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Presentado a la Docente:
Dra. DEICY GALAN GRANADOS
• El juez trata de fundamentar y justificar con leyes; el abogado trata de demostrar con
pruebas.
• Mientras que la argumentación del juez requiere una dosis más fuerte de imparcialidad,
objetividad y discreción, el razonamiento de los abogados es interesado, parcial y revela
sólo los hechos y aspectos normativos favorables a la pretensión que defiende.
• Los jueces argumentan a favor de una cierta tesis porque consideran que de acuerdo
con el derecho, es lo correcto, mientras que los abogados porque eso favorece los
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Distinto es, en cierto modo, el rol que concierne al juez, a quien le compete básicamente
una actividad de conocimiento en la medida que sin perjuicio de lo importante que pueda
resultar la actividad persuasiva del abogado, al decisor racional le corresponde un estudio
imparcial y detallado de las pruebas aportadas, así como de la procedencia de la
pretensión.
Por otro lado, la profesionalización del abogado litigante integra tres etapas sustantivas
que son, la formación que se logra a través de la licenciatura en Derecho; la
especialización que se obtiene al realizar una especialidad en alguna de las disciplinas de
las ciencias jurídicas y la actualización jurídica que implica la asistencia y participación en
eventos académico – jurídicos sobre temas jurídicos de actualidad o derivados de
reformas legales.
En todas las etapas de la profesionalización del abogado, éste debe fortalecer entre otras
habilidades a la argumentación jurídica, la cual implica de manera sustantiva, el
conocimiento pleno de cada uno de los términos técnico -jurídicos con base en los cuales
integra de manera simple y lógica sus razonamientos legales; esto le permite al abogado
ejercer de manera plena las cuatro dimensiones del ejercicio de un idioma: escuchar,
hablar, leer y escribir de manera correcta, verbos, cuyo ejercicio en ámbitos profesionales
del abogado, integran una alta responsabilidad, ya que en ocasiones el argumento jurídico
del abogado, escuchado, hablado, leído o escrito puede carecer de credibilidad o mostrar
la necesidad o falta de profesionalización.
Otros conocimientos que fomentan la credibilidad en los argumentos jurídicos, son las
cuatro virtudes cardinales del abogado, las cuales de acuerdo con Aristóteles son: la
prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, mismas que deben ser
consideradas pilares fundamentales de la conducta personal y profesional del
abogado.
La prudencia como virtud tiene una serie de valores morales que se le asemejan como la
reflexión, ponderación, tacto, juicio, moderación, cautela cuidado, prevención y
procuración entre otros; igualmente la justicia tiene una serie de términos valórales que le
son inherentes como la igualdad, la equidad, ecuanimidad, objetividad, conciencia, razón,
rectitud, probidad, neutralidad, imparcialidad, honestidad, ente otros; por su parte la
fortaleza tiene las siguientes palabras similares: potencia, garra, brío, ánimo, resistencia,
dureza, vialidad, robustez, fuerza, energía, y vigor y finalmente la templanza que implica
otros términos como la continencia, austeridad, sobriedad, mesura, moderación, razón,
equilibrio, entre otros; constituyendo estas palabras parte del acervo cultural del litigante.
LISTA DE REFERENCIAS
http://ual.dyndns.org/biblioteca/Argumentacion%20Juridica/Pdf/Unidad_05.pdf
http://elcomicaso.blogspot.com/2017/03/importancia-del-argumento-para-los.html