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UNIDAD I
Los trastornos alimentarios son un grupo de patologías que se caracterizan por alteraciones graves de la
conducta alimentaria. Se distinguen principalmente dos patologías:
Anorexia nerviosa
Bulimia nerviosa
Tr. de la conducta alimentaria NO ESPECIFICADO: aquí se encuentran aquellos trastornos que no
cumplen con los criterios de la anorexia y bulimia nerviosa. Por ejemplo, el trastorno por atracón.
Por otra parte, el DSM IV tiene otra sección que es la de <Trastornos de inicio en la infancia o adolescencia>,
dentro de la cual se incluyen los trastornos de la ingestión y conducta alimentaria en la niñez: PICA, TR. POR
RUMIACIÓN Y TR. DE LA INGESTIÓN.
Generalmente, a la fundación llegan pacientes con ANOREXIA O BULIMIA. Por eso, es importante estar alerta
a SEÑALES DE ALARMA para ambas patologías:
Comer como si estuviera a dieta, a pesar de estar muy delgado/a: está siempre vigilando los platos o
las calorías, salteándose comidas, o cortándolas en trozos pequeños y moviéndolos de un lado a otro
en el plato.
Realizar ejercicio físico intenso y excesivo
Vomita después de las comidas, o utiliza muchos laxantes y diuréticos.
Suelen usar ropas muy holgadas y grandes –especialmente en la anorexia-, a los fines de ocultar su
condición física.
Preocupación por el peso, por seguir dietas, por su imagen, lo cual es común en la adolescencia,
pero la diferencia es que la paciente con TCA le da una importancia clave, convirtiéndose en el
centro de su interés en su vida.
Cambios en la personalidad: en las conductas, en las formas de relacionarse: son muy reservados y
desconfiados, y no toman bien que otra persona se preocupe por ayudarlos. Defienden mucho sus
dietas y rituales de ingesta.
Presencia de: vértigos, desmayos, pérdidas del conocimiento, dificultad para concentrarse.
Los pacientes con bulimia toman mucho líquido, apelan al chicle constantemente o a fumar para
“engañar” al estómago.
Mienten mucho
Se cambian constantemente de ropa, porque no les gusta como les hace el cuerpo.
Comer a escondidas (en bulimia especialmente) y luego apelan a las conductas compensatorias
inapropiadas para evitar el aumento de peso.
ANOREXIA NERVIOSA
CRITERIOS:
o Rechazo a mantener un peso corporal mínimo o adecuado para la edad y talla de la persona. En
pacientes niños o adolescentes tempranos, puede haber una dificultad para ganar peso: se puede
estar creciendo en altura, pero el peso no se incrementa.
¿De qué manera se consigue esto? a través de una reducción de la ingesta total o dietas muy
bajas en calorías. El peso de la paciente es un 85% inferior al que sería apropiado para su edad y
talla, o bien, el IMC es menor a 17,5.
Existen otras formas de perder peso, como la utilización de purgas, diuréticos, laxantes o ejercicio
físico intenso.
El nivel de autoestima de las personas que sufren este trastorno depende en gran medida de la forma y el
peso del cuerpo. Consideran un logro perder peso y un signo de extraordinaria autodisciplina; en cambio,
ven el aumento de peso como un fracaso inaceptable de su autocontrol. Algunas personas son conscientes
de su delgadez, pero niegan que esta pueda tener implicaciones clínicas graves.
Muy a menudo los familiares de los pacientes los llevan al médico cuando se dan cuenta de su acentuada
pérdida de peso (o cuando observan que no gana peso). Si la paciente decide buscar ayuda médica; es
debido al malestar somático y psicológico que le ocasiona el comer tan poco. Es raro que una mujer con
anorexia se queje de pérdida de peso per se. Normalmente, las personas con este trastorno tienen escasa
conciencia de su alteración, la niegan y pueden explicar historias poco creíbles. Por esta razón es necesario
obtener información de los padres o de otras fuentes con el fin de evaluar el grado de pérdida de peso y
otras características de la enfermedad.
SUBTIPOS:
1. Restrictiva: el descenso de peso se consigue a partir de dietas muy bajas en calorías, ayunos o
ejercicio físico intenso. No se recurre a atracones y purgas.
2. Compulsivo/purgativo: el descenso de Este subtipo se utiliza cuando el individuo recurre
regularmente a atracones o purgas (o ambos). La mayoría de los individuos que pasan por episodios
de atracones también recurre a purgas, provocándose el vómito o utilizando diuréticos, laxantes o
enemas de una manera excesiva. Existen algunos casos incluidos en este subtipo que no presentan
atracones, pero que suelen recurrir a purgas, incluso después de ingerir pequeñas cantidades de
comida.
Pueden presentar síntomas del tipo de estado de ánimo deprimido, retraimiento social, irritabilidad,
insomnio y pérdida de interés por el sexo. En muchos casos, se suelen cumplir los criterios para un Trastorno
depresivo mayor, por eso es necesario reevaluar los síntomas propios de los trastornos del estado de ánimo
una vez que la persona haya recuperado peso (parcial o totalmente).
También, se presentan algunos síntomas del Trastorno obsesivo compulsivo, teniendo pensamientos muy
relacionados al peso o no. Si los pensamientos NO están relacionados con el peso y/o la comida, recién ahí
puede hacerse el diagnóstico adicional de TOC.
Lic. Melina Duarte Durán
MP. N° 2269
Un número importante de individuos que padecen anorexia nerviosa presentan una alteración de la
personalidad que cumple criterios para, al menos, un trastorno de personalidad. En comparación con los
individuos con anorexia nerviosa de tipo restrictivo, los de tipo compulsivo/purgativo tienen más
probabilidades de presentar problemas de control de impulsos, de abusar del alcohol u otras drogas, de
manifestar más labilidad emocional, de ser activos sexualmente, de presentar mayor frecuencia de intentos
de suicidio en su historial y de padecer una alteración de la personalidad que cumpla criterios de trastorno
límite de la personalidad.
La anorexia nerviosa se suele asociar mucho con el TOC-P, especialmente por la importancia dada al orden,
los detalles, las dietas y ser muy minuciosas.
Diagnóstico diferencial:
Es necesario considerar otras causas posibles de pérdida de peso, sobre todo si hay características, atípicas
(como el inicio de la enfermedad después de los 40 años).
En el trastorno depresivo puede haber una pérdida de peso importante, pero la mayoría de los individuos
con este trastorno no tienen deseo de adelgazar ni miedo a ganar peso.
Se observan algunos síntomas compatibles con el diagnóstico de FOBIA SOCIAL (miedo a comer en público),
TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (ideas, pensamientos y compulsiones relacionadas con la comida y el
peso) y TRASTORNO DISMÓRFICO CORPORAL (percepción alterada sobre su peso y figura). Si hay síntomas
que NO están relacionados con la comida, el peso y su imagen corporal, recién allí se puede realizar el
diagnóstico aparte de otro trastorno.
En la bulimia, las personas presentan atracones y purgas tendientes a no ganar peso, pero la diferencia entre
bulimia y anorexia (compulsivo/purgativo) es que en la primera sí se puede mantener un peso corporal
mínimo, incluso superior a él.
Anorexia nerviosa
LEVE IMC ≥ 17 kg/m2
MODERADA IMC 16–16,99 kg/m2
GRAVE IMC 15–15,99 kg/m2
EXTREMO IMC < 15 kg/m2
BULIMIA NERVIOSA
Criterios diagnósticos:
Los individuos con este trastorno se sienten generalmente muy avergonzados de su conducta e
intentan ocultar tos síntomas. Los atracones se realizan por lo normal a escondidas o lo más
disimuladamente posible. Los episodios pueden o no haberse planeado con anterioridad y se
caracterizan (aunque no siempre) por una rápida ingesta del alimento. Los atracones pueden durar
hasta que el individuo ya no pueda más, incluso hasta que llegue a sentir dolor por la plenitud. Los
estados de ánimo disfóricos, las situaciones impersonales estresantes, el hambre intensa secundaria
a una dieta severa o los sentimientos relacionados con el peso, la silueta y los alimentos pueden
desencadenar este tipo de conducta.
Otra característica esencial del trastorno la constituyen las conductas compensatorias inapropiadas
para evitar la ganancia de peso. Muchos individuos usan diversos métodos para intentar compensar
los atracones; el más habitual la provocación del vómito. Este método de purga lo emplean el 80-90
% de los sujetos que acceden a centros clínicos para recibir el tratamiento. Los efectos inmediatos de
vomitar consisten en la desaparición del malestar físico y la disminución del miedo a ganar peso. En
algunos casos el vómito se convierte en un objetivo, y el enfermo realizará atracones con el fin de
vomitar o vomitará después de ingerir pequeñas cantidades de comida.
Los individuos con este trastorno pueden estar sin comer uno o más días, o realizar ejercicio físico
intenso, en un intento por compensar el alimento ingerido durante los atracones.
o Valoración de sí mismo excesivamente influida por el cuerpo y la figura, y estos factores son
importantes a la hora de determinar su autoestima. Estos sujetos se parecen a los que padecen
anorexia nerviosa por el miedo a ganar peso, el deseo de adelgazar y el nivel de insatisfacción
respecto a su cuerpo. Sin embargo, no debe realizarse el diagnóstico de bulimia nerviosa si la
alteración aparece exclusivamente durante los episodios de anorexia nerviosa.
SUBTIPOS:
Los individuos con bulimia nerviosa se encuentran normalmente dentro del margen de peso considerado
normal, a pesar de que algunos presentan ligeras desviaciones por encima o por debajo de la normalidad. El
trastorno puede aparecer en individuos con obesidad moderada y “mórbida". Algunos datos sugieren que,
antes de presentar el trastorno, los sujetos tienen más probabilidad de mostrar sobrepeso que la gente sana.
Lic. Melina Duarte Durán
MP. N° 2269
La frecuencia de síntomas depresivos en las personas con bulimia nerviosa es alta (p. ej., baja autoestima),
al igual que los trastornos del estado de ánimo (especialmente el trastorno distímico y el trastorno
depresivo mayor). En muchos individuos la alteración del estado se inicia al mismo tiempo que la bulimia
nerviosa o durante su curso y los sujetos manifiestan a menudo que el trastorno de estado de ánimo es
debido a la bulimia nerviosa. Sin embargo, en ocasiones el trastorno del estado de ánimo precede a la
bulimia nerviosa. Hay asimismo una incidencia elevada de síntomas de ansiedad (p. ej., miedo a las
situaciones sociales) o de trastornos de ansiedad. Todos estos síntomas de ansiedad y depresión
desaparecen cuando se trata la bulimia nerviosa.
Datos preliminares sugieren que en casos del tipo purgativo hay más síntomas depresivos y una mayor
preocupación por el peso y la silueta corporal que en los casos del tipo no purgativo.
Diagnóstico diferencial:
A los individuos con atracones que aparecen exclusivamente en el transcurso de la anorexia nerviosa se les
diagnostica anorexia nerviosa, tipo compulsivo/purgativo, y no debe establecerse el diagnóstico adicional de
bulimia nerviosa.
El comer en exceso es frecuente en el trastorno depresivo mayor, con síntomas atípicos, pero estos sujetos
no recurren a medidas compensatorias ni muestran preocupación excesiva por el peso y la silueta
corporales.
Hay una permanente invitación a saborear deliciosos platos, con calorías concentradas y, simultáneamente,
fuertes demandas acerca del control del peso. La presión puede ser tal que las personas pierdan la noción de
su propio cuerpo.
Los y las adolescentes muestran con su conducta que no aceptan la realidad biológica ni el concepto médico
de peso adecuado. Esta situación es especialmente complicada para aquellos individuos genéticamente
determinados a tener peso por encima del promedio.
Pareciera que la biología empuja en un sentido, y los valores socio-culturales en otro.
El aumento progresivo de peso es un fenómeno universal y propio del mundo desarrollado. Entre esa
presión hacia el adelgazamiento y esa tendencia natural al incremento del peso se hallan las mujeres,
especialmente las más jóvenes.
En nuestra sociedad existe la preocupación por la comida, las dietas, el talle, la figura, especialmente entre
las mujeres; se considera como ideal un cuerpo esbelto y hay una creencia prevaleciente de que la gordura
es mala.
En nuestro medio es habitual premiar a los niños con golosinas, festejar acontecimientos de todo tipo con
comida y darse un gusto ingiriendo algo "pecaminoso". Todos estos alimentos entran normalmente en la
categoría da "malos" y se contraponen a la presión publicitaria de diarios, revistas, propagandas televisivas y
la moda, que permanentemente inducen a la delgadez.
Los cambios históricos entrañan cambios culturales que, entre otras cosas, acarrean modificaciones en los
patrones estéticos corporales. La existencia de un modelo, un ideal de belleza establecido y compartido
socialmente, supone una presión altamente significativa sobre todos y cada uno de ¡os miembros de una
población. Quienes encarnan las características del modelo tienen razones para autovalorarse
positivamente; aquellos que se apartan de él sufren y suelen padecer una baja autoestima.
Uno de los caminos es a través de los medios de comunicación: son creadores de estereotipos que surgen e
influyen en la población general, convirtiéndose así en un proceso dinámico e interactivo. Se constata que
casi uno de cada cuatro anuncios qué llegan a un público predominantemente femenino invitan directa o
indirectamente a perder peso o a hacer deseable el peso bajo.
El dramático predominio de las mujeres sobre los varones en cuanto al padecimiento de patología
alimentaria, guarda relación con los aspectos psico-socioculturales del sexo. Es evidente que la mujer debe
comer en público guardando unas formas que no son las mismas que se exigen a los varones.
Las influencias socioculturales son tan evidentes que no pueden reducirse la comprensión de la patología
alimentaria a una sola causa. Se trata en realidad de un crisol en el que confluyen la biología, la cultura, la
persona, las relaciones problemáticas.
Discriminación:
Suele haber a nivel social una marcada discriminación hacia las personas con sobrepeso y obesidad, que
muchas veces conlleva al aislamiento social de quienes tienen esos kilos de más.
En la adolescencia y en la adultez, las mujeres parecen resultar más afectadas que los varones por este
perjuicio antigordura, en parte porque la “figura” de la mujer que se espera socialmente, está determinada
por la delgadez y la figura 90-60-90, lo cual no sucede tan así en los hombres.
Lic. Melina Duarte Durán
MP. N° 2269
La evitación de la obesidad parece constituir una actividad muy concreta a través de la cual las mujeres
jóvenes pueden competir y obtener respuestas sociales favorables que permitan incrementar la autoestima.
Curso:
Factores predisponentes:
Factores precipitantes:
acontecimientos que hacen al paciente sentirse “gordos" y los convence de la necesidad urgente de
bajar peso.
conflictos interpersonales
dificultades familiares: enfermedad, separación del paciente de su familia, muerte de familiares,
problemas conyugales, abuso sexual (por parte de padres, hermanos, etc.)
conflictos sexuales: el trauma sexual es un importante evento precipitante, pero aparentemente no
es más frecuente entre los individuos con desórdenes alimentarios que entre aquellos que hacen
terapia por otras razones.
Factores de mantenimiento:
Hay ciertas generalidades posibles a observarse en la anamnesis y semiología clínica de los pacientes con
anorexia nerviosa:
Amenorrea (falta del periodo menstrual por un tiempo mayor a tres meses)
Hipotensión-arterial: presión baja que provoca mareos y desmayos.
Bradicardia: frecuencia cardíaca baja. Significa que el corazón late lento.
Pérdida de peso
Hipotermia
Piel seca y quebradiza
Cabello débil, ralo, seco
Caída de cabello y uñas quebradizas
Lanugo: vello débil en la espalda.
Cianosis distal: refiere a la descoloración azulada de la piel, de las bases del clavo y de las
membranas mucosas.
Edemas
Hipercarotinemia: trastorno metabólico extremadamente poco frecuente que se caracteriza
clínicamente por decoloración de la piel, elevados niveles de caroteno y bajos niveles de vitamina A.
Palidez de piel y mucosas
Disminución del tejido celular subcutáneo
Disminución del trofismo muscular
Red venosa visible
Arritmias cardiacas
Ingurgitación yugular
Disneas: ahogo o dificultad en la respiración
Hepatoesplenomegalía: bazo e hígado agrandado
Abdomen excavado
Cuerda cólica palpable (por constipación)
Hipotrofia mamaria
Hipogenitalismo
Calambres
Tetania (contractura muscular por hipocalcemia)
Parestesias: sensación indolora de hormigueo o adormecimiento en las manos, piernas, pies, brazos,
etc.
Osteoporosis: huesos frágiles y tendientes a fracturarse.
Signo de Rusell positivo: Los pacientes vomitadores, pueden presentan cayos en el dorso de la mano
por la introducción de los dedos en la boca con la visible impronta dentaria.
Es necesario tener en cuenta desde el punto de vista clínico los diferentes diagnósticos diferenciales,
fundamentales para el abordaje en el tratamiento del paciente. Es decir descartar otras causas posibles de
pérdida de peso, sobre todo si hay características atípicas (como el inicio de la enfermedad después de los
40 años).
Desde el punto de vista psiquiátrico debemos claramente diferenciarla del trastorno depresivo en el que
puede haber una pérdida de peso importante, pero la mayoría de los individuos con este trastorno no tienen
deseo de adelgazar ni miedo a ganar peso.
En la esquizofrenia en la que se observan patrones de alimentación bastante raros; los enfermos adelgazan
en ocasiones de forma significativa, pero rara vez temen a ganar peso ni presentan alteración de la imagen
corporal (necesarias para establecer el diagnóstico de anorexia nerviosa). Suelen temer ser envenenados por
ejemplo si el cuadro es de tipo paranoide.
Deshidratación severa.
Desnutrición grave.
Infecciones.
Desequilibrios hidroeléctricos ocasionados por las conductas purgativas.
Alcalosis hipoclorémica: (baja concentración del ion cloro en el plasma sanguíneo) es aquella
causada por una deficiencia o pérdida extrema de cloruro (que puede ser debido a vómitos
persistentes).
Hipocalemia.
Arritmias cardíacas: paro cardíaco.
Nefropatía hipocalémica: insuficiencia renal crónica.
Edema de rebote (al suprimir las conductas purgativas), que puede llegar a la anasarca (edema
generalizado).
Alteraciones en los parámetros de laboratorio.
Anemia.
Leucopenia: Disminución del número de leucocitos en la sangre, por debajo de 4 000 por milímetro
cúbico.
Linfocitosis: es un aumento en un tipo de glóbulo blanco de la sangre denominado linfocito. Los
linfocitos ayudan a combatir las enfermedades, por lo tanto es normal que la cantidad de linfocitos
aumente temporalmente después de una infección.
Hipoproteinemia: es una condición donde hay un nivel anormalmente bajo de proteína en la sangre
Caída de pelo, uñas, dientes
Deshidratación, mareos, desmayos
Piel seca
Alteraciones menstruales, esterilidad
Úlceras estomacales y problemas digestivos
Hipotermia
Osteoporosis
Problemas cardíacos
Muerte
UNIDAD 3
COMORBILIDADES
Comorbilidad significa coexistencia de más de una enfermedad en un mismo paciente en este caso de la
patología alimentaria, ya sea Anorexia o Bulimia con alguna otra entidad de índole clínica o psiquiátrica.
Ante una consulta debemos siempre tener en cuenta tres posibles situaciones:
Diagnósticos diferenciales:
Para ello, tenemos que repasar los criterios del DSM IV de cada uno de los trastornos que pueden coexistir
con una patología alimentaria, a fines de realizar una minuciosa evaluación y verificar que existe una
comorbilidad, o bien son síntomas unidos a la patología de alimentación.
CRITERIOS:
A. Presencia de cinco (o más) de los siguientes síntomas durante un período de 2 semanas, que representan
un cambio respecto a la actividad previa; uno de los síntomas debe ser el estado de ánimo depresivo y/o
pérdidas de interés o de la capacidad para el placer. Los demás síntomas son:
Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo indica el propio sujeto (p.
ej., se siente triste o vacío) o la observación realizada por otros (p. ej., llanto). En los niños y
adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable.
Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las
actividades, la mayor parte del día, casi cada día (según refiere el propio sujeto u observan los
demás)
Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (p. ej., un cambio de más del 5 %
del peso corporal en 1 mes), o pérdida o aumento del apetito casi cada día. Nota: En niños hay que
valorar el fracaso en lograr los aumentos de peso esperables
Insomnio o hipersomnia casi cada día
Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día (observable por los demás, no meras
sensaciones de inquietud o de estar enlentecido)
Fatiga o pérdida de energía casi cada día
Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que pueden ser delirantes) casi cada
día (no los simples autorreproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermo)
Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi cada día (ya sea una
atribución subjetiva o una observación ajena)
Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un
plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse
EPISODIO MANÍACO
CRITERIOS:
B. Durante el período de alteración del estado de ánimo han persistido tres (o más) de los siguientes
síntomas (cuatro si el estado de ánimo es sólo irritable) y ha habido en un grado significativo:
D. La alteración del estado de ánimo es suficientemente grave como para provocar deterioro laboral o de las
actividades sociales habituales o de las relaciones con los demás, o para necesitar hospitalización con el fin
de prevenir los daños a uno mismo o a los demás, o hay síntomas psicóticos.
E. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p.ej. una droga, un
medicamento u otro tratamiento) ni a una enfermedad medica (p. ej., hipertiroidismo).
Lic. Melina Duarte Durán
MP. N° 2269
EPISODIO MIXTO
CRITERIOS
A. Se cumplen los criterios tanto para un episodio maníaco como para un episodio depresivo mayor (excepto
en la duración) casi cada día durante al menos un período de 1 semana.
B. La alteración del estado de ánimo es suficientemente grave para provocar un importante deterioro
laboral, social o de las relaciones con los demás, o para necesitar hospitalización con el fin de prevenir los
daños a uno mismo o a los demás, o hay síntomas psicóticos.
C. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un
medicamento u otro tratamiento) ni a enfermedad médica (p. ej., hipertiroidismo).
EPISODIO HIPOMANÍACO
CRITERIOS:
B. Durante el período de alteración del estado de ánimo, han persistido tres (o más) de los siguientes
síntomas (cuatro si el estado de ánimo es sólo irritable) y ha habido en un grado significativo:
2. Disminución de la necesidad de dormir (p. ej., se siente descansado tras sólo 3 horas de sueño)
5. Distraibilidad (p. ej., la atención se desvía demasiado fácilmente hacia estímulos externos banales o
irrelevantes)
6. Aumento de la actividad intencionada (ya sea socialmente, en el trabajo o los estudios o sexualmente) o
agitación psicomotora
7. Implicación excesiva en actividades placenteras que tienen un alto potencial para producir consecuencias
graves (p. ej., enzarzarse en compras irrefrenables, indiscreciones sexuales o inversiones económicas
alocadas)
C. El episodio está asociado a un cambio inequívoco de la actividad que no es característico del sujeto
cuando está asintomático.
D. La alteración del estado de ánimo y el cambio de la actividad son observables por los demás.
E. El episodio no es suficientemente grave como para provocar un deterioro laboral o social importante o
para necesitar hospitalización, ni hay síntomas psicóticos.
F. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un
medicamento u otro tratamiento) ni a una enfermedad médica (p. ej., hipertiroidismo).
Trastornos depresivos
B. El episodio depresivo mayor no se explica mejor por la presencia de un trastorno esquizoafectivo y no está
superpuesto a una esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante o un trastorno
psicótico no especificado.
Además, especificar:
- Crónico
- Con síntomas catatónicos
- Con síntomas melancólicos
- Con síntomas atípicos
- De inicio en el posparto
CRITERIOS:
A. Presencia de dos o más episodios depresivos mayores. (Tienen que haber pasado más de dos meses
seguidos sin que se cumplan los criterios para un episodio depresivo mayor)
B. Los episodios depresivos mayores no se explican mejor por la presencia de un trastorno esquizoafectivo y
no están superpuestos a una esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante o un
trastorno psicótico no especificado.
TRASTORNO DISTÍMICO
CRITERIOS:
A. Estado de ánimo crónicamente depresivo la mayor parte del día de la mayoría de los días, manifestado
por el sujeto u observado por los demás, durante al menos 2 años.
(En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable y la duración debe ser de al menos 1 año).
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C. Durante el período de 2 años (1 año en niños y adolescentes) de la alteración, el sujeto no ha estado sin
síntomas de los Criterios A y B durante más de 2 meses seguidos.
D. No ha habido ningún episodio depresivo mayor durante los primeros 2 años de la alteración (1 año para
niños y adolescentes); por ejemplo, la alteración no se explica mejor por la presencia de un trastorno
depresivo mayor crónico o un trastorno depresivo mayor, en remisión parcial.
G. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un
medicamento) o a enfermedad médica (p. ej., hipotiroidismo).
H. Los síntomas causan un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo.
Especificar si:
Inicio temprano: si el inicio es antes de los 21 años
Inicio tardío: si el inicio se produce a los 21 años o con posterioridad
Trastornos bipolares:
CRITERIOS:
CRITERIOS:
C. Los síntomas afectivos provocan un malestar clínicamente significativo o un deterioro social, laboral o de
otras áreas importantes de la actividad del individuo.
D. Los episodios afectivos en los Criterios A y B no se explican mejor por la presencia de un trastorno
esquizoafectivo y no están superpuestos a una esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno
delirante o un trastorno psicótico no especificado.
CRITERIOS:
C. Los episodios afectivos en los Criterios A y B no se explican mejor por la presencia de un trastorno
esquizoafectivo y no están superpuestos a una esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno
delirante o un trastorno psicótico no especificado.
CRITERIOS:
C. Los episodios afectivos en los Criterios A y B no se explican mejor por la presencia de un trastorno
esquizoafectivo y no están superpuestos a una esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno
delirante o un trastorno psicótico no especificado.
CRITERIOS:
C. Los episodios afectivos en los Criterios A y B no se explican mejor por la presencia de un trastorno
esquizoafectivo y no están superpuestos a una esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno
delirante o un trastorno psicótico no especificado.
CRITERIOS:
D. Los síntomas afectivos en los Criterios A y B no se explican mejor por la presencia de un trastorno
esquizoafectivo y no están superpuestos a una esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno
delirante o un trastorno psicótico no especificado.
E. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social/laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo.
TRASTORNO CICLOTÍMICO:
C. Durante los primeros 2 años de la alteración no se ha presentado ningún episodio depresivo mayor,
episodio maníaco o episodio mixto.
D. Los síntomas del Criterio A no se explican mejor por la presencia de un trastorno esquizoafectivo y no
están superpuestos a una esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante o un
trastorno psicótico no especificado.
E. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un
medicamento) o a una enfermedad médica (p. ej., hipertiroidismo).
F. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo.
TRASTORNOS DE PERSONALIDAD
Cognición (p. ej., formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y a los
acontecimientos)
Afectividad (p. ej., la gama, intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta emocional)
Actividad interpersonal
Control de los impulsos
Es un patrón PERMANENTE E INFLEXIBLE, haciéndose extensivo a una amplia gama de situaciones. Provoca
un malestar clínicamente significativo en lo personal, laboral, afectivo, social, etc. Este patrón es estable y
tiene una larga duración, y por lo general su comienzo se remonta a la adolescencia de la persona.
CRITERIOS
A. Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta, de forma que las intenciones de los
demás son interpretadas como maliciosas, que aparecen en diversos contextos, como lo indican cuatro (o
más) de los siguientes puntos:
1. sospecha, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a
engañar
2. Preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos y socios
3. Reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que compartan vaya a ser
utilizada en su contra
4. En las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son degradantes o
amenazadores
5. Alberga rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o desprecios
6. Percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y está predispuesto
a reaccionar con ira o a contraatacar
7. Sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su pareja le es infiel.
CRITERIOS:
1. ni desea ni disfruta de las relaciones personales, incluido el formar parte de una familia
2. Escoge casi siempre actividades solitarias
3. Tiene escaso o ningún interés en tener experiencias sexuales con otra persona
Lic. Melina Duarte Durán
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CRITERIOS:
A. Un patrón general de déficit sociales e interpersonales asociados a malestar agudo y una capacidad
reducida para las relaciones personales, así como distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades
del comportamiento, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo
indican cinco (o más) de los siguientes puntos:
CRITERIOS:
A. Un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad
de 15 años, como lo indican tres (o más) de los siguientes ítems:
1. fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el
perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención
2. Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un
beneficio personal o por placer
3. Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro
4. Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones
5. Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás
6. Irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de
hacerse cargo de obligaciones económicas.
7. Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o
robado a otros
CRITERIOS:
1. esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado. Nota: No incluir los comportamientos
suicidas o de automutilación que se recogen en el Criterio 5.
2. un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los
extremos de idealización y devaluación.
3. alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable.
4. impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo (p. ej., gastos, sexo,
abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida). Nota: No incluir los comportamientos
suicidas o de automutilación que se recogen en el Criterio 5.
5. comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de automutilación.
6. inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (p. ej., episodios de intensa
disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez unos días)
7. Sentimientos crónicos de vacío.
8. ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (p. ej., muestras frecuentes de mal genio,
enfado constante, peleas físicas recurrentes).
9. ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.
CRITERIOS:
Un patrón general de excesiva emotividad y una búsqueda de atención, que empiezan al principio de la
edad adulta y que se dan en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
CRITERIOS:
1. tiene un grandioso sentido de autoimportancia (p. ej., exagera los logros y capacidades, espera ser
reconocido como superior, sin unos logros proporcionados).
2. está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.
3. cree que es "especial" y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse con otras
personas (o instituciones) que son especiales o de alto status.
4. exige una admiración excesiva.
5. es muy pretencioso, por ejemplo, expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que
se cumplan automáticamente sus expectativas.
6. es interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias
metas.
7. carece de empatia: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
8. frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.
9. presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbios.
CRITERIOS:
1. evita trabajos o actividades que impliquen un contacto interpersonal importante debido al miedo a las
críticas, la desaprobación o el rechazo.
2. es reacio a implicarse con la gente si no está seguro de que va a agradar.
3. demuestra represión en las relaciones íntimas debido al miedo a ser avergonzado o ridiculizado.
4. está preocupado por la posibilidad de ser criticado o rechazado en las situaciones sociales.
5. está inhibido en las situaciones interpersonales nuevas a causa de sentimientos de inferioridad.
6. se ve a sí mismo socialmente inepto, personalmente poco interesante o inferior a los demás.
7. es extremadamente reacio a correr riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades debido a que
pueden ser comprometedoras.
CRITERIOS:
Una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión
y adhesión y temores de separación, que empieza al inicio de la edad adulta y se da en varios contextos,
como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
1. tiene dificultades para tomar las decisiones cotidianas si no cuenta con un excesivo aconsejamiento y
reafirmación por parte de los demás.
2. necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida.
3. tiene dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o
aprobación. Nota: No se incluyen los temores o la retribución realistas.
4. tiene dificultades para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera (debido a la falta de confianza
en su propio juicio o en sus capacidades más que a una falta de motivación o de energía).
5. va demasiado lejos llevado por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás, hasta el punto de
presentarse voluntario para realizar tareas desagradables.
6. se siente incómodo o desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados a ser incapaz de
cuidar de sí mismo.
7. cuando termina una relación importante, busca urgentemente otra relación que le proporcione el cuidado
y el apoyo que necesita.
8. está preocupado de forma no realista por el miedo a que le abandonen y tenga que cuidar de sí mismo.
CRITERIOS:
1. Preocupación por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización o los horarios, hasta el punto
de perder de vista el objeto principal de la actividad.
2. Perfeccionismo que interfiere con la finalización de las tareas (p. ej., es incapaz de acabar un proyecto
porque no cumple sus propias exigencias, que son demasiado estrictas).
3. Dedicación excesiva al trabajo y a la productividad con exclusión de las actividades de ocio y las amistades
(no atribuible a necesidades económicas evidentes).
4. Excesiva terquedad, escrupulosidad e inflexibilidad en temas de moral, ética o valores (no atribuible a la
identificación con la cultura o la religión).
5. Incapacidad para tirar los objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen un valor sentimental.
6. Es reacio a delegar tareas o trabajo en otros, a no ser que éstos se sometan exactamente a su manera de
hacer las cosas.
7. Adopta un estilo avaro en los gastos para él y para los demás; el dinero se considera algo que hay que
acumular con vistas a catástrofes futuras.
8. Muestra rigidez y obstinación.
Son trastornos que presentan síntomas muy similares, tales como la excitabilidad general, inestabilidad
afectiva, irritabilidad o la falta de control de los impulsos entre otros, debido a esto realizar un diagnostico
diferencial entre los mismos puede ser difícil de llevar a cabo, para lo cual es importante realizar una
anamnesis detallada prestando vital atención a la historia general del individuo.
Uno de los síntomas de ambos trastornos es que tienen un sentido inestable del yo, cuando una persona
tiene un sentido inestable de sí mismo, que carece de una visión sólida y coherente de lo que es como
persona, en cualquier momento dado, la persona puede verse a sí misma como "todo bien" o " todo mal".
Muchos pacientes borderline y bipolar también sufren otros problemas de salud mental, en particular los
problemas de ansiedad, como la ansiedad social.
Lic. Melina Duarte Durán
MP. N° 2269
La impulsividad es otro síntoma común a ambos trastornos, que se manifiesta con conductas que ponen en
peligro la vida del paciente, tales como promiscuidad, abuso de sustancias, o autolesiones, incluso idealizar
el suicidio e intentarlo.
También algo en común a ambos es la inestabilidad afectiva, habiendo respuestas inapropiadas y erráticas a
ciertas experiencias diarias. Pueden ser extremadamente sensibles a las críticas.
Una diferencia importante es la velocidad con la que los pacientes cambian su estado de ánimo. En alguien
con límite, por lo general dicho cambio del estado de ánimo puede ser muy rápido. Ellos pueden tener un
furioso arrebato emocional de un minuto, y unos momentos después ser extremadamente alegre. En una
persona con trastorno bipolar, estos cambios emocionales pueden durar días, semanas o incluso meses.
Otra diferencia importante es que el límite de la personalidad es más a menudo cargado de sentimientos de
soledad, vacío, y el miedo al abandono. Personas bipolares tienden a no tener estos sentimientos, o no en
la misma medida como frontera.
El tratamiento de ambos trastornos difiere en que el tratamiento bipolar es, ante todo, la medicación,
mientras que el límite la personalidad se trata ante todo con la psicoterapia. Un paciente con trastorno
Borderline a veces puede tratarse únicamente con psicoterapia. En bipolar, la terapia sola casi nunca se
utiliza a menos que el paciente se niegue al tratamiento farmacológico. Ambos trastornos responden mejor
a las terapias tradicionales, como la terapia cognitivo- conductual o el psicoanálisis.
Como resumen, podemos decir que los elementos más sustanciales para determinar el diagnóstico
diferencial son:
En la historia se ha relacionado a los trastornos depresivos mayores con la anorexia nerviosa por los
siguientes motivos:
Tanto los pacientes depresivos como los anoréxicos mejoran al tomar medicamentos con acción
antidepresiva
En la depresión y en la anorexia un 40 % de los casos no suprimen en la prueba de supresión de la
dexametasona. Esta prueba es un marcador biológico de estado depresivo que consta en inhibir a la
suprarrenal administrando dexametasona (un corticoide artificial exógeno) por vía intramuscular
provocando entonces que el cuerpo sintetice menos cortisol (corticoide endógeno) a través de la
suprarrenal. Es por ello que lo normal cuando se mide el cortisol al día siguiente es encontrarlo
disminuido (por haberse inhibido la síntesis endógena ante la presencia del corticoide exógeno) y lo
patológico (depresión o anorexia) es encontrarlo normal porque no pudo suprimirse la glándula
suprarrenal a pesar de la administración del corticoide exógeno (la dexametasona).
Por estas similitudes a las que se agregan que durante los episodios depresivos los pacientes varían su
apetito y por ende su peso, como ocurre por ejemplo en el episodio con características melancólicas donde
se suele apreciar pérdida de apetito y descenso de peso de al menos el 5 %.
Y por el otro lado en los cuadros de patología alimentaria es común encontrar episodios de ánimo
deprimido. Así es que se solía asociar ambas patologías y se llegó a determinar que la Anorexia Nerviosa era
una forma de depresión.
Hoy en día la Anorexia y la Bulimia son consideradas entidades aparte, síndromes con síntomas y signos
propios e independientes de otros trastornos.
Una vez establecida esta condición nos queda por evaluar la situación de diagnóstico diferencial y la de
comorbilidad.
En el episodio depresivo encontramos un ánimo deprimido, con tristeza, angustia, anhedonia (pérdida de la
capacidad para sentir placer) sin ideas extrañas con respecto al cuerpo y la comida y si hay anorexia con
descenso de peso, es por la pérdida del apetito como signo de la pérdida en el interés por vivir.
En la Patología Alimentaria encontramos obsesión y hasta delirio por el cuerpo y la comida y la negativa a
comer pasa por un pánico mórbido a engordar y además presenta la distorsión del esquema corporal. Es
bueno recordar aquí que en la Anorexia Nerviosa no hay pérdida del apetito, sino una negación maníaca del
mismo.
Parecería bastante sencillo diferenciar si existe o no Patología Alimentaria, pero lo que a veces es un poco
más complicado es apreciar si existe en comorbilidad un cuadro depresivo. Si el ánimo varía sólo en función
a las ideas y sentimientos en cuanto al cuerpo y la comida estamos obviamente ante un cuadro anoréxico
que pasa por un periodo depresivo pero no que cursa con trastorno depresivo completo asociado.
Igualmente hay que tener en cuenta que la anorexia puede provocar intensos periodos depresivos que
pueden hacer necesario la implementación de psicofármacoterapia antidepresiva.
Otro de los cuadros afectivos que se relacionan y mucho con los desórdenes de la alimentación son los
Trastornos Bipolares.
En los 80´ se hablaba de más de un 40 % de coexistencia de síntomas depresivos unipolares con anorexia y
de casi un 80 % con bulimia. Hoy en día son pocos los cuadros afectivos unipolares, ya que han sido
desplazados por los bipolares en cifras semejantes.
Como vemos en el DSM IV los trastornos de ansiedad y angustia se reúnen en un conjunto de síndromes
donde las mismas son los síntomas cardinales. Los trastornos en cuestión son entonces, Angustia con o sin
Agorafobia o más conocido como Ataque de Pánico, las Fobias Simples, Múltiples y Sociales, el Trastorno
Obsesivo-Compulsivo, la Ansiedad Generalizada y los Trastornos de Stress Post-Traumático, con su
consecuencia más frecuente: los Desórdenes Disociativos.
Todos estos síndromes guardan alguna relación con la Anorexia y la Bulimia, la cual depende de las
características poli-sintomáticas de estas últimas. Es decir no hay caso con desorden alimentario que no
sufra de síntomas de angustia y ansiedad acompañados de rasgos panicosos, obsesivos-compulsivos, fóbicos
y disociativos.
Según nuestra visión la base de la Patología Alimentaria se apoya en la inmadurez emocional, en el miedo a
crecer, la baja autoestima y en una incapacidad para relacionarse con el entorno fundamentada en un
sentimiento de miedo a no ser aceptado por los demás Este miedo tiene una expresión muy clara de fobia
social, y los síntomas de la anorexia y la bulimia tendrían como finalidad desviar la atención y la emoción
hacia el cuerpo y la comida.
No hay paciente con patología alimentaria que no viva pendiente de la opinión de los demás y que no
busque desesperadamente la aceptación social a través del cuerpo y de su rendimiento intelectual sufriendo
además de sentimientos de inferioridad que la impulsan a tratar de trascender siendo la mejor en lo suyo, no
por vocación sino por necesidad de aceptación.
Un caso de anorexia o de bulimia puede presentar síntomas panicosos referidos al miedo a engordar o a la
comida, de ser así no se considera un trastorno de ataque de pánico sino una característica más de la
Patología Alimentaria que sufre el paciente en cuestión. Haremos un diagnóstico de comorbilidad cuando
una vez superada la Patología Alimentaria continúen los ataques de angustia y además los mismos no estén
referidos al cuerpo y la comida.
Un caso de anorexia o de bulimia puede presentar síntomas fóbicos simples, múltiples o sociales referidos al
miedo a engordar o a la comida, de ser así no se considera un trastorno fóbico sino una característica más de
la Patología Alimentaria que sufre el paciente en cuestión. Haremos un diagnóstico de comorbilidad cuando
una vez superada la Patología Alimentaria continúen los síntomas fóbicos y además los mismos no estén
referidos al cuerpo y la comida.
Trastorno obsesivo-compulsivo:
Un caso de anorexia o de bulimia puede presentar ideas obsesivas y rituales referidos al miedo a engordar o
a la comida, de ser así no se considera un trastorno obsesivo sino una característica más de la Patología
Alimentaria que sufre el paciente en cuestión. Haremos un diagnóstico de comorbilidad cuando una vez
superada la Patología Alimentaria continúen los síntomas obsesivos y además los mismos no estén referidos
al cuerpo y la comida.
Trastorno de ansiedad generalizada:
Un caso de anorexia o de bulimia puede presentar síntomas de ansiedad generalizada referidos al miedo a
engordar o a la comida, de ser así no se considera un trastorno ansioso sino una característica más de la
Patología Alimentaria que sufre el paciente en cuestión. Haremos un diagnóstico de comorbilidad cuando
una vez superada la Patología Alimentaria continúen los síntomas de ansiedad generalizada y además los
mismos no estén referidos al cuerpo y la comida.
En estos casos debemos hacer una diferencia. Cuando existen síntomas de TEPT debemos diferenciar el
agudo del crónico según el manual nos enseña y si nos encontramos con historia antigua de abuso ya sea
sexual, psicológico o violencia de cualquier tipo el TEPT ocasiona un Trastorno Disociativo.
Se ha relacionado bastante al antecedente de abuso sexual como causa de patología alimentaria. Se han
encontrado casos de anorexia en el que la paciente rechaza tener el cuerpo femenino adulto para evitar
revivir la experiencia traumática de un abuso sexual o violación en la infancia o adolescencia temprana. Y
casos de Bulimia en los cuales las pacientes se castigan con relaciones impulsivas por la culpa que acarrean al
haber padecido de alguno de estos antecedentes. Lo cierto es que la relación no es tan lineal, ya que la
incidencia de abuso es tan alta en la sociedad, que el fenómeno abarca mucho más que la Patología
Alimentaria.
También es cierto que la anorexia y la bulimia tienen características disociativas fuertes, pero sólo haremos
un diagnóstico en comorbilidad de TEPT y Trastorno disociativo cuando encontremos los antecedentes
descriptos y cuando los síntomas disociativos no estén en relación a obsesiones con el cuerpo y la comida
solamente.
TRASTORNOS PSICÓTICOS
Existen casos de esquizofrenia donde el principal y a veces único delirio pasa por el cuerpo y la comida. En
estos casos vamos a encontrar los criterios diagnósticos de patología alimentaria y además los del trastorno
psicótico y debemos entonces considerar la comorbilidad. Tenemos que tener en cuenta que hay casos de
patología alimentaria con delirio por el cuerpo y la comida pero que no presentan los otros criterios para
trastornos psicóticos del DSM IV. En estos casos consideramos a estos síntomas psicóticos como un aspecto
más de la polisintomatología que tienen tanto la anorexia como la bulimia nerviosa.
Por otro lado podemos encontrar a un cuadro de psicosis con anorexia secundaria a un delirio provocado por
el temor a ser envenenado. Aquí corresponde hacer el diagnóstico diferencial y no considerar a la patología
alimentaria, aunque a veces el descenso de peso es tan grave que puede ser de utilidad un tratamiento
como el que se brinda para la anorexia nerviosa para mejorar este aspecto y salvar la vida del paciente.
En este punto es interesante considerar que la Patología Alimentaria tiene un fuerte perfil adictivo. Además
muchos de sus síntomas colaterales se conforman con aspectos adictivos y es por ellos que pasamos a
considerarlos.
Lic. Melina Duarte Durán
MP. N° 2269
Laxantes
Duiréticos
Anorexígenos
Hormona Tiroidea
Agua
Café
Mate
Chicles
Tabaco
Algunas de estas son propias de las conductas purgativas (Laxantes y Diuréticos) y otras ayudan al descenso
de peso (Hormona Tirodea y Anorexígenos). El agua es utilizada en abundancia en general por dos motivos:
llenar el estómago y ayudar a tolerar el hambre o facilitar el vómito licuando los alimentos del atracón. Café
y mate son usados por tener propiedades excitatorias y anorexígenas. Mascando chicles se calma la
ansiedad y se evita comer. Y el tabaco ayuda de manera similar a paliar la ansiedad, el hambre y la angustia.
TRASTORNOS DE PERSONALIDAD:
Como la Anorexia y la Bulimia son polisintomáticas es muy común pensar que subyace a ellas un trastorno
de personalidad, el más común: Tr. límite de la personalidad. Para hacer un diagnóstico en comorbilidad
conviene esperar a ver la evolución del cuadro alimentario ya que pudiera ocurrir que una vez resuelto éste
desaparezcan las características patológicas en la personalidad del paciente. De mantenerse independientes
del cuadro alimentario consideraremos la comorbilidad.
Para un trastorno borderline ayuda considerar la elevada impulsividad, las adicciones asociadas, las
conductas bizarras, las autolesiones y un estado de ánimo que presenta características bipolares.
Este grupo tiene la finalidad de brindarles a los pacientes con estos segundos diagnósticos de personalidad,
herramientas que les permitan trabajar con sus rasgos y desarrollar comportamientos o respuestas más
adaptativas en su vida cotidiana.
Una vez que psiquiatría determina estos trastornos, inmediatamente se les indica el grupo que tiene una
modalidad de asistencia una vez por semana con dos horas de duración aproximadamente.
Se puede observar en estos pacientes una gran dificultad de registro personal, lo que los lleva a acciones
impulsivas, emociones confusas e inestables; por esto trabajamos en un espacio grupal desestructurado, en
el que se priorizan técnicas de relajación, visualizaciones y expresiones artísticas que les permitan hacer un
mejor registro de sus emociones, sensaciones, diferenciándolas de sus ideas/pensamientos que no siempre
son las respuestas más acertadas o adaptativas.
También se cuenta con un espacio de talleres para los responsables de estas pacientes, con el objetivo de
explicar sobre estos trastornos, acercándoles herramientas que les permitan acompañarlos y contenerlos de
una manera más eficaz. También funciona como un espacio de contención para ellos como acompañantes
de personas con estos desórdenes.
Finalmente este grupo cuenta con entrevistas pautadas con psiquiatría y medicina clínica, haciendo el
seguimiento correspondiente.
UNIDAD 4
El primer paso en nuestra institución para abordar los trastornos alimentarios, es realizar la entrevista de
diagnóstico a cargo de un profesional especializado, el cual deberá realizar no sólo la devolución del
diagnóstico presuntivo sino también explicar las modalidades de tratamiento. Si el paciente y responsable
pueden, se deriva en primera instancia a la modalidad de:
PRE-INGRESO: Tiene el objetivo de ser un espacio grupal de adaptación a las pautas del sistema en general.
Tiene una duración de un mes aproximadamente, asistiendo el paciente dos veces por semana una hora a
terapia grupal y sus responsables deben asistir a un espacio de entrenamiento (grupal) también una vez por
semana y de una hora de duración. En esta modalidad los profesionales a cargo van explicando
funcionamiento de tratamiento, pautas y posibles indicaciones según cada caso. El grupo tanto para el
paciente como para sus responsables cuenta con testimonios que permiten hacer saber que no son los
únicos que atraviesan esta enfermedad, creando una red de contención en las distintas etapas del
tratamiento.
HOSPITAL DE DÍA:
Aquí encontraremos a la mayor cantidad de pacientes que ya están usando de todos los beneficios del
sistema para trabajar síntomas. De acuerdo a situación vital de cada paciente es que el equipo indicará un
cronograma de asistencia a la institución, en el que deberá por lo menos realizar algunas de la seis ingestas
pautadas en el día, terapia grupal, talleres psicoeducativos y los controles clínicos/psiquiátricos. Se continúa
brindando a los responsables de estos pacientes el espacio de entrenamientos y multifamiliares.
GRUPOS EXTERNOS/ADULTOS:
Modalidad que está a disposición de aquellas personas que tienen horarios recortados, ya sea por trabajo,
familia, etc.
En patología alimentaria existen diagnósticos secundarios al trastorno alimentario de base, dentro de los
más frecuentes encontramos: trastornos de personalidad borderline y trastorno emocionales bipolar. Por
esto es que contamos y ofrecemos este grupo, el cual tiene como objetivo acercar conocimiento y
herramientas a pacientes y responsables de estos desórdenes, que les permitan desenvolverse en los
diferentes espacios vitales de formas adaptativas y funcionales.
Todos estos grupos cuentan con espacios de entrenamientos semanales, los cuales están coordinados por
responsables colaboradores que están más avanzados en el tratamiento o responsables ya dados de alta
junto al paciente quienes están capacitados para brindar sus experiencias, así como transmitir las pautas
básicas de tratamiento antes desarrolladas.
A continuación se detallan dos modalidades más con las que cuenta nuestro sistema, cuya derivación
dependerá de las dificultades que presente cada responsable/paciente:
Funciona como espacio terapéutico grupal, de dos horas de duración (aprox.) tanto para familiares o
responsables en general de pacientes con patología alimentaria o personas ajenas a estos desórdenes y
estén interesados en participar de un espacio en el que pueda aprender a expresar sólo lo que piensa, sino
también lo que siente y necesita. Un espacio de encuentro con otros el que se facilite explorar miedos,
autoestima, ansiedades, dependencias afectivas, capacidades/hobbies olvidados. Incluye controles
clínicos/psiquiátricos mensuales.
Espacios destinados a demanda de los profesionales con el objetivo de abordar principalmente desacuerdos
dentro de la familia o la pareja, temáticas que necesitan de un espacio de mayor reserva; acercando
herramientas orientadas a generar acuerdos nuevos y más asertivos, mejorar los modos de comunicación
entre las partes. Se proponen cuatro encuentros quincenales de una hora de duración.
Psicofarmacología de los
trastornos de alimentación
Respecto al aspecto físico es fundamental comprender el concepto que en el paciente no sólo basta lograr
un aumento en el peso episódico, sino también tener en cuenta que no impide que el cuadro se vuelva a
instalar en momentos subsiguientes. De este modo se determina la necesidad de implementar una
terapéutica que ayude a modificar estas conductas desadaptativas por otras de adecuación eficaz a un
medio social en general hostil. El desarrollo de la maduración emocional se torna crucial para el desarrollo
de este objetivo.
Los abordajes psicofarmacológicos para el tratamiento en la anorexia y la bulimia nerviosa han sido de los
más diversos, según se entienda la entidad. Si se considera a estas enfermedades como una variante de los
trastornos del estado de ánimo, es lógico entender el uso de moléculas antidepresivas en su terapéutica.
Si se considera un matiz delirante en el pánico a engordar y en la distorsión del esquema corporal se
entiende el uso de moléculas antipsicóticas.
El espectro bipolar y los trastornos de personalidad hacen incluir a los antirrecurrenciales y antiimpulsivos.
Angustia, ansiedad, fobias y obsesión sugieren el uso de benzodiacepinas y antidepresivos para su
tratamiento sintomático.
TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS
BULIMIA NERVIOSA:
Desde la inicial descripción de la bulimia nerviosa hecha por Russell en 1979 ha habido un real progreso en el
desarrollo de las terapéuticas, incluso de las psicofarmacológicas para esta afección, en contraste con la
anorexia nerviosa. Esto es en parte así porque la bulimia nerviosa es mucho más común, usualmente menos
mortal y su tratamiento suele basarse en programas externos.
Todos los antidepresivos resultaron tener un moderado nivel de eficacia sin sobresalir ninguno como para
elegirlo como molécula específica para el tratamiento de esta entidad. De estas experiencias se desprende
que no existe aún una molécula antidepresiva específica para el tratamiento de la bulimia nerviosa, y que se
hace necesario asociar a éstas terapéuticas las psicoterapias.
El uso de antirrecurrenciales puede ser de mucha utilidad en aquellos pacientes que presentan seria
inestabilidad anímica como parte de su cuadro alimentario y que de esta forma perpetúan el trastorno
bulímico. (Garner y Garfinkel, 1997).
Hoy en día son de primera elección el ácido valproico.
Lic. Melina Duarte Durán
MP. N° 2269
Uso de ansiolíticos:
La conducta del atracón dispara distintas reacciones afectivas, entre ellas la ansiedad. No ha habido
investigaciones cuidadosas en el uso de ansiolíticos, y además los pacientes que sufren de bulimia nerviosa
son propensos a desarrollar distintos tipos de adicciones, por lo que son potenciales abusadores de estos
fármacos. De allí que los distintos autores sugieren un uso racional y muy cuidadoso de las benzodiacepinas
para el tratamiento de estas afecciones.
Jonas y Gold condujeron en 1987 un estudio abierto con naltrexona, basándose en las ideas de que existen
alteraciones nerviosas centrales en las vías de los opiáceos endógenos y que de éstas aparece alterada la
conducta alimentaria. Siete de diez casos mostraron franca mejoría, sin embargo no existen evidencias en la
bibliografía de efectos positivos de la naltrexona en la PA.
ANOREXIA NERVIOSA:
Aproximadamente un 25% de los pacientes desarrolla cuadros crónicos y presentan comorbilidad que hace
necesario el uso de psicofármacos, más para el tratamiento de estas afecciones acompañantes que del
cuadro.
Uso de antidepresivos:
Como ocurre en la bulimia nerviosa, existen numerosas asociaciones entre la anorexia nerviosa y la
depresión que sugieren el uso de antidepresivos para combatir la primera. Pero se debe tener en cuenta que
muchos de los síntomas depresivos pueden derivar de la desnutrición y así se resuelven principalmente con
la realimentación. Otros son secundarios a la clínica psiquiátrica propia de la patología alimentaria; además
existen los cuadros de comorbilidad. Entonces encontramos que el tratamiento de los síntomas depresivos
en la anorexia nerviosa es complejo.
En 1990 diferentes autores publicaron un estudio abierto con fluoxetina en el que mostraban mejoría en el
peso y en los síntomas depresivos de los pacientes con anorexia tratados. Sin embargo, en coincidencia con
estos estudios existen publicaciones que detallan efectos negativos como el abuso de esta droga para bajar
de peso. Este tipo de consecuencia negativa ha sido significativa y se aclara en general que el uso de la
fluoxetina debe ser restringido y muy bien controlado.
No se ha demostrado aún clara mejoría de la anorexia nerviosa al menos en su etapa aguda con el uso de
antidepresivos. El conocimiento que estos medicamentos reduce síntomas depresivos, obsesivos
compulsivos y reacciones de pánico favorece su uso para prevenir recaídas del cuadro alimentario.
Uso de ansiolíticos:
La ansiedad es muy común en la anorexia nerviosa, especialmente cuando el paciente debe confrontar con
el hecho de tener que subir de peso. Pero también es muy alto el índice de comorbilidad con trastornos de
ansiedad y angustia, lo que muchas veces favorece la cronificación de cuadros psiquiátricos de diversa
gravedad. Para personas con cuadros de ansiedad grave se recomienda el uso de pequeñas dosis de
benzodicepinas (lorazepam 0,25 a 0,50 mg) unos 20 a 40 minutos previos a la ingesta de alimentos. Sin
embargo, se aclara que el uso de los tranquilizantes menores no debe extenderse mucho en el tiempo para
evitar la aparición de adicción a estos fármacos.
Uso de estimuladores del apetito:
Es fundamental tener en cuenta que la meta de un tratamiento psicofarmacológico para la anorexia nerviosa
no es sólo el aumento de peso, de hecho los pacientes afectados poseen un buen apetito, pero un intenso
pánico a caer en manos de impulsos hacia la comida con miedo mórbido a engordar. El aumento de peso
debe lograrse con una mejora de la conducta alimentaria y no con un aumento del apetito, ya que de ocurrir
esto último aumentaría en los pacientes aún más el miedo a perder el control sobre el mismo.
El retarde del vaciamiento gástrico y sus síntomas asociados de sensación de plenitud temprana y saciedad
han sido documentados en los pacientes con anorexia nerviosa con estudios hechos con isótopos
radiactivos.
Algunos estudios mostraban que se normalizaba el tránsito con el aumento de peso, aunque no en todos los
casos, este retardo facilita el rechazo por la comida y puede complicar un programa de realimentación. Por
estas razones un conjunto de agentes proquinéticos han sido probados en pacientes con AN, especialmente
en casos agudos.
Son muchas las características que distinguen a la anorexia nerviosa, entre ellas el bajo peso, la amenorrea
que inciden en el desarrollo de osteoporosis en pacientes mujeres con esta enfermedad. En 1982 Garner y
Garfinkel se sugirió que la administración de estrógenos no cumplía un rol importante en el tratamiento de
los casos crónicos. Este razonamiento se basó en que notaron que la menstruación retornaba en los
pacientes luego de un tiempo de haber recuperado el peso, y en la creencia que la recuperación de las
funciones de forma natural es la mejor y más segura forma terapéutica.
Neurolépticos:
Se dice que pacientes con cuadros obsesivos severos que no sienten sus obsesiones como intrusas (tal es el
caso de pacientes con anorexia nerviosa, que creen fervientemente que no están enfermas y que sus
conductas son normales), responden positivamente al uso de antipsicóticos neurolépticos.
Fenotiacinas:
Ventajas de la fenotiacinas:
• Su efecto ansiolítico ayuda al paciente a sobrellevar el pánico a comer y a engordar.
• Su efecto sedativo ayuda a disminuir la hiperactividad y hace más tolerable el reposo en cama, tan
necesario cuando se decide la alimentación parenteral.
• El lograr el aumento es beneficioso en estos pacientes.
Lic. Melina Duarte Durán
MP. N° 2269
Olanzapina:
Jensen y Mejhede publican en el 2000 un estudio sobre el uso de la olanzapina en la anorexia nerviosa.
Postulan este fármaco en pacientes con esta patología, más que por presentar ideas delirantes en torno al
cuerpo y la comida por el efecto de ganancia de peso que suele producir. Muller y Rolla confirman estos
datos. Se sostiene que los pacientes recuperan peso y lo mantienen.
Risperidona:
Newman y Toker publican en 1996 acerca del uso de esta droga en pacientes con anorexia nerviosa
obteniendo buenos resultados en cuanto al incremento de peso y la disminución de las ideas patológicas en
torno al cuerpo y la comida.
Otros autores en 1997 ratifican el uso de esta droga en aquellos pacientes con delirios y especialmente en
los bulímicos con síntomas negativos.
Las moléculas atípicas cobran importancia en la comorbilidad con estados psicóticos donde predominan los
síntomas negativos.
PROTOCOLO DE
MEDICACIÓN
No hay una medicación específica para el tratamiento de la patología alimentaria, hay moléculas que ayudan
a mejorar ciertos síntomas y que permiten la evolución positiva en el mismo. Los desórdenes en
comorbilidad deben recibir la medicación adecuada para su mejor evolución.
La entrevista individual no siempre determina el mejor parámetro para evaluar al paciente. Es necesario
cotejar la misma con la opinión de los terapeutas según su visión del funcionamiento del paciente dentro del
grupo y con la información que suministran sus familiares.
Moléculas usadas según protocolo y situaciones que justifican su indicación:
Levomepromacina:
Es de elección cuando la evolución en el peso es mala, cuando persisten conductas purgativas con fuerte
ideación obsesiva con el cuerpo y la comida, y cuando persiste la hiperactividad. Debe ser administrada con
cuidado por sus efectos adversos, en especial el de la hipotensión.
Dosis usuales: de inicio ¼ de comprimido de 25 mg y luego ir subiendo según necesidad y tolerancia hasta 4
comprimidos de 25 mg por día.
Olanzapina y risperidona:
Haloperidol:
Cuando hay productividad psicótica activa. Dosis: 0,5 mg hasta 15 mg por día.
Litio:
Cuando se detecta polo hipomaníaco y elevada impulsividad y agresividad. Dosis 150 a 1200 mg por día.
Realizar seguimientos con litemias
Divalproato de sodio:
Para los trastornos bipolaresde tan común presentación. Dosis: 250 mg de inicio hasta 1500 mg por día.
Lamotrigina:
Para los bipolares con tendencias más depresivas. Dosis: de inicio 25 mg hasta 300 mg.
Topiramato:
Para bipolares con mayor ansiedad hacia la comida y el sobrepeso. Dosis: de inicio 25 mg hasta 300 mg.
Carbamacepina y oxcarbamacepina:
De elección ante síntomas depresivos y bajo peso. Cuidar efectos adversos. Dosis: 25 mg hasta 300 mg.
Mirtazapina:
Son opciones posibles ante intolerancia a los antedichos y ante cuadros donde la sedación no sea tan
necesaria.
Lic. Melina Duarte Durán
MP. N° 2269
Se recuerda que los IRSS están contraindicados en menores de 18 años con cuadros depresivos, a
excepción de la sertralina para casos de TOC.
Diacepam y clonacepam:
Para potenciar efectos sedativos de otros fármacos y para situaciones puntuales y de corta duración.
Loracepam:
También es una opción el Gabapentin y la Pregabalina. Estos últimos también son de utilidad para los casos
con adicción a drogas y para la abstinencia.
Para los trastornos borderline se utilizan antipsicóticos atípicos y estabilizadores del ánimo, a veces, es
necesario antidepresivos.
Sales de litio:
Las sales de litio han sido utilizadas en la terapéutica desde hace aproximadamente 30 años. Su eficacia y
especificidad, han sido claramente demostradas como agente preventivo o profiláctico en la psicosis
maníaco-depresiva y en depresiones de tipo endógeno.
Usos terapéuticos:
- Los episodios maníacos del síndrome maníaco-depresivo.
Las sales de Li actúan específicamente sobre los síntomas maníacos y no tienen acción sobre excitantes de
otro origen. Su acción terapéutica sin embargo se desarrolla lentamente.
- Estados hipomaníacos, es especialmente útil.
En pacientes que no necesitan hospitalización y que por su padecimiento ven seriamente comprometidos su
vida familiar, social y su trabajo. En estos casos los efectos terapéuticos se desarrollan en pocos días, y
habitualmente no necesitan otra medicación previa y son persistentes.
- Depresión bipolar
- Tr. depresivo mayor
- Cefalea vascular
- Neurotropenia
El Li se administra en dos tomas diarias, por la mañana y a la noche antes de dormir. Es necesario comenzar
con una dosis pequeña e ir incrementándola cada 2-3 días lentamente, a fin de minimizar los efectos
colaterales indeseables iniciales.
PRUEBAS CLINICAS:
- Antes de iniciar el tratamiento, tests de función renal, que incluya creatinina y pruebas para
determinarla gravedad especifica de la orina.
- Repetir las pruebas de función renal 1 a 2 veces al año.
- Determinaciones frecuentes de ni veles plasmáticos de litio.
- Antes de iniciar el tratamiento, pesar a los pacientes y determinar IMC, monitoreando los mismo
durante el tratamiento.
- Antes de dar un fármaco que puede causar ganancia de peso a un paciente que tiene sobrepeso,
obesidad o prediabetes, solicitar colesterol total, HDL, LDL y triglicéridos.
- ECG, en pacientes de más de 50 años.
- Hemograma. Electrolitos. Tiroxina. Tiroxina libre. Tirotrofina.
- Opcional: Clearance de creatinina, volumen urinario de 24 horas, electrolitos en plasma,
osmolaridad de la orina.
Efectos adversos:
- Fino temblor, sobre todo en las manos (no cede con la administración de antiparkinsonianos,
pueden ceder con beta-bloqueantes); ataxia, disartria.
- Polidipsia y poliuria (diabetes insipida nefrogena)
- Náuseas, dolores epigástricos, diarrea de escasa intensidad o heces blandas.
- escaso aumento de peso corporal en el 50 % de los pacientes
- Dificultades de la memoria.
- Aumento de peso, por aumento de apetito.
- Sedación, puede atenuarse en el tiempo.
- Arritmias
Ácido valproico:
En 1998 el ácido valproico ha sido aprobado para el tratamiento de desórdenes bipolares, la prevención de
las migrañas y el tratamiento como monofármaco o como adyuvante de las demencias.
Usos terapéuticos:
Pruebas clínicas:
Efectos adversos:
- Los efectos secundarios más frecuentes sobre el tracto digestivo son: náusea, vómitos, dolor
abdominal, diarrea, disminución del apetito, estreñimiento, dispepsia, ganancia de peso.
- Ocasionalmente puede desarrollarse una sintomatología más grave que puede indicar una
hepatotoxicidad o una pancreatitis. En ambos casos, si se confirma el diagnóstico el fármaco debe
ser discontinuado.
- El ácido valproico puede producir una trombocitopenia o inhibir la fase secundaria de la agregación
plaquetaria. Como consecuencia se observa un aumento del tiempo de sangrado, petequias y
cardenales. La aparición de moretones o de hemorragias puede obligar a la retirada del fármaco.
- El ácido valproico es un depresor del sistema nervioso central, produciendo mareos y somnolencia
que pueden ser muy acentuados si se administran al mismo tiempo otros anticonvulsivantes.
Quetiapina:
Usos terapéuticos:
Pruebas clínicas:
Antes de iniciar el tratamiento, pesar al paciente y controlar IMC, medir circunferencia abdominal, tensión
arterial, glucosa plasmática en ayunas y perfil lipidico en ayunas. Para de esta manera determinar si el
mismo presenta alguna de las siguientes enfermedades previo al inicio del tratamiento: sobrepeso,
obesidad, diabetes, hipertensión, dislipemias. Esto se debe a que es un fármaco que predispone a dichas
enfermedades.
Luego de iniciar el tratamiento se debe monitorizar el IMC mensualmente en los primeros tres meses,
después cada cuatro meses; medir triglicéridos en ayunas mensualmente en pacientes con alto riesgo de
complicaciones metabolicas; la tensión arterial, glucosa y lípidos en ayunas deben medirse a los tres meses y
luego anualmente.
Efectos adversos:
Los más frecuentes: somnolencia, vértigo, estreñimiento, hipotensión postural, sequedad en la boca, e
irregularidades de las enzimas hepáticas.
Otros: dolor, infección, hostilidad, hipotensión arterial, náusea, vómito, agitación, insomnio, nerviosismo,
acatisia, hipertonía, temblor, depresión, parestesia, faringitis, ambliopía.
Puede incrementar el riesgo de diabetes y dislipemias.
Risperidona:
- Psicosis esquizofrénicas: agudas y crónicas. Alivio de los síntomas afectivos (depresión, sentimientos de
culpabilidad, ansiedad) asociados a la esquizofrenia. Psicosis en que los síntomas positivos (alucinaciones,
delirios, trastornos del pensamiento, hostilidad, recelo) y/o síntomas negativos (personalidad embotada,
aislamiento social y emocional, pobreza del lenguaje) sean notables. En recaídas de Esquizofrenia. Y en otros
trastornos psicóticos. (aprobado por la FDA).
- Manía aguda/mixta, a partir de los 10 años de edad, en monoterapia o asociado a litio o valproato.
(aprobado por la FDA).
- Mantenimiento en trastorno bipolar.
- Depresión bipolar.
- Demencia: demencia con marcados síntomas psicóticos (delirio y alucinaciones) o alteraciones conductales
tales como agresión (arrebatos verbales y violencia física) o trastornos de la actividad (agresión y
deambulación).
- Trastornos de conducta en niños y adolescentes.
- Trastornos asociados con problemas en el control de los impulsos.
Pruebas clínicas:
Antes de iniciar el tratamiento, pesar al paciente y controlar IMC, medir circunferencia abdominal, tensión
arterial, glucosa plasmática en ayunas y perfil lipidico en ayunas. Para de esta manera determinar si el
mismo presenta alguna de las siguientes enfermedades previo al inicio del tratamiento: sobrepeso,
obesidad, diabetes, hipertensión, dislipemias. Esto se debe a que es un fármaco que predispone a dichas
enfermedades.
Haloperidol:
Usos terapéuticos:
- Manifestaciones de los trastornos psicóticos, esquizofrenia aguda y crónica, Paranoia, estados
confusionales agudos en alcoholismo (síndrome de Korsakof), Delirios hipocondríacos. (aprobado
por la FDA).
- Tics motores y vocales en Síndrome de Tourette (aprobado por la FDA).
- Tratamiento de segunda línea de las alteraciones severas del comportamiento en niños con
hiperexitabilidad explosiva y combativa (aprobado por la FDA).
- Tratamiento a corto plazo de segunda línea en niños hiperactivos (aprobado por la FDA).
- Trastornos de la personalidad: paranoide, esquizoide, tipo esquizofrenia, antisocial, borderline y
otras personalidades.
- Trastornos del comportamiento en demencias.
- Trastorno bipolar.
- Delirium (con lorazepam), agitación, agresividad, impulsos delirantes en pacientes geriátricos.
Lic. Melina Duarte Durán
MP. N° 2269
Pruebas clínicas:
- Antes de iniciar el tratamiento, pesar al paciente y controlar IMC, medir circunferencia abdominal,
tensión arterial, glucosa plasmática en ayunas y perfil lipidico en ayunas. Para de esta manera determinar si
el mismo presenta alguna de las siguientes enfermedades previo al inicio del tratamiento: sobrepeso,
obesidad, diabetes, hipertensión, dislipemias. Esto se debe a que es un fármaco que predispone a dichas
enfermedades.
Efectos adversos:
Lorazepam:
Usos terapeuticos:
- Ansiedad, vía oral (aprobado por la FDA).
- Ansiedad asociada a síntomas depresivos, vía oral (aprobado por la FDA).
- Tratamiento inicial del estatus epiléptico, vía parenteral (aprobado por la FDA).
- Preanestesia, vía parenteral (aprobado por la FDA).
- Insomnio.
- Espasmos musculares.
- Psicosis por abstinencia a alcohol.
- Cefalea.
- Trastorno por crisis de pánico.
- Manía aguda, adyuvante.
- Psicosis aguda, adyuvante.
- Delirium, con haloperidol.
Pruebas clínicas:
En paciente con trastornos epilépticos, una enfermedad orgánica concomitante, y/o esos pacientes con
múltiples medicaciones crónicos concomitantes, sería prudente la realización de pruebas hepáticas
periódicas y hemogramas.
Efectos adversos:
- Con menor frecuencia se describen desorientación, depresión, náuseas, cambios de apetito,
cefaleas, trastornos del sueño, agitación, síntomas dermatológicos, trastornos oculares, síntomas
gastrointestinales y manifestaciones autonómicas. La incidencia de sedación e inestabilidad se incrementa
con la edad