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Olga Bocarejo y Carlos Hernández eran campesinos sin tierra que vivían
en la finca abandonada de una pequeña propietaria del pueblo boyacense de
Zetaquira. La relación de producción podría llamarse premoderna pues, a cambio
del uso del espacio, la familia pagaba con trabajo en la construcción de la finca.
Carlos y Olga construyeron una casa, criaron cabras, cuyes, conejos, gallinas y
cultivaron café y plátano, es decir, transformaron un terreno vacío en una finca
habitable y productiva. Al no existir una relación salarial dependían del espacio en
una suerte de servidumbre contemporánea. Esto se hizo patente cuando la
hacendada local le exigió a la familia abandonar la finca. La solución más
inmediata para Olga fue la de muchas mujeres rurales: migrar a la ciudad a buscar
trabajo en casas de familia. Así pues, en el 2014 Olga trabajó como empleada
doméstica interna en una casa en el barrio de Bogotá, Bulevar Niza. El trabajo le
resultó difícil de tolerar no sólo por el costo emocional de la migración del campo a
la ciudad o por las difíciles condiciones de trabajo, sino también porque Olga se
negó a aceptar de manera pasiva tal destino para ella como mujer campesina, en
sus palabras “si todos hacemos esto todo el mundo se va a ir del campo”.
El primer obstáculo fue legal pues la normatividad exige que los residuos
orgánicos sean procesados fuera del casco urbano. Autoridades de la alcaldía
realizan una visita a Bancalimentos en la que se muestra la intención de la
municipalidad de cerrar el establecimiento. Bancalimentos considera que hay lugar
para una defensa jurídica por lo que, gracias a una donación, contrata un abogado
ambiental y logra permanecer abierto por un tiempo. En el mismo sentido,
organiza una reunión abierta con la alcaldía con el fin de explicar el proyecto y
lograr una concertación, sin embargo, solo se logró comprobar la determinación
férrea de los funcionarios de la alcaldía de cerrar Bancalimentos. Al cabo de unos
días Bancalimentos recibe una multa de doce millones de pesos.
CONCLUSIONES
*El consumo responsable y los buenos hábitos en el manejo de los residuos
reduce significativamente la llegada de residuos al relleno sanitario de Doña
Juana, además tener la práctica e la separación en la fuente desde nuestros
hogares, oficinas, empresas y sitios donde desarrollamos nuestras actividades
cotidianas.
*Es importante conocer las empresas que hay detrás de cada producto o servicio
para ver su implicación en el respeto al medio ambiente o los derechos humanos.
-Educarnos y educar en el consumo ético, responsable y solidario.
- Decidirnos por un tipo de consumo: consumo justo, el que establece una relación
comercial y justa entre los productores y consumidores.
*Como se ve, apuntan a una implicación social para modificar aquellos hábitos que
no respeten la sostenibilidad. Como el impacto ambiental, calcular huella ecológica
para saber en qué situación estamos y qué debemos mejorar, cambiar o anular.
*Es más barato reciclar que llevar los residuos al relleno sanitario para
enterramiento con estos recursos que se ahorra el distrito pueden invertirlos en
proyectos de recuperación ambiental, además a los usuarios se les da un alivio
económico en el pago del servicio público de aseo
ELEMENTOS:
Tiempo: preparación 30 horas
Equipo de trabajo: 2 estudiantes Luis Fernando Villalobos, Yulianis Murillo soto y
una invitada técnica Luisa Fernanda Tovar
Material público: Fuentes: : https://concepto.de/las-tres-r/#ixzz6Xs0HzIvS,
https://concepto.de/impacto-ambiental/#ixzz6Xs55zzNy,
https://definicion.de/impacto-social/, https://definicion.de/impacto-economico,
https://www.caracteristicas.co/huella-ecologica, https://paraquesirven.es/huella-
ecologica/, https://www.bancaalimentos.co/