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Las Emociones El Cerebro Emocional y Racional PDF
Las Emociones El Cerebro Emocional y Racional PDF
NIVEL I
ESCUELA ESPAÑOLA DE DESARROLLO TRANSPERSONAL
LAS EMOCIONES: EL
CEREBRO EMOCIONAL Y
RACIONAL
2013
INDICE
Elegí el tema de la mente emocional y racional porque considero que necesito hacer ejercicios para
equilibrar estas dos partes en mi misma. Soy consciente de ello desde hace un año cuando inicié mis
terapias con Thais, terapeuta de la Escuela de Desarrollo Transpersonal.
A medida que he ido leyendo información en este curso que hemos realizado me he ido dando más
cuenta de ello. Con cada tema he intentado desarrollar mi parte emocional y aún creo que tengo
muchísimo trabajo que realizar en este sentido.
Escribo este primer punto del texto después de haber terminado la tesis y con toda la información que
he leído me doy cuenta que es importante conocer científicamente cómo funcionamos las personas
desde nuestras dos mentes pero lo más importante es saber que hay técnicas para conseguir equilibrar
ambos hemisferios en nuestro cerebro. Es cierto que todos tenemos una forma de ser y está claro que
en mi caso, la racionalidad inhibe muchas veces a mi parte emocional pero estoy muy ilusionada con
el trabajo intenso que puedo hacer para conseguir llegar a un equilibrio y en ello voy a poner todos
mis esfuerzos.
He iniciado el tema con una introducción de las emociones porque es fundamentar partir de una base
de conocimiento de éstas y su evolución desde nuestra infancia para ver cómo ha podido influir estos
períodos de tiempo en nuestra forma actual de comportamiento. Con esta parte de la tesis me he
emocionado un poco ya que en lugar de ser una introducción ha terminado siendo un tema
fundamental y es que el contenido de “las emociones” me parece un tema apasionante.
En el curso que hemos estado compartiendo durante estos nueve meses el momento más intenso y
bonito para mí fue el trabajo de las emociones, esos 40 días en los que estuvimos practicando nuestro
sentir y nuestro estado de ánimo. Fueron unos días de compromiso y trabajo intenso pero realmente
tengo que decir que fue entonces cuando mejor me sentí conmigo misma, con mis familiares y amigos,
con mis compañeros de trabajo y creo que puedo decir que fueron días “calves” en mi vida ya que
cambió de forma importante mi modo de verla. Estaría dispuesta a repetir este trabajo de nuevo cada
año y pienso que sería una muy buena terapia para mí.
Ahora, con esta tesis y al revisar de nuevo las principales emociones he podido ver cómo se
desarrollan y cómo podemos nosotros intervenir de una manera activa en acortar el período de las
emociones negativas y disfrutar con las emociones positivas.
Al final de la tesis he tratado de desarrollar cómo funcionan nuestras dos partes cerebrales, la
emocional y la racional, y la importancia de conseguir un equilibrio entre ambas con el fin de hacer
resurgir todo nuestro inmenso potencial, a veces inhibido por una de nuestras dos partes del cerebro.
Creo que mi parte racional está demasiado desarrollada. Imagino que en ello influyen patrones de
infancia y mi educación. Los comportamientos que he tenido como consecuencia del “qué dirán” o
“esto es lo que debo hacer” o “tengo que ser fuerte y aguantar” o “no debo hacer esto o aquello,
aunque me apetezca hacerlo”, “no debo mostrar mis sentimientos cuando hay gente delante”. Quizá
también mi timidez haga que muchas veces no actúe como me pide el cuerpo que realmente es como
me pide el corazón. Mi sentimiento de inferioridad ante algunas personas que hace que no diga lo que
en esos momentos estoy pensando y que sin embargo piense si realmente lo que voy a decir es o no
interesante, inteligente o adecuado. En todos estos comportamientos el desarrollo de mi autoestima es
fundamental, ya que una vez que yo me siento a gusto conmigo, puedo sentirme también a gusto con
la gente con la que estoy y actuar con libertad.
También el pensar que toda la gente con la que me encuentro en cada momento son personas con un
gran corazón, con las que deseo compartir mis vivencias y expresar todo mi cariño es algo que quizá
también por mi timidez no soy capaz de demostrar. Ahora, después de este curso y mi trabajo final,
considero que la expresión de nuestras emociones es fundamental para que la gente con la que estamos
pueda comprobar y entender nuestros verdaderos sentimientos. También he podido ver la importancia
No podremos detectar las emociones de los demás si no somos capaces de reconocer las nuestras. Por
eso es tan importante pararnos de vez en cuando a pensar en cómo nos sentimos. Ser conscientes de
nuestros propios sentimientos.
He visto la importancia que tiene en nuestra vida las habilidades sociales. El compartir nuestras
vivencias con otras personas, el abrirnos a un mundo externo y disfrutar del amor y compañía de una
gran cantidad de personas excelentes que nos rodean.
Al inicio de este curso, por la situación que estaba viviendo, una muy reciente separación, mi cabeza
sólo tenía emociones negativas y con mi imaginación yo misma creaba una espiral cerrada y sin salida.
Cada pensamiento negativo generaba otro también negativo y así sucesivamente. No era capaz de ver
salida por ningún lado y el problema estaba dentro de mí. No intentaba pasar cada pensamiento
negativo a positivo. No quería o quizá no podía ver la luz por ningún resquicio de mi cerebro. Ahora
conozco técnicas que me permiten no seguir con esa práctica de espirales de emociones negativas que
lo único que hacen es dañarnos nuestra autoestima e impedir nuestra felicidad. Las respiraciones y la
meditación me aún cuestan mucho practicarla, pero soy consciente que el hacerlo sólo me produce
beneficios. Centra mi objetivo y me permite vivir en el presente, dándome cuenta de cuándo se inician
esos pensamientos negativos encadenados que ahora soy más capaz de parar.
Daniel Goleman utiliza este término para referirse a los sentimientos y pensamientos característicos, a
estados psicológicos y biológicos y a una variedad de tendencias de actuar que lo caracterizan.
Hay multitud de emociones y actualmente no hay una idea clara de cuáles podrían ser las emociones
primarias, aunque sí podemos dar una idea clara de cuáles podrían ser las principales familias de
emociones. Daniel Goleman en su libro “Inteligencia Emocional” propone las siguientes:
LAS EMOCIONES: EL CEREBRO EMOCIONAL Y RACIONAL – Marta Muro Carbajal Página 4
La ira: rabia, enojo, resentimiento, furia, exasperación, indignación, acritud, animosidad,
hostilidad y en el caso más extremo, odio y violencia
Tristeza: aflicción, pena, desconsuelo, pesimismo, melancolía, autocompasión, soledad,
desaliento, desesperación, y en caso patológico, depresión.
Miedo: ansiedad, aprensión, temor, preocupación, consternación, inquietud, desasosiego,
incertidumbre, nerviosismo, angustia, susto, terror y en el caso que sea psicopatológico, fobia
y pánico
Alegría: felicidad, gozo, tranquilidad, contento, beatitud, deleite, diversión, dignidad, placer
sensual, estremecimiento, rapto, gratificación, satisfacción, euforia, capricho, éxtasis, y en el
caso extremo, manía.
Amor: aceptación, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración,
enamoramiento y ágape.
Sorpresa: sobresalto, asombro, desconcierto, admiración.
Aversión: desprecio, desdén, displicencia, asco, antipatía, disgusto y repugnancia.
Vergüenza: culpa, perplejidad, desazón, remordimiento, humillación, pesar y aflicción.
A partir de estas principales familias puede darse también una combinación de varias de ellas como
podría darse por ejemplo con los celos que sería una combinación de emociones como la ira, la tristeza
y el miedo.
Cada una de estas familias de emociones se agrupa en torno a un núcleo fundamental a partir del cual
emanan todas las demás emociones derivadas de ellas. En este núcleo estaría por un lado los estados
de ánimo que son variables y perduran más tiempo que las emociones y por otro lado el
temperamento o la tendencia innata de una persona a expresar una u otra emoción
Las emociones producen una reacción en el ser humano que puede ser expresada socialmente
mediante componentes conductuales o componentes fisiológicos. Las diferentes expresiones faciales
muestran al exterior nuestras emociones así como el grado en el que las sentimos. Internacionalmente
e interculturalmente, las expresiones de la cara reflejan de forma innata las emociones que sentimos.
Incluso una persona ciega de nacimiento expresa mediante los mismos gestos que un vidente una u
otra emoción. Estas expresiones faciales afectan también a las personas con las que compartimos
nuestros sentimientos de manera que podemos generar tristeza o alegría entre nuestros interlocutores
dependiendo de nuestra forma de expresarnos, alterando de esta manera su conducta.
LAS EMOCIONES: EL CEREBRO EMOCIONAL Y RACIONAL – Marta Muro Carbajal Página 5
Además de las expresiones faciales, existen otros componentes conductuales como son
Acciones y gestos
Distancia entre personas
Componentes no lingüísticos de la expresión verbal
Otros componentes de las emociones son los fisiológicos e involuntarios como son:
Temblor
Sonrojarse
Sudoración
Respiración agitada
Dilatación pupilar
Aumento del ritmo cardíaco
Durante muchos años no se ha dado importancia a nuestras emociones, primando más en el ser
humano su parte racional. Sin embargo, actualmente se prima más el estado emocional de una persona
ya que éste indica los estados internos y afectivos del ser humano, motivaciones, deseos, necesidades e
incluso objetivos.
En la primera infancia la parte emocional tiene mucho más peso que la parte racional y además no hay
separación entre la emoción y su expresión por lo que se podría definir una emoción en la primera
infancia como un estado afectivo agudo que se presenta en forma de descarga y es de corta duración.
Es conveniente conocer el desarrollo emocional de un niño según sus etapas en el crecimiento para
poder estimular unas habilidades u otras en cada etapa.
Nacemos con un limitado registro de emociones que va haciéndose más complejo a medida que
crecemos. Los recién nacidos son capaces de demostrar emociones como: sorpresa, placer y malestar.
En general emociones elementales. A los 2 meses son capaces de mostrar una conducta social
expresada con la sonrisa. Entre los 6 y 9 meses el bebé puede mostrar timidez y miedo a estar con
personas que no son de su confianza.
A los 10 meses ya aparecen las emociones básicas: alegría, irritación, tristeza, sorpresa, disgusto y
miedo.
Sin embargo puede haber situaciones excepcionales que pueden llegar a alterar esta situación. Por
ejemplo, un niño maltratado puede expresar sentimiento de miedo y tristeza ya a los 3 meses de edad
cuando en circunstancias normales no se mostraría hasta los 7 u 8 meses.
A los 2 años de edad tienen el sentimiento de culpabilidad cuando el niño se ha portado mal y
empiezan a sentir vergüenza ante el fracaso. A esta edad el niño es muy sociable, y siente un cierto
apego a sus padres debido a la cercanía que ha tenido con ellos durante su corta vida. Es decir, a esta
edad ya se han desarrollado emociones positivas y negativas.
Entre los 2 y 7 años de edad el niño pasa de tener una rabieta sin dirigirla hacia nadie a tener enfados
con otras personas. El niño se va haciendo cada vez más consciente de sí mismo como persona lo que
le lleva a tener conflictos con los demás. En esta etapa el niño se ve obligado a obedecer según los
principios y reglas de los adultos, padres o profesores. Los valores y obligaciones morales se vinculan
con la obediencia a las reglas y no tanto a las propias intenciones.
Un período importante en la vida emocional del niño, según Kagan, es alrededor de los 5 a 6 años
cuando el niño tiene un sentido firme de sí mismo y se compara con otros niños.
Los sentimientos que entonces muestra debido a las comparaciones son: orgullo, humildad,
inseguridad o confianza en sí mismo, celos y envidia.
Entre los 7 y 11 años el pensamiento es más flexible y general y los niños se comportan de acuerdo a
las convenciones y expectativas de los demás. Casi todo tiene un contenido emocional y muy pocos
acciones o pensamientos son intelectuales.
Los factores emocionales, afectivos y relacionales son desde hace unos años aspectos de gran
importancia en la educación infantil. Los educadores debemos enseñar a los niños no solo a conocer el
mundo sino también enseñar a ser y convivir. Debemos educar a personas capaces de vivir en un
mundo cambiante y dinámico donde las relaciones interpersonales deben producirse con un nivel de
solidaridad, justicia y coherencia. Marcando objetivos pertenecientes al ámbito del desarrollo afectivo,
tales como: la capacidad de escuchar a los demás, colocarse en la situación emocional de la otra
persona, respetar y considerar opiniones ajenas, capacidad de compromiso y participación.
El desarrollo emocional del niño influye en su evolución intelectual. Un desarrollo emocional poco
satisfactorio puede influir en aspectos como limitaciones en la memoria, dificultades en la percepción
y atención, y disminución de asociaciones mentales, o limitación en la capacidad de abstracción. Por el
contrario un desarrollo emocional adecuado incrementaría en el niño su curiosidad y motivación y
mayor aptitud para la intuición.
Humberto Maturana sostiene algo que yo también comparto y es que en el mundo occidental se han
desvalorizado las emociones y los sentimientos. Se ha centrado la educación en los conocimientos
intelectuales y en incrementar el número de materias y conceptos en la enseñanza de los niños,
priorizando el desarrollo intelectual y quitándole la importancia que tiene el mundo afectivo y de
relaciones entre las personas. Dice Maturana que es como si ser humano tuviera una dualidad: mente-
corazón cuando realmente esto no existe. El ser humano funciona como un único cuerpo biológico con
su actividad física, intelectual, afectiva y emocional.
Maturana describe el amor como un espacio único de relación propio del ser humano invitando así a
padres y educadores a crear ese ambiente acogedor, amable, sincero y de mutua aceptación con el fin
de ayudar a un adecuado desarrollo intelectual, social, emocional y afectivo del ser humano.
La ciencia está corroborando que la educación de las emociones básicas debería preceder a la
educación de valores y a la académica ya que el niño se juega su vida de adulto con ello. Dice Richard
Davidson que “Las emociones negativas interfieren en el aprendizaje de los niños”
Por su parte, Daniel Goleman en una entrevista comentaba que enseñar habilidades sociales y
emocionales a los niños nos vuelve más cívicos y mejor estudiantes. Hoy en día se están estudiando
las prácticas contemplativas y de desarrollo de la mente para ayudarles a concentrarse ya que los niños
y padres en la actualidad son muy dispersos y necesitan más ayuda con estas habilidades.
Es importante para nuestra salud mental saber manejar nuestras emociones. No significa que tengamos
que reprimirlas sino consiste en transformar emociones negativas en positivas con el fin de que puedan
ayudarnos en nuestra vida.
1.- Primero tenemos que tomar conciencia de la emoción que surge. La emoción se origina en nuestro
interior a partir de un estímulo externo. Una de las maneras para observar nuestro interior es la
meditación.
3.- Tomar nuestra responsabilidad de la emoción que sentimos. Puede que otra persona haya sido el
detonante, pero nosotros hemos decidido sentir esta emoción.
4.- Puede escribirse la emoción y el motivo que la ha generado. Escribir las cosas muchas veces nos
aclara puntos en los que no habíamos reparado. De esta forma, podemos ver la situación desde otro
punto de vista.
Con esta técnica conseguimos muchos beneficios algunos de los cuales indicamos a
continuación:
Es posible que durante el ejercicio algún pensamiento llegue a tu mente. No importa, deja que
aparezca y que se vaya, sólo obsérvalo. Sé consciente de que ese pensamiento ha entrado en tu mente
y mira cómo se va en lugar de enredarte en una espiral de pensamientos encadenados que distrae
nuestra principal atención. El observador que entonces eres se llama “conciencia testigo”. Es un
espectador de lo que está atravesando la mente pero que es capaz de permanecer impasible.
Matthieu Ricard, monje budista y biólogo comenta en una entrevista con Eduardo Punset que la
meditación es una práctica oriental que actualmente la ciencia está descubriendo como apoyo para
gestionar las emociones. Habla de la importancia de cultivar el altruismo en un niño perfeccionando el
estado de atención ya que en una mente distraída no se puede cultivar nada. Habla también de la
importancia en concentrarse en las respiraciones ya que al ser algo que no puedes ver, puedes darte
cuenta de forma inmediata si te distraes o no.
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7. Inteligencia emocional
La inteligencia emocional (en adelante IE) consiste en una serie de actividades que sirven para
apreciar y expresar de manera justa nuestras propias emociones y las de otros y para emplear nuestra
sensibilidad a fin de motivarnos, planificar y realizar de manera cabal nuestra vida.
Es una habilidad de las personas para atender y percibir los sentimientos de forma apropiada, la
capacidad para asimilaros y comprenderlos adecuadamente y la destreza para cambiar nuestro estado
de ánimo y el de los demás.
En 1990, el Dr. Peter Salovey y el Dr. John Mayer acuñaron el término “Inteligencia Emocional”
aunque tiene un precursor en el concepto de inteligencia social el psicólogo Edward Thorndike (1920).
Fue en 1995 cuando gracias al trabajo de Daniel Goleman con la edición de su primer libro
“Inteligencia Emocional” el concepto se divulgó a lo largo de todo el mundo.
1) Conciencia de las propias emociones: distinguir un sentimiento mientras ocurre supone una
IE desarrollada. Esta habilidad es la piedra angular de la IE. Requiere una atención plena en
nuestro estado interno y nuestra reacción ante la emoción, así como la relación con los
estímulos que lo han provocado. La forma de reconocer la emoción es mantener una actitud
neutra ante ella, sin juzgarla ni rechazarla.
El enfado tiene como detonante la sensación de hallarse amenazado. Quizá es la emoción más
persistente y difícil de controlar aunque no es ingobernable. Para su control debemos intervenir en los
pensamientos hostiles que lo alimentan.
Entre las técnicas de control eficaces destacan la relajación, la comprensión y una actitud contraria al
enfado.
El miedo como reacción ante un peligro real tiene un valor adaptativo y se relaciona con una conducta
de huída o lucha. Cuando se produce sin una causa real y de forma persistente, la emoción se
denomina ansiedad. Las técnicas de manejo de la ansiedad consisten en la relajación, el cambio del
foco de atención, la inducción del pensamiento positivo o la utilización del sentido del humor.
Una buena prevención de la ansiedad es el aumento de ejercicio, dieta baja en calorías y cantidad
apropiada del sueño y descanso. Es decir, hábitos de conducta que incrementan la secreción de
serotonina.
En cuanto a la tristeza, las técnicas son la modificación de conducta y la utilización de otra de las
habilidades de la IE, el optimismo.
4) Empatía: es la aptitud para reconocer las emociones de los demás. La clave para la empatía
reside en la destreza para interpretar el lenguaje corporal a través de gestos, miradas, tonos de
voz, etc.
La empatía se edifica sobre la conciencia de uno mismo ya que mientras más abiertos estemos
a nuestras emociones mejor podremos interpretar nuestros sentimientos y así comprender los
sentimientos de los demás.
El tener empatía con otros nos permite estar mejor adaptados emocionalmente, nos hace más
sociables y sensibles.
Daniel Goleman indica que los objetivos a reeducar en un estudiante, fuera de conceptos puramente
intelectuales serían los siguientes:
El cerebro es una máquina tremendamente compleja. El número de neuronas que contiene nuestro
cerebro es del orden de diez mil millones y con un número incalculable de conexión entre ellas. Está
dividido en dos hemisferios unidos por una red de fibras nerviosas que forman el cuerpo calloso.
El hemisferio izquierdo controla la parte derecha del cuerpo mientras que el hemisferio derecho
controla la parte izquierda a través de su conexión con el sistema nervioso.
El hombre es el único mamífero que ha desarrollado diferentes usos para cada mitad del cerebro. Los
procesos mentales de cada hemisferio son los siguientes:
El cerebro humano está formado por varias zonas diferentes y han ido evolucionando poco a poco.
Cuando aparecía una zona nueva con respecto a nuestros antepasados ésta se formaba sobre las zonas
primitivas sin deshacer a éstas. Las partes primitivas siguen operando encargándose de los instintos
básicos de supervivencia como: cortejar, buscar hogar, casarse, etc.
El sistema límbico está presente en ambos hemisferios cerebrales y regula las emociones o impulsos
que experimentamos. Es el centro de la afectividad.
Este sistema límbico y el neocortex trabajan juntos mediante la transmisión de señales y esto es lo que
explica que podamos tener control sobre nuestras emociones.
Por encima del bulbo raquídeo y sistema límbico, hace millones de años, en los mamíferos el cerebro
evolucionó apareciendo el neocortex, corteza cerebral o cerebro racional.
A las emociones se les añade entonces la capacidad de pensar de forma abstracta, de comprender las
realidades globales y de desarrollar un yo consciente y una compleja vida emocional.
La corteza cerebral engloba las partes más primitivas y es la más distintivamente humana. De esta
zona proviene la mayor parte de nuestro pensar, lenguaje, imaginación, creatividad y capacidad de
abstracción.
Los lóbulos prefrontales y frontales juegan un papel fundamental en la asimilación de las emociones.
Las emociones resultan de la activación del sistema nervioso. Tienen dos componentes: la sensación
subjetiva que sentimos en nuestro interior y la manifestación externa que hacemos de la emoción.
El sistema nervioso determina cuál es la emoción en la amígdala cerebral. Ésta decide si el estímulo es
amenazador y así envía señales a los lugares del cerebro para poner en marcha los componentes de las
El sistema nervioso se divide en dos partes: el simpático y el para simpático. Cuando se produce una
emoción intensa se activa el sistema nervioso simpático produciéndose cambios ligados con la
emoción como por ejemplo el aumento de la frecuencia cardíaca, presión arterial, sudoración y se
estimula la médula suprarrenal que libera la hormona adrenalina a la sangre.
En la vida existen dos formas de tomar decisiones, con nuestra parte emocional o racional y en un
momento u otro ambas pueden ser buenas o malas.
Los estudios demuestran que las mujeres tienden a ser más emocionales que racionales y los hombres
tienden sin embargo a primar la racionalidad frente a la emoción. Sin embargo, esto no significa que
una mujer no pueda actuar de una forma lógica en un momento dado o un hombre no pueda expresar
abiertamente sus emociones mediante el amor, un llanto, sentimientos, ilusiones, etc.
Ambas maneras se forjaron en nuestras mentes a través de tantos años de evolución y dada la manera
como nuestra estructura social estaba constituida en el pasado. El hombre debía salir a cazar y
conseguir la comida para la familia, mientras la mujer se quedaba en casa cuidando de los hijos.
El problema reside cuando tanto hombre como mujeres dejamos que intervenga tanto la lógica como
la emoción en un momento en el que no debería aparecer y por eso es de gran importancia el control
sobre nosotros mismos y nuestros actos de forma que seamos capaces de saber en qué momentos debe
primar nuestra parte emocional y/o racional. La clave está en nuestro desarrollo personal, nuestro
conocimiento y atención a los hechos que ocurren y el conseguir un equilibrio entre nuestras dos
mentes.
Ambos hemisferios reciben la misma información pero cada uno la maneja de forma diferente. Es
posible que cada uno se haga cargo de la parte más adecuada a su estilo o puede que uno de los dos
hemisferios inhiba al otro.
En nuestro sistema educativo se tiende a potenciar el hemisferio izquierdo y todo se estructura al modo
de éste. La enseñanza es secuencial, se progresa en cursos, las materias principales son verbales,
numéricas, se siguen horarios.
Nuestro hemisferio derecho se pierde en este sistema educativo. El desarrollo de este hemisferio se
produce de forma natural afortunadamente.
Potenciar materias como el arte, el dibujo, la música, sería una buena tarea para los educadores que
aún pueden actuar sobre el desarrollo de la mente en los niños y de su hemisferio derecho. Alguna de
las habilidades de este hemisferio son visualizar e imaginar y con el dibujo se potencian ambas al
unísono con uno de ellos controlando la acción.
Un buen ejercicio para desarrollar el hemisferio derecho sería proponer tareas que el hemisferio
izquierdo no quiera o no pueda hacer.
Como hemos comentado anteriormente, el cerebro es una máquina muy compleja que tiene una gran
importancia en el proceso emocional de una persona, pero recientemente se ha observado que el
corazón, con sus ritmos, juega también un papel importante en el sistema emocional.
Gracias a los avances tecnológicos se están realizando trabajos de control y sobre todo observación del
ritmo cardíaco con el fin de reducir el estrés y mejorar la salud en las personas.
El corazón procesa la información y la comunica al cerebro a través de vías como: el sistema nervioso,
hormonas, presión sanguínea o campos electromagnéticos. El ritmo cardíaco varía en función a
nuestro estado emocional y a partir de este ritmo cardíaco se puede medir el estrés mental y emocional
de una persona. Es como si el corazón tuviera un pequeño cerebro que procesara la información
independientemente de la corteza cerebral en el ser humano.
Cuando sentimos emociones estresantes como una frustración, ira, cólera, etc, el ritmo cardiaco es
desordenado, causa estrés en nuestro sistema nervioso y en todo el cuerpo. Nos vacía de energía e
interfiere en nuestra manera de pensar debidamente. Este estado se denomina incoherencia
emocional.
Sin embargo, al vivir emociones positivas como el aprecio, cariño, amor, el ritmo cardíaco se hace
ordenado, el cerebro funciona de forma más eficaz, podemos pensar mejor. Nuestro sistema nervioso
funciona de forma armónica creando una coherencia emocional.
Otra técnica para influir en el ritmo cardíaco y conseguir un estado de coherencia emocional es el:
Biofeedback. Con ella se puede disminuir de manera voluntaria el ritmo cardíaco. Es decir, el
paciente es consciente de cómo está consiguiendo poco a poco esa coherencia cardíaca. Implica la
participación activa del paciente ya que éste puede ejercer un control tanto de las actividades del
sistema nervioso voluntario como del autónomo. El paciente debe entender la manera en que cuerpo y
mente interactúan para poder ejercer el control.
La técnica utiliza un programa que toma datos del corazón del sujeto, lo que proporciona un tipo de
información que se ve en pantalla. Después la persona se entrena mentalmente con diversas técnicas
para conseguir una mejor coherencia. Si lo consigue, el aparato lo refleja mediante señales gráficas y
auditivas, que son vistas por la persona, reforzando así el aprendizaje.
Una de las aplicaciones principales de esta técnica es el estrés, que en las sociedades
occidentales tiene cifras alarmantes. Estudios clínicos recientes sugieren que entre un 50%
y 75 % de las visitas al médico son motivadas por el estrés y que en términos de mortalidad
el estrés es un factor de riesgo más grave que el tabaco. La mayoría de los medicamentos
utilizados en los países occidentales son debidos a esta enfermedad.
12. Conclusiones
Las emociones constituyen el eje central de nuestro comportamiento con nosotros mismos y con la
gente que nos rodea. Una adecuada atención a nuestras propias emociones es fundamental para saber
gestionarlas adecuadamente.
Las emociones que sentimos son múltiples pudiéndose diferenciar unos grupos principales y en un
momento determinado pueden sentirse varias al mismo tiempo. Cuando sentimos una emoción
tenemos inicialmente que identificarla, es decir, ser consciente de lo que estamos sintiendo y
determinar cuál ha sido el agente externo que lo ha provocado. Sólo de esta manera seremos capaces
de manejarla adecuadamente.
Existen varias técnicas de gestión de las emociones y aprendizaje sobre cómo sobrellevarlas o en un
momento dado recursos para modificar su signo, pasando a positiva una emoción negativa.
Siendo un tema tan importante en la vida de un adulto, debemos prestar mucha atención a la educación
de las emociones desde la infancia ya que cuando más aprendemos y asimilamos los conceptos y las
costumbres es durante este periodo. Cada edad tiene su etapa de expresión de la emoción y en base al
momento cognitivo del niño debemos reforzar el desarrollo de su parte emocional, cada uno en la
medida que pueda aportar o enseñar.
Es conveniente una variación en nuestro sistema educativo desviando el tradicional camino racional
hacia un desarrollo más emocional si queremos que nuestros hijos vivan una vida adulta plena y feliz
en un futuro tan cambiante.
La inteligencia emocional nos permite identificar nuestras emociones y desarrolla todas nuestras
habilidades emocionales para vivir de forma más placentera y próspera.
Dejemos de vivir como lo hacemos muchas veces de forma autómata y empecemos a vivir de manera
consciente. .
13. Bibliografía
Notas del profesor Jorge Raúl Olguín del Grupo Elron sobre la Inteligencia Emocional
Coherencia cardíaca.com