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Dr.

Gerardo Alfaro
Introducción a la Teología 405

LA DOCTRINA DE LA INSPIRACIÓN BÍBLICA

1. Introducción.

1.1. La relación de la revelación con la inspiración. Ya se dijo que la revelación es el hecho por el cual
Dios se ha dado a conocer al hombre por diferentes medios (formas de la revelación),
especialmente por medio de la persona y la obra de Jesucristo. La revelación viene de la mente de
Dios a la mente del hombre y se consigna por escrito en la Biblia. Por medio de la inspiración
Dios garantiza el registro fiel de su revelación escrita: la Biblia. Bernard Ramm ha dicho: “La
función de la inspiración es proveer a la Iglesia con un documento de revelación en una forma
auténtica y digna de confiar” (Diccionario de Teología Contemporánea, 77).

1.2. Importancia de la inspiración. La inspiración de la Escritura es de gran importancia para la fe y


esperanza de la Iglesia. No se puede, o no se debería, hacer depender la confianza presente y
futura de la Iglesia de un libro que, según la opinión de algunos, es sólo un reflejo de la religiosidad
humana. Por otro lado, tarde o temprano tiene que llegarse a determinar si la Biblia es veraz o no.
Cualquiera que fuese la decisión en este sentido afectará directamente al Cristianismo como tal.

1.3. Los varios conceptos de inspiración. Al final de esta lección colocamos una breve discusión de las
variadas maneras en que la doctrina de la inspiración se ha entendido. El grueso de esta lección,
sin embargo, se concentra en exponer lo que se conoce como inspiración plenaria y verbal.

2. El Testimonio de la Escritura sobre su Inspiración

2.1. La inspiración del Antiguo Testamento.

2.1.1 El testimonio del AT mismo. ¿Afirman las Escrituras del AT su propia inspiración? Hay
quienes dicen que solamente en el NT podemos encontrar pruebas de la inspiración del AT.
Sin embargo, es posible hallar pruebas en el AT mismo tocante a su propia inspiración.

2.1.1.1. Dios mismo le ha dado su palabra a los hagiógrafos. Por ejemplo, “Así dice
Yavé” (Jer. 7:21, etc.), “vino palabra de Yavé” (Jer. 7:1; Os. 1:1; Joel 1:1; Jon 1:1;
3:1; Miq. 1:1; Sof. 1:1), “he aquí he puesto mis palabras en tu boca” (Jer. 1:9; Dt.
18:18), “oid esta palabra que ha hablado Yavé”: (Am. 3:1), “la boca de Yavé lo ha
hablado” (Miq. 4:4).

2.1.1.2. Moisés recibió las palabras de Yavé y las escribió (Ex. 4:30; 24:3; Nm. 36:13;
Dt. 5:30-6:9; 31:9, 22).

2.1.1.3. La autoridad de la Palabra escrita es la misma que la de Yavé. El rey tiene que
conocerla y obedecerla (Dt. 17:14-20). Los sacerdotes la reciben para guardarla y
enseñarla (Dt. 31:9-13, 24-29). Toda la nación tiene que someterse a ella (Dt.
31:12-14; Jos. 1).
2
2.1.1.4. A Jeremías se le ordena escribir la palabra de Yavé(36:28-32).

2.1.1.5. Hay pasajes del AT en donde la palabra escrita se identifica directamente con
Yavé. Por ejemplo, Josué 1:7-8; Sal. 19:7-10; Zac. 7:7).

2.1.1.6. David dice: “El Espíritu de Yavé ha hablado por mí, y su palabra ha estado en
mi lengua” (2 Sam. 23:2).

2.1.2. El testimonio del pueblo israelita. El apóstol Pab lo dice que los israelitas son los
depositarios de los oráculos divinos (Rom. 3:2; 9:4), es decir, la palabra de Yavé. De ésta,
ellos fueron celosos guardianes a través de los siglos. Para el tiempo del señor Jesús, los
judíos consideraban a los hoy llamados libros canónicos como la palabra de Yavé. En su
conjunto esos libros eran designados con la triple clasificación de “la Ley, los Profetas y los
Escritos” (Lc. 24:44). Los israelitas no necesitaron esperar hasta el advenimiento de Cristo
y sus apóstoles para adquirir la convicción de que Dios les había hablado por medio de una
revelación escrita. Muchos judíos no aceptaron el testimonio de Cristo y sus apóstoles,
rechazaron los escritos del NT, y, sin embargo, creían firmemente en la inspiración y el
carácter divino del AT.

2.1.3. El Testimonio del NT sobre el AT.

2.1.3.1. El uso del término “Escritura”(grafé) indica un respeto o reverencia especial


para determinado grupo de documentos, que en este caso son los del AT (Lc. 24:44;
Mt. 7:12; 1 Cor. 15:3, 4, etc.). A veces se usa el término en plural (grafai) o se le
añade el adjetivo “santas” (Rom. 1:2). El uso técnico o especial que los apóstoles le
dan al término “Escrituras” indica un reconocimiento de lo que el Espíritu Santo
había hablado por boca de los profetas y que tiene, por tanto, autoridad divina (Hch.
1:16). La manera en que los escritores del NT se refieren a las “Escrituras” da por
sentado que se trata de un grupo de documentos aceptados por la nación judía como
la Palabra de Dios.

2.1.3.2. Muy relacionadas con lo anterior están las expresiones: “como está escrito”,
“la Escritura dice”.

2.1.3.3. A menudo los escritores del NT identifican las palabras del AT con la Palabra
de Dios mismo. A veces se afirma que Dios habló por medio del escritor humano
(e.g., Hch. 1:16; 13:34-35). En otros casos se dice que fue Dios mismo quien habló en
el AT (e.g., Heb. 1:5 y Sal. 2:7; Hch. 28:25-27 e Isa. 6:9, 10; 1 Cor. 15:27 y Sal 8:6).

2.1.4. El testimonio del Señor Jesucristo sobre el AT.1

2.1.4.1. Nuestro Señor Jesús usa el término “Escritura” en el sentido descrito antes.
Le atribuye autoridad divina a todas las Escrituras del AT. En Juan 10:34 usa “ley”
para referirse a una sección que técnicamente no forma parte del Pentateuco, sino de
los salmos (Sal. 82:6). Cristo usa “Escrituras” y “ley” como sinónimos.

1
Ver, León Morris, Creo en la Revelación (Miami: Caribe, 1979), 67-91.
3
2.1.4.2. Él también apela a las Escrituras como fundamento de sus enseñanzas. Al
hacerlo atribuye autoridad divina indiscutible al AT (Mt. 4:7, 10; 14:49; 26:31; 21:42;
Mr. 9:12,13; Lc. 20:17).

2.1.4.3. Testifica que la palabra del AT es Palabra de Dios. En Mateo 19:4-6, por
ejemplo, el Señor identifica lo que los judíos habrían “leído” en el AT con una acción
perteneciente a Dios mismo (“lo que Dios ha unido” vr. 6). Reconocía así que el AT
era Palabra de Dios. Algunos han dicho que, en casos como éste, el Señor solamente
estaba adaptándose a las creencias de los judíos para enseñarles sus doctrinas. Que
éste no es el caso se demuestra en el hecho de que él no ocupó la Escritura sólo para
enseñar doctrina, sino que todo él—su persona, su obra y su ministerio—se sometió a
la autoridad de la Palabra (Mt. 5:17-18).

2.1.5. El Testimonio del apóstol Pablo sobre el AT.

2.1.5.1. Pablo usa el término "Escritura" en su sentido técnico o especial.

2.1.5.2. Pablo cita frecuentemente el AT como Palabra de Dios (e.g., Rom. 1:1,2;
9:25). Usa los nombres “Dios” y “Escritura” de manera intercambiable (Rom. 4:3;
10:11; Gá. 3:8; Rom. 9:17).

2.1.5.3. Pablo presenta al Señor Jesucristo como el cumplimiento de las Escrituras del
AT (“conforme a las Escrituras”, 1 Cor. 15:3, 4). Esto dice “lo ha recibido” de Jesús.
En otras palabras, tanto Pablo como su fuente de información entienden a la Escritura
del AT como profetizando y, por lo tanto, dándole sentido a la fe cristiana.

2.1.5.4. Pablo fundamenta vez tras vez sus enseñanzas en los escritos del AT(e.g.,
Rom. 15:21; 1Cor.1:19; 2:9; 2Cor. 9:9; Gal. 4:27; Efe. 4:8). Contundentemente
afirma, en relación directa con el AT, que toda Escritura es inspirada por Dios (2 Tim.
3:16).

2.1.6. El testimonio del apóstol Pedro en cuanto al AT.

2ª Ped. 1:21 es uno de los textos bíblicos más claros y precisos en cuanto a la inspiración de
la Biblia, en especial del AT. Algunas breves observaciones que podemos sacar de este texto
son las siguientes: (1) La iniciativa divina. La profecía no vino por voluntad humana, sino
divina; (2) La instrumentalidad humana. Los escritores eran seres humanos que no vieron
anulada su personalidad en el proceso de registrar la revelación divina en los manuscritos
originales.

2.2. La Inspiración del Nuevo Testamento.

2.2.1. La promesa del Señor Jesucristo (Jn. 14:26; 15:26; 16:12-15; 1 Cor. 2:10-13; 11:23;
14:37). Estos textos garantizan cuando menos, la ayuda especial del Espíritu Santo en el
ministerio de los apóstoles en cuanto al conocimiento y comunicación de la verdad de Dios.
4
2.2.2. El apóstol Pablo.

2.2.2.1. En cuanto a su enseñanza en particular, 1 Corintios 2:6-16, Gálatas 1:11, 12 y


1 Corintios 15:3,4 indican que Pablo recibió su mensaje del Señor. El también afirma
que sus escritos son Palabra de Dios (1 Tes. 2:9, 13; 4:15), y, por lo mismo, tienen
autoridad de Dios (2 Tes. 3:14).

2.2.2.2. En cuanto al Nuevo Testamento en general, 1 Timoteo 5:18 es muy


importante porque una expresión del AT (Dt. 25:4) se coloca a la par de un dicho del
Nuevo Testamento (Lc. 10:7; Mt. 10:10), ambos bajo la designación de “Escritura”.
Es decir que para Pablo, el NT se halla al mismo nivel del AT como palabra de Dios.

2.2.3. El apóstol Pedro.

2.2.3.1. En 1ª Pedro 1:25, la palabra del evangelio es “la palabra del Señor”.

2.2.3.2. De acuerdo con 2ª Pedro 3:16, los profetas del AT tienen la misma autoridad
divina que los Apóstoles.

2.2.3.3. Las epístolas de Pablo son Escritura (2ª Pd. 3:16).

2.2.4. El apóstol Juan supone que la escritura de su evangelio tiene el propósito de que las
personas crean en Jesús y así reciban vida eterna (Jn. 20:31). Esta pretensión es demasiada
alta para un simple escrito humano. En el libro de Apocalipsis varias veces nos dice que su
contenido viene directamente por orden del cielo (e.g., “Y me dijo: escribe” Ap. 21:5;
comp.. 22:6, 18, 19).

2.2.5. El apóstol Judas. V. 17.

2. 3. Examen de algunos pasajes clave para la Doctrina.

2.3.1. 2ª Timoteo 3:16.

2.3.1.1. El contexto habla del conocimiento de la vida que agrada a Dios (piedad).
Este conocimiento tenía sus fuentes instrumentales en Pablo (v10,11) y en la madre
de Timoteo (1:5). El conocimiento ha provenido desde su juventud. El objeto del
conocimiento de Timoteo han sido “los escritos sagrados”. Los resultados del
conocimiento son los de dar sabiduría para alcanzar la salvación a través de la fe.
Pablo, es claro, ve la salvación aquí como un hecho inclusivo de toda la vida de
Timoteo, y no sólo el momento de su conversión al Señor Jesús. Dar “salvación”,
entonces, es guiar sabiamente en el camino de la vida cristiana. El fundamento de
estas afirmaciones, Pablo las encuentra en que las Escrituras son inspiradas por Dios.

2.3.1.2. La Inspiración de las Escrituras.

2.3.1.2.1. theopneustos. Esta es la palabra que se traduce como “inspirada”. Es la


única palabra que se traduce así y ésta es la única vez que aparece en la Escritura.
Por eso su significado y uso es crítico en el entendimiento bíblico de la doctrina de
la inspiración. Se trata de una palabra compuesta (theos=Dios; pneustos= exalado).
5
Es bueno saber que la palabra termina en las tres letras –tos. En el idioma griego,
las palabras así terminadas y que se unen a theo generalmente tienen un significado
pasivo. Así, por ejemplo, theodidaktos significa “enseñado por Dios”. Por esta
razón, debe entenderse que aquí Pablo quiere decir que la Escritura tiene su origen
en Dios.

La palabra no parece tener la noción de colocar algo dentro de algo ya existente. La


idea más bien es la de traer a existencia algo que no existía. Por el término no se
quiere significar simplemente que las Escrituras están saturadas con el Espíritu de
Dios, sino que ellas provienen de adentro del ser de Dios. Parece decirse que las
Escrituras provienen de Dios como las palabras provienen del hombre—vía la
exhalación de aire a través de las cuerdas vocales. Es otra forma de decir que Dios
ha hablado las Escrituras, o que ellas son, de hecho, las palabras de Dios.

Aunque la palabra no aparece antes de Pablo, la idea se encuentra en todo el AT


cuando se reconoce que la “boca” de Dios es la fuente del mensaje divino (Dt.
8:3). Por todo esto, la traducción “inspiración” no es la mejor, pues significa el
antónimo de la idea. La palabra “inspiración” nos viene del latín, a través de la
Vulgata latina que la ocupa para traducir la palabra griega en cuestión. 2 Una mejor
traducción quizá sería “espirada de Dios” o “exhalada por Dios”.

También puede ser que en esta palabra se esté diciendo que las Escrituras
provienen de Dios a través del Divino Espíritu. Esta sugerencia cobra mayor peso
cuando se observa que otros pasajes que hablan tocan el mismo tema subrayan la
actividad del Espíritu Santo.

2.3.1.2.2. pasa graphe. Usualmente, graphé en singular se refiere a alguna porción de


la Escritura, a alguna profecía que puede aducirse como cumplida, etc. (Mr. 15:28;
Lc. 4:21;Rom. 9:17; 10:11; etc.). Cuando se usa para hablar de todos los escritos
canónicos generalmente aparece en plural (grapha or graphai, como en Lc. 24:27;
Mt. 22:29; Rom. 1:2; 15:4; etc.) Pasa puede ser traducido como “toda” o “cada
una”. Por eso el término puede ser entendido como “toda Escritura”, en el sentido
de cada y todo pasaje de la Escritura. Toda la Escritura estaría en mente, pero el
énfasis caería en los pasajes individuales que la conforman. Sin embargo la mayoría
de traductores prefieren rendir la frase como “toda la Escritura”, enfatizando su
totalidad—algo que, por supuesto, incluye sus partes. Las razones esgrimidas son
(1) que pas acompañando a un sustantivo sin artículo (anartro) favorece la idea de
“la totalidad de”, 3 y (2) pasa graphe es usada en aposición a hiera grammata, escritos
sagrados, en el verso 15, que se refiere claramente a la Escritura como un todo.

2.3.1.2.3. Otra traducción. Algunas veces se ha sugerido que la traducción de este


pasaje debería ser “toda la Escritura inspirada es útil”. Se afirma que la ausencia del
verbo “ser” en el texto griego permite la posibilidad de asociar el adjetivo
“inspirada” con el sujeto (Escritura), mientras se asocia el adjetivo “útil” al
predicado. Sin embargo, el hecho de que los dos adjetivos no tienen artículo

2
Edward J. Young, Thy Word is Truth (Grand Rapids: Eerdmans, 1960), 20-23.
3
C. F. D. Moule, Idiom Book of the New Testament Greek, 95; N. Turner, A Grammar of the New Testament
Greek, 3: 199-200. Para una opinion en contra ver J. N. Kelly, A Commentary on the Pastoral Epistles.
6
(anartros) y que están unidos por la conjunción kai indica que ésta debe
entenderse como un conectivo, “y”, y que los dos adjetivos deberían recibir el
mismo significado sintáctico. En otras palabras, o los adjetivos modifican al sujeto,
la Escritura, es decir, “toda Escritura inspirada y útil es...” (pero esto sería muy
improbable pues no quedaría predicado alguno), o ambos adjetivos pertenecen al
predicado (como es el caso en 1ª Timoteo 4:4), es decir, “toda la Escritura es
inspirada y útil...”. A mi parecer, la razón mayor para querer adoptar una
traducción diferente a ésta es teológica—con el propósito de inferir que existe
alguna parte de la Escritura que no es inspirada.

2.3.1.2.4. La utilidad resultante. La Escritura inspirada equipa al creyente para toda


buena acción por medio de varias funciones. La Biblia le provee (1) enseñanza. El
creyente debe aprender de la Escritura. También le (2) redarguye. Esta palabra en
español significa “convertir un argumento contra su autor”, “impugnar, rechazar
una cosa por el vicio que contiene”. La palabra griega es elegmón que, de acuerdo
con Moulton, tiene un campo semántico que incluiría: “poner a prueba”, “probar”,
“convencer”, “refutar”, “detectar”, “dejar al desnudo”, “exponer”, disciplinar”, y
“castigar”. En pasivo, el término podría traducirse como el de “experimentar
convicción”. No estaríamos lejos, entonces, si dijéramos que “redargüir” significa
que la Escritura es de utilidad pues sirve para probar tanto el carácter y la
experiencia, como las convicciones del creyente. Una tercera utilidad es la
corrección, epanorzosin, “enderezar”, “restaurar a una posición recta”, “reformar”.
Finalmente, la Escritura inspirada instruye en justicia. La palabra paideía incluye la
idea de disciplina generalmente en el contexto de la crianza de niños pequeños.4 La
Escritura nos lleva paso a paso, desde el más temprano de ellos, instruyéndonos
sobre la vida justa delante de Dios.

2.3.2. 2ª Pedro 1:19-21.

2.3.2.1. El Contexto—la naturaleza del mensaje apostólico.

2.3.2.1.1. El mensaje apostólico sobre la segunda venida de Cristo no se basa en


mitos. Para el mundo de Pedro, los mitos son las cosmologías intrincadas que
pretendían explicar la realidad. La Escritura los considera como falsos.

2.3.2.1.2. El mensaje apostólico se conforma a la revelación especial recibidad en


este caso por Pedro. Particularmente referido aquí es el evento de la
transfiguración, en donde la autoridad y el gobierno divinos de Jesús se indican.

2.3.2.1.3. El mensaje apostólico también está de acuerdo con la Escritura la cual es


autoritativa para la fe. La palabra profética es bebaioteron, “lo más confiable”.

2.3.2.2. La Inspiración de la Escritura.

2.3.2.2.1. La palabra “interpretación” en el verso 20 no debería ser tomada como


refiriéndose a la intepretación del texto del la Escritura. Es mejor entendida en
términos de la interpretación de la realidad de la profecía. Si se refiriera a una forma

4
Harold K. Moulton, The Analytical Greek Lexicon Revised (Grand Rapids: Zondervan, 1978).
7
individualista de interpretar el texto, esperaríamos que se nos dieran sugerencias
de cómo no hacerlo. En lugar de esto, lo que recibimos es un contraste entre las
explicaciones de los mitos humanos (vr. 16) y los falsos maestros (2:1), con la
palabra segura de la Escritura. Así entendido el pasaje, la Escritura no es cualquier
explicación, por eso (vr. 20), sino que proviene de Dios (vr. 21).

2.3.2.2.2. La participación de los autores humanos. La naturaleza mediada de esta


revelación es afirmada. La profecía es hablada por determinados seres humanos
(nótese que el verbo “hablar” se usa incluyendo la actividad de escribir, 3:16). El
mayor énfasis, sin embargo, está en el hecho de que es una profecía que proviene
de Dios. Por eso, el pasaje enseña una autoría dual de la profecía (Escritura),
dándole importancia primaria a la autoría divina.

2.3.2.2.3. La actividad del Espíritu Santo. La razón de poner el mayor énfasis en la


autoría divina la encontramos en la actividad del Espíritu Santo. Los profetas
hablaron por Dios siendo movidos por el Espíritu. Este “movimiento” no se dice
que fuese una posesión que suspendiese la individualidad de ellos. La metáfora es
la del viento que mueve un bote sobre el agua por medio de llenar sus velas.

2.3.2.3. Conclusión: La Escritura, especialmente la profecía, se dice que proviene de


Dios, fue hablada por seres humanos designados que fueron controlados por el
Espíritu Santo, para que el mensaje fuese autoritativo (garantizando así fe y
obediencia).

2.3.3. 1ª Corintios 2:10-13.

2.3.3.1. La importancia de la revelación por el Espíritu Santo. Aun cuando no


podemos conocer la mente de Dios (aparte de que Dios revele su mente), el Espíritu
Santo sí conoce esa mente. Consecuentemente, el Espíritu es capaz de revelar los
pensamientos y los planes de Dios. La revelación del Espíritu es una verdadera
revelación de la mente de Dios (sus planes, pensamientos, propósitos, voluntad).

2.3.3.2. Revelación por el Espíritu Santo a través de los Apóstoles: Inspiración.

2.3.3.2.1. El Espíritu Santo fue recibido por los apóstoles para que ellos sepan las
verdades que él revela.

2.3.3.2.2. El Espíritu Santo enseña a los apóstoles mientras expresan su revelación


divina en palabras. Específicamente, las mismas palabras que ellos usan para
expresar la revelación les han sido enseñadas por el Espíritu.

2.3.3.3. Conclusión: Las enseñanzas apostólicas provienen de Dios debido al


ministerio revelatorio y a la enseñanza/control del Espíritu Santo que se extiende
hasta la inclusión y selección de las palabras que expresan la revelación.

3. Definiciones de Inspiración Plenaria y Verbal.


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3.1. Importancia de este entendimiento. Este es el concepto del protestantismo conservador. Uno de
los distintivos del protestantismo conservador ha sido su firme creencia en la inspiración e
inerrancia de la Biblia. No es de extrañar que así sea, cuando se toma en cuenta que para el
evangélico conservador la Escritura es su máxima autoridad.

3.2. Varias definiciones.

3.2.1. “La inspiración es la influencia que el Espíritu Santo ejerció sobre la mente de los
escritores bíblicos y que hizo de sus escritos el registro fiel de la revelación progresiva de
Dios, la cual es suficiente para guiar al investigador sincero a Cristo y a la salvación” (A.H.
Strong, Systematic Theology, 196).

3.2.2. “La inspiración fue una influencia del Espíritu Santo sobre la mente de ciertos
hombres selectos que llegaron a ser los instrumentos de Dios para la comunicación infalible
de su mente y voluntad” (C. Hodge, Systematic Theology, I: 154).

3.2.3. “La inspiración es aquella influencia extraordinaria y sobrenatural (o pasivamente el


resultado de ella) ejercida por el Espíritu Santo sobre los escritores de nuestros Libros
Sagrados, por la cual sus palabras llegaron a ser las palabras de Dios, y, de consiguiente,
perfectamente infalibles” (B.B. Warfield, The Inspiration and Authority of the Scriptures, 420).

3.2.4. “Es la cualidad que poseen los libros canónicos de la Biblia como resultado de la obra
por la cual el Espíritu Santo dirigió y gobernó a los escritores humanos, sin anular la
personalidad de ellos para que consignaran sin error la revelación divina en las palabras de
los manuscritos originales” (Ryrie).

3.3. Análisis de la Definición.

3.3.1. La última de estas definiciones nos parece que contiene todos los elementos básicos
que deben estar presentes en un entendimiento de la inspiración verbal y plenaria. Por eso
vale la pena analizarla con mayor detenimiento.

3.3.2. “Cualidad”. La inspiración se refiere, en última instancia, a una cualidad que los
escritos poseen . La inspiración de la Escritura no se limita, por eso mismo, a la experiencia
o fenómeno subjetivo de cada uno de sus autores humanos.

3.3.3. La inspiración es “obra de Dios”. De acuerdo con el testimonio bíblico, la inspiración


es iniciativa divina, no humana. No se puede identificar simplemente con el tipo de
inspiración que a veces decimos puede tener un músico o un artista. Es importante notar
que la iniciativa divina no se limita sólo a su revelación, sino que además incluye el método
de su registro.

3.3.4. El método de la inspiración. La Escritura no nos provee mucha información sobre


todos los procesos mentales y espirituales que funcionaron en la inspiración de los escritores
bíblicos. Sin embargo, la evidencia con que se cuenta nos lleva a pensar que en la gran
mayoría de las ocasiones no se trato de una inspiración mecánica o de dictado. El apóstol
Pedro dice que los santos profetas fueron inspirados por el Espíritu Santo—literalmente,
“llevados”, “impulsados”, como un barco de velas es llevado por el viento en el mar. Con
9
todo, no sugiere que en este proceso la personalidad de ellos haya sido anulada (2 Ped.
1:21).

3.3.5. El propósito de la inspiración. El Espíritu guió y controló a los hagiógrafos para que
consignaran sin error la revelación divina en las palabras de los manuscritos originales. La
acción del Espíritu, en este sentido, provee la base para la doctrina de la inerrancia bíblica.
El registro de la revelación se hace sin error en las palabras de los manuscritos originales. La
inspiración no se limita a los conceptos del texto. Incluye las palabras mismas. Es verbal
porque incluye las palabras y es plenaria porque las incluye todas. Finalmente, debe
subrayarse que la inspiración se relaciona directamente con los manuscritos originales. ¿Qué
sucede con las traducciones y las copias de la Escritura?

3.3.6. El resultado de la inspiración. Todo lo dicho anteriormente indica que, como resultado
de la inspiración divina, el hombre recibe un registro fiel de la revelación de Dios. Puede
notarse que la inspiración se relaciona con el proceso que da origen a la revelación escrita de
Dios, pero es de manera muy especial la cualidad divina que las Escrituras siguen poseyendo
(2ª Tim. 3:16). La palabra revelada en la Biblia es la Palabra de Dios. Esto no significa que
todo lo que se dice en la Biblia tiene su origen en Dios. Allí hay palabras de hombres que no
le glorificaron a él y palabras de Satanás mismo. Pero, todas estas palabras forman parte de
lo que el Espíritu ha querido comunicarnos. En este caso—como en el de todas las
Escrituras—la inspiración consiste en el registro fiel que de dichas palabras se ha hecho bajo
el control del Espíritu Santo.

4. Conceptos de Inspiración

El concepto de inspiración plenaria y verbal no ha sido la única forma de entender esta doctrina.
De hecho, varias otras formas de hacerlo se han propuesto. A continuación se resumen algunas de
las más sobresalientes.

4.1. Inspiración natural.

Según este concepto, la Biblia fue inspirada en el sentido de haber sido escrita por hombres que
eran grandes genios. Es decir, se trata de una inspiración como la de otras obras maestras de la
literatura universal. La Biblia nos es, por lo tanto, una revelación sobrenatural. Es producto de la
inspiración humana. Queda en el mismo plano de otras obras religiosas como el Corán o los libros
Vedas.

4.2. Inspiración mística.

De acuerdo a esta teoría, los escritores de la Biblia estaban llenos del Espíritu Santo así como
pueden estarlo los creyentes en la actualidad. La inspiración es, entonces, uno de los frutos
generales del Espíritu. Por lo tanto, todo miembro de la Iglesia puede tener esta inspiración. El
Espíritu la da a todos.

Esta teoría presenta grandes problemas para nosotros. Entre otros, puede mencionarse los
siguientes: (1) Contradice las afirmaciones de la Biblia misma, en las que se describe una obra
especial del Espíritu Santo limitada a los escritores bíblicos. Le roba a las Escrituras su carácter
único, especial. (2) Contradice el concenso de la Iglesia Universal sobre la naturaleza de la
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inspiración. (3) Abre además la puerta para el más extremado subjetivismo entre los cristianos,
puesto que todo creyente puede pretender que el Espíritu le ha hablado dándole una nueva
revelación para extender el Canon bíblico.

4.3. Inspiración mecánica.

Esta teoría dice que los escritores bíblicos fueron solamente instrumentos pasivos en las manos
del Espíritu Santo, como máquinas de escribir a merced del mecanógrafo. Hay quienes confunden
esta teoría con el concepto ortodoxo de los protestantes conservadores, y afirman que éstos creen
que la Biblia fue dictada sin tomar en cuenta la personalidad y el estilo de cada uno de los autores.
Claro está que todo estudiante de la doctrina de la inspiración tiene que reconocer de acuerdo al
testimonio bíblico que algunas partes de la Biblia parecen haber sido dictadas por Dios mismo. A
lo menos se nos dice que Dios mismo escribió los Diez Mandamientos.

La teoría presenta un serio problema: La inspiración mecánica anula la personalidad de los


escritores bíblicos; hace caso omiso del fondo cultural que ellos reflejaron en sus escritos.

4.4. Inspiración parcial.

Esta teoría indica que fueron inspiradas solamente aquellas partes bíblicas que revelan lo que no
era posible conocer de otro modo. Por ejemplo: la creación, conceptos espirituales. Pero no era
necesaria la inspiración cuando había anales o documentos históricos que el escritor bíblico podía
consultar y citar por sí mismo. Si el escritor sagrado podía entrevistar a testigos oculares de
determinado evento, tampoco sería necesaria la inspiración. La objeción lógica aquí es que no
siempre podemos saber cuando un autor está dependiendo de su investigación y cuando lo está
haciendo de Dios. Esto nos conduciría a una falta de confianza en todo el texto bíblico. Por otro
lado, la teoría parece confundir varias conceptos. Por un lado, parece creer que si la información
se obtuvoa través de medios naturales, no puede denominarse como revelación divina. Hay que
recordar por ello que aunque Lucas, por ejemplo, investigó sobre el nacimiento de Jesús, la
información que nos presenta toda debe llamarse revelación. Por otro lado, la teoría parece
confundir el acceso a la información registrada con el registro mismo de ella. La inspiración está
relacionada principalmente con la fidelidad con la que la información se registra.

4.5. Inspiración conceptual.

Aquí se dice que fueron inspirados solamente los conceptos, las ideas, pero no las palabras. El
problema con esta posición es que todos los conceptos, para ser entendidos por los humanos,
necesariamente deben expresarse por medio de palabras.

4.6. Inspiración según el concepto Neoortodoxo.

Este es el llamado concepto dialéctico de la Inspiración (Barth, Brunner, Neibhur). Jesucristo, más
bien que la Biblia, es la Palabra de Dios. Las Escrituras dan testimonio de la Palabra de Dios (no
son necesariamente la Palabra de Dios); pero hay detalles de este testimonio que necesitan
corregirse y mejorarse. Dios puede hablarnos por medio de una Biblia llena de errores. Los
escritores humanos, por ser humanos, estaban sujetos a errores. Lo único que podían producir era
un registro falible. También se dice que la Biblia no es la Palabra de Dios, sino que "puede llegar a
serlo", es decir, cuando la Biblia me habla, entonces es palabra de Dios. Si no me habla, no.
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4.7. Inspiración según el concepto existencialista.

Esta teoría se desprende de la anterior. Para los teólogos existencialistas Bultmann y Tillich, la
Palabra de Dios es el hecho de que Dios mismo confronta al individuo en tal forma que los libera
de su ansiedad. La seguridad de liberación equivale a la fe. La Biblia no era registro infalible de
revelación. La Biblia "llega a ser Palabra de Dios" en el momento de angustia existencial y así
llega al corazón.

4.8. Inspiración según el concepto católico -romano.

La Iglesia Católica Romana afirma la inspiración de la Biblia de una manera similar a la de los
protestantes conservadores; pero no afirma la inerrancia total de las Escrituras. La Biblia
solamente es inerrante en aquello que tiene que ver con nuestra salvación; en lo demás, contiene
errores.

4.9. Inspiración ulterior.

Dios imprimió su sello de aprobación en el producto ya acabado. En otras palabras, el Espíritu


Santo no intervino en el proceso mismo de la producción de las Escrituras, sino sólo en el
producto terminado.

4.10. Una nota final.

Al afirmar la inspiración plenaria y verbal de las Escrituras, así como la inerrancia de las mismas,
el protestante conservador es consciente de los problemas que se le plantean en el terreno de la
crítica histórica, literaria, textual y otras recientes, pero no quiere capitular ante los que fácilmente
admiten la teoría de que Dios ha hablado por medio de una Biblia llena de errores y que no es
necesario, ni mucho menos indispensable, aceptar y defender el concepto de inerrancia. El
cristiano evangélico se aferra al concepto de inspiración aquí descrito porque para él las ideas de la
inspiración, inerrancia y autoridad van juntas. No pueden separarse entre sí. Es en las
proposiciones del sagrado texto donde el protestante conservador halla la base de toda autoridad
doctrinal o ética, y no es de extrañar que vea con recelo cualquier enseñanza que intente
menoscabar dicha autoridad. Tiene la convicción profunda de que la Palabra de Dios siempre "es
verdad" (Jn. 17:17). “Si se reconoce la exactitud y autoridad de la Biblia ésta se establece de
inmediato como la norma para toda creencia o doctrina. El hecho de reconocer la inspiración e
infalibilidad de la Biblia llega a ser la piedra angular sobre la que descasa toda doctrina cristiana.
Este es el fundamento de los fundamentos” (J. F. Walvoord, We Believe the Bible, 5-6).

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