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Conductismo (tres ejemplos):

Partiendo del condicionamiento pavloviano (clásico), vamos a presentar a los


alumnos un juego de salto a la comba en grupo (dos o más personas). El estímulo
incondicionado (el movimiento de la comba) va a evocar en las mentes de nuestros
alumnos su respuesta incondicionada (la de saltar). A su vez, tocaremos una bocina
(estímulo neutro) mientras saltan. Tanto ese estímulo incondicionado como este neutro,
juntos, pasan a convertirse en un estímulo condicionado. Ello genera una respuesta
muy similar a la que se producía al presentar sólo el estímulo incondicionado. Quiere
decir que, en posteriores ocasiones, con oír la bocina los alumnos se pondrán junto a la
comba preparados para saltar (respuesta condicionada). Con todo esto, conseguimos
modificar la conducta de nuestros alumnos con el único uso de dicha bocina.
En cuanto al condicionamiento operante, vamos a jugar al juego del pañuelo: Lo
que buscamos es que todos respeten las reglas del juego: correr para coger el pañuelo
sólo si les llaman por su número y si están colocados detrás de la línea que hemos
dibujado en el suelo previamente. Numeramos a todos y les llamamos por número.
Primero, aplicaremos el refuerzo positivo, donde participan los que estén cumpliendo
las reglas; al contrario, utilizando el castigo positivo, no participan los que están
incumpliendo las normas; así mismo, mediante el refuerzo negativo, no retrasamos el
juego (esto supone un retraso de las consecuencias negativas) a los que cumplan las
reglas y, finalmente, a través del castigo negativo, retrasamos el comienzo de la
actividad (esto supone un retraso de las consecuencias positivas) cuando estén
incumpliendo las reglas.
Por lo que respecta al aprendizaje observacional, aprenderán a saltar a pies juntos
siguiendo mi ejemplo. Les coloco en un círculo frente a mí; luego, me pongo frente a
ellos, erguido con los pies juntos; después, flexiono ligeramente las rodillas y balanceo
los brazos hacia delante y hacia atrás; finalmente, con las rodillas dobladas, impulso los
brazos hacia delante y salto con ambos pies en su dirección. Ahora, les pido que hagan
lo mismo que yo he hecho. A continuación, les invito a realizarlo varias veces y
compruebo y corrijo la ejecución de dicho ejercicio.

Cognitivismo (tres ejemplos)


Para empezar, utilizo el aprendizaje significativo, vamos a aprender a correr hacia
atrás. Para que el alumno lo entienda y lo ancle a sus conocimientos previos, les
mostramos unos vídeos donde hay diferentes jugadores que tienen que correr hacia
delante y luego hacia detrás: jugadores de fútbol, baloncesto, tenis e incluso de
árbitros. Muchas veces lo tienen de espaldas para dirigirse a una zona que está detrás
de ellos (el campo del contrario, por ejemplo) pero sin dejar de observar a la vez a sus
compañeros o a los jugadores del equipo rival. Una vez explicado esto, comprobamos
que los alumnos son capaces de realizar carreras suaves hacia delante.
Posteriormente, les posicionamos de manera estática y damos una zancada hacia
atrás. Así, de manera sucesiva, damos otras hasta que se vayan familiarizando con
caminar hacia atrás. Una vez practicados estos procedimientos en sucesivas
ocasiones, pasamos a realizarlos cada vez con mayor velocidad hasta que sea una
carrera hacia atrás, tal y como veían en los vídeos visionados previamente.
Además, podemos crear en ellos una alta motivación con un aprendizaje por
descubrimiento. Esto es, imaginemos una actividad de aprender el tiro a canasta desde
la zona de triple o tiro de tres puntos. Para ello, les hablaremos de como una mano
sirve de guía (es la que ayuda a orientar el tiro al aro) y la otra es la impulsora de la
pelota de baloncesto (es la que empuja la pelota en la dirección correcta). Para
orientarles, les mostraré un vídeo a cámara lenta de este movimiento y lo dividiré en
fases. Una vez visionado dicho vídeo, y mediante técnicas de ensayo y error, probarán
en las canchas de baloncesto del colegio su técnica y desarrollarán habilidades o
variaciones al tiro que mejor se adapten a su biomecánica corporal. Su mayor
participación e involucración en la actividad redunda en una mayor atención e interés
en la misma.
Para finalizar, voy a mostrar un ejercicio relacionado con la idea de un aprendizaje
autorregulado, pero no de una actividad que ya tenga una forma ya predeterminada de
realizarse. Me refiero, en este caso, a que creen un juego en el que se tienen que
pasar unos a otros con las manos un balón medicinal de manera que desarrollen los
músculos torácicos y de los brazos de una manera segura, sin provocar lesiones. Aquí
tendrán que buscar sus propias estrategias, autoinstrucciones y aplicar bien su
autoobservación. El objetivo es que sea conscientes de las distintas fases en las que
se debe dividir este tipo de aprendizaje: fase inicial, fase de realización y fase de
autorreflexión para poder aplicarlas en actividades similares de una manera sistemática
y efectiva.

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