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Tp 16 Parte 2 Corina Rodríguez Enríquez

1) ¿Qué es la economía feminista? Mencionar el foco de su análisis, objetivos (políticos y


científicos) y metodología

La economía feminista es una corriente de pensamiento que critica y cuestiona los supuestos
neoclásicos de la economía ortodoxa, incorporando dimensiones no contempladas por esta
visión convencional. Su análisis se centra en el nudo producción/reproducción, poniendo
énfasis en el trabajo doméstico y en la participación económica de las mujeres.

Los objetivos políticos y científicos de la economía feminista son revelar los mecanismos de
discriminación en el mercado laboral, analizar la desigualdad económica de género y proponer
estrategias para transformar la dinámica económica en un sentido igualitario.

En cuanto a su metodología, la economía feminista realiza críticas y reflexiones en todos los


campos temáticos de la economía, en los tres niveles de análisis (micro, meso y macro) y en
relación con las distintas escuelas de pensamiento. Además, pone en el centro del análisis la
sostenibilidad de la vida económica de las mujeres y visibiliza las implicancias específicas sobre
la vida de las mujeres de procesos como la globalización económica, los patrones de
crecimiento y desarrollo, las políticas comerciales y de liberalización financiera, las crisis
económicas y los programas de ajuste estructural y de austeridad.

2) Buscar qué se entiende por “trabajo doméstico no remunerado”. ¿Cómo conceptualiza la


Economía feminista al trabajo doméstico no remunerado? Definir la categoría “economía
del cuidado”

El "trabajo doméstico no remunerado" se refiere a las actividades realizadas en el hogar, como


la limpieza, la cocina, el cuidado de los niños, la atención a personas mayores o enfermas,
entre otras, que no son remuneradas ni reconocidas como trabajo en el mercado laboral. Estas
tareas son llevadas a cabo mayoritariamente por mujeres y no son contabilizadas en las
estadísticas económicas convencionales.

La economía feminista conceptualiza el trabajo doméstico no remunerado como una forma de


trabajo invisible y subvalorado, que sostiene y reproduce la economía en su conjunto. Se
considera que este tipo de trabajo es esencial para el funcionamiento de la sociedad y la
economía, ya que permite la reproducción de la fuerza de trabajo y el cuidado de las personas.
Sin embargo, su falta de reconocimiento y valoración contribuye a la desigualdad de género y a
la explotación de las mujeres.

La categoría "economía del cuidado" se refiere al análisis y estudio de las actividades de


cuidado, tanto remuneradas como no remuneradas, que son necesarias para el bienestar y la
reproducción de las personas. Esta perspectiva reconoce que el cuidado no es solo
responsabilidad individual, sino que tiene implicaciones económicas y sociales más amplias. La
economía del cuidado busca visibilizar y valorar el trabajo de cuidado, así como analizar las
desigualdades de género y las políticas necesarias para promover una distribución más
equitativa de las responsabilidades de cuidado.

3) Observar el gráfico del flujo de la renta en las sociedades capitalistas de la página 38.
Responder: ¿Qué grado de importancia que le otorga a esa dimensión para la reproducción
del sistema capitalista de producción?
La economía feminista otorga una gran importancia a la dimensión del trabajo doméstico no
remunerado y la economía del cuidado en la reproducción del sistema capitalista de
producción. Esta corriente de pensamiento sostiene que el trabajo doméstico no remunerado,
realizado mayoritariamente por mujeres, es esencial para la reproducción de la fuerza de
trabajo y el funcionamiento de la economía en su conjunto.

En el gráfico del flujo de la renta en las sociedades capitalistas, se puede observar cómo el
trabajo de cuidado no remunerado que se realiza en los hogares constituye un subsidio a la
acumulación de capital. Este trabajo sostiene la reproducción de la fuerza de trabajo al cuidar,
alimentar y mantener a las personas en condiciones de emplearse. Sin embargo, este trabajo
no es reconocido ni valorado en el sistema económico convencional, lo que contribuye a la
explotación y desigualdad de género.

La economía feminista argumenta que es necesario visibilizar y valorar el trabajo doméstico no


remunerado, así como redistribuir las responsabilidades de cuidado de manera más equitativa,
para lograr una transformación hacia un sistema económico más justo e igualitario.

4) Definir la categoría organización social del cuidado y mencionar las principales evidencias
construidas por la Economía feminista sobre el tema.

La categoría "organización social del cuidado" se refiere a la forma en que se estructuran y


distribuyen las responsabilidades de cuidado en una sociedad. Incluye tanto las prácticas y
normas sociales relacionadas con el cuidado, como las instituciones y políticas que influyen en
su organización. Esta categoría reconoce que el cuidado no es solo una responsabilidad
individual, sino que está influenciado por factores sociales, económicos y políticos.

La economía feminista ha construido evidencias significativas sobre la organización social del


cuidado. Algunas de las principales evidencias incluyen:

1. Desigualdad de género en el trabajo de cuidado: Las mujeres realizan la mayor parte del
trabajo de cuidado no remunerado, lo que contribuye a la desigualdad de género en el ámbito
laboral y limita su participación en otras actividades económicas y sociales.

2. Feminización del cuidado: El cuidado se ha asociado históricamente con las mujeres y se


considera una tarea natural y esperada de su rol de género. Esta feminización del cuidado
perpetúa estereotipos de género y limita las oportunidades de las mujeres en otros ámbitos de
la vida

3. Impacto económico del cuidado: El trabajo de cuidado no remunerado tiene un valor


económico significativo, pero no se refleja en las estadísticas económicas convencionales. Su
falta de reconocimiento y valoración contribuye a la desigualdad económica y a la explotación
de las mujeres.

4. Necesidad de políticas públicas: La organización social del cuidado requiere de políticas


públicas que promuevan una distribución más equitativa de las responsabilidades de cuidado,
como la ampliación de servicios de cuidado accesibles y asequibles, la implementación de
licencias parentales y paternales, y la promoción de la corresponsabilidad en el cuidado entre
hombres y mujeres.
Estas evidencias demuestran la importancia de analizar y transformar la organización social del
cuidado desde una perspectiva feminista, con el objetivo de lograr una distribución más justa y
equitativa de las responsabilidades.

5) ¿Cuáles son los desafíos que tienen los Estados para la elaboración de políticas públicas
orientadas al cuidado?

Los Estados enfrentan varios desafíos al elaborar políticas públicas orientadas al cuidado.
Algunos de estos desafíos incluyen:

1. Reconocimiento y valoración del trabajo de cuidado: Uno de los desafíos es reconocer y


valorar el trabajo de cuidado, tanto remunerado como no remunerado, como una contribución
fundamental para el bienestar de la sociedad. Esto implica superar la invisibilización y
subvaloración histórica de este trabajo, y garantizar su inclusión en las políticas públicas.

2. Distribución equitativa de las responsabilidades de cuidado: Otro desafío es promover una


distribución más equitativa de las responsabilidades de cuidado entre hombres y mujeres, así
como entre el Estado, el mercado y la comunidad. Esto implica fomentar la corresponsabilidad
en el cuidado y superar los estereotipos de género que asignan principalmente a las mujeres la
responsabilidad del cuidado.

3. Acceso a servicios de cuidado de calidad: Es fundamental garantizar el acceso a servicios de


cuidado de calidad, como guarderías, centros de atención a personas mayores o enfermas, y
servicios de atención infantil temprana. Esto implica asegurar la disponibilidad, accesibilidad y
asequibilidad de estos servicios, especialmente para las personas de bajos ingresos.

4. Protección y derechos de las personas cuidadoras: Los Estados también deben garantizar la
protección y los derechos de las personas que realizan trabajos de cuidado remunerados, como
las trabajadoras domésticas y las cuidadoras informales. Esto implica establecer regulaciones
laborales adecuadas, asegurar salarios justos, condiciones de trabajo dignas y acceso a
seguridad social.

5. Coordinación intersectorial y cooperación internacional: La elaboración de políticas públicas


orientadas al cuidado requiere de una coordinación efectiva entre diferentes sectores y
actores, como los ministerios de trabajo, de salud, de educación y de igualdad de género.
Además, la cooperación internacional es fundamental para compartir buenas prácticas y
experiencias en el diseño e implementación de políticas de cuidado.

Estos desafíos evidencian la necesidad de abordar de manera integral y transformadora la


organización social del cuidado a través de políticas públicas que promuevan la redistribución
de las responsabilidades de cuidado, el reconocimiento y valoración del trabajo de cuidado, el
acceso a servicios de cuidado de calidad y la protección de los derechos de las personas
cuidadoras. Además, se requiere una coordinación intersectorial y cooperación internacional
para compartir buenas prácticas y experiencias en el diseño e implementación de políticas de
cuidado.

6) Ver la imagen de la página 33, describirla y elaborar una síntesis sobre la Economía
feminista y las posibilidades que brinda para colaborar en la superación de las
desigualdades de género.

La Economía feminista es una corriente de pensamiento que busca analizar y transformar las
estructuras económicas y sociales desde una perspectiva de género. Su objetivo es comprender
cómo las desigualdades de género se manifiestan en el ámbito económico y proponer
estrategias para su superación.

La Economía feminista destaca la importancia de reconocer y valorar el trabajo de cuidado no


remunerado, realizado mayoritariamente por mujeres, como una contribución fundamental
para la reproducción de la fuerza de trabajo y el funcionamiento de la economía en su
conjunto. También critica la división sexual del trabajo, que asigna a las mujeres roles
tradicionales de cuidado y limita su participación en otros ámbitos económicos y sociales.

Esta corriente de pensamiento propone políticas públicas orientadas a promover una


distribución más equitativa de las responsabilidades de cuidado, así como a garantizar el
acceso a servicios de cuidado de calidad y la protección de los derechos de las personas
cuidadoras. También aboga por la igualdad salarial, la eliminación de la discriminación de
género en el mercado laboral y la promoción de la participación económica de las mujeres.

En resumen, la Economía feminista ofrece un enfoque crítico y transformador que busca


abordar las desigualdades de género en el ámbito económico. Proporciona herramientas
teóricas y prácticas para comprender y enfrentar las estructuras y dinámicas que perpetúan
estas desigualdades, con el objetivo de lograr una sociedad más justa e igualitaria.

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