Está en la página 1de 5

Judas 1-3

"Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios


Padre y guardados en Jesucristo"

Ahora, hay varias palabras importantes que debemos considerar en este texto. La primera
que vamos a analizar es "guardados". Esta es la palabra que constituye la clave para este
breve libro, que nos va a presentar la apostasía, y que se presentó aquí como en ninguna
otra parte en las Escrituras, y vamos a apreciar el carácter destructivo que implica su
significado. Pero el apó stol Judas no estaba escribiendo para atemorizarnos, amigo oyente,
él nos dejó estos antecedentes para transmitirnos la seguridad necesaria para vivir en los
días de la apostasía. El escritor utilizó la palabra "guardar" cuatro veces y que les dio a
aquellos creyentes la seguridad de que estaban guardados en Jesucristo. Quiso decir que
Dios era quien los guardaba, quien los preservaba, quien los defendía y los había colocado
espiritualmente en un lugar seguro. Este pensamiento se expresa en el versículo 21, donde
dice:

"Conservaos en el amor de Dios"

Y después también en el versículo 24:

"Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída"

Esta idea tiene que ver con el poder protector de Dios para guardar a aquellos que son
suyos, a aquellos que le pertenecen. Desde cualquier punto de vista que lo consideremos,
estas palabras dan a los creyentes la seguridad que necesitan, aun en los oscuros días de la
apostasía. Y en todos los tiempos, la ú nica forma en que los creyentes pueden ser capaces
de vencer a su enemigo espiritual, es por medio de la sangre de Cristo, el Cordero de Dios.
No hay ningú n mérito o poder personal en nosotros para derrotar al maligno.

También dice en este primer versículo: "A los llamados". Así que no só lo somos
protegidos por el Señ or Jesucristo, sino que también hemos sido llamados. Ahora, esta
palabra "llamados", tal como es usada en la Biblia, no expresa solamente la idea de una
invitació n que ha sido enviada, aceptada, y convertida en una realidad por el Espíritu de
Dios. Aquí sería oportuno citar las siguientes palabras del apó stol Pablo, que se
encuentran en 1 Corintios 1:22-24: "22Los judíos piden señales y los griegos buscan
sabiduría, 23pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente
piedra de tropiezo, y para los no judíos locura. 24En cambio para los llamados, tanto judíos
como griegos, Cristo es poder y sabiduría de Dios". La invitació n ha sido enviada y cuando es
aceptada y creída, entonces el individuo se convierte en uno de los llamados. Esto fue
exactamente lo que el apó stol Judas quiso decir aquí, y esto fue lo que también nos explicó
claramente el apó stol Pablo.

"Misericordia, paz y amor os sean multiplicados."

Ahora bien, tenemos que reconocer la diferencia entre estas 3 palabras: misericordia, paz
y amor. Porque necesitamos ver la íntima relació n entre ellas.
El amor es un atributo de Dios, porque Dios es amor. É l es misericordioso, compasivo y
nos ha provisto la gracia. El amor de Dios abarca a toda la humanidad. Recordemos la frase
de Juan 3:16, "de tal manera amó Dios al mundo" Su Voluntad es que nadie perezca. O sea
que en la actualidad, el ama a todo ser humano que habita en esta tierra. Usted puede
evitar el experimentar en su propia vida el amor de Dios, pero no puede evitar que É l le
ame. Ahora, aunque Dios le ha amado, É l no le ha salvado a usted por amor, porque Dios
tiene otros atributos. É l es santo. Hablando en términos humanos, É l no puede aceptar un
soborno, por así decirlo, para que el criminal pueda eludir la acció n de la ley. Un juez que
actú e de esa manera, sería un juez corrupto. Si Dios actuara de esa forma con los seres
humanos, la gente diría que no es un buen juez o al menos, que no es mejor que los jueces
que actú an al margen de la ley. Nadie puede ser irreverente ni tener dudas ante esta
cuestió n, porque sabemos que Dios es un juez justo y como tal, mantiene Su santidad y Su
justicia.
Ahora bien, en cuanto a la misericordia el Dr. Trencha menciona: "La misericordia es este
sentido tierno que se pone en evidencia a sí mismo en ese esfuerzo divino que sólo la
perversidad continua del hombre puede estorbar, derrotar o remover enteramente. Porque de
tal manera amó Dos al mundo, con un amor compasivo, (y en ello vemos Su misericordia), que
le llevó a entregar a Su Hijo unigénito, (y aquí vemos la gracia) para que el mundo, a través de
Su hijo Jesucristo, pueda ser salvo. Pero, en el orden de la manifestación los propósitos de
salvación de Dios, la gracia debe ir antes de la misericordia. Es decir, que la gracia debe
presentarse antes, y preparar el camino para la misericordia de Dios. Es cierto que las mismas
personas, culpables y miserables, son las que reciben tanto la misericordia como la gracia; Sin
embargo, es necesario que la justicia de Dios mantenga su vigencia, ya que Su amor requiere
que la culpa sea removida, antes que la miseria pueda ser aliviada. En conclusión, diremos que
sólo los pecadores perdonados pueden ser bendecidos por la misericordia y compasión de
Dios".

Es decir, que Dios debe perdonar antes de poder curar los efectos del pecado. Las personas
deben ser justificadas antes de poder ser objeto del poder transformador de la santidad de
Dios. Por ello hemos dicho que en el orden de la manifestació n del propó sito de Dios en la
salvació n, la gracia de Dios debe preceder a la misericordia de Dios. O sea, que la gracia de
Dios debe actuar primero, preparando el camino para que el pecador perdonado reciba la
misericordia de Dios.

Y así, la paz de Dios es la experiencia que llega al corazó n de aquellos que han confiado en
Cristo. El apó stol Pablo dijo en su epístola a los Romanos, capítulo 5, versículo 1:
"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios, por medio de nuestro Señ or
Jesucristo". La paz de Dios consiste en saber que no es difícil llevarse bien con Dios. É l nos
ama y desea darnos esa paz, de manera que por la noche pueda reclinar su cabeza, y que
su mente disfrute de paz, apoyá ndose en las promesas de Dios. Bien dijo el apó stol Pablo
en el versículo 28 del capítulo 8 de su carta a los Romanos: "Y sabemos que a los que aman
a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son
llamados". Este versículo era como una almohada para el corazó n cansado. É sta es, pues,
una hermosa promesa.
Se cambia el tema para hablar de la apostasía

"Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común
salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos."

Judas escribió : "Amados", y esa expresió n tan cariñ osa quiere decir: a los hijos que Dios
ama, es decir amados hijos de Dios. Y continuó : "Por la gran solicitud que tenía de
escribiros acerca de nuestra comú n salvació n". La palabra "comú n" es una traducció n del
griego "coiné". El Nuevo Testamento no fue escrito en el griego clá sico pero sí en el griego
koiné, o griego comú n, popular, en términos que cualquiera podría entender, tanto la
gente sencilla como los muy preparados y cultos que formaban parte de la població n del
Imperio Romano en los días de los apó stoles. Cuando Judas dijo que intentó escribir sobre
la "comú n salvació n" se debe haber referido a algo que toda la gente del Imperio Romano
pudiera comprender.

Judas deseaba escribir sobre una faceta de la salvació n, que podría haber sido la
"redenció n", sobre "la persona de Jesucristo", o la "santificació n", o sobre muchos otros
temas relacionados, pero no lo hizo. El apó stol explicó : "Me ha sido necesario escribiros
exhortá ndoos que contendá is ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los
santos". El pensamiento que nos comunica esta afirmació n es que el Espíritu Santo desvió
a Judas de escribir sobre la Fe para que levantara una voz de alarma y preocupació n por la
apostasía que se había introducido en las iglesias.

La apostasía consiste en un alejamiento de la fe, es decir, de la doctrina de los apó stoles.


En los tiempos del apó stol Judas, la dimensió n de la apostasía podía compararse al tamañ o
de una pequeñ a nube del tamañ o de una mano humana. Pero en la actualidad, es como una
tormenta que tiene la fuerza de un huracá n que se extiende por todas partes. Al leer lo que
escribió Judas sobre la apostasía que estaba apareciendo en aquellos tiempos, podemos
ver que muchas de las cosas que el apó stol escribió ya son visibles en el mundo de nuestro
tiempo. Así que la apostasía no es algo que estemos esperando, sino que es una corriente
que ya forma parte de la realidad.

Judas escribió que era "necesario", que tenía una necesidad compulsiva, que le presionaba
para comunicar a sus lectores lo que a continuació n veremos con má s detenimiento.
Continú a la frase "que contendá is ardientemente", significa que debemos contender pero
sin ser contenciosos. O como lo expresó el apó stol Pablo, en su Segunda Epístola a
Timoteo, capítulo 2, versículos 24 al 26, donde dice: "24porque el siervo del Señor no debe
ser amigo de contiendas, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido. 25Debe
corregir con mansedumbre a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se
arrepientan para conocer la verdad 26y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a
voluntad de él". Así es que, ese es el pensamiento que el Espíritu Santo llevó a la mente de
Judas. La palabra "contender" como la usó Judas implica una idea de "agonía". Esta palabra
proviene del griego "epagonízestai", que en el idioma castellano se traduce por la palabra
"agonía". Judas, en vez de escribir sobre alguna gran doctrina, se sintió presionado,
impulsado, a animar a los lectores a contender o defender las grandes doctrinas del
Cristianismo. En el libro de los Hechos de los Apó stoles se presentan en el capítulo 2,
versículo 42, las prá cticas de la primera iglesia, y como primera característica se mencionó
que "continuaban en la doctrina de los Apóstoles". Como esta observació n es mencionada
en primer lugar creemos que podemos afirmar que, una congregació n no es una iglesia, si
no sigue ésta prá ctica.

En su epístola a los Efesios, capítulo 4, versículo 15, escribió el apó stol Pablo, que se debe
hablar la verdad en amor. Es decir, que si usted va a hablar de la verdad, lo debe hacer con
amor. Y si usted no presenta la Verdad de Dios en amor, entonces se podría poner en duda
que lo que usted está presentando es realmente "La Verdad". Debemos estar siempre
listos para ofrecer una respuesta a quienes nos plantean preguntas sobre la Fe; no nos
debe enfadar ni alterar nuestro genio si alguna persona difiere en sus creencias y piensa
de otra manera, diferente a la nuestra.

El Dr. Wuest, profesor de Biblia, ha escrito uno de los mejores libros sobre la epístola de
Judas en el cual nos ofrece una traducció n literal de este versículo 3. Escribió :
"Divinamente amados, cuando sentía una gran diligencia por escribiros acerca de la
salvació n que todos nosotros gozamos en comú n, me vi obligado a escribiros
exhortá ndoos que contendá is con ardor y determinació n por la fe que ha sido confiada al
cuidado de los santos".

El apó stol Judas, a continuació n, presentó la razó n por la cual debían defender sabia y
valientemente a la Fe. Una de las maneras en que podemos batallar por la fe es
esparciendo la semilla, es decir, predicando la Palabra de Dios. Pero algo peligroso estaba
ocurriendo a la iglesia de los primeros tiempos y Judas hizo sonar la alarma.
PREGUNTA

¿Cuál es la razón por la cual debían defender sabia y valientemente a la Fe?

Una de las maneras en que podemos batallar por la fe es esparciendo la semilla, es decir,
predicando la Palabra de Dios pues algo peligroso (apostasía) estaba ocurriendo a la iglesia de
los primeros tiempos y Judas hizo sonar la alarma.

También podría gustarte