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Nombre artículo/documento:

Economía del cuidado y empoderamiento económico de las mujeres. Resultados,


aprendizajes y retos de we-care en Colombia

Autores: OXFAM

Año de publicación: 2017

Link/doi: https://newlaborforum.cuny.edu/2017/03/03/recognize-reduce-redistribute-
unpaid-care-work-how-to-close-the-gender-gap/

Resumen:
Qué es economía del cuidado:

Esta incluye todos los servicios y trabajo destinado a “proveer cuidado” a otras
personas, actividades asignadas por la mayoría de las sociedades a las mujeres pero que
en realidad podrían ser realizadas por terceras personas o por entidades. Hay elementos
del cuidado, como proveer cariño o apoyo moral que no son delegables al mercado ni a
los servicios de cuidado estatales; sin embargo muchos otros sí. Toda labor de cuidado es
como un aporte "en especie" para la sociedad, lo que tiene un costo porque produce
bienestar. Culturalmente estas labores han sido asignadas a la mujer, como un rol de
género que ha sido dispuesto socialmente. Estas labores de cuidado incluye:

- Servicios no remunerados esenciales para las familias: preparación de alimentos,


recolección de agua y leña, limpieza del hogar, el lavado y planchado de ropa o la
atención a niños, niñas y personas mayores o enfermas.
- Actividades de trabajo comunitario no remunerado tales como el cuidado de
personas ajenas al hogar o la participación en comités de salud, comités escolares
y otros proyectos de beneficio colectivo.
- En áreas rurales las mujeres también asumen como parte de sus responsabilidades
de cuidado la atención a los animales de cría, el huerto familiar, o la
comercialización de diversos productos en los mercados.
¿Por qué es importante la economía del cuidado en la agenda de la desigualdad?

Las obligaciones de cuidado se convierten en un “muro de cristal” que limita su


posibilidad de participar en la vida política, económica, social y cultural. Implican un
trabajo muy pesado y una enorme dedicación de tiempo y esfuerzo. Las mujeres rurales
se ven sometidas a triple jornada laboral si quieren aportar activamente a la economía de
sus hogares, puesto deben cuidar el hogar, desempeñar su trabajo y participación en
asociaciones comunales.
Además, los hogares con menor nivel de ingresos, especialmente aquellos sin acceso a
servicios básicos de electricidad, agua y saneamiento, las actividades del cuidado exigen
mucho más tiempo y esfuerzo y limitan enormemente a las mujeres asu desarrollo
personal y limitan su tiempo libre.

La inequidad en la distribución de la responsabilidad del cuidado afecta de forma


generalizada a las mujeres rurales colombianas.

El proceso de we-care en Colombia

WE-Care en Colombia se desarrolla en el departamento de Boyacá. Oxfam ha


acompañado el proceso de Mercados Campesinos, una estrategia de comercialización de
productos agrícolas en las áreas urbanas por medio de la cual busca la autonomía
económica de las mujeres rurales de la región central.

Las mujeres campesinas a parte de las actividades de producción y comercialización


debían dedicarse a labores de cuidado. Esto llevo a Oxfam a querer profundizar sobre la
problemática para esto implementó metodologías como:

- Análisis Rápido del Cuidado: mediante grupos focales en las comunidades, en los
cuales participaron 83 personas. Mujeres y hombres, jóvenes y personas mayores
reflexionaron en torno a las dificultades asociadas al trabajo de cuidado y
plantearon estrategias para su reducción.
- 138 encuestas de hogar sobre el trabajo de cuidado, las cuales permitieron realizar
un análisis estadístico inicial acerca de la distribución del tiempo entre los
miembros de la familia al inicio del proceso. Posteriormen te se realizaron 145
encuestas para la medición final de los resultados de la intervención. Algunos
resultados:
● Seis de cada diez hombres encuestados nunca habían lavado, secado,
planchado o remendado una prenda de ropa.
● Cada día las mujeres dedicaban tres horas más que los hombres a las
actividades de cuidado en el hogar cinco horas las mujeres respecto a dos los
hombres
● Siete de cada diez mujeres encuestadas declararon realizar ellas solas todas
las tareas de cuidado en el hogar.

2. Promover el reconocimiento y la redistribución del trabajo del cuidado

La estrategia dirigida a la opinión pública y organizaciones aliadas básicamente se centró


en visibilizar las sobrecargas en trabajo de cuidado experimentadas por las mujeres
rurales, mediante el desarrollo de foros, documentos de influencia (como videos e
infografías) y campañas de twitter, entre otras acciones de comunicación. También se
llevaron a cabo encuentros de aprendizaje, conversatorios y cine-foros para dar a conocer
los resultados, compartir aprendizajes y promover la reflexión y el debate.

3. Demandar más y mejores servicios de atención

Debido a la carencia de lugares de atención de cuidado en las áreas rurales, el proceso


debe trascender de los ámbitos familiar y comunitario para buscar transormaciones más
estructurales, demandando más y mejores infraestructuras y servicios de cuidado por
parte de las administraciones públicas tanto locales como nacionales- y del sector
privado. Para esto es necesario conocer la importancia de las tres R

1. Reconocer el trabajo del cuidado y a las personas cuidadoras, lo que significa


hacer visible el trabajo que éstas realizan y su importancia, cuestionando además
las relaciones de poder y las normas sociales que lo adjudican de forma “natural”
a las mujeres.

2. Reducir el tiempo y las dificultades asociadas al trabajo de cuidado ya que tiene


un alto coste en tiempo y esfuerzo físico y mental, especialmente para las mujeres
más pobres.

3. Redistribuir las responsabilidades de cuidado de manera más equitativa, tanto al


interior de los hogares bajo una perspectiva de equidad entre hombres y mujeres
como fuera de éstos, con entidades del Estado que brindan servicios de cuidado.

Una cuarta R del trabajo de cuidado está siempre presente en la estrategia de


incidencia: la Representación de las cuidadoras, es decir, que sean las propias
mujeres quienes lleven a cabo las actividades de incidencia tanto con el sector
privado como con el Estado.

4. Aligerar la carga del cuidado

El proceso WE-Care ha distribuido a las familias priorizadas implementos que las


mujeres identificaron como claves para reducir el tiempo y esfuerzo dedicado por
ellas y que pudieran mantener, tales como máquinas lavadoras, estufas de gas, tanques de
recolección de agua de lluvia, motobombas y sistemas de suministro de agua a las
cocinas.

Resultados del proyecto en el ámbito de lo doméstico:

- Las responsabilidades del cuidado se comparten más equitativamente.


- Se ha aligerado la carga del cuidado.
- Ahora las mujeres disponen de más tiempo para otras actividades
- La salud de las mujeres ha mejorado al reemplazar las cocinas de leña

Redistribuir la carga del cuidado significa tomar medidas más allá del ámbito doméstico.
El cuidado no se provee solamente en los hogares y las comunidades, sino también en la
Esfera pública de los mercados y el Estado. La redistribución de las responsabilidades del
cuidado exige intervenciones estatales activas y de alcance universal, incluyendo la
cobertura de programas y servicios de atención en las zonas rurales, las políticas sociales,
de salud y de educación, así como la regulación del mercado laboral.

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