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DIPLOMADO EN
PSICOLOGÍA Y EJECUCIÓN
DE LA PENA
PRIMERA EDICIÓN
MÓDULO I
“Una sociedad que ha sufrido procesos de ruptura como la nuestra, en los últimos
tiempos ha devenido fragmentada, con profundas crisis de exclusión y disolución social,
con crisis de legalidad, de representación o de ausencia de instancias mediadoras, entre
otros factores; se nos presenta con profundos y variados conflictos, violencias y delitos,
en escenarios sociales complejos y mutantes. La violencia y la criminalidad en los
últimos años experimentan una gran virulencia y provoca sentimientos de temor, de
desconfianza y de alteración de la vida cotidiana, todo lo cual hace que la cuestión de la
seguridad y la necesidad de reducir las oportunidades de victimización, se torne una
cuestión central de la agenda pública. Ello se enmarca en un nuevo orden donde el
denominado Estado de bienestar (con un fuerte soporte en materia de políticas sociales
destinadas a atenuar situaciones de pobreza y de fragilidad psico-social) se ha reducido
a su mínima expresión y a la par, el estado amplio su esfera de control punitivo.
Los fenómenos que ocupan el centro de debate social, cultural, político y jurídico
actual como los de “vulnerabilidad” y de “exclusión social” derivan fundamentalmente
del problema del empleo (precarización, desempleo, inestabilidad laboral, etc.) e
impactan en los nuevos escenarios y actores sociales, con especial énfasis en los
sectores más desprotegidos: pobres, niños/jóvenes, personas con capacidades especiales,
ancianos, entre otros, produciendo violencia y disolución social y afectando la calidad
de vida de los habitantes.
Son categorizados como violentos “los hechos, situaciones o personas que expresan
o en los que se expresan, conductas consideradas como desaforadas, y que son
manifestaciones de un poder no legitimado consensualmente”.
Los jóvenes no tienen seguridad del provenir y no ven para ellos oportunidades ni
esperanzas; los adultos que tienen trabajo no tienen seguridad en conservarlo ni de
poder enfrentar enfermedades. La frustración que provoca el no poder satisfacer las
demandas primarias y configurarse un proyecto de vida, es fuente de inestabilidad
emocional y de respuestas agresivas.
La violencia social dentro de este contexto, no solo asume la forma de una estrategia
de sobrevivencia, sino una necesidad de achicar la brecha en los niveles de consumo
(estimulado por la propaganda sofisticada). Es además, un intento de recrear formas
alternativas a la fragmentación y al individualismo.
1
PUEBLA, M. Daniela “Democracia y Justicia penal juvenil”. Editorial Fundación UNSJ. San Juan.
2005
Marginalidad y exclusión 7
En todos estos grupos “... las constantes son igualmente evidentes, trátese de las
descripciones de dichos grupos sociales, de las reacciones que ellas suscitan o de las
medidas tomadas en su contra. Es posible resaltar un cierto número de rasgos comunes
de dichos grupos:
La exclusión tomó así formas muy diversas, erradicación total por condena o muerte
o expulsión de la comunidad, encerramiento (Focuault, 1961 y 1975), atribución de
2
CASTEL, Robert; "LA LOGICA DE LA EXCLUSION" en E. Bustelo y A. Minujín (Eds.) Todos
entran. Propuesta para sociedades incluyentes. UNICEF/Santillana. Buenos Aires, 1998.
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Vulnerabilidad
La palabra vulnerable significa: “proclive a ser dañado, a sufrir deterioro por una
serie de privaciones -tales como alimento, abrigo, contención, educación, entre otras-;
que puede ser herido o lesionado, física o moralmente”.
3
PUEBLA, María Daniela SCATOLINI, Juan Miguel y MAMANI, Víctor Hugo. “La Construcción
del Trabajo Social en el ámbito de la Ejecución Penal. Una mirada desde la doctrina constitucional”.
Espacio Editorial. Bs As. 2008
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Las dificultades sociales y los problemas de marginalidad que afectan a una
población no se reducen a la insuficiencia de ingresos para hacer fuente a la
sobrevivencia. La pobreza por ingresos o por acceso a bienes sociales básicos es sólo
una de las dimensiones de la privación social. En este sentido, se ha comenzado a
enfatizar que la situación de pobreza no se refiere exclusivamente a la carencia de
recursos económicos, sino también a la falta de capacidad para acceder a diferentes
bienes y recursos.
Acoplando esos valores de dos en dos se obtienen tres zonas, a saber: la zona de
integración (trabajo estable y fuerte inscripción relacional), la zona de vulnerabilidad
(trabajo precario y fragilidad de los soportes relacionales) y la zona de marginalidad que
prefiero llamar zona de desafiliación para marcar bien la amplitud del doble
De ello se deduce que las familias integradas se corresponden con el modelo número
uno; que los niños en situación de vulnerabilidad provienen de núcleos familiares donde
el trabajo precario y la fragilidad de soportes relacionales (falta de padre o madre, Jefa
de Familia Mujer, no concurrencia a la escuela, desocupación, prole numerosa, etc.)
provocan el trabajo a edad temprana, y que esto se corresponde con el fenómeno del
"niño en la calle" (modelo número dos); cuyo horizonte problemático se relaciona con
el modelo número tres, es decir, la exclusión o marginalidad profunda: el llamado "niño
de la calle".
4
CASTELL, R. "La Dinámica de los Procesos de Marginalización". Revista TOPIA. Año 1 N 2.
1995.
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