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Metalenguaje.
Es el uso de lenguaje especializado en el que los conceptos van más allá de lo que podría definir
un diccionario. En la jurisprudencia el metalenguaje es una forma lingüística que puede variar de
acuerdo a las diversas áreas del Derecho.
La retórica jurídica vista desde esta posición es una técnica en la formulación de argumentos y un
modo de construir premisas verdaderas en los diversos documentos normativos, posibilitando las
prácticas discursivas enfocadas a la función metalingüística del operador jurídico, es decir la
retórica concibe al lenguaje como un proceso de construcción en la integración del objeto (norma)
constituyendo un eje fundamental en los planteamientos discursivos que se integran
necesariamente a los instrumentos normativos como un elemento preestablecido.
Las figuras retóricas son formas o arquetipos que orientan el sentido de los argumentos hacia
varios modelos tal es el caso de la intertextualidad, hipertextualidad, semejanza, metatextualidad,
entre otros casos.
El presentar objeciones en los argumentos conlleva una labor lógica en nuestro pensamiento ya
que debemos saber contra argumentar los distintos tipos de proposiciones o pretensiones,
excluyendo construcciones inválidas que imposibiliten el desarrollo argumental, para Toulmin la
objeción se fortalece en el respaldo del enunciado conteniendo el soporte de la misma garantía,
reforzándose a través de expresiones como “a menos que” o “a excepción de”, convalidando la
aceptabilidad de las propuestas, un ejemplo muy común es la argumentación judicial caracterizada
por ejercer una crítica a posibles discusiones que se den en un juicio estableciendo objeciones en
los argumentos de las partes.
En definitiva la estructura retórica del argumento a contrario se puede reconstruir a partir de las
siguientes reglas.
La Argumentación como el arte de dar una o varias razones para sustentar una postura.
Los argumentos que apelan a las emociones pueden ser proposiciones válidas si justifican o
respaldan el argumento lo cual es sumamente raro encontrar en la práctica, de lo contrario se
consideran falaces porque no apoyan la conclusión de manera relevante y se utilizan como medios
de control influyendo directamente en las convicciones del interlocutor. La teoría argumentativa
deslegitima el uso de argumentos que apelen a las emociones por tres razones:
No obstante ciertas teorías semánticas consideran a los argumentos emocionales válidos, ya que
pueden contener premisas plausibles y conclusiones pertinentes, siempre y cuando construyan
criterios cognitivos de racionabilidad en los objetivos.
Otro tipo de definición son las prescriptivas que operan comúnmente en el derecho estipulando
La estructura que poseen todos los argumentos se conforma forzosamente a partir del uso de las
premisas y una conclusión; sin embargo, bajo los cánones de la retórica se puede tomar
aisladamente las proposiciones o las premisas aplicando una serie de reglas que permiten
identificarlos:
La descripción como estrategia discursiva para presentar sujetos, y conceptos
La descripción es una acción discursiva en la que la razón juega un papel preponderante sobre el
uso de las palabras, objetos, sujetos, conceptos, cosas, a veces este discurso tiene finalidades
restrictivas neutralizándose el efecto de verdad en el argumento. En este sentido el operador
intertextual juega un rol fundamental en la descripción del objeto recreando dos modelos de
análisis en los textos legales:
Para desarrollar una adecuada descripción del sujeto se debe atender a los siguientes pasos:
Lectura 2.
Lectura 3.
El diálogo se puede definir como un mecanismo natural que entrelaza la lógica y la retórica,
analizando el uso de los enunciados y los argumentos en un contexto de interlocución,
conversación o interacción verbal que orientan los medios lingüísticos a la consecución de ciertos
objetivos argumentativos.
La ética en los documentos jurídicos obedece a reglas de conducta que nos permiten esbozar los
rasgos propios del discurso moral, los juicios morales juegan un papel preponderante en la
prescripción de expresiones destinadas a señalar un valor o un disvalor de la conducta, las
características de estos juicios parten de una razonabilidad expresada en el contenido del
documento deduciéndose en enunciados prescriptivos a partir de enunciados fácticos respetando
las siguientes reglas:
Como acabamos de revisar el adoptar un criterio ético implica plantearse una doble cuestión, en
primer lugar la norma invocada se adapta a una pretensión moral y en segundo lugar la moral está
suficientemente sustentada para ser considerada racionalmente vinculante, estas cuestiones
forman parte medular de lo que debemos entender por una adecuada fundamentación ética: