delictiva y la situación social, entre el tipo de delito y las
durante los últimos años de la infancia. espectativas sociales sobre la conducta masculina y fe-
. Las diferencias en agresividad entre los chicos y las mernna.
chicas no son absolutas. Las chicas utilizan más la a La distribución total de condenas por delitos arroJa

74 75
una proporció.a.de hombres or cada mujer. Los de-
litos tienden a diferenciarse por el sexo del elincuente, edan sin descubrir) suelen ser típicos de los hombres:
al igual que se diferencian por la edad del mismo. La mu- d~strucción de la propiedad, conducir sin carne~ y luchas
jer delincuente tiene muchas probabilidades de haber co- entre bandas. De todo ello es razonable ~educu que. los
met1ao un delito contra la propiedad , y pocas de que se esquemas d elic . t.1v os del hombre y la mu1er
. van
. umdosl
trate de un delito contra Ja honestida o un cnmen vio- a esquemas culturales de mascufinidad Y. femme1da.d, de ta
lento ( 4 ,O por 100 de todos los delitos sexuales en Ingla- manera que los tipos y cantidad de delitos cometidos por
terra y Gales, durante 1965, fueron cometidos por mu- cada sexo expresan tanto la personalidad corno el papel
jeres; y 5 ,1 por 100 de todos los delitos violentos proce- social tipificados en razón del sexo. Los hombr~s y las mu-
sables). Entre los delincuentes, la mu·er tiende a ser de jeres tienden a cometer distintas clases d.e delitos, y •. P?r
más edad que el hombre 21,6 por 100 de los e itos co-
metidos por los hombres los realizaron personas cuyas eda-
su parte, el tratamiento legal ?e los ~~lmc~entes, se~
sean hombres o mujeres, refle1a tamb1en diferent~s con
des estaban comprendidas entre los diecisiete y los vein- cepciones de la masculinidad y la femineidad (por e¡emp~o,
tiún años, pero en el caso de las mujeres este porcentaje los jurados están más predispuestos a creer qu.e una chICa
desciende al 13,9 por 100. Sin embargo, dos veces más fue «inducida» a cometer un delito, que v1cevers.a) •. y
mujeres que varones delinquen entre los cuarenta y los cuando se producen desviaciones de la conducta dehctiva
cincuenta años).
tipificada por razón del sexo, resulta más frecuente que
Así, pues, los distintos tipos de conducta delictiva del puedan ser encubiertas. .
hombre y la mujer parecen reflejar la mayor agresividad y Es más, la ley no trata igual al hombre y a la mu¡er,
tendencia a la anormalidad de éste. Pero los delitos en sí
por lo que resultana rea mente s.orprendente ~ue ~nd s
mismos reflejan las distintas circunstancias personales y estadísticas sobre delitos apareciesen ambos igua ~ os.
sociales de los propios delincuentes, y tan sólo examinan-
Por ejemplo, el capítulo de delitos contra la honestidad,
do algunas de las formas en las que se llega a estas cifras
en el que se cometen más delitos por parte de los hom-
de delitos podremos ver las conexiones que existen entre
bres incluye la homosexualidad, y dado que en ~uchos
la conducta delictiva y los papeles sociales tipificados en
razón del sexo. país~s ésta es ilegal tan sólo para los varones, evidente-
Es probable, por ejemplo, que el número relativamen- mente las mujeres no pueden ser condenadas por este.
te bajo de mujeres delincuentes se deba en parte al hecho «delito». En el cuadro 5 se observa que . los hombres co-
de que los jueces sean más indulgentes con ellas, especial- .
metieron ·
5 271 delitos contra la honesudad, d ºf
de los que
· d
mente si son jóvenes. Varios expertos han s.ugerido que 1.478 fueron por homosexualidad. Esta. 1 erencia ~
posiblemente exista mucha más delincuencia y criminali- criminalidad entre los sexos es conse~uencia de una defi-
dad juvenil de lo que parece entre las mujeres. Un trabajo . . , legal , y aunque la homosexualidad
ruc1on . entre los hom-
( r
sobre delincuencia no descubierta, revela que los delitos bres es seguramente superior debido a otras razones .ve
cometidos por chicas y que son ocultados (y por lo tanto capítulos 4 y 6), su papel en las estadísticas sobre delitos
es una mera construcción legal.
76 7
/ 77
sexuales. En una tercera parte de los casos se había inge-
Núm . de Ntím . de
Delito
hombres
rido alcohol, y aproximadamente dos terceras partes de
muieres
las veces que esto ocurrió, tanto el delincuente como la
Hurto en las úendas . ..
17 .775 17.936 víctima habían estado bebiendo. Estos hechos resultan
Hurto a las personas . . . . ..
Robo de coches · ·· · ·· · ·· 752 102 difícilmente compaginables con el estereotipo convencio-
2.081
Robo de objetos d~j;d~s· ·~~ "i~s · ~~ch~s: :: 14 nal del violador físicamente violento, agresivo y perver-
10.736
Fra:1de~, estafas y falsificaciones 166 tido, que abusa de una casta e inocente doncella; muestran
Danos 6.390 1.529
R b intencionados ... ...... .. . 1.137 44
más bien que la definición de «violación» no se ajusta a
o os . . .... .... .. ... .
AJJanamiento de morada.· · · · · · · · · · 1.4¡2 65 lo que ocurre en la realidad, donde es más probable que
11.412 la «violación» se produzca en el contexto de una relación
Delitos contra la honestid~·d : : : : : : : : : 506
5.271 20 social entre un hombre y una mujer, que entrañe una
jere;~:nRo. 5.-:--Númer<:> de delitos cometidos por hombres y mu- coacción físicamente agresiva por parte del hombre. Estas
den a Invgi:1toesr nposGdale mfdracciones legales. (Las cifras correspon- definiciones legales concuerdan con los tipos convencio-
ra Y es urante 1965 (1). nales de personalidad masculina y femenina en nuestra
cultura, falseando así inevitablemente las estadísticas so-
(.1) Los delitos tipificados en este cuadro y e . f .
·
aparecen .
en este libro corresponden n sucesivas re erencias que bre delitos de una manera semejante a como se diferencian
(N. de la T.) ' por supuesto, al Derecho anglosajón . los papeles sociales en razón del sexo.
Según Menachen Amir: «La conducta violenta parece
ser que _ epe más e las diferencias cultura es que e
I~almente, la «violación» es defini~omo un delito las basadas en el sexo, las cuales an s1 o tra 1ciomrlme -
qre1sol? pu~?en cometer los hombres. La ley no contem- t;-consideradascomo de capital i.illportancia en la exte-
b.reª :ª1 srt~a~IOn
v1ct1ma,
en a que a mujer es la agresora y el hom-
ytampoco reconoce gue ella pueda m1-
riorización de la agresividad.» Esta afirmación está b a-
c1ar e acto sexual. sada en parte en un trabajo realizado con 588 homicidas
de Filadelfia. De ellos, los blancos arrojaron una tasa de
Una _buena ilustra_ción de lo dicho nos viene dada por 3,4 homicidios por cada 100 .000 habitantes, mientras
ui: .t;aba10 sobre la v10lación con uso de fuerza o intimi- que la de los no blancos era de 92. Dentro de los dos gru-
d~c1.on. Menachen Amir, empleando una muestra de 626 pos (blancos y no blancos) la tasa de las mujeres era más
v1ct1mas y 1.292 delincuentes, descubrió gue en el 90 baja, pero la de las mujeres no blancas superaba de 2 a 4
fºr .10? ?J l?~ casos tan sólo se utilizó la «tentación» 0
/ .«mt~J ac10n verbal», sin que se produjese violencia
veces a la de los hombres blancos.
Si centramos la atención en las diferencias entre los
~s1ca .. n otras palabras, a la mujer se la «persuadió» sexos en relación con su conducta delictiva, inevitable-
s1n:iplemente para realizar el acto sexual. Má , mente se oscurecen las semejanzas . En algunos países, y
gurnta part d 1 , . s aun, una
l e e as v1c~1mas tenían antecedentes policia- dentro de ciertos tipos de delitos, las diferencias entre
es, normalmente por irregularidades en sus conductas los sexos se han reducido considerablemente durante los
78
79
últimos años , lo que viene a sugerir que a medida que a la clase media y existe una significativa probabilidad
las diferencias entre los papeles de ambos sexos se van de que sufra alguna enfermedad física o mental; no es
reduciendo debido a los condicionamientos de la vida mo- probable que sufra del síndrome premenstrual, que según
derna , las conductas anormales de los hombres y las mu- la doctora Dalton influía de forma importante sobre cier-
jeres se asemejan. El delito más común para ambos sexos tos tipos de conductas anómalas de la mujer (ver capí-
es el que se realiza contra la propiedad, siendo en la ac- tulo I).
tualidad también el tipo de delito que más veces se co- ¿Cuáles son las razones que se desprenden de estos
mete. datos que nos sirven para explicar el por qué una mujer
. Un exam~n comparativo de los delitos contra la pro- delincuente tiene mayores probabílídades de ser conde-
piedad cometidos por los hombres y las mujeres revela nada por robar en las tiendas que por ningún otro delito?
algunos hechos interesantes, la mayoría de los cuales su- En primer lugar, este trabajo sugiere que entre las for-
gieren que la conducta delictiva está altamente correlacio- mas anómalas en las que una mu:j pui e._r.es.1-"-".......,.,~....._
nada con la situación social, que a su vez se diferencia, las tensiones, el hurto en las tiendas es aceptado social-
por supuesto, según el sexo. mente y al mismo tiempo está relacionado con su ªP!:
Desde 1840, las raterías en las tiendas han sido con- social. Y esto último es cierto porque en las sociedades
sideradas como el delito más típico y espec1ficamente occidentales la mayoría de las compras de artículos de
~ropio de la mujer. T. C. N . Gibbens y J. Prince inves- vestir y de comida son realizados por la mujer en cumpli-
tigaron en 1962 a 822 mujeres y 452 hombres que ro- miento de su papel de ama de casa. (De los hombres que
baban ~n las tiendas. Descubrieron que los hombres y hurtan en las tiendas, el 50 por 100 roban libros .) Las
l~s mu¡eres hurtan por sistema objetos diferentes, de delincuentes más jóvenes suelen robar trajes y cosméticos,
d~ferente v~lor , en diferentes días de la semana y de y Mark Abrams ha calculado que las mujeres de edades
diferentes tiendas, es decir, que prácticamente en cada comprendidas entre los quince y los veinticuatro años rea-
aspecto de este tipo de delito existían diferencias entre lizan aproximadamente el 40 por 100 del gasto nacional
ambos sexos. de estos produc;tos, aunque representan tan sólo el 13 por
La mayoría de los objetos robados tenían escaso va- 100 de la población de más de quince años. E · te-
lor: el 74 por 100, menos de 850 pesetas, y el 89 por mente, cuanto más se realiza una actividad, más probabi-
100, men?s de 1.700 pesetas. El ladrón típico, según lidades se tiene de ser culpa5le e una conducta anomala
e~te traba¡?, es una mujer de más de 40 años, que ha dentro de esa actividad. Ello es cierto para las mujeres
sido de~emda por robar una prenda de vestir de poco en el caso de los urtos de las tiendas, y también en
valor; tiene menos probabilidades que otras mujeres de muchas actividades que realizan predominantemente los
su, edad ~e estar viviendo con el marido y los hijos, y hombres, lo que motiva la conducta delictiva de éstos.
n:ias de d~s~oner de poco dinero para los gastos domés- Por ejemplo, los hombres roban coches con mucha mayor
tlCos (definido según este trabajo como menos de 850 frecuencia que las mujeres, y ello refleja el hecho de que
pesetas a la semana en 1959); pertenece probablemente los hombres conducen más y tienen más desarrolladas sus
80 81
habilidades mecánicas, al igual que el de que los hombres evidente que las diferencias entre los sexos son más cul-
pasan más tiempo fuera de la casa, lo que supone una turales que biológicas.
diferencia entre los sexos para todas las actividades que Lo dicho de los hurtos en tiendas es también aplica-
subyacen bajo la conducta delictiva de hombres y mujeres ble a algunas anomalías sexuales de las mujeres , que están
en general. relacionadas con los papeles que la sociedad sanciona y
Otto Pollak, en su obra La delincuencia de las muje- espera de cada sexo, y que proporcionan otro ejemplo más
res, considera que el factor más importante para explicar de la evidente conexión que existe entre las diferencias de
las diferencias entre los sexos en relac10n con la com1s1on los sexos y la cultura, mientras que la ex_Qlicación biol<?-
de delitos es el papel social. Según él, este factor es el gica, si es que existe, brilla por su ausencia .
responsable de 1os distintos ñpos de delitos que cometen La deTincuencia y Ta masculinida van unidas porque
los hombreS--y las mujeres, así como de la aparente dife- las clases de actos asociados con cada una de ellas tienen
rencia de frecuencia con que son cometidos: mucho en común. La demostración de fuerza física, un
«La división del trabajo en nuestra sociedad asigna cierto tipo de agresividad y la «prueba» visible y externa
a las mujeres los papeles de dueña de hogar, criadora de de haber conseguido algo, sea legal o ilegal, son facetas
los hijos , enfermera, asistenta y pasiva compañera de las de la personalidad ideal del hombre y también de buena
relaciones emocionales. Se las proporciona, por lo tanto, parte de la conducta delictiva. Tanto el hombre como el
muchas ocasiones de cometer delitos de maneras que no criminal son valorados por sus compañeros en razón a
les son accesibles a los hombres, al igual que utilizando estas cualidades. Así, pues, la línea divisoria de lo me.scu-
medios que están fuera del alcance de éstos y que reducen lino y lo delictivo puede ser en ocasiones muy vaga.
el carácter público de muchos de aquéllos.» Según observó Albert Cohen en su libro Chicos delincuen-
Sea cual fuere el número de delitos no descubiertos tes: la cultura de lds pandillas, la conducta delictiva puede
cometidos por las mujeres, las conductas anómalas de los representar una importante afirmación de la masculini-
hombres y las mujeres van claramente uní as a os a- dad.
peles sociales y a las cualídades de la person idad que La mayor parte de los delitos cometidos por las ado-
son de esperar de ca sexo.-Se a díc o que e hurto lescentes y los hombres están relacionados con esta «cul-
entre las adolescentes juega u,; «papel de apoyo» (puesto tura de las pandillas», ona sobrecultura en la que mu-
que roban objetos de adorno personal que las hacen atrac- chos de los postulados de la clase medía (respeto por la
tivas ante los hombres) y entre los adolescentes un «papel propiedad, necesidad de control de la agresividad) son
de expresión» (porque el robo es una expresión de mas- completamente invertidos, pero en la que, sin embargo,
culinidad entre los jóvenes). Difícilmente sorprenderán siguen gozando de un lugar privilegiado los componentes
estas diferencias de conducta si tenemos en cuenta las di- esenciales de la masculinidad.
ferencias de personalidad que se dan entre los sexos, y Por lo tanto, el delincuente es el «gallito» entre los
puesto que tanto la conducta como la personalidad están otros hombres:
correlacionadas en estos casos con el papel social, resulta « .. .las personas no sólo desean sobresalir de las de-
82 83
más, sino que quieren sobresalir como hombre o como
muier, es decir, e aquellos aspectos que, ent e.. su raoon de las mu· eres con ot grupos mioori tarios.., m-
cultura, son símbólicos de los papeles de sus respectivos cluyen o l~gro los indios, revela que éstas -
sexos. Y lo gue es más, al buscar soluciones a sus pro- tran muchas de las características de dichos grupos. Entre
blemas de adaptación, intentan que éstos no pongan en otras se incluyen la denigración de sí mismas o de otros
peligro su identificación esencial como hombre o mujer. miembros del grupo («soy tan sólo un~ mujer» , ~mo soy
Incluso cuando adoptan una conducta escandalosa, según más que un ama de casa») y el odio hacia o~os ffilernbros
los estándards convencionales, tiende a ser escandalosa del grupo, odio equivalente a un autocast1go (la <~male­
de forma característicamente masculina o femenina . . . De dicencia» de las mujeres dirigida contra otras mu1eres) .
todo esto se desprende que los problemas de adaptación Las mujeres suelen tener incluso más preju~c!os que los
de los hombres y las mujeres, de los chicos y las chicas, hom5res sobre su propio potencial para par.t1crpar ~ _n;r
nacen de circunstancias bastante diferentes y exigen dis- forma igualítaria y completa en la vida social, econorm~
tintas soluciones ... tanto el modelo de la respetable clase y olítica. Helen Hacker comparó la situación de .las ~~­
media corno la respuesta del delincuente son caracterís- jeres y los negros y la influencia que aquella s1tuac1on
ticamente masculinos. Y aunque parezcan muy dispares, producía en sus personalidades (ver cuadro 6).
poseen algo en común. Este elemento común es sugerido
por palabras tales como «hazaña», «proeza», «agres1v1- l. Características sociales que destacan exteriormente.
dad», «osadía», «autorida activa», « usgue a»... a
a. Color de la piel, otras ca- a. Características sexuales se-
respuesta del élincuente, si bien puede ser condenada
racterísticas «raciales». cundarias .
por algunos en el terreno moral, posee al menos una vir-
tud: confirma de modo indiscutible, ante los ojos de to- b. (A veces) indumentaria b. Indumentaria característi-
característica : pañuelos de tica : faldas, etc.
dos los interesados, la masculinidad esencial (del hom-
colores, trajes ostentosos.
bre).»
Sé masculino, no delincuente. Si algún hombre se en- 2. Características achacadas o atribuidas.
frenta a estos dos imperativos, se sentirá atado de pies y a. Inteligencia inferior, cere- a. Lo mismo .
manos (es decir, ante una situación en la que se le exige belo más pequeño, menor
una respuesta por la que al mismo tiempo se le castiga), número de circunvalacio-
y ello puede ocurrirles también a las mujeres. Helen Har- nes, escasez de genios .
cher ha examinado la teoría según la cual la personalidad b. Satisfacciones más libres e b. Irresponsables, in con sis-
tradicional de las mujeres· debe mucho a la · situación de instintivas : más sentimen- tentes, carentes de ~n
éstas como grupo minoritario, no en el sentido estadístico, tal, «primitivo y pueril» . fuerte súper ego, emocio-
sino en el de que las mujeres han sido privadas de privi- nalmente inestables, «Co-
quetas» .
legios y libertades gue la sociedad permite normalmente
tan sólo al grupo dominante (los hombres). Una compa- c. Estereotipo de «in ferio- ' c. Más «débiles ».
____.. ridad» .
84
85
}. RacionalizacioneJ de su Jituación . plano de igualdad en importantes aspectos de su vida, y
a. Se piensa que está bien a. La mujer debe estar en especialmente durante la etapa de educación obligatoria.
donde está. el bogar. Así ues las mujeres re · en al mismo tiem o dos ór-
b. Mito del negro contento . b.
denes e .d1cte-r-ias: «s~ (sé «~») y «sé
Mito de la mujer conten-
ta: la mujer «femenina» desigual, puesto gue lo eres». Cualquiera que contemple
está contenta con su pa- el avance e los movimientos ele ibei:ación feministas pue-
pel de subordinada. de fácilmente observar uno de los efectos del pensamien-
to del grupo minoritario de mujeres, que es el de la toma
4. Actitudes de adaptación .
de conciencia como grupo. El sentido de «hermandad»
a. Entonación en voz supli- a. Tono de voz ascendente, es bajo entre las mujeres y muchas no son capaces de ver
cante y quejumbrosa. sonrisas, risas, miradas ha- hasta gué punto son discriminadas como tales.
cia el suelo.
Por supuesto que las diferencias biológicas entre los
b. Modales respetuosos. b. Modales lisonjeros . sexos pueden tener alguna relación con las correspondien-
c. Disimulo de los sentimien- c. Ardides «femeninos». tes diferencias de tipos de personalidad. Pero el problema
tos reales . está en demostrar conexiones concretas entre biologí~ y
d. Burla de los «tíos blan- d. personalidad y en dar explicaciones convincentes de la
Burla de los hombres.
cos». influencia de la una sobre la otra.
e. Estudio cuidadoso de los En este sentido se han iniciado algunas líneas de in-
e. Lo mismo.
aspectos en los que se vestigación. Por ejemplo, dos investigadores han descu-
puede influir al grupo do- bierto que las niñas recién nacidas poseen una conducción
minante. basal de la piel (esto es, un grado de conducción eléc-
f. Falsa petición de instruc- f. Apariencia de desamparo. trica de la piel) significativamente más elevada que la
ciones: aparente ignoran- de los niños . Son también más sensibles al dolor y res-
cia . ponden de forma más inmediata y acentuada a los cam-
bios físicos (quitarles la manta que les cubre o estimular-
CUADRO 6.-Situación de las castas de las mujeres y los ne-
gros (columnas de la derecha y la izquierda, respectivamente) .
les el estómago con un chorro de aire). ¿Está esto rela-
cionado con un intento de evitar más la agresión física
desde la infancia? Y si es así, ¿cómo se produce este
Las m~jeres también se encuentran atadas de pies y fenómeno? Por supuesto, se parte de la hipótesis de que
manos debido a la contradicción existente entre su con- cuanto más se pueda ir hacia la infancia a demostrar la
dició~ de mujeres pertenecientes a un grupo minoritario existencia de diferencias entre los sexos, más probabili-
Y la idea democrática de igualdad dominante en nuestra dades existen de que éstas sean innatas . Pero ¿sería po-
sociedad que, al menos superficialmente, las alienta a con- sible que incluso estas diferencias entre los recién naci-
seguir lo mismo que los hombres y a colocarse en un dos de distinto sexo constituyesen algún tipo de respuesta
86 87
temprana a una cultura diferenciada en razón del sexo? animados que hacían las veces de madre, y que, por lo
Aunque esta idea pueda parecer extraña, posteriores in- tanto, no podían transmitirles cultura. Resulta inter.esante
vestigaciones sobre la conducción basal de la piel en los señalar que los monos criados de esta manera se diferen-
recién nacidos revelan que los hijos que nacen después ciaban de los criados por sus madres en la forma en que
?el primero. arrojan cifras más elevadas que aquél, con empleaban la respuesta de amenaza. Los últimos suelen,
mdependencia de cuál sea su sexo. Si el mecanismo que a veces, ofrecerse sexualmente (invitando a realizar el
aq~í funciona, es fisiol~gico , resulta ciertamente muy mis- acto sexual) cuando son amenazadas por un macho; las
tenoso . Podnamos senalar como explicación alternativa primeras amenazan al macho en vez de ofrecerse a él.
que se sabe que existen diferencias de trato por parte Dada la gran diferencia de tamaño y fuerza entre los ma-
de los padres para con el primer hijo y para con los res- chos y las hembras, este acto resulta suicida, por lo que
tantes.
parece posible que en la cultura de los monos se e~seña
También es posible volver a las hormonas en busca a las monas a sustituir la agresividad por la sexualidad.
de una explicación. Aunque no existen diferencias en la El paralelo con la cultura humana resulta obvio.
secreción de las hormonas de los recién nacidos , cualquie- Este ejemplo apoya la idea de que no se ha prestad.o
ra que sea su sexo, el cerebro es probablemente una de suficiente atención a la manera en ue e apren 12a1e
las partes del cuerpo que queda diferenciada por razón puede afectar ~onducta agresiva en los a.ni.u@~s.--un­
del sexo durante el desarrollo del feto, debido al control investigaaor a demostrado que la conducta agresiva de
hormonal (ver cap!tulo 1). Harry Harlow, en sus trabajos los animales depende en gran medida de la forma en que
sobre conducta arumal, ha mostrado las diferencias de los sea reforzada: los ratones y los perros pueden ser entre-
juegos agresivos de los monos pequeños de distinto sexo nados para que su conducta sea de relativa pasividad ~ólo
lo que en cierta medida se ha asociado a las diferencia~ con alterar el tipo de reforzamiento que se proporciona
hormonales. Este autor ha descrito cómo los monos se normalmente a la conducta agresiva.
dedican a juegos físicos más agresivos y amenazantes. que Probablemente, la controversia general sobre si las
los de las monas , tomando la iniciativa más frecuentemen- diferencias de personalidad y conducta entre los sexos
te. En concreto, la respuesta de amenaza (ponerse en una son innatas o adquiridas continuará planteándose intensa-
postura rígida , enseñar los dientes, etc.) es mucho más mente durante muchos años. En el momento actual resul-
usual en los machos que en las hembras (el equivalente ta obvio que la cultura juega un papel importante en la
humano de la respuesta de amenaza es la agresión sin que configuración de las personalidades de los hombres y las
medie provocación_). Los monos amenazan a los machos y mujeres, y la forma más clara de demostrarlo es la de
a las hembras, mientras que éstas raramente amenazan acudir a las pruebas provenientes de los trabajos intercul-
a los machos y sólo amenazan a las propias hembras la turales. Por otra parte, parece posible que la biología
n::iitad de l~s veces que lo hacen los monos. El valor espe- indique la dirección de las diferencias, aunque .no su _in-
cial que tienen los experimentos de Harlow reside en tensidad . El doctor John Money, que ha realizado im-
que estos animales habían sido criados con aparatos in- portantes investigaciones sobre la identidad socio-sexual
88 89
de personas que son biológicamente intersexuales (y que
no cree que se puedan equiparar la cualidad biol' . d
hombre con la agresividad , o la cualidad biol ?~ca de
3. SEXO E INTELIGENCIA
hembra con la pasivida~ y la dependencia , a ·u~g:~a o~
l~s pruebas sobre l~s ammales y los humanos Jde g se
dispone en la actualidad) dice más o menos lo . ~
u:
L · 1 d. , s1gu1ente:
~< a s1mp e JCotom1a entre lo innato y lo d .. d
el a 'l d 1 d ·f a qum o en
. . na lSlS e a ! ~renciaciÓn del desarrollo de la mascu-
º •

Jirudad y la femrn_1dad está conceptualmente an .


ª:rn~~e ello no q~~ere decir que se deba elim-in=a~r~la"""'di""'.sa.. -
~?c1on entre genet1ca y ambiente. Lo que se necesita más Tradicionalmente, los antifeministas solían afirmar
ien es . el conc7p~o ~e una norma genética de reacción que el hecho de que las mu eres tengan un cerebro más
que defma los limites _en los cuales 1a genética uede in- pequeño constituía una prueba de que su mteligencía era
teractuar con el ambiente y por el cont . p-~--
b. l ' rano, e una inferior. Es cl.erto que la circun erencia media de las ca-
norma am ienta de reacc!ón que defina los límites den- bezas de los hombres es mayor a cualquier edad, pero no
tro de los cuales el ambiente puede interactuar con la se conoce ninguna correlación entre circunferencia cere-
genética.»
bral e inteligencia. Sin embar o, el tamaño del cerebro
está relacionado directamente con el· del cuer o, y el ce-
rebro éle a UJeres es m por , por térmmo me-
dio, las mujeres son más pe~eñas. (De hecho, en rela-
ción con su estatura, las mujerestienen un cerebro lige-
ramente mayor que el de los hombres.)
Si que emos investigar la relación entre la inteli en-
cia _y el sexo biológico, debemos escartar la idea de
la inteligencia corno cualidad única, ya que!os «tests» de
inteligencia general han sido estandarizados para mini-
mizar las diferencias sexuales que se sabe existen en
ciertas capacidades complejas. Nunca se incluyen aquellos
apartados que consistentemente arrojan diferencias entre
los sexos. (Es el procedimiento opuesto al utilizado en
el «test» de Masculinidad-Feminidad, que quedó des-
crito en el capítulo 2 .) Un hecho significativo que se des-
prende de los «tests» de inteligencia general es el de que
las chicas suelen obtener puntuaciones más elevadas en
91
los pr~meros años. (especialmente antes de los seis), y rencias entre los sexos durante los primeros años. Las
los chicos las obtienen después (especialmente a partir observaciones de Gesell tienden a revelar una li erísima
de la pubert~d). Los resultados de los «tests» adminis- superioridad de las chic~ pero luego, a través e os
trados ~ la misma muestra de personas al final de Ja ado- años escolares, los chicos son mejores en «tests» de razo-
lescencia Y en la edad adulta revelan una tendencia bas- namiento numérico-aritmético, aunque en los de cálculo
t~nte constante.? que los hombres mejoren sus puntua- son superiores las chicas . A partir e os once años se
c10ne~ en relac10n con las mujeres . acentúa y consolida la capacidad de los chicos para rea-
1 ~I separamos los distintos componentes de la inteli- lizar mejor las tareas de razonamiento aritmético . La fi-
gencia aparecen diferencias entre los sexos en las s1 ien- gura 6 muestra la distribución de las puntuaciones en un
tes ~a ac1 acfü§ : v_erbal, numenca, espacial analítica y «test» de razonamiento aritmético realizado por sujetos
creat:Iva. ' de ocho y nueve años. Otros trabajos arrojan menores
. L.a capacidad verbal una es ecialidad femenina diferencias que éste, pero el diagrama es una buena ilus-
prmc1pa.ln:iente durante los años anteriores a la entra ~ tración de cómo en cualquier distribución similar las pun-
en la _escuela. Las niñas hablan antes que los niños· son tu aciones de la mayoría de los individuos se encuentran
las pnmeras en, usar. frases más largas y, por lo ge~eral, dentro de la misma zona, sea cual sea su sexo.
lo hacen con mas flmdez . También ap renden· antes a leer Las diferencias en creatividad que se dan entre los
~ ~ mayor núm~ro de. niños necesitan clases especiales sexos varían segun cua_ sea la efinición del término
e ectura. Estudios mrnuciosos sobre la capacidad ver- «creativo». Las mujeres sobresalen en la apreciación es-
ba] ~uestran que esta capacidad puede ser localizada con tética de la música y las bellas artes; sin embargo, exis-
exac~itud: en los «tests» de comprensión verbal y razo- ten pruebas directas de que ello es debido a que las mu-
n?~Iento verbal, las diferencias entre los sexos son insig- jeres reciben un adiestramiento distinto en las disciplinas
n~1cantes, pero en fluidez verbal.y uso·del lenguaje las artísticas. Otro significado de la creatividad ha sido in-
n_mas son clara.mente superiores. Así , pues, su sup;rio- vestigado por un «test » en el que se pide a niñas y
ndad en capacidad verbal es realmente lingüística ha- niños que piensen en distintas maneras de mejorar los
blandl oh con propiedad , ya que en lo que sobresal~n es juguetes. En general, los niños demuestran mayor inven-
en e abla Y la comunicación . tiva . Hasta los siete años, más o menos, tanto los niños
._ La dif~rencia inicial en vocabula:!!g__a favor de las como las niñas logran mejores puntuaciones en los jugue-
n~~as se ruvela hacia los cinco o seis años., cuando los tes apropiados a su sexo. Después de esta edad, los chi-
rmos las alcanzan , pero las diferencias en destrezas de cos son capaces de pensar en más formas de mejorar los
ectura ~e~manecen hasta los diez años. En los «tests» juguetes masculinos y femeninos.
de gramat1ca, ortografía y fluidez de palabras, los chicos Un significado más fundamental de la creatividad in-
nunc~ llegan a alcanzar a las chicas, que siguen siendo cluye la capacidad de «descomponer un conjunto» o rees-
superiores durante toda la vida escolar. tructurar un problema, lo que le permite al sujeto mos-
En capacidad numérica parece que no existen dife- trar su originalidad . Ello está muy relacionado con al-
92
93
t

50 gunos componentes de la capacidad analítica (y también


n con la capacidad de razonamiento analítico; de aquí quizá
~ que no sea rara la unión de capacidad matemática y
-
45
/"' "\ musical en la misma persona). Se ha descubierto, a través
\
40
/
~ J\ de los «tests» que miden este tipo de capacidad analítica,
que la facihdad con la que una persona descompone un
I
\
conjunto va asociada con el tipo de orientación espacial
35
I \ que posee. En concreto está asociada con la presencia o

/
I \
I \ ausencia de la «dependencia del campo».
30
I \ Un ejemplo de «test» de dependencia del campo es
I
I I 1
aquel en el que se coloca al sujeto ante una habitación
I y una silla que están ambas inclinadas hacia distintos
25
I J \
ángulos, y la tarea consiste en colocar derecha una de
I
'\
2o
l
/
/ \
'
'\
las dos. Para lograrlo se requiere la capacidad de no
hacer caso de las claves visuales engañosas. Los hombres

5
I
I
'1/ \
suelen realizar mejor este «test» que las mujeres, aunque
las puntuaciones se igualan si éstas cierran los ojos. En
,l/ \
\
general, las mujeres manifiestan mayor dependencia del

r;
"'
~ 10 \
'
campo que los hombres.
o
- Chicos Este rasgo perceptual es relativamente estable, al
o
"''
o
~
5
/
/

,,,'' i...-
- - - Chic os
"
\
\
\
igual que la diferencia entre los sexos con él correla-
cionada, y ha sido confirmado con muestras de pobla-
"'E b? \ ción de Holanda, Francia, Italia y Hong-Kong. Tamb ién
'"'z o 2 ,_ existe una tendencia a que aparezcan diferencias dentro
10-
14
1 -
19
20
24 29
3)-
34
35- 4 0- 4' - 50 - 55 -
39 44 49 54 59
de cada sexo en las escalas de masculinidad-femineidad,
Puntu o c1 enes
que son asociadas con variaciones en el grado de depen-
dencia del campo, de tal forma que, por ejemplo, los hom-'
FIGURA 6. -Distribución . d ¡ . bres más masculinos obtienen puntuaciones más altas en
exo en un « test» de raza e. as puntuaciones según el
ción media de los ch · nam01ento aritmético. La punrua- el enfoque analítico de la independencia del campo y los
icos es 4 39 ¡ d ¡ h-
Puede apreciarse co' mo pracucamente
, - ' y a r de as¡ e icas
· d"35
· ' 81. menos masculinos obtienen puntuaciones de dependencia
d e cada grupo se distribuy d 1 .. o os
en e a misma forma .
os in 1v1duos
del campo más característicamente femeninos. La misma
relación se da entre las puntuaciones de masculinidad-
femineidad dentro de cada sexo con respecto a la capaci-
95
dad para resolver problemas que necesitan ser reestruc- cio exterior», mientras que las chicas, a su vez, hacían
turados. lo propio con el «espacio interior». Para probar si las
. Ot~ «tes,ts» han ~escubierto que, por lo general, las cualidades que pensaba haber detectado tenían una exis-
mujeres. :on ,so_lo supenores cuando la tarea requiere una tencia objetiva que pudiera ser reconocida por otros ob-
percepc10n rap1da de los detalles y cambios frecuentes de servadores, pidió a otras personas separar las fotografías
atención. Estas capacidades suelen resultar importantes de las escenas de los chicos de las de las chicas de acuerdo
en las tareas que están relacionadas con las distintas for- con este criterio de la distinta importancia que se con-
mas de agrupar diversos objetos o dibujos . Las personas cedía al espacio. La correlación entre su propia evalua-
q:ie los agrupan , de acuerdo con algunos elementos selec- ción y la de los otros observadores resultó estadística-
c10nados que los dibujos tienen en común suelen ser mente significativa. Las apreciaciones de los observadores
hombres si son mayores de siete años.. También se ha de- también se correlacionaban con el sexo de los sujetos que
mo,strado que a los hombres les suelen influir menos los habían realizado las pruebas.
est.irnulos _de foi:ido (sean detalles irrelevantes de los di- Erikson define en los siguientes términos la configu-
bu¡?s o distracc10nes exteriores, tales corno ruidos). Las ración típica de los chicos y la de las chicas:
muJe_res captan mejor todos los estímulos, estén 0 no « ... La escena de las chicas es una escena interior re-
relac10nados con la tarea que realizan. presentada o bien por una co gurac1on de muebles sin
Por lo tanto, los «tests» de capacidad analítica mues- ninguna pared alrededor o por un espacio cerrado s-encilk
tran: 1) .Que las capacíc1ades espacíaJes y e orientación construido con bloques de ·juguete. Las personas y los
suelen ser di~erentes en los hombres y las mu.eres; y 2) animales se encuentran fundamentalmente dentro de ese
Que la capacidad de las personas para concentrarse inten- recinto y la mayoría están en una posición estática (sen-
samente en una tarea concreta suele ser diferente según tados o de pie). Estos espacios cerrados tienen paredes
cual sea su sexo. bajas, por ejemplo de un solo bloque, salvo alguna en-
Las difere?cias en orient~ción espacial han sido _gene- trada más acabada de vez en cuando. Estos interiores de
ralmente confirmadas. Por e¡emplo, Erik Erikson ha ob- casas, con o sin paredes, son en su mayoría visiblemente
servado que Tos c icos y las chicas hacen diferente uso apacibles ...
del espaci? en sus jue os. n son puso a trescientos ·_ Las escenas de los chicos son casas con paredes bien
chas Y _chicas de ~dades comprendidas entre los dos y los construid o_ fachadas con sa zen e , al@s como conos o
-----
doce anos a realizar la tarea de «construir» una escena cilin os, que repr,esentan ornamentos o cañones. Apa·
sobre una_ mesa, ~tilizand~ distint.os tipos de juguetes. recen torres altas escenas exteriores. Hay más g e y
A cada SUJeto le dio los mismos juguetes, y les sometió animales era de los recíntos o construcciones y se ven
a la prueba tres veces durante un período de dos años. más ob7etoJ autOtñotor y más animales moviéndose en
P~do observa~ que las configuraciones que realizaban los las calles y los cruces. Se observan acczaen es que hanoru-
chicos eran ~hferentes de las que realizaban las chicas: rrido a los objetos que se mueven, pero también tráfico
las de los primeros resaltaban lo que él denominó «espa- canalizado o detenido por un policía. Aunque prevalecen
96 97
a

las construc?o~es elevadas, se juega más con el peligro


l l

y la habitación» confirma el us~ exploratorio del espacio


de desprendirmento o derrumbamiento; las ruinas apare-
sugerido en las escenas de Erikson, de tal forma .que
cen solamente en las construcciones de los chicos.»
puede que estos dos experimentos ?emuest.ren a .~n tiem-
Así pues, la altura y el derrumbamiento el movi- po la misma característica diferenoa de onentacion espa-
mi~n.to inte~so, canalizado o detenido, y los' interiores cial que se da entre los sexos en. nuestra cultur.a . . ,
estatlcos, abiertos o cerrados, de manera sencilla tran- El C. I . teórico que se obtiene de la aphcac10n de
quilos o invadidos, caracterizan, respectivamente Íos es- «tests» es distinto del rendimiento intelectual que se de-
pacios de los chicos y de las chicas. ' mtlesrra en la práctica . Las chicas consiguen mejores re-
sultados que los chicos a lo largo de la vida escolar y,
. No re~ulta sorprendente que Erikson , como psicoana- por lo general, hacen mejor los exámenes que ést?s. Si
lista, co~s1dere que .esta distinta utilización del espacio es se compara este rendimiento intelectual con las aptitud~s
un reflejo de las diferencias anatómicas entre los chicos para las materias concretas, resulta e~idente que las chi-
Y las chicas . Según él, el espacio interior de las chicas cas rinden más incluso en las matenas para las que los
(matriz) y exterior .de los chicos (pene) constituye para chicos suelen poseer más aptitudes. No:mal~en~~ s~ atri-
ellos .un fa.c,tor de msoslayable importancia que moldea buye esta diferencia a la superior capacidad linguistica de
su onentacio? ~el espacio exterior a sus propios cuerpos las chicas (un factor que está relacionado con la memo-
Y crea una distmta concienciación respecto al espacio en ria).
sí mismo. Sin embargo, a pesar del rendimiento generalrn~nte
superior de las chicas en la escuela, existe. una cunosa
La diferencia en orientación espacial entre los sexos
disparidad entre el rendimiento de cad~ chica y la pun-
parece, según la desc~ibe Erikson, calcada de la que los
tuación alcanzada en los «tests» que miden el C. l. (en
«tes~s.» de dependencia del campo arrojan en capacidad
los chicos se suele producir la disparidad entre los rendi-
anahti~a. En las construcciones con juguetes de Erikson, mientos y las aptitudes en materias concretas). Muchos
los chicos se caracterizaban por el uso de la altura el
trabajos revelan una mayor relación para los chicos ~ue
d.e,rrumbamie?!º• el intei:iso movimiento y su canaUza-
para las chicas entre el rendimiento y el C. I. que arroJan
cion y detenc10n, y las chicas, por el recinto de interiores
los «tests», y esta disparidad subsiste de~p~és de qu.e
estát!cos: En e~ «test» de «la silla y la habitación», la
acaba la vida escolar. Un trab ajo de segwm1ento reali-
rela.t1~,ª mcapac~dad de las chicas para distinguir entre la zado con suk_tos superdotados no reveló ninguna relación
pos1c10n de la silla y la de la habitación revela un tipo de
entre el nivel alcanzado profesionalmente y las puntua-
dependenci~ de~ ,campo que parece tener algo en común ciones e . ~ el caso de as chicas, aunque s1 existía
c~m la predi1ecc10n que demuestran las chicas por lo está- una correlación substancial en el de los chicos. Otro tra-
tico Y lo cerrado en el juego de construcción de escenas.
bajo realizado también con sujetos superdotados a los que
Por su parte, la mejor percepción de los chicos de los
se les siguió a través de la edad adulta obtuvo una estre-
planos horizontales y verticales en el «test» de «la silla
cha relación entre el C. I. y el nivel profesional para los
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99
hombre.s, p~ro para las mujeres la relación era práctica-
ment~ Inexistente, aunque ambos grupos habían tenido académica que el hombre. Ello, unido a la conducta pú- 1
el mismo .elevado C. l. en la infancia. Las ocupaciones blica de los chicos haci aellas, les hace llegar a temer que
de las m~1eres eran de poca categoría : dos tercios de las si siguen «rindiendo» de la misma manera lo pagarán con
q~e. P_?seian un C. l. de 1 7 O o más eran amas de casa u la pérdida de su femineidad, de su popularidad entre los
o~i,clillstas. Las mujeres de esta muestra sufrieron tarn- chicos.
b1en un mayor descenso de su C. I. en la adolescencia y Esta hipótesis no es puramente especulativa. Está con-
la edad adult.a que los hombres. Así, pues las chicas firmada por trabajos empíricos. Por e·emplo, el informe
parecen_ ~speaalmente propensas a rendir por debajo de de Joyce Joseph sobre las actitudes de seiscientas adoles-
sus pos1b,ilida?es en relación con la puntuación de su C. r. centesintcia-d""trabajo y el matrimonio revela cómo estas
. ¿Que sugieren estas disparidades entre el rendimien- chicas habían adquirido las tradicionales expectativas de la
to ~ntel~ctua~ por una parte y las aptitudes específicas y mujer sobre sus futuros papeles en la vida. De os ca or-
la_ mteligenc1a_ m~dida por los «tes1ts» por la otra? El ce a Jos dieciséis años, la mayoría de e as no tenía más
Pf1~er· hecho mdica que el componente lingüístico-verbal ambición ni esperaba conseguir otra cosa que no fuese el
es llilportante para el rendimiento intelectual (y ello fa- casarse y construir un hogar. No parecían ciertamente es-
vorece a las chicas), mientras que el último indica que los tar interesadas en realizar una «carrera» basada en sus
fact~res ex~ernos influencian la conversión de la inteli- rendimientos escolares, como les ocurría a los chicos. A la
gencia medida por los «tests» en rendimiento intelectual pregunta: «¿Cuál va a ser tu trabajo?» (que estaba for-
(lo que favorece a los chicos). mulada pensando en un trabajo remunerado), el 48 por
.. El rendimiento de la mujer por debajo de sus posi- 100 de las chicas de esta muestra contestó con la respues-
bilidades suele comenzar en la pubertad, mientras que el ta: «la casa». En los ensayos qu~ escribieron sobre .su
del hombre (menos frecuente) comienza normalmente vida futura, el 90 por 100 hablaba del matrimonio,
antes. El descenso en el rendimiento de las chicas se pro- mientras que el 53 por 100 mencionaba el trabajo
duce en el momento en que se acelera la diferenciación remunerado (lo que debe distinguirse de los logros pro-
hormonal entre los sexos, pero este momento es el mismo fesionales) como algo que provocaría la cólera de su
en el que a cada sexo se le inicia en importantes aspectos marido («Mi marido insistió en que dejara de trabajar»),
t de s~ pa~el d~ ,adulto; en el caso del hombre se hace o como forma de ahorrar dinero para comprar una casa,
• especial hinca~1e en el rendimiento; en el de la mujer, pero en raras ocasiones se referían al trabajo como medio
en. la conformidad. El resultado es paradójico para las satisfactorio de realizarse personalmente.
chi~as : pueden poseer la ambición y la capacidad nece- Otra importante investigación sobre las diferencias en
saria_ para al~anzar un buen expediente académico (y se la socialización de los adolescentes de distintos sexos, fue
les sigue presionando para que lo consigan en la escuela) re · ada por Aileen Schoeppe. En ella se distinguieron
pero saben perfecta~ente que el papel de la mujer adult~ cinco «tareas de esarro o» a las que se enfrentaban los
guarda menos relac10n con el rendimiento y la capacidad adolescentes: ap~n er el papel de adulto correspon-
diente a su sexo; f) onseguir independizarse de los pa-
100
101
-
dres; 3} desarrollar la conciencia y los valores morales; plarse a este último papel, a las mujeres de cualquier edad
4) eVÍrse bien con los compañeros de la misma edad, posterior a la pubertad les resulta difícil escapar de las
y 5) desarrollar destrezas intelectuales. En todos estos cin- nociones tradicionales sobre la inferioridad femenina.
co puntos hubo diferencias entre los chicos y las chicas, Por lo tanto, las ideas sobre la inferioridad del rendi-
que revelaron que la autonomía y autopreparación juegan miento intelectual femenino siguen teniendo vigencia, pero
un papel importante en el caso de ios chicos, mientras que no pueden explicar completamente las diferencias entre la
las chicas desarrollan una cualidad menos interesante, la actuación de las mujeres y la de los hombres. Otros hallaz-
conformidad. Los chicos que aceptaban abiertamente et gos unen la actuación académica de las mujeres con cuali-
papel de su sexo parecían también aceptarlo secretamen- dades de la personalidad femenina, y lo más importante
te en esta investigación, mientras que no ocurría lo mis- es que estas cualidades están relacionadas con el rendi-
mo con las chicas, lo que sugiere alguna oposición (repri- miento académico (o la falta de tal rendimiento) en am-
mida con éxito) por parte de éstos contra el papel cultu- bos sexos.
ralmente aprobado para la mujer. Examinemos dos ejemplos de esta conexión entre el
La conformidad y domesticidad, sea real o antici ada, rendimiento académico y la personalidad femenina.
parece que afecfaría de forma negativa al rendimiento aca- En primer lugar, las mujeres _parecen ser relativamen-
démico de las .mujeres. Las propias mujeres pueden ser te incapaces de valorar de forma realista sus propias ca-
muy conscientes de este problema. Un trabajo norteame- p~des. En un test en el que se pregunta al sujeto cómo
ricano informa de que más de la mitad de una muestra de cree que va a rendir en una nueva tarea, los muchachos
163 alumnas universitarias pretendían ser intelectuales in- piensan que serán sus propias capacidades las que les pro-
feriores a los chicos con los que salían, el 14 por 100 con porcionarán éxito, y la estimación que de ellas hacen suele
mucha frecuencia y el 43 por 100 algunas veces. Un tra- guardar proporción con su C. I. Pero en el caso de las
bajo anterior realizado en otro lugar de los Estados Uni- muchachas no ocurre lo mismo, puesto que éstas suelen
dos obtenía resultados semejantes, lo que sugiere que se pensar que su rendimiento depende más de la suerte.
trata de una costumbre muy extendida. Como indica el En segundo lugar, las chicas parecen tener más miedo
autor de este trabajo, lo que hace que las mujeres rindan al fracaso que los chicos, y son más afectadas por él. Los
por debajo de sus posibilidades es el resultado del con- chico se crecen ante un desafío intelectual, las muºeres
flicto de los diferentes papeles. Por una parte, el papel abandonan la pelea. Un trabajo realizado con niños y ni-
que es exige un rendimiento académico elimina parcial- ñas de tres a nueve años obtuvo como resultado que cuan-
mente la diferenciación en razón del sexo, por otra, la ne- do se podía elegir entre volver a realizar las tareas en las
cesidad de ser popular entre los chicos es una faceta de un que se había fracasado anteriormente u otras en las que se
papel estrictamente femenino, que implica dependencia acababa de obtener éxito, las niñas elegían más a menudo
más que independencia. (Los chicos que son populares la segunda posibilidad, y los niños la primera. Esta reac-
entre sus compañeros son independientes, mientras que ción persiste a través de la vida como una respuesta ritua-
las chicas populares no lo son). Como resultado de ~co- lizada, de tal forma que en un trabajo con mujeres univer-

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sitarias se observó que éstas eran menos capaces de reali- dre. Desde entonces, la hipótesis de que la superioridad
zar una tarea difícil si se les decía que lo estaban hacien- verbal de las chicas (y los chicos superprotegidos) es debi-
do mal. da a la intimidad con la madre 00 ha sido confirmada
La incapacidad de juzgar con objetividad sus propias por las pocas pruebas de que se' dispone en este terreno
realizaciones, y el ser afectadas negativamente por el mie- (aunque tampoco ha sido desnientida). Sin embargo, la
do al fracaso, son cualidades que conducen a un rendi- relación que Levy observó entre dependencia de la madre
miento inferior. Son también cualidades que se dan con y la relativa escasez de capacidad analítica ha sido confir-
mayor frecuencia en nuestra cuJtura entre las mujeres mada en la actualidad. Vitk:in y sus colaboradores, que
que entre los hombres, si bien los hombres que las pa- son los responsables de la mayor parte de la investigación
decen están sujetos a un rendimiento deteriorado exac- llevada a cabo en este área (en la que se producen las di-
tamente de la misma manera. Si nos fijamos más atenta- ferencias más consistentes entre los sexos), han demos-
mente en los orígenes del rendimiento, descubrimos que trado que la dependencia del carnpo y la incapacidad para
tanto el elevado rendimiento intelectual en sí núsmo como descomponer un conjunto están correlacionadas con la de-
una alta correlación entre el rendimiento y el C. I., están pendencia en las relaciones intetpersonales, la sugestiona-
asociados tanto en el hombre como en la mujer con : 1) gr- bilidad , la conformidad y la falta de confianza en u no mis-
nerat ausenCiaae epen encía; 2) , identíf icación durante mo, tanto en los hombres como en las mujeres. Por lo
la infancia con el progenitor dél sexo opuesto . Este des- tanto, el descubrimiento de que más mujeres · que hom-
cubrimiento tiene, por supuesto, una gran importancia bres se encuentran sometidas a la dependencia del campo
para el debate sobre el origen de las diferencias entre los y rinden por debajo de sus posibilidades según su C. I. no
sexos en el funcionamiento intelectual. Sugiere que estas sugiere que exista relación entre la inteligencia y los fac-
diferencias van estrechamente unidas a las diferencias de tores biológicos. Lo que sí sugiere, por el contrario, es
personalidad, y si éstas a su vez no vienen determinadas una· relación entre la personalidad y el ser hombre o mu-
por factores biológicos --como parece bastante seguro a jer; pero a menos que se pueda dernostrar que esta rela-
la vista de las pruebas aportadas en el capítulo 2- tam- ~ión viene determinada biológicamente de alguna manera,
poco resulta probable que las· diferencias en inteligencia no es posible utilizarla para argumentar que las diferen-
vengan determinadas por estos factores. cias entre los sexos en rendimiento intelectual y orienta-
David Levy señaló en 1943 cómo los niños superpro- ción espacial son independientes de Ja cultura y del apren-
tegidos por las madres que son alentados a la dependen- dizaje.
cia, se asemejan a las niñas en el rendimiento académico ¿Se pueden relacionar las cualidades de personalidad
y la capacidad intelectual. Estos chicos eran mejores que que van asociadas a un bajo rendirniento y la dependen-
los <<normales» en vocabulario y capacidad de lectura, e cia del campo con rasgos concretos de la conducta mater-
inferiores en capacidad científica y aritmética y en su ren- na que inhiben la indepe_ndencia personal de los niños y
dimiento. Levy sugirió que esta reducción de masculini- las niñas?
dad intelectual se debía a la estrecha relación con la ma- Se ha observado la conducta que exteriorizan las ma-
104 105
dres hacia sus hijas cuando éstas resuelven problemas. fundamental en el estudio del funcionamiento intelectual
Parece ser que las madres de las chicas que son buenas es más bien un conjunto de cualidades que se derivan del
resolviendo tareas espaciales dejan a éstas solas para que tipo de identificación que el niño o niña desarrolla con
lo hagan por sí mismas, mientras que las de las chicas sus padres. Tanto en los muchachos como en las mucha-
que lo hacen peor se entrometen en su trabajo: les dan su- chas la identificación con el padre del sexo opuesto va
gerencias, les alaban si lo hacen bien y les critican si lo
unida a un alto grado de rendimiento intelectual.
hacen mal (por cierto, este último grupo de chicas tiende La mayor parte de los tests sobre masculinidad-femi-
también a poseer una mayor capacidad verbal). Aunque
nidad, como el creado por Terman y Miles, indic:~n q~e
cabe la posibilidad de que la conducta de las madres sea los hombres más inteligentes obtienen una puntuac1on mas
una r~spuesta a las propias dificultades de la hija, sus ex- elevada en femineidad y más baja en masculinidad, en ~ela­
pectativas pueden afectar también al potencial de la nifia,
ción con sus compañeros menos inteligentes. Las muJe_r~s
transmitiéndoles miedo al fracaso y falta de autoconfian- inteligentes obtienen una puntuación elevada en masculin~­
za. Es posible que las madres respondan de esta manera dad, pero al mismo tiempo también la obtienen en fe~­
ante sus hijas porque se identifican más con ellas que con
neidad. Aquí masculinidad parece equipa~arse con _«d?m1-
su_s hijos, y porque quizás proyecten en ellas su propio
nio» y «motivación para el rendimiento», y la femme1dad
ffiledo al fracaso y su falta de confianza; si ello es así, es con una conducta relativamente «adulta» (la opuesta al
probable que estos rasgos de la conducta femenina se per- infantilismo). Este tipo de «femineidad » de los hombres y
petúen dur~nte generaciones. Según otra investigación, el «masculinidad» de las mujeres no se refiere a la sexuali-
factor crucial que genera la independencia de las chicas dad de los individuos, sino a la medida en que compar-
-y por lo tanto, su rendimiento intelectual- es «la li- ten los intereses y actividades del otro sexo. Usando esta
bertad de divagar y explorar», es decir, una ausencia de
restricciones maternales. definición de identificación de las personas de un sexo
con las del otro un investigador descubrió, al estudiar las
De hecho la correlación entre independencia y capaci- diferencias entre los sexos en capacidad analítica, que los
dad analítica es frecuentemente más elevada en los hom-
hombres que obtienen una puntuación alta en ~ test de
bre~ que en las mujeres. Por. ejemplo, una investigación figuras ocultas (el sujeto ha de encontrar una figura sen-
real12ada para hallar los factores de personalidad asocia-
cilla dentro de otra mayor) se habían identificado con sus
dos al aumento progresivo del C. I. puso de manifiesto
madres más que con sus padres. Las mujeres con una ele-
que la independencia era un factor que se daba en ambos
vada capacidad analítica se habían identificado con sus
sexos, pero la relación era mayor en el caso de los chicos.
padres. Un trabajo anterior sobre autobiografías de m_u-
Por lo tanto, es muy posible que la educación más inde-
pendiente que por lo general reciben los chicos explique
a
jeres que destacaron en las matemáticas seña a el IlllS-
mo apego hacia los intereses y activilla es de s~s adres.
la superioridad de los hombres en el razonamiento
analítico. Y los trabajos sobre ·nos y niñas que relacionan _l~s
medidas generales de C. l. con los intereses por las act1v1-
El otro rasgo de la personalidad que ha resultado ser dades del sexo opuesto han revelado que las chicas inteli-
106
107
1

un principio de resolución de problemas y de reestructu-


gentes suelen divertirse más con los juegos de los chicos ración del campo.
que con los de las chicas. Existen algunas pruebas que apoyan esta hipótesis de
David Lynn ofrece una fascinante explicación sobre la Lynn, por ejemplo, el hallazgo <le Levy de que los niños
importancia de la identificación de las personas de un superprotegidos que no se han identificado con sus pa-
sexo con las del sexo opuesto en el desarrollo de la ca- dres de la forma normal se asemejan a las niñas en su
capacidad analítica. orientación intelectual. Lynn no indica que también las
Lynn parte del axioma de que el desarrollo de la mas- chicas pueden desarrollar sus capacidades de resolución
culinidad y la femineidad en los niños y las niñas se consi- de problemas a través de Ja identificación con su padre;
gue a través del proceso de identificación, es decir, a ciertamente, él emplea su idea para explicar las dife-
través de la interiorización de los papeles masculino o rencias entre los sexos en cuanto a capacidad intelectual.
femenino del progenitor correspondiente. Según él, la Pero, ¿es posible que la identificación con el sexo opues-
identificación de la chica con su madre es equivalente, en to de las chicas que consiguen altos rendimientos conlle-
términos de aprendizaje, a una «lección», mientras que la ve la misma explicación? Las mujeres que se identifican
del chico con su padre es un «problema». Los dos son con los intereses y actividades de los hombres pueden
diferentes porque el ambiente en el que crecen ambos es haber realizado una reestructuración del campo de la mis-
sexualmente asimétrico: tanto las niñas como los niños ma forma, aunque no exactamente con las mismas con-
son criados por la madre, mientras que el padre está secuencias. Al ir más allá de las relaciones con la madre
ausente en el trabajo la mayor parte del tiempo. Así, pues, y cultivar en sí mismos aspectos del papel del padre, am-
el niño pequeño tiene que «descomponer el conjunto», bos sexos están independizándose de su campo percep-
rechazar su dependencia de las mujeres (madre, criada, tual inmediato. Ello queda confirmado por el análisis de
profesora) e identificarse con la masculinidad relativa- las diferencias entre los sexos en la resolución de proble-
mente «externa» que representa un padre ausente por el mas. Estas diferencias tan sólo son significativas cuando
trabajo. Según Lynn: la tarea implica el superar un contexto, es decir, descom-
«La niña adquiere un método de aprendizaje que fun- poner un conjunto.
damentalmente implica: a) una relación personal; b) imi- Esto cuadra con las pruebas que indican que la dife-
tación más que reestructuración del campo, y c) abstrac- rencia más impresionante entre los sexos en el rendirrüen-
ción de los principios. Por su parte, el niño adquiere un to intelectual aparece en los momentos en que se presiona
método diferente de aprendizaje gue fundamentalmente a las chicas con mayor fuerza para que se adapten a su pa-
implica~· a) definición del objetivo; b) reestructuración
pel femenino. Las niñas de cinco a diez años de edad son
del campo, y c) abstracción de los principios.» menos femeninas en sus intereses y actividades preferidas
de lo que lo serán en los años siguientes: hacen menos di-
Por lo tanto el hombre adquiere su capacidad analíti- ferencias que los chicos entre actividades masculinas y
ca de la forma más difícil: para tomar posesión de su pa- femeninas. Sin embargo, a medida que se acerca y va
pel masculino tiene, como primer paso, que hacer uso de
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108
l l

transcurriendo la pubertad ocurren los siguientes hechos: mujeres. Pero la fisiología no explica ni la diferencia en
í) ;se produce una considerable presión (por parte de los capacidad espacial, que es la diferencia más duradera en-
padres, los profesores, las compañeras y los chicos) para tre los sexos en relación con la inteligencia, ni las fluc-
que sean «femeninas»; 2) e rendimiento desciende; 3) ~a tuantes correlaciones entre el C. I. y el rendimiento in-
correlación entre rendimiento y C. I. desciende también. telectual, por lo que necesitamos evidentemente otro
1
Dicho con otras palabras, a medida que aumenta la iden- tipo de explicación.
tificación con las mujeres y la «femineidad», las chicas Una teoría, sin comprobar hasta la fecha, indica que
se vuelven más femeninas en su orientación intelectual. las realizaciones intelectuales de las chicas son controla-
Witkin y sus colegas comentan, en su examen de las di- das más estrechamente por la genética que las de los chi-
ferencias entre los sexos, que sus hallazgos sobre la mayor cos, las cuales realizaciones intelectuales sufren mayor in-
dependencia del campo en las mujeres no se pueden pro- fluencia del impacto ambiental. Las semejanzas en el
bar antes de los ocho años. Existen algunas pruebas de coeficiente de inteligencia entre los padres y los hijos
que en este grupo de menor edad no se dan diferencias se consolidan antes en las chicas que en los chicos (los
significativas entre los sexos, al igual que tampoco se pro- chicos la alcanzan hacia los seis años) y la conducta de
ducen entre los ancianos. El período de mayor dependen- la madre durante los primeros años parece tener una
cia del campo entre las mujeres ocurre al comienzo de influencia más duradera en las puntua~iones del C. I. de
la edad adulta, cuando está en su punto álgido la diferen- los chicos que en las de las chicas . Bayley y Schaeffer, res-
ciación de los papeles entre los sexos. ponsables de esta teoría, han mostrado, reanalizando los
Estas explicaciones de las diferencias intelectuales datos sobre niños y niñas adoptados, que la correlación
entre los sexos se centran en el efecto de la educación, entre el C. I. de ambos y los de sus padres naturales es
pero existen también otras basados en factores biológicos significativa en el caso de las chicas, pero no en el de los
que tienen cierto peso. chicos.
El plan general del desarrollo de los chicos es dife- El doctor John Money, en su inestimable libro sobre
rente del de las chicas, por lo que sería de esperar que el la intersexualidad en Norteamérica, pretende haber descu-
desarrollo de la inteligencia y el rendimiento siguiese tam- bierto un componente de la inteligencia que se halla bajo
bién un modelo diferente para cada sexo. Durante la in- un control genético directo . Se trata de una incapacidad
fancia, cada avance tiene que esperar a que las estructu- que a semejanza del daltonismo (1) él denominó «ceguera
ras físicas implicadas estén completas; un niño de ti:es para el espacio-forma», y que parece ir unida a los genes
años no puede doblar un papel diagonalmente, pero uno localizados en el cromosoma X. Afecta a las personas que
de cuatro sí puede hacerlo. Por lo general, las diferencias no poseen uno de los dos cromosomas sexuales (se les
entre los sexos en el desarrollo de la inteligencia evolucio- denomina (XO), y Money ha descubierto entre aquéllas una
nan simultáneamente con el desarrollo fisiológico. Así,
las niñas hablan antes porque las estructuras cerebrales ( 1) La traducción directa del inglés es «Ceguera para los colores.»
necesarias para el habla tienden a madurar antes en las (N . de la T.)

110 111
fuerte tendencia a tener una inteligencia no verbal muy
inferior a la verbal (en general, su inteligencia es casi nor- la apariencia normal de mujer). Así, pue~, se vieron so-
mal). Alcanzan puntuaciones altas tanto en C. I. verbal metidas a todas las expectativas y presiones n?rmales
como en comprensión verbal, pero, por el contrario, las para su sexo, y sus modelos de orientac~ón especial mar-
obtienen bajas en el C. I. de realización, en capacidad de cadamente femeninos podrían haber sido conformados
concentración y en organización perceptiva. Estos pacien- por la educación en la misma medida en que lo son los
tes son bastante ineptos mecánicamente e incapaces de de cualquier otra mujer. . , .
resolver problemas que supongan buscar relaciones ló- En general, se descono~e e~ mec~rusmo genetico qu~
gicas entre espacios y formas. produce las diferencias_ en rnteligencia entre los sexos,. s~
A pesar de que esta relación específica entre una de- es que existe tal mecamsmo, aunque se recon,o~e que la rn
ficiente constitución cromosomática y una incapacidad in- teligencia de todos los niños se hereda genetlcamente de
telectual constituye un caso especial, ¿qué conclusiones IOE padres, hasta un cierto límite: ~ll~ puede observ~rse
podemos sacar de ella? A primera vista la correlación en los trabajos sobre gemelos uruvltelin~s educados Jun-
entre estos tipos de C. I. y la ausencia de un cromosoma tos y por separado (aunque e~tos trab_a1os revela~ tam-
sexual parecería abonar la idea de que el intelecto sexual bién que las condiciones ambientales juegan un _Impo~­
está en cierta medida controlado genéticamente por lo~ tante papel, si bien este hecho es cornpleme_ntar~o m~s
cromosomas sexuales. Siguiendo esta teoría, lo que hizo que contradictorio). Un component~ de la mtelige~aa
que el sistema nervioso central se desarrollara de acuerdo general que está estrechamente relacionado con la onen-
con el modelo típico de la mujer en estos pacientes, fue tación espacial y que es uno de los rasgos intelectuale~ d~
la ausencia de hormonas de hombre durante el período que carecen las personas con croi:riosoma X~, .la capaada
crítico anterior al nacimiento. (Parece ser que se le ha - mecánica parece venir determmado genettcarnente en
dado mayor importancia e.l hecho de que algunos de ellos cierta m~dida. Los gemelos univitelinos se parecen mucho
arrojasen una predisposición hacia la masculinidad bioló- más en este rasgo que los bivitelinos, inc.luso cuando l?s
gica en el test de la cromatina, por la ausencia del cromo- miembros de cada par de gemelos son criados en el mis-
soma Y del varón.) mo hogar. . d d dºf
A partir de lo dicho se puede especular que Jos cro- Pero la mayoría de las teorías que partten o ~ 1 e-
mosomas producen diferencias en cognición entre los rencias observadas respecto a alguna ~apacidad defie??en
sexos, a través del mecanismo de las hormonas. Sin em- la existencia de diferencias innatas ba10 control genetlco,
bargo, en contra de esto habrá que decir que las pruebas carecen de pruebas en que apoyarse, y _son pura especu-
relacionadas con la diferenciación del sistema nervioso lación tanto si intentan explicar diferencias entre las raz:i_s
central entre los sexos no son aún concluyentes, y además como 'entre los sexos. Estas teorías co~n,d~n los re_s -
hay que tener en cuenta el hecho de que todas estas per- tados concretos con las explicaciones h1potetlcas. O~iten
sonas con deficiencias cromosomáticas fueron educadas también frecuentemente una descripción d~l mec~rnsmo
como niñas normales (ya que sus órganos genitales tenían concreto que según ellas actúa para producir las diferen-
I 12
cias de que se trate.
113
Una de estas teorías es la explicación que da Erikson
sobre las niñas y los niños en el juego de construir una énfasis al hecho con frecuencia no suficientemente valo-
escena; aunque de hecho este autor no afirma que las di- rado, de que la' mayor parte de las diferenc~as entre los
ferencias sean innatas, la estrecha relación entre estas sexos, aunque resulten significativ~s e~ta~~ttcamente, no
diferencias y el plan de desarrollo significa que nos está son tan grandes como las diferencias_ mdiv~duales dentro
ofreciendo una explicación general de tipo biológico. de cada sexo. De esta manera, las diferencias en percep-
Las palabras que subraya en la descripción de las cons- ción entre los hombres y las mujeres son pequeñas si. se
trucciones de las niñas hacen referencia a la relegación comparan con las que en encuentran entre los propios
de la mujer en nuestra sociedad, a las ocupaciones inte- hombres o mujeres. . .
riores, domésticas y sedentarias. En las construcciones de Evidentemente, lo que necesitamos es una m~est1ga­
los niños las palabras subrayadas hacen referencia a acti- ción sobre los modelos de inteligencia que pre~ornma? en
vidad, agresión, autoproyección, exterioridad y objetivos otras culturas, junto con un análisis. de las apt1t~_?es rnte-
varoniles. Al enfrentarse a estos resultados la pregunta lectuales de cada sexo, en donde existan. T~mhi:n se. ne-
que este autor se formula es: «¿Sugiere la anatomía del cesita un estudio sobre la relación entre la rntehgenc1~,Y
hombre y de la mujer alguna dierencia de este tipo?» Pero la personalidad en otras sociedades, y~ que esta relac1on
ha constituido uno de los puntos mas rmportantes q~e
no se le ocurre preguntarse: «¿Cómo traducen los chicos
y las chicas estas diferencias anatómicas a diferencias de ha ofrecido la investigación dentro de nuestra propia
actividades e intereses tan detallados y concretos?», o aún sociedad.
otra pregunta más pertinente: a_¿]?or qué estas diferen- Una suposición inteligente podría se~ la de que tal in-
cias son tan exactamente paralelas a los papeJes que la vestigación no demostraría de forma umversal la pres~~­
sociedad determina para el hombre y la mujetlJLos niños cia de diferenciás en inteligencia entre los sexos. Tamb1en
y las niñas de la muestra de Erikson habían dispuesto ya podemos aventurar que esta conclusión negativa se debe-
de mucho tiempo para observar las diferencias entre los ría tanto a las variaciones entre los modelos de persona-
papeles del hombre y los de la mujer, y también para in- lidad masculinos y femeninos en las dist~tas. ci:I~ras,
corporarlas a sus propios juegos. Siendo de edades com- como a las tremendas variaciones en dotac10n mdiv1dual
prendidas entre los diez y los doce afias, resultaban dema- entre los seres humanos en general.
siado mayores para ser utilizados con miras a estudiar la
posibilidad de que existan diferencias sexuales innatas.
El tipo de interpretación que Erikson ofrece ha teni-
do mucha influencia. Witkin y sus colaboradores, que son
los responsables de la mayor parte del trabajo realizado
sobre diferencias entre los sexos en la percepción espacial,
la tuvieron en cuenta en 1954; pero en 1962 la descarta-
ron en favor de las «presiones sociales», dando especial
114
115
4. SEXUALIDAD

Como ha observado un eminente antropólogo, el tér-


mino «sexo» no es especialmente útil para el aná1isis de
las culturas. Una cultura debe reproducirse si quiere so-
brevivir, y la copulación es la única forma de conseguirlo.
Pero lo que se define como «sexual» varía infinitamente
de un c otra o en ·stmtos períodos historicos
dentro de la misma cultura. -
Por ejemplo, en la época victoriana se les negó com-
pletamente su propia sexualidad a una gran cantidad de
mujeres occidentales; sin embargo, en el siglo XX ha apa-
recido (o reaparecido, tras las inhibiciones de los si-
glos xv111 y XIX) el derecho de la mujer a la sexualidad,
que ha sido definida, al menos en parte, de acuerdo con
sus propias necesidades sexuales. A la dama victoriana no
se la suponían deseos sexuales, de aquí su paradójica 'utili-
zación como objeto sexual para satisfacción del hombre .
Su heredera del siglo xx, por el contrario, posee un cam-
po más amplio de sexualidad, que se extiende más allá
del dormitorio hacia todo un mundo de significado sexual
y erótico, comercialmente orientado.
Los términos «sexo » y «sexual» se prestan a una
confusión constante. El di~ dice de la palabra
«sexua >>" e, perteneciente a, o basado en, el sexo o
los sexos, o en la distinción de los sexos; perteneciente a
- 117
la generación o copulación.» Quizás no resulte sorpren-
dente que exista confusión entre estas dos palabras, ya . f ememna
En cualquier revista · y en casi todasal las no-
d
que «sexo» (cualidad de varón o hembra desde un punto ._ l tema de las relaciones sexu es pue e
velas que traten e . t ·nos siguen te-
de vista füoló · o) y «sexualidad» (conducta relacionada f , ilmente comprobarse que estos estere~ Ir_ -
con la copulación) estáñ muy estrechamen e vmcu a as. ac h b
niendo vigencia. Muchos om res y - mujeres se compor
ue-
La c a es «sexual» si se refiere al tipo de relación l'dad según dichos estereotipos, como se p
entre el hombre y la mujer en la que la copulación es, tan en a .rea i 1 tipo de problemas psicológicos que
~:n:~rf~;•;e:.~:.~ de cada sexo en relac.ión con :~ :e:;:;
3
o podría ser, o es imaginada como si fuera, un elemento
fundamental. La «sexualidad» describe toda el área de la
personalidad relaaona conducta sexual. lidad . (La incapacidad de algu~as mu¡eresdp del hecho
precauciones contraceptivas · proviene a menu
d d' 0. . pro
Para que acopulación se produzca, tanto el hom- de Ue o no quieren, o no son capaces, e ing1r s~f. -
bre como la mujer han de tener cierta propensión hacia
la conducta sexual, pero normaLnent s iensa que es ia qsexualidad: piensan que admltH · · que están plam ican-
propensión es distinta en el hombre y en la mujer. Al pd . , incluso que desean- h acer el amor,. es
o -o quizas h ersonas «Hn-
igual que en otros campos, el hombre posee mayor agre- inmoral y sigue significando para mue as p d
sividad en Ja esfei:a de la se:xualida : os om res imcian .
propio e ud na dama» o «poco
. femenino»
. a pesar e que
el contacto sexual y dan, si no de hecho, al menos simbó- ha a pasado ya la época victonana.) .
licamente, el paso agresivo de la penetración vaginal, y ¿Que, sa b emos so bre el impulso
~do sexual en
; las mujeres,
p ación
hazaña que es posible incluso con una compañera frígida. sobre los pro sos- fisiológico~-uupuLa Is tl~ a bres las
Los hombres son los que asumen la posición dominante y el orgasmo? ¿Podemos afirmar que os om t ;>
durante el coito; y los que piden a las mujeres que se mujeres son biológicamente 3wtes en estos aspee os.
acuesten con ellos, o se casen con ellos, o ambas cosas
a la vez, peticiones que no hacen las mujeres. D 1-954.William M~ y Viq~inia Johnson han
es e -:r: d' J puesta sexua1 d e ¡ v ro' 1 -
Se supone que la sexualidad femenina radica en su venido estu01an °
-:J
ª res
t
· 'f'
e vista oent1 ICO.
Después
receptivi a , y esto no es tan só o cuestión e su aber- bra humanos desue un pun o . 2 mu'eres de eda-
tura \Ulgina . se extiende a toda 1a estructura ae a per- de investigar la respuestt s-~a~ d~o3y los s~tenta y ocho
sonalidad femenina en cuanto dependiente, pasiva, no des comprendidas entre os ec1~dos entre los veintiuno
agresiva y sum ha defendido que la sexualidad fe- - d 312 hombres compren b
menina implica una larga excitación y una lenta satisfac- anos,
1 y henta
e y nueve anos,- e scribieron un ensayo so b re
ción, un inferior impulso sexual, suceptibilidad a la de- y odif~oc . imilitudes de las ~espuestas del hQ!!L.!e
pendencia del campo (un niño que grite distrae su aten- las erenc1as y s ., al En este ensayo des-
d 1 · te la tens10n sexu ·
ción), y un idealismo romántico más bien que un lascivo y e a mujer an tibles en las respuestas sexua-
materialismo. Las mujeres son psicológicamente, no me- criben cuatro fases percep . . , I de meseta la or-
les de ambos:-J.a ase e exc1tac1on, a _:,_
nos que anatómicamente, incapaces de violar. gásmica y la resolutiva.
118
119
Fase de excitación En la primera fase, la excitación puede aparecer en el
- Erección de los pezones hombre'" o la mu1er como respuesta a cualquier tipo de es-
(30 %) . - Erección de los pe2ones, ru-
timulación sexual, sea física o psíquica. La estimulación
bor a causa de la tensión
sexual ( 25 % ). sexual produce una erección en los varones que tarda en
aparecer de tres a ocho segundos, y una lubricación vagi-
Fase de meseta nal en las mujeres que queda patente entre los cinco y
Rubor a causa de la tensión los quince segundos. Estas primeras respuestas pueden
sexual (25 % ). - Rubor a causa de la tensión desaparecer si se prolonga esta fase.
- Espasmo carpopédico. sexual (75 % ).
- Espasmo carpopédico. En la segunda la fase de meseta, se intensifica el gra-
do de te~~Jas mujeres. Se produce
- Tensión esqueleto-muscular
generalizada. - Tensión esqueleto-muscular
- Hiperventilación. generalizada. congestión vascular tanto superficial como profunda (se
- Hiperventilación. dilatan los vasos sanguíneos) en los órganos pélvü::os y
Taquicardia (100 a 160/mi-
nuto) . - Taquicardia (100 a 160/mi-
nuto). a través de todo el cuerpo. Se puede perder la capacidad
para responder a estímulos no sexuales poco importantes.
Fase orgásmica Si se detiene la estimulación eficaz en este momento, se
- Con tracciones esqueleto- producirá probablemente una larga y frustrante fase de
m~sculares específicas. - Contracciones esqueleto-
m~sculares especificas. resolución tanto en el hombre como en la mujer.
- Hiperventilación.
Taquicardia (150 a 180/mi- - H1perventilación. En la fa se orgásmica, el orgasmo se prolonga de ocho
nuro). - Taquicardia (110 a 180/mi- a diez Contracdone de los órganos pertinentes en am-
nuro).
bos sexos, aunque el de la mujer continúa por más tiem-
Fase resolutiva po. Alrededor del 50 por 100 de las mujeres pueden te-
- Reacción de transpiración ner otro orgasmo inmediatamente después, mientras que
(30 a 40 %). - Reacción de transpiración en los hombres esta probabilidad tan sólo existe en muy
Hiperven tilación . (30 a 40 %).
- Hiperventilación. pocos casos.
- Taquicardia (150 a 180/mi-
nuto). - Taquicardia ( 150 a 180/mi- En la fase resolutiva, que sigue al orgasmo, desapare-
nuto).
cen tas Senales fisiológicas de tensión sexual, bien lenta-
CUADRO 7 .-Reacciones generales del mente si la excitación fue aumentando poco a poco du-
sexual. Las respuestas de lo cuerpo en la respuesta
la izquierda y las de las he~barones ¡3P~rectn en la columna de rante la primera fase, o rápidamente si el ascenso al or-
car~opédico = contracción in~~lu:~ar~a ª1 derec~a. (Espasmo d gasmo fue rápido. En ninguno de los dos sexos existe
muneca y el pie; hiperventilación - . e . ~s ~u~culos de la relación entre el tipo de estimulación y la intensidad o
voca un exceso de dióxido d b
respiracion rap1da que pro-
duración de la respuesta. Las reacciones fisiológicas son
dia = aceleración del ritmo ;ar%r on)o en la sangre; taquicar-
aco. idénticas para el coito, la masturbación o las fantasías.
En el cuadro 7 se ofrecen las semejanzas en las reacciones
120
121
1 l

corporales de tipo general que se dan entre los hombres incapacidad de muchas mujeres para alcanzar el orgasmo
y las mujeres. en la relación sexual, y sugieren (al igual que los datos de
Kirisey, en su Conducta sexual de la hembra humana, Masters y Johnson) que existe una igualdad fisiológica
hace una comparación sim~ entre los ciclos de respues- en la reacción sexual de los hombres y las mujeres que
ta sexual de los hombres y las mujeres. En concreto, ob- de alguna forma se pierde o distorsiona a causa del condi-
servó que las diferencias anatómicas no eran muy impor- cionamiento.
tantes en este campo, ya que el clítoris está equipado con Debemos a Kinsey la investigación básica que nos
un sistema d enervios sensoriales tan numerosos y exten- permite relacionar las aparentes diferencias en la capa-
sos como los del pene, si es que no más. Kinsey dice: cidad de ambos sexos para alcanzar el orgasmo, con sus
«.Los labios menores y el vestíbulo de la vagina propor- muy distintos tipos de experiencias.
c10nan áreas sensibles más extensivas en la mujer de las Los varones alcanzan su punto más elevado de activi-
que se pueden encontrar en otra estructura homologa- dad sexual (medida por la frecuencia de orgasmo a través
ble del .hombre. Cualquier tipo de ventaja que pudiera del coito, la masturbación o las caricias) tres o cuatro años
propor~1onar el mayor tamaño del pene del hombre, después del inicio de la pubertad. Las mujeres lo alcan-
queda igualada o compensada por la mayor extensión de zan más tarde, alrededor de los treinta años. La actividad
las áreas táctilmente sensibles de los órganos genitales sexual de las mujeres tiende a variar según su estado civil.
de la mujer.» La masturbación aumenta a causa del matrimonio, la edad
Al considerar la fisiología de la respuesta sexual, ob- del marido, y especialmente del divorcio y la viudez. En
~erva que no existen diferencias perceptibles, que las mu- la muestra de Kinsey, el 28 por 100 de las mujeres de
¡eres parecen capaces de alcanzar el orgasmo tan rápida- quince años, el 40 por 100 de las de más de veinte, y
mente como los hombres, y que «la afirmación habitual el 62 por 100 de las de más de cuarenta se habían mastur-
de que la mujer es más lenta en alcanzar el orgasmo no bado. Entre los veinte y los cincuenta años, la frecuencia
se puede justificar con ninguno de los datos que hemos de las masturbaciones es estable para las mujeres, con
podido obtener» . pocas variaciones relativamente. La frecuencia más alta
Concluye señalando: «A pesar del hincapié que se de las masturbaciones para los hombres, que no está rela-
suele hacer en casi todas partes en las supuestas diferen- cionada con su estado civil, desciende después de los die-
cias entre la sexualidad del hombre y la de la mujer, no ciocho o veinte años.
hemos logrado encontrar ninguna base anatómica o fisio- Estas diferencias respecto a las experiencias sexuales
lógica en que fundamentar tales diferencias.» están relacionadas con las experiencias en capacidad para
Fue Kinsey el que observó que durante la masturba- alcanzar el orgasmo y ayudan a explicarlas. La capacid~
ción la mujer tarda el mismo tiempo qu-elhom re en de responder sexualmente viene dada, al menos parcial-
alcanzar el orgasmo --entre dos y cuatro minuto-. Estas mente, en función de la experiem:fa que ah tenido las
declaraciones resu tan extrañamente contradictorias con personas de ambos sexos, y cóniOlas mujere comienzan
la gran cantidad de pruebas de que disponemos sobre la después que los hombres a practicar todas las formas de
122 123
1

actividad sexual -masturbación c . . .


. ' anCias, con o sm or-
gasmo, .Y coito-, s?n, por lo tanto, más lentas en alcan- sexual. La mayoría de las chicas están más ligadas emo-
zar el ruvel «masculino» de respuesta sexual s1· odif. cionalmente a sus familias que los chicos: para ellas el
C
an 1as c1·t ras teruen
· do en cuenta Ja dif · . sed m t-
valor de lealtad a la familia y de acatar las pautas de con-
riencia entre ambos s erenc1a e expe-
1 ., 1 exos, sus respuestas ante la estimu- ducta dadas por los padres, resultan más importantes que
acion sexua resultan muy semejantes. para los chicos.
. De edstos d~to~ se desprende claramente que las mu- Una comparación entre muchachos y muchachas expe-
jeres tar an mas tiempo 1 h b rimentados sexualmente, revela que : « . . .las chicas con
. bil 1ºd ad d e su ,
excita qae os. lom res en descubrir la
. s organos gernta es, y que para lograrlo experiencia sexual habían rechazado las influencias fami-
parecen necesitar la ayuda de un hombr liares en mayor grado que los chicos . Las relaciones de
~esarrollo más lento de la sexualidad ge:it¿1Sea dÍbe este éstas con ambos padres eran a menudo tirantes, y resul-
J eres ] · fal d a e as mu- taba menos probable que recibieran consejos de ellos en
( •
s e at1va

ta e ex erienci·a ;>·,<'.• o la f aa
t d eex
penenc1a es un ref ejo de que la madur . , d - asuntos sexuales, y si los recibían, existían más posibili-
t · Jºd d . ac1on e su po-
encia I a para excitarse sexualmente es dif , dades de que los rechazaran».
lenta? erent~ y mas
En otras palabras, la situación familiar de la chica . .J
media implica una influencia mucho más restrictiva para /
Experiencia el desarrollo de la conducta sexual que la del chico medio.
Hombres Mujeres
Sin experiencia . . . . .. Para alcanzar el nivel de experiencia sexual que poseen
Caricias . . . . . . . . . . . . · · · 69 37 los chicos, una chica tiene que rechazar abiertamente la \
Caricias con orgasmo : .· .· _" _" .· : _" _" : : _" : .": : : : 82
78
53
74
influencia familiar. J
Por lo tanto, no resulta sorprendente encontrarse con
~~oi;nbres = estu?iantes varones, total 931.) que la mayoría de las conductas anómalas de las jóvenes
UJeres = estudiantes hembras, total 337.)
adolescentes son delitos sexuales (lo que no ocurre en el
CUADRO 8.-Este cuadro mues l . caso de los chicos). Los delitos sexuales representan una
con distintos grados de exp . . tra e alporcentaJe de personas
el coito. (Ninguna de ellas eÍ1enh1ab'sexu q_ue deseaban efectuar cantidad situada entre los dos tercios y los tres cuartos
o a Ia experimentado realmente.) de todos los actos delictivos cometidos por los adoles-
centes. Además , mientras que la mayoría de los delitos
Michael Schofield, en La conducta se sexuales cometidos por los muchachos implican desvia-
venes relacio ' 1 , s o-
han , .d no e numero . de experiencias se·xuales que ciones sexuales, los cometidos por las chicas so.ó ilícitos,
teru o un grupo de chicas y chicos y la edad a ue pero por lo demás normales (es decir, están relacionados
~~:~nz;on ~s~~s experiencias, con sus situaciones fa~i­ con el coito heterosexual) .
trolado escu no ~ue, por lo general , la familia ha con- Todo esto nos lleva a varias conclusiones: l.º) La
much mue o mas de ~erca a las chicas, permitiéndoles conducta que los padres esperan de sus hijas excluye la
as menos oportunidades para adquirir experiencia actividad explíciJamente sexual, lo que no ocurre con
124 los chicos . 2 .0 ) Los controles paternos y sociales en ge-
125
neral, ,retardan la aparición de la conducta sexual en la jeres se resisten a reconocer abiertamente su sexualidad,
mayona de edad de las adolescentes. 3 .º) uando ello no y esta posibilidad se ve reforzada por aquellos casos en
ocurre, e~ probable que la actividad exp 'citarnente sexual los que las mujeres con perturbaciones glandulares tie-
s:a rela~1onada con Ja delincuencia (o definida como de- nen erecciones clitoroiclianas al excitarse sexualmente.
lin_cuencia ), dada la equiparación que se hace entre femi- Cuando se les corrige esta peculiaridad por medio de la
neidad Y la a~sencia de conducta sexual explícita, durante cirugía pretenden sentirse satisfechas por ser capaces de
la a~olescenc:a. Una chica rebelde puede mostrar su re- sentir como las mujeres «normales» : han aprendido, evi-
beld1a a traves ~e actos _explícitamente sexuales; por otra dentemente, a asociar la sexualidad espontánea con el
parte, la sexualidad activa puede ser interpretada corno agresivo papel masculino.
una a_nomalí~. En cualquier caso es probable que, tanto Pero en otras sociedades estas diferencias en tre la
la d~lmcuencia, en general como la delincuencia sexual en sexualidad femenina y la masculina quedan reducidas a
part1cula_r~ esten relacionadas con el rechazo del hogar una meza sutileza lingüística. La teoría de que la sexuali-
Y la familia por parte de la adolescente. Y es menos pro- dad de: hombre aparece espontáneamente y es específica-
bable _que este rechazo se produzca en las chicas que en ment e genital, mientras que la de la mujer no lo es, sim-
los chicos .
plemente no es corroborada por la conducta de los hom-
bres y las mujeres en otras culturas; por ejemplo, en las
tribus brasileñas estudiadas por Jules Henry (ver capítu-
~st~: hechos nos ayudan evidentemente a dar una
{ explicac10n cultural de las aparentes diferencias que exis-
ten entre la sexualidad del hombre y la de l .
lo 2) o en las isleñas de Trobriand estudiadas por Ma-
linowski (ver más adelante). En nuestra cultura las dife-
·Q , . . h a mu1er. - de 1a pu erta para
rencias en la significación emocional -
é ue 1mp?rtanc1a emos de concederle a Ja teoría opues- el hom re y la mujer no son necesariamente más univer-
ta, defen~1d~ J?ºr mucha gente., que afirma que debid'Oa sales que las diferencias sociales que influencian las for-
razones b1olog1cas, la sexualidad surge espontáneamente mas en que ambos obtienen su experiencia sexual.
en el hombre pero no en la mujer? _
Aunque existe una clara diferencia entre los hombres
, _La pubertacLes_ para el varón un acon tecimien to ex- y las mujeres respecto a los hechos fisiológicos que se pro-
plícitamen t~ sexual. Desde el principio su sexualidad ducen durante la pubertad y los momentos en que se pro-
que a ocalizada en sus órganos genitales con el comienzo ducen, esta diferencia puede ser acentuada o minimizada
de las ey~cula~iones seminales. Por su parte, la .i;yberta.Q por la cultura. Como indica Michael Schofiel~ el inicio
de la_ ~TIUJer v1e~e marcada po Ja aparición de la mens- de la pubert::id en nuestra soc eélaaDo solamente provoca
truac1on, que tiene una· significación reproductora más todo ur. conjunto de respuestas sociales provenieñ tes de
q~e sexual, Y va asociada al dolor y probablemente al la familia y de los campaneros, que ífieren para , da
rr:iedo. En a cultura occidental, la sexualidad puede muy sexo, sino que hace nacer dístintos tipos de expectativas
bien estar latent~ en la mujer, mientras que se manifiesta en los chicos y en las c cas. ara a c 1ca, la pu er tad es
en el hombre. S1 ello es así puede deberse a que las mu- una época llen'.l de peligros de la que sólo puede salir
126
127
uniéndose a un hombre en matrimonio (o al menos en una criar a los mnos. El sentimiento sexual que existe entre
relación que conduzca al matrimonio). Para el chico por los esposos no difiere básicamente de otros sentimientos
su parte, es una época de aventura en la que los lazo~ que o afectos que unen a los hermanos, o a los padres y a los
le unían al hogar van desapareciendo a medida que sale hijos , es sencillamente una expresión 1:1ás completa del
fuera a probar su virilidad. Aunque ambos pueden sentir mismo. En este contexto, la adolescencia no es tampoco
d_~rante es~a. etapa de su vida el desasosiego de una excita- un período de apasionada elección de apareamiento : a l~
c1on espeaficamente sexual-genital, y el consiguiente de- edad de nueve o diez años las muchachas ya han contra1-
seo de aplacarlo, los pensamientos de la chica son diri- do matrimonio, y la labor del muchacho adolesce~te con-
g~dos hacia la anticipación de las menos peligrosas ocupa- siste en preparar a su propia esposa para compartir entre
ciones de esposa, madre y ama de casa. Por consiguiente, ambos las responsabilidades de la paternidad. Los arapesh
sus sueños sobre la parejita de críos, su propio hogar y no temen que al dejar solos a los adolescentes éstos. co-
todo_s _los encantos de la vida doméstica, representan una pulen entre sí, ni tampoco los propios adolescentes pien-
«actividad de desplazamiento», cuya finalidad es la inhi- san en hacerlo. Margaret Mead, en Sexo y temperamento,
bición del deseo sexual. No existe una inhibición equipa- nos lo explica:
rable que actúe sobre los chicos.
« ... los araoesh contravienen aún más nuestras ideas
Dado que la pubertad es un puente entre la infancia tradicionales, s~gún las cuales los hombres son criaturas
Y la edad adulta y que los papeles de los adultos de am- espontáneamente sexuales y las mujeres carecen d~ deseos
bos sexos están notoriamente diferenciados en nuestra so- hasta que pierden la inocencia, negando la sexualidad ~s­
ciedad, tan to dentro como fuera del hogar, el clima en el pontánea en ambos sexos y suponiendo que las excepcro-
~ue se desenvuelve la pubertad de los chicos y las chicas nes, cuando ocurren, ocurren en las mujeres. Tanto a los
tiende a acentuar más que a ignorar las diferencias sexua- hombres como a las mujeres se les concibe simplemente
les del propio proceso fisiológico . Un factor adicional vie- como capaces de responder ante una situación que, de
ne dado quizás por el énfasis que pone nuestra cultura antemano su sociedad ha definido para ellos como
en la importancia de la ~exualidad. Los arapesh, que po- sexual. .. ~on su definición del sexo como una respuesta
seen una cultura que desmitifica la sexualidad y desarrolla ante un estímulo externo más que como deseo espontá-
la ternura y la responsabilidad de ser padres en los chi- neo tanto el hombre como la mujer son considerados in-
cos Y las chicas, no tratan a estas últimas corno si necesi- def~nsos ante la seducción. Los padres previenen a sus
taran ser protegidas de la explotación que los hombres hijos , incluso más que a sus hijas, sobre el peligro de co-
hagan de ellas como objetos sexuales. La menstruación locarse en situaciones en las que alguien pueda hacerles
no supone, por lo tanto, una señal de peligro como entre el amor.»
nosotros. Sencillamente, los hombres arap~sh no con- Para los arapesh , por lo tanto, dif~cilm.e;1te P'!ed,e _ser
templan a ~as mujeres como objetos de sus propios deseos considerada la pubertad como una s1tuanon f1S1olog1ca,
sexuales, s~~ como persona~ que son deseadas por espo- si bien sigue siendo una señal de maduración y de estar
sas en relac1on con el traba10 primordial de su cultura: preparados para desempeñar el papel de adulto.
128
129
La antropología nos enseña que todo el área de la vos creen firmemente que una vez que se ha estimulado
sexualida umana es a sometl a a tremen as vanaciones a la pareja durante el período de preparación, ni el hom-
culturales. Entre 1os muchos rasgos de la conducta sexual bre ni la mujer pueden no alcanzar el orgasmo, y resulta
que pue en variar citaremos los siguientes: los juegos inaudito que una mujer no lo alcance. Tanto ~l esl?°s~
sexuales entre los niños (que pueden ser específicamente como la esposa tienen derecho a romper d matnmorno s1
genitales y ampliamente permitidos durante toda la infan- el coito es infrecuente (es decir, menos de una vez cada
cia, como en el caso de los nativos de la isla de Trobriand diez días, más o menos). ·-
o enérgicamente condenados y reprimidos, como en nues~ En esta sociedad no se permite que los mnos Y las
tra propia sociedad); el coito entre adultos aún inmaduros niñas jueguen con sus órganos genitales después de. los
(que puede constituir un hecho normal sin que se relacio- tres o cuatro años y se mira con mala cara todos los JUe-
ne con el matrimonio ni con la procreación, como entre gos sexuales entr~ ellos. Luego vien~ un P.eríodo en el
los nativos de Samoa, o ser condenado, como de nuevo que la sexualidad permanece latente sm manifestarse, que
ocurre en la cultura occidental); la importancia dada a la va desde los cinco o seis años hasta la pubertad. Desde
sexualidad en sí misma (que puede constituir la preocu- este momento hasta el matrimonio se insta a los chicos Y
pación apropiada para toda la sociedad con exclusión de chicas a que se masturben para conseguí: el orgasmo. Y
otros intereses, como entre los turk, o jugar un papel bas- desahogar así su tensión sexual, que se piensa es tan In-
tante secundario, como entre los arapesh); la medida en tensa en los muchachos como en las muchachas.
que el deseo sexual es peligroso y ha de ser frenado como Malinowski nos informa de una convergencia similar
entre los manús, o es débil, dudoso y tiene posibilidades de la conducta sexual de los hombres y las mujeres entre
de desaparecer por completo, como en Bali. los isleños de Trobiand. Como en muchos otros pueblos,
La idea de que la sexualidad de la mujer es cualitati- entre estos isleños no parece que exista un período de
vamente diferente, y, en concreto, que madura más lenta- sexualidad latente: no hay ningún momento de la infan-
mente y necesita una intensa estimulacíón, no es univer- cia en el que estén ausentes los intereses y las activ_ida-
sal en todas las culturas. En la sociedad del Suroeste Clel
des sexuales. Los niños y las niñas pequeños practican
Pacífico, descnta por William Davenport (ver capítulo 2)
juntos juegos sexuales; son frecuentes la manipulación ¿e
se da por supuesto que el coito es muy agradable (y no
realizarlo muy perjudicial) para ambos sexos . El autor nos los órganos genitales y la estirnulación oral de ~os 1:111~­
informa de que durante los primeros años del matrimonio mos. A la edad de cuatro o cinco años los pequenos 1ID1·
el marido y la esposa tienen relaciones sexuales dos veces tan el acto sexual, y las niñas practican el coito c?n ~ene­
al dí~, alcanz.ando los dos el orgasmo al mismo tiempo. tración hacia los seis y ocho años. (Esta experiencia es
El coito consiste en un largo período de preparación, du- retrasada para los niños, probablemente hasta que s?n
rante el cual ambos miembros de la pareja efectúan una capaces de lograr un coito completo, es decir, . a }os diez
est~1,11ulación genital mutua seguido de una corta copu- 0 doce años) . Tales actividades sexuales contmuan des-
lac1on que dura de quince a treinta segundos . Los nati- arrollándose sin altibajos durante la infancia, pero en la
130 131
adolescencia se vuelven más serios y son objeto de una sexualidad queda limitada a las relaciones mutuas. Mali-
preocupación muy absorbente . nowski, al comparar este tipo de sexualidad con la de
En el folklore de esta sociedad aparece la historia de su cultura saca como conclusión que existen entre am-
una violación ritual de los hombres realizada por las mu- bas difere~cias cualitativas. Según él, el umbral de exci-
jeres. Lo que, según informaron los nativos a Malinows- tación de estos nativos es superior al nuestro, Y la ex-
ki , es un suceso corriente. Al no haber podido observarlo, citación sexual tan sólo se produce entre ellos por la esti-
este antropólogo no lo creyó, pero, sin embargo, reconoce mulación directa de los órganos genitales. En ambos sexos,
que las mujeres son mucho más enérgicas, vigorosas y para que sobrevenga el orgasmo es necesario :in ma~?r
fuertes en sus impulsos sexuales que las de su propia cul- contacto corporal, preliminares eróticos, y ~a .e~t~~ac1on
tura. La invitación convencional de la mujer consiste en directa, característica ésta que en nuestra Civ1lizac1on sue-
arañar al hombre eróticamente hasta hacerle sangre. Mali- le considerarse exclusiva de la mujer.
nowski dice: «En conjunto, pienso que en el uso violento
de la pasión la mujer es la más activa. He visto arañazos
y marcas mucho más grandes en los hombres que en las Las diferencias entre los umbrales de excitación de los
mujeres; y de hecho tan sólo éstas pueden lacerar a sus hombres y las mujeres han sido relacionados en nuestra
amantes.» cultura con las diferencias sexuales en general. Normal-
En esta cultura, al igual que en la lesu , kurtatchi, mente se afirma que el hom~re se excita co;i mayor. fre-
lepcha, kwona y mataco, las mujeres toman frecuente- cuencia y facilidad que la mu1er, ·sea con estlIDulos visua-
mente la iniciativa en las relaciones sexuales. Es más, en les o incluso imaginarios. Por supuesto, los estímulos que
las dos últimas sociedades, las iniciativas corresponden de sirven para excitar al hombre y a la mujer,_ por lo .gene.ral,
forma exclusiva a las mujeres. serán también diferentes, al igual que el upo de imag~a­
Entre las posiciones que usan los habitantes de la ciones eróticas que les acompañen. ¿Existen razones bio-
isla de Trobriand durante el coito no se encuentra la dor- lógicas en las que b asar estas diferencias?
so-ventral (el hombre encima de la mujer) que emplean Las pruebas médicas sugieren que las hormonas sexua-
~os europeos, ~ que a aquéllos les desagrada porque la mu- les pueden influir en la determinación del :imbral Y la
¡er no queda libre debido al peso del hombre y no puede frecuencia de la excitación. Las niñas y especialmente los
ser lo suficientemente activa . La expresión que utilizan niños , que viven una pubertad precoz (debido .ª fa?os
para «.orgasmo» se traduce literalmente por «la descarga hormonales) suelen tener a veces más sueños e 1magma-
de fluido seminal» y es utilizada para ambos sexos, así ciones eróticas. Los hombres q~e normalmente producen
como para las emisiones nocturnas de secreciones semina- hormonas de varón en cantidades muy escasas pueden ver
les y glandulares del hombre y la mujer. Estos isleños con- incrementada su actividad sexual si se les administra an-
sideran la masturbación como práctica propia de los idio- drógenos , y las mujeres que se hallan bajo este .mismo tra-
tas, es decir, los incapaces de complacerse en el coito hete- tamiento terapéutico aseguran que sienten ~n . mcremento
rosexual. Es impropia de los hombres y las mujeres, cuya de sus deseos sexuales. Las mujeres masculimzadas antes
133
del parto por exceso de hormonas de varón, pero educa- en cuenta su verdadera dimensión. La investigación sobre
das como niñas, exhiben un erotismo más característico las respuestas generales de los hombres y las mujeres ant_e
de los hombres. Los estímulos visuales les producen exci- los estímulos visuales de temática sexual revelan una di-
tación de los órganos genitales, junto con erección del ferencia significativa, pero no enorme, entre las perso-
clítoris y deseos de tener relaciones sexuaJes incluso con nas de ambos sexos. Según un trabajo , el 58 por 100 de
una persona que no conozcan. (Cuando los doctores des- las mujeres de la muestra afirmaron que a veces ~e sen-
criben estos síntomas, dan por supuesto que se trata de tían sexualmente excitadas al ver un hombre, mientras
algo q~e ~ólo les ocurre a los hombres .) Estos casos, apar- que el 7 2 por 100 de los hombres confesaban reacciones
te de mdicarnos que el andrógeno es la hormona de la Ií- similares. El 12 por 100 de las mujeres y el 54 por 100
bido para ambos sexos, sugieren que la secreción de an- de los hombres se excitaban con fotos eróticas del sexo
drógenos puede tener relación con el umbral de excitación opuesto; un tercio de las mujeres y tres cuartos de los
y la energía con la que los hombres persiguen sus haza- hombres se excitaban con imágenes del acto sexual. Pero
ñas sexuales.
los libros y las películas eróticas excitaban por igual a los
Los experimentos con monos han llevado a la conclu- hombres y a las mujeres. Masters y Johnson presentaron a
sión de que, a_unque el andrógeno puede estar significati- sus sujetos literatura pornográfica y observaron una reac-
vamente relaaonado con la conducta sexual, la situación ción clitoroidiana y de congestión vascular en el 7 5
social resulta de suma importancia, Las monas macacas, por 100 de las mujeres, idéntica a la que ocurre en la
a las que se les inyecta andrógenos, realizan más frecuen- fase de excitación de la respuesta sexual. Hasta la fecha
~emente la P,rácti_ca masculina de «montar» a otra campa- no han encontrado una mujer que sea capaz de provocarse
nera'. pero solo st antes del experimento son ya miembros el orgasmo tan sólo con sus propias imaginacio~es, aunque
dommantes de su grupo. Entre las hembras dominantes Kinsey asegura que el 2 por 100 de las mu¡eres de. ~u
la frecuencia aumenta de O,8 a 1,2 por test (lo que esta- muestra que se masturbaban podían hacerlo, y tamb1en
dísticamente resulta significativo), pero si se les inyecta que un número importante de ellas afirmaban alcanzar

l
a las hembras subordinadas la frecuencia permanece al el orgasmo durante el sueño, despertándose a causa de las
mismo bajo nivel.
violentas contracciones .
Por ~o tanto! el papel de las hormonas sexuales de ge- Las diferencias entre los sexos en el contenido erótico
nerar senales que son transm1t1 as af cerebro y converti- de los sueños y fantasías refleja , como era de esperar,
das en excitación sexual puede, evidentemente, ser con- diferencias en los papeles sexuales y sociales del hombre .
t~arrestado por factores del aprendizaje social,_Si no exis- y de la mujer en nuestra cultura. Las fantasías de las m~-
tiesen datos para apoyar esta afirmación, nos bastaría con jeres suelen ser más románticas y emocionales que geni-
los suministrados por los estudios interculturales . Por tales y eróticas. Las fantasías específicamente genitales
otra parte, se da también una marcada tendencia a exage- y eróticas son, por lo general, propias _de los_ hom~res .
rar de forma bastante desproporcionada las diferencias Sin embargo, el 50 por 100 de las mu¡eres tiene siem-
entre los sexos en cuanto al umbral de excitación, teniendo pre fantasías eróticas durante la masturbación, y el 70
134
135
por 100 a veces , mientras que por su parte el 90 por 100 ciedades en las que las mujeres son fuertes y agresivas, Y
de los hombres afirman tenerlas siempre. En este aspecto, este extraño temor (desde nuestro punto de vista) se plas-
al igual que en el tiempo necesario para alcanzar el orgas- ma a menudo en el folklore (como en el caso mencio-
mo, la masturbación sirve en cierta medida para igualar nado de los isleños de Trobriand).
al hombre y a la mujer.
Los intentos de obtener pruebas estadísticas sobre di-
ferencias entre los sexos en cuanto a las fantasías no han Otra generalización sobre la sexualidad de la mujer
tenido mucho éxito, pero sí sirven para indicar ha t qué es la re eren e a as anoma ias sexua es. e afirma que
p~nto los indiv~duos han intenonzado los apeles pres- las mu}e.res son_ menos propensas a las anomalías ~~-~a­
ento por a socieéia para cada sexo. K . M. Colb y tomó les _,Lhomose>..'Ualidad, travestismo, _fetichümo, exb1bic10-
una muestra de 200 hombres y 200 mujeres y anotó un nismo, etc.) y se su one que ello tiene algo ue ver con
sueño de cada uno de ellos. Descubrió n grupo de pala- la fuerza dirección impulso sexual en los om res
bras y cualidades asociadas a estas palabras que predomi- y las mujeres. Se p iensa que éste, a su vez, viene deter-
naban os sueños de los hombres: es osa vehículo via- mrnadÜpor .factores sociales. De hecho, muchas e es as
~' coc~e y «golpear»: y otro gr:1Po más característi~o de anomalías representan un condicionamiento d: la res-
'.os suenos d~ las mu1eres: mand~ mujeres y llorar. Al puesta sexual en sí misma y a menudo se convierten en
igual que en el caso de las diferencias entre los ~ en importantes por pura casualidad, a través de un proceso
el juego de construcción de una escena de Erikson estas de asociación. Paul Gebhard, al tratar del paJ?el de «los
diferencias en las imaginaciones oníricas reflejan l~s ras- factores fil1uaciº11ales en la c du ta al humana», nos
gos de los mundos sociales en que se mueven ambos sexos, proporciona un ejemplo de condicionarnient? a lo que
ya que los hombres tienen esposas y las mujeres maridos, usualmente no es un estímulo sexual. Un chico a pun to
los hombres viajan más que las mujeres, a las mujeres se de entra r en la pubertad , pero que no era consciente de
les permite más llorar (en nuestra cultura, naturalmente), la excitación sexual, se vio envuelto en una pelea con
Y. a los ~ombres se les permite más exteriorizar su agresi- una chica mayor y más fuerte que él. Mientras luchaba
vidad e rncluso se les alienta para que lo hagan. con ella sintió por primera vez la excitación sexual, Y
El intento de Colby de extender sus resultados a los después de esto le atrajeron siempre las mujeres altas,
sueños de las tribus primitivas supuso un notable fracaso . musculosas y domi nantes, con las que le gustaba luchar
«Esposa» y «marido» fueron las dos únicas palabras es- durante el coito. (Cuando Gebhard informó de este caso,
tadísticamente significativas. Los estudios antropológicos el chico tenía ya treinta y tan tos años.)
revelan que por lo general los temores y fantasías de En nuestra sociedad , este tipo de condicionamiento
las personas con respecto a la sexualidad están relacio- se da con mayor frecuencia , aunque no de forma ~elu­
nad_os con las actitudes de su sociedad . Es cierto que las siva, entre los hombres , y ello ha llevado a la con1etura
mu1eres de nuestra sociedad tienen fantasías de viola- muy extendida de que la característica respuesta del hom-
ciones, pero lo mismo les ocurre a los hombres de las so- bre ante una gama de estímulos más amplia que la de la
136 137
:- ci>.~ ~- -· ,___::t- - ..- ...... . . .f - . . .; -- -· -;~: _ '.. . . .__ . . .. ~.~- -; .. _ . ., .. . .. .. ·- -
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mujer y su desafortunada capacidad de ser condicionado la azande, se piensa que ui;i hombre se pondrá mal~ si
por estímulos irrelevantes (medias de seda, ropa interior una mujer le enseña los órganos ge~it~es ~ro~ocat1va­
negra, cabello pelirrojo, mujeres fuertes) son consecuen- mente.) Otro psiquiatra aduce la mas igualitaria argu-
1
1 cia de los diferentes papeles que juegan la corteza cere- mentación de que el equivalente a exhibir el pene no es
1 bral en la conducta sexual de los hombres y las mujeres. exhibir los labios genitales, sino los pechos desnudos, y
La corteza cerebral -la parte externa del cerebro respon- observa que existen muchas oportunidades sociales p~ra
sable del pensamiento, la memoria y la imaginación- es exhibirlos, lo que hace que el exhibicionismo de ~a mu¡er
la zona del cerebro de la que depende fundamentalmente no sea patológico, como en el caso del hombre, smo nor-
el aprendizaje, y el condicionamiento por medio de estí- mal . El argumento resulta más convincente si tenemos en
mulos es un tipo de aprendizaje. El cortex también pa- cuenta que los pechos son considerados por a~bos sexos
rece desempeñar una función directa en la sexualidad, ya tan representativos de la sexualidad de la mujer como el
que se puede lograr que los animales realicen algunos de pene erecto de la del hombre. La preocupación de los
los actos del apareamiento si se estimula eléctricamente hombres por el tamaño y potencia de erección de sus pe-
la parte adecuada de sus cerebros. Esto resulta cierto tan- nes es paralela a la de las mujeres por el tamaño, forma
to para los machos como para las hembras, pero por otra I· y atractivo de sus pechos; de aquí el sostén, los produc-
parte, los machos a los que se les ha extirpado la corteza tos para desarrollar el busto y la ave:sión (al menos ..en
$'.erebral pierden su capacidad para llevar a cabo una con- parte) de las mujeres occidentales a alimentar a sus hi¡os
ducta sexual (son incapaces de montar a la hembra y con sus pechos . El hecho de que los pechos se hayan con-
eyacular), mientras que las hembras sin corteza cerebral vertido en objetos específicamente sexuales guarda r~~­
siguen siendo receptivas. Esta investigación no es muy ción con la renuencia que sienten las mujeres a e~1bir
aplicable a los seres humanos. sus pechos para dar de mamar a sus hijos. Su inca~ac1dad
No poseemos pruebas fehacientes sobre la frecuencia para aceptar la excitación sexual que con frecuenct~ con-
estadís~ica de las anomalías sexuales en los hombres y lleva el amamantamiento -un niño mamando estunula
las mu1eres. La ley se indina a definir el exhibicionismo no sólo el pezón, sino que también prov~c,a contrac~io­
(exhibición de los organos geni t es) y el «frotami;;;to» nes del útero- es un índice de la separacmn que existe
(fricción de los genitales contra otra persona) al i ual en la cul tura occidental entre la femineidad y la sexuali-
que la violación y la homosexualidad , como delitos ex--- dad (y de nuevo a pesar de la desaparición de la época
clus1vos de los ~es : no ~onst1tuyenJ por lo tanto, victoriana).
caúsa para condenar a una IDUJer. Un famoso psiquiatra Legalmente hablando , la sodomí y la bestialidad_:on
d~claró que au~que las mujeres se exhiban en los espec- delitos que pueden ser cometidos por los hombres y por
taculos de «stnp-tease», nunca sacan ningún placer de las mu'ere a sodomía (coito anal) entre los hombres Y
ello. (En algunas s?ciedades pequeñas, por ejemplo, la la mujer se supone que implica el consentimie~to de am-
lesu_ y la kurt~tc~1, !~s mujeres exhiben sus órganos bos· el coito con un animal es también un delito, por el
gemtales como rnvltac1on a la relación sexual y en una que' se ha condenado a personas de ambos sexos. Sin
' '
138
139
embargo, existen pocas estadísticas y se sabe poco sobre admitieron tener experiencias emocionales intensas con
las diferencias entre los sexos en relación con estos de- otras mujeres y solamente un cuarto admitió tener con-
litos . tactos físicos . Desde entonces las entrevistas con lesbia-
Otra anomalía atribuida 'ncipalmente a los hom- nas han confirmado la im.p resión de que la atracción entre
bres es la ~mosexualidad, Ja atracción erótica hacia per- las mujeres homosexuales es menos específicamente sexo-
sonas del mismo sexo. Los datos de Kinse indican que genital que la que se da entre los hombres hom_osexuales.
el 4 por 100 de los ho son exclusivamente La.¿azón de ello, y la de que la frecuencia dcl.J.es-
~exua es en su actividad erótica durante toda su bianismo sea menor según parece, que la de la homose-
vida. La cifra para las mujere oscila entre un 1 u 3 xualidad entre los hombres, puede estar basada al mismo
por 1 ~aun~ e] 4 por 100 de las mujeres solteras tiempo en factores sociales y anatómicos. Un psicoanalis-
de esta muestra eran exclusivamente homosexuales. Otra ta norteamericano ha observa o gue las u· eres homo-
muestra indica que el 3 por 100 de todas las mujeres son sexu les se casan más a --meriudo gue los hombres o-
exdusi~amente homosexuales y el 1 por 100 de las ca- mosexua es. s1, pues, e !es 1anismo tal vez sea de hecho
sadas tienen algunas relaciones homosexuales. Kinsey se- una causa de frigidez, posiblemente no reconocida ni. por
ñaló que el 3 7 por 100 de los hombres blancos y el 13 laspropias mujeres, y su enmascaramiento en el matn~o­
por_ 10? de las mujeres blancas habían tenido alguna ex- nio una causa de su menor frecuencia aparente . Las lesbia-
periencia claramente homosexual con orgasmo a partir nas son capaces de obtener una gran satisfacción del ~echo
de Ja adolescencia. Estos datos son tomados como un ín- de tener hijos, y la crianza de éstos es un papel propio de
dice de la diferencia de experiencias sexuales en ambos la mujer (la homosexualidad tampoco está relacionada en
sexos: las mujeres tienden menos a la promiscuidad sean los hombres con Ja ausencia de sentimientos paternales).
homosexuales o heterosexuales. ' El matrimonio de las lesbianas puede ser aparentemente
Se calcula gue por lo general la homosexualidad entre satisfactorio, ya gue físicamente les es posible mant~ner
los hombres se produce .en el 5 por 100 de la población. una relación heterosexual incluso aunque no se exciten
Pero como J. J. West dice en su libro Homosexualidad : durante la misma. Por otra parte, a los hombres homo-
«Una notable despreocupación por parte de los ínvesti- sexuales les tiene que resultar atractiva la persona con la
?ª~ores, Y una extraordinaria carencia de información ob- que se relacionen para que se produzca la erección y lo-
1e~1va ~~ los trabajos publicados, hacen que cualquier gren el coi to, y sí tan sólo son estimulados por otros hom-
afumac1on que se haga sobre el lesbianismo sea especial- bres, evidentemente se hace imposible el coito hetero-
mente arriesgada.» sexual.
~est, :efiriéndose a un trabajcurnterior de Katharine ~ Otra r azón por la gue el lesbianismo. pue roduc.ir-
Dav1s, su~re que la homosexualidad entre las mu.eres se con menor frecuencia en nuestra soCiedad va relac10-
pued<? caracterizarse or una relación redominanteme;te nada a una de las causas u contribu en a la a arición
emoc10na ás que exclusivamente sexual. La mitad de de la homosexualidad~a identificación con una persona
la muestra de Davis, gue constaba de 1.200 mujeres, del sexo opuesto. Muchos expertos han observado que un
140 141
modelo tí~ico en la génesis de la homosexualidacLde...los anal era práctica habitual entre los mohave. Dos personas
hombres viene dado por una ma re dominante dr que se casaron y que eran mujeres desde el punto de vis-
d'b"l - un e
e i o ausente. as es ianas tam ien parecen estar uni- ta fisiológico, empleaban la introducción digital y el falso
das padre, pero en un sistema familiar en el que el coito en una posición que permitía que las vulvas se ro-
papel de éste 9ueda minimizado por tener que pasar gran zasen. Los hombres-esposas fingían la menstruación men-
~arte de su tiempo fuera del hogar existen más posibi- sualmente, cortándose los muslos ; el quedarse en estado
lidades de 9u~ se produzca la homosexualidad masculina colocándose trapos para conseguir la forma de un vien-
que el lesbiamsmo, ya que es la identificación del chico tre abultado, y el parto simulado. Los mujeres-esposos
y no la de la chica, la que corre peligro. ' son reconocidos socialmente como los padres de los hijos
C. S. Ford y F . A. Beach, tras revisar los modelos de sus «esposas» .
de conducta sexual en 190 sociedades distintas, afirman Devereux no indica si existía un gran número de
que de los 7 6 de los que se dispone de datos, 46 consi- homosexuales de ambos sexos. Sin embargo, parece poco
deran normal la homosexualidad. Aunque se refieren fun- probable que una sociedad alcance tan alto grado de ins-
d_amentalme~te a la homosexualidad masculina, en 17 so- titucionalización, creando dos papeles sociales para las
ciedad~s los mformes mencionan específicamente la homo- personas cuya identidad sexual no concuerda con su sexo
sexualidad femenina. biológico si no hubiese un cierto número de personas que
A veces la homosexualidad se institucionaliza dentro desempeñaran estos papeles. Los comentarios de Deve-
de una cultura; es acepta a y aprobada socialmente reux, al igual que los de otros muchos antropólogos que
los homosexuales ocupan un «status» determinado. Uno han investigado el fenómeno de la homosexualidad en
de ~Eos casos es el . de los indios mohave, cuya ac~ otras culturas, se centran especialmente en el hombre,
hacia la homosexualidad fue descrita por George Deve- respondiendo a la idea implícita de que puesto- que en
reux. El mohave . reconoce dos tipos de homosexuales: nuestra sociedad la homosexualidad femenina es menos
el hombre travest1sta, que desempeña el papel de mujer frecuente, lo mismo debe ocurrir en otras.
durante el coito, y la mujer homosexual, que desempeña
el pape! de hombre. Estos hombres y mujeres parecían
ha_ber sido fisiológicamente normales, aunque, para cum- Algunos ex ertos han ob ado un relación entre
~hr sus pa~eles , habían cambiado los nombres de sus el tipo de personalidad y la expresión de la sexualidad,
organos gernt?les (llamaban clítoris al pene, labios exte- que es váli a pafalos hombres y para las mujeres (como
nos ~ los .test1culos, ano a la vagina, y viceversa). En los lo es la relación entre personalidad y rendimiento intelec-
matnmornos homosexuales , el hombre-esposa y la mujer- tual relacionada en el capítulo anterior) . Terman afirmó
esposo adoptaban todos los tipos de conducta y rasgos en 19 5 7 que la relación entre ciertos rasgos de la ~r­
temperamentales que serían de esperar de una pareja s~alida capacidad para el orgasmo resultó estadís-
nom~al. Estos matrimonios homosexua)es no se privaban ticamente i nificativa en una muestra de mujeres . 2L
de cierta forma de satisfacción sexual, ya que el coito mujeres con baja capacidad para el orgasmo poseían me-
142 143
> e

nos confianza y seguridad en sí mismas, eran sensibles y una diferencia cultural entre los sexos al «status» de
más inestables emocloñalmente y más conformistas en distinción natural y universal.
sus actitudes hacia la autoridad y las convenc10nes so- En la teoría psicoanalítica tradicional existen tres
ciales . Estos mismos rasgos de la personalidad se dan con elementos fundamentat que oetermman el diferente
mayor frecuencia en los hombres menos agresivos sexual- desarrollo de la sexualidad en los liom res y as mujeres:
mente y que por lo general tienen más problemas sexua- la exteti.grida~ de los óÍf'anos s~uales del varón, el estar
les (quizá relativos a la impotencia o al miedo a Ja impo-
tencia), que en los que se enfrentan al sexo de la forma
la mujer destmada a a maternidad y la estructura fa-
miliar.
--
dominante y directa , lo que suele ser más habitual. Otros Según esta teoría, los niños y las niñas pasan las fa_s~s
investigadores (especialmente A. H. Maslow) han seña- oral y anal durante la primera infancia, para adqumr
lado subsiguientemente que las mujeres «dominantes» después intereses más específicamente sexuales. El pene
parecen disfrutar más sexualmente- (como las islenas de se convierte en objeto de atención para el niño y el clí-
Trobiand . Se podría coñ¡e urar que, dado que en nuestra toris para la niña, pero en este momento la sexualidad
sociedad muestran rasgos de «pasividad» más mujeres de ambos toma trayectorias distintas. La niña queda d~­
que hombres, también habrá más mujeres a las que les fraudada por su cfuorli. y querría que fuese más varonil
resulte difícil gozar del sexo y que tendrán dificultades en cuanto a su tamaño y función; se separa de su radte
para alcanzar el orgasmo. (a la que considera responsable) y proyecta su amor hacia
Un úl~in;1o campo en el que~an buscado explicasi_o- el padre. Espera que conseguirá un pene de su paCJ:~;
nes de las chfere~s entre elJíombre y la"mujer respecto despues, cuando resulta evioente que no lo consegmra,
a la sexualidad es el de la sicolo ía concretamen"te t ransforma este des en el de tener un hijo. Por su parte,
la psicología freudiana. egún esta escuela de pensamien- el niño hacia los tres años e e a , se s1e e atraído se-
to, la evolución de la personalidad del hombre y de la xualme~te con gran fuerza hacia su madre, pasión que
abandonará alrededor de un año después por miedo a
mujer y el desarrollo de la sexualidad son ambas partes
que su padre se vengue castrándole. La sexualidad de
de un mismo proceso. La teoría psicoanalista, si la com-
ambos sexos permanece latente durante cierto tiempo,
paramos con las distintas aportaciones ya examinadas, no
reapareciendo cerca de la pubertad bajo formas claramen-
contribuye en gran medida a explicar las razones de las
te masculinas y femeninas.
diferencias que se manifiestan en los hombres y las mu- La envidia del pene que experimenta la niña y la ma-
jeres en cuanto a la sexualidad. Sin embargo, la cohe- nera en que más adelante lo considerará equivalente a un
rencia entre el punto de vista freudiano sobre la sexua- hijo, originan los rasgos de pasividad, narcisismo Y. ~aso­
lidad y la explicación freudiana de la formación de la quismo que componen el carácter femenino. La pas1~1dad,
personalidad han tenido una gran influencia. Un breve por ejemplo, proviene de haber abandonado la est1mula-
resumen de estas reorías pondrá de manifiesto algunos ción clitoroidiana y de la aparición del deseo natural du-
de los aspectos en los que el psicoanálisis ha elevado rante el período de estrecha unión con el padre. Debido
144 145
en parte a estas cualidades, se afirma que el impulso sexuales . Según ha señalado Ka.te Milett, un fallo_ básico de
sexual de la mujer es más débil que el del hombre . Por lo toda est a teoría es el estar. descompensada hacia lado
_..,
tanto, la personalidad y la sexualidad femenina son ambas varonil. Freud y sus segw ores construyera~ una te~na
una respuesta -una solución- que la niña inventa ante so6re la sexualidad femenina para poder explicar las dife-
los problemas que le plantea la envidia del pene. Antes rencias que observaban entre los sexos den~ro de su pro-
de darse cuenta de que no tiene pene, su carácter es pia sociedad, que estaba reprimida y ?ommada por los
«masculino», es decir, comparte con los niños los mis- varones . Esta teoría se sostiene sobre innumerables pre-
mos intereses, sean genitales o no . Después de haber sunciones carentes de fundamento: la presunción de que
visto el pene adquiere la femineidad casi como una com- la niña se considera anatómicamente inferior al niño (o
pensación (en este momento las cosas pueden ir mal y piensa que éste es superior) , la de que mien~ras que las
convertirse en neurótica o masculina) . El impulso sexuaL mujeres envidian los penes de los hoi:nbres, estos no en-
y la energía de la libido en general son más débiles en vidian a su vez la matriz o la matermdad de ellas; la de
la mujer a causa ae estas cualidades compensadoras de que la niña culpa a su madre (y no a su padre) por no
tipo masoquista, narcisista y pasivo. Pero posee una haber sido capaz de proporcionarle un pene, etc. Por lo
vida emocional interior má~nsa, al igual que mayor tanto, la teoría psicoanalítica puede ser a~acada P?r mu-
capacidad para proporcionar ternura natural no sólo a sus chos frentes. No es tan sólo que la teona freudiana se
hijos , sino también a su pareja. Esta ternura no puede desarrollara dentro del marco de referencia de un sistema
coexistir con una excitación sexo-genital, localizada y or- patriarcal en cuanto a la organización familiar, es que
giástica como la que se da en el hombre: en cualquier solamente encaja dentro de una cultura en la que la. mas-
caso, el objetivo de la reproducción se consigue sin nin- culinidad y la femineidad están definidas de d~te_rmrnada
guna actividad por parte de la mujer durante el coito. Lo forma. La insistencia de Freud en el descubnm1ento d~
que la mujer normal experimenta durante éste no es pla- la carencia de pene difícilmente puede resistir las reali-
cer, sino una especie de dolor masoquista . La vida sexual dades de las sociedades primitivas en las que el desnudo
no puede separarse de la maternidad, tanto de su realidad era lo normal ni tampoco resulta probable que las niñas
concreta como del deseo de obtenerla . En la mujer no envidien el p ene en aquellas culturas en ~as. que pueden
existe el deseo simple de liberarse a sí misma de la ten- considerarse afortunadas de tener una .matriz Y ser, por
sión sexual , que es característico del hombre adulto, ya lo tanto , capaces de ser madres y donde el papel del hom-
que su sexualidad está ligada de forma completa con el bre está continuamente siendo desvalorizado . Bruno _Bet-
desarrollo de la femineidad , y concretamente con la evo- telheim ha descrito muchos de los ritos de tales socieda-
lución de una sensibilidad específicamente maternal. des que expresan elocuentemente el deseo d~ emular los
El psicoanálisis tiende a considerar la sexualidad co- logros de las mujeres. Las pruebas provementes d~ la
mo algo propio del varón , al igual que hace con la «libi- antropología indican que el desarrollo de la sexualidad
do» , concepto éste que define la energía motivadora, res- de los h ombres y de las mujeres responde a una ,g.ama de
ponsables en los humanos de sus logros sexuales y no valores y normas sociales que gobiernan su leg1t1ma ex-
147
146
que estas cosas ocurren -algunas niñas ven .penes y l~s
presión, más que a las formas, biológicamente constantes, mujeres envidian a los hombres- no es P?s1?le deducir
de los órganos genitales de sus cuerpos. Es más, se puede de lo primero más que el simple reconoc1m1ento de la
hablar de envidia del pene y de la matriz sólo en un diferencia sexual anatómica y el segundo puede no resul-
sentido simbólico, y de hecho la envidia que se tienen el tar de lo primero, sino, por el contrario, de una_ percep- \
hombre y la mujer entre sí puede no referirse a los órga- ción totalmente realista de que los papeles sociales del
nos genitales y reproductores, sino al prestigio social y a varón entrañan mayor poder, prestigio e interés.
la función económica de ambos. En la época de Freud, el En las sociedades industriales (al igual que en algu-
papel femenino tenía una baja estimación social, y pocas nas otras) la relación sexual entre el hombre Y la mujer
mujeres lograban algo de reconocido valor social fuera del ha quedado subsumida dentro de la relación general de
hogar y la familia. poder entre los sexos. Esto --qu~ con_stitu_Ye ~a tesis de
Kate Millet en Política sexual- tiene 1mplicac1ones tras-
cendentales para muchas áreas de la diferenciación entre
Así pues, las diferencias en la sexualidad del hom- los sexos, incluida la propia sexualidad.
bre y la ml,ljer han sido atn UI as a di erencias: a) ana- Una cultura que le adjudica al hombre el poder eco-
tómic?:\; b) de funcionamiento hormonal; c) ps'iiefógi- nómLco y social y 1 proporcion e resti!Po de aesem-
cas; ..9,V de personalidad, y y ebidas a los procesos de peñar los papeles públicos ~duce;_ a la muier - a Ta que
aprendizaje cultural a los que ambos están sometidos. le son negados estos erechos y responsabilidades- a dar
De las cinco, sólo las dos primeras y la última resul- ciertas res uestas. Una de ellas es la de rebelarse, repre-
tan contra ictorias a que 1a psico ogia y: personafo senta a por os movimientos de emancipa~e finale_s
del nombre la mujer depen en en gran medida de la del siglo xrx y principios del xx, y hoy dia por ~l movi-
cuftura. De hecho, el papel que juega la anatomía en la miento de liberación de la mujer. Pero la necesidad de
eterffiL.iación de la sexualidad debe permanecer en un liberarse y las técnicas de la rebelión están tan sólo al
plano puramente hipotético hasta que se nos dé alguna alcance de las mujeres que son conscientes de los de~e­
explicación de cómo se relacionan ambas. La afi rmación chos que se les niegan y del sesgo patriarc_al que la his-
«la anatomía es el destino», así enunciada, no ofrece una toria ha dado a nuestra cultura. Una posible ~puesta
verdadera explicación. La teoría freudiana puede ser in- para las otras es compensar la fa~ta d;- poder obteniendo
terpretada como un gran intento de tomar por una parte una satisfacción emocional vicana a1 ejercer control so-
distinciones de la anatomía y por otra distinciones del bre el poderoso ,(el .f_hantaje es una de las formas de con-
«destino» (o papel social) y proponer una serie de pro- seguirlo).
cesos por medio de los cuales la una puede conducir al Por desgracia, la mujer que responde de esta ma?era
otro. Un ejemplo de lo dicho lo tenemos en la génesis de distorsiona su propia personalidad. Usa su sexualidad )
la envidia del pene. La «ex licación» freudiana consiste como medio para traer a los varones, lo que es ne~e~a­
en que la niña ve los genit es e varan y coñSecuente- rio, puesto que la «posesión» de un varón es la umca
mente siente envidia de los hombres. Si bien es cierto
149
148
entre'~ sexu '. ~ . "eres son de- \ ·r .
,/iforma de obtener poder, y p-q.esto que debe tener un hoi:ri-
bre que l~ _manten,ga si quiere tener hijos (y este deseo • . ~ . r. ·condicionairli~nto y' el apren iza ·.e mas' que .a ac- 1 . ' · ·.
~s el único elemento característico de la sexualidad feme- • <~es2.!!!latos r _ ~s. · s ª!?~ . ~ro~eme? ~- e . .\. . . .. .-
. , , · : · · · tr~bajo,s : int~:~I~~ai~s . . .y~ e~til tes_1s, A~ WJ~. 9~e .:el . .. ·. : . ...:· ¿
1
~na, según· ~s ºdefiriida por la cu.ltµr~ yatria.r q.l)! Tai uso
. '. rrniterial ya o tado. en 'este .ca tlú1<:>: ue den\ucstra . ~e ras ·. .
_ ~ _la sexualidad _..como medio de retener a un varón ~ig­ , • • ¡ !

1
~ ifica. que la muJer 9el;>e subordinar ~ propios deseos y •· · · r$es~as · s~xu e~ íle am ~os sexQ~ ,v?enen .<Jete~mJn~d~s. ~
· Jf.eces1dades a 1as del hombte. Todo ~sJo distorsiona· inevi- '' . -en 1
me ~ por . SUS istintl!S. e~ e~ienc~~s. S . ~t S,
. t9ble~ente Ja propia autoimagen de la tm¡jer, de tal for- . • · 1~s- cua1es a sµ vez ,\!Íeneo :detenrúbadas o.r sus ~.s.
ma que se ve a sí misrpa como secundaria, inferior débil .diltut~les -LÓ · mismb- ucurre can !1os • últj.~_os· descubn-
y pacificadora y tiene que confiar en sus encantos 'sexua- inlentos ;iológi~os, que· tesi..iltan ' ¿specialniente va1iosos
les para una gran cantidad de finalidades, incluida la para acabar de una vez _por todas :con la di~cusión en~e
fundamental de la supervivencia económica. el orgasmo vaginal y el .clitoroidiano. Co~stlt~ye un hito
~ste uso de la sexualidad característico de la mujer
de gran importancia en el estudio de la sexualidad huma-
explica el hecho de que las mujeres dominantes disfrutan na la demostración de que la última respuesta sexual, el
má~ del sexo que las sumisas. Estas últimas son incapaces orgasmo, es fisiológicamente idéntica e~ el hombr.e Y la
de unponerse sexualmente y por lo tanto tan sólo pueden mujer, excepto por las mínimas diferencias necesanas del
disfrutar de un tipo de satisfacción: la que depende com- órgano y la secreción. .
pletamente de la experiencia técnica del varón: Ni siquie- Las generalizacio~es a partir del mundo a~rn~l han
ra pueden decirle a sus amantes lo que quieren que les tenido gran influencia y han resultado extr~ordmanamen­
hagan a sus propios cuerpos; el saber que ello es así te deprimente~ para el estudio de la sexualidad de l~ mu-
a~túa. como ?ar~era frente a la sensación física de la expe- jer en particular. Según los expertos, la ~~robra primate
nenc1a en s1 rrusma. Por otra parte, las mujeres «domi- infrahumana no tiene orgasmo; conclus1on: la hembra
nantes» no se asustan de su agresividad sexual, no la in- humana tampoco tiene o necesita el orgasmo. Por o~r~
terpretan como pseudomasculinidad (excepto en el sen- parte, las chimpancés parecen masturbarse, lo que qmza
tido de que el modelo de la sexualidad es el hombre, ya debería alegrar un poco a las. fem~n~s~as: Además, las
que en una cultura orientada hacia el hombre todos los chimpancés toman con frecuenc~a la 101~iat1va en las .rela-
modelos tienden a ser masculinos) y no sienten repulsa ciones sexuales, y esto no confirma la idea convencional
ante las necesidades y sensaciones de sus propios cuerpos. sobre la pasividad de la mujer. _ .
, Parte del pensamiento psiquiátrico más progresista La analogía es cada vez más ridícula cuando. anad1mos
esta empezando.ª. toma~ en consideración el hecho de que que la hembra primate no humana carece de hir~en, me-
este largo condic1onam1ento de la mujer a un tipo con- nopausia, biberón artificial o descanso _voluntario ~e la
creto de respuesta sexual (o falta de respuesta) es una procreación. Los machos de es:as. especies son domman-
faceta del machismo de nuestra cultura, y ello lleva a la tes, agresivos y sexualmente energices, y no parecen tener
conclusión de que algunas de las denominadas diferencias deseos o capacidad para complacer a las hembras. Todo
151
150
esto resulta igualmente absurdo si se aplica a la raza hu-
mana y permite al mundo patriarcal apoyarse en sus mis- 5. SEXO Y PAPEL SOCIAL
mas bases,. justificando, por referencia a la jungla, los
actos agresivos del varón en el dormitorio y proporcio-
-
n~ndo una base lógica para los mismos en el mundo pro-
piamente humano de los asuntos sociales, pplíticos y
económicos.
Para estudiar la evolución de las diferencias sexuales
ent~e los sexos, uno puede dedicarse, por supuesto, a es-
tudiar a los chimp.ancés y especular sobre los orígenes del
orgasmo de la mu¡er. ¿Se trata de un rasgo evolutivo aún A menudo se dice que la división del trabajo en razón
no plenamente consolidado, un producto de la cultura? del sexo es una característica umversa de las sociedades
O más bien de una evolución «regresiva», una invención umanas. ¿Que tipo e pruebas se aportan para apoyar
característicamente humana que algúlíl día será de lamen- esta afirmación?
ta,r .porque tiende a distraer a las mujeres del problema El profesor George Murdock ha examinado los datos
basico de la maternidad? Sea cual fuese la respuesta -y de que se dispone sobre 224 sociedades (en su mayoría
resulta dudoso que lleguemos a conocerla alguna vez- es preliterarias), concluyendo que existe una fuerte ten~en­
realme~~e mucho más interesante estudiar cualquier con- cia a separar de alguna forma las actividades económ~5as
formac10n de la personalidad y de Ja respuesta sexual según los sexos. Este autor piensa que si se toma una lista
por parte de la cultura en diferentes tipos de sociedades de 46 actividades distintas, algunas de ellas suelen ser
humanas. más masculinas que femeninas, o viceversa . Por e'em lo,
el derribar árboles es una actividad exclusivamente mascu-
lina en 104 e estas sociedades y exclusivamente feme-
nina en 6 · el cocmar es exclusivamente femenino en 158
y exclusivamen t;-masculino en 5. La caza, la pesca, a
construcción de armas o barcos y la minería suelen ser
actividades masculinas , mientras que la molienda del
grano y el acarreo del agua suelen ser femeninas: Entre
las actividades que no son adju~das tan cons1stente-
me a un sólo se o se incluyen el preparar la tierra
para los cultivos, ..tl_ plantar, cuidar y recolectar la cose-
cha, transporta las cargas y pedorar la piel con objetos
de adorno.
La conclusión que puede deducirse del estudio de
152 153
. r
l. .
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Murd<?Ck es la de que cada sociedad posee sus propfas . . i mover las rocas pesadas, ·etc. Cuah~o· nac~ó ~ hijo, - ~ya
reglas sobre cuáles actividades son apr_opiadas p;¡ra los · . : , ! ' tuvo que amamantarlo y sus mo~lµlÍ~ntós continuah!lfl
hombres Y cuáles otras lo son para las1 mujeres; pero · siendo dificultosos y limitados, y· para c(.iando comenzaba
est~s reglas varían muchísimo entte las distinta$ ~ócie- · ~ ~ : · . '' a destetar el primer nijo, .:estab~ ya P!~~l\.bletn~nte . emba- -
: ·. -dadf'.S, y los· dat~ no ~irven ·para a ~ 'ar ninmÍn.ti . e,' ::. - ~ ;, :~ ' . "Tazada del segundo. Por lo · tanto, ~or mucho qpe Aq4n . '
· ... ,.,ge~ralización ue e ienCla gue la biofogfa dicta ínevita-· · _ : ~: · · , y Eva coménzaran a realizar de for~a i&liafü!J.rÍa_todos :
blemente la ~a y ~tenido de tales reglas. - . · - · ·· ·l los trabajo.s, acabarían adquiriehd9 p~trones de f!~ti.Vidad
Sin embargo, para apoyar esta afirmación se debe · - · ' ? ' más o menós divergentes.» ··' · - - -º
ampliar· la'. investigación más allá de las 224' sociedadés : ~ · Resulta obvió qüe este· tipo de e?Cpliéaeió.rl ruadra mu- :_ ·
estudiadas por Murdock, que solamente. representan un cho mejor para las pequeñas sóciedades primitivas· que
pequeño fragmento de las 5 .000 culturas claramente di- para las grandes , cultas y tecnológicamente desarrolladas.
ferenciadas que se sabe han existido o e·x isten, e induso Y sin embargo, se utiliza para explicar 'y justificar las di-
de las 2.000 de las que se dispone de datos etnográfi- ferencias que persisten en las modernas sociedades indus-
cos adecuados. Al intentar usar los datos para obtener triales, en la mayoría de las cuales la mayor parte de las
el tipo de resultados estadísticos que Murdock asegura madres con niños pequeños no tienen otra ocupación que
haber obtenido surgen muchas dificultades. El antropó- la doméstica. Un informe de la UNESCO realizado en los
logo Evans-Pritchard ha enumerado como problema de años sesenta, titulado Imagen de las m u-jeres en la socie-
este método (en el que se ba~a el trabajo de Murdock) dad, revela una oposición casi universal a dar un empleo
«una muestra mal elegida, burda especificación y crite- a las mujeres mientras que sus hijos sori pequeños. En
rios arbitrarios e inadecuados de clasificación» y (en el todos los países estudiados {que incluyen a Polonia; Fran-
caso concreto de Murdock) «un casi increíble uso acrí- cia, Canadá, Marruecos y Austria) se dabañ como razones
tico de las fuentes». para justificar esta po_stura q_ue los niños y quehaceres
Amram-Scheinfeld, en uno de los primeros libros so- domésticos quedarían descuidadosJ y casi en todas partes
bre las diferencias entre los sexos, Mujeres y hombres, la opinión popular defiende que lo apropiado es que cada
propone la siguiente teoría sobre los orígenes de la divi- sexo tenga diferentes ocupaciones, quedando el a el de
sión del trabajo entre el hombre y la mujer (la misma que la mujer circunscrito al hogar.
Murdock piensa que es confirmada por sus datos). Tanto as creencias contemporáneas sobre la división
«Volvamos a Adán y Eva . Es posible que al princi- económica del trabajo en razón e sexo, como las opi-
pio los dos realizaran los mismos trabajos, pero de pron- niones que sobre sus orígenes mantiene s~heinfeld y com-
to se anunciaba la llegada de un niño, y como los movi- parten muchas otras personas, contienen diversas presun-
mientos de Eva comenzaban a hacerse más lentos , ya no ciones sobre la relación entre las tareas reproductoras y
le era posible realizar las tareas más pesadas . Entonces las económicas.
recayó sobre Adán la parte más dura de las luchas con La primera es la de que las responsabilidades de Ja
las bestias peligrosas , el matar y recoger la caza mayor, maternidad (embarazo, amamantamiento, atenc1on diaria
154
...
155
a las necesidades del niño durante años) significan que
debe aband~nar otros trabajos. elaborados y democráticos para asignar distintos papeles
La segu&:la es que la maternidad es una ocu ación re- en razón del sexo.
lativamente sedentaria que ex1g n nivel de energía-y Según la _primera presunción, la maternidad trae con-
fuerza física bastante bajo. sigo dHerencias necesarias en el tipo de papeles econó-
La tercera es que lo mismo es cierto del trabajo do- micos que las personas de ambos sexos pueden realizar.
méstico en general. Realmente esta afirmación resulta poco consistente. La
La cuarta es que en las sociedades tradicionales, pe- mayoría de las sociedades pequeñas suelen prohibir el es-
fuerzo físico durante el embarazo, la lactancia o los pri-
queñas y primitivas (corno la que hipotétiq1mente fun-
meros años de la maternidad. Las mujeres siguen reali-
daron Adán y Eva) las mujeres están limitadas a desarro-
zando durante el embarazo el mismo tipo de trabajo que
llar ocupaciones domésticas que resultan marginales pa.ta
realizaban antes de éste. Colín Turnbull describe el naci-
las rareas económicas básicas de la sociedad.
miento de un niño entre los pigmeos mbuti con las si-
La quinta es que la mujer no posee la fuerza v la ener-
gía física del varón, y por lo tanto no puede compartir tra- guientes palabras:
«Es probable que cuando se produzca el parto la ma-
bajos tales como talar árboles o cazar.
dre esté cazando; ya que su actividad no decae durante el
Tales presunciones fortalecen la argumentación so- embarazo. Se afirma que el nacimiento se efectúa fácil-
bre la necesidad funcional de que existan diferencias en- mente, produciéndose complicaciones tan sólo en raros
tre los papeles sociales de ambos sexos, es decir, que la casos ... Si da a luz en el poblado, antes de dos horas des-
sociedad humana necesita para su supervivencia la divi- pués del alumbramiento la madre está preparada para
sión del trabajo entre los hombres y las mujeres. Sin di- aparecer en la puerta de su cabaña sujetando en sus brazos
chas presunciones esta argumentación cae por su propio un bulto recubierto por un entramado hecho de cortezas.
peso. El presente capítulo está básicamente dedicado a Si el nacimiento tiene lugar mientras rastrea algún ani-
analizar lo que puedan tener de cierto y averiguar cuál es mal, continuará su camino en el mismo plazo de tiempo.»
su importancia respecto a las generalizaciones sobre la in- Las m~eres si en en muchas sociedades, con su
fluencia del sexo en el papel social. habitual trabajo agrícola y doméstico hasta e momento
¿Qué generalizaciones se pueden hacer sobre las nor- del alumoranuento: as ae Bamenda estudiadas por Phy-
mas que sirven para asignar tareas y papeles en razón del llis Kaberry, trabajan en sus granjas (situadas con fre-
sexo? ¿Y cuáles son las normas que en la práctica em- cuencia a unos cuantos kilómetros de sus hogares) hasta
plean las distintas sociedades, incluida la nuestra? Al to- que el nacimiento es inminente. Después del parto des-
mar una por cada presunción, vemos ue la a ariencia de cansan unas tres semanas, volviendo luego a su tra ajo
necesidad bioló ica es más mítica que-real. Y también pa- normal. Las mu.eres de AlaJ:,.- que también trabajan du-
r~cen men~s aceptabfes algunos efe los mitos que la so-
rante el embarazo, vuelven a sus campos y huertos tras
ciedad occidental mantiene sobre sus propios métodos un intervalo de diez días a partir del nacimiento. Las

156. -
mujeres yahgan, de la Tierra de Fuego, descansan duran-
157
te un período que puede ir de quince minutos a un día no se refiere a lo biológico, sino al vínculo lácteo, que
después del nacimiento. Luego recogen mariscos , levan- queda difuminado en una serie de relaciones .
tan cargas y se ponen a remar como si nada hubiera suce- Las mujeres de Alar también practican el amamanta-
dido . En algunos casos el embarazo es una razón para miento familiar dentro del grupo familiar. Cada niño pue-
d_esarrollar mayor actividad. La mujer tubatulabel cree que de mamar de muchos pechos, y los de la madre , debido
s1 per~anece en su c,asa durante el embarazo engordará a sus otras obligaciones, no son siempre más asequibles
y el mno no se podra mover; por lo tanto trabaja dura- que los de otras mujeres. Después del período de descan-
mente y sube montañas. Las mujeres ainú del Japón hacen so que sigue al nacimiento, los niños se quedan en la
mucho ejercicio durante el embarazo para que el feto se aldea mientras que las madres trabajan . La mujer de Bo-
manteng~ pequeño y conseguir así un parto rápido. Con nenda deja a los niños de más de tres meses en la aldea,
frec~encta se prescriben actividades durante el parto por alimentándolos sólo por la mañana y por la noche. La mu-
la misma razón; en una tribu nómada del Sabara las mu-
1
jer de Boroso se considera a sí misma más o menos igual-
jeres embarazadas suben y bajan colinas durante el parto, mente disponible para todos los niños menores del gru-
Y solamente vuelven a sus tiendas en el momento del po. Las mujeres aruntas crían cada una los hijos de las
alumbramiento. otras , y, según dicen, cada poco se organizan discusiones
La atadura que la lactancia produce sobre la madre y sobre quiénes deberán permanecer en el poblado para
el ~jo, si bien está extraordinariamente restringida en la amamantar y quiénes salir a buscar comida .
sociedad moderna, no lo está tanto en los pequeños gru- De los dos elementos d c sta la maternidad. el
biQlógico y_ el social, la sociedad moderna ha~e es ecial
pos sociales tradicionales. Muchos ueblos primitivos
hincapié en el segundo, insistiendo en que la relación so-
han institucionalizado la práctica del amamantamient~ co-
cial que se establece en los primeros años de vida entre
munal, según la cual cada niño es alimentado regularmen-
la madre y el hijo es la base de la seguridad y la salud
te por varias mujeres distintas. Ello permite que las mu- mental del adulto. Existe or lo tanto, una fuerte ten-
jeres se vean libres de la necesidad de permanecer en el dencia a recalcar que la maternida constituye un Obs-
hogar, o cerca de él, durante el período en que su hijo es táculo para la activiaad económica de la madre a causa
alimentado con leche humana (normalmente dos o tres de las necesidades que tiene e · - o . En las socieaa es pe-
años). Mar aret Mead nos refiere que en Samoa lo niños queñas no se pone tanto énfasis en esta relación , y pa-
son _f:ecuentemente amamantados por otras mujeres de la rece poco probable que coartara a Adán y Eva a la hora
familia, y de esta forma se acostumbran a distintas ma- de elegir las tareas económicas apropiadas para cada
dres. E~tre los dakotas, las hermanas comparten el ama- sexo. La medicina y la psiquiatría moderna no proporcio-
mantamiento de todos sus hijos. Con frecuencia un niño nan datos que a_poyen la tesis e que e rujo necesi a a su
pequeño no vuelve a casa durante varios días seguidos. Si madre , aunque existen pruebas incontrovertibles de que
se le pregunta a la madre (biológica) contestará: «está con necesita un uen cuidado físico, unas relaciones emociona-
sus madres)>. Aquí el significado de la palabra «madre» les estables, y un mínimo de estimulación verbal y no
158 159
nes; las del padre son: construir casas, atar la paja, ro-
verbal, si se guiere gue alcance su potencial hu~ano . Una turar y cercar nuevas tierras, esculpir o cultivar batatas;
razón gue explica la importancia de la matern1da~ . en el las de la madre : cocinar, acarrear la madera y el agua, es-
mundo moderno industrializado es la de gue los hIJOS -?º cardar y transportar bultos. El que tenga la obligación
se independizan tan pronto como en las pegu0as socie- más apremiante le entrega el niño al otro, y no se con-
dades . La dependencia va unida a la responsabilidad ~~o­ sidera que ninguno sea sustituto de su pareja, sino que
nómica , y ello hace que la asistencia del adulto a sus h11os ambos se ocupan del gozo y responsabilidad común de
sea una verdadera necesidad . . «cultivar niños».
Pero ·es la asistenc·a de la madre la necesaria? Los
padres so; dos ; el hecho de.que las sociedades industr~ale.s
Son numerosas las sociedades en las que se imponen
restricciones a 1os futuros padres. Algunas de ellas care-
tiendan a quitar importancia al papel del pad~e no s~gm­ cen de base racional, pero en cualquier caso son obliga-
fica que se trate de una necesida.d ~umana a mvel un~ver­ torias. Con frecuencia se prohíbe a los maridos ir a la
sal. La maternidad puede restringir los papeles sociales guerra o cazar mientras dura el embarazo de sus esposas.
y económicos de la mujer, pero también. la paternidad pue- El marido arunta, por ejemplo, no usa el bumerang o lo
de restringir los del hombre. Hay sociedades en las qu_e lanza para matar animales grandes durante el embarazo de
los hombres y las mujeres comparten más. o menos eqm- su esposa. El malekulon que va a ser padre no abandona
tativamente las obligaciones que trae consigo el embarazo la casa cuando se acerca el nacimiento de su hijo. Los hopi
y el parto (en alguna piensan incluso que comparten los prohi'ben al padre herir de cualquier forma a ninguna
procesos fisiológicos) . . criatura viviente. En Ifugao, los maridos no pueden ca-
Los arapesh , por ejemplo, consideran gue el panr Y zar matar o cortar nada durante los nueve meses del em-
criar a un niño, pertenece por igual al padre y a l~ madre, '
barazo, e incluso la madera ha de ser partida por los fa-
y a ambos les inhabilita igualmente para des~mpenar otros miliares, si bien se les permite atarla y transportarla al
papeles . Los hombres, lo mismo que _las mui.~res «hace?» hogar. La razón de estas prohibiciones, que en algunas .
y «tienen» los hijos, y la frase «panr un_ hi10» s,e aplica sociedades es explícita, consiste en que cualquier acto
indiscriminadamente al hombre o a la mu¡er. Segun ellos, agresivo por parte de los que van a ser padre o madre
el parto debilita tanto al padre como a la ma?re. El P~?re puede perjudicar al niño que va a nacer.
se mete en la cama y se dice que «ha temdo un hi¡o» Al igual que el énfasis que se da a la maternidad en
cuando nace el niño. Se le aplican la misma misma d~eta Y las modernas sociedades industrializadas limita a la mujer,
demás limitaciones que a la madre tras el alumbramiento, el resaltar la importancia social (más que médica) de la
y también tiene que ser ritua~ente purificad_o. Ni al pa- paternidad del niño puede limüar otras actividades del
dre ni a la madre se les permiten tener relaciones sexua- hombre.
les (ni con su pareja ni con ninguna otra persona) hasta El cuidado diario de los niños, que para el padre ara-
que el niño ha cumplido un ~ño. El pad~~ comparte t?das pesh resulta algo natural, constituye una ocupación nor-
las labores rutinarias de cmdado del hiJO con la misma mal para los hombres de muchas sociedades. Los isleños
naturalidad gue la madre . Los dos tienen otras obligacio-
161
160
de Trobriauclson famosos por su desconocimiento del pa- que las mujeres no se esfuercen físicamente durante el
pel biológico del padre en la reproducción, pero acentúan embarazo y antes de éste, es que el trabajo pesado puede
la necesidad del padre de compartir con la madre todas tener efectos peligrosos sobre la madre y el niño . En ver-
las tareas implicadas en la crianza de los hijos. Tanto si el dad, el hecho de que muchas sociedades no sigan esta re-
padre social es de hecho el padre biológico del niño como gla confirma la reciente conclusión a la que han llegado
si no lo es, comparte completamente los cuidados que se los expertos en las sociedades industrializadas , según la
le proporcionan : le llevan en brazos, y le sostienen en las cual los datos médicos no apoyan la creencia de que el tra-
rodillas, tareas que son más propias de él que de la ma- bajo se relacione con problemas en el embarazo y el na-
dre. Le limpia cuanto está sucio y le da de comer puré cimiento. La relación entre el trabajo pesado antes del
de verduras casi desde que nace. Malinowslci observó el embarazo y la frecuencia de abortos, ninos nacidos muer-
mismo tipo de conducta paternal entre los aborígenes aus- tos, etc., resulta muy indirecta , y es debida a la probabi-
tralianos. Si el padre de un niño muere antes de que éste lidad de que las mujeres provenientes de familias pobres
nazca, la madre le mata, porque el padre es tan impor- con una nutrición inadecuada, sean al mismo tiempo las
tante para el niño que la vida es incompatible con su que realicen trabajos pesados y las que tengan mayores
ausencia. (Los esquimales de Groenlandia matan al niño si posibilidades de abortar. Así pues, lo que hace que el niño
la madre muere durante el parto por la misma razón; se malogre no es el trabajo, sino la mala nutrición de la
entre ellos la división del trabajo doméstico es más simi- madre durante Ja infancia. A pesar de que se han acome-
lar a la de la moderna sociedad industrializada, siendo las tido un gran número de investigaciones, no existen prue-
madres casi totalmente responsables del cuidado diario de bas sistemáticas y concluyentes que relacionen la muerte
sus hijos.) de los niños, momentos antes o después del nacimiento,
Estas variaciones culturales sobre el tema de la pa- con la actividad de la madre durante el embarazo . Se da
ternidad solamente pueden considerarse como «anóma- una relación entre el trabajo durante el embarazo y el bajo
las» y «anormales» si damos por sentado que porque en peso del bebé en el momento del parto, pero es una rela-
nuestra sociedad se hagan las cosas de una determinada ción espúrea: tanto el bajo peso, como el trabajo durante
manera, ésta debe ser la mejor o la única forma de hacer- el embarazo están asociados con una gama diversa de fac-
las . De hecho, dejar el cuidado de los niños exclusivamen- tores, incluida la situación socioeconómica, la estatura , la
te en manos de las mujeres no es necesariamente la forma edad de la madre, la concepción prenupcial, las condicio-
mejor ni la más natural de hacer las cosas, ni debemos pen- nes de alojamiento y el nivel de atención prenatal. No se
sar que es una norma que se da en todas las culturas, salvo han realizado trabajos sobre la relación entre el esfuer-
en unas pocas insignifica ntes y raras . En realidad posee- zo físico y el resultado del embarazo en sociedades que
mos creencias completamente irracionales sobre la forma no están industrializadas, pero sí disponemos de algunas
en que el sexo, y en especial la reproducción; determinan pruebas en el sentido de que el esfuerzo físico facilita el
los papeles masculinos y femeninos . parto y, por lo tanto, el nacimiento de un niño más sano,
Por ejemplo, normalmente la razón que se da para tanto en nuestra sociedad como en otras culturas diferen-
162 163
¡,
tes. Ello viene a confirmar el punto de vista de las mu- -y sigue requiriéndolo en las culturas sin. mecanízar-
jeres primitivas que piensan que el trabajo es una prepa- una considerable resistencia física, y la cap~_1dad de trans-
ración mejor para el parto que el descanso. portar pesos, por mencionar tan sólo dos exigenCTaS:"" Por
Desaparece, pues, la primera de las presunciones que ejemplo, para acarrear el a~a, cuando_ la fuei:i-te de_ abas-
se utilizan para justíficar la división económica del tra- tecimiento se encuentra situada a cierta distancia del
bajo según el sexo. La segunda y la tercera presunción, hogar, caso bastante frecuente, se necesita tanta energía
que afirman que la maternidad y el trabajo doméstico re- corno para cortar árboles, por poner este caso. La prepa-
quieren un nivel bajo de actividad y energía, so~mbién ración de la comida suele ser también agotadora Y con-
imagmarias en buena medida. Resulta dudoso que la ma- sume mucho tiempo. Phyllis Kaberry, en su trabajo sobre
ternidad sea una ocupación pasiva y sedentaria en alguna las mujeres de Banenda, lo define como «la puntLlla para
sociedad, y la presunción de que ello es así se basa más destrozar la espalda de cualquier mujer después de ~na
en la propia idea que de ella se tiene en la moderna socie- larga jornada de trabajo en el campo y una pesada _ca~rna­
dad industrial (como una ocupación no retribuida y que ta de vuelta al hogar». Kaberry describe de la _s;gu1ente
desempeña tradicionalmente la mujer), que en una eva- forma el trabajo diario que supone la p~eparac~on de la
luación realista de lo que de hecho implica. Corno sa- pasta de maíz, comida básica en esta tnbu al igual que
ben todas las madres (y algunos padres2_, el cuidado del en otras muchas partes de Af ríca:
niño es un trabajo físicamente agotador y mentalmente «Se desgrana el maíz de la mazorca con l~s manos, ma-
exigente; se necesita una vigilancia constante, una gran chacándolo en un mortero durante unos mrnutos, Y pul-
dosis de energía, y un tipo de proteccionismo y responsa- verízándolo después en la muela, que normalmente está
bilidad que resulta agresivo más que pasivo, ya que supo- colocada en la parte trasera de la choza y tiene unos
ne la capacidad de defender al niño y luchar por sus de- 60 centímetros de largo y unos 40 ó 50 centímetros de
rechos en un mundo que no siempre es comprensivo. En ancho. La mujer se arrodilla a un extremo, pone una c~­
concreto, la fuerza física necesaria para cuidar a un niño nasta ligeramente cóncava en el otro para recoger la hatt-
no es en absoluto despreciable. Un niño de un año puede na agana con ambas manos una pequeña piedra en forma
pesar más de diez kilos, y un niño de dos años, que quizás de' tortuga y lo muele. Las veces que lo cronometré se
siga necesitando que se le coja o se le sujete físicamente la tardó cerca de una hora para moler 1,30 kilos de grano.
mayor parte del tiempo, pesa fácilmente los catorce . Generalmente una molienda se considera suficiente (para
De a misma forma se ha sube · onvencional- un día) a no ser que haya un niño enfermizo o una fiesta.»
mente la energía necesaria ara el trabajo doméstico. Pue- A la vista de lo dicho, la idea de que los hom~res rea-
de parecer sedentario y liviano a aquellos que no sólo lo lizan el traba·o « esado», mientras que mu eres se
miran con desdén, -sino que lo contemplan desde una pers- ocupan de las «livianas» tareas domésticas parece un-ª
pectiva mecanizada en la que las trituradoras, los ~ornas operación puramente imaginaria entre d?s formas de
eléctricos, etc., han hecho desaparecer su parte más pe- trabajo que requieren energia y fuerza. (C~e~t~?"1ente, en
sada. El trabajo doméstico ha requerido tradicionalmente la propia tabulación de Murdock sobre la d1vis1on del tra-
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bajo se~1:1 el sexo, el «_transportar la carga» figura como ción de la mujer en el trabajo era de una importancia vi-
una actividad que realizan predominantemente las mu- tal mucho mayor para el mantenimiento de la familia que
jeres.) la del hombre ... incluso la provisión de comida que apor-
En muchas sociedades el cuidado del niño es una de taban las mujeres era de mucha mayor importancia que
las. oc~pa~i~nes que, implican un «status» alto en lugar de la de los hombres ... , los alimentos recolectados por las
ba101 mviruendo as1 la costumbre de los _países «civiliza- mujeres constituyen Ja comida habitual de los nativos ... ,
dos». A la pregunta de por qué los habitantes de Borren- económicamente (la familia) depende por entero del tra-
do lloraban la muerte de una mujer durante cuatro días bajo de la mujer.»
y la de un hombre sólo durante tres, los propios hom- Entre los aborígenes australianos, las mujeres recolec-
bres contestaron que: «Una mujer es la que pare a la tan las verduras, cavan buscando raíces y cazan los peque-
gente ... Las_ mujeres son muy importantes. Las mujeres ños animales (dejando para los hombres el trabajo espo-
son como Dios, porgue paren niños». Y continuaban di- rádico de capturar los animales grandes). En otros luga-
ciendo «¿Qué trabajo puede realizar un hombre? La mu- res su papel tradicional ha sido el de cultivar la tierra.
jer pare ~ niño, cc:ge luego una azada, se va al campo, y Esta tradición ha estado particularmente arraigada en la
esta traba1ando alli ... El hombre sólo compra aceite de mayor parte de Africa (aunque también se da en otros si-
palma. Los hombres sólo construyen casas.» tios, por ejemplo, Tailandia o Camboya). En Africa, las
~~tos coi;ientarios revelan los fallos de la cuarta pre- mujeres han sido las principales, si no las únicas, cultiva-
suncion, segun la cual el trabajo fundamental de las mu- doras de la tierra durante siglos. El papel del hombre (al
jeres a través de a historia y en las distintas culturas ha menos antes de la conquista por parte de los europeos)
s~~o don:éstico, y por lo tanto marginal como contribu- era derribar árboles -tarea que generalmente realizaban
c10n al bienestar económico de la sociedad. Quizás la ra- muchachos de quince a dieciocho años- la caza y la gue-
zón más importante por la que la división del trabajo rra. Al ir desapareciendo estas dos últimas actividades, la
entre los sexos no está universalmente consolidada alre- mayoría de los hombres se quedaron en paro. Es ios
dedor de la polaridad hembra sedentaria y varón activo es metódicos realizados sobre el papel de la mujer en la agri..
la de que en amplias zonas del mundo, el papel tradicional cultura entre 1940 1962 nos indican que, incluso en
d: l~s mu· eres las ha. llevado a desempeñar trabajos eco- esta época tan tardía, las mu¡eres rea iza an del 02 al 80
nom1camen te productivos fuera del hogar. Ello contradice por el tra ajo agnco a en una muestra que incluía
la moderna cre~ncta ele que el tra ajo e la mujer fuera al Senegal, Gamfüa, Nígeria, Uganda y Kenia .
del hogar c?nst1tuye ~n fenómeno propio del siglo xx, que En una comunidad africana descrita por Kaberry, las
resulta posible tan solo en las sociedades industrializadas mujeres cultivan toda la tierra de labranza. Debido al
en_ las que el Estado asume parte del papel maternal en el complejo sistema hereditario, la tierra que cultiva cada
cmdado y educación del niño. Malinowski escribió en La mujer tiende a estar dividida en pequeñas parcelas muy
familia entre los aborígenes australianos: dispersas en los poblados de su marido y su madre. De
«Un aspecto fundamental es el de que la participa- una muestra de veinte mujeres, el promedio de parcelas
166. J 6.7
por cada una era de ocho. Una madre de treinta y cinco su trabajo es mucho más duro que el de los hombres ...
años, con cinco familiare~, trabajaba catorce parcelas, cuya Da la impresión de que la división sexual del trabajo está
superficie total era de 7 3 áreas. Se tardaba diez minutos basada sólo en parte en ]as diferencias de las capacidades
en llegar a nueve de estas parcelas andando desde el naturales de los sexos. Naturalmente, el trabajo más pe-
pueblo ; a dos se tardaba treinta minutos; a otras dos sado debe ser realizado por los hom res, pero aquf ocurre
una hora , y a una muy grande, unos noventa minutos, tras lo contrario. Parece como si no se tuvieran en cuenta los
cruzar dos abruptas colinas, una de las cuales se alzaba talentos naturales nada más que para Ja asignación de la
alrededor de 360 metros sobre el nivel del valle. En esta caza a los hombres y de la recolección a las mujeres. Pero,
tribu , las mujeres pasan cerca de dos tercios del día cul- incluso en este caso, el trabajo de las mujeres es mucho
tivando la tierra y el otro tercio en otras actividades den- más arduo en tanto en cuanto requiere un esfuerzo, pa-
tro del poblado , incluida la de hacer cacharros de cerá- ciencia y reguJaridad constantes.»
mica. Por su parte, los hombres realizan trabajos agríco- La herencia de esta tradición, según la cual las muje-
las unos diez días al año . Pueden ayudar a la mujer a res son indispensables como miembros productivos de la
recoger leña (en lo que se tarda aproximadamente una sociedad, resulta evidente en el Africa actual. En muchos
hora diaria) , pero dedican la mayor parte de su tiempo a lugares, la mujer que no tiene un oficio o desempeña el
oficios u otras actividades con las que consiguen ganar comercio y depende con:Ip".letamente de su mariao, es
algún dinero, trabajando en casa o en el mercado . Con mal mua a. · n Ja sociedad yoruba, la educación de una
este dinero compran ciertos productos para la casa: sal, niña está pensada para proporcionarle un medio de ga-
aceite, carne, pescado y ahorran para los pagos matri- narse la vida, sin lo cual no se la considera prepara a
moñiales. Es evidente que trabajan menos que las mu .eres para e matrimonio. Muchas mujeres son comerciantes;
por el número de asociaciones recreativas a las que per- según el censo realizado en Nigeria en 1960, el 77 por
tenecen, y las tardes que pasan bebiendo vino y «bus- 100 de las mujeres trabajadoras se consideraban comer-
cando ayuda financiera». Mientras que la rutina de un día cian tes y controlaban el 66 por 100 del comercio del
normal de una mujer comienza a la amanecida, cuando país. Para una mujer su actividad comercial es muy im-
sale al campo (habiendo ya levantado y dado de comer a portante y a menudo le dedica más atención que a su
sus hijos), los hombres gandulean por el poblado, dan hogar, ya que puede estar durante semanas o meses se-
alguna cabezada , chismorrean, se terminan de arreglar y guidos comprando y vendiendo fuera del poblado. (En
salen a visitar a sus amigos. tales ocasiones, los niños quedan al cuidado comunal del
La carga más pesada de Ja división del trabajo entre pueblo.) Incluso en las zonas musulmanas de Africa es
los sexos parece que recae en estas sociedades sobre los normal que las mujeres comercien. En Zaria y el norte de
hombros de las mujeres . Malinowski comenta lo siguiente Nigeria, las mujeres responden del pago de la dote de sus
en relación con el tema : hijas, realizan su propia contribución a los pagos del ma-
«Resulta fácil apreciar que la cantidad de trabajo que trimonio de sus hijos y se proveen de sus propios uten-
se le asigna a la mujer es considerablemente mayor y que silios para cocinar, trajes de los niños y adornos persa-

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nales . Algunos hombres pueden depender económicamen- ciedades occidentales dw:ant la JI Guerra Mundial ,
te de sus mujeres y ello no es considerado deshonroso . cuando las mujeres pasaron a desempeñar muchos de los
é La uinta y última resunc'ón, que basa la d . · · ' trabajos de los hombres , incluidos algunos que implica-
../ del traba·o entre e ombre la mu ·er en cia ban trabajo pesado y destreza mecánica.
de fuerza y energía ísica , es también un falseamiento de De acuerdo con la tabulación de Murdock, la caza y
la realidad. La razón por la cual la mujer no pesca peces la guerra son actividades masculinas, pero los muchos
grandes ni caza animales tan habitualmente como reco- ejemplos que se pueden encontrar (tanto en las socieda-
lecta la cosecha o busca la leña , se debe, según este punto des pequeñas como en las industrializadas) de mujeres
de vista, a que el hombre es físicamente más idóneo para que cazan y guerrean , nos indican lo flexible que puede
estas tareas. De hecho, la distinción entre hombres y ser esta distribución de papeles entre los sexos.
mujeres en tamaño y fuerza varía según os grupo Se nos informa de que las mujeres toman parte en
turales (como vimos en el capítulo I), y también s gú el combate entre los nambikwara, los esquimales, las tri-
los individuos, con independencia del sexo. En segundo bus indias del alto Missouri, de la Columbia Británica, los
lugar, el hombre desarro a una mayor mus u.r.a:=de indios mohave, los cocopa, los pigmeos mbuti y varias
la que depende su mayor fuerza, debido al trabajo pesado tribus albanas . Entre los namibikwara (un pueblo tecno-
que ejecutan. Cuando los hombres realizan poco trabajo lógicamente primitivo que vive en el interior del Brasil,
pesado, como ocurre en Bali, se asemejan a las mujeres descrito por Levi-Strauss) las mujeres cazan habitualmen-
en el tamaño y la forma del cuerpo. Pero los hombres te y luchan junto a sus maridos. Su deber consiste en
balinenses que trabajan como culís en los muelles , bajo recoger los alimentos principales, y ello implica no sola-
la supervisión de los europeos, desarrollan la fuerte mus- mente escarbar en busca de raíces y recolectar la cosecha,
culatura que generalmente consideramos característica del sino también matar animales . (Al ser mujeres de hombres
hombre. Por lo tanto, la mayor fuerza de éste se debe, polígamos, quedan libres de los usuales deberes domés-
al menos en parte, al hecho de que se ejercita más, y en ticos y sólo la primera esposa es la que tiene que cuidar
las culturas en las que esto no es lo tradicional, es posi- la casa y los niños .)
ble, por lo tanto, que seden muchas menos diferencias Las legendarias amazonas, que se pensaba pertenecían
entre los hombres y las mujeres. Si los hombres derriban a una tribu sudamericana, pero que de hecho vivían en
árboles y cazan grandes animales habitualmente, desarro- el antiguo reino de Dahomey (donde se jactaban del _em-
llan los hábitos mentales y corporales apropiados a estas pleo militar de las mujeres a gran escala), eran mu¡eres
tareas ; y si las mujeres acarrean agua y muelen el grano, reclutadas por el rey como miembros de su ejército re-
lo más probable es que queden condicionadas de tal gular. En 1845 se estimaba que de un ejército de doce
forma que desarrollen los patrones de fuerza y energía mil soldados cinco mil eran mujeres. Estaban armadas
física que exigen dichas tareas . En realidad, los indivi- con trabucos: mosquetes y cuchillos con hojas de medio
duos de un sexo 2ueden cultivat. el patrón de actividad metro , y según todos los informes, luchaban como hom-
física del otro sexo, como quedó demostrado en las so- bres y con la misma energía y éxito. Un comentarista
170 171
natural, activo, agresivo y sano. Tanto las semejanzas
inglés, que escribía en 1893, sugirió que la introducción
como las diferencias en las formas en que las distintas
de una práctica simiJar en Inglaterra resolvería el pro-
blema de las solteronas. sociedades asignan tareas a los hombres y las mujeres
pueden ser convenientemente explicadas en términos del
En_ nuestra ~ropia época, las mujeres han sido, y si-
sistema de creencias imperante en cada sociedad. Como
guen siendo, activas luchadoras. En la guerra de libera-
Mur dock ha señalado: .
ción de Yugoslavia, por ejemplo, unas 100.000 mujeres
«Para explicar la djvisión del trabajo en razón del
llevaron armas como soldados activos: 25.000 murieron
sexo, resulta innecesario recurrir a diferencias psicoló-
en ~ombate, 40.000 fueron heridas y 3.000 quedaron
mutiladas, y fueron consideradas como veteranos con de- gicas innatas; las indiscutibles diferencias en las funcio-
recho a pensión. nes reproductoras son suficientes para trazar las amplias
líneas divisorias . A medida que se presentan nuevas ta-
El J?ªPel _guerrero de la mujer ha sido compatible con
reas, se asignan a una u otra esfera de actividades, según
el matnmoruo y la maternidad en algunas de estas socie-
la conveniencia y los precedentes.»
dad~s L pero en otras n~. Una amazona soldado que se
echo un amante, fue ejecutada junto con éste de una «Conveniencia» y «precedentes» son términos que se
forma que los misioneros describieron como «horrible». refieren a la cultura y que evolucionan sin que tengan
Pero la mujer guerrera nambikwara es, por definición, necesariamente ninguna relación con la biología. Dado
casada, y la mujer mbuti que caza, lo hace sin tener en que la distinción que marca la función reproductora es
cuenta matrimonio~ embarazo o lactancia. Por su parte, universal, las sociedades la utilizan como base para asig-
los hombres han sido a veces excluidos de la caza y la nar otras tareas. La especialización biológica sugiere otras
guerra a ~ausa de _sus otro~ p~peles sociales, entre los que especializaciones, pero la configuración real de las acti-
la patermdad ha sido la pnnc1pal causa de descalificación. vidades del hombre y la mujer las realiza cada sociedad
. . ¿Sómo se ex~lica, ento;ices, la estructuración de la según sus creencias sobre las funciones reproducto~s,
y estas creencias vienen culturaJmente determinadas.
1 div~s1on del trabajo en razon del sexo en determinadas
s~edades? La mejor forma de hacerlo es basándose en Las grandes variaciones que pueden darse de una so-
las creencias sobre la masculinidad femineida so re ciedad a otra han llevado a Margaret Mead, al discutir
la maternidad y la paternidad. Cuando al padre de un niño la importancia del trabajo interculturaJ de John Bowlbys
que va a nacer se le prohíben las actividades agresivas relativo al vínculo entre la madre y el hijo, a afirmar:
«Por lo tanto, los materiales provenientes de pueblos pri-
durante la g~_stació~, ell? se debe a la creencia de que el
padre y el h110 estan urudos, es decir, una creencia sobre nútivos no apoyan la teoría de que existe una conexión
la naturaleza de la paternjdad . Cuando en otras socieda- «natural» entre las condiciones de la gestación humana y
el alumbramiento y las prácticas culturales apropiadas.»
des se piensa que es apropiado para una mujer en estado
levant~r pesadt>s fardos de madera, también se debe a una
A pesar de las diferencias en las formas en que las
distintas sociedades reparten el trabajo entre los sexos, el
creencia sobr~ el papel femenino, a una actitud profun-
damente arraigada sobre la futura maternidad como algo uso del sexo como criterio para realizar este reparto pa-
173
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rece ser una característica de casi todas, si no todas, las sexual. Existen incluso otras sociedades en las que puede
sociedades. El antropólogo Claude Lévi-Strauss considera formarse una categoría especial de mujeres que sobresalen
que algún tipo de división sexual del trabajo (según él en ocupaciones consideradas propias de ambos sexos .
lo califica) constituye un artificio que consolida la mutua Los pigmeos mbuti , descritos por Colín Turnbull en
dependencia entre los sexos y, por lo tanto , es proba- Los cria os volubles, poseen una estructura socia en la
blemente el prerrequisito del matrimonio. Este tipo de que el papel del sexo biológico parece ser insignificante
especulaciones sobre las razones para la división del tra- en la determinación del papel y «Status » social. La caza y
bajo en razón del sexo nos han proporcionado algunas la recolección son las principales actividades de las que
ideas muy ingeniosas, aunque desgraciadamente falsas, dependen para su subsistencia, y ambos sexos toman parte
como la afirmación de Dürkheim de que en las socieda- en ellas. También comparten las decisiones políticas y
des muy primitivas son rudimentarias tanto la división disfrutan el mismo «status» social. La división del trabajo
sexual del trabajo como la solidaridad del matrimonio. en razón del sexo es mínima; con frecuencia los hombres
El propio Lévi-Strauss ha demostrado cómo la idea del cuidan incluso a los niños más pequeños . El embarazo
matrimonio y la familia como unidad pueden ser muy no es un impedimento para cazar, aunque en las áreas
influyentes en las vidas de un pueblo muy sencillo (el culturales cercanas consideran tabú que las mujeres emba-
nambikwara), que carece prácticamente de cualquier tipo razadas o en período de menstruación (y sus maridos)
de refinamiento cultural. cacen , lo que , según los mbuti, es una norma muy acer-
El grado de diferenciación entre los a eles de tada. El idioma mbuti distingue los sexos solamente en
bre y la mujer vana entro _e un am lio abanico. A veces relación con la paternid · existen palabras para «padr~
las normas son meramente preferenciales y a ambos sexos y «madre», pero no para «muchacho» y «muchacha» y
no les preocupa demasiado que se produzca una inver- «hombre» y «mujer». Mientras que otras sociedades acen-
sión temporal de la norma . Cora du Bois nos cuenta que túan en sus rituales las distinciones entre los sexos, los
en Alar, aunque existen distinciones entre los papeles rituales mbuti acentúan la falta de distinciones, y ello no
económicos de los sexos, no está mal visto encargarse parece producir ninguna preocupación sobre los papeles
del trabajo propio del otro sexo, sino que más bien se sexuales. ·
admira el hecho de que se posea esta habilidad suplemen- Los mbuti representan uno de los extremos. Al otro
taria. Las mujeres controlan la subsistencia económica y están aquellas sociedades que imponen rígidos papeles so-
los hombres las transacciones financieras (como los hom- ciales, y en los que ellos puede producir gran preocupa-
bres de Bamenda, éstos tampoco poseen un papel econó- ción. Los indios mundurucu del centro del Brasil cons-
mico fundamental), pero muchos hombres son apasiona- tituyen un buen ejemplo de sociedad en la que la pola-
dos horticultores y muchas mujeres poseen habilidades fi- rización de los papeles sexuales y las agrupaciones sexua-
nancieras . Por otra parte , en algunas culturas en las que les se han convertido en un elemento estructural básico.
la horticultura es definida como ocupación femenina, · el La separación física y social de los sexos es prácticamente
ser aficionado a ella constituye un signo de desviación total : los hombres y los muchachos viven en casas de

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hombres separados de todas las mujeres. Cada grupo de estos papeles, y debemos hacerlo si queremos mantener
personas de distinto sexo (con la excepción de los niños la sa ud mental. El psiquiatra Anthony Storr afirma que
pequeños) interactúa sólo dentro de sí mismo, y el anta- «en la actual civilización occidental es muy frecuente que
gonismo entre ambos grupos se pone de manifiesto en los hombres que consultan al psiquiatra exterioricen de-
muchos rituales y en otras ocasiones. La polarización se- masiada poca agresividad, mientras que las mujeres que
xual no sólo se extiende a las tareas económicas y a los se encuentran en la misma situación suelen exteriorizar
papeles sexuales, sino también al área de la personalidad, demasiada ... el modelo de hombre excesivamente com-
en la que se manifiesta corno una preocupación por el placiente y mujer excesivamente dominante es tan común,
dominio y la sumisión. En muchas piezas del folklore y que es el responsable de un gran número de problemas
en algunos ritos se expresa la preocupación por la capa- matrimoniales ... los hombres neuróticos se quejan de lo
cidad de la gente para permanecer dentro del papel y del dominantes que son sus esposas; las mujeres neuróticas,
tipo de personalidad prescrito para su sexo, y por el deseo de lo poco que lo son sus maridos . . . En este tipo de
real o imaginario de rebasarlos. Este deseo suele ser mayor matrimonios, cada miembro mostrará, por lo general, ca-
en los hombres que en las mujeres, lo que el etnólogo que racterísticas que pertenecen al sexo opuesto y no habrá
ha estudiado esta tribu atribuye a la relación ambivalente conseguido demarcar y definir sus respectivos papeles en
que los hombres tienen con sus madres y, por consiguien- la relación conyugal, en la que los límites entre el hom-
te con todas las mujeres. (Por supuesto, puede también bre y la mujer se encuentran más desdibujados que acen-
deberse a que los hombres se dan cuenta de que su do-
tuados ... La emancipación de la mujer es un hecho inelu-
minio está basado en premisas muy precarias que podrían
dible ... , pero estamos lejos de haber resuelto los proble-
invertirse algún día.) Sea cual fuese la razón, lo cierto es
que este tipo de preocupación por una inversión incluso mas que trae consigo la libertad ... Un sentimiento de
temporal del papel asignado a cada sexo es más fácil de confianza en la propia mascuJinidad o femineidad resulta
encontrar en aquellas sociedades donde el sexo constituye un aspecto fundamental de la identidad humana».
un principio organizativo de la estructura social. Ciertamente, este miedo es un eco de los miedos de
El sexo es un _principio organizativo de la vida en la gente normal. Por ejemplo, los trabajos sobre las a~ti­
la sociedad occidental de hoy día, y aunque la creencia tudes acerca del trabajo de la mujer revelan que urndo
popular no lo rense así, ·uega una función muy impor- a la creencia popular sobre cuál debe ser la conducta apro-
tante en la determinación de los papeles sociales. Por con- piada, está el miedo a que las mujeres se «masculinicen»
siguiente, no resulta sorprendente descubrir que, al igual al trabajar, de que se conviertan en agresivas y dominan-
que entre los mundurucu, mucha de la preocupación en tes y que, como consecuencia, la familia pierda estabili-
la cultura occidental tiene sus raíces en las exigencias que dad o acabe desuniéndose. El trabajo de la UNESCO ya
entrañan los papeles de ambos géneros. Según nos ase citado señala que <das mismas mujeres descon 1an de la
ran los siquiatras, gran arte de nuestra seguridad como propia agresividad que sienten surgir cuando adquieren
adultos se ogra permaneciendo dentro de los límites de su nuevo «status»; se pone en peligro la armonía entre el
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hombre y la mujer, y la posibilidad de un verdadero amor 100 en Alemania, Austria, Gran Bretaña, Dinamarca, No-
parece menos clara». ruega, Suiza, Finlandia y Grecia). De hecho, la mayoría
Estos miedos surgen, como ocurrió en otros tiempos, de las mujeres que trabajan son enfermeras o profesoras.
en el momento en que se piensa que son inminentes los En los Estados Unidos, las mujeres copan el 86 por 100
cambios en los papeles de los sexos. En la moderna socie- de toda la enseñanza primaria y en Gran Bretaña el 80
dad industrial los cambios tienden a ser especialmente por 100.
notorios, ya que se hace mayor énfasis en el cambio que Dentro de la industria existe un alto grado de dife-
en la permanencia dentro de la tradición, pero, de hecho, a renciación en razón del sexo. En todos los países indus-
pesar de la «emancipación» y a pesar de la apariencia de trializados, la mayoría de las mujeres trabajan en las
cambio en los papeles de ambos sexos, siguen mantenién- industrias textiles, de la confección y alimentarias. Nor-
dose las diferencias fundamentales entre los papeles del malmente, de uno a dos tercios de todas las mujeres que
hombre y la mujer en relación al trabajo. Incluso cuando trabajan lo hacen en estas industrias. Sin embargo, desde
se produce algún cambio, la gente mantiene con frecuen- la II Guerra Mundial se ha producido un espectacular
cia las formas tradicionales de pensar y actuar. aumento del número de mujeres empleadas en oficinas;
En todos los países industrializados existe una nota- de tal forma, que en Norteamérica, por ejemplo, cerca
ble diferenciación de todos, o casi todos, los trabajos en del 60 por 100 de las mujeres trabajadoras prestan sus
razón del género. En concreto, una ocupación social, la servicios en oficinas. Estos trabajos de secretariado re-
de ama de casa, es exclusivamente femenina. (La defini- quieren un adiestramiento relativamente corto y poco
ción de «ama de casa» para nuestros propositos es: «la costoso, y la conducta necesaria para desempeñarlos se
persona que es fundamentalmente responsable de las obli- acopla bien con el papel tradicional de la mujer: un
gaciones domésticas dentro de una familia»). El 7 6 por hombre secretario será impensable en la mayoría de los
100 de todas las mujeres que trabajan en Gran Bretaña países, a no ser en ocupaciones de alto nivel dentro de la
son amas de casa y también lo son el 9 3 por 100 de las Administración Pública. (Por supuesto, d empleo de mu-
que no trabajan. El mayor porcentaje de amas de casa jeres en las fábricas que producen bienes domésticos -te-
entre las que no trabajan se explica por el hecho de que jidos, trajes y comidas- refleja de forma similar el papel
muchas de ellas tienen niños, cerca del 60 por 100, de las convencional de éstas.)
que el 28 por 100 tienen niños menores de dos años. El Por lo general, los hombres dominan la mayoría de
cuidado de los niños es, por supuesto, una actividad exclu- los trabajos que conllevan una alta cualificación, remu-
sivamente femenina tanto dentro como fuera del hogar. neración y prestigio, y ello resulta cierto en todo el mundo
Las madres, no los padres, son las responsables del cui- industrial. Por ejemplo, de las titulaciones profesionales,
dado cotidiano de los niños; el personal de los jardines de científicas y técnicas obtenidas el año 1969 en Gran Bre-
infancia guarderías, escuelas primarias y (en menor esca a) taña por estudiantes con dedicación plena, los hombres
escuelas secun arias, está constituido por mujeres; las consiguieron el 77 por 100 y las mujeres el 7 por 100.
enfermeras son casi en su totalidad mujeres (el 90 por Durante 1968, en las industrias eléctricas y de mgerue-
178 179
ría de Gran Bretaña , el 17 por 100 de Jos hombres des- tables e incluso han aumentado, a pesar de la creencia
empeñ~ban pue_stos semicualificados, mjentras que para muy extendida de que las personas de ambos sexos se
la_s m~1eres la cifra ascendía al 48 por 100 . De todos los están equiparando a través del acceso igualatorio a mu-
directivos de las sociedades importantes registradas en chas ocupaciones.
Gran Bretaña en _1 966, el 87 por 100 eran hombres y Las estadísticas sobre el empleo también nos muestran
el 13 por 100 mu1eres ; de todos los capataces y supervi- .. otras formas , además de la señalada, en las que el per-
~ores, el 82 por 100 eran hombres y el 18 por 100 mu- tenecer a un sexo repercute sobre el papel social.
1eres_. E? _Estados ~nidos, el 3 por 100 de los abogados Las carreras de las mujeres se caracterizan por su dis-
en e1erc1c10 son mu1eres; en Gran Bretaña, el 4 por 100, continuidad, lo que no ocurre con las de los hombres . Una
y el. 7 po~ 100 e? ,s~ecia . Tan sólo el 0,06 por 100 de parte importante de la mano de obra femenina en la in-
los mgerneros bntamcos son mujeres, cifra que es del dustria está constituida por muje,res que trabajan sólo
0,07 por ~O? en Estados Unidos y del 3,7 por 100 en parte de la jornada: al menos el 10 por 100 en Canadá y
Francia. S1 bien las mujeres profesionales reciben el mis- Alemania Federal, el 18 por 100 en Gran Bretaña y más
1:1º salario qu~ los hombres, no es éste el caso para otros del 20 por 100 en Suecia, Dinamarca y los Estados Uni-
tipos de trab~!os . Así~ p~es, la cualificación, el prestigio, dos . La tendencia a elegir trabajos que sólo ocupan parte
la remu_nerac10n econom1ca y el género se encuentran in- de la jornada laboral refleja las responsabilidades domés-
terrelac1,on~dos de forma compleja pero constante. ticas de las mujeres; según una muestra, el 18 por 100
Un mdi_c~ ~e esta constancia que está muy relacionado de las que trabajan durante toda la jornada tenían hijos
co-? las defm1c10nes occidentales de masculinidad y femi- menores de dieciséis años, en contra de 53 por 100 de
neidad ~s el q,u~ se calculó en los Estados Unidos para las que sólo trabajaban parte de ésta. Las responsabili-
1950 : siete dec:mas par~es de todas las mujeres trabaja- dades domésticas implican normalmente que una mujer
doras desemi:enaban ,v~mte ocupaciones, agrupadas en tiene que abandonar el trabajo por completo durante va-
torno
f a traba1os domesticos y de oficina , de enfermeras , rios años enteros y sólo se reintegra a él gradualmente.
p_ro es~ras y empleos no cualificados en fábricas. En Sue- Pauline Pinder, en un trabajo realizado para la Planifi-
cia, pa1s con una ~istoria muy distinta, la proporción era cación Política Económica en 1969 , describe con estas
exactamente la misma en 1962. En los Estados Unidos palabras la diferencia entre las carreras de los hombres
ta~ sólo un 1~ por 100 de hombres trabajan en estas y las mujeres:
ve1?te ocupaciones; en Suecia, doce años después, lo ·
hacian un 1~ , 9 po,r ~ 00. E?- ambos países, y también en «La vida laboral del hombre medio transcurre inin-
Gra_n Bretana, Belg1ca, Dmamarca, Francia, Alemania, terrumpidamente desde el final de la escuela o la forma-
Italia, _H olanda ~ Noruega, dos quintas partes de todas ción profesional hasta la jubilación, pero la mujer media
las !11uieres traba¡adora~ estaban empleadas en cinco ocu- tiene cada vez más posibilidades de tener una vida laboral
p~c1ones_. Durante los últimos años, gran parte de las dividida en tres fases : la primera, desde que abandona
diferencias que revelan estas cifras han permanecido es- la escuela hasta el nacimiento del primer hijo, período
180 181
en el que por lo general trabaja toda la jornada laboral; guerra y de la emancipación de la mujer. Pero ¿qué ocu-
la segunda, mientras sus hijos son pequeños, período en rre en la realidad?
el que puede que se retire total o parcialmente del mundo El número de chicas que van a la escuela en los nive-
laboral; la tercera, desde que el niño más pequeño va a la les de primaria y secundaria guarda casi proporción (aun-
escuela hasta que ella alcanza la jubilación, en la que pro- que no del todo ) con el del conjunto de la población . Por
bablemente volverá a trabajar la jornada laboral com- ejemplo, en el año 1963 el 48 ,4 por 100 de los alumnos
pleta.» de enseñanza primaria en Norteamérica y el 49 ,4 por
Pero no es sólo en el ritmo de sus carreras en lo que 100 de los de secund aria , eran chicas , si bien en conjunto
an;ibos. sexos se diferencian. Existen diferencias muy am- su número era superior al de los varones.
~lias ligadas a los papeles generales de las personas de dis- Entre las personas que no han disfrutado de educa-
tln to sexo y a las expectativas y oportunidades a las que ción existe una cons tante tendencia a que el anal abetisµio
conducen. La tradición y los prejuicios continúan afec- sea más frecuente entre las mujeres que entre ]os hom-
~ando a estas oportunidades, de tal forma que los traba- bres. En Grecia son analfabetas el 3 O por 100 de las mu-
JOS que han sido tradicionalmente femeninos tienden a jeres, contra el 8 por 100 de los hombres; en Yugoslavia,
continuar siéndolo, por regla general, a través de una el 34 por 100 de las mujeres y el 12 por 100 de los hom-
~acionalización_ sobre _su idoneidad para las mujeres. La bres; en España, el 18 por 100 de las mujeres y el 8 por
JOven que decide elegu un trabajo o profesión tenderá a 100 de los hombres.
rechazar (o ser rechazada por) las ocupaciones «masculi- Pero es en el otro extremo de la educación en donde la
nas» y a considerar como fuentes potenciales de satisfac- diferencia .tesulta más evidente. De cada cien personas de
ción sólo aquellas a las que tiene fácil acceso. Además edades comprendidas entre los veinte y los veinticuatro
est~rá muy influenci~da por una formación que la prepara años que en 1965 recibían educación superior, 6,6 eran
meior para los trabajos que requieren el tipo de carácter mujeres en el Reino Unido , 5,3 en Dinamarca, 2,3 en
«femenino» que, como vimos en el capítulo 2 , segura- Suiza y 15 ,2 en Bélgica. Mientras que las mujeres consti-
mente le habrá sido inculcado. El efecto de todo esto tuían cerca de las dos quintas partes de los estudiantes
viene aumentado porque para lograr introducirse en una que ingresaban en las universidades de Gran Bretaña en
ocupación de los hombres es necesario compartir las vir- 196 7, tan sólo conseguían menos de un tercio de los tí-
tudes «masculinas» de iniciativa, esfuerzo y agresividad . tulos académicos y solamente un noveno de los títulos
Por último está su educación , un elemento más im- superiores .
portante en la formación de diferencias entre los sexos de Estos hechos revelan claramente la creencia de que la
lo que mucha gente estaría dispuesta a admitir. En teoría educación . es más importante para los chicos que para las
se supone que en nuestra actual sociedad industrial la chicas, lo que realmente es cierto en una sociedad en la
educ_ación está a~ alcance de los hombres y de las mujeres que el «tr.abajo » es una actividad de todos los hombres
por igual y se piensa que ello constituye uno de los más adultos, pero sólo de algunas mujeres. Y no es tan sólo
concretos efectos de la ideología democrática de la pos- en el número de personas que reciben educación donde

182 183
el género es importante, lo es también en las materias que
se estudian. En 1964, el 46 por 100 de las licenciaturas 6. SEXO Y GENERO
de pedagogía dadas en Estados Unidos fueron_obtenidas
por mujeres, mientras que de las de ciencias consiguieron
sólo el 10 por 100. De todos los alumnos de medicina
en Gran Bretaña durante 196 7, dos terceras partes eran
hombres. En otros países se dan diferencias similares .

En resumen, podemos afirmar que la principal impor-


tancia del sexo biológico para la determinación de los pa- «Sexo» es un término biológico; «género» es un tér-
peles sociales consiste en proporcionar una división obvia mino psico ógico y cu tural. El sentido común nos sugiere
y universal alrededor de la cual pueden organizarse otras que se trata simplemente de dos formas distintas de enfo-
divisiones. La cultura constituye el factor fundamental a car una misma distinción, y que alguien que tenga sexo
la hora de decidir a qué lado de la línea divisoria deben de mujer, por ejemplo, pertenece automáticamente a~
ser colocadas las distintas actividades. Los hombres y las género correspondiente (femenino). Pero en realidad ello
mujeres van siendo moldeados de distinta manera por no es así. Ser hombre o mujer es algo que depende tanto
nuestra sociedad a trav~s de la forma en que son criados, de la vestimen a, los es os, el trabajo, 1as relacioñes
de la educación y de sus ocupaciones de adultos. No re- sociales y la personalidad, como de poseer un determi-
sulta, pues, sorprendente que al final de este proceso lle- nado tipo de órganos genitales.
guen a considerar sus distintas ocupaciones como algo Esta aseveración, que puede resultar bastante sor-
predeterminado por alguna ley general, a pesar de que las prendente, viene apoyada por diversos hechos. En primer
diferencias biológicas entre los sexos no son ni tan gran- lugar, los antropo ogos nos an informado de las grandes
des ni tan inconmovibles como la mayoría de la gente variaciones que existen entré las distintas formas en que
suponemos, y a pesar de que en otras culturas los pape- las culturas definen el género. Es cierto que todas las so-
les sexuales se han desarrollado de una manera bastante ciedades utilizan el sexo biológico como criterio ara la
diferente, lo que a los pertenecientes a estas culturas les atribución del género, pero tras este simp e punto de par-
parece tan natural e inconmovible como a nosotros la tida no existen dos culturas que estén completamente de
nuestra. acuerdo sobre qué diferencia a un género del otro. Parece
innecesar io señalar que cada sociedad piensa que sus pro-
pias definiciones de género corresponden a la dualidad
biológica de los sexos.
Culturalmente, por lo tanto, se dan las mismas distin-
ciones biológicas entre el hombre y la mujer, coexistiendo
184 185
con grandes variaciones en los papeles de los géneros. En nos, en_ el hombre normal predomina la masculinidad y
contraste, también hay personas cuyos géneros (cultural- en la mujer normal la femineidad.»
mente definidos) coexisten con un sexo indeterminado. StolJer es un psicoanalista que se especializó en pro-
Son las personas intersexuadas, y recientes trabajos reali- blemas e identidad del género, y su libro es el resultado
zados en los Estados Unidos y Gran Bretaña han demos- del detallado estudio de 85 pacientes. Otras personas que
trado que alguien que no sea ni hombre ni mujer puede han investigado en este campo son el doctor John Money
ser tan masculino o femenino como un individuo bioló- y los doctores John y Joan Hampson, todos los cuales
gicamente n.ormal. Si se necesitase alguna prueba de que han trabajado en la clínica de endocrinología del Hospi-
el sexo y el género son os entidades distintas, es a se a tal John Hopkins de los Estados Unidos sobre los deno-
suficiente, y en verclad otras sociedades nan aclmitido tá- minados «experimentos acerca de la naturaleza», es decir,
citamente el fallo de una simple clasificación dualista al los realizados con pacientes que padecen trastornos del
reconocer no dos, sino tres categorías sexuales. sexo biológico y son hasta cierto punto hermafroditas.
El doctor Robert Stoller, en su libro Sexo y género, Aunque Stoller habla de «identidad del género» y Money
define la relación entre estos conceptos de la siguiente y el matrimonio Hampsons de «orientación psicosexual»,
forma: - ambos términos se refieren al sentimiento ue un indi-
« ... dejando a un lado unas pocas excepciones, existen vid~o tiene de sí mismo en cuanto varón o hembra, es
dos sexos: varón y hembra. Para determinar el sexo se decir, de pertenecer a uno u otro grupo. El aesrnallo
deben probar los siguientes elementos físicos: cromoso- de este ~im1ento es tan esencial para los individuos
mas, genitales externos, genitales internos, gónadas, esta- biológicamente normales como para los anormales, pero
dos hormonales y caracteres sexuales secundarios ... ; así, el estu io de estos últimos pue e revelarnos muchas cosas
pues, el sexo de una persona viene determinado por una sobre el papel que juegan la biología y la formación social;
suma aJgebraica de todas estas cualidades y, obviamente, ilumina de mil maneras la discusión sobre el origen de las
la mayoría de las personas se encuentran encuadradas en diferencias entre los sexos.
una de las dos curvas de distribución normal que se for- Comenzaremos con lo que uizá constituye el hallazgo
man, a una de las cuales se denomina «varón» y a la otra más sorpren ente: os c "cos sin pene pue en egar a
«hembra». convertirse en hombres «normales» y as cbicas con pene
Géner es un término que tiene connotaciones psi- y sin útero en mujeres «normales». Stoller compara e1
cológicas y culturales más que bioló icas~ si los términos desarrollo del género de dos chicos norteamericanos, am-
adecuados para el sexo son «varón» y «hembra», los co- bos nacidos sin pene pero, en un sentido genético estric-
rrespondientes al género son «masculino» y «femenino)>, to, normales. El) uno de los casos el niño tenía cuatro
y estos últimos pueden ser bastante m ependientes del años de edad cuando Stoller le vio y era considerado por
sexo (biológico). El géñefo es la cantida e mascu m1 a los expertos, al igual que por los profanos, incluida su
ó femineidad que se aa en una ersona, y, obviamente, familia, como un niño «psicológicamente» normal (es
aunque existen mezcla de ambos en muchos seres huma- decir, masculino). Era violento y activo, le gustaba jugar

186 187
ellos mismos «buenos» modelos de masculinidad y femi-
al rugby y al béisbol con su padre y luchar con sus her-
neidad . Por su parte, los padres del segundo muchacho no
manos. Quería dedicarse a la lucha libre cuando fuese ma-
eran modelos especialmente apropiados en este sentido ni
yor. Le desagradaba cualquier cosa que p~reciese afemi-
esperaban de su hijo, como algo natural, una conducta
nada; jugaba a ser supermán . Se peinaba como su padre
masculina normal. Le transmitieron su idea de que era
y coleccionaba pistolas de juguete, imitando .ª su padre,
biológicamente anormal y no podría pertenecer realmente
que las coleccionaba de verdad. Este traba1aba de ~n­
a ninguno de los sexos ni de los géneros.
cargado en una estación de servicio y el juego favonto
Estos dos casos revelan el im ortante papel que jue-
del niño era «la gasolinera», que consistía en escarba_r
gan las ex_Qectativas de los padres en el desarrollo de
en el barro construir una estación de servicio con ladn-
' . la I entidad del género en el niño. Y tamoién, <:p:re _
llos y utilizar la cola del gato como bomba para se:vtr
niño puede conseguir una sólida identificación e género
gasolina. No le cabía la menor duda de que er~ un chico,
como varón, careciendo mcluso del símbolo principal de
y su conducta, intereses, aspecto y amaneramientos con-
la varon idad: el pene. Los niños sienten que el género
firmaban esta identidad básica del género.
no viene necesariamente definido por e sexo, y ciert~­
El segundo caso, que Stoller vio cuando el chico tenía
mente algunos estud10s generales so re ellos han eviden-
quince años, también carecía_ de pene. s~ trataba _de u?
ciado que, al menos en los primeros años, no utilizan la
chico muy trastornado, esencialmente varon en su identi-
anatomía como criterio para determinar el sexo. Hasta los
dad del género, pero atormentadamente consciente de su
seis o siete años afirmarán que las niñas pueden conver-
defecto. El problema que se le planteaba era: «¿Puedo
ser un verdadero hombre con este defecto?» Desde los tirse en niños, o viceversa, si adoptan los juegos, trajes,
siete años había practicado con otros muchachos un juego peinados, etc., propios del sexo correspondiente. Por lo
homosexual relacionado con su defecto. Consistía en que general, esto se ha utilizado para demostrar la fa_lt? de
cada niño tiraba del pene del otro para hacerle daño y conocimientos biológicos de los pequeños, pero qmzas se
éste gritaba . Dado que el paciente no sentía dolor en_ la trata más bien de una apreciación realista de la situación,
protuberancia de piel que tenía por «pene», su gnto ya que el niño percibe perspicazmente que el género viene
era fingido; pero aunque ambos niños lo sabían, ~l j_uego
~vJ<'D ._definido or la sociedad no orla biología. Cuand? reac-
servía al propósito del paciente de reforzar su sent1m1ento ~f\\<::X:' ·e cionamos ante alguien como si fuese hombre ~ mu1er, no
de varonilidad, probándole temporalmente que su pene
\(J.\~\ ~necesitamos saber si tiene un pene o una v~gma_, pechos
~ o pelos en el pecho. La mayor parte d_e las s1t~ac1ones so-
ciales definen el género tesposa= mu1er, dentista = ?o~-
era tan «real» como el de los otros niños normales.
La diferencia fundamental entre estos dos casos no
()Jf>
bre, etc.), o el género resulta visible como suma de distm-
es biológica: ambos chicos eran defectuosos desde este
tos aspectos, rnc uidos amaneramientos, form~s, de ablar,
punto de vista. La ausencia del defecto en la identidad ~el
~ vestimenta elección de temas de conversacion, etc. El
género es ~así siempre un hecho visible el sexo no. - -
género del primer niño se debía a la forma en que le cria-
ron sus padres: le trataban como a un niño normal, espe-
'El nmo e cuatro años que carece de pene pue e, por
rando que se comportase como tal y proporcionándole
189
188
supuesto, tener problemas al llegar a la adolescencia, al do hago el amor con un hombre tengo que tener varios
igual que los tenía el de quince años. Cuando alcance la orgasmos antes de poder relajarme y sentirme satisfecha.»
edad de tener relaciones sexuales deberá enfrentarse al Esta mujer tenía dos tipos de respuestas orgásmicas,
hecho de que se da por supuesto que el pene es el comple- una de hombre y otra de mujer. La capacidad de tener va-
mento esencial del éxito de su virilidad. Esta es, des- rios orgasmos seguidos es una característica de la mujer
pués de todo, una creencia casi universal. Pero, ¿es cier- (ver los descubrimientos de Masters y Johnson que se
ta? Los libros sobre este tema mencionan el caso de una citan en el capítulo 4 ), y resulta significativo que en el
mujer, criada como hombre , y hombre en su identidad del caso de esta mujer su identidad del género parece invali-
género, que tuvo un éxito espectacular incluso como aman- dar su capacidad biológica para tener varios orgasmos
te. Se construyó un pene artificial y con su ayuda fue ca- cuando está con otra mujer.
paz de realizar el acto sexual de forma tan convincente De lo dicho , se sigue lógicamente que la vagina y el
que su pareja la acusó de haberla dejado en estado. Este pene son valorados (por la gente normal) y deseados (por
tipo de hechos han inducido a Stoller a afirmar que la sa- la gente anormal que carece de ellos) como símbolos con-
tisfacción sexual no depende de una sexualidad prefijada
biológicamente que funciona a través de la conducta apro-
cretos e a emine1 ªª y la masculinidad, y no que m
masculinidad y la emmei ad surgen automáticamente e
1
piada para su género. Lo que ocurre es más bien lo con- ht mera posesión de estos órganos. E1 breve histona i::le
trario: «En otros pacientes que hemos visto con defectos una mujer intersexual nos servirá para ilustrar lo dicho.
anatómicos en sus órganos genitales, al igual que en las Uno.__de los pacientes de Stoller, que biológicamente
personas anatómicamente normales, resulta claro que la era lo más neutro que se puede ser, fue a verle por pri-
satisfacción sexual sirve para establecer y mantener la pro- mera vez a los dieciocho años porque no se le desarrolla-
pia identidad del género.» ba el pecho y no le había comenzado la menstruación.
En sí misma, la experiencia de satisfacción sexual Poseía la composición cromosomática XO, y si bien sus
puede depender del papel del género más que del sexo órgaqos genitales externos tenían a ariencia femenffia,
biológico, cuando ambos coinciden. Uno de los pacientes no tenía útero, ni vagina, ni gónadas. Sin embargo, a ía
de Stoller, una mujer biológicamente normal que poseía sido criada como mujer, y nadie de su familia alberga a
una identidad del género masculino, escribió: la más mínima uda e que era una mujer. Stoller señala
«Durante mi relación sexual con una mujer me sen- que en la época de su primera consulta era naturalmen-
tía realmente como si tuviese un pene. Me sentía comple- te femenina en su conducta y vestimenta, así como en sus
tamente masculina y superior a la mujer con la que estaba. deseos y fantasías, tanto sociales como sexuales: en todos
Cuando tenía un orgasmo me parecía que estaba eyacu- estos aspectos no se diferenciaba en nada de cualquier
lando. Es difícil de explicar. Mi orgasmo no es un senti- otra chica del sur de California. Se le dijo en el diagnós-
miento único, sino más bien una sensación espasmódica. tico que nunca podría tener hijos, y que no tenía vagina,
Puedo tener relaciones sexuales con una mujer, y quedar aunque se le podía colocar una de plástico por medio de
completamente satisfecha después de un orgasmo. Cuan- una operación quirúrgica. Durante el transcurso del tra-

190 191
tamiento psiquiatnco a que fue sometida (debido al po- Los estudios de casos, aunque resultan fascinantes, no
sible trauma que le podía provocar este descubrimiento) pueden respaldar por sí solos generalizaciones radicales
quedaron de manifiesto tres aspectos de su identificación sobre la falta de identidad entre el sexo y el género. Mo-
femenina: en primer lugar, su deseo de casarse y tener ney y el matrimonio Hampsons han investigado un nu-
hijos ; en segundo, su preocupación sobre la apariencia meroso grupo de acientes Fiermafroditas, y en el 95
y funcionamiento de sus órganos genitales ; y en tercero, por 100 de los casos (de un total ae 113' o que supone
sus intereses femeninos en cuanto a apariencia, juegos, un número muy elevado para este tipo de anormalidad)
uso del tiempo libre, relaciones sexuales, etc. Su herma- el sexo en el que fueron criados se correspondía con la
na mayor contó que: «Tenía una muñeca que le regalaron identiáad del género, y lo más significativo es que la co-
a los ocho años, y siempre decía que la iba a guardar para rrespondencia se mantenía incluso en el caso de aquellos
dársela a su hija después de casarse. La sigue teniendo y individuos en los que no coincidían el sexo en que habían
la conserva perfectamente .. . Cuando mi hijo nació ella sido criados c-0n el sexo biológico determinado por los
tenía nueve años y le encantaba cuidarle, le trataba estu- cromosomas, las hormonas, las gónadas y la configuración
pendamente bien . .. No se puede bromear con ella acer- de sus genitales internos y externos.
ca de que no va a tener hijos.» Los casos típicos de este asom broso hallazgo nos vie-
La paciente estaba preocupada por no tener vagina nen dados por dos pacientes del grupo . Ambos son casos
y quería que se le pusiese una . Pero sus padres se ne- del síndrome adrenogenital -niños nacidos con órganos
garon porgue aún no estaba casada y pensaban que si se internos de hembra y genitales externos de varón-. Am-
la ponían ello la conduciría a la «promiscuidad», aunque bos eran hemb ras en el sentido de la determinación cro-
sabían que no podía quedarse en estado ya que no tenía mosomá tica del sexo, y ambos tenían la apariencia exter-
matriz ni ovarios. La forma en que estos padres trataron na de virilidad. Uno fue criado como niño y el otro como
a su «hija» como una mujer normal, ilustra muy bien a niña: el uno p or lo tan to tenía una identidad del género
concepcion ae la sexualídad como un simple aspecto de de mujer -se consideraba a sí mismo mujer- mientras
la conducta apropiada al _género. Esta persona no era que el otro tenía uha identidad del género de hombre, y
biológicamente más hembra que varón , pero al haber sido estaba convencido de que era hombre .
educada como mujer quería tener una vagina que le sirvie- Así, pues . la conclusión más importante que pode-
se de confirmación de su femineidad; es más, todo el mos extraer del estudio de los individuos hermafrodirns
mundo «sabía» que era mujer , por lo que se aplicaban re- es la de que la identidad del género se establece pron o y,
glas femeninas a su conducta , de aquí que para retrasar por lo general, de forma irreversible. Según la experiencia
la operación quirúrgica se alegaran razones de una morali- clínica, un cambio del sexo en que na sido criado un niño
dad aplicable a las mujeres. De hecho, la opinión de los puede tener éxito si se realiza antes de que cumpla los
médicos especialistas prevaleció sobre la de los padres y dos años, pero después de esta edad el riesgo va en aumen-
la paciente tuvo su vagina, se acostó con su novio , se casó to. Los cambi os que se efectúan después de los dos años
y llevó una vida «normal» como mujer. de edad suelen causar graves inadaptaciones. La conclu-

192 193
s10n es que, tanto en los individuos normales como en tra aprendido» , y son demasiado importantes como para
los anormales, la identidad del género se consolida más no mencionarlas. Por ejemplo, los pacientes intersexuales
o menos en el mismo período que la lengua materna, es criados como mujeres tienen fantasías intensamente feme-
decir, en los dos primeros años de vida. ninas e inclinaciones eróticas típicamente femeninas, a
Por consiguiente, estos datos no concuerdan con la pesar de que carecen casi por completo de hormonas fe-
insistencia de Freud sobre la temprana bisexualidad de meninas . Se trata de pacientes con una composición cro-
los hombres y las mujeres . Además, y si bien no las ataca mosomática XO. No poseen tejido gonadal que les funcio-
directamente, tampoco sirve para confirmar las teorías que ne en absoluto, y por consiguiente tampoco tienen estró-
afirman que los rasgos característicos de la conducta mas- genos producidos por el ovario. De los trece pacientes de
culina y femenina , las cualidades de la personalidad y las este tipo criados como niñas que fueron estudiados por
inclinaciones sexuales, son innatos. El niño masculino el matrimonio Hampsons y por Money, todos tenían en-
que carece de pene, el hombre femenino que anda, cruza sueños y fantasías de relaciones románticas, matrimonio
las piernas y se suena las narices como una mujer, el in- y juego eróticos heterosexuales exactamente igual que las
dividuo cromosomáticamente neutro que sueña con tener mujeres normales.
un hijo con patética e inexorable persistencia, el cromo- Esta relación entre las hormonas sexuales y el erotis-
somáticamente varón cuyas gónadas segregan estrógenos mo ha constituido un tema constante en la literatura so-
que le producen crecimiento de los pechos (lo que no bre las diferencias entre los sexos. Therese Benedek, por
cuadra con el diagnóstico social de masculinidad), todos ejemplo, pretendía en 1952, haber demostrado que los
ellos muestran que la identidad del género es una varia- cambios hormonales en el ciclo menstrual estaban rela-
ble cultural e rn ependiente. La pregunta más acuciante cionados con el contenido de los sueños. Pero el doctor
que los médicos hacen a estas personas cuando se presen- Hampson, tras examinar el grupo de 31 pacientes que la
tan para recibir tratamiento no es la de: ¿es usted hom- muestra del hospital John Hopkins cuyo sexo hormonal
bre o mujer?, sino «¿se siente usted hombre o mujer?» era distinto de aquel en que habían sido criados, llegó a
1La identidad del género (sentirse hombre o ?1ujer) e~ el la fundada opinión de que estas pacientes .no aportaban
determinante fundamental el papel del genero (v1v1r nin na rueba convincente Qara · e las hormo-
como hombre o como mujer); el sexo biológico puede nas sexuales actúan como un agente causal único ara
! ser reconstruido, y con frecuencia 1o es, para permitirle
al individuo actuar según el papel de su género sin confu-
estaolecer el a el del género y la orientación psicosexua .
os actores que tratan a pacientes hermafroditas han des-
(
siones ni riesgo de ridículo social. En este caso la biología cubierto que el erotismo cognoscitivo (imaginaciones eró-
1 se hace moldeable en el sentido literal de la palabra, y se ticas , fantasías y sueños) es otra variable más del género
altera para que coincida con la identidad. No es la iden- y, como tal, independiente del nivel o funcionamiento
tidad la que es configurada por la biología . hormonal. El doctor J ohn Money, al escribir sobre Las
Existen muchos aspectos en los que el estudio de la hormonas sexuales y otras variables en el erotismo huma-
intersexualidad arroja luz sobre la discusión «innato con- no, dice : «De la misma forma que el erotismo insano
194 195
11'
1

puede quedar indeleblemente marcado, también puede dan por debajo de sus posibilidades en lo relacionado
ocurrir lo mismo con el erotismo sano, sea masculino o fe- con el campo académico.
l1 De la misma manera que el estudio de los intersexua-
menino. Realmente la masculinidad y la femineidad de
los hombres y las mujeres sanos es tan estable que siem- les puede resultar muy fructífero para conocer cómo la
pre se ha pensado que la orientación sexual debía venir gente adquiere sus identidades de género, también puede
determinada de alguna manera automática, completamen- serlo el estudio de los transexuales y homosexuales.
te independiente de la experiencia vital (por ejemplo, a Términos tales como «intersexual» «transexual» y
través de los genes o las hormonas). En la actualidad es «homosexual», han sido utilizados e forma bastante con-
necesario aceptar que la perspectiva y orientación erótica fusa, en gran parte debido a la falta de conocimientos.
es un fenómeno psicológico autónomo, independiente de Pero a medida que van apareciendo trabajos más concre-
los genes y las hormonas, y, lo que es más, resulta per- tos se hace posible definir y utilizar es tos términos con
manente e inextirpable. » mayor precisión. «lntersexual» se refiere a una condición
'1
Otra área en la que el historial de un intersexual re- biológica; «transexu'al» y «homosexual» acen referen- \
sulta importante para el debate general sobre el origen cia, por su parte_, a trastornos en a a qmsICión sociocui-
1 de las diferencias sexuales es la del rendimiento intelec- tural del papel y fa identidad del género. Un factor impfü-
1
tual. El cáso de un aciente varón criado como mujer,
1
-- .
sirve para re orzar una teoría que trata e exp 1car por
tante en la etiología del transexualismo y la homosexua-
lidad es la fuerte identificación con una persona de otro
qué el rendimiento de las mujeres es inferior a sus posi- sexo; tanto los varones transexuales como os omosexua-
bilidades. Este paciente acudió or rimera vez a la clí- esse han identificado con sus madre·s en una medida
1
nica cuando comenzaron a a arecerle características sexua- que no se da entre la gente «normaÍ»; ninguno de ellos
11
1
les secundarias de varón durante la adolescencia (y seguía ha sustituido la identificación con la madre por la iden-
1 pensando que era una mujer). Las pruebas e aboratorio tificación con el padre, proceso éste que resulta funda-
revelaron su virilidad, lo que le fue comunicado. Después mental para la consecución de una masculinidad normal.
vino su conversión social de rrm1er a hombre. Parte de
En el caso de la homosexualidad, un componente impar- \
esta conversion consistió en un espectacular cambio en tante de pape e genero, el erotismo, esta en esacuér-
su expediente escolar. De studiante «mediocre» pasó a
do con todas Ias otras variables del sexo y el género. El
estudiante «excelente». Es significativo que comenzó a
homosexual siente que es un hombre, pero eróticamen-¡e-
ser el primero de su clase en matemáticas, asignatura en
no puede comportarse como tal. Aunque los artistas y
la que sacaba muy malas notas cuando pensaba que era
hombres extraordinariamente creativos pueden haberse
mujer. Dicho con otras palabras, su rendimiento escolar
había estado parcialmente determinado por su concien- identificado con su madre más de lo normal, han seleccio-
ciación sobre las normas de rendimiento sexualmente nado específicamente para esta identificación los elemen-
apropiados, y es este tipo de concienciación la que sub- tos no eróticos. Los homosexuales han llevado esa identi-
yace bajo el hecho de que generalmente las mujeres rin- ficación más lejos, siendo incapaces de separarse como
197
196
hombres del erotismo dirigido hacia los varones, que es que la simbiosis entre la madre y el hijo se continúe du-
normalmente el erotismo de sus madres. rante la infancia, si bien se suele abandonar naturalmente
En el caso de los transexuales, la identidad del é- al adquirir el niño o la niña su propio género e ident idad
1 1
nero y el papel de] géner ontradrcen completamente las en los primeros tres o cuatro años de vida . David Levy y
vana es e sexo 10 ogico a variab e e sexo en el Stoller han observado por separado las grandes capacida-
que an sido cría os. El hombre rransexual s.fente que es des artísticas de tipo «femenino» de estos chicos . Res-
una mujer, y por lo tanto, niega que sea bomosexual: para pondían intensamente ante los sonidos, olores, colores,
él sus re a ·ones sexuales con otros hombre no n abe- dibujos y música . Stoller comenta al respecto :
rran tes, sino normales. Los transexuales no han roto con «No resulta sorprendente que los intereses artísticos
la madre en ningún momento: no poseen el sentido de de estos jovencitos sean aquellos que nuestra sociedad
la identidad de su género (o incluso de su propia iden- considera más femeninos que masculinos , porque si bien
tidad) corno algo separado de la de sus madres y repro- los -chicos son inteligentes, activos , curiosos y originales,
ducen la femineidad de éstas en áreas que van de lo pura- su creatividad es sensual, no intelectual. Tocan , acarician,
mente sexual a aspectos culturales más visibles: vesti- huelen, oyen, miran y saborean --crean para agradar a
1 1 menta, actividad y amaneramiento. sus sentidos-. No les interesan las matemáticas, el fun-
' Los istoriales de los niños transexuales muestran ue cionamiento de las máquinas, las constr,uccfones o la
la ident" ·e · , el género con el sexo opuesto se mani- lógica, es decir, las labores que implican precisión mental.
fiesta muy al principio de la infancia, a veces al ano ele Estas observaciones se compaginan con las realizadas con
edad. (Ello coincide con los hallazgos de Money y el ma- los adultos, en los que resulta mucho más frecuente en-
¡· trimonio Hampsons en el sentido de que la identidad del contrar graves transtornos respecto a la identidad del gé-
'1 género está ya consolidada a los dos años de edad). Tres nero entre los artistas creativos que entre los teóricos crea-
de estos niños, que fueron llevados a un examen psiquiá- tivos y los que se dedican a las ciencias aplicadas .»

trico a los cuatro y cinco años, se vestían y comportaban Con el desarrollo de la identidad del género ocurre lo
como niñas, sus intereses y las actividades que les gusta- que con otros muchos procesos que se producen esponta-
ban eran también de niñas, y sus madres alentaban esta neamente y sin complicaciones (como el embarazo): no se
forma de ser. Los padres de los tres estaban materialmen- estudian en su estado normal, sino sólo en el patológico.
te fuera del hogar la mayor parte del tiempo. Las relacio- Los casos de desarrollo poco corriente se mencionan como
nes de estos niños con sus madres parecían físicas, ade- curiosidades médicas y psiquiátricas, y los normales no
más de emocionales y psicosexuales, manteniéndoles éstas se mencionan en absoluto . Sin embargo, la investigación
físicamente cerca de ellas. La difuminación de las barreras en muchas áreas ha revelado que en el desarrollo anormal
del ego entre la madre y el niño se refleja también en la se dan también íntegros los procesos de desarrollo nor-
difuminación de las barreras físicas entre ambos. Es éste mal de la identidad del género, si bien con ciertas de-
un fenómeno similar al reseñado por David Levy en su formaciones importantes.
estudio sobre la «superprotección maternal», la cual hace La identificación es la parte esencial del proceso. Por
198 199
lo general los hombres se identifican con los hombres, y recen muy impresionados por la capacidad de la cultura
las mujeres con las mujeres, y de esta manera se forman para ignorar completamente a la biología.
las identidades masculinas y femeninas del género. Sin Por otra parte, existen pruebas provenientes de otra
embargo, cuando un hombre se identifica de forma per- investigación médica que sugieren que la diferenciación
sistente y rígida con una mujer resulta más probab1e que biológica de los sexos va más allá de las gónadas y hor-
aparezcan transtornos tales como la homosexualidad y el monas hasta las estrucruras internas del cerebro y, por
trañSexuahsmo. lo tanto, hasta los centros de control de la conducta.
La arfil.Jmentación anterior, como casi siempre ocurre Experimentos con mamíferos han demostrado que el
al tratar los trastornos de la identidad del género, se re- trasplante de hormonas en el cerebro puede afectar de
fiere a los hombres. Aunque según los datos, la inci en- forma importante la conducta sexual. Parece ser que lo
claele esros trastornos es menor en las mujeres, ello no que ocurre es que las concentraciones hormonales en de-
debe ocultar que, cuando aparecen la homosexualidad o terminadas áreas del cerebro estimulan patrones de con-
el transexualismo femeninos, su etiología parece ser exac- ducta; por ejemplo, en el mono ardilla se puede conse-
tamente paralela a la que se manifiesta en el aso de os guir de esta forma erecciones del pene. El trasplante de
hombres. Dicho con otras palabras, tanto la homosexuali- hormonas ofrece la oportunidad de relacionar pun tos con-
da -coiño el transexualismo femeninos se de en a una cretos del cerebro con fragmentos de la conducta. Aun-
intensa identificación masculina. Lo que a su vez nos su- que esto no puede realizarse con hombres, la conocida
giere la razón de su menor recuencia: resulta más pro- asociación entre los movimientos rápidos de los ojos du-
bable que el hombre se vea frustrado en su intento de ran te el sueño y la espontánea erección del pene sugiere
llegar a ser completamente masculino, ya que en nuestra el mismo tipo de unión entre la excitación sexual y la ac-
sociedad el padre es el que suele estar ausente. Por su- tivadad localizada en el cerebro.
puesto, es perfectamente posible que las chicas criadas En el capítulo 1 mencionamos ya la hipótesis de que
sin padre sean más femeninas que las que lo han tenido en los mamíferos la acción de las hormonas durante el pe-
durante su infancia, perQ la femineidad no es nada ex- ríodo anterior o inmediatamente posterior al nacimiento
traordinario para una chica. diferencia el sistema nervioso central en el propio del
Queda un problema por resolver: ¿Juega la biología varón o de la hembra. Esta hipótesis no ha sido desmen-
algún papel en la determinación del desarro o e a 1 en- tida por algunas de las pruebas presentadas desde media-
tidaa del género en los maividcros normales? a opm10n dos de los años cincuenta por el matrimonio Hampsons
general parece ser la ae que su papel es mínimo, ya que y el doctor Money en sus trabajos sobre los individuos
la predisposición biológica a la 1dentida-:l del género de hermafroditas y pseudo-hermafroditas. Según estos datos,
hombre o mujer (si es que existe) puede ser invalidada de las anormalidades biológicas harían que las hormonas fun-
forma decisiva y definitiva por el aprendizaje cultural. cionasen de forma anormal y no fuesen capaces de dife-
Quienes han trabajado en el campo de los trastornos her- renciar el sistema nervioso central según e1 sexo. Ello
mafrodíticos y los problemas de identidad del género pa- proporcionaría una base endocrinológica a la bisexualidad ,
200 201

·_:l!.·IM" - - - . . - - ]:_... .
es decir, al desarrollo de la identidad del género de hom- ciclo reproductivo, sino todo el tiempo, o mejor dicho,
bre o de mujer. Existen algunas pruebas de que las per- cuando desea serlo, aunque la posibilidad de concebir si-
sonas intersexuales tienen más frecuentemente perturba- gue estando muy controlada por los ciclos hormonales.
ciones de la identidad del género que el resto de la pobla- Este es quizás un buen ejemplo de cómo, incluso en los
ción normal. Sin embargo, la sugerencia de que exista humanos, las hormonas juegan un importante (aunque
una base neuro-hormonal para tales perturbaciones puede insuficiente) papel respecto a la evolución de la identidad
ser contrastada recordando que tales personas suelen en- del género dentro de los límites establecidos por el sexo
contrarse con tremendos problemas psicológicos a los que biológico.
enfrentarse, entre los que se incluyen una imagen ambigua
l l1 de su cuerpo y el sentimiento de ridículo ante sus cono-
cidos. Es más, del estudio de los niños transexuados se
desprende claramente que es posible que personas sin
anormalidad sexual de ningún tipo adquieran una iden-
tidad del género invertida, de forma bastante poco trau-
mática.
Las investigaciones con otros mamíferos, aunque re-
sulten fascinantes, tan sólo pueden ser aplicadas hipoté-
ticamente al estudio de los humanos. Y ello es especial-
mente cierto en este terreno de la conducta sexual en el
1

que los animales están sujetos a un control much 0 más


directo de la actividad instintiva del cerebro que los
humanos. Si, por ejemplo, se estimula artificialmente la
i¡!
1 1
vagina de una gata, ésta realizará la reacción caracterís-
1 1
' tica que sigue a la conducta de apareamiento: quitarse
de encima al macho, revolcarse y lamerse la zona vaginal.

r La estimulación de la zona erógena desencadena un de-


terminado patrón de conducta. En los humanos no existe
una cadena de sucesos y reacciones comparable a ésta .
Parece elato que a medida que el hombre ha evolu-
cionado a partir de los primates, su conducta se encuen-
i't tra cada vez menos contra ada por los factores biológicos
(hormonales y neuronales). El encéfalo y la actividad en-
cefálica son especializaciones humanas . Así, la hembra
humana no es sólo receptiva en una determinada fase del
202 203
7. EL APRENDIZAJE DE LOS
PAPELES DEL GENERO
1 1
1
1 l
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1 1

1 1
1 1
A un niño recién nacido no sólo se le clasifica inme-
difilamente según su sexo, smo que también se e asigna
un género. En la mayoría de los osp1ta es e materm aa
se acen comentarios de tipo sexual después del parto,
'1 ' '
sobre la conducta y el aspecto de los recién nacidos. Si un
niño tiene una erección mientras se le pesa, se dice
1 :
bromeando que es «un pequeño mujeriego», y si una
niña nace con los cabellos rizados se asegura que es muy
! 1
atractiva; y en algunos hos itales tienen sábanas rosas
: : ¡1
azules para las ninas y os niños, respectivamente. Todos
estos fiec os marcan e comienzo e un proceso e apren-
11 dizaje del género que resulta de capital importancia para
1 1 el niño.
Este capítulo está dedicado a examinar las formas
concretas en las que se aprende el género, es decir, los
mecanismos sociales y las respuestas personales impli-
cados en dicho aprendizaje. Examina la manera en que
evolucionan la masculinidad y la femineidad de la per-
sonalidad, la conducta , las actitudes y los papeles sociales,
a causa de la experiencia, culturalmente determinada, del
aprendizaje del género.
Las madres se comportan de distinta forma con los
mnos ue co s incluso de rec1en nac1clo .
H . A . Moss señala que a las tres semanas las madres co-
205
- - l

gen a los runos veintlSlete minutos más que a las niñas, Moss, a que la madre expectativas
en, cadaH ocho horas; y a los tres meses , catorce minutos culturales, comienza a actuar e acue u-e~ trórr
mas. ¿ asta qué punto resulta razonable interpretar la de d el que los niños son más enérgicos que
conducta de las madres como una lección para el niño las niñas y res onden peor a receso de socia 1z , n. La
sobre el papel del género, cuyo origen se encuentra en madre clasifica como «v1ri idad» lo que no es más que
las distinciones que ha hecho durante toda su vida entre irritabilidad, y ni quiere ni pue e acer na a m-
masculinidad y femineidad? En cierto sentido, la madre biar aquéIJa. Los datos apoyan esta teoría : sea cual sea
responde directamente a la conducta del hijo. Los niños el origen (innato o no) de la mayor irritabilidad de los
?e .esta muestra dormían menos que las niñas, y eran más niños, a los tres meses de edad la madre ha ampliado
irnt~ble~; lloraban y .se agit~ban durante más tiempo. La esta tendencia reforzándola por medio de sus propias res-
expltcac1?i:,. de esta d1f~renc1a puede radicar en la mayor puestas hacia el niño. Por lo que se refiere al descubri-
vulnerabilidad de los rnños ante las dificultades del parto, miento de que los niños reciben mayor estimulación, hay
que les producen un~ irritabilidad crónica durante las pri- que señalar que este hecho puede producir también dife-
meras semanas de vida . (Un trabajo a gran escala confir- rencias entre los sexos: el tipo de estimulación que se
ma el hecho de que más niños que niñas tienen alteracio- recibe durante los primeros meses puede tener una gran
1
nes conductales relacionadas con complicaciones durante influencia en muchos aspectos del desarrollo.
1 1 Lois Murphy, en un trabajo que realizó sobre la
el embarazo y el parto) . Pero ¿explica esto completamen-
1
1 te las diferencias en la conducta de la madre? Incluso en crianza de Joshijos, observó también que existían dife-
1 1 1 el caso de b.ebés que estaban en el mismo estado (despier- rencias en la forma en que las madres tratan a los niños y
tos o dormidos, llorando o callados) las madres tendían las niñas. Las madres parecen tratar a los niños respetan-
a estimular y excitar más a los niños,' tanto a través de la do su anatomía, siguiendo el propio ritmo e estos, y
estimulación tactil como de la visual. Por el contrario res- adoptando una aptitud de «haz las cosas por ti mismo».
Pº?dí~~ más a l~s niñ~s. que a los niños por medio de la A~s niñas se las protege más y se juguetea con ellas,
1m1tac1on, es decir, repitiendo para sí mismas las acciones la ac~1tud es mas bien la de «mamá sabe mejor lo que te
Y ruidos. que sus hijas realizaban . Esto constituye una conviene». _
prueba duecta de la tendencia de las madres a reforzar - La manera en que los niños y las niñas muy pequºe-
de distin.ta r:nanera 1~ conducta de cada sexo y quizás pue- ños adquieren sus papeles el genero no es funclamen-
de contnbmr a explicar la superioridad verbal de la mu- talmente ver al o 1so2 mana, smo cmeste 1ca . El- tra-
jer: si las niñas reciben más reforzamiento imitativo de bajo de Moss , aunque realizado a pequena esca a, es vir-
sus primeros ruidos, ello puede contribuir a una mayor tualmente el único sistemático y cuidadosamente contro-
relación verbal con las madres. lado que estudia esta diferenciación cinestética efectuada
La respuesta de la madre ante la irritabilidad del niño por las madres. Coincide con la primera de las cuatro
va decrec1 ndo a medida que éste se hac~ayor, y cada fases que, según Ruth Hartley, son fundamentales para
vez trata menos de tranquilizarle . Ello se debe, según el desarrollo de los papeles de los géneros. Estas fases
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""'
.. -- ...:.. - . ~ ·- ... ~ -· ...
son: socialización por medio de la maní ulación, canali- y ladrillos, los objetos de este tipo tendrán una ventaja
zación, tra amiento ver a y exposición a la acti.Jidad. emocional. Los objetos tipificados en razón del sexo, que
o os estos cuatro procesos son · erencia os azon desempeñan una importante función en el «ensayo» que
del sexo, y con;t"ituyen rasgos de la socialización del realiza el niño o la niña de identificarse con el papel de
nmo 1ña a artir del nacimiento. su género, serán preferidos en el futuro si se refuerza
1 1
El pJ'írrt~r proceso, la manipulación, fue observado la respuesta que el pequeño da ante ellos, lo que ocurre
por Ha~n niños y niñas de 22 familias cuyas edades casi siempre.
'1 estaban comprendidas entre uno y cinco años. Un ejem- El rcer de estos cuatro procesos, el tratamiento
plo de este proceso es la inclinación de la madre a preo- verbal ue e también ser tipificado según el sexo, aun-
cuparse por los cabellos de su hija, vestirla de forma fe- que con frecuencia la gente no se é cuenta de ello (<; eres
menina y decirla lo guapa que es. Hartley sugiere que un niño travieso», «así hacen las niñas buenas»). Los
este proceso es básicamente el mismo que el de «amolda- datos recogidos por Hartley y otros investigadores seña-
miento» de los pequeños, observado por los antropólo- lan que esta clase de comentarios actúan como indicador
gos en otras culturas. El «amoldamiento» o la «manipu- de un concepto de autoidentidad en el que está incorpo-
lación» tienen efectos duraderos, puesto que la niña in- rada la diferenciación en razón del sexo. Los niños apren-
tegra dentro de _su propio concepto de sí misma la forma den a pensar sobre sí mismos como hombres o mujeres y
en que la madre la ve («guapa», femenina», etc.) . a identificarse, por lo tanto, con todos los otros hombres
El egu proceso, la canalización.. implica el dirigir o mujeres. Las madres y los padres transmiten aspectos
la atencion del niño o la niña hacia determina Jetos del papel del género, incluso en la forma en que ablan
o aspectos tos h1etos. F"o ejemplo, los Juguetes i- a los críos mu e ueños. A los niñosy las niñas se les
ferl':nciados se ún constituyen desde muy tem- dice, por ejemplo, qué postura deben adoptar para ori-
prano una característica del mundo de los niños y la nar: la idea de que el hombre debe estar de pie y la mujer
oportunidad de jugar con ellos (y ser recompensados por sentada no se les ocurre a ellos naturalmente. Las niñas
jugar con ellos en la forma correcta) contribuyen a crear de dos años que se suelen orinar en el suelo, porque adop-
la afición del adulto por las cosas que estos juguetes re- tan la postu ra de sus hermanos sin poseer la misma cons-
presentan. Así pues, parte de la llamada respuesta ma- titución anatómica, tienen muchas más posibilidades de
ternal puede muy bien tener su origen en el placer an- no ser capaces de captar durante algún tiempo este aspec-
ticipado que sienten las mujeres al reproducir, siendo ma- to del papel de su género, que de manifestar signos inci-
dres, el placer que durante su infancia sintieron jugando pientes de envidia del pene.
con las muñecas. Piaget ha indicado cómo la familiariza- El 'J un oceso es el de exposición a la actividad.
ción con un objeto puede actuar por sí misma para pro- Tanto los niños como las niñas estan expuestos a aetiv.i-
vocar respuestas positivas. Si de pequeños se ha juga- dades tradicionalmente masculinas y femeninas, y al es-
do con muñecos, máquinas de lavar de miniatura o ju- tarlo también a la actividad doméstica femenina, se po-
guetes de trapo, o por el contrario con pistolas, coches dría pensar que existen las mismas probabilidades para
'1
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ambos de que se produzca domesticidad . Sin embargo , las diferenci as innatas entre los niños y las niñas . Pensa-
hay pruebas de que las madres fomentan la identificación ban que una madre debía acoplar su conducta al tempera-
de las niñas con este aspecto del papel del género, como mento de su hijo, y que éste venía determinado por el
parte de un proceso permanente en el que sus imitaciones sexo, pero no admitían que sus propias actuaciones po-
constituyen una solución transitoria hasta que se . ~agan drían ser las responsables de ninguno de los rasgos tem-
adultas y puedan realmente exteriorizar su domesticidad ; peramentales de sus hijos.»
para los niños esta domesticidad es efímera, porque se Esta falta de toma de conciencia por parte de las ma-
desalienta, y en ningún sentido permanece en ellos como dres respecto al efecto de amoldamiento de sus conductas,
un aspecto permanente del papel de su género . Sears, ~ac­ va unida a una fuerte tendencia, observada por Sears,
coby y Levín han mostrado que las madres norteam~nca­ Maccoby y Levin , a diferenciar las actividades y técnicas
nas hacen distinciones entre el tipo de tareas ue as1 nan para adiestrar y disciplinar a los niños y a las niñas.
a los niños a las niñas, incluso cuan o tienen sólo cín~ Ruth HartJey dice que «desde el punto de vista del
años de e ad. impiar los patos, hacer las camas y_ oner pequeño, el papel del sexo, el papel de niño, y la autode-
la mesa son tareas de nifut; ti rar los desperdicios , limpiar finición, se mezclan en un conjunto inconsciente de con-
los ceniceros y sacar las bolsas de basura son tareas de ductas libres». Aquí la palabra importante es «incons-
n~.f!9..-{Así pues, las responsabilidades domésticas de los ciente», que recalca de nuevo la ausencia de conciencia-
varones, aun a los cinco años, son las que les llevan fuera ción, esta vez por parte del niño. Los niños no son cons-
de la casa en vez de hacerles permanecer en ella, aunque cientes de que están aprendiendo ni del contenido e im-
estos primeros paseos sean tan sólo al cubo de la basura plicaciones de lo que aprenden .
del patio .) , En cuanto a los efectos de estos procesos, existen una
¿Cómo responden los niños ante todo esto? ¿Que gran cantidad de trabajos que están de acuerdo en que a
pruebas existen de que utilicen realmente tales conductas la edad de cuatro años los niños y las niñas saben lo que
de adultos para el aprendizaje del papel de su género? es la identidad sexual y son capaces de percibir las dis-
Es importante recordar en primer lugar que los pa- tinciones del papel del género. Meyer Rabbans indicó en
dres pueden tomar parte en todos estos procesos dándose su trabajo sobre La identificación del papel del sexo en
poca o ninguna cuenta de lo que están haciendo . Sears , los niños pequeifos , que los niños de esta edad identifica-
Maccoby y Levin en su obra Patrones de crianza de los ban correctamente su propio sexo y muchos eran capaces
nii'ios, dicen: de obtener un cien por cien de respuestas correctas en la
« .. . muchas madres no qu ieren reconocer que puedan elección de los juguetes apropiados para las personas de
estar realizando algún esfuerzo para producir en sus hijos cada sexo. (En el cuadro 3 del capítulo 2 se dio una lista
una conducta apropiada al papel del sexo . Cuando reco- de tales juguetes.)
nocieron las diferencias que existían en su propia con- Al aconsejar a sus hijos en la elección de juguetes, los
ducta -y ello ocurrió con algunas que tenía hi jos e hi- padres pueden exteriorizar explícitamente sus intenciones
jas- las interpretaron como reacciones naturales ante de fomentar el desarrollo de los papeles apropiados al gé-

210 211
nero de que se trate o no darse cuenta de que Jo están Una diferencia entre los mnos y nmas de edades
haciendo. Meyer Rabban seleccionó varios casos de su comprendidas entre los cuatro y nueve años es la de que
muestra principal de niños y les preguntó a las madres éstas se entregan menos firme y específicamente a los pa-
qué es lo que hacían, si es que hacían algo, para alentar p_eles, actividades y objetos de su sexo . A los cuatro y
el desarrollo de la tipificación en razón del sexo y el papel cmco años, los niños saben mejor cuáles son los juguetes
del género en sus hijos a través de los juguetes. La madre apropiados para cada sexo según los adultos. También
' 11 de uno de los niños , el cual había escogido los juguetes existen diferencias entre las distintas clases sociales : los
1 111. apropiados para su sexo en un 100 por 100 de los casos, niños de la clase media y los niños y las niñas de la clase
1 i dijo: «Le animo a que juegue como un niño y quito de obrera aprenden antes este aspecto de los papeles de su
en medio las muñecas>. La madre de otro niño que am- género que las niñas de la clase media (las cuales, según
1 i~ bién elegía siempre os juguetes apropiados, le dijo a su las investigaciones, están sometidas a menos presiones
. ¡· 111 hijo durante la entrevista: «Las muñecas son para las ni- para acoplarse ' al papel de su género). De los seis a los
,.
1 111
ñas, no ara los niños. Si tienes muñecas, todo el mundo nueve años, las niñas son especialmente propensas a mos-
pensará que eres mariquita . Debes jugar con coches y trar preferencias por el papel masculino. Ello no significa
1'
1 1
: 1 1 camiones», y añadió dirigiéndose al entrevistador: «Le que no se estén identificando con el papel femenino, sino
1 ¡ il compramos un camión en Navidades.» Pero la madre de más bien que tienen menos inhibiciones sociales para ex-
un niño que no fue capaz de elegir correctamente los teriorizar intereses y preferencias del sexo opuesto. El
: li
·I juguetes, declaró que no pensaba que tuviese importancia chico que se desvía es un «mariquita», mientras que la
1 ' que los niños tomaran parte en los juegos de las niñas. chica es sólo una «muchachota», y le será muy fácil des-
1
Una niña que tampoco sabía elegir correctamente solía prenderse de este calificativo en el momento en que lo
jugar con su padre y cogía siempre juguetes de niño; su necesite. Los chicos, en contraste con las chicas, son cons-
madre dijo que no le preocupaba esta afición. tantemente masculinos en los papeles de sus géneros des-
La capacidad de un niño o una niña para seleccionar de la infancia en adelante, y se les alienta para que así
los juguetes apropiados a su sexo, o más bien su definida lo sean. Parece ser que son las madres las que más se
preferencia por e os, es ·gn de que ha a quirido ya preocupan por este asunto.
los sólidos fundamentos de un apropiado e irreversible
pape el genero. Este proceso no es sencillo m i ent1co El niño o la niña no adquiere automáticamente de
para ambos sexos. Los trabajos sobre el tema nos indican los padres los pape es y as 1 entíaades de genero, sino
que el desarrollo de la identidad del género es más pro- que lo hace porque se 1 ent1fica ae d' manens con
blemático para los niños y les produce mayor ansiedad . sus progenitores . Básicamente parece que lo que el
Esto subraya de nuevo la naturaleza cultural de la defi- pequeño quiere es ser como su padre o su madre, y de
nición del papel del género y refleja la observación de ahí que esté motivado para actuar como él o ella; el
sentido común de que a los niños les resulta más difícil niño o la niña se clasifican a sí mismos en el mismo gé-
convertirse en hombres porque son criados por mujeres . nero que el progenitor correspondiente, y por ello imitan

212 213
los aspectos evidentes de su conducta, al principio de for- jos sobre intersexuales y transexuales ). Además no es
ma inconsciente y más adelante conscientemente. La «imi- pasible demostrar que el sentimiento «soy un niño (o una
tación» , al igual que la «identificación», hacen referencia niña)» precede al deseo de desempeñar el papel que le
a la tendencia de una persona a reproducir las acciones, corresponda y obtener recompensa . Las identidades del
actitudes y respuestas emocionales que exhiben los mo- género varían en los pequeños según el tipo de familia
delos reales o simbólicos. en la que viven, la personalidad de los padres y la forma
Las discusiones sobre si aparece primero en el niño en que éstos les tratan.
el conocimiento de su sexo o la percepción de que sus La teoría freudiana difiere de las dos anteriores y hace
padres esperan y recompensan el tipo de conducta apro- depender el desarrollo de la identidad del género de la
piada a su sexo, son como la del huevo y la gallina . El evolución de una autoconcienciación específicamente se-
punto de vista de las teorías del aprendizaje social es que xual como hombre o mujer. Según Freud, la «sexualidad»
la cadena de razonamientos sigue este orden: «Quiero es un núcleo fundamental del sexo y del género. La
que se me recompense, me recompensan por hacer cosas «identificación» significa para él un lazo emocional y
de niño (o niña); por lo tanto, quiero ser un niño (o una surge como medio de resolución del complejo de Edipo:
niña) .» El punto de vista de las teorías cognitivas es el el niño se identifica con el padre (obstáculo en el curso
opuesto: «Soy un niño (o niña); por lo tanto, quiero de su unión sexual con la madre y protagonista en el
hacer cosas de njño (o niña) y por ello la oportunidad drama de la ansiedad de castración) porque tiene miedo
de hacerlo y ser aprobado es gratificadora.» de que le ataque. La niña, al no tener miedo a la castra-
El punto de vista cognitivo estaría de acuerdo con los ción ni estar unida sexualmente a la madre, tiene una
resultados de ciertas investigaciones que indican que la base distinta de identificación con la madre, que consiste
maduración del sentimiento «soy un niño (o una niña)» en el miedo a perder su amor. La objeción a esta teoría
y la capacidad para identificarse con los hombres o las se basa en las pruebas incontrovertibles de que el papel
mujeres, en cuanto grupos sociales, puede estar parcial- del género se adquiere irreversiblemente antes de los tres
mente relacionada con el desarrollo cognitivo del niño o años de edad, es decir, antes del momento en que se
la niña, es decir, con su capacidad de conceptualización. piensa que se consolida el conflicto de Edipo. Las dife-
En los últimos tiempos , las investigaciones han señalado rencias entre los niños y las niñas en la identificación con
que los niños y las niñas conciben definitivamente las los padres no son debidas a dificultades edípicas, sino a
identidades de sus géneros como fijas e invariables, de la estructura de la familia; lo que Freud percibió fue
la misma forma y en la misma época en que son capaces que la adquisición de la identidad del género por parte
de comprender la identidad invariable de los objetos físi- de la niña constituye un proceso mucho menos problemá-
cos. Sin embargo, si bien estos poderes cognitivos surgen tico, debido a la relación más o menos continua con la
por medjo de un proceso de maduración, al utilizarlos el madre, mientras que el niño , al sentirse «distinto» de la
niño o la niña llegan a definiciones del género que vienen madre, debe tomar como modelo de su conducta a un
socialmente determinadas (como ya vimos con los traba- padre relativamente ausente y emocionalmente distante .
214 215
Se desprende claramente de los trabajos que corre- hermanos mayores se les suele dar más responsabilidad
lacionan las identidades del género de los niños con una y libertad en este sentido.
gran cantidad de factores, que su desarrollo está influen- Quizá la pregunta más obvia que había que hacerse
ciado en gran medida por el poder relativo de los padres, es: ¿Por qué si los papeles del género están influ~ncia~~s
la forma en que participa cada uno de ellos en el cuidado por el poder paternal, no hay más niñas que se 1dentif1-
del niño y los métodos disciplinarios que utilizan . guen con sus padres? Por una parte, se ha descubierto (y
El niño o la niña, al ir conformando su papel del ello no es sorprendente) que tanto los niños con:1o las
género, tiende a imitar al progenitor más poderoso y · a niñas imitan más fácilmente los modelos que consideran
identificarse con él, sea éste el padre o la madre. Varios similares a sí mismos. Por otra parte, existen pruebas
investigadores han demostrado que cuando los padres se suficientes de que las niñas se identifican con cierta fre-
diferencian en poder, autoridad o control sobre los re- cuencia con el progenitor más poderoso. Desde los .t:es
cursos de que se dispone, tanto los niños como las niñas años y medio hasta los seis aproximadamente, las rnnas
imitan la conducta del progenitor más poderoso. De he- son más heterogéneas que los niños: algunas s?n ~r,e­
cho, la similitud entre la madre y el hijo en los hogares dominantemente femeninas, eligiendo en una s1tuac1on
dominados por la madre es tan estrecha como la que experimental prácticamente todas las altern~tivas feme-
existe entre el padre y el hijo en los dominados por el ninas· otras son predominantemente masculmas y otras
padre. La disciplina y el castigo no son importantes por son u'na mezcla de ambas. Además, desde los tres años Y
sí mismos, sino sólo en cuanto indicios de poder. Existen medio hasta los diez y medio, los niños muestran constan-
más posibilidades de que sea imitado un padre o una temente una mayor preferencia por el papel masculino
madre poderosos y que al mismo tiempo castigan al niño que las niñas por el femenino, y de los seis a los diez años,
de forma desagradable, que un padre o una madre que le las chicas muestran una preferencia muy marcada por
castigan de la misma forma pero que es percibido por el el papel masculino. A partir de ese momento, el cambio
niño o la niña como falto de poder. Con frecuencia esta va asociado a la proximidad de la pubertad y a una
apreciación sobre quién es más poderoso está basada en mayor presión en las chicas, por parte de l?s padres Y
factores económicos, de tal manera que el padre que gana compañeros, para ser tradicionalmente femenmas en apa-
el dinero parece más poderoso que la madre que lo gasta. riencia, intereses, conducta y actividades. .
En un experimento, los pequeños tendían a imitar el mo- Si la madre está trabajando y ganand9 dmero, es de
delo que controlaba los recursos , no al que los recibía. esperar que se altere el balance de poder .Y_' por lo. _tanto,
El mismo fenómeno de identificación en razón del poder que las identidades del género de los nmos y nmas se
lo encontramos al examinar el orden de nacimiento como vean afectadas. De hecho, se ha comprobado que las
variable: los niños o niñas con hermanos mayores del hijas de madres que trabajan puntuan n:ás b.aj.o. en un
sexo opuesto adquieren más conductas del otro género índice de femineidad tradicional. Un traba10, dmg1do por
que los que no los tienen. También aquí el poder puede Nye y Hoffman, señaló que «los hijos pequeños ~e las
ser equiparado con el control de recursos, ya que a los madres trabajadoras parecen ser, por lo general, mas de-
216 217

-.r ~ .. - :,... • .. • - . ,
pendientes ; son más obedientes, menos sociables, tienen hasta que el padre vuelve a casa . Con frecuencia ello propi-
menos confianza en sí mismos y es más probable que cia que el niño se identifique con la madre más que con el
busquen ayuda de los adultos . Las niñas pequeñas, por padre, circunstancia que se da en muchas anormalidades
su parte, parecen ser agresivas, dominantes, desobedien- del desarrollo de Ja identidad del género y del papel del
tes e independientes» . .género en el hombre , incluso en el tipo de «masculinidad
Los niños y niñas de las familias en las que ambos compensatoria» (exhibición de rasgos masculinos exage-
padres trabajan fuera deJ hogar pueden tender a ver los rados junto con algunos femeninos) que aparece a me-
papeles del género de los adultos menos diferenciados. nudo en los historiales de los jóvenes delincuentes .
Ello puede deberse en parte al hecho de que cuando la Los padres no son sólo individuos, sino también
esposa trabaja, el marido participa más en las .t::\reas del miembros de grupos generales, y parte de la identifica-
hogar, aunque las investigaciones sugieren qu~< ¡esto no ción del niño o la niña con sus modelos paternos no es
sucede en la medida en que sería de esperar. personal, sino posicional; es decir, el progenitor es per-
El poder no es el único factor que propicia la intensa cibido como el miembro de un grupo que se diferencia
identificación necesa~ia para el aprendizaje de los papeles por la edad, el sexo y el «status». Este hallazgo ha venido
del género. La identificación es también mayor cuando a explicar el hecho de que a pesar de las variaciones
la relación entre los padres y el niño o la niña es afectuosa obvias en la forma en que los padres tratan a sus hijos,
y cálida. Contra lo que se podría pensar, ello es cierto existe entre aquéllos una notable coincidencia en la con-
para las niñas y los niños; éstos también adquieren más cepción de los papeles del género. La manera en que los
fácilmente los papeles de su género si sus padres Jes tra- niños y niñas de la clase media y baja, o blancos y negros,
tan con afecto. Un trabajo realizado por Andry con un conciben los papeles de su género sugiere que, al igual
grupo de delincuentes juveniles ha ilustrado el hecho de que imitan los modelos paternos, están siendo influencia-
que los padres de los jóvenes delincuentes suelen privar- dos por los mismos estereotipos culturales. El niño o la
les de amor y que esta «privación paterna» de amor (y por niña pueden producir estos estereotipos incluso si carecen
lo tanto de la relación en la que el chico puede aprender de los modelos (lo que no quiere decir que su desarrollo
con éxito el papel de su género), quizá resulte más impor- de la identidad del género evolucione suavemente, sino
tante que la privación de amor materna (factor que nor- tan sólo que es consciente de que tiene que adquirir un
malmente se pensaba era el causante de esta situación) . determinado tipo de papel del género) . Los niños de cinco
La delincuencia varonil puede estar unida a otras a siete años que han sido criados sin padres siguen dife-
facetas del aprendizaje del género. Por ejemplo, se ha renciando entre los papeles del padre y de la madre en
demostrado que los niños y las niñas más agresivos suelen cuanto a la crianza, el poder, la agresividad y la compe-
ser los que han sido castigados físicamente , mientras que a tencia, aunque eligen menos al padre como la persona que
los no agresivos se les ha castigado retirándoles el cariño. aplica la disciplina corporal que aquellos niños que son
Pero en algunas familias las madres usan una técnica para criados con la presencia del mismo . Ruth Hartley , en
castigar a las hijas y otra para los hijos queda en suspenso un artículo sobre Los conceptos del papel del sexo entre
218 219
las niñas de las escuelas elementales, ofrece datos que in- cesario que se especifique. A Janet le regalan unos patines
dican que las niñas de ocho a once años tienen «concep- nuevos y se cae al suelo cuando se los pone por primera
tos bastante tradicionales sobre los papeles relacionados vez: «Es como todas las chicas; no lo intenta otra vez»,
con el sexo, que a menudo se contradicen con sus propias dice Mark. Janet lo intenta de nuevo. Mark dice: «Ahora
autodefiniciones. Sus respuestas a las preguntas de qué puedes patinar, pero sólo si yo te ayudo.» Así pues , entre
es lo que hacen la mayoría de los hombres y de las mu- los muchos aspectos del papel del género que estos textos
jeres, difieren bastante de lo que ocurre en sus propios transmiten está la mayor dependencia y timidez de las
grupos primarios. Parece como si descartaran sus expe- mujeres. Incluso en la parte dedicad~ a hist~r~as_ ?e ani-
riencias personales más cercanas en favor de un criterio males, el osito (masculino) pasa el uempo d1v1rt1endose,
impersonal que viene dictado por una fuente externa o y la ranita (femenino) se sienta en una roca preguntando
inespedf ica ». a la gente qué puede hacer. . . .,
Los niños y las niñas adquieren sus ideas sobre los Otros libros de texto muestran la d1ferenciac1on
tipos de papeles del género que existen fueracle sus pro- del papel de~ro fuera del ho~ar: en uno q':1e des-
pias familias , en parte a través de los contactos con sus cribe varias profesiones, las ocupac10nes_ de la mu1er que
compañeros y en parte a través de la ampliación de sus se incluyen son: mecanógrafa, secretaria, profe~ora, ca-
horizontes sociales en general. Por ejemplo, los libros que marera y bibliotecaria. En la mayoría de los libros de
se les da para leer están plagados de estereoti2os cultu- texto se da por sentado que los papeles y actividades de
rales y la lectura puede ser una fuente de ideas e ideales la mujer están centrados en el hogar, y sólo el hombre
de gran influencia. se aventura a salir al mundo exterior. Un efecto secun-
Una serie de libros de texto adoptados en 1969 por dario de esta rígida representación de los papeles del
el estado de California para enseñar a leer a niños de cua- género que hacen los libros de texto es, por supuesto, que
tro a ocho años (y utilizados por unos 380.000 en 1970), contribuyen a impedir que los pequeños desar~ollen un
contienen dieciocho historias en las que aparece el hogar: sentimiento compartido de identidad y potencial . h~~a­
en doce de ellas, las mujeres llevan delantal y sus prin- nos, haciendo que esperen encontrar un mundo d1v1d1do
cipales ocupaciones son limpiar Jos platos, cocinar, coser por el sexo y el género.
y planchar. La principal ocupación del padre es volver a Los niños y niñas de cinco a seis años de edad pueden
casa. Nunca se le puede ver enjugando las lágrimas de poseer una gran receptividad para este tipo de literatura,
Janet o ayudando a Mark a limpiar su habitación; se de- impresionados como están por el m~n?~ de la escuela en
dica a jugar a la pelota con Mark . La madre no va a tra- el que acaban de entrar. Pero su sens1~1lida? par~ los este-
bajar ni limpia el coche; ayuda a Janet a hacer un pastel. reotipos culturales parece aumentar aun mas al final de _la
Mark le enseña a Janet sus juguetes (paracaídas, cohete, infancia, y es especialmente alta durante la adolesc~ncia,
traje espacial , casco) y le dice que es un astronauta. Janet período que resulta crítico para el desarrollo .º confirma-
le enseña a Mark su casita de muñecas las sillas las mu- ción de los papeles del género. La adolescencia supone la
ñecas y los platos; resulta obvio lo que' ella es y' es inne- transición del aprendizaje de los papeles del género de los
221
220
l del género, sino
adultos a su representación , y los chicos y las chicas ado- solamente son conscientes de los ~ap~ es uchos años de
lescentes que por alguna razón no pueden representar el que los han interiorizado a traves e mías personalida-
papel del género gue les corresponde, quedan expuestos , apre ndiza¡·e haciéndolos parte de sus propd· del cual se
des El proceso' · li · ' por me 10
de soCia zacion . f · hasta la edad
por primera vez, a un verdadero ridículo social. Para los
· , d de la m ancia
chicos, la relación entre el desarrollo físico y el papel produce este fenomeno va es T . ociológico sobre
del género puede ser especialmente peligrosa . Resulta adulta . Harriet Holter, en su ana isis s acial, considera
muy importante dentro del propio grupo de personas del Los papeles d e l ~s sexos Y la estructura s
l s a eles del gene~o
,
mismo sexo (sobre todo en las actividades de atletismo) que el aprendiza¡e temprano de 0 P p r la diferencia-
y fuera de él, y adquiere una nueva dimensión durante la es tan solo, un mecamsmo · para mantene. mos senan , 1as
adolescencia en las relaciones con las personas del sexo ción sexual en la sociedad. Otrodsulmeca(nal1sigual que a los
opuesto. Por su parte, las chicas descubren que el atrac- .
sanciones que se ap i·ican a los a tos ,
l de sus generes, y
tivo personal es el valor más importante para la represen- niños) cuando transgreden l~s pape es ue ofrecen los
tación del papel de su género. (El descenso que muchas los modelos tipificados segun el sexo q
chicas tienen durante estos años en el rendimiento escolar medios de comunicación de masas. . en quedar so-
Normalmente, as sanclO~
l · es consisten . oes pueden 1m- ·
es un efecto secundario de su interés por la apariencia
personal.) 'al
metido al ridículo soc1 , si . · bien en ocas10 la ley. T am ienb' ,
. . · 1 t 0 mcluso por e¡'emplo en el
Las adolescentes descubren, a medida que caminan Ponerse msutuc10na men, e· como por
hacia el mundo de los adultos, que los papeles gue se existen sanciones econom1cas, h de enfrentarse
espera que realicen están intensamente diferenciados en caso de los graves problemas a losd~f~e lt:des económicas
la muJ· er soltera con hi¡os,.. Y cuyas i 1cu. 1 Las sanciones, .
razón del sexo. Un trabajo indica que los adultos juzgan
, d '
constituyen un 1Il ice e ª d l condena socia
d fuentes muy d'i-
·
la adaptación de las jóvenes de acuerdo con sus modelos
y su éxito en el matrimonio, mientras que en el caso de según señala Holter, pueden ema;iar e públicamente
l
versas ya que os pape es 1 del genero s 00
. consideran com-
los jóvenes tienen en cuenta la forma en que rinden en su
trabajo, su nivel de aspiraciones y su sentido común. Los visibl:s y la mayoría de las persondas se eñados por los
.
petentes para Juzgar ,
como son esernp ,
padres que afirman que los estudios no son importantes
para una chica están expresando una idea compartida por demás. . . , de masas refuerzan los
muchas personas , según la cual el papel del género feme- Los medios de comumcacion mnípresente. Las
nino se centra en Ja vida doméstica, mientras que el del papeles del género de forma solapa?a y o explotan la defi-
masculino se orienta hacia el éxito profesional. Los ado- imágenes que nos presentan reflei:~ufra ilustrativo , . por
lescentes descubrirán que esta idea se refleja en las opor- nición social de estos papeles . R . 'n de las revistas
, · · l la comparac10 . r
tunidades que a los chicos y a las chicas se les ofrecen poner un umco e¡emp o, - O En las revistas no -
para la educación superior y el adiestramiento profesio- americanas y polacas de los anos ~ . femenina, haga-
nal. .
teamericanas la mu¡er l ea'd 1 era , uno) se d e¿·icaba
Joven,
Así pues, los niños se convierten en adultos que no ' h b
reña, acosaba a un om re o (si ya tenia 223
222
a cuidar de su casa y sus hijos . El estereotipo polaco mos-
traba una mujer económicamente igual al hombre más
que parás!t? suyo, que no poseía un papel distinto dentro 8. EL FUTURO DE LAS
de la familia y que. atraía a los hombres por el éxito que DIFERENCIAS
l~grab.a .en el trabajo. Esta era en aquella época la ideolo- ENTRE LOS SEXOS
gia oflCJal polaca sobre la familia.
Los_ niños y .niñas no sólo cap1tan los papeles del gé-
n~ro, srno que a menudo los exageran . Un e·em lo nos
viene dado por el comentario de un niño norteamericano
de cinco años que cita Kohlberg : «Papi, ¿cuántos años
tengo que tener para poder ir a cazar contigo? Nos ire-
m?s al bosque, ~ con tu escopeta y yo con mi arco y Por lo general, la sociedad occidental está organizada
mis flechas. Papi, ¿no sería fantástico si cazáramos un partiendo de 1a suposición de que las diferencias entre as
caballo sal_vaje a lazo?» Este niño, criado en una ciudad personas de distinto sexo son más importantes que las
?ºrt,eamen,cana, cuyo padre enseñaba en la universidad y semejanzas. Cuando la gente trata de justificar esta pre-
Jam~s h~b1_a montado a caballo ni cazado, seguramente sunción basándose en las diferencias «n rurales» está con-
h~bia as1m1lado la imagen del hombre creada por los me- fundiendo dos procesos ilistintos: la tendencia a 1 eren-
dios de comunicación de masas. ciar or razón del sexo y la tendencia a 1 erenc1ar de
·- Si los papeles e identidades del género de los niños y una determina a manera por razón del sexo. E1 prin::renr
n_m~s pueden ser claramente correlacionados con las va- es realmente un rasgo constan te de la sociedad humana,
nac10nes de. los . estereotipos sociales y los modelos pa- pero el se undo no, y su gran variabilidad marca la dife-
ternos, ello implica que son en gran medida un producto rencia entre el «sexo» y el «género»: las díferencias entre
c~ltural, que el «género» es ciertamente algo muy dis- los sexos serán «naturales», pero las del éne · en su
~rn~o. del «sexo» .. N_ada resulta más convincente que la origen en la cultura no en la naturaleza. Gran parte de la
rnf~n~dad de asociaciones que han surgido entre la mas- confusión que existe en las discusionessobre los papeles
culinidad o femineidad de una persona y las normas de de ambos sexos proviene del hecho de que solemos
con.ducta, actitud, ~xpectativa y papel social que están hablar de «diferencias entre los sexos», cuando de lo que
s?cialmente d~ter,m.madas . Si el género posee cualquier realmente estarnos hablando es de diferencias entre los
ttpo de base b10logica, la cultura hace que resulte invisi- géneros. Debido a ello, nunca queda clara la razón funda-
bl~. Las pru~bas _sobre la forma en que las personas ad- mental de que exista una sociedad organizada sobre las
quieren sus identidades del género, junto con los hechos diferencias entre los sexos, y se habla de una sociedad ba-
expu,estos en el_ capítu~o anterior, indican claramente que sada en la liberación de los papeles convencionales del
el genero no tiene ongen biológico y que las relaciones género como si se tratase de una utopía.
entre el sexo Y el género no son en absoluto «naturales». Así pues, la aureola de naturalidad e inevitabilidad
que envuelve la diferenciación del género en la sociedad
224
225

.i.' ~ .'&~' ··~ .. '.... . .... ~


4
moderna no proviene de la necesidad biológica, sino sen- historia de las discusiones sobre las diferencias entre los
cillamente de las ideas que la gente tiene sobre el tema. sexos. Mary Wollstonecraft, en su introducción a la Vin-
En concreto la a oría de las ersonas piensan.que eús- dicación de los derechos de las mujeres (1792) cita un
ten diferencÍas innatas~ los sexos, que la diferencia- comentario que constituye el precedente exacto de las
ción incrementa la eficacia social y que es a su vez una ideas de Ove t eet: un escritor, dice ella, «se preguntaba
ley natural. qué tenían que hacer en el mundo las mujeres de más de
De e.gas tres ideas, la primera es la q e g,"'""''"-'=""-'=;..;: cuarenta años». La técnica ginecológica alcanza su cota
influencia. A través de los siglos ha sido la es¡2onsable máxima con Lundberg y Farnham en La mujer moderna:
de mucha de la asión existente en las discusion bre el sexo perdido, que aparec10 en 194 7; otro buen ejem-
las i erencias entre los sexos y, ciertamente, no es casua- plo es un libro cuyo título no deja lugar a dudas, La tra-
lidad que cada vez que reviven estas discusiones se expre- gedia biológica de la mujer, publicado en Rusia en 1930,
sen más o menos los mismos sentimientos como razones en el que se dice: «A través del sistema nervioso y endo'..
válidas para fortalecer el sistema de diferenciac_ió_n de crino, los ovarios dominan todo el organismo de la mujer
géneros allí donde ha sido erosionado por el femrn1smo. por medio de sus potentes hormonas y someten todos los
Par~ llevar esto a cabo se em lean varías técnicas, procesos vi tales de ésta a la dictad~ra del genio de la
de las cuales la fundamental es la «ginecológica». Un raza.» Lo que, aunque expresado dramáticamente, es
ejemplo lo constituye el artículo del ginecólogo Edmund en esencia la misma doctrina que se mantiene hoy día.
Overstreet sobre El potencial de las mujeres, que presen- En realidad, las diferencias biológicas entre los sexos,
ta el históricamente socorrido punto de vista de consi- al contrario de lo que afirma el mito popular, no so ..
derar a la mujer como una sarta de glándulas endocrinas, por supuesto, más im ortantes en muchos casos ue las
q ue controlan dos ovarios encargados de un útero. Overs- que se dan entre los in 1v1 uos. a variabilidad bioló
treet relata la diferencia en secresión hormonal entre am- entre los individuos aumenta di a que ascende os
bos sexos y las bases psicológicas de la menstruación y la en la escala evolutiva de forma que en la m~oría 9!
reproducción, argumentando que «estas difer~ncias es- órganos, tejidos y secreciones humanas encontramos una
tructurales y funcionales producen por su propia _natura- amplia gama de tamaños y funciones.
leza una conducta mental y emocional en la muier que Existen grandes variaciones en el tamaño del ,c;lítoris
es distinta de la del hombre .» de la mujer y del pene del hombre, al igual que en el del
Y añade: estómago, esófago, duodeno, colon, hígado, vejiga y cora-
«Cuando uno se pone a pensarlo seriamente, se da zón, en el ritmo cardíaco, la distribución de los músculos
cuenta de que quizá las mujeres vivan demasiado tiempo . y la grasa, la composición química de la sangre y la saliva,
Tal vez su utilidad desaparece cuando terminan de tener la forma y el peso del tiroides. A veces la diferencia no es
hijos, especialmente hoy en día, que sobreviven tantos sólo de un 50 por 100 o un 100 por 100, sino de 10 ó 50
años a los hombres.» veces más . Por ejemplo, el tamaño de los ovarios norma-
No es difícil encontrar ejemplos de esta técnica en la les va de 2 a 10 gramos; el ritmo cardiaco habitual de los
226 227
la conv1cc1on, más vagamente formulada, de que cual-
hombres normales va de 45 a 105 latidos por minuto, y quier intento de variar estos papeles disminuirá la feli-
la capacidad de bombeo de sangre por parte del corazón cidad , pero este tipo de argumento tiene una historia am·
puede variar corriente entre 3,16 y 10,81 litros por mi- pliamente desacreditada y debería haber sido abandonado
nuto . En todas estas mediciones las mujeres varían hace mucho tiempo. La «felicidad» puede ser un término
tanto como los hombres , de forma que un gran número para cubrir el conservadurismo, e innumerables males pue-
de mujeres y hombres están en el mismo grupo con res- den ser aprobados en nombre de una supuesta ganancia
pecto al tamaño, peso, ritmo cardíaco y niveles hormona- psíquica a corto plazo. El ejemplo histórico más famoso
les, por mencionar tan sólo algunos parámetros . Incluso es el sometimiento de los negros a la esclavitud. ~
en la forma de los órganos genitales externos existe una nudo se dice que demasiada igualdad, demasiada poca
gama que va de muy hembra a muy varón, y dentro de diferenciación, atenta contra el ex1to ael matrimonio. Tañ
ella se encuentran todas las personas, hembras y varones, sólo si lo sexos son completamentarios (es decir, diferen-
normales y anormales. Un experto en intersexualidad ha ciados) puede sobrevivir la relación fuertemente emocio-
dicho que resulta imposible definir las morfologías de los nal del matrimonio moderno . De hecho, esto significa que
varones y las hembras como si fuesen distintas: existen la simple distinción entre hombre y mujer es transfor-
como continuo de posibles desarrollos y, por lo tanto, nos mada en otra entre masculino y femenino, con el marido
recuerdan constantemente la identidad biológica del varón y la mu jer diferenciándose en sus poderes, su capacidad
y la hembra, y no su polaridad. para tomar decisiones,- sus relaciones en el mundo fuera
Lo mismo podría decirse de las pruebas (citadas en el del hogar, sus aficiones durante el tiempo libre, etc. ~
capítulo 1) sobre la posibilidad de que existan diferencias la ac 'dad no está mal visto que las esposas trabajen
en la sensibilidad hormonal del sistema nervioso central. fuera del hogar, ero só o s1 no compiten con sus man os
Si ello en realidad ocurre, no será creando dos grupos por loMar éxito en sus carreras o por conseguir poder:
separados -varón y hembra-, sino una gama que irá los manuales so i aconsejan a la mujer
de muy varón a muy hembra, en la que las personas se trabajadora que pongan cuidado en mantener el equili-
distribuirán normalmente, como pasa con otras variables. bri..2._1radicional de _poderes en el hogar para no «des-
Es más , sea cual fuese el resultado de esta investigación, masculinizar» a _sus maridos (y «desfeminarse» ellas
no nos absuelve de ciertas elecciones sociales fundamen- mismas).
tales: estas elecciones son claramente humanas y ningún Este aspecto de la diferenciación del papel del género
tipo de experimentación animal servirá para determinar resultará posiblemente el :nás difícil de cambiar de todos .
en qué dirección han de tomarse . En la URSS , donde la emancipación de las mujeres se ha
acercado al punto en que éstas - y en cierta medida los
hombres también- se han liberado de sus papeles tradi-
El argumento sobre la «eficacia social» de nuestros cionales del género, siguen manteniendo sus dos papeles
actuales papeles de Jos géneros se centra alrededor de en el trabajo y en el hogar. El cuidado de los niños en
la mujer como madre y ama de casa. Existe también
229
228
los jardines de infancia estatales, que es muy barato o todos los mecanismos_para crear mantener la difere1!9..a-
gratuito, no libera a la mujer de la responsabilidad de ción e~ los sexos antes de la edad adulta, los cuales van
llevar el hogar, preparar la comida, cuidar del vestuario desde lalemineidad de las ocupaciones de niñeras y maes-
e induso de los niños cuando están en el hogar. tras hasta los juegos con las muñecas. . .
En nuest~a sociedad_, y a través de la literatura po u- En las sociedades pequeñas no suelen existir i:nuchas
lar y los medios de .comunicación de masas , se insiste por muñecas, pero su uso está generalizado en las sociedades
todas partes en la importancia de la unión de la madre civilizadas, donde permiten a las niñas. poder ensayar su
c~u hijo . Se defiende que la crianza por parte de la papel de madres durante toda la infancia. ~e hecho, mu-
madre es fa base fundamental de la seguridad del adulto chas mujeres pasan más tiempo con sus muneca,s que con
de su salud psicológica y su adaptación social . Se consíder~ sus hijos , hecho que viene a subrayar hasta que pun.to .el
que la importancia de la maternidad no radica en el te- éxito de la maternidad depende del éxito en el aprendiza¡e .
rreno biológico -dar a luz y proporcionar leche-, sino Los trabajos con animales confirman e~~a idea: la c??-
en el social y psicológico. Las normas sociales persuaden ducta maternal no es básicamente func10n de la gest10n
a las madres (y a los padres) de que su deber hacia el o el equilibrio hormonal, sino de la prox imidad con el pe-
niño consiste en atenderle constantemente durante la in- queño, y es posible hacer que la mayoría de los mam1fe-
fancia y estar especialmente pendiente de sus necesidades ros sean machos o ·hembras , vírgenes o no, se comporten
en los primeros meses . Ello no coincide con los resu - ma~ernalmente si se les encierra con un bebé. El cui-
tado~ as investí aciones, y supone una distorsión e dado «maternal» espontáneo de los pequeños no .es una
las conclusiones a las que éstas han llegado . Los niños no actividad propia de la hembra en todas las ~spec1es: en
nece~itan s?la.mente un buen cuidado físico, ~no canno y algunas lo es del macho y en otras es c~mun a ambos
relaciones intimas con otras ersonas . Necesitan una cier- sexos, al igual que puede serlo, en la so.c1edad humana.
ta ~?ntinuidad con las personas que les cuidan y estimu- Cuando Margaret Mead ~eño por_ 2nmera ve~ unas
lac10n ~erbal y no verbal. Pero ninguna investigación ha muñecas a os niños y niñas manús, fueron Jos nmeros,
descubierto gue estas necesidades deben ser cu 1ertas por en lugar ae los segunaos, los q?e las cQgieron s~ usie-
las madres en vez de por los adres, por as mu¡eres en ron a jugar con ellas; para estos críos, la m~termdad ~­
vez de por los hombres, o incluso por los adultos en vez taba mas en consonancia con el apel del genero mascu-
de por los hermanos del pequeño. Una ultura ue des- lino que con el del emenino. El famoso artícu o de Harry
arrolla la ternura y el afecto sólo en las mujeres puede, - ar ow titulado Sobre la naturaleza del amor, basado
po:, supuesto, sentir una gran necesidad d que exista en sus ~xperimentos con monos , llega a la conclusión de
untan entre la madre y el niño . - que la característica maternal a la que_ responden los mo:
Una vez que el cuidado del niño se ha convertido en nos pequeños no es la leche o la cualidad. de hembr.a , m
una tarea puramente femenina , resulta especi almente im- el color de su madre biológica, sino la piel, es dectr, el
portante que .las mujeres estén bien preparadas y adapta- contacto corporal. Quizás es esto lo que las madres de
das para reali zarla . Esta es la razón por la qu e poseemos todas las especies aprenden a ofrecer.
230 231
El que la madre estimule a la hija a jugar con muñe- la deshumanización para con las madres, lo que a su vez
cas simboliza para la niña la maternidad real, y las ma- se relaciona con la envidia que siente el hombre del logro
dres tienen una importancia fundamental para sus hijas creativo que consigue la mujer en el parto. La práctica de
en cuanto modelos de los papeles que éstas deben des- la episiotomía (un corte en el periné para facilitar el naci-
empeñar; las malas madres , tanto entre los humanos como miento antes, del parto o durante su transcurso), que está
entre otros primates, producen hijas que serán malas ma- generalizada en algunos hospitales de mater!1idad ,. no, s~
dres a su vez. Las monas madres que no han aprendido la diferencia mucho de las denominadas «hendas sunboh-
maternidad tratan a sus bebés con descuidada negligencia; cas» de que habla Bettelheim, y quizás es incluso más sig-
las madres homínidas que no están preparadas para la nificativa por practicársela el hombre a la mujer , y no el
maternidad pueden acabar formando parte del grupo de hombre al hombre.
madres encuadradas en las estadísticas bajo el epígrafe de
«síndrome de maltratar a los niños».
Así pues, nadie niega la necesidad de calor humano La su osi ·ón de ue la mujer debe estar en su casa
y am~n la materni a : lo que se discute no es el grado implica que no debe tener una pro es1ón . uando fas mu-
de cuidado maternal, sino su exclusivida ' a eresunc.Íon jeres realizan traba1os Tuera de1 ogar se encuentran,
de que los pa res no necesitan (o quizás no pueden) com- como ya hemos visto, con que casi siempre s:_. trata de
partir en la misma medida , más o menos, su parte fun- «trabajos tradicionalmente femeninos» ue responden a
damental en la crianza de sus hijos. Esta convicción no las ideas convenc1ona es so re os pap es de los géneros.
tiene nada que ver con la naturaleza innata e los seres En las fábricas se mantiene invariablemente una divi-
humanos; provleñé básicamente del hecho e que a or- sión del trabajo entre los sexos apoyada por la remisión
ganización económica de nuestra sociedad no permite que a las diferencias «naturales» entre éstos, y la pérdida de
el padre esté casi nunca en el hogar. eficacia económica que se produciría si los trabajos de
Quizás no sea exagerado atribuir parte de la preocu- las mujeres y de los hombres fuesen intercambiables. Los
pación de los expertos (varones) por la importancia psico- hombres no trabajan a las órdenes de las mujeres porque
lógica de 1a maternidad, tanto a su remordimiento or en- «las mujeres no sirven como capataces, tienen u~ tempe-
tregar el cuidado del hi"o a las mu.eres como a su envi- ramento que no va con ese trabajo, y en cualquier caso,
dia de la fimcion procreadora de éstas. Kate Mlllett po- a los hombres no les gusta que les manden las mujeres.
dría pensar que esta es una hipótesis lausible, pero tam- De aquí que cualquier variación que se introd~zc~ en los
bién lo piensan los psicoanalistas Bruno Bettelheim y Pe- talleres de la fábrica a esta norma de la supenondad del
ter Lomas . El primero ha escrito una larga relacíóñ de los hombre y la inferioridad de la mujer,. trae consigo m~l~s­
ritua es que simbolizan la envidia del útero en las socie- tar laboral y la posibilidad de que descienda la producc1on.
dades primitivas; el segundo sugirió, en un apreciable Una investigación sobre las actitudes de las empleadas
pero ignorado artículo que publicó hace varios años, que noruegas y suecas, por ejemplo, ha revelado que a _las
el tratamjento médico del parto en nuestra sociedad exha- mujeres se las coloca en trabajos no cualificados, rutma-

232 233
rios y estrechamente vigilados, porque se considera que ambos son femenino en la práctica, el PªRel biológico
les cuadran mejor que los que implican destreza y auto- de la maternidad adquier aureola de domesti-
nomía. Los patrones justifican esta política laboral resal- ci ad y femineidad cul tural. Quedan unidos los lazo~
tando que las mujeres interesadas aceptan más fácilmente tre el acto de dar a luz y el de limpiar la casa, y las con-
la repetitividad, la falta de oportunidades de ascenso y secuencias culturales secundarias de una especialización
la dependencia que supone este tipo de trabajo. Asimismo biológica primaria delimitan el «status» de las mujeres en
las mujeres son mejores enfermeras porque poseen una cuanto grupo. A partir de este momento no es la biología
«inclinación a cuidar» de la que carecen los hombres . Las la que determina el papel de las mujeres, sino la domes-
secretarias son mujeres debido a sus cualidades «femeni- ticidad.
nas»; son más cooperativas y aceptan mejor que los hom- El proceso a través del cual se llega a este estado de
bres el ser supervisadas. Las mujeres venden los artículos cosas es complicado, pero la revolución industrial fue, sin
en los grandes almacenes debido a que las cualidades fe- lugar a dudas, un factor de gran importancia para rodu-
meninas de «amabilidad» y «capacidad de adaptación» re- cir la división entre el hogar y el lugar de trabajo. Es
sultan más apropiadas. esta división la que ahora se da como razón permanente
Este tipo de razonamiento se usa para extender la para la diferenciación entre los sexos, y así, por ejemplo,
diferenciación entre los sexos o nuevas esferas, al igual la actitud discriminatoria de los empresarios se basa, de
que pa: a mantenerla en las ya existentes. El trabajo sueco forma muy realista, en el hecho de que las mujeres llevan
antes mencionado revela, por ejemplo, una tendencia de la casa, y los hombres no. En la práctica se le echa más
los patrones a clasificar como femeninos los puestos la- culpa a este hecho de la que realmente tiene. El absen-
borales que podían ser asociados con las ocupaciones tra- tismo es superior entre los hombre que entre las mujeres,
dicionales de la mujer, corno cocinar, coser y cuidar ni- y esto no se debe a sus responsabilidades domésticas.
ños: en las industrias eléctricas el rebobinado se clasificó Una cuidada investigación ha revelado que está altamente
como trabajo femenino debido a su semejanza con la correlacionado con la educación (aunque no se conoce la
costura. razón), es decir, que las diferencias de educación son las
Por supuesto, este tipo de extensión de las activida- responsables de las diferencias en cuanto al absentismo.
des «femeninas» está basada en a orma en que vivimos. Este es un buen ejemplo de cómo la personalidad femeni-
dentro de las familias. La estructura asimétrica de la fa- na recibe las culpas («las mujeres son de menos confian-
milia -el padre en el trabajo y la madre en casa- per- za, sólo trabajan para ganar para sus gastos») de algo
mite que exista una conexión entre actividades tan distin- que se debe a la privación cultural.
tas como dar de comer a un bebé, limpiar la casa y lavar Incluso cuando aparentemente se protege la situación
los calcetines sucios. En realidad, mientras ue dar a luz de la mujer en el trabajo, el resultado puede seguir siendo
es una función biológica, y por lo tant~ propia de la hem- que se in cremen te la discriminación. En todos los países
bra, el trabajo doméstico es una función nQIDKo-so- industrializados existe una le islación ue _por lo eneral
cial, y, por lo tanto, se:>..'Ualmente neutra; pero cuando limita las horas que las mujeres pueden trabajar, el peso
234 235
que pueden levantar y el ti o de trabajos que pueden ·
realizar. En un estado norteamericano, e peso máximo Por lo tanto diferenciación del género per siste en
es de 6,8 kilos, peso que es menor del de un niño de tres la sociedad indu,strial debido fon amentalmente a la im-
meses. Mientras ue ersista esta legislaciónJ como ac- portancia que la gente sigue otorgando a l.a masculini~ad
tualmente ocurre en muchas partes, se limitan seriamente y la femineidad. Se pien_g__ ue. s~n ~ecesanas para la vida
las posibilidades de las mujeres de conseguir trabajos que social una gran cantidad de d1st10c1ones ~ntre ~l ~~mbre
ofrezcan el mismo sueldo, perspectivas de promoción, y la mujer. Pero ¿está nuestra forma de dife~en.ciac1on d~l
adiestramiento, etc. Por ejemplo, la ley estadounindense género realmente relacion?da con algún obJetlvo de efi-
de 1963 sobre los derechos civiles no ha podido invalidar cacia social o económica? Es más, ¿les gusta a los hom-
. r . )
ninguna de las restricciones impuestas a las mujeres por bres y a las mujeres ser «masculinos» y <<Iemem~os'.> .,
la legislación laboral proteccionista, debido a una decisión ·son felices con sus identidades del género?, ¿que dife-
judicial. Esto ha hecho que las mujeres sean «víctimas de crencia supone el género?, ¿cua'l d ebena ' suponer.)
su propia protección», según la expresión de un juez de Para contestar a estas preguntas hay que tener en
California. La Ley de 1963 sobre igualdad de retribucio- cuenta algunos hechos sobre nuestra. propia ~ociedad in-
nes, tan sólo invalida la legislación proteccionista cuando dustrial: 1 a mu¡er tiene por térmmo medio de dos a
el hombre y la mujer realizan trabajos «similares»; cuan- tres hijos, lo que nos amenaza con un problema de s~per­
do el trabajo es distinto se permite que los salarios sean población de dimensiones gigantescas; 2) la .mayan.a de
diferentes. Pero el trabajo es distinto si las mujeres y los las madres no amamantan a sus hijos es decir, prefieren
hombres, debido a la legislación laboral proteccionista, no hacerlo. Durante las últimas · décadas se ha producido
no pueden, por ejemplo, levantar el mismo peso, y, por en muchos países un descenso del 30 al 40 por 100 en el
lo tanto, la Ley de igualdad de retribuciones no se apli- número de niños que son amamantados; alr~dedor ~el 70
ca. La casuística legal demuestra que se trata de una tram- al 80 por 100 de todos los bebés de las sociedades md.us-
pa de la que nadie puede escapar, y menos que nadie los trializadas han si ya destetados al abandonar el hosp~ta1
patrones que en cualquier caso no quieren hacerlo porque de maternidad· 3) n la actualidad la duración de la cicla
les resulta ventajoso explotar la situación. de las mujeres es de setenta y cinc~s, de los que pro-
La legislación laboral proteccionista, y la doctrina que bablemente pasa menos e aos o tres en estado o amaman-
bajo ella subyace, ofrecen una buena oportunidad de ex- tando. La mujer media está cerca del 6 por l?O de sus
tender a otras esferas la diferenciación entre los sexos. La años productivos o el 3 por 00 de toda su vida, ~t~da
doctrina de «iguales pero separados » se ha derivado de la por el vínculo reproductor· 4), 1no exi.sten razones medica.s
doctrina legal que afüma que «el sexo es una base válida conocidas (a pesar de las muchas mvest1gac1ones rea 1-
de clasificación» y ha sido usada para defender muchas zaaas) para que el embarazo deba interferir con l~s otras
discriminaciones, entre ellas la exclusión de las mujeres actividades de la mujer, ni 29r causa de su salud 01 pürfa
de las instituciones educacionales', y, hasta 1968, de los de su hijo. Aun supomendo que la m~jer aban.done du-
jurados. rante el em arazo cualquier otra actividad , le sigue que-
dando alrededor del 97 por 100 de su vida.
236
237
En la política, al igual que en la industria, las con-
Gobierno
vicciones populares sobre la igualdad entre los sexos con-
trastan con la cliscnminacíón que se da en la realidad. a
iaeología democrática defiende la participación política
Parlamento
co~o condición «sine guan non» de la igualdad, y el mito
popular asegura que los papeles políticos de los hombres
y las mujeres son menos diferentes de lo que fueron, que
la concesión del sufragio a las mujeres era, y continúa Candi dotas

siendo, una garantía automática de igualdad política. Pero


ello está mu lejos de ser cierto. De nuevo, la ideología
igua 1taria oc ta a presencia de una diferenciación bá-
sica y a veces insidiosa que se opondrá a la igualdad hasta Votantes
que no sea reconocida, y quizás aún después de que lo sea.
Los hombres y las mujeres se diferencian incluso en_e
uso del sufragio; en la mayoría de los países en los que Población
éstas tienen derecho al voto, bastante más mujeres que
hombres no cumplen este deber. Duverger, en su trabajo FIGURA / .-Papeles políticos de los hombres y las. ~u ­
sobre El papel político de las mujeres, señala que a veces jeres. (La proporción de mujeres y hombres :n los d1stm-
no votan el 24 por 100 más de mujeres que de hombres, tos niveles se observa por la cantidad de espacio sombreada
aunque lo normal es que sean alrededor del 10 por 100. v en blanco, respectivamente) .
Los datos de Duverger pueden estar algo anticuados en
la actualidad (ya que los recogió a principios de los años
cincuenta), pero la tendencia que percibió hacia una cre-
ciente desigualdad entre los hombres y las mujeres en la
vida política está suficientemente demostrada hoy en día.
Por lo tanto, su diagrama, que representa el papel político
de los sexos, sigue teniendo validez (ver figura 7). Es más,
esta desigualdad política se extiende a los países comunis-
tas, donde se ha realizado un mayor esfuerzo para reducir
este vacío político.
Incluso cuando las mujeres consiguen cargos políticos
lo hacen en un contexto dominado J?Or los hombres, es
decir que la tendencia histórica no va hacia la i aldad.
En 19 51, el 4 por 100 de los parlamentarios franceses
238

+
sociedades pequeñas («primitivas»). El embarazo es un
eran mujeres, y en 196 7 esta porporción había descendi- hecho socialmente visible y físicamente obvio, sean cua-
do a 2,3 por 100. En esa época las mujeres representaban les fueran las supuestas limitaciones que acarree para la
el 4,1 por 100 del Parlamento Británico, y en Estados actividad de la mujer. El amamantamiento humano es a
Unidos (sociedad supuestamente matriarcal) tan sólo el menudo la única fuente de leche disponible para los ni-
2,5 por 100 de la Cámara de Representantes. En los paí- ños , y al prolongarse durante dos o tres años para los que
ses en los que se ha incrementado el número de mujeres sobreviven, crea otra distinción entre los sexos, ya que
dedicadas a la política, este incremento se ha producido divide a la sociedad en el grupo lactante y el no lactante.
en los niveles más bajos -a nivel municipal- siguiendo Los altos índices de mortandad entre fetos y niños signi-
la tendencia que indica el diagrama de Duverger. fican que las mujeres tienen más embarazos por cada
Al o~upar cargos políticos, los hombres y las muje- . niño que sobrevive que en las sociedades con servicios
res refle¡an, con extraordrnaria constancia, los papeles médicos modernos. El efecto general de lo dicho es que
de la vida no política. Las mujeres se dedican a la salud existe una estructura de diferenciación entre los sexos que
pública y los problemas «familiares» la educación los no es tá relacionada en absoluto con la personalidad, la
, '
niños y los derechos de la mujer, mientras que los horn- inteligencia, o la sexualidad como tal , sino fundamental·
btes se especializan en las finanzas, la economía, la olí- mente con las tareas de supervivencia de la sociedad de
tica interior, la agricultura, la d~fensa y los asuntos exte- que se trate.
riores, dirigiendo e esta forma todos los asuntos de la Aunque nuestra sociedad se encuentra en gran me-
nación que (en el sentido más restringido del término) dida liberada de estas limitaciones, su organización de los
no son domésticos. papeles de los géneros, siguiendo la división e tra ajó
y el hogar, sigue teniendo una finalidad: garantiza , como
las feministas no han dudado en señalar, el servicio de la
Al observar todas es tas maneras en que contradecimos fuerza de trabajo industrial (compuesta predominante":
en la realidad nuestra I eo ogia so rela 1 erenciación mente por hombres) por la fuerza de trabajo doméstico
del género, resu ta igno e ser mencionado que, mien- (compuesta predominantemente por mujeres). Además,
tras las sociedades e~enas hacen con frecuencia menos proporcio,!la a la sociedad un ejército e consumidoras
-
diferenciación del género en la práctica ue en la teOrra
--
parece que nosotros hemos inveniao el orden. Esto es'
extraño, ya que las sociedades que carecen de tecnología
- las arnas de casa- cuyo papel económicamente impro-
ductivo ha resultado esencial para el éxito del capitalismo
occidental. (Esto no significa que la sociedad no podría
están más vinculadas en todos los aspectos a la especia- organizarse igualmente de otra manera : el economista
lización reproductora del hombre y la mujer. Cuando los sueco, Holmberg, asegura que si se elim inase la diferen-
antropólogos aseguran que el sexo es un criterio para la ciación entre los sexos aumentaría considerablemente la
adscripción de tareas y papeles en todas la sociedades co- productividad nacional , a pesar del coste financiero de
nocidas, están declarando algo evidente, ya que los grupos readaptación profesional y reorganización que supondría.)
sociales siguen estando organizados sobre las bases de las
241
240
Pero en el fondo lo que mantiene los papeles del g~­ que exis ten diferencias temperamentales, innatas, entre
nero en su actual situación no es el argumento de la eb- los sexos . La diferenciación en el trabajo por razón del
ca..cia social, sino simplemen,te la convicción de que un_a _ género es una característica curiosamente constante en Ja
sociedad sin diferenciación entre los géneros es algo equi- sociedaa i ndustrial en general (ver capítulo 5), y su per-
vocado en sí mismo . Los comentarios que se hacen hoy sistencia es especialmente extraña en países como Suecia,
día sobre la aparíencia y vestimenta de la juventud , a donde se han realizado esfuerzos coordinados para supe-
menudo suelen ser algo así como «ya no es posible saber rarla . La actitud de los empresarios ante el trabajo feme-
si son chicos o chicas». Ello puede ser cierto, pero ¿es nin es uno de esos roblemas que parecen no responder
cierto que los chicos y las chicas de~e~ diferenc~ars~ en en absoluto a la acción política.
la apariencia y la vestimenta?, ¿que 1mport~n~1a tiene Quizás resulte sorprendente que la diferenciación del
que parezcan iguales? Las respuesta es taut?log1ca_: pen- género sea tan fuerte y persistente ea lugares como los
samos que los chicos y las chicas deben d1fere~c1arse a países escandinavos o Gran Bretaña, que poseen una ideo-
simple vista porque sentimos que deben ser diferentes logía predominantemente igualitaria. Las investigaciones
(y nos molesta ue no lo sean). . . . indican que las personas que poseen convicciones iguali-
El funcionamiento e este upo de conv1cc10nes man- tarias suelen ser más propicias a considerar que los hom-
tiene la diferenciación entre los géneros al igual que entre bres y las mujeres están similarmente dotados. Por otra
las castas. El género, al igual _que la casta, es una cuestión parte, una cosa es la teorí la ráctica. Un psicó-
de atribucién oci ue no guar a necesariamente rela-
I ción con los ro_pios atributos y con as capac1aades rn-
logo noruego que preguntó a unas madres si hacían dis-
criminaciones entre la forma en que. trataban a sus hijos
{ trínsecas del individuo. En este sentido, el _género y la casta y a sus hi jas, observó que la mayoría afirmaba que les
son idénticos socio óg1camente y la capacidad de la casta trataban de forma igualitaria; pero, cuando les preguntó
para sobrevivir a los cambios es compartida por el género. sobre aspectos concretos, resultó que las madres tenían
Ciertamente, la diferenciación por razón del énero una fuerte tendencia a actuar según las normas tradi-
no ha disminuido durante os u nmos anos, sino que se cionales.
ha intensificado en muchos aspectos, hacien o ae la creeñ- Un compromiso oficial e institucional en favor de la
ciade que las CfifefeñeiaSinnatas entre los sexos justifi- igualdad puede hacer creer a mucha gente que dicha igual-
can las diferencias del papel e genero a go as1 como una dad se está logrando, centrándose así la atención, incluso
profecía gue se ha de ~mplir por su propia naturaleza . de las feministas, en pequeñas discrepancias sobre el tra-
Mientras que los empresarios , al igual que otras personas, tamiento legal de las mujeres, y no en las grandes discre-
sigan insistiendo en que las diferencias de temper~mento pancias que existen entre las leyes y el énfasis privado e
entre los sexos les hace aptos para diferentes traba¡os , se- informal que se da a la importancia de las diferencias
guirán produciéndose dos consecuencias : en primer lugar, entre los sex os, como se puede ver en la familia .
persistirá la diferencia en el trabajo por razón del género, Los cambios en los papeles de los sexos, tales como
y en segundo lugar, parecerá justificada la convicción de la creciente proporción de mujeres empleadas , se utilizan
242 243
para probar ~ue la diferenciación entre los sexos está las responsabilidades domésticas como el hecho de que
disminuyendo, a pesar del hecho e que a 1as mu¡ere5Se su papel político no es lo suficientemente sólido como
les sigue confiando sólo cierto tipo de trabajos . para lograr una verdadera igualdad, sugieren que es la fa-
La existencia de oportunidades institucionales para la milia la que insiste en la diferenciación de los papeles del
igualdad entre los sexos se malogra también de otra for- género, de una manera más determinante que ninguna otra
ma. Existen bastantes pruebas de gue muchas mujeres ño fuerza social o económica. La familia, tal como ha evolu-
aprovechan estas oportunidades por miedo a perder su cionado en las sociedades industria es, es una tríada de-
femineidad. La educación superior puede servir de ejem- desigualdades y diferencias, quizás la menos democrática
phlas especializaciones técnicas están de hecho al alcan- de las instituciones contemporáneas, y en este sentido
ce de las mujeres, pero son muy pocas las que las eligen. constituye un influyente dictador de desigualdades hacia
Duverger se enfrentó, en su trabajo sobre las mujeres en otras esferas.
la política, con esta inclinación aparentemente regresiva, La sociedad se está orientando, en la actualidad, alre-
y se preguntó por qué las mujeres se conformaban con dedor del núcleo familiar, y ello significa que cada vez
especializarse en Ja familia, la casa, y los problemas educa- más la identidad del género ha de ser adquirida dentro de
tivos, y por qué no eran más «feministas». Tomando da- sus estrechos límites. A su vez, los transtornos del pro-
tos de la forma en que los papeles políticos son diferen- ceso de identificación son más probables, produciendo
ciados, en razón del sexo, en cuatro países (Alemania, No- trastornos de la personalidad que contribuyen al creci-
ruega, Francia y Yugoslavia) describió el mundo tradicio- miento constante de las enfermedades mentales.
nal de la mujer como cerrado, limitado e introvertido, Este tipo de especulaciones pueden llevarse «ad infini-
opuesto al desarrollo de intereses generales, macrocós- tum». Los trabajos sobre la forma en ue han variado los
micos y relativamente impersonales que exige la política. papeles de los sexos urante os últimos años seña an ~e
Así pues, concluyó que la «femineidad» y la política eran no se ---afi pro ucicfo cambios radicales. La mayoría de
dos mundos opuestos , porgue la política ha sido tradicio- estos cam íos como, por ejemplo, el aumento de las mu~
nalmente un mundo de hombres, y los papeles de las mu- jeres que trabajan fuera del hogar) han sido superficiales,
jeres en el hogar las han atado a intereses y formas de y no han afectado al equilibrio tradiciona e as re acio-
ser limitados. Este autor se mostraba esperanzado de que nes entre las personas de distinto sexo ni a las definicio-
al aumentar el número de mujeres que tuviesen un tra- nes de los pap eles del énero. uth Hartle~ al estudiar
bajo remunerado, aumentaría su participación en la po- el concepto que poseen las chicas sobre los papeles de- los
lítica . Como esto no ha sucedido, hay que llegar a la con- sexos, ha sugerido que muchos de los problemas de la
clusión de que el trabajo remunerado no contribuye al des- sociedad actual pueden ser debidos a que no se ha a ro-
arrollo de la acrividad y concienciació n política tanto ducido cambio en estos conceptos -es decir, a que no a
como la vida doméstica ha contribuido a impedirlo, y apa- existido una adaptación a una realidad en proceso de
rentemente continuará haciéndolo en el futuro. cambio- más que a la confusión que para muchos se ha
Tanto la forma en que las mujeres están atrapadas por producido a causa de la emancipación de la mujer. La ma-
244 245
yoría de las madres que trabajan fuera de casa les dicen su masculinidad y, por supuesto, su incapacidad para cui-
a sus hijas que lo hacen para ganar dinero, mientras que dar delicada e infatigablemente a los pequeños se expli-
luego aseguran a los sociólogos que trabajan porque les ca también en razón de aquella masculinidad.
gusta trabajar. Por consiguiente, las niñas crecen conven-
Aún cuando se pone más énfasis en la condición de
cidas de que la única razón que justifica que una madre
la mujer, son los papeles de ambos sexos los que están
trabaje fuera del hogar es el dinero. Cuando ellas mi s-
bajo revisión , y si las mujeres sufren un «Status» de ciu-
mas alcancen la maternidad puede que descubran lo que
dadanos de segunda clase, los hombres también del exceso
sus madres descubrieron, que aunque se piense que la
de privilegios. La tensión de-desempeñar el papel masculi-
maternidad es una ocupación de dedicación plena para las
no en la sociedad moderna muestra señales de estar alcan-
mujeres adultas, las satisfacciones de criar a los hijos no
zando el punto de ruptura . Las enfermedades debidas a la
compensan del todo la soledad física de la madre en el
tensión social están matando ahora muchos más hombres,
hogar, o la inacabable rutina del trabajo doméstico. En-
proporcionalmente, que a principios de siglo. En 1900,
tonces tienen que resolver por sí mismas, como lo hicie-
murieron en los Estados Unidos a causa de enfermedades
ron sus madres, todos los problemas de culpabilidad y
cardíacas 177 hombres y 159 mujeres de cada 100 .000 ; en
ansiedad que, según las investigaciones (en todos los ín-
19 5 3 la cifra era de 3 82 y 225 . Las úlceras de estómago y
dices de adaptación maternal y personal), constituyen la
única diferencia entre las madres que trabajan fuera del duodeno fueron responsables del 3 ,2 por 100. 000 de las
hogar y las que no lo hacen. muertes de hombres en 1900, y del 8 ,6 en 19 5 3; las de
las mujeres eran 3 ,O y 1,9. En el caso de las úlceras, la
tasa de los hombres se ha más que duplicado, cuando, sin
Casi todas las discusiones sobre las diferencias entre embargo, la de las mujeres ha descendido . Mientras que
los sexos tienden a demostrar que las mujeres son, o en 1900 la causa principal de las muertes en Occidente
no son, diferentes de los hombres, más que a demostrar eran las enfermedades infecciosas (neumonía, gripe, gas-
que los hombres son, o no son, diferentes de las mu- troenteritis, tuberculosis) ahora lo son las enfermedades
·eres. Este hecho, que no necesita ser explicado, es cardíacas.
suficiente para indicar que la tendencia de nuestra socie- No se puede demostrar que los actuales papeles del
dad sigue siendo patriarcal; son las mujeres as que están género sean insatisfactorios a nivel personal , sino tan sólo
pidien o os erechos de tos hombres y las que necesitan señalar las tensiones obvias que de alguna forma están
ser defendidas contra las acusaciones de inferioridad . relacionadas con ellos y el hecho de que el papel tradicio-
Existe quizás una sola área en la que se ha intentado de- nal de la mujer no incluye los logros como un ideal, por
mostrar lo confrario --que los hombres no son inferiores lo que las mujeres suelen abandonar la posibilidad de al-
a las mujeres- y es la del hogar. Pero incluso el padre canzar estos logros, mientras que el papel del hombre se
que más ayuda a su mujer no se avergüenza de los fraca- centra en ellos, siendo por ello especialmente propensos
sos reales o imaginarios, ya que mantiene el prestigio de a las enfermedades provocadas por <da tensión social» .
246 247
Considerar la diferenciación entre los sexos como algo ofrecerles, en el mejor de los casos , menos de diez anos
natural , como hace mue a gente, distrae nuestra aten- de maternidad activa.
ción del hecho extrañamente inconsecuente de que nues- Mientras que nuestra sociedad esté organizada sobre
tra sociedad , habiendo conseguido la mayoría del aparato las diferencias entre los hombres y las mujeres en vez de
técnico y los conocimientos necesarios para hacer des- sobre sus semejanzas, estos dos extremos de la masculini-
aparecer la diferenciación entre los sexos de todas partes dad y la femineidad seguirán -eristien o, confirmando así
menos de la cama y el hospital de maternidad, los mantie- aparentemente 1a idea de que su origen es biológico . Sean
ne sin embargo como un rasgo casi universal de la estruc- cuales fuesen 1as causas biológicas que existan en realidad ,
tura soci~ El descubrimiento de maquinarias muy avan- y sea cual sea su verdadera influencia, ello tiene cada vez
z;(!as que liberan al trabajo del esfuerzo físico no ha debi- menor importancia, y el dársela entraña una racionaliza-
litado la diferenciación entre los sexos en las industrias; ción de lo que, de hecho, no es más que un prejuicio. En
la alimentación artificial de los bebés no ha liberado a la este tema los seres humanos están probablemente más
mujer ni ha hecho volver al hogar al varón. Quizá , como condicion~dos por ~propia educación aiferenciada eñ
alguien ha sugerido, es una condición de la civ1l12ac1ón razón del género, de lo que son capaces o les interesa ad-
que los hombres sean excluidos del cuidado de la próxima mitir.
generación y de todas las cualidades y hábitos asociados
con la maternidad, pero ¿qué clase de civilización es ésta?
Si es una civilización que incita a los niños- de tr~ años
a devolver el golpe, que los educa con la mano más que
con la pala ra, precisamente para que se conviertan en
hombres fuertes, vengativos y agresivos a su vez, enton-
ces 1as maqwnaciones políticas que conducen a la guerra
tienen su origen en la crianza, y ni los hombres ni las
mujeres pueden esperar que los humanos dejen de luchar
hasta que la experiencia del niño le enseñe a valorar el
amor y el cariño, la no violencia y el deseo de proteger
en vez de la voluntad de destruir, y a ver estas cualida-
des como humanas y no como femeninas. Si es una civi-
lización que da muñecas a las niñas para que puedan prac-
ticar las labores maternales, es una civilización que enseña
a las chicas a esperar que sus mayores logros sean los ma-
ternales, a reprimir e inhibir el desarrollo de todas sus
otras capacidades para que puedan cumplir sus destinos
como madres en un mundo ya superpoblado y capaz de
249
248
RECONOCIMIENTO
'
El autor agradece las facilidades dadas para citar párrafos de
los textos siguientes a:
Travistock Publications para «The Development of Sex Diffe-
rences», ed. E . E. Maccoby; The Macmillan Co ., Nueva York, para
«Differential PsichologY» de A. Anastasi; University of Pennsyl-
vania Press para «The Criminality of Women» de O. Pollak;
Routledge & Kegan Paul para «The Sexual Life of Savages» de
B. Malinowski; McGraw-Mill Book Co para «The Poten tial of
Woman» eds. S. M. Farber y R. H. L. Wilson; Daedalus J ournal
para «The Woman in America», ed. R. J . Lifton; The Society
for Research in Child Development para «Sex Role and Parental
Identification» de D. B. Lynn; W. B. Saunders Co para «Sexual
Behaviour in the Human Female» de A . C. Kinsey et al; Long·
man Group para «The Sexual Behaviour of Young People» de
M. Schofield; Penguin Books para «Human Aggression», de
A. Storr; William Morrow & Co para «Sex and Temperament in
Three Primitive Societies» de M. Mead; John Farquharson para
«Woman and Man» de A. Scheinfeld; Eyre & Spottiswoode para
«Wayward Servams' de C. Turnbull ; Her Majesty's Sta t ionery
Office para «Women of che Grassfields» de P. Kaberry ; Bailey
Bros para «The Family among the Australian Aborigines de
B. Malinowski; University of California Press para «Comp.arative
Data on the División of Labour by Sex» de G. P. Murdock; Poli-
tical and Economic Planning para «Women at Work» de P. Pin-
der; Science House para «Sex and lnternal Secretions» ed . W. C.
Young; Harper & Row para «Patterns of Child Rearing» de R. R.
Sears, E . E . Maccoby and H. Lewin.

251
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266
lNDICE

Págs.

1ntroducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

l. La biología del sexo . . . . . . . . . . . . . . . 19


2. Sexo y personalidad . . . . . . . . . . . . . .. 57
3. Sexo e inteligencia ....... . ..... .. ..... . 91
c. 1 L7
4. Sexualidad .. . ......... . .. .... .. . .......... .
_L. Sexo y papel social . . ....... ....... . ... . L53
6 . Sexo y género . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . T85
( 7. El aprendizaje de los papeles del género ... 205
8. El futuro de las diferencias entre los sexos 225

Reconocimiento .... . ... . . . . .. ...... . .. . 251

Bibliograf fa ... ... ......... . . . . ....... . 253

Bibliografía citada en el cexto y editada en castellano . 267

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