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Don Luis Humberto Comas y “La Rosita”: El bar de los amigos

Enclavado en el sector de calle Carmen al Sur, en medio de uno de


los pocos barrios centrales que van quedando,  donde la tarde
ocurre apacible con casas antiguas y moradores que aún duermen la
siesta, sentados en el comedor que da a la calle;  está el restorán “La
Rosita”, más conocido por los parroquianos como: “ Los Comas”.
Aunque a su dueño no le gusta que lo llamen así, se ha ido
quedando en el ambiente, dado a su apellido. Don Luis Humberto
Comas Avalos, es un caballero por donde se le mire, atiende este
negocio del tipo bar- restorán, siempre impecable y con grata
amabilidad. De lunes a domingo desde las 11 de la mañana y hasta
las 2 de la madrugada. Ya son 34 años de historia. Cuenta que le
ofrecieron 3 veces el local y se resistía a trabajarlo, pero a la tercera
se atrevió. “Empecé al lado, con  unas botellas guachas de vino y un
par de garrafas, me vendieron la patente en 45 mil pesos un
ferroviario jubilado”.
Don Humberto, recuerda que el nombre “Rosita”, se debe a su
hermana, ya que al principio lo atendía ella y los clientes empezaron
a correr la voz y a decir: “vamos donde la Rosita”.
En este bar hay un ambiente familiar que poco se da en otros
lugares, se reúnen los amigos con gran familiariedad, la clientela se
portan bien, cuando llegan se saludan de mano y no hay curaos
porfiados. Aquí no existen las clases sociales, el trabajador más
sencillo comparte el mismo techo con alguien de mejor pasar. Los
fines de semana se hacen asados con una parrilla que permanece
afuera, atrayendo a más clientes con el olor a carne asada. No faltan
los cantantes, las guitarras y el acordeón, dando más alegría al
entorno, el que a pesar de ser pequeño, alcanza para acoger a
decenas de hombres que pasan día a día a tomarse el último trago.

El clásico de los clásicos : Voy y vuelvo


 
El dolor de haber perdido a una persona cercana, la impotencia  de una derrota deportiva
cuando juega el Curicó Unido, contrastado con  la alegría de un triunfo del Curi, están
en el restorán “Voy y vuelvo de Av. Alessandri 1099. De propiedad de don Luis Pizarro
Reyes, el único que se mantiene en el rubro por el sector.

Toda la energía junta cuando hay una pena muy honda o la alegría de ver ganar al
Curicó Unido, es la justificación perfecta para ingresar al pequeño estar adelante y un
corredor o galería más privado, hasta donde llegan decenas de hinchas del Curicó o
comensales de cualquier parte, los que disfrutan de un pipeño, de una cazuela o de
empanadas los fines de semana.

En él hay un ambiente cálido, hogareño y el tiempo pasa lentamente. Es el


“quitapenas” que  existe en  el lugar, ya que el antiguo que tenía ese nombre (en la
vereda del frente), de los mismos dueños de la pensión “Victoria”, terminó como la
mayoría de los restoranes de la cuadra. Según comenta don Luis, los sucesores, es decir
las nuevas generaciones acabaron con los negocios, porque no les gustó seguir la
tradición. “Llevo 39 años trabajando aquí, siempre en esto, este local que fue de mi
padre, él lo compró, ahora sigo yo, no es el caso de los demás que han vendido, puesto
que los jóvenes no quisieron seguir con el negocio”, dice
El señor Pizarro es director del Club deportivo Carlos Condell, espacio que arrienda a
diferentes instituciones sociales y que está justo en frente. Cuando hay alguna actividad
allí, es infaltable que los asistentes atraviesen en busca de una cerveza o de un tinto
para hacer más entretenida la jornada. 
 
La atención es de lunes a domingo y se cuenta con colaciones a 1800 pesos y todos los
fines de semana hay empanadas de pino a 700 pesos. El horario de atención es de 10 de
la mañana hasta las 11 de la noche.
Pipeño, chicha, vino con harina, combinado, cervezas es el menú en bebestibles, además
de bebidas y jugos. La caña de vino corriente cuesta 400 pesos y el vino de mejor
calidad tiene un precio de 800 pesos el vaso.

Vamos al Salchi?

Si hay un lugar donde se puede ir a la segura en cuanto a calidad, precio y atención en el


centro de Curicó, es el tradicional “Salchipap”, que si bien, pertenece a inmigrantes
españoles, ha llegado a ser chileno, de tan popular que es. Ubicado en el sector de calle
Manuel Montt, en las cercanías del mercado municipal ( Rodríguez Nº 802), ofrece parrilladas
con carne de vacuno y de cerdo , siempre acompañado de sopaipillas, pebre, pan amasado y
empanaditas de queso, además del bajativo.

La carta es variada y tiene ofertas de lomo, pollo asado, papas fritas, tablas y sándwiches. Si se
quiere también está la habitual cazuela o el pescado a la plancha o al horno, nada sofisticado,
todo sencillo.

Ya son alrededor de 55 años en que este restorán se ha posicionado como uno de los clásicos
del curicano común, aunque también es gusto favorito de clientes de las distintas comunas
más rurales. Anteriormente, estaba el local de abarrotes “San Pedro” de los mismos dueños,
pero al poco tiempo cambió de giro a lo que hoy se conoce.

Si se anda rápido, con poco tiempo y se quiere tomar un caldo para el resfrío o la caña mala
venden consomé, acompañado de pebre, palta y mayonesa para acompañar el pan.

Para beber hay vinos de todas las clases, jugos naturales y tragos fuertes para el hapy hours.

Los días de pago es imposible tomar un lugar para servirse algo, hasta el último rincón está
ocupado, los más hinchas se quedan esperando que se desocupe algún recoveco del segundo
piso. Hay que decir que la atención es bastante buena y la propina no viene obligatoria en la
cuenta, pero siempre corresponde darla. Esta la posibilidad de pagar con redcompra, algo que
es tan imprescindible para algunos.

Uno de las cosas que más se venden son los completos, los que se distinguen del resto por la
mayonesa casera y el tamaño del pan. De hecho en sus comienzos lo que caracterizaba al local
eran los completos, el shop y las papas fritas.

Son los hermanos José María y Pedro Rebillas los que comandan el buque y aunque tienen
personas a cargo del manejo del restorán, siempre están ahí ojo al charqui.

Restorán Erika un clásico de la Alameda


A pocos metros de la entrada del Cerro, conviviendo con talleres mecánicos y uno que otro
negocio, está el restorán Erika, un local con historia y por qué no decirlo un mundo aparte
donde los comensales hasta tienen llave para entrar y si llegan muy pasados pueden ducharse.
Si se pasa rápido por fuera, lo más probable es que se pase de largo, porque es casi
imperceptible a la vista.

El encargado del local es don Celso Poblete, quien hace 9 años se hizo cargo del cuando la ex
dueña la señora Mandita junto a su marido le dejó el local, en vista de que ya estaban de
avanzada edad y cansados.

El local es pequeño, pero acogedor, tiene eso si un mesón o barra, espacioso donde se puede
estar cómodamente. Son como 4 mesas y en frente un televisor grande que cautiva a los
clientes, sobretodo cuando hay fútbol.

Hoy a casi 10 años, don Celso, sigue al pie del cañón atendiendo a la clientela, la que según
nos cuenta es toda conocida, como de la familia.

Los orígenes de esta picada, se remontan justamente a una señora de nombre Erika, quien
trabajaba junto a la Amandita , durante largos años y al entrar en avanzada edad le dejó el
restorán, el que luego traspasó a su hija, quien finalmente se lo dejó a don Celso.

Lo mejor de esta picada es que sirven colaciones caseras a 2 mil 200 pesos y además existen
tragos económicos con nombres de personas o con alguna característica especial. El hipi, el
tosti o el chimbombo, son tragos que se combinan con una bebida que está abierta de litro y
medio, y así se ahorran de pedir una individual que es más cara.

“Esto es como club, vienen lo amigos, casi todos los que llegan son de la casa, incluso cuando
llegan muy pasados los meto a la ducha y santo remedio” dice don Celso

El dueño combina su trabajo en un taller mecánico de al lado con en el trabajo del restorán.
Como buen talquino luce un banderín del Rangers, lo que le ha costado hasta peleas, como
cuando entraron barristas del Curi y al ver que era de Rangers le pegaron. Pero todo eso quedó
en el pasado, ahora vive tranquilo y disfrutando de los amigos que vienen a pasar un rato
agradable junto a su caña de vino o una copa de cerveza.

La Panchita aún resiste en calle O’Higgins


Está en una de los barrios más antiguos de Curicó, barrio norte de vetustos prostíbulos o casas
de remolienda, donde la noche es dueña de la vida de cualquiera y donde basta un segundo
para cambiar el rumbo de quien transite por allí, casi siempre en busca de un amor ligero.

Es aquí donde se encuentra el bar restorant “La Panchita”, uno de los pocos locales donde se
puede ir a beber y a comer en ese sector, rodeado de casas particulares, y uno que otro taller
mecánico.

Intacto como si nunca hubiera pasado nada, como si el tiempo se hubiese detenido desde que
en la calle Ohiggins o “calle 13” (dado al número de casas de prostitutas que se contaba),
existía la Feria libre, la que de día armaba una fiesta de olores, sabores y gritos con animales
entremedio y toda esa vida provinciana campesina de bodegas y demases. Así, resistiéndose
al tiempo y a la modernidad, modernidad que aún no llega al barrio, porque todavía no existe
un proyecto urbanístico que devuelva construcciones que desaparecieron con el pasado
terremoto, permanece La Panchita, cuya dueña es la señora Francisca Quezada, (74) oriunda
de las Lomas de Upeo.

Lleva un poco más de 30 años al mando de su negocio, llegó a vivir con sus padres, primero lo
arrendaba y luego lo adquirió junto a la casa donde vive. Se nota que la gente la quiere y que
los que llegan a su restorant son los mismos de siempre, algunas parejas, trabajadores, en su
mayoría personas del campo, porque según ella misma dice, se sienten más en confianza.

Hace como 4 años mantenía comedores hacia adentro, pero los cerró porque perdía el control
de los clientes, hoy sólo mantiene el recibidor con no más de 4 mesas. En su interior, todo es
colorido, el mobiliario no ha sido remodelado y es lo que lo hace más acogedor, pues pareciera
que se estuviera en un local del siglo pasado, adornado al gusto de las personas que viven en
sectores más rurales, muy familiar.

Posee un butlizer con temas de todos los tiempos, lo que lo hace bastante entretenido, a la
hora de querer pasar un rato, compartiendo una cerveza o una caña de vino.

Si de comida se trata la Señora Panchita, dice que le hace empeño a todo: “Si me piden un
churrasco, un barros luco se los hago, también hago almuerzo de la casa, pero nada
complicado. Abro de lunes a sábado de 10 a 19 horas, en la noche cierro porque no me gustan
los borrachos ni las peleas. Aquí es todo tranquilo y seguro,” comenta.

La Señora Panchita dice que ya está cansada de trabajar, pero sabe que si cierra el negocio, su
vida se apagaría de inmediato porque está acostumbrada a atender gente. Sin duda que la
calle Ohiggins, sin “La Panchita”, perdería harto de su cada vez más empequeñecida mística.
El Rolo Restorán

Robinson Cruz , más conocido como el “Rolo” , ya es parte del patrimonio cultural de Curicó
con su negocio frente al Cementerio municipal atiende a decenas de comensales , quienes
vienen casi siempre en busca de los inigualables clerys de variadas frutas como piña, durazno ,
frutilla, chiriñoya y melón. Todos sin distinción por la módica suma de 1.200 pesos. Este año
don Robinson cumple 48 años al mando del local, en el mismo donde además está ubicada su
casa particular. El 13 de septiembre cumplirá 48 años atendiendo a la comunidad detrás del
mostrador con sus singulares brebajes como chicha, borgoña, terremotos y distintos clerys, los
que son elogiados por cuanto parroquiano existe.

Está ubicado en Freire 196 justo frente al campo santo. El horario de atención es de 10 am a
10 pm, pero ahora en invierno está cerrando a las 8,30 de lunes a lunes. Casi siempre la
gente llega después de las 6 de la tarde, “ahora en invierno, bajan las ventas pero en
primavera , se recupera la clientela, viene todo tipo de gente hartas personas del campo”,
cuenta

Para comer, se destaca por exquisitas tablas de arrollado, aceitunas queso chanco, quesillo y
palta para 4 personas por 8 mil pesos. También ofrece sándwich de arrollado y pernil.

Y como la guinda de la torta aparece la siempre codiciada Cancha de rayuela que por estos días
está presta a ser utilizada donde los clientes pueden pasar a entretenerse un rato y a jugar,
pasando de la rayuela corta a la rayuela larga.

El restorán también se utiliza como quita pena y muchos clientes son deudos o familiares de
deudos que vienen a regocijarse con algún bebestible para hacer menos doloroso el tiempo.

Don Rolo cuenta que su público es bien portado, “me gustan los clientes son muy bien
portados. Y si de anécdotas se trata esta la vez que :

“Llegaron 9 varones a acompañar a un amigo a quien se le había muerto su señora y


derepente apareció su hija con el pololo muy enojada dijo: estás con esta gente que te viene a
bolsear , mañana mismo se vende todo , el caballero lloró más aquí que el en cementerio”.

Esta es una de las picadas clásicas curicanas junto al Deportivo, La juanita y Donde Molina.
Club Deportivo y Bar 21 de Mayo parte del patrimonio cultura
del barrio San Francisco

Casi un centenar de años está cumpliendo el Club deportivo, 21 de Mayo,


desde que el 15 de mayo de 1918 se creó al servicio del deporte curicano. Es
considerado como una de las instituciones deportivas más populares y con
mayor prestigio en lo que a fútbol amateurs se refiere.

El barrio San Francisco, en la calle del mismo nombre, ha cobijado desde u


comienzo al Club, desde cuando un grupo de amigos se reunió en una de las
salas de la antigua Escuela San Antonio, al lado del Convento y luego en un
pieza de la casa del vecino Jorge Leyton, hasta que pudieron comprar el actu
inmueble.

La actual propiedad fue adquirida con gran esfuerzo por los socios, quienes
contaron con la ayuda del ex banco Comercial de Curicó y una subvención d
municipio de la época.

Fue un 22 de diciembre de 1976, la fecha en que se adquirió la sede y los


compradores fueron a nombre del Club, los socios, Manuel Neira Chamorro
Carlos Escobar Cabello y Nelson Leyton Toledo, éste último actual tesorero
uno de los más antiguos y luchadores miembros. Hasta hoy el local lleva el
nombre del recordado ex presidente Jorge Leyton García en memoria de uno
de los creadores de los deportivos de San Francisco. A esta propiedad hay q
sumarle el Estadio 21 de mayo, el que también fue posible gracias al trabajo
incansable de socios, entre ellos Nelson Leyton y con préstamos en el Banco
Nacional y con el Anfa.

Uno de los presidentes más emblemáticos fue el jugador Cristian Valenzuela


Quitral, profesor y destacado dirigente, quien hasta hace dos años estaba al
mando del Club, para dar paso al nuevo presidente, Bernardo Gómez.

Durante casi dos años hubo un paréntesis que transformó al Club desde lo
De Club Deportivo a Centro Cultural
deportivo a lo cultural, a pesar que los socios nunca dejaron de reunirse en
la parte delantera de la casa, desde Febrero de 2013 a Septiembre de 2014,
hubo un vuelco en este lugar y fue cuando la Asistente social y directora
del Centro Cultural Asuntos Públicos, Loreto Muñoz, estuvo a cargo de la
administración de Bar21 (Bar Restorán del Club 21 de Mayo), llevando a
cabo una serie de actividades culturales, dando cabida a la libre expresión
de músicos, fotógrafos y diseñadores con actividades de carácter recreativo,
pero también, poniendo el énfasis a la difusión de la creación local. No es
casualidad que tanto el proyecto TRAMA y Cultura Emprende Maule,
reconocieron al espacio como un centro de distribución cultural. Es así
como el local fue escenario de más de 50 músicos que dieron vida al rock y
a otras expresiones musicales con tocatas en vivo que pusieron en el tapete
la falta que hacen este tipo de espacios de difusión y promoción de
distintos estilos musicales. El Bar21 acogió además una feria de diseño
independiente, exposiciones fotográficas, Seminarios de patrimonio y
murales de autores locales.

El Bar 21 dio su último adiós con una fiesta abierta a la comunidad donde
se despidió el que en poco tiempo se llegó a convertir como el lugar más
underground de la ciudad donde además de la diversión nocturna se
visualizaba un nuevo centro cultural independiente. Ahora el Club
deportivo tiene nuevamente en concesión el restorán y sus socios siguen
reuniéndose en su querida casa de San Francisco como si nunca hubiera
pasado nada.
Donde Molina, el deseo de estar transitando por la vida

La cazuela de vacuno, el pipeño y la chicha, son parte del cotidiano en Donde Molina,
el restorán que atiende en su mayoría a clientes que provienen de los sectores rurales de
la provincia.

“Donde Molina”, (Montt 681), es atendido por la señora Marcelina, esposa de don
Ansilvo, dueño del negocio, quien empezó en calle Prat entre Maipú y O’Higgins hace
26 años, pero que después de un tiempo se trasladó a su actual ubicación. Hoy en día el
lugar es visitado por gente de campo y también trabajadores del comercio o de los
distintos rubros del sector de Calle O’Higgins y alrededores, incluyendo a algunas
mujeres que desde un tiempo se agolpan en las calles aledañas a trabajar en el oficio
más antiguo del mundo, muchas veces, desempolvando su vida en acaloradas
conversaciones.

Algunos transeúntes interrumpen su paso y entran en busca de la rica chicha sin naranja
y más bien fuerte, a solo 400 pesos.

Algunos lo describen como la picá de campo, otros como un lugar sencillo y barato para
tomarse tranquilo un trago, comer unas patitas de vacuno o un abundante plato de
tallarines con carne, a solo 2 mil pesos y la infaltable cazuela de lunes a lunes.

Una semioscuridad inunda el espacio, a eso de las 7 de la tarde en pleno invierno la


música de la televisión es lo que ilumina de reojo el entorno, quizás por eso algunos lo
prefieren, ya que cuesta saber quién está adentro. A veces se distinguen garzones de
otros restoranes del mismo sector que se distraen al calor de unas copas en su día de
asueto.

Doña Marcelina cuenta con orgullo que el negocio tiene un año más que su hijo mayor,
mientras sirve dos cañas de chicha, a un par de clientes que se detienen unos minutos,
antes de irse a la casa, luego de una larga jornada laboral.

Así es este local, sencillo por sobre todo, amable y democrático. Donde se puede comer
pescado frito, prietas y pernil a toda hora.

Algunas figuras que transitan por aquí, aunque hay quienes ya no están son: el “ Alan” ,
personaje antiguo curicano que deambula por el centro, ayudando a algunos vendedores
de la vereda de calle Camilo Henríquez, el “Chileno”, este último reconocido pintor de
letreros que falleció hace unos meses y así como ellos cientos de parroquianos que
agradecen la confianza y lo módico de los precios de Donde Molina.
El oasis de la alameda

Ha estado ahí por más de 30 años, en algún tiempo fue botillería, pero
volvió a retomar el lugar de bar- restorán que hoy tiene. Su dueña es la
señora María Ramos que ya se encuentra un poco enferma por lo que su
hija, Marcela Salinas ha tomado las riendas del local y lo ha heredado
como la mayoría de este tipo de negocios que se van traspasando de
generación en generación, salvo algunas excepciones en que los hijos
toman otros rumbos y cortan la tradición.

Este bar restorán lleva por nombre “El aromo”, abre cerca del mediodía,
hasta pasadas las 21,00hrs . Durante el día abre las puertas en su mayoría
a sus clientes habituales los maestros de los alrededores de talleres
mecánicos, los que llegan a pedir el plato del día, casi siempre porotos con
rienda y longaniza o la cazuela de vacuno.

Si de beber se trata, por estos días está el ponche heladito a 900 pesos la
caña, cuya especialidad es la frutilla.

“Es entretenido atender este negocio, llegan varias personas que uno va
conociendo, además siempre cuentan historias que me mantienen
interesada, es bueno, la gente es respetuosa,” dice Marcela quien agrega
que desde que su madre está enferma le ha tocado sola el trabajo del
local.

Para los más sofisticados está el Whisky, también el tradicional pisco, la


clásica cerveza y por supuesto el vino cuyo valor en caña es de 700 pesos

A lo largo de la alameda van quedando 3 locales de este tipo y con ello la


nostalgia del Curicó antiguo con casas de adobe, largas galerías y piezas
separadas y sombrías.
El Bar Deportivo en su mayor esplendor

En calle Montt 446, en medio de lo más variado del comercio local, desde un mall, pasando por
un casino de juegos y un negocio de pollos, está el Bar Restorán Deportivo, el único lugar
espacioso y con aires del Curicó antiguo que va quedando. Nació al alero del Club Deportivo
Liceo, con su dueño don Oscar Aliaga, recordado por muchos como un filántropo del deporte.
Con un parrón enorme que cubre los dos patios centrales, uno de fumadores y otro sin fumar,
además de comedores por los lados, el “Depor” como lo llaman comúnmente, atrae a diversos
personajes de la ciudad, desde oficinistas que van por su almuerzo expres a familias de los
alrededores rurales, público general y a una decena de bebedores que encuentran en él, un
lugar para el relajo y la bohemia.

Su dueña, la señora Carmen Muñoz, quedó viuda hace ya varios años y junto a sus hijos le ha
doblado la mano a la modernidad, manteniendo el restorán familiar que data del año 1971, a
como dé lugar.

Si bien el local, ofrece comidas típicas chilenas como las pichangas, el chupe de guatitas, las
parrilladas y la porción de papas fritas con carne mechada picada, últimamente se ha tornado
un lugar para la bohemia curicana, donde la cerveza, la caña de vino y la piscola, hacen fiesta
los viernes, después de la jornada laboral. Los más asiduos son los jóvenes, nuevas
generaciones que han ido rotando desde los inicios del negocio, los que encuentran en este
espacio un buen lugar para compartir sin que nadie los moleste, aunque también se ven
grupos de gente mayor que son parte del restorán, gozando de la confianza de los dueños para
incluso realizar asados privados al fondo del patio.

Si quiere venir a comer debe tener un poco de paciencia eso sí, porque los garzones se hacen
pocos y hay veces en que no dan abasto.
EL Rancho de Mauricio del casino de suboficiales en retiro

EL 5 de abril de 1928 se creó el Círculo de suboficiales en retiro de las Fuerzas Armadas de


Curicó y desde ese tiempo que sus socios han contado con un espacio para la actividad social,
con un gran salón que por generaciones ha servido para que no sólo la familia de suboficiales
hago uso de ello, sino que también para una gran cantidad de curicanos que se han casado,
han bautizado a sus hijos y realizado sus licenciaturas, entre otros eventos. El local está
ubicado en calle San Martín 231 y adosado al centro social se encuentra el restorán, conocido
también como “los puchos lacios” que desde hace un par de años está a cargo Don Mauricio
Fredes, el mismo de siempre del Rancho de Mauricio. Si bien han pasado un buen número de
concesionarios pareciera que don Mauricio hubiese estado siempre, ya que el local es
acogedor y cálido con un ambiente familiar, bastante amplio comparado con los demás
locales que existen en Curicó donde ya casi no quedan lugares para ir a almorzar o a comer
una parrillada en espacios grandes y con la dinámica del restorán antiguo. Aquí es como volver
al Curicó de la provincia, todo apacible, sin prisa alguna.

Las especialidades de la casa son la comida típica chilena y lo más importante es que los
precios son muy razonables, una colación cuesta 2, 500 pesos, la exclusividad son las
parrilladas, los pescados y mariscos. A modo de dato una parrillada para 4 cuesta 36 mil pesos.
Con harto vacuno y también cerdo. , se atiende todos los días; domingos y festivos, eso sí esos
días hasta las 17,00 hrs

Si se trata de diversión el restorán organiza bailes y actividades recreativas como peñas


folclóricas y noches de tango, lo que le da un plus aún más atractivo.

El rancho de Mauricio estuvo ubicado por años en Calle Camilo Henríquez al llegar a Ohiggins,
pero ya desde el 2013 que se encuentra en esta ubicación donde espera permanecer por
largos años más.

En el local de los Suboficiales en retiro, se hacen cada 15 días reuniones y en el segundo piso
funciona el centro de madres. Su actual presidente es don Alberto Solorza Porcile.
Uno de los clásicos del Centro de Curicó; “Los
Ricos Pobres”

Sergio Millán Leyton, más conocido como El Tatalo es el dueño del clásico restorán “Los Ricos
Pobres”, cuyo nombre da cuenta que con poco dinero un pobre puede comer como un rico.
Así es como todos los días afuera del local, que por ciento cae como anillo al dedo en la
categoría de picada, se instala Don Sergio, dando la bienvenida a los clientes, llamando a viva
voz a los comensales a pasar a almorzar. Está ubicado en calle Rodríguez al llegar a Montt y
para los más regodiones, tienen más de 30 platos a elección, casi todos de cocina chilena como
porotos, pastel de choclo, parriladas, humitas, pollo asado etc. Hace un poco más de 25 años
que se instalaron, provenientes de la comuna de Teno donde son conocidos como familia de
comerciantes. Lo que más llama la atención es que toda la familia está reunida en torno al
negocio desde la dueña, la señora Wely Valenzuela y sus 6 hijos, aunque sólo dos trabajan de
punto fijo. La decoración interior es retro y se pueden encontrar diversos cuadros antiguos de
músicos y lugares de Chile y el mundo.

Un dato no menor es que en el último concurso de cazuela de pava del Mercado de caldillos y
cazuelas, obtuvieron el primer lugar. La colación tiene un valor de 2, 800 pesos, y el local se
caracteriza por sus exquisitas empanadas, las más grandes y sabrosas de Curicó. Hay un patio
con parrón donde en estos días de calor puede ser utilizado para servirse algún plato típico o
algún bebestible.
Lo que va quedando en Mónica Donoso

En la calle más corta de la ciudad, aquella que alberga esa parte del Curicó antiguo, colonial y
campesino de nombre Mónica Donoso , está la picada de comida casera: “Cocinería Centro”, la
única en este pedazo de cuadra que va quedando como estandarte de aquel pasado curicano
de abarrotes, adobe y chuicos de vino. La calle Mónica Donoso lleva este nombre en
homenaje a quien donó las tierras de Curicó.

El lugar está al costado del Mercado Municipal donde conviven varios locales de comida, pero
este es el único donde además de almorzar se puede tomar una caña de vino y quedarse
conversando al paso de las horas, sin la estridencia del día a día. Su dueña es Claudia Reyes,
quien tomó el local hace alrededor de 10 años y que aún sigue al pie del cañón ofreciendo la
calidez de un almuerzo cotidiano. Antes ahí estaba el “Rucaray”, famoso por sus platos típicos
y precios populares.

Al lado de este típico local de bebestibles y comida, estaba también el recordado bar restorán
Don Otto, (actual Confecciones el Lolo), conocido también como el “72 cañas”, de propiedad
de Hugo " Otto" Escobar Acuña y su esposa Flor Irene Ormazábal Veliz. De eso solo queda el
recuerdo, su nieto, Cristian Ormazábal rememora que fue en el año 1968 que comenzaron a
trabajar con el nombre del dueño, Don Otto, pero más tarde quedó por el “72 cañas” “porque
cuenta la leyenda que un viejito se las tomó de un viaje” .

En la Cocinería Centro, hay colaciones de comida típica como cazuela y pescado frito a 2 mil
500 pesos y está abierto solo de lunes a viernes hasta las 7 de la tarde aproximadamente.
LAS ULTIMAS PICADAS DEL CENTRO

RESTORAN DONDE IVAN

Recordar aquellos años de fines de la década del 90 y principios del 2000 donde aún, en Curicó
quedaban esos restoranes hogareños que aparte de ofrecer un buen almuerzo casero, daban
pie para beber algo de vino o ponche de la temporada, es recordar la época de lo que se
generó en el Casino del Cuerpo de Bomberos con la “Tía Inés”, concesionaria por años del
local y su cordial forma de servir y malcriar a los cientos de clientes que logró mantener por
años donde, incluso a algunos pasados de copas se les vio ser reanimados con platos de
panitas al pil pil como regalo de la casa. Así como ella, estaba Don Iván Ramírez, trabajador del
rubro gastronómico de larga data, quien tuvo su restorán en calle Prat esquina Membrillar,
pero con el terremoto tuvo que emigrar. Posteriormente también fue concesionario del Casino
de Bomberos, pero desde hace un par de años volvió a su original ubicación. Allí atiende junto
a su esposa, en un ambiente acogedor, emplazado en un local nuevo reconstruido por
completo tras el terremoto del 2010.

Es una de las picadas del centro donde por 3000 mil pesos se puede comer bien con una
entrada plato de fondo y postre más bebida. Según nos cuenta su dueño, son los oficinistas, la
gente del comercio y de servicios públicos los que acuden a su restorán, el que abre a las 11
am y cierra a las 19 horas. “no estamos para andar trasnochando ni teniendo que trabajara
tanto, atendemos hasta esa hora y hasta el sábado”, cuenta su esposa

Si se trata de arriendo de vajilla o servicio de banquetería “Donde Iván” tiene el servicio


perfecto con precios módicos y variedad de alimentos.
Una de las pocas cocinerías que quedan en el Mercado Municipal

Corinto , la Cocinería familiar

A veces la modernidad, asociada al consumismo en que vivimos insertos día a día con tiendas
dentro de un mall y comida al paso en espacios plagados de publicidad con cemento y plástico,
deja atrás la posibilidad de disfrutar las cosas simples de la vida. Quienes han nacido en la
provincia y en una de las 9 comunas de Curicó, sabrán distinguir esa sensación de querer
comer en un lugar amable, hogareño, económico y saludable, un espacio que ojalá sea
abierto, sencillo, por qué no decirlo campestre. Hace años que el Mercado Municipal viene
siendo una buena opción para almorzar en cuanto a colaciones, es allí donde se encuentran un
par de cocinerías, claro que ya mucho menos que las que existían hace unos 30 años. Una de
ellas es la Cocinería de la Señora Mónica Leal Salazar y su negocio : Cocinería “Corinto”,
gracias a un proyecto FOSIS obtuvo el impulso para desarrollar su emprendimiento, el que
según nos cuenta, lleva en la sangre. “Mi mamá era maestra de cocina y sabía mucho, de ahí
saqué el don de la cocina, cuando éramos niños vivíamos en Corinto cerca del Ramal de
Constitución, allí veía como se hacían las mejores comidas”, dice

La señora Mónica no siempre ha estado en el rubro de la cocina, desde años trabaja junto a su
esposo en artesanía en plata, actualmente cuentan con un local con variadas muestras de
artesanía nacional en el mismo Mercado.

Por solo 2,500 pesos se puede encontrar almuerzo que viene con ensalada consomé, plato de
fondo y postre, es pura comida chilena dice su dueña, “Del sabor a la boca” . Todos me dicen
que tiene sabor la comida, aquí se come a su gusto, tenemos 10 variedades de comida como
pantrucas, charquicán, budines, porotos etc.

El negocio es familiar trabaja la Señora Mónica y sus hijas, y la clientela está


mayoritariamente entre los mismos comerciantes del Mercado. En la parte de abajo a veces se
hace estrecho, entonces está la posibilidad de subir al segundo piso, todo decorado de manera
sencilla, pero con objetos de artesanía que asemejan estar en un local frente al mar.

EL Mercado Municipal fue inaugurado el 17 de diciembre de 1945 en la administración del


alcalde Humberto Bolados Ritter. El horario de funcionamiento es de 8,30 a 20,30 hrs.
Bajo el parrón y en medio de una galería está: Las Terrazas de Montt

Hay una parte de Curicó que aún permanece intacta desde hace décadas, en donde lo
campesino se siente a flor de piel y la modernidad nada tiene que hacer. Son las
inmediaciones del Gimnasio Abraham Milad, entre almacenes de abarrotes, carnicerías,
negocios de ropa y bazares. En medio de la calle Montt, encontramos una picada que lleva por
nombre “Las Terrazas”, el mismo lugar donde antes estaba “Los braseros de lucifer” y sus
clásicas parrilladas .

Las Terrazas, tiene la particularidad de ofrecer sólo comida casera, nada procesado, dice la
Señora Luz María Aliaga, quien atiende junto a la señora Mercedes desde hace 20 años. El
espacio es amplio hay una entrada que da a la calle y otro que está hacia el fondo donde se
puede fumar sin problemas. Parece como una galería de casa antigua y así como tantas otras
picadas el estar ahí mayoría de las veces tiene la particularidad de provocar abstraerse del
mundo exterior.

Su dueño es don Pedro Briso, el mismo que estuvo por años en la calle Prat al llegar al
terminal, pero que desde hace 6 años está en esta nueva ubicación.

En horas de la tarde, Las Terrazas tiene poco público, salvo algunos clientes que vienen por
una cerveza bien helada.

Según nos cuenta Doña Luz María la especialidad es la cazuela y el pescado, todo fresquito,
como también los cocimientos, el pollo asado, las chuletas y las papas fritas, las que las venden
como agregado. Lo bueno del local es que jamás se encuentra cerrado, abre los 365 días del
año con una colación a 2 mil 500 pesos que incluye ensalada, pan y pebre. La atención es de 10
de la mañana a las 21 horas.

Son las personas de los alrededores de Curicó las que llegan a este local, de todas las comunas
desde la costa a la cordillera, algunas familias, pero en general personas que vienen a realizar
trámites al centro o alguna compra.

La señora Luz se muestra firme a la hora de discriminar, a quien quiera ingresar en estado de
ebriedad o con la intención de provocar alguna pelea. Lo mejor de todo es que le hacen caso
así que no tienen problema con personas que no se porten bien. Este local se podría decir que
es el típico local de provincia donde la sencillez de un plato de cazuela se hace vívida.
El Rucaray

La nostalgia del Curicó de ayer

El conocido Restorán “Rucaray”, de la señora Zunilda Avendaño que comenzó en calle


Rodríguez, luego estuvo un par de años en la calle Mónica Donoso y desde hace 18 años en
O’Higgins, a metros del Gimnasio Abraham Milad, es una de las pocas picadas que hacen
recordar el Curicó más provinciano, en el buen sentido de la palabra.

Después de fallecida la Sra Zunilda, destacada por su aporte al comercio curicano, quedó su
sobrina, Inés Cabello Avendaño, quien la recuerda con cariño y nostalgia. Ella era la dueña de
este negocio, fue destacada en su tiempo por su labor al comercio curicano”, recuerda

El “Rucaray”, atiende de lunes a sábado de 10 a 20 horas y es el lugar que va quedando donde


el tiempo es un factor relativo, y en el que las personas de los sectores rurales se sienten más
cómodas. Es amplio, con espacios para todos los gustos, un patio para los fumadores, un
sector reservado con burtlitzer y una entrada con mesas y la clásica barra. En estos días de
calor ofrecen el ponche de durazno heladito a solo mil pesos y la especialidad de la casa son las
empanadas fritas.

Todos los días hay almuerzo por tres mil pesos, una sopa de mariscos para abrir el apetito,
ensaladas, humitas y el buen pescado frito, casi siempre es fijo en el menú diario.

La Señora Inés, cuenta que el último tiempo ha estado malo, que ha bajado mucho la clientela
y que la gente no está entrando como antes a su local como cuando era bueno. “Están malas
las ventas, esperemos que mejore, acá viene mucho campesino, pero la agricultura no está
bien, por lo mismo ya no vienen esos clientes”, dice
La Santa Carolina, la reina de las picadas

En la última parte de la gran Calle Camilo Henríquez de Curicó, a metros de la línea férrea, la
avenida que atraviesa la ciudad y desde donde se origina el comercio y la cultura popular en su
máxima expresión, se encuentra el bar restorán, Santa Carolina, cuyo concesionario es Don
Fernando Farías, quien lleva 23 años en la administración de este restorán, el que ofrece las
mejores colaciones a solo 2 mil 500 pesos, la cerveza helada, vino a granel y embotellado,
además del “terremoto colorado”, ya que a Don Fernando le dicen colorado. El espacio es
íntimo y familiar, vienen familias a almorzar y también trabajadores del sector de transporte y
locomoción colectiva a tomarse algún trago, especialmente cerveza. Pero su dueño le da
mayor realce contando que en su local han estado personalidades políticas de la talla de
Patricio Aylwin, Gutemberg Martínez y los mismísimos “Jaivas” que estuvieron en pleno, luego
de una presentación en la zona.

El horario de atención es continuado de 10 de la mañana a 22 horas y las comidas habituales


son el pescado frito, los porotos , la cazuela , y de

mas ahora con la cantidad de inmigrantes que hacen de Curicó una ciudad
El Cola de mono de la Sra Anita María en el corazón de Aguas Negras

En todo barrio están las picadas que forman parte de la idiosincrasia de un pueblo y en Curicó,
hablamos del emblemático sector de Aguas Negras, una de las poblaciones más grandes de la
ciudad con una historia que los identifica como una comunidad que se ha formado en aquellos
espacios geográficos con costumbres y formas propias de vivir. No en vano hace unos años,
algunos dirigentes alzaban la voz, pidiendo que en un futuro se les pudiera considerar como
una comuna. Pero de lo que queremos hablar es de uno de los restoranes más populares con
más de tres décadas de antigüedad, que ofrece un espacio de distensión para vecinos o
“parroquianos” que gustan de ir a beber algún bebestible, utilizando los minutos de ocio que
da el día. Estamos hablando del bar “Donde Leo”, un local que se encuentra en el centro de
Aguas Negras, en avenida Balmaceda poco antes de la calle Circunvalación. Es atendido por su
dueña, la Sra Anita María Ferrada, quien es respetada por los clientes que llegan al lugar,
algunos incluso poetas como Américo Reyes, vecino del sector.

Anita María Ferrada, es cordial y tiene una paciencia a prueba de todos, aparte de vender los
típicos tragos y pichangas, tiene un don privilegiado, puesto que hace el mejor cola de mono
del mundo durante todo el año a solo 3 mil pesos la botella de litro, lo que le ha servido para
ser entrevistada por el canal de televisión Chilevisión, destacando su riquísimo cola de mono.

Para quienes fuman, hay un patio con asientos de micro y con carteles que recuerdan que se
debe respetar a los demás. Allí los comensales conversan o bien solo fuman, mientras
disfrutan de un vino tinto o navegado, ideal para estos fríos. Años atrás existía un espacio para
la rayuela, el que quedó en el olvido como ha pasado en general con este tipo de prácticas de
juegos criollos. EL horario de atención es 15.00 hrs a 10 de la noche de lunes a sábado.
Al final de la Calle Camilo Henríquez está “El oriental”

Son las 11:30 de un día cualquiera de la semana, la calle Camilo Henríquez está llena de
comercio sobre las veredas, transitan dueñas de casa en busca del osobuco para la cazuela, en
carnicerías que sorprenden con reggeton a alto volumen. También deambulan jugadores
empedernidos, en fin un mundo por conocer. Acercándose hacia la línea del tren, el ambiente
se va tornando más de provincia con adornos de todo tipo, ventas de objetos campestres
como braseros, escobas, herramientas y otros de higiene doméstica, también ropa, zapatos y
comida. Es ahí que aparece el Restorán EL Oriental, un clásico de Curicó, donde las puertas
están abiertas para todo aquel que guste de la chicha en los momentos más fríos de la
mañana. Se sirve mezclada dulce con fuerte con una tajada de naranja o a gusto del cliente.
Por 500 pesos el frío furibundo del invierno queda estancado. Adentro, las mesas están
ocupadas por clientes que hacen de este lugar un club social, conversando de la vida, como si
fuese el último momento que queda. Pelos canos, otros no tanto, todos encuentran en este
lugar una suerte de refugio del mundo estridente y luminoso.

Uno de los comensales que está parado en la barra, comenta que le gusta el Oriental “porque
es limpio, somos todos conocidos y la chicha es la mejor de por aquí”.

A los que gozan de la gastronomía criolla pueden pedir el plato de la casa como es la cazuela, a
sólo dos mil 500 pesos, aunque también hay prietas con papas, otra especialidad del local.

Al estar un poco retirado del centro y no contar con la popularidad de la moda, ha servido de
abrigo para algunos intelectuales como el poeta e investigador literario, Dr en Literatura, Naím
Nómez, quien asistió a una jornada post recital poético, invitado por el gestor cultural,
Heriberto Acuña, quien se ocupó de llevar a unos cuantos poetas y escritores, los que dieron
rienda suelta a sus humores y sentidos en este Oriental de Curicó.

Heriberto Acuña, cuenta también que este antiguo bar restorán (tiene un poco más de 40
años) acogió a la llamada “cámara de los lores”, un grupo de amigos que se juntaban cuando
el dictador Augusto Pinochet estuvo preso en Londres. “Todos los días se juntaban en el
Oriental a comer las mejores patas de chancho con ají, o cabeza de chancho y todas esas
infundías y comentaban la detención del dictador y su proceso, don Patricio de los Reyes era
uno de los que dirigía el grupo”.
El mítico bar de avenida Freire : La Clora

Hace 50 años el sector de la Avenida Freire yendo hacia el barrio de Colón, pasada la línea
férrea por el paso bajo nivel, era un sector característico de la ciudad, conformado por una
serie de viviendas con fachada continua, medianamente antiguas, heredadas de tiempos
pasados y cedidas de generación en generación, muchas de ellas con patios largos y piezas en
los lados por lo que podían vivir varias familias, en toda la época donde aún no se masificaban
los subsidios de viviendas. También y como parte del sector se encontraban bares y locales
nocturnos del tipo boites, ya que la avenida era paso obligado para decenas de campesinos
que llegaban desde la Costa a Curicó. Aquí, desde siempre ha estado, el conocido local : “la
Clora”, en honor a su dueña, la señora Doromira del Carmen Valenzuela López, más conocida
como la Mamita Clora, ya que su hermano es nada menos que el mejor boxeador de todos los
tiempos, Don Cloroformo Valenzuela el mismo de la calle frente a la Feria libre.

Son 70 años de historia, según cuenta la propia protagonista que a sus 90 años aun es capaz de
atender el negocio sin perder en absoluto la lucidez. Fue una de las pocas mujeres que hacia
finales de los 40 comenzó un negocio de venta de alcohol que además funcionaba como
prostíbulo en la época en que este oficio se realizaba en casas con mujeres mantenidas por la
dueña del inmueble.

La Clora dice que siempre ha sido respetada, ya sea por su familia y porque no tenía temor de
sacarle la porquería a clientes que se portaban mal. La persona que le ayuda a vender y que ha
estado con ella más de 25 años, cuenta que era seca pal combo. “Los levantaba a combos y a
patadas, nadie se atrevía a faltar el respeto, y hasta ahora”, enfatiza

Yo peleaba y al que pillaba buscando boche, le aforraba”, cuenta doña Doromira

El negocio pareciera haberse detenido para siempre, mesas y sillas desde hace décadas
ubicadas en el mismo lugar, salvo el jolgorio que en años anteriores se oía y se veía desde
afuera, pareciera que no hubiese pasado el tiempo por aquí.

Desde las 10 de la mañana y hasta a las 9 pm se atiende, en su mayoría a personas que no


cuentan con muchos recursos y que transitan por la avenida en busca de la caña de vino, casi
siempre.

Antes en los tiempos que la Mamita Clora era joven, casi no había descanso se pasaba de largo
desde la mañana hasta la noche.

En los tiempos de gloria, la señora Clora organizaba tupido y parejo los famosos bailes donde
el alcohol y la música hacían bailar hasta el más parco. Es quizás esa vida llena de diversión la
que ha hecho que tenga buena salud. Otros comensales, recuerdan que en época de invierno,
ella desde su pieza y con el local cerrado llenaba las cañas con una garrafa a quienes no
querían retirarse.
Nadie puede olvidar a una conocida mujer (travesti) que vivió incondicionalmente junto a la
dueña, quien falleció hace varios años. “ La echo mucho demenos era muy buena conmigo, me
acompañaba , me ayudaba muchísimo, es una pena que se haya ido”, expresa con una foto en
su mano.

“ Me iba bien, aparte de los bailes y todo lo demás, yo hacía pan, humas y cocinaba para los
caminantes, gente que no tenía para comer, me gustaba ayudar , hacían filas para que les
llenara el plato”. En aquel tiempo según recuerda, su hermano, el Cloro salía a trabajar en una
victoria, después de haber hecho su carrera como boxeador. Y se llevaba a algunos clientes
desde el local, años en que en el negocio también se jugaba a la rayuela, entre otros
pasatiempos.

Su mamá quien fue la iniciadora del negocio la Señora Menche quitaba empacho era partera
santiguaba, yo también aprendí, dice con orgullo, pero luego le puse empeño a ganar plata y
arreglé mi casa”

El valor de las cañas de vino es de 500 pesos el medio litro de vino vale mil pesos, los
combinados 2500, la botella pisco 10 mil con 4 bebidas.
Donde La Juanita, la mamá de todos

La Juanita es una mujer amable de cuerpo y alma, que quiere a sus clientes como quien lo
hace con sus amigos o familia. Es ésta característica lo que distingue a este lugar, una picada
del tipo íntima que acoge con cariño al que pasa, sin distinción de ningún tipo.

La Juanita es conocida por sus empanadas, las más ricas de Curicó, según muchos curicanos.
Son de una masa blanda y apetitosa; las hay de pino, con verdaderos trozos de carne, ave o
queso -jamón . La receta viene de generaciones anteriores y es guardada bajo siete llaves por
su dueña.

“Donde la Juanita”, Fuente de soda al Paso, empezó en calle Argomedo 82, hace ya más de 40
años, frente al actual edificio de departamentos, al llegar a la alameda. Era un lugar pequeño
que logró posicionarse como uno de los locales con historia donde se podía ir a tomar un vaso
de chicha o vino en invierno, al calor de una conversación cualquiera y compartir con
personajes del Curicó antiguo como el “Canilla” el “Guagua” o el “Manguera”, entre otros.
Con el terremoto del 2010, la propiedad quedó inutilizada por lo que la Juanita arrendó la casa
vecina en la misma calle, donde estuvo hasta el 2012 desde donde se trasladó hasta el actual
local en la calle San Francisco frente a lo que queda de la Iglesia, al llegar a la plaza del mismo
nombre.

Aquí atiende con gran éxito sobretodo en la hora de colación porque es barato (2.000 pesos)
y la comida es casera y variada. Además de ofrecer un pan amasado, especial para el pebre.
“Yo agradezco a mis clientes y eso me deja muy bien, los atiendo con cariño porque son de la
casa, son mis amigos, dice. Llevo más de 40 años en esto, aquí paso todo el tiempo no cierro
nunca, incluso los domingos atendemos hasta las 5 de la tarde”, cuenta la Juanita. Lo que
jamás contará, eso sí, es el secreto de sus empanadas, algo que guarda con mucho recelo y no
es para menos, si aún no existe quien le haga collera en eso.

Si quiere almorzar tranquilo y barato y además tomarse un bajativo, “La Juanita” es el lugar
indicado. Atiende de lunes a lunes hasta pasadas las 10 de la noche, excepto el domingo que
cierra a las 17 : 00 horas.
La Rayuela y su inevitable encuentro con el pasado

El Club de Rayuela Diego Portales, ubicado en la Av Dr Osorio entre Carmen y


Membrillar, uno de los pocos clubes de este tradicional deporte en Curicó, fue fundado e
17 de enero de 1954, por él han pasado diversos presidentes y en la actualidad es presidid
por don Ramón Ramírez, quien junto a su señora, Bernarda levantan el club día a día par
no perder la tradición de este noble juego criollo popular y uno de los más antiguos de
Chile. De acuerdo a información emanada de la página Memoria Chilena, se dice que en
principio la “Rayuela”, tenía el reconocimiento de deporte recreativo, dado en su tiempo
por el Presidente Gabriel González Videla, lo que fue ratificado el año 2014 por la
Presidenta Michelle Bachelet y por lo que el Ministerio del Deporte, la considera dentro
financiamiento institucional. Es en este gobierno (Michelle Bachelet) , en el que se
promulgó la ley que decreta dicha condición, en tanto "símbolo cultural y patrimonial de
Nación".

El Club Diego Portales, esconde en cada espacio el tiempo lejano de las pichangas y de l
vida de barrio, el parrón en medio y de entrada, ofrece una vista un tanto bucólica que al
entrar e interactuar con los socios se va acrecentando, debido quizás a que en su mayoría
los socios y amigos son personas sencillas, tanto como cada cosa que hay en el lugar.

Posee dos canchas, una en el exterior que se utiliza en el verano para los llamados
amistosos y la otra cancha que es la oficial se ubica en el recinto techado del club, allí es
dadas todas las condiciones para jugar.

Pero don Ramón y su señora, quien realiza las labores de planillera cuando hay partidos,
administran también el bar restorán del Club que está ahí mismo. Es así como diariament
asisten los amigos y socios del club a tomarse alguna bebida para calentar el cuerpo en
estos álgidos días de invierno, o bien comerse un asado o una once colectiva, eso sí cuan
hay partidos y viene gente de afuera la señora Bernarda prepara de un cuanto hay para
tentar el apetito. El restorán es casi como el comedor de una casa y en estos días fríos es
calentado por una salamandra que guarda el calor a punta de trozos de madera.

La rayuela, consiste en lanzar desde una distancia de aproximadamente 14 metros un tej


metálico de forma de círculo a un cuadrado de arena. Los jugadores, que participan en
“Don Luis” Cocinería y Hostal , escondido entre la
modernidad y lo lugareño

Una de las picadas infaltables para esta colección de lugares que se ha ido escribiendo desde ha
algún tiempo, es la de Don Luis que aparte de ser una zona para ir a almorzar comida casera por
poco dinero , es posible además alojar con la calidez y atención familiar de un conocido trabaja
del rubro gastronómico como es su propio dueños Don Luis Nelson Rivera.

Antes de llegar al Homecenter por la calle Alessandri justo en el pasaje, al fondo en la Població
Puente Alto , se encuentra este lugar bastante familiar y provinciano, en el buen sentido de la
palabra.

Por solo 2 mil 500 pesos se puede comer una variedad de almuerzos como un rico plato de
guatitas, prietas con papas cocidas, cazuelas de ave o vacuno, pulpa de cerdo con puré etc. Lo
más caro que puede salir un almuerzo son 3 mil 500 pesos con comidas del tipo pastel de choclo
algún extra.

En el tiempo de invierno su dueño ofrece como especialidad de la casa Conejos escabechados,


algo bastante popular, pero siempre difícil de encontrar y sobretodo que esté cocinado a pedir d
boca.

Si quiere olvidarse del tráfico de la calle, de las multitiendas y supermercados del entorno;
entonces debe dirigirse a este local donde siempre habrá un plato hogareño y campestre,

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