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Los primeros Sikorsky S-55 llegaron a Argentina a fines de 1953 con el objetivo de ser
utilizados en las tareas de abastecimiento y relevamiento de material y personal de las
bases antárticas argentinas.
La maqueta.
Luego le
fabriqué un
nuevo panel de instrumentos y le agregué
algunos detalles de cableado al eje del
rotor principal. Este paso es importante ya
que, recordemos, fueron eliminados los
paneles que lo cubrían, de modo deberían
verse los cables y sistemas. Así lo
muestran las fotos de ejemplares
conservados en museos de Estados Unidos.
Cuando quise poner la calca de la bandera, en la parte posterior del fuselaje, encontré
que la forma curva de éste impedía su adherencia. Después de muchas pruebas sin
resultado, decidí aerografiarla directamente
sobre el fuselaje. Algo similar sucedió con
la flecha amarilla del rotor de cola; las
estrías que presenta esta parte del fuselaje
hacía imposible que las calcas se pegaran,
de modo que opté por pintarlas a mano.
Todas las calcas utilizadas son Phoenix,
incluidas las tiras negras usadas en las
transparencias, las cuales son viejas calcas
descatalogadas fabricadas en 1989 que
venían en distintos anchos.
Para ahorrar espacio en las vitrinas (y porque me gusta el efecto, por qué no!) decidí
representar la maqueta con las aspas del rotor principal en posición de hangaraje. Para
ello debí fabricar los soportes de las palas con alto impacto, a los que luego pinté de
rojo intenso.
Las primeras versiones del S-55 arribaron al país pintadas en color aluminio. A
medida que se iban incorporando a las tareas antárticas, se ensayaron diferentes
esquemas de alta visibilidad.
Uno de estos esquemas iniciales consistía en la aplicación de rojo intenso en la parte
superior de todo el fuselaje. Mi S-55 fue pintado entonces con aluminio Humbrol nº
27002 (aluminio apagado). El rojo vivo es simplemente rojo Krylon, pintura en aerosol
de secado rápido que dosifico en frascos pequeños a medida que necesito usar.
Las fotos de la época muestran a estas máquinas con signos de desgaste de uso intenso,
lo cual se entiende
además por la
rigurosidad climática
bajo la cual debían
operar. Al clima
antártico se le suma el
efecto de largos meses
de contacto con agua
salada, por lo que
debían ser lavados
frecuentemente con
agua dulce incluso
estando en Antártida.
Por ello decidí simular
este desgaste con Betún
líquido marca Monitor,
el cual lo apliqué muy
diluido con Aguarrás
Vegetal Monitor,
ambos productos de
excelente calidad.
Detalles finales.
Los últimos pasos requirieron una buena revisión de fotografías de la época ya que las
mismas versiones del S-55 variaban mucho en las configuraciones. De acuerdo a ello, el
HG-1, mi versión, llevaba una variedad de antenas y algunos esténciles. Las líneas rojas
sobre el fuselaje, que indican dónde pisar, también son tiras de calcas Phoenix de 1989.