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EL ESPÍRITU DE HERMES1

El descubrir los tipos mitológicos no sólo constituye una interesante investigación de


por sí, sino que posee algunas ventajas inmediatas.

Uno de los primeros tipos mitológicos que viene a la memoria es el “espíritu fáustico”
de Spengler. la cultura fáustica concede prioridad de manera reiterada al “tiempo, la
dirección y el destino sobre el espacio y la casualidad” (1932, I, pág. 308) y ejerce su
“voluntad de superar y romper todas las resistencias de lo visible” (1932, I, pág. 183)
Constantemente Spengler contrasta este espíritu dinámico con el espíritu estático,
atemporal y o “sin voluntad” la Grecia clásica. la atención prestada por Spengler a la
voluntad y su descripción del espíritu fáustico contiene tantas o más imágenes de poder
que de logro, y según nuestros sistemas de calificación estos dos móviles son
completamente distintos y no muestran correlación entre sí. En un determinado tiempo
y lugar pueden darse mezclados, como parece ocurrir en Rusia en la actualidad,
(apéndice I), pero si tratamos de encontrar el “tipo mitológico” puro de la n logro,
tendremos que buscar algo analíticamente más “puro” que la voluntad fáustica.

El personaje del Panteón griego que mejor se adapta al tipo de personalidad de la n


logro es Hermes. Sus características de ladrón, embaucador, pastor, atleta o mensajero
experimentaron una serie de cambios a lo largo de la historia griega (Brown, 1947),
pero la imagen en que deseamos concentrar nuestra atención es en la del Himno
homérico de Hermes. La razón de ello es doble: en primer lugar, es en este himno donde
aparece con mayor claridad, como el patrono “de los empresarios y mercaderes
atenienses” con movilidad ascendente, y refleja sus aspiraciones y características, tanto
desde el punto de vista de ellos mismos como de otros. En segundo lugar, si la fecha en
quo Brown sitúa Himno es cierta, se escribió en un momento en que la n de logro
ateniense fue alta (hacia 520 a de J. C.), en comparación con períodos posteriores, de
manera que la imagen proyectada del «mercader negociante» debiera reflejar
características de la alta n logro.

¿Cómo aparece Hermes en el Himno? Fundamentalmente el tema se refiere a la forma


en que el mismo día de su nacimiento roba el ganado de su hermano mayor, Apolo. A
todas luces tiene una elevada n logro: “No le llevó mucho el probar sus aptitudes a los
dioses inmortales. Nacido por la mañana, a mediodía tocaba ya la lira, y por tarde robó
el ganado del dios-arquero Apolo”2. Las imágenes de logro son de dos tipos generales.
Se hace mucho hincapié en cuán astuto es Hermes al engañar a su hermano mayor
Apolo, aun siendo sólo un recién nacido. “Es muy listo y hábil, haciendo aparecer como
mejor a lo peor. Miente descaradamente a Apolo. Se dan también los rasgos esenciales
del “héroe astuto”, físicamente débil pero lo bastante listo para derrotar a rivales
poderosos, el cual aparece una y otra vez en la mitología mundial: el conejo Brer, el
zorro Reynard, el coyote, Ananse la araña, etcétera. Pero Hermes manifiesta también la
satisfacción de logro propia del artesano de Ática. Le encanta la idea de fabricar una lira
con una tortuga que ve en el umbral de su caverna, y también la de unas sandalias de
mimbre que inventó, con objeto de no dejar sus huellas en el camino. No sólo quiere

1
McClelland David, “La Sociedad Ambiciosa”, Guadarrama, Madrid, 1968, Cap. 8.
2
Las citas del Himno homérico a Hermes proceden de una traducción de N. 0. Brown, basada en su
interpretación de Hermes, “The Thief”, 1947).
salirse con la suya, sino que para él es un verdadero placer el preparar los planes para
conseguirlo.

Finalmente se describe a Hermes como un redomado mentiroso y ladrón. Tras de robar


el ganado de su hermano, jura tanto a Apolo como a Zeus que es tan inocente como el
recién nacido que precisamente es, y que no ha visto el ganado. como señala Brown
(1947), la verdadera clave de la narración está en su reflejo realista del conflicto que
estaba produciéndose entre las clases propietarias tradicionales, representadas por
Apolo, y las nuevas clases comerciantes de nuevos ricos, que adoptaron a Hermes como
patrono. En tal conflicto los mercaderes eran evidentemente los agresores, al igual que
Hermes, en sus exigencias de una parte mayor tanto de riqueza como de status social
superior.

¿Cuál es su espíritu esencial? De hecho es una “pequeña dínamo” de energía -siempre


en movimiento, siempre con prisa-. No pierde ni un minuto, sino que se pone en marcha
dispuesto a prosperar en el mismo momento de nacer. Deseamos ahora saber qué “clase
de hombre” es un individuo de alta n logro, en particular si muestra la actitud dinámica
hacia el tiempo y el movimiento atribuidas al tipo empresarial en el Himno homérico a
Hermes, y más o menos a partir de entonces. Al escudriñar en esta cuestión no
abandonamos en absoluto nuestro interés en el desarrollo económico, porque puede
afirmarse que la característica inquietud del espíritu empresarial no es una parte
secundaria sino esencial de su éxito en la producción del desarrollo económico.

MOVIMIENTOS INQUIETOS EXPRESIVOS

Nuestra primera serie de indagaciones se enfoca en la forma en que una persona de alta
n logro se mueve, literalmente hablando. ¿Es “viva”, enérgica, inquieta, dinámica, como
podría esperarse, o no difiere de otras personas a este respecto? La técnica utilizada para
responder esta cuestión fue ideada por Aronson (1958), aun cuando en el momento de
iniciar su trabajo carecía de toda hipótesis sobre lo que pudiera encontrar cuya
formulación fuese tan clara como lo que aquí hemos dicho. Su meta inicialmente era
sólo exploratoria; quería ver si sujetos de alta n logro hacían movimientos expresivos
característicamente diferentes de los sujetos de baja n logro.

PREFERESCIA POR COLORES OSCUROS

Hasta aquí hemos demostrado que la gente do alta n de logro -imbuida del espíritu de
Hermes- parece en sus movimientos expresivos ser inquieta o activa en cuanto a
producir cambio o evitar repeticiones (dibujar sobre el mismo espacio). Sabiendo esto,
Knapp razonó (1958) que tales personas deberían preferir azules y verdes oscuros, por
ser colores menos “impertinentes” que los rojos y amarillos. Tomó esta idea
originalmente de Spengler, quien afirma que el azul y el verde son los colores de la
“voluntad fáustica”, que van unidos a grandes distancias, las cuales “no nos presionan",
en tanto que el rojo y el amarillo son dos colores de “lo material, lo próximo, lo lleno de
vida” (1932, I, pág. 246).
LOS VIAJES

Según el Himno homérico a Hermes, éste comenzó a, viajar el mismo día de su


nacimiento. Casi tan pronto como saltó de la cuna, marchó a buscar el ganado de Apolo.
En la mitología griega, y más tarde como Mercurio en la, mitología romana, se le
describía como el mensajero de pies alados de los dioses y protector de los viajeros. Sí
estamos en lo cierto al pensar que Hermes es la proyección mitológica del espíritu
empresarial y que éste entraña una elevada n logro, ¿no debiéramos predecir que una
alta n logro llevará a la gente a viajar más? En realidad tal predicción parece ser una
extensión apropiada de los resultados obtenidos en cuanto a los movimientos
expresivos: las gentes más inquietas, que buscan la variedad y eluden la repetición,
deberían también moverse más en el espacio. Las pruebas históricas sugieren de hecho
que las oleadas de alta n logro se vieron acompañadas de extensas exploraciones
geográficas. Ciertamente, el período de la Grecia clásica que según nuestros datos se
caracteriza por el máximo nivel de n logro, se vio precedido y seguido por una gran
frecuencia y amplitud en los viajes. En algún momento anterior a la aurora de la historia
literaria griega, en que el nivel de n logro es más alto, los atenienses parecen haber
pasado a la península helénica viniendo desde largas distancias al norte y al este. En los
siglos VI y V antes de Jesucristo, mostraron un fuerte empuje hacia el oeste en el área
mediterránea, como demuestran las cifras del área comercial (capítulo 4). Los viajes aún
más extensos hacía Oriente, incluso llegando a la India en época de Alejandro en el
período helenístico tardío (en que nuestro índice de n logro se encuentra en su nivel más
bajo) parecerían contradecir tal generalización. Sin embargo, la contradicción no es
decisiva porque (como afirmábamos en el capítulo 4) los desarrollos económicos y de
otras clases que se dieron en el período helenístico deben considerarse como un
fenómeno separado, debido tal vez a un “latido” subsiguiente de n logro que no
detectamos en los documentos fundamentalmente atenienses que codificamos. Es claro
que el punto máximo de n logro de la España medieval (véase capítulo 4) se vio seguido
de inmediato en el siglo XVI por amplias exploraciones geográficas en el Nuevo
Mundo. Es más, la oleada algo posterior de n logro en Inglaterra fue unida
estrechamente a un marcado incremento en los viajes marítimos bajo la dirección de
Drake, y Hawkins. Estos ejemplos son sugestivos, pero no decisivos de por sí. No
existen suficientes mediciones de niveles de n logro en diversos períodos históricos para
que pueda someterse tal generalización a una prueba crucial.

Kulakov vio que era posible clasificar a veintiuna de estas culturas con arreglo a la
siguiente escala aproximada de la gama normal de distancias viajadas por la tribu o por
un número apreciable de sus individuos.

1= Muy pocos viajes (desde prácticamente nada hasta 100 millas como máximo)

2= una cantidad moderada de viajes (de 100 a 300 millas)

3 = muchos viajes (más de 300 millas).

La clasificación media de las diez culturas de mayor n logro en esta muestra fue de 2,40,
lo que representa una cantidad entre moderada y alta. El promedio de las once culturas
de n logro más baja fue 1,73, y la diferencia es estadísticamente significativa (t = 2,09, p
< 0,05). Si, por otro lado, separamos la distribución de modo algo distinto, con arreglo a
las once de más alta n logro y a las diez más bajas, la diferencia es aún más significativa
(t = 2,74, p < 0,02). En lo que a esta muestra de culturas se refiere, las que daban mayor
n logro en sus narraciones populares viajaban más.

Otra forma de viajar es la emigración.

El espíritu inquieto que lleva a eludir lo familiar, a buscar nuevas informaciones, y


sobre todo a viajar, debiera encontrarse adaptado funcionalmente al empresariado
próspero; es exactamente este espíritu el que muestran gentes de alta n logro, al igual
que hizo su mitológico prototipo Hermes.

MOVILIDAD SOCIAI.

Uno de los temas principales del Himno homérico a Hermes es el del advenedizo que va
contra el orden aristocrático establecido: el niño Hermes roba el ganado de su noble
hermano Apolo, pero finalmente, y como consecuencia de una negociación, se le
reconoce como más o menos un igual con su hermano. Es ésta la vieja historia de los
nuevos ricos tratando de abrirse paso en “sociedad”, que recuerda, como señala Brown,
el pasaje en que Platón “compara a quienes se asocian con la cultura aun no siendo
merecedores de ella a un descarado calderero que ha hecho fortuna y que tras de bañarse
y ponerse un traje nuevo se dispone a casarse con la hija de su amo” (1947, página 97).
Dicho en términos más convencionales, ¿podemos saber si los individuos de alta n logro
tienen mayor “movilidad ascendente” en la sociedad, como ocurrió a Hermes?

Según esto, sería de esperar que los muchachos de alta n logro se mostrasen más
dispuestos a viajar y a probar cosas nuevas, y también que tuviesen más interés en
avanzar en el mundo, todo lo cual sería indicio de una mayor movilidad social.

JUEGOS ATLÉTICOS

Hermes fue también atleta, y en representaciones cerámicas tardías se le retrata como


“la imagen del joven caballero perfecto, el efebo ideal, la flor de la cultura física y
mental” (Brown, 1947, pág. 96). Así, se convirtió en el protector de la gimnasia y las
competiciones atléticas entre los nuevos ricos. Si realmente es la encarnación del
espíritu empresarial y de alta n logro, como hemos afirmado, cabría esperar que las
personas de alta n logro se sintiesen más interesadas en toda clase de competiciones
atléticas tanto en el papel de espectadores como de partícipes.

Sin embargo, una comprobación estadística de la hipótesis no viene a confirmarla en lo


que a las naciones modernas se refiere.

un índice que reúne toda la información existente sobre tipos de juegos vino a demostrar
que las culturas preliteratas de alta n logro tienden a dedicarse a juegos más
competitivos e individualistas, mas que a juegos en grupo, no competitivos.

ACTITUD HACIA EL TIEMPO

Desde la época del Himno homérico a Hermes, por lo menos, el espíritu empresarial ha
ido unido a una actividad afanosa. “Tan pronto como saltó de los inmortales muslos de
su madre, no permaneció por mucho tiempo en el sagrado cernedor que le servía de
cuna; por el contrario, bajó de ella y marchó en busca del ganado de Apolo”. Hermes no
pierde el tiempo y se da prisa. Una vez más, si identificamos el espíritu empresarial con
la n logro, podríamos esperar que individuos de alta n logro mostraran una actitud
especial hacia el tiempo; no querrían gastarlo, notarían que pasa muy aprisa, por lo
general estarían muy ocupados y sin un momento libre, etc.

La conciencia temporal de los sujetos de alta n logro se muestra aún más claramente en
otro estudio de Knapp (1960), sobre actitudes y prácticas respecto a sujetos que
prefieren el tipo de manta escocesa que es a su vez preferido de los sujetos de alta n
logro. Hizo un análisis de un cuestionario que contenía veintitrés actitudes y prácticas
temporales, descubriendo un factor que se caracteriza por actitudes tales como las
siguientes:

Enojo al “notar que el reloj se ha parado o que no funciona bien”.

Sentirse culpable “si se levanta uno tarde por la mañana”.

Sentir que “se está desperdiciando el tiempo o perdiéndolo inútilmente”.

Sentirse inquieto “cuando no se está seguro de la hora que es”.

Relacionadas negativamente con dicho factor se encontraban proposiciones tales como


el tener mucho tiempo libre, o el acudir a menudo con anticipación a las citas.

Los sujetos de alta n logro gustan de imágenes de tiempo que lo representan “yendo
velozmente hacia algún sitio”, “un jinete al galope”, “un ladrón huyendo”, “un pájaro
volando”- en tanto que para ellos un océano tranquilo, en calma no constituye una
buena imagen del tiempo.

Queda todavía mucha investigación por realizar sobre. la orientación temporal de los
individuos de alta n logro, especialmente en otros países, con objeto de comprobar si
nuestros hallazgos son exclusivos de Estados Unidos. Las pruebas existentes, sin
embargo, confirman el cuadro de un hombre apresurado, cuya atención se concentra en
un futuro distante, de tal manera que el momento presente le parece que pasa
rápidamente, al igual que ocurría con su prototipo mitológico, Hermes.

ASTUCIA Y FRAUDE

Por encima de todo lo demás, Hermes era un pícaro. Engañó descaradamente a su


hermano Apolo y a su padre Zeus; robó el ganado de su hermano; se colocó las
sandalias al revés para falsear la dirección en que realmente había marchado; y se
vanaglorió indebidamente de sus proezas. En conjunto, puede decirse que fue un ladrón
y un embaucador, completamente falto de ética. Hemos dejado para el final esta
característica, no porque no tenga importancia, sino porque carecemos de abundante
información sobre ella en el grupo de estudios que aquí recogemos.

Esta cuestión podría tal vez descartarse, considerándola la reacción natural de la


aristocracia respecto a los advenedizos comerciales a quienes debía dinero. Brown
(1947) señala que la imagen de Hermes en el Himno homérico constituye un reflejo
bastante exacto de la forma en que se miraba, con una mezcla de envidia y desagrado, a
los prósperos empresarios atenienses de la época. Sin embargo, el considerar a esta
imagen exclusivamente como una proyección del desagrado de las clases “bien” con
relación a los “traficantes” puede pasar por alto una posible base realista de tal
prejuicio. Por entonces y desde entonces, muchos empresarios han sido ladrones y
estafadores faltos de honradez (véase descripción en Lewis, 1959).

Fue un nuevo tipo de hombre de negocios, como señaló Weber, el que puso en marcha
la Revolución industrial. Su prototipo fue el calvinista, metodista o cuáquero, cuya
perspectiva religiosa consiguió de algún modo frenar la tendencia a usar cualesquiera
medios para obtener los logros que se había fijado como meta. En el capítulo 7
encontrábamos una mayor conciencia de grupo entre los hombres de negocios que entre
los profesionales, y dentro de aquéllos era más elevada la de los de países desarrollados
(tablas 7.6 y 7.8). Así, pues, la pregunta teórica clave es: ¿Qué es lo que determina el
grado en que un empresario será ético? ¿Tiende por sí una alta n logro a estimular a los
individuos a usar todos los medios, por poco escrupulosos que sean, para buscar un
sentido de logro personal, como se deduce del mito de Hermes? ¿Es necesario contar
con algún otro ingrediente, tal como la ética universalista de los cuáqueros y los
marxistas o la altero-dirección para asegurarse de que la n logro se expresa a través de
canales socialmente legítimos? O ¿es que hay diferentes tipos de n logro?

Una vez más encontramos el indicio en el mito de Hermes. En el Himno queda claro
que Hermes es hijo de un momento de pasión amorosa, fruto de una relación casual
entre Zeus y Maya. Vive con su madre, y su padre queda casi por completo excluido de
la escena. Hermes procede, pues, de lo que los antropólogos llaman un hogar madre-
hijo. Whiting y sus colaboradores han observado que este tipo de hogares, a nivel de
comparación intercultural, van unidos a homosexualidad, súper egos poco desarrollados
y alta frecuencia de delitos personales (Monroe, 1960). alta n logro, carentes sin
embargo del código ético que deriva de quienes viven en familias completas o con
firmes principios morales.

LA FALTA DE CONEXIÓN ENTRE LAS CREENCIAS Y LA ACCIÓN

Hasta aquí, el cuadro que hemos presentado de individuos o grupos de alta n logro ha
sido bastante congruente. Presenta la imagen de un espíritu previsor, activo, inquieto y
empresarial, reminiscente del de Hermes. Sin embargo, ciertos resultados negativos se
han ido dejando atrás, para presentarlos expresamente en un solo lugar, poniéndolos así
mejor de relieve. Todos apuntan en una misma dirección: el espíritu empresarial no se
refleja necesariamente en las creencias y actitudes, como se expresa verbalmente, de
aquellas personas que se sabe poseen alta n logro con arreglo a sus fantasías o sus
movimientos expresivos gráficos. Todos los datos indican que es preciso distinguir
claramente entre lo que la gente dice que es su actitud ante la vida y lo que parece ser
ésta según lo que hace.

Donde los ítems incluidos en nuestro estudio de los adolescentes de cuatro países les dio
oportunidad para expresar tales deseos de logro.

Yo me propongo objetivos difíciles que intento alcanzar.

En todo lo que acometo trabajo como un negro hasta que me siento satisfecho de los
resultados.

Ahora bien, hemos encontrado una serie de tipos de conducta que caracterizan a la alta n
logro a nivel de comparación internacional de culturas. Esto va unido a una mayor
frecuencia de ciertos movimientos expresivos, a mejor actuación bajo incentivos de
logro, a preferencia por el uso de azules y verdes en lugar de amarillos y rojos, a mayor
movilidad social y geográfica, a menor número de actividades sociales exteriores en la
escuela, y tal vez a mayor énfasis en juegos competitivos y diferentes imágenes del
tiempo. Las gentes de alta n logro se comportan en determinadas formas características,
pero si se les pregunta, no responden de manera constante con arreglo a las actitudes y
creencias que su conducta parece implicar. Por esta razón escogimos una figura
mitológica, Hermes, como símbolo del espíritu empresarial característico de las
personas de alta n logro. Y es que las figuras míticas actúan según su propio ser,
independientemente incluso de la opinión que tengan de sí mismas o de la vida, o de la
opinión que otros tengan de ellas. De este modo, el espíritu de Hermes, el espíritu
empresarial, ha circulado por el mundo desde los primeros tiempos de la Humanidad,
expresándose en sus fantasías y sus actos, pero raras veces en sus opiniones. Por la
misma razón, durará tanto como el hombre, pero con esta diferencia: hoy día somos
capaces de detectar su presencia en individuos y naciones. Este elusivo espíritu ha sido
atrapado en la redoma del científico, en donde se le puede medir y pesar como
calificación de n logro.

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