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Siendo las 16:30 de un día de Verano, el puente se encontraba habilitado para albergar la

actividad organizada por don Larvo.

Recién iniciado el evento, productora Mutagma y dj Zorra Loca, demostraban un alto nivel
de popularidad.

"Bungee en el Mapocho. Directo al río"

La idea no fue cuestionada puesto que si de algo sabía don Larvo era de publicidad. Ni los
seis mil pesos que costaba la entrada, los diez metros de poca espectacularidad o las
asquerosas aguas que los participantes habrían de tocar, fueron impedimento. Seis
rociadores de líquido andino calmaban la temperatura. Cuatro carabineros de cortesía
rondaban dichosos el lugar.

-"Va a ser la concha, la concha misma"- dijo el empresario nocturno y dueño en jefe de la
entretención -como gustaba referirse-, mientras jalaba de un cuerno hueco de marfil la
mejor cocaína del sector.

Emilio y Vigli llegaron juntos, a momento la dj figuraba a torso desnudo manoseando sus
máquinas. Parecía para cualquiera, por calentura, una deidad. Beat, marca, marca, pelvis,
pecho y dele más. La gente ovacionaba sudando diversas drogas, tocándose, todos contra
todos.

Adentrarse en el festejo nunca resulto tan fácil, ambos retiraron sus poleras y se unieron
como animales. Pero como animales estaban todos, la muchedumbre absorta en el encanto
musical se codeaba enceguecida, sin prestar atención a la cuerda elástica, la atracción
principal que colgaba de una estructura de madera hacia las aguas del río Mapocho. Se
perdieron rápidamente, el uno del otro.

Ya hastiado don Larvo, llevado por el ímpetu que su corazón de veinte kilos era capaz de
generar, subió al escenario y empujando duramente a la dj, insto a participar. Nadie quiso,
los reclamos por el reciente silencio comenzaron a sonar, a lo que este respondió gruñendo,
con movimientos bruscos queriendo atarse al bungee. Desde un principio él sabía sería el
primero en saltar - coordinado al paso de una balsa que vendría bajando, se desprendería,
caería en la balsa, tomaría un megáfono y comunicaría el slogan publicitario: "Mutagma
man"-.

Pero la balsa no venía.

Bien, la improvisación era algo característico de este hombre, se despreocupo del amarre y
pensó para sí con los ojos cerrados "Mutagma man". La situación general comenzaba a
desbordar, pifias, dj Zorra Loca había quebrado una de sus manos y gritaba desde las
cloacas del escenario, diversos comensales llamando a los bomberos...
Don Larvo figuraba al borde del escenario sin polera, rezando.

Los carabineros silbaban mientras hacian girar sus lumas.

En vos confío

Y a las aguas del mapocho, una caida excepcional.

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