Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Miriam Moriconi
Rosario, 2011
Política, piedad y jurisdicción. Cultura jurisdiccional en la Monarquía Hispánica. Liébana en
los siglos XVI-XVIII / Miriam Moriconi - 1a ed. - Rosario: Prohistoria Ediciones, 2011.
182 p.; 22,5x15,5 cm. - (Historia Moderna; 5)
ISBN 978-987-1855-04-9
Este libro recibió evaluación académica y su publicación ha sido recomendada por reconoci-
dos especialistas que asesoran a esta editorial en la selección de los materiales.
© Miriam Moriconi
© de esta edición:
Tucumán 2253, (S2002JVA) – Rosario, Argentina
Email: prohistoriaediciones@gmail.com - prohistoriaediciones@yahoo.com.ar
Website: www.prohistoria.com.ar
Descarga de índices y capítulos sin cargo: www.scribd.com/PROHISTORIA
Este libro se terminó de imprimir en Booverse, Buenos Aires, Argentina, en el mes de febrero
de 2012.
Impreso en la Argentina
ISBN 978-987-1855-04-9
A mi hija Sara
a quien deseo que compruebe
que es posible un modo mucho más
encantador de conocer Liébana
que el que a ella le ha tocado
Índice
Siglas y abreviaturas más utilizadas .............................................................. 11
Prólogo .............................................................................................................. 13
Agradecimientos............................................................................................... 17
Introducción ..................................................................................................... 19
La comarca lebaniega ............................................................................................ 20
Recursos documentales.......................................................................................... 25
7UD]RVKLVWRULRJUi¿FRV........................................................................................... 31
Territorio, espacio jurisdiccional y región ....................................................................... 42
CAPÍTULO I
Liébana, del nombre al territorio ................................................................... 57
In terra libanense .................................................................................................. 58
La Merindad ......................................................................................................... 59
Provincia y corregimiento ...................................................................................... 66
Valles, aldeas, villa y señoríos ............................................................................... 69
CAPÍTULO II
La jurisdicción del Infantado.......................................................................... 77
Cortesanos y señores ............................................................................................. 79
La construcción de la jurisdicción ........................................................................... 83
Los corregimientos................................................................................................ 88
El “buen gobierno” en Lon y Brez .......................................................................... 90
Alcaldes mayores versus alcaldes ordinarios ............................................................ 94
CAPÍTULO III
Las jurisdicciones eclesiásticas ....................................................................... 101
Diócesis y señorío ................................................................................................. 110
Los arciprestes ...................................................................................................... 118
“Para servicio de Dios y bien de las animas”............................................................ 123
Cuando la costumbre inmemorial pierde fuerza de privilegio .................................... 128
El recurso de la excomunión mayor ........................................................................ 131
10 Política, piedad y jurisdicción
CAPÍTULO IV
Piedad y jurisdicción........................................................................................ 145
Ecclesiae, parroquias y feligreses ........................................................................... 147
Los señoríos monásticos ........................................................................................ 150
Religiosidad, imágenes y reliquias .......................................................................... 157
La construcción de las devociones .......................................................................... 159
La devoción a Santo Toribio y la jurisdicción monástica ........................................... 161
El Santo Madero y los “excesos” de la jurisdicción .................................................. 162
“A la vista de la Santísima Cruz” ............................................................................ 163
“Abrir el camino del cielo”: los dominicos de San Raimundo .................................... 169
Un caso de violación de la inmunidad eclesiástica .................................................... 172
CONCLUSIONES............................................................................................ 177
Siglas y abreviaturas más utilizadas
AGS Archivo General de Simancas
AHMP Archivo Histórico Municipal de Potes
AHPC Archivo Histórico Provincial de Cantabria
AHN Archivo Histórico Nacional (Madrid)
AHRCHV Archivo Histórico de la Chancillería de Valladolid
PARES Portal de Archivos Españoles
UNR Universidad Nacional de Rosario
CEM Centro de Estudios Montañeses
Nov. Rec. Novísima Recopilación
&156 &HQWUH1DWLRQDOGHOD5HFKHUFKH6FLHQWL¿TXH)UDQFLD
CIC Canon Iuris Canonici
&6,& &RQVHMR6XSHULRUGH,QYHVWLJDFLRQHV&LHQWt¿FDV(VSDxD
DOHISCAN Documentación Histórica de Cantabria
PTR Patronato
LEG Legajo
Prólogo
E
l presente libro es fruto de una tesis de Licenciatura que excede con mucho
las condiciones que habitualmente se requieren de un trabajo de esa natura-
leza, pero su desarrollo se halla muy en consonancia con las preocupaciones
de quien lo ha elaborado. La profundidad de las investigaciones implicadas abarcan
DSDUWDGRVDORVFXDOHVKDGHGLFDGRFDStWXORVGHXQFDODGRELEOLRJUi¿FR\FRQFHSWXDO
inusual que abarca desde la concepción acerca de la organización social del espacio,
la pormenorizada consulta a numerosas compilaciones de fuentes éditas e inéditas
–algunas procedentes del Archivo Histórico Municipal de Potes– vocabularios, dic-
cionarios, crónicas y variados tipos documentales que pudiesen permitir un mayor
DFHUFDPLHQWRDODVLJQL¿FDFLyQFRQWHPSRUiQHDGHORVGDWRVWRSRQtPLFRVMXUtGLFRV
MXULVGLFFLRQDOHV\KDJLRJUi¿FRVXQDQiOLVLVKLVWRULRJUi¿FRGHOVLJQL¿FDGRGHODVH[-
presiones jurisdicción y cultura jurisdiccional y de las jerarquías que acompañan al
poder jurisdiccional, de su alteridad respecto de nuestra propia cultura política, de su
multipolaridad dotada de potestad para estatuir normas y administrar justicia creando
jurisdicción bajo la premisa de que territorium est spatium armatum iurisdictionis,
así como de los problemas que genera el tratamiento de la región histórica como
REMHWR KLVWRULRJUi¿FR XQ UHFRUULGR FUtWLFR DFHUFD GHO GHVDUUROOR GH /LpEDQD FRPR
corónimo de un territorio con identidad propia, el alcance y características de las
atribuciones jurisdiccionales de la Casa del Infantado y de la complejidad del entre-
cruce de jurisdicciones con los señoríos eclesiásticos y con el rico nivel de acceso a
recursos de la cultura jurídico-política por parte de los concejos, muy experimenta-
GRVHQODFRQWLHQGDMXGLFLDOTXHLPSHGtDHVWDEOHFHUXQRUGHQHVWDEOH\GH¿QLWLYRGH
subordinación jurisdiccional, la heterogeneidad de las jurisdicciones de las diversas
instituciones eclesiásticas y el solapamiento de sus facultades –aspectos tratados con
notoria minuciosidad– hasta la integración de las prácticas devocionales, la hagiogra-
fía y las reliquias en la construcción del equipamiento político del territorio.
El estudio del tema se inició en el interior de un proyecto de investigación acerca
de la “Estructuración de las relaciones entre la sociedad y el Estado en la confor-
mación de la monarquía española entre los siglos XIII y XVIII” –como la autora
rememora– con el de la estructuración del poder y de sus relaciones con la sociedad
entre la crisis bajomedieval del feudalismo y la del Antiguo Régimen, período cuyo
Q~FOHRVLJQL¿FDWLYRVHORFDOL]yHQODFRQIRUPDFLyQGHODVRFLHGDGFRUSRUDWLYD\ODV
PRQDUTXtDVDEVROXWDVHXURSHDVDSDUWLUGHODLGHQWL¿FDFLyQGHORVDFWRUHVVRFLDOHV
GH OD FRQ¿JXUDFLyQ GH VXV LGHQWLGDGHV SROtWLFDV \ GH VXV SUR\HFWRV VRFLRSROtWLFRV
Más tarde, participaría en el proyecto de investigación titulado “Actores y espacios y
14 Política, piedad y jurisdicción
sedes del poder político en la Monarquía Hispánica durante el Antiguo Régimen (siglos
XV-XIX)”, en el cual, cada uno de los integrantes esbozó con mayor claridad cuál sería
su ruta investigativa. El eje central de aquel proyecto giró en torno al estudio de las
estructuras de poder propias de la sociedad corporativa entre los siglos XV y XIX, en
la Monarquía Católica Hispana, en la cual no existía durante ese período una esfera
GHGHUHFKRS~EOLFRGH¿QLGD\GLVWLQJXLGDGHODGHORVLQWHUHVHVLQGLYLGXDOHVRGHODV
estrategias sociales. Por ello se consideró central por el equipo, la indagación acerca
de los actores colectivos, y entre ellos las oligarquías urbanas y aldeanas tanto en la
PHWUySROL FXDQWR HQ OD SHULIHULD GHO ,PSHULR +LVSiQLFR LGHQWL¿FDGDV SRU VXV SUR-
puestas políticas en sentido amplio (económicas, religiosas, sociales), entendiendo
por tales los proyectos y las estrategias dirigidas a actuar sobre el poder en sus diver-
sos organismos centralizados y descentralizados, y sobre la sociedad en los distintos
fraccionamientos internos de los grupos sociales y de acuerdo con las expectativas
de los sujetos (discernibles en algunos casos como cabezas de linaje, jefes de una
clientela, etc.), así como en cuanto a las prácticas jurídicas y políticas destinadas a
mantener diversos grados de exclusión en el ejercicio de las capacidades de acción
de las personas, bajo la convicción de que todos participan a través de la maior pars,
que es común a todo el período. De ello resultaría un excelente trabajo de Miriam
Moriconi acerca del “Comportamiento político de los actores sociales en el concejo
de Potes (siglos XV-XVIII)”, expuesto en las III Jornadas Internacionales de Historia
Moderna y Contemporánea. Desde allí se abocaría a abordar la cultura política juris-
diccional a partir del caso concreto de Liébana, reivindicando la importancia de las
agencias políticas, jurídicas e institucionales en cuanto al conocimiento de las lógicas
comunitarias del Antiguo Régimen.
A ello seguirían los trabajos realizados en el proyecto de investigación acerca de
“La monarquía hispánica: poder político, ordenamientos jurídicos, prácticas cultura-
les entre los siglos XIII y XVIII” en los cuales se profundizó la temática encarando
el estudio de la monarquía hispánica como una particular forma de poder político
(monarquía agregativa) cuya transformación involucró tanto la institucionalización
de los reinos peninsulares como la incorporación de otros reinos y territorios LQ¿HOHV
por conquista y colonización. El protagonismo de la monarquía castellana en aquel
proceso, se examinó desde una perspectiva centrada en la multiplicidad de privilegios
(bajo la forma de fueros, inmunidades o capitulaciones) otorgados por los monar-
cas durante este proceso así como por la conservación de ordenamientos jurídicos
plurales que corresponden a las tradiciones de derecho y costumbre de los distintos
territorios de los reinos agregados. Sin renunciar a sus jurisdicciones y competencias,
los monarcas castellanos cedían la administración de las mismas y el ejercicio pleno
de potestades –y con ello mucho más que la mera administración de justicia –habi-
litando la creación de espacios de producción normativa y dominación expresados
Miriam Moriconi 15
L
as páginas de este libro son producto del trabajo de investigación-escritura de
larga duración y sobrevivientes de la recurrente tentación de descartar todo lo
hecho y volver a comenzar. Pero también, de modo innegable, son expresión
de un trayecto de formación en el campo académico y de sostenimiento afectivo que,
independientemente de los resultados conseguidos, merecen mi reconocimiento.
En primer lugar quiero agradecer a Mariana Della Bianca y a Marta Bonaudo
que algo tienen que ver con mi gusto por la historia europea. Ellas están presentes
en ese largo trayecto cuyo inicio ubico en sus clases de historia medieval pero que
discurriendo en concursos y trabajo de cátedra, las encuentra una vez más para recibir
sus aportes en el tribunal de defensa de la tesis que inspira este libro.
Si investigar sobre un período tan lejano ya de partida representa un problema
a salvar, investigar con base documental en archivos que se encuentran a un océano
de distancia, por momentos, parece insuperable. El gran obstáculo que constituyen
esas distancias ha sido salvado por condiciones institucionales y humanamente favo-
rables como es el hecho de que la Escuela de Historia de la Universidad Nacional de
Rosario cuente entre su planta docente con una profesora como María Inés Carzolio.
Con ella he compartido todos estos años como alumna, como tesista, como adscripta
a la cátedra de Historia de España y como docente en Historia de Europa Moderna.
No puedo dejar de hacer explícito el valor que sus saberes y su enorme generosidad
han tenido y tienen no solamente en mi trayecto académico sino en la formación de
una generación de docentes e investigadores en esta institución. A ella debo el mayor
reconocimiento. Por su intermedio, y por la solidaridad en la que ella nos ha educado,
profesores, colegas y archivistas españoles pusieron a disposición documentos que la
investigación fue reclamando y que no alcanzábamos a relevar en nuestras respecti-
vas visitas a los archivos españoles.
Por estas mismas redes académicas activadas por María Inés Carzolio y, a riesgo
de olvidar algunos nombres que anudan su trama, debo agradecer a Reyna Pastor
TXLHQRSRUWXQDPHQWHGHVGHHO&RQVHMR6XSHULRUGH,QYHVWLJDFLRQHV&LHQWt¿FDVHQ
Madrid (CSIC) me brindó lo necesario para acceder a bibliotecas y archivos espa-
ñoles, a Elisa Álvarez Llopis quien en plena tarea de vaciamiento de fondos del Ar-
chivo de la Real Chancillería de Valladolid rescató los expedientes judiciales que le
solicitábamos. A todos aquellos que como Bernard Vincent, Griselda Tarragó, Víctor
3HUH\UD(YDQJHOLQDGHORV5tRV\)DFXQGR0HVVHUHFRQWULEX\HURQFRQVXVYDOLRVRV
comentarios o, simple pero vitalmente, con su buena disposición para facilitar mi
DFFHVRDPDWHULDOHVELEOLRJUi¿FRV
18 Política, piedad y jurisdicción
(VSHFLDOPHQWHPLLQ¿QLWRDJUDGHFLPLHQWRD7RPiV0DQWHFyQSRUVXDWHQWDOHF-
tura y su tiempo dedicado a colaborar para transformar mi tesis en este libro.
A Miriam Barriera por acompañarme con su gran afecto y su arte.
A Darío Barriera, docente, compañero de cátedra y de proyectos de investiga-
ción, editor de mi primer artículo sobre este tema, intelectual de referencia en mi
LQGDJDFLyQ GH VHQGDV KLVWRULRJUi¿FDV TXLHQ PH LPSXOVy D VHJXLU HQ FDPLQR D~Q
cuando ni sospechábamos el entrañable vínculo que en el presente nos une. Desci-
frar tramos de manuscritos, compartir discusiones sobre esta materia y, simplemente,
HVFULELUFRQHOVRQLGRGHIRQGRTXHHMHFXWDFRQHOWHFODGRGHVX0DFKDGXOFL¿FDGR
VLJQL¿FDWLYDPHQWHPLV~OWLPRVHVIXHU]RVSDUDFRQFOXLUHVWHWUDEDMR
Y gracias a la vida porque desde el principio de la mía sigue a mi lado Lydia,
mi querida mamá.
Introducción
E
sta investigación analiza el funcionamiento de las jurisdicciones en un ámbito
territorial del norte de España en una época en que se integró a la Monarquía
+LVSiQLFD(QSDUWLFXODUVHGHWLHQHHQHODQiOLVLVGHORVFRQÀLFWRVGHULYDGRV
de las superposiciones jurisdiccionales y administrativas, a partir de una muestra
de casos en la cual se despliegan distintas vías de resolución a diversas instancias
FRQÀLFWLYDV/DUHÀH[LyQDWLHQGHDORVUHFXUVRVXWLOL]DGRVHQODVQHJRFLDFLRQHVHQWUH
vecinos de concejos y autoridades locales y territoriales. El estudio focaliza en Lié-
bana, una comarca agraria de la España Cantábrica durante los siglos XVI-XVIII,
ámbito en que son objeto de análisis materias como la organización y ejercicio de la
autoridad, el poder político, la jurisdicción, la religiosidad y la dominación. La pers-
SHFWLYDTXHSHUPLWLyGLVHxDUHVWHSUR\HFWRVHKDGH¿QLGRDSDUWLUGHHVWRVLQWHUHVHV\
GHVXYLQFXODFLyQFRQLGHDV\SUR\HFWRVKLVWRULRJUi¿FRV ocupados en estas materias.
Aquí, por lo tanto, se estudia la cultura política jurisdiccional a partir de un caso
concreto reivindicando la importancia de las agencias políticas, jurídicas e institu-
cionales en el conocimiento de las comunidades antiguo regimentales. Los objetivos
HVSHFt¿FRVSRUVXSDUWHDWDxHQDODQiOLVLVGHODVIRUPDV\GHODVSUiFWLFDVDGPLQLV-
WUDWLYDV±HOJRELHUQR\ODMXVWLFLD±HQODVFRPXQLGDGHVORFDOHVTXHGH¿QHQHOHVSDFLR
jurisdiccional del valle de Liébana. Se examinan en concreto las pugnas políticas, las
tensiones culturales, religiosas y económicas que tramaron el equipamiento político
de este territorio y evaluando las matrices del poder político y las formas en que se
procesó la producción del orden antiguo regimental en el territorio lebaniego. Para
realizar estas tareas se ha construido un vasto corpus documental y se han revisado
críticamente las publicaciones disponibles sobre el tema, poniendo en mutua relación
los diversos puntos de vista para ofrecer así un panorama útil desde el punto de vista
LQIRUPDWLYRSDUDDTXHOORVLQWHUHVDGRVHQXQSUREOHPDKLVWRULRJUi¿FRGHRUGHQPiV
general como es el de las formas del poder político1 en el Antiguo Régimen.
1 Esta expresión es una manifestación de la recepción del paradigma jurisdiccionalista y de una línea de
trabajo cultivada en nuestro medio académico. La misma fue utilizada por los integrantes del equipo
de investigación que dirigía la Dra. María Inés Carzolio en la UNR y, paulatinamente, a partir de la
DSOLFDFLyQGHODVSUHPLVDVWHyULFDVGH$QWyQLR+HVSDQKD3DEOR)HUQiQGH]$OEDODGHMRHQWUHRWURV
IXHLPSRQLpQGRVHWDQWRHQORVHQFXHQWURV\UHXQLRQHVFLHQWt¿FDVFRPRHQORVSUR\HFWRVDFUHGLWDGRV
con el Programa de Incentivos Docente (PID) por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UNR: Ac-
tores, espacios y sedes del poder político en la Monarquía Hispánica durante el antiguo régimen (s
XIV-XIX), dirigido por: María Inés Carzolio y Carlos Calderón. Vigencia: 2001-2003; La Monarquía
Hispánica: poder político, ordenamientos jurídicos y prácticas culturales. (Siglos XV-XIX), dirigido
por: María Inés Carzolio y Darío Barriera, 2005-2007; La Monarquía Hispánica: formas del poder
20 Política, piedad y jurisdicción
La comarca lebaniega
El tratamiento del pasado de los hombres siempre insta a delimitar espacios y tempo-
ralidades como una operación vinculada a la construcción del objeto y esto no resulta
un ejercicio ajeno a la presente propuesta de estudio histórico de Liébana entre los
siglos XVI-XVIII. El problema de la utilización de las categorías espaciales implicó
UHDOL]DUXQDVHULHGHUHÀH[LRQHV\WRPDUDOJXQDVGHFLVLRQHV(OQRPEUHGHOSULPHU
corpus documental al que accedí cuando comencé a investigar sobre este tema, la Co-
lección Diplomática del Monasterio de Santo Toribio de Liébana,2 compelía inexo-
rablemente a un lugar y la exigencia de comprenderlo estuvo dictada desde el primer
momento del análisis empírico. José Ángel García de Cortázar observaba que “una
sociedad organiza el espacio pero este espacio es estudiado como algo distinto, al
margen de la sociedad que lo ha organizado”.3 Esta opinión que recuperé al inicio de
la investigación ordenó mis presupuestos de partida. Si la opción analítica consistía
HQQRKDFHUGH/LpEDQDXQPDUFR³JHRJUi¿FR´XQHVSDFLRa priori históricamente
inteligible,4 es decir, dotado de todas las claves interpretativas –sea porque la mirada
se posaba en las prácticas, en los discursos, en los procesos o en acontecimientos allí
localizados– la pregunta que se imponía clamaba: ¿qué era Liébana además de un
nombre que acompañaba al del productor de esa documentación?
De este panorama asomó, con un carácter casi excepcional de urgencia, una
operación que para otros trabajos históricos, ya sea porque se comprende como dato o
porque se experimenta el lugar como cercano a la identidad territorial del historiador,
supone un presupuesto de la investigación. En cambio, para las condiciones de la em-
político, del poder social, de la justicia. (siglos XV-XIX), dirigido por: María Inés Carzolio y Marta
Bonaudo, Vigencia: 2008-2012.
2 ÁLVAREZ LLOPIS, María Elisa; BLANCO CAMPOS, Emma y GARCÍA DE CORTÁZAR, José
Ángel Colección Diplomática del Monasterio de Santo Toribio de Liébana (1300-1515), )XQGDFLyQ
Marcelino Botín, Santander, 1994. En adelante Colección...
3 GARCÍA DE CORTÁZAR, José Ángel La sociedad rural en la España Medieval, Siglo XXI, Madrid,
1988; GARCÍA DE CORTÁZAR, José Ángel Sociedad y organización del espacio en la España
medieval, Universitat de València, Valencia, 2004, p. 50.
4 Al respecto SESMA MUÑOZ, Ángel y LALIENA CORBERA, Carlos –coordinadores– La pervi-
YHQFLDGHOFRQFHSWR1XHYDVUHÀH[LRQHVVREUHODRUGHQDFLyQVRFLDOGHOHVSDFLRHQOD(GDG0HGLD
8QLYHUVLGDGGH=DUDJR]D3DUWLFXODUUHOHYDQFLDVREUHHVWDUHÀH[LyQHQQXHVWURPHGLRDFDGpPLFR
han tenido BARRIERA, Darío G. “Procesos espaciales y ciudad en la historia colonial rioplatense”,
en Prohistoria, Núm. 6, 2002, pp. 153- 164; “Después de la microhistoria. Escalas de observación y
principios de análisis: de la microhistoria al microanálisis radical”, en Ensayos sobre microhistoria,
-LWDQMiIRUD0RUHOLD³(VFDODVGHREVHUYDFLyQ\SUiFWLFDVKLVWRULRJUi¿FDV/DFRQVWUXFFLyQGH
horizontes alternativos de investigación”, en DALLA CORTE, Gabriela; GARCÍA JORDÁN, Pilar
y otros –coordinadores– X Encuentro Debate América Latina Ayer y Hoy: homogeneidad, diferencia
\H[FOXVLyQHQ$PpULFD, Publicaciones de la Universidad de Barcelona, Barcelona, 2006, pp. 15-36;
'$//$&257(*DEULHOD\)(51È1'(=6DQGUDLugares para la historia. Espacio, historia regio-
nal e historia local en los estudios contemporáneos, UNR Editora, Rosario 2001; BARRIERA, Darío
y ROLDÁN, Diego Territorios, espacios y sociedades, UNR Editora, Rosario, 2004.
Miriam Moriconi 21
5 GARCÍA DE CORTÁZAR, José Ángel “La organización socioeclesiológica del espacio en el Norte
de la Península ibérica en los siglos VIII a XIII”, en SESMA MUÑOZ, Ángel y LALIENA CORBE-
RA, Carlos –coordinadores– La pervivencia del concepto…, cit., p. 13.
22 Política, piedad y jurisdicción
Mapa 1
Mapa ilustrativo de la ubicación actual de Cantabria en España
Mapa 2
Ubicación actual de Liébana en Cantabria
Miriam Moriconi 23
Es preciso señalar en este punto que, aún cuando es corriente la expresión “valle de
Liébana”, la misma encierra una cierta paradoja. Debido a los contrastados niveles
GHOUHOLHYHQRVHWUDWDHQUHDOLGDGGH³XQ´YDOOHVLQRGHXQDFRQ¿JXUDFLyQGHFXDWUR
valles cuya toponimia en el período que aquí se estudia correspondía con los nombres
de Valdebaró, Cereceda, Valdeprado y Cillorigo (Mapa 3).
El cerrado relieve lebaniego determina un microclima singular. En el fondo del
valle de Liébana el clima mediterráneo se transforma progresivamente y, a medida
que se asciende, predomina el clima atlántico húmedo hasta alcanzar características
subalpinas en las altas cumbres de los Picos de Europa. En estos pequeños y profun-
dos valles, la gran variedad climática favorece una multitud de formaciones vegeta-
les, hoy visibles en plantaciones de encinas, alcornoques, hayas o robles y en prados
de pastos, huertas y tierras de cultivo. A juzgar por los frutos de la tierra mencionados
en la documentación utilizada, a más de seis siglos que nos separan del pasado que se
KDLQGDJDGRVDOYRHVFDVDVPRGL¿FDFLRQHVODPLVPDVHKDPDQWHQLGRSUiFWLFDPHQWH
LQDOWHUDGD$HVWRVUHODWLYRV³EHQH¿FLRV´GHXQFOLPDUXGR\GHXQWHUUHQRiVSHURVH
sumó entonces el trabajo de los hombres y mujeres, que se expresó tempranamente
en la variedad de especies que componían el pago de los diezmos.
Este medio, a la vez que constriñe a los pobladores del valle, no ha tallado más
profundo que otras prácticas culturales y religiosas en lo que algunos –recuperan-
do el léxico decimonónico y vidaliano– denominan la personalidad de Liébana. Así
por ejemplo, puede observarse cómo Liébana es también el nombre que designa la
construcción de unas comunidades erigidas en el horizonte siempre presente del cris-
tianismo. Destaca en este sentido la motivación de cultivar plantas productoras de lo
que García de Cortázar ha denominado especies sacramentales, llamadas a convertir-
se en el cuerpo y la sangre de Cristo. El trigo y la vid, cultivos mediterráneos para los
FXDOHVQRWRGDVODVVXSHU¿FLHVGHHVWDV]RQDVUHVXOWDEDQVHUODVPiVDSWDVORJUDURQ
extenderse por la promoción religiosa vinculada con el cumplimiento de la liturgia
sacramental de la Eucaristía, aunque, lógicamente, el fundamental argumento de su
presencia en el paisaje agrario era la orientación hacia el sostenimiento alimentario
de la comunidad doméstica campesina.
La apariencia impenetrable del relieve también se desvanece si nos detenemos
en otra dimensión: la percepción del paisaje lebaniego. Las altas y escarpadas monta-
ñas que debieron atravesar los monjes benedictinos que se instalaron en estos valles,
no fueron obstáculo para emprender la construcción material que devendría también
simbólica de las obras arquitectónicas del cenobio. Junto al de Santa María de Piasca
o el templo mozárabe de Santa María de Lebeña, el Monasterio de Santo Toribio es
actualmente parte del patrimonio arquitectónico por el cual Liébana ha adquirido
presencia en las ofertas de circuitos turísticos, culturales y religiosos.
24 Política, piedad y jurisdicción
Mapa 3
Reconstrucción jurisdiccional (siglos XVII-XVIII)
FRQEDVHHQODDFWXDOUHSUHVHQWDFLyQFDUWRJUi¿FDGH&DQWDEULD
(QXQYDOOHDSHQDVSREODGRFX\RSHU¿OUXJRVRGHFDVDVEDMDVFRQYLUWLyDORVSLFRV
montañosos en telón de fondo, destaca la presencia física del cenobio que produjo
la fuente incitadora de este trabajo; dando la espalda a los Picos de Europa perma-
nece el Monasterio de Santo Toribio. Erguido más allá de lo que parecía ser el sitio
OtPLWH SDUD TXH VX FRQVWUXFFLyQ IXHUD PDWHULDOPHQWH SRVLEOH HO HGL¿FLR IRUMy ±HQ
igual o mayor medida que la comunidad que albergó– un imaginario que se dibuja
en todo el valle: dispersas aldeas con rústicas viviendas y algunas torres, símbolo
del poder religioso y señorial, en un ámbito plagado de ermitas, iglesias y capillas.
La Cueva Santa, la ermita de Santa Catalina y la de San Miguel también constituyen
marcas en ese paisaje, hogaño reveladas en imágenes textuales de las fuentes docu-
mentales, trazadas en los testimonios judiciales, en las relaciones de posesiones y
derechos apeadas por el Monasterio y los concejos y mencionadas en los privilegios
o en las ordenanzas locales. En este sentido, el monasterio corona la expresión de lo
que aquí denominaremos un paisaje devocional. La carga simbólica expresada en la
PDWHULDOLGDGGHOHGL¿FLRPRQiVWLFRVHFRPSOHWDFRQODSUHVHQFLDGHXQDUHOLTXLDGH
Jerusalem: el Lignum Crucis\HOFXHUSRGHOVDQWR7RULELRDTXLHQORV¿HOHVDWULEX\HQ
propiedades milagrosas. Estos elementos devocionales tanto como el privilegio que
Miriam Moriconi 25
el mismo ostenta desde el año 15126 aun hoy hacen del monasterio –servido ahora
SRUIUDQFLVFDQRV±\GHOYDOOHGH/LpEDQDXQFHQWURFDSLWDOGHDWUDFFLyQGH¿HOHV\
peregrinos cristianos.
Recursos documentales
La investigación sobre este territorio ibérico de la Monarquía que sustenta el presente
trabajo tiene sus inicios en el año 1994 y está absolutamente ligada a una propuesta
de mi directora de tesis de licenciatura María Inés Carzolio. La misma consistía en
trabajar con un corpus documental que en ese momento acababa de ser publicado:
la Colección Diplomática del Monasterio de Santo Toribio de Liébana.7 La edición,
FRPSXHVWDGHDSUR[LPDGDPHQWHGRFXPHQWRVLQFOX\HEXODVSRQWL¿FLDVFDUWDVGH
arrendamientos, compras, ventas, donaciones, sentencias, informaciones, pleitos y
testamentos que entre los años 1300 y 1515 incumben a la comunidad del cenobio y
a todos aquellos que se relacionaron con ella –a veces en aspectos cruciales y otras en
cuestiones menos trascendentes. La transcripción y edición de los mismos completa-
ba la documentación de esta entidad monástica que anteriormente había sido reunida
y transcripta por Luis Sánchez Belda.8
Iniciado en esa instancia, el análisis documental fue dando algunos resultados
parciales de la investigación que oportunamente fueron comunicados en publicacio-
nes y encuentros académicos.9/DGLYHUVL¿FDFLyQWHPiWLFDGHVSOHJDGDHQODIXHQWH
6 Colección..., Doc. 400, 1513; Doc. 401, 1515 %XODVGH/HyQ;FRQ¿UPDQGRHOMXELOHR. El Año Jubilar
Lebaniego se celebra el año en que la festividad de Santo Toribio, el día 16 de Abril, cae en domingo.
En esta celebración quienes pasen por la Puerta del Perdón del monasterio que se abre oportunamente
en esa ocasión reciben gracias eclesiásticas especiales tales como la indulgencia plenaria. Esta gracia
sólo se concedía durante una semana, desde el domingo de Santo Toribio hasta el siguiente, el 23 de
abril, que coincidía con domingo de Pascua de Resurrección. El papa Paulo VI en 1967 amplió ese
período jubilar a un año entero.
7 Colección…
8 SÁNCHEZ BELDA, Luis –editor– Cartulario de Santo Toribio de Liébana, Archivo Histórico Nacio-
nal, Madrid, 1948.
025,&21,0LULDP³&RQÀLFWRVHQWUHVHxRUHVPRQiVWLFRV\FRQFHMRVHQOD&DQWDEULD%DMRPHGLHYDO
el caso del Monasterio de Santo Toribio y los concejos de Liébana”, ponencia presentada en VI Jorna-
das Inter-Escuela-Departamento de Historia, UNLPam, La Pampa, 1997; “Comportamiento político
de los actores sociales en el concejo de Potes (siglos XV-XVII)”, en CARZOLIO, María Inés y BA-
RRIERA, Darío –compiladores– Política, Cultura, Religión. Del Antiguo Régimen a la formación de
los Estados Nacionales. Homenaje a Reyna Pastor, Prohistoria, Rosario, 2005, pp. 99-121; “Higiene,
Cultura y Política. El ideal de ‘limpieza y honestidad’ en villas y aldeas lebaniegas en los siglos
XVI-XVII”, ponencia presentada en V Jornadas Nacionales de Historia Moderna y Contemporánea,
UNMP, Mar del Plata, 2006; “Discursos contaminantes. La limpieza de los espacios comunes en la
península Ibérica (siglos XV –XVIII)”, ponencia presentada en VI Jornadas Nacionales de Historia
Moderna y Contemporánea, UNLu, Luján, 2008; “Una novedad no usada jamás&RQÀLFWRVFRQFHU-
nientes al ejercicio de la jurisdicción de los Duques del Infantado en Liébana. Siglos XVI-XVIII”,
HQ6pSWLPDV-RUQDGDV,QWHUQDFLRQDOHVGH+LVWRULDGH(VSDxD)+(%XHQRV$LUHV³'HULYDVGH
26 Política, piedad y jurisdicción
propició TXHVHGH¿QLHUDQP~OWLSOHVLQWHUHVHVLQYHVWLJDWLYRVDOJXQRVGHORVFXDOHV
conforman este trabajo.
Indagar la cultura jurisdiccional en la Liébana de Antiguo Régimen condujo
necesariamente a consultar y ampliar el corpus construido en el punto de partida.
La aplicación de varias instituciones de Cantabria en la tarea de edición de fuentes
ha resultado substancial al poner a disposición de investigadores, importantes masas
documentales tales como: las ordenanzas de Liébana que abarcan el período que va
desde el siglo XV al XVIII,10 algunos privilegios concedidos a la villa de Potes,11 los
apeos de los años 1515 y 1538 del Monasterio de Santo Toribio12 y unos manuscritos
originales que se encuentran en la Biblioteca Municipal de Santander.13 En el mismo
plano también hay que subrayar que la Revista Altamira editada por el Centro de
(VWXGLRV0RQWDxHVHVQRVyORKDFRQVWLWXLGRXQDLPSRUWDQWHIXHQWHELEOLRJUi¿FD para
aproximarnos a la producción de los historiadores locales sino que ha facilitado el
acceso a transcripciones de documentos como es el Memorial y advertencia de Juan
Gómez de Bedoya de 1595.14
Las principales fuentes documentales no impresas que aquí se citan han sido
de naturaleza notarial y judicial. En este sentido, la mayor parte de las referencias
documentales proceden del Archivo Histórico Municipal de Potes y del Archivo de la
Real Chancillería de Valladolid.15
16 Sentencia escrita que fue dada entre el convento de esta casa y el concejo de Santibañez sobre el mon-
WH\RWUDVFRVDVFRPRHQHOODDSDUHFHSRUH[WHQVR\VREUHODVWDEHUQDV, AHN, Clero, Libros, 11420,
año 1465, s/f.; Traslado de la sentencia entre esta casa y la villa de Potes sobre 2000 y 500 marave-
dies y los 26 cantaros de vino y las tres ofrendas que han de haber los clérigos por el servicio de la
iglesia de San Vicente, AHN, Clero, Libros, 11418, año 1482, s/f.; Este libro es pesquisa de testigos e
provança de escripturas como el alcalle que es puesto por el prior de Santo Toribio entre los vasallos
del monasterio puede e debe al llegar todas demandas e pleitos çeviles mayores e menores demandar
HVVHFXVLRQH¿QHWHUPLQR, AHN, Clero, Libros, 11426, año 1470.
28 Política, piedad y jurisdicción
17 GONZÁLEZ-COTERA GUERRA, José María Pasajeros a Indias de Liébana y sus valles circundan-
tes 1503-1790 según la documentación del Archivo General de Indias, Santander, 2005. En adelante:
Pasajeros a Indias…
18 Manual de confessores y penitentes de Martín de Azpilcueta (1554); Directorio moralGH)UDQFLVFR
Echarri añadido y corregido por Antonio López Muñoz (1770); (VSDxDVDJUDGD7HDWUR*HRJUi¿FR
Histórico de la Iglesia de España, Tomo XXXIV que Contiene el estado antiguo de la santa iglesia
esenta de Leon con varios documentos y escrituras concernientes á los puntos que en él se tratan...
GHO53)U0DQXHO5LVFR30DULQ(GLWRU0DGULG Discurso sobre el nombramiento de los
obispos de Pedro Inguanzo y Rivero, Madrid (1836); 'LFFLRQDULR GH GHUHFKR FDQyQLFR˪ de Michel
André (1847);&XUVRGHGLVFLSOLQDHFOHVLiVWLFDJHQHUDO\SDUWLFXODUGH(VSDxD˪ de Joaquín Aguirre
(1848); Diccionario de derecho canónico arreglado a la jurisprudencia eclesiástica española antigua
y moderna, Editora Rosa y Bouret, París, 1854; Instituciones del derecho canónico de Pedro Benito
Golmayo, Vol. 1, Madrid, 1859.
19 Se utilizó la copia realizada por Tomás González del Libro del repartimiento de los ocho millones
de Donativos en virtud de las averiguaciones que se hicieron de las vecindades del reino en 1591,
Imprenta Real, Madrid, 1829.
Miriam Moriconi 29
20 Edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes por cortesía del CSIC. URL: www.cer-
vantesvirtual.com
21 Se utilizó la versión editada por don Gerónimo de Ortega e Hijos de Ibarra, Madrid, 1789.
22 (O7UDWDGRSHUWHQHFHD-RVHSK5H]DEDO\8JDUWH\VHXWLOL]DODHGLFLyQGHOD2¿FLQDGH'%HQLWR&DQR
Madrid, 1792.
23 LEVI, Giovanni La herencia inmaterial, Nerea, 1990, p. 48.
30 Política, piedad y jurisdicción
una de estas instancias era la tarea más compleja. La exposición de los modos y las
voces que estipularon la elasticidad de parte de ese vocabulario que aquí se ofrece
UH¿HUHDQWHVTXHDGH¿QLFLRQHVHVWDEOHFHVDODVGL¿FXOWDGHVGHORVFRHWiQHRVSDUD
¿MDU HQ XQ QRPEUH D DTXHOOR TXH ÀXFWXDED SHULyGLFDPHQWH \ TXH HVWDED HQOD]DGR
directamente a las acciones-negociaciones de los hombres en este espacio que com-
SDUWHODDUWL¿FLRVLGDGDGPLQLVWUDWLYDGHOD&DVWLOODGHODVPHULQGDGHV'HVGH3HGUR
I y el Libro Becerro de las Behetrías (1351-1352)24 D)HUQDQGR9,\HOCatastro del
Marqués de Ensenada (1750-1754), encuestas que han sido referencias insoslayables
HQQXHVWURHVWXGLRTXHGyPDQL¿HVWRHOLQWHUpVSRUPHGLU¿MDUOtPLWHV\GLYLVLRQHV
Lógicamente, para concretarlo debieron pugnar contra la falta de uniformidad en los
FULWHULRVPHWUROyJLFRV¿VFDOHVWULEXWDULRV\MXULVGLFFLRQDOHV25
La heterogeneidad de la grafía de los notarios y los diferentes usos de la len-
JXDKDQRIUHFLGRGL¿FXOWDGHVHVSHFt¿FDVDODQiOLVLVFLHQWt¿FRGHODGRFXPHQWDFLyQ
Aunque podría interpretarse que las lenguas romances son para el hispanohablante
actual más familiares que el latín, muchas veces términos idénticos son utilizados
con sentidos muy distintos. Para evitar lo que en traducción se denominan los IDX[
amis se ha recurrido a los diccionarios más cercanos a la época estudiada como el
Tesoro de la Lengua española o castellana (1611) de Sebastián de Covarrubias26 o el
Diccionario de Autoridades (1726-1739) de la Real Academia Española.27 Cada una
GHODVFLWDVRSRUWXQDPHQWHDSRUWyFODULGDGDHVWDFRGL¿FDFLyQFXOWXUDOGHORVXVRVGH
determinadas expresiones. Al contrario, incluso si el latín resulta al hispanohablante
actual una lengua lejana, la familiaridad con el formulismo y los modos de escribir
en lengua romance revela que la versión de los latinazos destilada por la pluma de los
amanuenses locales era una suerte de habla romance arropada con las declinaciones
de la lengua que la iglesia, con ánimo de distinguirse de otras instituciones laicas,
continuó usando hasta los siglos modernos. De modo que el latín que aparece en los
GRFXPHQWRVXWLOL]DGRVHQHVWDLQYHVWLJDFLyQQRORVWRUQyPiVLQÀH[LEOHVDODFRP-
prensión que el grueso de la documentación. El lenguaje técnico de la época Moderna
también ha ofrecido un reto analítico. Para una mejor interpretación de términos que
UHTXHUtDQGH¿QLFLRQHVUHODWLYDVDGDWRVWRSRQtPLFRVMXUtGLFRVMXULVGLFFLRQDOHV\KD-
JLRJUi¿FRVVHXWLOL]DURQREUDVHVSHFt¿FDV
24 AGS, Patronato.
25 )(55$5,1Òf(=ÈQJHO&$5$1'(729$55DPyQCastilla dividida en dominios según el libro
de las Behetrías, Real Academia de la Historia, Madrid, 1958; SOLINÍS ESTALLO, Miguel Ángel La
DOFDEDODGHOUH\¿VFDOLGDGHQHOSDUWLGRGHODVFXDWURYLOODVFiQWDEUDV\ODVPHULQGDGHV
de Campoo y campos con Palencia, Universidad de Cantabria, 2003.
26 COVARRUBIAS, Sebastián de Tesoro de la lengua castellana o española, Edición facsimilar estable-
cida por Martín de Riquer según la impresión de 1611, con las adiciones de Benito Remigio Noydens
SXEOLFDGDVHQODHGLFLyQGH$OWD)XOOD%DUFHORQD
27 Disponible en http://buscon.rae.es/ntlle
Miriam Moriconi 31
7UD]RVKLVWRULRJUi¿FRV
)UHQWHDODSURSHQVLyQDFRQFOXLUUiSLGDPHQWHTXHXQDGHWHUPLQDGD]RQDHVXQWH-
rritorio, en el recorrido de la investigación hemos consolidado la convicción de que
esto no es un dato dado; más bien, la determinación de un estatuto territorial es objeto
de un trabajo complejo. Durante el Antiguo Régimen, la extrema variabilidad de las
condiciones locales de la territorialidad se deben fundamentalmente a su intrínseca
ÀXFWXDFLyQVREUHHOWHUULWRULROHEDQLHJRQRDFWXDEDVyORXQSUR\HFWR³HVWDWDO´VLQR
principalmente, agencias políticas, económicas y religiosas que, de manera concu-
rrente, desplegaban sus intereses concretos y un modo de comprender su radio de
acción que surtía un efecto localizado sobre el suelo y la población aún cuando se
tratara de intervenciones en nombre del rey o de la propia Monarquía Hispánica. La
tónica del problema puede conducir a interpretar el trabajo que aquí presentamos
dentro de las producciones de una historiografía “local”, pero nos anticipamos acla-
UDQGRTXHDXQFXDQGRQRVRFXSHPRVGHSUREOHPDVTXHDIHFWDQDODFRQ¿JXUDFLyQ
del territorio lebaniego, las preocupaciones que articulan este análisis no se asientan
en el carácter excepcional e irrepetible del mismo –rasgo característico de las histo-
riografías locales y, sobre todo, de las localistas– sino que están vinculadas a un con-
MXQWRPiVDPSOLRGHUHÀH[LRQHVTXHJLUDQHQWRUQRDODVUHODFLRQHVH[LVWHQWHVHQWUHOD
FRQVROLGDFLyQGHXQWHUULWRULRXQL¿FDGR\XQDIRUPDSDUWLFXODUGHOSRGHUSROtWLFRHQ
la Monarquía agregativa.28
Al centrar ODDWHQFLyQHQOD3HQtQVXOD,EpULFDVHSXHGHD¿UPDUTXHHVSHFt¿FD
\QHXUiOJLFDPHQWHHVWDSUHRFXSDFLyQDFHUFDGHODFRQ¿JXUDFLyQGHXQHVSDFLRMXULV-
diccional de la Monarquía Hispánica sigue los trazos de una historiografía que alentó
la deconstrucción de la idea de un Estado y de quienes relativizaron los alcances y
FRQFUHFLRQHVGHXQSUR\HFWRHVWDGRFDSD]GHXQLIRUPDUH¿FD]PHQWHHOWHUULWRULR/D
DVXQFLyQGHHVWDVHQVLELOLGDGKLVWRULRJUi¿FDLPSOLFyYROYHUDFRQVLGHUDUXQDYH]PiV
en esta oportunidad desde la localización propuesta, las dimensiones de la centrali-
zación política y de las concesiones de poder político a los señores de tierras junto
28 RUSSELL, Conrad y GALLEGO, José Andrés Las Monarquías del Antiguo Régimen, ¿monarquías
compuestas?, Editorial Complutense, Madrid, 1996; GIL PUJOL, Xavier “¿Centralismo e localismo?
Sobre as relaçôes políticas e culturais entre capital e territorios nas monarquias europeias dos séculos
XVI e XVII”, en Penèlope, Núm. 6, 1991, pp. 119-144.
32 Política, piedad y jurisdicción
29 Aunque en los últimos años las producciones dentro de esta línea tornan a esta una materia práctica-
mente inabarcable, en nuestra formación han sido claves: CLAVERO, Bartolomé “Institución política
\GHUHFKRVDFHUFDGHOFRQFHSWRKLVWRULRJUi¿FRGHµ(VWDGR0RGHUQR¶´HQRevista de Estudios Políti-
cos (Nueva época), Núm. 19, 1981; Tantas personas como estados. Por una antropología política de
la historia europea, Trotta, Madrid, 1986; HESPANHA, António Manuel “Para uma teoria da história
institucional do Antigo Regime”, en Poder e instituiçoes na Europa do Antigo Regime. Colectânea
de textos, Lisboa, 1984; “A historiografía jurídico-institucional e a morte do estado”, en Anuario de
Filosofía del Derecho, Núm. III, 1986, pp. 191-227; Vísperas del Leviatán. Instituciones y poder po-
lítico (Portugal, siglo XVII), Taurus, Madrid, 1989; Cultura jurídica europea: síntesis de un milenio,
7HFQRV0DGULG)(51È1'(=$/%$/$'(-23DEORFragmentos de monarquía, Trabajos de
historia política, Madrid, 1992.
30 &/$9(52%DUWRORPp*5266, 3DROR720È6<9$/,(17()UDQFLVFR±DFXUDGL±Hispania.
Entre derechos propios y derechos nacionales, Giuffrè, Milán, 1990. Esta compilación de trabajos
GLVFXWLGRVHQHO&HQWURSHUODVWRULDGHOSHQVLHURJLXULGLFRPRGHUQRGH)ORUHQFLDHVLOXVWUDWLYDGHOD
doble vertiente que cultivó y anima esta historiografía, entre quienes se encuentra también uno de los
más destacados cultores de la antropología jurisdiccionalista: António Manuel Hespanha.
31 720È6<9$/,(17()UDQFLVFR³/DKXHOODGHO'HUHFKR\GHO(VWDGRHQHO~OWLPROLEURGH)HUQDQG
Braudel”, en GROSSI, Paolo –a la cura di– Storia sociale e dimensione giuridica, Giuffrè, Milán,
1986, pp. 245-273.
Miriam Moriconi 33
normativista (basado en la tácita y errada creencia de que las instituciones son lo que
las leyes dicen que son) por parte de nosotros, ha facilitado el acercamiento.”32
Algo similar advirtió Gil Pujol cuando observaba que lo que había tenido lugar
no era meramente “un retorno de la historia política, sino sobre todo una manera
nueva y compleja de entender la vida política de la Edad Moderna en la que el dere-
cho producido de una manera esencialmente no estatal, no se encerraba en ámbitos
estancos de soberanía territorial –como sucederá en época posterior…”, sino que
se articulaba en un espacio europeo y a valores y ámbitos característicos de aquella
época tales como: la gracia, la amistad, la gestión doméstica, el contrato, el don, la
liberalidad, la corte. 33
$Vt OD OtQHD KLVWRULRJUi¿FD TXH HVWLPXOy ORV SODQWHRV DQWHULRUPHQWH DOXGLGRV
está cifrada en la destitución del concepto de estado para analizar realidades políticas
anteriores al siglo XIX.
+D\TXLHQHVFRQFHGLHQGRLPSRUWDQFLDDOOHQJXDMHGHORVFRQWHPSRUiQHRV¿MD-
ron como punto de partida la diferenciación en el uso del propio término. Sabido es
TXHHQORVVLJORV;,;\;;ODSDXODWLQDFRQ¿JXUDFLyQEXURFUiWLFRDGPLQLVWUDWLYD\
ODFLPHQWDFLyQGHXQHVSDFLRMXUtGLFRXQL¿FDGRIXHDFRPSDVDGRSRUHOSURFHVRGH
creación de una identidad nacional que coronó esta forma de poder político que se
denominó Estado.
³(O(VWDGRVLJQL¿FDSRGHUDEVROXWRPRQRSROLRGHODVIXHQWHVGHO
derecho, burocracia, unidad de mando sobre el territorio: el concep-
to actual de Estado —completamente elaborado por la publicística
jurídica decimonónica a la conclusión del proceso secular de cons-
trucción de una soberanía unitaria y centralizada— es inseparable
de aquella parábola de la modernidad de la cual éste es una expre-
sión emblemática.”34
Sin embargo para los siglos medievales, como ha analizado Pietro Costa, estado im-
plicaba la mención a un grupo social y, posteriormente, se fue operando una progre-
VLYD PXWDFLyQ GH VX VLJQL¿FDGR KDVWD DGTXLULU HO FRQWHQLGR VHPiQWLFR GHO WpUPLQR
actual.35
/RVDSRUWHVGH%DUWRORPp&ODYHURFRQVXVFXHVWLRQDPLHQWRVDODGH¿QLFLyQGHOD
forma del poder político36 en las sociedades de Antiguo Régimen en tanto que Estado
WUD]DURQPiVGH¿QLGDPHQWHORVFRQWRUQRVGHOSUREOHPD\DFWXDOPHQWHQRHVGLItFLO
observar que los mismos han fraguado en estudios que dieron consenso a su propues-
WDDFHUFDGHTXHHQ~OWLPDLQVWDQFLDHVWDGH¿QLFLyQQRDOXGHDXQDUHDOLGDGKLVWyULFD
VLQRDXQDFRQVWUXFFLyQKLVWRULRJUi¿FD37 Eran los años iniciales de la década de 1980
cuando el autor observó que el término Estado Moderno³VXUJLySDUDLGHQWL¿FDU\
FDOL¿FDUDODSRVWHULRULQVWLWXFLyQSROtWLFDGHOD(GDG&RQWHPSRUiQHDH[WHQGLpQGRVH
retrospectivamente a los siglos inmediatos de la Edad Moderna…”.38
35 8QDQiOLVLVGHOHPSOHRGHOWpUPLQR\VXVGLIHUHQWHVDFHSFLRQHVR¿FLRVDVYXOJDUHV\R¿FLDOHVHQORV
siglos que nos ocupan puede consultarse en LALINDE ABADÍA, Jesús “Depuración histórica del
concepto de Estado”, en AA.VV. El Estado español en su dimensión histórica)DFXOWDGGH'HUHFKR
Málaga, 1984, especialmente en pp-31-32 y pp. 52-53. Desde una perspectiva similar de estudio
de los lenguajes políticos de la época puede consultarse el artículo de GIL, Xavier “Del Estado a
los lenguajes políticos, del centro a la periferia. Dos décadas de historia política sobre la España de
los siglos XVI y XVII”, en DE BERNARDO ARES, José Manuel –editor– El hispanismo anglo-
norteamericano: aportaciones, problemas y perspectivas sobre Historia, Arte y Literatura españolas
(siglos XVI-XVIII), Tomo II, Publicaciones Obra Social y Cultural Cajasur, Córdoba, 2001.
36 La expresión que utiliza Bartolomé Clavero es Institución política. Como anticipamos en la Intro-
ducción de este libro, formas de poder político obedece, en primer término a la construcción de una
perspectiva no instrumentalista del poder. El poder no se concibe como “un objeto” o como “una
cosa” que alguien pueda tener, quitar, o usar, sino que es una relación en la cual algunos sujetos,
disponiendo de unos recursos materiales o simbólicos consiguen hacer prevalecer su voluntad y sus
intereses en relaciones de derechos y en relaciones de fuerza. Cuando la concreción de esta voluntad
y la materialización de estos intereses tienen implicancias vinculantes para una comunidad lo denomi-
namos poder político. Todos los comportamientos, discursos, prácticas y todos aquellos hechos rela-
cionados con el poder político no siempre se manifestarán de idéntica manera, por ello, la expresión
forma de poder político alude a su condición histórica.
37 ³/DV&RQVWLWXFLRQHVGH¿QLUiQD(VSDxDSURJUDPDUiQ&yGLJRVHVSDxROHV\HVWDEOHFHUiQHOSURFHGL-
miento para la producción de un derecho español. Dato tan básico, difícilmente se advierte con la
carga de una historiografía contraria y con la base que la misma historia le brinda […] favoreciéndose
el mismo cambio, la operación conjunta se cumple; surge con el derecho español, la historia de Es-
paña que al pasado se proyecta”, CLAVERO, Bartolomé “Anatomía de España. Derechos hispanos
y derecho español entre fueros y códigos”, en CLAVERO, Bartolomé, GROSSI, Paolo, TOMÁS Y
9$/,(17()UDQFLVFR±DFXUDGL±Hispania. Entre derechos…”, cit. pp. 76-77. Asimismo, Carlos
Garriga ha vuelto a resaltar que la vinculación entre aquella historiografía y los procesos históricos en
los que se desarrolla no es en absoluto casual. Si en sus inicios ésta estuvo activamente comprometida
con la invención de la tradición estatal, la misma, se ha manifestado con nuevos bríos en épocas más
recientes y al calor de la crisis del Estado, en GARRIGA, Carlos “Orden jurídico y poder político en
el Antiguo Régimen”, en Istor, Núm. 16, México, 2004.
38 &/$9(52%DUWRORPp³,QVWLWXFLyQSROtWLFD\GHUHFKRVDFHUFDGHOFRQFHSWRKLVWRULRJUi¿FRGHµ(VWD-
do Moderno’”, en Revista de Estudios Políticos (Nueva época), Núm. 19, 1981, pp. 43-57.
Miriam Moriconi 35
6XFUtWLFDDIHFWyDJUDQSDUWHGHOFDPSRKLVWRULRJUi¿FR\DTXHQRH[LVWtDQSRUHQWRQ-
FHVWUDEDMRVVLJQL¿FDWLYRVTXHDERUGDUDQDTXHOODVFRQVWUXFFLRQHVPHQRV³HVWDWDOHV´
GHODVFRQ¿JXUDFLRQHVSROtWLFDVGHOD(GDG0RGHUQDFRPRHUDQHORUGHQUHOLJLRVRHO
orden familiar, el señorío y los corpora. Hacia 1960 Jaume Vicens Vives había aco-
metido el análisis del orden político de los siglos XVI y XVII desde una perspectiva
feudo corporativa antes que estatal; sin embargo, su intuitiva y excepcional propuesta
IXHUHVFDWDGDUHFLpQHQORVDxRVSRU)HUQiQGH]$OEDODGHMRTXLHQFRPSUHQGLy
TXHHQHVHHVWXGLRKDEtDSHU¿ODGRWHPSUDQDPHQWHODLPDJHQGHXQVLVWHPDSROLFpQ-
WULFRGHSUREOHPiWLFDFDOL¿FDFLyQHVWDWDO40
¿Cómo pensar estas realidades políticas en estos términos cuando en los dis-
FXUVRVFRQWHPSRUiQHRVFLUFXODEDQÀXLGDPHQWHDQWLJXRVFRQFHSWRVFRPRrepublica,
civitas, regnum e, incluso, imperium? Como había advertido Clavero, el concepto,
paulatinamente, debía construirse conforme al trayecto de la misma investigación
histórica y sobre la propia experiencia política objeto de indagación.41
Esta misma inquietud fue la que condujo a António Hesphana a considerar as-
pectos parcialmente desatendidos en estudios sobre la temática que hicieron posi-
ble los particulares desarrollos institucionales del reino de Portugal. Allí, además,
OHUHVXOWyIDFWLEOHLGHQWL¿FDUPHFDQLVPRVGHHTXLOLEULRGHSRGHUHQORVLQWHUVWLFLRV
creados entre las instituciones y las propias prácticas jurídico-políticas.42 Vísperas
del Leviatán sintetizó empíricamente la propuesta antropológico-jurisdiccionalista de
Hespanha quien, al estudiar la administración local, la administración señorial y la
corporativa sin subordinarlas de antemano a la explicación de la dinámica de funcio-
namiento de los “aparatos” centralizados de la administración monárquica contribu-
yó a deconstruir una de las imágenes más naturalizadas de ese hipotético Estado. Aun
FXDQGRHODXWRUKDGHGLFDGREXHQDSDUWHGHVXREUDDOWUDWDPLHQWRGHODFRQ¿JXUDFLyQ
“preeminencial” del poder monárquico, son casi inexistentes los elementos estatales
43 Para el caso castellano son emblemáticos MARAVALL, José Antonio Estado moderno y mentalidad
social (siglos XV a XVII), Revista de Occidente (dos volúmenes), Madrid, 1972; GONZÁLEZ ALON-
SO, Benjamín Sobre el Estado y la Administración de la Corona de Castilla en el Antiguo Régimen,
Siglo XXI, Madrid, 1981.
44 )UHQWHDODPRGDOLGDGGHODH[WUDFFLyQGHODUHQWDIHXGDOPHGLDQWHODXWLOL]DFLyQGHPHGLRVGHFRHUFLyQ
extraeconómica, Karl Marx caracterizó el advenimiento de la modernidad por la escisión entre la
esfera de la economía y la de la política. La explicación de que la realización de la plusvalía sólo re-
quería de mecanismos económicos que activaban las clases explotadoras, fundó la concepción de que
la política solo era un envoltorio externo del proceso de explotación. Un análisis detallado acerca del
sentido fundamental que desde esta perspectiva teórica y en la historiografía marxista se concede a las
estructuras político-estatales, burocráticas-administrativas, económico-¿QDQFLHUDV H LGHROyJLFDV GHO
Estado Absoluto en HESPANHA, António “O Estado Absoluto. Problemas de interpretação histórica”
en (VWXGRVHPKRPHQDJHPDR3URI'RXWRU-RVp-RDTXLP7HL[HLUD5LEHLUR)DF'LUHLWR&RLPEUD
Coimbra 1979.
45 Dentro de la tipología de los sistemas políticos diseñada por Max Weber, el Estado respondía al mode-
lo legal-racional al cual correspondían aquellas características de la modernidad política que referimos
más arriba.
46 Ni para Koenigsberger ni para Elliot el estado nación ha sido la forma habitual del poder en Europa
Occidental. Ni España, ni Gran Bretaña eran un estado-nación, ni un solo reino en el siglo XVII. El
primero acuñó el concepto de “estado compuesto” en 1975, KOENIGSBERGER, H. G. Dominium
Regale or Dominium Politicum et Regale, ,QDXJXUDO/HFWXUH)LQJ¶V&ROOHJH/RQGRQ(OVHJXQ-
do en 1992 utilizó el de “monarquías compuestas” para caracterizar a las monarquías de la Europa de
los siglos XVI, XVII, ELLIOT, John H. “A Europe of Composite Monarchies”, en Past and Present,
Núm. 137, 1992, pp. 47-71. Conrad Rusell estudiando a la Monarquía británica habló de “reinos múl-
tiples”. Este autor ha podido mostrar cómo, pese a la construcciones intelectuales acerca de un poder
soberano unitario de Jean Bodin o a las aspiraciones expuestas en la teoría de Thomas Cromwell para
Miriam Moriconi 37
espacios jurisdiccionales donde tienen lugar acciones políticas, tan relevantes como
ODVTXHÀX\HQSRUORVFDQDOHVKDELOLWDGRVSRUODIyUPXODSROLVLQRGDOHQODDGPLQLVWUD-
ción monárquica. Son éstos, laboratorios excepcionales para indagar en los niveles
más bajos de aquellas, además de las relaciones de poder entre el rey y el reino, la
realidad de la capacidad de mando, la experiencia vivida cotidianamente por quienes
deseaban tener autoridad en alguna materia y quienes aceptaban, cuestionaban o re-
chazaban la misma. En resumen, unos espacios en los que el juego de relaciones, de
FRQÀLFWRV\QHJRFLDFLRQHVHQWUHORVDJHQWHVFRQVWUXtDQMXULVGLFFLyQ
El concepto de jurisdicción ha sido aplicado tanto a nivel territorial como insti-
tucional. En los tiempos medievales la expresión procede de una particular forma de
construcción del poder político que ante todo se manifestaba a través del ius dicere,
esto es, la potestad para declarar el derecho y establecer la equidad.47
En el Antiguo Régimen la noción de jurisdicción se torna hacia la esfera de
DFFLyQ\GHFRPSHWHQFLDLQVWLWXFLRQDOSDUDPDUFDU\GH¿QLUHOWHUULWRULR+HVSDQKD
denomina paradigma jurisdiccionalista al paradigma de acción político-administra-
tiva48 propio de estas comunidades. Como ya lo había anticipado en otro artículo,
cuestionando la concepción de la teoría política liberal que proponía la oposición
“gobierno-administración”, este autor insinuaba que la palabra “administración” le
parecía de todo menos inocente:
50 GARRIGA, Carlos “Orden jurídico y poder…”, cit.; AGÜERO, Alejandro “Las categorías básicas de
la cultura jurisdiccional”, en Cuadernos de derecho judicial, Núm. 6, 2006, en particular p. 22.
51 DÍEZ-PICAZO, Luis María “La potestad jurisdiccional: características constitucionales”, en Parla-
mento y Constitución, Núm. 2, 1998, p. 69. Disponible en www.uclm.es/area/constitucional/parla-
mento.asp.
52 HESPANHA, António Vísperas de Leviatán…, cit., p. 217.
53 )(51È1'(=$/%$/$'(-23DEOR³,JOHVLD\FRQ¿JXUDFLyQGHOSRGHUHQODPRQDUTXtDFDWyOLFD
(siglos XV-XVII). Algunas consideraciones”, en Actes du colloque: Etat et eglise dans la genese de
l´etat moderne, Casa de Velázquez, Madrid, 1986, pp. 209- 216.
Miriam Moriconi 39
siglos por las concepciones renacentistas que ubicaban al hombre en relación más
activa con el orden social,54 derivaban de la concepción más profunda de un universo
de creación divina y, por lo tanto, ajeno a la voluntad humana.55 No era ni la voluntad
GHORVJREHUQDQWHVQLODGHORVJREHUQDGRVODTXHGH¿QtDTXpHUDORMXVWR\TXpHUDOR
injusto, qué era lo lícito y qué lo ilícito o qué era lo políticamente posible o imposible;
WRGRHVWRHVWDEDGH¿QLGRSRUXQRUGHQDQWHULRU\VXSHULRUDORVKRPEUHVLQFOXVRGHO
mismo monarca.56 Esto se encuentra relacionado con lo segundo, pues se comprende
que el individuo no estaba en el origen de la constitución política de la organización
social, por el contrario era ésta la que le atribuía un determinado papel social o un
conjunto de derechos y deberes.57 En las condiciones que acabamos de describir la
idea de individuo era completamente ajena a estas comunidades de Antiguo Régi-
men, pues estos sólo existían en tanto que partes de un agregado colectivo. La lógica
de este imaginario político era que todos propendían al bien común. El modo en que
se concebía la existencia corporativa hacía compatible la fragmentación política con
la creencia en un ordo universal. Lo que imperaba era una noción orgánica (corpus)
según la cual los diversos miembros cumplían una función dentro del todo, distin-
guiéndose cada uno de acuerdo a un orden ‘natural’ de jerarquía que determinaba su
diferencia cualitativa y su carácter necesario e irreductible.58
Los corpora, como la familia, la ciudad, el reino o el imperio, lejos de contra-
ponerse a la idea de una totalidad armónica eran vitales componentes de un esquema
de unidad, integración y jerarquía.59 Este ideal de ordenación política de la sociedad,
GHDFXHUGRFRQORTXHVHHQWHQGtDTXHHUDVXHVWUDWL¿FDFLyQQDWXUDOOOHYDEDDOHVWD-
blecimiento de estatutos diferentes a cada uno de los cuales correspondía una función
social; es lo que en la teoría social y jurídica del Antiguo Régimen se denominaba
un estado o un orden60 y, aunque no se consentía que eran los hombres quienes or-
rey para disfrute personal sino para el justo gobierno de los súbditos.65 Los poderes
temporales, desde los altos tribunales de la Corte hasta las magistraturas locales de
las villas y ciudades, pasando por los señores jurisdiccionales están vinculados al rey.
La importancia y la calidad de la intervención del poder real debe comprenderse en
esta clave de la lógica de Antiguo Régimen en la cual el poder se encuentra distribui-
do entre múltiples instancias. En este espacio político la superioridad jurisdiccional
del monarca no excluía la existencia de otras jurisdicciones, incluso cuando estas
operaban en el mismo espacio de imputación de la iurisdictio del rey.66 El poder
de la Corona, aunque por sus atribuciones simbólicas y prerrogativas jurídicas se
constituía como poder preeminente, coexistía con el poder de los señores laicos y
eclesiásticos, con los poderes de las corporaciones y de las familias, con el poder de
los concejos o regimientos. Se concebía que todos en sus derechos y en sus fueros
contribuyeran a la realización de un mismo propósito y por ello no existía una estric-
ta regulación competencial de cada una de las partes del todo67 de ahí la intrínseca
FRQÀLFWLYLGDGMXULVGLFFLRQDOGHHVWRVHVSDFLRVSROtWLFRV\ODFXOWXUDSROtWLFDJHVWDGD
por estas comunidades.
Aquellas lecciones acerca de que la historia no se construye de forma apriorís-
tica aplicando modelos teóricos a la investigación empírica están presentes en es-
tos lineamientos que hemos trazado con el propósito de establecer una perspectiva
KLVWRULRJUi¿FDD SDUWLUGH OD FXDO HULJLUHVWD SURSXHVWD 'HVGH XQD YLVLyQ DPSOLD\
abarcativa, esta perspectiva que considera la alteridad de las comunidades de Antiguo
Régimen en la cual “el rey es fundamentalmente juez y la Monarquía primordialmen-
te justicia”,68 opera como una suerte de “traductora” de los datos de los documentos
seleccionados en los que encontramos cifrados esos trazos culturales. En los aspectos
particulares de los desarrollos analíticos referidos destaca, principalmente, la posi-
bilidad de dilucidar categorías de una cultura jurídica que construye un discurso del
poder político vinculado de forma excluyente a su concepto de justicia.69
6LELHQHVHQHVWDWUDPDGRFWULQDO\MXUtGLFDLQVWLWXFLRQDOGRQGHVHGH¿QHQQR-
FLRQHVHVSHFt¿FDVDFHUFDGHOJRELHUQRODDGPLQLVWUDFLyQ\ODMXVWLFLDDTXtVHSURSR-
65 CASTELLANO, Juan Luis “El rey, la corona y los ministros”, en LÓPEZ-CORDÓN, María Victoria;
DEDIEU, Jean-Pierre; CASTELLANO, Juan Luis –editores– La Pluma, la mitra y la espada: estu-
dios de historia institucional en la edad moderna, Marcial Pons, Madrid, 2000, p. 31.
66 HESPANHA, António Manuel “El espacio político”, en La gracia del derecho, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1993, p. 105.
67 HESPANHA, António Manuel Vísperas de Leviatán…, cit., p. 235.
68 CLAVERO, Bartolomé “La Monarquía, el Derecho y…”, cit., pp. 15-38.
69 Los elementos sustanciales de la tradición política están sostenidos por una teología moral común, por
un ius commune y la continuidad de los iura propria. Al respecto y, particularmente para una compre-
VLyQGHODFUHDFLyQ\ODLQÀXHQFLDTXHHQHVWRVVLJORVWXYRHOGHUHFKRFDVWHOODQRSRUODSUHWHQVLyQGH
la Corona de Castilla de ser la cabeza de Hispania, consultar CLAVERO, Bartolomé “Anatomía de
España…”, cit.
42 Política, piedad y jurisdicción
nos permite abordar qué cosa es un territorio en la época moderna donde las circuns-
cripciones jurisdiccionales se superponen y se solapan unas con respecto a otras en
el mismo ámbito territorial, nos resta emprender el problema empírico. Esto supone
discernir los modos en que actúan y son reconocidas las autoridades jurisdiccionales
y analizar las formas en que operaban esas múltiples jurisdicciones en las relaciones
HQWUHORVKDELWDQWHVGHODVFRPXQLGDGHVORFDOHVDOWLHPSRGHFRQ¿JXUDUHOHVSDFLR
OHEDQLHJR (Q HVWH VHQWLGR OD GL¿FXOWDG DWDxH D OD FRPSUHQVLyQ GH ORV QLYHOHV GH
reconocimiento o de rechazo que, desde las instituciones locales o agencias parti-
culares, se planteaban al ejercicio de las jurisdicciones realengas, señoriales –laicas
o eclesiásticas– o concejiles y en qué medida estos comportamientos permiten o no
concebir a Liébana como un lugar, un espacio, un territorio o una región.
El análisis de base regional en sus diferentes modalidades disciplinares –histó-
ULFDJHRJUi¿FDHFRQyPLFDDQWURSROyJLFD±FRQVWLWX\HXQDDSUR[LPDFLyQPHWRGROy-
gica que permite incardinar los procesos sociales en el espacio. La región construida
KLVWyULFDRFLHQWt¿FDPHQWHHVXQHVSDFLRVRFLDOTXHORVLQYHVWLJDGRUHVXWLOL]DQPHQRV
en el sentido de un territorio estrictamente delimitado que como espacio de análisis.
Esto es, un área de límites imprecisos y móviles según las variables a analizar en cada
caso.72 Sin embargo, en particulares circunstancias socioculturales, como ha sabido
observar García de Cortázar, la región es para el político, un objeto que se presenta
como “un espacio de límites muy precisos, dentro de los cuales debe actuar”. Por esta
razón su región es un espacio social sujeto a las vicisitudes de una historia que com-
parte con un espacio más amplio pero en el que está individualizado por unas señas
de identidad y por una conciencia de cohesión regional lo cual facilita la imposición
de una circunscripción administrativa. Ahora bien, siguiendo este razonamiento, la
región administrativa ha sido previamente “no tanto una ‘región histórica’ (lo que
implica variación en sus límites) cuanto una ‘región eterna’”. Es precisamente en este
punto en el que se abren todas las posibilidades para que historiador y políticos anu-
den sus relaciones. Pues, como advierte el autor de referencia, hay quienes piensan
“que sólo la historia (para algunos; la prehistoria) es capaz de proporcionar argumen-
WRVVyOLGRVSDUDDSR\DUXQDGHWHUPLQDGDFRQ¿JXUDFLyQWHUULWRULDOGHO(VWDGR3RUHOOR
VHDIDQDQHQEXVFDUORVWDQOHMRVWUDWDQGROXHJRGHPRGL¿FDUQXHVWURYRFDEXODULR´73
En el proceso de producción de una historia de este marco regional una instancia
inaplazable es, entonces, la consideración que la historiografía ha concedido a esta
problemática. En primer lugar, observamos que la mayor parte de las producciones
sobre el pasado local o regional lebaniego que van desde el siglo XIX hasta el pre-
72 &IU*$5&Ë$'(&257È=$5-RVpÈQJHO³/DUHJLyQ6XMHWRKLVWyULFRREMHWRKLVWRULRJUi¿FR´HQ
Actas I Encuentro de Historia de Cantabria, Universidad de Cantabria, Consejería de Cultura y De-
porte, Santander, 1996, p. 42.
73 GARCÍA DE CORTÁZAR, José Ángel “La región. Sujeto…”, cit., p. 42.
44 Política, piedad y jurisdicción
sente han considerado que la región “histórica” es Cantabria, lo cual replica en una
abultada cantidad de estudios que, aún cuando abordan temas y problemas de historia
local, convergen en una suerte de saco común de la historiografía cantábrica.74 Pasan-
do revista a este enorme repertorio no es posible negar que la historia regional haya
renovado sus problemas y sus metodologías; sin embargo, los modelos de tratamien-
to del tema regional no siempre ofrecen estímulos para componer el objeto de este
estudio. Las limitaciones conceptuales, metodológicas y técnicas siguen presentes
en este campo y podemos declarar que los estudiosos españoles padecen similares
GL¿FXOWDGHVDODVTXHDTXtVHSUHVHQWDQDODERUGDUHODQiOLVLVGHHVRVHVSDFLRVFXDQGR
se trata de períodos históricos tan lejanos en el tiempo. Si para este caso, uno de los
PiVSHVDGRVFRQGLFLRQDPLHQWRVUHVLGHIXQGDPHQWDOPHQWHHQODGLVWDQFLDJHRJUi¿FD
y cultural de los hombres y mujeres de Liébana; para los historiadores peninsulares,
a quienes se considera más cercanos a esta “idiosincrasia” y con acceso privilegiado
a los repositorios documentales, no siempre ha sido posible despojarse de las intui-
FLRQHVSURSLDVGHVXVSUHVHQWHVDORFXSDUVHGHOSDVDGR\HQWUHHVWDVGL¿FXOWDGHVOD
de nombrar el espacio y el territorio donde se localizan los temas investigados no es
ODPHQRU$VtKDVWDODVSURGXFFLRQHVKLVWRULRJUi¿FDVGHKDFHVyORXQSDUGHGpFDGDV
son expresivas de esto que señalamos cuando sitúan en la región de Cantabria o en
“la actual región de Cantabria” los problemas que abordan cualquiera sea el período
estudiado.
En el panorama más amplio de los trayectos de la historiografía española ha sido
VREUDGDPHQWHVHxDODGRTXHODFRQ¿JXUDFLyQGHODGLVFLSOLQDKLVWyULFDFRQYHUJLyFRQ
las acciones que propendían a la consolidación de un estado-nación. En tal sentido,
se ha comprendido la adopción de este marco territorial como punto de partida de los
estudios del pasado como una operación que contribuyó –y aún sigue haciéndolo– a
crear y reforzar “cultura estatal”:
74 Expresión de esta operación son la publicación de los dos tomos de SUÁREZ CORTINAS, Manuel
Historia de Cantabria. Un siglo de historiografía y bibliografía 1900-1994 )XQGDFLyQ 0DUFHOLQR
Botín, Santander, 1994; las Actas del Encuentro de Historia de Cantabria, cit. Cabe mencionar en este
~OWLPRFDVRODSRVLFLyQGLVLGHQWHTXHUHVSHFWRGHHVWDFRQVWUXFFLyQKLVWRULRJUi¿FDGH&DQWDEULDFRPR
región plantea la presentación de José Ángel García de Cortázar.
Miriam Moriconi 45
\VHUHXQLHURQHQHOSDUDODQ]DUXQPDQL¿HVWRSRUODSURWHFFLyQGHORTXHFRQVLGHUDQTXHHVVX
patrimonio lingüístico.
82 ORTIZ REAL, Javier “Aproximación a la historia de Liébana”, en GARCÍA SAIZ, Ramón Liébana,
la tierra como era, 1985. Esta condición bajo las cuales se produjeron las historias locales y regionales
WDPELpQKDVLGRREVHUYDGDHQ)(51È1'(=6DQGUD'$//$&257(*DEULHODLugares para la…,
cit., pp. 209-245.
83 MARURI VILLANUEVA, Ramón “La Cantabria Moderna en la Historiografía”, en Historia de Can-
tabria…, cit., Tomo II, p. 17.
48 Política, piedad y jurisdicción
&RQWLQXDGRUHVHQODKXHOODGH(VFDJHGR6DOPyQFRPR)HUQDQGR%DUUHGD0D]D6R-
lano o José Simón Cabarga llegaron a publicar sus trabajos hasta aproximadamente
los años 1970. Todos ellos estuvieron aglutinados en torno al Centro de Estudios
Montañeses (CEM), cuya fundación en 1934 representó la institucionalización de la
investigación histórica en Cantabria. Se ha juzgado al CEM como “el vehículo más
importante para la perpetuación del conocimiento histórico en la región hasta la for-
PDFLyQGHOD)DFXOWDGGH)LORVRItD\/HWUDVGHOD8QLYHUVLGDGGH&DQWDEULD´,86 buena
prueba de esto la constituye la vigencia de su órgano de difusión: la revista Altamira.
<DHQORVDxRV¿QDOHVGHODGpFDGDGHGHQWURGHO&(0±FUHDGRUGHIHQVRU
y difusor del “tradicionalismo regional”, de la “percepción de lo regional desde po-
siciones netamente conservadoras”– comienza a producirse también una renovación
JHQHUDFLRQDO(VWHUHOHYRLQFLWyXQDFLHUWDGLYHUVL¿FDFLyQLGHROyJLFDPHWRGROyJLFD\
la multiplicación de los campos a investigar. En cuanto al ámbito de la historiografía
modernista son reconocidos como dechado de este proceso de profesionalización de
los estudios históricos Joaquín y María del Carmen González Echegaray, José Luis
&DVDGR 6RWR 5RJHOLR 3pUH] %XVWDPDQWH$JXVWtQ 5RGUtJXH] )HUQiQGH] R 0DQXHO
Vaquerizo Gil. Sus trabajos, citados en el desarrollo de esta tesis, atestiguan sus tra-
yectos que van desde la catalogación y edición de fuentes hasta las investigaciones
en historia económica, social, política, institucional y religiosa.
90 IGLESIAS GIL, José Manuel “Estudio preliminar”, en Cantabria: descripción de sus verdaderos
límites de Gerónimo de Zurita, Universidad de Cantabria, Santander, 2000.
91 IGLESIAS GIL, José Manuel en “Estudio preliminar”, cit., p. 27 y p. 35.
92 De acuerdo con Manuel Suarez Cortina, se trataría de “la última cruzada del montañocantabrismo por
DUUHEDWDUFRQFDUiFWHUGH¿QLWLYRODVSUHWHQVLRQHVYDVFDV´YHU68È5(=&257,1$0DQXHOCasonas,
hidalgos y…, cit., p. 13.
93 Disponible en www.joseramonsaiz.es/hemeroteca/2000/190800.htm. Consulta del día 4 abril de 2005.
52 Política, piedad y jurisdicción
94 RUIZ DE LA PEÑA, Juan Ignacio “Memoria histórica y registro de fuentes”, en GARCÍA DE COR-
TÁZAR, José Ángel –editor– La memoria histórica de Cantabria, Universidad de Cantabria, Asam-
blea Regional de Cantabria, Santander, 1996, p. 20.
95 GARCÍA DE CORTÁZAR, José Ángel “La región. Sujeto…”, cit., p. 48.
96 GARCÍA DE CORTÁZAR, José Ángel “La región. Sujeto…”, cit., p. 39.
97 0217(6,126*21=È/(=$QWRQLRHQ$162/$)(51È1'(=$OEHUWREstudios sobre la socie-
dad tradicional cántabra: continuidades, cambios y procesos adaptativos, Universidad de Cantabria,
Miriam Moriconi 53
No fue una tarea imposible rastrear en la bibliografía que aquí hemos consultado
ORVWLSRVGHWUDWDPLHQWRTXHKDQGDGRFRPRUHVXOWDGRODDSDULFLyQKLVWRULRJUi¿FDGH
lo que García de Cortázar denominó “modelos de región”.98 Actualmente, cuando
historiadores que estudian a comunidades de Antiguo Régimen desde las matrices
del campo académico y reconocen a Cantabria como región y como región admi-
nistrativa, están pensando en el territorio de la actual Comunidad Autónoma. Y es
TXHSHUGXUDQHQ&DQWDEULDSHUFHSFLRQHVTXHVHPDQL¿HVWDQHQDFXVDGRVFRQWUDVWHV
que lejos de cualquier pretensión de cohesión regional por fuera del nivel adminis-
trativo político, presentan muestras de identidad fragmentaria. Lo que en el Antiguo
Régimen podría expresarse como una suerte de dualismo entre villas (por las cuatro
villas de la costa) y valles, ha devenido en los pares antagónicos llanura/montaña,
Cantabria urbana/Cantabria rural, costa/interior. Como lo ha demostrado fehaciente-
mente Suárez Cortina, Cantabria ha carecido de elementos materiales y simbólicos
fundamentales a la hora de consolidar una cohesión regional. Entre todos ellos, tres
factores son los que explican la tesis del autor: la realidad territorial de la Cantabria
medieval y moderna, los vínculos socioeconómicos, culturales y mentales con Cas-
tilla y la ausencia de una devoción uniforme como componente simbólico integrador
de la identidad regional.99
(QHVWHVHQWLGRHQHOSHUtRGRTXHDTXtVHHVWXGLDQRSRGUtDD¿UPDUVHTXH/LpED-
QDHVWXYLHUDLQFOXLGDHQ&DQWDEULDWDQWRHQODVUHSUHVHQWDFLRQHVFDUWRJUi¿FDV0DSDV
4 y 5) como en las declaraciones de los coetáneos sobre sus vínculos de naturaleza o
ámbitos de residencia (ver Capítulo I) no hemos podido corroborar que un lebaniego
GHHQWRQFHVVHLGHQWL¿FDVHFRPRFiQWDEUR
En contrapartida, estos mismos factores nos impulsan al desafío de abordar la
Liébana del Antiguo Régimen.
La relevancia que puede tener el estudio de este espacio jurisdiccional periférico
no se reduce al aporte de conocimiento empírico que conlleva todo estudio local o
FRPDUFDO/DSURSXHVWDHVFRQWULEXLUDOFDPSRKLVWRULRJUi¿FRTXHUHIHULPRVWRPDQGR
este ámbito como un observatorio de prácticas culturales, devocionales y económi-
1995, p. 30; BARÓ PAZOS, Juan “Prólogo”, en ESTRADA SÁNCHEZ, Manuel Provincias y dipu-
taciones: la construcción de la Cantabria contemporánea (1799-1833), Universidad de Cantabria,
Santander, 2006, pp. 14-15.
98 El autor reconoció al menos cinco tipos: “región natural”, “región percibida o histórica”, “región
administrativa impuesta”, “región administrativa parcialmente consensuada” y “región metafísica”.
GARCÍA DE CORTÁZAR, José Ángel “La región. Sujeto…”, cit., pp. 40-46.
99 (VWDVD¿UPDFLRQHVVHHQFXHQWUDQIXQGDPHQWDGDVHQ68È5(=&257,1$0DQXHOCasonas, hidalgos
y…, cit., pp. 58-64.
54 Política, piedad y jurisdicción
cas que, a la vez que componen un espacio, traman el equipamiento político de este
territorio.100
Indagar un ámbito fuertemente señorializado como este permite opciones de
recorte tales como el abordaje de estructuras señoriales o institucionales como son el
señorío ducal, el señorío monástico o la administración municipal. Sin embargo, al
constituir estos registros analíticos los lineamientos más transitados en los estudios
que admiten aproximarse al conocimiento sobre el pasado histórico de Liébana,101
una exploración sobre las implicancias de la condición jurisdiccional de cada una de
estas instancias de poder y dominación se proyecta como un nuevo aporte. Si bien
hallamos en estos estudios una valiosa base de partida, la lógica que aquí ordena el
análisis es bien diferente pues, como ya hemos mencionamos, es del orden de las
DJHQFLDVMXULVGLFFLRQDOHVTXHFRQ¿HUHQHOFDUiFWHUFRQ¿JXUDFLRQDOGHHVWHWHUULWRULR
Y en este punto, distanciándonos de aquellas estrategias que se ocupan, casi exclusi-
vamente, de señalar las desviaciones del caso respecto de un modelo de referencia,
el estudio de esta experiencia política en los niveles local y comarcal se propone
FRPRXQDFRQWULEXFLyQDOFRQRFLPLHQWRGHHVWHUDVJRGH¿QLWRULRGHODIRUPDGHSR-
der político de la Monarquía Hispánica que revela su característico policentrismo en
la producción de normativa, en la administración de la justicia y en gobierno de sus
territorios.
100 La noción de territorio como espacio políticamente equipado porta una larga historia conceptual; nos
KHPRVPDQHMDGRFRQODFLWDGDGH¿QLFLyQGH$QWyQLR+HVSDQKD\SDUDHOiPELWRULRSODWHQVH'DUtR
Barriera adapta el concepto de “ordenamiento territorial” propuesto por la geografía francesa. De
DFXHUGRFRQVXGH¿QLFLyQFRQFHSWXDO³HTXLSDPLHQWRSROtWLFRGHXQWHUULWRULRGHVLJQDDOSURFHVRTXH
incluye acciones de diversos agentes y de distinto tipo- que tienden a conseguir un resultado orientado
por esta voluntad de ordenamiento- y las expresiones simbólicas o físicas que este accionar va impri-
miendo tanto en el terreno como en la concepción de su relación con las instituciones políticas”, en
BARRIERA, Darío “Un rostro local de la Monarquía Hispánica: justicia y equipamiento político del
territorio al sureste de Charcas, siglos XVI-XVII”, CLAHR, Vol. 15, núm.4, 2006, pp. 378-379.
101 GAUTIER DALCHÉ, Jean “Le domaine du monastère de Santo Toribio de Liébana: formation, struc-
ture et mode d’explotation”, en Anuario de Estudios Medievales, Núm. 1, 1965; CARZOLIO, María
,QpV³)RUPDVGHJHVWLyQGHOSDWULPRQLRPRQiVWLFRHQ6DQWR7RULELRGH/LpEDQDVLJORV;9\;9,HQ
Cuadernos de Historia de España, Núm. LXXIV, Buenos Aires, 1997; VASSALLO, Rossana “Estruc-
tura y dinámica del dominio de Santo Toribio de Liébana (XIII-XVI)”, Tesis doctoral, UNLP, La Plata,
2009. Disponible en www.memoria.fahce.unlp.edu.ar; PÉREZ BUSTAMANTE, Rogelio y BARÓ
PAZOS, Juan El gobierno y la…, cit., Tomo I. Liébana; PÉREZ BUSTAMANTE, Rogelio “El Régi-
men municipal…”, cit.; CARRASCO MARTÍNEZ, Adolfo “Alcabalas y renta señorial en Castilla: los
LQJUHVRV¿VFDOHVGHOD&DVDGHO,QIDQWDGR´HQCuadernos de Historia Moderna, Núm.12, Universidad
Complutense, Madrid, 1991, pp. 111-122; El Régimen señorial en la Castilla Moderna: las tierras de
la Casa del Infantado en los siglos XVII y XVIII, Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid,
1991.
Miriam Moriconi 55
Mapa 4
Caminos principales que bajan a los Puertos desde las Peñas Altas que dividen a Castilla.
Año 1748
Fuente: AGS, MPD, 12, 156.