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Instituto Nuestra Señora De La Misericordia

Nivel Secundario
Padre Domingo Viera 151 – Alta Gracia – Córdoba- Tel/fax: 03547-421064
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Curso: 4to año “A “ - Asignatura: ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL
Docente: Maximiliano SLIAKONIS
CLASE N° 12 y 13: LA CULTURA – 2da parte
Hola a todas y todos !! Continuamos con el estudio de la Cultura, pero esta vez, relacionado con la
modificación del entorno, y las posibles relaciones entre culturas y sus efectos, y el concepto de identidad…

Expectativas de aprendizaje
En esta clase, y en las sucesivas, espero que puedas….
 Recuperar ideas previas sobre el tema
 Comprender los conceptos desarrollados, relacionándolos otros espacios curriculares: Historia,
Ciudadanía y participación, etc
 Tomar consciencia de la importancia de alcanzar un mayor y mejor conocimiento del ser humano
 Asumir una postura crítica frente a discursos socialmente difundidos a lo largo de los años sobre la
cultura, lo culto, etc.

Organización de la clase
 LECTURA ATENTA, PAUSADA, DEL MATERIAL ENVIADO, DESTACANDO IDEAS PRINCIPALES
 REGISTRAR DUDAS Y PREGUNTAS QUE VAYAN SURGIENDO DE LA LECTURA
 CONSTRUIR UNA RED CONCEPTUAL O UN CUADRO SINÓPTICO A MEDIDA QUE VAYAS
LEYENDO, PARA ORGANIZAR EL CONTENIDO
 REALIZAR LAS CONSIGNAS INDICADAS

Consignas de trabajo

1- En relación al trabajo humano, ¿con cuáles de las características generales de la


cultura podrías relacionarlo? Explica brevemente
2- En el texto, se presenta a los polders como ejemplo de la acción humana, interviniendo
sobre el medio ambiente. ¿Podemos incluir a los barrios cerrados o countries en el
mismo concepto? ¿Por qué? Explicá brevemente
3- ¿Podemos hablar, en nuestra ciudad y alrededores, de diversidad cultural? ¿Por qué?
4- Investiga desde cuándo el día 12 de octubre, en nuestro país, ha dejado de ser
considerado “El día de la raza”, y cuáles son los fundamentos para dicho cambio. ¿Cómo
es denominado hoy y qué busca promover?
5- Recuperá el concepto de ETNOCENTRISMO y RELATIVISMO CULTURAL y
relacionalos con la Endoculturación, Transculturación y Aculturación
6- ¿Dentro de qué proceso ubicarías la costumbre de celebrar Halloween? Explica
brevemente y expresá tu opinión al respecto.
7- Explicá qué significa “No existe identidad sin alteridad”. Proponé ejemplos
8- “Hasta que no te encuentro, no me encuentro”, se expresa en la viñeta. ¿Tenés alguna
experiencia personal de esto?
9- Recuperá las características de la cultura abordadas en clases anteriores, y explicá la
relación que existe entre IDENTIDAD y CULTURA
10- A la hora de hablar de la identidad de nuestro colegio, ¿Qué elementos tendrías que
tener en cuenta?

Entrega y Corrección

A TRAVÉS DE LA PLATAFORMA CLASSROMM: LUNES 16 DE NOVIEMBRE

Contacto con el docente

A TRAVÉS DE LOS MEDIOS HABILITADOS


I. LA ACCIÓN TRANSFORMADORA Y PRODUCTORA HUMANA

En función de su cerebro complejo, el desarrollo de lenguaje y pensamiento simbólico, el ser


humano es la única especie capaz de imaginar realidades distintas del entorno actual
y del presente, puede inventar situaciones y objetos que no existen o que nunca vio,
superando las condiciones que el contexto le ofrece como disponibles. Esto es lo que
se conoce como capacidad creadora o transformadora humana, ya que pueden modificar
lo conocido para, por ejemplo, darle nuevos usos, o bien pueden crear o inventar algo a partir
de imaginarlo.
El resto de especies también se relacionan, utilizan y modifican
el contexto natural en el que viven, pero lo hacen determinadas
por su instinto o hábito. Por ejemplo, un ave tiene la capacidad
innata de construir su nido haciendo uso de los elementos
naturales de su ecosistema. Pero no es capaz de imaginar el nido
antes de terminarlo, ni podría hacerlo de modo distinto del que su
especie lo tiene determinado por instinto: todos los pájaros de su
especie harán sus nidos de la misma forma y utilizando los mismos elementos. Para adaptarse
a una situación diferente necesitarían un nuevo "repertorio biológico" que pusiera a disposición
nuevas respuestas, pero esto sólo se lograría por
evolución y adaptación a través de muchas gene-
raciones; un mismo individuo no tiene la
capacidad de generar respuestas distintas a las
que le vienen determinadas como especie.
Las capacidades humanas para crear y
transformar son responsables en gran medida
de la adaptación evolutiva exitosa, porque
permitieron trascender las realidades que
podían presentar obstáculos al repertorio
biológico con el que estaba dotada la
especie. Esta capacidad creadora y
transformadora se materializó en trabajo, como forma de intervenir sobre la naturaleza.

El trabajo como primera forma humana de relación con la naturaleza

Cuando leemos o escuchamos la palabra trabajo, es común


reducirla a la idea de empleo: esto es, algo que los humanos
hacemos para vivir en una sociedad de mercado, y que tiene
que ver con recibir un salario o ingreso monetario por
cumplir determinada tarea. Nosotros nos referiremos a
trabajo en otro sentido, mucho más amplio y que incluye el
anterior: es toda la fuerza y la capacidad creadora y
transformadora que los humanos aplican en el
aprovechamiento del medio en el que viven.
Es por medio del trabajo que los humanos han modificado
todos los ecosistemas del planeta, domesticando plantas y
animales, construyendo ciudades y caminos, generando
nuevos ambientes y complejas organizaciones sociales. Por
ende, diremos que el trabajo es algo característico y
exclusivo de los humanos porque, como ya hemos afirmado, depende de la capacidad
transformadora y creadora. El desarrollo de la humanidad está asociado al desarrollo del
trabajo, porque parte importante de la capacidad creativa y transformadora se orientó a
mejorar procedimientos y generar instrumentos para realizar distintos trabajos.
Y fue a través del trabajo que los humanos lograron optimizar las posibilidades de los
ecosistemas para su propio beneficio, domesticar plantas y animales y desarrollar en la
práctica todas las transformaciones que su imaginación convertía en ideas.
Por ejemplo, en regiones donde la geografía no era favorable para el asentamiento de
comunidades:

II.
II.
II.
II.
La propia existencia de Holanda, así como su
imponente desarrollo agrícola, no se entienden sin II.
la denodada lucha de los holandeses frente al mar y II. La Maeslantkering o barrera de Maeslant es una
sus enormes esfuerzos por arrebatarle a éste cada barrera contra la marejada ciclónica ubicada a la
II. entrada del puerto de Róterdam (Países Bajos).
palmo de terreno. Tierras a las que llaman pólderes
y que se hallan situadas a nivel del mar o por debajo II. Fue construida entre 1991 y 1997 como etapa
de éste, sometidas al embiste de las olas y las II. final del Plan Delta
mareas. En la actualidad, los pólderes suponen más II.
de una cuarta parte del territorio holandés… II.
II. CULTURA Y CULTURAS: IDENTIDAD
Y DIVERSIDAD

De acuerdo a lo que establece la evidencia científica, el origen de la humanidad se ubica con


los hallazgos de los primeros homínidos en el actual continente africano, lugar desde el cual
hay un desplazamiento temprano hacia algunas zonas de lo que hoy son territorios de
Asia y Europa. No obstante, es recién el humano moderno (el homo sapiens sapiens) el que
comienza la dispersión por el resto del planeta, conquistando todas sus regiones habitables,
iniciando este proceso hace aproximadamente unos 80.000 años atrás, siendo el actual
continente americano el último en ser poblado nace entre 20.000 y 15.000 años.
La pregunta que surge, a partir de este poblamiento general relativamente reciente hablando
en tiempos evolutivos, es por qué la especie humana configuró poblaciones y culturas
tan distintas a lo largo del planeta. La actual diversidad existente entre culturas y
poblaciones parece ser enorme. Hay distintas explicaciones, pero todas relacionadas con
una adaptación eficiente a los distintos ecosistemas: se diferenciaron adaptándose mejor
al clima, al tipo de alimentación, a la disponibilidad de recursos, etc. Estas explicaciones,
que tienen una base ecológica, parecen reforzadas por los estudios genéticos, que
demuestran que no existe gran diferencia entre las poblaciones humanas a nivel de
los genes, a pesar de que sus rasgos físicos puedan resultar muy distintos externamente o
fenotípicamente. Estos estudios han demostrado que el concepto de “raza” no explica
biológicamente las diferencias para los humanos, ni siquiera las físicas, por lo tanto, su
uso responde más a explicar las desigualdades sociales.
Dicho en otras palabras: tenemos tantas similitudes y diferencias genéticas dentro de un
mismo grupo humano, como entre humanos de puntos opuestos del planeta. Si bien este es un
tema complejo, que necesita más tiempo para ser analizado, es necesario introducir esta
discusión porque, entonces, la mayor diferencia entre poblaciones del mundo no es tanto
"natural", sino más bien, cultural. Las poblaciones humanas se diferencian fuertemente a nivel
de sus representaciones y prácticas sociales y culturales, pero en tanto como especie, las
diferencias no se explican genéticamente, sino en relación al medio al que se han adaptado.

Identidad y diversidad cultural


Empezaremos por afirmar que los conceptos de identidad y diversidad están asociados de
manera indisoluble la cultura. Nos identificamos y diferenciamos como sujetos parte de una
cultura, porque ambos conceptos cumplen básicamente la función de distinguir entre
"nosotros" y los "otros": la diversidad enfatiza en aquellos aspectos que las culturas
no comparten y la identidad en aquellos que son colectivamente compartidos dentro
de una cultura. Por esto mismo, son conceptos complementarios: aquellas cuestiones que
nos definen como parte de una cultura son las mismas que permiten distinguirnos de aquellos
grupos que no las tienen o comparten.
Actualmente se reconoce que, si bien una cultura es definida a partir de todos los aspectos y
prácticas que desarrolla, no todos los elementos de una cultura se toman como rasgos
de identidad, sino un repertorio acotado de los mismos. Por ejemplo, si bien el idioma es
parte de una cultura, será probablemente la entonación o los modismos lo que nos referencien
como incluidos en cierto grupo cultural. Vestirnos es parte de la cultura, sin embargo, será el
tipo de vestimenta la que nos identifique como parte de un grupo cultural y no el hecho de
vestirnos. La música es parte de la cultura, pero será el tipo de música que elijamos escuchar
la que nos incorpore en ciertos grupos culturales y nos diferencie de otros. Y así es posible
seguir con cada práctica y representación de la cultura: no es una práctica cultural genérica la
que define cómo se construye nuestra identidad, sino qué parte de esa cultura seleccionamos
(por imposición o elección) para construir nuestros repertorios culturales.
La diversidad cultural refleja las distintas
construcciones de identidad que han
realizado los grupos sociales, y es una
condición para el dinamismo y el cambio
cultural. No obstante, muchas veces se carga
este concepto de connotaciones negativas o
positivas, cuando en realidad, describe una
situación, sin implicar valoración a favor o
en contra de las diferencias culturales, y que
no necesariamente tiene relación con el lugar
donde se habita. Entre los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires existe una gran diversidad
cultural, que no se explica sólo por el lugar en el que vivimos, sino por las prácticas y
representaciones que usamos para explicar nuestra realidad: por ejemplo, la comidas que
utilizamos familiarmente para las ocasiones de festejo, son rasgos que nos identifican
culturalmente porque dan cuenta de nuestra pertenencia.

En síntesis, las culturas se reconocen internamente y se diferencian de otras a partir de la


identidad cultural construida y transmitida a sus miembros, A su vez, cada cultura forma parte
de la diversidad cultural existente donde los límites entre una y otra cultura, los configuran los
repertorios culturales que conforman la identidad.

Fenómenos de transmisión e imposición cultural

Las culturas, tal como las hemos definido al principio de esta unidad, son abarcativas y totales,
porque contemplan todos los aspectos de la vida de los sujetos. Sus formas de transmisión y
expansión son diversas y dinámicas, pero tanto la antropología como otras ciencias, han
intentado sistematizar los procesos generales por medio de los cuales la cultura se reproduce,
se transmite y/o se impone. Recordemos que otra de las características de la cultura es que
siempre se aprende de unos sujetos a otros.

Algunas de las formas más reconocidas y generales de transmisión y/o imposición de la


cultura son:

 Enculturación. La enculturación implica "incluir en


cultura", por lo cual es una forma de transmisión
intergeneracional, donde los mayores trasmiten sus
valores, representaciones, conocimientos, costumbres
y normas a los integrantes de generaciones más
jóvenes. Esto se realiza articulando procesos conscientes

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e inconscientes, donde se incentivan las prácticas y
valores positivos para esa cultura y se reprimen o inhiben
los que son negativos o no se enmarcan dentro de la
misma.
Un ejemplo de enculturación lo podemos encontrar en nuestra propia crianza, analizando qué nos
han inculcado como bueno o malo, y cuáles son las sanciones o reacciones familiares previstas
para la transgresión. También lo podemos encontrar en las formas de rituales o festejos
familiares, las comidas típicas, las canciones de la infancia, etc., que se vuelven cotidianas y
habituales, pero seguramente son distintas a las de sujetos de otras provincias, países, etc.

 Transculturación es un proceso de transmisión que ocurre


cuando un grupo humano recibe influencias culturales de
otro, las adopta y las pone en práctica,
transformándolas al mismo tiempo. Estas prácticas
externas a la cultura que las recibe, también modifican las
prácticas propias, y las sustituye en mayor o menor
medida. Esto puede ser vivido como una imposición
cultural, o bien, como un enriquecimiento de la cultura
a partir de ese intercambio, pero siempre implica un
desplazamiento o modificación de la identidad cultural.
Un ejemplo de transculturación lo podemos encontrar en los cambios de usos del lenguaje que
producen los programas infantiles de los medios de comunicación masivos en los niños de
distintos países, que reciben esta influencia como uno de los fenómenos de la globalización.

 Aculturación es un proceso que implica la recepción y


asimilación de elementos culturales de un grupo
humano por parte de otro, lo que generalmente
implica imposición, utilizando la violencia a través
de distintas formas. Si bien puede haber
modificación de ambas culturas relacionadas,
generalmente una cultura influencia o somete a la
otra, como si fuera la cultura legítima, válida o
victoriosa.
El imperialismo cultural, también conocido como colonización en el caso de los territorios
conquistados y sometidos, ha sido históricamente una causa de la aculturación. El proceso
puede ser más o menos violento dependiendo de cuán gradual pueda ser la aculturación, pero
siempre implica conflicto con la cultura que está siendo obligada a modificarse. Ejemplos de
aculturación podemos encontrarlos entre las tribus sometidas en el proceso de conquista de
América, que fueron obligadas a dejar de practicar sus costumbres y religiones para pasar a
adoptar las de sus conquistadores, aunque en condiciones de desigualdad.
Otras experiencias de aculturación las podemos encontrar actualmente entre los inmigrantes
voluntarios o forzados, que han debido incorporar las prácticas y valores de la cultura que los
recibe, desplazando al uso privado las prácticas de su cultura original, o bien dejando de
utilizarlas por completo.
Uno de los errores más comunes es el de transmitir la idea de que nuestros países son
carentes de identidad, lo que resulta un tremendo equívoco. Todo ser humano, como todo
pueblo, ha buscado siempre construirse una visión, una representación de sí mismo y de
los otros, que le permita autoafirmarse mediante el control que autónomamente
pueda ejercer sobre los recursos culturales que con su praxis ha sido capaz de
generar. No existe individuo ni grupo social que carezca de identidad, puesto que sin ella
simplemente no es posible la existencia de la vida social.

Construcción de la identidad

Todo proceso de construcción de la identidad se inicia con la necesidad de


autorreflexión sobre sí mismo, la mismidad, que hace referencia a la
imagen o representación de un “si mismo”, que nos permite decir
“yo soy” esto o “nosotros somos”.
Esta es la primera fase de este proceso. Eje clave parar saber y decir
quiénes somos es el sentido de adscripción o pertenencia, la conciencia, la
interiorización y el orgullo que nos hace “sentirnos parte de” un pueblo, una
sociedad, un grupo social que comparte una misma raíz histórica, un mismo
universo simbólico, una particular visión sobre la vida, una cultura.
Hay que entender el proceso de construcción de la identidad en forma dialéctica. Esto implica
salirse de la mera “mismidad”, para poder ver que es en relación con la alteridad, en el
encuentro dialogal con el “otro”, la manera en que se puede reflexionar sobre sí mismo y
reconocer y reafirmar su existencia.
En esta relación de alteridad todo proceso de pertenencia, construye otro de diferencia.
Las identidades sociales se definen a partir de una agrupación de individuos que se
autodenominan y definen frente a los “otros” grupos como diferentes.

No existe la “mismidad” sin la “otredad”.


No existe identidad sin alteridad.

La identidad es por tanto una construcción dialógica: es en las


relaciones de alteridad, solo en el encuentro, en el diálogo con un
“alter”, con el “otro”, en donde se resuelve lo que nos es propio y lo que
nos hace distintos, así como poder saber lo que soy, lo que somos y lo
que nos hace diferentes. Si soy quichua, entonces no soy mestizo; si
soy hombre, no soy mujer; si soy ecuatoriano, no puedo ser argentino,
etc.
En el terreno de la pertenencia, está lo propio, mientras que, en el
terreno de la diferencia, se ubica lo ajeno. Esto no se refiere a la
existencia de fronteras materiales, sino de fronteras imaginarias,
simbólicas, para el ejercicio de la alteridad, para la relación con los
otros. Estas fronteras simbólicas son las que delimitan territorios de
pertenencias y diferencias, dentro de lo que los individuos o los grupos sociales pueden
delimitar el espacio social sobre el cual pueden ejercer su “soberanía” cultural. Las fronteras
simbólicas son las que marcan el límite entre lo propio y lo ajeno, hasta donde
podemos llegar nosotros y hasta donde permitimos que lleguen los otros; la violación
de esas fronteras simbólicas puede llegar a ser motivo de conflicto.

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