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Los jóvenes y el futuro.

Sergio Rascovan 2012

Saber preguntarse mejor es la llave para encontrar algunas de las respuestas que se buscan. Las
respuestas que iremos hallando serán útiles para ciertos momentos, no son verdades de una vez y
para siempre. P239

Lo que está en juego en el momento de finalizar la escuela no es la definición del futuro de la vida.
Pensar q en ese momento se echara esa suerte implica cargarlo de un dramatismo exagerado,
muy lejano a la realidad. Vivir es elegir. Y siempre aspiramos a elegir bien. P239

Las personas –generalmente- no apuestan a equivocarse en las elecciones que realizan, pero un
traspié puede ser parte del proceso. Por otro lado, podemos elegir y en el momento en que lo
hacemos estar muy convencidos y entusiasmados, a pesar de que, tiempo más tarde, cambiemos
de opinión. P240

Elegir un estudio al finalizar la escuela, ya sea una carrera universitaria o de otro tipo, como
pueden ser las terciarias no universitarias o los estudios cortos y parasistematicos, significa buscar
un espacio de formación que permita cumplir determinadas expectativas de vida. Es una elección
vocacional. Definirla así puede conducirnos a ciertos interrogantes: ¿la vocación se elige?, ¿la
carrera y la vocación son lo mismo?, ¿son asimilables la elección vocacional a la orientación
vocacional? P240

La vocación se construye a lo largo de la vida. Y esa construcción tiene que ver con determinadas
inclinaciones y potencialidades de un sujeto asociadas al conjunto de experiencias que va
desarrollando en su vida social. P242

La vocación supone, entonces, elección. Concebida en este sentido, como algo que se va
construyendo a lo largo de la vida, “algo” que se mantiene, pero que también cambia, la vocación
sí existe, es un proceso de construcción, de de-construccion y de re-construcción constante. P242

La vocación será un entramado complejo entre los deseos del sujeto, por un lado, y las
posibilidades y ofertas del mundo sociocultural, por el otro. Se sostendrá en una relación amorosa-
libidinal- que liga a un sujeto con una actividad. P242

Afirmar que un sujeto tiene vocación para una única carrera sería absurdo. Sí se podría reconocer
la inclinación o preferencia por determinado tipo de actividades. Lo que sobreviene a una
preferencia es siempre un tema de elección, que conlleva la toma de decisión. P243

La vocación lleva aparejada entonces una elección. Es un proceso y un acto, el de elegir algo, ya
sea carrera, ocupación o sencillamente una actividad como un hito del itinerario vital. P243

En la medida en que el sujeto elige, también deja. Por eso es que la elección vocacional supone
conflictos. Consecuentemente, existirán formas y estilos singulares de encararlos y resolverlos.
P243
Las elecciones son una constante en la vida cotidiana. Hay elecciones a las que podríamos calificar
como trascendentes, cuyos efectos comprometen .en distintos grados- el presente y el futuro de
un sujeto. Hay otras, más triviales, ya que sus consecuencias son de poca relevancia para la vida
ulterior. En todas está presente el conflicto. Por ejemplo, si lo que está en juego es qué película
ver un sábado a la noche, en el instante en que se decide ver una, quedan automáticamente
excluidas todas las demás. (Al menos en ese momento) ¿La elegida será la más interesante?,
¿habré elegido bien?, ¿no hubiese sido mejor elegir otra? P244

Elegir requiere compromiso (…) el sujeto adopta una posición activa y se transforma en
protagonista de su propio hacer. P244

¿Y después de la escuela… qué? P248

La finalización de la educación media es un momento particular en la vida subjetiva. Fin, que


siempre es comienzo. Comienzo de la transición, del pasaje de la adolescencia a la vida adulta, a
través de la juventud.

Para quienes logran egresar de la escuela media, en el momento de finalizar los estudios se juega,
como pocas veces antes en la vida, quizás como nunca antes, la problemática del qué hacer. Sin
embargo, la pregunta que cada joven se formula acerca de qué hacer en su futuro no surge por
primera vez en esta oportunidad. Por lo general, comienza a “madurarse” con anterioridad, pero
en ese momento cobra mayor intensidad; son momentos de decisión. Todos los jóvenes que
finalizan su escolaridad pasan por este periodo de decisión, aunque no de la misma manera; cada
uno presenta una forma particular de transitarlo.

La institución educativa puede intentar no quedarse al margen de este momento. Sin embargo,
podría afirmarse que no es tare de la escuela lo que los estudiantes hagan al egresar de ella. De lo
que no hay dudas es de que la institución –a través de sus docentes, tutores orientadores y
coordinadores de grupos- no puede resolver de manera absoluta el problema de elección de los
jóvenes. Es un tema indelegable, cada uno tendrá que hacerse cargo de sí mismo, de definir su
propio proyecto personal. De todas maneras, la escuela no puede desentenderse cuando los
jóvenes están viviendo una circunstancia de cierre y apertura a rumbos vitales. ¿Qué puede hacer
en ese contexto?

Puede, y debe, acompañar a los jóvenes. No hacer por ellos, sino con ellos. Una de las principales
acciones que se puede llevar a cabo desde la escuela es abrir espacios de intercambios en el nivel
grupal que permitan compartir las vivencias que cada estudiante tiene respecto del futuro. Se
trata de habilitar un ámbito para escuchar la variedad de posiciones que asumen los que están
transitando este proceso de transición, que respete la singularidad de cada uno y no pretenda el
establecimiento de una norma que indique el camino a seguir ni tampoco la manera de transitarlo.
P248

La escuela media puede ser un ámbito muy propicio para desarrollar acciones de orientación
vocacional. (…) Porque realizar orientación vocacional en la escuela es, entre otras cosas,
acompañar a los jóvenes en su transición a la adultez. Es ayudar a que cada uno pueda diseñar en
libertad su propio proyecto de vida. P250

Esta concepción de la orientación vocacional se diferencia de quienes la consideran como una


respuesta mágica (a través de diversos test) a los problemas de decisión. “¿Y cuál es el
resultado?”, “¿Y qué me salió?” son las expresiones de quienes, al consultar a un orientador, se
ubican al margen del proceso de elección y esperan que un “otro” les resuelva los conflictos
propios de su (in)decisión. P251

Precisamente, lo que debería favorecer cualquier práctica de orientación vocacional es el


acompañamiento de los sujetos (que manifiestan dudas sobre “qué hacer”) para que ellos mismos
asuman una actitud protagónica, siendo constructores de sus vidas. En este sentido, acompañar es
ayudar a esclarecer los puntos oscuros, los nudos que obstaculizan la toma de decisión. La
orientación vocacional es una práctica que se puede desarrollar individual o grupalmente y su
objetivo es promover la elección vocacional.

La institución educativa debe abordar la orientación vocacional de una manera diferente a la


realizada desde un centro o servicio especializado. Y por una sensata razón: ambas instituciones
tienen distintas funciones y objetivos. La escuela puede acompañar desde su función pedagógica,
sin sumir los roles y la responsabilidad de un consultorio de atención psicológica.

Las acciones que podrán abordarse en el ámbito escolar dependerán, entre otros factores, del
perfil profesional del equipo con el que cuenta. Concretamente, no todas las instituciones cuentan
–aunque sería deseable que así fuera- con un Equipo de Orientación (integrado por psicólogo/as,
psicopedagogo/as u otros profesionales de la salud mental y la educación) que permita desarrollar
actividades especializadas.

Acá la escuela nos da el espacio, y en la entrevista con el vicedirector surge la propuesta de que
seamos “medio de articulación” para los chicos, que nosotros que ya elegimos nuestros proyectos
personales demos testimonio acerca de cómo fuimos construyendo nuestros diferentes itinerarios
de vida (como fuimos encarando nuestras elecciones). Lo cual les permitirá anticiparse al porvenir.
“el temor, la incertidumbre, sobre qué vendrá luego de la escuela se acrecienta en esa etapa. Por
lo tanto, escuchar y conocer otras experiencias ayudara a “familiarizarse con el terreno”. (…) Los
testimonios, reflejados en comentarios, vivencias, opiniones, constituyen versiones de una misma
realidad: la elección de una carrera/ocupación como un paso en la transición. P251

Cómo elegir P270:

Elegir es un proceso y a la vez un acto. Es un proceso en tanto está íntimamente vinculado con la
historia personal de un sujeto; con un conjunto muy variado de experiencias, anécdotas, objetos,
personas y situaciones de vida. El proceso de construcción de la decisión acerca de qué, cómo,
cuándo, dónde elegir una carrera se va armando, desarmando y rearmando a lo largo de la historia
personal, fundamentalmente a partir del contacto con las personas que nos rodean, muy
especialmente padres, amigos y otros sujetos significativos (aquellos a quienes nos gustaría
parecernos, si no totalmente, al menos en algunos de sus aspectos).

El proceso de elegir esta relacionados con la dinámica de pensamientos, sentimientos y


experiencias que un sujeto tiene en relación con determinados objetos, en este caso, el estudio.
Este fenómeno supone un tiempo en el que se va elaborando una decisión, en la que intervienen
procesos conscientes e inconscientes.

Elegir es, también, un acto, ya que implica la toma de decisión en un momento y lugar
determinados. Es decir, se puede ir pensando y madurando la elección. (…) el acto es aquel que
materializa la decisión. Ej: la inscripción en la universidad. Esto es un tipo de condicionamiento
externo. P271

Es recomendable que en la elección de una carrera se tengan en cuenta los tres aspectos centrales
que están en juego: el sujeto que elige, las ofertas de estudio y el contexto social-histórico-
cultural.

Para clarificar los aspectos implicados en la elección de una carrera, existen al menos dos acciones
que se pueden llevar a cabo desde la escuela:

1. Conocer la oferta de objetos, tanto en el ámbito de estudio como de trabajo.

2. Explorar algunos aspectos individuales, del presente y de la historia personal. P271

ALGUNOS ASPECTOS A TENER EN CUENTA AL ELEGIR: P279

La elección de una carrera está estrechamente vinculada con el proyecto de vida; con los valores,
las ideas y expectativas acerca de lo que cada uno quiere hacer en el futuro. Es claro que los
jóvenes tendrán por delante muchas elecciones y que ellas serán de distinto tipo. En relación con
las elecciones vocacionales valen algunas consideraciones:

• Los sujetos sociales podemos hacer muchas actividades y no sólo una. En todo caso, las
actividades deberán jerarquizarse, es decir, formar parte de una escala de valores, en la que cada
actividad u ocupación adquiere un valor propio, especifico. Éste no será de una vez y para toda la
vida. Por ejemplo, ahora los jóvenes están terminando su escolaridad, podrán elegir una carrera
universitaria y desarrollar otras actividades en forma paralela. Tal vez ese particular
ordenamiento, en función de sus valores actuales, se modifique en el futuro y lo que hoy es
prioritario no lo sea más adelante. Podríamos preguntarnos: ¿se habrán equivocado?
Decididamente no. Las decisiones deben ser analizadas de acuerdo con el momento en que se
realizan y todo análisis debe respetar la idea de que el ser humano en singular –y la sociedad como
colectivo- son cambiantes.

• La problemática de la elección pone de manifiesto no sólo lo que se quiere, lo que se puede, sino
también las imposibilidades. No se puede tener todo, como tampoco hacer todo o ser todo en la
vida. Por suerte vivir es una permanente cuestión de elección. Y en cada una de ellas habrá que
soportar esta realidad a la que se podría considerar como la caída de la omnipotencia humana.
Elegir es tomar uno –aunque a veces puede ser más de uno- entre varios objetos posibles. Cuando
se elige carrera lo que se hace es elegir uno de los “objetos” que la sociedad y la cultura ofrecen
como alternativas de estudio a su población.

• La elección nos enfrenta, entonces, con nuestros propios límites. Con la tolerancia o la
intolerancia de dejar algo afuera. Lo más difícil en toda elección será, pues, que el sujeto que elige
pueda tolerar la perdida de lo no elegido. ¿Cómo tolerar no tener-hacer-ser todo? Tal vez la mejor
manera sea queriendo y comprometiéndose con aquello que se elige creyendo que es lo propio.
Destacamos creyendo porque nadie tiene garantías ni certezas de que lo que hará en su vida vaya
a ser lo mejor. Es una apuesta permanente. Similar a las decisiones sociales y sentimentales, por
ejemplo, las amorosas. No existen de una vez y para siempre. Se trata de un enriquecimiento
constante, que implica cultivarlas cotidianamente para que no se marchiten.

• La pregunta a responder cuando los jóvenes finalizan sus estudios medios no es qué harán el
resto de su vida, sino qué les gustaría hacer en la vida y por dónde quieren comenzar. El ser
humano tiene la ventaja de poder construir su propio destino. Esta circunstancia lo llena tanto de
alegrías como de angustias. No saber qué será de su futuro es exactamente lo antagónico a lo que
ocurre con un programa computarizado. En él todo es absolutamente predecible. Y por lo tanto no
hay lugar para la angustia, pero tampoco para la aventura, para el asombro, para la sorpresa, para
las tonalidades de la vida. P280

Los padres y la elección:

La elección de una carrera de nivel superior es una de las conductas que ubican al joven ante una
situación adulta. Y esta particularidad provoca un impacto no solo en quien elige, sino en todo su
núcleo familiar.

Los padres reviven con la elección de su hijo su propia historia vocacional, con sus dudad y
conflictos. Algunos se debaten entre sus propios deseos y temores. Otros plantean que los hijos
tiene que dedicarse a algo que verdaderamente les guste. Hay quienes temen que se equivoquen
y entonces indican –prácticamente ordenan- qué tiene que hacer. Para todos, es un momento
difícil que implica cierto reacomodamiento.

No cabe duda de que los padres influyen en la historia de sus hijos, lo que no se sabe es cómo lo
hacen en cada caso. Por eso, en relación con lo vocacional como con otros aspectos de la vida, es
conveniente que entre padres e hijos puedan explicitarse opiniones, ideas, ilusiones. Con el
dialogo se abre la posibilidad de entendimiento. Dialogar no quiere decir uniformar los
pensamientos y los sentimientos, sino todo lo contrario, abrir un ámbito para intercambiar, para
polemizar, para –incluso- confrontar. Dialogar es opinar distinguiendo claramente entre opinión e
imposición, porque lo más importante de toda elección es que sea un verdadero ejercicio de la
libertad.

Los compañeros y la elección: P281


Aunque es reconocida la importancia de compartir opiniones, sentimientos e ilusiones con los
amigos y compañeros sobre diversos temas relacionados con la realidad general y particular, vale
recordar que a veces la información puede ser muy personal (no un imperativo). La sugerencia es
que intercambiar opiniones y vivencias entre compañeros es saludable.

ACTIVIDAD PARA REALIZAR EN PEQUEÑOS GRUPOS (P284)

“EL JUEGO DE LA PIZZA VOCACIONAL”

OBJETIVO: identificar los factores intervinientes en la elección de una carrera u ocupación.

PREPARACION DEL JUEGO: armar un tablero que tenga en el centro un círculo dividido en varias
secciones (como las porciones de una pizza). Cada sección corresponderá a un tema particular. Por
ejemplo: familia, escuela, tiempo libre, amigos, suturo, etc. El tablero debe tener en el centro una
aguja giratoria. Diseñar tarjetas con preguntas sobre los mismos temas en que se dividió el
tablero.

ORGANIZACIÓN: se coloca el tablero en una mesa y los participantes (no más de seis)

Harán girar la aguja, uno por turno.

DESARROLLO DEL JUEGO: cada participante hace girar la aguja y, de acuerdo con el sector en que
se detiene, toma una tarjeta correspondiente a ese tema y la responde. Cuando concluye, sigue el
compañero de su derecha. Así hasta agotar las tarjetas.

RECOMENDACIÓN: dividir a cada cursi en varios subgrupos de manera que cada pequeño grupo
elabore las tarjetas que serán usadas por otro grupo. Si lo desean pueden utilizar algunas
preguntas de la “historia vocacional” y de la “encuesta a los padres” por ejemplo:

- ¿Qué piensan tus padres de tus proyectos para el futuro?


- ¿Cuáles son tus materias preferidas? ¿por qué?
- ¿Cuál es tu hobby o actividad predilecta?

“La transición al mundo adulto implica cambio, supone reconocer la existencia de un pasado y de
un futuro que se mezclan en este presente de interrogación.

Lanzarse hacia el futuro es arrojarse a un mundo desconocido, pero también a un mundo de


aventura, donde no hay nada previsible, donde los senderos se abren como una picada a puro
machete.

En la vida podremos ser muchas cosas. Pero, si no nos decidimos, nunca sabremos lo que pudimos
ser. A pesar de que los grados de libertad son cada vez menores –inversamente proporcionales a
los estados de necesidades más acuciantes-, todavía podemos inventar y elegir –en parte- nuestra
forma de vida. Y, como podemos inventar y elegir, también podemos equivocarnos.
Venimos al mundo inacabados y lo por venir es desafío para llegar a ser, siendo. Y en esta tarea no
estamos solos. Es una construcción a la vez personal y colectiva. El otro que está a nuestro lado
puede dejar de ser ajeno para transformarse en compañero de rutas y de experiencias.” (P337)

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