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FLACSO Ecuador

Proyecto: Diagnóstico del Sistema Penitenciario

Cárcel, mujeres y sobrevivencia

Alison Vásconez R.

Quito, 2006
Tabla de contenido

I. Introducción.................................................................................................................... 3
II. Consideraciones metodológicas ..................................................................................... 4
III. De la economía del cuidado a la economía “empresarial”: cambios de roles de
trabajo y de flujos económicos ............................................................................................... 5
IV. La cárcel como sistema económico: Prisión y libertad de mercado........................... 9
V. Capacidad de generación de ingresos, el trabajo y los oficios ..................................... 11
VI. La micro economía de la cárcel................................................................................ 21
VII. Pobreza y la desigualdad en la Cárcel de mujeres.................................................... 29
VIII. Reflexión final .......................................................................................................... 39
IX. Bibliografía............................................................................................................... 41

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I. Introducción

Plantea la economía de la felicidad que existe una estrecha relación entre la posibilidad de
proveer y la satisfacción personal; también plantea que esta felicidad, así como la utilidad
tienen un comportamiento parabólico y que en un cierto punto la riqueza y la capacidad de
proveer saturan la satisfacción y por ende la felicidad tiene un límite, al menos desde la
economía. (Easterlin, 1974), dado que mayores riquezas provocan también mayores
expectativas. Si las decisiones económicas tienen que ver con estas solas condiciones, es de
intuir que en escasez y racionamiento, la imposibilidad de alcanzar este punto límite (de
saturación) otorga una mayor utilidad de incrementos marginales de riqueza o bienestar
(cualquiera sea su definición). Hablar de la economía carcelaria alude a esta última
situación, de racionamiento, frontera y límites forzados, reglamentados aunque arbitrarios;
pero también ilustra de manera clara algunas debilidades del planteamiento teórico de la
decisión económica.

La economía clásica y más aún la neoclásica, absuelven de cualquier intencionalidad a todo


tipo de actividad mercantil. De acuerdo a ella, la moral guía las actividades humanas y
controla la riqueza desmesurada producida por la competencia, cuyo eje es el mercado. Si
el mercado es el espacio público de la economía, la moral es su contraparte en el espacio
privado, en una esfera guiada por principios morales, que es la familia y en ella las mujeres.
Las mujeres hacen un contrapeso frente a la tensión entre la riqueza y la moral, por ende la
justicia. Por otro lado la economía marxista, resuelve la desigualdad sin ilusión moral, en la
lucha de clases, pero diluye las diferencias entre hombres y mujeres dentro de cada clase.
En cualquier caso, la capacidad de provisión es una característica del comportamiento
económico “racional”, que ha sido asociado al rol masculino en el hogar y en la economía.

Estudiar la economía de la cárcel parte entonces de entender los conceptos y valoraciones


de la escasez y la sobrevivencia en un sistema puramente capitalista donde las relaciones
económicas son redes de poder, pero el poder global está limitado a transferencias externas
y no a la capacidad “productiva” de la economía. Estudiarla desde el punto de vista de las
mujeres alude además a reconsiderar su rol de proveedoras y productoras domésticas,
analizar sus interrelaciones y capacidades de decisión tanto en el sistema autoritario
masculino de la cárcel como en su relación con el afuera.

Esta investigación trata de configurar un modelo de funcionamiento de la economía


carcelaria a partir de sus elementos más importantes, partiendo de que este sistema simula
el sistema económico externo y sus agentes principales: productores, consumidores y
estado. Una hipótesis de trabajo es que estos agentes actúan dentro de circuitos monetarios,
de bienes y servicios, y de trabajo, donde los flujos de valores no se dan de manera directa,
existiendo una explotación al trabajo reflejada en pagos mínimos y grandes costos en
términos de medios de sobrevivencia. Dentro de lo que se llama economía del cuidado, la
situación se vuelve crítica al restringirse las posibilidades de reproducción por las pocas
oportunidades de protección a los hijos e hijas.

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Por otro lado, se pretende analizar el sostenimiento del sistema económico y del mismo
“servicio” de rehabilitación, en el que participan mayoritariamente recursos privados, ya
sea por parte de las mismas internas y sus familias como por parte de organizaciones de la
sociedad civil. Otra hipótesis de trabajo es que el sistema carcelario no tiene un carácter
público, a diferencia de su naturaleza intrínseca. Para esto se han calculado de manera
aproximada los costos reales del sistema, tanto a partir de los recursos que provee el Estado
como de los gastos e inversiones que deben hacerse de forma privada.

En este contexto se analizará el mercado laboral dentro de la cárcel, su estructura y


configuración, su organización y tipologías, que como se dijo antes parecen tener grandes
similitudes con los regímenes laborales para las mujeres afuera, y cuya situación precaria se
exacerba al perder por completo el derecho a la protección laboral.

Finalmente, se trata de explicar cuáles son los factores más fuertes que pueden caracterizar
la pobreza de las mujeres en la cárcel, partiendo de la definición de pobreza como un
fenómeno multidimensional donde en el caso de las mujeres tienen que ver factores de
agencia y posición relativa de poder tanto como factores materiales. Se pretenderá mostrar
cómo los ingresos y las relaciones con la institución y con el afuera marcan
diferenciaciones y exclusiones sociales fuertes, no así el trabajo o el esfuerzo por
sobrevivir. Se intentará un análisis de la pobreza desde las percepciones de las internas que
nos apoye para entender sus necesidades, privaciones e intereses.

II. Consideraciones metodológicas

Abordar el tema de la economía carcelaria que a la vez involucra una aproximación a la


estructura socioeconómica ha sido una tarea compleja desde el punto de vista
metodológico. En teoría, la economía se manifiesta en flujos de bienes, servicios y dinero;
esto a la vez se refleja en producción y consumo. El sistema económico carcelario por lo
tanto debía ser descrito en términos de estos flujos. No obstante, en este seudo mercado el
proceso de transformación de valores en precios y en intercambio finalmente está movido
por un conjunto de variables no monetarias, que configuran un paquete descriptivo mixto
donde la subjetividad y las percepciones individuales y grupales, así como el poder (es
decir, el nivel meso de las relaciones económicas) juegan un papel importante. Esta
compleja configuración requiere de un análisis de tipo cualitativo, donde se capten las
representaciones de lo económico y los valores, los merecimientos, el trabajo, la pobreza y
otras variables a partir de las percepciones individuales y las estructuras organizativas. Por
otro lado, se requiere analizar los flujos monetarios reales e intentar normalizar y
categorizar la información con el fin de que permita describir de acuerdo a alguna escala
equivalente algunas dimensiones de la situación económica y de bienestar/carencias de la
población carcelaria. Este análisis requiere de procesamiento estadístico de los datos
relacionados con la economía de las internas, producto del levantamiento de una encuesta
que fue aplicada a una muestra representativa de cada centro penitenciario investigado. La
utilización de este instrumental metodológico permite además visibilizar de mejor manera
los intercambios de valores con el afuera y con el sistema económico en general, a partir
del trabajo que, en el caso de las mujeres es de tipo productivo y reproductivo.

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III. De la economía del cuidado a la economía “empresarial”: cambios de roles de
trabajo y de flujos económicos

Las economías informales y los mercados sumergidos de trabajo proveen de recursos a la


economía informal y sirven de ajuste para las crisis sistémicas del capitalismo. Es así como
muchos regímenes laborales de seudo-esclavismo y servidumbre conviven simbióticamente
con otros modernos, postindustriales y globalizados. El hogar, como organización
económica, al proveer de recursos impagos al sistema añade valor y reproduce el capital de
forma gratuita. Por su lado la cárcel, al abandonar su naturaleza pública, se constituye en un
sistema en el cual la sociedad ahorra recursos sometiendo a una parte de su fuerza laboral a
una situación de sobrevivencia mínima que se autosostiene además de proveer de trabajo
casi gratuito a quien esté dispuesto a aceptarlo. De esta forma, el encarcelamiento en el
caso de las mujeres incrementa la carga de trabajo que están aportando para la reproducción
social del subsistema carcelario y del sistema económico externo.

En la cárcel, a las actividades de cuidado que realizan las mujeres se añaden otras, de
sobrevivencia individual, que son más necesarias a medida que los vínculos externos se
pierden y cuando la situación al ingreso es desventajosa (mujeres sin familias en la ciudad
sede del centro, mujeres con muchos hijos, mujeres muy jóvenes, etc.). Casi la totalidad de
las internas realizaban trabajo reproductivo y de cuidado antes de ingresar al centro, y más
de la mitad de ellas no tenía otra actividad económica “legal”. Dentro del centro las mujeres
no dejan de realizar sus actividades de cuidado, en especial para los hijos e hijas que viven
con ellas, sin que esto excluya que mantengan también a sus familias e hijos que están
fuera. El 33% de las mujeres tiene entre 1 y 2 hijos; un 24% entre 3 y 4 hijos, y un 9% 5 o
más hijos. De estos totales, cerca del 16% vive con sus madres en la cárcel.

Tabla No.1
Casos de mujeres que viven con sus hijos e hijas en prisión
No. hijos Frecuencia % Válido
Ninguno 281 84%
Hasta 2 hijos 47 14%
Entre 2 y 4 hijos 3 1%
5 hijos y más 4 1%
Total 335
Fuente: Encuesta FLACSO

Las internas que tienen hijos en la cárcel dedican más de la mitad de su tiempo a su
cuidado, en especial cuando se trata de niños y niñas pequeños. Cuando tienen problemas
de salud en ocasiones recurren a ayuda de la trabajadora social o de otras internas para la
adquisición de medicinas, y el tiempo dedicado a cuidarlos les resta posibilidades de
trabajar. Las transferencias en dinero que reciben les sirven para preparar alimentos para
ellas, sus hijos e hijas y en algunas ocasiones para otras internas, dentro de lo que se ha
constituido como nuevas familias o comunidades donde se asignan roles de parentesco a
otras internas, además de relaciones de pareja. En el caso de la cárcel de Guayaquil, la
economía del cuidado funciona además para las personas que vienen de fuera, parejas
permanentes u ocasionales que ingresan de manera más frecuente al centro. En Guayaquil
la cocina es el medio a través del cual se intercambia y comparte cuidado, y se replican las

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situaciones de servilismo de las mujeres en sus hogares fuera, exacerbadas por la
imposibilidad física de salir. Al conformarse relaciones personales permanentes (o ante la
posibilidad de mantener aquellas de antes de ingresar), las mujeres profundizan su rol
tradicional y brindan cuidado y alimentación a sus visitas.

Por otro lado, el trabajo que se realiza para otras internas en forma de servicios domésticos
es muy común. Lavar la ropa y limpiar las celdas se consideran además tareas de menor
jerarquía por lo cual se encargan y pagan a quienes no pueden conseguir algo mejor y por
lo general son más pobres que las demás. El pago por estas actividades es escaso (US$3 por
semana, o un dólar por docena de ropa), pero existe una gran oferta de mano de obra para
realizarlas, que también se mueve en un esquema de mercado controlado donde la entrada
es difícil.

Rosa: “Hablando de la plata por ejemplo en mi pabellón hay señoras que viven de
lo que lavan. Por ejemplo hay señoras de los pabellones nuevos que tienen plata, la
señoras de a tras viven para sobrevivir.”
AVR: “¿Qué otras cosas se hace a parte de lavar para las otras?”
Rosa: “Se hace aseo del pabellón, del mismo pabellón porque no dejan entrar a
otras de otros pabellones, es una prohibición, en mi pabellón hay una señora que
lava la ropita de cuatro o cinco personas. Dese cuenta que ganarse un dolarito de
una docena de ropa es sacrificarse, todos los días tienen ese movimiento de lavar la
ropa.”

Las internas gastan entre US$ 10 y 20 por mes en proveer de sustento básico a cada hijo e
hija que vive en prisión con ellas, y un tercio menos en el caso de que no vivan con ellas.
Obviamente, mientras mayor el número de hijos, menor el gasto por cada uno. Si las
internas reciben ayuda externa y los hijos no viven con ellas, gastan menos que el
promedio; pero si reciben ayuda y los hijos viven con ellas, gastan más que sin ayuda.

AVR.”¿Mantiene gastos para sus hijos?”


Rosario: “…tengo dos niñas, la una está en cuarto curso, viven en un internado
aquí en Quito y la otra está en primer año de universidad y es el motivo por el que
tengo que trabajar así….Claro, tengo que pagarles yo y cuando no tengo pues hay
una amiguita que me ayuda de afuera, una misionera que le conocí aquí mismo, dos
misioneras que a veces me las llevan a la casa.”

Rosa: “…Yo soy la sustención de mi hija, nieto y otra hija a fuera.


AVR: ¿Su hija también trabaja aquí?
Rosa: Si porque mi hija también se graduó en corte y confección pero como le digo
a veces no dejan entrar a ese taller entonces yo tengo que sobrevivir aquí adentro,
Yo con una señora que es mi pareja aquí adentro entonces ya con ella vivimos
vendiendo mercadería los días de visita miércoles, sábado y domingo
…Con eso ya sobre vivo, entonces eso para la colación de mi nietito que están en la
Macarena entonces yo retiro el sustento para la casa y lo otro para la mercadería.
AVR: ¿Cuánto es el gasto más o menos?
Rosa: Para mi nietito diario de cuatro y cinco dólares de la comida de mi hija,
nietito y amiga….A veces le doy 25 centavitos o ese huevito Zinder que vale 80

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centavos y entonces cuando no nos a pagado nadie también hay una crisis porque
mis hijos no me traen mercadería nueva para renovar entonces yo le siento a mi
niña y le digo mi hija ya no hay plata y le digo vamos comer lo que hay, por decirle
un arroz con huevo, entonces ella entiende pero la colita que no le falte”

Esto permite inferir dos asuntos importantes: primero, que las ayudas se “licuan” en prisión
rápidamente en forma de consumos inmediatos, negando cualquier posibilidad de ahorro;
segundo, que cuando hay hijos fuera la comunidad o familia aporta para su cuidado; pero si
están adentro, recargan esta responsabilidad enteramente sobre la madre, aunque ella no
tenga posibilidades de hacerlo; esta es una señal más del abandono, separación y exclusión
social de que son objeto las mujeres encarceladas, en especial las madres.

Tabla No. 2
Gasto promedio en hijos e hijas (1)
(US$ por mes)
US$ total US$ hijos US$ hijos
hijos dentro fuera
Hijos (rango)
Ninguno 13.8 19.3
Hasta 2 hijos 21.0 37.2 16.6
Entre 2 y 4 hijos 18.8 56.3 15.4
5 hijos y más 40.6 96.4 34.5
(1) Alimento, educación, higiene y salud
Fuente: Encuesta FLACSO

Dos estrategias comunes de sobrevivencia de las mujeres pobres en Ecuador son el empeño
de activos grandes y pequeños y la búsqueda de crédito informal de consumo, basado en la
confianza. Estas estrategias son imposibles de realizar en prisión, la primera porque al
ingresar al centro son despojadas, ya sea por las autoridades policiales como por las propias
familias, de sus activos; la segunda porque dejan de ser sujetas de crédito por la ruptura de
las redes sociales “de confianza”, provocada por la reclusión y el juzgamiento social.

Por otro lado, el proceso de privatización de la cárcel provoca que la sobrevivencia no sea
posible a través de accesos a redes sociales o fuentes informales de crédito, por lo tanto, es
necesario que se involucren en emprendimientos y empleos que muchas veces no habrían
realizado fuera del centro.

AVR: ¿Algún otro negocio que hayas tenido aquí tú?


Patricia: Antes yo vendía productos de bisutería, eso vendía, una señora que
trabaja en la guardería me daba un porcentaje por ejemplo 25 centavos por cada
cosa.
AVR: ¿Cuánto tiempo trabajaste en eso?
Patricia: Casi un año pero el problema es que traían las cosas y por lo regular se
trabaja al fio y es fácil entregar pero muy difícil cobrar y entonces me fui
endeudando con la tía, llegué a deberle 100 dólares, una vez tenía una persona que
cogía mucha mercadería y se fue de traslado entonces se fue y se fue debiéndome
70 dólares y esa plata se supone que era la ganancia, de ahí lo que trae la tía era

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para vender y pagarle y no tenía ganancia y dejé eso solo vendí para pagarle a la
señora, y dije acabo de pagar y dejo esto”.

Para los negocios se requiere de un cierto capital o de apoyo en especie que proviene
generalmente de fuera, pero también de una gran capacidad emprendedora y de
competencia. La cárcel es un sistema cerrado, de recursos escasos, donde los flujos que
ingresan se consumen de inmediato y no es posible el ahorro o la re-inversión. Por ello las
inyecciones de recursos (provistas por las visitas dos o tres veces al mes) y la escasez de
productos para consumo provocan un proceso inflacionario fuerte, que presenta precios
altamente distorsionados frente al “mercado externo”.

“AVR: ¿De lo que usted vende le sobra algo para guardar?


Rosa: No! es tas con tas; algo si a veces me cojo son cinco dolaritos para los
domingos que viene mi vieja, mi madre, lo único de ahí por ejemplo si fuera una
buena ganancia si entregáramos un calentador en 15 dólares y nos pagaran ahí es
una ganancia, nos quedaría unos tres dólares de ganancia.
AVR: ¿No le pagan enseguida?
Rosa: Casi nunca, entonces es por eso que nos reunimos poco, poco aquí personas
que damos mercadería son muchas y si son responsables, a veces no nos ven por
acá abajo y como saben donde vivimos nos van y nos buscan.
AVR: ¿Tiene deudas?
Rosa: No porque aquí pagar una deuda es muy dura…Si, si he tenido y he tenido
que pagar el doble, por ejemplo si uno presta cien dólares para cien dólares. Hace
seis meses tuve la deuda.. Quince días a lo máximo dan para pagar”

Los negocios son altamente dependientes de los influjos externos de capital, dada la
carencia de ahorros. Se mantienen por lo general aquellos que reciben inyecciones
periódicas de dinero e insumos. Este tipo de actividades están relacionadas con personas
que están en un mejor nivel económico frente a sus compañeras.

AVR: ¿Cómo hiciste el negocio aquí, de donde sacaste el capital?


Doris: Si me ayudaron en mi casa porque aquí no te dan ninguna ayuda para
hacerlo sola, esto es autogestión.
AVR: ¿Este local es arrendado?
INTERNA 1: Si.
AVR: ¿Quién te ayudó?
Doris: Mi comportamiento nada mas, me hice conocer como una interna confiable
que podía tener este negocio y así me lo dieron.
AVR: ¿Te traen los insumos de afuera?
Doris: Una señora nos provee a las tiendas y a mi persona, es de la calle tiene
transporte y tiene un negocio parece de verduras y nosotros le pedimos y ella viene
dos veces a la semana”.

Así, la consecución de efectivo se convierte en un objetivo vital; por ello las actividades de
préstamo son muy comunes y altamente rentables; cerca del 13% de las internas se dedica a
estas actividades. El endeudamiento dentro de la prisión se da en condiciones difíciles; un
12% de las internas del centro han declarado a la encuesta de FLACSO que mantienen

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deudas fuera del centro, y un 21% dentro de él; el flujo de préstamos interno es sumamente
rápido (plazos semanales o quincenales) y de bajos montos, con un interés que puede llegar
al 100% semanal, y en algunos casos represalias fuertes por no pago. Los créditos son
cubiertos por lo general con el efectivo recibido en los días de visita.

IV. La cárcel como sistema económico: Prisión y libertad de mercado

En contradicción con las formas de operar de los sistemas económicos cerrados, en la


cárcel no existe un esquema central de planificación que dirija los recursos y los distribuya.
Se trata de un espacio de “libertad” de mercado, donde nadie determina lo que corresponde
a las demás personas, el resultado del proceso económico producción-reproducción-
intercambio-distribución depende de muchas circunstancias personales y el concepto de
justicia social se diluye. La responsabilidad de la justicia no corresponde a la institución ni
a las internas y por ende los resultados de situación en términos de bienestar y equidad no
se consideran injustos o justos, solo circunstanciales. El Estado a través de una intervención
ciertamente inocua en términos distributivos asigna un monto de recursos del cual
solamente una pequeña parte le corresponde de manera directa a cada interna a través del
rancho, aunque muchas de ellas no lo consumen o deben compartirlo con sus hijos e hijas.
De manera que la rectoría del sistema está en manos de un conglomerado humano que no
logra cohesionarse como tal debido, básicamente, a la falta de dos elementos básicos de
cohesión: confianza y cooperación. En la cárcel opera una suerte de juegos no cooperativos,
donde el poder de la información y las relaciones definen las ganancias,; salvo en algunos
casos en que hay una necesidad grupal de arreglo del pabellón o compra de un activo para
uso del grupo. En estos casos se realizan colectas y la directiva del pabellón se encarga de
la compra. Esto es más frecuente en los pabellones del primer bloque, relacionados también
con personas de mayores posibilidades económicas.

La economía carcelaria es el ejemplo más claro de desvío del planteamiento teórico que
atribuye al mercado la capacidad de generador ideal de decisiones individuales y sociales.
No existe elección social en la cárcel. Además de la libertad, la cárcel priva a las internas
de sus derechos económicos y sociales. El sistema tampoco se organiza para que esa
privación de libertad sea sustituida por capacidades de sobrevivencia provistas por el
estado. Las internas no han conformado una institución social y la institucionalidad que
domina el sistema dicta una serie de reglas que no han sido acordadas ni son aceptadas. En
cambio, sí existe un estado de naturaleza en el grupo humano real que constituye la cárcel,
en el que operan unas normas que son informales y móviles. Es una institución que nadie
quiere mantener y a la que nadie pertenece, por lo tanto a nadie le interesa que tenga
beneficios como conglomerado humano. Por esto no opera una distribución social
organizada, aunque sí una redistribución a partir de los intercambios entre personas y
grupos. Los intercambios se limitan a los mínimos indispensables y ante todo no existen
decisiones de producción y distribución, aunque sí de consumo a nivel individual. No
existen ventajas mutuas de la convivencia y la sociedad. Mantener relaciones más o menos
pacíficas no trae un beneficio, sino más bien se constituye en un costo evitado.

Rosa: “Aquí nadie es buena amiga, finge la amistad y por atrás. Yo por ejemplo he
tenido experiencia que yo a la persona que le he dado la mano, ha comido, hemos

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sobrevivido pues en una discusión salen tantas cosas y yo he dicho “yo le doy la
mano y ella me apuñala por la espalda” entonces eso aquí significa mucho aquí.
… Yo no tengo confianza en nada ni siquiera en el pantalón que llevo puesta, por
esos problemas que tengo me como solita, no comento con mi hija porque es
muchachita, tiene
22 años y cuando le veo con alguna persona que no me nace le digo “mija no te
metas con esa persona, búscate otra muchacha de nuestra misma raza pero sea mas
sincera” yo le enseñó a mi hija a vivir la realidad, lo que se vive en la cárcel
porque todavía es muchacha.”

Es decir, si la negación de la validez de la ley y la organización tiene posibilidades de


verificación, es en la cárcel. Quienes sostienen esta negación plantean que la ley no es un
acuerdo de principios sino una resultante de negociaciones y no hay un principio
reconocido que gobierne el poder, sino voluntades (Hayeck, 1973). En un espacio como
este, cualquier sentido de gobierno o justicia es artificial, ya que no se basa en decisiones de
los individuos como conjunto. En una economía de mercado, nadie determina lo que va a
corresponder a cada cual y la participación depende de circunstancias no previstas ajenas a
las decisiones individuales. La cárcel es, en este sentido, una economía de mercado que
funciona dentro de lo que en teoría se denomina una “frontera de posibilidades de
producción” en extremo limitada, cuya ampliación depende de recursos que no pueden ser
creados dentro del sistema. Como no hay oportunidad de elección social, en la cárcel no se
manifiestan mayorías. Los sistemas eleccionarios tienen otros objetivos, ciertamente
alejados de promover justicia o decidir sobre cuestiones de la economía en general.
Igualmente, estos sistemas decisionales provocan mayores desigualdades.

En este contexto, el movimiento económico carcelario produce lógicas perversas de


diferenciación social y económica. Es en esta institución total y a la vez arbitraria donde se
observa con mayor fuerza la supremacía del valor de cambio, aunque el sistema de precios
como indicador del intercambio no refleje los valores de trabajo o consumo de los bienes y
servicios que se intercambian; en la economía carcelaria opera un sistema de precios
basado en valores configurados de distinta forma: el ingreso es un diferenciador social, al
igual que en su momento lo son la apariencia y los contactos con el afuera.

Patricia: “Si también algunas se prostituyen por el interés, ellas pongamos son
chicas bonitas y con los guías feos, panzones, ellas se meten por el interés que las
tengan como niñas, cuando una chica vacila con un guía ella se cree mas que las
otras, ellas empiezan a tener privilegios, hacen cosas que las otras no podemos
hacer. Una persona que vacila con un guía seguro puede tener un celular, aquí es
prohibido tener celular pero una persona que vacila con un guía usted puede ver
seguro tienen celular otra cosa que no se puede tener bebidas alcohólicas y una
persona que vacila con un guía usted le habla de licor y te dice ya yo te consigo, un
cuchillo que no se puede meter aquí, pero a veces que necesitamos no por violentas
si no porque la necesitamos para cocinar o hacer sus cosas, la forma de llegar a
esas cosas es por medio de ellas”

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AVR: “¿La gente más pobre es la que está aquí atrás?”
Olinda: “Si pues, no tanto eso si no que el psicológico a las extranjeras por ser
bonitas o peli pintadas o porque están con la minifalda o por los pantalones
descaderados viéndose hasta donde ahí el psicólogo dice “esa gente no puede ira
allá”, ella tiene que ir a los nuevos o a los intermedios pero si ven a una persona
que está chacra, chacra, como se dice, se va a los de atrás.”

Este tipo de restricciones fijan finalmente los valores de cambio e intercambio en la cárcel,
y el intercambio social se convierte en un juego por la “maximización” de la utilidad
(sobrevivencia) individual. En el intercambio se presentan enfrentamientos donde
desaparece toda intencionalidad; el resultado es que este mercado diluye las “culpas” de la
distribución que se manifiestan en brechas abismales de ingresos y bienestar al interior de
la cárcel.

En este sentido el sistema es, además, ineficiente: cuando no hay suficientes recursos que
distribuir, el mercado privilegia a unos actores frente a otros. Si en el intercambio y la
distribución operan lógicas de poder extra económico la distribución siempre será
inequitativa y la situación de “bienestar” resultante, insuficiente. En una economía del
poder donde operan grupos de control y exclusión la apropiación de los recursos produce
pequeños monopolios, móviles de acuerdo a intereses y flujos de recursos.

M.: “Si no sobrevives afuera porque eres pobre y cometes un delito, vas a la cárcel.
Si no sobrevives en la cárcel, te mueres. Pero la única que le interesa que
sobrevivas en la cárcel es a una misma”

V. Capacidad de generación de ingresos, el trabajo y los oficios

La distribución educativa de las internas se asemeja mucho a la distribución externa: el


40% tiene primaria y el 40% secundaria. Dentro del primer segmento se encuentran
personas de fuera de Quito y con varios años en prisión. Hay un 6% de internas sin ninguna
educación.

Tabla No. 3
Nivel educativo de las internas del centro El Inca
Frecuencia % válidos
Primaria 122 36%
Educación básica adultos 16 5%
Secundaria 131 39%
Universidad 26 8%
Superior no universitaria 18 5%
Postgrado 3 1%
Ninguno 19 6%
Total 335
Fuente: Encuesta FLACSO

Dentro del centro las internas han recibido capacitación en algunos temas que se relacionan
con tareas consideradas “femeninas”: belleza, corte y confección, manualidades. Estos

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cursos también han sido comunes fuera del centro. Para ello tambièn se requiere de
recursos de entrada.

Patricia: “Entonces cuando le dicen a una “hay un curso de costura y es gratuito”


entonces una va al primer día o primera semana uno estudia pero luego dicen que
necesita cinco dólares para esto o para los materiales y todo cuesta y uno aquí no
tiene la capacidad de poder comprar entonces por eso toca dejar de asistir a los
cursos porque no alcanza para comprar las cosas.”
AVR: “¿Quién decide eso de quien va y quien no va?”
Patricia: “Cuando abren los cursos ponen avisos, entonces de ahí uno se anota y si
califica sigue asistiendo. Si tiene plata sigue asistiendo”

La definición de “trabajador no calificado” hace referencia más que a la formación, al tipo


de trabajo. Quienes están bajo esta categoría, en su mayoría mujeres y jóvenes, se dedican a
tareas múltiples, rutinarias, manuales, forzadas, sin decisión alguna. Estas tareas por lo
general se realizan en condiciones poco conocidas por quien trabaja y pueden cambiar con
frecuencia. El sistema económico carcelario exacerba estas condiciones, en un espacio
donde la negociación frente a un empleador lejano e indefinido, se vuelve casi imposible.
En este sistema las internas proveen de fuerza laboral en condiciones de trabajadoras
múltiples no calificadas y proveen de bienes monetizados (mercantiles) y no mercantiles.

En la cárcel de mujeres El Inca de Quito viven 355 internas, de entre 25 y 40 años de edad,
es decir, en edad productiva en términos laborales. La mayor parte de ellas habían estado
trabajando al momento de ingresar al centro, muchas en dos empleos relacionados con
actividades de servicio doméstico y comercio, la mayoría realizando trabajo doméstico.

Como se dijo antes, estas actividades se reproducen en la cárcel, pero los flujos de valores
no se dan de manera directa, existiendo una mayor explotación al trabajo reflejada en pagos
mínimos y grandes costos en términos de medios de sobrevivencia. Más de la mitad de las
internas trabaja dentro del centro vendiendo su tiempo y trabajo en regímenes que no
conocen de antemano, sin reglas claras y en condiciones que no responden a su
productividad. De la otra mitad, la mayoría no consigue qué hacer y le es difícil acceder a
ciertos grupos de decisión. Esto junto a la desidia y apatía que produce el encierro
prolongado hace que muchas de ellas desistan de buscar trabajos.

De acuerdo a la encuesta realizada por FLACSO, el 57% de las internas del Inca no realiza
actividad económica alguna dentro del centro. El 27% realiza una actividad y el 15% más
de dos actividades. Sean o no remuneradas, en muchos de los casos las tareas en la cárcel
están más relacionadas con la gestión del tiempo y del ocio que con un medio real de
sobrevivencia. Como se verá más adelante, la sobrevivencia está dada, como última opción,
por el trabajo interno.

Por otro lado, la necesidad de actividad y de cierta “independencia” económica - que es


más una urgencia del día a día – conduce a una búsqueda constante, que tropieza con
algunas limitaciones, entre ellas la falta de capital físico para la compra de insumos y social
para la consecución de autorizaciones.

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El 40% de las personas que no realiza trabajo recibe ingresos de fuera, y por ello puede
ocupar su tiempo en otro tipo de actividades como la lectura, la escritura y la creación. La
gestión del tiempo pasa también por un intento de creatividad diario. Esto se aprecia de
forma más contundente en la cárcel de Guayaquil, según el testimonio de las internas de
este centro.

H. (GYE): “Mi vida es like hell (como el infierno, en inglés) No hay oportunidades
para trabajar, necesito trabajar para tener dinero y comprar las cosas de aquí
papel higiénico, agua… no es posible comer el rancho porque el condimento para
las extranjeras es muy fuerte y no hace bien para el estómago, yo pido regálame o
préstame y tengo muchas deudas.
Un día de mi vida… después de la lista conversando con personas, yo dibujo o
ayudo en la cocina, en el policlínico ayudo a las personas de hablar; siempre
pienso en otras personas y no yo, en la noche converso con la otra persona del
pabellón, tomamos café o leo libro.” ... Con mis dibujos vendo y con ese dinero
compro mi comida, papel higiénico y si me sobra $0.50 compro y si no pues no
compro y no fío, cuando haya consumo (drogas). Yo no tengo porque mentir si esto
es así.”

Descontando la necesidad económica y la gestión del tiempo, queda un grupo de personas


que no reciben ayudas pero tampoco realizan actividad alguna. En Quito, este grupo se
acerca al 15% de las internas. En este centro, y mucho más en Guayaquil, los testimonios
afirman que la cantidad de personas que no realizan actividad definida puede ser mayor. En
este último caso en especial, la infraestructura social, la ausencia de la institucionalidad
pública, la tergiversación de un supuesto orden o cuando menos de una organicidad
informal, sumadas a la falta de recursos y la pobreza física del centro, son factores que
inciden en una anomia generalizada, que deriva en indiferencia frente al día a día.

Cecilia (GYE): (las internas beben licor)..Porque no tienen nada que hacer y pasan
el día, la misma vagancia se le meten tonteras en la cabeza como ¿Qué será probar
drogas? O cogen un vicio o se dedican al trago, gracias a Dios yo no pienso así
porque hay compañeras que he visto si, yo en cambio pienso que si nos dieran un
medio de trabajo para desestrezarnos, entretenernos para las que tenemos bastante
sentencia fuera distinto no hubiera tanta droga, tuvieran en que distraerse y no
desgraciadamente no hay eso.

Las personas que realizan trabajos se ubican en 3 grupos de actividades: aquellas provistas
dentro del centro, aquellas que son realizadas directamente con empresas o instituciones, y
pequeños negocios propios.

13
Tabla No. 4
Actividades económicas dentro de la cárcel
Frecuencia % Válido
Negocio 61 27%
Empresas 23 10%
Fundaciones 19 8%
Venta drogas y licor 7 3%
Servicios personales 3 1%
Servicio domestico 27 12%
Institución personal 25 11%
Institución taller 38 17%
Otras irregular 25 11%
228
Fuente: Encuesta FLACSO

El centro del Inca, a través de gestión compartida entre algunos grupos de internas y la
unidad de apoyo laboral, provee de trabajo a más o menos el 28% de las internas. Estas
actividades, de corte eminentemente “femenino” consisten en trabajos manuales, de
costura, panadería, tarjetería, entre otros. Siguiendo a Marcela Nari en su investigación
sobre las mujeres encarceladas en Argentina: “..el trabajo y la educación son los
instrumentos con los que la cárcel pretende moralizarlas…Se supone que el trabajo las
retornará a su lugar, al lugar de clase y de género que las corresponde ocupar y del que
nunca debieron apartarse”1.

Como se dijo antes, la flexibilidad laboral llega al extremo en la cárcel. No se conoce ni


existe regla alguna para fijar un salario por hora o producto y todo depende de la
negociación a la que se llegue con las instituciones de fuera y la cercanía con las
encargadas de la oficina de empleo y las coordinadoras de los talleres. Por ejemplo, coser
300 sábanas puede equivaler a un día o a una cantidad entre $5.00 y $15.00. Algunas tareas
son remuneradas de forma mensual, al menos aquellas que se relacionan con trabajos para
el centro o las coordinaciones de talleres; otras por producto, otras por hora. La brecha
salarial que se produce por los bajísimos y arbitrarios pagos ha servido para alimentar la
modalidad de acumulación y restituir los ahorros a las empresas contratantes. Una hora de
trabajo en la cárcel puede costarles a las empresas menos de 50 centavos, dado que además
la dedicación es completa y muchas de las tareas se realizan a gran velocidad.

Los talleres conseguidos en gran parte por quien está a cargo del área laboral de la
institución, se organizan a través de convenios con la cárcel. El comité de internas rara vez
interviene en estos convenios, y la distribución del trabajo se hace de acuerdo a criterios de
la oficina de empleo. El taller de costura es el más grande del centro. Funciona con
aproximadamente 15-20 personas, y aparentemente tiene acogida regular para quienes
requieren de trabajo de manera urgente, pero si es que existe algún nivel de relación con la
coordinadora. En la mayoría de casos existen fuertes barreras a la entrada. Los “grupos” de
trabajo responden a ciertas lógicas de comportamiento que sus miembras deben observar y
cumplir si quieren permanecer en ellos: adhesiones religiosas, cumplimiento estricto de

1
Nari, Fabre (2000). Pp 16.

14
horas, comportamiento “pacífico” y dedicación a trabajar “sin levantar la cabeza”, son
algunas de estas condiciones. No existen grandes posibilidades para al menos un 35% de la
población carcelaria de acceder a trabajos en talleres, por las barreras antes mencionadas.

En los casos en que el trabajo no es provisto por gestión institucional o grupal


(aproximadamente el 22% de la población carcelaria) se producen procesos de producción,
compra y venta de bienes y servicios entre ellas y hacia afuera, en un contexto de
competencia fuerte y con recursos limitados, lo cual configura un sistema de economías
individuales que dominan cualquier iniciativa comunitaria. La cárcel es desocializadora,
destruye sistemas cooperativos e intercambios de confianza a través de técnicas de
racionalización que en este espacio funcionan sobre la base de decisiones individuales
coartadas por la escasez.

AVR: “¿Hay mucha desconfianza aquí?”


Rosa: “Yo le estoy contando a usted porque es una persona de la calle entonces yo
espero que lo que va a salir aquí no me preocuparía que escuche quien escuche
entonces la realidad es que… a veces hay una injusticia aquí…No soy la única que
vende mercadería pero el problema de las otras señoras es que son groseras para
cobrar o son déspotas, un pantalón venden en 15-20 dólares y como a nosotros nos
traen un pantalón bueno vendemos en buenos, buenos de Colombia vendemos hasta
en 20 dólares entonces a veces nos dan la mitad de la entrada, o a veces nos dan la
cuarta parte de lo que cuesta y nosotros sobrevivimos con eso que nos dan y nos
dan la vuelta”

Los negocios, por otro lado, son difíciles de establecer y sostenerse en el tiempo. Las
internas deben pagar derechos de utilización de los espacios cada mes, de lo contrario estos
espacios les son retirados y se conceden a quienes pueden pagarlos, en un sistema que
asimila una subasta, donde la base es establecida por la institución y se concede el lugar a la
mejor oferta.

El último grupo que aparece en la tabla 4, que es el más heterogéneo, está constituido por el
11% de las actividades económicas y tiene que ver con pequeños negocios de preparación
de alimentos, restaurantes, venta de ropa y prestamistas. Dentro de este grupo existen
personas que se dedican a juegos y apuestas, que es una actividad que a menudo las saca de
apuros económicos inmediatos.

“Patricia: Aquí se hace sobre vivencia, afortunadamente tengo una suerte yo no se


pero Diosito no me abandona a pesar de haber renegado muchas veces de él, de
haberle preguntado porque estoy aquí, no me abandona porque todos los días toca
comprar la leche para él, todavía utiliza pañales entonces todos los días por lo
menos un dolarito tengo que tener para la leche y los pañales y para la comida
como mis compañeras el almuerzo cogemos el rancho y en la merienda nos
turnamos todos los días.
… Tengo una sobrina que es del Tena y viene una vez al mes y ella me ayuda con
los útiles de aseo.
Yo no se como le hago porque a veces las personas me dicen Patricia para que me
hagas el aseo 8 días, entonces digo voy a tener 10 dolaritos porque aseo de ocho

15
días vale 10 dólares y digo me voy a endeudar aquí y aquí voy pagando pero la
persona ya me conoce que no tengo mucho dinero y le digo “vera le doy esto y le
debo el resto”.
AVR: ¿El juego te gusta?
Patricia: El parqués es una parte de mí sobre vivencia porque ahí me voy porque
cuesta un dólar y juega dos personas contra dos personas y uno corre hasta llegar
a la meta con fichas y dados van sorteando, el que llega primero a las cuatro
fichas, ese grupo gana. Y nos ganamos un dólar cada uno, siempre hay que estar
apostando a ganar, a ganar.
Patricia: Se juega unas cuatro o cinco mesas pero por ejemplo una juega y gana y
si pierde la otra ya, cuando pierdes dos mesas ya no tienes mas oportunidad, aquí
yo tengo los dos dolaritos para irme.”

Al ser insuficientes estas fuentes de ingreso operan economías sumergidas a las cuales el
sistema alimenta pero, en el caso de las mujeres, castiga con controles y abusos físicos,
sexuales y sicológicos. Actividades como servicios sexuales también son pagadas o
recompensadas de forma no monetaria: ayuda legal, por ejemplo.

Patricia: Antes yo creo que las señoras que vendían droga aquí si vivían bien pero
ahora ellas trabajan mucho para las guías porque pongamos ellas tienen el
problema porque si un día meten tienen que pagarles a ellos para que les meta y
otra guía les mira y para cuidarles las espaldas, o sea de frente no les dan plata
pero en cambio “que fulanita quiere una cola, o regálame una tarjeta” entonces les
están viendo a las señoras y se hacen de la vista gorda para vivir de ellas….Cuando
() no quería vender mas entonces le dijo “como no quieres ya mas entonces te voy a
traer por última vez” supuestamente era la última vez y avisó, la misma droga que
ella traía y le hicieron a la señora un juicio interno y está pagando la segunda
sentencia porque la primera acabó y la segunda ya acaba de pagar.
AVR: ¿Crees que la venta interna ha aumentado en este último tiempo o ha
disminuido porque no les va bien?
Patricia: Ha disminuido porque no les va tan bien a las señoras pero ahora es
diferente porque antes les buscaban y si vendía bien y si no también pero ahora
ellas mas bien buscan clientes, no les va tan bien. Aquí en este pabellón hay una
señora que vende droga, ella ha tenido dos juicios internos, salió para una
sentencia de cuatro años y ahorita esta cerca que le de una sentencia de veinte
años, le están siguiendo un juicio, ahorita le cogieron otra vez drogas y parece que
le dan 25 años….Lo que pasa es que una persona que se acostumbra a vivir de las
drogas, no de consumirla si no de venderlas se le hace muy difícil trabajar porque
yo la veo ella tiene facilidad, ella se pone a vender ropa y lo hace, se pone hacer
camas y los hace, ella sabe trabajo de plomería y lo hace…. Yo le digo ya no venda,
quédese fresca mire tanto problema pero ella me dice ya no estoy vendiendo y luego
se entera uno después y dicen, le cogieron a tal fulanita con droga, le cogieron otra
vez. Antes ella cuando le cojían ella arreglaba sus problemas para que no le hagan
juicio pero últimamente se le está durmiendo el diablo.”

Pero tanto en la economía superficial como en la sumergida existen restricciones a la


entrada provocadas por la escasez y exacerbadas por discriminaciones: cerca del 10% de las

16
mujeres encarceladas sobreviven solamente de la transferencia del Estado que en muchos
casos deben “complementar” con actividades de mendicidad (“revoleo”) al interior de la
cárcel y en días de visita. Estas actividades en muchos casos son rechazadas por el resto de
internas. Dentro del grupo de trabajos “irregulares” se incluyen las tareas de las pasadoras
(que reciben dinero por entregar encargos o encontrar a personas que buscan las visitas),
personas que proveen de servicios temporales de belleza, masajes, o personas que piden
apoyos en especie a sus compañeras o a las guías.

R. “Claro decirle que si, si porque si venden aquí con el mismo criterio que no es lo
mismo que era antes porque como dicen antes había plata en la cárcel, ahora ya no
ahora es difícil hasta para la señora que consume.
… Porque la cárcel está acomplejada de mucha gente que hay aquí adentro,
entonces por ejemplo las señoras que consumen trabajan en el día, los días de visita
reúnen, ellas sacan prestado para pagar y como a veces no tienen para pagar y las
personas que les prestan les pegan o les obligan a pagar a la brava.
…(Las que venden) están en todo lado, o sea a veces dicen que los pabellones de
atrás son los más dificultosos pero más corrupción hay en los nuevos.”
“Doris: Mire yo pago $10 semanales a una persona para que me venga a ayudar
aquí y a la gente no le gusta trabajar porque al medio día tienen el almuerzo y en la
tarde tienen la merienda entonces nada, y tu vas a la cancha y no hacen nada, vas
arriba y están acostadas viendo televisión, entonces ellas no se hicieron aquí ellas
ya venían así.
AVR: ¿Crees que haya oportunidades de trabajo?
Doris: Si las hay pero la gente no las busca.
AVR: ¿En los talleres?
Doris: Eso, lavando, planchando, haciendo cualquier actividad no como ganabas
en la calle pero para sobrevivir aquí pero prefieren estar diciéndole a otra
“regálame un pedazo de papel higiénico, un poco de crema dental, un shampoo
para bañarme” pero no trabajan, están esperanzadas que vengan las donaciones,
que les regalen.
AVR: ¿A ti te han pedido?
Doris: Si me piden pero yo nunca doy, no me gusta dar.
AVR: ¿Son muchas las que piden?
Doris: Si esa es una práctica muy radicalizada en el ecuatoriano, pedir.
AVR ¿Y de regalo?
Doris: De regalo, imagínese que las cosas vitales que son para las mujeres las
toallas sanitarias, shampoo, desodorante y prefieren un colorete Yanbal que un
paquete de toallas mensuales, mira la cabeza tan pobre pero esas son costumbres
que vienen… Claro ya les viene el período y piden, eso no es viable.
AVR¿Te piden de forma violenta?
Doris: No, parece que se van a morir para pedir, a mi me parece denigrante….Pero
si nadie les regalara se pondrían a ver que hacer. …Hay gente que pide denme un
café pero no todos los días, yo doy una vez y le digo no te olvides que yo soy
también presa como tú.”

En coincidencia con lo que sucede en el mercado laboral externo para el trabajo informal, el
nivel educativo no constituye una señal para la consecución de trabajo. No obstante, se

17
puede inferir cierta relación entre la educación y la capacidad de negociación de espacios y
jerarquías dentro del centro. Menores niveles educativos se relacionan en cierto modo con
actividades individuales que no requieren de destrezas específicas, generalmente de baja
calificación y poca regularidad. Por otro lado, muchas de las personas que trabajan para
fundaciones o empresas de manera directa (sin pasar por la unidad de empleo del centro)
presentan niveles educativos relativamente más bajos que el resto. Las actividades de
negocios, talleres y trabajo administrativo para el centro están relacionadas con mejor
formación educativa, de secundaria y universidad (ver gráfico 1).

Gráfico 1
Cárcel de mujeres de Quito:
Actividades por nivel educativo

100%

80%

60%

40%

20%

0%
o

o
es
or

ar
tiv

as
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Se
rv
en
Ve

Se
C

Ninguna/Ed.Adultos Primaria Secundaria Sup.no Univ Univ-Postgrado

Fuente: Encuesta FLACSO

Al mirar el perfil de quienes están en prisión y las actividades que realizaban antes de
ingresar al centro, se encuentra que se trata de personas excluidas del mercado laboral o que
realizaban tareas de baja calificación; la intuición detrás de esto es que quienes están en
prisión son personas de estrato social medio bajo en su mayoría, y que el sistema
administrativo del estado (y el penitenciario dentro de él) criminaliza a quienes “le son
menos funcionales”.

Contrariamente a la distribución de la población femenina trabajadora en el mercado de


fuera, de acuerdo a la encuesta de FLACSO, más del 30% de la población carcelaria estaba
trabajando bajo un régimen de dependencia, en tareas de servicio doméstico, como
empleadas de fábricas o empresas tercerizadas, o como empleadas de pequeños negocios.
Un 15% trabajaban en una situación más “informal”, por cuenta propia o por subcontrato.
Casi el 32% de las internas estaban dedicadas únicamente a tareas domésticas y un 8% a
estudios. Cerca del 36% estaba buscando trabajo y de ellas la mayoría se encontraba ya
trabajando. Apenas un 10% no se encontraba en un trabajo legal ni estaban buscándolo;
esto permite inferir que si bien la falta de trabajo es un factor que incide definitivamente en
la pobreza, las condiciones precarias en las que muchas mujeres se incorporan en él no
permiten que superen necesidades básicas y en ocasiones provocan que se busquen otras
opciones de sobrevivencia.

18
Rosa (2): “Yo he sido empleada doméstica y va pasando el tiempo y se da cuenta
que eso que le pagan no le alcanza, no puede cubrir sus necesidades, vienen ciertas
personas en donde le inquietan por vivir mejor entonces es por la economía que
uno se delinque.”
Olinda: “Para no estar dependiendo de alguien ¿Qué mas le toca a uno? Meterse a
vender droga.”
AVR: “¿En que trabajaba antes?”
Olinda: “En una casa también y después me metí a vender droga. Pero hay
patrones también que dicen “tu me robaste yo no te pago”, le mandan presa.”
Rosa (2): “En el último trabajo que tuve y después me metí en esto es cuando a mi
me pagaron en un cheque y el cheque sale con orden de no pago…Me indignó y dije
“yo no voy a trabajarles mas a estos”, le hace horrores y abusa de la gente que
está en necesidad.”

El proceso de establecimiento económico y consecución de cierta independencia están


relacionados con el tiempo de permanencia en el centro y el estatus legal de las internas. En
situaciones poco seguras respecto a la sentencia o cuando se lleva poco tiempo en el centro
es más difícil establecer un negocio, puesto que hace falta tener un cierto relacionamiento
con las autoridades y con instituciones de fuera. En este último caso, quienes consiguen
tener relaciones laborales con empresas o fundaciones generalmente llevan más tiempo en
el centro. Esto permite inferir la dificultad de la sobrevivencia de las internas recientes que
son quienes se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad dada su situación de
incertidumbre y desconfianza. Por lo general, el ingreso implica además un proceso de
adaptación que en ocasiones no se da en mucho tiempo, aislando a estas personas durante
toda su permanencia en el centro.

Patricia: “En el tiempo que he estado aquí he visto a personas que van y piden
dinero pero dicen por ejemplo: están las chicas en los teléfonos y le dicen “por
favor o dicen chucha tu madre dame la tarjeta” y le van lanzando o miran a una
extranjera que se le cae el dinero y la tienen fichadita y le dicen “chucha tu madre
yo se que tienes tanto, dame la plata si no te meto el cuchillo”. Las llegaditas que
no saben y otras que son malísimas aunque no son tan malas como las pintan pero
bien una persona y peor cuando una persona se deja la cogen de patito y cada vez
le quitan todo, le miran con tarjeta le quitan, le miran con plata le quitan, le miran
con compras le quitan, todo le quitan”.

El momento de la entrada es un elemento importante para la incorporación económica y


social de las internas. El lugar donde se ubique la persona puede definir sus actividades
futuras, su nivel de relacionamiento social, la posibilidad de integrar negocios conjuntos e
incluso de trabajar para instituciones de fuera. En una “vitrina” o espacio vigilado, el poder
y funcionalidad de la mirada determinan las estructuras espaciales, en lo que se constituye
una división estética del espacio y, en este caso, del trabajo. La ubicación inicial y los
movimientos posteriores de las internas entre pabellones y celdas están mediados por una
decisión discrecional de quien supervisa su ingreso así como de los grupos de poder que se
conforman al interior, en donde inciden factores raciales, de nacionalidad, características
físicas, incluso el tipo de delito, los años de permanencia y la reincidencia. En Guayaquil

19
no opera la autoridad institucional para la selección del lugar, pero en cambio las internas
deciden discrecionalmente si recibir o no a otras, si cambiarse o no de celda.

AVR. ¿Coincide que la gente que tiene más necesidades está atrás?
Rosa (2): No se crea porque yo he visto mejor que hay gente acá atrás que tiene
mas dinero que la de los nuevos o intermedios porque a los nuevos por ejemplo le
ponen de acuerdo a la cantidad de droga se puede decir, porque le cogieron en el
aeropuerto, esas son mulas que nunca llegaron a su destino ni tampoco a cobrar el
dinero que les iban a dar. La gente de acá atrás en cambio han sido paqueteras,
que si han sabido vender y han sabido coger dinero, han sabido guardar, disfrutar
diferente de las mulas y porque a la cuenta son extranjeras y no tienen ni para una
taza de tinto, entonces a las gringuitas que si no fuera por unas misioneras que
vienen a darles y a sangrarles un trabajo de tarjetearía ellas tampoco tuvieran, las
misioneras son las que les dan la pasta, el papel higiénico, ropa, shampoo.

La adicción a las drogas también es un factor de diferenciación, puesto que se considera


que las personas adictas requieren de recursos todo el tiempo y sacrifican otros recursos de
sobrevivencia para el consumo.

AVR: ¿Si se presenta algún problema en el pabellón, ustedes tienen oportunidad


como grupo de pedir que le cambien? Quién decide los cambios de pabellón?
Gladys: Diagnostico decide y van a un pabellón intermedio. No van a los de atrás
(pabellones del tercer bloque). Se va a intermedios o por castigo podría ser que le
manden a intermedios de ahí mandarles atrás porque diagnóstico mismo se encarga
de ver que personas van atrás, las que van atrás son personas que tienen su
currículo ya mal. Las personas que vienen por primera vez van a intermedios, de
ahí ven la conducta y les mandan acá (primeros) o allá (terceros).

AVR: “¿De los primeros también juegan?”


Patricia: “Ellas son mas reservadas, viven mucho del que dirán, vienen juegan
pero “van a decir que estoy jugando” pero si hay gente incluso ahorita hace un mes
dormimos con las puertas abiertas por el paro judicial y allá había mucho
problema porque jugaban mucho……en la noche y como es una tabla y se tira los
dados suena taca, taca y había problemas que no les dejaban dormir en la noche a
las compañeras entonces nosotros les hacíamos broma y les decíamos “porque si
quieren jugar no bajan en el día y no en la noche”.
AVR: “¿Ellas juegan más entre ellas?”
Patricia: Si y ellas no apuestan, no les gusta apostar.”

… Patricia: (las actividades de extorsión se hacen)..” en grupito pero el problema


no es que ellas sean malas si no que aquí se les ha dado ese valor de malas, dicen
“no te metas con fulanita porque ella es mala” y así van diciendo a otra y de ahí le
hacen creer de tal manera a la persona que se cree mala y no es y cuando les coge
la locura se vuelven malas y por lo general las que son malas son las que consumen
drogas ellas vienen “chucha no tengo para mi grifa y si no me dan plata hoy día me
aloco” así que les dicen toma.”

20
… De todo pero yo soy una persona de color pero son las negras las que se creen
malas y vienen y las otras se amedrentan por el color y las miran morenas y
grandes pero alguna. Hay una señora nunca en mi vida la he visto callada pero la
traen a la señora como la mas mala pero ella resulta no ha hecho nada pero la
gente dice miren ahí viene Miriam y tiembla la gente pero es el poder que le han
dado a la gente porque yo digo “que bobas que son ¿Por qué le tienen miedo?,
había aquí una chica que le llamaban la colorada y ella si metía cuchilla, ella si
cortaba porque cuando le pedían y no le daban ahí uno tenía tanta suerte que las
guía les veía y le daba tanta rabia que ella misma se cortaba.

Si las mujeres cargan sobre sí la tarea de la reproducción simbólica además de la material


(Fraser 1991), y el sistema penitenciario determina a quienes priva de la libertad aislando a
grupos que no corresponden en un orden social y simbólico (Wacquant 2000), la marca de
la prisión en las mujeres puede ser distinta al caso de los hombres: una marca de estigma,
rechazo y desprecio, frente a la de los hombres, marcada en muchos casos más por la
victimización y, finalmente, el perdón, cuando menos en el entorno comunitario. En el
plano económico y de la sobrevivencia la pérdida de relaciones con el afuera, sumada al
despojo de sus activos materiales al momento de la detención y durante su vida dentro de la
cárcel, marca en el caso de las mujeres un historial del que será casi imposible salir, en
parte porque la salida implicará un intento de reconstitución de la estructura familiar que
giraba en torno a su trabajo de cuidado y reproducción, además de la subordinación laboral
a una “cabeza” que en muchas ocasiones ya no está presente.

VI. Intercambios y la micro economía de la cárcel

Economía del poder: la negociación y el intercambio

En los modelos teóricos de negociación, cada agente negocia un compromiso en el hogar en


la asignación del trabajo, el tiempo, el ocio y los bienes de consumo. Si existe falla en
llegar a un acuerdo surge un conflicto, en el cual el punto de amenaza es un rompimiento de
la relación. Cada agente negocia de acuerdo a su posición de negociación inicial. El poder
de negociación está ligado al costo de oportunidad. Algunos determinantes del poder de
negociación son cuantificables: activos económicos de los individuos; otros menos:
sistemas de soporte, normas sociales, instituciones, percepciones. Sen define el poder de
negociación como el conjunto de habilidades para comandar (disponer de) bienes y
servicios de subsistencia: recursos (lo que la persona posee, sus activos, su “poder”
laboral”), y las posibilidades intercambio de estos recursos por otros en los mercados, dada
una estructura de precios. También es importante la autovaloración de necesidades y
aptitudes, así como la consideración de los propios derechos frente a los de las demás
personas, es decir, el “interés individual”, que pasa por la consideración propia de
merecimientos.

En el caso de la cárcel se pueden diferenciar personas cuya autoestima aporta mucho en su


bienestar y la posibilidad de superar la crisis del encierro. Esto pasa por el afán de
mantenerse en actividad y utilizar al màximo los recursos disponibles. Por supuesto, esta
actitud está más presente en personas de inserción reciente, jóvenes, que tienen buenas
relaciones con el exterior y por lo general no son ecuatorianas.

21
Doris: “Si, estoy en casi todos los cursos si me doy las vueltas, hago una cosa y
otra pero eso es para mantenerse ocupada, que tal uno hasta esta hora en el cuarto
sin bañarse, sin vestirse, sin nada.
AVR: ¿Me han dicho que estos talleres que van necesitas dinero para material?
Doris: Si, eso si porque también tenemos que tener en cuenta que la gente es muy
dada a que todo se lo den, mira a no poner nada de si mismo en las cosas porque si
tu quieres la agujeta y la lana pues tienes que conseguir tu misma y no esperar que
te den y hace el bolso y hacerlo. Así mismo en la calle porque quien te va a estar
dando a menos que uno tiene los hijos hasta cierta edad y uno está viendo por ellos
pero cuando son independientes por personalidad uno hace sus cosas y en lo
mínimo tratas de depender ni pedir a las personas.”

Dada la baja disponibilidad de recursos en la cárcel y la estructura económica que tiende


hacia la individualización, el poder de negociación es uno de los activos más importantes
para la consecución de posiciones relativamente mejores en la cárcel. No obstante, las
mujeres ingresan a ella en una posición de pérdida de esta capacidad, que de hecho
continua deteriorándose durante el tiempo de permanencia en la institución. La (poca o
mucha) posibilidad de decidir sobre sus hijos e hijas y sobre sí mismas se diluye, y al
interior de la “comunidad” carcelaria se generan nuevas relaciones de poder donde la
negociación se define en esencia por la generación de capital simbólico y social, que tiene
que ver con la probabilidad de salida. Esta probabilidad puede ser o no concreta (costo de
oportunidad que está relacionado con los recursos para la salida); pero hay condiciones que
permiten sospechar que se dará en unos casos más que en otros; esto tiene que ver
solamente en parte con la situación económica de las internas y sus familias; influye mucho
el origen regional y étnico de las personas, las posibilidades de interacción con las
autoridades y las relaciones con el sistema judicial. Al respecto, se encuentra una extraña
(aunque no sorprendente) relación inversa entre la posibilidad de tener abogado y la de
obtener una sentencia ejecutoriada. Menos del 60% de las internas que no tienen sentencia
tiene abogado, y realiza elevados gastos de tipo legal, aislando el efecto del tiempo de
permanencia. Igualmente, un 30% de internas con sentencia tiene abogado, con frecuencia
más costoso que en el caso de quienes aún no tienen sentencia.

Patricia: “Yo cuando caí detenida tenía mi cuartito tenía cositas que me servía
para mí, cuando yo caí detenida mis amigos (porque yo no tengo familia aquí en
Quito) mis amigos se desasieron de mis cosas, pusieron en prenda, remataron para
supuestamente poder yo salir, como de ahí ya no salí perdí todo y yo al abogado le
pagaba en ese entonces $700 hace tres años para sacarme, se le dio casi $1.300
igual me quedé aquí, llegué al caso de que el estuvo ahí para la sentencia y ni
siquiera me defendió solo hizo acto de presencia porque estaba bravo porque dijo
que le consiga $3.000 y como no tenía me dijo “si no tiene esa plata el ni siquiera
se iba a tomar la molestia de defenderme porque el sabe que me van a sentenciar y
para que él va a defender algo que ya está perdido” yo le dije “usted tiene que
demostrar su capacidad, lo que usted sabe, no solamente estar pendiente que tengo
plata porque usted es un buen abogado cuando hay plata y cuando no es pésimo”

22
Otro elemento importante que influye en la posibilidad e negociar es la pertenencia a
grupos, sean estos formales (el comité de internas, los grupos que trabajan para el centro) o
informales (vinculadas a movimientos de mujeres, a fundaciones, etc.), y las visitas. De
acuerdo a la percepción de las internas, las visitas familiares disminuyen con el tiempo.
Este aislamiento paulatino provoca dos reacciones opuestas: que la búsqueda de actividades
económicas sea más intensa y las internas realicen dos o mas actividades; o, en muchos
casos (30% de quienes no reciben visita o sus visitas han disminuido sostenidamente), dejar
de realizar actividad alguna. Es importante mencionar que no siempre las visitas implican
ayudas, y viceversa. Las visitas son más importantes, desde el punto de vista del empeño
por encontrar qué hacer, que las ayudas que puedan recibir. Por otro lado, como se dijo
antes, estas ayudas no implican necesariamente que se deje de trabajar o buscar trabajo en
la cárcel, dada la limitación de los recursos (ver tabla 5).

Tabla No. 5
Actividades, visitas y ayudas externas

Actividad económica en el centro Total


Si No
Si recibe ayuda Recibe visitas 86 102 188
No recibe visitas 9 12 21
No recibe ayuda Recibe visitas 29 33 62
No recibe visitas 29 35 64
Fuente: Encuesta FLACSO

Producción y consumo

La poca producción carcelaria está orientada más hacia la venta externa. Dentro de la cárcel
se consumen los productos de las tiendas de abarrotes, la panadería y en ocasiones prendas
de vestir confeccionadas en el taller de costura. No obstante, los precios de expendio
interno pueden llegar a ser el doble de los que se consigue en el mercado, por ello más de la
mitad de las internas recibe contribuciones en alimentos o insumos para su producción.

Como se ilustra en el gráfico 2, los consumos más importantes se refieren a la alimentación


propia, el mantenimiento y limpieza de las celdas y el gasto en teléfono, que es mayor en el
caso de existir ayudas externas.

23
Gráfico 2

Estructura de gastos semanales Carcel de Mujeres El Inca

11.4 14.5 9.9 8.7 4.0 3.0 0.2


Mes sin ayuda

31.2 14.9 17.1 6.8 7.7 4.8 1.5


Mes ayuda

23.8 14.8 14.4 7.5 6.3 4.1 1.0


Mes promedio

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%

Alimentación propia Mantenimiento Teléfono


Alimentación hijos, gastos familia Licor, drogas Cigarrillos
Refiles, otros

Fuente: Encuesta FLACSO (2005)

Como se dijo antes, una proporción importante de personas mantienen deudas dentro del
centro. El promedio del monto de las deudas va en aumento si no se recibe apoyos de fuera.
Las personas que no realizan actividades económicas en el centro tienen deudas menores.
Se infiere que en muchos casos las deudas se relacionan con capital de operación para los
negocios o insumos para los talleres.

Tabla No. 6
Promedio de activos, pasivos y gastos (US$ por mes o equivalente)

Recibe
ayuda
Realiza de Gastos Gastos Deuda Deuda Ayuda
act.econ. fuera Semanales Mensuales Activos dentro fuera especie
Si Si 83.7 197.1 2.1 69.4 68.3 32.5
No 46.8 74.5 0.6 220.9 120.9 0
Total 69.8 150.6 1.6 133.4 96.0 0
No Si 75.5 387.2 0.9 55.6 43.5 32.5
No 50.5 207.8 0.9 38.1 31.4 0
Total 66.2 320.2 0.9 50.0 40.1 0
Total Si 79.3 300.8 1.5 63.6 51.7 32.5
No 48.8 146.5 0.8 162.2 84.1 0
Total 67.8 242.7 1.2 101.4 64.2 0
Fuente: Encuestas FLACSO

Los niveles de gasto dentro del centro para niveles básicos de sobrevivencia son mayores
que los promedios necesarios para cubrir una canasta básica afuera. Esto se debe en mucho
a la escasez y a un sistema tergiversado de precios, por lo general bastante más elevados
que los del mercado exterior.

24
Los rangos de gasto pueden ser muy variados, y no existe una concentración clara si se
analizan los gastos bajo el criterio de recepción de ayudas externas. Como se dijo antes, las
ayudas impulsan mayores gastos, no así las actividades económicas, relacionadas más bien
con personas que tienen poco o carecen de apoyos económicos y por lo tanto su nivel de
gasto es menor (ver tabla 7)

Tabla No. 7
Gastos promedio por ayuda y actividad económica
(US$ por mes)
Realiza actividad económica en
Recibe ayuda de fuera
el centro
Si No Si No
Ningún gasto 13 18 11 20
Hasta US$30 27 33 25 35
US$ 30-60 32 25 24 33
US$ 60-120 39 26 33 32
US$ 120-300 42 16 35 23
US$ 300-500 21 2 13 10
US$ 500-1000 15 1 5 11
Mas de US$ 1.000 20 5 7 18
209 126 153 182
Fuente: Encuesta FLACSO

Todos estos gastos son financiados por agentes privados. La mayor cantidad de ayudas
proviene de la familia; se da en dinero y artículos de primera necesidad, incluidas prendas
de vestir. Las internas no mantienen relaciones de negocios o reciben apoyos por negocios
de fuera, salvo unos pocos casos. Las embajadas dan apoyo a las personas extranjeras cuya
embajada funciona en la ciudad, en especial España, Argentina y Colombia. La situación de
las personas que no están representadas por embajadas es crítica y de alta desprotección y
abandono.
Tabla No. 9
Ayudas externas recibidas por fuente
Familia/ Negocios
Rubro comunidad Embajadas Organizaciones y otros TOTAL
Dinero 164 18 2 12 196
Alimentos 159 11 3 6 179
Utiles de aseo 158 9 2 7 176
Ropa 114 4 4 11 133
Drogas 1 0 1 0 2
Licor 1 0 1 0 2
Medicinas 86 9 2 11 108
Asistencia Jurídica 92 5 4 3 104
775 56 19 50
Fuente: Encuesta FLACSO

Las ayudas de fuera se licuan rápidamente en consumo interno. A mayor ayuda mayor
consumo, en especial en lo que tiene que ver con gastos inmediatos del día a día. El apoyo

25
externo y ante todo el trabajo al interior del centro son fuentes importantes de recursos para
la adquisición de activos.

Cárcel y economía pública

Uno de los principales argumentos para la intervención estatal en la economía está


relacionado con la existencia de bienes públicos. Los bienes públicos presentan tres
características técnicas básicas: i) no rivalidad en el consumo; ii) no existen mecanismos de
exclusión (o el costo de exclusión es muy caro), y iii) no existe posibilidad que el
consumidor rechace el bien en cuestión. Estas características justifican directamente la
participación del estado, pues este tipo de bienes serían producidos insuficientemente, o no
producidos del todo en el mercado, pues no existe posibilidad de cargar un precio a los
consumidores de este bien. En este contexto, la frontera de posibilidades de utilidad se
reduce y se produce menos que el óptimo social. (Stiglitz, 1996).

La “cantidad producida” de un bien público no depende de un costo marginal y un


beneficio marginal. Se trata de una provisión uniforme que, en teoría, es eficiente siempre
que equipare las sustituciones individuales de bienes públicos y privados a través,
básicamente, del “precio en impuestos”, definido como la disposición a contribuir por el
financiamiento de los bienes públicos.

La producción de bienes públicos, en definitiva, es un caso de elección pública. Al no


existir una demanda individual que pueda ser valorada en términos de precio, el Estado
define cuanto producir de acuerdo a una demanda social, es decir a través, entre otros
mecanismos, de elección social. Por otro lado, el mecanismo de elección social en
democracia representativa es el voto directo, a través del cual el principal (agente) otorga
poder de decisión al agente (representante).

La seguridad es considerada un bien público puro en la ciencia económica. El control y la


rehabilitación son dos subproductos de este bien, y están relacionados directamente con la
actividad carcelaria. En definitiva, son bienes públicos cuya provisión no será eficiente en
la medida en que el beneficio social no está incluido en el costo y el precio. Estos
subproductos se convierten en privados cuando el verdadero “bien” es el castigo, que no
requiere ser financiado porque está materializado en la reclusión, el aislamiento y la
desprotección. Al respecto, Aniyar de Castro (1988, 89) plantea que "...la cárcel serviría
pues, en su principal función no declarada, para aglutinar y mostrar a quienes se les
distribuyó, prioritariamente, a través de la selectividad de la Justicia, el bien negativo de la
criminalidad".

Doris: “..Pero a ellas (las internas con hijos en la cárcel) lo que menos les
preocupa es endeudarse para cocinar para un hijo, no a mi no me parece, es tanto
que ellas son las que duermen en la cama y los niños en el suelo ¿crees justo eso?
Aquí hay un mal decir que los pabellones de atrás no tienen dinero pero son los que
mas dinero tienen pero el dinero lo tienen para otras cosas, por ejemplo para
prestarlo o para hacer sus cosas por ejemplo para prestarlo, para sus negocios acá
porque ese dinero es intocable porque ellas tienen la mentalidad de que si las
trajeron a la calle a ellas les tienen que dar todo empezando de comida, medicina y

26
tienen la mentalidad de que trayendo a sus hijos a sufrir les van a dar la libertad y
eso no es”.
AVR “¿No crees que si las cárceles son de servicio público por así decirlo el
estado no tendría que ver la manera de ayudarles?”
Doris: “Peor todavía, esta no es una cárcel para niños, aquí deberían sacar a los
niños.”
AVR: “¿Quien debería ayudarles?”
Doris: “Ellas mismas. Si creo que está bien que se trabaje porque si te dan todo
después te vas a enseñar y por eso están mal enseñados en este país que todo debe
ser dado por misericordia, uno tiene que ganarse las cosas y tejen que ver las
formas.”

Es decir, si la sociedad considera que la rehabilitación no es un bien de interés común o


social, no está dispuesta a comprometer recursos a su favor, y deja de ser un bien
preferente. En este proceso, la rehabilitación y la protección deben ser provistas por los
agentes privados interesados, en este caso, los y las internas.

Esto se refleja en el monto de recursos que el Estado ecuatoriano dedica al financiamiento


de las cárceles. De manera directa, el estado destinaba, hasta el año 2005, menos de un
dólar diario a las internas, a través de la comida y los servicios básicos, que en ocasiones no
llega a todas ellas. Teóricamente, este monto representa el límite de la línea de pobreza por
ingreso, para subsistencia alimentaria. El resto de bienes necesarios para la sobrevivencia
tales como salud, educación, vestuario, condiciones habitacionales adecuadas, deben
procurarse a partir de fondos privados. De modo que, si el estado deja de invertir este
pequeño monto muchas de las internas no dejarán de sobrevivir. Existe, sin embargo como
se dijo antes cerca de un 10% de personas que no reciben otro ingreso, y por ende el
sistema las ha ubicado bajo la línea de pobreza.

AVR: ¿Qué reciben del Centro de Rehabilitación?


Marisol (GYE): Que te puedo decir, aquí básicamente las internas siempre tenemos
que estar detrás de los administrativos solicitando, pidiendo a la directora que se
mejoren las condiciones de los pabellones, del rancho, de salud, pasamos mucho
tiempo sin agua y lo que hacemos es que los fines de semana, durante la semana
pagaba los banqueros para que vengan y si no teníamos nosotros mismos hacer una
colecta para mandar a traer un tanquero que costaba $32-20 y si no llamar a inter
agua para que por favor manden los banqueros para que nos provean de agua.”

No obstante, esta privatización forzada no revierte la naturaleza del bien, de tal modo que
su producción privada es ineficiente e inequitativa, es decir, es insuficiente y depende de
los recursos que los y las “beneficiarias” puedan proveer, lo cual a su vez depende de su
situación económica y la de sus familias.

Esta situación se exacerba al analizar el control y el castigo desde el punto de vista de


hombres y mujeres. El espacio público generalmente les ha sido asignado a los hombres, y
por lo tanto procesos como la reclusión carcelaria han sido pensados para hombres. El
control en el caso de las mujeres ha sido ejercido desde lo privado, práctica que ha sido un
soporte para mantener a su vez el orden público. Al momento en que las mujeres ingresan a

27
la cárcel se hace más evidente el control social sobre ellas, sin que esto cambie la
percepción de que ellas han socavado este orden público y el control hacia ellas debe
continuar manifestándose en el hogar. Es decir, el control-castigo para las mujeres se
aproxima más hacia un “bien” privado, y por lo tanto la protección y rehabilitación, así
como el reingreso a la sociedad y la economía deben ser “pagadas” por ellas. Por ello, el
estado – sociedad considera “normal” que los hijos e hijas de las internas deben continuar a
su cuidado y responsabilidad, independientemente de que existan recursos privados o
familiares para esto.

Otro aspecto de la “ineficiencia” económica, que a la vez sustenta la intervención estatal en


las cárceles está dado por la reincidencia. En el caso de las cárceles de mujeres, la
reincidencia es relativamente baja (promedio dos veces) porque el ingreso de las mujeres a
la cárcel es reciente. No obstante, la población carcelaria reincidente es aquella cada vez
menos protegida por relaciones externas, y crecientemente abandonada y aislada al interior
de las cárceles.

Existe, por otro lado, otro factor de distorsión en la producción pública: la burocracia. Se
trata de agentes con intereses diferentes a los de instituciones privadas, tales como
reconocimiento, poder, posibilidades electorales, cuyo trabajo no corresponde a
productividad y por lo tanto sus salarios son también redistribuciones de recursos públicos.
En este caso, al no existir incentivos las instituciones públicas funcionan a través del
mando, y cuando este no existe, a través de decisiones corporativas. En el contexto del
sistema carcelario y la seguridad, las instituciones no responden a un mandato social ni a un
canal de política pública, de modo que su producción no está en función del “producto”. La
escasez de recursos sumada a un problema de alta movilidad y bajos salarios del personal
provocan negociaciones monetarias entre la institución y las internas, que en parte
funcionan para mantener el orden jerárquico.

AVR: “¿Reciben ayuda a través de la trabajadora social?”


Patricia: “Eso es un negociado porque por eso mismo, la pasadora se supone que
tiene una necesidad y va donde la licenciada y le pide que le de una pasa, una
persona que hace pasada semanalmente se puede hacer $50-60 depende de la
semana, pero la licenciada por lo regular no le da toda la plata que se hace la
pasadora, ella por ejemplo dice “¿para que necesita?” “mi hijo está enfermo y
necesita la receta” “pase la receta para comprar y le hace comprar y el resto se
queda… La licenciada coge sus personitas y hace una semana para ti y otra para
mi, yo lo digo porque yo lo he visto, tengo una amiga que hace de pasadora y me
dijo “la licenciada me dijo que haga una semana para ella y otra semana para mí”.
Cuando llega una donación pues las señoras guías escogen afuera lo que les gusta
y lo demás y que sobre si nos sirve mandan para acá adentro.”
AVR: “¿Y como reparten eso?”
Patricia: “Llega donde la licenciada, si es algo que llegó donde la licenciada y le
sobró pasa para acá, luego vienen las cosas y llega a la presidenta del comité y ella
lleva a su grupito y les hace que escojan y lo que sobra para nosotras, o sea
siempre llega lo que ya no sirve y si sirve ya no alcanza para todas porque así
mismo ya pasó para la licenciada y pasa por la presidente y si es que sobra ya no
nos alcanza porque es muy poquito, entonces en la época de navidad es un

28
problema, en mi pabellón vivimos 60 personas y hay capacidad para 43 en la época
de navidad por ejemplo por cuestión de sentimientos las señoras les traen a sus
hijitos para cuando vengan a donar cosas pues les den, este año llegamos a tener
67 niños en el pabellón y era una situación casi invivible porque si les daban a unas
no alcanzaba para las otras y si no les daban se armaba problemas por amistades o
por padrinos, entonces es una situación invivible.”

VII. Pobreza y la desigualdad en la Cárcel de mujeres

Multidimensionalidad de la pobreza y su aplicabilidad al subsistema carcelario

Según Carmen Antony la feminización de la pobreza tiene una relación directa con el
incremento de la criminalización de mujeres acusadas por delitos de narcotráfico. En
Ecuador, el proceso de empobrecimiento de las mujeres es anterior al este incremento, pero
coincide en el período de mayor informalización y flexibilización laboral.

Una de las críticas que se realiza al concepto de pobreza utilizado para las mediciones
tradicionales, desde el punto de vista del análisis de género, es que la pobreza debe ser
explicada a partir de una multiplicidad de factores, de los cuales, el ingreso es un resultado.
Una definición que conjuga algunos elementos de la multidimensionalidad de la pobreza es
la de Amartya Sen (1997): pobreza humana. Sen se refiere a ella como falta de capacidades
para “funcionar”, que vienen dadas por los “quehaceres” de la persona y por ende la
privación relativa que puede llevar a privación absoluta en términos de capacidades. La
pobreza humana hace referencia a la falta de oportunidades y elecciones de una vida
“tolerable”. Estas oportunidades proveen de capacidad para generar ingresos. El ingreso (y
por ende la utilidad, concepto manejado desde la economía pero imposible de definir en
términos de bienestar) es un resultado de algunos procesos anteriores como el acceso a
oportunidades. El concepto de pobreza humana ha sido complementado con el de
empoderamiento (en este caso, su carencia), que tiene que ver con capacidades de agencia o
cambio generadas más que a través de la inclusión, de la participación activa en decisiones
individuales y colectivas.

Por otro lado, dada la importancia del contexto y los entornos institucionales en el bienestar
de las mujeres en particular, es importante destacar diferencias entre pobreza estructural y
coyuntural. La pobreza estructural tiene que ver con las instituciones y los procesos
políticos y económicos que provocan situaciones de pobreza de largo plazo e
intergeneracionales. Este tipo de pobreza se refiere también a la falta de capitales y
respaldos para la sobrevivencia, así como carencias sustanciales para la vida2. El análisis de
género en este tipo de pobreza hace referencia a la privación del acceso a activos y capitales
proveniente de las instituciones, los marcos legales y culturales. La pobreza coyuntural, por
su lado, se refiere al impacto que situaciones de shock generan en las posibilidades de
generación de ingreso y la capacidad de recuperación de estas crisis.

2
Situación que sirve para fundamentar el concepto actual de vulnerabilidad.

29
AVR: “¿Ser pobre es no tener dinero?”
Patricia: “Si, es no tener dinero”
AVR: “Alguna otra cosa?”
Patricia: “No, porque una persona pobre también puede tener valores pero si
no tiene dinero, yo pienso que ahora en este tiempo los valores van muy abajo
del dinero, el dinero es le señor poder porque si una persona es muy educada,
tiene palabra, puede desenvolverse en un lugar pero si es pobre no va a tener la
capacidad cuando llegue a algún lugar, por ejemplo llega una persona a pedir
trabajo y el pobre va porque lo necesita y el rico va por puro capricho, es
seguro que el rico consigue el trabajo. La pobreza es algo demasiado duro.”

Ambas dimensiones, estructural y coyuntural, pueden ser aplicadas al análisis de la pobreza


en la cárcel. No obstante, la diferencia en la asignación de valor a los distintos recursos
simbólicos y materiales de poder dentro de la cárcel y desde el punto de vista de las
mujeres encarceladas, invita a una resignificación del concepto de pobreza y bienestar
dentro este micro sistema social.

AVR: “¿Se consideraba pobre cuando estaba afuera y porque?”


Rosa: “Pobre no porque los trabajos que me salían los arquitectos nunca me
quedaron mal con mi quincena o mensual al día y con la ayuda del papá de mis
hijos que trabajaba entonces pobre no, por decir una pobreza, una necesidad casi
nunca la tuve porque siempre me ha gustado trabajar y salir adelante para
enseñarles a mis hijos la responsabilidad, enseñarles que así se sale para no
morirse de hambre entonces siempre, siempre me ha gustado en ese criterio
demostrar en la vida.
No es por pobreza que estoy aquí…Justamente yo estoy pagando una droga que no
es mía, los señores de la INTERPOL se confundieron con otra señora… por eso en
los tribunales cuando bajamos esos señores de INTERPOL no supieron
describirnos como estábamos vestidas ni podían identificar ellos.”

Para tener una idea general, utilizando los conceptos iniciales, al hacer referencia al
resultado más visible de una determinada situación de pobreza o carencia, se puede realizar
una aproximación a medir la pobreza por el método indirecto, a partir de los datos de la
encuesta realizada.

De acuerdo a esta información, se ha construido una curva de concentración, donde se


puede observar que en la cárcel existe una gran polarización de ingresos, que representa
una distribución altamente inequitativa, como se observa en el gráfico 3.

30
Gráfico No. 3
Concentración del ingreso
en la Carcel El Inca
100
90
Proporción del ingreso

80
70
60
50
40
30
20
10
0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

Proporción de la población

Fuente: Encuesta FLACSO

En este gráfico se puede observar que casi el 70% de la población carcelaria concentra
apenas el 8% del ingreso total, mientras que el 30% concentra casi el 92%. Si a este cálculo
se añade el ingreso por ayudas3, la distribución mejora un poco: el 70% de la población
alcanza el 11% del ingreso.

Esta distribución guarda cierta relación con lo que las internas perciben como ser pobre:
carecer de ingresos suficientes para alimentarse y alimentar a sus hijos, no tener trabajo,
estar aisladas y no recibir ayuda. No obstante, se refieren a otras circunstancias: ser de raza
negra, ser reincidente, ubicarse en ciertos espacios (pabellones), no recibir visitas, no tener
buena presencia, no tener formación, ser adicta.

Doris: Si y en todas las cárceles, no le sabría a ciencia cierta decirle porque yo no


estoy en ese mundo (de las drogas), si tu te puedes dar cuenta la cárcel está
dividida en tres parte y las que vivimos en los nuevos es poco el contacto el
contacto que tenemos con el medio y con el antiguo.
AVR: ¿Igual es el tema de la compra y venta?
Doris: Igual es en la parte de allá porque nosotros tenemos un programa que nos
ayuda enormemente, entonces la gente es mas seleccionada, si tienen su consumo es
muy disimulado que casi nadie lo nota, por ejemplo yo en el pabellón salgo a las
siete y llego a las seis de la noche y no me entero, pero si hubiera alguna anomalía
si lo supiera porque pertenezco al staff del pabellón.
AVR: ¿Por qué entonces hay estas diferencias que tú dices?
Doris: Mire, yo creo que por una parte por el nivel de cultura y las costumbres, es
una pauta muy marcada las costumbres que se traen de la casa porque tu no puedes
compartir un cuarto con una persona que no se haya duchado ni levantado,

3
El Proxy de la ayuda se ha calculado como un 70% de la canasta básica de medición de la línea de pobreza
para 2005 en Ecuador.

31
compartes el cuarto que a las ocho como persona normal ya esté organizada,
bañada y organizadas.
…Doris: (hay diferencias por pabellón) también por la reincidencia del delito, hay
personas que nunca van a llegar a los intermedios porque ellas van y vienen, hay
personas que llegan hasta cuatro o cinco veces en el año, la gente ya les conoce.
Uno cuando llega aquí pasa por diagnóstico primero y le hacen una evaluación de
tu delito, tu cultura y todo, te evalúa un psicólogo y todo y te ubican.”

El trabajo, el espacio y el tiempo se constituyen en aspectos esenciales del bienestar de las


personas al interior de la cárcel. Tener hijos dentro, por ejemplo, reduce en mucho las
posibilidades de decidir sobre el tiempo, pero por otro lado, impone una tarea que en
muchos casos es necesaria como bien simbólico de utilidad.

“AVR: ¿Qué es para ti ser pobre?


Doris: No solo es falto de dinero, aquí hay mas pobreza espiritual, moral y en
valores, dinero es lo de menos, tu puedes tener mucho dinero pero si no tienes
libertad que es lo que anhelas y no solamente esto porque puedes tener dinero y
puedes tener libertad pero si en la calle tienes otra cárcel peor que esta.
AVR: ¿Cómo que?
Doris: Una enfermedad terminal por ejemplo que no vas a tener cura, una adicción
que no vas a salir es mas grave que esta que es física y que algún día se va a
acabar, tu haces la cárcel tu llevas a ti, la cárcel no te lleva a ti.
AVR: ¿Has aprendido cosas aquí?
Doris: Si bastantes cosas, he aprendido mire, nunca me faltó nada en la calle
porque tenia muchas comodidades y cosas pero yo me valía por mi misma, tengo
tres hijos los eduqué, no tengo hijos pequeños son profesionales pero he aprendido
a valorar, mi familia está valorada en mi pero he aprendido a valorar mucho el
tiempo, el tiempo aquí ha sido indispensable, quisiera hacer tantas cosas que no
hice atrás.”

La pobreza también está relacionada con la soledad. Esto es cierto también para las mujeres
de afuera de la cárcel (Vásconez, 2005). La frecuencia de las visitas en especial aquellas
familiares proveen de seguridad “de salida”, y se constituyen en un respaldo básico en
cualquier situación de vulnerabilidad. Por ello la posibilidad de contactarse y comunicarse
es básica. Tanto en Quito como en Guayaquil el uso del teléfono es básico para la
sobrevivencia. Pero, por tratarse de un bien restringido o prohibido, solamente algunas
personas tiene acceso a este bien, en especial en Quito.

Gladys: … “..de las carencias, carencias no te podría decir… ellas (las pobres) lo
que carecen es de afecto…. A mí no me hace falta el dinero, a mí lo que me hace
falta es el amor de mis hijos, de mi marido, a mi me hace falta eso, mi familia que
es la que me a ayudado a saber sobre llevar esto.
….Las chicas trabajan pero les hace falta afecto.
…Tú puedes tener en el bolsillo mucho dinero pero te sientes tan sola, tan vacía.
Aquí si se sienten mal, solas es porque de pronto la familia no vive aquí en Quito
son de provincia entonces son sufren de abandono. A mas de estar encerrada sola y
metida aquí…”

32
(las drogas y la pobreza): “..yo he escuchado de personas que consumen pero eso
es prácticamente peligroso para las demás. Porque si comenzaste una vez y te gustó
o te bloqueaste simplemente continúan, esa es una manera de evadir todos los
problemas que nosotros tenemos aquí.”

Otros aspectos que tienen que ver con la pobreza a criterio de las internas son de tipo más
subjetivo: el comportamiento, la adscripción a ciertos principios de comportamiento,
incluso las creencias religiosas son elementos diferenciadores. Por otro lado, existen
factores como la “capacidad de emprendimiento”, considerada un factor básico para
sobrevivir y sobresalir en la cárcel.

Rosa: “…Si hay pequeñas actividades pero la persona que es inteligente para
sobrevivir aquí.
AVR: ¿Hay gente que no lo es?
Rosa: Hay gente que no quiere salir del hueco pues ya….Hay a veces hacen su
vida, sus cosas personales y ya… Claro que no les alcanza pero tienen ayuda de
afuera, pero… si hay personas que les hace falta mucho y es el pabellón de atrás
porque habemos madres de familia que tenemos niños, en un cuarto por ejemplo
viven tres personas y tienen 5-6 niños entonces esas personas son las que necesitan
mas y no hay alguien que les ayude desde afuera y lo que hace es pedir plata al
chulco para poder sobrevivir y le toca pagar los intereses”

Rosa: “Pobre se siente porque a veces no se puede trabajar en la cosas mas


potentes de lo que se puede cobrar, de ahí pobre, pobre no de ahí se sentiría pobre
en falta de cariño, de una visita que le venga de la calle.
AVR ¿En ese sentido usted es pobre?
Rosa: No pero hay gente que sí.
…La persona sobrevive con la inteligencia y modo de pensar si por ejemplo una
persona no piensa como salir de una crisis que está pues se queda ahí porque solo
sabe comer, dormir y ya, en cambio hay personas inteligentes que buscan de que
vivir y lo hacen.
AVR: Pero en un espacio tan pequeño como este y si hay mucha gente que vende lo
mismo ¿no hay problemas?
Rosa: No, la persona elige a la persona que es pacífica o a la que da mas
económico para comprar, por eso yo les digo a mis hijos que me busquen las cosas
mas económicas para dar mas económico y tener mas clientela.”

Es decir, si se puede hablar de “necesidades básicas” en la cárcel, estas se relacionan con la


posibilidad de salida y comunicación con el afuera, además de un mínimo de subsistencia
física. Es básico tener un poco de dinero para el teléfono, para evitar en lo posible consumir
el rancho, para ayudar a agilitar el proceso legal.

AVR: ¿Qué es ser pobre aquí?


Marisol (GYE): Puede ser que no tienes un abogado que te ayude que si cometiste
un delito menor que puedes salir en un año y como no te dan sentencia estés un
año, que por ejemplo no puedes ir a comer un almuerzo de dos dólares que cuesta y
tienes que ir a comer comida del rancho y tienes que comer la sopa del rancho

33
porque no alcazo para ti o no comiste la sopa y solo el arroz o porque no
desayunaste porque no alcanzaste al rancho, por ejemplo no tienes como
comunicarte con tu familias, no tienes dinero para una tarjeta de $10 para llamar o
el sistema que hay aquí para comunicarte y que no tienes cincuenta centavos para
comunicarte, eso creo que es ser pobre aquí.

Una aproximación cuantitativa para explicar la estructura de la pobreza

A partir de un análisis categórico de componentes principales, sobre la base de la encuesta


realizada por FLACSO se ha seleccionado grupos de variables que, de acuerdo a la
percepción de las internas y el análisis estadístico descriptivo, pueden definir ciertos razgos
de la situación socioeconómica de las internas. Estos grupos son:

• Variables económicas: relacionadas con los activos, los gastos y las deudas
• Antigüedad: Años de permanencia total y la última vez en la cárcel (transformadas
en “años equivalentes”, en donde la antigüedad tiene un impacto positivo
decreciente en la situación socioeconómica, que es reducido por la reincidencia)
• Estatus legal: una combinación de variables que tiene que ver con el tipo de delito
(variable nominal), tener o no sentencia, y tener o no abogado (variables ordinales);
se incluyó también el gasto en abogados.
• Trabajo: de acuerdo a los grupos descritos anteriormente (variable ordinal, siendo
los “mejores” aquellos que tienen que ver con negocios propios y actividades en
algún modo “autónomas)
• Educación: relacionada con el nivel educativo y la capacitación.
• Apoyo externo: referido a una combinación de variables de ayuda con frecuencia de
visitas
• Hacinamiento: número de personas en la celda (variable que ha sido transformada
en “espacio que ocupa” la persona dentro de la celda)
• Número de hijos que viven con las internas.

La matriz de correlaciones presentada en la siguiente página nos muestra un mapa general


de las variables utilizadas. Se puede apreciar en ella una dimensión muy importante del
bienestar, que es la relacionada con las relaciones externas. La variable de apoyo externo,
que combina ayudas con frecuencia de visitas ayuda a explicar el tipo de trabajo, el nivel de
gasto y activos, incluso el número de hijos e hijas vivan con las internas en la cárcel.
Variables exógenas que también tienen relación con este apoyo externo son mayores
niveles educativos y los pabellones nuevos.

Otra dimensión que ayudan a explicar el comportamiento de las demás variables se refiere a
la variable que describe la “experiencia” en años equivalentes (una combinación entre los
años de la estadía actual, los años de estadía en otras ocasiones y la reincidencia). Esta
variable está relacionada con el pabellón, el nivel de acumulación de activos y los gastos,
estos últimos con una relación inversa.

34
Matriz de correlaciones principales

Correlation Matrix

Deudas Nivel
Activos dentro del P40. No. hijos P18. Qué P10. Cómo P01. En qué educativo
HACINA APOY_EX TRABAJO ESTATUS AÑOS_EQ GTO_AYU individuales centro viven con Ud. delito cometió se considera pabellón vive nacionalidad ordinal
Correlation HACINA 1.000 .072 -.287 .776 .170 .036 -.053 .041 -.115 -.130 .031 .394 -.059 .172
APOY_EX .072 1.000 .400 .211 .360 -.393 .385 .085 -.496 .067 -.110 .394 .515 .491
TRABAJO -.287 .400 1.000 -.048 .347 -.120 .670 -.086 -.068 .176 -.071 .314 .096 .302
ESTATUS .776 .211 -.048 1.000 .271 .197 .149 .363 -.076 -.067 -.075 .463 .157 .213
AÑOS_EQ .170 .360 .347 .271 1.000 -.694 .417 -.015 -.167 .048 .356 .523 .223 .250
GTO_AYU .036 -.393 -.120 .197 -.694 1.000 -.110 .092 .302 -.091 -.390 -.188 -.109 -.187
Activos individuales -.053 .385 .670 .149 .417 -.110 1.000 -.117 -.114 -.090 .030 .385 .436 .083
Deudas dentro del centro .041 .085 -.086 .363 -.015 .092 -.117 1.000 -.220 -.302 -.319 .059 .165 .321
P40. No. hijos viven con
-.115 -.496 -.068 -.076 -.167 .302 -.114 -.220 1.000 .374 .242 -.325 -.269 -.301
Ud.
P18. Qué delito cometió -.130 .067 .176 -.067 .048 -.091 -.090 -.302 .374 1.000 .502 -.222 -.211 .232
P10. Cómo se considera .031 -.110 -.071 -.075 .356 -.390 .030 -.319 .242 .502 1.000 -.192 -.200 -.052
P01. En qué pabellón viv .394 .394 .314 .463 .523 -.188 .385 .059 -.325 -.222 -.192 1.000 -.026 .188
nacionalidad -.059 .515 .096 .157 .223 -.109 .436 .165 -.269 -.211 -.200 -.026 1.000 .025
Nivel educativo ordinal .172 .491 .302 .213 .250 -.187 .083 .321 -.301 .232 -.052 .188 .025 1.000
Sig. (1-tailed) HACINA .381 .110 .000 .237 .440 .412 .431 .315 .292 .448 .043 .403 .234
APOY_EX .381 .040 .186 .059 .043 .047 .361 .013 .389 .323 .043 .010 .014
TRABAJO .110 .040 .421 .067 .307 .001 .359 .389 .228 .383 .088 .343 .098
ESTATUS .000 .186 .421 .124 .203 .265 .058 .375 .389 .377 .020 .255 .184
AÑOS_EQ .237 .059 .067 .124 .000 .034 .475 .240 .421 .062 .009 .172 .143
GTO_AYU .440 .043 .307 .203 .000 .323 .350 .098 .351 .044 .214 .323 .215
Activos individuales .412 .047 .001 .265 .034 .323 .311 .316 .353 .450 .047 .027 .364
Deudas dentro del centro .431 .361 .359 .058 .475 .350 .311 .176 .098 .085 .402 .244 .084
P40. No. hijos viven con
.315 .013 .389 .375 .240 .098 .316 .176 .052 .152 .081 .126 .098
Ud.
P18. Qué delito cometió .292 .389 .228 .389 .421 .351 .353 .098 .052 .012 .174 .186 .163
P10. Cómo se considera .448 .323 .383 .377 .062 .044 .450 .085 .152 .012 .209 .200 .414
P01. En qué pabellón viv .043 .043 .088 .020 .009 .214 .047 .402 .081 .174 .209 .457 .213
nacionalidad .403 .010 .343 .255 .172 .323 .027 .244 .126 .186 .200 .457 .459
Nivel educativo ordinal .234 .014 .098 .184 .143 .215 .364 .084 .098 .163 .414 .213 .459

35
El primer componente principal explica el 55% de la varianza total; el segundo componente
identificado explica cerca del 34%. El resultado se observa en este cuadro:

Tabla No.10
Resultados análisis de Componentes Principales(1)
Peso
Variables Dimensión
asignado
1 2
Tipo de delito 3 0,83597228 -0,0762299
Hijos en el centro 3 -0,00046957 -0,60588924
Apoyo externo 3 -0,14207578 0,34212683
Tipo de trabajo 3 -0,51127973 -0,25722058
Estatus legal 3 -0,72246447 -0,161174
Años equivalentes 3 -0,81578793 -0,21144094
Gasto 1 -0,12628989 0,16159752
Activos individuales 1 -0,31086063 0,12242056
Deudas dentro del centro 1 -0,06067524 0,02989042
Nivel educativo 3 -0,45532003 0,77491116
Hacinamiento 3 0,17095286 0,37742565
(1)Normalización principal de variables

El primer componente configura una estructura que explica un nivel de bienestar


relacionado con variables que tienen que ver con una cierta comodidad en la vida cotidiana,
expresada por la posesión de activos y el nivel de ayuda externa. Esta situación se relaciona
también con el pabellón donde se ubican las personas. Un mayor nivel de de gasto y activos
también ubican a las personas en una mejor situación de bienestar.

Otras características en el eje de bienestar pero que aparecen como no relacionadas con
variables económicas tienen que ver con el tipo de delito cometido, el estatus legal, el tipo
de trabajo y el número de hijos que viven con las internas. Esto permite construir un grupo
identificado como más pobre: el de los pabellones antiguos, donde se ubican personas con
hijos, relacionadas con delitos de robo, paquetería o minoreo de drogas y consumo, que se
opone a otro grupo de internas relacionadas con delitos de mayor monto económico, que
tienen apoyos externos y mas relaciones hacia fuera.

Por otro lado, dentro de este segundo componente, el trabajo de “mejor” categoría está dado
por el nivel de independencia y el nivel de ingresos de capital recibidos de fuera. A la vez
el tipo de trabajo tampoco tiene relación con el nivel de gasto. Al parecer el gasto es una
medida incompleta de bienestar dadas las limitaciones de consumo, por un lado, y los
precios distorsionados, por otro. No obstante, algunos tipos de delito (los de mejor estatus)
tienden a estar relacionados con un mayor nivel de gasto y activos.

36
Nivel Educativo

Apoyo
Externo

Hacinamiento

Gastos
Activos

Estatus legal
Tipo de delito
Experiencia
Equivalente Tipo
de trabajo

Hijos en
el centro

El segundo componente coloca en diferentes grupos el nivel educativo y el estatus legal, es


decir, el hecho de tener sentencia y contar con apoyo legal. Esto indica que las condiciones
“formales” no necesariamente explican la situación socioeconómica ni la ubicación social.
Hay un grupo de personas con buen nivel educativo y hay otro con estatus legal definido y
abogado, que parecen no ser las mismas de las internas. Es decir, hay una categorización de
bienestar más apegada a criterios “formales” y otra a la situación interna, que conforman un
paquete de recursos que se consiguen dentro de la cárcel: experiencia, estatus legal y
trabajo.

Un dato interesante es que el nivel de gasto no está relacionado con el estatus, la educación
y la condición social relativa. Obviamente se relaciona con el número de hijos y el apoyo
externo. También está relacionado con el trabajo. Pero este grupo de variables están aparte,
dando a entender que la formación de valores dentro de la cárcel es distinta a aquella en la
economía externa.

La “pobreza” o carencia de bienestar se relaciona con el hacinamiento, la étnia, el tipo de


delito. El hacinamiento conforma un grupo opuesto a las personas con mejor estatus legal,
experiencia y un trabajo más “adecuado”. El tipo de delito, por su parte, se opone al nivel
educativo y a un mejor nivel de ingresos, activos y gastos.

Al ubicar a las personas en estas dimensiones se puede identificar diferenciaciones a nivel


de las características del segundo componente. Hay una concentración hacia un nivel
socioeconómico “medio”, y las personas que están relativamente mejor lo están en mayor
medida por “recurso” obtenidos dentro del centro: estatus legal, un mejor trabajo,

37
experiencia y respecto adquiridos por los años. Son pocas las personas que se ubican en
mejores niveles educativos y gastos. También son pocas las personas que tienen apoyo
externo alto y que en su nivel de bienestar esto impacte de forma definitiva. Por otro lado,
un grupo también importante se ubica en los cuadrantes que indican “pobreza” o carencia
de bienestar, y esto tiene que ver más con el número de hijos y el tipo de delito cometido.

Si se incorpora la nacionalidad como variable exógena se puede identificar una mayor


concentración de las internas extranjeras en esta situación de “estatus medio”, en donde
quienes están en mejor situación tienen un mejor trabajo y viven en mejores pabellones,
menos hacinados. Por otro lado se encuientra un grupo de extranjeras hacia los niveles
socioeconómicos más bajos, que tienen niveles educativos bajos, menos gastos y apoyo
externo, y su situación está definida en parte por el tipo de delito cometido. Hay un grupo
grande de extranjeras que no reciben ayuda externa y se concentran en niveles
socioeconómicos más bajos.

Es en el grupo de las internas nacionales que se puede apreciar mayor polarización en


cuanto a la situación socioeconómica. Quienes están en mejor situación se relacionan con
una situación legal definida, experiencia y un buen trabajo. La mayor parte de las internas
nacionales se ubica en los cuadrantes de menor estatus socioeconómico, definido por
número de hijos en el centro, menor educación, bajo nivel de gastos y activos

nacionalidad
Nivel Educativo Ecuatoriana
Extranjera

Apoyo
Externo

Hacinamiento

Gastos
Activos

Estatus legal
Tipo de delito

Experiencia
Tipo
Equivalente
de trabajo

Hijos en
el centro

Al parecer la dimensión étnica también tiene que ver con la situación socioeconómica pero
los resultados del análisis de componentes principales presenta una información que puede

38
contradecir las percepciones de las internas4. Se aprecia un grupo de personas que se
definen como blancas y se ubican en el cuadrante bajo de estatus socioeconómico, opuesto
a niveles altos de educación, gastos y apoyo externo. Por otro lado, en niveles medios y
bajos se encuentra una gran concentración de mulatas y negras. No obstante, mayores
niveles de pobreza explicada por hacinamiento, incertidumbre legal, malos trabajos, se
relacionan con raza mestiza y blanca5. El hecho de que no aparezcan las personas negras en
este grupo más pobre es un elemento que se contradice con lo que se percibe en la cárcel.
Al parecer no es tanto la raza como el número de hijos, el tipo de delito y la reincidencia
que inciden en el estatus social dentro de la cárcel.

P10. Cómo se
Nivel Educativo considera
Indígena
Blanco
Mestizo
Apoyo
Externo Negro
Mulato
Hacinamiento

Gastos

Activos

Estatus legal
Tipo de delito

Experiencia
Equivalente Tipo
de trabajo

Hijos en
el centro

VIII. Reflexión final

Esta aproximación a la economía de la cárcel y particularmente a su enfrentamiento por


parte de las mujeres encarceladas permite inferir que la sociedad ecuatoriana no invierte
para que las internas sobrevivan o más aún por que se integren luego al trabajo. El
sostenimiento del sistema económico carcelario y del mismo “servicio” de rehabilitación
están sustentados mayoritariamente a través de recursos privados, ya sea por parte de las
mismas internas y sus familias como por parte de organizaciones de la sociedad civil. Es
decir, a pesar de que el control y el sistema carcelario son bienes públicos por ley y por su
propia naturaleza, la cárcel ha sido privatizada de facto. Es más, el carácter público del

4
Esto puede deberse también a que la autopercepción étnica no coincide con la percepción que otras personas
tienen al respecto.
5
Cabe señalar que muchas personas de este grupo, de nacionalidad ecuatoriana , se identificaron como
blancas.

39
servicio es debilitado aún más por la corrupción. Es así que la decisión de la producción ya
no es pública sino que está mediatizada por la administración.

El estado financia menos del 1% de los recursos necesarios para la sobrevivencia y


tratamiento de las internas. Esta situación se agrava dado que no se contempla un servicio
de protección institucional para los hijos e hijas que viven en la cárcel y la necesidad de
autosuficiencia se vuelve crítica al restringirse las posibilidades de reproducción por las
pocas oportunidades de protección familiar, aumentadas por las condiciones de
hacinamiento y falta de servicios públicos adecuados.

Ya en el nivel micro, la sobrevivencia en la cárcel de mujeres está mediada por algunas


condiciones que replican su condición de segregación y discriminación: el hecho de tener
hijos dentro del centro, la necesidad de dedicarse a actividades manuales y poco calificadas,
la utilización y sacrificio de su cuerpo para la consecución de bienes y servicios, entre
otros. Por otro lado, estas mismas variables han configurado un sistema social altamente
estratificado e inequitativo.

El trabajo en la cárcel es un factor de diferenciación social fuerte, que a la vez es el reflejo


de los recursos con que cuentan las internas para negociar su forma de sobrevivencia. Estos
recursos están dados por la situación al ingreso y las relaciones externas, así como la
posibilidad de conseguir incorporarse en redes y grupos al interior de la cárcel. Existen por
ello grandes diferencias de “calidad” en el tipo de trabajos que se realizan, provocando un
micro sistema de intercambios de fuerza laboral, jerarquías, jefaturas y servidumbres entre
las mismas internas y de ellas frente a las empresas u organizaciones para las que trabajan.
En este último caso, el régimen es de total desprotección y alejamiento de derechos, incluso
al acceso a información básica como condiciones de trabajo y salario.

Por otro lado, si el trabajo es un factor de diferenciación, la inactividad es inadmisible en un


contexto donde cambia totalmente la gestión del tiempo y el espacio, como es la prisión.
Con un tiempo detenido y un espacio coartado, son necesarias movilidades y actividades
individuales y diversas, pero la carencia absoluta de políticas, la infraestructura carcelaria y
el hacinamiento son factores que atentan contra esta posibilidad.

En consecuencia, se puede confirmar la hipótesis de que la cárcel está privatizada, pero el


espacio privatizado que se ha creado tiene características de economía cerrada, con una alta
restricción de posibilidades de producción, y la reproducción es posible solamente por las
modalidades de trabajo y subsistencia de las internas. Esto nos remite a la discusión inicial
sobre bienes públicos y a la pregunta de si la cárcel puede ser un espacio mercantil. Las
características violentas de la sobrevivencia, las diferenciaciones sociales, la inequidad y la
pobreza relativa que viven las internas nos lleva a la intuición de que se trata de un sistema
económico insostenible, más aún considerando las tendencias de crecimiento de la
población carcelaria femenina en los últimos años.

40
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