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Manual para superar una ruptura amistosa

Por Crispi

Tener una ruptura amorosa es algo muy común. Existen miles de artículos sobre el tema, libros
de autoayuda e incluso películas de cómo nuestros personajes principales logran superar el
termino de una relación y eventualmente descubrirse a ellos mismos. Mucho se habla de cómo
superar a tu ex y cómo seguir adelante.

Pero muy poco se habla de cómo procesar la pérdida de una amistad, que en muchos casos
por ser mucho más duradera y significativa, suele ser muchísimo más dolorosa. Navegar la
pérdida de una amistad que creías que duraría para siempre es algo muy confuso y cuando
sucede de manera repentina y sin explicaciones nos deja con muchísimas culpas y preguntas.

En las relaciones románticas existe el conocimiento general de la comunicación como la clave


para resolver problemas entre pareja o incluso la herramienta para terminar por completo la
relación con un rotundo “tenemos que hablar”. Pero en las amistades es algo que no está tan
normalizado; muchísimas veces termina una amistad porque nos damos cuenta que la otra
persona ya no muestra interés de frecuentarnos y eventualmente, sin decir palabras, se disipa
la relación. Lo ideal sería poder terminar nuestras relaciones amistosas con la misma
responsabilidad con la que terminaríamos una relación amorosa (sana): exponiendo nuestros
motivos, hablando de lo que le conviene a cada quien y deseando al otro un buen futuro
aunque sea separados. Pero, ¿Qué pasa cuando nuestros intentos de confrontación y
conversación son respondidos con frialdad o desinterés?

Recientemente me tocó a mí perder a una de mis amistades más cercanas de la Universidad.


Y la historia va más o menos igual: una amistad de años, muy cercana para mí se disipó sin
decir palabras y me dejó con el dolor de perder una persona tan especial. Si estás pasando
por una situación similar te dejo algunos consejos que he aprendido en el proceso de este
duelo para poder superar una ruptura amistosa:

1. Honra la amistad
Al perder una amistad tenemos muchísimos sentimientos encontrados, entre ellos el enojo.
Muchas veces recurrimos al enojo para ayudarnos a procesar el dolor que sentimos y la
tristeza y las lágrimas se convierten en coraje. Ganas sobran de criticar, contarle a otras
amistades cómo pasó todo y decir “¿Wey sabes qué es lo que más me emputa?” Tienes
derecho a sentir todas las emociones que tengas pero recuerda siempre poner el respeto por
tu ex-amigue primero. Honra la amistad por los buenos momentos tuvieron y si necesitas
hablar con alguien para desahogarte procura que sea una persona de confianza, que tengas la
seguridad de que no irá a hablar de las cosas que le contaste o trasgiversar tus palabras.
Honra las promesas que hiciste como amigx y cuida los secretos que se te confiaron en
intimidad; que el hablar con alguien más sea una manera para ti de desahogarte, no un lugar
para hablar mal de la otra persona. Recuerda que lo que dices de otras personas habla más de
ti que de ellas.

2. Preguntas sin respuestas


Una de las cosas más feas que podemos pasar es no tener una respuesta definitiva de por
qué terminaron las cosas. Tener un motivo o explicación de qué pasó es algo que es muy
necesario para poder procesar el dolor que sientes, y al no tenerlos te vas a hacer mil
preguntas: ¿Qué hice mal? ¿Fue mi culpa? ¿Por qué después de tantos años de amistad ya no
le importa?¿En realidad me consideró su amigx? Etc, etc. La dura realidad de esto es que por
más que te quiebres la cabeza, llegues a conclusiones con las pocas pistas que tienes o te
tortures preguntándote “por qué?” nunca vas a saber lo que sucede en la mente de la otra
persona (a menos de que les preguntes directamente, y en ese caso aún pueden decidir no
hablarte con sinceridad). Lo importante es que aún sin una explicación, tus sentimientos y tu
dolor son reales.

3. Permítete sentir
Racionalizar nuestros sentimientos es también algo muy común para evitar sentirnos tristes
todo el tiempo: “Es que tiene derecho a ya no ser mi amiga, entonces por eso yo no debería
sentirme así” “Es mi amigx de siempre, no debería enojarme ver que está feliz” Aunque
racionalizar nos ayuda a tener un poquito de control sobre la situación, realmente solo reprime
nuestros sentimientos y terminarán saliendo más adelante y más fuerte. Tus sentimientos son
válidos y reales, permítete sentirlos. Si necesitas llorar llora, si estás enojadx no te detengas de
sentirte así. Si puedes busca actividades en las que puedas liberar esos sentimientos como
escribir una carta, dibujar, incluso romper o quemar algo.

4. Prioriza tu dignidad
Es muy válido pensar y actuar sobre el “Que por mí no quede” es muy respetable y lindo que
sigas tratando de hacer gestos para tratar de recuperar la amistad o hablar las cosas con la
otra persona. Pero si la otra persona te evade o muestra a través de sus acciones que no le
interesa resolver nada ni dar explicaciones debes entender que también está en su derecho.
No es lo más maduro y probablemente te duela mucho pero no puedes forzar a la otra persona
a que le importe. Priorizar tu dignidad también se puede ver de diferentes maneras; por
ejemplo si la otra persona te dice “para mi la amistad está bien sólo mandarnos memes y
hablarnos en la escuela, pero no me interesa vernos más allá” está en todo su derecho, pero tu
también estás en el tuyo de reconocer cuáles son tus necesidades en una amistad y si la otra
persona no te puede ofrecer la amistad que necesitas salir de ahí.

Por ultimo recuerda que sanar no es lineal. Puede ser frustrante pensar que ya lo habías
superado y meses después ver algo que te recuerde a la amistad y ponerte triste. Recuerda en
todo el proceso ser amable contigo mismx e intenta rodearte de personas que estén para
apoyarte en este proceso.

Si algo te puedo decir es que aunque fue un proceso muy duro perder a mi mejor amiga,
también me abrió las puertas a salir de mi zona de comfort y conocer más personas. A raíz de
esto me he hecho más cercana a otras amistades que son incondicionales y que agradezco
muchísimo. Atesoro lo que fue mi amistad con esta persona y comprendo que ya no será así
nunca más. Recuerda que no hay mal que por bien no venga y más pronto de lo que imaginas
podrás ver la situación con calma e ir sanando un día a la vez.

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