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LA f:T!CA

En su sentido más ongmar:o ell ca signilíca moradu, residencia, Jllgo/'; pnralos gnegos
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cthos sería conjunto de costumbres, hábitos y normas dy 1111 individuo o de una.sociedad.


Inicialmente, estas costumbres pertenecen a la cllltura,c9lllo unaadquisición lograda tras
años de evolución y, luego. se transmitirían a cada nuevo miembro mediante un proceso
formativo conocido como paideia. I

La paideio lleva a una reflexión sobre las !)I{.!!lOS costumbrcscue habrán de sertrasmitidas,
dando paso a una rlifcrcnciación entre ética y moral: la moral seria ese conjunto de

costumbres" hábitos y normas de un individuo o de una sociedad, mientras que la élico seria
la reflexión sobre la moral.'

Esta reflexión ha de llevarse acabo, para Ar.siótclcs, cuando existe una inquietud sobre el

propio actuar, puesto


.
que a partir de allí se podrá tomar la decisión f
correcta. la más
oportuna. Las virtudes serán entonces hábitos {incorporación de una actitud) producto de la
reflexión, la decisión y el actuar se es justo, no cuando se habla de la justicia, sino cuando -
se obra justamente y se loma este obrar en lIlI hábito) o cualidad.

Desde esta perspectiva la ética puede cntcu.lersc como lilia ftlosofl« () estilo di' vida, un

modo de enfrentar la existencia que; consiste eu jma reflexión sobre el prop¡« hacer ./
existencia!' yen una responsabilización por as consecuencias de los propios actos

I JAEGER, Wcrncr l'nirleia. l.r»; ir/cllles d« 11/ cultur.t griego. Salllaré de llog01:'!: Fondo de Cultura
Económica Primera rcimprcsión, I ')<J2.
~ RAMíREZ, Carlos FJ psicoanálisis. ctita. En: I<t;visl:ll'sifjlu'.
JI)/f/ N" 5. L. Vicco e hijas, Mcdcllin, ngosto
~Ic I <y <n . p:'lgS, :'S.{¡ 7, .
'AIUS',rOTELES, Etic« lIicuI//IU//lL'II, Bogotá: Gr:'¡/ic;¡s Modernas, mayode 19<),1,[l. -:'.7Y ss.
I RAMIREZ,. Carlos. 1,1/ ética: mctodologia de 111evivteucia. f~'n.l'al'únclll{) 88, En: Fabulacioni-s. '1'12:\10
policopiado por /:¡ Cooperativa de Profesores de la Universidad dcAutioquia. Mcdcllin. 1')')<)
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La reflexión sobre el hacer exist .ncia] .urge cuando las propias inclinaciones entran en

conflicto con les ideales de la cult .ra, incorporados o no, es decir, cuando las inclinaciones
persona Ies contrarían Iél moral, CI( (¡ ndose el conflicto I noral, tras lo cua 1 se: hace necesa rio
tornar una decisión, El hombre éti :0 procurará tomar la decisión más correcta como fruto
de la reflexión, mientras .que el tH ético (¿cobnrde moral?') preferirá Ignorar el conflicto
I
soslayando la reflexión y la respons .bilización de los propios actos,

La reflexión sobre la mora! puede ( al' P,ISO, en un segundo rn01Tl1 nto, a 1<1elaboración y
formalización de un discurso escrito .obr« dicha reflexión, con lo que se crean los sistemas
éticos, que buscan L1110~;,
ser prescrij: .ivo.. otros lundantcs del actuar (corno hace Kant en
su Fttndamentacioa de la metaflsicc de las costumbres, o Sade en su filo,\'(!jio en la
alcoba); otros más, buscarán ser Iuen e de análisis para la respuesta a la pregunta qué hacer
formulada en toda encrucijada moral.

La elaboración de sistemas éticos la dado lugar en muchas ocasiones.' contrario a lo


esperado, a un distanciamiento cada; cz mayorentre la cotidianide d del actL~ar humano y la-
especulación ética, encumbrada en le s disquisiciones filosóficas i.lcalisras, perdiéndose así
la dialéctica entre el pensar y el hacer Peo: aún, en el otro extremo, cuando se piensa que la
ética puede ser una e encia: un di .curso articulado sobre la manera general de actuar=-.
correctamente, perdiéndose tecla sin :;;ularidad'r toda consideración por las circunstancias, C. <=0 -

contextosy cont ingencias humanas.

Dentro de los sistemas ót icos courcmporúneos, tenemos la ática discnrsivu. Esta ética es
resultado de una reflexión sobre )a moral. Busca LiIlajillldamei!iCtci/m racional del ámbito
práctico-mora]', Establece las condiciones universales, derivadas de los presupuestos de la
comunicación humana, para la consecución de un acuerdo racional entre los hombres.
Acuerdo que será p.isib!e alcanzar mediante la puesta en marcha de una acción
comunicativo en la que estcn en juego diferentes pretensiones de validez susceptibles de
-". enjuiciamiento objetivo, Sin embargo, su única posibilidad de eficacia reside, más que en la
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"(si stemática reflexión teórica sobre el asunto, en su puesta en práctica, especialmente por-
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quienes la pregonan. La reflexión sobre la moral ha de llevar entonces, esencialmente, a
que el pensar y el decir sean congruentes con el hacer. La parrhesia griega de I~\que habla
Foucault," consiste en que la propia vida sea ejemplo de lo que se predica.

Precisamente el obrar ética mente, mostrando cómo el propio discurso coincide con la
i

existencia, es lo que cm'eilt/ ética a otros, más que las disquisiciones .


abstractas ¡
desligadas
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o, incluso, en contradicción con el hacer,

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Pero la congruencia entre el pensar, el decir y el hacer no basta. Sabemos que un delirante
lleva a la práctica, en su vida cotidiana, las ideas fijas que constituyen su visión del mundo.
Igualmente un psicópata realiza sus Iantasiasrnás perversas y, a' menudo, las sostiene con
argumentos bastante coherentes.

Ambos dan muestra cle que su pensar coincide muy frecuentemente con su hacer. Se •
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requiere entonces que exista una dialéctica entre el decir y el hacer, entre la teoría personal
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y la práctica cotidiana, en la que tanto el decir como el hacer se 'transformen mutuamente.
Es esta transformación de la que carecen el delirante y el psicópata, así corno todos aquellos
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que se refugian en sus propias concepciones y ~incapacesde escuchara los otros.

La dialéctica entre el decir (la teoría) y el hacer (la práctica); corno pnncrpio dialógico
mediante el cual ambos elementos se transforman, fundamenta un procesó cle ascesis
subjetiva'' en la que el sujeto se aproxuna poco a poco 11 Sll propia verdad y en la que

comprende que su existencia y su' propio bien, están indisolublernente ligados a la


existencia de los. otros conqtt!cnes. interactúa. ASÍ, su propia reflexión sobre sus actos.
morales, tendrá en consideración no sólo las inclinaciones que se agitan en su interior, sino
también la relación con los otros y, por ende, la búsqueda de un bien común. La relación s.
--------_._------_._._._--------_ .._-----------_._---

s HAf3ERMAS, Jürgcn. Del uso pragmático, ¡;/iC(J .1' mora! de /0 razon práctica. EII: Ideosy valores, Bogotá.
N° X3-X4, .
(,rOUCAULT, Michcl. llertnené uüca dcl sujcto. Madrid: La Piqueta, f')94, págs. tOO-fOf
7 RAMíREZ. Carlos. ¡;:r psicoanálisis: 11110 ética. Op. Cit. P. 57- SR
x RAMÍREZ, Carlos, fbid, p, 56

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con la verdad le llevará entonces a ese conocimiento de que su propio


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bien es
,
intcrdependiente del bien de los demás.
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El psicópata o, sin ir muy lejos, el egocéntrico. quesólo piensa en su bien subjetivo sin que
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importen los medios que haya de utilizar para conseguirlos, y sin tener en cuenta el bien
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común, es en el fondo un hombre engañado sobre sí.:« como diría Sócrates: 1m ignorante,
que ha decidido renunciar a su propia verdad9 Sabemos que esta decisión de ;enunciar a' la
propia verdad, no exime al sujeto de responder. por las consecuencias tIC sus actos;
necesidad de responsabiliznción que, si no asume, debe ser exigida por los den~lús.

La ética como reflexión sobre la moral, ha de conducir entonces a una dialéctica entre el
decir, el pensar y el hacer, en la que el sujeto se transforme mediante una asccsis o
purificación de sí, asuma las consecuencias de sus actos y contribuya al bien común.

JU/\N DIEGO LOPEr{A ECII/\V¡\IU<íA

Profesor Programa de Psicología.


Universidad Pontificia Bolivariana

15ucaran1élnga, Noviembre 21 de 1()CJC)

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" PLAfÓN, Pro/ágora,',: {) ó: los sofistos i' (;tJigio.\';) de la rctorlca. En: Diákwos. Sanlil!'é de Bogotá:
Pnnnmcricann, ,)" edición, junio de 1<)9:;

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