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Crecimiento económico de los años 60 y 70, coexistió con un estado de anarquía monetaria.
Para terminar con ella se dictó la Ley Gral. de Monedas 1130 complementada con la 1354
en 1883. Con la última se implantó el monometalismo oro, se redujeron a 5 los bancos
autorizados a emitir, comenzaron a sacarse de circulación los demás billetes y se estableció
la conversión a la par del peso papel oro. La conversión no duro mucho tiempo, va a durar
hasta el 85.
Ocurrió lo siguiente:
El oro
La cotización del oro constituía el indicador de mayor interés en el que se encontraba el
reflejo de casi todos los factores que operaban en el proceso económico. Un año de
asumir Juárez Celman había desaparecido la convertibilidad. En ese año (1885) el oro se
cotizaba a 137 pesos, en el 87 se redujo para en el 88 trepar fuerte.
A mediados del 89 empieza a aumentar y no se detendrá hasta 1894. HASTA AÑOS
DESPUÉS DE LA CRISIS LA DEPRECIACIÓN MONETARIA CONTINUÓ. El ascenso
iniciado en el 89 se debía a la cauda de los préstamos del exterior, en tanto que los egresos
aumentaban por el alto nivel de importaciones y los pagos de la deuda. El gobierno ahora
escaso de fondos, debía acudir al mercado abierto para comprar oro o libras, con lo cual
aumentaba la demanda y las cotizaciones. La situación se hace realmente mala en el 90 en
donde se registra una fuga de oro de 36 millones.
El gobierno en los primeros meses del 90 todavía podía declarar el alto nivel de actividad,
de comercio exterior, de obras públicas y no falta el manipuleo de las cifras para restar
importancia al monto de la deuda externa e interna.
El mismo gobierno admite puntos flojos como la especulación con consecuencias malas
para la economía. A fines de 88 los inversores extranjeros comienzan a recelar del
desenlace que tendrá esta euforia y de que se mantengan los altos rendimientos de los
papeles argentinos. El primero que lo siente es la Baring Brothers que no encuentra
inversores para un empréstito destinado a financiar la instalación de aguas corrientes de
Buenos Aires. La suba del oro, pareja con la depreciación monetaria y salarial, provoca ya
en el88 agitación social y las primeras huelgas. En el 89 se agudiza y el presidente cambia
el ministro de economía a Pacheco por Varela y este va a decidir retirar oro atesorado como
garantía de emisión para lanzarlo al mercado con la intención de bajar el precio del oro,
pero el papel producido en la venta es entregado a la plaza para fomentar la especulación
que se trataba de combatir. Ante el fracaso se prohíben las operaciones de oro por billetes,
prohibición que se burla y lleva al cierre temporario de la Bolsa (creyéndose que con eso
iban a solucionar la especulación). Pero el oro sigue subiendo y además se perdió buena
parte de la reserva. Entonces renuncia Varela y vuelve al cargo Pacheco. Ahora este va a
querer reducir la emisión y constituir un fondo de garantía de 80 millones oro, según un
proyecto de ley. Se autoriza al gobierno a vender tierras en Inglaterra. Pero fracasa porque
el oro que se había dejado ahora había aumentado el doble. La actividad económica, cuyos
ingresos son generados en su mayoría por los recursos externos, se va deteriorando,
comenzando por la construcción, que se paraliza. Suben aceleradamente los precios y
comienza a escasear el dinero; el gobierno encuentra dificultades para atender sus gastos,
hay empresas que suspenden pagos, se producen huelgas y las primeras quiebras. El
mercado inmobiliario se paraliza al igual que el bursátil por falta de compradores. Los
bancos restringen los créditos, lo que provoca cierto pánico en la Bolsa, repercutiendo en
las cotizaciones.
En julio estalla el movimiento revolucionario cuyo jefe militar era el Gral. Campos, dura
cuatro días, hasta el 29 de julio siendo en el PARQUE DE ARTILLERÍA. El episodio
termina con el triunfo del gobierno. La situación era insostenible y el presidente renuncia el
5 de agosto.
La gestión de Pellegrini
En el 88’, la suba del oro junto con la depreciación monetaria y salarial dio comienzo a la
agitación social y a que los inversores extranjeros duden del mantenimiento de los
rendimientos de los papeles argentinos.En 1889, se decide retirar el oro atesorado para
lanzarlo al mercado y bajar su precio, pero como lo que se obtiene de las ventas es
entregado a la plaza, se fomenta la misma especulación que se buscaba acabar.