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De la emoción a la razón a través del Grupoanálisis


From the emotion to the reason across the Groupanalysis

José Miguel Ribé Buitrón.


Psiquiatra psicoterapeuta.
Centro de Salud Mental de Adultos de Sant Andreu.
Fundació Vidal i Barraquer, Barcelona.

“Entro en mí, me caigo en mis oscuros adentros,


y al querer aferrar la verdad de mi yo,
la raíz de mi nombre y mi rostro,
sólo me quedan entre las manos palabras secas,
no mías, sino de cualquiera;
y al querer entenderme, acusándome y absolviéndome,
me pongo delante una máscara de mí mismo
hecha de palabras que casi me convencen,
pero que no sé si son yo.”

José María Valverde, poeta español

Resumen: De la mano del grupoanálisis, instrumento terapéutico y de investigación


muy válido para el estudio de las relaciones interpersonales y del mundo emocional, se
expone a continuación un intento de formulación y revisión teórica de algunas dificulta-
des de los miembros de un grupo. Tomando como ejemplo al gremio de profesionales
en salud mental el autor se centra en la dificultad que tienen algunos de éstos a la hora
de conectar con su parte emocional y grupal. Se exploran principalmente las dificulta-
des de poder pasar, de terapeuta a ser persona en un grupo, y las interferencias comu-
nicacionales con su parte emocional debidas al uso de lenguajes artificiosos y raciona-
lizadores contenidos por conocimientos teóricos no elaborados propios de la profesión.
Finalmente, se reflexiona acerca de la necesidad de un clima emocional suficientemen-
te bueno para que el grupo sea un auténtico espacio vivencial cómo curativo y el dañi-
no requerimiento de la teoría para entender las cosas que nos suceden. Para ello, el
autor del texto especula a partir de su propia experiencia grupoanalítica y se apoya en
varios autores relevantes de la psicoterapia grupoanalítica, así como variantes cercanas
a ésta.
Palabras clave: grupoanálisis, racionalización, clima emocional, lenguaje, psicoterapia.

Abstract: Of the hand of the groupanalysis, therapeutic instrument nd of research very


valid for the study of the interpersonal relations and from the emotional world, there is
next exposed an attempt of formulation and theorical review of some difficulties in the
members of a group. Taking as example to the proffesionals´union in mental health the

Norte de salud mental, 2010, vol. VIII, nº 38: 11-25. 11


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author centres on the difficulty that there have some of these at the moment of connec-
ting with their own emotions as from the group.There are explored principally the diffi-
culties of being able to change of being therapist to be a member in a group, and the
comunication interferences with his emotional part owed to the use of artful languages
and high-minded theorical knowledges not elaborated but proper to the profession.
Finally, it is thought about the need of an emotional enough good climate in order that
the group is an authentic existential space as curative and the harmful requirement of
the theory to understand the things that happen to us. For it, the author of the text spe-
culates from his own groupanalytic experience, relies on several relevant authors of the
groupanalytic psychotherapy, as well as variants near to this one.
Key Words: groupanalysis, rationalization, emotional climate, language, psychotherapy.

I. Introducción tas, que se han incluido ya en el nuevo paradig-


ma psicoanalítico del modelo relacional o inter-
Escribir acerca de las emociones no resulta tarea
subjetivo (2) se empieza a escuchar con más fir-
fácil. A menudo sentimos que son pero no sabe-
meza y en círculos psicoanalíticos la necesaria
mos que son. Además, con frecuencia y creo por
implicación y proximidad emocional del terapeu-
fortuna, no encontramos palabras ni lenguaje
ta en la terapia y que las sugerencias interpreta-
exactos para describirlas.
tivas, instrumento propio del psicoanálisis, pro-
No son muchos los autores que procedan del vengan en mayor medida de las vivencias inter-
mundo psicoanalítico y de la psique en general subjetivas más que de hipótesis teóricas.
que hayan tratado de “escribir” acerca de las
Viendo que grandes pensadores y autores han
emociones. El propio Freud se mostraba incómo-
presentado a lo largo de la historia dificultades
do en estos lares. El vienés las describía como
para definir “de qué” se tratan las emociones,
“fuerzas psíquicas internas” (1) y mencionaba
podríamos reflexionar acerca de la dificultad del
que eran esencialmente irracionales. También y
uso de la razón para esclarecer y pensar sobre
durante mucho tiempo trató de definirlas y rede-
“algo” que se nos torna escurridizo en el mundo
finirlas estableciendo largos y espúreos debates
racional. A pesar de ello y sorprendente es, el
con sus colegas acerca de su terminología en
escuchar como muchos autores reconocidos, y
unos galimatías interminables; que si Affekt, en
en especial Nietszche -como paladín del pensa-
alemán podría ser traducido como afecto,
miento racional-, a pesar de su racionalidad,
Empfindung como sensación y Gefühl como sen-
genialidad y sus teorías no pudo evitar una tor-
timiento. Curiosamente, el vocablo emoción no
mentosa y jaquecosa vida. Éste, al igual que
hace mucho acto de presencia en la jerga psicoa-
otros, defendieron que las emociones poseen su
nalítica, en el diccionario Laplanche ni aparece.
propia racionalidad e inteligencia.
Algo también interesante es el apreciar desde
siempre la poca atención prestada, desde los tex- Huelga decir, y hasta donde yo conozco, que
tos psicoanalíticos, al aspecto de las emociones. existen autores existencialistas de la escuela
Éstas se señalan más en la esfera teórica que en humanista y post-gestáltica que han tratado de
la propia práctica psicoterapéutica psicoanalíti- acercarse a las emociones siendo coherentes
ca. Posiblemente este hecho se deba a algo muy con su propia técnica psicoterápeutica, donde
ligado a la propia ortodoxia clásica del psicoaná- priman las emociones sentidas por el cliente y
lisis antiguo que, de acuerdo con unos paráme- las del propio terapeuta. También, y entre otros,
tros teóricos de una época de contenido muy encontramos los post-kleinianos como Donald
intelectual y frío, se rehuía de todo apego viven- Meltzer, Wilfred R. Bion y Siegfried H. Foulkes
cial entre el terapeuta y el paciente. que han escrito en lo referente a las emociones
Afortunadamente y de la mano de muchos analis- aplicadas en la psicoterapia. Tanto para Bion

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como Foulkes -padre a quien se le atribuye el tér- grupo, y las interferencias comunicacionales con
mino grupoanálisis-, a diferencia de grandes su parte emocional debidas al uso de lenguajes
maestros del lenguaje y de los matemas como artificiosos y racionalizadores contenidos por
Jacques Lacan -como principal representante de conocimientos teóricos no elaborados propios
la exclusión al afecto en terapia-, pusieron insis- de la profesión. Finalmente, se reflexiona acerca
tentemente el acento en la experiencia emocio- de la necesidad de un clima emocional suficien-
nal y en el afecto, en donde para estos autores temente bueno para que el grupo sea un autén-
está el inicio del pensar y aclararse con uno tico espacio vivencial cómo curativo y el dañino
mismo. requerimiento de la teoría para entender las
cosas que nos suceden. Para ello, el autor del
Sin duda las personas nos valemos del lenguaje texto especula a partir de su propia experiencia
para comunicarnos. El lenguaje verbal es el que grupoanalítica y se apoya en varios autores rele-
habitualmente utilizamos -cuando no es éste el vantes de la psicoterapia grupoanalítica, así
que nos utiliza a nosotros-, de forma consciente como variantes cercanas a ésta.
cuando nos relacionamos con los otros y con
nosotros mismos. Éste, constituye posiblemente
la herramienta más perfeccionada de la cultura II. De terapeuta a persona en un grupo:
humana y paradójicamente la que más dificulta- sus (nuestras) dificultades
des nos acarrea cuando nos atrapa, nos esconde
tras las emociones y evita la conexión con los Se decía en la entrañable película “Con-
otros. El mismo que nos permite expresar el versaciones con mi jardinero” que “si te haces
amor hacia los otros es también el que nos enre- psiquiatra escudriñas las mentes de los demás y
da, gobierna, distancia de los otros y peor aún, evitas la tuya propia”. Y es que opino que, en
de nosotros mismos. ocasiones, nos resulta muy engorroso pasar de
terapeuta a ser paciente, de observador a ser
Cuando las emociones no son sentidas y recono- observado y en consecuencia a observarse a uno
cidas como tales es cuando el lenguaje más mismo. En este tránsito uno toma conciencia de
vacío de sentido entra en acción para apaciguar la dificultad que tiene, para salirse de su identi-
el mundo interno. Sentimos una necesidad de dad como persona que sabe dar respuestas y
encontrar palabras propias para expresar nues- formular preguntas a los demás que le requie-
tras turbulencias emocionales y cuando no las ren, para convertirse en quien reciba respuestas
hallamos o la emocionalidad resulta desbordan- y preguntas desde otra posición mucho más
te buscamos palabras de otros, convencionalis- incómoda, pero que a la vez le brinda una opor-
mos, tópicos, experiencias vividas por otros y tunidad para ayudarse(nos).
vamos, distanciándonos de nuestro propio ser y
de la realidad del entorno más cercano, aislán- Al inicio de todo grupo, como nos recuerda
donos en una dañina soledad que nos aboca a Daniel Valiente “existen resistencias comunes,
una auténtica confusión y, en su extremo, a la generalizadas e inespecíficas, consecutivas a los
locura. problemas de reajuste emocional que tienen los
individuos ante una situación nueva, como es el
De la mano del grupoanálisis, instrumento tera- grupo de psicoterapia” (3) y añade que conviene
péutico y de investigación muy válido para el diferenciar estas resistencias iniciales de las
estudio de las relaciones interpersonales y del “que aparecen a lo largo de la evolución del
mundo emocional, se expone a continuación un grupo, que son más específicas y derivadas de
intento de formulación y revisión teórica de algu- las necesidades defensivas del yo”. A lo largo de
nas dificultades de los miembros de un grupo. este artículo me referiré principalmente a este
Tomando como ejemplo al gremio de profesiona- segundo tipo de resistencia o dificultad que se
les en salud mental el autor se centra en la difi- halla más enraizada en el núcleo de la forma de
cultad que tienen algunos de éstos a la hora de ser de cada persona y que creo, abunda en espe-
conectar con su parte emocional y grupal. Se cial en los profesionales de corte psicoanalítico,
exploran principalmente las dificultades de quienes acostumbran a ser complejos (4), y
poder pasar, de terapeuta a ser persona en un pienso más neuróticos que la media poblacional.

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A menudo, muchos terapeutas se adentran en la arrollarme y superar mi fijación en la fase anal,


psicoterapia grupal tras haber pasado por un aunque no entiendo porque me decís esto” o por
diván varios años, haber recibido terapia de ejemplo también “esto que te sucede es una
otros enfoques o haber realizado un exhaustivo clara herida narcisista”. Palabras, circunloquios,
autoanálisis extraído a partir de sus inferencias e aporías y teorías vacías de vivencia alguna son
interpretaciones de lo que en cada momento, se vertidas como despliegue evasivo ante cualquier
quiere y puede leer, así como escuchar de los cuestionamiento, señalamiento o invasión emo-
otros. Tales análisis, previos a la participación cional que pudiera identificar al auténtico “yo”
como persona en un espacio terapéutico grupal, que se esconde tras los conocimientos. Desde
conllevan grandes dificultades de índole defensi- estas posiciones resulta muy difícil llegar a la
vo para el terapeuta transformado en el grupo en persona, pues todo está herméticamente dicho.
persona. Una de las defensas, por así decirlo, Si el resto de miembros del grupo “conoce”
más predominantes con la que nos encontramos dichas teorías puede perpetuarse la evasiva de
es la incapacidad para salirse del propio rol de forma exponencial, en forma de interacciones
terapeuta para vivir el grupo como persona. Es fátuas de autoestimulación intelectual mecani-
por ello que entre los terapeutas más “in- cista, mediante saberes insabidos sin ningún
sabios” abunda la defensa de la racionalización contenido emocional, cuyo único fin es la eva-
y sobretodo la intelectualización. Aunque resul- sión, la confusión y el estacionamiento como
tan ser términos afines deben diferenciarse resultado. Sin ir más lejos, y refiriéndome al
entre sí. La racionalización, según Laplanche y “conoce” anterior, observamos los ingentes
Pontalis, constituiría aquel procedimiento debates y escisiones que brindan los acólitos
mediante el cuál el sujeto intenta dar una expli- desde que Lacan y Freud tratasen de explicar
cación coherente, desde el punto de vista lógico, que era la forclusión del padre, el complejo de
o aceptable desde el punto de vista moral, a una Edipo o el de Elektra, por no ponerlo siempre en
actitud, un acto, una idea, un sentimiento, etc., el varón. Actualmente encontramos tantas con-
cuyos motivos verdaderos no percibe (4). Desde notaciones y opiniones dispares al respecto
la oposición a la facultad de “lo afectivo” surge como psicoanalistas existen, incluso los que
la intelectualización, término poco desarrollado creen ser de la misma escuela, que aún poseyen-
en la literatura psicoanalítica y que resulta escla- do un mismo lenguaje a menudo acostumbran a
recedor en los textos de Anna Freud. En éste, el entender cosas bien distintas.
sujeto intenta dar una formulación discursiva a
sus conflictos y sobretodo a sus emociones, con Discursos abstractos y supraterrenales resultan
el fin de controlarlos (5, 6). poco prácticos, en el sentido de llevar a cabo la
tarea grupal, si sólo uno “sabe” lo que quiere
Pero, obviamente no sólo estas defensas son pro- decir. Suponen monólogos, que la persona se
pias de los terapeutas, ambas representan a mi repite diariamente, no sólo en el grupo sino posi-
entender algunas de las más predominantes en blemente en su quehacer cotidiano, tendiendo a
nuestra dificultad de cara a reunirnos, diluir nues- la repetición compulsiva, que llevan al individuo
tra identidad –en especial en los grupos grandes- y al aislamiento, al soliloquio y a lo impersonal. El
zambullirnos en el océano emocional del grupo. esfuerzo del conductor del grupo y de todos los
miembros será el tratar de traducir a un lengua-
Así pues, por medio de la intelectualización y la je práctico “lo” que la persona está tratando de
propia disección psicológica o autoanálisis, decir y que en ese instante es, mediante un len-
muchas veces engañoso, el terapeuta en el guaje prestado, la única forma de que dispone
grupo suele “defenderse-protegerse” cuando le para expresarse. Sin duda una forma protésica
señalan en el grupo sus propias dificultades. que, por el momento y en numerosas circunstan-
Frecuentemente acostumbra a escucharse, y lo cias de la vida, le ha “servido” para integrar su
expreso de forma caricaturesca, sobretodo en yo y protegerlo de las Euménides (de sus emo-
los terapeutas de vertiente dinámica, réplicas ciones innombrables) (7).
del tipo “¡sí!, ya lo sé, sé perfectamente que soy
rígido”, “…bueno será la forclusión del padre, Entramos y transitamos como podemos en el
qué quieres que te diga”, “…sé que debo des- grupo, escondiendo nuestro propio “yo” mediante

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nuestras propias defensas, sin embargo, rara vez ser las propias especulares. Algunos miembros
el “verdadero yo” a los ojos de los demás puede que poseen más dificultades a nivel emocional
escaparse en un grupo. Las definiciones teóricas tenderán a expresarse de formas difícilmente
se irán transformando en indefiniciones poco comprensibles por el resto del grupo. Hablarán
operativas para el trabajo grupal y poco a poco de forma antinatural y el grupo se lo hará saber
se irán abriendo brechas al mundo emocional de con caras de extrañeza, perplejidad o peor aún
la persona. También la comunicación no verbal indiferencia. Estas formas de lenguaje si no son
(8) en forma de aspectos fisiológicos, paraverba- conocidos por el grupo conducirán a estas per-
les, gestuales, de normativa y estructura comu- sonas a una incomunicación y a un hondo vacío
nicativa acostumbran a ser el noventa por ciento emocional, que posiblemente ya traían de casa
de lo que las personas tratan de comunicarnos. antes de entrar en el grupo.
Y es que la emocionalidad puede transmitirse de
muy diversas formas: el tono de voz, su volu- A veces uno no sabe como expresarse, otras
men, las pausas, los silencios, el ritmo, la impli- teme decir lo que siente y maquilla sus senti-
cación corporal… mientos, otras necesita probar al grupo lanzan-
do bengalas de humo para ver si le responden, o
Resulta harto difícil ser terapeuta en tu labor dia- son de fiar y otras es incapaz de manejar su des-
ria y encontrarte como paciente en un grupo. De controlado abanico de emociones y requiere
terapeuta a paciente, de dirigir y conducir a ser albergar, con un lenguaje prestado, una cierta
conducido, obviamente los más controladores ilusión de control sobre lo emocional. También
acaban chirriando en demasía. Se hace patente se puede hablar de mucho a la vez, en grupo, y
que los que estamos en el mundo de la “psi”, por no transmitir nada. Es lo que se denomina resis-
deformidad profesional, frecuentemente nos tencia verbal locuaz. Hay quienes pueden argu-
cuesta abandonar nuestros conocimientos y acti- mentar y pensar muy bien, pero hacerlo sobre
tud de psicoterapeutas para establecer relacio- auténticas estupideces. En la esfera de lo racio-
nes “normales” con los otros. Por todo ello, el pri- nal cualquiera puede tener razón siempre que
mer escollo para los profesionales en salud men- utilice la lógica de una forma más o menos ade-
tal que inician una experiencia grupal es pasar a cuada. Tan cierta puede ser su teoría si está bien
ser paciente, haciendo también alusión a la pro- argumentada como otra teoría diametralmente
pia paciencia con la que nuestros clientes nos tie- opuesta con un buen razonamiento. De tal forma
nen acostumbrados. Se debe procurar dejarse que, mientras alguien habla de mil y una cosas el
cuidar, quitarse la bata, dejar la pluma y mullirse grupo no entiende nada, se relaja porque existe
en el meollo emocional que brinda el espacio gru- un miembro que trata de llevar el peso de la
pal. En la experiencia grupal “todos estamos en tarea grupal y el miembro siente un cierto con-
el mismo barco, y debemos trabajar duramente trol, pues mientras habla nadie le puede pregun-
para quitarnos lo profesional para poder abarcar tar ni incomodar. Agotado el tiempo de la sesión
elementos más íntimos y personales” (9). el miembro “verborreico” puede escaparse de la
situación grupal sin haber trabajado nada. En
estos monólogos racionalizadores no existe real-
III. La necesaria “traducción” verbal mente discusión de flujo libre, cada palabra es
y el lenguaje grupal como medio vertida de forma premeditada y previamente
para empezar a entenderse pensada.

Decía Meltzer que “nuestro idioma es muy rico Sin duda, tras estos mecanismos defensivos
en palabras para describir objetos y funciones, mediante lenguajes vacíos de contenido, presta-
pero muy pobre para describir las emociones”. dos y meramente racionales se esconde un sufri-
miento emocional importante. Son lenguajes
Ante el susto del encuentro grupal como el pro- que constituyen lo que podría denominarse sis-
pio emocional, cada miembro trata de proteger- temas antiemocionales pseudocontenedores.
se como puede, a lo largo de todo el proceso psi- Cuantas veces hemos visto en consulta sujetos
coterapéutico, de sus propias invasiones emo- muy fuertes físicamente, que se ejercitan en los
cionales cómo la de sus compañeros, que suelen gimnasios hasta la extenuación, que son evitati-

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vos ante los conflictos y temen su propia agresi- que se ve impelido a expresarlos. En tanto que no
vidad. A menudo he pensado que, para no es capaz de ello en una forma más comunicativa,
enfrentarse a los conflictos, inseguridades o no encuentra alivio real (…), debe trabajar una y
“ver” su agresividad se confeccionan un cuerpo otra vez hasta transformar los síntomas en un len-
imponente capaz de disuadir o mantener a raya guaje articulado , socialmente aceptable. La com-
a posibles individuos que puedan increparlos o prensión por otros miembros del grupo sólo
irritarlos, poniendo a prueba su capacidad de puede producirse cuando las energías que invis-
contención y su autoestima. Análogamente, y a ten los síntomas pueden transformarse en mone-
partir del ejemplo anterior, creo que en el len- da de cambio, por así decir” (13). Inicialmente
guaje teórico y artificioso encontramos, apoyán- ante la imposibilidad de comunicar de algunos
dome en Bion, un auténtico exoesqueleto (10) miembros del grupo debemos tratar de desbrozar
“intelectual”, pseudoprotector de la precariedad los obstáculos que no nos permiten avanzar. Para
del mundo interno emocional. ello el grupo y el conductor harán la función de
traducción y se analizará la resistencia del emisor
Estos lenguajes racionales son aquellos que nos enseñándole, desde la función pedagógica y tera-
ayudan en muchas circunstancias de la vida coti- péutica del grupoanálisis, a hablar desde uno
diana en la que cuestiones emocionales están en mismo y sin generalizar, para transmitir, comuni-
juego, sin embargo otras nos atrapan. Como dice car y permitir ser ayudado. A partir de entonces,
Antonio Murillo “gracias a este lenguaje prestado, tratará de mantenerse en ese plano comunicacio-
podemos acceder un poco más a los demás y a nal donde los compañeros presumiblemente
nosotros mismos. Pero también podemos utilizar podrán entender que dice; realmente es como si
ese lenguaje justamente para mantener la distan- cada miembro aprendiese otro idioma o lenguaje
cia, para distraer, para aislarnos… a veces parece- necesario para comunicarse y entenderse con sus
mos tener lenguaje para decir (lo), y otras veces compañeros. Desde luego y como dice Irwin
parece que el lenguaje nos tiene a nosotros” (11). Yalom “algunas veces la tarea del aquí y el ahora
resulta tan poco familiar e incómoda para el
Sin embargo, la propia naturaleza habla en un len- paciente que no es distinto a aprender una nueva
guaje claro y es por tanto fundamental que el lengua; uno tiene que atender con la máxima con-
grupo trate de aclarar que quiere decir cada per- centración para no deslizarse en la propia lejanía
sona para poder compartir un lenguaje común a acostumbrada” (14).
partir del cuál poderse entender, acompañar y
ayudarse mútuamente. Foulkes nos recuerda,
muy al hilo de este apartado, que “el lenguaje de A medida que se vayan descubriendo las “pala-
la neurosis es privado, y pertenece con sus signos bras carnavaleras” y se hagan accesibles para el
y símbolos, a la edad de la infancia en que se for- resto de los miembros se podrá trabajar mejor
jaron los síntomas. Este lenguaje precisa ser tra- en la tarea grupal gracias a que el resto del
ducido a lenguaje adulto para ser comprendido. grupo va entendiendo que se quiere expresar.
Una de las funciones del grupo es ayudar en esa Haciendo una analogía con los distintos lengua-
traducción. Los sentimientos sin palabras han de jes comunicacionales de los individuos en un
ser expresados verbalmente. Tiene que crearse la grupo, se podría decir que cada uno se dirige al
situación grupoanalítica para escuchar, paciente y grupo con su propia moneda de cambio (libras,
amablemente, estas primeras palabras y animar francos, liras, marcos, pesetas…) y mediante el
al paciente a ampliar su ámbito de comunicación. establecimiento del Euro, como moneda común,
Entender es empezar a curar” (12). Mientras no se los intercambios monetarios son más precisos y
aclare que quiere decir cada uno, instalaremos a no contienen tantas confusiones. El Euro, por así
cada miembro, con dificultades en la expresión, decirlo se constituiría como el lenguaje común
en la más áspera soledad emocional aún estando propio de la mentalidad grupal1 (15) del grupo.
físicamente presente en el grupo. Foulkes, refi- De alguna forma es cómo si con la constitución
riéndose a lo síntomas, lo expresaba de otra de un lenguaje común se estuviera abonando el
forma: “los síntomas, en sí mismos autistas e terreno para el devenir del grupo, sin embargo
imposibles de compartir, ejercen, por razones tal labor ya constituye per se el inicio del grupo.
diversas, una presión creciente en el individuo, Nada escapa al grupo.

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Esta lejanía de nuestras palabras con “lo emocio- todos los miembros y mediante el calor –un buen
nal” es advertida también cuando en nuestras con- clima emocional- de la sopa, las palabras se irán
sultas con los pacientes utilizamos de forma con- conformando y articulando con las emociones.
vencional frases de libros, teorías, interpretacio-
nes estereotipadas o comentarios de supervisio- Podemos nombrar o ligar palabras a lo que sen-
nes clínicas, que utilizamos de forma defensiva, a timos de muy diversas formas y sentidos para
veces desde el aburrimiento, la pereza, la comodi- aclararnos o para mitigar nuestra angustia, sin
dad y sobretodo desde reacciones posiblemente embargo, mientras las emociones o afectos no
contrafóbicas a los elementos emocionales que se movilicen difícilmente podremos cambiar
nos transmiten las personas que tenemos delante. algo. André Green lo explica muy bien, aunque
Son palabras vacías de sentido que como dice el se refiere al análisis individual, cuando comenta
grupoanalista vasco José Maria Ayerra acostum- que “el análisis nos enseña, en efecto, que los
bran a ser “engañosas, que en un primer momen- contenidos representativos han sufrido los des-
to resultan tranquilizadoras, pero que no se pue- plazamientos y las sustituciones, mientras que
den comprobar en el ejercicio práctico ya que los los afectos no han cambiado, (…) en el sueño
textos originales se encuentran en la propia vida y como en las psiconeurosis, los disfraces, las
en los pacientes, familias y grupos que atende- deformaciones, se dan sobre los contenidos
mos”(16). Cabe reflexionar, que desde lo mera- representativos. La censura que se ejerce sobre
mente cognitivo y sin apoyo vivencial, la lejanía estos, tropieza con los afectos que constituyen la
emocional se traslada también a nuestros pacien- parte resistente, única que puede indicarnos
tes que difícilmente podrán conectar con nosotros, cómo hay que completar el conjunto” (18).
ni con nuestros señalamientos.
En el grupo, cuando un miembro trata de expre-
En esta fase en la que los miembros del grupo sar una emoción y todos los compañeros del
tratan de comunicarse como pueden, el terapeu- grupo entienden algo distinto puede que algo no
ta debe aprender a tolerar pacientemente el esté bien integrado a nivel representación-emo-
conocimiento deficiente en esa comunicación y ción. Aún así, el hecho de que todos los miem-
contener su sabiduría. Su cometido, nos recuer- bros del grupo entiendan cosas distintas brinda
da Foulkes, no es enseñar, sino ayudar al grupo una oportunidad al emisor inicial para aclarar lo
en su aprendizaje, que desde luego es el apren- que, desde su sincera emoción, realmente que-
der a dialogar y comunicarse. ría decir. A menudo en el grupo uno puede
encontrarse con la tajante frase: “yo no he
entendido nada”. Ante tal aseveración el con-
IV. Desmontando precarias ligazones ductor puede pensar que tal persona ha querido
emocionales con representaciones explicar o transmitir algo de una forma maquilla-
no integradas, (re)construyendo nuevas da o velada para que nadie “le ataque” –para
y articuladas a través y con el grupo. aquellos con cierta angustia persecutoria-, para
Compartiendo evitar sentirse en contacto con su vulnerabilidad
emocional o que, simplemente, el receptor no ha
Dice el filósofo Robert Solomon que la ruta más entendido nada porque se halla tan confuso
inmediata y aparentemente más obvia hacia la emocionalmente que lo expresado por su com-
comprensión emocional parece pasar por la pañero le ha atrapado emocionalmente dejándo-
atención al curso de nuestras experiencias per- lo bloqueado. Junto con el grupo, se irá desme-
sonales (17). Desde lo emocional a lo racional, nuzando y diseccionado palabra por palabra lo
así reza el título del artículo, esa debiera ser la que cada persona siente. Será la confianza, el
dirección predominante de todo proceso psico- clima emocional y la seguridad en el grupo la
terapéutico, la dirección inversa confunde, que le permita poner emoción y sentimiento a
ensombrece y es autoengañosa. cada palabra para acabar aclarándose y liberar-
se del artificio en el que sus palabras intrusas le
Me sirve pensar el grupo como una gran sopa de tenían atrapado. Cada palabra estimulara, por
letras. Las letras y palabras que conforman nues- resonancia, el pensamiento vivencial del resto
tras emociones están en la sopa grupal. Entre del grupo. Pensamientos y emociones que serán

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devueltas proyectivamente a la persona que ini- poder trabajar mejor. “En cada dificultad huma-
cio un pensamiento o emoción podrán movilizar na hay numerosos componentes implicados,
a dicha persona para que pueda seguir articulan- quizás tres o cuatro de esenciales muy posible-
do sus emociones a sus pensamientos reanu- mente más, y lo que es más complejo en multi-
dando su proceso terapéutico. Para ampliar lo tud de permutaciones indescifrables” (20); en el
anterior me apoyo en un fenómeno observado grupo creo sucede algo parecido en el hecho de
por Foulkes: “una pregunta no puede contestar- que tengo la impresión que se repiten siempre
se con otra pregunta, pero la segunda pregunta los mismos temas a tratar pero en muy diversas
puede poner en marcha una segunda línea de formas y variantes, casi como en la psicopatolo-
pensamiento que puede conducir a la respuesta gía, donde cada paciente expresa su malestar de
(…)“ (12). Sunyer complementa a Foulkes dicien- muy diversas formas siendo el origen en sí
do que: “(…) y es que justamente conociendo el mismo muy parecido a otros que presentan una
relato del otro, cada miembro se encuentra ante fenomenología bien distinta.
la posibilidad de identificar aspectos que son
similares, iguales u opuestos a los propios. Y El lenguaje de cada uno mantiene, a la hora de
tanto en la similitud como en la diferencia, apa- trasmitir algo al grupo, una relación con las emo-
rece un lazo de conexión” (8). ciones. Y cada palabra puede tener para cada
miembro un significado bien distinto y generar
En ocasiones la resistencia racional de un miem- incomunicaciones en el grupo. Como nos recuer-
bro puede ser tan férrea, siendo la intensidad de da el grupoanalista catalán José Miguel Sunyer
ésta posiblemente proporcional a su sufrimien- “ese mismo lenguaje crea incomunicaciones
to, que será muy difícil que se vaya metabolizan- importantes, en parte debido a que otorgamos
do y extrayendo el grano de la paja. A pesar de significados diferentes a términos idénticos.
ello, más tarde o más temprano este miembro Significados que derivan no sólo de contextos
puede caer en la cuenta que uno se aleja del yo culturales en ocasiones muy diferentes sino por-
desde lo racional y que sus palabras están vací- que cada uno tiene una experiencia particular,
as de contenido. Esta situación puede llevar a la afectiva, con las palabras, lo que hace que cada
persona desde un alto grado de frustración, que término aporte a cada uno una serie de relacio-
puede conducir a un mutismo y estado de rabia, nes, de asociaciones diversas; pero en parte
a empezar a comunicar como un bebé, balbuce- también porque las palabras nos asustan y aca-
ando y expresando lo que siente, desde uno bamos creyendo, en ocasiones, que la palabra
mismo, a nivel primario por palabras simples crea la propia realidad” (21). A través del grupo y
pero muy claras. Posteriormente ir desarrollán- mediante la matriz grupal, como crisol de una
dose, desmontado progresivamente un lenguaje amplia gama de emociones con las que nos
nudoso para ir reconstruyéndolo y articulándolo podemos identificar, cada miembro irá aclarando
de forma coherente a sus emociones. Y es que, el significado más cercano e íntimo de cada pala-
como alguna vez he escuchado decir a Ayerra, a bra con su propio sentir diferenciando los men-
veces, para comunicar bien antes hay que apren- sajes meramente cognitivos de los puramente
der a balbucear. Creo que este fenómeno se per- afectivos.
cibe muy bien en la propia transparencia de los
niños, que son pura emoción, y que cuando se En ocasiones puede que un miembro no encuen-
les escucha no hay duda de lo que quieren, sien- tre la palabra que integre una emoción. A partir
ten o desean, sin tapujos. Al igual que los autis- del elemento “experiencial” de otros compañe-
tas, en la comunicación racional y autística ros, es decir, sintiendo a través del otro, y por
muchas veces, a parte del intento de balbucear resonancia puede aclararse y poner voz y nom-
cada miembro puede tratar de expresarse desde bre a un sentimiento. A menudo la vivencia de
lo corporal adoptando manierismos que no los otros permite abrir cicatrices mal cerradas
dejan de ser formas primitivas, gestos e intentos del resto del grupo. Otras veces, emociones blo-
de establecer una comunicación (19). queadas pueden desbloquearse a partir del eco
de otras emociones sentidas por y a través del
El objetivo del grupo a nivel comunicacional y resto del grupo. Con Lacan aprendemos que, o
práctico es hacer de lo complejo sencillo para así lo entiendo yo, mediante el estadio del espe-

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De la emoción a la razón a través del Grupoanálisis

jo (22), a partir de una identificación primaria lugar, experimentación y expresión del afecto, y
con la imagen del semejante podemos apropiar- en segundo lugar, de análisis y comprensión de
nos de nuestra propia imagen. Es viendo o sin- dicho afecto” (25).
tiendo al otro como nos podemos hacer una idea
de lo que somos y sentimos. En el grupo se trata El encuadre grupal favorece más claridad,
continuamente de averiguar que emoción se mediante la diversidad emocional y cognitiva, a
esconde tras cada palabra, de alguna forma se la hora de poderse aclarar cada miembro con sus
liga y se hace coherente lo vívido con lo dicho. A vivencias. En psicoanálisis individual el analista
cada palabra se le liga una emoción que, con la puede contemplar o centrarse más en algunas,
plétora de vivencias distintas de cada miembro sin embargo, su pensamiento inevitablemente
del grupo, permite al emisor principal aclararse e tenderá a un reduccionismo escolástico y “expe-
articular lo vivido o sentido con lo dicho. Como riencial” salvable en el grupo, donde las pers-
piensa Leslie Greenberg: “en la terapia se ayuda pectivas y especulaciones se multiplican por el
a los clientes a identificar mejor, experimentar, mayor número de miembros que se encuentran.
explicar, dar sentido, transformar y manejar flexi-
blemente sus emociones. Como resultado de Con el grupo mayores serán las dudas, y poste-
esto los clientes se vuelven más hábiles para riormente, mayores serán las certezas. No suce-
acceder a la información importante y a los sig- de lo mismo en el análisis individual en dónde
nificados sobre ellos mismos y su mundo, que analista y analizado se encuentran en un diálogo
contienen las emociones: de igual forma se vuel- limitado a las experiencias personales y emocio-
ven más hábiles para usar esta información para nales del analista y del paciente. Si bien es cier-
vivir vital y adaptadamente” (23). En palabras de to que en la consulta individual tanto el analiza-
Klapman, y recogido por Foulkes, la terapia de do como el analista “traen al consultorio” a sus
grupo es, predominantemente un método de familiares, amigos, lecturas y experiencias
reeducación afectiva. varias, la riqueza que puede ofrecer un grupo es
mucho más amplia. La interconexión con varias
experiencias a la vez es mucho mayor y la posibi-
En la novela de Yalom “El día que Nietzsche lidad de recodificación y desciframiento de las
lloró” (24) existe un diálogo muy al uso con lo experiencias de cada persona traducidas a un
que trato de transmitir: “perdóneme si le parez- lenguaje articulado son múltiples. La posibilidad
co impaciente pero hay un gran abismo entre de diferentes significados es mayor en el grupo
saber algo intelectualmente y saberlo emocio- en comparación con las muchas veces únicas
nalmente (…) el director escénico de mi mente no respuestas y escasas alternativas ofrecidas por
parece verse afectado por la razón”. Toda emo- el analista individual.
ción es tamizada y registrada como placentera o
desagradable de forma primitiva mediante lo Resulta interesante que los terapeutas hayamos
que la razón y nuestras experiencias pasadas pasado por experiencias terapéuticas que pue-
nos dicen. De alguna forma inventamos una rea- den aportarnos, aunque no sea ello una garan-
lidad, sin embargo desconocemos el proceso tía, mayor libertad para manejarnos en cuestio-
que sigue nuestra mente para ello. Con el grupo nes emocionalmente complicadas que nos traen
se trata de conocer ese proceso a partir de los nuestros pacientes sin que nos salpiquen en
múltiples intercambios emocionales, transferen- demasía. A pesar de ello, y aún creyendo que
ciales y vivenciales, de cada miembro, elabora- podemos ahondar en cuestiones no resueltas o
dos o no, integrados o desarticulados que serán no previamente experienciadas los conductores
puestos al servicio de cada miembro y del grupo grupales pueden evadir algunos temas de forma
para irse aclarando. Desmontados los lenguajes inconsciente. Ya lo decía Freud en 1910 en su
artificiosos o las formas de comunicación defen- obra “el Porvenir de la Terapia Psicoanalítica”
siva el proceso, que a mi entender debe llevarse (26), que “ningún psicoanalista va más allá de lo
a cabo de forma esencial para la comprensión y que le permiten sus propios complejos y resis-
la cura de cada miembro, debe transitar desde lo tencias internas”. Es precisamente en estos ins-
vivido a lo racional: “el trabajo terapéutico con- tantes de resistencia o bloqueo del propio con-
siste en una secuencia alterna de, en primer ductor donde el grupo nos(se) podrá echar un

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cable ya que existirán miembros que podrán constituyendo y facilitará la descompresión del
traer elementos emocionales, difíciles para nos- estreñimiento emocional existente de los inte-
otros, que tendrán más elaborados y que los grantes.
podrán transmitir con gran coherencia y cercanía
al resto de compañeros. Y es que los miembros En numerosas ocasiones me he imaginado al
del grupo se transforman en auténticos terapeu- grupo terapéutico como una olla llena de pego-
tas y su participación es terapéutica para ellos y tes de grasa que esconden el inconsciente, y en
para el resto de miembros. La potencia terapéu- donde, a partir de un cierto calentamiento gru-
tica, en un plano sobretodo de interrelación más pal –clima emocional- esos pegotes pueden des-
que de profundidad, es a mi entender mayor que engancharse y permitir el acercamiento al
en terapia individual. inconsciente individual como grupal. La terapia
focalizada en las emociones de Greenberg sos-
tiene que “las emociones mismas tienen un
V. La dimensión emocional y la matriz potencial adaptativo innato que si es activado
grupal como elementos necesarios puede ayudar a los pacientes a cambiar estados
para el efecto terapéutico emocionales problemáticos o experiencias per-
sonales no deseadas” (23). La calidez grupal
Un hecho que llamó la atención a Bion, durante permite la liberación de muchas emociones con-
la Segunda Guerra Mundial, en el trabajo con tenidas que, por efecto dominó, van movilizando
diversos grupos en Northfield (Escocia) fue la otras mediante un efecto amplificador curativo.
observación de la conducta de sus integrantes El acento emocional en el grupoanálisis se ubica
en el contexto grupal y el clima emocional que especialmente en la propia experiencia vivencial
allí se desarrollaba. Los grupos reunidos para que se “vive”, valga la redundancia, en el grupo,
realizar una tarea específica evidenciaban actitu- posibilitando grandes modificaciones en la
des y desarrollaban métodos que poco tenían mente humana a partir del acto de sentir más
que ver con las metas propuestas. Bion (15) al que el de pensar. Es sólo a partir de la participa-
igual que Freud (1955) (27) apreció con cierto ción emocional o el pensamiento “desde las vís-
asombro dos elementos: la futilidad de la con- ceras”, como dijera el británico Patrick de Maré,
versación del grupo donde él se refería a la donde realmente se produce lo vivencial y el
carencia casi por completo de contenido intelec- cambio. De alguna forma, el efecto curativo de
tual y que el juicio crítico faltaba casi por com- este tipo de terapia recae en las modificaciones
pleto. Sin embargo, lo que creo le llamó más la efectuadas en el núcleo de las emociones y con-
atención fue que la situación grupal estaba car- ductas mediante caricias en la amígdala cere-
gada de emociones que ejercían una influencia bral. El aspecto emocional permite movilizar
poderosa. Consideraba que las emociones de los ciertas estructuras internas que permitirán el
integrantes del grupo estaban movilizadas en proceso psicoterapéutico por medio de la pala-
detrimento de su juicio y como el grupo se deba- bra. Recuerda esto último a la experiencia emo-
tía frecuentemente con problemas intelectuales cional correctiva (28) que el húngaro Franz
borrascosos que ahora desde otra posición (más Alexander mencionase en el 1946.
emocional) los individuos iban resolviendo. Ya
desde entonces Bion menciona, con cierto Este clima emocional permite “experienciar” de
escepticismo, la importancia de la atmósfera forma más fluida las emociones tanto grupales
emocional y de la importancia de las emociones como internas. Como mencionaba en el apartado
en la terapia como algo que puede pasar inad- anterior, pienso que esas emociones no pueden
vertido pero que mantiene una influencia en el quedarse en el sentir, si no que posteriormente
grupo destacable. deben significarse así como resignificarse. Yalom
y Vinogradov puede que lo expresen mejor “la
Uno de los ingredientes básicos para el buen psicoterapia es, al mismo tiempo, una experien-
devenir de un grupo terapéutico es el clima emo- cia emocional y correctiva. Con el fin de que se
cional. Clima emocional que, tras el estableci- produzca el cambio, el paciente, primero, tiene
miento de los miembros del grupo de una atmós- que experimentar algo con intensidad en el esce-
fera de intimidad, confianza y fiabilidad, se irá nario grupal y sufrir la sensación de catarsis que

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acompaña a dicha intensa experiencia emocio- nificación de todos los sucesos y desde el que
nal. Entonces, el paciente debe proceder a inte- todas las comunicaciones e interpretaciones,
grar el suceso catártico a través de la compren- verbales y no verbales, permanecen” (21, citado
sión de su significado, primero, en el contexto a partir de Sunyer). La matriz en el grupo es el
del grupo , y segundo, en el contexto de su vida rico conjunto de interconexiones entre los indivi-
exterior” (25), ya que los miembros del grupo duos del grupo que brinda inconmensurables
crean dentro del grupo el mismo tipo de mundo matices emocionales, de significado, de nuevas
interpersonal que habitan en el exterior. narrativas y relacionales al servicio de los dile-
mas psicológicos que trae cada miembro por
En ocasiones parece que la atmósfera emocional separado. Cuesta pensar, que es la única emo-
atrapa al grupo. Es algo que he sentido en los ción de un miembro la que condujo a la emoción
grupos de formación para profesionales en salud negada o no sentida de otro, ya que hubo otra
mental que transitan por la experiencia vivencial emoción previa a la primera que pudo facilitar
y, sinceramente no puedo afirmar que sea un alguna conexión emocional. La matriz es el la
hecho habitual en otros grupos. Cuando varios Red de redes emocionales, mentales y psíquicas.
miembros del grupo se encuentran muy conten-
tos o en los grupos grandes el clima emocional El grupo, con una buena matriz y clima emocio-
tiende a ser muy placentero se puede caer en un nal constituye, tomando prestada el término del
cierto “situacionismo” engañoso que puede argentino García Badaracco, una auténtica
manejar y determinar nuestra conducta en fun- “mente ampliada” en donde prima lo emocional
ción del clima emocional grupal y no del propio. como filtro de realidad de las vivencias que se
Incluso, finalizada la sesión grupal, los miem- suceden entre los miembros entre sí.
bros del grupo fuera de ésta tienden a compor-
tarse excesivamente dulcificados. Clima emocio-
nal azucarado que bien pudiera “ser cierto”, sin VI. La soledad del raciocinio
embargo podría tratarse también de un elemen- y su dañina individualidad
to defensivo para no afrontar algunos aspectos
conflictivos que se están sucediendo. Acercán- Desde hace años y cada vez, más apreciamos
dome a Morris Nitsun se podría pensar que este como en quioscos y estancos encontramos
estado emocional grupal puede constituirse, si ingentes cantidades de revistas de autoayuda y
el conductor del grupo no lo tiene presente, de psicología al alcance de toda la sociedad.
como un posible elemento “antigrupal”. Recuerdo por allá 1995 como Daniel Goleman
adquirió una fama mundial a partir de la publica-
Otro ingrediente terapéutico básico en el grupo- ción de su libro “Inteligencia emocional” (29).
análisis es la matriz grupal. Yo la entiendo como Sin duda fue un fenómeno literario en el que
la llave multiusos al servicio de todos los miem- creo, muchos de nosotros, pusimos grandes
bros del grupo, que maneja cada integrante para esperanzas para la solución a nuestras dificulta-
irse aclarando. Llave que se constituye de emo- des y acabamos encontrando la “nada”.
ciones, experiencias, transferencias cruzadas, Desafortunadamente, salvo palabras y experien-
conocimientos y relaciones de interdependencia cias muy ricas del autor, nuestras dificultades
con los miembros del grupo entre sí, con las permanecían estacionadas porque lo que leía-
familias y relaciones de fuera del grupo de cada mos no era nuestro y buscábamos de forma des-
miembro, con el propio grupo y con el propio proporcionada un uso terapéutico en el libro que
conductor. Es sin duda la llave que contiene las no contenía. Y es que cuando leemos establece-
respuestas y las preguntas, una llave que va des- mos un diálogo con el texto, le otorgamos signi-
arrollándose y perfeccionándose a lo largo de ficados y entendemos lo que podemos o necesi-
todo el proceso grupal. Foulkes, que debido a su tamos entender en cada momento. Y me cuestio-
repentina muerte no pudo acabar de perfilar su no… ¿entendemos lo que leemos, adecuamos
definición se refirió a ella como “la hipotética red ideas o conceptos para lo que necesitamos, nos
de comunicación y relaciones en un grupo deter- engañamos, nos liamos más, qué importancia le
minado. Es la base común compartida que en damos a lo que leemos y en suma, que poder le
último término determina el significado y la sig- damos a la teoría en nuestras vidas?

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En muchas ocasiones siempre he creído que en Nos cuesta más fiarnos de nuestra intuición, de
charlas y conferencias, en especial de psicoaná- nuestro sentir o de lo que la portera de nuestro
lisis, cuanto más compleja y técnica, a nivel piso nos viene diciendo desde hace años, que lo
semántico, es la ponencia mayor dificultad exis- que las teorías de libros y grandes ponentes de
te en la comprensión y cada vez es mayor mi congresos ajenos a nuestra realidad nos dicen. A
convencimiento que el ponente no sabe ni lo menudo necesitamos colocar a la teoría y a per-
que quiere transmitir. Y es que resulta todo más sonas “listas” en un lugar muy alto para sentir
claro cuando el conferenciante permite a su que lo que dicen acerca de nosotros está en lo
experiencia tener un papel preponderante en su cierto. Posteriormente y de forma cómica, nos
discurso, en vez de los propios textos académi- percatamos que lo que nos creíamos a pies jun-
cos en donde, en numerosas ocasiones, se pier- tillas acerca de lo que nos decían otras personas
de el sentido común. A pesar de ello, buscamos desconocidas hacía mucho tiempo que nos lo
y rebuscamos en las teorías y en lo racional res- decía nuestra familia, pareja, amigos, el quios-
quero de la calle… A menudo, me he aclarado
puestas a nuestras dificultades. Hay quienes
más, a partir del sentido común de una persona
nos embarcamos en masters, congresos, com-
cercana de la calle, no viciada por el mundo de la
pras compulsivas de libros… perdiéndonos más
psique, que a través de imponentes teorías psi-
de lo que ya estábamos. ¿Qué se esconde
cológicas que no dejan de ser meras reformula-
pues… detrás de la necesidad de teorizar y bus-
ciones muy elaboradas del propio sentido
car razones a nuestras dificultades? común. Y es que hay que recordar que la psicolo-
Principalmente obtener “objetos” en forma de gía popular representa las observaciones y expe-
lenguaje y pensamientos para llenar un vacío o riencias acumuladas por la humanidad.
aclarar un embrollo emocional. Un vacío emo-
cional que empuja a la persona a buscar una
representación mediante palabras que sea Cuando la persona busca a la teoría o al mundo
capaz de apaciguar un mundo interno vácuo y racional para aclararse acerca de “algo” de su
turbulento. A veces también la inseguridad y el propio ser corre, a menudo el riesgo, de caer en
afán de mantener a raya nuestras emociones no un laberinto en donde el “yo” se va alejando
elaboradas ni integradas. El caso es que tende- cada vez más de sí mismo, de su esencia y de lo
mos a tratar de comprender, de forma indivi- emocional. El saber que toma prestado, ajeno a
dual, que nos pasa a través de la razón y no, en la propia realidad de la persona, para aclararse
compañía de otros, a través de la intuición o el entra en conflicto con sus emociones y desem-
afecto. Tomamos prestadas teorías o experien- boca en confusión, soledad y trastorno mental.
La persona, adentrada en el mundo de la razón,
cias vividas por otros, como decálogos de lo que
acostumbra a vivir ajena a la realidad externa,
nos pasa, sin revisar de forma auténtica nuestro
incluso a veces esta situación puede asemejarse
propio self. Y aquí empieza el embrollo pues, a
a un estado psicótico en el sentido de constituir
partir y tapando un “lío emocional”, se buscará
sus teorías y palabras vacías un “error necesa-
una explicación teórica sin elaborar y se dará
rio” –protector de la dolorosa fragilidad emocio-
por válida sin cuestionamiento alguno. nal-, como mencionaba el fallecido cordobés
Posteriormente y a partir de ésta, se articularán Castilla del Pino (30) cuando se refería en su
nuevas emociones y sobre éstas nuevas teorías. libro a los delirios de los psicóticos. Vive acom-
El resultado será el de centenares de nudos en pañado de sus teorías pero en plena soledad.
forma de emociones artificialmente articuladas Las ideas y teorías se instalan de forma corrosi-
a palabras sin sentido que a su vez contendrán va en el campo de la cabeza, alejándose del
emociones posteriores sobre una base original mundo emocional, llevando a la persona a la
totalmente precaria. Si el “yo” no contiene repetición continua, como si de una centrifuga-
recursos satisfactorios bien apuntalados desde dora se tratase, de sus pensamientos sin escla-
un sólido aprendizaje emocional el sujeto se recimiento franco alguno. El sujeto cae definiti-
inclinará a buscar “objetos” controlables desde vamente en un onanismo mental egocéntrico
la teoría como recursos protésicos que satisfa- que provoca el ver la realidad por debajo de su
rán los déficits yoicos iniciales. barbilla, que la razón –por supuesto- se escurre

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siempre hacía nosotros y que obtengamos úni- teoría. De hecho la experiencia es la auténtica
camente una temporal satisfacción intelectual y teoría personal que se va articulando con otras
seductora frente a los otros, que indefectible- experiencias (otras teorías) de forma que se va
mente trae siempre parejo, tras bucles raciona- construyendo un cuerpo de pensamiento e
les y fumarolas varias, al vértigo abismal de la ideas” (21). De alguna forma para mi entender,
soledad con uno mismo y con su pobre mundo el aprendizaje es estructural: primero uno
emocional. debe poner cimientos –principalmente afecti-
vos y cognitivos simples, pero bien asimilados-
Creo que el onanismo mental puede ser igual de y erigir sobre ellos de forma armónica y con
estéril como el sexual poco placentero o completo. coherencia, nuevos. Si se antepone la teoría a
No se si este último te puede dejar ciego, pero creo la experiencia lo más probable es que el indivi-
que el primero te impide ver más allá de tus nari- duo vaya adquiriendo una amalgama caótica
ces, no aclarando nada a largo plazo, y sólo obte- de nociones dispersas y confusionales que le
niendo una sensación de placer fugaz solitario que van a impedir la correcta incorporación de nue-
acaba sumiendo al individuo en la más áspera des- vas. En el grupo se reaprende y aprende a par-
esperación. La complejidad de la mente humana, tir del sentir y del vivir intenso de las propias
incluyendo la parte emocional y racional no puede experiencias vitales del grupo. En tal proceso,
entenderse desde un enfoque individual sino que la persona irá configurando su propia óptica o
debe contemplar a la “alteridad” para aclararse: a corpus teórico – fruto de los conocimientos
las personas, como grupo, en el elemento emocio- adquiridos y las experiencias vividas - con la
nal y a otras disciplinas –poesía, lingüística, biolo- que realizará sus propias lecturas de la subje-
gía, filosofía etc, etc.-, no solamente el psicoanáli- tividad. Para Bion, las emociones sentidas en
sis, en el racional. En este punto encuentro que el grupo son el corazón mismo de la evolución
tiene vigencia la teoría del matemático Kurt Gödel, personal y del pensamiento (10). En el grupo la
que en sus teorías de la incompletitud (31), explica dualidad razón-emoción llega a su fin cuando
que ningún sistema lógico es completo, pues se vinculan las palabras a las emociones.
siempre habrá una serie de enunciados no deduci-
bles desde el propio sistema. Es a partir del mundo
externo, donde uno puede aclararse, salir de sí VII. Conclusiones
mismo y convertirse mediante los ojos de los
demás en observador de sus dificultades y de sus Decía el escocés David Hume “la razón es y
posibles soluciones. debería ser la esclava de las pasiones”. Sin duda
me temo que lo es, sobretodo cuando se niega
Para este sistema solitario y la intrasubjetividad su supremacía sobre la razón. Desde una pers-
del individuo el grupoanálisis, como ya he explica- pectiva neurobiológica y a partir de los últimos
do a lo largo de este trabajo, constituye un medio hallazgos en neurociencia hoy sabemos que los
de descentralización del pensamiento, únicamen- tractos nerviosos que van desde los ganglios
te ubicado en la cabeza del sujeto, y capacitación basales y la amígdala del sistema límbico -donde
de éste para ser compartido por el resto de miem- se presupone a nivel biológico la residencia de
bros del grupo para salirse de su propia atrapante las emociones y del inconsciente- al hipocampo
red racional y ver(se) sus palabras a través de las y el lóbulo temporal medial - que representa la
emociones del resto del grupo. parte más consciente de nuestros actos y donde
mediante el lóbulo frontal controlamos las tor-
Nuestras teorías en el grupo son como las fami- mentas emocionales como podemos - están más
lias que traemos, a nivel mental, en forma de cre- desarrollados y van más rápidos que en el senti-
encias, prejuicios… y que las traemos quizás ini- do contrario (32-35). Este hallazgo explicaría, en
cialmente como estandarte y defensa, y poste- parte, la debilidad de lo racional frente a lo irra-
riormente para ser re-definidas articulando lo cional. Pretender controlar las emociones desde
vivencial con lo racional. lo racional supone a la larga una pasión inútil y
costosa. Tal parece, y a colación con los apunta-
Siguiendo a Sunyer, “la experiencia siempre lamientos neurobiológicos comentados, que
marca la forma cómo vamos entendiendo la antinatural sería el ir en la dirección opuesta.

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Como plantea Solomon, el cómo encajan y fun- para no dar lugar a la duda, que la mentalidad
cionan nuestras emociones en nuestra vida ha grupal corresponde a la actividad mental colecti-
de comprenderse de maneras diferentes, pero va que se produce cuando las personas se reú-
obviamente relacionadas. Una de ellas consiste nen en un grupo. Está formada por la opinión,
en la búsqueda del significado de las emociones, voluntad o deseo y es la voluntad, opinión o
que pienso sería abarcado por varias disciplinas: deseo unánime en un momento dado. Todos los
una de ellas el grupoanálisis, otro sería el estu- miembros contribuyen de una manera incons-
dio de un sustrato neurobiológico de las emocio- ciente. Por otro lado, la cultura grupal represen-
nes, una tercera que pasaría por la especulación, taría la manera como se organiza en un momen-
sobre la historia evolutiva, que correspondería al to dado el interjuego entre la propia mentalidad
psicoanálisis, y yo añadiría una cuarta, que bien grupal y los deseos de los individuos.
podría añadirse a la historia evolutiva y que la
atribuiría a la cultura, la sociedad y la moralidad.
VIII. Referencias bibliográfícas
Espero y deseo que este trabajo constituya el
1. Freud S. Proyecto de una psicología para neu-
producto de los que Carl Rogers denominó
rólogos. En Obras Completas Vol.2.
“aprendizaje significativo”, algo que definió
Barcelona: Biblioteca Nueva; 1895.
como “una forma de aprendizaje que es más que
una mera acumulación de hechos. Es una mane- 2. Mitchell S. Conceptos relacionales en psicoa-
ra de aprender que señala una diferencia –en la nálisis. Una integración. México D.F: Siglo XXI
conducta del individuo, en sus actividades futu- Editores; 1988.
ras, en sus actitudes y en su personalidad-; es un
aprendizaje penetrante, que no consiste en un 3. Valiente D. Psicoterapia psicoanalítica de
simple aumento del caudal de conocimientos, grupo. Madrid: Fundamentos; 1987.
sino que se entreteje con cada aspecto de su
existencia” (21, citado a partir de Sunyer). Al hilo 4. Guy J. La vida personal del psicoterapeuta. El
de lo anterior, me refiero a este trabajo como un impacto de la práctica clínica en las emocio-
texto teórico surgido a partir de “lo experiencia- nes y vivencias del terapeuta. Buenos Aires:
do”, con elementos integrados, algunos en pro- Paidós; 1987.
ceso y otros, afortunadamente todavía por des-
5. Laplance J, Pontalis JB. Diccionario de psicoa-
cubrir.
nálisis. Barcelona: Paidós; 1967.
Concluyendo, y como corolario a todo lo argüido 6. Freud A. El yo y los mecanismos defensa.
en este trabajo, diría que la comprensión de las Barcelona: Paidós; 1961.
dificultades que a uno le llevan al sufrimiento
psicológico no se remedian en el plano intelec- 7. Euménides (obra). Wikipedia. La enciclopedia
tual si no en el afectivo y vivencial (sea en tera- libre. Accesible en: URL: http://es.wikipe-
pia grupal como individual). De la emoción a la dia.org/wiki/Eum%C3%A9nides_(obra)
razón, no en el sentido inverso, y en compañía
las indefiniciones y ambigüedades se transfor- 8. Davis F. La comunicación no verbal. Madrid:
man en claridad y precisión. El grupoanálisis, se Alianza Editorial; 1998.
muestra como un instrumento psicoterapéutico
9. Sunyer JM. Psicoterapia de grupo grupoanalí-
muy adecuado, para la experimentación viven-
tica. La co-construcción de un conductor de
cial y emocional de las dificultades psicológicas
grupos. Madrid: Biblioteca Nueva; 2008.
de las personas, permitiendo, desde una necesa-
ria atmósfera emocional, la articulación de las 10. Martínez M. Aportacions de W. Bion a la
palabras vacías y confusionales con emociones Clínica. Revista de Psicoterapia psicoanalíti-
sentidas a través de cada miembro, de todos y ca, núm. 6 – 2004.
del propio grupo como unidad terapéutica.
11. Murillo A. La impossibilitat de dir-ho. Revista
[1] Puesto que suelen existir dudas acerca de de Psicoterapia Psicoanalítica, Índex núm. 8,
ambos término bionianos quisiera explicitar, 2005.

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De la emoción a la razón a través del Grupoanálisis

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• Recibido: 19-7-10.
• Aceptado: 28-9-10.

Correspondencia:
José Miguel Ribé Buitrón.
Centro de Salud Mental de Adultos de Sant Andreu.
C/ Sagrera, 179 1r. 08037-Barcelona
Telf.: 93 340 86 54; Fax: 93 349 54 98 • jribe80@hotmail.com

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