Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
coordinación
[9.1] ¿Cómo estudiar este tema?
[9.6] Resumen
TEMA
Teoría de la Coordinación
Esquema
TEMA 9 – Esquema 2
Teoría de la Coordinación
Ideas clave
Para estudiar esta lección lee las páginas 243-254 del manual de referencia de la
asignatura: La fuerza del grupo. Coordinar los procesos, silos, tribus y otros puntos
de fricción de las organizaciones (1ª edición), Ediciones Universidad de Navarra
(EUNSA). 2011, de José María Berenguer.
Es recomendable que sigas con cuidado las consideraciones que se hacen en relación
al caso práctico de la Anábasis de Jenofonte, pues te ayudarán a internalizar los
conocimientos que se exponen en el tema.
Las arquitecturas de coordinación diseñan formas de poder que son difíciles de detectar
y, algunas veces, resultan irreconocibles. Procesos, comités, grupos de trabajo y el largo
etcétera de mecanismos de coordinación confieren, en ocasiones, a algunos individuos
de la organización un mejor acceso a la información; otras veces, atribuciones
específicas en la gestión de determinados presupuestos; o, en otros casos,
protagonismos en la toma de decisiones. En todas estas situaciones y en otras fáciles de
imaginar, ciertos jugadores organizativos, no alineados en la jerarquía, disfrutan de
privilegios semejantes a los de los directivos.
El poder, ya no es solo privativo de los individuos o de las relaciones, sino de los que
intencionadamente han diseñado los mecanismos de coordinación. Este poder, oculto o
latente, es menos fácil de detectar, pero no por eso menos poderoso e influyente. Puede,
en su forma más insidiosa, llegar a la dominación.
Para Steven Lukes, existe una «tercera dimensión del poder» que ocurre no solo
cuando hay dominación, sino cuando el dominado está de acuerdo en serlo; cuando las
reclamaciones de los grupos subordinados no se formulan, no por ausencia de un canal
para ello, sino porque han sido socializados para que no las reconozcan como
problemas. Este poder encastrado en las arquitecturas de coordinación, que se da por
descontado en los procedimientos y prácticas de la organización y que arraiga y se hace
intangible en su cultura, no por eso es insignificante. Muy al contrario, puede ser
extremadamente letal en manos hábiles. Y como, además, es difícil de ver, describir o
definir, por ello resulta muy difícil oponerse a él, y combatirlo.
Y con las dinámicas de poder conviven las dinámicas de las emociones. El miedo,
el furor y la inseguridad son el caldo de cultivo de los silos, las tribus y los feudos
corporativos… y también lo son de las agendas ocultas con que se protegen las personas
que los pueblan. Cuando las ideas y los pensamientos no se manifiestan abiertamente,
se da paso a las falsas asunciones y a los malos entendidos, a la falta de confianza
mutua, a no compartir información o a proteger los contactos que confieren
importancia a uno mismo. Es el momento de aprender a separar las emociones de las
decisiones para evitar las situaciones confusas que se producen al mezclarlas. De
controlar las primeras y, simultáneamente, optimizar las segundas.
Actitud lean
El éxito de una implantación lean no solo es cuestión de dominar una específica caja de
herramientas (poka-a-joke, kanban…) o de gestionar adecuadamente un programa; ni
tan siquiera de tener una visión global de la organización como un flujo de valor del que
hay que eliminar el despilfarro, sino que es también una cuestión de actitud que debe
desarrollarse en los niveles directivos y en los de empleados de primera línea. Richard
McCormark, en su libro Lean Machines: Learning from the Leaders of the Next
Industrial Revolution (2002) citando a un alto ejecutivo de la Lockheed Martin, señala
que un 20% de lean es intelectual y un 80% emocional.
En la mayoría de los casos el proyecto lean surge de una visión repentina por parte de
un directivo que le lleva casi de inmediato a explorar los principios del lean thinking. Y
así comienza un ciclo visión-explicación-involucración en que se progresa empujado
por una creciente obsesión por lo lean. Los directores hablan continuamente de lean,
dan sentido a los sucesos de cada día en términos de muda, flujo de valor, tiempos de
ciclo y términos semejantes y exigen de sus empleados la utilización de herramientas
lean (kanban personal, análisis del despilfarro de una operación, aplicar la metodología
lean startup…). Y todo ello realizado “a pie de máquina”, cerca del cliente en la
situación más real posible y en el entorno más crítico, buscando dar soluciones
mínimas viables para probarlas y aprender.
Por desgracia esa luna de miel se evapora cuando los problemas más profundos de la
implantación salen a la superficie. Ya no es cuestión de denunciar los síntomas de
despilfarro de la organización, sino de abordar la falta de competencia que esta tiene
para abordar un cambio cultural tan profundo como el que se le exige.
Que un sencillo operador esté apoderado para detener la línea de producción cuando
detecte un mal funcionamiento (jidoka) puede ser un must prácticamente imposible en
algunos entornos fabriles y su implantación parecer extremadamente difícil; y lo mismo
puede suceder si el jidoka se intenta implantar en un entorno de desarrollo de software
utilizando técnicas (análisis estático) y metodologías (test driven development) para la
identificación temprana de fallos de programación evitando que pasen al siguiente ciclo
de desarrollo en dónde los costes de rectificación serían más elevados.
En muchas iniciativas esto lleva al desánimo y luego al abandono; pero no hay que
equivocarse, Toyota y otros que le siguieron en su “jornada lean”, invirtieron un
significativo esfuerzo en tiempo y en dinero en impulsar, desplegar e implantar el
cambio, pasando por todo tipo de dificultades. Pero esa era la transformación cultural
que exactamente necesitaban; y de hecho, la razón del éxito profesional de Taiichi
Ohno.
COMPONENTES DE LA
AGENDA OCULTA
Los deseos de las agendas ocultas se basan en la ambición de que el futuro esperado o
deseado se cumpla. De este deseo emana la imperiosa necesidad de que los interlocutores
compartan los sentimientos y el entendimiento que se tiene sobre dicho futuro.
Las necesidades se basan en el temor o en el deseo de tener algo que falta, que está
perdido, pero que es ingrediente esencial para funcionar. El inevitable sentido de
urgencia que se deriva de esta circunstancia hace que los individuos con este tipo de
agendas actúen con reticencia y cautela.
Kent Bowen, Kim B. Clark, Steven C. Wheelwright y Charles A. Holloway (1994) tratan
del impacto que tienen los proyectos de desarrollo en la innovación de las
organizaciones y dedica un capítulo específico al análisis de un concepto que viene al
pelo para este apartado: las rigideces esenciales. Estos profesores de la Harvard
Business School y de la Stanford Business School afirman:
«Pocas empresas reconocen que sus fortalezas básicas pueden tener efectos
disfuncionales. Precisamente, por el hecho de que los nuevos proyectos de desarrollo
representan una respuesta de la empresa a los cambios del mercado, son el punto focal
de la tensión entre la innovación y el status quo organizativo. Rápidamente se
convierten en el centro de una contienda en la que se busca mantener ciertas fortalezas
y renovar o reemplazar otras. Por tanto, los proyectos de desarrollo revelan el lado
obscuro de las capacidades esenciales: las rigideces esenciales. Las mismas capacidades
que constituyen una fortaleza pueden también significar una vulnerabilidad».
Las rigideces esenciales son la antesala de los silos enfermos, del tribalismo
desintegrador o de los feudos independientes porque una vez adquiridas, es inevitable
que las rutinas organizativas las perfeccionen automáticamente y acaben
consolidándolas. Las organizaciones actuales, inmersas en entornos en constante
cambio, no tienen más remedio que cuestionar sus paradigmas y desmontar, a través de
proyectos de desarrollo, los sistemas, habilidades y valores que forman sus
competencias para renovarlas o adquirir otras nuevas.
Donald Sull (2003) llega hasta hablar de una inercia activa de los mecanismos de
coordinación en la que los modelos mentales, recursos, relaciones y valores que han
contribuido a desplegar estos mecanismos se convierten con el tiempo y es
acostumbramiento de la organización en anteojeras, rutinas, piedras de molino, trabas
y dogmas que dificultan la adaptación de los mecanismos a nuevas condiciones de
operación.
En esta línea se inserta la querencia que pueden desarrollar los individuos -y las
organizaciones- por los mecanismos de coordinación. Esta querencia es el resultado de
la rutina y conduce a situaciones más graves por su efecto en la estrategia: la
especialización en la mejora continua con detrimento de la innovación de procesos.
Ante ese riesgo la organización deberá obligarse a lanzar nuevos proyectos -proyectos
de desarrollo- en los que por fuerza ejercite otras competencias y forme a personas
de otro perfil -creativas, intuitivas y quizá revolucionarias- más aptas para cambiar su
cultura y desbancar a los competidores.
La psicología social a través de uno de sus representantes más conocido - Weick (1979)
– plantea una modificación del omnipresente organigrama, de forma que en vez de
representar personas enfatice lo que es saliente o relevante en las relaciones entre ellas
recurriendo para ello a un mapa causal.
Estas relaciones (variables en el argot de los psicólogos sociales) son en realidad las que
plasman la esencia de la organización en la medida que incluyen estilos,
comportamientos e interpretaciones de las personas que la integran.
En la figura adjunta se presenta este tipo de mapas causales inspirado en la obra señera
de Weick: The Social Psycology of Organizing. Estos “organigramas modificados con
variables” son claramente de más utilidad a la hora de estudiar una nueva estrategia de
coordinación de la organización, en la medida que permiten expresar visualmente el
reflejo que los silos, tribus y luchas territoriales tienen en el comportamiento y en las
relaciones entre las personas de la organización.
Organigramas y redes informales o sociales son dos mundos paralelos que ayudan a
diseñar la arquitectura de coordinación de la organización, utilizando para ello las
técnicas de Social Network Analysis (SNA), de las que Karen Stephenson (2006)
es uno de sus más relevantes defensores.
El SNA revela los jugadores invisibles y fundamentales de las organizaciones: la
estructura informal de poder que puede ser la motora de la transformación de una
organización necesitada de mejor coordinación. Stephenson destaca tres tipos de
posiciones (o roles) que deben ser tenidas en cuenta a la hora de hacer un SNA y que
son fruto de relaciones de confianza entre las personas de la organización: los hub,
los gatekeeper y los pulsetaker.
Los hubs son las personas de la organización que mantienen relaciones informales con
un gran número de colegas (Sam en la figura adjunta). Son comunicadores compulsivos
y por lo tanto los perfectos transmisores de cualquier información.
9.6. Resumen
Lo + recomendado
Lecciones magistrales
TEMA 9 – Lo + recomendado 14
Teoría de la Coordinación
No dejes de leer…
En este paper la profesora del IESE Africa Ariño analiza como las agendas ocultas
inhiben la adopción de un comportamiento cooperativo por parte de las empresas que
participan en la gestación de un acuerdo de cooperación. De esta forma se constata
como las agendas ocultas son un obstáculo a la coordinación tanto interna como
externa.
No dejes de ver…
TEMA 9 – Lo + recomendado 15
Teoría de la Coordinación
+ Información
A fondo
Este artículo postula que los estudios de caso en la investigación sobre innovación a
nivel de la empresa requieren un modelo explícito de cómo la gente piensa y actúa en
las organizaciones. El modelo socio-cognitivo que aquí se expone combina las ideas
sociales y psicológicas de Weick con la caracterización de la empresa que hace Teece, a
partir de su base tecnológica. El artículo es particularmente interesante en la parte que
dedica a la descripción de los mapas causales de Weick.
TEMA 9 – + Información 16
Teoría de la Coordinación
Bibliografía
SULL, D. (2003). Revival of the Fittest. Why Good Companies Go Bad and How Great
Managers Remake Them, Harvard Business School Press, Boston, Massachusetts.
TEMA 9 – + Información 17
Teoría de la Coordinación
Actividades
Lee con detalle el fragmento del caso práctico que corresponde a este tema en las
páginas 243-247 del manual de la asignatura y las conclusiones del capítulo en las
páginas 253-254 del referido manual.
Concretamente, se te pide que elabores un documento que no tenga más de dos páginas
de extensión en letra tipo Georgia de tamaño 12.
TEMA 9 – Actividades 18
Teoría de la Coordinación
Test
5. ¿Cuáles de estas circunstancias pueden dar al traste con una reunión de trabajo?
A. Que se defiendan estereotipos distintos.
B. El desprecio profesional por el interlocutor.
C. La crítica a los métodos y procedimientos del interlocutor.
D. Ninguno de los anteriores.
TEMA 9 – Test 19
Teoría de la Coordinación
8. ¿Cuáles de estas son las interrelaciones de confianza que se producen en las redes
informales?
A. Pulsetaker.
B. Cotilleo.
C. Hub.
D. Las tres anteriores.
9. ¿Cuáles de las siguientes técnicas serían aconsejables para tener una mejor
perspectiva de los comportamientos de la organización?
A. Mapas causales.
B. Análisis de redes sociales de la organización.
C. Intentar desarmar las interrelaciones detectadas.
D. Ninguna de los tres anteriores.
TEMA 9 – Test 20