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Twisted de Emma Chase PDF
Twisted de Emma Chase PDF
Esta traducción está hecha sin fines de lucro y llega gracias al trabajo
realizado por un grupo de amantes a la lectura que buscan ayudar e incentivar a
personas que por una u otra razón no pueden disfrutar de ellas al no hallarse en su
idioma. Es hecha por fans para fans. Los personajes, las situaciones e información
encontrada aquí son obra intelectual del autor. Si tienen la oportunidad no olviden
comprar el libro y apoyar el trabajo del autor.
¡Buena lectura!
Moderadora:
Lucia Black
Traductoras:
Lucia Black MaryJane
Carool ilovebooks
Correctoras:
Ama Dain
Kisy92 Lalak
AnggiiN LuVelitta
PauLiNalp
Recopilación y revisión:
Lucia Black
Diseño:
Gaz
Sinopsis Capítulo 11
Prólogo Capítulo 12
Capítulo 1 Capítulo 13
Capítulo 3 Capítulo 14
Capítulo 4 Capítulo 15
Capítulo 5 Capítulo 16
Capítulo 6 Capítulo 17
Capítulo 7 Epilogo
Capítulo 8 Próximo libro
Capítulo 9 Sobre el Autor
Capítulo 10
Hay dos tipos de personas en el mundo. Los que observan primero y los que
saltan. Siempre he sido más una espectadora. Cautelosa. Una planificadora. Eso
cambió después de que conocí a Drew Evans. Él es tan persistente. Tan seguro de sí
mismo –y de mí.
Pero no todas las historias de amor tienen un feliz para siempre. ¿Pensaste
que Drew y yo íbamos a cabalgar hacia el atardecer? Únete al club. Ahora tengo que
tomar una decisión, la más importante de mi vida. Drew ya tomo la suya –de
hecho, trató de decidir por nosotros dos. Pero sabes que ese no es mi estilo. Así que
volví a Greenville. Sola. Bueno, algo así...
Lo que me he dado cuenta es que los viejos hábitos son difíciles de superar y a
veces tienes que volver a donde empezaste, antes de seguir adelante.
TWISTED sucede dos años después del final de Tangled y está narrado desde
el punto de vista de Kate.
Traducido por Lucia Black & Carool
Corregido por Ama
Las mujeres caminan por una fina línea.
Puritana.
Puta.
Perra.
Felpudo.
Definir quién eres para el mundo exterior es un acto constante. Es agotador,
pero para algunas mujeres ahí afuera es una ocasional escapada. Una excusa que
les permite decir lo que realmente está en sus mentes, les permite perdonar incluso
si saben que no deberían y las empuja a satisfacer todas sus indecentes fantasías —
sin las escarlatas consecuencias.
Alcohol.
Puede dar el valor para hablar sucio y el permiso para ir a casa con el
camarero.
Es la coartada. El artículo de portada.
No eras realmente tú— estabas poseída por el Capitán Morgan1 y Grey Goose 2
Lamentablemente, tengo una muy alta tolerancia al alcohol.
Apesta ser yo.
En todos nuestros años juntos, Billy nunca fue capaz de sacarme fuera de
combate. Ni una vez. Tal vez es porque empecé a beber a una edad temprana. Tal
vez sólo nací así.
A pesar de todo, cuesta mucho que me haga efecto y aún más que me
emborrache.
Ese es el porqué, en su día, preferí la marihuana.
Mucho más eficiente.
Sí, has oído bien. Kate Brooks —extraordinaria marihuanera. ¿Los Grateful
Dead3 y yo? Podríamos haber sido mejores amigos. La hierba es lo que me dio la
valentía suficientemente para hacerme mi tatuaje.
1 Capitán Morgan: es una de las marcas de ron producida por la empresa Diageo.
2 Grey Goose: es un vodka Premium francés, elaborado mediante una quíntuple destilación, que se empezó a
producir en 1997.
3 GratefulDead: fue un grupo de rock y folk rock estadounidense influido por la psicodelia
Pero, lamentablemente, esos días terminaron. Cuando empecé la escuela de
negocios, me di cuenta de las consecuencias de ser atrapada con una controlada
sustancia eran demasiado altas. Así que ahora solamente me atengo a drogas
legalmente sancionadas. En su mayoría vino.
Drew y yo bebemos todas las noches, sólo para relajarnos. Y una vez por
semana tenemos una cita, una noche especial. Cocinamos juntos.
Drew es un gran fan de las fajitas4. Podemos beber y hablar, y beber un poco
más.
Esta noche hemos bebido un poco más de lo habitual. Así que, aunque no
estoy borracha en el sentido literal, mis extremidades se sienten flojas, Relajadas.
Al igual que mis inhibiciones. ¿Tengo tu atención? Excelente.
Abran una ventana, damas y caballeros—va a hacer calor aquí.
***
Estamos en la cama.
Estoy sobre mi espalda. Y Drew está entre mis piernas.
Bueno, su rostro lo está, de todos modos.
—Me encanta tu coño.
Gimo, y él refuerza sus palabras con acciones. Es grande con las acciones.
Húmedas y adoradoras acciones.
—Joder, podría vivir aquí.
Capta su ritmo, y antes de que puedas decir ―Pégame con una fusta‖, estoy
tirando de su cabello y gritando su nombre. Momentos después, Drew sonríe con
orgullo y se arrastra por mi cuerpo. Mis extremidades están perezosas por el vino—
y el orgasmo, por supuesto. Todo alrededor, es una agradable neblina, una niebla
de adormecimiento, haciendo que todo parezca onírico.
Y luego nos besamos. Y calor se extiende a lo largo de mi cuerpo como una
corriente eléctrica, trayéndome de vuelta.
Haciéndome sentir que esto es real.
Arranco mi boca de la suya y susurro, el alcohol me hace valiente
—Drew... Drew, quiero intentar algo.
Esto atrapa su atención.
—¿Qué quieres probar? —Su lengua se desliza sobre mi pezón.
Sonrío y muerdo mi labio
4 Fajitas: son uno de los platos más tradicionales, populares y deliciosas de la cocina Tex-Mex y norte de México.
Consiste en carne asada a la parrilla y cortada en tiras, servida sobre una tortilla de harina de maíz o harina de trigo.
—Algo nuevo.
Levanta la cabeza. Sus parpados están adorablemente pesados.
—Me gusta lo nuevo.
Suelto una risita y lo aparto de mí, luego me levanto y hago mi camino hacia el
tocador —chocando con la mesita de noche mientras voy.
—Perdón. —Abro el cajón y saco los dos pares de esposas.
Delores los consiguió para su despedida de soltera, pero ella ya tenía un par.
No preguntes.
Balanceo uno alrededor de mi dedo. Mi sexy pavoneo de regreso a la cama
casi es arruinado cuando tropiezo con mis tacones de cuatro pulgadas y río.
Drew se alza sobre sus rodillas. Se ve hambriento, como un león muerto de
hambre mirando a un jugoso filete que está fuera de alcance. Se traslada para
tomar las esposas de mí, pero lo empujo lejos.
—Sobre tu espalda, chico grande.
Sé lo que piensa. ¿No puedes casi escucharlo?
―Mmm... ¿Kate quiere manejar el show? Interesante.” Se echa hacia atrás y
lleva sus muñecas a los postes de la cabecera. Rodeo sus muñecas y aseguro las
medias lunas en el lugar.
Click.
Click.
Él le da a cada uno un tirón, probándolo, mientras yo descanso en mis tacones
junto a él, mis ojos paseando sobre la extensión de perfección desnuda que es Drew
Evans.
Hermoso.
—¿Planeas hacer algo? O ¿vas a mirarme toda la noche?
Lo miro. Y sus ojos son ansiosos, desafiándome a que lo traiga.
Oh, yo puedo traerlo. No hay duda de eso.
Levanto mi barbilla orgullosamente y llevo mis manos entre sus muslos.
Froto y masajeo sus bolas lentamente. Deslizo mi mano en su polla ya dura,
aferrándolo fuerte —la forma en que sé que le gusta— antes de administrarle unas
bombeadas firmes.
El pecho de Drew comienza a subir más rápido.
Interesante.
Y antes de que preguntes, no, no fui siempre así. Esto es atrevido, Audaz.
Toda mi relación sexual con Billy involucro dos niveles: tímido y mundano.
Vacilante y repetición. Y ahí es donde se quedó. Fue sólo después de Drew que me
di cuenta de cuánto Billy y yo nos habíamos conteniendo el uno al otro.
En el sexo —en la vida.
Ante los ojos del otro, siempre seriamos Billy y Katie. Inmaduros.
Dependientes. Siempre jóvenes —como Tuck Para Siempre sobre la fuente de la
juventud.
Drew Evans llegó a mi vida, sin pelos en la lengua, exigente, y sí, una
cachonda mujer que había estado creciendo en mí durante una década fue puesta
en libertad. Por lo menos en la cama. Su cama.
Me doblo por la cintura, el culo al aire y tomo su longitud en mi boca. Él da un
tirón con el contacto. El alcohol debe haber entumecido mi reflejo de nauseas,
porque soy capaz de llevarlo hasta el fondo de mi garganta.
Y lo hago.
Cuatro, cinco, seis veces. Entonces traslado mis ojos a los suyos. ¿Durante una
mamada? A los hombres les encanta el contacto visual. No me preguntes por qué.
No tengo idea.
—¿Te gusta cuando chupo tu polla, Drew? —A él también le gusta hablar
sucio. En realidad, no hay mucho que a Drew no le guste.
Sus ojos ruedan hacia atrás—. Joder, sí…
Vuelvo al trabajo, dejando que mi lengua entre en acción. Su voz es
entrecortada, jadeando
—Dios, cariño, tú das el mejor sexo. Puedes enseñar una maldita clase.
Ja, ¡eso es chistoso! Lame polla 101.
Después de casi dos años, soy una experta en la lectura del lenguaje del
cuerpo de Drew. Así que cuando sus caderas empiezan a levantarse y aprieta sus
manos en el aire, sé que está cerca. Sus apreciativos gruñidos y gemidos casi me
hacen abandonar mi plan.
Pero no lo hago.
En el último segundo, justo antes de que llegue, me aparto. Y me siento. Los
ojos de Drew se cierran con fuerza, esperando la explosión que no va a venir. Abre
los ojos y está desconcertado.
Sonrío, sintiéndome empoderada. Y traviesa.
Bostezo dramáticamente
—Sabes, ese vino realmente tomó mucho de mí. Estoy un poco cansada.
—¿Quu... qué? —jadea.
—Creo que necesito un descanso. No te importa, ¿verdad?
Drew gruñe—. Kate...
Paso mi pierna sobre él, deslizando su masivamente impresionante erección
entre mis piernas. Estoy sentada sobre él, pero no lo dejo deslizar dentro.
—Estoy demasiado sedienta. Voy a tomar un vaso de agua. ¿Quieres?
—Esto no es gracioso, Kate.
Oooh, está enojado.
Da miedo.
Deslizo mi dedo en el centro de su pecho.
—¿Quien se está riendo? —Tira contra las esposas—más duro esta vez.
Cuando las ataduras aguantan, suelto una risita. ¿Quién sabía que chuzar a un león
con un palo puede ser tan divertido?
—Relájate, Drew. Quédate como un buen chico y volveré... —Me encojo de
hombros—. Eventualmente.
Beso su nariz rápidamente, saltando de la cama y escabulléndome de la
habitación mientras él llama mi nombre.
No me mires así; sólo estoy burlándome un poco de él. Sabes que se lo
merece. No hay nada malo en ello, ¿no?
***
***
***
***
***
Una hora más tarde, estamos en camino a la cena. Drew me sorprendió con
un vestido nuevo. Blanco ojal y sin tirantes, con un dobladillo que llega justo por
encima de mi rodilla. Mi cabello está con una leve curvatura, como sé que le
encanta.
En cuanto a mi novio, no puedo apartar mis ojos de él. Pantalón caqui y una
camisa blanca crujiente, algunos de los botones superiores abiertos, las mangas
enrolladas a mitad de camino.
Precioso.
Llegamos al restaurante.
Siempre pensé que era interesante la cultura latina. La música, la gente. Son
vibrantes, volátiles.
Apasionados.
Todas las palabras que describen donde vamos a cenar esta noche. Es tenue.
La única iluminación proviene de las velas en las mesas y las luces centelleantes en
el techo. Un ritmo palpitante emana de un pequeño grupo de músicos en la
esquina.
Drew pide en español una mesa para dos personas.
Sí, habla español, francés y está trabajando en el japonés. ¿Crees que su voz
era sexy? Confía en mí, hasta que no lo hayas oído susurrar frases capaces de
sonrojarte en una lengua extranjera, no sabes el significado de la palabra sexy.
Seguimos a la robusta anfitriona, una morena a una mesa en la esquina.
Ahora, toma un momento para echar un vistazo. ¿Ves toda la atención
femenina que Drew consigue, sólo caminando por la habitación? ¿Las miradas
apreciativas, invitadoras a los ojos?
Me doy cuenta —siempre lo hago.
Pero aquí está la cosa: Drew no. Porque no está mirando.
A ninguna de ellas.
¿Para ustedes chicos allá fuera quiénes creen que mirar no duele? Se
equivocan. Porque las mujeres no pensamos que solo están disfrutando de la vista.
Creemos que están comparando, encontrando nuestras faltas. Y eso duele. Como
una cortada de papel en tu ojo.
Soy plenamente consciente que Drew podría tener cualquier mujer que
quiera. La modelo de Beverly Hills, la heredera en Park Avenue. Pero me eligió a
mí. Luchó por mí. Así que cuando salimos, es un gran impulso a mi confianza.
Porque soy la única mujer que está mirando.
Nos sentamos en la mesa y exploramos el menú.
—Entonces, ¿explícame otra vez cómo lo hiciste a través de la universidad y la
escuela de negocios sin nunca beber tequila directamente?
Me río de la pregunta, recordando.
—Bueno, en la secundaria, teníamos estas hogueras, salidas de campo.
¿Has dormido con una botella vacía de dos litros de soda por almohada?
No es divertido.
—Así que una noche, Billy y los chicos estaban bebiendo tequila y Billy se
tragó el gusano. Y luego empezó a tener alucinaciones. Estábamos trabajando en
anatomía de anfibios en biología en ese tiempo, y con lo jodido que estaba, Billy
estaba convencido de que era una rana y que Delores intentaba diseccionarlo. Se
escapó al bosque solo, y nos tomó tres horas encontrarlo con su lengua en la tierra.
He estado reacia a probar tequila desde entonces.
Drew sacude su cabeza.
—Confirma, una vez más, lo que siempre he sabido. Billy Warren es y siempre
ha sido un completo idiota.
Estoy acostumbrada a las pullas de Drew contra Billy. ¿Y en este caso? No está
tan equivocado.
Así que le digo—. Mientras no me hagas tragarme el gusano, voy a darle una
oportunidad.
Sus ojos se iluminan, como un niño en una tienda de bicicletas.
—¿Sabes qué significa esto?
—¿Qué?
Mueve sus cejas
—Puedo enseñarte a hacer body shots5
***
Aunque no creo que tengas que estar borracho para tener buen sexo, tener un
buen colocón ciertamente no hace daño.
Drew y yo estamos en el ascensor rumbo a nuestra habitación, los dos más
que prendidos por el tequila. Puedo saborearlo en la lengua de Drew —amargo con
un toque de cítrico. Me tiene atrapada contra la pared, mi falda agrupada alrededor
de mis caderas, y estamos empujando y moliendo contra el otro.
Me alegro de que no haya nadie más en el ascensor, ¿aunque en este
momento? Estoy demasiado lejos para que me importe un bledo.
Tropezamos en la habitación.
Todavía a tientas y besándonos.
Él cierra la puerta y me gira alrededor. En un rápido movimiento saca el
vestido por mi cuerpo, dejándome desnuda. Con excepción de los tacones.
Me inclino sobre la mesa, descansando en mis codos. Escucho el silbido de
una cremallera—y luego lo siento. Deslizando su polla entre mis labios—probando
las aguas, asegurándose de que estoy lista.
Siempre estoy lista para él.
—No te burles —gimo.
Entre el tequila y el ascensor, estoy realmente excitada. Necesitada. Él empuja
lentamente pero hasta la empuñadura. Y suspiro.
Ahora, todos sabemos que la vieja frase de que más grande es mejor. Y Drew
es grande, no tengo mucho con que compararlo, pero es dos veces del tamaño de
Billy.
5 Body Shot: (literalmente Trago de cuerpo, trago del cuerpo, trago sobre el cuerpo o chupito sobre el cuerpo) es un
trago chico de alcohol (normalmente tequila) que es bebido directamente del cuerpo de una persona, generalmente de sus
zonas erógenas tales como el ombligo o los senos.
No estoy haciendo que los chicos allá fuera estén incómodos, ¿cierto? Avance
de noticias—así es como hablamos las mujeres. Al menos cuando no estás
alrededor para escuchar.
De todos modos, no es el tamaño lo que hace al hombre. Es el ritmo —el
movimiento— el conocimiento de cómo golpear todos esos deliciosos puntos con
apenas la cantidad correcta de presión. ¿Así que la próxima vez que veas un
infomercial para que te crezca la polla o el pene milagro?
Ahorra dinero. Compra el Kama Sutra en su lugar.
Drew agarra mi cabello, tirando mi cabeza hacia atrás y se mueve más rápido.
Duro y rápido. Agarro el borde de la mesa, sosteniéndome por equilibrio.
Besa mi hombro y susurra a mi oído—. ¿Te gusta, cariño?
Lloriqueo—. Sí, sí... mucho.
Empuja en mí con más fuerza, sacudiendo el escritorio.
Y así, estoy llegando como una locomotora fuera de control.
Estoy flotando. Ingrávida.
Y es sublime.
Drew retarda el movimiento de sus caderas cuando bajo, saliendo—
haciéndolo durar. Me tira de regreso contra su pecho y sus dedos se mueven para
arriba a través de mi estómago y hasta mis pechos, ahuecando y amasado con
ambas manos.
Alzo mis brazos alrededor de su cuello, girando la cabeza, llevando su boca a
la mía.
Me encanta su boca, sus labios, su lengua. Besar es una forma de arte, y Drew
Evans es Miguel Ángel.
Tira de mí y me doy la vuelta para enfrentarme a él. Apoyando su espalda
sobre la cama. Drew se sienta en el borde y yo trepo, envolviendo mis piernas
alrededor de su cintura.
Dios mío, sí.
Así es como me gusta mejor —pecho a pecho, boca a boca, ni una pulgada de
espacio entre nosotros. Lo tomo en mi mano y me deslizo hacia abajo sobre él. Mi
interior se estira con la plenitud y Drew gime.
Me levanto lentamente y caigo con fuerza. Probando la fuerza de los resortes
de la cama.
Squeak.
Squeak.
Me muevo más rápido, más profundo. Nuestros cuerpos pegajosos con el
calor mexicano.
Y luego Drew está sosteniendo mi cara en sus manos, los pulgares
moviéndose hacia adelante y hacia atrás a través de mi piel. De repente tierno,
Adorador.
Nuestras frentes se presionan juntas y en la tenue luz puedo ver sus ojos
mirando hacia abajo, viendo donde se mueve dentro y fuera de mí.
Y yo también bajo la mirada.
Es erótico. Sensual.
Empujo su cabello detrás de su frente.
Y mi voz está rogando.
—Dime que me amas.
No lo dice a menudo. Prefiere mostrármelo. Pero nunca me canso de
escucharlo. Porque cada vez que en realidad dice las palabras, estoy llena del
mismo asombro como la primera vez.
—Te amo, Kate. —Sus manos aún sostienen mi cara. Los dos jadeando—
moviéndonos rápidamente—cada vez más cerca. Se siente espiritual.
Una santa comunión.
La voz de Drew es baja. Sin aliento.
—Dime que nunca me vas a dejar.
Sus ojos ahora son de plata suave, líquida. Rogando por confortación.
A pesar de toda su audacia y exceso de confianza, creo que hay una parte que
todavía es perseguida por la semana que pensó que yo había escogido a Billy sobre
él. Creo que por eso trabaja tan duro demostrando cuánto me quiere.
Para mostrarme que elegí sabiamente.
Sonrío suavemente y lo miro directamente a los ojos.
—Nunca. Nunca te voy a dejar, Drew.
Las palabras se sienten como votos.
Sus manos agarran mis caderas, levantándome, ayudándome a moverme.
—Dios, Kate... —Sus ojos se cierran.
Y nuestras bocas abiertas, dando y recibiendo la respiración del otro. Se
expande dentro de mí, palpitando, cuando me aprieto duro alrededor de él.
Y venimos juntos. En perfecto unísono.
En perfecto esplendor.
Después, los brazos de Drew se cierran alrededor de mí. Toco su cara y lo beso
suavemente. Cae hacia atrás en la cama, llevándome con él, me mantiene en la
parte de encima. Yacemos así por un tiempo hasta que nuestros corazones se
calman y nuestra respiración se ralentiza.
Y luego Drew me hace rodar debajo de él.
Y lo hacemos de nuevo.
Capítulo 2
Traducido por Lucia Black
***
7
SPM: Síndrome premenstrual.
Recojo el otro zapato y lanzando ese también. Drew agarra una almohada y la
usa como escudo. Me retiro al armario por más munición, pero él agarra mi brazo
antes de que pueda llegar allí.
—¡Quieres parar! ¿Por qué estas así?
Lo fulmino con la mirada—. ¡Porque ni siquiera te importa! ¡Estoy muy
enfadada aquí, y no te importa una mierda!
Sus ojos se amplían, incrédulos—. Por supuesto, que me importa una mierda
— ¡soy quien está recibiendo Jimmy Choos lanzados en mi cabeza como un chino
tirando estrellas!
—Si te importa tanto, ¿por qué no te disculpas?
—¡Porque joder, no hice nada! No tengo ningún problema en tirarme sobre
mis manos y rodillas cuando meto la pata. Pero si crees que voy a rogar porque
estás poseída por el demonio de las hormonas, estás loca, cariño.
Escapo de su control y lo empujo en el pecho con ambas manos—. Bien. Eso
está bien, Drew. No me importa lo que hagas ya.
Tomo una manta y una almohada y se las arrojo—. Pero seguro como la
mierda no vas a dormir junto a mí después de hacerlo. ¡Fuera!
Baja la mirada a la manta. Luego a mí. Y su rostro se relaja, da vuelta a la
calma.
Demasiado tranquilo —como antes de una tormenta.
—No voy a ninguna parte.
Se echa en la cama, extendiendo sus brazos y piernas como un niño haciendo
un ángel de nieve.
—Sucede que me gusta esta cama. Es cómoda. Acogedora. He creado algunos
grandes recuerdos aquí. Y este es el único lugar donde voy a dormir.
No tiene sentido discutir cuando Drew se pone así —intencional e infantil. A
veces realmente espero que aguante la respiración hasta que consiga lo que quiere.
Jalo la almohada por debajo de su cabeza, dejándolo sobre el colchón,
mirándome.
Sus cejas se levantan—. ¿Qué haces?
Me encojo de hombros—. Dije que no voy a dormir contigo. Así que si no
tomas el sofá, yo lo haré.
Se endereza—. Esto es jodidamente loco, Kate, dime que te das cuenta.
Estamos peleando por nada.
Mi voz se eleva—. ¿Así que ahora mis sentimientos significan nada?
—Joder, ¡no dije eso!
Lo señalo con un dedo—. Estamos peleando por nada, y estamos peleando
acerca de cómo me haces sentir, ¡lo que significa que crees que mis sentimientos
son nada!
Su boca se abre, como un pez en busca de oxígeno.
—Me he perdido. No tengo idea de lo que dijiste.
Cierro los ojos. Y así nomás, mi ira se desinfla.
El dolor me llena en su lugar.
—Olvídalo, Drew.
Al caminar por el pasillo, su voz me sigue.
—¿Qué coño ha pasado?
Estoy demasiado cansada para tratar de explicarle más. Normalmente,
cuando discutimos, tengo un tiempo difícil conciliando el sueño. También estoy
demasiado cargada de adrenalina y pasión.
Pero esta noche no es un problema. Estoy fuera como un narcoléptico tan
pronto como mi cabeza golpea la almohada.
***
Algún tiempo después — podrían ser tres minutos o tres horas — un pecho
caliente y duro presiona contra mi espalda, despertándome. Siento su mano en mi
estómago. Presiona su cara en mi pelo e inhala.
—Lo siento.
Ven, muchachos, eso es todo lo que deben hacer. Realmente son las palabras
mágicas, capaz de superar cualquier obstáculo.
Incluso SPM.
Volteo en sus brazos y lo miro a los ojos—. ¿Por qué lo sientes?
La cara de Drew queda en blanco, buscando la respuesta correcta. Entonces
sonríe—. Por lo que sea que quieras que lo sienta.
Me río, pero mis palabras son sinceras—. No. Yo lo siento. Tenías razón,
estaba siendo una perra. No hiciste nada malo. Estoy definitivamente
premenstrual.
Besa mi frente—. No es tu culpa. Culpo totalmente a Eva.
Beso sus labios suavemente. Y luego su cuello. Hago un camino a través de su
pecho, moviéndome alrededor de sus pectorales, de repente despierta con las ganas
de complacerlo. Lo miro—. ¿Quieres que te compense?
Sus dedos trazan lo que estoy segura son los círculos oscuros bajo mis ojos.
—Estás agotada. ¿Por qué no me compensas en la mañana?
Me acerco un poco más y descanso mi mejilla contra su piel. Cierro los ojos,
lista para volver a dormir.
Hasta que la voz de Drew rompe el silencio.
—A menos que... ya sabes... realmente quieres hacerlo ahora. Porque si lo
haces, está lejos de mí…
Me río en voz alta, cortando sus palabras cuando agacho mi cabeza bajo las
sábanas, viajando lentamente hacia abajo para compensarlo.
En su forma más favorita.
Traducido por Lucia Black
Corregido por Kisy92
Dos días después, estamos teniendo desayuno en la mesa de la cocina. A Drew
le gusta hacer ejercicio en la tarde después del trabajo, para descomprimir y liberar
el estrés del día. Yo, sin embargo, soy una de esas altamente molestas personas que
ama ir a correr a las cinco de la mañana. El desayuno es donde nos encontramos en
el medio. Después de lo cual, Drew va a la oficina y yo voy a la ducha.
—¿Sabes que es lo que amo del cereal Cookie Crips? —Está mirando fijamente
su cuchara.
Nunca he viso a una persona ingerir tanto cereal. Lo juro, si yo no cocino, eso
es todo lo que él comería.
Engullo un bocado de yogurt —Dannon Light & Fit. Los comerciales no
mienten, de verdad son deliciosos. Fresa-banana es lo mejor.
—¿Qué?
—Es la forma como galletas. Es decir, no solo son impresionantes, sino que
me hacen sentir como si me estuviera vengando de mis padres por hacerme comer
cada jodido copo de avena la primera mitad de mi vida.
Un poeta y un filósofo, Drew es realmente un hombre del renacimiento.
Abro mi boca para provocarlo, pero la cierro con fuerza cuando una ola de
nausea me golpea como un rayo. Aclaro mi garganta y llevo el revés de mi mano a
mis labios.
—¿Kate?¿Estás bien?
Cuando trato de responder, mi estómago hace una voltereta que pondría
celosa a Nadia Comneci8.
Voy a vomitar.
Odio vomitar.
Me hace sentir claustrofobia. Sofocada.
Hasta este día, cuando tengo un virus estomacal, me siento con mi teléfono
con mi mami mientras ella me habla a través de arcadas.
Tres horas después, salgo del elevador en el piso cuarenta de nuestro edificio
de oficinas.
Mi estómago está vacío, pero después de un buen sueño, me desperté
sintiéndome mejor. Refrescada. Lista para tomar el mundo de Anne Robinson.
Camino por la pequeña sala de conferencias y echo un vistazo por el vidrio.
¿Puedes ver a Drew? ¿Sentado junto a la pequeña señora de cabello gris en la
silla de ruedas? Mientras él está hablando de la representación legal ubicadas
alrededor de la mesa las manos de la señora Robinson desaparecen debajo.
Un segundo después Drew salta, como si acabara de ser electrocutado.
Las mujeres adultas tienen una cosa por Drew.
Es completamente chistoso.
Él le da a la señora Robinson una severa mirada. Ella solo menea sus cejas.
Entonces rueda sus ojos antes de alejar la mirada, pillándome en el proceso.
Drew se excusa y sale al pasillo, alivio brillando en su cara como un farol—.
Por el amor de todo lo que es sagrado, gracias a Dios estas aquí.
Mis labios se separan en una sonrisa—. No lo sé, la señora Robinson parece
estar disfrutando de tu compañía.
—Ajá, si ella trata de disfrutar algo más, voy a tener que grapar sus manos a la
mesa de conferencias.
Entonces me observa de cerca, preocupado—. No pienses que no disfruto
verte, porque lo hago. Pero, ¿qué estás haciendo aquí? Se supone debes estar en
cama.
Me encojo de hombros—. Debe de ser un bicho de tres horas. Me siento bien
ahora.
Drew ahueca mi mejilla y palpa mi frente, buscando algún síntoma de fiebre.
—¿Estás segura?
—Sip. Fresca como una lechuga.
Asiente con la cabeza, pero sus ojos son sospechosos, sin estar completamente
convencido—. Todo bien. Oh, se supone que tenemos una cena con mis padres está
noche. ¿Crees que vas a estar bien, o quieres que lo cancele?
Cena con los Evans siempre es una velada interesante.
—Debería estar bien para ir.
Me entrega el archivo Robinson—. Está bien. Tus estrategias de inversión la
tienen toda temblorosa. Está húmeda y extendida, solo esperando por que le des en
el clavo.
—Eso es asqueroso, Drew.
Está imperturbable—. Tú dices tomate, yo digo tomahto. —Entonces me besa
rápidamente—. Ve y acábala.
Se aleja y yo me dirijo a la sala de conferencias a sellar un trato.
***
***
***
***
Cuando regreso dos horas más tarde, Drew está sentado en mi escritorio,
tamborileando una pluma con impaciencia contra la madera oscura. Generalmente
comemos el almuerzo, juntos –lo ordenamos– y lo compartimos en una de
nuestras oficinas.
—Oye.
Levanta la mirada.
—Hola.
—¿Ya pediste o me estabas esperando?
Parece confundido.
—¿Eh?
Me acomodo sobre el borde de la mesa.
—Almuerzo, Drew. Es por eso que estás aquí, ¿no?
Sacude su cabeza.
—En realidad, quería hablar contigo sobre la cena. Un nuevo lugar fue abierto
en Little Italy, y realmente podría pedir un poco de pasta. Iba a hacer reservaciones
para nosotros esta noche. A las siete.
Me congelo.
No tengo mucha práctica mintiendo. No desde la secundaria, de todos modos.
Incluso entonces, había un montón de mentiras abiertas. Más... omisión de mis
actividades que habrían hecho que mi madre volara.
Cuando era necesario mentir, Delores era mi chica, mi coartada.
Eso no ha cambiado.
—No puedo esta noche. Delores quiere tener una noche de chicas. No hemos
tenido una de esas en mucho tiempo.
Vamos a hacer una pausa por un momento. Esto es importante.
¿Puedes ver su cara? Mira de cerca o te lo perderás.
Por un momento, hay un destello de sorpresa. Un toque de ira... tal vez dolor.
Pero luego lo atrapa y suaviza su expresión en posición neutral. Perdí esa mirada la
primera vez. Deberías recordarlo.
Tendrá mucho más sentido en aproximadamente diez horas.
La voz de Drew es plana. Como un detective tratando de hacer tropezar a un
perpetrador.
—Viste a Delores anoche.
Mi estómago gorjea como Pop Rocks 11 en soda.
—Eso fue diferente todo el mundo estaba allí. Esta noche seremos sólo
nosotras dos. Tomaremos unos tragos, tal vez comer unos aperitivos que
engorden, y luego voy a casa.
Drew se levanta, sus movimientos apresurados, tensos.
—Bien, Kate. Haz lo que quieras.
Intenta caminar delante de mí, pero lo agarro de su cinturón.
—Oye. No seas así. Podemos salir a cenar mañana. No te enojes.
Me deja jalarlo más cerca, pero no dice nada. Le doy una sonrisa coqueta.
—Vamos, Drew. Almorcemos. Y después, puedes tenerme.
Froto mi mano en su pecho, tratando de suavizarlo.
Pero no cede.
—No puedo. Tengo trabajo que terminar. Más tarde hablaré contigo.
Besa mi frente, y sus labios parecen detenerse un momento más de lo normal.
Luego se retira y se aleja.
***
11 Pop Rocks: Marca de novedosos caramelos que usa efervescencia para crear un chasquido.
Cuando éramos jóvenes, Amelia le dijo a Delores que su padre no podía vivir
con ellas. Lo mantuvo simple, amable. Pero en el momento en el que ella fue
mayor, Delores recibió la historia completa.
Amelia creció en California. ¿Puedes imaginártelo? Amelia surfista, joven y
bronceada, esbelta y relajada.
Cuando tenía diecisiete años, conoció a un chico en el muelle de Santa
Mónica, cabello oscuro, brazos cincelados y ojos color jade. Su nombre era Joey
Martino. Tuvieron una instantánea conexión, y como Juliet antes que ella, Amelia
cayó rápido y duro.
Luego llegó el momento de Joey de seguir adelante, y le pidió a Amelia que se
fuera con él. Su madre le dijo que si salía por la puerta, no tendría permitido volver.
Nunca.
Amelia abrazó a su hermana pequeña despidiéndose y saltó sobre la parte
trasera de la Harley de Joey. Seis semanas más tarde, pasaban a través de
Greenville, Ohio.
Y Amelia se dio cuenta que estaba embarazada.
Joey tomó bien la noticia, y Amelia estaba emocionada. Ahora serían una
verdadera familia.
Pero a la mañana siguiente se despertó junto a una nota. Que decía:
Fue muy divertido.
Lo siento.
Amelia nunca lo vio otra vez.
Algunos niños necesitan quemarse un par de veces antes de que dejen de
jugar con los fósforos. Pero Amelia nunca fue ese tipo de niño. Una lección era todo
lo que necesitaba. Desde entonces, sólo salió con un determinado tipo de hombre,
humilde y sencillo; ni meloso, llamativo, o arrogante. Tipos que no tenían nada que
ver con Joey.
Que no tenían nada de Drew.
Es la razón del por qué no lo quiere.
No, eso no es cierto. Es por eso que Amelia no confía en él.
Ella me llevó a un lado esa primera navidad, cuando ella y mi madre vinieron
a visitarnos. Me dijo que fuera despacio, que tuviera cuidado con Drew.
Porque ella había visto a los de su clase antes.
De todos modos la historia terminó, niños.
Estamos aquí.
***
La oficina de Bob es buena; una casa de piedra de aspecto hogareño con un
estacionamiento real, vivo. Son difíciles de conseguir en la ciudad, en caso de que
no lo supieras. Está bastante ocupado, compartido con el edificio de al lado. Los
coches vienen y van y pelean por espacios.
Apago el motor y agarro el volante. Respiro hondo.
Puedo hacer esto.
En serio, es sólo por los próximos dieciocho años de mi vida, ¿verdad?
Salgo del coche y observo el pequeño cartel en la ventana del edificio.
ROBERTA CHANG
GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA
Mientras trato de hacer que mis pies se muevan, dos grandes manos vienen
detrás de mí y cubren mis ojos. Una voz familiar susurra en mi oído:
—¿Adivina quién?
Me doy la vuelta, a punto de reventar. Vivir con alguien, particularmente
durante los años de universidad, crea un vínculo por las experiencias compartidas y
preciosos recuerdos.
—¡Daniel!
Daniel Walker es un tipo del tamaño de un mamut. Él y Arnold
Schwarzenegger podrían ser hermanos. Pero no dejes que te engañe. Es uno de
esos caramelos Werther; duro por fuera, suave y pegajoso por dentro.
Es afectuoso. Comprensivo. Compasivo.
Durante nuestro primer año, un ratón decidió trasladarse a nuestra casa
desvencijada. Todos votaron por matarlo, excepto Daniel. Construyó una trampa
con una cadena, cartón y un palo del que los Little Rascals 12 estarían orgullosos.
Y en realidad atrapó al pequeño. Lo mantuvimos. En una jaula, como una
mascota. Lo llamamos Bud, por nuestra cerveza favorita.
Daniel me tira en un abrazo de oso, me levanta y me da vueltas. Luego me
pone de pie y besa mi mejilla
—Es tan bueno verte, Kate. ¡Te ves genial!
Sonrío tanto que me duele la cara.
—Gracias, Daniel. Tú también. No has cambiado ni un poco. ¿Cómo va todo?
—No me puedo quejar. Las cosas están bien, ocupado. Tengo todavía
entrevistas en los hospitales —Daniel es un anestesiólogo. Cada vez que pueden, él
y Bob trabajan juntos. Como Drew y yo. Continúa—: Pero la práctica de Bobbie está
12 Little Rascals: Show televisivo de niños, de los años 40. Conocido como La Pandilla o los Pequeños Traviesos.
en auge, así que soy el chico de los recados, por ahora. —Sostiene en alto una bolsa
de comida China para llevar.
Cuando el olor llega a mi estómago, se retuerce, haciéndome saber que no
está satisfecho. Trago duro. Él lanza un pesado brazo sobre mis hombros y
conversamos durante varios minutos. Acerca de su viaje, de Delores y Billy. Le
cuento sobre Drew y cómo quisiera que los cuatro saliéramos juntos a cenar.
Y luego hay un fuerte chillido de neumáticos.
Los dos giramos y vemos las luces traseras de un coche desaparecer a toda
velocidad del estacionamiento.
Daniel sacude su cabeza.
—Y pensé que los conductores de Filadelfia eran malos.
Me echo a reír.
—Oh no, los neoyorquinos tienen el monopolio sobre la mala conducción. Y
los locos fanáticos del béisbol. No uses el jersey de Filadelfia aquí; podría terminar
en una matanza.
Daniel se ríe y nos dirigimos al edificio.
***
Bueno, es oficial.
La vida como la conocía está terminada.
Estoy embarazada. Embarazada. El pan está en el horno y ese chico malo se
está horneando. No estaba realmente sorprendida. Sólo esperando estar
equivocada.
Según Bobbie, mis antibióticos eran los culpables. Disminuyen la eficacia de
las píldoras anticonceptivas.
¿Ves lo que estaba diciendo acerca de esos folletos? Léelos. Apréndelos.
Vívelos.
Es demasiado pronto para hacer una ecografía, así que tengo que regresar en
dos semanas. Y cada día también tengo que tomar vitaminas prenatales que son lo
suficientemente grandes para ahogar a un gran elefante.
Suertuda de mí.
Aparco mi coche en el garaje, pero no voy a la casa.
Una de las mejores partes de la vida en la ciudad es que siempre hay un lugar
que está abierto, un lugar para caminar con gente alrededor.
Salgo a la acera y camino unas pocas cuadras, tratando de aclarar mis ideas.
Intentando averiguar qué demonios debo hacer ahora.
Si te estás preguntando por qué no sueno feliz, es porque no lo estoy. Tienes
que entender, nunca fui esa chica. No jugué con muñecas. He jugado con la caja
registradora de mis padres. ¿Cuándo los niños querían ir a Toys ―R‖ Us13? Yo
quería ir a Staples14.
Incluso antes de que mi ansia de independencia financiera empezara, mis
sueños giraban en torno a edificios de oficinas y escritorios, no cunas y cochecitos
de bebé. No es que no quiera niños. No quiero uno ahora. Ahora no era parte del
plan.
Y luego está Drew. Él me ama, lo sé. Pero el embarazo cambia las cosas.
Significa estrías, senos caídos y noches sin dormir. No más vacaciones espontáneas.
No más maratones de sexo.
Va a enloquecer. Definitivamente.
Me siento en un banco y veo los autos pasar.
Entonces una voz a mi derecha atrapa mi atención.
—¿Quién es un buen chico? ¡Andrew lo es! Mi dulce niño.
Es una mujer con suaves rizos rubios y ojos oscuros, de mi edad.
Y está sosteniendo una bolsa de baba.
¿Crees en las señales? Yo no.
Pero mi abuela sí. Era una mujer increíble, una respetada arqueóloga que hizo
un extenso estudio sobre las tribus de nativos americanos del sur. Adoraba a mi
abuela. Una vez me dijo que las señales estaban alrededor de nosotros. Guías para
conducirnos en la dirección correcta, hacia nuestro destino. Nuestro futuro. Que
todo lo que teníamos que hacer era abrir nuestros ojos y corazones, y
encontraríamos el camino.
Así que observo a la joven madre y su hijo. Y entonces un hombre se une a
ellos.
—Oye. Siento llegar tarde. Una maldita reunión me atrapó.
Supongo que es su marido. La besa. Y toma el paquete que ella está
sosteniendo sobre su cabeza.
—Aquí está mi chico. Hola, amiguito.
Su sonrisa es tan caliente, tan hermosa, literalmente quita el aliento. La
dorada pareja se apoya uno contra el otro con ternura, el cariño mutuo, tirando de
ellos juntos como un imán.
Me siento como un voyeur, pero el momento es tan preciado que no puedo
ignorarlo.
Y es cuando me doy cuenta. No sólo estoy embarazada. Voy a tener un bebé.
Drew y yo hicimos un bebé. Una nueva persona.
Y una imagen aparece en mi cabeza. Tan clara. Tan perfecta.
13 Toys “R” Us: Es una cadena de tiendas de juguetes en los Estados Unidos
***
Entro en el apartamento. Las luces están apagadas. Pongo mis llaves sobre la
mesa y me quito el abrigo. Enciendo el interruptor en la pared, inundando la
habitación con luz.
Y es cuando lo veo.
Ellos.
Drew está de pie en medio de nuestra sala de estar, con la camisa
desabrochada, dejando al descubierto el pecho que he recorrido con los dedos más
de mil veces. La caliente piel bronce que me encanta tocar. Tiene una botella medio
vacía de Jack Daniels en una mano. Y la otra mano está oculta. Enterrada.
En una melena de pelo castaño ondulado.
Ella es lo opuesto a mí en todos los sentidos. Gruesos mechones rojos, pechos
del tamaño de sandías, alegres en su falsedad. Es tan alta como Drew, incluso sin
los tacones de aguja. Sus labios son rojos y exuberantes, bastante regordetes para
darle envidia a Angelina Jolie. Y esos labios rojos regordetes se están moviendo
contra la boca de Drew.
Buenos besadores, muy buenos besadores, no sólo utilizan sus labios. Utilizan
su cuerpo entero, su lengua, sus manos, sus caderas.
Drew es un gran besador. Pero nunca he tenido la oportunidad de observarlo
en acción. Nunca lo he visto besando a nadie. Porque yo he estado en el extremo
receptor. La besada.
Pero ese no es el caso ahora.
Me quedo ahí aturdida. Observando. Y aunque sea sólo por unos pocos
segundos, se siente como por siempre. Como una eternidad.
En el infierno.
Luego Drew se inclina hacia atrás. Y casi como si supiera que he estado aquí
todo el tiempo, sus ojos encuentran los míos inmediatamente. Son
duros. Despiadados.
Y su voz es tan fría como el acero de una puerta al aire libre en una tormenta
de nieve.
—Mira quién está en casa.
Muchas mujeres se imaginan cómo reaccionarían si descubren a su novio o
marido engañándolas. Qué dirían. Cuán fuertes serían.
Honestas e indignadas.
¿Pero cuando es de verdad? ¿Cuándo no se trata sólo de predicciones?
Esas emociones están peculiarmente ausentes.
Estoy entumecida por dentro.
Muerta.
Y mi voz no es más que un susurrante tartamudeo.
—¿Qué... qué estás haciendo?
Drew se encoge de hombros.
—Simplemente tengo un poco de diversión. Pensé, ¿por qué deberías ser la
única teniéndola?
Oigo las palabras, pero no las entiendo. Mis ojos se entrecierran y mi cabeza
se inclina, como un perro desconcertado.
Drew se aleja de la pelirroja y toma un trago de la botella. Se estremece
mientras traga.
—Te ves confundida, Kate. Te lo explicaré. La primera regla de mentir es
siempre tener la coartada correcta. Mira, ahora mismo, Matthew y Delores están en
un avión a Las Vegas. Matthew ha estado planeando el viaje durante semanas, una
segunda luna de miel sorpresa. Así que sabía que estabas llena de mierda esta
tarde. Sólo tenía que ver si realmente seguirías adelante con la mentira. Así que te
seguí. Te va a encantar el GPS.
El año pasado, una mujer llamada Kasey Dunkin desapareció después de una
noche de fiesta con sus amigos en la ciudad. Estuvo en todas las noticias. La policía
pudo localizar su teléfono en un almacén abandonado en Brooklyn, y a pesar de
que ella había sido apuñalada varias veces, sobrevivió. Drew y yo tuvimos el mismo
tipo de programa instalado en nuestros teléfonos al día siguiente.
—¿Me has seguido?
Me siguió hasta la oficina de Bob. Él sabe a dónde fui. Eso significa...
—Sip. Sabía dónde te encontrabas. Lo sé todo. Joder, te vi.
Él sabe... Drew sabe que estoy embarazada.
Y, obviamente, no está contento.
Mi voz se eleva a medida que hablo, ganando impulso.
—¿Sabes? —Señalo a la mujer que nos está mirando como si fuéramos su
propia telenovela personal—. ¿Y así es como reaccionas?
Drew parece confundido.
—¿Jodidamente siquiera me conoces en absoluto? ¿Cómo diablos creías que
iba a reaccionar?
He visto a Drew molesto antes.
Irreflexivo.
Frustrado.
Pero esto es diferente.
Esto es... cruel.
—¿Ni siquiera vas a tratar de negarlo? ¿Hacerme pensar que estoy delirando?
—Me pregunta. Por un momento su cara se arruga. Y parece... angustiado, como
una víctima de tortura a punto de romper su silencio—. ¿No vas a decirme que
estoy equivocado, Kate?
Parpadea y la mirada angustiada se ha ido. Y estoy bastante segura de que
sólo la imaginé.
Una ilusión.
Cruzo los brazos sobre mi pecho.
—No voy a hablar de esto contigo en frente de una audiencia.
La mandíbula de Drew se cierra con terquedad.
—¿Vas a terminarlo?
Mis pies se mueven hacia atrás, lejos de él, por su cuenta. Y mi mano cae de
manera protectora a mi abdomen.
—¿Qué?
—Dije: ¿vas a jodidamente terminarlo? —repite, impaciente con mi estado de
shock.
Políticamente, Drew está a favor del aborto. A pesar de su educación católica,
respeta y ama a las mujeres de su familia demasiado como para dejar que un
anciano en el Congreso dicte lo que pueden o no pueden hacer con sus cuerpos.
Pero emocionalmente (moralmente) siempre he pensado que era pro-
vida. Así que el hecho de que esté de pie aquí diciéndome que aborte un niño,
nuestro hijo, es sólo... incomprensible.
—No lo he hecho... No he tenido tiempo para pensar en ello.
Se ríe amargamente.
—Bueno, es mejor que empieces a pensar, ¿porque hasta que tu pequeña
indiscreción está fuera de la foto? Ni siquiera quiero verte, y mucho menos hablar
de cualquier cosa.
Sus palabras me golpearon como una ráfaga de viento en un día frío. Del tipo
que te deja sin aliento.
Drew no es Joey Martino.
Él es peor.
Porque él quiere que yo elija. Un ultimátum. Al igual que hizo con Billy. ¿Y de
qué demonios está hablando, mi indiscreción? ¿Como si hubiera hecho que
sucediera por mí cuenta?
Y luego entiendo su ira. Su afán de venganza. Comienza a tener sentido.
—¿Crees que planeé esto? ¿Que lo hice a propósito?
Él sonríe, e incluso una persona sorda sería capaz de oír el sarcasmo.
—No, por supuesto que no. Estas cosas suceden a veces, ¿no? Aun cuando no
quieras.
Abro la boca para discutir, explicar, pero la risita de la stripper me
interrumpe. La miro.
—¡Fuera de mi casa antes de que te eche con el resto de la basura! —¿En
situaciones como esta? Las mujeres pueden reducirse una a la otra más rápido que
un distribuidor de árboles en la víspera de Navidad. Pero no es porque seamos
mezquinas. O maliciosas.
Es porque es más fácil ir detrás de una mujer sin nombre que admitir que la
verdadera culpa la tiene el hombre que se suponía iba a amarte. Quién se supone
que sea entregado. Fiel.
Y no lo fue.
—Lo siento, cariño, no pagas por éste espectáculo. Voy a donde el hombre del
dinero me dice —explica.
Drew enrolla un brazo alrededor de su cintura y sonríe con orgullo.
—Ella no va a ninguna parte. Estamos empezando.
Encuentro la fuerza para levantar una ceja. Y tratar de formar una respuesta.
—¿Ahora pagas, Drew? Es patético.
Él sonríe.
—No te hagas ilusiones, cariño, he estado pagando durante los últimos dos
años también. Sólo que fuiste un poco más cara que una puta promedio.
Debería haberlo sabido mejor. Discutir con Drew es como tratar con un
terrorista. Él no tiene fronteras; nada está fuera de los límites. No hay
profundidades en las que no se hunda para ganar.
Luego me mira pensativo.
—Aunque debo decir que, a pesar de cómo todo esto resultó, fuiste dinero
bien gastado. Especialmente esa noche, contra el fregadero de la cocina… —Hace
un guiño—… vale la pena cada centavo.
Me estoy muriendo. Cada horrible palabra me atraviesa como una cuchilla
rebanadora. ¿Puedes ver la sangre? Rebosando lentamente con cada atroz
sílaba. Deslizándola, así es más doloroso de lo que alguna vez tenía que ser.
Pareces sorprendida. No debes estarlo.
Drew Evans no quema puentes. Él utiliza dinamita en ellos. Destrozando el
puente, las montañas que lo conectan, y cualquier otra cosa viva con la mala suerte
de estar dentro de un radio de ochenta kilómetros.
Drew nunca hace nada a medias. ¿Por qué destruirme sería diferente?
Me giro para caminar por el pasillo antes de derrumbarme frente a él como
una pirámide egipcia.
Pero me agarra del brazo.
—¿A dónde vas, Kate? Quédate, tal vez puedas aprender un truco nuevo.
¿Sabes cómo la personalidad de alguien puede hacerlo más atractivo? ¿Al
igual que ese chico en la escuela secundaria que, a pesar de la falta de tono
muscular y el caso leve de acné, era capaz de correr con la multitud
popular? Porque decía las bromas más divertidas y tenía las mejores historias.
Me gustaría poder decirte que funcionaba a la inversa. Me encantaría poder
decir que las palabras de Drew transformaban mágicamente su cara en la
monstruosidad que decía.
Pero no puedo.
Míralo.
Me imagino que así es como Lucifer se veía cuando Dios lo arrojó del
cielo. Amargado y roto. Pero siendo tan dolorosamente hermoso.
Libero mi brazo. Y mi voz es muy aguda, casi histérica.
—¡No me toques! ¡Nunca me toques otra vez!
Sonríe lentamente, la imagen misma de la serenidad. Se limpia la mano en los
pantalones, como si acabara de tocar algo sucio.
—Eso realmente no será un problema para mí.
Voy a vomitar. Voy a vomitar sobre sus zapatos negros de Bruno Magli.
Y no tiene nada que ver con el embarazo.
Me muevo por el pasillo, obligándome a caminar. Porque me niego a dejar a
Drew verme huir de él.
***
Pero cuando llego a la mitad del vestíbulo del edificio que ha sido mi hogar
durante los últimos dos años, me congelo, porque por primera vez en mi vida, no
tengo idea de qué hacer a continuación. Sin rumbo.
Mis manos comienzan a temblar en primer lugar, luego mis brazos y mis
rodillas, los latidos de mi corazón se aceleran y estoy segura de que me estoy
hiperventilando.
Y la mía está en pleno apogeo, cada miembro me grita que me mueva, que me
vaya. A mi cuerpo no le importa donde, siempre y cuando no sea aquí. Corre, corre
tan rápido como puedas, no me puedes alcanzar, soy el hombre de jengibre.
—¿Señorita Brooks?
Una lobotomía sería perfecta ahora mismo. Nada del otro mundo sólo un
punzón, un martillo y seré el miembro más feliz del club de mentes inmaculadas.
Conoces ese dicho, ―Es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado
en absoluto‖
Es una tontería, quién dijo eso no sabía ni una mierda sobre el amor. La
ignorancia es mejor; es indoloro.
Para siempre.
Cuando los pacientes de Alzheimer empiezan a perder sus recuerdos, son los
más recientes los que se van primero. Los viejos, la dirección de la casa en la que
crecieron, el nombre de su maestra de segundo grado, estos se quedan alrededor,
porque están arraigados. Una gran parte de la persona que tiene esa información es
casi instintiva, como saber cómo tragar.
Familiar.
Si eso sucede, el lobo herido entra solo en la noche, así no atrae a los
depredadores, y regresa a la última cueva que la manada ocupó, porque le es
familiar, seguro, y se queda allí para recuperarse.
O morir.
Los porteros de Nueva York no sólo abren las puertas. Son repartidores,
carteros, guardaespaldas y recaderos.
Me entrega una hoja de papel limpia y un bolígrafo, luego sale para conseguir
mi taxi. Me siento en el banquillo y escribo rápidamente, cualquier niño de nueve
años te puede decir que es la mejor manera de arrancar una curita.
Para mi carrera.
Lamentablemente,
Katherine Brooks
Sabes que para una chica hay algo especial sobre la aprobación de un padre,
tal vez sea una sobra evolutiva desde los tiempos cuando las hijas eran
simplemente una propiedad, para ser intercambiadas y vendidas al mejor postor.
Cualquiera que sea la razón, el respaldo de un padre es importante, tiene más peso.
Billy se burló de mí; dijo que iba a conseguir una nariz rota. Delores vino a ver
y a pintarse las uñas en las gradas. Llegue al equipo, y cuando terminó la
temporada, fui el mejor récord lanzando en toda la liga. Mi padre estaba tan
orgulloso, puso mi trofeo junto a la caja registradora en la cafetería y se jactó ante
quien quería escuchar e incluso a quienes no.
Y fue devastador porque, como una persona ciega que en algún momento
dado podía ver, sabía exactamente lo que me estaba perdiendo. Nunca volví a jugar
béisbol.
Más tarde, conocí a John Evans. Me eligió a mí, me escogió a mí, de un grupo
de mil aspirantes. Nutrió mi carrera, estaba orgulloso de cada acuerdo que yo he
cerrado, todo el éxito.
Porque aunque no creo que estarán de acuerdo con lo que Drew ha hecho,
cómo me ha tratado, conoces el dicho: la sangre es más espesa. Así que al final, no
importa lo desagradable que encuentren la decisión de Drew, ellos no van a estar
conmigo.
Antes de doblar la carta, garabateo dos palabras bajo mi firma. Dos palabras
dolorosamente insuficientes.
Lo siento.
Con esperanza.
Porque así es como siempre sucede en las películas, ¿verdad?, crecí viendo
Una maravilla con clase, La chica de rosa y cualquier otra película de John
Hughes. Justo antes de que la chica se alejara caminando o en el coche, el tipo
viene corriendo por la calle.
Detrás de ella.
Gritando su nombre.
Eso es lo que quiero ahora, el final feliz que todos sabían que iba a venir.
...
Está vacío.
Anormal.
Dicen que la pena es un proceso, con etapas.
Bastardo.
Y las separaciones son como una muerte. El fallecimiento de la persona que
eras, de la vida que habías planeado tener.
Chupa pollas.
La primera etapa es el shock. Entumecimiento, como uno de esos árboles en
un bosque, después de que un incendio lo ha arrasado, están quemados y huecos,
pero de alguna manera todavía en pie.
Como si alguien olvidara decirles que se supone deberían yacer en el piso
cuando se está muerto.
Desgraciado.
¿Quieres aventurar una respuesta de cuál es la segunda etapa?
Ah sí, es la ira.
Lo qué has hecho por mí últimamente, estoy mejor sin ti; nunca me gustaste
de todos modos, ira.
Lame-bolas. No, es lamentable. Lame-culo.
Mejor.
¿Los obscenos insultos? Es un juego que Delores y yo inventamos en la
universidad, para ventilar nuestra frustración contra los profesores fuera-de-tacto,
que caminan con un palo en el culo y que nos estaban dando un mal rato.
Siéntate libre de saltar en cualquier momento, es liberador.
Y por alguna razón, es mucho más fácil cuando eres estudiante universitario.
Cara de culo.
De todos modos —¿qué estaba diciendo? Es cierto —ira.
Gilipollas.
La ira es buena, el fuego es combustible, el vapor es poder y la rabia te
mantiene en pie, cuando todo lo que realmente quieres hacer es curvarte en una
pelota en el piso como un armadillo asustado.
Intestino herniado.
Este es un hecho para ti: los hombres casados viven de siete a diez años más
que los solteros. Las mujeres casadas, por otro lado, mueren ocho años antes que
sus contrapartes solteras.
¿Estás sorprendida? Ni yo.
Pene infectado.
Porque los hombres son parásitos, chupadores de vida variados de la selva
que se introducen en tus genitales, entonces ponen sus huevos en tus riñones.
Y Drew Evans es su líder.
Pajero.
La azafata me pregunta si me gustaría una bebida de cortesía.
Estoy en el avión, ¿no había mencionado eso?
No tomo la bebida; trato de evitar el baño del avión, hay demasiados
recuerdos. Divertidos y dulces recuerdos.
Coño.
Verás, a Drew no le gusta volar, nunca salió y dijo eso, nunca dejó que lo
detuviera, pero me di cuenta.
Volar requiere que le entregue las riendas a alguien más, dejar ir la ilusión del
control y todos sabemos que Drew tiene suficientes problemas de control para
llenar el gran cañón.
Justo antes del despegue, se pondría de mal humor, tenso, y entonces,
después de que la señal del cinturón de seguridad se apaga, sugeriría un viaje
conjunto al lavabo.
Para aliviar un poco de esa tensión.
Yo nunca podría decir que no.
¿El club de sexo en las alturas?, ahora soy un miembro de oro.
Saco de semen.
Después de que el carro se mueve junto a mí, me reclino en el respaldo de mi
asiento y cierro los ojos. Y pienso en lo que cada mujer despreciada sueña.
Venganza.
Sufrimiento.
Castigo.
Abusador de Llamas.
No es que me vuelva Lorena Bobbitt sobre él, el arma más poderosa de una
mujer es la culpa, mucho más letal que un machete.
Así que mis escenarios de venganza giran en torno a... la muerte.
Mi muerte.
A veces es cáncer; a veces es el parto, pero en cada uno, Drew está golpeando
la puerta en mi lecho de muerte, rogando por entrar, para decirme lo jodidamente
equivocado que estaba, cuanto lo siente.
Pero siempre llega demasiado tarde, yo ya me había ido y ese conocimiento lo
destruye, lo deja destrozado. Arruinado.
La culpa le come lentamente, como un diente en un vaso de Coca-Cola.
Bolsa de huevos.
Y pasará el resto de su vida vestido solo de negro, como una abuela italiana de
ochenta años de edad.
Manosea orcas.
Sonrío.
Es una buena idea.
Mariquita muerde almohadas.
Es una palabra con doble puntuación.
Delores estaría muy orgullosa.
Gas vaginal.
Oh sí, fui ahí.
Gusano.
Sabes, creo que es mejor así, nada de mentiras. Si miro la situación
objetivamente, estoy mejor así.
Drew me hizo un favor.
Devorador de esperma.
¿Por qué aunque le gusta jugar a disfrazarse en el traje grande de papá?
Emocionalmente es un adolescente, un niño.
Rascaculos.
Del tipo con el que a nadie le gusta jugar, ¿Por qué cuando un juego no va
como quiere? Rompe el tablero en pedazos.
Infección del tracto urinario.
¿Y quién lo necesita?
Yo no, no señor. Merezco más.
Vagina.
Voy a superar esto. Soy Kate Jodida Brooks.
Voy a tener éxito.
Sobreviviré.
Perseveraré.
Putón.
Incluso si es sólo para fastidiarlo. Mi segundo nombre es obstinada.
Cojín maxi-absorbente.
Estaba bien antes de Drew, y estaré bien después de él.
Sólo porque nunca he estado sola, no significa que no pueda estarlo.
Yo. No. Lo. Necesito.
De verdad.
Filtración de levadura.
¿Estás convencida?
Cabeza de grano.
Sí.
Yo tampoco.
***
Sé lo que te estás pensando, ¿por qué? Esa es la gran pregunta, ¿no?
La que Nancy Kerrigan hizo famosa, la que hace todo el mundo queriendo una
respuesta cuando la tragedia golpea.
¿Por qué, por qué, por qué?
A los seres humanos les gustan las explicaciones. Anhelamos las razones, algo
a quien culpar, los diques estaban demasiado bajos, el conductor estaba ebrio, la
falda era demasiado corta, la lista es interminable.
El viaje de Akron a Greenville dura unas tres horas. Eso es mucho tiempo
para conducir y pensar, paso el viaje entero pensando acerca del por qué.
Si tuviera que hacerlo todo de nuevo, le hubiera preguntado. Ojalá que todo
esto fuera un terrible error, un malentendido, como en Romeo y Julieta o West
Side Story.
Pero de verdad, ¿qué probabilidades hay de eso? Si tuviera que adivinar, diría
que Drew no estaba listo para crecer, para tomar ese nivel de responsabilidad, de
compromiso.
Mira mi mano. ¿Ves un anillo? Eso no es un accidente.
Es un tío maravilloso para Mackenzie, dedicado, nutrido.
El tipo de hombre que le pega a otro comprador por el último muñeco Elmo
Cosquillas o Cabbage Patch Kids, dos días antes de Navidad. Él haría cualquier cosa
por ella.
Pero ser padre es diferente, todo depende de ti y sin embargo nada es nunca
sobre ti otra vez y esa es la parte que creo que Drew no pudo manejar.
Personalmente, yo culpo a Anne y Alexandra, no me malinterpretes, son
buena gente, pero déjame ponerlo de esta manera: el verano pasado, Alexandra nos
tenía a todos en la casa de campo de sus padres para el cumpleaños de Mackenzie,
Drew y yo llegamos tarde porque nos detuvimos en una carretera desierta para
besarnos.
Por cierto, ¿sexo en el auto? Es una cosa maravillosa, si alguna vez quieres
sentirte joven y desenfadada, hazlo en el asiento trasero, pero estoy divagando.
Así que ahí estamos, holgazaneando junto a la piscina, y me levanto para
tomar un trozo de pizza, pero, ¿Drew se levanta? Por supuesto que no, porque su
madre ya le ha calentado una rebanada crujiente y fresca en la cocina.
Y su hermana se la trajo a su sillón, con una cerveza fría.
¿Estaban rotas sus piernas? ¿Sufría de un inicio temprano de la enfermedad
de Parkinson que le hacía imposible para él calentar su propia comida? ¿O, Dios no
lo quiera, comerla fría? No, es justo la manera en que son con él, como siempre
han sido.
Mimándolo, siendo indulgentes.
Y yo no puedo evitar pensar que si Anne y Alexandra le hubieran dejado
conseguir su propia maldita pizza de vez en cuando, entonces tal vez hubiera
tomado mejor la noticia, estando más preparado.
Al final, no importa, el conocimiento del por qué no cambia nada. Así que
cuando paso el letrero de BIENVENIDO A GREENVILLE, me prometo no
preguntarme alguna vez el por qué otra vez, no perderé la energía.
Pero ¿sabes una cosa? Dios tiene un sentido del humor.
Porque me estaré preguntando el por qué otra vez en sólo unos días.
Por una razón totalmente diferente e infinitamente más devastadora.
Lamento tener que decir esto, pero sí, en realidad se pone peor.
Ya verás.
***
***
***
***
***
17 LSD: La dietilamida de ácido lisérgico, LSD-25 o simplemente LSD, también llamada lisérgida y comúnmente
conocida como ácido, es una droga psicodélica semisintética que se obtiene de la ergolina y de la familia de las triptaminas.
—Billy.
Lanzo mis brazos alrededor de su cuello. Él me aprieta firmemente en la
cintura y mis pies dejan el suelo. Mi voz es amortiguada en su hombro—. ¡Dios, es
bueno verte!
Sé que piensas que es un imbécil. Pero no lo es. De verdad.
Sólo lo has visto a través de los coloridos lentes de Drew.
Billy se aleja, sus manos en mis brazos. Han pasado unos ocho meses desde
que lo vi por última vez. Está tonificado y bronceado —saludable.
Se ve bien. Excepto por la barba. No me gusta la barba. Es gruesa y lanuda —
me recuerda a un leñador.
—Tú también, Katie. Te ves... —Su frente se arruga. Y su sonrisa se convierte
en un ceño fruncido. —. Maldita sea. Te ves como una mierda.
Sí, ese es Billy. Siempre sabía qué decirle a una chica.
—Vaya. Con líneas así, debes estar golpeándolas con un bate en los Ángeles.
Por cierto, hay una rata colgando de tu rostro.
Se ríe y frota su barba—. Es mi disfraz. Necesito uno ahora, sabes.
Justo en ese momento, un chico que parece para tener unos diez se nos acerca
tímidamente—. ¿Me puede dar su autógrafo, Sr. Warren?
La sonrisa de Billy se ensancha. Y toma el papel y lápiz ofrecido.
—Claro que sí —garabatea rápidamente, entrega el autógrafo y dice: —No
dejes de soñar, chico, ellos realmente se vuelven realidad.
Después de que el deslumbrado niño se aleja, Billy se vuelve a mí, con ojos
brillantes—. ¿Qué tan genial es eso? —Él es la cosa más caliente en la música estos
días. Su último álbum se quedó en el número uno durante seis semanas, y tuvo una
gran presentación para los premios Grammy de este año. Estoy orgullosa de él.
Está justo donde siempre he creído que podría estar.
Aun así, bromeo—. Con cuidado. Tienes que hacer que esa gran cabeza salga
por la puerta.
Se ríe—. ¿Qué haces aquí? Se suponía que yo iba a ir a la ciudad para que nos
viéramos la semana que viene.
Antes de que pueda responder, una cara aparece del aire al otro lado de la
puerta de vidrio.
Asustando la siempre amada mierda fuera de mí—. ¡Ah!
Es una mujer de cabello claro con ojos castaños enormes, sin pestañear. Como
ET en la peluca rubia.
Billy gira—. Oh, esa es Evay.
—¿Evie?
—No, E-vay. Como eBay. Está conmigo. —abre la puerta y la chica ET entra,
manos dobladas firmemente en su cintura. Lleva polainas negras y una camiseta de
Bob Marley. La palabra flaca ni siquiera se le acerca. Ella me recuerda a uno de los
esqueletos en la clase de biología, con una fina capa color carne.
Es bonita, en una forma como de campo de concentración.
—Evay, ella es Kate. Kate - Evay.
En el mundo profesional, los apretones de manos son importantes. Da un
vistazo de cómo hacer negocios con clientes potenciales. Puede hacer o romper un
trato. Siempre me aseguro de que mi agarre sea firme, fuerte.
Sólo porque soy pequeña y una mujer no significa que no voy a ser capaz de
dar pelea.
—Es bueno conocerte, Evay —Extiendo mi mano.
Ella sólo la mira —como si fuera una araña arrastrándose del desagüe de la
ducha.
—Yo no hago contacto directo con otra mujer. Agota las células de
embellecimiento.
E-sta biennn. Miro a Billy. Parece imperturbable. Señalo con mi pulgar sobre
mi hombro—. Así que... ¿ustedes quieren comer? ¿Qué tal una cabina?
Cuando Evay responde, su tono es aireado, aturdido, como una víctima de
una conmoción cerebral. O un entrenador interino —para ser un árbol.
—Tengo mi almuerzo aquí —Abre su mano para revelar una variedad de
cápsulas que hacen que mis prenatales luzcan con dulces de bebé—. Pero necesito
agua. ¿Tienes agua de un manantial de montaña cubierto de nieve?
Vaya.
Llamen a Will Smith —los alienígenas realmente han aterrizado.
—Uh... no conseguimos mucha nieve por aquí, en esta época del año. Pero
tenemos la mejor agua del grifo de Greenville.
Sacude la cabeza. Y sigue sin parpadear. Ni una maldita vez.
—Sólo tomo agua de un manantial de montaña cubierto de nieve.
Billy levanta la mano—. Estoy ansioso por algunos aros de cebolla.
Sonrío y anoto su orden—. Seguro.
Evay olfatea el aire, como una ardilla antes de una tormenta. Luego se ve un
poco petrificada—. ¿Eso es grasa? ¿Cocinan con grasa real?
Doy un paso atrás. Ella podría ser una de esas vegetarianas, amante de PETA,
quienes se ofenden por subproductos animales —y la perspectiva de ser rociada con
pintura roja no es demasiado atractiva en este momento.
—Ah... ¿sí?
Cubre su nariz con sus huesudos dedos—. ¡No puedo respirar este aire! ¡Voy a
salir!—Se da la vuelta hacia la puerta.
Y espera.
Supongo que las mujeres no son la única cosa con la que no hace contacto.
Billy abre y ella se escabulle afuera. Lo miro, asombrada—. Bueno, ¿qué
diablos fue eso?
—Esa era una californiana. Todas son así. Creo que es demasiado sol... y
hierba. Hacen que Dee Dee parezca mundana. Además Evay es una modelo, así que
es un poco extra rara. Ella no huele grasa, pero fuma como una chimenea.
Por eso soy feliz viviendo en Nueva York.
Dónde están las personas normales.
Bueno... vivía, de todos modos.
Camino detrás del mostrador para obtener una caja para llevar de aros de
cebolla de Billy. Él descansa en el mostrador, apoyado sobre sus codos—. ¿Dónde
está el Dr. Manhattan?
Se refiere a Drew. Ya sabes —¿después del arrogante, inhumano, físico azul de
los cómics de Watchmen?
—No está aquí.
Billy parece sorprendido. Alegre—. ¿En serio? No pensé que te dejaría fuera
de su vista, y mucho menos fuera del estado. ¿Qué pasa con eso?
Me encojo de hombros—. Larga historia.
—Suena prometedor. Oye, vamos a salir más tarde. Para ponernos al día.
Tengo que volver al hotel para que Evay consiga su siesta, entonces doy la vuelta y
te recojo.
Mis ojos se amplían—. ¿Su siesta?
Levanta la barbilla defensivamente—. Sí. Mucha gente duerme doce horas
durante el día.
Le entrego sus aros de cebolla—. Lo sé. Se les llama vampiros, Billy.
Se ríe.
Y entonces mi madre sale de la cocina—. ¡Billy! Amelia dijo que estabas de
visita.
Lo abraza y besa su mejilla.
—Carol.
Ella mira con desaprobación su barba—. Oh cariño, tienes una cara tan guapa.
No la cubras con todo eso.
Mi madre es muy maternal, ¿no?
Billy defiende su vello facial—. ¿Por qué todo el mundo odia mi barba? Me
gusta la barba —Luego le está extendiendo un billete de cien dólares.
—Para los aros de cebolla.
Ella niega con la cabeza y empuja su mano atrás—. Tu dinero es inútil aquí,
sabes eso.
Una caída de vidrios rotos viene detrás de la puerta de la cocina.
Y la voz de George Reinhart:— ¡Carol!
Mi madre chasquea su lengua—. Oh, querida. George trata de volver a
trabajar con el lava platos.
Sale corriendo a la cocina. Billy y yo compartimos una risa. Luego me entrega
el billete de cien dólares—. Mete esto en la registradora cuando tu mamá no este,
¿de acuerdo?
Es difícil cuando llegas al punto en tu vida —como tenemos que hacerlo—
cuando eres capaz de ayudar a tus padres financieramente, pero son demasiado
tercos para aceptarlo.
—Claro.
Tamborilea en el mostrador—. Ok, a las cuatro te recojo. Prepárate. Y no uses
ningún traje o una mierda así, esta es una misión estrictamente de jeans y
zapatillas.
Eso es lo que había planeado. Pero todavía tengo que preguntar—. ¿Por qué?
¿Qué vamos a hacer?
Sacude su cabeza hacia mí—. Has estado fuera mucho tiempo, Katie-chica.
¿Qué más haríamos? Vamos a womping.
Por supuesto. Tonta de mí. Claro que sí.
Billy se inclina sobre el mostrador y besa mi mejilla rápidamente.
—Más tarde.
Luego agarra su comida para llevar y sale por la puerta.
***
—El tipo que tiene un auto distinto para cada día del mes. Gasta tu dinero en
cosas más prácticas.
Se encoge de hombros—. Le dije a Amelia que le compraría una casa.
Mientras no le diga a Delores donde está.
Billy y Delores les encanta molestarse entre ellos.
La canción en la radio cambia y Billy sube el volumen al máximo. Me mira. Y
está sonriendo.
Los dos lo estamos.
Porque, erase una vez, esta era nuestra canción. No de una manera romántica.
Más de un modo adolescente y rebelde sin causa. Era nuestro himno; nuestro
Thunder Road.
Alabama canta acerca de salir de un pequeño pueblo, superando los
pronósticos, viviendo por amor. Juntos coreamos las letras.
Es genial. Es perfecto.
Billy empuja el pedal del gas al piso, dejando una nube de polvo detrás de
nosotros, y recuerdo cómo se sentía tener dieciséis años otra vez. Cuando la vida
era fácil, y lo más urgente era donde podríamos salir el viernes por la noche.
Dicen que la juventud se desperdicia en la juventud, y tienen razón.
Pero no es culpa de los jóvenes. No importa cuántas veces se les diga que
aprecien los días que están viviendo, ello sólo no pueden.
Porque no tienen nada con que compararlo. Es sólo más tarde, cuando ya es
demasiado tarde, cuando hay cuentas por pagar y plazos que hacer —que se dan
cuenta de lo dulce, inocentes y preciosos que fueron esos momentos.
El cantante canturrea sobre Thunderbirds, manejando toda la noche, y
viviendo su propia vida. El primer coche de Billy era un Thunderbird. Tuviste un
vistazo en Nueva York, ¿recuerdas? Era una chatarra cuando lo compró, pero él
mismo lo arreglo los fines de semana y durante muchos días falto a la escuela.
Perdí mi virginidad en su asiento trasero. En el fin de semana de la
graduación. Sí, soy una estadística. En ese momento, pensé que era la
personificación del romance, el pico de la perfección.
Pero —otra vez— no tenía nada más para compararlo.
Billy amaba ese auto. Y apostaría mi título en negocios que aún lo tiene en su
garaje en los Angeles.
Todavía cantando, sostengo las correas del arnés con ambas manos cuando
Billy mueve el coche en un giro de 360 grados. Es una excelente maniobra.
Pisas el acelerador, le das un tirón al volante y jalas del freno de emergencia.
Es la mejor manera de hacer un donut —mientras la transmisión no caiga por
debajo de tu coche ni nada.
El polvo se eleva de la tierra y la suciedad se dispersa a través del parabrisas.
Siempre ha sido así con nosotros. Cómodo.
Sin complicaciones. Bueno —por lo menos cuando estuvimos aquí en
Greenville, lo era.
Mientras fui a través de escuela universitaria y empresarial, nos fuimos a la
deriva. Volviéndonos menos Bonnie y Clyde y más Wendy y Peter Pan. Pero aquí,
cuando era sólo nosotros dos y el resto del mundo no existía, podríamos volver a
ser esos niños. Niños que querían lo mismo, que soñaban con los mismos sueños.
Las ruedas giran y Billy pelea hacia fuera a través de un pedazo de tierra
afirmado y plano. Y parece que estamos volando. Como si fuera libre. Sin una
preocupación en el mundo.
¿Y la mejor parte? Por primera vez en casi cuatro días, no pienso en Drew
Evans en absoluto.
Traducido por Lucia Black
Corregido por Lalak
Cuando llegamos al cuarto en el motel de Billy, es oscuro.
Tropezamos a través de la puerta, cansados, polvorientos y riendo. Me siento
en el sofá mientras que Billy recoge un pedazo de papel en el mostrador de la
cocina.
—¿Dónde está Evay?
Sostiene la nota—. Tomo un auto de regreso a los Angeles. Dijo que al aire sin
procesar invadía sus poros.
—No te ves muy destrozado por eso.
Saca dos cervezas de la nevera y se encoje de hombros—. Hay más de donde
vino. Nada de mierda en mi zapato.
Billy recoge la guitarra que está en la mesa de café y toca algunos acordes.
Luego busca bajo el cojín y saca una bolsita de plástico transparente. Lo lanza a mí.
—Todavía haces los mejores porros de este lado del Mississippi, ¿o el
establecimiento te ha asimilado completamente al colectivo?
Sonrío y recojo la bolsa. Enrollar un buen porro toma concentración. Usas
mucha hierba y es sólo un desperdicio —demasiado poca y pierdes el propósito.
Se trata de un proceso relajante. Como tejer.
Lamo el borde del papel y lo aliso. Luego se lo paso a Billy.
Lo mira con admiración—. Eres un artista.
Pone el porro entre sus labios y enciende su Zippo.
Pero antes de que la llama toque la punta, cierro la tapa de metal con fuerza.
—No. Podría drogarme por el contacto.
—¿Entonces?
Suspiro. Y miro a Billy a la cara—. Estoy embarazada.
Sus ojos se amplían. Y el porro cae de sus labios.
—¿No mierda?
Niego con la cabeza—. No mierda, Billy.
Se gira hacia adelante, mirando la mesa. No dice nada por varios momentos,
así que lleno el espacio muerto.
—Drew no lo quiere. Me dijo que abortara.
Las palabras salen sin vida. Planas. Porque todavía no puedo creer que sean
verdad.
Billy se vuelve a mí y sisea—. ¿Qué?
Asiento. Y lo lleno con los detalles más sórdidos de mi salida de Nueva York.
Para cuando estoy acabado, él está sobre sus pies, enojado y paseando. Murmura—.
Ese hijo de puta me debe un arma.
—¿Qué?
Hace un gesto—. Nada —Luego se sienta y empuja una mano a través de su
pelo—. Yo sabía que era un idiota, lo sabía. Realmente no lo tomé por un Garrett
Buckler, sin embargo.
Cada pueblo tiene dos lados de las vías —el lado bueno y el lado no tan bueno.
Garrett Buckler llegó desde el lado bueno de Greenville, con rociadores
automáticos y una McMansion con estuco. Él era un senior, en nuestro segundo
año de secundaria. Y desde el primer día de escuela ese año, Garrett estaba
enfocado en una cosa: Dee Dee Warren.
Billy lo odio a la vista. Siempre ha sido desconfiado de las personas con
dinero, dinero que no ganan ellos mismos. Y Garrett no era la excepción. Pero
Delores mando de paseo a Billy. Le dijo que era ridículo. Paranoico. Dijo que ella
quería darle una oportunidad a Garrett.
Así lo hizo. También le dio su virginidad.
Y cuatro semanas después, detrás de las gradas en la escuela, Delores le dijo a
Garrett que estaba embarazada. Al parecer en Greenville las mujeres somos
bastante como terrenos fértiles.
No escupas sobre nosotras —podrías dejar embarazada a alguien.
Y si, a pesar de toda la educación sexual que Amelia nos dio, eso sucedió.
Porque —esto es lo que mucha gente olvida de los adolescentes— a veces hacen
cosas estúpidas. No porque no tienen la educación o los recursos, sino porque
también son muy jóvenes para entender realmente que las acciones tienen
consecuencias.
Que cambian la vida.
De todos modos, como se puede imaginar, Delores estaba aterrorizada. Pero
como cualquier chica, romántica, adolescente, pensó que Garrett estaría allí para
ella. Que podrían sortear lo que iba a venir juntos.
Estaba equivocada. Él le dijo que se fuera a la mierda. La acusó de intentar
atraparlo —le dijo que no creía que el niño ni siquiera fuera suyo. Algo así como la
historia del champú, enjuagar, repetir y repetir.
Delores estaba aplastada. Billy... Billy estaba furioso. Estuve con él el día que
robó un Camaro blanco del estacionamiento del Walgreens. Lo seguí en el
Thunderbird a un desarmadero en Cleveland, donde le pagaron 300 dólares por
ello.
Lo suficiente para pagar por el aborto.
Podríamos haber ido a Amelia, pero Delores estaba demasiado avergonzada.
Así que fuimos a la clínica nosotros mismos. Y sostuve la mano de Delores todo el
tiempo.
Después, Billy nos dejó en mi casa. Luego fue a buscar a Garrett Buckler.
Cuando lo encontró, Billy rompió su brazo y fracturó su mandíbula. Y le dijo que si
alguna vez respiraba una palabra sobre Delores a alguien, volvería a romper sus
otros cuatro apéndices, incluyendo el que estaba entre sus piernas.
Hoy en día, es el secreto mejor guardado en Greenville.
—¿Sabes qué? Que se joda. Haces buen efectivo, así que seguro que no
necesitas su dinero. ¿Y en cuanto a toda la cosa del padre? Está sobrevalorado.
Tuviste un padre por como cinco minutos... mi prima y yo nunca. Y los tres
resultamos geniales.
Replantea esa declaración.
—Está bien, quizá no Delores. Pero aun así, dos de cada tres no está mal.
Podríamos…
Lo interrumpo—. Creo que voy a abortar, Billy.
Se queda en silencio. Totalmente. Enteramente.
Completamente.
Pero su conmoción y decepción suena fuerte —como un gran tambor.
O tal vez es sólo mi propia culpabilidad.
¿Recuerdas hace unos veinte años, cuando esa señora Susan Smith ahogó a
sus dos hijos, porque su novio no quería una mujer con hijos? Como el resto del
país, yo creí que ella debería haber sido ahorcada por sus dedos y que su piel fuera
raspada de su cuerpo con un rallador de queso.
Es decir, ¿qué clase de mujer hace eso? ¿Qué clase de mujer elige a un hombre
por encima de su propia carne y sangre?
Una débil.
Y esa es una característica que ya he admitido, ¿recuerdas?
Ha estado en mi mente por un tiempo ahora —como una telaraña que se
aferra a una esquina pero que tú pasas porque simplemente no tienes el tiempo
para lidiar con eso.
Soy una mujer de negocios, primero. Soy analítica.
Práctica.
¿Si una de mis inversiones no está saliendo como pensé que lo haría? Me
deshago de ella. Corto las pérdidas. Matemática simple—si tomas la emoción fuera
de esto, es obvio.
Lo sé. Sé lo que estás pensando. Pero ¿qué pasa con ese niño que imaginaste?
¿Ese hermoso y perfecto niño con el pelo oscuro y la sonrisa que amas?
La verdad es, no hay ningún niño. Todavía no. Ahora, no es nada más que un
cúmulo de células divididas. Un error que está parado en el camino de la vida que
se suponía tendría.
No sé si Drew y yo podamos volver a donde estábamos, pero sé que dar a luz a
un niño que él obviamente no quiere no me va a hacer ganar puntos. Y haría todo
mucho más fácil.
Como conseguir que mis cejas sean depiladas. Un procedimiento simple para
una vida de conveniencia.
Crees que eso me hace una perra fría, ¿no?
Sí... bueno... Creo que tienes razón.
La voz de Billy es cautelosa. Indecisa. Como si no quisiera hacer la pregunta, y
quisiera oír la respuesta aún menos—. ¿Por él? ¿Vas a conseguir un aborto debido a
él?
Limpio la humedad en mis mejillas. No sabía que estaba llorando—. No puedo
hacer esto por mi cuenta. Sola.
Siempre vuelvo a eso, ¿no?
Billy agarra mi mano—. Oye. Mírame a mí.
Lo hago.
Y sus ojos me están quemando. Con ternura. Y determinación—. No estás
sola, Kate. Y nunca lo estarás. No mientras yo esté respirando.
Muerdo mi labio. Y sacudo mi cabeza lentamente. Y el nudo en la garganta
hace mi voz ronca y débil—. Sabes lo que quiero decir, Billy.
Y lo hace. Billy entiende mejor que nadie, porque él estaba allí. Sabe lo difícil
que es, cómo se siente. Todas las noches cuando salía con él, a tomar un helado o al
cine, dejando a mi madre en una casa vacía.
Todos los premios y las ceremonias de graduación, cuando el rostro de mi
madre brillaba con orgullo, pero sus ojos brillaban con tristeza. Porque ella no tenía
con quien compartirlo.
Todos los días festivos, vísperas de año nuevo y acción de Gracias y Pascua —
cuando no podía ir a casa por la universidad, y yo lloraba en sus brazos después de
colgar el teléfono con ella, porque me mataba que pasara el día sola.
Billy estaba allí para todo.
Y Amelia. Él vio a su tía luchar —financieramente, emocionalmente, tratando
de ser dos padres en uno para él y para Delores. La vio salir con hombre, tras
hombre buscando un príncipe azul que nunca apareció.
Las suyas fueron anti-vidas. Lo que yo nunca quise para mí.
Y sin embargo, aquí estoy.
Billy asiente con la cabeza—. Sí, Katie, sé lo que quieres decir.
Me froto los ojos con fuerza. Frustrada. Agravada... conmigo mismo—.
Necesito tomar una maldita decisión. Tengo que pensar en un plan y seguirlo. Yo
solo... — Mi voz se rompe—. Simplemente no sé qué hacer.
Billy respira profundo. Entonces se levanta—. Está bien, que le den. Vamos.
Camina alrededor de la esquina y busca en el gabinete bajo el fregadero de la
cocina. No tengo idea de lo que está buscando.
—¿Qué quieres decir? ¿Adónde?
Se levanta, sosteniendo un destornillador—. Al lugar donde no pueden
tocarnos nuestros problemas.
***
18 Español original
19 Lhasa Apso: es una raza canina de origen tibetano, de pequeño tamaño, caracterizado principalmente por la gran
longitud de su pelo, cuya finalidad principal es evitar la pérdida de calor
El pecho de Billy retumba cuando resopla—. No fue mi momento más cuerdo.
Era el último día de escuela –y estábamos a unos ciento tres grados dentro de
nuestra escuela tristemente sin-aire-acondicionado. Pero el director Cleeves se
negó a dejarnos salir temprano. Así que Billy tiró de la alarma de incendio.
Justo en el pasillo donde estaba parado el director.
Se produjo una persecución, pero Billy con éxito evito la captura. Así que el
principal fue al sistema de intercomunicación e intentó localizarlo—. Billy Warren,
por favor repórtese en la oficina principal. Inmediatamente.
—Sé que no soy la bombilla más brillante en la caja, pero vamos. ¿Realmente
pensó que yo era tan estúpido como para ir?
Me echo a reír contra la camisa de Billy—. Y luego en cuanto entraste en el
año senior, Cleeves te agarro y era como ―Sr. Warren, hay una silla en detención
con su nombre‖.
Y realmente así había sido. Habían escrito su nombre en la parte posterior de
una silla, como la silla del director en un set de película.
Billy suspira—. Buenos tiempos.
Asiento—. Los mejores.
Y como las palabras de una canción favorita y el amor nunca terminara de
girar alrededor de nosotros, cierro los ojos. Los brazos de Billy se aprietan
alrededor de mí un poco, llevándome más cerca.
¿Ves a donde se dirige esto? Yo no.
—Te he extrañado, Katie. Te extraño.
No lo digo de regreso, pero es lindo escucharlo. Y es incluso mejor que te
sostengan.
Ser querida.
No he sentido nada más que amistoso afecto por Billy en un largo, largo
tiempo. Pero eso no quiere decir que lo he olvidado. La chica que yo solía ser.
Quien pensó que no había nada más dulce que mirar los ojos de Billy Warren. Que
no había nada más romántico que oírlo cantar. Que no había nada más excitante
que viajar en su coche, por la noche, después del toque de queda.
Me acuerdo de lo que se siente amarlo. Aunque ya no lo amo exactamente de
la misma manera.
Observo la cara de Billy mientras canta las palabras de la canción suavemente.
Para mí.
Mirando hacia atrás ahora, no estoy segura de quien se inclinó, quien se
movió primero. Todo lo que sé es que en un minuto... estábamos bailando en medio
de la pista de patinaje y el siguiente, Billy me está besando.
Y sólo tomó un segundo antes de que yo lo estuviera besando de vuelta.
Traducido por Lucia Black
Corregido por Lalak
Besar a Billy es... bueno. Me resulta familiar. Dulce.
Como encontrar tu vieja casa de Strawberry Shortcake en el ático de tus
padres. Y sonreír cuando la ves. Pasar la mano por el balcón y recordar todos los
días que pasaste envuelta en su mundo imaginario. Es nostálgico. Una parte de tu
niñez.
Pero es una parte que dejaste atrás. Porque eres un adulto.
No importa cómo de estimados sean los recuerdos, no vas a sacar a Apple
Dumplin' y Plum Puddin' y empezar a jugar.
El beso termina y bajo mi cabeza. Y miro la camisa de Billy.
¿Recuerdan la frase —creo que es de una canción— si no puedes estar con
quien amas, ama con el que estés?
Esa podría encajar muy bien en esta situación.
Excepto por el hecho de que yo ya amo a Billy. Demasiado para tomar ventaja
de su devoción —demasiado para usarlo para curar mi corazón roto y ego herido.
Merece algo mejor que eso. Billy Warren no es el premio de consuelo de nadie. Y
felizmente le arrancare los ojos a cualquier mujer que intente hacerle uno. Él una
vez me dijo que yo no era la chica de la que se había enamorado.
Y a pesar de lo mucho que dolió escuchar eso, tan inadecuada como me sentí
en ese momento —tenía razón.
Ya no soy esa chica.
Arrastro mis ojos de su camisa a su cara—. Billy...
Pone un dedo en mis labios, cepillándolos suavemente. Cierra los ojos y toma
aliento. Ninguno de los dos se mueve por un momento, atrapados por unos cuantos
segundos finales en el encanto del pasado.
Entonces él habla, rompiendo el hechizo—. ¿Estar aquí contigo? Es
impresionante. Como recuerdo, incluso mejor. Se siente... se siente como si
tenemos que dar un paseo en el DeLorean —Su mano sostiene mi cara con
ternura—. Pero está bien, Kate. Fue sólo por un minuto. Y ahora estamos de
regreso al futuro. No tiene por qué significar nada más que eso. No tiene que
cambiar lo que tenemos ahora, porque eso también es bastante impresionante.
Muevo la cabeza, aliviada. Agradecida de que Billy sabe lo que siento sin que
tenga que decir las palabras. Y que sienta lo mismo.
—De acuerdo.
Sonríe—. Debería llevarte a casa antes de que Carol llame a los perros. O peor
aún a Amelia.
Suelto una risita. Y mano en mano, dejamos la pista de patinaje y todos sus
recuerdos detrás.
***
***
***
El latido pulsa en mi estómago. Y escucho las palabras. Y creo que por suerte
voy a tener todas las cosas que escucho. Bendiciones preciosas, sin precio. Tengo
una familia que me ama. Amigos que matarían por mí. Literalmente.
Y pienso en quién soy. He sobrevivido a la muerte de mi padre con mi alma
intacta. Me gradué de Wharton School como la mejor de mi clase. ¿Recuerdas
cuando empecé a trabajar en la empresa? ¿Y Drew Evans era el chico de oro? Y lo
puse en su lugar, con una patada de un extremo de la oficina al otro.
Yo hice eso.
Porque fui testaruda. E inteligente. Y porque creía que era capaz. Drew una
vez me dijo que podías cambiar el color de las paredes, pero la sala seguiría siendo
la misma.
Y tenía razón.
Yo era todas esas cosas antes que él —y sigo siendo todas esas cosas ahora.
Sin él.
¿Has perdido las llaves? Compruebas todos los bolsillos y jalas los cojines del
sofá. Y luego, después de buscar durante diez minutos —te das la vuelta y ahí están.
Sobre la mesa. Justo delante de ti todo el tiempo.
Casi... como si la respuesta fuera muy fácil para verla de inmediato.
Así es como me siento.
Porque de repente sé lo que quiero. Me siento confiada. Segura. Y sé lo que
soy capaz de hacer. No será fácil —los mayores logros en la vida nunca lo son.
Como subir el Everest, o convertirse en el Presidente. Es muy difícil. Pero vale la
pena.
Yo te atraparé si tropiezas
Te recogeré si caes
Te abrazare cuando estés herida
Pero nena, sobre todo,
Estaré ahí... así tú nunca estarás sola
Nunca te sentirás sola
Me imagino unos años a partir de ahora, caminando por las calles de la ciudad
desde el trabajo que me encanta —con una mano sosteniendo un maletín, la otra
sosteniendo la pequeña y dulce mano de mi pequeña niña o niño.
Y nos imaginó en la mesa del comedor, trabajando en tareas y hablando de
nuestros días. Veo cuentos y horas de acostarse, cosquillas, abrazos y besos de
mariposa.
Ser una madre soltera no es algo que haya planeado ser... ¿pero ahora? Es lo
que quiero ser.
***
Forest Gump lo tenía todo mal. La vida no es como una caja de chocolates.
Los médicos lo son.
El vivaz pero inexperto médico de la Facultad de medicina, o el sabelotodo
aguerrido que termina-todo-en los últimos minutos de un turno de veinte horas,
nunca sabes lo que vas a conseguir.
—Aborto espontáneo.
Mis ojos se mueven con rapidez de la pantalla gris del ultrasonido a los ojos
de acero azul del médico de emergencias. Pero él no me está mirando, está muy
ocupado escribiendo en su portapapeles.
—¿Qu... Qué dijo?
—Aborto espontáneo, aborto. Es común en el primer trimestre.
Hago un esfuerzo de procesar sus palabras, pero absolutamente no puedo—.
Está... ¿está diciendo que estoy perdiendo a mi bebé?
Finalmente levanta la mirada—. Sí. Si ya no lo perdió. Tan temprano en la
gestación, puede ser difícil de decir.
Mientras limpia el fresco gel en mi abdomen, Delores aprieta mi mano.
Llamamos a mi madre en el camino al hospital, pero ella no ha llegado todavía.
Trago duro, pero me niego a renunciar. Testaruda— ¿recuerdas?
—¿Hay algo que se pueda hacer? ¿Reposo en cama o terapia hormonal? Voy a
hacer todo el reposo en cama los nueve meses si sirve de ayuda.
Su tono es cortante e impaciente—. No hay nada que pueda prescribir que
pueda detener esto. Y créanme, no querría. Un aborto espontáneo es la selección
natural, la forma del cuerpo de terminar un feto con alguna deformidad
catastrófica que habría impedido sobrevivir fuera del útero. Está mejor así —La sala
comienza a girar mientras él sigue como si nada—. Tiene que hacer una cita de
seguimiento con su ginecólogo regular. Cuando se expulse el tejido fetal, debe
recogerlo del inodoro con un colador. Luego ponerlo en un envase a prueba de
derrames, un tarro de mermelada funcionaría bien, para que su médico pueda
analizar los restos y asegurarse de que el útero está vacío. Si toda la materia uterina
no está...
Presiono el revés de mi mano contra mi boca para mantener la bilis. Y Delores
carga al rescate—. Eso es suficiente. Gracias, Doctor Frankenstein, lo tenemos
desde aquí.
Él está ofendido—. Tengo que dar las instrucciones precisas al paciente. Si
queda tejido dentro del útero podría llevar a una sepsis y posiblemente la muerte.
Puede necesitar un D&C para prevenir la infección.
Mi voz es débil—. ¿Qué es un D&C?
Me suena familiar. Estoy segura de que en algún momento de mi vida he
aprendido la definición, pero no recuerdo.
—Extracción con ventosa.
Las imágenes llenan mi cabeza con sus palabras, y tengo arcadas.
Él continúa—. Una manguera de succión se inserta en el cuello del útero…
—¡Dios mío, deje de hablar! —grita Dee Dee—. ¿No ve que está disgustada?
¿Estaba en el baño cuando le enseñaron modales en la escuela de medicina?
—Disculpe, señora, no sé quién cree que es, pero no me va a hablar…
Su dedo señala la entrada de cortinas como el chasquido del saludo de un
soldado—. Salga. Ella podrá hacer una cita con su médico regular. Ya acabamos con
usted.
Una leve brisa pasa delante de mí, y no estoy segura de sí es el doctor. Porque
mis ojos se niegan a enfocarse, y mi mente se tambalea.
Tratando con fuerza de entender este último giro de los acontecimientos... y
fracasando miserablemente.
Delores pone su mano en mi brazo y mi cabeza gira hacia ella, sorprendida.
Como si olvidé que estaba ahí.
—¿Kate? ¿Vamos a vestirme ahora? Voy a llevarte a casa.
Asiento con la cabeza, adormecida. Se siente como si yo no estuviera aquí —
como si está fuera una experiencia fuera de mi cuerpo. O una pesadilla. Porque no
hay manera de que esto pueda estar pasando.
Después de todo, no es posible que esto termine así.
Delores, me viste como si fuera una niña. Entonces me ayuda a salir de la
mesa. Y juntas nos dirigimos al coche.
***
22 Yankee Stadium: Es la sede de los New York Yankees, equipo de las Grandes Ligas de Béisbol de los Estados
Unidos. El recinto, inaugurado en 2009, suplantó al estadio del mismo nombre, anexo al actual edificio.
***
Me visto con mi ropa más rápido que una esposa infiel al ser atrapada en el
acto e irrumpo en la sala de espera.
Delores y Billy me miran con sorpresa—. ¡Todavía estoy embarazada! ¡No
estoy teniendo un aborto!
Se levantan.
—¡Santa mierda!
—¡Yo sabía que el Dr. Imbécil no reconocía su culo de su codo!
Sonrisas y abrazos se pasan alrededor como ácido en Woodstock.
Y mi mejor amiga me pregunta—. Entonces, ¿supongo que ya has tomado la
decisión? ¿Lo vas a tener?
Mis manos bajan hasta mi estómago, ya imaginando el latido.
—Hasta que cumpla los dieciocho años y vaya a la universidad. Y aun así,
podría hacerle vivir en casa y viajar.
Ella asiente, otorgando el codiciado sello de aprobación de Delores Warren.
Billy cae de rodillas delante de mí—. Oye, ahí. Soy el tío Billy —Entonces
levanta la mirada, preocupado—. Puedo ser el tío Billy, ¿verdad? Déjame ser el tío
Billy. La única oportunidad que tengo es Delores, y quién sabe qué fenómeno de la
naturaleza va a expulsar.
Delores le golpea en la cabeza.
Y me río—. Sí. Puedes ser el tío Billy.
—Dulce —Vuelve su atención a mi estómago—. Oye, niño. No te preocupes por
nada, voy a contarte todo lo que necesites saber. Repite conmigo: Rodamiento,
ruedas.
Delores sacude su cabeza—. No te puede entender, idiota. Es como del tamaño
de un renacuajo.
—Después de anoche, es probablemente un renacuajo agotado. Pero está
bien, ¿no? Podrá construir una tolerancia, sacar pelo en el pecho.
Delores sonríe—. ¿Y si es una niña?
Billy se encoge de hombros—. A algunos hombres les gustan las chicas con
pechos peludos. Te sorprenderías.
Me alejo del intercambio de Tweedledum-Tweedledee y camino por el pasillo
hasta el Dr. Witherspoon. Mis palabras salen aturdidas. Culpables—. ¿Disculpe?
Siento molestarle... pero... anoche... estaba enojada y yo... bebí alcohol y fume
cigarrillos —Bajo mi voz—. Y marihuana. Mucho.
Un montaje de Informe de Noticas Especiales parpadea en mi mente:
Síndrome de alcoholismo fetal.
Súper-prematuros.
Bajo peso al nacer.
Pone su mano en mi hombro para tranquilizarme.
—No eres la primera mujer en participar en algunas... conductas poco
saludables antes de saber que estaba embarazada, Kate. Los bebés en el útero son
más saludables de lo que crees. Tienen la capacidad de superar la exposición
momentánea a drogas y alcohol. Así que mientras te abstengas de ahora en
adelante de estas sustancias, esto no debería tener ningún efecto duradero.
Lanzo mis brazos alrededor de su cuello, casi haciéndolo caer.
—¡Gracias! Gracias, Dr. Santa, ¡éste es el mejor regalo de navidad que me han
dado nunca!
Corro de regreso a Delores y Billy—. ¡Me dijo que está bien! —Saltamos hacia
arriba y hacia abajo en un círculo, como tres niños en el patio haciendo Al corro,
corrito24
Y es casi perfecto. Casi. Porque hay algo que falta.
***
***
Así que ahí está. Estás enterada de todo hasta ahora. Esa es mi historia. Fue
una película, ¿eh?
Mi padre me traía a este parque cuando yo era joven. Incluso entonces,
cuando recién fue construido, nunca fue muy concurrido. No sé por qué el pueblo
eligió este lugar para construir, es un lugar insólito para un parque infantil. No hay
desarrollos habitacionales o complejos de departamentos cercanos. Y no se puede
ver desde la carretera principal, está fuera del golpeado camino.
El tiempo no ha sido amable con el marco de metal del columpio y el acero
ondulado de las cadenas. Están oxidadas, desvanecidas y descoloridas de los
animados colores que alguna vez tuvieron. Todavía... es hermoso aquí, de una
manera industrial y moderna. Es solitario. Pacífico.
Y necesito tanto de eso como puedo conseguir. Porque pensar en lo que viene
a continuación, está más allá de mí. No voy a mentir, es aterrador. Se siente... como
mudarse a una nueva casa. Emocionante, pero también destroza los nervios.
Porque no sabes dónde está la gasolinera más cercana, o el número de los
bomberos locales. Quedan tantas cosas por aprender.
He leído que los bebés pueden oír lo que está pasando fuera del útero. Que
nacen sabiendo el sonido de la voz de su madre. Me gusta la idea.
Bajo la mirada a mi vientre—. Oye, renacuajo. Lo siento por cada cosa que ha
estado pasando últimamente. Mi vida generalmente no es tan dramática. Aunque
Drew probablemente no estaría de acuerdo conmigo en eso. Él tiende a pensar que
soy una reina del drama total.
Drew. Eso va a ser difícil. Podría empezar ahora, la práctica hace la
perfección.
Mi mano se apoya contra mi estómago, acunándolo—. Sí…tu padre. Tu padre
es como una estrella fugaz. Cuando está alrededor, todas las otras luces en el cielo
sólo... se desvanecen. Porque él es tan vibrante, no puedes quitar tus ojos de
encima. Al menos nunca he podido.
Muerdo mi labio. Y veo como un halcón se eleva por encima de mi cabeza.
Luego continúo—. Nos amamos. No importa lo que pasó o pasará de aquí en
adelante, es importante que tú sepas que estábamos enamorados. Tu padre me hizo
sentir que yo era todo lo que importaba para él. La única cosa. Y yo siempre estaré
agradecida con él por eso. Espero que lo conozcas algún día. Porque en realidad es
verdaderamente… genial —Me río suavemente—. Cuando no está demasiado
ocupado siendo un asno.
Cuando termino de hablar el aire se instala y todo está en calma durante
varios minutos. Es tan diferente de los parques de la ciudad, con sus bocinazos de
coches, niños gritando y pasos de trote. Es sereno.
Así que cuando una puerta se cierra repentinamente cerca, me asusta. Mi
cabeza se mueve hacia el sonido.
Y ahí es la última persona que pensé que vería aquí, en Greenville, en este
momento.
Es Drew.
Traducido por Lucia Black
Corregido por LuVelitta
Se ve horrible. Sorprendentemente, increíblemente horrible.
Sus ojos están enrojecidos, su rostro pálido, hay un rastrojo de unos días en
su barbilla, y a pesar de todo eso, es todavía el hombre más guapo que he visto.
Mirar a otro lado sencillamente no es posible.
Drew también está mirando. Su mirada es inquebrantable, bebiendo de mí,
quemándome.
Permanecemos así durante un minuto. Y luego camina hacia mí. Sus pasos
son seguros y concentrados, como si estuviera marchando hacia una reunión de
negocios con toda su carrera en la línea.
Se detiene a pocos metros de distancia.
Pero se siente mucho más lejos.
Y todo lo que había planeado decirle en Nueva York vuela fuera de mi cabeza.
En lugar de eso, empiezo fácil—. ¿Cómo sabías que estaba aquí?
—Primero fui a la cafetería, vi a tu madre en la cocina. Ella dijo que no sabía
dónde estabas. Y me miraba como si quisiera cortarme la polla y ponerla en el
menú. Así que me fui al frente, y me topé con Warren. Me dijo que probablemente
estarías aquí.
Por supuesto, Billy sabría dónde estaba. Justo como sabía que yo quería que
me enviara a Drew.
—¿Te hizo eso en tu cara? —Estoy hablando del verdugón del tamaño de un
puño en su mejilla izquierda. Parece fresco, empezando a hacer un cardenal.
Lo toca con cautela—. No. Delores estaba con él.
No hay sorpresas. Aunque no creo que su corazón estuviera realmente en él.
¿Si Dee Dee en serio quería hacerle daño a Drew? No hubiera perdido su tiempo
con su rostro, habría ido directamente a la entrepierna.
—¿Qué quieres, Drew?
Deja salir un corto ladrido de risa, pero sin humor detrás—. Esa es una
pregunta capciosa —Luego se pierde en el horizonte—. No pensé que te irías de
Nueva York.
Levanto una ceja, interrogante—. ¿Después de tu espectáculo? ¿Qué pensaste
que haría?
—Pensé que me maldecirías, tal vez me golpearías. Pensé que me elegirías...
Incluso si era sólo para impedir que alguien más me tuviera.
Celos. El arma de elección de Drew. Lo usó cuando pensó que quería regresar
con Billy, ¿recuerdas?
—Bueno, te equivocaste.
Él asiente tristemente—. Así parece —Sus ojos encuentran los míos por un
largo momento. Y su frente se arruga un poco—. ¿Estabas... feliz... conmigo, Kate?
Porque yo estaba muy feliz. Y pensé que tú también lo estabas.
No puedo evitar la pequeña sonrisa que llega a mis labios. Porque recuerdo—.
Sí, estaba feliz.
—Entonces dime, ¿por qué? Me debes al menos eso.
Mis palabras salen lentas, un murmullo de tristeza rebosa cada sílaba—. No lo
planeé, Drew. Tienes que saber que no quería que sucediera. Pero pasó. Y la gente
cambia. Las cosas que queremos cambian. Y ahora, tú y yo queremos dos cosas
muy diferentes.
Toma un paso hacia mí—. Quizá no.
Estoy tratando de no leer más allá del hecho de que está aquí. No quiero tener
esperanza. Porque la esperanza realmente flota, como un trozo de madera sobre
una ola. ¿Pero si resulta ser infundada?
Se rompe contra las rocas, rompiéndote en unos mil pedazos.
—¿Qué significa eso?
Sus palabras son cuidadosas. Planeadas—. Estoy aquí para renegociar los
términos de nuestra relación.
—¿Renegociar?
—Le he dado muchas vueltas. Te fuiste justo de Warren a mí, saltando con
ambos pies. Tu nunca has... engañando. Jugado en el campo. Así que... si quieres
conectar con otras personas —Aprieta su mandíbula, como si las palabras
estuvieran tratando de quedarse dentro, y él tuviera que obligarlas a salir—. Yo
estoy bien con eso.
Mi cara se llena de confusión—. ¿Has venido hasta aquí, para decirme que
quieres... ver a otras personas?
Traga duro—. Sí. Ya sabes, mientras yo todavía este en la rotación.
El sexo siempre ha sido una prioridad para Drew. De esto se trata, ¿verdad?
No quiere el bebé, pero no quiere dejar de acostarse conmigo tampoco. Tener su
pastel y todo eso. Sin ataduras.
Es como un episodio de Jerry Springer.
—¿Cómo funcionaría eso exactamente, Drew? ¿Un polvo rápido en nuestro
almuerzo? ¿Una llamada a medianoche? ¿Sin hablar, sin preguntas?
Parece enfermo—. Si eso es lo que quieres.
Y estoy tan... decepcionada. Asqueada.
Con él.
—Vete a casa, Drew. Estás perdiendo tu tiempo. No tengo ningún deseo de
jugar en el campo en este particular momento de mi vida.
Esto lo toma por sorpresa—. Pero... ¿por qué no? Pensé... —se va a la deriva. Y
entonces sus ojos se endurecen—. ¿Esto es sobre él? ¿En serio estás diciéndome
que toda está mierda es porque él significa tanto para ti?
No me gusta su tono. Es despectivo, burlándose. ¿Dije que era una mariposa
antes? Nop. Soy una maldita leona.
—Significa todo para mí —Lo señalo con mi dedo—. Y no dejaré que me hagas
sentir mal por ello.
Se estremece, como si lo acabara de electrocutar con una pistola de
aturdimiento. Cinco mil voltios directamente en su pecho. Pero luego se recupera.
Y dobla sus brazos obstinadamente. Completamente, sin arrepentimiento—. No me
importa. Eso no importa una mierda.
Si llenas un neumático con aire en exceso, empujándolo más allá de su límite,
¿sabes qué pasa?
Explota.
—¿Cómo puedes decir eso? ¿Qué diablos te pasa?
Se vuelve a mí—. ¿Hablas en serio? ¿Qué pasa contigo? ¿Estás drogada?
¿Tienes algún jodido trastorno de personalidad que no he descubierto? ¡Dos años,
Kate! Por dos años te he dado todo... y tú... sólo lo tiraste al desagüe.
—¡No digas eso! ¡Los dos últimos años han significado todo para mí!
—Entonces actúa como tal. ¡Jodido Dios todopoderoso!
—¿Cómo voy a actuar, Drew? ¿Qué quieres de mí?
Grita—. ¡Quiero cualquier parte de ti que estés dispuesta a darme!
Caemos en silencio.
Respirando con dificultad.
Mirando fijamente al otro.
Y su voz es baja. Derrotada—. Voy a tomar lo que sea, Kate. Solo... no me
digas que termino. No aceptare eso.
Doblo mis brazos sobre mi pecho, y el sarcasmo crepita en el aire como
estática—. No parecías tener problema aceptándolo cuando tu lengua estaba en la
garganta de la stripper.
—La hipocresía realmente no se ve bien en ti, Kate. Me redujiste a cenizas.
Creo que merecías un poco de tu propia jodida medicina.
Ves esto todo el tiempo. En las revistas de celebridades, en la televisión. Un
minuto, las parejas son como almas gemelas, nunca se habían sentido así, saltando
de arriba y abajo en el sofá de Oprah enamorados. Y al siguiente, están atacándose
unos a otros, arrastrando a los abogados a la batalla por el dinero, o casas... o los
niños. Siempre me pregunté cómo sucede eso.
Echa un vistazo. Así es cómo.
—Bueno, unas palmaditas para ti en la espalda, Drew. ¿Querías hacerme
daño? Lo has hecho. ¿Te sientes mejor?
—Sí, estoy emocionado. Un regular campista feliz. ¿No puedes decirlo?
—¿Puedes dejar de actuar como un niño por cinco minutos?
—Depende. ¿Puedes dejar de actuar como una perra sin corazón?
Si estuviera lo suficientemente cerca, lo abofetearía.
—¡Te odio!
Él sonríe fríamente—. Considérate afortunada. Ojalá pudiera odiarte, oré por
ello. Para sacarte de mí sistema. Pero todavía estás ahí, debajo de mi piel, como
una fatal y maldita enfermedad.
¿Has trabajado en uno de los crucigramas del periódico? Estás decidida a
terminarlo, empiezas tan segura que puedes, pero luego se vuelve muy difícil. Muy
agotador.
Así que te rindes. Solo has...terminado.
Presiono una mano en mi sien. Y aunque trato de poner un frente fuerte, mi
voz sale pequeña—. No quiero hacer más esto, Drew. No quiero pelear. Podemos
seguir y seguir dando vueltas así todo el día, pero no va a cambiar nada. No tendré
media relación contigo. Eso es no-negociable.
—¡Mentira! Todo es negociable. Depende de cuánto están dispuestas a doblar
las partes —Y luego está rogando—. Y lo haré, Kate, me doblare. Ódiame todo lo
que quieras, pero no me dejes.
Y parece tan abatido. Desesperado. Tengo que dejar de reconfortarlo. De
ceder, de decir que sí. Hace unos días lo habría hecho. Habría saltado en la
oportunidad de comer de sus migajas. Para mantenerlo en mi vida, de cualquier
forma que pudiera.
Pero hoy no.
Porque esto ya no es sólo sobre mí—. Ahora soy un acuerdo global. Tienes que
querernos a los dos.
Sus puños se agitan en el aire, buscando algo que golpear—. ¿De qué diablos
estás hablando? —ruge—. ¡Esto es como estar atrapado en una jodida película de
Tim Burton, donde nada tiene sentido! ¡Nada de esto tiene un maldito sentido!
—¡Me refiero al bebé! No voy a llevar a un bebé en una relación donde no lo
quieren. No es justo. No está bien.
No pensé que era posible que una persona se pusiera más pálida de lo que
Drew estaba cuando llegó por primera vez y seguir con vida. Pero me equivoqué.
Porque su rostro se pone más blanco. Cerca de dos tonos.
—¿Qué? ¿Qué es... —me escudriña tratando de ver la respuesta antes de
preguntar—... estás embarazada?
Te hace pensar que tan duro le golpeo Delores, ¿no?
—¡Por supuesto que estoy embarazada!
Toma un paso adelante. Y su rostro parece ser una de esas máscaras de teatro,
horror y esperanza de lado a lado—. ¿Es mío?
No respondo enseguida porque estoy muy sorprendida por la pregunta.
—¿De quién…de quién más sería?
—Bob —Dice como algo natural. Como si realmente creyera lo que está
hablando.
—¿Bob?
—Sí, Kate. Bob. El tipo que significa todo para ti. Obviamente le has estado
follando, ¿cómo diablos sabes que el bebé no es suyo?
Me paseo a través de mi Rolodex25 mental, buscando un Bob, tratando de
averiguar por qué, en nombre de Dios, Drew piensa que lo estaría follando—. El
único Bob que conozco es... es Roberta.
Esto toma el viento lejos de sus velas—. ¿Quién?
—Roberta Chang. Bobbie, Bob. Fui a la escuela con ella. Es una ginecóloga.
Me viste ir a su oficina la noche que me seguiste. Es cómo sabías que...
Sus ojos se ensanchan, pensando. Y entonces sacude la cabeza con
incredulidad.
En negación.
—No. No, te vi con un tipo. Te encontraste con él. Te levanto y te abrazó. Te
besó. Él tenía comida.
Me toma un momento procesar sus palabras, y luego recuerdo—. Oh, ese fue
Daniel. El marido de Roberta. También vivía con nosotros durante la carrera. Se
mudaron a la ciudad hace unos meses. Te hablé acerca de ellos.
La expresión de Drew es ilegible. Luego toma una mano y se frota la cara,
duro, como si quisiera raspar su piel—. Está bien, sólo... sigue conmigo por un
segundo. ¿Cuándo escribiste el nombre de Bob en tu calendario, hablabas de
Roberta, quien es una mujer y ginecóloga con la que fuiste a la escuela en Boston?
—Sí.
—Y el tipo con el que te vi, en el estacionamiento, ¿es su marido y un amigo
tuyo?
—Sí.
Su voz es fuerte. Tensa—. ¿Y crees que hemos estado luchando todo este
tiempo porque...?
—Porque no quieres que yo tenga el bebé.
¿Has visto un rascacielos demolerse? Yo sí. Colapsa. De arriba hacia abajo,
para no dañar los edificios de al lado. Y eso es exactamente lo que Drew hace.
Frente a mis ojos. Él se derrumba.
Sus piernas ceden y cae de rodillas—. Oh, Dios... Jesucristo... No puedo
creer... joder... Soy un idiota... tan estúpido...
25 Rolodex: es un dispositivo de archivo de rotación que se utiliza para almacenar información de contacto comercil.
Y yo voy abajo con él—. ¿Drew? ¿Estás bien?
—No, no, Kate... Estoy lejos de estar bien, es algo que asusta.
Tomo sus manos y sus ojos encuentran los míos. Y así, todo tiene sentido.
Finalmente.
Las cosas que hizo.
Las cosas que dijo.
Todo encaja como la última pieza de un mosaico.
—¿Creías que estaba teniendo un amorío?
Asiente—. Sí.
El mundo da vueltas y apenas estoy respirando—. ¿Cómo pudiste pensar eso?
¿Cómo puedes creer que era posible que te engañara?
—El nombre de un tipo estaba en tu calendario... y mentiste....y te vi
abrazando a ese hombre. ¿Cómo pudiste pensar que no quiero a un bebé? ¿Nuestro
bebé?
—Me dijiste que tuviera un aborto.
Sus manos se aprietan alrededor de las mías—. Yo nunca te diría eso.
—Lo hiciste. Me dijiste que acabara con esto.
Niega con la cabeza y gime—. Que pusieras fin a la aventura, Kate. No al bebé.
Mi barbilla se levanta defensivamente—. Pero yo no estaba teniendo una
aventura.
—Bueno, yo no sabía esa mierda.
—Bueno, deberías haberlo sabido.
Aparto mis manos de las suyas y lo empujo por los hombros—. ¡Dios, Drew! —
Me levanto, necesitando alejarme de él, porque es demasiado—. ¡No puedes tratar a
la gente así! ¡No puedes tratarme así!
—Kate, yo….
Me giro y lo señalo con el dedo—. ¡Si me dices que lo sientes, voy a patear tus
pelotas tan arriba que van a ser tus cuencas oculares, lo juro por Dios!
Cierra la boca. Movimiento inteligente.
Empujo mi pelo fuera de mi cara. Y camino de un lado a otro.
¿Se supone que debería sentirme mejor ahora? ¿Porque realmente fue un
error?
Si una casa es destruida por un rayo, ¿crees que los dueños estarán animados
por el hecho de que el rayo no pretendía atacar su casa?
Por supuesto que no.
Porque el daño ya está hecho.
—Lo arruinaste, Drew. Estaba tan emocionada de contarte... y ahora cada vez
que pienso en ello, todo lo que recordaré será lo horrible que ha sido todo esto —
Dejo de caminar. Y mi voz tiembla—. Te necesitaba. Cuando vi la sangre... cuando
me dijeron que estaba perdiendo al bebé...
Drew extiende la mano hacia mí, aún en sus rodillas—. Cariño, no sé qué estás
diciendo...
—¡Por qué no estabas aquí! ¡Si hubieras estado aquí entonces lo sabrías, pero
tú no estabas! Y... —Mi voz se quiebra y las lágrimas desdibujan mi visión—. Y tú lo
prometiste. Prometiste no hacer esto... —Cubro mi cara con mis manos, y lloro.
Lloro por cada segundo de inútil dolor. Por la grieta que está todavía entre
nosotros, y por las decisiones estúpidas que creó. Y no me refiero sólo a las suyas.
Soy una chica grande, acepto mi parte de culpa.
Drew puede haber apretado el gatillo, pero yo cargué el arma.
—Kate... Kate, por favor... —sostiene su mano hacia mí—. Por favor, Kate.
Se ve destrozado. Y lo sé, sé que no soy la única que ha sufrido.
Aun así, niego con la cabeza. Porque sólo existen repeticiones en los juegos
del patio. La vida real no tiene devoluciones.
—No, Drew —Giro mi espalda hacia él y camino hacia el coche.
Pero sólo doy unos pasos antes de hacer una pausa y mirar hacia atrás.
¿Lo ves?
Sobre sus rodillas, la cabeza en sus manos. Como un hombre esperando al
verdugo.
Cuando pienso en Drew, dos palabras siempre se destacan: pasión y orgullo.
Están arraigadas. Quién es. Las discusiones, el trabajo, el amor, es lo mismo para
él. Toda una máquina. Sin dudarlo, sin contenerse. Y Drew sabe lo que vale. No se
establece. No se compromete. No tiene que hacerlo.
—¿Por qué estás aquí? —susurro, tan bajo, que no sé si me escuchó.
Pero su cabeza se levanta—. ¿Qué quieres decir?
—¿Pensaste que te engañé?
Hace una mueca—. Sí.
—¿Pensaste que podía estar enamorada de alguien más? —Él asiente—. Pero...
viniste por mí. ¿Por qué?
Sus ojos viajan por mi cara. Es la forma en que me mira por la mañana,
cuando se despierta antes que yo. Es la forma en que me mira cuando piensa que
no estoy mirando.
—Porque no puedo vivir sin ti, Kate. Ni siquiera sé cómo intentarlo.
Yo estaba en inglés avanzado en la escuela secundaria. Durante semanas,
analizamos Cumbres Borrascosas de Emily Brontë. En la mayoría, Heathcliff es el
villano. Es a menudo cruel, despiadado. Y como lector, se supone que lo odio.
Pero nunca he podido. Porque a pesar de todos sus despreciables actos,
amaba tanto a Cathy.
Acompáñame siempre —adopta cualquier forma— ¡vuélveme loco! Solo no me
dejes en este abismo, donde no te encuentro.... ¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No
puedo vivir sin mi alma!
Algunos de ustedes van a decir que debería haber castigado más a Drew. Pero
él va a hacer un mejor trabajo del que yo nunca podría. Otros van a decir que debí
haberlo hecho trabajar más. Pero todos sabemos que lo hará.
Y a veces, el perdón es egoísta. Lo damos no porque se lo ganaron, sino
porque es lo que necesitamos. Para encontrar la paz. Estar completos.
Puedo vivir sin Drew Evans. Ahora, lo sé. ¿Pero si tuviera una opción?
No quiero ni siquiera intentarlo.
Hay sólo una docena de pasos que nos separan, y corro todos y cada uno de
ellos. Me tiro a él, y me atrapa. Envuelve sus brazos alrededor de mí y me abraza, y
no puedo hacer que el aire entre en mis pulmones.
Pero no importa. Porque Drew me está sosteniendo, ¿quién necesita respirar?
—Lo siento, Kate... Dios, lo siento tanto, joder —Suena tan desolado.
Y lágrimas surgen de mis ojos—. No pensé que alguna vez... cuando dijiste...
—Shh... No quise decirlo. Lo juro por Mackenzie que no quise decir nada de
eso. Nunca quise... —entierra su cara en mi cuello y su arrepentimiento escapa de
sus ojos y penetra en mi camisa.
Me presiono más contra él—. Lo sé, Drew. Sé que no —Sus manos recorren mi
pelo, acarician mi cara, brazos y espalda.
—Te amo, Kate. Te amo tanto.
El año pasado, Drew y yo fuimos a Japón. Un día nos detuvimos en una
tienda de árboles de bonsáis. Tienen un aspecto extraño, ¿no crees? Con sus
raquíticos troncos y ramas retorcidas. El dueño de la tienda nos dijo que son los
nudos y las torceduras los que lo hacen fuerte, que impiden que se astille incluso
durante la tormenta más dura.
Así es como somos Drew y yo.
Sus labios tocan mi frente, mis mejillas. Tiene mi cara en sus manos y yo
enmarco la suya con las mías. Y nos besamos. Nuestras bocas se mueven en
sincronía, feroces y hambrientas, tierno y lento. Y todo lo demás, cada lesión, cada
palabra dura, se derrite lejos como la nieve al sol.
No tiene importancia. Porque estamos juntos. Encontraremos nuestro
camino.
Drew presiona su frente contra la mía, y luego su mano cubre mi estómago.
Su tacto es reverente y su voz está atemorizada—. ¿Estamos realmente teniendo un
bebé?
Me río, aunque todavía están cayendo las lágrimas—. Sí. Lo estamos.
¿Realmente quieres?
Limpia la humedad de mis mejillas—. ¿Contigo? ¿Estás demente? Es una de
las pocas fantasías que me queda. Tener veinte niños, darle a esos raros Duggar un
plazo por su dinero.
Me río otra vez, y se siente tan bien. Tan correcto. Pongo mi cabeza sobre el
hombro de Drew. Su rostro se reclina contra mi cabello, inhalando.
Y entonces promete—. Está bien, Kate. Vamos a estar bien ahora.
Y yo le creo.
Traducido por Lucia Black
Corregido por LuVelitta
No sé cuánto tiempo nos quedamos así, en el suelo tranquilamente
aferrándonos el uno al otro, pero cuando nos levantamos, el sol se había movido
hasta estar bajo en el cielo, iniciando su descenso al anochecer. Drew me convenció
de dejar mi coche aquí, que regresaríamos por él más adelante. Está preocupado de
que yo esté demasiado cansada, demasiado emocional para conducir con
seguridad. Por una vez, no discuto con él.
Mientras nos conduce a la cafetería, mantiene una mano en el volante y la
otra en mí, mi muslo, mi hombro, o suavemente entrelazada con la mía. Y es un
consuelo. Maravilloso. Esperaba este momento, lo quería más de lo que he deseado
algo.
Tenerlo aquí, conmigo, amándome, sinceramente nunca pensé que
estaríamos juntos así otra vez.
Es como una película. La reunión. La reconciliación. El final feliz.
El único problema es que en la vida real, no hay ninguna canción sonando de
fondo. Sin créditos rodando. En la vida real, tienes que lidiar con lo que sucede
después de la reunión. Las consecuencias de las cosas que se dijeron, las
consecuencias de las cosas que hiciste, que casi lo destruyen todo.
Que todavía podrían.
Es por eso que vemos películas, porque la vida real nunca es tan fácil.
Y esto no quiere decir que no estoy muy feliz de una manera que
completamente no puedo describir. A pesar de lo que he dicho antes, hay un cálido
confort en las conocedoras palabras de Drew, la stripper, todo esto deriva de un
terrible malentendido.
Es la oración de cada persona a la que le han comunicado desgarradoras
noticias. Su hijo murió en un accidente de coche. Tiene cáncer en fase cuatro. La
esperanza está siempre en que el portador esté equivocado. Un problema con la
identificación. Un diagnóstico erróneo.
Un error.
Pero, ¿qué pasa después de los ―errores‖? ¿Después de haberlo aceptado como
verdad, o desperdiciado los ahorros de tu vida porque pensaste que sólo tenías una
semana de vida? ¿Qué haces entonces?
Seguir adelante. Reconstruir. Escalas tu camino del fondo con la
determinación de que no sólo la vida volverá a la normalidad, sino que será mejor y
más dulce.
Porque en retrospectiva es más que 20/20. La perspectiva no sólo cambia
cómo ves las cosas, cambia lo que sientes. Y una vez que crees que lo has perdido
todo, valoras cada momento infinitamente más.
Nos detenemos en el estacionamiento del restaurante y entramos por la
puerta trasera de la cocina, tomados de la mano. Como dos adolescentes que no
sólo sobrepasaron su toque de queda, sino que se quedaron fuera toda la noche,
asustando a todo aquel que se preocupa por ellos casi hasta la muerte.
Mi madre se encuentra en el mostrador, picando furiosamente zanahorias
crudas con un reluciente cuchillo. No es difícil adivinar que está imaginando que la
zanahoria es algo completamente distinto. George se sienta en la mesa al lado de
Billy. Dee Dee, al otro lado de él. Su teléfono celular en su oreja.
Cuando ella nos pilla, dice en voz baja—. Están aquí. Te llamaré después —Y
termina la llamada.
Mi mamá levanta la cabeza. Golpea el cuchillo hacia abajo y se gira para
enfrentarnos. Luego se centra en nuestras manos unidas y fulmina con la mirada a
Drew.
—Tienes mucho valor al mostrar tu cara otra vez.
Drew toma un resignado aliento y trata de responder—. Carol…
Mi mamá le corta—. ¡No quiero escucharlo! No puedes hablar —Apunta a
mí—. Me doy cuenta que mi hija es una mujer adulta pero, ¿para mí? Ella es mi
bebé. Mi único bebé. Y lo que le has hecho pasar es inexcusable.
Él intenta otra vez—. Entiendo…
—¡Te dije que no puedes hablar! No hay nada que puedas decir que haga esto
mejor.
—Kate y yo…
—¡Cállate! Cuando pienso en cómo se veía cuando llegó… ¿Por qué crees que
sólo puedes entrar en su vida, después de las cosas que le dijiste? ¡Después de lo
que hiciste!
Drew mantiene la boca cerrada.
Y mi madre grita—. ¡Bueno, no te quedes ahí! ¡Responde!
Siempre he pensado de mi madre como la calma frente al caos. Racional. Esa
imagen está ahora totalmente quemada.
Drwe abre su boca, pero no sale nada. En cambio, vuelve sus ojos perplejos a
mí. Y salgo al rescate—. Mamá, fue un horrible error. Drew no sabía sobre el bebé.
—¡Dijiste que le habías contado sobre el bebé, y que su reacción fue contratar
a una stripper barata!
Y mi novio recién titulado creyó que era una buena idea señalar—. No era
barata, créeme.
Entierro las uñas en la palma de su mano para callarlo.
Luego explico a mi mamá—. No, no lo sabía. Pensó que yo estaba hablando de
otra cosa. Todo fue un malentendido.
Dee Dee interviene—. Ahora esa es una canción que he escuchado antes. Esa
melodía está empezando a ser muy vieja.
Ruedo mis ojos—. Ahora no, Dee.
Mi madre cruza sus brazos y pisotea con su pie—. No puedo tenerlo bajo mi
techo, Katherine. No es bienvenido aquí.
Y por esa razón nunca debes quejarte con tu familia sobre tu pareja. Ellos no
lo conocen como tú lo haces, seguro como el infierno que no lo aman como tú. Así
que nunca, jamás, le perdonaran como tú lo harás.
Aunque puedo ver de dónde viene mi mamá, tengo mucho en mi plato en este
momento. Y realmente no está ayudando en esta situación.
—Si ese es el caso, entonces no me quedaré aquí tampoco.
Mi mamá se ve conmocionada y sus brazos caen a sus lados.
Y Delores dice—. Oye, idiota… —Drew mira en su dirección—. Sí, tú. Esta es la
parte donde se supone que dices que no quieres meterte entre Katie y su madre.
Que irás a alojarte en un hotel.
Drew resopla—. Supongo que no soy tan caballeroso. Yo me quedo con Kate.
Dónde ella vaya, yo voy.
Dee sonríe—. Ay, es como Jack y Rose en Titanic —Levanta la mano—. ¿Quién
más está esperando que este idiota termine igual que Jack?
La ignoro y me concentro en mi madre. Cuya voz está implorando—. Ha sido
un día emotivo, Katie. Necesitas espacio, distancia, así puedes pensar claramente.
Niego con la cabeza—. No, mamá. He tenido toda la distancia que puedo
aguantar. Drew quiere a este bebé. Él me ama. Necesitamos hablar para arreglar las
cosas —Miro a Dee Dee—. Sin audiencia, ni participación.
Entonces me giro a mi madre—. Y esto no fue toda culpa suya. He cometido
errores también.
Como muchas madres, la mía es renuente a reconocer las fallas de su hija—.
¿Eso es lo que te dijo? ¿Qué es tu culpa?
—No, eso yo lo sé. Parte de esto es mi culpa, mamá —Suspiro—. Tal vez sería
mejor para todos si Drew y yo vamos a un hotel.
La testarudez es aparentemente hereditaria, porque ella dice entonces—. No.
No te quiero en un hotel. Si quieres que se quede, no voy a objetar. Pero no me
gusta —Fulmina a Drew—. Mantente lejos de mí, si sabes lo que es bueno para ti.
Entonces escapa fuera de la habitación.
George se levanta—. Debería ir a hablar con ella —Antes de irse, se vuelve a
Drew y sostiene su mano—. Me alegro de verte, hijo.
Drew suelta mi mano para sacudir la de George, que se transforma en el
abrazo-golpe-en-la-espalda de los hombres—. Es bueno saber que alguien lo hace,
George.
George sonríe y sale detrás de mi madre.
A continuación, Billy se levanta frente a nosotros.
Si te fijas bien, puedes ver el pecho de Drew inflarse, como un mono en la
selva salvaje, preparándose para luchar hasta la muerte por el último plátano.
—¿Hay algo que desees agregar, Warren?
Billy mira a Drew. Y entonces lo desestima, volviendo su mirada hacia mí.
—Le dije que estarías en el parque porque sabía que era lo que querías.
Sonrío amablemente—. Lo era. Y agradezco lo que hiciste. Ambos lo hacemos.
Empujo a Drew con mi codo. Él sólo se encoje de hombros, sin
comprometerse.
Y Billy dice—. No lo necesitas, Katie. Es así se simple.
—Lo amo, Billy. Es así de simple.
Sostiene mi mirada por otro momento, y sacude la cabeza y levanta sus manos
en señal de rendición—. ¿Para el registro? Necesitas dos cubetas de terapia, como
ayer. Confía en mí, reconozco algo disfuncional cuando lo veo.
Cabeceo una vez—. Lo mantendremos en mente.
Drew se burla—. Lo que sea.
Delores se levanta junto a Billy y se dirige a Drew—. Voy a disfrutar viendo
como intentas salir del tanque séptico lleno de mierda que has cavado para ti
mismo. Eso va a ser mejor que cualquier cosa que puedo pensar en hacer —Agrega
como un pensamiento posterior—. Y si no lo es… tengo que ser realmente creativa.
No estés demasiado decepcionada por la falta de retribución de Dee. Como la
verdadera amiga que es, ella respeta mis decisiones, incluso si no está de acuerdo
con ellas. Sabe cuándo retroceder y dejarme encargarme de las cosas.
O… simplemente está comprometiendo su tiempo.
Dee me tira en un abrazo y me dice al oído—. No dejes que joda su salida de
ésta. Los orgasmos múltiples son sólo una curita, no una cura.
Suelto una risita—. Gracias, Dee.
Se gira a Billy—. Vamos. Vamos a ver si Amelia puede dejar de hacer el sucio
con el Sherriff Mitchell lo suficiente para hacernos algo de cenar.
Billy hace una mueca—. Es muy pronto para bromear sobre eso.
Caminan por la puerta trasera, dejándonos a Drew y a mí por nuestra cuenta.
Dirijo mi mano a su bíceps—. George no es el único que está feliz de verte. En
caso de que no lo dijera antes… Estoy muy contenta de que estés aquí.
Drew sonríe con ternura y toca mi mejilla—. Lo sé.
***
***
***
Así que... He vuelto a la iglesia, cada semana, a veces dos veces por semana.
Hace mucho que no nos vemos, ¿me extrañaste? A juzgar por tu cara de "me
gustaría meter tu polla en un sacapuntas automático"...
Sigues enojada, ¿eh? No te culpo, fueron unas sólidas tres semanas antes de
que pudiera ver mi reflejo en el espejo y no quisiera patear mi propio culo, de
hecho, una noche salí con los chicos para celebrar un masivo acuerdo que Jack
cerró, y después de demasiados tragos de Jäger26, le rogué a Matthew que me
golpeara en las bolas tan fuerte como podía.
Porque no podía dejar de ver la mirada en el rostro de Kate cuando entró por
la puerta esa horrible noche, repitiéndose en mi cabeza una y otra vez, como una de
esas horribles películas en el cable que está constantemente, pero que nadie nunca
ve.
Por suerte para mí, Matthew se negó, incluso más afortunado fue el hecho de
que Delores no estaba con él, ya que estoy seguro de que ella hubiera estado más
que encantada de hacerlo. Sí, es larga la lista de culos que he tenido que besar en
los últimos meses. Una línea digna de montaje. Kate, Delores, Carol, mi padre,
Alexandra...
***
26 Jägermeister: Es un licor amargo Alemán que tiene el 35% de contenido alcohólico. Se elabora con hierbas,
frutas y especies.
¿Qué sabes sobre el rebuilding year27? Cada gran equipo de béisbol los tiene.
Diablos, los Yankees tienen uno cada año.
Eso es lo que esas semanas han sido para Kate y para mí después de que se
mudó, no le tomó mucho tiempo encontrar un nuevo apartamento.
Los largos azotes de tipo verbal que empleo ese día conmigo y Kate involucro
palabras como "decepcionante" y "mal juicio", "inmadurez" y "autorreflexión".
Al final, explicó que había dos grandes amores en su vida, su familia y nuestra
firma, y él no permitiría que una canibalizara a la otra, entonces, si Kate o yo
dejábamos que nuestras vidas personales afectaran nuestro desempeño profesional
de nuevo, uno o ambos estaríamos buscando un lugar diferente de empleo.
En general, pensé que fue bastante benévolo de él, si yo hubiera estado en sus
zapatos, habría despedido mi culo. Después, cuando le dijimos que iba a ser abuelo
por tercera vez… bueno, digamos que la noticia recorrió un largo camino para
reparar nuestras cercas.
27 Rebuilding Year: Un equipo cargado con el talento suficiente como para aporrear a casi todos los equipos pero
¿Quién lo diría?
Sacar todo al aire libre ayudó, he hablado mucho sobre mis sentimientos, es
un milagro que no me broten tetas.
¿Sabes cuándo vas a limpiar tu garaje? ¿Y tienes que sacar todo, volcar cajas
de mierda, aclarar los estantes, antes de que puedas poner todo junto de nuevo?
Fue muy parecido a eso.
¿Estaba enojado?
Jamás.
Por supuesto, la próxima vez que lo vea, todas las apuestas están fuera. Si
idiota me pone de los nervios, daré rienda suelta y tumbare sus dientes en su
garganta, y dado su talento para molestar, es bastante seguro.
¿Por qué me miras así? ¿No me digas que te gusta el tipo ahora? Jesucristo,
Kool Aid debe ser muy sabroso, todo el mundo lo está tomando estos días.
Y yo le creí.
¿Qué sabes acerca de la disfunción eréctil? El síndrome del pene flácido, fallo
al iniciar. Es una condición que cada pobre bastardo con una polla va a tener que
hacer frente en algún momento de su vida, es horrible, y como las rocas espaciales
que golpearan la tierra, está destinado a suceder al final.
Pero para mí, eso sólo ha pasado una vez. ¿Quieres adivinar cuándo?
Es cierto, esa terrible noche. Después de que Kate se fue, la bailarina hizo su
pequeño show durante unos quince minutos, entonces se ofreció a llevar las cosas a
un nivel superior, para que nos conociéramos mejor en el sofá, en el dormitorio, en
la lámpara del comedor.
Ahora, tal vez no podía excitarme porque estaba devastado por Kate, tal vez
era porque había consumido alcohol suficiente para matar a un caballo. Pero yo
prefiero pensar que fue como un acto de Dios.
Y funcionó, porque hoy, Kate y yo estamos mejor que nunca. Y estoy bastante
seguro de que no sería el caso si yo realmente me hubiera tirado a otra mujer. No sé
si Kate podría haberme perdonado eso, sé que yo no habría podido perdonármelo a
mí mismo.
***
Después de que todo estuvo fuera del camino, seguimos con las cosas buenas.
La reconciliación, la causa de su regreso, siempre he sido impresionante en esa
parte, ¿recuerdas?
Pero no me gusta repetir las cosas; es poco imaginativo, así que esta vez no
había ningún diluvio de flores, ninguna oficina llena de globos, sin tríos musicales.
¿Es lamentable?
Kate también cocinó la cena para nosotros en su casa tres veces a la semana.
Pero alrededor de la octava semana, sentí que era tiempo de un gran gesto.
¿Has visto Say Anything? ¿Recuerdas cuando John Cusack sostuvo ese radio
sobre su cabeza? Tomé una página de su libro. Pero en lugar de un reproductor de
CD, yo estuve de pie en la acera de Kate con una máquina de karaoke.
Recuerdas cómo me siento acerca de karaoke, ¿no? Hay muchas cosas que
hago bien, cantar no es uno de ellos. Pero me lo tragué y canté cada canción de
amor de maricones que se me ocurrió.
¿Qué? No creías que no estábamos teniendo sexo, ¿verdad? ¿Yo, durante dos
meses sin tener sexo?
Por qué no sólo tiras de mi cerebro por mi nariz con un par de pinzas, estoy
seguro que sería menos doloroso.
Nosotros habíamos estado tenido sexo, pero como dije antes, no pasábamos la
noche. Lo que era como comer un helado sin salpicaduras, todavía es bueno, pero
definitivamente hay algo que falta.
Esa noche, sin embargo, todo cambió, porque cuando abrí los ojos, era por la
mañana, y Kate ya estaba despierta. Observándome. Estaba trazando mi pecho con
sus dedos y me besó. Y luego me dijo que estaba lista, que ella quería que
viviéramos juntos otra vez.
Era importante para Kate que tuviéramos un lugar que era "nuestro" en todos
los sentidos de la palabra. Para ella, representaba un nuevo comienzo a nuestra
relación, un símbolo de cualquier empoderamiento femenino que pensaba que de
alguna manera faltaba antes. Yo siempre pensé que Kate era la fuerte e
independiente, nunca me di cuenta de que ella no pensaba eso.
Así que creo que eso lo cubre todo. ¿He dejado algo?
He aprendido mi lección. Esta vez para siempre, En serio, ¿si llego a casa y
Kate se está acostando con un tipo al azar en nuestra cama? No me voy a asustar,
no diré ni una palabra.
¿Todavía no me crees?
Eso está bien, el tiempo lo dirá. Y además, Kate me cree. Y eso es lo que
jodidamente y realmente importa, ¿no?
Ahora que estás al tanto, no te aburriré con más resúmenes. Pero la historia
no ha acabado todavía. Puedes ver el resto de la acción, en vivo.
***
Con la boca llena, Matthew le dice—. No estés celosa, Sham, sólo porque tú
estás demasiado hinchada para disfrutar de este delicioso manjar.
—¿Cómo me llamaste?
—¿Qué?
Estás por tu cuenta, hombre. Tengo a un niño en camino. Sería bueno tener
cuatro extremidades funcionamiento cuando nazca.
—Lameculoplastadebolahijodeputaperra. ¿Ves?
No puedo quitar mis ojos de ella, está adorablemente redonda. Como uno de
esos Weeble Wobbles 28 con los que jugaba cuando era niño. Toma el sofá junto a
mí y pone sus hinchados pies de Fred Flintstone en la mesa de café.
Smack.
Shamu deja escapar un suspiro exasperado—. ¿Podría darle uno por mí,
Delores? No creo que yo pueda hacerlo.
Smack.
Alexandra está encima de mí—. ¿Qué estás pensando? ¡No le dices a una
mujer que está a tres días de dar a luz que está enorme!
—Delores.
Smack.
—¡Dios Todopoderoso!
Delores cruza sus brazos con aire de suficiencia—. Seguro que sí, idiota. Por
eso está en el baño llorando ahora.
Trago duro y miro al final del pasillo. Es posible que Delores sólo este jugando
conmigo, es su pasatiempo favorito en estos días, me hace sentir culpable por todo
lo que Kate ya me ha perdonado. Delores Warren es el Mickey Mantle de la
explotación al rencor.
Alexandra se levanta desde el sofá—. Y con esa nota, hazme rodar a casa,
Steven, tan divertido como es ver a mi hermano pequeño resentir, estoy demasiado
cansada para realmente disfrutar de ello en el momento.
Delores y Matthew se levantan para irse también, para que los cuatro puedan
compartir un taxi. Aunque realmente no sé cómo va a funcionar, Alexandra va a
necesitar el asiento entero para ella.
Sin embargo conservaré esa pequeña observación para mí mismo.
***
Su voz es amortiguada por sus manos—. Sí, lo soy. No podía ponerme mis
zapatos ayer, Dee Dee tuvo que ayudarme porque yo no pude.
—No trato de serlo. Sólo trato de señalar el hecho de que eres hermosa —
Froto las manos hacia arriba y abajo por sus estrechas caderas—. Sexy como el
infierno.
Y no le estoy mintiendo. Su cintura puede estar en su capacidad máxima,
pero sus piernas están esbeltas, entonadas. Y ella todavía luce el culo más dulce,
más apretado de este lado del río Hudson.
Claro, es irracional y hormonal la mitad del tiempo, pero la otra mitad del
tiempo, es caliente. Excitada más de lo que la he visto. Además, están los pechos,
no puedes olvidarlos. Son casi tan grandes como su cabeza, muy divertido.
No es que haya algo de malo con los anteriores pechos de Kate, pero las tetas
en el embarazo son como la India. No tienes que quedarte para siempre, pero es
muy interesante de visitar.
Kate duda de mi sinceridad—. ¿Sexy? Por favor. No soples humo por mi culo,
Drew.
Se gira en mis brazos, sin estar convencida—. ¿Cómo puedes pensar que esto
—apunta a su cuerpo—, es sexy?
—Arriésgate.
Me encojo de hombros—. Bueno...yo te hice esto —Un hecho seguro que ella
no me dejará olvidar, una vez que estemos en la sala de partos.
—Te hice así, dejé mi huella. Es mi hijo el que estás incubando, es como un
letrero de neón que dice PROPIEDAD DE DREW EVANS. Llámame un hombre de
las cavernas, pero es importante para mí.
Ella está tranquila por un minuto, luego mira nuestras manos unidas—. ¿Qué
pasa si no puedo perder el peso después de que nazca el bebé?
—Lo harás.
Rueda sus ojos, pero luego se ríe, ahueca mi cara con ambas manos y lleva sus
labios a los míos, comienza el beso dulce y tierno.
Y entonces no lo es.
Sus dientes mordisquean mis labios, duro y con urgencia. Rogando por más.
Todavía me sorprende el poder que tiene. Esta pequeña mujer puede llevarme
sobre mis rodillas con una mirada... un suspiro. Pero no podría ser de otra manera,
he estado en el otro lado. Vi lo qué la libertad tiene para ofrecer.
Miseria.
Kate empuja contra mi pecho—. Espera, Drew, soy demasiado pesada, te vas
a lastimar.
Entonces entierro mi cara entre sus tetas, lamiendo y chupando, dando a cada
abundante montículo su recompensa.
Deslizo mi polla arriba y abajo entre sus labios, cubriendo la cabeza con su
humedad.
Se siente primitivo, crudo, y tan exquisitamente intenso que podría ser ilegal.
Sus enormes pechos rebotan con cada pulsación, ella jadea y gime, amando cada
segundo. Kate alcanza por mis caderas, pero están fuera de su alcance, toma las
sábanas en su lugar y las retuerce.
Las tetas de Kate siempre han sido un punto caliente, pero últimamente han
estado extra sensibles. Su boca se abre, pero solamente un pequeño lloriqueo sale y
eso es inaceptable.
Doy a cada puntiagudo pico un buen y largo tirón. Y grita—. Drew... Drew...
Sí...
Muevo mis manos a sus rodillas y las sostengo por palanca. Tirando de ella
hacia mí cuando empujo hacia adelante. Piel golpeando piel—. Dios... Kate...
Las piernas de Kate se apriete sobre mí y sé que está cerca también, ella
gime... cantando... es una cosa hermosa. Y entonces se pone rígida debajo de mí,
apretándose a mí alrededor, llevándome abajo con ella.
***
Unas horas más tarde, despierto de mi coma inducido por el sexo con el
sonido de la voz de Kate.
Froto el sueño de mis ojos y miro por la ventana, es aún oscuro afuera, un par
de horas después de la medianoche. Kate está caminando por la habitación,
sobándose la barriga, respira con dificultad.
Y lo siguiente que sabes, tío Morty yace sobre una losa en la morgue por un
ataque al corazón que nunca supo que estaba teniendo. No durante mi turno,
amigo.
—¿Qué? No, no, estoy segura de que es sólo... ugh... — Se inclina, sosteniendo
su torso—. Oh...ow...
Y un chorro de agua sale de entre sus piernas, como por valor de diez galones.
Los dos nos quedamos ahí, estúpidamente viendo como caen las gotas desde
el borde del camisón sobre la alfombra. Y entonces, como una serpiente
deslizándose en la hierba, la realidad serpentea a través de nuestros cerebros.
—Oh, Mi Dios.
—Santa mierda.
¿Recuerdas ese globo de agua que he mencionado?
***
Hee hee.
Whoo whoo.
Hee hee.
Whoo whoo.
Sip, ese sería yo. Porque incluso en aquel entonces, era una roca.
Y yo no era un perdedor.
Así que ¿por qué mis manos temblaban como un paciente de Parkinson sin
medicación?
Kate estaba en el asiento del pasajero con una toalla debajo de su culo,
implementando cada técnica de respiración Lamaze29, que el instructor hippie nos
había dicho.
Hee hee.
Whoo Whoo.
Hee hee.
29 Lamaze: Es una técnica de parto, el objetivo es aumentar la confianza de la madre en su capacidad de dar a luz.
Whoo.
Casi cierro el coche contra un maldito poste de teléfono—. ¡Qué! ¿Qué pasa?
—¿El qué?
Okay. Parece que el sentido común de Kate se ha ido, adiós, por lo que
depende de mí para ser su voz de la razón, lo cual es malditamente aterrador,
teniendo en cuenta que estoy colgando de un hilo por aquí.
—¿Por favor, Drew? Sólo quiero que todo sea perfecto... ¿y qué pasa si quiero
una paleta durante el parto, y te vas a conseguirme una, y luego tengo el bebé
mientras te has ido? Te lo perderás —Las lágrimas descendían por sus mejillas
como dos pequeños afluentes. —No soportaría si te lo pierdes.
Por favor, que no sea una niña. Por el amor de Dios, por favor no dejes que
sea una niña. Todo este tiempo, he estado orando por un bebé sano sin especificar
un sexo.
Hasta ahora.
Porque si tengo una hija, ¿y sus lágrimas me llevan a mis rodillas como lo
hacen las de Kate? Estoy completamente jodido.
Hee hee.
Whoo Whoo.
Hee hee.
Hee hee.
Whoo Whoo.
—¿No crees que ellos sabrán que tuvimos sexo esta noche?
Kate es graciosa acerca de estas cosas, tímida, incluso conmigo a veces. El otro
día, se me ocurrió echar un vistazo cuando estaba sentada en el inodoro y fue como
el fin del mundo. Personalmente, creo que es ridículo pero no voy a discutir ese
punto con ella ahora.
—Es una sala de maternidad, Kate, no CSI. No van a estar ahí abajo con una
luz negra buscando a mis nadadores.
Hee Hee.
Hee Hee.
—Sí, tienes razón. No van a ser capaces de saber —Ella parecía estar calmada
con la idea. Más tranquila.
Whooooo.
Y me alegro por ella, ahora sí puedo evitar sufrir un paro cardíaco, estaremos
en muy buena forma.
**
Una hora más tarde, Kate está acomodada en una habitación privada en el
Hospital presbiteriano de Nueva York, conectada a más artilugios emitiendo
pitidos que un octogenario con soporte vital. Me siento en la silla junto a la cama.
Pero hice lo imposible por ocultarlo—. Oye, esta cosa de entrega entera es un
pedazo de la torta. Es decir, las mujeres tienen bebés todo el tiempo, leí este
artículo una vez que decía que en los días de antaño, los niños nacían justo en el
medio de los campos, entonces lo limpiaban, lo ponían en su mochila, y volvían al
trabajo. ¿Qué tan difícil puede ser?
Ella resopló—. Es fácil para ti decirlo, tu parte fue muy divertida y se acabó.
Las mujeres realmente estamos magnificas jodidas en este asunto.
No está equivocada, pero las mujeres son más fuertes que los hombres. No,
realmente, lo digo en serio. Claro, podemos superarlas en fuerza de la parte
superior del cuerpo, pero en todo lo demás psicológicamente, emocionalmente,
cardiovascularmente, genéticamente las mujeres están a la cabeza.
—Eso es porque Dios es sabio. Sabía que si teníamos que pasar por esta
mierda, la raza humana habría muerto de una puta vez con Adán.
Ella se rió.
—Hola, Bobbie.
—Hey, Roberta.
Jodidamente duele.
Una vez que está fuera de la puerta, me levanto y agarro mi teléfono celular.
—Estoy bien, quiero preguntarle sobre el ritmo cardíaco del bebé. ¿No es
uno-cincuenta un poco alto?
—Es bueno dentro del rango normal. Es común ver algunas fluctuaciones
menores en la frecuencia cardíaca fetal durante el parto.
Asentí con la cabeza. Y seguí adelante—. ¿Y la presión arterial de Kate?
¿Algún signo de preeclampsia31?
El conocimiento es poder, cuanto más sepas, más control tienes sobre una
situación. Al menos eso es lo que me he estado diciendo durante los últimos ocho
meses.
—No, como te dije por teléfono ayer y el día anterior, la presión arterial de
Kate es perfecta, ha sido estable todo el embarazo.
Froto mi barbilla y asentí—. ¿Alguna vez ha dado a luz a un bebé con distocia
de hombro? Porque no sabrás que está sucediendo hasta que la cabeza del bebé ya
está…
—Drew. ¿Creí que habíamos acordado que ibas a dejar de ver las repeticiones
de ER32?
Ella pone su mano en mi hombro—. Drew, tienes que confiar en mí. Sé que es
difícil, pero trato de concentrarme en lo positivo, Kate es joven y saludable tenemos
razones para creer que este parto progresara sin ningún tipo de complicaciones en
absoluto.
Asentí con la cabeza y la parte lógica de mi cerebro sabía que tenía razón.
—Vuelve con Kate, intenta disfrutar del tiempo que te queda. Después de esta
noche, no van a estar solos ustedes dos más, no por mucho tiempo.
31 Preeclampsia: es una afección propia de las mujeres embarazadas, que se caracteriza por la aparición de
hipertensión arterial y proteinuria,
32 ER: Sala de Urgencias, es una serie de televisión con un perfil dramático. Trata de lo que ocurre en la sala de
urgencias del hospital ficticio County General en Cook County, Chicago, Illinois, y de la compleja vida personal de los
médicos.
Me obligo a asentir con la cabeza de nuevo—. Está bien, gracias.
¿Puedes verla?
Y tengo que decir las palabras para asegurarme de que ella lo sabe.
—Te amo, Kate. Todo lo que es bueno en mi vida, todo lo que realmente
importa, es solo por ti. ¿Si no nos hubiéramos conocido? Estaría jodidamente
miserable y probablemente demasiado despistado siquiera para darme cuenta de
ello.
Ella asiente con la cabeza—. Está bien, entonces. Y para que conste, yo
también te amo, me encanta que estés financiando el futuro de Mackenzie porque
no dejas de maldecir. Me encanta cómo te burlas de tu hermana sin piedad, pero
matarías a cualquier persona que le hiciera daño. Pero más que nada… me encanta
la forma en que me amas. Lo siento cada momento… todos los días.
***
Resulta que toda la preocupación fue en vano. Porque a las 9:57 de la mañana,
Kate dio a luz a un niño robusto y yo estuve a su lado todo el tiempo, compartiendo
su dolor.
Literalmente.
Sé que todos los padres piensan que su hijo es adorable, pero para ser
honestos, él es un chico guapo, ¿no crees? Un parche de pelo negro está
suavemente en la parte superior de su cabeza. Sus manos, su nariz, sus labios,
mirarlos es como mirarme en un espejo pero sus ojos, son todo Kate.
Concedido, él no salió con este aspecto. Hace unas horas, tenía un gran
parecido a un pollo desplumado gritando.
Pero era mi pollo desplumado gritando, así que todavía era la cosa más
hermosa que he visto alguna vez.
Esto… fue instantáneo. Tan pronto como puse los ojos en él, supe que
alegremente saltaría desnudo en una piscina de ácido de batería por él. Una locura,
¿verdad? y no puedo esperar para enseñarle cosas. Mostrarle… todo, por ejemplo,
cómo cambiar un neumático, y hablarle dulce a una niña, cómo golpear una pelota
de béisbol, y lanzar un gancho de derecha. No necesariamente en ese orden.
Solía burlarme de esos chicos en el parque, los papás con sus cochecitos y
sonrisas tontas y hombres monederos.
—¿Cómo te sientes?
Me estremezco—. Ouch.
—Sí.
Sus ojos caen al paquete de color azul pálido con manta en mis brazos.
—Está bien, sólo estamos pasando el rato. Nada, le estoy hablando de todas
las cosas importantes en la vida, como las chicas y los coches y… las chicas.
—¿En serio?
—Sí.
Ella arquea una ceja —. ¿Pensé que mi culo fue lo primero que notaste?
Los veo por un momento. Entonces tengo que meter la mano para ajustar el
mástil de la tienda de campaña que ha surgido en mis pantalones.
Veran —hay dos tipos de mujeres en este mundo: las que no pueden conseguir
ninguna acción por debajo de la cintura durante seis semanas después de dar a luz,
y su chico tampoco. Luego está el segundo grupo, los que esperamos esas pajas,
mamadas y algo más, porque ellas saben que el favor será devuelto cuando se
levante la prohibición.
—¿Es una maldita broma? Quiero decir, pensé que tu coño era magnífico,
pero ahora que he visto lo que es realmente capaz de hacer alcanzó el estatus de
súper héroe en mi libro. De hecho, creo que deberíamos darle un nombre —
Levanto mis manos, imaginando una cartelera gigante—. ―Un coño increíble‖.
Ella niega con la cabeza y sonríe al bebé—. Hablando de nombrar las cosas…
probablemente deberíamos pensar en uno para él, ¿no crees?
Miro el rostro dormido de nuestro hijo, sus pequeños labios perfectos, sus
largas pestañas oscuras.
—Michael.
—Uh-uh. En tercer grado, Michael Rollins vomitó todos mis mocasines, cada
vez que escucho ese nombre pienso en perros calientes regurgitados.
—¿Sí?
Echó un vistazo.
BROOKS-EVANS
Ella levanta la vista, los ojos muy abiertos por la sorpresa—. ¿Quieres unir tu
apellido?
Soy un tipo chapado a la antigua. Creo que las mujeres deben tener los
apellidos de sus maridos. Sin duda, se trata de la idea que la mujer es una
propiedad. Y no, no estoy de acuerdo con eso, en el futuro, si alguno rufián viene y
supone que es dueño de mi sobrina, voy a comprarle una pala.
Pero técnicamente hablando, Kate es la última de los Brooks. Los bienes del
nombre no significan tanto como antes, pero tengo la sensación de que significa
mucho para ella.
—Bueno… es nuestro. Y tú hiciste la mayor parte del trabajo, debes obtener la
mitad del crédito.
Empujo un poco de su pelo rebelde tras la oreja—. Por ti, estoy dispuesto a
hacer una excepción.
Planificación.
Un genio, ¿verdad?
Voy a tener una limusina esperando cerca, pero no demasiado cerca, que nos
lleve de vuelta a casa, para que podamos sentarnos y descansar en el camino y
tener limo-sexo, por supuesto. Nunca se debe dejar pasar la oportunidad de tener
sexo en una limusina, siempre es divertido.
Los ojos de Kate están brillantes por las lágrimas. Felices—. Me encanta.
James Brooks-Evans. Es perfecto, gracias.
Me inclino hacia delante y beso la frente de nuestro hijo. Y luego beso los
labios de su madre—. Lo tienes todo mal, nena. Se supone que debo estar dándote
las gracias.
Ella baja la vista hacia James con ternura y con esa voz que podría poner a un
ángel verde de envidia, comienza a cantar.
Solo hay unas pocas veces en la vida en la que un hombre tiene permitido
llorar sin parecer un tonto total.
Kate se vuelve hacia mí, así que James se encuentra entre nosotros. Mi brazo
está por encima de él, con mi mano en su cadera, rodeándolos a los dos.
—¿Mmm?
Y luego toco su cara, la que planeo mirar todas las mañanas y todas las
noches, hasta que la muerte aparezca para arrastrarme lejos.
***
Consejo.
Ningún bibbidi-jodido-boo.
Lo que ves es lo que obtienes. Claro, algunos hábitos pueden ser cambiados,
frenados, al igual que mi propensión a hacer juicios precipitados. La sola idea de
asumir que lo sé todo, sin consultar primero con Kate, ahora me revuelve el
estómago.
Es como... la celulitis. Vosotras las mujeres pueden pasar todo el día en el spa
envueltas en lodo y algas.
Pueden tirar una fortuna en esas ridículas cremas y exfoliantes pero al final
del día, las arrugas, la piel con hoyuelos, todavía va a estar allí.
De modo que el número tres es el más importante, ¿si puedes hacerlo durante
los tiempos duros e inesperados? Esa luz al final del túnel vale toda la mierda que
tuviste que caminar para llegar allí.
Eso es algo que nunca olvidaré. Lo recuerdo cada vez que miro a Kate y a
nuestro hijo.
¿Cuándo todo está dicho y hecho? La recompensa vale mucho más la puta
pena.
Tamed (Tangled#3)
Serie Tangled
Tangled #1
Tangled Escenas Extras #1.1
Holy Frigging Matrimony #1.5
Twisted #2
Tamed #3
Tied #4