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Este documento discute la noción sociológica del delito en contraposición a la noción legal o penal. Explica que varios criminólogos han argumentado que la criminología debe estudiar conductas que no son consideradas delitos legales pero que representan un peligro para la sociedad, como los delitos de cuello blanco. También señala que definir el delito solo desde una perspectiva legal ignora el contexto socioeconómico y no permite un estudio objetivo de la criminalidad desde la criminología.
Este documento discute la noción sociológica del delito en contraposición a la noción legal o penal. Explica que varios criminólogos han argumentado que la criminología debe estudiar conductas que no son consideradas delitos legales pero que representan un peligro para la sociedad, como los delitos de cuello blanco. También señala que definir el delito solo desde una perspectiva legal ignora el contexto socioeconómico y no permite un estudio objetivo de la criminalidad desde la criminología.
Este documento discute la noción sociológica del delito en contraposición a la noción legal o penal. Explica que varios criminólogos han argumentado que la criminología debe estudiar conductas que no son consideradas delitos legales pero que representan un peligro para la sociedad, como los delitos de cuello blanco. También señala que definir el delito solo desde una perspectiva legal ignora el contexto socioeconómico y no permite un estudio objetivo de la criminalidad desde la criminología.
En esta parte tenemos a bien de considerar la importancia dentro de la perspectiva de la criminología como ciencia basada en la experiencia y observación de los hechos, plantear sumariamente una serie de preguntas sobre el objeto delito o hecho criminal que es una de las preocupaciones de la criminología, deslindándola de la noción penal del crimen y asimismo analizar el cuestionamiento político social de la misma institución. 2.1.1 NOCIÓN SOCIOLÓGICA DEL DELITO Si nosotros estudiamos la criminología, particularmente el delito desde la posición jurídica y penal, es indudable que la noción del delito sea una concepción estrictamente legal o normativa, donde no es correcto tener una visión empírica de la misma. Pero en la práctica del crimen existieron muchos problemas cuando se continúa por una concepción penal del delito. Ahí vamos. El doctor Sutherland ha sido probablemente unos de los primeros en señalar tácitamente la idea de una noción criminológica del delito, al presentar en 1939 la tesis del “Delito de cuello blanco”. Refiriéndose a ciertas conductas “delictivas” no calificadas así por las leyes penales de entonces. Posteriormente después, en el Segundo Congreso Internacional de Criminología de 1950, el doctor Donnedieu de Vabres planteó que era necesario llegar a una noción criminológica del delito. En 1959, Giuliano Vassalli consideró el caso de los “delitos políticos” al preguntarse cómo considerar objeto de estudio de la criminología los “delitos contra el orden público y contra la soberanía del Estado cometidos por quien combate por la liberación de su país de una injusta opresión extranjera o de un régimen totalitario”. A la inversa Vassalli señalaba también una serie de comportamientos realizados en épocas de guerra o por los poderes del Estado de comportamientos realizados en épocas de guerra o por los podres del Estado que no están incriminados legalmente como delitos, pero de las que no debería desinteresarse el criminólogo por ello él era partidario de que la criminología se acoja a una concepción sociológica del delito con límites éticos, considerándose al Derecho Penal como un punto válido de partida y de referencia. En suma planteaba un punto de vista “legal- sociológico”. El doctor Miguel Ángel PEelaez (1982) sostenía también que “hay que reconocer que no todas las infracciones delictuosas, objetivamente consideradas, son tales. Por ello, no todos los delitos dan lugar a problemas criminológicos y, por consiguiente, no todos integran el objeto de la criminología”. Agregando lo que él denomina conductas en estado de peligrosidad individual o social como objeto de estudio criminológico. Puntos de vista afines a estas ideas provienen de la concepción sociológica del delito de criminólogos norteamericanos, entre los que destacan T. Sellin, E. Sutherland, M. Elliot, entre otros. La idea de trabajar con una noción de delito no estrictamente penal, tienen relación con la visión fáctica de la criminología, por cuanto el estudio del delito desde el punto de vista dogmático-penal, al margen de su contexto socio económico, carece de sustento realmente objetivo al olvidarse de la realidad, llegando como decía López Rey a un “Bizantinismo jurídico” (1975), y que no puede ser una referencia suficiente para el estudio criminológico. Otros planteamientos se han desarrollado también por algunos criminólogos radicales como los Schwendinger (1981), para quienes, aunque “la legalidad de una definición de delito propuesta puede resultar de una situación mayoritaria en un parlamento (y por consiguiente, como veremos más adelante, subordinar la actividad de los científicos sociales a una ideología predominante), desde un punto de vista empirista no puede considerarse que una votación mayoritaria sea una definición operativa adecuada.”
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