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Diseño metodológico

Con el planteamiento investigador, que incluye la formulación del tema, el marco teórico
y los objetivos o hipótesis, sabemos ya qué queremos investigar. Pero falta responder al
interrogante de cómo lo vamos a estudiar, qué instrumentos o dispositivos de medición
vamos a utilizar, y qué haremos con la información recabada. De eso se encarga el
diseño metodológico.

La selección de un diseño metodológico hace referencia esencialmente a la elección de


la metodología a seguir, y especialmente a las técnicas que utilizaremos para recoger
los datos de la realidad. Las técnicas a utilizar dependen básicamente de la naturaleza
del fenómeno a investigar, de los objetivos, de los recursos disponibles (materiales,
humanos y económicos), y del tiempo disponible para la realización de la investigación.

El diseño metodológico consiste pues en el establecimiento de un plan en el que


establecemos las estrategias y procedimientos que permitirán la recogida de datos, y su
procesamiento, análisis e interpretación con el propósito de dar respuesta a los
problemas planteados en los objetivos de la investigación.

En ciencias sociales se trabaja esencialmente sobre diseños metodológicos no


experimentales, donde la realidad es analizada a partir de situaciones externas y
preexistentes al proceso investigador, no provocadas intencionalmente. Ello determina
que no podemos controlar todas las variables que pueden influir sobre esta realidad, lo
que elimina la posibilidad de operar en entornos experimentales. Dicho de otra forma, es
imposible meter la sociedad en un laboratorio, por lo que los científicos sociales orientan
sus esfuerzos a comprender lo mejor posible las problemáticas que estudian en el
contexto natural en que acontecen para luego analizarlas, aún reconociendo la
imposibilidad de controlar los efectos de la totalidad de las posibles variables que
pueden incidir en el objeto de estudio.

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