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1 LA CRIMININOLOGÍA DEL DELITO


En esta parte tenemos a bien de considerar la importancia dentro de la
perspectiva de la criminología como ciencia basada en la experiencia y
observación de los hechos, plantear sumariamente una serie de preguntas
sobre el objeto delito o hecho criminal que es una de las preocupaciones de
la criminología, deslindándola de la noción penal del crimen y asimismo
analizar el cuestionamiento político social de la misma institución.
2.1.1 NOCIÓN SOCIOLÓGICA DEL DELITO
Si nosotros estudiamos la criminología, particularmente el delito desde la
posición jurídica y penal, es indudable que la noción del delito sea una
concepción estrictamente legal o normativa, donde no es correcto tener
una visión empírica de la misma. Pero en la práctica del crimen existieron
muchos problemas cuando se continúa por una concepción penal del delito.
Ahí vamos.
El doctor Sutherland ha sido probablemente unos de los primeros en
señalar tácitamente la idea de una noción criminológica del delito, al
presentar en 1939 la tesis del “Delito de cuello blanco”. Refiriéndose a
ciertas conductas “delictivas” no calificadas así por las leyes penales de
entonces. Posteriormente después, en el Segundo Congreso Internacional
de Criminología de 1950, el doctor Donnedieu de Vabres planteó que era
necesario llegar a una noción criminológica del delito. En 1959, Giuliano
Vassalli consideró el caso de los “delitos políticos” al preguntarse cómo
considerar objeto de estudio de la criminología los “delitos contra el orden
público y contra la soberanía del Estado cometidos por quien combate por
la liberación de su país de una injusta opresión extranjera o de un régimen
totalitario”. A la inversa Vassalli señalaba también una serie de
comportamientos realizados en épocas de guerra o por los poderes del
Estado de comportamientos realizados en épocas de guerra o por los
podres del Estado que no están incriminados legalmente como delitos, pero
de las que no debería desinteresarse el criminólogo por ello él era partidario
de que la criminología se acoja a una concepción sociológica del delito con
límites éticos, considerándose al Derecho Penal como un punto válido de
partida y de referencia. En suma planteaba un punto de vista “legal-
sociológico”.
El doctor Miguel Ángel PEelaez (1982) sostenía también que “hay que
reconocer que no todas las infracciones delictuosas, objetivamente
consideradas, son tales. Por ello, no todos los delitos dan lugar a problemas
criminológicos y, por consiguiente, no todos integran el objeto de la
criminología”. Agregando lo que él denomina conductas en estado de
peligrosidad individual o social como objeto de estudio criminológico.
Puntos de vista afines a estas ideas provienen de la concepción sociológica
del delito de criminólogos norteamericanos, entre los que destacan T.
Sellin, E. Sutherland, M. Elliot, entre otros.
La idea de trabajar con una noción de delito no estrictamente penal, tienen
relación con la visión fáctica de la criminología, por cuanto el estudio del
delito desde el punto de vista dogmático-penal, al margen de su contexto
socio económico, carece de sustento realmente objetivo al olvidarse de la
realidad, llegando como decía López Rey a un “Bizantinismo jurídico”
(1975), y que no puede ser una referencia suficiente para el estudio
criminológico. Otros planteamientos se han desarrollado también por
algunos criminólogos radicales como los Schwendinger (1981), para
quienes, aunque “la legalidad de una definición de delito propuesta puede
resultar de una situación mayoritaria en un parlamento (y por consiguiente,
como veremos más adelante, subordinar la actividad de los científicos
sociales a una ideología predominante), desde un punto de vista empirista
no puede considerarse que una votación mayoritaria sea una definición
operativa adecuada.”

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