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Teoría literaria

Prof. Beatriz Hernández


Exposición oral
Sandra L. Landaburo

Bibliografía: Ricoeur, Paul, Tiempo y Narración III, Madrid, S, XXI

Capítulo V: El entrecruzamiento de la historia y de la ficción, Paul Ricoeur

 Para abordar el análisis del entrecruzamiento de la historia y de la ficción se utilizará una teoría ampliada de la
recepción, cuyo momento fenomenológico es el acto de lectura.
 Por entrecruzamiento de la historia y de la ficción se entiende la estructura fundamental, tanto ontológica como
epistemológica, gracias a la cual la historia y la ficción sólo plasman su respectiva intencionalidad sirviéndose de
la intencionalidad de la otra.
 Esta concretización corresponde, en la teoría narrativa, al fenómeno del “ver como...”
 La tesis que sostiene Ricoeur es que esta concretización sólo se alcanza en la medida en que, por una parte, la
historia se sirve de la ficción para refigurar el tiempo, y, por otra parte, la ficción se sirve de la historia para el
mismo fin.

La ficcionalización de la historia

 El espacio vacío de lo imaginario está marcado por el carácter mismo del haber- sido como no observable.
 Tesis más realista sobre el pasado histórico: la historia reinscribe el tiempo de la narración en el tiempo del
universo.
 El abismo entre el tiempo del mundo y el tiempo vivido sólo gracias a la construcción de ciertos conectadores que
hacen pensable y utilizable el tiempo histórico.
 El gnomon une dos procesos según ciertas hipótesis sobre el mundo. Uno de los procesos es el movimiento del
Sol, otro la vida del que consulta el gnomon; la hipótesis comprende los principios implícitos a la construcción y
al funcionamiento del reloj solar.
 El calendario posee una doble filiación: por un lado, el reloj solar pertenece al universo del hombre, por otro
forma parte del universo astronómico.
 Pese a todas las diferencias que se pueden encontrar entre el reloj y el calendario, leer el calendario sigue siendo
una interpretación comparable a la lectura del cuadrante solar y del reloj.
 Siempre es posible extender el recuerdo, mediante la cadena de las memorias ancestrales, remontar la pendiente
del tiempo al prolongar con la imaginación este movimiento regresivo.
 Es en el fenómeno de la huella donde culmina el carácter imaginario de los conectadores que marcan la
instauración del tiempo histórico.
 El carácter imaginario de las actividades que mediatizan y esquematizan la huella se atestigua en el trabajo de
pensamiento que acompaña la interpretación de un hallazgo, un fósil, de las ruinas, de una pieza de museo, etc. Se
les asigna su valor de huella, es decir de efecto-signo. Sólo figurándose el contexto de vida, el entorno social y
cultural, el mundo que hoy, falta, en torno a la reliquia.
 Con el concepto de representancia en lugar del de representación el autor ha querido expresar la reivindicación
del cara a cara hoy pasado sobre el discurso histórico que él pretende, su poder de incitación y de corrección
respecto a todas las construcciones históricas, en la medida en que éstas pretenden ser reconstrucciones.
 Siempre es el imaginario el que impide a la alteridad hundirse en lo indecible.
 Toda inteligencia histórica se enraíza en la capacidad que tiene un sujeto de trasladarse a una vida psíquica
extraña.
 Lo que Hayden White llama función representativa de la imaginación histórica roza, una vez más, en el acto de
figurarse que..., por el que la imaginación se hace capaz de visión: el pasado es lo que yo habría visto, si hubiera
estado allí.
 Se especificará cómo se opera en el entrecruzamiento de la ficción y de la historia en la refiguración del tiempo:
 Una primera modalidad consiste en una imitación directa de la función metafórica del ver- como. El préstamo
que la literatura le hace a la historia concierne a la función representativa de la imaginación histórica: aprendemos
a ver como trágico, como cómico, etc.
 Lo que constituye la perennidad de ciertas grandes obras históricas es el carácter perfectamente apropiado de su
arte poético y retórico a su manera de ver el pasado.
 Se puede leer un libro de historia como una novela. De ese modo, se entra en el pacto de lectura que instituye la
relación de complicidad entre la voz narrativa y el lector implicado. En virtud de ese pacto, el lector baja la
guardia. Suspende voluntariamente su recelo. Se fía. Está presto a conceder al historiador el derecho desorbitado
de conocer las almas.
 Los historiadores modernos ya no se permiten estas incursiones fantásticas. Sin embargo, recurren bajo formas
más sutiles, al genio novelesco, puesto que intentan repensar cierto cálculo de fines y medios.
 Cuando la historia pertenece a un pasado lejano, el historiador inhibe sus sentimientos, pero no es recomendable
ni plausible que lo haga con un pasado reciente.
 Se reconoce que la regla de inhibición, cuando es aplicada a la conmemoración reverente, merece más respeto
que cuando es aplicada a la indignación y a la aflicción.
 Se distingue el tremendum fascinosum del tremendum horrendus. El primero tiene lugar con la historia de los
vencedores. En este caso, el autor sostiene que es imposible y poco deseable la eliminación de la admiración, de
la veneración y del agradecimiento. Pero la contracara es el horrendum cuya causa merece defenderse. El horror
es negativo de la admiración, como la execración lo es de la veneración. El horror va unido a los acontecimientos
que no se deben olvidar jamás. Constituye la motivación ética última de la historia de las víctimas.
 El horror y la admiración ejercen en nuestra conciencia histórica una función específica de individuación.
 El horror es una veneración invertida. En este sentido es como se ha podido hablar del holocausto como una
revelación negativa, como un anti-Sinaí.
 Importa más bien realzar, mediante una acción recíproca, la explicación histórica y la individuación a través del
horror. Cuanto más explicamos históricamente, más indignados estamos; cuanto más nos golpea el horror, más
intentamos comprender.
 ¿En qué la ficción es un corolario de esta individuación por el horror así como por la admiración? El hecho nuevo
es que la ilusión controlada no está destinada a agradar ni a distraer; está puesta al servicio de la individuación
ejercida tanto por lo horrible como por lo admirable.
 La individuación mediante lo horrible quedaría ciega sin la cuasi intuitividad de la ficción.
 Fusionándose así con la historia, la ficción conduce a ésta a su origen común en la epopeya. Más exactamente lo
que la epopeya había hecho en la esfera de lo admirable, la leyenda de las víctimas lo hace en la de lo horrible..
 En los dos casos la memoria se pone al servicio de lo inolvidable. Permite a la historiografía emparejarse con la
memoria. Sólo la voluntad de no olvidar puede hacer que estos crímenes no vuelvan nunca más.

La historicización de la ficción

 El relato de ficción imita, en cierto modo, al relato histórico. Narrar cualquier cosa, es narrarla como si hubiese
acontecido.¿Hasta qué punto el como si pasado es esencial a la significación-narración?
 Un primer indicio de que este como si pasado parte del sentido que atribuimos a toda la narración es de orden
gramatical. Los relatos se narran en un tiempo pasado.
 Lo que interesa es la situación de locución, que regula la oposición entre narrar y comentar.
 Los tiempos que rigen el narrar no tendrían ninguna función propiamente temporal si no que servirían para
advertir al lector: esto es un relato. La actitud que corresponde al relato sería de distensión, en contraste con la
tensión, la obligación de entrar en la lógica del cometario.
 El pasado simple e imperfecto serían los tiempos de la narración porque estos tiempos orientan hacia una actitud
de distensión.
 Ricoeur afirma que la narración tiene que ver con un pasado de ficción. ¿Qué puede entenderse por cuasi pasado?
 “Juegos con el tiempo”: los acontecimientos narrados en un relato de ficción son los hechos pasados para la voz
narrativa. Una voz que habla y narra lo que, para ella, ha ocurrido. Entrar en la lectura es incluir en el pacto entre
el lector y el autor la creencia de que los acontecimientos referidos por la voz narrativa pertenecen efectivamente
al pasado de esta voz.
 La ficción es cuasi histórica así como la historia es cuasi ficción.
 La verosimilitud se confunde con una modalidad de semejanza con lo real que coloca la ficción en el mismo
plano de la historia.
 Lo que habría podido acontecer-lo verosímil, según Aristóteles- recubre a la vez potencialidades del pasado real y
los posibles irreales de la pura ficción.

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