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Los Impuestos y El Marxismo
Los Impuestos y El Marxismo
Hasta que Marx y Engels descubrieron el materialismo histórico, los pensadores socialistas
estuvieron vagando por diversos planteamientos ideológicos, pero sin poder crear un verdadero
socialismo científico. Engels en su obra «Del Socialismo Utópico al Socialismo Científico», nos lo
sus consecuencias, pero no acertaba a explicarlo, ni podía, por tanto, destruirlo ideológicamente,
ideológica y empezar a ser una ciencia. Marx y Engels se dieron cuenta, de que todas las ideas
éticas, morales, filosóficas, políticas, religiosas, etc, todas las ideas que componen la ideología de
explotación del hombre por el hombre. Al analizar la historia de la humanidad, se dieron cuenta de
que cada uno de los sistemas productivos que habían existido a lo largo de los tiempos, se había
creado su propia ideología. Tan pronto como los sistemas productivos de una sociedad cambian,
cambian las ideas sociales e ideológicas de esta. Ideas como la virtud, la decencia, el honor, la
económicas de una sociedad, las que condicionan y generan sus concepciones espirituales e
ideológicas, no al revés.
No es que la situación material, económica y productiva sea lo único que genera las concepciones
ideológicas de los hombres, siendo todo lo demás insustancial, sino que es el elemento más
importante que las genera. Engels en una carta a W Borgius se lo expone diciéndole: «No es que la
situación económica sea la causa, lo único activo, y todo lo demás efectos puramente pasivos. Hay
siempre, en última instancia.» El pretender que la situación económica es lo único activo, es propio
Además, Marx y Engels se dieron cuenta, de que dentro de la economía y de las relaciones de
producción de una sociedad, el factor más importante es la relación entre explotadores y explotados.
Este es uno de los condicionantes más importante de las ideologías oficiales, pues estas están
diseñadas, para servir a los intereses de las clases explotadoras. Engels en «Del Socialismo Utópico
al Socialismo Científico» nos dice: «Los nuevos hechos obligaron a someter toda la historia
anterior a nuevas investigaciones, entonces se vio que, con excepción del estado primitivo, toda la
historia anterior había sido la historia de las luchas de clases, y que estas clases sociales pugnantes
entre sí eran en todas las épocas fruto de las relaciones de producción y de cambio, es decir, de las
historia constituye, por tanto, la base real cuyas propiedades explican en última instancia, toda la
superestructura integrada por las instituciones jurídicas y políticas, así como por la ideología
religiosa, filosófica, etc., de cada período histórico… Ahora, el idealismo quedaba desahuciado de
historia, con lo que se abría el camino para explicar la conciencia del hombre por su existencia, y
no esta por su conciencia, que hasta entonces era lo tradicional.«. Hasta entonces se explicaba la
tiempos. Marx y Engels se dieron cuenta, de que lo que variaban eran las relaciones materiales y de
producción, y que estas son las que crean las ideologías y las que hacen cambiar las ideas de los
hombres. Que las ideas políticas, jurídicas, religiosas o filosóficas, están determinadas
objetivos, pues hasta entonces, el socialismo vagaba entre ideas subjetivas y razonamientos
ideológicos. Desde ese momento, fue posible empezar a luchar contra la explotación a la que estaban
«Mas de lo que se trataba era, por una parte, de exponer ese modo capitalista de producción en sus
conexiones históricas y como necesario para una determinada época de la historia, demostrando
con ello también la necesidad de su caída, y, por otra parte, poner al desnudo su carácter interno,
que vino a revelar que el régimen capitalista de producción y la explotación del obrero, que de él se
deriva, tenían por forma fundamental la apropiación de trabajo no retribuido; que el capitalista,
aun cuando compra la fuerza de trabajo de su obrero por todo su valor, por todo el valor que
representa como mercancía en el mercado, saca siempre de ella más valor que lo que le paga y que
esta plusvalía es, en última instancia, la suma de valor de donde proviene la masa cada vez mayor
del capital acumulada en manos de las clases poseedoras. El proceso de la producción capitalista y
Marx demostró, que la burguesía se apoderaba de parte del trabajo realizado por los obreros, de la
misma forma que los esclavistas se apoderaban de parte del trabajo de los esclavos, o como lo hacían
los señores feudales, apoderándose de parte del trabajo de los siervos de la gleba. Todas las inmensas
riquezas atesoradas por la burguesía, que exceden con mucho a las que se pudieron acaparar en otros
sistemas de producción, son la acumulación del trabajo no pagado a los proletarios. Engels en una
reseña sobre El Capital, que nunca llegó a publicarse en vida de este, nos lo explica
diciendo: «¿Cuál es el valor de la fuerza de trabajo? Es, según la conocidísima ley, el valor de los
medios de vida necesarios para que el obrero se sustente y perpetúe, dentro de las condiciones
históricas concretas de un país y una época dados. Partimos del supuesto de que al obrero se le
retribuye la fuerza de trabajo por su valor íntegro. Supongamos, además, que este valor se traduce
en un trabajo de seis horas diarias o de medía jornada de trabajo. El capitalista, sin embargo,
afirma que él ha comprado la fuerza de trabajo para toda la jornada y hace que el obrero trabaje
doce o más horas. Por tanto, suponiendo que la jornada de trabajo dure doce horas, el capitalista
obtiene el producto de seis horas diarias de trabajo sin pagar nada por él. De donde Marx deduce
que toda plusvalía -cualquiera que sea el modo cómo se distribuya, en forma de ganancia del
capitalista, de renta del suelo, de impuestos, etc.- es trabajo no retribuido.«. Todo el capital
acumulación de la plusvalía durante largo tiempo, siendo las tres formas principales de plusvalía: la
mediante las rentas del suelo y otros bienes naturales, y por último la obtenida mediante los
impuestos. Marx y Engels aseguran que los impuestos son una forma de plusvalía, pues son una
forma de trabajo no retribuido. Los impuestos son una forma de explotación de la clase trabajadora.
Y prosigue Engels diciendo en su reseña sobre El Capital: «De este trabajo no retribuido viven
contribuciones que perciben el estado y el municipio y que gravan sobre la clase capitalista, las
rentas de los terratenientes, etc. Sobre él descansa todo el orden social existente.«. Sobre los
impuestos burgueses descansa el orden social, económico y de explotación burgués, por lo que todo
marxista debe estar en contra del sistema impositivo burgués. Los impuestos salen de la plusvalía
generada por el proletariado o directamente de las rentas de este y sobre ellos descansa el orden
social burgués. Los impuestos son uno de los pilares de la ideología de la clase dominante, que
En otra reseña sobre El Capital, esta publicada en la «Elberfelder Zeitung», Engels no vuelve a
relatar cual es el origen del capital: «¡Cincuenta pliegos de erudición para demostrarnos que todo el
producción capitalista y sus sistemas de explotación basados en la obtención de plusvalía para crear
más capital. Engels en «Del Socialismo Utópico al Socialismo Científico», nos lo expone de esta
revelación del secreto de la producción capitalista, mediante la plusvalía, se los debemos a Marx.
Gracias a ellos, el socialismo se convierte en una ciencia, que sólo nos queda por desarrollar en
En las crisis, parece haber una mezcla de sobreproducción y de subconsumo. Por una parte, parece
como si las empresas produjesen más de lo que hace falta y se puede vender, acumulándose las
mercancías sin posibilidad de salida en el mercado. Por otra, parece como si los consumidores no
quisieran comprar lo que se ha producido. Marx y Engels se dieron cuenta, de que las crisis
económicas no pueden ser un problema de subconsumo, sino que tienen que serlo de
sobreproducción. Respondiendo a Eugenio Dühring, Engels indica: «…hace falta una gran dosis de
radical cara dura para explicar el actual colapso de la salida del hilado de algodón y sus tejidos en
Inglaterra por el subconsumo de las masas inglesas, y no por la sobreproducción de los fabricantes
ingleses de algodón.«. En otro párrafo del Antidurin, Engels nos explica porqué los ciclos
sobreproducción: «Pero el hecho es que el subconsumo de las masas, la limitación del consumo de
existido siempre que ha habido clases explotadoras y explotadas… Si, pues, el subconsumo es un
hecho histórico constante desde hace milenios, mientras que el bloqueo general de la salida de las
mercancías que se produce en las crisis a consecuencia del exceso de producción no es visible sino
desde hace cincuenta años, toda la trivialidad económico-vulgar del señor Dühring consiste en
explicar la nueva colisión no por el nuevo fenómeno de la sobreproducción, sino por el del
variación de la razón entre dos magnitudes, una variable y otra constante, no por el hecho de que la
variable ha variado, sino por el de que la constante sigue siendo idéntica. El subconsumo de las
masas es una condición necesaria de todas las formas de sociedad basadas en la explotación, y, por
tanto, también de la sociedad capitalista; pero sólo la forma capitalista de la producción lleva ese
subconsumo a elemento de una crisis. El subconsumo de las masas es, pues, también una condición
de las crisis, y desempeña en ellas un papel de antiguo conocido; pero nos informa tan poco de las
causas de la actual existencia de las crisis como de las causas de su anterior inexistencia.«. El
tiempo le ha venido a dar la razón a Engels, pues actualmente el consumo es mucho mayor que en
tiempos de capitalismo del siglo XIX, pero esto no ha hecho remitir las crisis, sino que su virulencia
el capitalismo, y que no puede existir en ningún otro sistema económico de ningún lugar y de ningún
momento histórico.
La razón de esta sobreproducción de bienes y servicios, tiene que estar en algo que aparece a finales
del siglo XVIII o principios del siglo XIX, y que no había existido nunca anteriormente. Las crisis
son propias del capitalismo y no se ha dado nunca nada parecido en ninguna otra sociedad ni en
ningún otro periodo histórico. Marx y Engles sospechaban de la enorme capacidad de producción del
capitalismo, especialmente gracias a la fuerza de la máquina de vapor, pero nunca pudieron probarlo.
Tras la muerte de Marx, Engels abandonó esta hipótesis, indicando como causa de las crisis
económicas, la «anarquía en la producción», pero sin poder explicar a qué se debía exactamente, esta
anarquía productiva. El elemento nuevo en la economía, que comenzó a generar las crisis hace dos
siglos, era el nuevo tipo de moneda, que como posteriormente veremos, es un factor muy importante
en la explotación capitalista.
La moneda no es algo estable, sino que ha estado sometida a un cambio dialéctico a lo largo de los
tiempos. Actualmente las monedas no son más que vales con los que se pueden comprar cosas, pero
no siempre ha sido así. La moneda tiene una historia, pues ha ido evolucionando a través de los
tiempos.
El primer medio de intercambio que encontraron los hombres, fue el trueque. Cuando algunos
convirtieron en monedas, destacando sobre todos, los metales preciosos. Al principio, los metales
preciosos se utilizaban en lingotes, que tenían un sello o cuño, que garantizaba su metal y su peso.
Los lingotes se fueron haciendo cada vez más pequeños, hasta que quedaron reducidos a unos
cilindros, con un cuño delante y otro detrás, originando las monedas. Estas monedas valían lo que
valía su metal y se podían comprar y vender al peso. Para fundir una campana de bronce, se podían
comprar lingotes de bronce o se podían acumular monedas de bronce, pues al peso, el valor de los
finales del siglo XVIII, comenzó una nueva variación en la historia del dinero, con la invención del
primer papel moneda. Este consistía, en un certificado de depósito de metales preciosos en un banco.
En vez de acarrear las monedas en un cofre, era más sencillo llevar un certificado de depósito,
acreditando que el metal precioso estaba ingresado en un banco. Cuando era necesario, se podía
acudir al banco y cambiar el certificado por las monedas. De esta forma el oro circulaba mediante
El estado acabó haciéndose con el monopolio de la emisión de papel moneda, prohibiendo esta
actividad a los bancos comerciales. Cada país se creó su banco central: el Banco de España, el Banco
de Inglaterra, el Banco de Francia, el Banco de Portugal etc, que era propiedad del estado y el único
Estos bancos centrales, en momentos de gran necesidad nacional, emitían papel moneda sin respaldo
de metales precios y después compraban el metal necesario para respaldar la emisión, o bien la
retiraban del mercado con posteridad. Durante la primera guerra mundial, el banco de Inglaterra
emitió libras sin respaldo metálico, para poder costear la guerra. En 1926 se intento arreglar esta
situación de moneda sin respaldo metálico, pero esto suponía una fuerte disminución de los salarios
y una huelga general paralizó el intento. En 1931, en lo más profundo de la gran crisis, el gobierno
británico anunció que la libra nunca más se cambiaría por oro, quedando los billetes bancarios en
una situación de indefinición. Estaban respaldados por oro, pero no eran canjeables por oro, y parte
Tras la segunda guerra mundial, los países occidentales crearon un nuevo sistema monetario, basado
en el dólar. Este se cambiaba por oro y los gobiernos de las monedas que estaban es este sistema, se
comprometían a mantener una cotización fija de su propia moneda con respecto el dólar. El sistema
funcionó hasta principio de los años setenta, en que el canje de dólares por oro se hizo tan intenso,
que fue necesario cerrar la ventanilla de canje de dólares por metales preciosos. A partir de ese
momento, las monedas de los países capitalistas pasaron a ser meros vales contra el producto social,
Los euros que utilizamos actualmente, no son más que vales destinados al intercambio, sin más
respaldo que la confianza que en ellos tiene la población. El euro, como la mayoría de las monedas
actuales, es una moneda fiduciaria sin más respaldo que la confianza de la población. Marx y Engels
se dieron cuenta, de que desde finales del siglo XVIII, había algo nuevo que provocaba las crisis,
pero ni siquiera sospecharon, que la causa era el cambio en el tipo de moneda. Lo que les confundió,
fue que la revolución industrial basada en la máquina de vapor, es un proceso paralelo al inicio del
Las crisis son un fenómeno económico rarísimo, que sólo se produce en las economías capitalistas.
En toda la historia de la humanidad, no existe ninguna sociedad, ni ninguna economía, en que haya
crisis. Existen muchas más mercancías de las que es posible vender y los mercados se colapsan por
exceso de productos. Las empresas se encuentran con los almacenes llenos al no poder dar salida a
sus productos, por lo que deciden disminuir la producción. Para esto es necesario despedir
trabajadores o acortar la jornada laboral, pues sólo se puede disminuir la producción de una industria
o negocio, si disminuyen las horas trabajadas en este. En consecuencia, se produce una disminución
de los ingresos de los obreros, lo que a su vez provoca una disminución del consumo, por lo que el
disminuyendo, por lo que no deja de haber sobreproducción. La crisis es cada vez más profunda, los
mercados están cada vez más parados y el número de desempleados crece sin cesar, pero de repente,
sin que tampoco haya causa aparente para ello, la crisis se termina y empieza la recuperación
económica.
El inicio y el fin de las crisis económicas, es aparentemente aleatorio, pero se origina por dos causas:
la existencia de una moneda fiduciaria sin respaldo de metales preciosos y la variación de la cantidad
de esta moneda en la economía. Para comprenderlo, vamos a imaginarnos una economía con una
moneda fiduciaria compuesta por vales destinados al intercambio, en la que la cantidad de moneda
disminuye constantemente. El banco central de este país, retira de circulación todos los meses, el 1%
de la moneda que hay en dicha economía. Esto quiere decir que pasado un año, habrá desaparecido
Marx explica en el primer capítulo de El Capital, que el precio de las cosas viene determinado
principalmente por la cantidad de trabajo que se necesita para producirlas: «lo que determina la
forma que hay marxistas torpes y soeces, que defienden que el entorno material y productivo es la
única causa que genera la ideología de los hombres, considerando que todo lo demás no influye en
modo alguno; existen también economistas marxistas, que defienden que la cantidad de trabajo es la
única causa del valor de las cosas. Esta es la causa principal, lo que no quiere decir que no existan
Cuando las monedas se fabricaban con metales preciosos, su valor era aproximadamente el del metal
con el que estaban acuñadas. Como la moneda fiduciaria actual no está respaldada por valor o
moneda en circulación, parecerá que los precios bajan todos los meses un 1%, pero los precios están
estables, lo que varía es el valor de la moneda, que aumenta debido a su escasez. En esta economía,
quien guardase en una caja fuerte un mazo de cien billetes, al cabo de un año habría ganado más de
un 12%, por el sólo hecho de tener el dinero guardado. Ahora sólo tendrá que gastar unos 88 billetes,
En esta economía, con una reducción de precios constante del 1 % mensual, nadie invertirá su dinero
en un negocio que no dé más de un 12 % anual, pues sólo con tener el dinero guardado, ya
conseguirá ese interés y sin ningún riesgo. La economía de este país entrará en crisis, cuando el tipo
de interés de mercado, baje hasta el 12%. Ninguna empresa estará dispuesta a vender sus productos,
si no consigue por lo menos un 12% de interés, pues antes preferirá reducir su producción y
convertir su capital circulante en dinero. Se generará una sobreproducción, pues las empresas nunca
venderán a unos precios que les den un interés inferior al 12% sobre el capital invertido, cuando sólo
con tener el capital guardado en forma de dinero, ya tienen asegurado un interés del 12%. Ningún
En una economía con moneda fiduciaria, en la que aumenta la cantidad de esta en un 1% mensual, la
inflación será de algo mayor del 12% anual. Si alguien guarda un fajo de cien billetes durante un
año, después de este, su valor de compra será igual al de 88 billetes de hace un año. Sólo por tener el
dinero guardado, ha tenido unas pérdidas de algo más del 12%. En esta economía es muy difícil que
haya crisis, y estás si se producen, serán muy cortas y moderadas. Cuando el tipo de interés baje
hasta el 0%, siempre será mejor invertir al 0%, que guardar el dinero a un interés negativo del -12%.
Siempre será mejor invertir al -5%, perdiendo anualmente sólo el 5% de lo invertido, que guardarlo
en forma de dinero al -12%, perdiendo anualmente el 12% de su valor. En esta economía no habrá
sobreproducción, hasta que el tipo de interés de mercado, caiga al -12%. Si hay sobreproducción con
un tipo de interés de mercado del -3%, las empresas no tendrán ningún inconveniente en bajar aun
más sus precios, aunque su capital reciba un tipo de interés del -4% o del -5%, luego no se producirá
una sobreproducción. No habrá sobreproducción, salvo que el tipo de interés del mercado, caiga
hasta el -12%. No habrá crisis, salvo que el tipo de interés real caiga al -12%, y en este caso la crisis
En la economía española actual, la misión del Banco Central Europeo, consiste en garantizar la
estabilidad de precios, que es como decir, que su cometido es mantener estable la cantidad de
moneda. En este caso, mientras los tipos de interés real sean superiores al 0%, no estallará una crisis.
Si disminuye la demanda de productos, las empresas lo solucionarán bajando los precios, hasta que
estos sean tan bajos, que den un tipo de interés del 0% sobre el capital invertido, por debajo de este
punto nunca bajarán los precios, pues preferirán guardar su capital circulante en forma de dinero,
antes de recibir un tipo de interés negativo, lo que originará el inicio de una crisis. Con una moneda
fiduciaria y estabilidad de precios, ninguna empresa querrá vender sus productos por debajo del
precio del coste, pues si así lo hace, obtendrá un beneficio sobre el capital invertido, inferior al 0%.
Una cantidad muy importante de la plusvalía obtenida por la burguesía, se destina a formar capital,
por lo que el capital aumenta cada vez más. La plusvalía genera más capital y el capital genera más
plusvalía. Esto hace que a largo plazo, el tipo de interés acabe cayendo por exceso de capital, pues
cuanto mayor es este, más bajo es el tipo de interés. Si el beneficio de guardar el capital en forma de
dinero, es mayor que el que se obtiene invirtiéndolo, entonces se originará una crisis con su
de forma inesperada e incomprensible, pero la causa es siempre la misma, el que es más rentable
guardar el dinero que invertirlo. Pero eso se soluciona fácilmente restableciendo la libre competencia
cantidad de dinero en circulación, de tal manera que el tener dinero es más rentable que invertirlo a
los tipos de interés del mercado, la burguesía destruye la libre competencia en el mercado de
capitales, asegurándose un tipo mínimo de interés. Controlando la cantidad de dinero de hay en una
economía, es posible destruir la libre competencia en el mercado de capitales, haciendo que el tipo
de interés de mercado, no pueda bajar de un cierto nivel. Si el tipo de interés del mercado cae hasta
este tipo de interés mínimo, fijado de forma artificial mediante la manipulación de la moneda, la
Al principio del capitalismo, la burguesía creía que cuanto más cayeran los salarios, más plusvalía
obtendría de los obreros. Posteriormente se dio cuenta de que esto no es cierto, pues si los salarios de
los trabajadores caen en todos los sectores de la economía, entonces el consumo también disminuye,
por lo que los precios tienden a bajar, para poder vender la misma cantidad de mercancías. Si un solo
empresario disminuye el salario de sus trabajadores, aumenta su ganancia, pero si lo hacen todos a la
vez, esto no sucede de la misma forma, pues disminuye el poder adquisitivo de los trabajadores, lo
Las crisis se producen por un problema de sobreproducción. En una economía en estado de libre
mayor demanda aumentan los precios y a menor demanda diminuyen. A mayor oferta disminuyen
los precios y a menor oferta aumentan. En una economía en libre competencia, la oferta y la
Las crisis se producen, porque el mecanismo que equilibra la oferta y la demanda, queda destruido al
impedirse que los tipos de interés puedan bajar de un cierto nivel, que normalmente es el 0%. Llega
un momento, en el que los precios de mercado reportan a las empresas un beneficio sobre el capital
invertido del 0%. Los mercados se desajustan, porque los precios no pueden bajar por debajo de este
nivel, no pudiéndose regular automáticamente la oferta y la demanda. Hay una gran cantidad de
productos que no se pueden vender, pues para ello habría que bajar los precios, generando a las
empresas un beneficio negativo o pérdida, sobre el capital invertido. Antes que vender por debajo
del precio de coste, las empresas preferirán dejar de producir, pues convirtiendo su capital en dinero,
En una economía en libre competencia con una moneda fiduciaria, si la cantidad de capital que hay
en esa economía es menor que la necesaria, el tipo de interés será positivo, si ambos son iguales será
nulo, y si hay más capital del necesario, entonces el tipo de interés real del mercado será negativo.
Pero en una economía con una moneda fiduciaria, para que el mercado de capitales permanezca en
libre competencia, es necesario que se cree la suficiente cantidad de moneda, como para que el
guardar el capital en forma de dinero, no reporte un interés mayor que el invertirlo a tipos de
quedará en el paro.
de capitales, impidiendo que los tipos de interés bajen de un determinado nivel, entonces cuando los
tipos de interés de mercado llegan a este tope inferior, se producirá una crisis. Llegará un momento
en el que a las empresas se les llenarán los almacenes de productos, pues si la cantidad de moneda
permanece estable, entonces se negarán a vender sus productos por debajo del precio de coste. Ante
horas trabajadas. Esto disminuye los ingresos de los trabajadores en general, por lo que disminuye el
poder de compra de la población, cayendo todavía más la demanda de bienes y servicios. Esto
genera un nuevo problema de sobreproducción, que se intenta resolver disminuyendo de nuevo las
plantillas laborales y esto disminuye el consumo, creándose el círculo vicioso de las crisis.
La crisis se terminará, cuando debido al desempleo, el conjunto de la población haya disminuido sus
ahorros hasta tal extremo, que los tipos de interés empiecen a ser de nuevo positivos y se recupere el
invierten en donde consideran conveniente. La crisis continuará hasta que la economía se encuentre
en tan mal estado, que el capital destruido sea el suficiente como para restablecer el equilibrio en el
mercado de capitales. En ese momento, las empresas empezarán a vender de nuevo sus productos
por encima del precio de coste, y la economía se reanimará, hasta que debido a esta recuperación, la
cantidad de capital aumente hasta provocar otra crisis. Debido al aumento constante del capital,
llegará un momento en que este sea superior al necesario, y debido a la estabilidad de precios en la
economía, cuando el tipo de interés de mercado baje al 0%, entonces estallará una nueva crisis.
La solución a las crisis consiste en crear el suficiente dinero, como para que el guardar el dinero
como forma de inversión, no sea más rentable que el invertirlo en procesos productivos. Consiste en
impedir que el dinero deje de ser un medio de cambio con el que se compra y se vende, y pase a
cuando el capital es mayor que las posibilidades de inversión de la economía, pero esto supondría la
constante perdida de valor real de los capitales invertidos. En una economía capitalista avanzada en
plusvalía, disminuirían continuamente debido a los tipos de interés negativos determinados por el
mercado.
La política fiscal, es una forma de intentar parchear mediante chapuzas, la falta de libre competencia
sobreproducción, mediante el gasto público. En una economía con precios constantes, no hay libre
competencia en el mercado de capitales, desde el momento en que los tipos de interés de mercado
caen al 0%. Los precios bajarán hasta el precio de coste, ajustando la oferta y la demanda, pero
continuamente hasta dejar en un estado de anarquía todo el sistema económico. La solución que
aporta la política fiscal a este problema, consiste en que el estado compre los excedentes de
producción. El estado se convierte en una máquina de comprar y gastar, para evitar que estalle la
crisis o que esta se haga más profunda. De esta forma, se intenta solventar el problema de la
En una economía equilibrada y en libre competencia, el objetivo de los impuestos debe ser el cubrir
los servicios públicos y el redistribuir la riqueza. Por una parte, cada cual debe de pagar los servicios
que recibe de las administraciones públicas, como el alumbrado de calles o la recogida de basuras.
Por otra parte, los impuestos deben ser una forma de redistribución de la riqueza, cobrándose más a
los más ricos y menos a los pobres, aunque reciban las mismas prestaciones. Por ejemplo, el
asfaltado de las calles de una localidad, tiene el mismo precio en el centro de la ciudad que en la
periferia, pero la contribución urbana de las fincas del centro, debe ser mayor que el de las de la
periferia. De esta forma, se produce una cierta redistribución de la riqueza, aunque de poca
importancia. Poco después de crearse La Primera Internacional, Marx escribió unas consignas
tituladas: «Instrucción sobre Diversos Problemas a los Delegados del Consejo Central Provisional»,
en la que el punto 7 trataba sobre los impuestos. En el apartado a) de dicho punto, se indica: «No hay
relaciones entre el trabajo y el capital.«. Las mejoras que se pueden producir en la situación de los
explotados por causa de unos impuestos progresivos, deben ser consideradas como muy poco
importantes. Unos impuestos fuertemente progresivos, apenas modifican la situación que se crea
El objetivo del sistema fiscal burgués actual, no consiste en cobrar los servicios públicos y aún
libre competencia en el mercado de capitales, hace que se produzcan las crisis económicas por un
que la economía se ajuste automáticamente, lo que provocaría tipos de interés negativos, lo que se
hace es eliminar el ahorro mediante los impuestos y aumentar el consumo mediante el gasto público.
Al cobrar impuestos, los trabajadores tienen menos renta y ahorran menos, y ese ahorro cobrado en
suprema de redistribución y justicia social, es propio del socialismo pequeño burgués, pero
totalmente contrario al socialismo científico basado en el materialismo histórico. Marx nos lo expone
en «La Lucha de Clases en Francia de 1848 a 1850», cuando explica cual era la postura de estos
pequeños burgueses durante este periodo: «De este socialismo burgués, que, naturalmente, como
todas las variedades del socialismo, atrae a un sector de obreros y pequeños burgueses, se distingue
el peculiar socialismo pequeñoburgués, el socialismo par excellence. El capital acosa a esta clase,
principalmente como acreedor; por eso ella exige instituciones de crédito. La aplasta por la
competencia; por eso ella exige asociaciones apoyadas por el Estado. Tiene superioridad en la
lucha, a causa de la concentración del capital; por eso ella exige impuestos progresivos,
restricciones para las herencias, centralización de las grandes obras en manos del Estado y otras
medidas que contengan por la fuerza el incremento del capital.«. El socialismo pequeño burgués, es
un socialismo reaccionario que se opone al progreso económico, que le arruina con sus sistemas
productivos más eficientes. Es lo que sucede con los tenderos actuales, que ante la fuerza de las
grandes empresas distribuidoras, piden que se les defienda mediante todo tipo de impuestos,
subvenciones, exenciones y ayudas, pero esto no debe ser la prioridad de una organización obrera de
clase. Los impuestos fuertemente progresivos pueden ayudar en una pequeña medida a mejorar la
situación de los trabajadores, pero este debe ser un objetivo totalmente marginal de la clase obrera.
En «El Manifiesto Comunista», se indica que uno de los puntos del programa de La Liga de los
Comunistas, es un: «Fuerte impuesto progresivo«, pero Marx y Engels nunca defendieron que los
impuestos fuertemente progresivos pudieran ser algo verdaderamente liberador para el proletariado,
En una economía en libre competencia, si cobráramos impuestos a los ciudadanos y con este dinero
compramos todo tipo de bienes y los destruimos quemándolos o tirándolos al mar, la economía
lógicamente empeora. Pero esto no sucede en la economía capitalista actual, pues si cobramos
pueden bajar del coste de producción, pues antes de vender por debajo de este, las empresas
prefieren dejar de producir. La solución burguesa a este problema, consiste en que el estado recaude
impuestos a los ciudadanos y compre todo tipo de productos. De esta forma, el estado se convierte
en una máquina de cobrar impuestos para poder aliviar el exceso de mercancías en los mercados,
comprándolas por un valor superior al que tendrían si hubiera libre competencia. Las
administraciones públicas tienen que recaudar y gastar constantemente, para poder mantener el
sistema capitalista de producción, pues de lo contrario las crisis serían tan profundas, que el sistema
principal es analizar la repercusión que este tendrá en la economía, no el dar servicios a los
ciudadanos.
En «La Lucha de Clases en Francia de 1848 a 1850», Marx nos indica cual es la verdadera misión de
los impuestos en una sociedad burguesa: «…el impuesto es el pecho materno del que se amamanta
el Gobierno. El Gobierno son los instrumentos de represión, son los órganos de la autoridad, es el
ejército, es la policía, son los funcionarios, los jueces, los ministros, son los sacerdotes. El ataque
contra los impuestos es el ataque de los anarquistas contra los centinelas del orden, que amparan la
producción material y espiritual de la sociedad burguesa, contra los ataques de los vándalos
Marx y Engels en «La Ideología Alemana», nos vuelven a decir lo mismo: «Los burgueses pagan
bien a su estado y hacen que la nación pague por ello. Para poder pagar mal sin peligro, se
aseguran por medio de un buen pago, un poder protector, una policía en los servidores del estado.
Pagan con gusto y hacen que la nación pague altos impuestos para poder imponer luego a sus
obreros, sin peligro, como tributos (descontándoselo de los salarios) lo que ellos pagan.«. En una
Los proletarios con conciencia de clase, lo que tienen que hacer según Marx y Engels, es oponerse a
los impuestos burgueses, pues estos son la base sobre la que se asienta la policía burguesa, el ejercito
burgués, el derecho burgués, la ideología burguesa, y sobre todo, el sistema de explotación burgués.
Al igual que hace más de cien años, el principal objetivo de los impuestos actuales es mantener el
sistema de explotación capitalista, pero actualmente lo hacen también impidiendo que la explotación
la explotación del trabajador no le reporta por lo menos un tipo mínimo de interés, el explotador
preferirá convertir su capital en dinero y dejar al trabajador en paro. Esto destrozaría la economía,
pues al desajustarse todos los mercados, el paro se dispararía y las mercancías no tendrían salida
alguna. La solución burguesa consiste en cobrar impuestos a los trabajadores y en aliviar los
mercados mediante el gasto público. Pero esta chapuza no es lo que debe defender un verdadero
partido obrero, sino la disminución de los impuestos y el aumento de la inflación. Es ridículo que los
partidos que pretenden defender los intereses del proletariado, se desgasten defendiendo sistemas
impositivos con impuestos muy elevados para apuntalar el sistema de explotación capitalista,
mientras que la derecha tienta a los trabajadores mediante la disminución de las cargas fiscales.
Mediante los impuestos, los trabajadores se ven obligados a mantener su propia explotación, pues
estos sirven para mantener baja la inflación, evitando que los tipos de interés reales puedan bajar de
un cierto nivel. En vez de prometer el dar servicios públicos gracias a los impuestos, las
organizaciones obreras deberían prometer el dar trabajo y precios más bajos, gracias a la inflación.
En su biografía de Marx, Engels nos indica que mientras Marx fue su director: «…la «Nueva Gaceta
Renana» incitaba al pueblo, en la cabecera de cada número, para que se negase a pagar los
impuestos…» Eso es lo que debe hacer un verdadero partido obrero de clase y no el convertirse en el
paladín de la recaudación burguesa. Las organizaciones obreras deben alentar a los trabajadores a
que defrauden en sus impuestos, pues estos son «el pecho materno del que se amamanta el
Gobierno» burgués y una de las bases del sistema de explotación actual. Los impuestos burgueses
son «el quinto dios, al lado de la propiedad, la familia, el orden y la religión.«. Son un importante
pilar del sistema de explotación burgués, que los trabajadores deben intentar derribar.
Aunque en tiempos de Marx no existía la política fiscal como la conocemos actualmente, ni este fue
del capital, se dio perfecta cuenta de que la ley de la oferta y la demanda, estaba condicionada por
las relaciones de producción y por la explotación del hombre por el hombre. En «El Capital» lo
expone brevemente de esta forma: «…las ‘necesidades sociales’, es decir, lo que regula el principio
de la demanda, se halla esencialmente condicionado por la relación de las distintas clases entre sí y
por su respectiva posición económica; es decir, en primer lugar, por la relación existente entre la
plusvalía total y el salario y, en segundo lugar, por la relación entre las diversas partes en que se
descompone la plusvalía (ganancia, interés, renta del suelo, impuestos, etc.); por donde vuelve a
demostrarse aquí que nada absolutamente puede explicarse por la relación entre la oferta y la
demanda, sí no se expone previamente la base sobre la que descansa esta relación.«. Nada puede
de los trabajadores mediante la obtención de la plusvalía, y los impuestos son una parte de esa
plusvalía, por lo que las organizaciones obreras deben estar tan en contra de estos, como de las
ganancias empresariales, de las obtenidas mediante prestamos a interés, de las de las rentas del suelo
Para mantener el sistema de explotación actual, es necesario que los precios estén por encima de los
niveles de equilibrio y que buena parte de los ingresos de los trabajadores se destinen a fines
sociales. Pero, por ejemplo, antes de tener que desembolsar obligatoriamente un subsidio de paro,
sería mejor para los trabajadores aumentar la inflación y conseguir el pleno empleo, gracias a unos
A continuación vamos a analizar los cinco principales impuestos españoles, para demostrar que estos
son perjudiciales a los intereses del proletariado español. Las tres principales formas de ingreso del
estado, son el impuesto sobre la renta, el impuesto sobre el valor añadido y las contribuciones a la
seguridad social, pues aunque estas legalmente no son un impuesto, en verdad sí que lo son. No
obstante, vamos a empezar analizando dos impuestos importantes, pero con los que el estado recauda
una cantidad inferior que con los anteriores: el impuesto sobre sociedades y el impuesto sobre el
patrimonio.
Podría pensarse, que si aplicamos un fuerte impuesto sobre el benéfico de sociedades, este
beneficiará a los trabajadores. Las empresas son principalmente propiedad de la burguesía, por lo
que podríamos deducir, que este impuesto beneficiará al proletariado. Supongamos que implantamos
un impuesto del 10% sobre el capital invertido y que conseguimos que se pague sin defraudaciones,
cosa harto difícil. Lo que habremos conseguido, es que nadie invierta su capital en ningún negocio,
que reporte menos de un 10% de beneficio, por lo que las crisis se originarán, cuando el tipo de
interés baje hasta el 10%. Con este impuesto del 10% sobre el capital invertido, conseguiremos que
las perdidas de los trabajadores debido a las crisis y al paro que estas generarán, sean muy superiores
a la redistribución de la riqueza que el impuesto pueda generar. Antes de invertir en un negocio que
reporte un beneficio menor de un 10%, será preferible guardar el capital en forma de dinero.
Imaginemos que implantamos un impuesto del 100% sobre los beneficios empresariales, intentando
así devolver todas las plusvalías a los trabajadores. Esta redistribución de la riqueza nunca se
producirá, pues antes todos los capitalistas convertirán su capital en dinero y obtendrán un beneficio
del 0%, pero sin ninguna posibilidad de tener perdidas. Lejos de realizarse una redistribución de la
riqueza, lo que conseguiremos es una destrucción de todo el sistema productivo y un paro obrero
generalizado. Ante este impuesto del 100% sobre los beneficios, todo el capital se convertirá en
Este impuesto no será tan negativo para la economía, pero también le afectará negativamente y hará
que las crisis sean más frecuentes y profundas. Por poner un ejemplo, es posible que haya alguien
interesado en correr el riesgo de invertir en un negocio del que se espera una rentabilidad del 2%,
antes de almacenar su capital en forma de dinero. Pero si debido a este impuesto del 50% sobre el
beneficio de sociedades, el beneficio le baja al 1%, es posible que no se arriesgue a invertir para
intentar obtener tan sólo un 1%, sobre todo teniendo en cuenta que el negocio le puede salir mal y
perder la inversión, lo que nunca le ocurrirá si guarda su capital en forma de dinero, en una
En una economía capitalista desarrollada con una moneda fiduciaria y estabilidad de precios,
cualquier gravamen sobre el capital o sobre los beneficios del capital, lo que consigue no es
redistribuir la riqueza, sino que actúa provocando crisis más frecuentes y más profundas. En la
economía española actual, cualquier impuesto sobre el capital invertido o sobre sus beneficios, es
contraproducente para la economía y para los trabajadores en general. La economía se resiente, pues
las crisis pasan a ser más frecuentes y más continuas. La redistribución de la riqueza que reciben los
obreros, es inferior a lo que pierden debido al aumento del paro y de la precariedad laboral. Como
capitalista avanzada.
El análisis del impuesto sobre el patrimonio, es muy parecido al del impuesto sobre el beneficio de
las sociedades. Si implantamos un impuesto sobre el patrimonio del 10%, y conseguimos evitar la
defraudación fiscal, conseguiremos que nadie invierta a un interés inferior al 10%, provocando crisis
más frecuentes y profundas. Antes de pagar el impuesto sobre el patrimonio, los capitalistas
convertirán su capital en dinero negro y lo guardarán en cajas sus fuertes o en cuentas secretas en
paraísos fiscales. Esto reducirá aún más la cantidad de moneda en circulación, provocando un
aumento de su valor y una reducción de los precios, haciendo las crisis todavía más frecuentes y
virulentas.
tenemos en España, en donde desde que este se implantó, cada vez las grandes fortunas son más
escasas desde el punto de vista fiscal. Por el contrario, la inflación no es defraudable. Para quien
utiliza el dinero como instrumento de cambio, la inflación apenas tiene importancia. Para quien lo
El iva es un impuesto sobre el consumo, aparentemente progresivo, pues los bienes propios de las
rentas elevadas tributan a un tipo superior, del tipo al que tributan los bienes propios de las rentas
bajas. Esta progresividad es totalmente falsa, pues los trabajadores destinan la casi totalidad de sus
ingresos al consumo, mientras que las rentas del capital, se suelen destinar a la inversión. El capital
genera plusvalía y la plusvalía se invierte generando más capital. De esta forma, el iva se convierte
en un impuesto regresivo, en el que en proporción a la renta, pagan más las rentas de los trabajadores
que las rentas del capital. Son las rentas del trabajo las que ingresan el iva mediante el consumo,
mientras que las del capital, al reinvertir normalmente las plusvalías obtenidas, están exentas de este
impuesto. Gracias a la recaudación del iva, es posible aumentar el consumo mediante el gasto
Podríamos pensar en ampliar el iva y hacerlo extensivo también a la inversión, pero esto
negocio, haría que las crisis fueran más frecuentes y profundas, con el consiguiente impacto sobre el
mercado de trabajo.
Engels, en su «Contribución a la Historia de la Liga de los Comunistas», nos indica cual era el
abolición de los impuestos sobre los artículos de consumo.«. Marx y Engels nunca tuvieron grandes
esperanzas en que los impuestos pudieran aliviar los problemas del proletariado, pero se habrían
opuesto totalmente a un impuesto indirecto y regresivo como el iva, que recae principalmente sobre
En «Instrucción sobre Diversos Problemas a los Delegados del Consejo Central Provisional», Marx
indica sobre los impuestos directos e indirectos: «No obstante, de tener que elegir entre los dos
Porque los impuestos indirectos hacen subir los precios de las mercancías, ya que los comerciantes
añaden a dichos precios, tanto el importe de los impuestos indirectos como el interés y la ganancia
Porque los impuestos indirectos ocultan ante cada individuo lo que éste paga al estado, mientras
que el directo no se encubre con nada, se cobra abiertamente y no puede engañar siquiera al menos
listo. Por consiguiente, los impuestos directos impulsan a cada uno a controlar el Gobierno,
El impuesto sobre la renta, recae muy principalmente sobre las rentas del trabajo. Esto no sólo se
debe a que la suma de las rentas de los trabajadores, puedan suponer una cantidad mayor que las del
capital, sino que hay otras dos causas. Por una parte, que el trabajador vive de una nómina
controlada por la hacienda pública, por lo que le resulta imposible defraudar, mientras que las rentas
del capital tienen un amplio margen de maniobra, desde la contratación de asesores fiscales para
Por otra parte, el impuesto pierde mucha progresividad en las deducciones, a las que se suelen
acoger las rentas más elevadas. El aportar cantidades a planes de pensiones, el comprar viviendas de
primera o segunda residencia, o el tener hijos, es propio de rentas elevadas. En todo caso, en la
economía española actual, debido a la falta de inflación, toda carga fiscal sobre las rentas del capital
es contraproducente para el sistema productivo. Lo idóneo para una economía capitalista avanzada
con estabilidad de precios, sería un impuesto exclusivamente sobre las rentas del trabajo, con un
sistema progresivo tal, que eliminara el ahorro generado por los obreros. De esta forma, se quitarían
de mercado de capitales los pequeños ahorros familiares, pero que agregadamente suponen una
cantidad de capital importante. Estos ahorros recaudados mediante los ingresos tributarios, deberían
utilizarse para generar gasto público. De esta forma, se soluciona parcialmente el problema del
exceso de capital debido a la manipulación artificial de tipo de interés de mercado y se vacían los
mercados de los productos sobrantes, generados al ofrecerse estos a precios superiores a los que
Pero esto es sólo una mejora transitoria y chapucera, pues el capital sigue creciendo al ofertarse unos
tipos de interés superiores a los que marcaría la libre competencia, por lo que se sigue acumulando
capital y al final la crisis siempre estalla. La política fiscal es sólo un parche chapucero, que nunca
puede sustituir a la creación constante de moneda, que es imprescindible para conseguir la libre
Según la verdad oficial y el pensamiento único burgués, el objetivo de la seguridad social, es el dar
seguridad y ayuda a los trabajadores en caso de necesidad. Un análisis más detallado, nos muestra
una realidad muy distinta. Si los trabajadores tuvieran que ahorrar para la vejez, esto aumentaría aún
más la cantidad de capital, perjudicando a la economía. Por ello, es mejor obligarles a entregar ese
ahorro al estado, para que este los destine al consumo. De esta forma, diminuye la cantidad de ahorro
desempleo, el ahorro de los obreros sería mucho mayor. Gracias a este seguro obligatorio, se evita
parte del ahorro obrero, que sobrecargaría el ya sobredimensionado ahorro capitalista y se aumenta
el consumo aliviando la sobreproducción. Casi todos los mecanismos de la seguridad social, tienen
los seguros sociales, que les cubrirán en caso de diversas contingencias personales y familiares. De
esta forma, se evita que tengan unos pequeños ahorros para cubrir estas contingencias debidas a
enfermedades, vejez, desempleo, viudedad, invalidez, orfandad, etc, y el dinero se emplea para
situación de pleno empleo. Si nos fijamos con atención, vemos que detrás de la verdad oficial sobre
la seguridad social, lo que verdaderamente descubrimos, es que los trabajadores están obligados a
Resulta evidente que no es posible evitar las crisis, quitando renta a los trabajadores en forma de
impuestos, para evitar el incremento del ahorro y conseguir así un incremento del consumo. Aunque
consigamos diminuir el ahorro familiar hasta hacerlo nulo, destinándolo todo al consumo público,
las plusvalías empresariales seguirán generando capital, por lo que el problema no se resuelve. Un
nuevo parche para aliviar chapuceramente este problema de falta de inflación, es el endeudamiento
público. Como el tipo de interés está por encima de su punto de equilibrio natural, se origina un
continuo exceso de capital, al retribuirse este por encima de los tipos que determinaría la libre
retirando del mercado grandes cantidades de capital, destinándolas al gasto público. De esta forma,
se consigue salvar la situación por el momento, dejando a los trabajadores la enorme deuda pública
que padecen todas las economías contemporáneas. La deuda pública es un impuesto diferido sobre
los hombros de los trabajadores, pues ya hemos visto que los impuestos sobre el capital, repercuten
Gracias a la deuda pública, la burguesía atesora deuda del estado como si fuese capital, aunque este
capital no existe, pues fue gastado para sostener el sistema de explotación capitalista. Por los títulos
de deuda del estado se recibe un interés como si se tratase de capital, y se compran y se venden
como si fuesen acciones bursátiles. Marx lo expone de esta manera en «El Capital»: «En la medida
en que hasta ahora hemos venido examinando la forma peculiar de la acumulación del capital-
como hemos visto, otra cosa que la acumulación de una clase de acreedores del estado autorizados
a percibir ciertas sumas sobre la masa de los impuestos públicos. Estos hechos, en los que hasta
una acumulación de deudas puede hacerse pasar por una acumulación de capital, revelan hasta qué
extremos de tergiversación llega el sistema de crédito. Estos títulos de deuda extendidos por un
capital originariamente prestado y gastado desde hace ya mucho tiempo, estos duplicados de papel
de un capital ya destruido, funcionan como capital para sus poseedores en la medida en que son
mercancías susceptibles de ser vendidas y, por tanto, de volver a convertirse en capital.«. Marx ya
se dio cuenta, de que las rentas cobradas por una deuda pública que no es capital, sino un gasto
realizado por el estado hace mucho tiempo, son una forma de plusvalía, que al igual que toda
plusvalía, sale de trabajo del proletariado. Actualmente además sabemos, que esta plusvalía es una
forma de apuntalar el sistema de explotación capitalista, por lo que no tiene sentido que las
público que acabarán pagando los obreros, en vez de abogar por un aumento de la inflación.
En su obra «Contribución al Problema de la Vivienda», Engels nos dice exactamente lo mismo que
Marx sobre la deuda publica: «¡»Las deudas del Estado»! La clase obrera sabe que no es ella quien
las ha contraído, y cuando llegue al poder, dejará su pago a los que las contrajeron. !»Deudas
privadas»! Véase el crédito. ¡»Impuestos»!. Estas son cosas que interesan mucho a la burguesía y
muy poco a los obreros: a la larga lo que el obrero paga como impuestos entra en los gastos de
producción de la fuerza de trabajo y debe, por tanto, ser restituido por los capitalistas. Todos estos
puntos que se nos presentan como del mayor interés para la clase obrera no interesan
esencialmente más que al burgués y sobre todo al pequeño burgués. Y nosotros afirmamos, a pesar
de Proudhon, que no es misión de la clase obrera el velar por los intereses de estas clases.«.
La actitud que debe tener hacia los impuestos un trabajador con conciencia de clase, que aplique los
principios del socialismo científico y del materialismo histórico, nos la indica Engels en el décimo
punto de su «Contribución a la Crítica del Proyecto Socialdemócrata de 1891»: «Yo diría aquí:
«Impuestos… progresivos para cubrir todos los gastos en el Estado, los distritos y la comunidad, en
la medida en que los impuestos sean necesarios. Supresión de todos los impuestos indirectos, ya
sean los del estado, ya los locales, ya los distintos derechos, etc.».«. Este párrafo se puede
diseccionar en tres ideas: impuestos progresivos, directos y para cubrir los gastos comunes.
Los impuestos deben ser progresivos, pero esto no es posible con el sistema impositivo actual, pues
si gravamos las rentas del capital, empeoramos la economía. Entonces lo que tenemos que hacer para
de las calles, se cubra mediante un impuesto, y que los ciudadanos no tengan que ir echando
monedas para que se enciendan las farolas a su paso. Los impuestos deben servir para cubrir estos
gastos comunes, no para mantener sobredimensionados los tipos de interés, ni para vaciar los
mercados a precios superiores a los que marcaría la libre competencia, ni para mantener los
instrumentos de represión, ni para sostener los órganos de la autoridad burguesa, ni para pagar los
gastos de la iglesia.
Por último, Engels nos dice que todos los impuestos deben ser directos, acudiendo el ciudadano a
pagar en efectivo y de su bolsillo cada impuesto que se le imponga, explicándosele cual será el bien
o servicio público que recibirá por él. Todo lo contrario del sistema actual, en el que toda la
recaudación se realiza de forma indirecta o mediante retenciones practicadas por terceros, para
posteriormente mezclar todos los impuestos en el cajón de sastre del gasto público.
5.- Resumen.
empleador no paga la totalidad del trabajo realizado al trabajador, sino que se queda con una parte,
llamada plusvalía o beneficio empresarial. Parte de esta plusvalía se destina al consumo de los
explotadores, pero la mayor parte de esta se invierte en forma de capital. De esta forma, el capital
genera plusvalía y las plusvalías se reinvierten para conseguir más capital. El capital no es más que
El mercado de capitales determina el tipo de interés del dinero. Si hay poco ahorro y mucha
necesidad de capital, los tipos de interés estarán altos, y si es al revés, serán bajos.
El tipo de moneda que hay en una economía, tiene una enorme importancia en la configuración del
tipo de interés en esa economía. Las monedas actuales, son un sistema de vales destinados al
intercambio de bienes y servicios, que sólo está respaldado por la confianza de la población. Estas no
están respaldadas por ningún objeto material concreto, como pudiera ser el oro o la plata.
moneda. Si la moneda aumenta, los precios parecen subir, pero si la cantidad de moneda disminuye,
los precios parecen bajar. Lo que verdaderamente varía no son los precios, sino el valor de la
economía con una moneda fiduciaria, determina el tipo de interés mínimo del capital en esa
libre competencia en el mercado de capitales, pues será más rentable acumular el capital en forma de
dinero, que el invertirlo en actividades productivas. De esta manera, se determina de forma artificial
el tipo de interés mínimo en el mercado de capitales y con él, el nivel mínimo de explotación.
Esta destrucción de la libre competencia en el mercado de capitales, haciendo que los tipos de interés
estén por encima de su punto de equilibrio, provoca un exceso de capital, que a su vez provoca un
exceso de producción y esta provoca un exceso de mano de obra. Al desequilibrarse la economía por
falta de inflación, estallan las crisis económicas, desestructurándose todos los mercados.
Una forma chapucera de resolver este problema de falta de inflación, consiste en que el estado
disminuya el capital cobrando impuestos y aumente el consumo mediante el gasto público. Esta
política fiscal para que sea efectiva, tiene que confiscar los pequeños ahorros de los trabajadores,
destinándolos al gasto público, pues cualquier carga fiscal sobre el capital o sus rentas, es
contraproducente para la economía. Aunque la política fiscal acabara con todo el ahorro familiar,
esto no sería suficiente para evitar las crisis, pues se seguiría creando constantemente capital, por lo
que se recurre a la deuda pública. Por este procedimiento, el estado se endeuda tomando prestado
parte del capital sobrante y lo destina al consumo, disminuyendo el exceso de mercancías en los
mercados. No obstante, como los tipos de interés se mantienen por encima de su nivel de equilibrio,
se sigue generando continuamente capital, por lo que estos mecanismos chapuceros consiguen
Los impuestos son una forma de plusvalía, pues son una forma de trabajo no retribuido que se
destina a cubrir las necesidades de los explotadores. Las organizaciones obreras de clase, deben
oponerse a los impuestos como sistema de redistribución de la riqueza, pues para que estos sean
efectivos, deben recaer sobres las rentas del trabajo. Cualquier impuesto que recaiga sobre las rentas
del capital, es contraproducente para una economía capitalista avanzada con estabilidad de precios y
una moneda fiduciaria. Las organizaciones obreras no deben desgastarse propugnando un sistema de
la inflación. Esta hace que los tipos de interés sean negativos, que se vacíen los mercados y que se
Las organizaciones obreras no deben procurar el aumento de los impuestos aunque sean progresivos,
de la deuda pública o del gasto público, sino el aumento de la inflación hasta un nivel tal, que el
gomezcrespo@hotmail.com.
– El 5º paga 1.
– El 6º paga 3.
– El 7º paga 7.
– El 8º paga 12.
– El 9º paga 18.
¿Pero qué pasaba con los otros seis bebedores, los que realmente abonan la
cuenta? ¿Cómo debían repartir los 20 de rebaja de manera que cada uno
recibiese una porción justa?
Calcularon que los 20 divididos en 6 eran 3,33, pero si restaban eso de la
porción de cada uno, entonces el 5º y 6º hombre estarían cobrando para
beber, ya que el 5º pagaba antes 1 y el 6º 3. Entonces el barman sugirió que
sería justo reducir la cuenta de cada uno en la misma proporción y procedió a
calcular la cantidad que cada uno debería pagar.
Cada uno de los seis pagadores estaba ahora en una situación mejor que
antes: los primeros cuatros bebedores seguían bebiendo gratis y
un quinto también.
Pero, una vez fuera del bar, comenzaron a comparar lo que estaban
ahorrando.
Sí, es correcto, dijo el 5º hombre. Yo también sólo ahorré 1; es injusto que
él reciba diez veces más que yo.
La noche siguiente el 10º hombre no acudió a beber, de modo que los nueve se
sentaron y bebieron sus cervezas sin él. Pero a la hora de pagar la cuenta
descubrieron algo inquietante: Entre todos ellos no juntaban el dinero para
pagar ni siquiera LA MITAD de la cuenta.