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Los trabajos teóricos y descriptivos sobre la fonética y la fonología española han sido en gran parte

basado en las variedades peninsulares. Este estudio utiliza la electropalatografía (EPG) para
investigar características articulatorias de los contrastes de consonantes coronales en el español
de Argentina y Cuba.

Se recogieron datos simultáneos de EPG y acústicos de cinco oradores de Buenos Aires (Argentina)
y tres oradores de La Habana (Cuba) que leen frases con varias consonantes coronales silábicas
iniciales correspondientes a las t, ch, n, n, s, z, ll, y, l, r ortográficas ˜ . Como control, los mismos
datos fueron recogidos de un único hablante de español peninsular de Madrid. Como era de
esperar, la principal distinción en ambas variedades se hizo entre las consonantes coronales
anteriores y posteriores (denti-)alveolares vs. (alveolo-)palatales) y se reflejó la histórica fusión de
los sonidos representados por s-z y ll-y.

Al mismo tiempo, los resultados revelaron algunas diferencias consistentes entre las dos
variedades en el lugar de la constricción y la cantidad de contacto linguopalatal para la mayoría de
las consonantes coronales.

En primer lugar, las consonantes coronales producidas por los argentinos hablantes fueron en
general considerablemente más frontales y más estrechas que las correspondientes consonantes
producidas por los hablantes del cubano. Segundo, ll, y fueron producidos como una fricativa
alveolo-palatal frontal por hablante argentino, y como aproximante por los de habla cubana.
Variación entre hablantes se observó dentro de las variedades en la articulación de algunas
consonantes, a saber, en la Fricativo alveolo-palatal argentino y nasal (ll, y y n˜), y el alveolo-
palatal cubano Africando a Ch.

1. INTRODUCCIÓN
Muchos estudios fonéticos y fonológicos previos de las consonantes españolas se han basado
principalmente en transcripciones auditivas y análisis acústico (Navarro Tomas 1918, Alarcos ⁄
Llorach 1965, Quilis 1993). Ha habido muy pocas investigaciones articulatorias del español, y la
mayoría de estos trabajos han sido diseñados ya sea para probar hipótesis específicas (Romero
1995, Honorof 1999, Lavoie 2001), o estudió exclusivamente una sola variedad, el español
peninsular (Fernandez Planas 2007, Mart ⁄ ınez Celdr ⁄ an & Fern ⁄ andez Planas 2007). La
realización precisa ⁄ de los contrastes consonánticos españoles, el alcance de la variación fonética
en otras variedades de español, y las diferencias entre estas variedades y el español peninsular son
todavía relativamente mal entendidas. Dado esto, hay una gran necesidad de estudios fonéticos
dialectales cruzados para apoyar o rechazar las generalizaciones anteriores. Este estudio utiliza la
electropalatografía (EPG) para investigar las características articulatorias de los contrastes
consonánticos coronales en dos variedades de español relativamente poco estudiadas: el español
argentino de Buenos Aires y el español cubano de La Habana. El estudio se centra en el lugar y la
forma de articulación, y específicamente en las similitudes y diferencias entre el español argentino
y el cubano, así como entre estas dos variedades y el español peninsular.
1.1 Contrastes coronales en español

1.1.1 Inventario y realizaciones


El inventario consonante del español estándar peninsular se presenta en el Cuadro 1
(basado en Martınez Celdr ⁄ an, Fern ⁄ andez Planas & Carrera Sabat ⁄ e 2003; véase
también Navarro Tom ⁄ como 1918, ⁄ Quilis 1993). Esta variedad tiene 12 consonantes
coronales (resaltadas en el cuadro) que caen en tres clases de lugares generales
(dental, alveolar y palatal) y siete clases de maneras (oclusivo, africado, nasal,
percusiva, vibrante, fricativa y lateral aproximante). Estas consonantes se ilustran en
la lista que figura justo debajo del cuadro 1 (también de Martınez Celdr ⁄ an et al.
2003: 255). Hay algunas diferencias adicionales no contrastables en el lugar y la forma
de la lengua en ⁄: /θ/ es interdental, /t d/ son denti-alveolares laminares (es decir, [t5
d5]), mientras que /n s l R r/ son alveolares apicales. En ciertos contextos, /d/ se
realiza como una aproximante interdental [ð4]. El fonema palatal /Ô/ (o /¢/)
dependiendo del análisis) se realiza como una africada después de una pausa, una
nasal, o [l] ([elj "Ôat5e] el yate "el yate"), y como aproximado palatal [¢ ] en todos los
demás contextos ([mi "¢ate] mi yate "mi yate" (Martınez Celdr ⁄ an et al. 2003: 258).
Aunque los trabajos de fonología y fonética ⁄ todavía incluyen el palatal lateral /¥/
como parte del inventario consonántico del español peninsular, en la mayoría de las
variedades este fonema se ha fusionado con /Ô/ y se está realizando como una palatal
africada o aproximante, según las características del contexto anterior, como en el
caso de /Ô/ (Martınez Celdr ⁄ an et al. 2003; Hualde 2005: 180)

La clasificación de las consonantes españolas estándar peninsulares que se muestra en


la Tabla 1 no es en gran medida controvertida y se remonta a los primeros trabajos
fonéticos descriptivos de Navarro Tomás (1918), cuyas observaciones se basaron en
parte en la palatografía estática.1 Gran parte de los trabajos fonéticos (principalmente
acústicos) y fonológicos posteriores sobre el español han seguido centrándose
principalmente en la variedad peninsular, mientras que otras variedades, y en
particular el español latinoamericano, han recibido una atención considerablemente
menor. Una de las principales diferencias conocidas entre el español estándar
peninsular y las variedades latinoamericanas de español, como argentino y cubano, es
la ausencia del contraste dental/alveolar en los fricativos, /θ/ vs. /s/ (representado en
la ortografía por za, zo, zu, ce, ci y s). Mientras que en el norte y en partes centrales de
España el original español medieval afrenta /ts dz/ y fricativos /s z/ han evolucionado
en /θ/ vs. /s/, respectivamente, en el sur de España, las Islas Canarias, y en
Latinoamérica las cuatro consonantes se han fusionado en un solo fonema fricativo,
generalmente /s/ (por ejemplo, Lloyd 1994). Como resultado de esta fusión, por
ejemplo, las consonantes iniciales en zona "zone" y sola "alone" se pronuncian con [s]:
[sona] y [sola] (véanse los ejemplos que aparecen inmediatamente a continuación
(Cuadro arriba). La realización de /s/ en las variedades "fusionadas" suele ser laminar
en lugar de apical (Martınez Celdr ⁄ an et al. 2003: 258). La realización interdental de
ambas ⁄ za, zo, zu, ce, ci y s también está atestiguada en algunas variedades, incluidas
las que se hablan en algunas partes de Cuba (por ejemplo) [θona] y [θola]). Este
fenómeno se denomina ceceo ("el uso de [θ]", en contraposición de seseo 'el uso de
[s]'; Quilis 1993: 283-286; Navarro Tomas 1918: Sección 106). La mayoría de las
variedades latinoamericanas ⁄ también se caracterizan por una fusión consistente de
las palatales no laterales /¥ Ô/ (representados ortográficamente como ll, y), el
fenómeno conocido como yeismo (Quilis 1993: 314-321; Navarro Tomas 1918: Sección
106). Como resultado, ambos las consonantes originales se realizan como [Ô] o [¢]. ]
dependiendo del contexto, como en el caso de los innovadores variedades de español
peninsular (ver arriba). En el español de Argentina, sin embargo, la consonante es una
fricativa alveo palatal /Z/ o /S/, con la voz o sin voz de la consonante estando
condicionado sociolingüísticamente (por ejemplo, [Zate] o [Sate], [a "Zi] o [a "Si]; Wolf
& Jimenez ⁄ 1979, Wolf 1984). Entre otras diferencias en las coronas está la realización
variable de la
palatal (la ch ortográfica) como una africada [ts] o una fricativa [S]. La última variante
se atestigua intervocalmente en español del Caribe (Cuba, República Dominicana y
Puerto Rico), así como en algunas variedades sudamericanas, como la chilena (Quilis
1993: 302-304).
Se han observado algunas diferencias adicionales en la realización de rótulos, entre
ellas la la realización asimilada de trinos en varias variedades latinoamericanas
(Bradley 1999, Colantoni 2001) y la neutralización del contraste lateral-rótico en los
codas, en particular en el Caribe Español (véase Quilis 1993, Hualde 2005). En general,
sin embargo, hay poca información sobre diferencias dialectales cruzadas que implican
consonantes coronales. De hecho, muchas de estas consonantes (las paradas
coronales /t d/, la fricativa /s/, las nasales /n ¯/, y los líquidos /l R/) en variedades tales
como la argentina y la cubana se describen tradicionalmente como similares a la
española peninsular (Quilis 1993).

1.1.2 Estudios articuladores instrumentales


Si bien ha habido una serie de estudios instrumentales articulatorios con participación
española (Romero 1995, Honorof 1999, Lavoie 2001), parece haber sólo una
investigación sistemática de los contrastes coronales españoles hasta la fecha - el
trabajo de Ana Marıa Fern ⁄ yez Planas ⁄ (su tesis doctoral y publicaciones
relacionadas, Fernandez Planas 2000, 2007, 2008; Mart ⁄ ınez ⁄ Celdran & Fern ⁄ andez
Planas 2007). En este trabajo, la autora empleó la electropalatografía ⁄ (EPG) para
examinar la producción de consonantes coronales de cuatro hablantes de la Península
español (que eran de una variedad de lugares en España). El método EPG captura el el
contacto entre la lengua y el paladar (desde la cresta alveolar hasta la región prevelar)
permitiendo así una caracterización bastante fina de la mayoría de las constricciones
coronales. Figura 1 muestra perfiles de contacto linguopalatal para coronas
producidos por un orador representativo de Fernández Planas (2007) en el contexto [ ⁄
"a_a] (véanse las figuras 8 y 14, páginas 51 y 61 en el trabajo citado aquí). Estos
perfiles representan promedios sobre varias repeticiones y fueron tomadas en el
punto de máximo contacto durante la constricción
Las filas del paladar pueden asignarse a regiones articulatorias específicas: alveolar
frontal (filas 1-2), posalveolar (filas 3-4) y palatal (más específicamente,
prepalatal/mediopalatal y pospalatal: filas 5-7 y 8) (después de Fontdevila, Pallares y
Recasens 1994). Se puede observar que para / Ÿ t/ la constricción se encuentra en las
dos primeras filas mostrando un extenso contacto lateral, representando así una
articulación laminar frontal alveolar o denti-alveolar. Las constricciones para /snlRr/
están algo más lejos atrás, ocupando una o dos filas (específicamente, las filas 2 y 3 o 3
y 4). Esto muestra que estas consonantes son alveolares apicales o post-alveolares. A
diferencia de las otras consonantes, /se caracteriza por una amplia apertura central.
Las consonantes que se suelen clasificar como palatales (ver Tabla 1) varían en la
ubicación precisa de la constricción, que está en las filas 1-5 para /¥/, en las filas 2-6
para /¯/, en las filas 1-4 para //, y en las filas 6-7 para [¢]. ] (un alófono de /Ô/). Sin
embargo, todas estas consonantes se caracterizan por un alto grado de contacto,
particularmente en la región palatina, en marcado contraste con las consonantes más
anteriores como [tsnlRr]. Por lo tanto, representan las articulaciones alveolo-palatinas
(/¥ ¯ /) o palatinas ([¢ ]) (Fernández ⁄ Planas 2007: 59-71), apoyando así la tradicional
clasificación general de estas consonantes que se muestra en la Tabla 1 y las
observaciones iniciales de Navarro Tomas (1918) basadas en la palatografía estática.
Contrastes coronales similares en otras variedades románces han sido investigados
usando EPG en varios trabajos. Entre ellos se encuentran el palatal nasal y lateral, y
sus homólogos alveolares en catalán e italiano (Recasens, Farnetani, Fontdevila &
Pallares 1993), el vibrante y el percusiva en Ÿ catalán (Recasens & Pallares 1999), y
otros contrastes coronales de Ÿ catalán, italiano y francés (Recasens, Pallares &
Fontdevila 1997, Corneau 2000, Payne 2006). Para el catalán, por ejemplo, Ÿ los datos
de cinco hablantes revelaron que la /n/ se articulaba más comúnmente en las filas 2 ó
3 (apical alveolar/post-alveolar), la /¥ ¯/ mostraba más comúnmente la oclusión en las
filas 3-5 (alveolo-palatal), y la /j/ en las filas 6-8 (palatal). El grifo y trino catalán tendía
a mostrar un cierre estrecho y a menudo incompleto en las filas 3 ó 4 (apical post-
alveolar); la fricativa /s/ se articulaba en la misma región, teniendo un canal central
relativamente amplio (apical alveolar/post-alveolar), mientras que la africada // tenía
un cierre que se extendía a través de las filas 3-5 y un considerable contacto lateral
palatal (alveolo-palatal) (Recasens et al. 1993, 1997; Recasens & Pallares 1999, 2001).
Estos resultados apuntan a una considerable similitud entre el español catalán y el
peninsular en el realización articulatoria de contrastes coronales similares (Fernández
Planas 2007). Al mismo tiempo ⁄, las investigaciones del EPG han revelado algunas
diferencias articulatorias sistemáticas entre variedades cercanas del mismo idioma,
como el catalán mallorquín y el valenciano (Recasens y Espinosa 2006a, 2007).
Específicamente, se encontró que la sibilante posterior africada y fricativa / S Z/ en
valenciano eran consistentemente más anteriores y tenían menos dorsopalatal
contacto que sus homólogos en Mallorca. Como resultado, el contraste articulatorio
entre el sibilantes alveolares y post-alveolares ([ts dz s z] vs. [ S Z]) se redujo
considerablemente en Valenciano, mostrando algunos signos de neutralización en el
caso de los africados. Estos resultados son interesantes, ya que demuestran que los
dialectos de un idioma que comparte la misma fonética pueden diferir
significativamente en la realización fonética de estas categorías, y tales las diferencias
son importantes para comprender el desarrollo histórico y la sincronía sistema de
contrastes fonológicos en la lengua. En el presente estudio usamos el mismo método,
EPG, para examinar las consonantes coronales de dos variedades de español
relativamente inexploradas fonéticamente: la argentina y la cubana. Basado en sobre
las descripciones anteriores de la variación dialectal de las consonantes españolas,
esperaríamos que hablantes de español argentino y cubano se diferenciaría de los
hispanohablantes peninsulares en la ausencia del contraste fricativo
inderdental/dental (za, zo, zu, ce, ci y s) y la Contraste palatal lateral/no lateral (ll y y).
Al mismo tiempo, se espera que los dos grupos difieran en los detalles de realización
de por lo menos este último: la consonante correspondiente a ll, y debe realizarse
como una fricativa palato-alveolar (con voz variable) por los hablantes argentinos y
como una africada palatal o aproximante por los hablantes de cubano. También se
espera que la africada ch muestre algunas realizaciones fricativas variables en las
producciones cubanas. En otros aspectos, no hay razones particulares para esperar
que los resultados de ambos grupos difieran significativamente de entre sí, o de los del
español peninsular reportados en Fernández Planas (2007). Para que la comparación
entre las dos variedades latinoamericanas y el español peninsular sea más explícita,
también recogimos datos comparables de un único interlocutor de Madrid, España.

2. METODO
2.1 Participantes
Cinco hablantes de español argentino (cuatro mujeres: A1, A2, A3, A4; un hombre: A5),
tres hablantes de español cubano (todas mujeres: C1, C2, C3), y un hispanohablante
peninsular (mujer: P1) fueron reclutados para el estudio. La edad de los participantes
oscilaba entre 23 y 49 años años (promedio de 39 años). Para reducir al mínimo la
variación sociolingüística, se tuvo cuidado de asegurar que los oradores de cada variedad
eran del mismo lugar y de similar condición socioeconómica.
Todos los hablantes argentinos nacieron y se criaron en Buenos Aires, mientras que los
hablantes cubanos en La Habana; el hispanohablante peninsular era de Madrid. Todos los
participantes tenían universidad y en el momento del experimento residían en Toronto,
Canadá. Todos ellos han vivido fuera de sus países de origen de dos a seis años (promedio
de cuatro años), excepto para A3 y P1 que han estado residiendo en países de habla
inglesa durante 10 y 15 años, respectivamente. Todos los participantes informaron de que
utilizaban ampliamente el español a diario, y han estado visitando regularmente sus
países de origen. Ninguno de los participantes informó de que tuviera un historial de
dificultades auditivas o del habla. Un paladar artificial de EPG con 62 electrodos fue hecho
a medida para cada uno de los participantes. Para comprobar las diferencias individuales,
se midió la altura y la longitud de todos los paladares. (Estas mediciones serán
mencionadas en la presentación de los resultados cuando sea apropiado).
Antes de la grabación, los oradores se sometieron a un período de desensibilización
durante el cual se les pidió que leyeran un texto y que tuvieran una larga conversación
con el segundo autor. La grabación comenzó cuando los participantes fueron juzgados por
este autor, un hablante nativo de español, para tener un discurso normal sin distorsiones.
2.2 Material de habla
Los estímulos consistían en palabras con consonantes coronales que se muestran en la
Tabla 2, agrupadas por cuatro categorías de manera general: parada/africada, nasales,
continuas y líquidos. Aquí y abajo utilizaremos etiquetas ortográficas para referirnos a las
consonantes cuya realización se espera ser diferentes en las variedades examinadas de
español (ver los ejemplos y la discusión en el último párrafo de la sección 1.1.1).
Recordemos que s, z, ll, y se refieren a dos fonemas en las variaciones investigadas pero a
cuatro fonemas en el conservatorio Central y Norte y español peninsular.
Todas las consonantes objetivo de los estímulos eran iniciales de la palabra, excepto la
/ñ/, que raramente ocurre en esta posición, y /R/, que nunca ocurre allí. Todas las
consonantes fueron seguidas por la vocal acentuada /a/. Los estímulos fueron aleatorios y
producidos en una frase portadora Diga __ otra vez 'Di ___ de nuevo'. La lista de lecturas
también incluía otros estímulos obtenidos para un estudio. Se instruyó a los participantes
para que leyeran las frases a un ritmo normal y casual.

2.3 Instrumentación y procedimiento


Se recogieron datos articulatorios y acústicos simultáneos mediante un sistema WinEPG
de Articulate Instruments (Wrench, Gibbon, McNeill & Wood 2002). Los datos
articulatorios se muestrearon a 100 Hz, mientras que los datos acústicos se muestrearon a
22.050 Hz. La grabación tuvo lugar en el Laboratorio de Fonética Lingüística de la
Universidad de Toronto. Las grabaciones se hicieron en dos sesiones separadas, con seis
repeticiones de cada frase por sesión. Para C2 y C3 sólo se realizó una sesión. Esto ha dado
como resultado 1.056 fichas para el análisis (11 estímulos × 12 repeticiones × 7
participantes + 11 estímulos × 6 repeticiones × 2 participantes).

2.4 Análisis de los datos


Se utilizó el programa Articulate Assistant (http://www.articulateinstruments.com/) para
los datos la recolección, la segmentación, la anotación y el análisis. Para todas las
consonantes objetivo estaba determinado basado en el siguiente se determinó sobre la
base de los siguientes datos articulatorios y acústicos criterios: el primer y el último
cuadro de un cierre articulatorio completo (una fila completa de electrodos) para las
paradas, las nasales, /l/, y las riticas (si procede), y el inicio y la compensación del ruido
fricativo para los fricativos.5 Para los africados, el cierre se tomó como un intervalo entre
el primer cuadro de un cierre articulatorio completo y el inicio del ruido fricativo; la
fricación se basó en el inicio y la compensación del ruido fricativo. Para cada constricción
identificamos además el punto medio y el punto de máximo contacto (PMC) - el cuadro
con el número más alto de electrodos "en". Si se produjeron más de un cuadro de este
tipo, seleccionamos el más cercano a el punto medio. Las mediciones del contacto lengua-
paladar se hicieron en el PMC para todos los consonantes, excepto las liberaciones de
africadas, que se midieron en el punto medio de fricción (véase Recasens & Espinosa
2006a).6 Los datos extraídos de la CMP se convirtieron en varios índices que se describen
a continuación (siguiendo a Fontdevila y otros, 1994). Obsérvese que R1-R8 y C1-C8 se
refieren a los números de los electrodos en la respectiva fila o columna del paladar de la
EPG. Las filas del paladar se asignan convencionalmente a diferentes lugares de
articulación - alveolar frontal, post-alveolar, y palatal (véase la sección 1.2 supra para su
discusión).

 Anterioridad de contacto en la región alveolar (CAa): la posición más delantera de


la constricción en las cinco primeras filas, con valores más altos que corresponden
a una constricción más anterior.

CAa5 =
(log((1∗(R5/8)+9∗(R4/8)+81∗(R3/8)+729∗(R2/8)+4921∗(R1/6))+1))/(log(5741+1))

 Posterioridad de contacto para la región alveolar (CPa): la posición más posterior


de la constricción en las primeras cinco filas, con valores más altos
correspondientes a una más posterior constricción.

CPa5 =
(log((1∗(R1/6)+9∗(R2/8)+81∗(R3/8)+729∗(R4/8)+6561∗(R5/8))+1))/(log(7381+1))

 Centralidad de contacto para la región alveolar (CCa): el grado de oclusión central


en las 5 columnas centrales de las primeras cinco filas, con valores más altos
correspondientes a una mayor oclusión central.

CCa5 = (log((1((C1+C8)/8)+11((C2+C7)/10)+121((C3+C6)/10)+1331((C4+C5)/10))
+1))/ (log(1464+1))
 Cociente de activación para la región palatina (Qp): la cantidad de contacto en las
tres últimas filas, correspondiendo los valores más altos a los sonidos con mayor
constricción palatal
Qp3 = ((R6 + R7 + R8)/24)

El análisis articulatorio de las consonantes objetivo se complementó con sus inspección. Se


realizaron análisis estadísticos basados en índices articulatorios utilizando repetidos mide los
ANOVAs dentro de las clases de consonantes de manera pertinente (véase el cuadro 2). Dentro del
tema Los factores fueron consonantes con dos (/t/ y ch o /n/ y /ñ/), tres (/lRr/), o cuatro niveles (s,
z, ll, y); el factor entre sujetos era el dialecto con dos niveles (argentino y cubano). Los datos de los
hispanohablantes peninsulares no fueron analizados estadísticamente, pero fueron remitidos de
manera informal.

3. RESULTADOS
3.1 Observaciones generales
Comenzaremos con una presentación general de los resultados aquí, seguida de un
examen detallado de los cuatro grupos de consonantes, es decir, paradas y africadas
(Sección 3.2), nasales (Sección 3.3), continuas (Sección 3.4), y líquidos (Sección 3.5).
La figura 2 muestra los valores medios de los índices CAa, CPa, CCa y Qp para cada uno de
los consonantes objetivo producidas por hablantes argentinos y cubanos (es decir, los
medios para que los hablantes A1-A5 y C1-C3). Los valores individuales se dan en las
cuatro tablas del apéndice. Puede se puede ver en la figura que los valores de la
Anterioridad de Contacto (alveolar) tendían a ser mayores para las consonantes /t l/, s, z,
que se espera que tengan coronas anteriores (denti-alveolar o constricciones alveolares).
Los valores de la Posterioridad de Contacto (alveolar) fueron más altos para las
consonantes que corresponden a ch, ll, y y /ñ/, que se espera que tengan posterior
(palato-alveolar, constricciones alveolo-palatales o palatales)

La Central de Contacto (alveolar) distinguía entre las consonantes con constricciones que
tienen una oclusión central completa (por ejemplo, las paradas, nasales y laterales /tn¯l/)
y las que tienen una oclusión central parcial (por ejemplo, las róticas /R r/, y
particularmente las continuas, z, ll, y). El cociente palatal era mayor para las consonantes
más posteriores, y particularmente para las convencionalmente descritas como
"palatales" (/ñ/, ch, ll, y). Sin embargo, son de particular interés las diferencias generales
entre la Argentina y Cuba en los valores de Anterioridad de Contacto y Centralidad de
Contacto. Los valores más altos de CAa para el Los argentinos indican que todas las
consonantes, con la excepción de la /t/, tenían más anterior que para los cubanos. Los
valores más bajos de CCa forjan y los continuadores producen por los cubanos muestran
que estas consonantes tenían un contacto central reducido, realizándose como fricativas
o aproximantes. Todas estas diferencias entre las consonantes objetivo y entre los dos
grupos de hablantes seran evaluadas a continuación

3.2 T AND CH
Medidas repetidas ANOVAs para las consonantes objetivo en tajo y chata (con los factores
Consonante, y Dialecto; véase la sección 2.4 supra) se realizaron para cada una de las
variables del índice. El efecto de la consonante fue significativo para todos los índices de
consonantes (CAa: F(1,29) = 291.898, p < .001; CPa: F(1,29) = 50.505, p < .001; CCa:
F(1,29) = 13.285, p < .02; Qp: F(1,29) = 113.098, p < .001). El efecto del dialecto fue
significativo para CAa y CCa (F(1,6) = 255.627, p < .001; F(1,6) = 11.238, p < .02). Las
interacciones significativas consonantes × dialectales fueron obtenido para CAa, CCa y Qp
(F(1,29) = 266.348, p < .001; F(1,29) = 21.417, p < .005; F(1,29) = 14.956, p < .009). Estas
diferencias indicaban que la constricción para ch era en general más posterior que para
/t/, y esto se aplicaba en mayor medida a los cubanos que a los argentinos. Para ambos
grupos, ch mostró más contacto palatal que /t/. En el caso de los hablantes de cubano, el
ch estaba también menos ocluido en el centro que la /t/, lo que indicaba que el primero
era una afrenta fricativa o parcialmente desclasificada. La figura 3 presenta los perfiles de
contacto lingüístico-palatal de las dos consonantes para cada una de los hablantes de
argentino (A1-A5) y cubano (C1-C3), así como para el hablante peninsular (P1).
Se puede ver que el cierre para el /t/ se produjo consistentemente en los dos primeros (la
mayoría de los hablantes) o las tres primeras filas (A2, C2). La zona de contacto
relativamente grande, y en particular lateralmente en filas 3-4, indica que la consonante
fue producida con la lamnia de la lengua (y posiblemente la punta que se articula con los
dientes). La consonante es por lo tanto un alveolar laminar frontal con presumiblemente
algún contacto dental (denti-alveolar). Estos hallazgos apoyan tanto a Navarro Tomas'
(1918: Sección 98) descripción articulatoria de Madrid Español y Mart ⁄ ınez Celdr ⁄ an's ⁄
(2008) Estudio EPG. La consonante correspondiente a ch fue producida de manera muy
diferente por los dos grupos.Los argentinos tenían un cierre completo en las primeras dos
a cuatro filas (filas 1-2: A3; 1-3: A1, A5; 1-4: A2, A4), es decir, en el área que se extiende
desde la región alveolar delantera hasta la región postal-veolar del paladar. Los parlantes
difieren un poco en la ubicación de la constricción en la liberación de la afríada, siendo la
constricción más posterior para algunos parlantes que otros (A2, A4, A5 vs. A1, A3). A
diferencia de los argentinos, los cubanos tendían a carecer de un cierre completo, con
una constricción más abierta localizada en la tercera y cuarta filas, es decir,
exclusivamente en la región post-alveolar. Curiosamente, la consonante producida por el
hablante peninsular era más similar en cuanto a la ubicación de la constricción y el grado
(tanto de cierre como de liberación) a las de los hablantes argentinos.
Independientemente de las diferencias en la constricción primaria, casi todos los
hablantes mostraron un mayor contacto lateral en la segunda mitad del paladar que para
la /t/, lo que indica una posición del cuerpo de la lengua más parecida a la del paladar
(alta y frontal) para la ch. La realización variable de ch entre los hablantes de cubano
requiere una atención especial. El perfil de C1 muestra que el hablante produjo una
fricativa post-alveolar consistente (con un canal central amplio), en lugar de una africada.
Por el contrario, el C2 produjo una africada post-alveolar, aunque con un cierre
incompleto. C3 mostró más variación, vacilando entre las producciones fricativas y
africadas. Específicamente, cuatro de sus seis fichas eran fricativas, caracterizadas por
una amplia constricción post-alveolar y ruido fricativo; dos fichas fueron producidas como
africadas. Curiosamente, estas africadas carecían de una oclusión central completa y
fueron precedidas por una constricción fricativa más corta. En la figura 4 se ilustran dos
fichas representativas con el ch de este orador. En la primera muestra, todos los
paladares durante la constricción tienen un amplio canal central, representando así una
clara fricativa [S]. En el segundo caso, el sonido es una africadura pre-fricativa africada,
con paladares 80-82 que corresponden a un componente fricativo corto, paladares 83-88
que corresponden al cierre acústico, y paladares 89-93 correspondiente a la liberación
fricativa de la africada. En resumen, los resultados muestran que ch se realiza como una
afrenta post-alveolar [] o fricativa [S] por los hablantes de cubano y consistentemente
como una afrenta alveolar/post-alveolar [] por los argentinos. Este También se ha
informado de la variabilidad en la realización de ch para otras variedades del Caribe,
como el español de Puerto Rico (Quilis 1993). Basado en datos acústicos, Quilis (1993:
299-306) identificó hasta seis realizaciones diferentes, que van desde la fricativa [S] hasta
la africada, con variantes intermedias que muestran diferentes grados de pre-fricación.
3.3 NASALES N Y Ñ

Los ANOVAs para las consonantes objetivo en nada y pestanar ˜ revelaron un efecto
consonante significativo para CPa y Qp (F(1,29) = 99,326, p < .001; F(1,29) = 68,218, p < .
001). El efecto del dialecto fue significativo sólo para CAa (F(1,6) = 56,472, p < .001).
These differences showed that the constriction for /¯/ extended further back and had
greater palatal contact than for n, and that both nasals were overall more posterior for
Cuban than for Argentine speakers. Se puede ver en la figura 5 que el cierre para n se
produjo más comúnmente en la segunda y tercera fila del paladar, con algo más de
contacto en la primera fila mostrada por los hablantes argentinos. Sólo la C2 mostró una
constricción exclusivamente post-alveolar. En particular, el hablante peninsular mostró
una articulación aún más frontal de n con el cierre en las filas 1 y 2. En general, hubo
considerablemente más variación en la articulación de /¯/. Para los argentinos, el cierre
máximo para esta consonante estaba en la parte relativamente frontal del paladar -en las
filas 2 y 3, o incluso en las filas 1 y 2 (A3). A este respecto, /ñ/ no era considerablemente
diferente de n. Esto concuerda con estudios anteriores sobre el español (Fernández
Planas 2007, ⁄ 2009) y otras lenguas romances (Recasens et al. 1993), que no encontraron
diferencias entre ambos nasales en CAa, pero sí en CPa. La diferencia clave entre ambos
fue la presencia o ausencia de contacto lateral adicional (columnas 2, 3 y 6, 7) en las filas
4-8. El El grado de este contacto fue mayor para algunos hablantes de la región palatal
(como se ve claramente para los altavoces A4, A5), lo que sugiere que la consonante tenía
dos constricciones distintas - alveolar/post-alveolar y palatal. Cabe señalar que las dos
constricciones no eran necesariamente se producen simultáneamente. La figura 6(a)
presenta los paladares a partir de una sola muestra de /ñ/ producido por el altavoz A2,
desde el punto medio del cierre hasta el punto medio de la vocal /a/. Se puede ver que
los puntos de máximo contacto fueron diferentes para el alveolar y las regiones palatinas,
en los cuadros 280 y 284-287, respectivamente. En otras palabras, la constricción palatal
se retrasó considerablemente con respecto a la constricción alveolar, produciendo lo que
parece ser una secuencia de [n] y [j] o un paladar alveolar [nj ], en lugar de un solo alveolo
nasal palatal. Esto también se ve en el espectrograma correspondiente de la Figura 6(b).
Sin embargo, otros argentinos parecían diferir en la realización de la /ñ/, produciendo una
nasal alveolo-palatina más típica, aunque con un cierre algo frontal. A diferencia de los
argentinos, el cierre máximo para los cubanoparlantes tendía a ser algo más atrás en el
paladar, en las filas 2 a 4 (C1) o 3 a 4 con un considerable contacto adicional más atrás (C3
y especialmente C2). Esto es característico de una articulación alveolo-palatina. La /ñ/ del
parlante peninsular tenía un cierre algo más frontal y un paladar sustancial contacto
lateral. Esto también se ve en el espectrograma correspondiente de la Figura 6(b). Sin
embargo, otros argentinos parecían diferir en la realización de la /ñ/, produciendo una
nasal alveolo-palatal más típica, aunque con un cierre algo frontal. A diferencia de los
argentinos, el cierre máximo para los cubanoparlantes tendía a ser algo más atrás en el
paladar, en las filas 2 a 4 (C1) o 3 a 4 con un considerable contacto adicional más atrás (C3
y especialmente C2). Esto es característico de una articulación alveolo-palatal. La /ñ/ del
parlante peninsular tenía un cierre algo más frontal y un paladar sustancial contacto
lateral.

3.4 FRICATIVAS S Z LL Y
En la mayoría de las variedades latinoamericanas, los grafemas s, z, ll, y corresponden a
dos fonemas, a diferencia de algunas variedades peninsulares y algunas latinoamericanas,
en las que se mantiene una distinción fonética (véase la sección 1.1.1 supra). Aunque sólo
se esperaban diferencias entre las consonantes representadas por s, z y ll, y,
respectivamente, se realizaron estadísticas comparando las cuatro consonantes iniciales
de la palabra para confirmar esta expectativa. Los ANOVAs para las consonantes objetivo
en saga, zanja, llave y yale produjeron un efecto consonante significativo para todos los
índices (CAa: F(3,89) = 20,952, p < .001; CPa: F(3,89) = 4.325, p < .02; CCa: F(3,89) = 6.971,
p < .004; Qp: F(3,89) = 7.928, p < .002). Las pruebas post-hoc de Bonferroni para estas
variables mostró que las diferencias significativas involucraban los pares s, z y ll, y. El
efecto del dialecto fue significativo para CAa y CCa (F(1,6) = 98.094, p < .001; F(1,6) =
21.722, p < .004). Hubo una significativa interacción Consonante × Dialecto para CAa
(F(3,89) = 8.040, p < .002). Estas diferencias revelan que, como era de esperar, la
constricción para la consonante representada por ll, y estaba más posterior y menos
centrada que para la consonante representada por s, z. Esta diferencia era más sustancial
para los cubanos que para los argentinos, ya que en el español argentino tanto la /s/
como la /S∼Z/ estaban al frente y ambas eran fricativas sibilantes. Además, la ll, y
mostraba un mayor contacto palatal que la s, z para ambos grupos dialectales. Como se
ve en la figura 7, las consonantes representadas por los grafemas s y z eran notablemente
similares entre sí dentro de las producciones argentinas y cubanas, dada la histórica
fusión mencionada anteriormente. Para los locutores argentinos, la s y la z mostraban un
canal central muy estrecho en las dos primeras filas, representando así una fricativa
sibilante alveolar frontal [s]. La consonante parece ser laminar, dado algún contacto
lateral moderadamente grande en el filas inmediatamente detrás de la constricción. Para
los hablantes de cubano, las consonantes en las dos las palabras tenían una constricción
ligeramente más posterior (y aparentemente apical para C1), pero notablemente
exhibiendo un canal central mucho más amplio. En contraste con los hablantes de
Argentina y Cuba, La s y la z representan claramente diferentes fonemas en el español
peninsular, como se ve en la parte delantera realización alveolar de s y una realización
(aparentemente) interdental de z por P1. Nótese que la fricativa sibilante producida por
P1 fue notablemente similar a la producida por Argentina
(al tener el contacto está en las dos primeras filas). Esta realización difiere de la apical Las
primeras consonantes, en las otras dos palabras, llave y yale, fueron producidas por P1
como africadas, al tiempo que mostraban cierta variación en los lugares precisos de las
constricciones de cierre y liberación. En cambio, tanto la ll como la y fueron realizadas por
los argentinos como una fricativa palatoalveolar, como se evidencia en la constricción de
tipo fricativo en las filas 2 y 3 (o ligeramente más adelante o atrás para algunos
altavoces). Observe también que el canal central para esta fricativa era más amplia que
para [s], y que esta última consonante tendía a tener un contacto lateral palatal algo
mayor. Si bien tanto la ll como la y fueron producidas por los hablantes de cubano de
manera similar, su realización fue sorprendentemente diferente tanto de los hablantes de
argentino como de los peninsulares. La consonante en cuestión para los cubanos era una
aproximación débilmente constreñida con más contacto en las regiones posteriores post-
alveolares y/o (pre) palatales (filas 3-5 y 6-8). Esto sugiere que una palabra límite en
ausencia de una pausa precedente no es un fortalecimiento contexto para los
hispanohablantes cubanos. Los mismos cubanohablantes, sin embargo, produjeron este
consonante como una africada (o parada palatal) después de una nasal y una declaración
inicial (Kochetov & Colantoni 2010), como se esperaría en el español peninsular. Aunque
los índices de articulación para el lugar y la manera que se informan aquí ya reflejan datos
normalizados (véase Recasens 2008: 336), es posible que algunas diferencias entre las
variedades en la realización de las consonantes coronales posteriores, tales como ll, y,
ch, /ñ/, se hayan visto afectadas por las diferencias fisiológicas entre los participantes de
estos grupos. Se sabe que los hablantes con paladar muy abovedado tienden a producir
menos contacto en el paladar duro que aquellos con más paladares planos (Recasens &
Espinosa 2006a; véase también Brunner, Fuchs & Perrier 2009). Siguiendo el
procedimiento descrito en Recasens & Espinosa (2006a: 307-308), medimos la altura
máxima de los paladares EPG de nuestros altavoces, que fue en promedio de 20 mm para
el Hablantes argentinos (por el hablante A1-A5: 20, 23, 19, 20, 18), 17 mm para los
hablantes cubanos (C1-C3: 19, 16, 17), y 23 mm para el altavoz peninsular. También
medimos la longitud de cada paladar (a lo largo de la línea media de la fila 1 a la fila 8).
Fue en promedio 38 mm para los hablantes argentinos (por el hablante A1-A5: 38, 41, 39,
37.5, 35), 39 mm para los hablantes cubanos (C1-C3: 39, 40, 38.5), y 37 mm para el
altavoz peninsular. Dadas las diferencias generales de altura, se esperaría algo menos de
contacto en el paladar duro para el grupo argentino y para el hablante peninsular,
comparado con el grupo cubano (correspondiente a las diferencias en Qp y Valores de
CCa). Algunas de estas expectativas parecen mantenerse, mientras que otras no. Por
ejemplo, observamos los mayores valores de Qp para el grupo cubano en comparación
con el argentino (véase la figura 2 d) supra y el cuadro A3 del apéndice), pero los valores
de CCa de la mayoría de Las consonantes son más bajas que las de las contrapartes
argentinas. Esto sugiere que las diferencias en la altura (o longitud) del paladar no es
probable que sea un factor importante en las diferencias observadas entre los grupos,
aunque pueden explicar algunas diferencias individuales en el grado de constricción.

3.5 LATERAL L Y ROTICAS R RR


Los ANOVAs para las consonantes objetivo en laca, arar y rato revelaron un efecto
consonántico significativo para CAa, CCa y Qp (F(2,59) = 12.602, p < .002; F(2,59) = 11.079,
p < .003; F(2,59) = 12,830, p < .002). Las pruebas post-hoc de Bonferroni para estas
variables mostraron que había diferencias consonantes significativas entre la l lateral y las
dos róticas, /r/ (en CAa, CCa, Qp) y /R/ (en CAa, CCa). Un efecto dialectal significativo y
una consonante × dialecto se obtuvieron interacciones sólo para CAa (F(1,6) = 19.467, p
< .006; F(2,59) = 6.784, p < .02). En general, estas diferencias indican que para ambos
grupos de hablantes tuvieron una constricción más anterior y central ocluida que para los
róticos. El lateral también tenía menos contacto lateral en la región palatal comparado
con el vibrante.contacto lateral en la región palatina comparado con el vibrante. Una vez
más, los líquidos producidos por los hablantes argentinos fueron en general más
anteriores que los de los hablantes cubanos, y la diferencia fue particularmente notable
para el percusiva /R/. Como se ve en la figura 8, la constricción de l fue producida por los
hablantes argentinos en las primeras dos o tres filas, y un poco más atrás (filas 2 y 3 o 3 y
4) para los hablantes cubanos. En todos los casos, la constricción implicaba un cierre
completo, acompañado de relativamente un pequeño contacto lateral en la mitad trasera
del paladar. La consonante es, por lo tanto, un lateral apical alveolar/postalveolar que
difiere un poco entre los dialectos en la relativa anterioridad. Los rótulos se diferenciaban
de los laterales por tener frecuentemente cierres incompletos. La ubicación de los cierres
para el percusiva y vibrante variaba según los hablantes, siendo lo más común que se
realizara en filas.2 y/o 3, y de nuevo algo más atrás para los cubanos que para los
argentinos. De hecho, para los tres hablantes de cubano (probablemente menos para el
C3, para el que las diferencias son pequeñas), el toque fue más posterior que el trino.
Mientras que dos de los hablantes (C1 y C3) produjeron lo que parecían ser típicos trinos
españoles, el tercer hablante (C2) produjo trinos preaspirados, que también se han
notificado para otras variedades caribeñas (Quilis 1993: Sección 10.4.9.3; Willis 2007). La
vibrante consistía en un solo cierre, a veces más largo que el del percusivo. En la figura 9
se muestran ejemplos de las dos consonantes producidas por el altavoz A2, con el
vibrante La realización de las tres consonantes por el hablante peninsular fue
relativamente frontal (filas 1-2), similar a algunos de los hablantes argentinos (véanse los
Cuadros A1 y A4 en el apéndice).

4. DISCUSIÓN GENERAL
4.1 Inventarios coronales dentro de cada variedad
Como era de esperar, el español de Cuba y el de Argentina tienen el mismo número de
fonemas coronales. Como en otras variedades latinoamericanas, los contrastes entre
/s/-/θ/ y /¥/-/Ô/ se han fusionado, aunque con diferentes realizaciones fonéticas en cada
variedad. Los resultados también revelaron algunos
otras similitudes, así como considerables diferencias fonéticas entre las dos variedades en
la realización de otras consonantes coronales. En esta sección proporcionamos una
clasificación fonética preliminar de las consonantes coronales en cada variedad, basada
en nuestros resultados, y haciendo referencia a los datos obtenidos para nuestro control
del altavoz peninsular. Antes de hacerlo, es importante establecer los criterios de nuestra
clasificación. La clasificación del lugar se basó en el índice de Anterioridad de Contacto
(alveolar) (CAa) y los valores del índice de la posteridad de contacto (alveolar) (CPa)
promediados para cada grupo de hablantes (como se presenta en las figuras 2(a, b)
anteriores y las cuatro tablas del apéndice). Recordemos que estos índices se calcularon
sobre la base del grado de activación de los electrodos en las cinco primeras filas del
paladar artificial (véase la sección 2.4) y, por lo tanto, proporcionan información sobre el
grado relativo de frente, dorso y extensión de la constricción coronal de cada consonante.
Las consonantes caracterizadas por una CPa alta son posteriores en el sentido fonológico
tradicional (alveolo-palatal o palatal), mientras que las consonantes caracterizadas por
una CPa baja o intermedia son anteriores (dentialveolares, alveolares o postalveolares
frontales). Las coronas anteriores que tienen una CAa baja son apicales, mientras que las
que tienen una CAa alta o intermedia son laminares. Entre las coronas posteriores,
(laminal) Los alveolos palatales pueden diferir en el grado de frontalidad/ retroceso, lo
que corresponde a los más altos y valores intermedios de CAa. Se espera que los
paladares verdaderos muestren los valores CAa más bajos (dado el poco contacto
coronal). Esta clasificación de lugares se muestra en la Tabla 3. La clasificación de la
manera (estenosis) y la articulación secundaria (Cuadro 4) se basa en los valores
promediados del índice de centralidad de contacto (alveolar) y el cociente de activación
para la región palatal (Qp) (véanse también las figuras 2 c) y d) anteriores y los cuatro
cuadros del apéndice). El primero proporciona información sobre la anchura relativa del
canal central en la región alveolar, mientras que el segundo proporciona información
sobre la anchura relativa del canal central en la región alveolar. este último indica la
cantidad de contacto en las tres últimas filas del paladar artificial. Los valores de CCa son
altos para las consonantes con cierres completos (paradas, africadas, nasales, laterales), y
intermedio-bajo para consonantes con cierres incompletos o fricativos/aproximados
canales centrales. El Qp es alto o intermedio para las consonantes palatinas o
(alveolo-)palatales. Observe que las etiquetas "alta", "intermedia" y "baja" son relativas, y
se utilizan para la clasificación sólo para fines específicos.

4.1.1Español argentino

Basándonos en los resultados reportados y en los criterios mencionados anteriormente,


comenzamos discutiendo la clasificación de las consonantes coronales en el español de
Argentina. La figura 10 muestra los resultados para el lugar y la manera. Como vemos en
el gráfico de la izquierda, la dimensión CPa separa la parte posterior y la anterior coronas
(dejando de lado la // liberación). Entre las coronas posteriores, la // (cierre) (ch) y la /ñ/
son bastante frontales (basadas en el CAa alto), mientras que la /S∼Z/ (ll, y) está más
atrasada y varía entre las realizaciones más apicales/frontales (altavoces A1, A3, A4) a las
realizaciones más posteriores (altavoces A2 y A5). Estas consonantes representan por lo
tanto los alveolos palatales delanteros o traseros, que también difieren en el grado de
laminación. Esta clasificación es algo controvertida para la /ñ/, dada la variación entre los
hablantes que se indica en la sección 3.3 arriba. Recuerde que algunos oradores
mostraron una disociación de los gestos nasales y palatales, con el palatal nasal
subyacente teniendo una constricción coronal frontal similar a la de la nasal alveolar (ver
Colantoni & Kochetov 2010 para obtener más datos sobre el proceso). De hecho, estos
hablantes pueden no tener ni siquiera una nariz palatal en sus inventarios. Desde la
despalatalización y palatalización de las secuencias de deslizamiento + nasal se han
informado anteriormente para el español de Argentina (por ejemplo, Malmberg 1950), es
importante comprender si se trata de un cambio en curso o de una variación
sociolingüística estable. También se obtuvieron pequeñas diferencias de lugar para las
variantes con y sin voz de este fonema (/S∼Z/), lo que concuerda con las diferencias de
lugar reportadas por Recasens & Espinosa (2007) para sibilantes con y sin voz en catalán.
No está claro si estas diferencias pueden atribuirse a las diferentes formas de cuerpo-
lengua de las variantes con y sin voz (véase Ladefoged y Maddieson 1999) y es necesario
seguir investigando. Nuestra clasificación preliminar de la fricativa /S∼Z/ es "apico-
laminal" (ver Tabla 5).8 similar a /S∼Z de shoe /, e incluso a la vibrante /r/. Como se ve en
el gráfico de la derecha, las coronas posteriores son caracterizado por un mayor contacto
palatal (Qp), que es considerablemente más extenso para el nasal. Entre las coronas
anteriores, la /t/ tiene la constricción más frontal (la CAa más alta) presumiblemente
producido con la hoja de la lengua (CPa intermedia). /s/ es también laminal, pero
producido más atrás (alveolar). Las otras coronas anteriores son apicales (CPa baja). Entre
las últimas consonantes, las rótulas están más respaldadas, y en particular el vibrante,
que basado en estas Los criterios pueden considerarse opcionalmente posteriores. Las
diferencias entre las roticas requieren pruebas adicionales dado que el percusivo y el
vibrante en nuestros estímulos no ocurren en el mismo contexto (es decir, comparamos
un vibrante inicial de palabras con un toque de palabra-medial). Además, los líquidos /lRr/
tienen el el contacto palatal más bajo, Qp. La dimensión CCa en el diagrama de la derecha
separa el completamente ocluido se detiene/afirma, nasales, y /l/ de los róticos y
fricativos parcialmente ocluidos. Entre los último, /S∼Z/ tiene una apertura
considerablemente más amplia que la /s/. La liberación de la afrenta es muy similar a,
aunque algo más abierto que /S∼Z/. El patrón del vibrante con fricativos visto en ambas
tramas son interesantes, ya que las realizaciones fricativas de la /r/ no son raras en
algunos dialectos de las variedades argentinas españolas y otras variedades
latinoamericanas (véase Colantoni & Steele 2005 y referencias en el mismo). Los
resultados de nuestra clasificación se resumen en la Tabla 5.

4.1.2 Español de Cuba

Pasamos ahora a la clasificación del inventario coronal cubano español. La figura 11


muestra los resultados para el lugar y la forma de articulación. Las coronas cubanas
posteriores y anteriores están claramente separadas por la dimensión CPa en el gráfico de
la izquierda. Las consonantes posteriores /∼S/ (ch) y /¯/ son alveolo-palatales laminares
respaldados (siendo el primero más posterior), mientras que /Ô/ (ll, y) se realiza en el
contexto utilizado en el estudio como un verdadero aproximado palatal con poco
contacto coronal, [¢]. Estas tres consonantes también se caracterizan por un alto grado de
palatalización, como se puede ver en el gráfico de la derecha. Como se mencionó en la
sección 3.1, el alveolo palatal La africada es muy variable, tanto entre los hablantes como
dentro de ellos: uno de los hablantes mostró una africada débilmente ocluida, otro
hablante produjo casi exclusivamente fricativos sibilantes, mientras que el tercer
hablante alternó africados y fricativos en su producción. Dentro de las coronas anteriores,
la dimensión CAa deja de lado la lamina denti-alveolar /t/ (el CAa más alto) de los alveolos
apicales /nls/ (CAa considerablemente más bajo), y las más alveolares apicales
respaldados /r/ y /R/. Nótese que esta última se produce con un CAa muy bajo, y puede
clasificarse alternativamente como una coronal posterior. La agrupación de /s/ con la
clara apical /n l/ puede ser un efecto secundario del relativamente débil contacto coronal
central del primero, y por lo tanto la consonante bien puede ser laminar. Como era de
esperar, el lateral tiene el lado menos palatal contacto. La dimensión CCa en la trama de
la derecha distingue entre la completamente ocluida /tn¯l/, la parcialmente ocluida rótica
y /∼S/, y la fricativa /s/ y aproximada Ô/. Esto apoya una clasificación de esta consonante
como aproximada (ver Martınez Celdr ⁄ an⁄ 2008 para el español peninsular) en lugar de
como fricativa. Las generalizaciones sobre el lugar y la forma de las consonantes cubanas
se presentan en la Tabla 6. Una diferencia importante entre este inventario y el de los
hablantes de argentina (Tabla 5) es la presencia de una verdadera variante palatal [¢ ]
(correspondiente al alveolopalatal argentino /S∼Z/). Otra diferencia importante es la
realización fonética de los aparentemente contrastes fonéticos similares, que se
examinarán en la sección 4.2 abajo.

4.1.3 español peninsular

Concluimos esta subsección presentando nuestra clasificación de las consonantes


coronales producido por nuestro hispanohablante peninsular, como se muestra en la
Figura 12 y la Tabla 7. Este se discute aquí la clasificación con el propósito de compararla
con las variedades objetivo y las conclusiones claramente merecen una mayor
investigación. El interdental /θ/, que tiene muy Los valores bajos de CAa, CPa y CCa (véase
el apéndice, Tabla A3), se omiten en las cifras. La presencia de esta consonante en el
inventario (ver Tabla 7), donde contrasta con la alveolar /s/, sin embargo, es una de las
características más destacadas de esta variedad. Como se ve en el gráfico de la derecha
de la figura 12, las consonantes coronales producidas por el hablante peninsular están
relativamente poco diferenciadas en su lugar, dada la realización frontal general de la
mayoría de las articulaciones. Esto contrasta notablemente con los resultados
previamente discutidos para el español de Cuba (véase más arriba), así como en algunos
aspectos es diferente de los datos previamente publicados sobre el español peninsular
(Fernández Planas 2007; véase también la figura 1 más arriba). El gráfico de la izquierda ⁄
en la Figura 12 muestra alguna separación entre las coronas posterior y anterior en la
CPa. Las coronas posteriores son considerablemente frontales y posiblemente laminares,
con liberaciones africadas producido algo más atrás que los respectivos cierres. Mientras
que /Ô/ (ll, y) es algo más posterior (basado en CPa y CAa) que // (ch), todavía es bastante
frontal para ser clasificado como un verdadero palatal. Entre las coronas anteriores, las
/tnls/ tienen un contacto muy frontal, y las El articulador activo es la cuchilla o la punta de
la lengua. El valor de CPa algo más bajo para la /t/ es probable que se deba a que el
contacto se extiende más allá de la región dental que es sólo parcialmente capturado por
el paladar de la EPG. Por lo tanto, clasificamos la /t/ como denti-alveolar laminar, y la
/nls/ como alveolares apico-laminales, aunque dado el grado general de frontalidad de
estas consonantes, estas diferencias pueden no ser totalmente fiables. El trino está un
poco más atrás, mientras que el El golpe es considerablemente más posterior y se
produce claramente con la punta de la lengua. El La diferenciación relativamente pobre
entre las coronas posteriores y anteriores en la CPa/CAa es en parte compensado por
mayores diferencias en Qp. Los cierres y la liberación de la afrenta, y el cierre nasal
/...tienen un mayor contacto palatino, algo más alto para el corazón y el corazón que para
la boca. Basándonos en estos y CAa/CPa similitudes y diferencias, clasificamos estas tres
consonantes producidas por nuestra como alveolos laminares palatinos, siendo la /ch/
más frontal que las demás9 . En cuanto a la CCa, el percusivo y las liberaciones africadas
están más abiertas en el centro, mientras que la separación entre la /s/ fricativa y las no
fricativas es relativamente pequeña, lo que refleja el alto grado de constricción general de
las consonantes producidas por el hablante
El hallazgo de que la /s/ es una lamina alveolar frontal (con valores de índice similares a
los de la /s/) para su contraparte argentina) es inesperado, dada la caracterización
estándar de Madrid español como apical, a diferencia de la realización laminar que se
encuentra en la mayoría de los países de América Latina
variedades (por ejemplo, Quilis 1993). Esto queda claramente ilustrado si comparamos el
paladar en la figura 1 contra el que se muestra en la figura 7. Mientras que nuestros
resultados sugieren que la distinción fonética entre las consonantes correspondientes a la
ll ortográfica vs. la y no se mantiene por este ponente, algunas diferencias encontradas en
los índices CCa y Qp (ver apéndice Tabla A3) requieren más estudios. El hallazgo de la
relativamente débil oclusión central para el grifo sugiere que esta consonante se articula
como una aproximación, lo que es coherente con informes anteriores sobre el español
peninsular (véase Blecua 2001). La articulación más posterior del grifo es similar a
los resultados obtenidos para nuestros hablantes de cubano, aunque diferentes de los
reportados por Fernández ⁄ Planas (2007) para el español peninsular. Por lo tanto, es
necesario investigar más para determinar si Estas y otras desviaciones anteriormente
señaladas se deben a diferencias dialectales o individuales.

4.2 DIFERENCIAS DIALECTALES EN LA REALIZACIÓN DE CORONALES

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