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A través de la Escritura la figura del Mesías está muy presente en todas las
celebraciones bíblicas. La Fiesta de las Cabañas (Sukkot) no es la excepción,
como veremos en breve.
Para comenzar, ciertas declaraciones que Yeshúa emitió durante su tiempo en la
Tierra fueron hechas en el contexto de la Fiesta de las Cabañas. Por ejemplo:
En el último día, el día grande de la Fiesta, Yahoshúa se puso de pie y alzó la voz
diciendo: ‘Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. El que crea en mí, como
dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior’.” Juan 7:37-38
(VIN2007)
El “último gran día” que se menciona en este pasaje corresponde a una antigua
ceremonia hebrea llamada Hoshaná Rabah (La Gran Súplica), la cual se realizaba
durante el séptimo día de la Fiesta de Sukkot. Durante esta ceremonia, se
realizaba una procesión en la cual se le daba la vuelta al altar del templo siete
veces, en conmemoración de la caída de las murallas de Jericó (Josué 6).
Mientras tanto, todo el pueblo cantaba y exclamaba el texto del Salmo 118:25: “Oh
Yahaweh, salva ahora, te ruego: Oh Yahaweh, te ruego que hagas prosperar
ahora.” (RVR2011), mientras batían ramas de distintas clases.
Ahora, para entender mejor el contexto de las palabras pronunciadas por Yeshúa
en Juan 7:37-38, es necesario también estar familiarizado con otra ceremonia
antigua llamada Simjat Bet HaShoevah (La Alegría de la Ofrenda de las Aguas).
Durante la Fiesta de Sukkot, era costumbre que cada día de la fiesta un sacerdote
descendiera al estanque de Siloé y llenara un jarro de agua. Luego el sacerdote
subía nuevamente al templo, y derramaba esta agua en el altar. Finalmente, los
sacerdotes pronunciaban el texto encontrado en Isaías 12:2-3:
Ahora que tenemos claro el contexto de estas dos ceremonias, podemos entender
lo que está sucediendo en Juan 7:37-38. El sacerdote regresa del estanque de
Siloé, y derrama el agua en el altar. Luego los sacerdotes comienzan a dar las
siete vueltas al altar, mientras todos claman a viva voz, “Oh Yahweh, salva ahora”
al son de instrumentos musicales y mientras batían sus ramas. Y de momento,
justo al terminar la ceremonia, Yeshúa levanta su voz y dice:
Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. El que crea en mí, como dice la
Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior. “Juan 7:37-38 (RVR2011)
Yahoshúa les habló otra vez a los fariseos y les dijo: ‘Yo soy la luz del mundo; el
que me sigue nunca andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida’.”(VIN2007)
Es muy probable que Yeshúa, al pronunciar estas palabras, estaba aludiendo a la
iluminación del templo durante las noches de Sukkot. Mientras se celebraba la
Fiesta de las Cabañas, había mucha actividad de celebración y alegría en las
noches. La ciudad estaba muy iluminada, especialmente el templo, ya que las
grandes luminarias en el Atrio de las Mujeres en el templo eran encendidas desde
el primer día de la fiesta. Edersheim, en su libro El Templo: Su Ministerio y
Servicios en Tiempos de Cristo, nos narra lo siguiente:
Al final del primer día de la fiesta, los adoradores descendían al atrio de las
mujeres, donde se habían hecho grandes preparativos. Había cuatro candelabros
de oro, cada uno de ellos con cuatro cuencos de oro, y contra ellos descansaban
cuatro escaleras; y cuatro jóvenes del linaje sacerdotal sostenían cada uno un
cántaro de aceite, que podía contener ciento veinte log, con los que llenaban cada
cuenco. Los viejos y usados calzones y cintos de los sacerdotes se empleaban
como mechas para estas lámparas. No había un solo patio en Jerusalén que no
quedara iluminado con la luz de ‘la casa del derramamiento de agua’. (p. 304)
El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz: los que moraban en tierra de
sombra de muerte, una luz resplandeció sobre ellos.”(RVR2011)
Y todos los que quedaren de las naciones que vinieron contra Jerusalem subirán
de año en año a adorar al Rey, Yahweh de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de
las Cabañas. (Zacarías 14:16 (RVR2011)