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ENSAYO

EL BULLYING DESARROLLO Y MANIFESTACIONES.

Por Elba Rocío Acosta Medina

El escrito que presento a continuación trata sobre el “bullying” o “acoso escolar” un


fenómeno bastante común en todos los establecimientos educativos del mundo pero que
debido a su relación con ciertos actos de violencia fatídicos que terminaron en el daño de
personas llegando en algunos casos el suicidio, ha venido ganando relevancia en el período
reciente.

Sin embargo este fenómeno no es nuevo, ni un invento de la tecnología, a pesar de que por
medio de ésta el fenómeno del bullying se potencia y adquiere una dimensión desconocida
hasta entonces. En este proceso reflexivo intento demostrar que el “bullying” o “acoso” es
inherente a la naturaleza humana, tiene un por qué y nunca podrá anularse del todo. El
aspecto más peligroso del bullying es su carácter “continuado” y en esto la tecnología tiene
un papel central.

Desde que existen seres humanos, existen diferentes formas de bullying. Según una
definición corriente el bullying es un “acoso físico o psicológico al que someten, de forma
continuada, a un alumno sus compañeros”. Existe acoso, ensañamiento, cuya intención es
llevar a la víctima a sentirse mal generando una especie de arrepentimiento por estar allí,
por existir, sin duda una situación que rápidamente acorrala al que lo sufre y lo sumerge en
la desesperación.

Existen razones, sin duda, para que el ser humano tenga tales comportamientos y también
existen motivos verdaderos y profundos para que la víctima intente una salida para todo
esto y ambos aspectos deben buscarse en la esencia de la naturaleza humana.

El bullying como dije antes, no es algo nuevo, tal vez su nombre y su forma actual
relativamente lo sea, pero existió bullying siempre y de forma diversas.

En mi opinión las conductas humanas deben descifrarse partiendo de la comprensión de la


naturaleza humana. Somos seres racionales, pero también somos seres animales, con
instintos, pasiones y conductas básicas compartidas muchas veces con otras especies, y a
pesar de jactarnos de haber dominado gran parte de las leyes de la naturaleza, tengamos
celulares y podamos enviar sondas al espacio profundo, no hemos aún aprendido a dominar
del todo nuestro propio ser, tal vez porque en cierto modo, lo comprendemos cada vez
menos. No en sus aspectos formales y científicos, sino más bien, en su esencia.

En este punto es preciso recordar que si el bullying es una forma de acoso, pues entonces
también existe en el reino animal, donde los individuos rechazados por las manadas son
acosados hasta lograr su expulsión del grupo (ejemplo los leones).

Existen elementos que deben observarse cuando se analiza el bullying. El primero es que se
trata de un “acoso” de forma “prolongada”. El acoso, sin duda, responde a algo. Algo que
nos desagrada, o que rechazamos. Y esto puede ser por motivos evidentes o desconocidos.
Simplemente fulano o mengano nos cae mal.

Nunca olvidemos que los seres humanos tenemos el instinto básico de la sociabilidad. En
este instinto se basa las reuniones sociales que en su aspecto más primitivo tenían una
íntima relación con la necesidad imperiosa de sobrevivir. Los seres humanos, se agrupaban,
no solo para conversar, sino también para cazar, construir, sembrar, defenderse, invadir,
saquear y hacer frente a catástrofes naturales, entre otros. Sin estos movimientos instintivos
y básicos, posiblemente la humanidad como especie jamás habría podido sobrevivir ya que
frente al resto de los animales depredadores no contamos con sentidos muy desarrollados
como fuerza, visión, oído, olfato o resistencia al medio ambiente. Solo los superamos en
inteligencia y aún el desarrollo tecnológico y la cultura no hubieran existido sin el instinto
básico de la sociabilidad para compartir ideas que nos impulsen al progreso.

Por tanto nuestro cerebro sabe reconocer quien nos puede ser útil para sobrevivir y quien
puede ser un obstáculo. Los débiles, los enfermizos, los que tienen pocas habilidades eran
en la antigüedad los primeros desplazados o rechazados. ¿No es esto acaso una forma
antigua de bullying? Dentro de este grupo de personas “útiles o inútiles” para las tareas más
dura de la sobrevivencia, existe otro grupo y es el de los habilidosos o artistas, es decir,
aquellos que podían contribuir al grupo aportando alguna cualidad no para sobrevivir sino
más bien para tornar leve y agradable nuestras vidas y que el común de las personas no
poseen, como ser habilidades para las bellas artes, incluso la música y el canto. Estas
cualidades sin duda les granjeaban a sus poseedores la aceptación del grupo. Por último las
personas bellas, aquellos individuos con proporciones físicas perfectas y por tanto
agradables a los sentidos también eran aceptados, ya que la belleza no es común y si lo
fuera dejaría de ser belleza.

Por contraposición tenemos que todas las personas que no posean alguna de estas
características o dicho de otro modo, algún elemento que sea de interés del grupo tendrá
mayores probabilidades de sufrir acoso o bullying. Pero entonces ¿Es culpa de la persona
misma el ser rechazada por un grupo de individuos? Por supuesto que no, pero volveré a
esto más adelante.
El bullying es un fenómeno que jamás desaparecerá y encontrará siempre nuevas formas de
manifestarse y cumplir su propósito. Para controlar esta conducta, como sucede con la
mayoría de las inclinaciones humanas más básicas como la ira, la envidia, los celos o
incluso el amor, es preciso la auto disciplina y el control, lo que dicho de otro modo, un
cierto grado de maduración.

¿Pero cómo pedir maduración y autocontrol a niños en edad escolar que recién están
descubriendo el complejo mundo de las relaciones humanas y el despertar de sus
inclinaciones más personales? He ahí la cuestión central. Como lograr que los instintos de
sociabilidad, aceptación y convivencia superen a los de clasificación o selección natural.
Estos valores se adquieren con el tiempo y en algunos casos nunca se adquieren, verdad
evidente en un mundo que se sumerge cada vez más en conflictos y guerras étnicas,
culturales y religiosas donde inocentes son sacrificados o descartados, sin ninguna
consideración.
¿Pero entonces cuando el bullying se torna peligroso? Las conductas humanas pueden
potenciarse cuando son auxiliadas por la tecnología y llegar a niveles que hasta entonces
nunca se habían visto. Este es el caso del acoso cibernético, que no es más que una
prolongación del acoso escolar a través de los medios de comunicación como el internet.
Este aspecto no es menor ya que encaja directamente en otro de los aspectos peligrosos del
bullying, esto es, su carácter prolongado. Ya no solo se acosa físicamente, también se acosa
cuando la persona no está presente y se hace desde la distancia y muchas veces el
anonimato. La víctima sin duda, experimentará una sensación de frustración y
desesperación aún mayor, ya que los medios de comunicación son omnipresentes en
nuestras vidas y no existe prácticamente manera de aislarse.

El carácter prolongado es tal vez la parte más peligrosa del bullying y en mi opinión la
responsable de que haya desencadenado tragedias terribles, sobre todo en los EE UU,
donde podemos ver jóvenes entrando en las escuelas armados y produciendo una carnicería
con sus compañeros, o bien noticias del suicidio de algún menor por causa del acoso
escolar.

Entiendo a las víctimas y las compadezco. Es que el ser humano no está preparado para
sufrir una situación desagradable de forma prolongada. Podemos sentir dolor, pero un
instante. Podemos sentir tristeza, pero debe ser por períodos, no de forma permanente.
Todos los sentimientos de angustias o de dolor deben pasar en algún momento, tal como el
sol debe salir después de cada tormenta, de lo contrario el instinto básico del ser humano es
buscar algún escape. Y este escape implica muchas veces desaparecer, ya sea a la causa del
sufrimiento o a nosotros mismos.
El carácter prolongado del bullying, esto es lo que se debe atacar más aún que el acoso en sí
mismo, que también debe ser acotado.

A pesar de lo dicho, no se debe concluir que aquellas características de nuestra naturaleza


que nos distinguen como humanos son malas, todo lo contrario, gracias a ellas hemos
sobrevivido y llegado hasta aquí. El acoso tiene en última instancia, tiene la finalidad de
alejar a las personas indeseadas del grupo que formamos parte. Sin embargo, como todo en
nosotros debe ser domado y encauzado para aquello que realmente sirve es preciso
delimitar esta conducta dentro de términos aceptables.

El instinto de clasificación nos es útil ya que gracias a él podemos discernir las


potencialidades de las personas que nos rodean y cuáles son las características que las
identifican. Acercarnos a aquellos que consideramos buenos o aportan algo de valor a
nuestras vidas y alejarnos de los que no. Por otro lado nos permiten separar a las personas
que pudieran hacernos daño, ya que este instinto también nos señala quien puede ser
confiable o no.

Sin embargo, el ser humano no debe destruir todo aquello que no le sea útil en el momento
y al tratarse de personas es preciso comprender que mágicamente la gente cambia, y
muchas veces lo hace para bien. Quien sufre bullying no es culpable ya que es un individuo
en proceso de formación, una persona recorriendo un camino donde sus cualidades
aflorarán por la fuerza de las circunstancias, llegando finalmente a una versión acabada de
sí mismo.

Personas que hoy se muestran faltas de cualidades mañana sorprenden al mundo por una
sobreabundancia de ellas y es que el ser humano tiene esa exclusiva cualidad de auto
inventarse a sí mismo de forma continua, algo único entre las demás especies.

El bullying por tanto, para aquellas personas que lo sufren, puede ser un poderoso estímulo
hacia la superación. De hecho muchas personas que lo han sufrido han descubierto en sí
mismas la fuerza para superarse y de no haber sido por la presión social, muchas de ellas
confiesan que jamás lo habrían hecho.

Lo que torna peligroso el bullying es sin duda su carácter “continuo” y en aquellas victimas
que no logran hacerle frente, es decir, ese acoso que no cesa y frente al cual es preciso
tomar medidas inmediatas. Nadie está preparado para sufrir un acoso permanente, ni
siquiera los adultos, por tanto el bullying escolar que se sirve de la tecnología para
prolongar el suplicio de las víctimas debe ser erradicado, comenzando por poner límites al
acceso de la tecnología que tienen nuestros niños.
Ahora desde el punto de vista escolar, siendo este espacio donde más realiza el bullying,
los psicólogos escolares en conjunto con los docentes deben tomar medidas preventivas y
de intervención como son; desarrollar técnicas de resolución de conflictos: juegos,
dinámicas, sistemas de mediación, simulación de situaciones, búsqueda de alternativas,
expresión de sentimientos, etc.; favorecer la autoafirmación y la resiliencia: actividades
grupales, actividades de destrezas personales, talleres de habilidades manuales, desarrollo
de hobbies, trabajo en pequeños grupos, trabajos de asertividad y autoestima; de manera
transversal trabajar Educación en Valores: para la paz, la ciudadanía, el desarrollo personal-
social y la interculturalidad; diseñar estrategias de participación, aprendizaje cooperativo,
toma de decisiones y corresponsabilidad de las/os estudiantes en el aula: comisiones,
responsabilidades rotativas en equipos, etc.; trabajar las habilidades sociales y relaciones
interpersonales: empatía, asertividad, autocontrol y autorreflexión, negociación, mediación,
resolución de conflictos…; creación de las normas de convivencia del aula en conjunto, con
la participación de las/os estudiantes; supervisión con calidad del recreo, desarrollar recreos
en dos turnos, promover juegos cooperativos y recreos divertidos… Creación de espacios
para la tertulia, la actividad tranquila, bancos para sentarse, estudiantes cuidadores,
distribuir horarios para los juegos de equipos, evitar zonas y objetos peligrosos, etc.

Las empresas tecnológicas también deben formular protocolos de acción frente al acoso,
que incluya el rastreo del victimario, la suspensión del servicio y la proporción de pruebas
para el respectivo proceso legal.

Todos podemos contribuir con la disminución hasta niveles aceptables de bullying. Es


proprio del progreso humano saber discernir cuáles son las conductas que nos sirve y
contribuyen a nuestro desarrollo y cuáles deben ser dejadas en el pasado.

Y sobre todo es propio del ser humano saber esperar con paciencia. Tal vez un buen
antídoto frente al acoso desmedido es el tener presente que todos somos como una semilla
que a su tiempo florecerá y dará frutos. El bullying es malo en la medida que ahoga esa
semilla y le niega la posibilidad de crecer. Discriminar es nuestro derecho, sí; pero debemos
hacerlo hacia adentro, es decir, alejarnos o reunirnos con aquellos que deseamos, pero
nunca podremos negar a los demás el derecho de vivir, transitar su camino y la posibilidad
de algún día sorprendernos.

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