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CLUB DE POESÍA Tanto en Sine como en el Sena, y en mis venas Aceite que ningún soplo perturba, aceite

BIBLIOTECA LUIS ÁNGEL ARANGO frágiles, mi sangre irreductible quieto en los flancos del atleta, en los flancos
Tallerista: Alejandro Cortés González Protege mis sueños como lo habéis hecho con del príncipe de Malí
alejandroelnotario@gmail.com vuestros hijos los emigrantes de piernas Gacela unida a las estrellas, las perlas son
delgadas. estrellas sobre la noche de tu piel
CANTOS DE SOMBRA (1945) ¡Oh, muertos! Defended los techos de París en Delicias de los ojos del espíritu, los reflejos
Léopold Sédar Senghor (1906-2001) la bruma dominical del oro
Los techos que protegen mis muertos. encarnado sobre tu piel que reverbera
Desde mi torre peligrosamente segura, A la sombra de tu cabellera, se ilumina mi
desciendo a la calle angustia
“IN MEMORIAM” Con mis hermanos de ojos azules, en los soles próximos de tus ojos.
De manos duras. Mujer desnuda, mujer negra
Es domingo. Yo canto tu belleza que pasa, forma que fijo
Temo la multitud de mis semejantes con rostro en la Eternidad,
de piedra. Antes que el destino celoso te reduzca a
Desde mi torre de vidrio, habitado por las MUJER NEGRA cenizas,
migrañas, los Ancestros impacientes, para nutrir las raíces de la vida..
Contemplo los techos y las colinas entre la ¡Mujer desnuda, mujer negra,
bruma Vestida del color que es tu vida, de tu forma
En paz — las chimeneas están desnudas y son que es belleza!
esbeltas, Crecí bajo tu sombra; la dulzura de tus manos NIEVE SOBRE PARÍS
A sus pies duermen mis muertos, todos mis vendó mis ojos
sueños hechos polvo, Y he aquí que en el corazón del verano y del Señor, visitaste París el día de tu nacimiento
Todos mis sueños, la sangre gratuita mediodía, te descubro Porque se había hecho mezquino y malvado
derramada por las calles que se mezcla con la Tierra prometida, desde lo alto de un cuello Lo purificaste con el frío incorruptible
sangre de las carnicerías. calcinado De la muerte blanca.
Y ahora, desde este observatorio de los Y tu belleza me fulmina en pleno corazón, Esta mañana, hasta las chimeneas de las
suburbios como el alumbramiento de un águila. fábricas que cantan al unísono
Contemplo mis sueños distraídos por las Mujer desnuda, mujer oscura Enarbolan sábanas blancas
calles, Fruto maduro de carne firme, extasiadas —“¡Paz a los Hombres de buena voluntad!”
dormidos al pie de las colinas sombras del vino negro, boca que hace lírica Señor, ofreciste la nieve de tu Paz
Como los guías de mi raza sobre las orillas de mi boca al mundo divido, a la Europa divida
Gambia Sabanas de horizontes puros, sabanas que se A la España desgarrada
y del Saloum estremecen Y el rebelde judío y católico disparó sus mil
Del Sena ahora, al pie de las colinas. a las caricias fervientes del viento del Este cuatro cientos cañones contra las montañas de
¡Déjame pensar en mis muertos! Tam-tam esculpido, tam-tam tendido que ruge tu Paz.
Fue ayer la fiesta de todos los Santos, el bajo los dedos del vencedor. Señor, acepté tu albo frío que quema más que
aniversario solemne del Sol Tu voz grave de contralto es el canto espiritual la sal.
Y nada los recordaba en el cementerio. del Alma. Heme con el corazón fundido como nieve bajo
Oh, muertos, que siempre rehusasteis morir, Mujer desnuda, mujer oscura el sol.
que supisteis resistir a la Muerte
Olvido ORACIÓN DE LAS MÁSCARAS Nos lo dicen los hombres de la muerte.
Las manos blancas que disparan los fusiles, Nosotros somos los hombres de la danza,
que derrumban los imperios ¡Máscaras! ¡Oh, Máscaras! cuyos pies
Las manos que flagelaron a los esclavos, que Máscara negra, máscara roja, ustedes máscaras recobran su vigor golpeando la dureza del
te flagelaron blanco y negro suelo.
Las manos blancas empolvadas que te Máscara de los cuatro puntos de donde sopla
abofetearon, el Espíritu
las manos pintadas y manchadas de pólvora ¡Os saludo desde el silencio!
que me han abofeteado Y no eres tú el último, Ancestro con cabeza de EL TÓTEM
Las manos seguras que me han condenado a la León.
soledad, Máscaras que cuidan este sitio donde está Me hace falta ocultar en lo más íntimo de mis
al odio prescrita toda risa de mujer, toda sonrisa que venas
Las manos blancas que derriban el bosque de se marchita, Al Ancestro de la piel de tormenta surcado de
palmeras que poblaban el África, el centro del Destilan este aire de eternidad donde respiro el relámpago y de rayos
África aire de mis padres Mi animal guardián, tengo que ocultarlo
Erectos y recios, los Saras bellos como los Máscaras de rostros sin máscara, despojadas Para que no rompa la cerca de los escándalos.
primeros hombres que salieron de tus manos de todo hoyuelo y de toda arruga Él es mi sangre fiel que exige fidelidad
morenas. Que han dibujado este retrato, este rostro mío Protegiendo mi desnudo orgullo contra
Ellas derribaron la selva negra para hacer los inclinado sobre el altar de papel blanco mí mismo y la soberbia de las razas dichosas...
durmientes de los ferrocarriles Según su imagen, ¡escúchenme!
Ellas derribaron los bosques del África para El África de los imperios muere— es la agonía
salvar la civilización porque hacía falta de una princesa andrajosa
materia prima humana. Y también de Europa a la que estamos ligados CANTO DE SOMBRA
Señor, yo no dominaré mi odio, lo sé, por el ombligo
a causa de los diplomáticos que enseñan sus Fijen sus ojos inmutables sobre sus hijos que El águila blanca de los mares, el águila del
largos caninos exigen Templo me raptó más allá del continente.
Y que mañana comerciarán con carne negra. Que dan su vida como el pobre su último Me despierto, me interrogo, como el niño en
Mi corazón, señor, se funde como la nieve vestido. los brazos de Kouss que tu llamas Pan.
sobre los techos de París Respondamos presentes al renacimiento del Es el grito salvaje del sol levante que hace
Al sol de tu dulzura. Mundo estremecerla tierra
Que es suave para mis enemigos, y mis Como la levadura que es necesaria para la Tu cabeza desnuda, nobleza de la piedra, tu
hermanos de manos blancas sin nieve harina blanca. cabeza debajo de los montes, el León debajo de
Pues sus manos son de rocío, en la noche, ¿Quiénes aprenderán el ritmo del mundo los animales del establo
sobre mis mejillas ardientes. difunto de máquinas y cañones? Cabeza de pie, que me horada con sus ojos
¿Quién lanzará el grito de alegría para agudos.
despertar a muertos y huérfanos en la aurora? Y renazco de la tierra que fue mi madre.
Digan, ¿quién devolverá la memoria de vida al
hombre con esperanzas desentrañadas? He aquí el Templo y el Espacio, entre nosotros
Nos lo dicen los hombres del algodón, del precipicio y altitud
café, del aceite.
Como tu orgullo que se yergue, porta-nieve, Las estrellas deshojan las flores de algodón de Que se recoge sin saber para qué fosa común
antaño de calor humano sus cápsulas reventadas. No reconocí ya ese Luxemburgo, a esos
—En él desaparezco, labrador recostado en la El Señor de la maleza eres tú que has hecho soldados que montan guardia.
embriaguez de la cosecha madura. callar la rebelión de los sonidos sordos. Se instalan los cañones para proteger la
Me escabullo a lo largo de tus paredes, rostro ¡Mirad! la niebla dulcemente se escurre en retirada rumiante de los Senadores
escarpado. claras gotitas de leche fresca.” Se cavan las trincheras bajo el banco donde
El mejor montañista está perdido. Ve la sangre Escucha mi voz singular que te canta en la tomo la dulzura que surge de los labios.
de mis manos y mis rodillas sombra Este letrero ¡ah! sí, ¡peligrosa juventud!...
Como una libación de sangre de mi orgullo Este canto constelado del estallido de los Veo caer las hojas en los refugios, en las fosas,
antagonista, cometas cantores en las trincheras por donde serpentea la sangre
diosa con rostro de máscara. Yo te canto este canto de sombra con voz de una generación
nueva La Europa que entierra la levadura de las
¿Habré de desatar las tempestades de todas las Con la voz vieja de la juventud de los mundos. naciones y la esperanza de las nuevas razas.
cavernas mágicas del desierto?
¿Juntar las arenas de las cuatro esquinas del
cielo vacío,
con un fervor inmenso de saltamontes? LUXEMBURGO, 1939 MUJERES DE FRANCIA
¿Y después en un silencio inmemorial, el
trabajo del frío apocalíptico? Esa mañana de Luxemburgo, ese otoño de A la señorita Jacqueline Cahour
Se deslizan ya tus palabras confusas de mujer, Luxemburgo,
como lamentos de una dichosa miseria, no se como pasaba y repasaba mi juventud Mujeres de Francia, y vosotras hijas de
sabe; Sin vagabundos, sin aguas, sin barcos sobre Francia
Y las piedras, brusca y débil caída, van a las aguas, ¡Dejad que os cante! Que sean para vosotras
tomar el estrépito de las cataratas. sin niños, sin flores. las notas claras del sorong.
Toda victoria dura el instante del batir de una ¡Ah! las flores de septiembre y los gritos Aceptadlas aunque sea bárbaro el ritmo,
pestaña que proclama el irreparable curtidos de los niños que desafiaban el disonante los acordes
duplicamiento. invierno próximo. Como la leche y el pan moreno del campesino,
Tú fuiste africana en mi memoria antigua, Sólo dos viejos “chiquillos” que ensayan a puros en sus manos torpes y callosas.
como yo, jugar al tenis. ¡Oh, vosotras, bellos árboles erectos de pie
como las nieves de los Atlas. Esa mañana de otoño sin niños — ¡cerrado bajo los cañones y las bombas!
Manes o manes de mis Padres, teatro de los niños! Sólo brazos de los días de postración, de los
Contemplad su frente cubierta y el candor de Ese Luxemburgo donde no encuentro más mi días de desesperado pánico,
su boca adornada de palomas sin mácula, juventud, Vosotras, orgullosas torres y orgullosos
Comparad su belleza y la de sus hijas. los años frescos como el césped. campanarios bajo la arrogancia del sol de
Sus párpados como el crepúsculo veloz y sus Vencidos mis sueños, desesperadamente, mis junio;
ojos vastos que se llenan de noche. camaradas Vosotras, claro eco al grito del Galo de la
Sí, es Clara, la abuela negra, de los ojos ¿es posible? Galia.
violetas bajo sus párpados de noche. Helos aquí que caen como las hojas sobre las Vuestras cartas han mecido las noches de
“Mi amada, bajo la sombra de los taparrabos hojas, decrepitud herida de muerte, pisoteada, prisionero
azules toda sangrante de sangre con palabas diáfanas y sedosas como alas,
De palabras dulces como un seno de mujer, Mi sangre, a mi pesar cómplice, murmura en ¿Es aún el África esta costa móvil, este orden
cantarinas mis venas de batalla, esta línea larga y recta, esta línea de
como un ruiseñor de abril. Eres tú, amiga mía — ¡Oh! escucha la acero y de fuego?...
Pequeñas burguesas y campesinas, por ellos respiración ya cálida en el abril de otro Mas escucha al huracán de las águilas-
solos no fuisteis avaras. continente. fortalezas, los escuadrones aéreos tirando a las
Por ellos os atrevisteis a desafiar la afrenta de ¡Oh! escucha cómo se deslizan escarchadas de artillerías
la Hiena, azul las alas de las golondrinas migratorias. Y fulminando a las capitales en un instante de
la afrenta más mortal que las balas. Escucha el aleteo blanco y negro de las relámpago.
Y sus frentes duras por vosotras solas se cigüeñas en el extremo de sus velos Y las pesadas locomotoras saltando por debajo
abrieron, y sus palabras simples por vosotras desplegados. de las catedrales.
solas Escucha el mensaje de la primavera de otra Y las soberbias ciudades arden, en llamas más
Eran claras como sus negros ojos y la época, amarillas que la hierba de la maleza en época
transparencia del agua. de otro continente. de estío.
Solas entendéis este latido del corazón Escucha el mensaje del África lejana y el Y he aquí que las altas torres, orgullo de los
semejante a un tam-tam lejano. canto de tu sangre hombres,
Y hay que apoyar su oreja a la tierra y Escucho la sabia de abril en tus venas cantar. caen como los gigantes de los bosques con un
descender de su caballo. ruido de demolición.
Por ello fuisteis madres, por ellos fuisteis Y he aquí que los edificios de cemento y acero
hermanas. II se funden como se derrite la cera a los pies de
Llamas de Francia y flores de Francia, Dios.
¡benditas seáis! Tú me has dicho: Y la sangre de mis hermanos blancos hierve
—Escucha amigo mío, lejano y sordo, el por las calles, más roja que el Nilo — ¿abajo
gruñido precoz del ciclón como un fuego qué cólera de Dios?
rodante de maleza. Y la sangre de mis hermanos negros, los
CANTO DE PRIMAVERA Y mi sangre grita de angustia en el abandono Tirailleur senegaleses, de la que cada gota
de mi cabeza demasiado pesada y entregada a derramada es una punta de fuego en mi flanco.
Para una muchacha negra de talón rosa las corrientes eléctricas. ¡Primavera trágica! ¡Primavera de sangre! ¿Es
¡Oh, allá la tormenta súbita, es el incendio de este tu mensaje, África?...
las costas blancas de la blanca paz del África ¡Oh! amigo mío — ¡Oh! ¿cómo escucharé tu
I mía. voz?
Y en la noche donde truenan los grandes Como ver tu rostro negro tan dulce a mi
¡Cantos de aves se elevan diáfanos en el cielo desgarrones de metal. mejilla morena a mi alegría morena.
primitivo, Escucha más cerca de nosotros, sobre ¿Cuándo tendré que taparme ojos y oídos?
El aroma verde de la hierba asciende, Abril! trescientos kilómetros, los aullidos de los
Escucho el aliento de la aurora conmovida, las chacales sin luna y los maullidos felinos de las
nubes blancas de mis cortinas. balas. III
Escucho el canto del sol sobre mis postigos Escucha el rugido breve de los cañones y los
melodiosos. barritos de los paquidermos de cien toneladas. Yo te he dicho:
Siento como un aliento el recuerdo de Naët —Escucha el silencio bajo las cóleras
sobre mi nuca desnuda amotinándose. llameantes de la tormenta.
La voz del África rasgando el suelo bajo la Y ningún libro donde leer la sabiduría. La
rabia de los cañones de largo alcance A NUEVA YORK paleta del pintor florece de los cristales del
La voz de tu corazón, de tu sangre, escúchala coral.
bajo el delirio que encabezan tus gritos. Para una orquesta de jazz: solo de trompeta ¡Noche de insomnio, oh, noche de Manhattan!
¿Tiene acaso la culpa si Dios le ha pedido las Tan agitadas por fuegos fatuos, mientras que
primicias de sus cosechas, los claxon aúllan las horas vacías.
Las más bellas espigas y los más bellos I Y las aguas oscuras acarrean amores
cuerpos, higiénicos, cual ríos crecidos con cadáveres de
elegidos pacientemente entre mil pueblos? ¡Nueva York! Desde el principio me turbó tu niños.
¿Tiene acaso la culpa si Dios hace de sus hijos belleza,
las varas que castigarán la soberbia de las esa muchacha de ojos grandes y de largas
naciones? piernas. II
Escucha su voz azul en el aire limpio de odio, Muy tímido al principio ante tus ojos de metal
mira al sacrificador verter las libaciones al pie azul, ¡He aquí el tiempo de los signos y de las
del túmulo. tu sonrisa de escarcha. cuentas,
Ella proclama la gran emoción que hace Muy tímido. Y la angustia al fondo de tus Nueva York! He aquí el tiempo del maná y del
temblar los cuerpos con el aliento cálido de calles con rascacielos levantando los ojos de hisopo.
abril. lechuza entre el eclipse del sol. No resta sino escuchar los trombones de Dios,
Ella proclama la espera amorosa de la Sulforosa tu luz y los toneles lívidos, en los el latir de tu corazón al ritmo de la sangre, tu
renovación en la fiebre de esta primavera. que las cabezas fulminaban el cielo. sangre.
La vida que hace dar vagidos a dos niños Los rascacielos que desafían los ciclones sobre He visto Harlem zumbante de ruidos de
recién nacidos al borde de una tumba hueca. sus músculos de acero y su piel de piedra colores solemnes y olores resplandecientes.
Ella dice: tu beso es más fuerte que el odio y patinada. —Es la hora del té en la casa del repartidor de
la muerte. Más quince días sobre las aceras baldías de productos farmacéuticos.
Veo en el fondo de tus ojos turbados la luz Manhattan al fin de la tercera semana es He visto los preparativos de la fiesta de la
ostentosa del verano. cuando te agarra la fiebre en un salto de Noche cuando declina el día. Yo proclamo la
Respiro entre tus colinas la embriaguez dulce jaguar. Noche más verídica que el día.
de las cosechas. Quince días sin un pozo ni pasto, todos los Es la hora pura en las calles, Dios hace
¡Ah, este rocío de luz en las aletas pájaros del aire germinar la vida anterior a la memoria.
estremecidas de tu nariz! Cayendo de repente muertos bajo las altas Todos los elementos anfibios radiantes como
Y tu boca es como una yema que se hincha al cenizas de las terrazas. soles.
sol, Ni una risa de niño en flor, su mano en mi ¡Harlem, Harlem! ¡He aquí lo que vi Harlem,
Y como una rosa color del vino añejo que se mano fresca. Harlem!
dilata al canto de tus labios. Ni un seno maternal, las piernas de naylon. Una brisa verde de trigo que brota entre los
Escucha el mensaje, amiga sombría de talón Las piernas y los senos sin sudor ni olor. adoquines labrados por los pies desnudos de
rosa. Ni una palabra tierna en la ausencia de los los danzantes Dams sumergiéndose
Escucho tu corazón de ámbar que germina en labios, sólo corazones pagados con moneda En ondas de seda y senos de hierro en lanza,
el silencio y la primavera. fuerte ballets de nenúfares y de máscaras fabulosas
A los pies de los caballos de la policía, los
París, abril de 1944 mangos del amor ruedan de las casas bajas.
Y he visto a lo largo de las aceras, los arroyos ESTOY SOLO LÉOPOLD SÉDAR SENGHOR
de ron blanco, los arroyos de leche negra entre
la neblina azul de los cigarros. Estoy solo en la llanura Nació el 9 de octubre de 1906 en Joal y murió
He visto el cielo nevar al atardecer flores de Y en la noche en Verson el 20 de diciembre de 2001. Poeta,
algodón Con los árboles entumidos de frío ensayista y político -presidente de Senegal
y alas de serafines y penachos de brujos. Los codos contra el cuerpo, se estrechan unos entre 1960 y 1980-, Léopold Sédar Senghor es
¡Escucha, Nueva York! Oh, escucha tu voz de a otros. considerado uno de los más importantes
macho de cobre, tu voz vibrante de oboe, la Estoy solo en la llanura intelectuales del siglo XX. Fue el primer
angustia reprimida de tus lágrimas caer como Y en la noche africano en ocupar un asiento en la Academia
coágulos de sangre. Con los gestos de desesperación patética de Francesa y fundó el partido político
Escucha a lo lejos el latir tu corazón nocturno, los árboles Senegalese Democratic Bloc ('Bloque
ritmo Cuyas hojas han abandonado las islas de su Democrático Senegalés'). Graduado en
y sangre del tam-tam, tam-tam, sangre y tam- elección. Gramática Francesa por la Universidad de
tam. Estoy solo en la llanura París, fue el primer profesor de raza negra que
Y en la noche. impartió clases de lengua francesa en Francia,
Soy la soledad de los postes telegráficos en las universidades de Tours y París durante
III A lo largo de los caminos 1935 y 1945. En esta época entra en contacto
Desiertos. con los intelectuales de la diáspora africana
¡Nueva York! Digo Nueva York, deja fluir la (Aimé Césaire, Léon-Gontran Damas), junto a
sangre negra en tu sangre quienes concibe el concepto de Negritud, cuyo
Que limpie de moho tus articulaciones de fin es reivindicar la identidad negra frente a la
acero, como un aceite de vida. cultura francesa dominante y opresora. A este
Que dé a tus puentes la curva de las grupas y concepto dedicó gran parte de su brillante obra
la flexibilidad de las lianas. como poeta: Chants d'ombre ('Cantos de
He aquí que regresan los tiempos más sombra'), de 1945; Éthiopiques ('Etiópicas'),
antiguos, la unidad reencontrada, la de 1956; Nocturnes ('Nocturnos'), de 1961;
reconciliación del León de Tauro y del Árbol y Élégies majeures ('Elegías mayores'), de
La idea unida al acto, la oreja al corazón, el 1979.
signo al sentido. Cuando Senegal obtiene la independencia en
He aquí tus ríos bullentes de caimanes 1960, es elegido unánimemente presidente.
perfumados y manatíes con ojos alucinados. Defendiendo un moderado "socialismo
Y no habrá necesidad de inventar las Sirenas. africano", libre de ateísmo y excesivo
Pero basta abrir los ojos al arcoíris de abril materialismo, se convierte en un portavoz
Y las orejas, sobre todo las orejas a Dios que respetado internacionalmente para África y el
con una risa de saxofón creó el cielo y la tierra Tercer Mundo. Apoyó la creación de la
en seis días. Francofonía y fue vicepresidente del Alto
Y al séptimo día durmió el gran sueño negro. Consejo de la Francofonía. Fue elegido para la
Academia francesa el 2 de junio de 1983.

* Biografía tomada de casafrica.es

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