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Modelo de formación del síntoma en los tres historiales

Cuando Freud comienza a trabajar los síntomas de Dora, especialmente el desarrollo que

hace alrededor del síntoma de la tos, propone esta cuestión de la precondición somática que
determina la solicitación somática y ubica allí lo que va a llamar ese cosquilleo en la

garganta. Ese cosquilleo que es activado, refrescado por la satisfacción de la pulsión oral;
incluso plantea que Dora recuerda en su análisis una escena muy temprana en su infancia

[escena con el hermano], donde ella está chupándose el pulgar y se agarra/sostiene de la


oreja de su hermanito. Esto está en la página 46, donde Freud allí dice que entonces

encontramos que Dora, desde la más tierna infancia, ya era una chupeteadora.

Entonces, tenemos allí lo autoerótico/la satisfacción de las pulsiones parciales a las que se le

suma, una fantasía inconsciente/un marco a esa cantidad enlazado al otro----un marco para
esa cantidad donde esa cantidad se enlaza al otro y determina un modo privilegiado de la

satisfacción pulsional, que en el caso de Dora es lo oral y que vamos a encontrar en el


análisis de todos los síntomas.

Por otro lado, tenemos otra vía para para pensar los síntomas; todo el trabajo que Freud
hace con Dora respecto de la masturbación infantil. Freud tiene la idea de que la

masturbación infantil se evidencia en algunos pacientes en el recuerdo de la enuresis infantil


(hacerse pis) y dice que aquellos pacientes que no confiesan su masturbación infantil, sin

embargo relatan episodios de enuresis y que eso podría dar cuenta de la satisfacción
autoerótica. También dice que, mientras la enuresis se sostiene como satisfacción

masturbatoria, no aparecen los síntomas conversivos.

Como decíamos con fantasías histéricas, en esta soldadura entre lo autoerótico y la fantasía…

resulta de esa soldadura, la sexualidad infantil. Pero también planteábamos que hay en la
renuncia a la masturbación vía la represión, la posibilidad de que esa fantasía consciente

pase a ser una fantasía inconsciente. Efectivamente podemos ubicar en cada uno de los tres
historiales, ese punto de angustia que produce la renuncia/abandono de la masturbación;

abandono que habría que aclarar que NUNCA es total y justamente ese resto de goce
autoerótico, el “grano de arena” es lo que también se va a jugar como satisfacción en el

síntoma….aquello que resta a lo que la fantasía produce como marco; algo de esa
satisfacción se enmarca en una escena y en las representaciones, se elabora y, luego se
expresará en el síntoma pero algo de esa satisfacción resta a ese marco de la fantasía.

En Dora encontramos, justamente, este punto de lo ominoso es una escena que es crucial
para el historial (página 70): es el famoso espiar con las orejas. Episodio que Freud llama

como contingente/un encuentro contingente donde Dora espía con las orejas, un encuentro
sexual entre los padres (o lo que ella supone como encuentro sexual entre los padre) con la

consiguiente identificación al padre en toda su dificultades respiratorias. Hay que señalar en


esa escena que Dora trae a sus encuentros con Freud, donde ella escucha un encuentro

sexual entre los padres….es interesante como (pág.70) Freud plantea que allí hay algo del
orden de lo ominoso, hay una coexcitación en ella respecto de la excitación sexual del padre

y que allí se produce un ímpetu subvirtiente de la sexualidad; este ímpetu hace que se
produzca este pasaje de satisfacción o goce autoerótico a la angustia-----es una escena,

entonces, que enmarca esa cantidad pulsional/ que la liga hacia un otro a través de la
identificación y que se constituye como un marco que va a jugarse en todos los síntomas

histéricos: la zona oral juagada en el síntoma, facilitada y dispuesta a expresar síntomas y


fantasías al momento del desencadenamiento de la neurosis.

Esta escena no hubiera tenido, quizás, ese efecto en Dora (de fijación de un modo de
satisfacción en relación al padre y a lo que Freud llama la versión paterna que enmarca la

satisfacción autoerótica) sin aquella precondición somática de la que hablamos antes: la


satisfacción de la pulsión oral, la escena con el hermano.

Justamente es este modelo del que Freud se va a servir y sobre el que va a avanzar para
explicar el síntoma de la tos. En el síntoma de la tos, Freud aísla las dos condiciones del

síntoma (lo oral: lo fijo, la precondición somática y el sentido: diferente fantasías, sentidos
psíquicos que recubren ese grano de arena/ ese punto de goce del síntoma y que hace que

el síntoma vaya teniendo diferentes sentidos y vaya mostrando diferentes mensajes al


otro---incluso en lo que Freud llama ganancia de la enfermedad). Va a decir que en este

síntoma de la tos, se expresa la fantasía de Dora respecto de una relación sexual por la boca
entre su padre y la señora K.

Para mostrar la articulación de Freud hace entre la sexualidad infantil (que también se
sostiene en dos condiciones) con la neurosis, con su relación con la fijación y con la fantasía
y, también, con un modo de goce que no se enmarca en la fantasía y que persiste, con lo
cual aún levantado el síntoma (hacer consciente lo inconsciente)….no alcanzará para incidir

sobre la capacidad para enfermar/para la capacidad para que aparezca otro síntoma; lo que
se resiste allí a la interpretación, es este punto de satisfacción.

En el hombre de las ratas (entre las páginas 130 y 131), el hombre de las ratas le presenta a
Freud lo que él llama el comienzo de su enfermedad; sin embargo, Freud dice que eso es la

enfermedad misma y sostiene que la neurosis infantil es el núcleo y el modelo de la neurosis


adulta. El paciente le va a contar a Freud toda la satisfacción que se jugaba en él de niño en

relación al ver/al mirar…en este caso es espiar con los ojos; él espiaba a las niñeras y todas
las escenas de goce con sus niñeras (específicamente con una pero luego aparecen otras).

Toda la sexualidad infantil ordenada respecto de esta pulsión de ver. Esta pulsión sufre una
especie de conmoción cuando se anuda al temor ya obsesivo de que si él sigue gozando de

ese modo (mirando), algo podría ocurrirle a su padre.

Interesa destacar que hay una indicación de Freud, a partir de los dichos del paciente,

porque el paciente le va a contar a Freud que con sus primeras erecciones, acudió a quejarse
con la madre. Le cuenta esto y, entonces, esa satisfacción autoerótica nuevamente toma un

tinte ominoso y aparece la angustia. Aparece la angustia y también aparece lo que Freud
llama la idea delirante obsesiva infantil, de que los padres sabrían sus pensamientos sin él

haberlos dicho; es interesante porque, justamente, en el punto de vacilación de la madre


respecto de la “queja” que el hombre de las ratas le presenta por sus erecciones y lo que

esto lo angustia….en ese punto de vacilación, aparece la fantasía de que los padres sabrían
sosteniendo esa representación obsesiva. Ese pensamiento delirante que da cuenta de un

conflicto neurótico.

En el hombre de las ratas, Freud plantea el privilegio de dos modos de satisfacción pulsional:

- Uno respecto de la mirada


- Otro es respecto a lo que Freud llama el erotismo anal.

En relación a la infancia y a los parásitos que el hombre de las ratas había sufrido de niño.

Pero erotismo anal que no tiene que tanto que ver con los parásitos; si la precondición se

trata de lo orgánico o de lo pulsional. Ese erotismo anal está fijado por el goce de la madre
en relación el cuidado que hacía de los parásitos y de la maniobra que hacía sobre el cuerpo
del hombre de las ratas niño.

Hay otra escena infantil que conviene traerla: escena que se construye en el análisis, donde
el hombre de las ratas va a traer que él ha cometido algún (nombre de una palabra que no

entendí) sexual por el cual es castigado. Nuevamente le pregunta a la madre si algo de esto
había ocurrido y lo que va a plantear es que parece que él había mordido a alguien y que,

por este motivo, el padre lo castiga fuertemente y, frente al castigo del padre, él empieza a
insultarlo….con insultos que no eran los tradicionales (plato, mesa, silla); el padre, en ese

punto, vacila/se detiene y allí la frase del padre: “este hombre será un gran hombre o un
criminal”. Freud dice que hay una tercera opción, que es la neurosis.

En esta escena infantil, él es castigado por el padre y aparece toda la vertiente, para Freud,
de la crueldad, el erotismo anal y la propia inscripción de esta vertiente pulsional en el

paciente. Allí lo que podemos articular es la constitución de la fantasía del padre como
perturbador del goce autoerótico; efectivamente, el padre ocupa este lugar en la versión

neurótica del hombre de las ratas---respecto de esto, en la página 162, hay una extensa nota
de Freud (39), donde plantea que el ser humano busca borrar la memoria de su placer

autoerótico, elevando su huellas mnémicas al estadio del amor de objeto. “El contenido de la
vida sexual infantil consiste en el quehacer autoerótico de los componentes sexuales

predominantes, en huellas de amor de objeto y en la formación de aquel complejo que uno


podría llamar el complejo nuclear de las neurosis, que abarca las primeras mociones tanto

tiernas como hostiles hacia padres y hermanos, después que se ha despertado el apetito de
saber del pequeño, las más de las veces por la llegada de un nuevo hermanito (…) Responde

por entero al complejo nuclear infantil que el padre reciba el papel de! oponente sexual y del
perturbador del quehacer autoerótico”. Claramente la fantasía es la construcción de alguna

versión del padre respecto de este goce autoerótico, padre como perturbador en el caso del
hombre de las ratas; padre como seductor en la histeria. Hay que subrayar que esta versión

del padre, la constitución del complejo de Edipo, lo que viene a enmarcar y a colaborar en la
fijación de ese modo de satisfacción pulsional. Justamente es este esquema el que Freud

aplica al síntoma de la adultez, martirizador del hombre de las ratas respecto de la


representación obsesiva. En ese imperativo de “debo pagar--- porque si no mi padre

morirá”, podemos encontrar la vertiente sádica que es despertada a raíz del ocasionamiento
que lo lleva a consultar a Freud: que es el relato del capitán cruel y como este relato sobre la
tortura de las ratas, despierta puntos hiperestésicos del inconsciente del paciente.

Freud, decía en fantasías histéricas que las fantasías se expresan en los síntomas y que esto
es más notable en la histeria; sin embargo, podemos ubicarlo en la neurosis obsesiva ya que

ubicamos la neurosis obsesiva como un dialecto de la histeria y, siguiendo a Freud, decimos


que la neurosis obsesiva tiene un fondo histérico; detrás de la fantasía de actividad sexual

está la pasividad sexual. Entonces, la fantasía y la satisfacción pulsional es también trabajada


en Freud para articular los fundamentos del síntoma obsesivo. En este punto es que Freud

propone que el síntoma es la práctica sexual de los enfermos y cómo esto que Freud va a
decir no tiene nada que ver con que llamaba para las neurosis actuales, la nula o mala

práctica sexual; no tiene nada que ver con el ejercicio de la actividad genital. Freud entiende
la sexualidad en un sentido amplio, que incluye lo erótico y lo pulsional.

Finalmente, caso Juanito:

Juanito es el relato y la comunicación que el padre de Juanito le hace a Freud y cómo esa

comunicación sobre la vida sexual de Juanito, confirma la teoría de Freud sobre la sexualidad
infantil. Hay un punto donde esa satisfacción autoerótica lleva a la angustia; hay varias

hipótesis respecto del ocasionamiento de la enfermedad en Juanito y Freud hace este


recorrido que va de la angustia al miedo y del miedo a la fobia. Hay allí también, un ímpetu

subvirtiente de la sexualidad que pasa de la pura satisfacción autoerótica y también la


satisfacción en la fantasía que se van armando y que dan cuenta de los diferentes modos

pulsionales, parciales y las teorías sexuales infantiles pero hay un punto donde esto lleva a la
angustia. Freud dice que en Juanito y en la niñez encontramos la relación entre la

constitución sexual infantil y las vivencias infantiles (que causan las neurosis) implican un
tiempo acortado…estamos en el tiempo de la infancia, de la constitución del Edipo y las

fantasías y la versión del padre que permitirá enmarcar, en parte, esta satisfacción
autoerótica.

Es interesante es este punto, que Juanito ya angustiado por su hace pipí y por la autonomía
que cobra el hace pipí en él y la amenaza de castración que recibe por esta satisfacción en su

hace pipí; justamente será este punto de angustia donde aparece una fantasía: que es la
fantasía donde la madre está toda desnuda en camisa y se le ve su hace pipí….es una
fantasía que confirma frente al encuentro con la falla en el otro, respecto de la posibilidad de
otorgarle a Juanito algunos elementos para enmarcar este goce que lo angustia/ que se le

ha vuelto traumático…en el encuentro con la falla en el otro, donde Juanito responde con
una fantasía de completud, que da cuenta de cómo la madre se posiciona respecto de

Juanito, de la palabra del padre de Juanito y de la palabra de Freud.

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