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Lecturas unidad 4

Lectura 1. Documentos Jurídicos con Retorica.

Metalenguaje.

Es el uso de lenguaje especializado en el que los conceptos van más allá de lo que podría definir
un diccionario. En la jurisprudencia el metalenguaje es una forma lingüística que puede variar de
acuerdo a las diversas áreas del Derecho.

La retórica jurídica vista desde esta posición es una técnica en la formulación de argumentos y un
modo de construir premisas verdaderas en los diversos documentos normativos, posibilitando las
prácticas discursivas enfocadas a la función metalingüística del operador jurídico, es decir la
retórica concibe al lenguaje como un proceso de construcción en la integración del objeto (norma)
constituyendo un eje fundamental en los planteamientos discursivos que se integran
necesariamente a los instrumentos normativos como un elemento preestablecido.

Las figuras retóricas son formas o arquetipos que orientan el sentido de los argumentos hacia
varios modelos tal es el caso de la intertextualidad, hipertextualidad, semejanza, metatextualidad,
entre otros casos.

Comparación de semejanzas y diferencias

La conceptualización del arquetipo retórico de la semejanza implica la relación entre un objeto y


otro, esto significa que en una situación jurídica se emplee una determinada norma buscando una
consecuencia en la realización o conexión del caso presente, en palabras más simples se hace valer
una situación la cual es válida para otra circunstancia.
Por supuesto el ejercicio de semejanza implica necesariamente un acto de interpretación dado
que el documento o el texto deben comprenderse de manera integral aplicando una acción
significativa en el caso concreto, esta idea se materializa en el derecho con la figura de la analogía
que ha sido rechazada por la corriente positivista debido a su univocismo jurídico.

En el modelo de semejanza se atiende a un sentido relativamente igual donde se prioriza la


transferencia de significados, que va más allá de la literalidad de la norma jurídica se busca la
proporción e iconicidad de las cosas protegiendo el paradigma de identidad de significados, es
decir se propone un significado similar de ahí que sólo se admita una interpretación como
verdadera suponiendo que la demás son incorrectas.

La semejanza retórica para efectos didácticos se divide en tres vertientes:


1. Semejanza de diferencia
2. semejanza de atribución
3. semejanza de proporcionalidad.
Concesión para aparentar una objeción.

La concesión de objeciones son lineamientos encaminados a controvertir un comportamiento


incorrecto, comúnmente esta figura tiene una naturaleza verbal debido a que sus actuaciones
obedecen directamente a las reglas argumentativas cuando es objeto de debate. Cabe resaltar que
esta figura se materializa en una serie de reglas o cánones:

El presentar objeciones en los argumentos conlleva una labor lógica en nuestro pensamiento ya
que debemos saber contra argumentar los distintos tipos de proposiciones o pretensiones,
excluyendo construcciones inválidas que imposibiliten el desarrollo argumental, para Toulmin la
objeción se fortalece en el respaldo del enunciado conteniendo el soporte de la misma garantía,
reforzándose a través de expresiones como “a menos que” o “a excepción de”, convalidando la
aceptabilidad de las propuestas, un ejemplo muy común es la argumentación judicial caracterizada
por ejercer una crítica a posibles discusiones que se den en un juicio estableciendo objeciones en
los argumentos de las partes.

Conciliación para aprovechar un argumento contrario.

Los argumentos contrarios se justifican a partir de la consecuencia lógica de la norma


puntualizando la existencia de una laguna, determinando un supuesto hecho que puede
solventarse en un primer momento por la interpretación gramatical que atribuye un significado al
propio enunciado. Otra forma de solventar este fenómeno es por medio de la interpretación
restrictiva que conduce a una superación fáctica de la laguna, limitando los significados de un
texto jurídico acogiendo una redacción extratextual.

En definitiva la estructura retórica del argumento a contrario se puede reconstruir a partir de las
siguientes reglas.
La Argumentación como el arte de dar una o varias razones para sustentar una postura.

Connotación; argumentos emocionales.

El arquetipo de la connotación opera en modelos deliberativos formales de la argumentación,


proveyendo ciertas particularidades en sus pautas de racionalidad como son la abstracción,
universalización de los razonamientos y la imparcialidad, a partir de estos criterios se pueden
formular dos presupuestos básicos; la pretensión de fundamentabilidad que se resumen en el
siguiente punto “se debe fundamentar lo que se afirma otorgando razones que justifiquen o
rechacen la fundamentación del argumento” y la libertad del discurso en donde sólo opera la
imposición del mejor argumento.

La abstracción es un modelo de racionalidad argumentativa que procede de manera deliberativa,


es decir la premisa abstrae las características consideradas esenciales para el argumento,
excluyendo aquellos atributos o características que se consideran irrelevantes para el
razonamiento.

La universalización del razonamiento es un arquetipo analógico a través del cual la respuesta se


obtiene de un caso general, todos los casos nuevos que se presenten deberán manifestar
cualidades esenciales o propiedades relevantes que deberán resolverse o ajustarse a la misma
manera del caso genérico, este rasgo de la connotación es fundamental en los derechos humanos
debido a que se incrusta en el principio de igualdad otorgándole operatividad a la justicia en su
acción.

Finalmente, la imparcialidad debe entenderse del mismo modo como un modelo de


argumentación racional consistente en la contraposición o yuxtaposición de argumentos que
contengan efectos emocionales, es importante resaltar que la figura de la empatía no tiene cabida
en los esquemas de racionalidad argumentativa.

Los argumentos que apelan a las emociones pueden ser proposiciones válidas si justifican o
respaldan el argumento lo cual es sumamente raro encontrar en la práctica, de lo contrario se
consideran falaces porque no apoyan la conclusión de manera relevante y se utilizan como medios
de control influyendo directamente en las convicciones del interlocutor. La teoría argumentativa
deslegitima el uso de argumentos que apelen a las emociones por tres razones:

Desde la perspectiva de la lógica el apelar a las emociones genera problemáticas en las


proposiciones utilizadas, conllevando a que las premisas de los argumentos no sustenten la
conclusión, pues no son relevantes y los argumentos racionales son sustituidos o reemplazados
indiscriminadamente por un lenguaje sensible o afectivo con la intención de provocar las
emociones manipulando a la audiencia o al interlocutor, por esta razón tales argumentos son
denominados defectuosos, inválidos o falaces. Para Copi si las premisas no se relacionan con la
conclusión o no son relevantes para ella, derivará necesariamente en premisas falaces, por lo
tanto serán considerados como argumentos emocionales a diferencia de un argumento
formalmente válido en el que se deduce lógicamente de sus premisas la conclusión.

No obstante ciertas teorías semánticas consideran a los argumentos emocionales válidos, ya que
pueden contener premisas plausibles y conclusiones pertinentes, siempre y cuando construyan
criterios cognitivos de racionabilidad en los objetivos.

Definición; para ubicar y justificar una situación.

La comprensión lógico formal de la definición trata de exponer de manera sucinta y unívoca la


noción de un concepto erigiendo una descripción completa de los objetos, hechos o
circunstancias, la formación de definiciones implica una determinación semántica ya que dicho
proceso.

Otro tipo de definición son las prescriptivas que operan comúnmente en el derecho estipulando

disposiciones u órdenes de acuerdo a los criterios preestablecidos por la norma desentrañando la


razón jurídica (ratio iuris) del concepto.

La Retórica y la Ética al estructurar argumentos.

La estructura que poseen todos los argumentos se conforma forzosamente a partir del uso de las
premisas y una conclusión; sin embargo, bajo los cánones de la retórica se puede tomar
aisladamente las proposiciones o las premisas aplicando una serie de reglas que permiten
identificarlos:
La descripción como estrategia discursiva para presentar sujetos, y conceptos

La descripción es una acción discursiva en la que la razón juega un papel preponderante sobre el
uso de las palabras, objetos, sujetos, conceptos, cosas, a veces este discurso tiene finalidades
restrictivas neutralizándose el efecto de verdad en el argumento. En este sentido el operador
intertextual juega un rol fundamental en la descripción del objeto recreando dos modelos de
análisis en los textos legales:
Para desarrollar una adecuada descripción del sujeto se debe atender a los siguientes pasos:
Lectura 2.

Lectura 3.

Diálogo en los hechos y ética en los documentos.

Diálogo para mostrar los hechos

El diálogo se puede definir como un mecanismo natural que entrelaza la lógica y la retórica,
analizando el uso de los enunciados y los argumentos en un contexto de interlocución,
conversación o interacción verbal que orientan los medios lingüísticos a la consecución de ciertos
objetivos argumentativos.

El diálogo y la retórica son figuras engarzadas en el proceso argumentativo que atienden a la


producción de un hecho a través de cuatro etapas:
La Ética en los documentos Jurídicos.

La ética en los documentos jurídicos obedece a reglas de conducta que nos permiten esbozar los
rasgos propios del discurso moral, los juicios morales juegan un papel preponderante en la
prescripción de expresiones destinadas a señalar un valor o un disvalor de la conducta, las
características de estos juicios parten de una razonabilidad expresada en el contenido del
documento deduciéndose en enunciados prescriptivos a partir de enunciados fácticos respetando
las siguientes reglas:
Como acabamos de revisar el adoptar un criterio ético implica plantearse una doble cuestión, en
primer lugar la norma invocada se adapta a una pretensión moral y en segundo lugar la moral está
suficientemente sustentada para ser considerada racionalmente vinculante, estas cuestiones
forman parte medular de lo que debemos entender por una adecuada fundamentación ética:

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