Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
basado en las variedades peninsulares. Este estudio utiliza la electropalatografía (EPG) para
investigar características articulatorias de los contrastes de consonantes coronales en el español
de Argentina y Cuba.
Se recogieron datos simultáneos de EPG y acústicos de cinco oradores de Buenos Aires (Argentina)
y tres oradores de La Habana (Cuba) que leen frases con varias consonantes coronales silábicas
iniciales correspondientes a las t, ch, n, n, s, z, ll, y, l, r ortográficas ˜ . Como control, los mismos
datos fueron recogidos de un único hablante de español peninsular de Madrid. Como era de
esperar, la principal distinción en ambas variedades se hizo entre las consonantes coronales
anteriores y posteriores (denti-)alveolares vs. (alveolo-)palatales) y se reflejó la histórica fusión de
los sonidos representados por s-z y ll-y.
Al mismo tiempo, los resultados revelaron algunas diferencias consistentes entre las dos
variedades en el lugar de la constricción y la cantidad de contacto linguopalatal para la mayoría de
las consonantes coronales.
En primer lugar, las consonantes coronales producidas por los argentinos hablantes fueron en
general considerablemente más frontales y más estrechas que las correspondientes consonantes
producidas por los hablantes del cubano. Segundo, ll, y fueron producidos como una fricativa
alveolo-palatal frontal por hablante argentino, y como aproximante por los de habla cubana.
Variación entre hablantes se observó dentro de las variedades en la articulación de algunas
consonantes, a saber, en la Fricativo alveolo-palatal argentino y nasal (ll, y y n˜), y el alveolo-
palatal cubano Africando a Ch.
1. INTRODUCCIÓN
Muchos estudios fonéticos y fonológicos previos de las consonantes españolas se han basado
principalmente en transcripciones auditivas y análisis acústico (Navarro Tomas 1918, Alarcos ⁄
Llorach 1965, Quilis 1993). Ha habido muy pocas investigaciones articulatorias del español, y la
mayoría de estos trabajos han sido diseñados ya sea para probar hipótesis específicas (Romero
1995, Honorof 1999, Lavoie 2001), o estudió exclusivamente una sola variedad, el español
peninsular (Fernandez Planas 2007, Mart ⁄ ınez Celdr ⁄ an & Fern ⁄ andez Planas 2007). La
realización precisa ⁄ de los contrastes consonánticos españoles, el alcance de la variación fonética
en otras variedades de español, y las diferencias entre estas variedades y el español peninsular son
todavía relativamente mal entendidas. Dado esto, hay una gran necesidad de estudios fonéticos
dialectales cruzados para apoyar o rechazar las generalizaciones anteriores. Este estudio utiliza la
electropalatografía (EPG) para investigar las características articulatorias de los contrastes
consonánticos coronales en dos variedades de español relativamente poco estudiadas: el español
argentino de Buenos Aires y el español cubano de La Habana. El estudio se centra en el lugar y la
forma de articulación, y específicamente en las similitudes y diferencias entre el español argentino
y el cubano, así como entre estas dos variedades y el español peninsular.
1.1 Contrastes coronales en español
2. METODO
2.1 Participantes
Cinco hablantes de español argentino (cuatro mujeres: A1, A2, A3, A4; un hombre: A5),
tres hablantes de español cubano (todas mujeres: C1, C2, C3), y un hispanohablante
peninsular (mujer: P1) fueron reclutados para el estudio. La edad de los participantes
oscilaba entre 23 y 49 años años (promedio de 39 años). Para reducir al mínimo la
variación sociolingüística, se tuvo cuidado de asegurar que los oradores de cada variedad
eran del mismo lugar y de similar condición socioeconómica.
Todos los hablantes argentinos nacieron y se criaron en Buenos Aires, mientras que los
hablantes cubanos en La Habana; el hispanohablante peninsular era de Madrid. Todos los
participantes tenían universidad y en el momento del experimento residían en Toronto,
Canadá. Todos ellos han vivido fuera de sus países de origen de dos a seis años (promedio
de cuatro años), excepto para A3 y P1 que han estado residiendo en países de habla
inglesa durante 10 y 15 años, respectivamente. Todos los participantes informaron de que
utilizaban ampliamente el español a diario, y han estado visitando regularmente sus
países de origen. Ninguno de los participantes informó de que tuviera un historial de
dificultades auditivas o del habla. Un paladar artificial de EPG con 62 electrodos fue hecho
a medida para cada uno de los participantes. Para comprobar las diferencias individuales,
se midió la altura y la longitud de todos los paladares. (Estas mediciones serán
mencionadas en la presentación de los resultados cuando sea apropiado).
Antes de la grabación, los oradores se sometieron a un período de desensibilización
durante el cual se les pidió que leyeran un texto y que tuvieran una larga conversación
con el segundo autor. La grabación comenzó cuando los participantes fueron juzgados por
este autor, un hablante nativo de español, para tener un discurso normal sin distorsiones.
2.2 Material de habla
Los estímulos consistían en palabras con consonantes coronales que se muestran en la
Tabla 2, agrupadas por cuatro categorías de manera general: parada/africada, nasales,
continuas y líquidos. Aquí y abajo utilizaremos etiquetas ortográficas para referirnos a las
consonantes cuya realización se espera ser diferentes en las variedades examinadas de
español (ver los ejemplos y la discusión en el último párrafo de la sección 1.1.1).
Recordemos que s, z, ll, y se refieren a dos fonemas en las variaciones investigadas pero a
cuatro fonemas en el conservatorio Central y Norte y español peninsular.
Todas las consonantes objetivo de los estímulos eran iniciales de la palabra, excepto la
/ñ/, que raramente ocurre en esta posición, y /R/, que nunca ocurre allí. Todas las
consonantes fueron seguidas por la vocal acentuada /a/. Los estímulos fueron aleatorios y
producidos en una frase portadora Diga __ otra vez 'Di ___ de nuevo'. La lista de lecturas
también incluía otros estímulos obtenidos para un estudio. Se instruyó a los participantes
para que leyeran las frases a un ritmo normal y casual.
CAa5 =
(log((1∗(R5/8)+9∗(R4/8)+81∗(R3/8)+729∗(R2/8)+4921∗(R1/6))+1))/(log(5741+1))
CPa5 =
(log((1∗(R1/6)+9∗(R2/8)+81∗(R3/8)+729∗(R4/8)+6561∗(R5/8))+1))/(log(7381+1))
CCa5 = (log((1((C1+C8)/8)+11((C2+C7)/10)+121((C3+C6)/10)+1331((C4+C5)/10))
+1))/ (log(1464+1))
Cociente de activación para la región palatina (Qp): la cantidad de contacto en las
tres últimas filas, correspondiendo los valores más altos a los sonidos con mayor
constricción palatal
Qp3 = ((R6 + R7 + R8)/24)
3. RESULTADOS
3.1 Observaciones generales
Comenzaremos con una presentación general de los resultados aquí, seguida de un
examen detallado de los cuatro grupos de consonantes, es decir, paradas y africadas
(Sección 3.2), nasales (Sección 3.3), continuas (Sección 3.4), y líquidos (Sección 3.5).
La figura 2 muestra los valores medios de los índices CAa, CPa, CCa y Qp para cada uno de
los consonantes objetivo producidas por hablantes argentinos y cubanos (es decir, los
medios para que los hablantes A1-A5 y C1-C3). Los valores individuales se dan en las
cuatro tablas del apéndice. Puede se puede ver en la figura que los valores de la
Anterioridad de Contacto (alveolar) tendían a ser mayores para las consonantes /t l/, s, z,
que se espera que tengan coronas anteriores (denti-alveolar o constricciones alveolares).
Los valores de la Posterioridad de Contacto (alveolar) fueron más altos para las
consonantes que corresponden a ch, ll, y y /ñ/, que se espera que tengan posterior
(palato-alveolar, constricciones alveolo-palatales o palatales)
La Central de Contacto (alveolar) distinguía entre las consonantes con constricciones que
tienen una oclusión central completa (por ejemplo, las paradas, nasales y laterales /tn¯l/)
y las que tienen una oclusión central parcial (por ejemplo, las róticas /R r/, y
particularmente las continuas, z, ll, y). El cociente palatal era mayor para las consonantes
más posteriores, y particularmente para las convencionalmente descritas como
"palatales" (/ñ/, ch, ll, y). Sin embargo, son de particular interés las diferencias generales
entre la Argentina y Cuba en los valores de Anterioridad de Contacto y Centralidad de
Contacto. Los valores más altos de CAa para el Los argentinos indican que todas las
consonantes, con la excepción de la /t/, tenían más anterior que para los cubanos. Los
valores más bajos de CCa forjan y los continuadores producen por los cubanos muestran
que estas consonantes tenían un contacto central reducido, realizándose como fricativas
o aproximantes. Todas estas diferencias entre las consonantes objetivo y entre los dos
grupos de hablantes seran evaluadas a continuación
3.2 T AND CH
Medidas repetidas ANOVAs para las consonantes objetivo en tajo y chata (con los factores
Consonante, y Dialecto; véase la sección 2.4 supra) se realizaron para cada una de las
variables del índice. El efecto de la consonante fue significativo para todos los índices de
consonantes (CAa: F(1,29) = 291.898, p < .001; CPa: F(1,29) = 50.505, p < .001; CCa:
F(1,29) = 13.285, p < .02; Qp: F(1,29) = 113.098, p < .001). El efecto del dialecto fue
significativo para CAa y CCa (F(1,6) = 255.627, p < .001; F(1,6) = 11.238, p < .02). Las
interacciones significativas consonantes × dialectales fueron obtenido para CAa, CCa y Qp
(F(1,29) = 266.348, p < .001; F(1,29) = 21.417, p < .005; F(1,29) = 14.956, p < .009). Estas
diferencias indicaban que la constricción para ch era en general más posterior que para
/t/, y esto se aplicaba en mayor medida a los cubanos que a los argentinos. Para ambos
grupos, ch mostró más contacto palatal que /t/. En el caso de los hablantes de cubano, el
ch estaba también menos ocluido en el centro que la /t/, lo que indicaba que el primero
era una afrenta fricativa o parcialmente desclasificada. La figura 3 presenta los perfiles de
contacto lingüístico-palatal de las dos consonantes para cada una de los hablantes de
argentino (A1-A5) y cubano (C1-C3), así como para el hablante peninsular (P1).
Se puede ver que el cierre para el /t/ se produjo consistentemente en los dos primeros (la
mayoría de los hablantes) o las tres primeras filas (A2, C2). La zona de contacto
relativamente grande, y en particular lateralmente en filas 3-4, indica que la consonante
fue producida con la lamnia de la lengua (y posiblemente la punta que se articula con los
dientes). La consonante es por lo tanto un alveolar laminar frontal con presumiblemente
algún contacto dental (denti-alveolar). Estos hallazgos apoyan tanto a Navarro Tomas'
(1918: Sección 98) descripción articulatoria de Madrid Español y Mart ⁄ ınez Celdr ⁄ an's ⁄
(2008) Estudio EPG. La consonante correspondiente a ch fue producida de manera muy
diferente por los dos grupos.Los argentinos tenían un cierre completo en las primeras dos
a cuatro filas (filas 1-2: A3; 1-3: A1, A5; 1-4: A2, A4), es decir, en el área que se extiende
desde la región alveolar delantera hasta la región postal-veolar del paladar. Los parlantes
difieren un poco en la ubicación de la constricción en la liberación de la afríada, siendo la
constricción más posterior para algunos parlantes que otros (A2, A4, A5 vs. A1, A3). A
diferencia de los argentinos, los cubanos tendían a carecer de un cierre completo, con
una constricción más abierta localizada en la tercera y cuarta filas, es decir,
exclusivamente en la región post-alveolar. Curiosamente, la consonante producida por el
hablante peninsular era más similar en cuanto a la ubicación de la constricción y el grado
(tanto de cierre como de liberación) a las de los hablantes argentinos.
Independientemente de las diferencias en la constricción primaria, casi todos los
hablantes mostraron un mayor contacto lateral en la segunda mitad del paladar que para
la /t/, lo que indica una posición del cuerpo de la lengua más parecida a la del paladar
(alta y frontal) para la ch. La realización variable de ch entre los hablantes de cubano
requiere una atención especial. El perfil de C1 muestra que el hablante produjo una
fricativa post-alveolar consistente (con un canal central amplio), en lugar de una africada.
Por el contrario, el C2 produjo una africada post-alveolar, aunque con un cierre
incompleto. C3 mostró más variación, vacilando entre las producciones fricativas y
africadas. Específicamente, cuatro de sus seis fichas eran fricativas, caracterizadas por
una amplia constricción post-alveolar y ruido fricativo; dos fichas fueron producidas como
africadas. Curiosamente, estas africadas carecían de una oclusión central completa y
fueron precedidas por una constricción fricativa más corta. En la figura 4 se ilustran dos
fichas representativas con el ch de este orador. En la primera muestra, todos los
paladares durante la constricción tienen un amplio canal central, representando así una
clara fricativa [S]. En el segundo caso, el sonido es una africadura pre-fricativa africada,
con paladares 80-82 que corresponden a un componente fricativo corto, paladares 83-88
que corresponden al cierre acústico, y paladares 89-93 correspondiente a la liberación
fricativa de la africada. En resumen, los resultados muestran que ch se realiza como una
afrenta post-alveolar [] o fricativa [S] por los hablantes de cubano y consistentemente
como una afrenta alveolar/post-alveolar [] por los argentinos. Este También se ha
informado de la variabilidad en la realización de ch para otras variedades del Caribe,
como el español de Puerto Rico (Quilis 1993). Basado en datos acústicos, Quilis (1993:
299-306) identificó hasta seis realizaciones diferentes, que van desde la fricativa [S] hasta
la africada, con variantes intermedias que muestran diferentes grados de pre-fricación.
3.3 NASALES N Y Ñ
Los ANOVAs para las consonantes objetivo en nada y pestanar ˜ revelaron un efecto
consonante significativo para CPa y Qp (F(1,29) = 99,326, p < .001; F(1,29) = 68,218, p < .
001). El efecto del dialecto fue significativo sólo para CAa (F(1,6) = 56,472, p < .001).
These differences showed that the constriction for /¯/ extended further back and had
greater palatal contact than for n, and that both nasals were overall more posterior for
Cuban than for Argentine speakers. Se puede ver en la figura 5 que el cierre para n se
produjo más comúnmente en la segunda y tercera fila del paladar, con algo más de
contacto en la primera fila mostrada por los hablantes argentinos. Sólo la C2 mostró una
constricción exclusivamente post-alveolar. En particular, el hablante peninsular mostró
una articulación aún más frontal de n con el cierre en las filas 1 y 2. En general, hubo
considerablemente más variación en la articulación de /¯/. Para los argentinos, el cierre
máximo para esta consonante estaba en la parte relativamente frontal del paladar -en las
filas 2 y 3, o incluso en las filas 1 y 2 (A3). A este respecto, /ñ/ no era considerablemente
diferente de n. Esto concuerda con estudios anteriores sobre el español (Fernández
Planas 2007, ⁄ 2009) y otras lenguas romances (Recasens et al. 1993), que no encontraron
diferencias entre ambos nasales en CAa, pero sí en CPa. La diferencia clave entre ambos
fue la presencia o ausencia de contacto lateral adicional (columnas 2, 3 y 6, 7) en las filas
4-8. El El grado de este contacto fue mayor para algunos hablantes de la región palatal
(como se ve claramente para los altavoces A4, A5), lo que sugiere que la consonante tenía
dos constricciones distintas - alveolar/post-alveolar y palatal. Cabe señalar que las dos
constricciones no eran necesariamente se producen simultáneamente. La figura 6(a)
presenta los paladares a partir de una sola muestra de /ñ/ producido por el altavoz A2,
desde el punto medio del cierre hasta el punto medio de la vocal /a/. Se puede ver que
los puntos de máximo contacto fueron diferentes para el alveolar y las regiones palatinas,
en los cuadros 280 y 284-287, respectivamente. En otras palabras, la constricción palatal
se retrasó considerablemente con respecto a la constricción alveolar, produciendo lo que
parece ser una secuencia de [n] y [j] o un paladar alveolar [nj ], en lugar de un solo alveolo
nasal palatal. Esto también se ve en el espectrograma correspondiente de la Figura 6(b).
Sin embargo, otros argentinos parecían diferir en la realización de la /ñ/, produciendo una
nasal alveolo-palatina más típica, aunque con un cierre algo frontal. A diferencia de los
argentinos, el cierre máximo para los cubanoparlantes tendía a ser algo más atrás en el
paladar, en las filas 2 a 4 (C1) o 3 a 4 con un considerable contacto adicional más atrás (C3
y especialmente C2). Esto es característico de una articulación alveolo-palatina. La /ñ/ del
parlante peninsular tenía un cierre algo más frontal y un paladar sustancial contacto
lateral. Esto también se ve en el espectrograma correspondiente de la Figura 6(b). Sin
embargo, otros argentinos parecían diferir en la realización de la /ñ/, produciendo una
nasal alveolo-palatal más típica, aunque con un cierre algo frontal. A diferencia de los
argentinos, el cierre máximo para los cubanoparlantes tendía a ser algo más atrás en el
paladar, en las filas 2 a 4 (C1) o 3 a 4 con un considerable contacto adicional más atrás (C3
y especialmente C2). Esto es característico de una articulación alveolo-palatal. La /ñ/ del
parlante peninsular tenía un cierre algo más frontal y un paladar sustancial contacto
lateral.
3.4 FRICATIVAS S Z LL Y
En la mayoría de las variedades latinoamericanas, los grafemas s, z, ll, y corresponden a
dos fonemas, a diferencia de algunas variedades peninsulares y algunas latinoamericanas,
en las que se mantiene una distinción fonética (véase la sección 1.1.1 supra). Aunque sólo
se esperaban diferencias entre las consonantes representadas por s, z y ll, y,
respectivamente, se realizaron estadísticas comparando las cuatro consonantes iniciales
de la palabra para confirmar esta expectativa. Los ANOVAs para las consonantes objetivo
en saga, zanja, llave y yale produjeron un efecto consonante significativo para todos los
índices (CAa: F(3,89) = 20,952, p < .001; CPa: F(3,89) = 4.325, p < .02; CCa: F(3,89) = 6.971,
p < .004; Qp: F(3,89) = 7.928, p < .002). Las pruebas post-hoc de Bonferroni para estas
variables mostró que las diferencias significativas involucraban los pares s, z y ll, y. El
efecto del dialecto fue significativo para CAa y CCa (F(1,6) = 98.094, p < .001; F(1,6) =
21.722, p < .004). Hubo una significativa interacción Consonante × Dialecto para CAa
(F(3,89) = 8.040, p < .002). Estas diferencias revelan que, como era de esperar, la
constricción para la consonante representada por ll, y estaba más posterior y menos
centrada que para la consonante representada por s, z. Esta diferencia era más sustancial
para los cubanos que para los argentinos, ya que en el español argentino tanto la /s/
como la /S∼Z/ estaban al frente y ambas eran fricativas sibilantes. Además, la ll, y
mostraba un mayor contacto palatal que la s, z para ambos grupos dialectales. Como se
ve en la figura 7, las consonantes representadas por los grafemas s y z eran notablemente
similares entre sí dentro de las producciones argentinas y cubanas, dada la histórica
fusión mencionada anteriormente. Para los locutores argentinos, la s y la z mostraban un
canal central muy estrecho en las dos primeras filas, representando así una fricativa
sibilante alveolar frontal [s]. La consonante parece ser laminar, dado algún contacto
lateral moderadamente grande en el filas inmediatamente detrás de la constricción. Para
los hablantes de cubano, las consonantes en las dos las palabras tenían una constricción
ligeramente más posterior (y aparentemente apical para C1), pero notablemente
exhibiendo un canal central mucho más amplio. En contraste con los hablantes de
Argentina y Cuba, La s y la z representan claramente diferentes fonemas en el español
peninsular, como se ve en la parte delantera realización alveolar de s y una realización
(aparentemente) interdental de z por P1. Nótese que la fricativa sibilante producida por
P1 fue notablemente similar a la producida por Argentina
(al tener el contacto está en las dos primeras filas). Esta realización difiere de la apical Las
primeras consonantes, en las otras dos palabras, llave y yale, fueron producidas por P1
como africadas, al tiempo que mostraban cierta variación en los lugares precisos de las
constricciones de cierre y liberación. En cambio, tanto la ll como la y fueron realizadas por
los argentinos como una fricativa palatoalveolar, como se evidencia en la constricción de
tipo fricativo en las filas 2 y 3 (o ligeramente más adelante o atrás para algunos
altavoces). Observe también que el canal central para esta fricativa era más amplia que
para [s], y que esta última consonante tendía a tener un contacto lateral palatal algo
mayor. Si bien tanto la ll como la y fueron producidas por los hablantes de cubano de
manera similar, su realización fue sorprendentemente diferente tanto de los hablantes de
argentino como de los peninsulares. La consonante en cuestión para los cubanos era una
aproximación débilmente constreñida con más contacto en las regiones posteriores post-
alveolares y/o (pre) palatales (filas 3-5 y 6-8). Esto sugiere que una palabra límite en
ausencia de una pausa precedente no es un fortalecimiento contexto para los
hispanohablantes cubanos. Los mismos cubanohablantes, sin embargo, produjeron este
consonante como una africada (o parada palatal) después de una nasal y una declaración
inicial (Kochetov & Colantoni 2010), como se esperaría en el español peninsular. Aunque
los índices de articulación para el lugar y la manera que se informan aquí ya reflejan datos
normalizados (véase Recasens 2008: 336), es posible que algunas diferencias entre las
variedades en la realización de las consonantes coronales posteriores, tales como ll, y,
ch, /ñ/, se hayan visto afectadas por las diferencias fisiológicas entre los participantes de
estos grupos. Se sabe que los hablantes con paladar muy abovedado tienden a producir
menos contacto en el paladar duro que aquellos con más paladares planos (Recasens &
Espinosa 2006a; véase también Brunner, Fuchs & Perrier 2009). Siguiendo el
procedimiento descrito en Recasens & Espinosa (2006a: 307-308), medimos la altura
máxima de los paladares EPG de nuestros altavoces, que fue en promedio de 20 mm para
el Hablantes argentinos (por el hablante A1-A5: 20, 23, 19, 20, 18), 17 mm para los
hablantes cubanos (C1-C3: 19, 16, 17), y 23 mm para el altavoz peninsular. También
medimos la longitud de cada paladar (a lo largo de la línea media de la fila 1 a la fila 8).
Fue en promedio 38 mm para los hablantes argentinos (por el hablante A1-A5: 38, 41, 39,
37.5, 35), 39 mm para los hablantes cubanos (C1-C3: 39, 40, 38.5), y 37 mm para el
altavoz peninsular. Dadas las diferencias generales de altura, se esperaría algo menos de
contacto en el paladar duro para el grupo argentino y para el hablante peninsular,
comparado con el grupo cubano (correspondiente a las diferencias en Qp y Valores de
CCa). Algunas de estas expectativas parecen mantenerse, mientras que otras no. Por
ejemplo, observamos los mayores valores de Qp para el grupo cubano en comparación
con el argentino (véase la figura 2 d) supra y el cuadro A3 del apéndice), pero los valores
de CCa de la mayoría de Las consonantes son más bajas que las de las contrapartes
argentinas. Esto sugiere que las diferencias en la altura (o longitud) del paladar no es
probable que sea un factor importante en las diferencias observadas entre los grupos,
aunque pueden explicar algunas diferencias individuales en el grado de constricción.
4. DISCUSIÓN GENERAL
4.1 Inventarios coronales dentro de cada variedad
Como era de esperar, el español de Cuba y el de Argentina tienen el mismo número de
fonemas coronales. Como en otras variedades latinoamericanas, los contrastes entre
/s/-/θ/ y /¥/-/Ô/ se han fusionado, aunque con diferentes realizaciones fonéticas en cada
variedad. Los resultados también revelaron algunos
otras similitudes, así como considerables diferencias fonéticas entre las dos variedades en
la realización de otras consonantes coronales. En esta sección proporcionamos una
clasificación fonética preliminar de las consonantes coronales en cada variedad, basada
en nuestros resultados, y haciendo referencia a los datos obtenidos para nuestro control
del altavoz peninsular. Antes de hacerlo, es importante establecer los criterios de nuestra
clasificación. La clasificación del lugar se basó en el índice de Anterioridad de Contacto
(alveolar) (CAa) y los valores del índice de la posteridad de contacto (alveolar) (CPa)
promediados para cada grupo de hablantes (como se presenta en las figuras 2(a, b)
anteriores y las cuatro tablas del apéndice). Recordemos que estos índices se calcularon
sobre la base del grado de activación de los electrodos en las cinco primeras filas del
paladar artificial (véase la sección 2.4) y, por lo tanto, proporcionan información sobre el
grado relativo de frente, dorso y extensión de la constricción coronal de cada consonante.
Las consonantes caracterizadas por una CPa alta son posteriores en el sentido fonológico
tradicional (alveolo-palatal o palatal), mientras que las consonantes caracterizadas por
una CPa baja o intermedia son anteriores (dentialveolares, alveolares o postalveolares
frontales). Las coronas anteriores que tienen una CAa baja son apicales, mientras que las
que tienen una CAa alta o intermedia son laminares. Entre las coronas posteriores,
(laminal) Los alveolos palatales pueden diferir en el grado de frontalidad/ retroceso, lo
que corresponde a los más altos y valores intermedios de CAa. Se espera que los
paladares verdaderos muestren los valores CAa más bajos (dado el poco contacto
coronal). Esta clasificación de lugares se muestra en la Tabla 3. La clasificación de la
manera (estenosis) y la articulación secundaria (Cuadro 4) se basa en los valores
promediados del índice de centralidad de contacto (alveolar) y el cociente de activación
para la región palatal (Qp) (véanse también las figuras 2 c) y d) anteriores y los cuatro
cuadros del apéndice). El primero proporciona información sobre la anchura relativa del
canal central en la región alveolar, mientras que el segundo proporciona información
sobre la anchura relativa del canal central en la región alveolar. este último indica la
cantidad de contacto en las tres últimas filas del paladar artificial. Los valores de CCa son
altos para las consonantes con cierres completos (paradas, africadas, nasales, laterales), y
intermedio-bajo para consonantes con cierres incompletos o fricativos/aproximados
canales centrales. El Qp es alto o intermedio para las consonantes palatinas o
(alveolo-)palatales. Observe que las etiquetas "alta", "intermedia" y "baja" son relativas, y
se utilizan para la clasificación sólo para fines específicos.
4.1.1Español argentino