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Hay momentos bisagras, trampolines. También otros que te dejan por el piso.

La verdad que es una incógnita


por qué uno a veces se levanta y otras no (Dios, energía del universo, destino, equilibrio cósmico), pero qué
sensación gloriosa ver salir el sol entre las nubes.
Cada caída, de cualquier tipo, desde las más banales hasta las más profundas, produce un golpe en el alma,
una marca. La vida da revancha, hay que saberla llevar. ¿Cómo? Viviendo, dándole pa´ delante, no existe el botoncito
de REWIND.
Cada uno tiene sus guerras, y las internas suelen ser duras, más aún que las externas. No hay nada como
rodearse de buenos “contactos”, amigos, familiares, seres queridos que nos acompañen y ayuden a aclarar el
camino, un Virgilio que nos allane el paso por la selva oscura.
Estuve viendo unas películas de minitas (término que bien valdría la pena desarrollar en otro post) y saqué
varias conclusiones. No son totalmente malas en sí mismas. Tienen algunos mensajes universales que siempre le
pegan a los videntes, justamente por ser muy generales. Un desencuentro, una ruptura amorosa, un olvido… incluso
temas variados como la pérdida del empleo, la exclusión social o la muerte. La mayoría de estas películas tienen un
final esperado, son predecibles. Pero a veces, sólo a veces, muestran una vuelta de tuerca, un giro inesperado y ahí
radica la novedad, el momento propicio para la reflexión. De sobra sé que hay mucho mejor material para
reflexionar, pero me sucedió con estas películas, que se yo.
Recuerdo las sensaciones del fracaso, sentimientos pesados, oscuros, pero únicos: un local vacio, luego de
haber sido un negocio medianamente exitoso; una valija llena de ropa, dejando un hogar antes feliz; decir o escuchar
las palabras que nunca quieren salir de la boca, pero se deben decir o escuchar de todas maneras; besar un cuerpo
helado, con la mirada más nublada de agua y sal, antes de cerrar la tapa de un ataúd.
Difícil sería decir que estos momentos se disfrutan, aunque es innegable que son tan propios como los de
extremo placer y los llevamos con nosotros, como la propia carne.
Ojalá que con la ayuda de los maestros de la vida, podamos superar estos obstáculos (no ocultarlos o
negarlos) y salir adelante in the blackest night y ver con una sonrisa en el alma the brightest day. AMEN

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