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Tacleando al Quarterback Carol Lynne

Campus
Campus Craving
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Traductoras Inexpertas

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RESUMEN
Julian Malono ama su trabajo como preparador físico del equipo
de fútbol universitario. Cuando se encuentra con el novato
quarterback1, Koby McIntire, se siente inmediatamente atraído y se
ofrece a ayudarlo en su preparación.
Koby se estremece cuando su jugador favorito acepta ayudarlo.
No sólo espera que poder mejorar su rendimiento físico, sino
aprovechar la oportunidad de dejar crecer la atracción entre ellos.
Lo que Koby no sabe es que una vida de abusos ha dejado su
marca en Julian. Cuando las sombras del pasado amenazan su
relación, Koby ayuda a Julian en la búsqueda de esa recuperación que
tan desesperadamente necesita para poder vivir feliz, y permitirse
amar.
¿Pero la terapia será suficiente cuándo el pasado regresa para
amenazar a Julian personalmente?

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Mariscal de campo o corebac en México. Jugador más importante en un equipo de fútbol, ya
que se considera que de él nacen las jugadas. (N.T.)

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CAPÍTULO UNO
—¡Ey! —dijo Koby cuando su madre contestó al teléfono.
—¿Cómo te las estás arreglando tú solo por ahí?
—Bien. El entrenador me invitó a una barbacoa ayer en su casa
y conseguí conocer a Julian Malono. ¡Oh, mamá, él es genial! Es el
nuevo preparador físico de la universidad y me ha dicho que va a
trabajar conmigo para aumentar mi masa muscular. Incluso piensa
que el año que viene, tendría la oportunidad de ser quarterback
titular. ¡Qué bueno sería! —Koby prácticamente vibraba de
entusiasmo.
—Es agradable que este muchacho, Julian, piense que tienes
esa clase de talento —dijo su madre secamente.
—Realmente tengo esa clase de talento —su madre siempre le
quitaba importancia a su capacidad—. Hablaremos más tarde.
—Ahora no pongas mala cara, es sólo que Gerald realmente
podría emplearte aquí en el rancho. El por qué crees que necesitas
practicar deporte todo el tiempo es algo que no entiendo. Sabes que
nunca serás lo bastante bueno para ser profesional, así que no veo
razón para que desaproveches tu vida en un juego.
—Por supuesto que no lo entiendes, nunca lo has hecho —Koby
inspiró profundamente y se pasó los dedos a través de su cabello
rubio hasta los hombros.
—Mira, de verdad me tengo que ir. Puedes intentar llamarme la
semana que viene, si quieres.
—Te quiero.
—Sí, claro. Hablaremos después —Koby colgó el teléfono y lo
puso de vuelta en su escritorio. Miró alrededor a la habitación
demasiado abarrotada. Ya sentía claustrofobia, ¿cómo sería con un
compañero de habitación?
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Decidiendo que necesitaba algo de ejercicio para mejorar su


humor, Koby tomó una banda elástica y se recogió el pelo en una cola
de caballo. Agarrando las llaves del escritorio y deslizándolas en un
bolsillo, cogió su bolsa de deporte y abandonó la minúscula
habitación.
Corriendo escaleras abajo, pensó en la conversación con su
madre. Dios, ¿cómo serían las cosas si tuviera unos padres que lo
apoyaran? Su madre estaba demasiado absorta en su padrastro, y su
verdadero padre estaba demasiado ocupado con su profesión y una
larga fila de novias guapas y tontas.
No, pensó Koby, ninguno de sus padres se interesaba por su
carrera futbolística. Los fans en el estadio habían sido los únicos que
lo aclamaban, y nunca hubo un miembro de su familia entre ellos. Por
ellos Koby jugaba al fútbol, los fans, completos extraños que
pensaban que era más especial de lo que pensaban sus propios
padres. Este año jugaría en la Universidad Central del Norte, pero la
escuela no le importaba tanto como los fans. Aquí, eran fanáticos del
fútbol y Koby no podía esperar a oírlos gritar su nombre.
Entrando en el vestuario vacío, Koby se cambió de ropa y salió a
la pista que rodeaba el campo de entrenamiento. Haciendo
estiramientos, pensó en lo que Julian le había dicho el día anterior.
Sabía que era lo suficientemente bueno como para quitarle el puesto
al actual quarterback, Vic, pero Julian tenía razón, necesitaba estar en
mejor forma.
Cuando comenzó a correr alrededor de la pista, decidió que
pasaría cada segundo de tiempo disponible en mejorar su condición
física. Demostraría a su familia que era lo suficientemente bueno,
aunque eso lo matara.
Después de que sus músculos comenzaron a aflojarse, cogió
ritmo, concentrándose en ese lugar tranquilo dentro de su cabeza.
Utilizaba esa técnica a menudo, cuando la vida en casa era más de lo
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que podía soportar. Cuando estaba en su zona, nada podía afectarlo.


Aprendió a hacerlo por primera vez cuando sólo tenía catorce años.
Justo después de oír a su madre discutiendo por teléfono con su padre
sobre su custodia. A diferencia de la mayoría de los chicos, ninguno
de sus padres lo quería. Realmente tenían una batalla con la custodia,
sobre quién tendría que cargar con el chico de catorce años.
Finalmente el juez decidió que un negocio de grabación no era
adecuado para criar a un niño, así que se le ordenó vivir con su
madre. Dos meses más tarde, su madre se casó con Gerald, con
quien había tenido una larga aventura. Gerald odiaba a Koby, y no lo
ocultaba. Para él, si no trabajabas hasta reventar, entonces es que te
dedicabas a los asuntos del diablo. Koby nunca entendió como su
madre podía vivir con un hombre que trabajaba desde el amanecer
hasta el anochecer, seis días a la semana. El domingo, para Gerald,
era un día de descanso y para presentar sus respetos al Señor. Gerald
y su madre se pasaban la mitad de cada domingo en la iglesia, y la
otra mitad visitando a los vecinos.
Después de marcharse, Koby ya no volvió a ser bien recibido en
la iglesia de Gerald. En realidad, tampoco había sido bien recibido en
su casa, pero hasta que no tuvo dieciocho años, Gerald no había
tenido otra opción. Así que, mientras tanto, se había asegurado de
darle a Koby todos los trabajos de mierda del rancho para que los
hiciera los domingos.
Corriendo tan rápido como podía, Koby comenzó a sentir que
ardía, pero no estaba dispuesto a detenerse. Estaba tan
profundamente concentrado en la zona que casi atropelló la enorme
figura situada delante de él. Unas fuertes manos se extendieron para
agarrarlo cuando resbaló al detenerse. Se quedó mirando fijamente a
Julian, tratando de volver al presente.
—¿Koby? ¿Estás bien, chico? —dijo Julian, sujetando todavía sus
brazos.
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Sacudió la cabeza, tratando de romper su estado de trance.


—¿Koby? —preguntó Julian otra vez.
Parpadeando varias veces, finalmente asintió.
—Sí, sí, estoy bien, sólo que, ya sabes… en la zona.
Julian pareció examinarlo más de cerca.
—No estarás metido en alguna cosa, ¿verdad?
—No, Dios, no. Es sólo algo que hago cuando la vida es
insoportable, ¿sabes? —señaló la pista—. Corro, vacío mi mente de
todo excepto de mí mismo y de la tierra bajo mis pies —se encogió de
hombros mientras Julian dejaba caer las manos—. Es mi forma de
hacerle frente.
Julian asintió.
—Entonces, ¿necesitas algo? —Koby comenzó a caminar para
enfriar los músculos y que no se le acalambraran.
Julian se dio la vuelta y caminó a su lado.
—En realidad no. Vi tu bolsa en el vestuario y pensé que quizás
tendrías ganas de trabajar, pero por la forma en que estabas
quemando la pista hace un minuto, diría que ya has hecho tu sesión
de entrenamiento.
—No, me gustaría entrenar. Justo estaba pensando que voy a
dedicar cada momento libre para mejorar mi condición física —se sacó
la banda elástica de la cabeza y pasó las manos por el pelo. La suave
brisa se sentía agradable sobre su piel acalorada.
Riendo entre dientes, Julian le dio una palmadita en la espalda.
—Por lo que he visto, tu velocidad es excelente, pero quizás
podríamos empezar a trabajar la fuerza en la parte superior de tu
cuerpo. Es decir, si realmente crees que podrás con ello hoy.
—Oh, estoy bien. Hago esto casi todos los días —sonrió
abiertamente a Julian—. Es la versión barata de una terapia. Aunque
me gustaría descansar un poco y agarrar una botella de agua primero
—después de dar la vuelta a la pista, volvieron a los vestuarios.
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Julian abrió la puerta y miró el reloj.


—¿Qué me dices de un almuerzo ligero antes de empezar?
—Suena bien, deja que me dé una ducha rápida para sacarme
esta peste de encima y después estaré listo —agarró una toalla del
estante y comenzó a desvestirse.
Julian señaló la puerta con el dedo.
—Voy a apagar las luces en la sala de pesas. Volveré en un
momento.
—De acuerdo —dijo Koby mientras se sacaba la camiseta.
Observó cómo Julian se marchaba y soltó un suspiro de alivio. Más
tiempo en presencia de esos músculos de clase A y se habría
avergonzado a sí mismo. Decidiendo que no quería arriesgarse, Koby
se desnudó rápidamente y se dirigió a la ducha.

Julian apagó las luces, hablando consigo mismo todo el tiempo.


—Contrólate, tío. Tienes casi veinticuatro años. Deja de pensar
en alguien que es un menor.
Recogió unas cuantas toallas sucias que alguien había dejado en
el suelo, y las llevó al vestuario. Poniéndolas en el cubo de la
lavandería, se sentó en un banco y descansó los antebrazos sobre los
muslos. No sabía si era acertado trabajar con Koby, dada la manera
en que su polla respondía al chico, pero por primera vez realmente
quería llegar a conocer a alguien. El hecho de que ese alguien con
quien quería pasar tiempo estuviera en esos momentos desnudo en la
ducha lo torturaba todavía más.
Aparte del viaje que hacía una vez al mes a la ciudad, nunca

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pensaba en el sexo. En el cuarto de atrás de su bar favorito, follaba


cualquier cosa con un agujero. Sin emociones, sin compromisos, sólo
follar. Estaba al mando, era el amo de su propio destino. La cabeza de
Julian se alzó rápidamente cuando oyó las palmadas que producían
unos pies desnudos sobre el hormigón. Oh, mierda, esto iba a ser un
problema.
Koby le sonrió mientras cogía su bolsa y sacaba ropa limpia.
Vestido sólo con una toalla pequeña envuelta alrededor de la cintura,
había demasiada piel expuesta para la comodidad de Julian. Maldita
sea, aquel hombre tenía un cuerpo para el crimen.
—Bonito bronceado —dijo entre dientes, tratando de encontrar
algo que decir después de ser pescado mirándolo fijamente.
Bajando la vista hacia su torso casi desnudo, Koby se encogió
de hombros.
—Una consecuencia natural de pasar todo el día, cada día,
haciendo surf. No hay nada más que hacer cuando estoy en lo de
papá —mirando directamente hacia Julian, Koby dejó caer la toalla y
se puso la ropa interior.
Julian no giró la cabeza lo suficientemente rápido como para
perderse el paquete de Koby. Oh, joder, el tío tenía una polla de buen
tamaño. Esa imagen se grabó automáticamente en su cabeza. Ahora
al menos tendría algo para masturbarse. Sintió que su propia polla
intentaba atravesar la restricción que suponían sus vaqueros. Menos
mal que no se había puesto su habitual ropa de entrenamiento. No
habría manera de que Koby pasara por alto la erección en sus
pantalones cortos de punto.
Mirando al suelo, se sorprendió cuando un par de bronceadas
piernas entraron en su campo visual.
—¿Estás preparado? —dijo Koby, elevándose sobre él.
Levantando la cabeza para mirar la sonrisa más blanca que
hubiera visto antes, asintió.
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—Vamos —salieron del edificio, y Julian señaló su camioneta


roja—. Yo conduciré.
—Muy bien, porque yo no tengo coche —dijo Koby mientras
subía.
—Oh, menuda mierda, tío —dijo Julian mientras se abrochaba el
cinturón de seguridad. Indicó con un gesto el cinturón desabrochado
de Koby—. Póntelo.
—Oh, de acuerdo, perdona. No estoy acostumbrado a llevarlo.
Cuando vives en medio de ninguna parte, no tiene mucha utilidad —
Koby tiró del cinturón de seguridad a su alrededor y lo abrochó con un
chasquido.
—Bueno, seguro que has oído la historia de Nick Anderson y
Max Henley desde que estás aquí, ¿no? —Julian puso en marcha el
camión y salió del aparcamiento—. Y desde entonces, sólo hace un
par de meses, el pobre Max casi tuvo que pasar por lo mismo cuando
vio el estado en que había quedado su compañero Alec —sacudiendo
la cabeza, Julian volvió su mirada hacia Koby—. Yo aprendí la lección.
Nunca más puse en marcha el camión sin llevarlo abrochado. Así que
será mejor que te acostumbres a la idea.
Koby le sonrió.
—¿Eso quiere decir que voy a montar en tu camión otra vez
después de hoy?
—Pues sí, si todavía estás planeando pasar todo tu tiempo libre
entrenando conmigo. Un hombre tiene que comer en algún momento
—sonrió y le guiñó un ojo. Mierda, ¿qué acababa de hacer? ¿Flirtear?
Julian nunca había flirteado en su vida. ¿Qué demonios le estaba
pasando? Era como si fuese una persona diferente cuando estaba con
Koby.
—¿Te apetece un filete y una ensalada? —preguntó mientras
miraba otra vez a su pasajero.
Koby pasó las manos arriba y abajo por su cuerpo.
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—No, creo que no me siento como un filete o una ensalada.2


—Listillo —dijo soltando una risita—. Conozco un lugar bastante
bueno. Los filetes no son tan grandes como para que te sientas
pesado el resto del día, y las proteínas serán muy buenas para ti.
Eso hizo que Koby soltara otra risita. Alargó la mano y le dio un
puñetazo juguetón en el brazo. Luego siguió riendo. De repente se dio
cuenta que había reído más en los pasados dos días, desde que había
conocido a Koby, que en los últimos diez años. ¿Qué demonios estaba
pasando?

2 Supongo que será un juego de palabras entre Feel like = apetecer (comida), sentir,
parecer…(N.C.)

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CAPÍTULO DOS

Cuando volvió a su dormitorio aquella tarde, Koby estaba


desgastado. Apenas logró desnudarse antes de deslizarse en la cama.
Al día siguiente era la primera práctica de la pre-temporada oficial, y
sabía que tendría que estar en su mejor forma. Se había enterado
muchas cosas sobre Vic Winters, pero aún no lo había conocido. La
mayor parte de la gente detestaba al pomposo quarterback de la
primera línea quien había tomado el lugar de Nick Anderson después
que murió.
Mientras dormía, los sueños con Julian lo despertaron más de
una vez. Finalmente, a las cuatro y treinta, se rindió y se levantó
para una corrida matutina antes de ir a la práctica. Estaba un poco
molesto por el modo en que Julian lo había tratado el día anterior.
Después de deslizarse en un pantalón corto de carrera y una
sudadera, Koby recogió su bolso y abandonó el cuarto. Mientras
cruzaba el campus,3 pensaba en sus sueños de la noche anterior. Él
sabía que entre él y Julian había una atracción mutua muy fuerte,
¿pero qué había hecho para que el hombre mayor se alejara?
Remontándose a la tarde, No podía pensar en ni una sola cosa. Había
comenzado cuando Julian le ayudó con las pesas. Tal vez se había
sentido incómodo con la evidente erección de sus pantalones.
¿Pero por qué eso lo hizo sentir incómodo? Ellos habían estado
pasándola bien hasta ese momento. Todavía recordaba el verdadero
esfuerzo de voluntad que debió hacer para no rozar con su mano el
aumento prominente. Por lo que se veía, la polla de Julian rivalizaba
con la suya.

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Se llama campus al espacio exclusivo para alumnos y profesores en una universidad. En
algunos lados como Argentina se utiliza la expresión Ciudad Universitaria. Ya que congrega a
todas las universidades en un área física. (N. T.)

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Entrando al cuarto de atletismo, Koby, siguió por el pasillo hacia


el vestuario. Buscó a Julian calculando que estaría sobre la cinta.
—¡Eh! —le llamó mientras seguía caminando. El sólo pensar que
Julian estaba cerca, lo hacía caminar más rápido, debería calmarse un
poquito.
—Llegas temprano —dijo Julian mientras seguía su
entrenamiento.
—No podía dormir, entonces pensé que podría ir a correr antes
de la práctica. ¿Siempre estás aquí tan temprano?
—No tan temprano. Tampoco podía dormir —le dijo Julian con
una mirada cómica sobre su cara.
Decidiendo que seria mejor salir de allí, Koby cabeceó.
—Bueno te veré en la práctica, supongo.
—¡Koby! —Julian gritó detrás suyo.
Él se paró y miró hacia atrás sobre su hombro.
—Creo que puedes encontrarte con Vic en la pista. Él siempre
corre de mañana.
—Bueno, supongo que nuestra primera reunión será cuando lo
pase, entonces. —Él sonrió a Julian.
—Solo ten cuidado —le dijo desde atrás mientras continuaba
entrenándose.
—Lo haré —dijo Koby mientras abría la puerta del vestuario.
Rápidamente se quitó la sudadera y guardó su bolso en el
armario que el entrenador le había asignado. Caminando hacia el
borde de la pista comenzó a estirarse. Miró como Vic se entrenaba en
el lado más alejado de la pista. Se sonrió y sacudió su cabeza.
Debería haberlo adivinado, Vic era del tipo exacto que odiaba. Podría
decirlo con sólo mirarlo. Tenía el pelo castaño corto aunque
artificialmente resaltado y más largo arriba. Parecía ser un par de
pulgadas mas alto que su metro setenta y ocho pero eso no
molestaba nada a Koby. Él podría tomar cualquier mierda que Vic
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quisiera repartir. Había sido un come mierda durante los últimos años,
por qué en la universidad las cosas deberían ser diferentes. Sabía
que no podría entrar en la zona con alguien más en la pista de
carreras, pero al menos intentaría quemar algunas energías.
Habiendo estirado lo suficiente, Koby comenzó a correr con un
trote decente. Notó que Vic lo miraba, pero decidió no hacerle caso
tanto como fuera posible. No le tenía miedo, pero tampoco veía la
necesidad de enfrentarlo sino era absolutamente necesario.
Limpiando su mente, su velocidad recogió un trote constante
mesurado. Un grito a su derecha consiguió su atención y miró,
sorprendido de ver a Vic correr a su lado.
—¿Quién demonios eres? —le preguntó Vic.
—Koby McIntire —le dijo frenando su paso un poco—.
Quarterback, estudiante de primer año.
—Bien me importa una mierda quien seas, pero éste es mi turno
para usar la pista, así que bájate de una maldita vez.
—Intentaré recordarlo, pero por ahora, sólo terminaré mi trote y
luego una ducha —dijo Koby, reanudando la velocidad y dejando a Vic
atrás. Se sonrió mientras Vic gruñía intentando mantener su paso. De
una cosa estaba seguro, su velocidad superaba la de Vic, una vez que
trabajara la parte superior del cuerpo y su brazo de lanzar entonces
tomaría el puesto de Vic.
Dos vueltas más tarde alrededor de la pista decidió que ya
había calentado bastante. Después de una vuelta más lenta para
enfriarse, se dirigió hacia las duchas. Se desnudó y agarró una toalla
del anaquel. Girando la llave del agua, decidió que le gustaba el
desafío que se había impuesto. Eso le recordó que tendría que hablar
con Julian en cuanto se hubiera vestido.
Cerrando el agua, se secó y se envolvió con la toalla alrededor
de la cintura. Mientras caminaba hacia su armario, oyó la puerta
exterior abrirse. Genial, no se había secado lo bastante rápido.
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—¡Eh! Imbécil, tal vez no sepas quien soy, pero por aquí, soy el
perro superior —Vic señaló con su dedo el pecho desnudo de Koby—.
Cuándo te diga salta, preguntas hasta dónde ¿Lo entendiste?
Puso sus ojos en blanco e intentó alejarse, pero Vic agarró su
brazo.
—Ni se te ocurra darme la espalda.
Koby lo miró y quitó la mano de Vic.
—Piérdete. No eres nadie para darme órdenes.
—¿Algún problema? —dijo Julian desde la entrada.
—Ningún problema, mientras este novato no se meta en mi
camino y en mi pista por la mañana —Vic caminó delante de él y lo
empujó en el proceso. Cuando Koby intentó sostenerse su toalla se
aflojó y se deslizó al piso. Vic se rió mientras caminaba hacia la
ducha.
Koby notó el modo en que los ojos del Julian comieron por
completo su desnudez.
Dio una sonrisa lenta a Julian y se giró hacia el armario, sin
molestarse por la toalla.
—Gracias —le dijo—. Los rumores que oí son definitivamente
ciertos con respecto a ese tonto —recuperó la ropa limpia de su bolso
y comenzó a vestirse, bien consciente de que Julian todavía lo miraba.
Mientras más consciente estaba que lo miraba, más dura se ponía su
polla hasta que estuvo completamente erguida, recostada contra su
estómago.
Al oír lo que sonó como un gemido que provenía desde la
puerta, echó un vistazo y se sorprendió de ver que Julian había
avanzado varios pasos hacia él.
Cuando encontró los ojos de Koby, pareció salir de su trance
lascivo.
—Uh... encuéntrame en mi oficina una vez que te hayas vestido.
Cabeceando, rió
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—Seguro —deliberadamente, bajó la mano y rozó su duro eje.


La cara del Julian se puso roja antes de que se diera vuelta y
abandonara el cuarto.
—Demonios, soy malo —se rió en silencio mientras se vestía.
Estaba atando sus zapatillas cuando oyó la ducha cerrarse
detrás suyo. Rápidamente guardó sus cosas en el casillero y salió
antes de tener otro encuentro con Vic.

Sentándose detrás de su escritorio, Julian estaba todavía


choqueado por su comportamiento anterior. Había estado a dos
segundos de distancia de caer de rodillas para adorar la polla de
Koby. Que habría pasado si Vic hubiera entrado en el cuarto y lo
hubiera descubierto mirando fijamente la deliciosa verga que tan
orgullosamente se exponía. Él sacudió su cabeza. Ésta era
exactamente la razón por la que se había retirado ayer.
Había pasado la mayor parte de la noche, intentando
comprender que sentía tan diferente en Koby. Toda su vida había
sido un solitario. El fútbol era su liberación, la única cosa en su vida
que le traía alegría. Había querido seguir en él en la Universidad, y
algunos equipos se le habían acercado. Pero su padre había pensado
que eran sueños inalcanzables, como todos los demás.
Todavía intentaba entender como un tipo como Koby podría
encajar en su puta vida, cuando el hombre de sus pensamientos entró
tranquilamente por la puerta, Koby sonreía y se dejó caer sobre el
sofá de vinilo al lado de su escritorio Maldición, se ve tan bien. Julian

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hizo rodar su silla más adentro debajo de su escritorio para ocultar su


erección.
—¿Por qué quería verme entrenador? —le dijo Koby, pasando
sus dedos por el escritorio.
—¿Por qué no me llamas Julian. No soy que mucho más viejo
que tú, además Justin probablemente se pondría celoso si te oyera
llamarme entrenador —él dirigió a Koby una sonrisa, que en realidad
sentía.
—Bien, Jules —sonrió en silencio Koby—. ¿Estoy en problema
por molestar a Vic?
—Demonios no, no conmigo de todos modos. Quería ver tu
programa durante las dos próximas semanas. Una vez que comiencen
las clases tendremos que tenerlas en cuenta también, pero creo que
podríamos establecer un régimen de entrenamiento si estás
interesado.
—Claro que estoy interesado, mucho más ahora que me he
encontrado con el tonto, planeaba preguntarte si podrías ayudarme
con mis pases también.
—¿Por qué tendría que hacer eso?
—Tienes el mejor brazo en la historia de esta Universidad —
Koby se apoyó hacia adelante un poco en su silla. Sus ojos bizquearon
mientras miraba a Julian—. A no ser que, sólo no quieras trabajar
conmigo. ¡Eh!, hombre, si es así, puedo hablar con el entrenador más
tarde.
Julian cerró sus ojos y suspiró.
—Puedo ayudarte con la técnica, pero no soy muy bueno en
pasar la pelota de un lado a otro —él rezó para que Koby lo dejara
ahí, pero rápidamente vio que no sería así.
—¿Qué? Sólo has estado fuera de juego por los últimos dos
años. ¿Dime que no te has vuelto blando en tu vejez? —Koby terminó
su pregunta con una sonrisa.
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Sin pensarlo, hizo hacia atrás su silla, retiró su camiseta y


acariciado la tabla de lavar de sus abdominales.
—¿Esto parece que me estoy volviendo blandito?
Los ojos de Koby recorrieron de su abdomen hasta la semi dura
polla todavía evidente en sus pantalones.
—No, no pareces blando en ninguna parte.
Él levantó sus ojos y examinó a Julian.
—¿Qué es realmente lo que pasa?
—Sólo que ya no me gusta pasar la pelota —él bajó su camiseta
y agarró su escritorio, sintiendo la subida de calor en sus mejillas.
—No hablo del fútbol. Hablo de nosotros —Koby descansó sus
brazos sobre el escritorio y se apoyó en él—. ¿Por qué siento que
estamos dando vueltas? Creo que es obvio que me atraes tanto como
yo a ti. ¿Entonces por qué los juegos?
Julian sintió apretar sus mandíbulas.
—Esto no está bien. Eres un estudiante aquí, y yo soy un
miembro de la facultad.
Koby se sentó atrás en su silla y cruzó sus brazos.
—¿Es esa la excusa que me das a mí o a ti? Hace apenas unos
minutos me dijiste que teníamos casi la misma edad como para que
te llamara entrenador.
—Simplemente atengámonos a la realidad. La edad no tiene
nada que ver con esto.
Koby cabeceó despacio.
—Bien, por ahora.

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CAPÍTULO TRES

Un ronquido fuerte lo despertó. Koby se sentó bien en su


asiento, descubriendo que era él. El profesor de inglés todavía
zumbaba mientras trataba de enfocar sus ojos. No había tenido una
noche decente de sueño desde hacía casi un mes. Hasta podría
señalar el día exacto. Si, fue el primer día que hizo ejercicio con
Julian.
Desde aquel día, Julian lo había mantenido a distancia,
rehusándose a ceder a la atracción mutua que ambos sintieron. Si la
falta de sueño no fuera suficiente para detenerlo, el extenuante
entrenamiento lo había sido. Hizo su habitual carrera matutina
seguida de una sesión de acondicionamiento con Julian. Luego se dio
una ducha, fue a su clase e intentó mantenerse despierto.
Después de su última clase, se dirigió de regreso al cuarto de
pesas para otra ronda corta con Julian antes de la práctica de fútbol.
Después de la práctica, fue a comer en la cafetería antes de ir a la
biblioteca para hacer su tarea. Koby intentaba no pasar más tiempo
en su cuarto. Su compañero de habitación parecía un tipo bastante
agradable, pero Shane era un año más viejo que Koby y tenía muchos
amigos a quienes les gustaba aparecer en grupos. Apenas se podía
respirar con sólo ellos dos en el cuarto, pero cuando tienes a cuatro o
cinco personas más, él quería escaparse hasta de su piel.
Antes de que se diera cuenta, la clase había terminado y los
estudiantes a su alrededor comenzaban a salir en fila. Recuperando su
mochila del piso Koby rápidamente introdujo de un empujón su libro
sin abrir en el interior y anotó sus deberes que estaban en el pizarrón.
Pasando por su cuarto sólo el tiempo suficiente como para
recoger su bolso del gimnasio y dejar los libros que no necesitaría esa

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tarde, a Koby le sorprendió encontrar el cuarto vacío. Miró su cama


con ansia. Se había sentido para la mierda durante dos días. Ah,
amaría tomar una siesta corta. Mirando el reloj, pensó que tenía
tiempo, pero entonces decidió no arriesgarse. Recogió los libros que
necesitaría más adelante y su bolso del gimnasio.
Entrando en el cuarto de pesas, no podía dejar de bostezar.
Julian y Max estaban haciendo ejercicios. Él sonrió y los saludó
agitando su mano. No había visto a Max en un par de semanas.
—¡Eh! —dijo, caminando hacia ellos.
—¿Cómo te ha ido? —Max preguntó, alzando su mano para
dársela. Justo en ese momento, un gran bostezo se le escapó. Max rió
en silencio—. Parece que alguien ha estado saliendo mucho de fiesta.
—¡Hah! No he celebrado una fiesta desde que llegue aquí.
Estuve entrenando, yendo a las clases o estudiando en la biblioteca —
bostezó otra vez—. Pienso que estoy comenzando a agotarme.
Estaba en mi cuarto y por primera vez desde que la escuela comenzó
estaba benditamente vacío. No tienes ni idea de lo difícil que fue no
tomar una siesta.
—Deberías de haberlo hecho —dijo Julian desde atrás de Max—.
Nosotros podemos retomar el acondicionamiento en la mañana.
Regresa y toma una siesta rápida antes de la práctica.
—Gracias, pero estoy seguro de que Shane está allí ahora con
tres de sus amigos. Él suele andar en grupo —Koby limpió una
lágrima sobre sus ojos soñolientos y bostezó otra vez—. Mierda, no sé
que está mal en mí.
—Yo sé. O estás exhausto o te enfermaste, la mayoría de los
novatos tienden a enfermarse cuando comienzan. No sé si es por las
nuevas bacterias o sólo por estar lejos de casa —Julian miró a Max—.
¿No es eso cierto?
—Infierno sí, recuerdo haberme enfermado como un perro una
semana después de llegar aquí —Max extendió su mano y tocó la
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frente de Koby—. Te sientes bastante caliente.


Koby quitó la mano de Max.
—Estaré bien. Sólo necesito una buena noche de sueño para
variar —recogiendo su bolso giró hacia el vestuario—. Voy a guardar
mis cosas y a cambiarme. Estaré de regreso en un momento.

Después de que Koby se marchara, Max miró a Julian.


—Se ve agitado.
—Sí, lo he escuchado algunas veces mencionar que no puede
relajarse en su cuarto. Eso es suficiente como para desgastar a la
mayoría de la gente —Julian se frotó su mandíbula—. No sólo para
desgastarlos sino también para enfermarlos.
Max miró a Julian por un momento.
—A lo mejor debería llamar a uno de los amigos de Alec y
preguntar si Koby puede quedarse en su casa hasta que se sienta
mejor.
—¿Qué tiene de malo tu casa? Desde que Demitri se mudó,
ustedes tienen un cuarto vacío. —El sólo pensar de que Koby sería
cuidado por extraños no le sentaba muy bien a él.
—No se puede, después de que finalmente nos deshicimos de
Demitri, Alec rápidamente convirtió el cuarto de repuesto en una
oficina. Dijo que nunca arriesgaría la posibilidad de tener un invitado
otra vez. Pero tiene unos amigos muy agradables los he conocido en
el club.
—¿Estas hablado de Secrets4? De ninguna manera, no hay

4
Club gay donde se suelen ir Max y Alec (N recordatoria de la T.)

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manera que deje que Koby sea invitado en la casa de un Dom5 —


exhalando pasó una mano por detrás de su cuello—. Si de verdad se
está enfermando, se puede quedar en mi casa por un tiempo —
Mierda, ¿Cómo se supone que él iba tratar con eso? De todos modos,
considerando la opción entre enviar a Koby a la casa de un extraño o
tenerlo donde él pudiera mantenerlo vigilado, prefería llevar a Koby a
casa.
Max movió sus brazos en el aire.
—Woo Hoo, yo sabía que no lo dejarías solo.
—Si bien, no estés demasiado entusiasmado, Señor
Casamentero. Si está solo cansado, bien puede dormir en su propia
cama esta noche.
—¿Señor Casamentero, yo? —Max lo miró inocentemente.
Julian dio unos pasos adelante y apuntó con su dedo en el
centro del pecho de Max.
—No pienses que no sé lo que estas tramando. Te lo digo ahora,
no funcionaria. De ningún modo yo arriesgaría mi trabajo
persiguiendo a un estudiante.
—¿Porque arriesgarías tu trabajo? Alec es un profesor y yo un
estudiante.
—No es lo mismo y lo sabes. Tú eres un estudiante graduado, y
Koby un estudiante en su primer año. ¡Arrggghh! ¿Por qué estamos
discutiendo eso? —Él comenzó a caminar con pasos largos y lentos
de acá para allá frotando su corto pelo. Max puso una mano en su
brazo deteniéndolo—. Te puedo decir que hay algo entre ustedes dos.
Veo que tus ojos están más iluminados ahora que Koby llegó, que
nunca desde mi primer día de práctica cuando era un novato. No
jodas esto. Si estas preocupado por tu trabajo, pregúntale a Justin. Él
será directo contigo.

5
Dom: dominante, Alec es un dominante y Max un sumiso. (N.T.)

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—¿Preguntarme qué? —preguntó Justin entrando en el cuarto.


Max cabeceó hacia Julian y recogió su toalla.
—Tengo que tomar una ducha y llegar a casa a preparar la
comida. ¡Adiós! papá.
Julian miró como Max se marchaba al vestuario. Se giró hacia
Justin, quien lo miraba fijamente con sus manos sobre sus caderas.
—¿Tienes un minuto?
Justin miró su reloj.
—Aproximadamente quince en realidad, ¿Por qué?, ¿qué pasa?
Haciendo señas hacia su oficina, Julian preguntó.
—¿Puedo hablar contigo en privado?
Asintiendo, Justin lo siguió a su oficina. Cuando los dos
estuvieron sentados, Julian trató de pensar como hacía la pregunta
que podría cambiar su vida. Él se rascó la barbilla, incómodo y
finalmente miró a Justin.
—¿Cuáles son las reglas sobre miembros de la Facultad saliendo
con estudiantes?
Justin sonrió abiertamente
—¿Koby?
—Infierno, ¿tengo un cartel o algo sobre mi frente? ¿Todo el
mundo sabe que él me vuelve loco?
—No sé sobre todo el mundo, pero las personas que se
preocupan por ti podemos decir que estas más feliz desde que él está
aquí. No hay nada de malo en eso, si es lo que quieres. Algunos de
los miembros lo miraran mal, pero a quién demonios le importa. A las
personas con quienes trabajas no les importara una mierda. Olvídate
sobre el resto de los académicos sobresalientes, y solamente haz lo
que te hace feliz.
—¿Eso quiere decir que no seré despedido si decido continuar
con eso?
—¿Despedido? No, pero podrías perder el respecto de algunos
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de los miembros de la Facultad. Eso es seguro. Debes entender que


eso va a suceder. Algunos jugadores con los que trabajas podrían
intentar molestarte a ti o Koby sobre ello, pero eso depende
solamente de cuanto tú quieres eso.
Julian asintió y suspiró.
—Tengo que pensarlo un poco.
Apenas la última palabra había salido de su boca, escuchó que
lo llamaban a gritos. Se levantó de un salto y corrió fuera de la
oficina.
—¿Qué pasa?
Max corrió hacia ellos.
—Es Koby. Se desmayó en los vestidores. Logré despertarlo y
un par de muchachos me ayudaron a llevarlo a una de las mesas de
entrenamiento.
—Mierda —Julian gruñó mientras corría en dirección a la
pequeña oficina fuera de los vestidores. Encontró a Koby sentado,
limpiando su frente. Afortunadamente, Max había tirado una toalla
sobre su todavía desnuda ingle—. ¿Qué haces sentado?
—Tengo prácticas en unos pocos minutos —murmuró Koby—.
Solamente intento conseguir que mi cabeza pare de girar así puedo
vestirme.
Julian se acercó a él y tocó su frente.
—Cristo Todopoderoso, estás que quemas —se dio vuelta hacia
Justin y Max que estaba de pie en la entrada—. Max, busca la ropa de
Koby. Vamos a tener que llevarlo a la clínica del campus. —Max
asintió y se marchó.
Julian miró a Justin.
—¿Puedes pasar sin mí hoy, Entrenador?
—Seguro, sólo cuida de mi quarterback.
Estaba en la punta de la lengua de Julian argumentar aquel
punto. ¿Por qué Koby ya se sentía como suyo? Max entró
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precipitadamente llevando las sudaderas de Koby y camiseta.


Viéndolo, Julian sabía que no estaba en ninguna condición de vestirse.
Miró hacia atrás sobre su hombro a Max y Justin.
—¿Pueden darnos un minuto mientras lo visto?
Después que Max y Justin salieran y cerraran la puerta, Julian
tomó aliento profundamente.
—Bien, necesito vestirte, así podremos llevarte a la clínica.
¿Puedes sostener tus brazos encima?
—No tienes que hacer esto —dijo Koby mientras lentamente él
iba levantando sus brazos.
—Tonterías, ¿qué clase de amigo sería si no te ayudo cuando lo
necesitas? —le puso la camiseta sobre su cabeza y la empujó hacia
abajo por su torso. Mirando a los pantalones, notó que Max no había
traído ninguna ropa interior. Miró de nuevo a Koby—. Creo que irás
al comando6 —él se inclinó y resbaló los largos y estrechos pies de
Koby en las piernas del pantalón. Tiró de ellos hacia arriba hasta
llegar a la toalla. Miró a Koby. Sonrojándose, Koby quitó la toalla.
Julian estaba asombrado que él estuviese semi erecto. Levantó sus
ojos y miró a Koby—. En serio, estás más enfermo que la mierda y
¿todavía se te puede parar? —Sacudió su cabeza mientras Koby
encogió sus hombros.
—Enfermo o no, tus manos en mi piel se sienten como el cielo.
Tomó cada onza de la fuerza de voluntad que Julian tenía para
subir el pantalón azul oscuro sobre su oscilante erección.
—Me estas matando niño —él movió su cabeza mientras
ayudaba a Koby a bajarse de la mesa.
—No soy un niño. Puede que sólo tenga dieciocho años, pero

6 Ir al comando es una práctica que consiste en no llevar ropa interior. La frase, increíblemente,
parece que nació como una expresión declarativa “estoy al mando” particularmente por las
mujeres (esto es lo increíble) que buscan crear un clima de excitación sexual o de secreta
diversión entre amigas o futuros compañeros sexuales. Para occidente, ir al comando es una
expresión juguetona, una especie de exhibicionismo pasivo. (N.C.)

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crecí muy deprisa cuando tenía catorce.


Koby se desplomó contra él y Julian podía sentir el calor
radiando fuera de su cuerpo.
—¿Puedes caminar? —Julian preguntó, intentando olvidar lo que
Koby dijo sobre haber crecido a la edad de catorce años.
—Si —Koby caminó un par de pasos inestables antes de que su
pierna comenzaran a torcerse. Julian lo atrapó y lo levantó en sus
brazos. Koby negó con la cabeza, protestando—. No, soy muy pesado.
Te lastimarás la espalda.
—Silencio —le dijo mientras intentaba abrir la puerta y llevarlo
a través de ella.
—Ay —Koby gritó mientras su cabeza golpeaba contra el quicio
de la puerta.
—Mierda, lo siento —él reajusto a Koby en sus brazos y movió
su cabeza despacio mientras lo llevaba exitosamente a los vestidores.
Justin se acercó corriendo y miró a Julian—. ¿Necesitas ayuda?
—Solamente detén la puerta. ¿Dónde está Max? —él cargo a
Koby pasillo abajo a la puerta lateral.
—Sacó las llaves de tú escritorio y fue a mover tu camión hasta
la puerta. Creímos que lo necesitarías para llevarlo de regreso a su
casa cuando salgan de la clínica.
—Bien, por lo menos piensas más rápido que yo —él sonrió para
sí mismo mientras sentía a Koby poner su cabeza sobre su hombro.
Dios, perdóname, pero se sentía tan bien sujetarlo, aunque él
estuviera enfermo. Max estacionó su camión y saltó de él mientras
Justin abría la puerta de pasajero—. Creo que tal vez sería mejor que
fueran a la sala de emergencia.
—No puedo —Koby comenzó a hablar—, no tengo seguro
médico. Sólo a través de la Universidad.
Julian miró a Justin y movió su cabeza.
—Lo llevaré a la clínica a ver que tienen ellos que decir —
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Colocó a Koby en el asiento y le abrochó el cinturón de seguridad.


Corrió hacia el lado del chofer, y miró hacia atrás a Justin y Max—.
Los llamaré en cuanto sepa algo.
Puso el camión en marcha saliendo del aparcamiento. La clínica
estaba al otro lado de la Universidad. Miró a Koby, lucía tan joven.
Levantando una mano Julian la movió hacia la cara de Koby.
—Yo voy a cuidar de ti.

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CAPÍTULO CUATRO

Después de dejar a Koby instalado en el dormitorio de invitados,


Julian fue a la cocina para conseguir una bebida isotónica. Estaba
aliviado de que Koby sólo tuviese un mal caso de agotamiento y
deshidratación.
¿Por qué no lo había notado hasta hoy? Según el doctor de la
clínica, Koby no había estado cuidándose. Él era su entrenador físico,
por amor de Dios, era su trabajo notar esas cosas.
Se habían quedado en la clínica el tiempo suficiente como para
que Koby recibiese hidratación intravenosa. El doctor dio órdenes
estrictas de descanso en cama y de que tomase bastantes fluidos. Si
Koby hacía ambas cosas, entonces debería estar en pie y sano en
cuatro o cinco días.
Cuando llevó la botella al dormitorio, lamentó ver que Koby ya
estaba dormido. Sabía que el sueño era importante, pero Julian
pensaba que los líquidos eran aún más importantes. Se sentó en el
borde de la cama, y deslizó su mano por el brillante pelo dorado de
Koby. Era tan suave. Deseó enredar sus dedos a través de él. Con un
suspiró, lo llamó.
—¿Koby? Necesitas despertar y beber un poco.
—Tengo sueño —masculló Koby.
—Lo sé, pero el doctor dijo que necesitas reabastecer tus
fluidos. Vamos, despiértate y bebe esta botella y te dejaré dormir un
rato—. Movió su mano por el pecho y estómago de Koby. Un fuego se
encendió en su ingle cuando sintió la ondulación de sus músculos bajo
sus dedos. Debió de tener el mismo efecto en Koby, porque él gimió,
si bien sus ojos continuaron cerrados.
Alarmado, Julian quitó la mano y la puso sobre la cama.

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Abriendo sus ojos, Koby sonrió.


—Si bebo, ¿Continuarás acariciando mi vientre?
Julian le miró durante unos momentos.
—No estoy seguro de lo que te traes entre manos —le dio la
botella de bebida isotónica azul a Koby.
Tomando la botella, Koby trató de incorporarse. Julian lo ayudó
en la maniobra hasta que consiguió apoyarlo contra el cabecero.
Antes de que Koby llevase la botella a su boca agarró la mano
de Julian y la llevó de regreso a su pecho.
—Continua haciendo eso, me hace sentir mejor.
En contra de su mejor juicio, Julian frotó en círculos la piel de
Koby. Tragó con fuerza cuando observó los pezones de Koby
endurecerse en picos apretados. Su lengua cosquilleó con la
necesidad de saborear uno de esos duros picos. Seguro como el
infierno que no entendía lo que le estaba pasando. Nunca había tenido
estos deseos antes. Follar había sido su único enlace con otro
individuo. Ahora, sin embargo, él quería adorar cada pulgada de la
piel bronceada de Koby. Quería meterse debajo de las sábanas y
sostenerlo en sus brazos, otra novedad para él.
Mientras Koby bebía, mantuvo el contacto visual con Julian.
Cuando la botella estuvo vacía la dejó sobre la mesa,
incorporándose, Koby hizo lo inconcebible y le besó.
Julian se sobresaltó al sentir la lengua caliente probando sus
labios.
Maldición, se sentía como una virgen aterrorizada.
Tentativamente abrió su boca y permitió a Koby entrar. Julian estaba
abrumado por los sentimientos que un beso podía evocar. Koby gimió
y puso una mano detrás de la cabeza de Julian, profundizando el
beso. Demasiado, estaba sintiendo demasiada emoción.
Rompiendo el beso, Julian examinó los ojos más azules que
alguna vez había visto.
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—Duerme un poco. Te despertaré en un par de horas con otra


bebida —rápidamente se bajó de la cama y vio el dolor en los ojos de
Koby—. Lo siento, es sólo... —salió del cuarto y caminó directamente
hacia el patio.
Sentándose bruscamente en una silla, Julian cerró sus ojos y
rememoró el beso, sus dedos fueron automáticamente a sus labios
hinchados. No podría creer que a la edad de veinticuatro años,
finalmente había sido besado con ternura. Los besos que había sufrido
en el pasado no habían sido nada parecidos a lo que había sentido con
Koby. Pensar en el pasado, lo hizo sacudirse, no; se negaba a darle a
su padre esa satisfacción.
Cogiendo las llaves de la mesa, Julian se dirigió al
supermercado. Si iba a tener un invitado durante un par de días,
mejor aprovisionaba la cocina de algo más que sopa y cenas
congeladas.
Mientras compraba, comprendió lo que le había estado
molestando acerca de Koby. Sabía que él nunca sería lo bastante
bueno para un hombre como Koby. Julian tenía demasiados secretos,
demasiado pasado.
Con su nueva determinación, regresó a su pequeña casa.
Había comprado la casa una vez que fue contratado en la
Universidad.
Aunque era vieja, había sido bien cuidada. La casa amarillo
pálido, con persianas blancas, encajaba con su estilo de vida y con su
presupuesto. Lo mejor de todo, sin embargo, era el enorme patio
trasero. Era imposible conseguir un patio de tamaño decente en las
construcciones nuevas que aparecían por todas partes alrededor del
pueblo.
Al entrar en la calle, apagó el coche y se quedó sentado.
Comprendió que por primera vez, sentía como si regresara al hogar,
no sólo regresar a casa. Julian supo lo que la diferencia estaba en el
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hombre que estaba dentro. Sintió que sus ojos comenzaron a arder y
parpadeó rápidamente para ahuyentar las lágrimas. Sería egoísta
arrastrar a un hombre como Koby en su jodida vida, no importa
cuánto lo desease.
Sacudió la cabeza y abrió la puerta. Cogió las bolsas de la parte
de atrás de la camioneta y las llevó dentro.
Antes de guardar las cosas en su sitio, asomó la cabeza en el
cuarto de invitados. Koby estaba todavía dormido. Julian se preguntó
qué demonios llevaba a un joven de primer año a trabajar su cuerpo
hasta que este colapsase.
Inspirando profundamente, volvió a la cocina para guardar los
comestibles en su sitio.

Koby se despertó cuando alguien le sacudió.


—¿Qué? —Masculló con voz somnolienta.
—Tiempo para otra botella de agua —dijo Julian, mirando hacia
él—. Estoy preparando un par de filetes para asar a la parrilla. Pensé
que eso y una buena ensalada, serían buenos para ti. Ahora
incorpórate y bebe —lo dijo como una orden, pero lo arruinó con una
sonrisa.
Luchando para sentarse contra el cabecero, miró el reloj.
—¿Son casi las ocho y no has comido aún?
—Tomé un aperitivo más temprano. Pensé que sería mejor
dejarte dormir un rato. ¿Te sientes algo mejor? —Notó que Julian no
se sentaba en la cama esta vez.
Apartando el pelo fuera de su cara, Koby movió su cabeza de un

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lado a otro.
—Siento como si tuviese la peor resaca del mundo. ¿Cuánto
tiempo dijo el doctor que duraría esto?
—Dijo que tenías que permanecer en cama tomando líquidos
durante los próximos cuatro o cinco días.
—No, no puedo estar apartado del entrenamiento durante tanto
tiempo, el entrenador me matará. Quizás si bebo agua como un loco y
duermo dos días estaré bien —miró a Julian a los ojos—. Por favor —
suplicó—. Tienes que ayudarme a mejorar y a volver al campo.
Julian colocó una mano en su hombro, y lo empujó hacia atrás,
contra el cabecero.
—Algo tiene que cambiar en tu programa. No estoy seguro en
qué me equivoqué, pero nunca deberías haberte deshidratado como lo
hiciste. ¿Has estado bebiendo lo suficiente durante la práctica y una
vez terminado el entrenamiento?
—Si, supongo. He estado saltándome el desayuno y el
almuerzo, pero siempre trato de al menos pasar por la cafetería para
conseguir un emparedado por las tardes, antes de ir a la biblioteca.
Julian levantó sus manos para detener las incoherentes
explicaciones de Koby.
—¿Qué? ¿Por qué estás saltándote las comidas? Y exactamente
¿Qué clase de cena es un emparedado? Deberías sobrecargar tu
sistema con proteínas y carbohidratos. No creo que sepas cuántas
calorías quema tu cuerpo durante el día.
Julian suspiró y se sentó sobre la cama.
—¿Cuándo fue la última vez que descansaste? ¿No sólo dormir,
descansar?
Tuvo que pensar en la respuesta.
—Yo... uh... supongo que antes de que viniese mi compañero de
habitación. La mayoría de las tardes las paso en la biblioteca. Es la
única forma de conseguir un lugar lo suficientemente tranquilo como
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para estudiar, pero como seguramente sabes, las sillas no son muy
adecuadas para el descanso o la comodidad —abrió la tapa de la
botella y bebió el frío líquido.
Julian le sorprendió poniéndole la mano en la mejilla.
—Buscaremos una solución para el descanso, pero el problema
de la comida tiene que acabarse. Esperaré que tomes un desayuno
completo por la mañana, ya sea antes o después del entrenamiento.
El almuerzo será de mínimo dos emparedados y un zumo, junto con
algo de fruta. En la cena, tienes que comer proteínas y aparte de eso.
La pasta no vendría mal tampoco. No continuaré trabajando contigo si
no sigues mis reglas. No pondré en peligro tu salud otra vez.
Poniendo su mano sobre la de Julian, se inclinó hacia la caricia.
—Necesito ser el mejor. ¿Sabes como se siente eso? Es como un
ardor en mis tripas, empujándome constantemente.
—Oh, cariño —dijo Julian, dándole un beso a Koby en la
frente—. No tienes que hacer todo este año. Tienes tres años más
para probarte a ti mismo, pero por la forma en que estas trabajando,
caerás muerto antes de que tengas la posibilidad de que eso ocurra.
Koby tragó con fuerza, sabía que Julian tenía razón, pero lo
deseaba muchísimo, casi tanto como deseaba a Julian.
—Bésame —murmuró.
Con un gruñido, Julian se inclinó hacia adelante y cubrió los
labios de Koby con los suyos. Esta vez, Koby no le dejaría alejarse.
Puso sus brazos alrededor de Julian y le sujetó contra él. Un beso se
convirtió en dos, y dos se convirtieron en tres.
Mientras trataba de apartar las cubiertas, Koby deslizó sus
manos por la espalda de Julian hasta llegar a su culo, duro como una
roca. Gimió con la sensación del cuerpo de Julian contra el suyo.
Finalmente consiguió bajar las sábanas y rompió el beso.
—Tócame. Por favor, Dios, tócame.
La sensación de las manos firmes de Julian en su piel lo tuvo
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listo para correrse aún antes de que llegase siquiera cerca de su polla
dolorida. Cuando Julian lamió el camino desde su cuello a uno de sus
pezones, estuvo seguro de que no duraría.
—Me voy a correr —dijo mientras empujaba contra el estómago
de Julian.
Continuando hacia abajo por su torso, Julian lamió la punta de
su polla.
—Mmm, sabes bien —dijo Julian mientras abría su boca y Koby
empujaba dentro. Con los labios de Julian deslizándose arriba y abajo
por la longitud de su eje, Koby se estremeció.
—¡Jules! ¡Me voy a correr ahora! —En lugar de apartarse como
él esperaba, Julian apretó sus labios más fuerte alrededor de la polla
de Koby.
Con el corazón martillando, Koby disparó su semilla
profundamente en la garganta de Julian. Nunca había sentido nada
parecido. Maldición, estaba enganchado.
Después de lamerle para limpiarle, Julian gateó hacia arriba por
su cuerpo y le besó. Koby se sentía flácido como un fideo mojado,
pero gustosamente aceptó el beso.
—Quédate conmigo esta noche, aquí mismo, en esta cama.
Julian se sentó repentinamente.
—No puedo —miró a Koby y negó con la cabeza—. No soy lo
suficientemente bueno para ti, Koby. Esto fue un error. —Sin otra
palabra, Julian salió del cuarto.
Mierda, no otra vez.

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CAPÍTULO CINCO

Koby dormía bajo el cerezo florecido del patio trasero de Julian


cuando una risa lo despertó. Abrió sus ojos para encontrar a Max
sonriendo abiertamente.
—¿Qué es tan gracioso?
Max se arrodilló junto a él y limpió las flores de cerezo que
cubrían su pecho.
—Me has recordado a Rip Van Winkle7 por un momento.
¿Cuánto tiempo llevas aquí fuera?
—No lo sé. Salí inmediatamente después del almuerzo. ¿Qué
hora es? —se incorporó en la manta y frotó sus ojos.
Riéndose, Max se desplomó pesadamente junto a él.
—Son casi las cuatro. Imaginé que llevabas aquí un buen rato.
Estabas cubierto por una bonita manta de flores blancas.
Koby miró hacia la copa del árbol, llena de flores blancas.
—¿Qué clase de árbol es éste, de todos modos?
—Se llama cerezo otoñal, pero florece tanto en primavera como
en otoño. Bonito, ¿Verdad?
Mirando alrededor hacia el hermoso patio, Koby sonrió.
—Hermoso. Adoro este patio. Todas estas flores y olores —tomó

7
Rip van Winkle es un cuento corto de Washington Irving, y también el nombre del
protagonista. Fue parte de una colección de cuentos titulado The Sketch Book of Geoffrey
Crayon. El cuento, escrito mientras Irving vivía con su hermana Sarah y su cuñado Henry van
Wart en Birmingham, Inglaterra, sucede en los días antes de la Revolución Americana. Un
aldeano de descendencia holandesa se escapa de su esposa que lo regañaba por irse al
bosque. Después de varias aventuras, se sienta bajo la sombra de un árbol y se queda
dormido. Se despierta 20 años después y regresa a su aldea. De inmediato se mete en
problemas cuando alaba al rey Jorge III, sin saber que había ocurrido la Revolución Americana
y que ya no era un súbdito de los británicos. Aparte de este cuento, "Rip van Winkle" se puede
referir a alguien que duerme por un largo período, o alguien que sin explicación alguna no está
al tanto de lo que sucede a su alrededor. (N.C. ampliando cultura)

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una profunda respiración—. Parece el cielo.


Max le dio un codazo.
—Si, parece que estés como en el Cielo. ¿Y no tiene esa sonrisa
en tu cara nada que ver con el dueño del patio?
Gimiendo, Koby cayó hacia atrás sobre la manta.
—Me está volviendo loco, cambia de caliente a frío en un
momento, nunca se donde estoy parado con él.
—Ah escúchate. Tú estas viendo al nuevo y mejorado Julian.
Antes de que tú vinieses al pueblo, no creo que nadie pensase que el
chico sabía como reír. Aún cuando era una estrella del campus, se
mantenía aparte. Nunca salía, nunca tuvo amigos con los que salir,
nada —Max se incorporó y sacudió algunas flores de la manta azul—.
Era una de las personas más tristes que he conocido en toda mi vida.
—¿Pero no sabes por qué?
—Algo, quizá, no estoy seguro que alguien alguna vez lo sepa
todo. Pero por mucho que quiera, no puedo decirte lo que sé. Creo
que la confianza es muy difícil para él, y no querría ser uno más en la
larga lista de personas a desconfiar en su vida.
Suspirando, Koby hizo pedazos una flor.
—Puedo respetar eso, supongo. Es duro, ¿sabes? realmente me
preocupo por él. Él es casi en lo único que pienso.
Las cejas de Max se alzaron rápidamente.
—Guau, ¿Julian ha superado al fútbol? Maldición, si que estas
mal.
—La parte que más difícil se me hace es que anda todo el día
alrededor de la casa con una erección, y se niega a dejarme hacer
nada para solucionarlo.
Max empezó a reírse hasta que las lágrimas comenzaron a
correr por sus mejillas. Koby se cruzó de brazos y clavó los ojos en los
de su nuevo amigo otra vez. Cuando la risa de Max se fue apagando,
Koby preguntó.
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—¿Has terminado?
Levantando sus manos en señal de rendición, Max negó con la
cabeza.
—Lo siento, hombre. Es que es demasiado divertido. El
pensamiento de un italiano grande y melancólico, paseándose con una
erección y negándose a hacer nada, es demasiado divertido.
Maldición, ese hombre si que es terco.
—Dímelo a mí —Koby se levantó e hizo una seña para que Max
se levantase también—. ¿Quieres algo de beber? Tengo que ir a la
cocina y comenzar a hacer la cena.
Guiñándole un ojo, Max se levantó y le ayudó a doblar la manta.
—No, tengo que irme a casa y hacer la cena para mi hombre,
también.
Koby sintió como un acalorado sonrojo subía desde su cuello
hasta su cara, metió la manta bajo su brazo y comenzó a andar hacia
la parte posterior de la casa.
—Bueno, es lo mínimo que puedo hacer. Él me deja quedarme
aquí durante un par de días más hasta que esté seguro de que estoy
bien. Dice que debería estar bien para practicar fútbol mañana, pero
todavía no me dejará ejercitarme.
Max puso una mano sobre el hombro de Koby, poniéndose serio
repentinamente.
—Simplemente ten paciencia con Julian. Es un hecho que él
siente algo por ti. Todo eso le asusta. No creo que haya tenido una
relación antes.
—Lo intentaré —saludó mientras Max salía por la portilla privada
y entró en la casa. Mientras preparaba la cena, pensó en lo qué Max
le había dicho—. Paciencia, eh —dijo para si mismo.

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Tan pronto como salió de su camioneta, Julian olió algo


cocinándose en la parrilla. Sonrió cuando su estómago gruñó con
placer. Le gustaba esto, regresar a casa para encontrar algo más que
una casa vacía y una cena congelada. Tan pronto como entró por la
puerta, escuchó a Koby cantando en la cocina.
Colocando la bolsa sobre el suelo, Julian caminó hacia la voz de
ángel. Se apoyó contra el marco de la puerta y escuchó a unos
cuantos minutos más. No reconocía la canción, pero podía reconocer
un himno de iglesia cuando oía uno. Gracioso, nunca había tomado a
Koby como un hombre religioso.
Al descubrirle, Koby abruptamente dejó de cantar.
—Hola. La cena estará lista en aproximadamente quince
minutos.
—Bonita canción —dijo con una sonrisa. Ante el sonrojo de
Koby, Julian señaló hacia el cuarto de baño—. Voy a tomar una ducha
rápida, si te parece bien.
—Claro, la cena debería estar lista al mismo tiempo que tú.
Asintiendo volvió a atravesar la sala de estar para dirigirse al
dormitorio. Tenía que continuar recordándose a sí mismo que Koby
sólo se quedaría un par de días más. El problema era que cuanto más
tiempo pasaba Koby allí, menos quería él que se fuera.
Horas más tarde, Koby despertó con un ruido que no pudo
identificar. Se sentó en la cama y abrió lentamente la puerta para
salir al pasillo, siguió los sonidos hasta la puerta de Julian. Alguien
estaba llorando.

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Suspirando, Koby abrió la puerta con cuidado. Los gritos


ciertamente provenían de Julian. Se acercó más a la cama. La
ventana mostraba el pecho desnudo de Julian bajo la luz de la luna,
no lo suficiente como para ver gran detalle, pero si lo suficiente como
para descubrir que Julian estaba todavía dormido.
Koby repentinamente se sintió como un intruso. Trataba de
decidir si debía marcharse o despertarle, cuando Julian comenzó a
hablar.
—No, papá, por favor, no lo hagas —Julian empezó a golpear a
su alrededor y Koby sintió como su corazón se rompía. Se acercó a
Julian y trató de calmar los brazos que se sacudían.
—Shhh… está bien, estás a salvo ahora —continuó murmurando
una y otra vez hasta que Julian comenzó a calmarse. Cuando Koby
pudo soltar los brazos de Julian, empezó a acariciar su pecho con una
mano mientras con la otra acariciaba su cabeza sobre su corto pelo.
Julian jadeó mientras se incorporaba.
—¿Koby?
—Si, soy yo —le dijo con tono calmado—, tenías una pesadilla.
—Se estiró junto a él, intentando consolar a Julian sin palabras.
Julian pareció tomar el gesto por lo que era y envolvió a Koby
en sus brazos. Ninguno de los dos habló cuando sus labios se juntaron
y sus manos comenzaron a explorar.
Dios, pensó Koby, Julian se sentía mejor de lo que nunca había
imaginado. Profundizó el beso y empujó a Julian sobre él. Él hombre
mayor se apretó contra él, haciendo gemir a Koby.
—Haz el amor conmigo —suplicó.
Eso pareció hacer reaccionar a Julian bruscamente. Se separó
un poco para mirarle.
—Nunca he hecho el amor, yo um...
—¿Eres virgen? —Koby preguntó con compasión.
Julian dejó escapar la risa.
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—Oh, Dios mío, no. No soy virgen desde… —comenzó a decir,


luego se detuvo.
Deslizando sus manos por la cara de Julian, Koby sonrió.
—Dímelo.
Koby sintió como las mandíbulas de Julian se apretaban con
fuerza bajo sus manos.
—No sé como follar cuando hay sentimientos implicados.
—Oh —Koby pensó en eso durante unos breves segundos—.
Entonces tienes suerte de tenerme para enseñarte —sin preguntar
Koby se estiró hacia el cajón junto a la cama de Julian y buscó el tubo
de lubricante. Cuando lo encontró vacío miró hacia Julian—.
¿Lubricante?
Aclarándose la garganta, Julian, ruborizado, buscó bajo la
almohada del otro lado de la cama.
—Yo um… bueno, lo he estado usando bastante últimamente.
Koby no lo pudo evitarlo y comenzó a reírse ahogadamente.
—Maldición, te habría echado una mano con eso, todo lo que
tenías que hacer era preguntar.
Tomó el lubricante y se lo hecho en su mano. Después tomó la
mano de Julian y puso una buena cantidad en sus dedos.
—Ten ¿Has estirado alguna vez a alguien?
Incapaz de mantener el contacto visual, Julian negó con la
cabeza.
—Nunca me importó demasiado si estaban lo suficientemente
estirados —encontró los ojos de Koby otra vez—. Hasta ahora.
—Está bien, estoy seguro de que conoces el concepto, así que
solo hazlo despacio y yo te iré diciendo —ante el asentimiento de
Julian, continuó—. Será más fácil si te pones de lado, así podrás ver lo
que estás haciendo.
Dándose vuelta, Julian suspiró.
—No puedo creer lo estúpido que me estoy sintiendo. ¿Podemos
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sólo besarnos y empezar desde ahí?


—Ven aquí —Koby atrajo la cabeza de Julian hacia él. Deslizó su
lengua por la barba crecida de Julian, sintiendo cada erizado pelo
contra su sensitiva lengua. Subió a lo largo de la firme mandíbula
hasta llegar al lóbulo de su oreja. Julian gimió cuando Koby deslizó su
lubricada mano para rodear la erección de su amante. Se apartó de su
lóbulo y rehizo el camino hasta los labios de Julian—. Te sientes muy
bien en mi mano y en mi lengua —murmuró contra los labios de
Julian. Juntó los labios de ambos y empujó su lengua dentro del calor
de Julian.
Casi saltó cuando sintió un dedo comenzar a dar vueltas sobre
la piel arrugada de su ano. Gimió para que Julian supiese lo que
estaba haciendo bien. Separando más sus piernas, empezó a mover
sus caderas hacia el toque de Julian.
—Empuja un dedo hacia dentro —indicó.
Muy lentamente, el dedo medio de Julian se abrió paso en su
entrada.
—Sí... Oh, eso es. Muévelo alrededor un poco y cuándo sientas
que estoy lo suficientemente flojo, mete otro.
El estiramiento y los besos continuaron durante varios minutos
más, hasta que Koby pensó que explotaría.
—¿Condón?
—Mierda. Están en el cajón superior de mi aparador —protestó
Julian mientras se apartaba de Koby. Antes de que su cuerpo tuviese
oportunidad de enfriarse, Julian estaba de regreso. Comenzó a girarle
sobre su estómago, pero Koby negó con la cabeza.
—Quiero verte mientras me haces el amor —puso sus brazos
bajo sus rodillas y se abrió para Julian.
—Dios, estás caliente —dijo Julian mientras se ponía sobre él.
—Caliente para ti —Koby se abrió a Julian dándole la bienvenida
al sondeo de su polla. Mientras se mecían de adelante hacia atrás,
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Julian tomó su boca en otro beso apasionado. Una vez que estuvo
enterrado hasta la raíz rompió el beso y puso su cabeza contra la de
Koby.
—Es como volver a casa —murmuró Julian, más para sí mismo
que para Koby.
Salió un par de pulgadas antes de empujar de nuevo.
Estableciendo un ritmo lento, se movieron juntos, como si
fuesen uno. Koby metió la mano entre ellos para acariciar su polla y
emparejar su ritmo al de Julian. Cuando la velocidad fue aumentando
lentamente, Koby sintió como sus bolas se apretaban.
—Voy a correrme —jadeó. Nunca se había sentido así, tan vivo,
tan querido. Puede que fuese la primera vez que Julian hacia el amor,
pero estaba haciendo un maldito buen trabajo. Koby realmente se
sintió amado por el cuerpo de Julian, Supo en ese segundo que se
había enamorado.
Koby murmuró palabras dulces en el oído de Julian mientras se
dirigía rápidamente hacia el éxtasis. Empujando dentro de él más
duro y más rápido, Julian gimió.
—Sí, córrete para mí.
Como si de una orden se tratase, la polla de Koby estalló en una
erupción chorro tras chorro de semen. Los ojos de Julian se movieron
de la polla de Koby hacia su cara. Se enterró tan lejos como pudo y
gritó el nombre de Koby. Él sintió el cuerpo entero de Julian vibrar con
la fuerza de su orgasmo antes de que se derrumbase encima de él.
Frotando su espalda, a Koby le sorprendió que Julian continuase
estremeciéndose. Con la cabeza enterrada en el hueco del cuello de
Koby, todo lo que Koby pudo hacer fue sostenerle.
—¿Estas bien?
Se sorprendió cuando Julian negó con la cabeza.
—¿Julian?
—Tengo casi veinticinco jodidos años. ¿Por qué no lo sabía?
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Dios, odio a ese bastardo aún más ahora.


Koby trató de mover a Julian hacia un lado, así podría mirarlo,
pero Julian sólo se apretó aún más contra el cuerpo de Koby.
—No —murmuró Julian—. Por favor, solo abrázame. No quiero
hablar más.
Koby lo sostuvo apretado, con los acontecimientos de la noche
en su cabeza. Los gritos de su sueño, la revelación de que Julian
nunca había hecho el amor, las palabras dichas momentos antes.
Todo eso parecía llevar a una única cosa, pero, Dios, esperaba estar
equivocado. Si lo que pensaba era cierto, entonces Julian quizá nunca
podría tener una relación normal, duradera.
Cuando Julian se quedó dormido en sus brazos, Koby hizo un
intento para no pensar acerca de dejar a este hombre. No, él haría
todo lo posible para luchar por él, incluso si tuviese que luchar con
Julian para conseguirlo.

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CAPÍTULO SEIS

Koby despertó a la mañana siguiente aún acurrucado alrededor


de Julian. Sonrió cuando pasó las manos hacia arriba por el escultural
pecho hasta llegar a los oscuros pezones. Rodeando primero uno y
después el otro, sonrió abiertamente cuando ambos se endurecieron.
Inclinándose hacia delante, lamió una de las protuberancias,
sintiéndola aumentar hasta formar un rígido pico bajo su lengua.
—Mmm —gimió Julian—. Buenos días —dijo abriendo los ojos y
bajando la mirada hasta Koby.
Soltando el pezón, Koby fue deprisa a darle un rápido beso.
—Buenos días —dijo mientras rodaba para colocarse encima de
Julian—. ¿Qué tal has dormido? —Y comenzó a frotar lentamente una
polla contra la otra mientras esperaba su respuesta.
Julian comenzó a moverse, ganando velocidad, y separó sus
piernas lo suficiente como para tener a Koby más cerca.
—Dormí bien, una vez que te tuve entre mis brazos —arqueó la
espalda y empezó a respirar de manera irregular—. Qué bien se
siente, mi amor.
Koby entró en calor con la expresión de afecto mientras se
apretaba contra el hombre que amaba.
—Voy a hacerte volar esta mañana.
Agarrando su culo, Julian gimió.
—Me haces volar con sólo estar en la misma habitación.
Los sentimientos llevaron a Koby hasta el límite, entonces su
caliente semilla quemó sobre su estómago. Con un fuerte gemido,
Koby sintió que Julian se estremecía al correrse. Koby lo sostuvo,
besando su mandíbula y mordisqueando sus labios.
Pronto sus bocas se encontraron otra vez y entonces se

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calmaron durante varios minutos a la antigua manera, besándose


tranquilamente8. Cuando sonó el despertador, Julian se apartó de
mala gana para apagarlo.
—¿Te sientes con fuerzas para tu carrera matinal?
Koby arremolinó sus dedos en la pegajosa esencia sobre el
estómago de Julian.
—Bueno, yo más bien me quedaría en la cama contigo, pero
como tienes que ir a trabajar… —se inclinó y pasó la lengua por la
mezcla del semen de ambos—. Sí, estoy preparado. —Compartió el
sabor con Julian en un apasionado beso.
Julian comenzó a decir algo, pero se detuvo. Koby se quedó
mirándolo atentamente.
—¿Qué pasa?
Sacudiendo la cabeza, Julian tiró de él para acercarlo más.
—No quiero renunciar a esto, pero hay cosas que…
Koby se separó lo suficiente para poner una mano en la mejilla
de Julian.
—Sé que tienes secretos que no estás preparado para
compartir, pero no voy a marcharme a causa de ellos. Espero que
algún día me quieras lo bastante como para compartirlos conmigo sin
importar el dolor que tengas todavía dentro de ti. Hasta entonces, voy
a amarte cada segundo de cada día.
Cerrando los ojos, Julian asintió.
—No sé lo que siento. Nunca había amado a nadie antes. —Su
mirada quedó perdida en el vacío—. Nunca.
—Dejaré que lo resuelvas por ti mismo. Yo solo sé que cuando
no estamos en la misma habitación te echo de menos. Cuando estás
triste, yo estoy triste. Y cuando pienso en la única persona que quiero
en mi vida, ese eres tú.

8 La autora utiliza la expresión “make out” que significa hacérselo con alguien. (N.T.)

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—¿Eso es a lo que se parece el amor? —Julian sonrió


abiertamente—. Porque si eso es amor, entonces yo siento lo mismo.
Incorporándose, Koby también sonrió abiertamente.
—¿Eso significa que puedo quedarme contigo esta noche otra
vez?
Tirando de él para que se apoyara de nuevo en su pecho, Julian
lo besó.
—Eso significa que… si quieres, puedes sacar tus bártulos del
dormitorio de la residencia.
—¿Y tu trabajo?
—Justin me dijo que no sería despedido por ello, que realmente
solo algunos en la facultad lo desaprobarían. También me dijo que
podríamos tener algún problema con alguno de los jugadores. ¿Estás
preparado para eso?
—¿Por ti? Déjalos que vengan.

Llegaron a las instalaciones de atletismo una hora y media


antes de su primera clase, con tiempo de sobra para hacer una buena
carrera. Mientras se dirigían a la oficina, la mano de Julian
descansaba sobre el hombro de Koby.
—Tómatelo con calma ahí fuera hoy. Has estado fuera de
combate durante cuatro días, así que empieza despacio y ve
aumentando —Julian le dio un ligero apretón en el hombro antes de
soltarlo.
—¿Estará bien que deje mi mochila en tu oficina? —preguntó
Koby mientras Julian abría la puerta.

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Una vez dentro, Julian se sentó en su silla.


—Por supuesto que estará bien. De esa forma, sé que te veré
antes de que te vayas.
—Deja de mirarme así o podrías tener a Koby llenando tu
regazo —Koby le guiñó un ojo y dejó caer la bolsa al suelo.
Sonriendo abiertamente, Julian echó la silla hacia atrás y
palmeó sus piernas, justo cuando alguien llamaba a la puerta.
Suspirando, levantó las manos.
—Conserva esa idea hasta la tarde.
Sintiéndose atrevido, Koby agarró su entrepierna a través del
chándal.
—De acuerdo, la gente podría considerarme raro, pero la
conservaré si así lo quieres.
—Listillo —dijo Julian, lanzándole una toalla.
Koby la cogió y lo miró.
—Eh, huele mal —la llamada en la puerta se repitió y Koby le
sopló un beso a Julian—. Te veré dentro de un momento —abrió la
puerta y le sonrió a Justin—. Eh, entrenador.
—¿Te sientes mejor? ¿Preparado para volver ahí fuera hoy?
—Sí, voy a correr ahora —señaló con el dedo a Julian—. Aunque
el entrenador Julian no me va a dejar entrenar esta mañana.
Riéndose entre dientes, Justin esquivó otra toalla que volaba
por la oficina. Koby también la cogió.
—Tío, de verdad, coge tus propias toallas sucias del vestuario.
—Fuera de aquí —rió Julian.
Con un último guiño al hombre que amaba, Koby cerró la
puerta.
Justin se sentó en la silla al lado del escritorio de Julian y sonrió
abiertamente.
—¿Qué?
—¿Qué? Tú sabes qué —Justin señaló la puerta—. Lo tomaré
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como que las cosas han mejorado entre los dos.


—Sí, pero con eso llega otro conjunto entero de problemas.
—¿Por ejemplo?
—El equipo, la facultad, el hecho de que hay ciertas cosas sobre
mí que no quiero que él sepa, sabes, cosas así. A propósito, le pedí
que se trasladara a mi casa.
Justin soltó un silbido
—Chico, te mueves rápido.
Mirando fuera a través de la ventana, Julian se encogió de
hombros.
—Parece correcto. Koby podría ser la única cosa en mi vida que
parece correcta en estos momentos.
Sentándose derecho en su silla, Justin se inclinó sobre el
escritorio.
—¿Me estás diciendo que no te gusta tu trabajo?
—No, no es eso. Es sólo que a veces me siento un poco como
un fracaso. No me di cuenta de los problemas de salud de Koby.
Debería haberlo hecho, y sin embargo fallé totalmente. Y además está
Vic. Dios me ayude, pero odio a ese chico. Lo odié cuando llegó como
novato, y desde entonces no he cambiado de opinión. Ahora intenta
hacerse el jefe alrededor de Koby. Primero fue el enfrentamiento en la
pista, y entonces todos esos empujones de más que le da a Koby
cada vez que pasa a su lado. Es un imbécil rico y pomposo y cuando
está cerca me resulta muy difícil mantener el control.
—Antes que nada, Koby se estaba esforzando muy duramente,
por eso no te diste cuenta. Y en segundo lugar, a Vic le llegará su
hora. Y creo que será antes de lo que pensamos.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Nunca había entrenado a un jugador con tanto talento como
Koby. Perdóname por decir esto, pero incluso cuenta contigo para que
le ayudes en ese campo. En estos momentos está casi al mismo nivel
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que Vic. Yo creo que si continúa entrenando, hará sudar a Vic antes
de que termine la temporada.
Julian se frotó la parte de atrás de su cuello.
—¿Qué pasará cuando el equipo descubra que Koby y yo
vivimos juntos? ¿Será motivo para que los jugadores piensen que
será antirreglamentario si desbanca a Vic de su puesto?
Con un encogimiento de hombros, Justin se levantó.
—Eso sólo el tiempo lo dirá. Aunque yo no me preocuparía
mucho por Koby. Parece un chico capaz de cuidar de sí mismo.
—No se va a enfrentar a Vic. Eso ya me lo ha dicho. Koby dice
que no va a dejar que ese idiota consiga que lo echen del equipo. A
mí me preocupa que Vic sea un imbécil demasiado grande para que
Koby lo ignore durante mucho tiempo.
—Estaré pendiente —Justin hizo un gesto con la mano al salir de
la oficina.

Koby estaba corriendo su última vuelta cuando oyó un silbido.


Decidiendo ignorarlo, mantuvo el ritmo sin interrumpir la zancada. El
silbido se oyó otra vez y en esta ocasión Koby echó un vistazo. Vic y
dos de sus amigotes estaban parados en el campo de entrenamiento
mirándolo. Girando la cabeza de vuelta a la pista, trató de vaciar su
mente de nuevo.
—¡Eh, imbécil! —gritó Vic.
Koby supo que no podría sería capaz de volver a la zona, así
que redujo su ritmo a un trote lento y luego al paso. Con las manos
en la cadera, inspiró profundamente varias veces y trató de enfriar los

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músculos. No podía creer la diferencia que habían supuesto cuatro


días. En vez de sentirse más débil, se sentía más fuerte. Tal vez todos
habían tenido razón y él no se había estado cuidando
apropiadamente.
Estaba en la parte de atrás de la pista cuando oyó pasos detrás
de él. Koby se echó a un lado para dejarlos pasar. Los pasos se
hicieron más lentos hasta un ritmo de paseo justo detrás de él. Koby
puso los ojos en blanco y siguió caminando.
—Vete a la mierda, Vic —dijo con voz aburrida.
—Hemos oído que fuiste un pequeño nene enfermito y tuviste
que quedarte con Julian. Ya sabes que es un marica. ¿Intentó algo
contigo mientras estuviste allí?
—Cierra tu jodida boca. Coge a tus pequeños perros falderos y
vete al diablo —Koby ni siquiera se había tomado la molestia de darse
la vuelta, lo cual pareció que enojaba todavía más a Vic.
—Ooh, ¿ahora los dos sois amiguitos de culo? —dijo con
desprecio en su voz.
Koby dejó de caminar, con las manos formando puños a cada
lado de su cuerpo intentando respirar calmadamente.
—Déjalo, imbécil. Deberías estar pasando el tiempo disfrutando
de tu posición en el equipo antes de que la pierdas.
—Oh, ¿y quién me la va a quitar, tú? Cuando las ranas críen
pelo. No hay manera de que el equipo permita que los lidere un
marica cobarde como tú. —Vic comenzó a reír.
Koby se dio la vuelta, preparado para lanzarse a por su
garganta y al diablo con las consecuencias, cuando la voz de Justin
retumbó a través del campo.
—¿No tienen clase, chicos?
Vic entrecerró los ojos.
—Ten cuidado, McIntire. Tú no quieres meterte conmigo,
¿entendiste? Puedo hacer que la vida sea muy difícil para ti.
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—No digas algo que no puedes cumplir, Winters —replicó Koby


mientras se daba la vuelta y se dirigía al vestuario.
Al pasar por la puerta, descubrió al entrenador inclinado sobre
las taquillas.
—¿Todo bien?
—Sí, no ha pasado nada, parece —comenzó a desvestirse y
Justin se aclaró la garganta—. No dejes que te afecte. Cada vez está
más asustado porque sabe exactamente lo bueno que eres.
—Gracias, entrenador.
Después de ducharse, Koby paró en la oficina de Julian para
recuperar su mochila. Éste estaba hablando por teléfono cuando
asomó la cabeza por la puerta, pero Julian le hizo señas de que
entrara. Koby se sentó y esperó.
Colgando el teléfono, Julian sonrió.
—Era de la residencia de estudiantes. Tienes que ir por sus
oficinas hoy en algún momento para firmar algunos papeles, pero no
deberías tener ningún problema para que te reembolsen una parte de
lo que pagaste —Julian dejó de hablar y lo miró—. ¿Has cambiado de
idea?
—No, en absoluto.
—Entonces, ¿qué significa la expresión que veo en tu cara?
—¿Estás seguro de que serás capaz de manejar la publicidad
que se nos vendrá encima? —Koby bajó la vista a sus manos, incapaz
de enfrentarse a la mirada fija de Julian.
—Yo puedo manejarlo, ¿y tú?
—Sí, es sólo que no quiero que pierdas la reputación que tienes
aquí. Yo no tengo, así que no tengo nada que perder.
—Solo hay un puñado de personas en este mundo que me
importan, y tú estás a la cabeza de la lista. ¿Por qué tendría que
preocuparme por lo que un grupo de profesores de miras estrechas y
chicos ricos y engreídos piensen de mí, cuando tengo un maravilloso y
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cariñoso hombre que me ama? —Julian se inclinó sobre el escritorio y


le dio un beso breve, pero apasionado—. Ahora vete, antes de que
llegues tarde a clase. Reúnete conmigo aquí para comer y cogeremos
un sándwich delicatessen9 o algo así.
—De acuerdo —dijo Koby mientras cogía su mochila y caminaba
hacia la puerta. Con una mano en el pomo de la puerta, giró la cabeza
para mirar a Julian—. Te quiero, ¿oíste?
—Sí, mi amor. Yo también te quiero.

9
Se supone que la palabra delicatessen implique a un alimento que supera un cierto nivel de
calidad, sin embargo su significado original es “embutido”. En Estados Unidos y Europa, se
denomina delicatessen a todo lo que vaya entre dos panes. El término “delicatessen” hace
referencia a algún tipo de tienda de comida. Es una palabra de origen alemán y su significado
real es “delicadeza” (por la comida), aunque dependiendo del país en el que se la mencione
tiene diferentes significados. También en los Estados Unidos un delicatessen consiste en un
pequeño mercado, donde venden una variedad limitada de “shelf food” (comida empacada,
fresca y lista para llevar) y se les conoce popularmente como “deli”. Se destacan por vender
comida cacera ya preparada, lista para servir y comer, por lo cual son ideales para las personas
que les disgusta la comida rápida (“fast food”), pero que a la vez no tienen tiempo suficiente
para ponerse a prepara un plato sano en casa. (ampliando cultura N.C.)

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CAPÍTULO SIETE

—Dios, eso se siente bien —Koby gimió.


—¿Quieres que lo haga duro o despacio? —preguntó Julian.
—Siempre duro —Koby gimió de nuevo sintiendo las manos de
Julian clavarse en sus músculos.
Eventualmente había logrado jugar en el juego de Bienvenida,
este día. Puede que sólo fuera por los últimos 3 minutos, pero fueron
tres minutos más de lo que cualquier novato alguna vez hubiera
jugado. Vic había tomado una difícil acometida, y tuvo que ser
ayudado a salir del campo.
—¿Averiguaste algo sobre la condición de Vic?
—Ugghh, el pequeño pendejo solo tuvo una conmoción cerebral
suave, su cabeza es demasiado malditamente grande y dura para
tener daños más serios. Deberías haberlo escuchado en el salón de
emergencia, gritando órdenes como si él fuera el dueño del lugar. Yo
finalmente me fui. Justin llamó justo antes de que tú llegaras aquí.
—¿Estará fuera por algunos días? —Koby preguntó
esperanzado.
—No podrá asistir a las prácticas como mínimo por cuatro días,
así que, al menos, serás titular durante los entrenamientos Si le
muestras a Justin de lo que estás hecho a lo mejor te deja jugar más
de tres minutos en el juego de la próxima semana —Julian se estiró a
su lado para alcanzar una toalla con que limpiar sus manos. Koby se
giró hacia él, moviéndose debajo de él para darle un beso.
Vic no será capaz de practicar, pero estaba seguro que estaría
en el festival de otoño, montado en la carroza del rey y la reina.
Koby sonrío para sí mismo, tal vez su gran cabeza estaría tan
adolorida que Vic no sería capaz de llevar la corona de Bienvenida

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—¿De qué te ríes?


—Nada, solamente pienso en Vic intentando encajar aquella
corona sobre su cabeza dolorida.
—Bien tú sigue practicando y destronaras a ese pendejo
inmediatamente.
—Me gusta tenerte a mi lado. ¿Vas a practicar conmigo aquí por
las tardes? Solamente tengo que perfeccionar mi pase corto, por
alguna razón es más difícil para mí que los largos.
—Te lo dije antes, no soy tan bueno como solía ser —Julian lo
acarició con su nariz y besó su cuello.
—¿Qué tan malo puedes volverte en dos años y medio? Vamos,
¿por favor?
Julian se apartó y escabulléndose hacia un lado de la cama.
—Ya no puede hacerlo más. Simplemente... no puedo.
Moviéndose detrás de Julian, Koby lo abrazó
—¿No puedes decirme por qué? Tienes muchos secretos. Sólo
quiero saber un poquito de lo que tienes dentro de ti.
Levantándose, a toda prisa Julian se puso su ropa.
—Voy a salir por un rato. Tú quédate y duerme un poco —Julian
agarró sus llaves del aparador con su cartera y salió.
Koby se quedó mirando fijamente hacia la entrada vacía. Él
frotó sus manos sobre su cara y salió de cama. Caminando hacia la
ducha, tratando de imaginarse que era lo que había ocurrido.

Un movimiento en la cama despertó a Koby de un mal sueño.


Él extendió su mano y la movió sobre la espalda de Julian. Inclinado,

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con su cabeza descansando en sus manos, Julian comenzó a temblar.


—Estoy casi totalmente ciego en mi ojo izquierdo. Esto pasó
cuando fui a casa en Pascua, justo antes de que me graduara.
La noticia, que su amante era incapaz de ver de un ojo lo
sorprendió. ¿Como podría él conocer a Julian durante dos meses y no
haberlo notado? Él recordó los pequeños accidentes que había visto
tener a Julian quien los disimuló diciendo que era solamente torpe.
Koby recordó cuando Julian lo había cargado, el día que se desmayó
en el vestuario, él había pegado a Koby en la cabeza con el quicio de
la puerta mientras salían del cuarto. Claramente, no había sido Julian
despreocupado o descuidado. Era él siendo incapaz de ver
correctamente. Había notado que Julian tropezaba con las cosas en la
casa y en las tiendas con bastante frecuencia, pero siempre se reía de
ello.
—¿Puedes decirme que pasó? ¿O te estoy presionando mucho?
—Desesperadamente necesitaba que Julian le hablará sobre eso, pero
él no quería que se volviera a alejar de él.
—Mi papá me dio un puñetazo en el ojo. Lo mantuve cerrado
por la hinchazón —Julian se encogió—. Yo pensé que sólo tenía el ojo
negro, una vez que la hinchazón pasó, todo estaba borroso, creí que
era por el golpe que recibí. Después de aproximadamente un mes, fui
a un oftalmólogo porque mi visión parecía ponerse peor, no mejor —
Julian frotó sus manos sobre su cuero cabelludo—. Tenía un
desprendimiento de retina. El doctor dijo que si yo hubiera ido antes,
probablemente hubiera sido capaz de salvar mi visión, pero tenía
mucho miedo de que pudiera pensar la gente —Julian se dio vuelta y
miró a Koby—. Sólo un puñetazo y mi carrera profesional de fútbol
estaba acabada antes de comenzar. Simplemente ya no tengo
percepción de profundidad. Entonces fue cuando decidí continuar con
mi educación. No me quedaba nada más.
Koby acercó a Julian a sus brazos.
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—No te haré más preguntas esta noche. Algún día, espero que
me cuentes todo, pero con esto es suficiente por ahora. Desnúdate y
déjame hacerte sentir mejor.
Julian despertó al sentir calientes labios envueltos alrededor de
su polla.
—Buenos días, amor.
Koby sacó la polla de su boca y le sonrío abiertamente.
—Pensé en comenzar el día bien —Koby regresó a lamer y
chupar. Descansando su cabeza hacia atrás sobre la almohada, Julian
cerró los ojos y solamente disfruto de las sensaciones. Cuando Koby
se movió para agarrar sus pelotas una por una a la vez, en su boca,
Julian no podía menos que gemir de aprobación. Él movió su mano
hacia abajo hacia el sedoso pelo de Koby. Pudiera que su hombre
estuviera perdiendo su bronceado, pero su pelo era todavía tan
dorado y brillante como el primer día que puso sus ojos en él.
Extendió sus piernas para acomodar los amplios hombros de
Koby, Julian sintió su cuerpo tenso cuando Koby movió en círculos su
dedo sobre su culo apretado. Intento tomar aire profundamente y
dejar a Koby explorar, pero cuando una yema de su dedo entró en él
fue demasiado. Tirando del pelo de Koby solamente lo suficiente para
conseguir su atención, Julian sacudió su cabeza.
—Sube aquí arriba y dame un beso de buenos días.
Gateando hacia los brazos de Julian, Koby lo miró. Él sabía que
Koby quería decir algo, pero él no se sentía con ganas de pelear.
Después de obtener varios besos, él miró en Koby.
—Le dije a Justin que nos encontraríamos con él, Luc, Max y
Alec en el parque a las diez para el desfile —le dijo mirando por la
ventana. Parecía como si acababa de llover o estuviera a punto de
comenzar.
—Espero que el tiempo se despeje, antes de que comience. No
queremos que llueva durante nuestro desfile.
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3

Koby gimió al escuchar la broma de mal gusto y lo besó de


nuevo.
—¿Te gustaría hacerme el amor antes de levantarnos?
Mirando los ojos esperanzados de dieciocho años de Koby, se
sintió culpable. Antes Koby sólo había intentando hacerlo sentir bien.
Julian movió sus manos abajo hasta aterrizar sobre el culo de Koby.
—¿Piensas que estas listos para ello? Recibiste unos buenos
tackles10 ayer.
—Yo me siento bien y tú estás todavía mejor —dijo Koby
moviendo sus manos hacia abajo para coger los pezones de Julian.
Julian alcanzó el bien usado tubo de lubricante y se lo dio a
Koby.
—Déjame verte mientras te preparas a ti mismo, es
endiabladamente sexy.
Koby asintió y rodó a un lado. Extendiendo sus piernas, estaba
a punto de empezar cuando Julian lo hizo detenerse.
—Vamos a intentarlo por detrás esta mañana. Nosotros nunca
hemos tratado de esa forma todavía.
Koby lo miró de una forma graciosa, pero luego asintió y se
movió sobre su estómago. Poniendo sus rodillas debajo de él, Koby
comenzó bordear con su dedo bien lubricado su agujero.
Mirando a Koby sobre sus rodillas, Julian tuvo que cerrar sus
ojos por un momento. Él nunca pensó que le haría el amor en esta
posición, el dolor y los recuerdos estaban muy cerca de la superficie
aquella mañana. Él no podía permitir que Koby lo mirara, había
mucho allí.
Julian miró mientras Koby se enterraba dos dedos dentro él.
Era tan malditamente caliente, dando, amando, ¿Qué demonios
estaba haciendo? Julian pensó mientras se ponía un condón. Tenía un

10
Golpes que recibe un jugador ofensivo que intenta ser detenido. (N.C.)

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maravilloso hombre que lo amaba. ¿Cómo podía dejar que el pasado


arruinara algo tan especial? Moviéndose detrás de Koby, besó toda su
espalda musculosa. Koby gimió y quitó sus dedos.
—Tan sexy —susurró mientras alineaba su polla contra el
agujero bien estirado de Koby. Agregando presión, pronto su polla
estuvo dentro del cuerpo de Koby. En cuanto estuvo dentro del cuerpo
de su amado, todas los recuerdos del pasado fueron alejadas de su
mente. Era ahí donde él pertenecía, en el aquí y ahora. Nada del
pasado podría dañarlo mientras Koby estuviera con él.
Agarró las caderas de Koby mientras comenzó a empujar a un
ritmo más rápido. Koby inclinó su trasero gimiendo en el éxtasis. Sí,
eso era lo que él le podía dar a Koby. El resto tendría que arreglarse
por sí mismo, pero aquí, en el cuarto, ellos dos estaban sincronizados.
Julian cambio de ángulo, encontrando el punto de placer de Koby
quien gritando alcanzó por debajo su polla para acariciarla al mismo
ritmo de Julian.
—Oh, tan cerca. Me hace sentir tan bien —Koby balbuceó
mientras Julian continuaba clavando su polla.
—Eso es. Dame todo lo que tienes.
Julian sintió el cuerpo de Koby contraerse alrededor de su falo
mientras el gritaba su nombre.
—¡Jules! Oh. Te amo tanto.
Tomando las palabras del aire y llevándolas dentro de su
corazón, Julian se vino, rugiendo el nombre de Koby. Se derrumbó
encima de él, no queriendo dejar el calor de su cuerpo.
Hociqueándole el cuello de mientras se murmuraban palabras de amor
entre ellos.
Tenía tanto miedo de perder esto. Que el tener tantos secretos
sucios matara eso, como había destruido todo lo demás. La polla
suave de Julian salió del cuerpo de Koby. Moviéndose a un lado tomó
a Koby entre sus brazos.
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—No importa lo que pase, por favor no me abandones.


El sintió como sus ojos ardían mientras Koby lo miraba con
tanto amor y devoción.
—Tú eres mío —dijo Koby con una mano sobre su mejilla—.
Sólo deseo que me dejes entrar.
Koby tenía que haber visto la humedad en sus ojos, porque
puso su cabeza en el pecho de Julian, no queriendo avergonzarlo.
Julian se sintió agradecido. Las lágrimas no estaban permitidas, no
cuando él tenía a Koby en sus brazos. Si, tendría que lidiar con el
resto de la mierda en su vida, porque esto lo merecía.

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CAPÍTULO OCHO

Estaba resultando ser un perfecto día otoñal. Habían tenido que


aparcar varias manzanas más allá, pero el paseo era hermoso. Las
hojas caían con la suave brisa, mientras los árboles se preparaban
para el invierno, Koby caminaba de la mano con Julian por la acera.
Había quedado agradablemente sorprendido cuando Julian lo tomó de
la mano al bajar de la camioneta. Esto era un gran paso para los dos.
Hasta ahora, se habían mostrado afecto el uno al otro sólo en privado,
que Julian hiciese este tipo de declaración pública, hizo a Koby
sentirse interiormente cálido y lleno de emoción
Dieron la vuelta a la esquina y vieron a Alec y a Max sentados
en el bordillo. Saludaron con la mano y rápidamente cruzaron la calle.
—Hola, ¿son los únicos aquí?
Max sonrió y dio un codazo a Alec.
—Si, vinimos temprano. Parece que alguien quería conseguir un
asiento de primera fila para el desfile.
Alec lo miró ofendido.
—¿De que vale ir a un desfile si estás demasiado lejos para
disfrutarlo?
Riendo, Max guiñó un ojo a Koby.
—Si, y no puedes conseguir caramelos si no estas en la parte de
delante.
Entrecerrando los ojos hacia Max, Alec se inclinó y murmuró,
aunque Koby aún pudo distinguir su voz profunda.
—Te estas buscando un castigo cuando lleguemos a casa.
Koby observó como la cara de Max se iluminaba. Él había oído
acerca de su relación, pero Alec lo había hecho sentir incómodo aún
antes de eso. Él era tan grande y tan... griego. Koby echó un vistazo

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hacia Julian, que cambiaba el peso de un pie a otro. Se decidió a


tomar la iniciativa y se ubicó junto a Max, Julian se sentó rápidamente
junto a él.
—Entonces, ¿Cuando llegaran Luc y el entrenador?
Max giró sus ojos.
—Es domingo, su día libre. Imagino que tendremos suerte si los
vemos antes de que termine el desfile. ¿Ustedes vienen después?
Koby esperó la respuesta de Julian. No estaba seguro de los
cambios de ánimo de Julian de un minuto al siguiente últimamente y
no quería asumir nada. Julian asintió.
—Le dije a Justin que iríamos. ¿A que hora deberíamos llegar?
Ahora fue el momento de Max de esperar la respuesta de Alec.
—Voy a encender la parrilla a eso de las cuatro, en cualquier
momento a partir de entonces, estará bien —dijo Alec con su voz
resonante.
Sujetando el brazo de Max, Koby señaló hacia las atracciones.
—¿Vas a quedarte un rato para montar en algunas, verdad?
—Claro que si. Me encantan las atracciones, cuanto más
espeluznantes mejor —dijo Max, tan excitado como Koby. Max miró
hacia Alec—. ¿Te montaras en alguna conmigo, verdad?
Rascando su mandíbula, Alec miró como si quisiese decir que
no, pero Max le miró con ojos de cachorro, y Koby observó como la
sonrisa más dulce que nunca había visto, se propagaba través de la
cara de Alec.
—Claro, pequeño, mientras no sea demasiado radical.
Max apretó la mano de Alec.
—Gracias Babas.
La escena dejó a Koby un sentimiento cálido. Estaba rodeado
por buenos hombres, todos dándole una oportunidad al amor. Koby
giró hacia Julian y batió sus pestañas.
—Y tu, amable señor. ¿Te gustaría subir en alguna conmigo?
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Riéndose ahogadamente, Julian sacudió su cabeza.


—Me gusta la noria11 y un par de las otras, pero mi estómago
no puede soportar cualquier cosa que te ponga cabeza abajo o te
lleve de lado a lado demasiado rápido.
Koby se preguntó si eso tenía algo que ver con su carencia de
percepción de la profundidad, probablemente le habría preguntado si
estuviesen solos. Por el rabillo del ojo, Koby vio a Justin y a Luc
subiendo por la calle.
—Bien, lo consiguieron justo a tiempo.
Todos se apretaron para dejar sitio para Justin y Luc, ya que la
muchedumbre crecía por segundos.
Metiéndose con dificultad, Justin cabeceó
—Le dije a Luc que no llegaríamos tarde —miró su reloj de
pulsera—. Podíamos haber pasado otros tres minutos en la cama —
sonrió mientras Luc gemía.
—Tres minutos más y habríamos llegado una hora tarde.
Luc miró por encima de Justin, para saludar al resto de ellos.
—Hola chicos.
—Oye papá —dijo Max—. Alec invitó a Demitri también, así es
que si traes tu pastel de pacana12 quizá debas hacer otro. Recuerda
cómo se lo comió prácticamente él solo, la última vez que hiciste uno.
—Lo recuerdo, afortunadamente Demitri ya me llamó. Pienso
que tuvo la misma idea que tú —Luc se rió ahogadamente y miró
hacia Alec— ¿Dónde demonios pone toda esa comida?
Alec se encogió de hombros.
—Siempre ha comido mucho. Creo que tiene bastante que ver
con pasar en excavaciones de sitios remotos tanto tiempo. Cuando
tiene la oportunidad de disfrutar de la civilización, lo hace a lo
grande.

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Rueda de la fortuna para algunos (N.C.)
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Todos se rieron y observaron como el desfile comenzaba. Todo


el mundo se puso en pie cuando la guardia ceremonial pasó
escoltando las banderas de la nación y del estado. Sentándose de
nuevo, Koby observó como las carrozas de brillantes colores pasaban
rodando. Sobre ellas, la gente comenzó a tirar caramelos. Koby sonrió
cuando Alec dio un codazo a Max y señaló. Max giró sus ojos y corrió
hacia la calle para coger caramelos para el griego grande.
Koby encontró gracioso que Alec no admitiese ante nadie que le
gustaban los dulces.
La favorita de Koby fue una carroza con un caniche gigante y
rosa. Hombre, habían debido de usar una tonelada de pelotas rosas
de algodón en aquello. Seguro que había obtenido la atención de la
asociación de veterinarios, sin embargo. Buen trabajo, pensó.
Cuando la carroza de bienvenida a la Universidad entró en su
visión con las cintas rojas y blancas ondeando al viento, Koby se
sentó más derecho. La reina, Missy, creía que ese era su nombre,
estaba sentada con aspecto incómodo junto a Vic, el rey. Koby sonrió
para sí mismo, cuando la votación había tenido lugar, esos dos habían
tenido una breve relación. Desde entonces, Missy había sido dejada
de lado, igual que todas las anteriores novias de Vic. Sólo estuvo con
ella alrededor de un mes antes de pasar a la siguiente. Realmente
sentía lástima por la infeliz reina. Cuando la carroza pasó delante de
ellos, Koby no pudo creer la mirada de odio que él y Julian obtuvieron
de Vic.
—Qué imbécil —le dijo a Julian.
—De primer grado —acordó este.
—¿Después de montarnos en un par de atracciones podemos ir
al gimnasio? Me gustaría obtener alguna ventaja para mañana.
Negando con la cabeza, Julian tomó su mano.
—Tengo una idea mejor, ¿por qué no le pides a Max o a Justin
que te tiren unas cuantas pelotas? Creo que eso te ayudará más que
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las pesas.
Odiaba pedírselo a Justin porque sabía que parecería que
obtenía tratamiento especial del entrenador. Giró para mirar a Max.
—¿Crees que podrías hacer unos tiros de pelota conmigo mas
tarde?
Max miró hacia Alec, que asintió.
—¿Puedes pasarte por casa mas temprano? Digamos,
¿Alrededor de las tres? Eso nos debería dar tiempo para unos pases
antes de que tenga que volver a casa para tener las cosas listas.
—Suena bien, así me dará el tiempo para probar la comida de
algún puesto callejero —Koby miró a Julian—. ¿Está bien para ti?
—Claro —Julian le sonrió.
Mirando de nuevo hacia Max, asintió.
—Tenemos una cita —Koby rió cuando escucho que tanto Alec
como Julian gruñían.
Los cuatro pasearon mirando todas las atracciones y comida
disponibles. Luc y Justin se excusaron diciendo que eran demasiado
viejos para ese tipo de diversión. Justin se rió y dijo que tenían
mejores cosas en que montar en casa, lo que, por supuesto, le
consiguió un puñetazo en el brazo por parte de un ruborizado Luc.
La música salía tan alta de los altavoces que Koby no podía
escuchar nada a no ser que estuviese justamente al lado de ellos. Se
decidieron por comenzar despacio, con una vuelta en la noria para
Julian. A Koby nunca le había gustado demasiado esa atracción, pero
quería subir a algo con Julian y por lo que habían visto esto era lo
único posible. Tan pronto como estuvieron en su compartimento y
Koby sintió la presión del muslo de Julian contra el suyo, cambió de
opinión. Miró a Julian y parpadeó cuando este puso una mano sobre
su muslo.
—Desde ahora esta es mi atracción favorita.
Julian se rió, y deslizó su brazo por detrás de la espalda de
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Koby.
Inclinándose hacia adelante, Julian murmuró.
—Tan pronto como estemos en la parte alta te voy a robar un
beso.
—Oh, sí, por favor —cuando su coche se levantó más alto en el
aire dejando a unos pasajeros subir y a otros bajar, Julian se puso
repentinamente rígido. Se inclinó hacia delante y escudriño entre la
multitud que había abajo.
—¿Qué sucede?
Después de un momento, él negó con la cabeza y se reclinó en
el asiento.
—Nada, sólo que pensé que había visto a alguien.
—¿A quién? —preguntó Koby, sintiendo de repente un poco de
celos.
El brazo de Julian le apretó más fuerte.
—Nadie, cariño. Estaba equivocado.
Koby no quedó satisfecho con la respuesta y se cruzó de brazos
frente a él quitando su mano del muslo de Julian.
—¿Era un viejo amante?
La rápida inspiración de Julian, hizo que Koby lo mirase
fijamente.
—¿Bien?
—No. Tu eres el primer amante real que he tenido en toda mi
vida, así que ahórrate los celos —dijo guiñándole un ojo.
Cuando alcanzaron la parte mas alta, Julian se inclinó y le dio
un beso rápido pero que le hizo derretirse.
—Te amo —murmuró contra los labios de Koby.
—Te amo también. Por eso no quiero ver como miras a otros
tíos desde aquí —Koby miró hacia abajo a la muchedumbre que allí
había. Las familias esperaban haciendo largas colas en la zona para
niños, los adolescentes y universitarios esperaban en las atracciones
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mas atrevidas. Señaló hacia un puesto de pasteles—. Oh, tengo que


conseguir uno de esos, son los mejores.
Miró hacia Julian y notó que tenía la mirada fija en el espacio y
que no le prestaba atención.
—Oye, ¿seguro que estás bien?
Eso pareció traerle de nuevo con él.
—Lo siento, si, estoy bien.
Julian miró de nuevo a la muchedumbre.
—¿En que quieres montarte después?
—Bueno, después del pastel, quiero montarme en aquel —
señaló hacia una monstruosidad que lanzaba pequeñas jaulas llenas
de gente cabeza abajo mientras daba vueltas sobre la muchedumbre.
Julian se rió.
—Vas a tener que preguntar a Max si se montará contigo en
eso.
—Si, lo sé—. Miró sobre su hombro y trató de obtener la
atención de Max, él y Alec iban en el siguiente coche. Sabiendo que
Max no podía oírle, señaló hacia la atracción.
La cara de Max se iluminó y dirigió a Koby una señal con el
pulgar levantado.
Cuando el paseo terminó, Koby se compró un pastel, mientras
Max y Julian compraban galletas saladas en forma de grandes ochos.
Alec rechazó cualquier comida. Koby sospechó que tenía
bastante con el montón de caramelos que Max había conseguido para
él.
Después de comer, fueron hacia el otro extremo del campo,
donde se encontraban las atracciones más emocionantes. Alec los
dejó allí y dijo que iba a buscar un cuarto de baño. Tuvieron suerte,
ya que la cola donde Koby y Max querían subir era bastante corta. Le
envió a Julian un último saludo cuando la fuerte música, que indicaba
que la diversión iba a empezar, comenzó a sonar.
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Durante los siguientes minutos, Max y él, fueron lanzados,


volteados y sacudidos hasta que ambos pensaron que vomitarían.
Cuando la jaula en la que ellos iban finalmente detuvo sus
saltos, Koby intentó orientarse. Miró hacia fuera y vio a un hombre
apuntando con su dedo a Julian. Parecía que estaba gritando mientras
Julian miraba hacia sus zapatos, sacudiendo su cabeza. Dio un
codazo a un Max todavía risueño a su lado.
—¿Quién es el tipo que está gritando a Julian?
Max se inclinó sobre Koby y miró hacia afuera.
—No lo sé, no lo he visto nunca —espiaron unos cuantos
segundos más mientras esperaban a que llegase el turno de bajarse.
Max giró hacia Koby—. Quien quiera que sea tiene un efecto definitivo
en Julian. Míralo.
Koby miró a Max.
—Me pregunto… —Cuando volvió a mirar a Julian, el hombre se
había ido y Julian todavía continuaba con la mirada fija en el suelo,
sacudiendo su cabeza—. Oh mierda.
Tan pronto como la puerta de la jaula fue abierta, Koby corrió
rápidamente junto a Julian.
—¿Jules? ¿Hey, Jules? ¿Estás bien? —Julian no dijo nada, pero
continuó negando con la cabeza. Koby miró hacia Max—. Ve a buscar
a Alec.
Max salió corriendo y Koby trató de dirigir a un abatido Julian a
un lado del campo, lejos de la muchedumbre. Una vez que estuvieron
fuera del camino, Koby rodeó con sus brazos a un tembloroso Julian.
—Háblame. Dime qué te pasa. ¿Quién era ese hombre?
Julian continuó quieto. Alec y Max se acercaron corriendo y Alec
chasqueó sus dedos delante de la cara de Julian, nada. Alec giró hacia
Koby.
—Creo que tenemos que llevarle a casa.
Julian reaccionó, moviendo sus brazos y mirando salvajemente
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a su alrededor.
—¡No! Él está allí, él va a ir allí. No iré. No puedes obligarme a ir
—él trató de alejarse, pero los grandes brazos de Alec lo sujetaron por
la cintura.
Koby se acercó y puso sus manos sobre la cabeza de Julian,
sabiendo que eso le calmaba.
—¿Quién está en tu casa? ¿El hombre que te gritaba? —Una
mala sensación empezó a aparecer en su estómago—. ¿Jules? ¿Ese
hombre era tu padre?
Julian se sacudió y miró a Koby por primera vez.
—Sí. Ha venido a enseñarme una lección. Él dijo que llevase mi
culo a casa. Dijo que me esperaría allí —Julian negó con la cabeza—.
No le dije nada sobre ti. No puedes ir allí, él esta loco.
—¿Vendrás con nosotros a casa de Alec? Él puede protegerte.
Koby trató de apaciguar a Julian mientras su corazón empezaba
a romperse por el hombre asustado que tenía delante de él. Koby
miró a Alec.
—¿Está bien, verdad? —Koby se sintió aliviado cuando Alec
asintió.
—Nadie puede protegerme. Él es mi padre. Tiene derecho a
castigarme.
¿De que demonios estaba hablando Julian? Él era un hombre
adulto. Julian comenzó a negar con la cabeza otra vez. Koby miró
hacia Alec.
—Llevémoslo a la camioneta —Alec asintió y lentamente
persuadieron a Julian para que saliese del campo.
Una vez en el coche, le pusieron el cinturón de seguridad y Koby
condujo hacia la casa de Alec. En silencio Julian murmuró durante el
primer par de millas, pero cuando empezó a llorar, tomó todo el
control que Koby tenía, no detenerse en la banquina. ¿Qué diablos le
había hecho ese hombre a su hijo?
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Aparcando en la casa de Alec, Koby detuvo la camioneta,


desabrochó su cinturón de seguridad y se deslizó para envolver en sus
brazos a Julian. Murmuró palabras de amor en el oído de Julian
mientras él continuaba llorando.
Finalmente, Julian habló.
—Lo siento —murmuró al oído de Koby—. No soy el hombre que
piensas que soy.
—Venga, vamos dentro. Le podemos pedir a Alec que guarde tu
camioneta en el garaje, así nadie sabrá que estás aquí.
Julian abrazó a Koby tan fuerte que creyó que se desmayaría.
—No sé qué hacer. Por favor ayúdame —Julian comenzó a
temblar.
Él hizo señas a Max para que se acercase a la camioneta.
—Vamos. Te meteremos dentro y yo te abrazaré hasta que te
sientas mejor —Max comenzó a abrir la puerta de Julian, pero Koby lo
detuvo con un gesto—. ¿Esta bien si Max me ayuda a meterte en la
casa?
La cabeza de Julian se separó del hombro de Koby y
rápidamente se secó los ojos.
—No puedo llorar, los chicos grandes no lloran —frenéticamente
empezó a limpiarse la cara usando la manga de su chaqueta. Los
cabellos de la nuca de Koby se erizaron. Podía ver que Julian estaba
en otro lugar. Ni siquiera se parecía al hombre con quien había hecho
el amor esa mañana. Lo que vio, fue la cara de un niño asustado.
Koby tuvo que tragarse el nudo de su garganta cuando sus ojos
empezaron a humedecerse.
—Estoy mejor ahora —dijo Julian, secando la última de sus
lágrimas.
Koby inclinó la cabeza hacia Max, que abrió la puerta. Koby
desabrochó el cinturón de seguridad de Julian y le dio un suave
codazo señalando hacia la puerta abierta.
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—Vamos, cuidaré de ti —ayudaron a un aturdido y asustado


Julian a entrar en la casa.
Max miró hacia la sala de estar por un momento.
—¿Te parece bien que lo llevemos a nuestro dormitorio? Creo
que todavía tengo unos somníferos del accidente automovilístico de
Alec.
Koby guió a Julian hacia el dormitorio.
—¿Quieres tomar una pastilla para dormir?
Julian no dijo nada, pero continuó estremeciéndose. Max volvió
con las pastillas y se las dio a Koby junto con un vaso de agua y salió
del cuarto.
Sentándose sobre el borde de la cama, Koby puso una de las
píldoras en la boca de Julian.
—Vamos, cariño. Quiero que bebas un poco y te tragues la
pastilla. Hará que te sientas mejor.
Julian abrió la boca y tomó un poco de agua. Koby posó el vaso
en la mesa y se acostó junto a Julian. Sosteniéndole, comenzó a
cantar himnos para el pequeño niño en sus brazos.
Cantar en la iglesia siempre le había hecho feliz. Las canciones
acerca del amor y el perdón nunca fallaban para levantar su ánimo.
Esa había sido la principal razón para asistir cuando Koby se había
sentido preocupado. Cuando Gerald le dijo que ya no era bienvenido
en la iglesia por su desviación sexual, Koby se había aferrado a los
himnos. Ellos le habían acompañado en los momentos de soledad que
le habían seguido. Cantó unas seis canciones antes de Julian
finalmente se durmiese.
Koby lo sostuvo aún varios minutos más, antes de soltarlo e ir a
encontrarse con Max y Alec. Era el momento de congregar a las
tropas.

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CAPÍTULO NUEVE

Entrando en la sala de estar, Koby no se sorprendió al ver a Luc


y Max sentados juntos en el sofá. Estaban charlando.
—¿Cómo está? —Luc le preguntó, poniéndose de pie y dándole
un abrazo.
—Está dormido —dijo Koby. Sintiéndose totalmente agotado,
pero sabía que había cosas que tenían que ser atendidas.
—¿Dónde están Alec y Justin? Creo que tenemos que tener una
conversación.
Luc miró a Max y luego a Koby.
—Los dos y Demitri fueron a la casa de Julian
—¿Llamaron a la policía primero? —Koby comenzó a pasear por
el cuarto. También hizo el intento de sentarse.
—No —dijo Luc—, no hay nada por qué llamar la policía, a no
ser que Julian nos diga que está pasando.
Koby metió la mano en su bolsillo y sacó una gomita elástica
para el cabello. Rápidamente separó el pelo de su cara, y se la puso
mientras se preparaba para la batalla.
—Iré a ver —Él se dirigió a la puerta.
—No creo que eso sea lo acertado, además, ellos deben volver
en cualquier momento. Se fueron hace un buen rato.
—Es que no puedo quedarme aquí sentado. Tengo que hacer
algo —Koby seguía paseándose.
—Si Julian despierta, te necesitará aquí —razonó Max—. Por qué
no haces algo por ti y salimos a lanzar pelotas. Puedes descargar un
poco esa energía excedente.
Koby sacudió su cabeza ante la idea.
—De ningún modo podría concentrarme. Probablemente

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terminaría por lanzar la pelota a alguna de las ventanas de Alec —fue


salvado por el sonido de un coche entrando. Mirando por la ventana,
vio a Alec, Justin y Demitri ingresando a la casa—. Regresaron.
Alec abrió la puerta con los otros dos hombres detrás. Él abrió
sus brazos y Max voló a ellos.
—¿Qué pasó? —preguntó Max, alzando la vista a Alec.
—Demonios, todavía no lo sé —dijo Alec, mirando Koby.
—El papá de Julian parecía ser un tipo decente. Nos dijo que
estaba aquí por el fin de semana, sabiendo que habría desfile de
Bienvenida. No queriendo regresar sin haber tenido una posibilidad de
ver a Julian lo visitó en el campus, donde le dijeron que se había ido
en la ambulancia que se llevó a Vic. Entonces averiguó donde vivía
Julian —Alec se encogió—. Eso es todo, y parece perfectamente
razonable.
Justin se movió y puso una mano sobre el hombro de Koby.
—Esa es la clase de hombres que más me asustan, en
apariencia nadie, nunca, sospecharía o creería que ese hombre es
capaz de dañar a un niño. Creo que nosotros sabemos que esto no es
así.
Koby cabeceó.
—Tengo mis sospechas, pero Julian no quiere hablar sobre ello.
Son sólo algunas pistas que puede ir juntando. ¿Entonces qué hizo
cuando se lo dijeron?
Justin se encogió.
—Él lo negó y no estoy seguro de si es verdad. Créelo. Si él es
remotamente la clase de hombre que creo que es, va a estar más
enfadado ahora que antes. Pensará que Julian nos lo dijo. Estoy
seguro que no lo dejará escaparse con esto.
—¿Entonces, qué hacemos? —dijo Koby mientras seguía
mirando a los hombres.
Justin pareció tomar la delantera.
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—Bien, la primera cosa que haremos es sentarnos y comparar


apuntes —Koby sacudió su cabeza y Justin puso su mano para parar
la protesta que estaba ya sobre la punta de la lengua de Koby—. Sé
que no quieres traicionar a Julian, pero no podremos ayudarlo hasta
que sepamos exactamente cuál es el problema.
Koby siguió sacudiendo su cabeza.
—No. No puedo hacerlo, ¿Y si lo pierdo porque se los conté?
Max dio un paso hacia adelante y puso su mano en el brazo de
Koby.
—¿Estarías dispuesto a ver a un psicólogo, alguien que pueda
ofrecerte asesoramiento sobre cómo proceder?
—Sí, tal vez. Oh, demonios, no sé que hacer —Koby se sentó en
una silla y puso su cara entre sus manos. —Sé que no puedo ayudarlo
solo.
—¿Alec, crees que podríamos hablar con Theron? —Max le
preguntó.
—Seguro. Es domingo probablemente esté en casa —Alec fue
a recoger el teléfono.
Cuando volvió, estaba hablando y se lo pasó.
—Bien, toma —le dijo y le tendió el teléfono a Koby—. Puedes
hablar en mi oficina si quieres.
Koby cabeceó y tomó el teléfono.
—Dame un segundo, Theron, que entro a la oficina de Alec.

Cuando Koby salió una hora más tarde, todos estaban en el


patio trasero. Fue hasta el dormitorio para comprobar a Julian.

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Sentándose, le pasó una mano sobre la cabeza. Todavía estaba


dormido, pero por el aspecto que tenía desde que Koby lo había
dejado un rato antes, Julian no había tenido un sueño descansado.
Koby se inclinó y posó un beso suave sobre los labios de Julian.
—¿Qué secretos tienes encerrados dentro de ti? —Susurró.
Cerrando sus ojos rezó por que lo que estaba apunto de hacer fuera
lo correcto. Incluso si Julian lo odiaba después, le conseguiría ayuda.
Necesitaba desesperadamente hacer las cosas bien.
De no saber que tendría que decirle a Alec que su hermano
llegaría a la ciudad, Koby no dejaría a su amor. De mala gana salió
del cuarto hacia fuera.
Llegando, Koby sonrió al ver las sombrías caras esperándolo.
Tomó una de las sillas vacías y se sentó.
—Theron, volará hasta aquí. No estaba seguro de conseguir un
vuelo esta noche, pero dijo que llegaría en cuanto pudiera —Koby
sintió picar las lágrimas en sus ojos—. Está de acuerdo en que es
necesario que hable con Julian. Ahora sólo tengo que prepararlo para
su visita. —Limpió sus ojos y miró a sus amigos— ¿Y si lo pierdo? Es
la primera persona que me ama de verdad. Mis padres nunca lo
hicieron, ellos pelearon para librarse de mí —Koby notó que había
comenzado a pasearse de nuevo, benditos amigos por no
impedírselo—. Pero no Julian. Ese hombre me ama. Es un sentimiento
nuevo también para él —parándose, miró hacia atrás de la casa—. Le
pregunté a Theron si querría quedarse con nosotros, pero él no cree
que sea una buena idea.
—Puede quedarse con nosotros —dijo Justin.
—Gracias. Voy sentarme con Julian por un rato. Siento haberles
arruinado el día —él comenzó a volver hacia la casa, pero fue
detenido por una mano sobre su hombro. Se dio vuelta hacia Max
encontrado una mirada comprensiva en su cara.
Tirando a Koby en un abrazo, Max acarició su espalda.
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—Somos tus amigos y nosotros también te amamos.


Demitri se acercó después.
—Sé que Julian no podrá volver a su casa esta noche, tal vez
debamos cambiar de casas un par de días. Mi departamento no es
mucho, pero el papá del Julian no lo encontrará allí.
Koby veía el temor de sus amigos.
—¿Qué harás si Malono averigua donde esta Julian?
Demitri, de una manera elocuentemente gráfica, hizo sonar sus
nudillos.
—Caerle encima.
Más tarde, pudieron despertar lo suficiente a Julian para
conseguir que subiera a la camioneta hacia el departamento de
Demitri.
Había tenido razón, no era mucho, un área amplia con una
cama en una esquina. Demitri ayudó a poner a Julian en la cama y le
dio la llave.
—Creo que debería hacerles un recorrido —él comenzó a
señalar dentro del cuarto—, sala de estar, cocina, comedor, es la
mesa del centro delante del canapé, aquella puerta es el cuarto de
baño y la otra un armario.
Koby rió, y recibió la llave de casa.
—Si el señor Malono te visita esta noche, llama a la policía no
importa la hora que sea, ésta es mi casa, y él no es bienvenido aquí.
Demitri agarró un bolso y lo llenó con algo de ropa antes de
salir. Koby cerró a la puerta y comenzó a desnudarse. El día había
sido un infierno, después de que se desnudó Koby comenzó a quitar la
ropa de Julian. Él se despertó algo como para ayudarlo a levantar sus
brazos, pero todavía no decía mucho.
Consiguiendo situarse bajo las cobijas, Koby tiró a Julian en sus
brazos. Julian se acurrucó contra él besando el pecho de Koby.
—Te amo —le susurró, su voz sonaba cruda.
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—Oh, dulce, te amo también. Tanto que le pregunté a Theron si


podía venir a conversar contigo —él sintió a Julian ponerse tenso e
intentar alejarse. Koby lo sostuvo apretándolo—. Por favor, sólo
escúchame un minuto. Algo pasa contigo y si no recibes ayuda, tengo
miedo de lo que podría pasar. Habla con Theron, y nadie más tiene
que saberlo. Él es un doctor entrenado para ayudar a la gente. No
dirá a nadie lo que hables con él, pero tienes que hablar con alguien,
y claramente ese no soy yo.
Julian estaba muy tenso y Koby lo esperó conteniendo el
aliento.
Cuando finalmente habló él parecía estar dormido y Koby tuvo
que concentrarse para entenderlo.
—Tú me abandonarás. Cuando lo averigües, te voy a repugnar.
—No, te juro que nunca pasará. Creo conocerte un poco y estoy
todavía enamorado como un loco de ti. Puedo estar repugnado con tu
padre, pero nunca contigo. Por favor, solo dime que intentarás hablar
con Theron, eso es todo lo que te pido.
Después de unos minutos, Julian finalmente dio un asentimiento
corto.
—Voy a intentarlo.
Koby buscó los labios del Julian y lo besó. Tanto como Julian lo
anhelaba, la noche no era para sexo. En cambio, Koby sabía que
Julian tenía que sentir el amor y la seguridad en sus brazos.
La cabeza del Julian se recostó en su hombro y besó su frente.
—Vamos a dormir un poco. Mañana será un gran día para
ambos. Tú tienes una reunión con Theron y yo tengo un quarterback
al que ganarle.

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CAPÍTULO DIEZ

Los días que siguieron fueron difíciles. Julian estaba a menudo


retraído y gruñón por las tardes y Koby deseaba compartir muchas
cosas con él. Las prácticas de fútbol iban bien y el entrenador
Williams le confirmó que tendría más participación en el partido del
sábado entrante.
Vic volvería a los entrenamientos mañana, lo que provocaba
cierta inquietud en Koby. Podía hablarlo con Max, pero no era lo
mismo. Quería hablarlo con el hombre que amaba, aunque éste
parecía tener cosas más importantes en mente. Koby no lo culpaba, la
buena disposición de Julian para abrirse y trabajar con Theron lo
llenaba de orgullo. Si el hecho que prefiriera hablar con otro de sus
problemas y no con él lo traía un poco celoso, pues ese sería su
secreto.
Entrando al apartamento, lanzó su bolso de gimnasia y su
mochila en el suelo, junto a la puerta. Una vez más Julian no estaba
en casa para saludarlo. Caminó hasta el refrigerador y miró dentro.
Diablos, ni siquiera sabía si vendría a cenar.
Dejándose caer en el sofá, levanto el teléfono y marcó el celular
de Julian. Cuando la contestadota saltó inmediatamente, pues el
teléfono estaba apagado, cortó sin dejar mensaje. Golpeando el
aparato en su frente decidió finalmente llamar a Max. Necesitaba más
que nunca oír la voz de otra persona.
Veinte minutos después Julian atravesó la puerta cargando una
pizza. Koby se despidió y colgó el teléfono.
—¡Hey! —dijo saltando del sofá y caminando hacia Julian—. Me
alegra que hayas traído la cena. No sabía a que hora…
—¿Con quién hablabas? —Exigió Julian, cortante.

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¿Qué diablos? Koby miro al teléfono y de nuevo a Julian.


—Con Max, ¿Por?
—Simplemente encuentro extraño que cada vez que vuelvo a
casa estas hablando por teléfono y entonces cuelgas
apresuradamente.
Koby alzo las manos y dio un paso atrás.
—Era sólo Max. Mira, no quiero discutir contigo.
—¿En verdad? —Julian lo miraba fijamente.
—¿De dónde demonios vino eso? —Koby cruzó los brazos. Era
muy paciente, pero la actitud desconfiada de Julian sacaba lo peor de
él. Últimamente se volvía del revés para lidiar con sus cambios de
humor, pues imaginaba toda la mierda que soportaba durante el día
con Theron. Koby se decía a sí mismo que Julian se desquitaba con la
persona mas allegada a él, pero eso no lo hacía más fácil de
sobrellevar.
—No lo sé —contestó Julian arrojando la caja de pizza sobre la
mesa del café—. Es sólo que cada vez que entro por esa puerta estás
al teléfono con Max. ¿Qué se supone que debo pensar?
—Uh… ¿quizás que necesito conversar con alguien de vez en
cuando? Por otra parte, he hablado con Max exactamente dos veces.
Tenía noticias que quería compartir y tú no contestabas el teléfono.
—¿Entonces el próximo en la lista será Max?
Koby cerró los ojos y probó contar hasta diez.
—¿No piensas a responder? —Julian dio un paso adelante.
Dios lo ayudara, no podía pasar por esto de nuevo. Levantando
una mano detuvo a Julian.
—Salgo un rato. Lo último que quiero, en estos momentos, es
discutir y si me quedo, es exactamente lo que va a ocurrir.
—¿Así que simplemente sales? ¿Tienes alguna idea de lo que
tuve que soportar hoy?
—¡No! No la tengo. Es eso justamente. No sé nada de lo que
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has estado haciendo, porque la única vez que me diriges la palabra es


para gritar o buscar pelea. ¿Tienes idea de lo que ocurre conmigo?
No, por supuesto que no, porque, justo ahora, no parezco existir para
otra cosa que como chivo expiatorio —Tomando su chaqueta, apartó a
Julian del camino y salió.
Era bueno que Demitri viviera cerca del campus. Al trote, huyó
al único lugar en que últimamente se sentía como en casa.
Entrando al campo, secó las lágrimas de sus ojos. No las había
notado hasta que se detuvo. Se quitó la chaqueta he hizo un poco de
estiramiento antes de comenzar la carrera. Necesitaba ponerse en la
zona y olvidar la discusión.
Por cuarenta minutos corrió como si el Diablo le pisara los
talones, en la seguridad de la zona. Comenzaba a bajar el ritmo
cuando notó al hombre parado a un costado de la pista. Se le erizaron
los pelos de la nuca, y Koby supo, de pronto, exactamente lo que
debía hacer. Sin dudarlo se acercó al hombre y tiró el golpe más
fuerte de su vida. Tuvo la satisfacción de sentir el crujido del cartílago
bajo su puño mientras la cabeza del señor Malono volaba hacia atrás,
un segundo antes de derrumbarse sobre el suelo. Furioso, se inclinó
sobre el pequeño bastardo que había herido a su amado, al tiempo
que la rabia incontrolable recorría su cuerpo.
Apuntando su dedo a la cara del infeliz, Koby dejó fluir todo.
—¡Tu, pequeño degenerado! Sal de este pueblo y no te atrevas
a mostrar la cara por aquí otra vez. Nunca vuelvas a intentar ver o
hablar con Julian ¿Me has oído? Caso contrario, tendrás suerte si no
se presentan cargos contra ti, basados en lo que le has hecho —Koby
no sabía exactamente que había sucedido a Julian, pero la mirada en
el rostro ensangrentado parecía decirlo todo.
—¿Qué dijo el muchacho? Es un condenado mentiroso si dijo
que lo forcé. Él disfruto cada minuto.
Koby no le dio oportunidad de seguir hablando antes de poner
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una patada bien colocada en el estómago del hombre.


—¡Cierra la maldita boca! Si quieres fastidiar a alguien, aquí
estoy yo. Levántate y pelea como hombre —las manos de Koby
estaban apretadas en puños mientras la sangre latía tan fuerte en sus
oídos que apenas escuchaba lo que el bastardo decía.
—Tú no eres un hombre. No eres más que un niño.
—Oh, ¿Estas comenzando a excitarte entonces? Maldito
degenerado —Koby se agachó y lo golpeó en la boca una vez más
antes de marcharse.

Koby deambuló por el pueblo un par de horas tratando de


calmarse antes de volver a enfrentar a Julian. Su mano estaba
inflamada y esperaba no haberse roto algún hueso, pero aunque así
fuera, habría valido la pena. Al llegar al tope de las escaleras, la
puerta del apartamento se abrió y Julian estaba allí. Koby sintió un
nudo en la garganta al ver su rostro, y éste alzando sus brazos dijo.
—Lo siento tanto.
Koby fue a sus brazos impulsándolos a ambos dentro del
apartamento. Mientras besaba a Julian, sentía que su corazón
comenzaba a sanar.
—No debí decir esas cosas.
—Si, debías. Estaba comportándome como un asno —Julian lo
besó—. Es cierto que estoy trabajando para superar un poco de esta
mierda, pero va a llevar un tiempo aún y sé que no podré hacerlo sin
ti.
Koby hizo una mueca de dolor cuando Julian tomó su mano.

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Julian lo miró y volvió a mirar su mano.


—¿Qué diablos hiciste, cariño? —preguntó mientras observaba
los nudillos inflamados.
Mierda, pensó Koby. ¿Qué debería decir? Si dejaba saber a
Julian que se había enfrentado a su padre, tal vez arruinaría las cosas
y lo hiciera sentir peor por nunca haberse atrevido el mismo a
hacerlo, por otro lado si veía de primera mano que su padre no era
infalible podría superar lo ocurrido.
—¿Koby? ¿Te metiste en una pelea? —Julian lo miraba a los
ojos.
—Si. Sé que fue una estupidez, pero de verdad no quiero
discutirlo. —Liberando su mano, se dirigió al cuarto de baño—. ¿Crees
que Demitri tenga algo de alcohol?
Julian lo siguió de cerca.
—No aparentas tener alguna otra marca, aparte de los cortes en
tu mano. ¿Fuiste quién comenzó la pelea?
Sondeando en el gabinete de medicinas, Koby encogió los
hombros.
—No de hecho. Tiré el primer golpe, pero no comencé la pelea.
Quitándole la botella de las manos, Julian señaló hacia el
retrete.
—Siéntate —dijo mientras extraía un par de bolas de algodón.
—¿Comprendes que pueden expulsarte del equipo por esto?
Sobresaltándose ante el ardor del líquido en sus cortes, Koby se
encogió los hombros nuevamente.
—Valió la pena.
—¿En verdad? El fútbol es lo más importante en tu vida. ¿Por
qué arriesgarlo?
—Tú eres lo más importante en mi vida. Dejémoslo claro desde
ya. Juego pelota porque me hace sentir importante. Me gusta oír a los
fanáticos gritar mi nombre. Contigo me siento amado. No hay
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comparación posible.
Julian tiró los algodones a la basura y sacó un par de apósitos.
—¿Fue Vic? Porque te garantizo que no lo dejará pasar.
—No se trata de Vic. Vamos Jules, déjalo. Estoy hambriento y
cansado, y sólo quiero que me abraces.
Una sonrisa nació lentamente en el rostro de Julian.
—De acuerdo, por ahora. Cena, cama y después nos pondremos
cómodos —extendió los brazos y Koby, poniéndose de pie, lo
abrazó—. Te amo. Por favor, se paciente conmigo.
—Recuerda que soy un simple humano. Te amo, y te necesito
también —señaló frotando su floreciente erección contra el frente de
los jeans de Julian.
—Hm, puedo ocuparme de ese problema por ti.
—Oh, gracias a dios. Aún soy un chico joven y si no me corro al
menos una vez al día, mis pelotas empiezan a doler —Koby hizo un
guiño.
—Vamos, calmaré tu sufrimiento —dijo Julian mientras guiaba a
Koby hacia la cama.
Una vez desnudos y entre las sábanas, Julian cubrió a Koby con
su cuerpo y observó el hermoso rostro del hombre que amaba.
Pudiendo tener a cualquiera de las docenas de hombres gay de los
alrededores del campus, ¿Por qué cargarse con alguien tan enredado
como él?
—¿En qué piensas tan intensamente? —preguntó Koby mientras
alzaba la cabeza para besarlo.
—Estaba tratando de averiguar como llegué a ser tan
afortunado —respondió Julian, apartando unos cabellos dorados del
rostro de Koby.
—Tal vez ambos merecíamos una recompensa de la vida.
Dios, Koby lo hacía sentir tan bien.
—Estoy tratando de ser el hombre que tú te mereces, pero
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temo no estar a la altura —Julian se tragó las lágrimas que


amenazaban surgir, había llorado suficiente frente a Koby los últimos
tiempos.
Con su mano buena, Koby alcanzó y trazó el filo de la nariz de
Julian.
—¿Tienes idea del orgullo que me haces sentir? ¿Del coraje que
muestras al buscar la ayuda que necesitas?
Julian sonrió
—No dirías lo mismo si supieras que lloriqueo todos los días. Ese
Theron es duro, no me deja pasar nada —El rostro de Koby dejó ver
su contrariedad por un segundo.
—Eso es bueno. Significa que te está ayudando.
—El no es gay.
—Bien.
—Quiero decir que no tienes porque sentir celos, ni nada —
Julian movió sus caderas, dejando su semi erecta polla se deslizara
contra la dura verga de Koby.
—Hay razones para sentir celos, aunque no quieras acostarte
con él, pero ese es mi problema y lo superaré —Koby separó sus
piernas, en un intento por distraer a Julian.
Con un gesto de negación, Julian lamió los labios de Koby antes
de profundizar para saborear a su hombre.
—Cuéntame esas razones.
—Son tonterías, como el hecho de que puedas hablar con él
sobre las cosas que te hieren. No me mal entiendas. Me alegra que
finalmente comenzaras a hablar de ello, pero no puedo evitar
sentirme celoso porque no lo hablas conmigo.
Respirando profundamente, Julian buscó la forma de explicarse.
—Si robaras algo, ¿a quién te sería más fácil confesarlo: a tu
mamá o a algún chico de la clase de matemática?
Koby realmente sonrió por un segundo.
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—Bien, amigo, mal ejemplo, pero veo a donde quieres llegar. La


mayoría de las personas con familias normales encontrarían más fácil
hablarlo con un amigo.
—Ah, pero yo no dije amigo. No considero así Theron. Es el
hermano de un amigo. Es diferente. No pienso que vaya a
decepcionarse conmigo cuando oiga lo que tengo para decir, entonces
puedo ser abierto con él. Contigo, simplemente no estoy listo para
correr el riesgo.
Julian observó como la mandíbula de Koby se tensaba, algo que
ocurría cuando consideraba algo importante.
—Creo que lo he comprendido, pero lo que tú necesitas
comprender, es que tus demonios no pueden asustarme o
fastidiarme.
—Eso lo veremos.

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CAPÍTULO ONCE

Una dura polla que se deslizaba contra su culo despertó a Koby


a la mañana siguiente. Con una sonrisa, se echó hacia atrás contra
Julian.
—Buenos días.
—Mmm —gimió Julian y comenzó a besar su cuello—. ¿Cómo
está tu mano esta mañana?
Koby movió los dedos, bien al menos nada parece roto, pensó.
Trató de cerrar los dedos en un puño y se estremeció un poco.
—Todavía me duele un poco. Con algo de suerte, eso no me
impedirá dar un pase.
Julian lo envolvió en sus brazos con más fuerza y movió una
mano hacia la erección matinal de Koby.
—Lo siento. Acabo de darme cuenta de que no te he preguntado
cómo ha ido el entrenamiento. Joder, soy un imbécil.
Empujando en la caliente mano de Julian, Koby gimió.
—Hablemos de fútbol después.
Sintió que Julian se apartaba por un momento, y luego volvía,
trayendo un condón y con lubricante en los dedos. Siguió besando su
cuello mientras pasaba sus hábiles dedos alrededor del agujero de
Koby. Ambos gimieron cuando deslizó un dedo dentro. Dios, eso le
encantaba. Estar en la cama con su hombre, con los dedos dentro de
su culo y una mano alrededor de su polla. Realmente la vida no podía
ser más perfecta de lo que se sentía en esos momentos. Julian sacó
los dedos y colocó su polla. Empujando lentamente, susurró al oído de
Koby.
—¿Sabes lo excitante que eres? Te deseé desde la primera vez,
cuando te conocí en casa de Justin. Eras demasiado, con tu bronceado

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de California y tu pelo de surfista —Julian cogió ritmo, levantando la


pierna de Koby aún más arriba.
Koby estaba absorto en las sensaciones. Esto era incluso mejor
que correr o concentrarse en la zona. En estos momentos solo
estaban ellos dos. Los problemas no existían. Julian tocó su glándula y
Koby creyó que su cabeza explotaría.
—¡Oh, joder! —Sin advertencia, su polla estalló lanzando
chorros de espeso y blanco semen.
—No existe nadie más, sólo tú —balbuceó Koby mientras Julian
empujaba unas cuantas veces más antes de gruñir su nombre. Sintió
cómo Julian se sacudía contra su espalda con la fuerza de su
orgasmo.
Jadeando con fuerza, ambos cayeron en un ligero sueño. No
eran necesarias las palabras después de algo tan bueno.

Terminado su zumo de naranja, Koby se sorprendió cuando


Julian apareció con ropa de entrenamiento.
—¿Vas a ir a trabajar hoy?
—Sí, creo que iré un rato. Theron y yo nos hemos tomado un
descanso de unas pocas horas. ¿Puedes reunirte conmigo para
comer? Tengo otra sesión con Theron esta tarde, pero después
volveré para seguir entrenando.
—Oh, hablando del entrenamiento —dijo Koby saltando sobre
las puntas de los pies—. Si mi mano no me fastidia, el entrenador
Williams dice que podría conseguir jugar en el partido del sábado.
Julian se le echó encima y lo levantó dándole un abrazo de oso.

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—Eso es fantástico, todo tu trabajo está dando sus frutos —De


repente su cara perdió su entusiasmo—. Eso es lo que querías
decirme cuando llamaste, ¿verdad?
—Está bien. En realidad, preferiría olvidar toda la escena de la
pelea —Koby se separó y puso los platos sucios en el fregadero—. ¿Y
qué vas a hacer después? ¿Estarás en casa para la cena?
—Pensaba que podríamos volver aquí después del trabajo a
limpiar algo. Quizás intercambiarnos con Demitri. De verdad que echo
de menos mi enorme cama.
Koby no sabía cómo decirle que aún no estaba a salvo. Ya era
suficientemente malo que estuviera planeando ir a trabajar, pero si su
padre aún estaba en la ciudad, Koby estaba seguro que aún andaría
buscando pelea.
—Creo que sería mejor quedarnos aquí por unos cuantos días
más.
—Podemos hablar sobre eso en la comida. No quiero llegar
tarde al trabajo. No he asistido ya parte de la semana —Julian cogió
las llaves y esperó en la puerta.
Koby recogió su mochila y su bolsa del suelo. Todavía estaba un
poco preocupado porque Julian fuera a trabajar, pero aún estaba más
preocupado de que su padre apareciera por su casa si volvían allí.
Koby creía que Julian estaba a salvo yendo a la casa de Justin cada
día, pero le preocupaba el tiempo que pasaba en el campus.
Necesitaba hablar con Justin. Quizás éste podría vigilar al padre de
Julian mientras él intentaba que cambiase de opinión sobre volver a
casa.
Mientras Julian aparcaba la camioneta, Koby inspeccionó el
aparcamiento y el área circundante. Dudaba que los problemas
pudieran aparecer tan temprano, pero no quería arriesgarse.
Se inclinó sobre Julian y le dio un rápido beso.
—Te veré después de clase —dijo saltando fuera de la
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camioneta. Habían pasado tanto tiempo en cama esa mañana que


Koby estaba escaso de tiempo si quería llegar a su primera clase.
Agarrando su bolsa, Julian inspiró profundamente y entró en el
edificio. Abriendo la puerta de su oficina, la dejó caer y encendió las
luces antes de ir en busca de Justin y del entrenador Williams. Habían
pasado muchas cosas en los últimos días, y Julian necesitaba saber si
estaban de acuerdo con todo.
Justin estaba haciendo abdominales cuando lo encontró en la
sala de pesas.
—Eh, ¿tienes un minuto?
Dejándose caer sobre la esterilla, Justin asintió.
—Sí, este viejo cuerpo ya no puede levantar tanto peso como
antes —se incorporó y cogió una toalla para secar el sudor de su
cara—. ¿Qué pasa?
—Pensé ver si el entrenador Williams, tú y yo nos podríamos
juntar para una pequeña reunión —Justin asintió y se levantó. Caminó
al lado de Julian pasillo abajo hacia la oficina del entrenador Williams.
La puerta estaba abierta y el entrenador estaba escribiendo
jugadas en la enorme pizarra.
—Eh, entrenador ¿tienes un minuto?
Bajando la tiza, el entrenador Williams se dio la vuelta.
—¿Cuándo empezarás a llamarme Collin?
—Nunca. Para mí tú siempre serás el entrenador Williams —Los
tres hombres se sentaron. —Solo quería asegurarme de que todo está
bien con lo que ha pasado últimamente. Sé que he faltado al trabajo
esta semana, y en este momento del año ambos debéis trabajar
horas extra hasta que llegue la época de poca actividad.
Collin rechazó sus preocupaciones con un gesto de la mano.
—Tómate todo el tiempo que necesites. Sé que todo esto por lo
que estás pasando servirá para hacerte más fuerte.
—Bueno, es justo eso. No he terminado. De hecho, parece que
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podría estar cambiando de médicos para poder trabajar en estas


cuestiones durante mucho tiempo. Una vez que Theron se marche,
probablemente iré a terapia a última hora de la tarde, pero al menos
por el resto de esta semana necesitaré estar fuera todas las tardes.
Aunque puedo volver cuando empiecen las sesiones de entrenamiento
—Julian se removió un poco en su silla. El pensamiento de llegar al
trabajo sintiéndose expuesto después de una sesión con Theron no le
sentaba bien en realidad, pero aún tenía un trabajo que hacer.
—Eso no debería ser ningún problema —dijo el entrenador
Williams—. No hemos tenido ningún lesionado esta semana, así que
los jugadores deberían ser capaces de entrenar solo con uno de
nosotros. ¿Te importa que te pregunte si ya has pensado en un nuevo
terapeuta?
—No, Theron iba a hacer algunas llamadas esta mañana. Tiene
que estar de vuelta en Nueva York el domingo, así que andamos un
poco cortos de tiempo.
Collin se frotó la parte de atrás del cuello.
—Bueno, conozco un antiguo jugador que se está trasladando
de vuelta a la ciudad. Joe se ha convertido en un buen amigo. Es
psicólogo y está abriendo una consulta en la ciudad, además también
se va a apuntar como voluntario fuera de la clínica un par de días a la
semana. Creo que te gustaría, es un buen chico.
Julian no estaba seguro sobre cómo se sentiría al tener las
sesiones de terapia en el campus, pero una de las cosas que Theron le
había enseñado es que tenía que hablar cuando algo no le parecía
bien.
—No quiero tener las sesiones en el campus —ya está, lo había
dicho—. ¿Crees que estaría dispuesto a verme en su consulta privada?
—No veo por qué no. ¿Te gustaría que lo llamase?
Julian se preguntó si a Joe le repugnaría su pasado. ¿Pensaría
que por ser gay es como si lo estuviera pidiendo? Tal vez Theron
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podría comprobarlo antes. Así no se sentiría tan avergonzado si el


nuevo doctor lo rechazaba.
—Sí, gracias, entrenador, ¿podrías hacer que llamara a Theron?
—Julian sintió un pequeño ramalazo de orgullo por defenderse a sí
mismo.
—De acuerdo entonces, ¿por qué no van a empezar la jornada
mientras yo llamo a Joe?
Justin y Julian se levantaron para marcharse. Julian le dio la
mano a Collin
—Gracias.
—No me lo agradezcas, hijo, todos mis jugadores son como mi
familia. Sólo recuerda que tengo un hijo que vendrá a la Norte-Central
el año que viene. Es un poco blando, y espero que hagas un hombre
de él —Julian abrió los ojos como platos mientras la cara de Collin
enrojecía—. Lo que digo es que quiero que le enseñes cómo entrenar.
Para poner algo de músculo en ese cuerpo tan flaco que tiene. Yo aún
no entiendo cómo un hijo mío puede ser tan diferente a su viejo —
Collin suspiró—, supongo que en realidad no importa. Quiero al
muchacho a morir. Ya lo descubrirás cuando conozcas a Rocco, nadie
puede resistirse a su encanto.
—Tenemos un trato —dijo Julian mientras salía de la oficina.
Cuando salieron al pasillo, Julian se aclaró la garganta.
—¿Por qué no sabía que Collin tenía un hijo?
—No mucha gente lo sabe. Hace poco que me lo dijo a mí,
conoció a la madre de Rocco cuando fue al Wind River Casino en
Wyoming. Tuvieron un asunto que duró una semana y ella se quedó
embarazada —Justin hizo pasar a Julian a su oficina y cerró la
puerta—. La pobre mujer vino aquí al colegio y encontró a Collin.
Estaba destrozada. Collin estuvo de acuerdo en casarse, para que así
ella y su hijo pudieran llevar legalmente su apellido. Poco después del
nacimiento de Rocco, hubo un divorcio de mutuo acuerdo. Joder, creo
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que sólo ha visto al chico alrededor de una vez al año. Yo sólo lo he


visto en fotos.
Justin abrió el cajón de su escritorio y sacó una botella de
bebida isotónica. Después de beber la mitad de la botella, continuó.
—Collin me enseñó el otro día una foto de Rocco ya de mayor.
Todo lo que puedo decir es que Collin va a tener problemas con él.
Julian arqueó una ceja.
—¿Por qué?
—Rocco se parece a la mujer más bonita que hayas visto en tu
vida. —Dijo Justin con una sonrisa.
—¿Eh? —Julian se quedó totalmente perplejo con esa
declaración.
—Es hermoso. No sólo estoy diciendo que sea guapísimo, sino
que va más allá. Sus rasgos son tan perfectos que no parecen reales,
y tiene ese largo pelo negro que brilla como si fuese azul bajo la luz
—Justin se rió entre dientes—. De acuerdo, voy a parar aquí porque el
chico es el hijo de Collin y no debería estar pensando en él de esa
manera.
—Sí, por lo que estás diciendo, apuesto a que Collin va a estar
muy ocupado. Este lugar va a ser como un “buffet libre” para alguien
con un aspecto así.
Julian se sentó y se quedó mirando alrededor de la oficina
durante varios segundos. Estaba intentando pensar en una forma de
confiarse a Justin sobre Koby.
—Esto… Koby se peleó anoche con alguien. Su mano estaba
bastante hinchada cuando llegó a casa. No estoy seguro de cómo va a
entrenar hoy.
—¿Con quién se peleó? —Justin se inclinó hacia delante, con los
brazos apoyados en el escritorio.
—No lo sé, no me lo quiso decir, pero me aseguró que no había
sido con Vic. Tengo miedo de que se meta en un lío con el equipo
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debido a eso —Julian se levantó y secó sus nerviosas manos sobre sus
vaqueros.
—No se meterá en ningún lío a menos que alguien dé parte —
Justin también se levantó y le dio a Julian un rápido abrazo—. Va a
estar bien, y tú también. Ahora vamos a trabajar.
—Sí, jefe —Julian sonrió abiertamente cuando se fue.
Cuando Koby asomó la cabeza por la puerta, Julian estaba
trabajando con un futbolista que Koby ya había visto por el campus.
Levantando la mirada, Julian hizo un gesto con la mano, dejando
levantado un dedo, el signo universal para indicarle que estaría con él
en un minuto.
Con una sonrisa, Koby se apoyó contra la pared y miró a su
hombre trabajar. Era muy bueno en su trabajo, severo pero paciente.
Aunque era un poco raro para él trabajar con alguien aparte de
jugadores de fútbol. Koby se preguntó qué historia habría detrás.
Tendría que preguntarle a Julian cuando fueran a comer.
Cinco minutos después, Julian caminó hacia él.
—¿Estás preparado para salir de aquí durante un rato?
—Sí —dijo Koby mientras iba el primero hacia el camión de
Julian—. Mi siguiente clase no es hasta dentro de dos horas. Pensaba
que podría comer un poco, tomarme un pequeño tentempié contigo y
después quizás hacer unos levantamientos durante un par de
minutos. —Subiendo de un salto, Koby se abrochó el cinturón de
seguridad y esperó por Julian. Podía decir, por la forma en que Julian
actuaba, que no había habido ningún altercado con su padre, así que
al menos pudo soltar un suspiro de alivio.
Arrancando el motor, Julian se giró hacia él.
—¿Te parece bien emparedados de carne?
—Claro —replicó Koby—. Así que, eh, ¿por qué estabas
trabajando con un futbolista? Creí que tenían su propio preparador.
—Y lo tienen, pero al entrenador Billings no le gusta. Dice que
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no distingue su codo de su culo. Parece ser que es hijo de uno de los


principales patrocinadores del programa de fútbol —Julian entró en el
pequeño bar-parrillada—. De cualquier forma, Aaron me preguntó y
como tenía un par de minutos, le estuve mostrando a Liam qué
ejercicios debería hacer para fortalecer su pierna lesionada.
Encontraron un reservado vacío, pero ninguno de ellos se tomó
la molestia de abrir el menú. Koby saludó a la camarera con una
sonrisa.
—Hola, Amy, tomaremos lo de siempre.
Guiñándoles un ojo, anotó el pedido en su cuaderno y volvió a
la barra. Koby extendió las piernas y deslizó un pie hacia arriba por la
pantorrilla de Julian.
—¿Cómo te ha ido hoy?
—Bien, en realidad. El entrenador Williams me concertó una
reunión con un nuevo terapeuta para hoy más tarde. Un tipo que jugó
al fútbol aquí. Acaba de abrir una consulta privada en la ciudad —se
encogió de hombros—. De cualquier forma, se supone que me reuniré
con Theron y este tipo, Joe Pressman, después de comer. Decidimos
que cuanto antes me sienta cómodo con el nuevo doctor, mejor para
mí y no hay mucho tiempo antes de que Theron se vaya.
Koby alargó una mano por encima de la mesa y apretó la de
Julian.
—Estoy tan contento de que sigas después de que Theron se
marche.
—Oh, cariño, tengo miedo de que me vaya a llevar años de
terapia el poder enfrentarme a mi pasado —Julian le devolvió el
apretón.
—Pues que sean años. Yo no voy a irme a ningún sitio —Koby
sonrió abiertamente y movió su pie hacia arriba por el interior de la
pierna de Julian hasta acariciar el bulto en sus vaqueros. Le guiñó un
ojo—. ¿Te apetece un poco de postre después de comer?
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—Oh, sí. Demitri dijo que debería estar fuera de casa en un par
de horas —Julian miró su reloj—. Estupendo, así tendré mi postre en
nuestra casa. En estos momentos debería haberse marchado ya hace
rato.
—Oh, mierda.
—¿Qué? ¿Lo llamaste? Creí que lo íbamos a discutir durante la
comida.
—Lo siento, Demitri llamó para ver cómo me iba. Le conté que
pensábamos volver a cambiarnos... —Julian cerró los ojos y
suspiró—. Tendría que haber esperado.
Mirando su mano, Koby supo que tenía que contárselo. No sería
correcto que Julian fuera sorprendido por su padre en algún
momento.
—Hay algo que necesito contarte —Koby inspiró profundamente
y dejó salir el aliento con lentitud—. Después de marcharme anoche,
fui a la pista a correr. Necesitaba vaciar la mente durante un rato —
Cogiendo el salero, Koby lo estudió, tratando de mirar a cualquier
parte excepto a Julian—. Cuando terminé de correr encontré a tu
padre.
—¿Qué? —dijo Julian con voz suave y ojos llenos de preguntas.
Entonces echó un vistazo a la mano de Koby—. ¿Le diste un puñetazo
a mi padre?
—Sí, y se sintió malditamente bien.

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CAPÍTULO DOCE

—Espera —dijo Julian, sacudiendo su cabeza—. Déjame


entender esto. ¿Le diste un puñetazo a mi padre?
Incapaz de entenderlo, Koby inclinó la cabeza.
—¿Y él no te mató? ¿Qué hizo exactamente?
Koby vio como la cara de Julian mostraba su turbación. Él había
decidido que lo mejor sería decirle solo eso.
—Bueno, al principio, realmente no le di la posibilidad de decir o
hacer nada. Yo lo vi, me acerqué, y lo golpeé en la nariz. Él cayó y le
dije que se mantuviera a una jodida distancia de ti. Cuando comenzó
a vomitar mierda que no quería oír, le pegué un patada en las tripas y
luego un puñetazo en la boca, porque se sentía muy bueno. Él seguía
en el suelo cuando me fui —Koby se hizo hacia atrás en la cabina y
esperó. Restregando sus ojos con el dorso de sus manos, los labios
del Julian comenzaron a moverse. Él no hablaba en voz muy alta, más
parecía que lo hacía para sí mismo.
Koby comenzó a preguntarse si había hecho bien en contárselo.
Finalmente, Julian alzó la vista.
—Él siempre me decía que mataría a quien osara desafiarlo e
intentara golpearlo. He visto el mal en él, y sé que es malditamente
capaz de hacerlo, ¿entonces por qué no lo hizo?
—Quizás sólo era su manera de controlarte —Koby vaciló
durante un minuto, antes de continuar—. Estoy seguro de que para ti,
tu padre es un hombre grande que da miedo, pero dulce, no es así.
Para empezar, es más bajo que tú y no está en muy buen estado
físico.
Julian comenzó a sacudir su cabeza otra vez—. ¿Te importa si
nos vamos? Debo hablar con Theron antes de que el Doc nuevo

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llegue.
Koby sintió como si le hubieran dado una patada. Aunque
entendía la necesidad de Julian de tratar la información con su
terapeuta, todavía le dolía.
—Seguro —él se deslizó de la cabina—, sólo le diré a Amy que
ponga los emparedados en una bolsa para llevar.
Conduciendo a casa de Justin, Koby comió con una mano,
mientras el almuerzo de Julian se ubicaba en el asiento entre ellos.
Koby no sabía si el emparedado quedaría ahí, pero pensaba que era
importante para Julian ver que sus reacciones no parecían afectarlo
de un modo negativo.
Ingresando por el camino de entrada, Koby puso la camioneta
en la entrada de automóviles.
—¿Estas bien?
—No lo sé, es sólo que tengo mucho que resolver —Koby notó
que Julian no lo había mirado desde que ellos habían dejado la barra.
—¿Estás enojado conmigo? —le preguntó Koby, moviéndose
contra el recipiente con el almuerzo sobre el asiento.
La cabeza del Julian se movió hacia él.
—¿Qué? ¿Por qué estaría enojado contigo? Estoy enojado
conmigo mismo.
Desabrochándose, Koby corrió el almuerzo de Julian y se acercó
a él. Puso sus brazos alrededor del hombre que amaba y besó su
frente.
—No soy un psicólogo pero tengo mucha imaginación, y creo
que, si a alguien le dicen durante mucho tiempo algo, terminan por
creerlo, creo que tu padre usó las palabras y los puños como armas
contra ti por muchos años. No te culpes por creerlas.
Después de darle un suave beso sobre los labios, Julian
examinado los ojos de Koby.
—Te amo, pero tengo que entrar y tratar esto. Tengo que
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intentarlo y procesarlo antes de hacerlo desaparecer.


—Sé que lo harás. Solo recuerda que te amo.
—Lo haré —dijo Julian mientras abrió la puerta—. Te llamaré
cuando necesite que vengas a buscarme —le dijo, sacudiendo ante
Koby el celular.
—Estaré aquí cuando me necesites —Julian cerró la puerta.
Koby lo miró mientras se alejaba. Tendría que decirle a Justin que
probablemente Julian no regresaría a tiempo para la práctica.
De repente, no tuvo ganas de sentarse en su clase de inglés. Él
tenía que hablar con Justin y luego ir a correr, una larga y agradable
carrera.

Llamando a la puerta de Justin, Koby se sentía impaciente.


Agradeció cuando Justin lo llamó, entró y cerró la puerta.
—¿Tienes un minuto?
—Seguro —le dijo Justin, cerrando sus manos detrás de su
cabeza e inclinándose hacia atrás en la silla—. Toma asiento.
Ocupó una de las sillas delante del escritorio de Justin, las
manos de Koby comenzaron a sudar.
—Sólo quería decirte que Julian probablemente no podrá
regresar a tiempo para la práctica —Koby tragó el nudo en su
garganta—. Le dije que vi a su padre.
Koby continuó a explicándole a Justin lo que había pasado la
noche anterior. Cuando terminó, la mandíbula de Justin colgaba
abierta.

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—¿Demonios, realmente le pegaste la tipo?


—¿No hubieras hecho lo mismo si alguien le hubiera hecho algo
inconcebible a Luc? —Koby se movió en su silla, inseguro de la
reacción de Justin.
—No, yo probablemente habría intentado matar al bastardo.
Creo que has demostrado un refrenamiento increíble para alguien de
tu edad. Estoy orgulloso de ti.
—No lo estés. Fácilmente podría haber matado al imbécil, pero
sabía que no merecía pasar mi vida en la cárcel por él. Necesito
preguntarte algo. Julian no me hablará sobre su niñez. ¿Sabes en qué
estado creció?
Justin cabeceó
—La Norte Central lo reclutó en el condado Orange de
California. Creo que vivió allí toda su vida. Su familia ya no vive allí,
creo que ahora están en el norte, tal vez, San Francisco. ¿Por qué?
¿Qué esté pasando por tu cabeza?
—Voy a saltar mi carrera e iré a la biblioteca. Tengo una
investigación que hacer —saludó a Justin ya mientras salía.
Una hora más tarde, con papeles en su mano, estuvo de
regreso en la oficina de Justin.
—Creo que Theron tiene que hablar con Julian sobre cargos
criminales en el Tribunal Civil de California.
La frente de Justin se elevó.
—Veo que has estado ocupado.
Poniendo unos papeles sobre el escritorio de Justin, Koby
comenzó a explicarle lo que había encontrado.
—No estoy seguro sobre los cargos criminales, porque todo esto
depende de la evidencia y las pruebas, pero aquí dice que él puede
enjuiciar a sus padres —él señaló un párrafo de la primera página—.
Dice aquí que Julian tiene hasta su cumpleaños veintiséis para iniciar
un juicio sobre abuso sexual infantil. Su mamá tuvo que tener
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3

conocimiento de que algo andaba mal en su casa. Eso la hace tan


culpable como el bastardo de su padre. El problema es que tendremos
que convencer a Julian de que hacerlo es lo correcto. Lo conozco.
Sentirá vergüenza de admitirlo. Pero esto le pasó. Demonios, ni
siquiera conozco la mayor parte de lo sucedido. No me ha admitido
nada en realidad, pero su papá confirmó mis sospechas.
—Suena como demasiado para que Julian lo haga ahora mismo,
No estoy seguro de que pueda —Justin rascó su mandíbula, revisando
el resto de los papeles.
—No tiene que hacerlo ahora mismo. Tiene otro año más antes
de iniciar un caso civil. Espero que en ese tiempo esté listo.
Dejando las páginas, Justin se inclinó atrás en su silla otra vez.
—¿Quieres que se lo plantee a Theron antes de que se marche
el domingo?
—Si —dijo Koby mirando abajo sus manos—. Pensé que me
gustaría decírselo yo mismo, pero si lo llamo o lo voy a ver es
probable que Justin sienta que estoy presionando a Theron para
obtener información. Me preguntaba si tal vez pudiéramos reunirnos
todos el domingo. Así, yo podría intentar hablar con Theron en una
atmósfera más relajada. —Él alzó la vista a Justin.
Sonriendo abiertamente, Justin hizo rodar sus ojos.
—Eres una pequeña mierda solapada, bien, hablaré con Luc y
veré si podemos organizar algo. Te llamamos para almorzar con
Theron.
Koby se meció hacia atrás sobre sus talones, y rió.
—Fantástico, gracias.
Dejó la oficina de Justin y se dirigió al vestuario. Tenía el tiempo
justo para cambiarse y estirarse antes de la práctica. Pasando por la
puerta oscilante, chocó cara a cara con Vic.
Escogiéndose para esquivarlo, Koby se dirigió hacia su armario
y comenzó a quitarse la camiseta. Un codazo lo empujó contra el
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metal de armario.
—Oh, lo lamento —rió Vic, mirando alrededor para asegurarse
de que nadie del equipo mirara.
—Lárgate —Koby dijo, y se alejó de Vic. Él metió la camiseta en
su bolso de gimnasia y sacó su uniforme deportivo. Acercándose al
banco, Koby se sentó. Desató sus zapatillas. Y cuando se puso de pie
para bajar sus vaqueros, Vic surgió sobre él una vez más.
—No queremos que te cambies aquí. Tal vez deberías intentarlo
en el vestuario de las chicas del otro lado del edificio —Vic mostró una
enorme sonrisa falsa, una que Koby odió.
Se sorprendido la oír que una voz de más allá del cuarto
diciéndole a Vic que la cortara. Koby miró y vio a Nate. El era un
enorme negro, de un metro noventa y cinco, un atacante de ciento
treinta y un kilos que miraba directamente a Vic.
La risa de Vic murió en su garganta.
—¿Qué? ¿Acaso estás defendiendo al pequeño homo?
—Defiendo a mi quarterback. Ese es mi trabajo —Nate dio un
paso hacia Vic.
—¿De qué mierda hablas? Yo soy tu quarterback. Tú, como se
supone, debes ayudarme —Koby vio como las manos de Nate se
apretaban en puños a sus costados.
De repente, Nate señaló hacia Koby.
—Koby es más líder de lo que tú alguna vez has sido, y no voy a
quedarme quieto mirándote intimidar a ningún jugador más de este
equipo. He tenido que escucharlo durante tres años y estoy harto de
ello.
Koby se sorprendió al oír los gritos de acuerdo de varios
jugadores. Él miró a Vic quien tenía la cara roja. Ah mierda, nadie
nunca había desafiado a Vic. Koby vio como la boca de Vic se abría,
lista para vomitar, delante de todos, su suciedad, cuando el
entrenador Williams entró en el cuarto.
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—¿Hay algún problema aquí? —dijo, mirando alrededor del


cuarto.
Vic suspiró y sacudió su cabeza.
—No, no hay problemas.
—Entonces saquen sus culos al campo, esto no es una reunión
social.
El entrenador William se paró a mirar a todos alrededor, con los
brazos cruzados.
Koby rápidamente terminó de cambiarse mientras los jugadores
salían. Una enorme mano se posó sobre su hombro, alarmado. Se dio
vuelta para ver la enorme sonrisa blanca sobre el marrón chocolate de
la cara de Nate.
—Resiste, cuidaré tu trasero y los tipos como ese se perderán.
Él no pudo menos que reírse del amistoso gigante.
—Gracias, Nate.

Después de la práctica, el entrenador Williams llamó a Koby y a


Vic a una reunión con Justin. Sentado en una silla enfrente de Vic, los
nervios de Koby comenzaban a desquiciarlo. La práctica había sido un
completo desastre y Koby tenía miedo de lo que el entrenador fuera a
decirle.
Sentado detrás de su escritorio, lanzando un audible gemido, el
entrenador Williams miraba de Vic a Koby.
—¿Alguno quiere contarme qué pasaba en el vestuario antes?
—Sólo un malentendido, Señor —Vic contestó con su famoso
tono de “beso tu culo”.

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—¿Todo está bien, Koby? —preguntó girando su cabeza a Koby.


—Adivino que podría decirse eso. Vic quería que yo me
cambiara en el vestuario de las chicas, y yo discrepé con ello —No
quería sonar como un delator, pero estaba harto de la actitud de Vic y
enfermo del modo en que siempre se escapaba de ello.
—¡Eh! —Vic rió bajo—. Tú sabes que sólo bromeaba con eso.
—¿Lo sé? —Koby encontraron su mirada fija.
—Bien pues parece que su pequeño malentendido ha
trastornado el equilibrio de este equipo. Vic, no sé lo que has hecho a
la línea ofensiva, pero ellos no podrían preocuparse menos por
protegerte sobre el campo —el entrenador Williams se giró hacia
Koby—, y tú, ¿por qué tus giros salieron tan mal hoy?
Mordiéndose los labios, Koby de mala gana rehusó hablar de su
hinchada mano.
—Lo lamento entrenador. Supongo que mañana ya estará
normal.
—¿Ahora, cómo pasó?
Koby mirado de Vic a Justin. La última cosa que quería era darle
algo más a Vic con que chismosear.
—Si le parece bien, yo preferiría hablarlo en privado.
El entrenador Williams se apoyó hacia atrás en su silla y rascó
su cabeza debajo de su gorro de béisbol.
—Esto es lo que voy a hacer —él parecía dirigirse a Vic—.
Haremos un trato. Si llevas el equipo a cuatro tantos, te mantendré
todo el juego. Si fallas voy a poner a Koby como suplente a partir de
la segunda mitad del partido. Sé que Koby todavía es un poco joven,
pero por lo que he visto en el campo, se ha ganado el respeto del
equipo.
Vic se paró y comenzó a oponerse. El entrenador Williams
sostuvo su mano arriba, haciéndolo callar.
—Esto no es tema de discusión. Si no te gusta el trato, quédate
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en casa —él miró de Koby a Vic y esperó. Koby asintió enseguida,


pero le tomó a Vic varios segundos más.
—Ahora, salgan aquí y estén listos para la práctica de mañana
con actitud —Vic y Koby se pusieron de pie y el entrenador Williams
hizo señas a Koby para que tomara asiento otra vez—. Te veré
mañana, Vic.
Resoplando su furia al aire, Vic salió pisando fuerte de la oficina.
—Ahora —dijo el entrenador Williams—. ¿Por qué no me cuentas
cómo lastimaste tu mano?

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3

CAPÍTULO
CAPÍTULO TRECE

Julian lo llamó mientras hablaba con el entrenador Williams para


avisarle a Koby que estaba listo para volver a casa. Saber que le decía
que estaba listo para regresar a su casa, fue toda una sorpresa, su
casa, no la de Demitri.
Mientras conducía, iba pensando en el próximo juego y en lo
que Vic haría para vengarse de él. Alguien como Vic no dejaría pasar
las cosas así nomás. No, estaba seguro que el pelmazo tendría algún
as bajo la manga. Otra vez, deseó poder hablarlo con Julian, pero no
estaba seguro que su amante estuviera en forma como para hablar de
fútbol.
Entrando en el camino de ingreso a la casa de Justin, Koby se
preguntó por qué Nate lo había defendido. Ellos no eran amigos, Nate
era un Junior13 y él sólo un estudiante de primer año. Sus
pensamientos fueron interrumpidos cuando se abrió la puerta del lado
de pasajeros. Miró y fue saludado con la enorme y burlona sonrisa de
Julian.
Wow, hacía mucho que no la veía. Él se inclinó y colocó un beso
sobre los labios suaves de Julian. Podía ver los rastros de llanto, pero
los ojos de Julian ahora estaban secos.
—Te ves bien —le dijo todavía un poco sorprendido por la
evidente recuperación de Julian.
—Me siento bastante bien. Tuve una agradable reunión con el
Doctor Pressman, aunque él insiste que lo llame Joe —Julian se inclinó
y le dio otro beso—. Theron me ayudará a trabajar algunas cosas y
Justin me llamó para decirme que mi hombre estaba listo para jugar

13
Tanto la escuela secundaria como la universitaria, otorga a sus estudiantes según el año en
que estén una distinción, Novato, Junior o Senior, Nate está en tercer año, por eso recibe el
nombre de Junior. (N.T.)

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en el próximo partido. Sip, me siento bastante bien.


Koby sabía que su cara claramente mostraba sorpresa. Estrechó
sus ojos entonces.
—¿Quién eres y qué has hecho con mi meditabundo Julian?
Acercándose, Julian apagó la ignición, desabrochó el cinturón de
seguridad de Koby y lo tiró en sus brazos.
—Creo que estoy en camino de estar bien. Creo que tengo un
infierno de trabajo para hacerlo, pero por primera vez en mi vida las
culpas de mi niñez no me aplastan —Julian cubrió los labios de Koby
con los suyos y empujó su lengua juguetonamente dentro.
—Mmm —Koby gimió, él sabía a whisky—. Julian. Espera un
minuto —Koby rompió el beso—. ¿Has estado bebiendo?
—Solo uno y mi humor no tiene nada que ver con eso. Theron,
Joe y yo brindamos por el futuro y por vencer el pasado —Julian se
encogió—. Sé que parece algo tonto, pero es un comienzo.
—Eso no es nada tonto, y si no fuera menor de edad y tuviera
un importante juego por delante, me uniría a ustedes —Él mordisqueó
el cuello de Julian y el lóbulo de la oreja.
—A veces me olvido que eres tan joven. Parece mucho más
viejo que yo. ¿Estás seguro que esto es lo que quieres? Aún no has
vivido la típica vida salvaje de un estudiante universitario. No quisiera
pensar que alguna vez te arrepientas de haberla perdido.
—Sí —Koby hizo rodar sus ojos—, porque mi vida contigo es
taaannn aburrida —Koby frotó el pelo sobre la cabeza de Julian—. Tú
pelo ha crecido. No sabía que era rizado. ¿Por qué lo usas tan corto?
Él sintió que Julian se tensaba y luego despacio se relajaba.
—Mi padre hizo que lo usara largo mucho tiempo. Es negro y
rizado y él lo usaba para decirme que era el muchacho más hermoso
del mundo. De algún modo, cortármelo fue el primer paso a la
curación.
Julian cerró sus ojos y suspiró.
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—Wow, eres la primera persona además de Theron y Joe a la


que se lo he dicho.
Koby vio cuando Julian tragó y esperó su reacción. Koby no
sabía lo que Julian necesitaba, entonces sólo hizo lo que le nació
espontáneamente. Lo besó de nuevo y frotó su cabeza.
—Me gusta esto, y no me asquea lo que me has dicho, me
gustaría otro encuentro con tu padre, pero eso es algo entre él y yo
—Koby se sentía caliente por muchas razones, La primera porque
sabía que esta sería la primera de muchas oportunidades para que su
relación creciera—. Vamos a casa.

Comer pizza en su propia cama les parecía a ambos un lujo.


Koby estiró su cuerpo desnudo y frotó su estómago lleno.
—No puedo creer que finalmente estamos en casa donde
tenemos una cocina con mesas y sillas y terminemos comiendo en la
cama.
Sonriendo, Julian pasó su mano por encima del muslo desnudo
de Koby hasta cubrir su fláccida polla.
—Ah, pero la vista es mucho mejor aquí —su corazón brincó
cuando sintió que el pene de Koby respondía a su toque.
Sin una palabra, Koby extendió sus piernas y sonrió
abiertamente. Tomando eso como luz verde, Julian se hizo hacia
abajo y tomó la crecida erección en su boca. Oh Dios amaba su sabor.
Julian dejó el pene de Koby y buscó su mirada.

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—¿Qué dirías acerca de hacernos un test? —Inclinándose sobre


sus codos, Koby bajó su cabeza a un costado,
Su pelo rubio cubría un ojo azul.
—Yo diría que ya he esperado suficiente para que confiaras en
mí y lo preguntaras.
—Confío en ti.
—¿Quieres ir a la clínica mañana? —Se movió cuando Julian
pasó su lengua por la erección de Koby, deteniéndose en el sensible
lado de abajo.
Koby gimió.
—Iré a donde quieras en el momento que quieras pero por favor
deja de torturarme.
Decidiendo que él mismo ya había tenido bastante tortura,
Julian tragó la polla de Koby. Sintió la suave piel deslizarse mientras
bajaba sus labios hasta donde pudo. No era un experto en esto como
Koby, así que no podía tomarlo completamente, Koby le decía que no
le importaba porque no conseguiría más placer que si Julian supiera
que hacer.
El cuerpo de Koby comenzó a tirarlo.
—Gira, quiero probarte también.
Julian rápidamente lo hizo. Le gustaba sentir la boca de Koby
abrigado alrededor de su polla. Quedándose de lado en la tradicional
posición sesenta y nueve, Julian sostuvo la base de la polla de Koby
mientras investigaba cada vena con su lengua. Su propio pene estaba
en el cielo, profundamente en la boca de Koby.
Lamiendo su dedo, lo introdujo en el agujero de Koby mientras
lo seguía chupando.
—Oh, Dios. Sí, se siente tan bueno —Julian se rió sobre la polla
de Koby ante las palabras de su amante. Deseando ver a Koby
perder el control, Julian presionó la punta de su dedo dentro. —Uhh…
voy a… correrme…
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Tomando una respiración profunda, Julian fue tan lejos sobre el


pene de Koby, como pudo, mientras con su dedo buscaba la glándula
del placer. Con un tirón y un grito, Koby liberó su esencia bajo la
garganta del Julian. El ordeñó la polla de Koby hasta dejarla seca,
Julian estaba muy feliz de que hubieran decidido, correr el pequeño
riesgo de darse placer de este modo, uno al otro, sin condones.
Quitando su dedo y liberando el eje de Koby, Julian miró a su
amante.
—¿Harás algo por mí? —Él sabía que esto era muy importante
en su relación, pequeños pasos de bebé según Theron
—Claro que si, dulce, dime qué —le dijo Koby, liberando la polla
de Julian.
Julian se dio vueltas y descansó su cabeza sobre la almohada al
lado de Koby. No estaba seguro como preguntarle lo que necesitaba.
Sabía que probablemente sonaría como una virgen asustada, pero
también sabía que su relación sexual tenía que progresar si esperaba
mantener a Koby feliz.
—¿Yo... um... tocarías mi agujero? Dios, no puedo creer que
estúpido suena. Es solo que… sé que no te sientes satisfecho siendo
solo un trasero14 y quiero sentirme cómodo contigo tocándome allí —
Wow, lo había dicho, una gran palmada en la espalda para él.
Koby mordisqueó los labios del Julian.
—Creo que lo necesitas tanto como yo, hacer el amor es una
cosa hermosa. Tienes que aprender la diferencia entre alguien que te
ama y quien abusa de ti.
Julian examinó los ojos de Koby. ¿Cómo podría un chico de
dieciocho años ser tan inteligente? Él sabía que Koby ya había
entendido que había sido físicamente abusado, y también que a él no

14
Pues esta traductora imagina que lo quiere decir es que Koby es el pasivo y Julián el activo.
(Dios mió, como aprendemos últimamente) (N.T)
Jaja, no se pueden quejar no sólo entretenemos también educamos a las lectoras (N.C)

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le gustaba tocar el tema. Lo mejor de todo era que, definitivamente,


Koby aún seguía aquí, en su cama a pesar de saber que su padre lo
había molestado.
—Realmente, a ti no te asquea mi pasado ¿no?
—Estoy enojado con tu pasado, pero nunca asqueado contigo.
Mientras Koby le hablaba tocaba las nalgas del Julian, pasando
un dedo de arriba abajo por la grieta de su trasero.
—No sabes todo. Podrías cambiar de idea una vez que lo sepas
—él subió su pierna sobre el cuerpo de Koby para darle más espacio.
Se sentía bien, tan natural estar con Koby de este modo.
—¿Estás listo para decirme más? —Koby le preguntó a Julian,
sin entrar al apretado rosetón pero haciéndole sentir la sensación.
Julian tuvo que pensar, cuánto podría decirle y cuánto no sin
dañar su relación.
—Mis primeros recuerdos son de mi padre entrando a mi cuarto.
No tengo ni idea cuantos años tenía, sólo que siempre fue así.
Él se detuvo cuando Koby se movió y tomó el lubricante del
cajón. Koby pareció ver la preocupación en su rostro.
—Sólo estoy intentando hacerlo más fácil —Koby susurró contra
sus labios.
Muy pronto los dedos de Koby estaban atrás, ahora entraban
más fácil, pero todavía estaba apretado.
—Sigue hablando, escucho con todo mi corazón.
Julian se encogió.
—Sólo era algo normal en mi niñez, tener a mi padre en mi
cama varias veces al mes.
Él suspiró, Julian podía sentir que sus ojos comenzaban a
llenarse de lágrimas por el pequeño muchacho que alguna vez había
sido.
Si, esto es de lo que se sentía tan avergonzado, pero también
sabía que si no se lo confesaba a Koby ahora, jamás podría hacerlo.
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—Yo no sabía que estaba mal. Pensaba que todos los padres
hacían esas cosas, hasta que me hice un poco mayor y pregunté si
uno de mis amiguitos de la escuela podía quedarse a dormir. Él me
dijo que no, que nunca podría tener amigos porque ellos no
entenderían la relación especial que él y yo teníamos. No entendí, y él
me dijo que el amor sentía por mí era mucho más fuerte que el amor
que la mayor parte de los padres sienten por sus hijos.
Muy lentamente, Koby embutía sus dedos en el fruncido culo de
Julian. La sensación fue tan rápida que Julian de repente pidió por
más.
—Por favor —gimió, Koby lo miró por varios segundos antes de
entrar en él. Inmediatamente se puso tenso, pero luego los besos de
Koby comenzaron a calmarlo.
—Sigue —le dijo Koby mientras besaba su cuello.
—Cuando entendí qué lo que mi padre hacía estaba mal, intenté
pararlo. Esa fue la primera noche que me golpeó —Dios, Koby lo hacía
sentir tan bien.
—¿Qué hizo tu madre?
—¿Qué piensas? ¿Qué ella podría haberlo parado? Él era el jefe
de la casa. Hacíamos lo que él decía.
—Él lo sabía.
Su cuerpo se apretaba alrededor del dedo de Koby, pero la
mención de su madre lo hizo saltar.
—Shh, está bien. No hablemos de ello por un rato. Solo necesito
que te relajes y sientas.
Suspirando, Julian cerró sus ojos e intentó decirse que la
sensación de Koby dentro de su cuerpo, era buena, éste era Koby,
éste era el hombre que amaba y allí no había nada sucio sobre lo bien
que lo hacía sentir. Una cálida mano rodeó su polla y el placer hizo
volar su cabeza.
—Te amo —gritó cuando se corrió bajo la mano de Koby.
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CAPÍTULO CATORCE

El sábado por la mañana, Julian preparó un gran desayuno a


base de huevos y tocino para Koby, quien se encontraba nervioso y
solo se dedicó a mover la comida alrededor del plato, logrando captar
la atención de su preparador físico.
—Necesitas el combustible, cómetelo —dijo señalando el plato
de Koby.
—Estoy nervioso —le respondió, tomando un pequeño bocado
de huevos—. Sé que no es mi primer partido, pero nunca tuve tanto
en juego. Estos son los Cougars15, probablemente nuestros mayores
rivales. ¿Qué pasará si lo estropeo?
—Entonces entrenaremos más duro la próxima semana y no
cometerás los mismos errores dos veces —Julian señaló el plato
nuevamente—. ¿Quieres que te meta la comida en la boca? —dijo con
un guiño.
Poniendo los ojos en blanco, Koby se dedicó a vaciar el plato.
—Escuché que el papá de Vic vino al pueblo cuando se enteró
de nuestra charla con el entrenador Williams. Nate me contó que
podía oír los gritos, dirigidos al entrenador y a Vic, claramente desde
los vestidores.
—Es cierto, yo también alcancé a escuchar algo desde mi
oficina. Con toda la basura intolerante que ese hombre soltaba, me
sorprendió que Justin no apareciera para darle una sacudida —Julian
negó con la cabeza—. Imbécil.
Terminados sus huevos, Koby dejó el tenedor

15 Pumas. Hay varios equipos universitarios norteamericanos conocidos por este nombre, Podría

referirse a los Houston Cougars que es el equipo deportivo de la Universidad de Houston. Los
equipos de los Cougars participan en las competiciones universitarias organizadas por la NCAA,
y forman parte de la Conference USA. También hay Cougars en California, y más de uno por
cierto. (N.T.)

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—No puedo comer más. Siento que necesito una carrera.


Julian negó
—No tiene sentido desperdiciar energía en estos momentos, la
necesitarás toda durante el juego.
Koby puso cara de niño enfadado.
—Está bien.
Riendo entre dientes, Julian se inclinó sobre la mesa y lo besó.
—Te daré un buen masaje esta noche ¿Eso te pondría contento?
Koby sonrió.
—Si a ese masaje le sigue algo más íntimo, sí.
Poniéndose de pie, Julian llevó ambos platos al fregadero. —
Tenemos un trato.
Julian tendría una reunión de entrenadores antes del partido,
así que Koby estuvo uniformado y listo antes que cualquier otro
jugador siquiera llegara. Comenzó a vagar por los alrededores del
edificio tratando de quemar un poco de energía nerviosa. Cuando
regresaba a través del cuarto de pesas escuchó gritos provenientes
del pasillo. Al doblar la esquina se encontró con Vic, de pie en el
pasillo con los brazos a los costados, y a su padre alzándose frente a
él.
El señor Winters hincaba un dedo en el pecho de su hijo
mientras continuaba bramando.
—No tendré a un miembro de la familia Winters siendo rebajado
por culpa de un marica. Nunca has hecho una maldita cosa en forma
correcta. Es hora que te hagas merecedor del apellido que llevas y lo
único que me dará satisfacción será que salgas allí y demuestres al
entrenador que eres mejor que ese novato afeminado. Si lo
estropeas, no te molestes en regresar a casa.
¿Qué mierda pasa con los padres? ¿No se dan cuenta del daño
que sus palabras pueden causar a sus hijos? Koby se adentró en el
pasillo.
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—Señor Winters, tengo entendido que no se le permite la


entrada a este edificio. A menos que quiera alertar a seguridad, le
recomiendo que salga a las gradas y espere por el comienzo del juego
de su hijo.
Caminando hasta el padre de Vic, entrecerró los ojos
—Es lamentable que no pueda ver el daño que causa a su
propio hijo. Transmitirle sus prejuicios no es motivo de orgullo
familiar.
El señor Winters comenzó con otro de sus discursos llenos de
rencor, pero Koby pasó por alto al asno prejuicioso y se dirigió a Vic
—Vamos, es hora que te pongas el uniforme.
La gratitud que Vic sintió se reflejó en su rostro, pero no duró
más que un momento. Ignorándolos a ambos, tanto a su padre como
a Koby, se marchó.
Después que su hijo se alejara, el señor Winters aprisionó y dio
un fuerte apretón al brazo del muchacho, quien lo terminó empujando
sobre la pared.
—No me toque, maldito imbécil, a menos que quiera ganarse un
viaje a la cárcel de la ciudad —el hombre logró zafarse y se quedó con
la vista fija en Koby. Evidentemente no estaba acostumbrado a que le
hablaran de esa forma. Girándose, Koby regresó a los vestidores sin
mirar atrás. Al menos ahora sabía porque Vic era tan aborrecible, le
venía por naturaleza y con una buena dosis de entrenamiento.

Sentado sobre el campo de fútbol, con una pierna estirada por


delante, Koby hacía precalentamiento. Nate eligió elongar a su lado,

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su propio auto-designado guardián. La idea lo hizo sonreír, pues por


lo que de él sabía, era más un gigante gentil que un feroz protector.
—Oye, Nate —Llamó Koby inclinándose hacia delante para
estirar el tendón de la parte posterior de la pierna y animándose a
formular la pregunta que lo estaba molestando desde que ocurrió—.
¿Por qué me defendiste el otro día?
Una ancha sonrisa se abrió a través del rostro de Nate
—Puedes llamarme Bear16, todos mis amigos lo hacen —Bear
detuvo sus ejercicios de estiramiento y se mordió los labios—. No me
gustan las etiquetas, ni las personas que las usan. Eres un muy buen
quarterback y creo que algún día llevarás este equipo a un Bowl
Game17 —parecía querer decir algo más, pero eligió callar.
Koby asintió.
—Gracias Bear.
El entrenador Williams sopló su silbato tres veces, llamando a
los jugadores al lateral del campo. Tuvieron una breve reunión, en la
cual no se mencionó a los demás miembros del equipo el trato que
tenían con Vic. Terminaron la reunión y los dos capitanes del equipo18
Vic y Zac, un jugador de la línea defensiva, entraron al campo de
juego para lanzar la moneda con los capitanes del equipo de los
Cougars. Vic ganó la lanzada y le comunicó al árbitro que los
Bighorns19, decidían recibir el balón primero.
Corriendo sobre los laterales, Koby oyó la voz del señor Winters
por sobre el ruido de la multitud. Estaba, una vez más gritando a su

16 Oso. Y si amigas, Bear tiene su historia con un precioso niño de ojos azules, como adelanto te
dire sólo esto: Bear es un osito de peluche (N.T)
17
Un Bowl Game o Juego de Tazón hace referencia a ciertos partidos de la postemporada del
Football Americano. El más importante y antiguo evento de football americano universitario se
celebra desde 1923, es el Rose Bowl. Son cuatro: Fiesta Bowl, en Arizona; Orange Bowl, en
Florida; Rose Bowl, en California y Sugar Bowl, en Luisiana. (N.T)
18
En el Football Americano se permiten 11 jugadores por equipo durante el partido, pero no se
limita la cantidad de reemplazos. Así se llega a la formación de dos o más equipos paralelos de
acuerdo a las necesidades del juego. Generalmente un equipo cuenta con: un equipo defensivo,
un equipo ofensivo y un equipo especial o de pateadores. (N.T)
19
Cuernos grandes.

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hijo.
—Recuerda lo que te dije, muchacho —Vic se detuvo sobre sus
pasos y miró a su padre en las gradas. Estuvo así por varios segundos
hasta que uno de sus lineman20 le palmeó el hombro.
Mientras el equipo especial entraba al campo para recibir la
patada inicial por parte del equipo visitante, Vic se dedicó a meditar,
buscó con la mirada a su padre y se paró sobre la línea lateral para
esperar su turno en la cancha. El jugador encargado de recibir la
patada inicial logró atrapar la pelota y la acarreó hasta la línea de la
yarda cuarenta y dos, volviendo loca a la multitud que alentaba al
equipo de casa.
El equipo de la ofensiva entró a la cancha y se alineó en
formación. Vic cantó la jugada y recibió el pase del jugador ubicado
frente a él, el lineman central. Todos los ojos del estadio lo vieron
hincar la rodilla21 en tierra y prepararse para el apilamiento de los
jugadores sobre él.
Koby miraba con la boca abierta, mientras el árbitro sonaba el
silbato y trataba de desenredar el lío de brazos y piernas
amontonados encima de Vic, quien una vez liberado entregó la pelota
al árbitro y dejó el campo de juego en dirección a la puerta de los
vestidores.
La multitud se volvió loca y todos, excepto Koby, se quedaron
rascándose las cabezas.
—Bien por ti, amigo —dijo mientras la puerta se cerraba a
espaldas de Vic. Al ser llamado por el entrenador Williams, se giró, lo
vio señalar hacia el campo y así Koby entraba al juego.
Durante el entretiempo, los vestidores zumbaban con la noticia
de la partida de Vic. Koby estaba solo, sentado al final de una banca,

20
Jugador que ocupa una posición en las líneas que se arman para cada jugada del equipo.
21
Hincar la rodilla es una jugada con la cual el equipo pierde una de sus cuatro oportunidades
para avanzar a la línea de meta, sin embargo mientras el jugador no suelte el balón, el reloj no
se detiene y retienen la posesión de la pelota para los próximos tres intentos.

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repasando una y otra vez en su cabeza los errores cometidos durante


la primera mitad del partido. Estaba determinado a no cometerlos
otra vez en la mitad restante.
A pesar de su falta de experiencia en juegos de fútbol
universitarios, había realizado un trabajo bastante decente. Su equipo
perdía por un touchdown22, pero el entrenador Williams parecía
complacido con el desarrollo hasta aquí.
No podía evitar preguntarse por Vic. Donde quiera que
estuviese, esperaba que fuera lejos de su padre. Una mano en su
hombro lo devolvió a la realidad. Miró hacia arriba y vio a Bear parado
frente a él.
—Estas haciéndolo bien, chico.
—Gracias, aunque cometí varias equivocaciones —dijo Koby
tomando otro trago de sus bebida deportiva.
Sentándose junto a él en la banca, Bear rió entre dientes,
causando agitación en Koby.
—¿Nunca has visto jugar a los profesionales? Todos cometen
errores, esa es la naturaleza del juego. El como corriges esos errores
es lo que te convierte en buen jugador —palmeando el muslo de Koby
se puso de pie—. Te defenderé cualquier día.
Mientras Bear se alejaba, sopesó sus palabras. Tenía razón. ¡Él
era un simple novato, por el amor de Dios! En vez de sentirse
deprimido, Koby dejó los vestuarios con el espíritu renovado.

Conduciendo a casa con Julian, Koby aún no se desprendía de la

22
Touchdown: tanto en el football americano. (N.T.)

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excitación del partido.


—¡Hombre, que gran partido!
Riendo, Julian se acercó y le dio un apretón en la pierna. —
Deberías estar muy orgulloso de ti. No solo ganamos el partido
veintisiete a veintiuno, sino que además los Bighorns se unieron como
equipo. Hace años no veía a los muchachos trabajar así en conjunto.
—¡Dios! ¿Viste a Bear? Casi le arrancó la cabeza al grandote que
no dejaba de atacarme. Tan simpático como es Bear, estoy seguro,
como el infierno, que no quiero cruzarme en un partido con él jugando
para el equipo contrario.
—Nunca jugó así de bien para Vic. Te lo digo Koby, eres la
argamasa que el equipo necesitaba.
Ruborizándose por el cumplido, Koby miró hacia fuera por la
ventanilla de auto.
Julian le recorrió con el dorso de la mano las mejillas
acaloradas.
—Estoy orgulloso de ti, cariño. No solo por eso, sino también
por la forma en que enfrentaste al señor Winters.
Mirándolo, Koby se preguntó ¿Cómo diablos se enteraron de
eso? La pregunta debió ser evidente en su rostro, porque Julian
prosiguió.
—Gordon Winters tuvo una pequeña charla con el entrenador
Williams después de finalizado el partido. Le comunicó lo que habías
dicho y exigió que te expulsaran del equipo. Está convencido que
fuiste tú quien presionó a Vic para que abandonara el juego.
—¡Eso es mentira! Su padre es un asno y así se lo hice saber.
Quizás ver que su padre recibía una reprimenda de un muchacho de
dieciocho años, ayudó a Vic a reconsiderar las cosas. Estoy orgulloso
por lo que hizo en la cancha. Se necesitan agallas para retirarse de un
partido de esa forma.
Al llegar a la entrada del coche, Julian apagó el motor.
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—Eres un buen hombre. Primero mi padre y luego Vic. ¿Planeas


continuar con ello en el futuro?
—Siempre voy a salir en tu defensa. ¿El resto? No lo sé. Estuve
pensando en hacer trabajo social. Tal vez consiga un trabajo en el
Club de Chicos del pueblo. Si es que todavía me quieres por aquí para
entonces, claro.
—Oh, por supuesto que sí —Julian se inclinó sobre el asiento
para besarlo—. Pienso que serás un excelente tutor para los niños.
—Creo que disfrutaré haciéndolo, aunque habrán muchas
críticas de los padres por ser gay —Koby abrió su puerta y salió.
Julian se acercó a Koby en el camino lateral y lo envolvió en un
abrazo.
—No les des la oportunidad de molestarte con eso. Hazles saber
de frente que eres mi hombre y deja que te acepten por quien eres.
—Ooh, sabias palabras, estas aprendiendo mucho en terapia
—Koby besó a Julian. —Entonces, ¿acerca de ese masaje...?
El momento de intimidad que compartían se quebró cuando el
padre de Julian salió de entre los arbustos.
—Hola, hijo.

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CAPÍTULO QUINCE

El cuerpo de Julian se tensó mientras dio media vuelta para


enfrentarse a su padre. Tomando aire profundamente, recordó todo lo
que había hablando con Theron. Que su padre era solamente un
hombre como cualquier otro. No era invencible y Julian no tenía
porque tener miedo de él nunca más. Desde luego, saber eso y ser
capaz de hacer algo al respecto eran dos cosas diferentes. Tragando,
obligó a su voz a trabajar sin romperse.
—Tienes que marcharte. No eres bienvenido en nuestra casa.
Los ojos de su padre cambiaron a una mirada enloquecida que
Julian recordaba bien de cuando era un niño. Koby se adelantó
poniéndose frente a él para frenar el avance de su padre.
—Sal de mi camino. Esto es entre mi hijo y yo.
—Creo que Julian le pidió que se marchara. Si no lo hace por su
propia voluntad lo haré yo por usted.
Koby apretó sus puños mientras Julian observó los músculos de
su espalda contraerse. Sabía que debería sacar a Koby de su camino y
enfrentarse él a esto, pero el sonido de la voz de su padre siempre lo
había asustado. Recordaba esa voz mientras su padre lo forzaba
cuando era sólo un adolescente, esa voz aguda que le dijo a su madre
que se metiera en sus propios asuntos o ella sería la próxima.
Mientras las memorias regresaban a él, más enojado se ponía Julian.
Cuando escuchó a su padre gritar a Koby y después observó cómo
retorció su brazo para luego golpear a su amante, Julian gruñó.
Rápidamente lo sacó fuera de su alcance y tiró a su padre al suelo.
Sentándose sobre el pecho de su padre, comenzó a golpearle la cara.
Con cada golpe que su padre recibía, él se iba sintiendo un poco
mejor por dentro. La sangre sobre sus nudillos provenía de su

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atormentador. Finalmente Julian tenía el poder y no estaba listo para


abandonarlo. Cuando su padre dejó de luchar, él todavía seguía
golpeándolo. No supo cuánto tiempo más continuo lastimando al
hombre inconsciente, pero una mano en su hombro lo regresó al
presente. Koby se inclinó y tiró de Julian alejándolo de su padre.
—Creo que ya es suficiente, cariño.
Julian parpadeó unas cuantas veces y miró hacia abajo. La cara
de su padre era un lío de sangre por las heridas y la nariz rota. En vez
de sentirse horrorizado consigo mismo, Julian se sintió poderoso.
—Mejor entro y llamó a la policía.
Koby lo detuvo con una mano en su muñeca.
—¿Qué pasa si te llevan a la cárcel por asalto?
—Entonces compartiré la celda con él, porque ira detenido por
violación y asalto sexual a un menor.
Julian se sorprendió por lo que había dicho. Theron había
hablado con él sobre eso los primeros días de esa semana, pero Julian
todavía no estaba listo. Había tenido que ver a su padre amenazar
con golpear a Koby para reaccionar. Esquivando el cuerpo
inconsciente de su padre, Julian y Koby caminaron abrazados hasta la
casa y cerraron la puerta.

Era la mañana siguiente cuando todo fue aclarado en la policía.


Liberaron a Julian después de hablar con Theron y el Doctor
Pressman. Koby llevó a Julian de regreso a la casa e insistió en que
tomaran una siesta antes de ir a la casa de Justin y Luc. Julian le dijo
que lo primero que necesitaba era una ducha. Quería quitarse el olor

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que su padre había dejado en él por última vez. Koby se sentó sobre
la cama, dándole a Julian la privacidad que pensó necesitaba. Escuchó
algunos sonidos que venían del cuarto de baño, parecían sollozos,
pero Koby sabía que Julian lo llamaría si lo necesitaba. Solamente
pedía que él señor Malono tuviera su merecido. Pensó que ya no tenía
que hablar con Julian sobre un enjuiciamiento civil, pues parecía que
Theron ya lo había hecho. A pesar de todo Julian todavía se negaba a
ver que lo que su madre había hecho era igualmente malo. Julian
estaba seguro de que su mamá había sido tan víctima como él. Koby
no estaba de acuerdo, pero dependía de Julian el trabajar sobre ello.
La puerta del baño se abrió y Julian salió rodeado por una nube de
vapor. Desnudo como el día que nació, camino hacia Koby.
—¿Tú vas a tomar una siesta conmigo?
—¿No sé, quieres que lo haga? —Koby se levantó y tiró de las
sábanas hacia atrás.
—Dejaremos para otro día lo del masaje, pero me gustaría
abrazarte—. Julian se deslizó entre las sábanas y lo miró.
Sonriendo, Koby rápidamente se deshizo de su ropa y se deslizó
en la cama junto a Julian. Se abrazaron con la cabeza de Koby
descansando en el pecho de Julian.
—Deberíamos irnos en unas tres horas. Cuando hablé con el
Doctor Pressman en la comisaría dijo que estaría allí. Mencionó algo
sobre que el entrenador Williams vendría también y traería a su hijo.
Parece que él chico se escapó de su casa. El entrenador se sorprendió
al encontrarlo sentado en los escalones de entrada de su casa,
cuando regresó del juego —dijo Koby besando el pecho de Julian—.
De cualquier forma, pienso que todos estarán allí, será una gran fiesta
Julian hundió sus dedos por el pelo de Koby.
—Si, bien no te hagas ideas sobre Rocco Williams. Por lo que
Justin me dijo es bastante guapo.
Koby se acurrucó más cerca y frotó su cara sobre el pecho de
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Julian.
—Tengo todo lo que quiero justo aquí. Y no te engañes a ti
mismo, que estás muy bien en ese departamento también.
—Sí, pero este chico es, supuestamente, perfecto.
Julian movió ligeramente sus dedos sobre la espalda de Koby
hacia abajo, provocándole piel de gallina.
—No puede ser tan perfecto si algo hizo que escapara de su
casa. Yo creo que por eso él Doctor Pressman los invitó a la casa de
Luc. Se veía un poco preocupado por él. Parece que lo ha visto antes,
algunas veces. Me dijo que Rocco era una persona increíble y que ni
siquiera lo sabía.
—Suficiente sobre ese chico bonito, vamos a hablar sobre
nuestro futuro.
—Mmmmm, ¿cómo de lejos en el futuro?
—Oh, aproximadamente treinta segundos de distancia, cuando
yo tire estas sábanas lejos y te ruegue que me hagas el amor.
Koby se sentó y miró largamente a Julian.
—¿Realmente? ¿Piensas que estás listo para eso?
Julian lo empujó entre sus brazos.
—Estoy listo para seguir adelante con mi vida. De ahora en
más, quiero que seamos una pareja en igualdad de condiciones.
Quiero saber qué se siente tener a alguien que me haga el amor.
Necesito construir nuevas memorias que reemplacen a las viejas.
Alcanzando el cajón de la mesa de noche al lado del cabecero
de la cama, Koby sonrió.
—Solo déjame coger mi caja de herramientas y construiré todas
las memorias que necesites.

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Ellos llegaron a la casa de Luc y fueron sorprendidos por el


número de coches en el camino de la entrada y a lo largo de la calle.
Koby miro a Julian.
—¿Tú sabes por qué esta cantidad de personas están aquí?
—No, se suponía que era una pequeña reunión de despedida
para Theron —Julian sonrió abiertamente—. Pero tú sabes cómo es
Justin, el conoce a alguien, le cae bien, y lo invita a venir sin pensarlo
dos veces.
Mientras se preparaban para salir, Koby descubrió al entrenador
Williams e imagino que era su hijo quien iba caminado enfrente.
—¿Es ese Rocco? Mierda, Justin tenía razón. Mira a ese pelo.
Koby no podía dejar de mirar como el pelo de Rocco parecía
azul brillante con la luz del sol reflejada en él. No era demasiado
largo, llegaba justo debajo del hombro pero parecía negro satín. Koby
no había visto la cara de Rocco, pero entre el pelo y su esbelto modo
de caminar, lo hizo comprender porque Julian tenía miedo. El miró
hacia Julian para encontrar que había estado observando como él
estudiaba Rocco. Oh, bendito el corazón de ese hombre. Todavía tenía
miedo que él encontrara a alguien mejor. Como si no supiera que
nunca en su vida se había sentido más en casa que como cuando
había estado dentro de Julian esa mañana. Los recuerdos de Julian
gritando de pasión por siempre lo mantendrían duro. Desabrochando
su cinturón de seguridad e inclinándose hacia delante, Koby lo besó.
—Él no es tan lindo.
Julian sonrió y lo besó de regreso, con su lengua empujando

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dentro de su boca. Rompiendo el beso, Julian miró a Koby y gruñó.


—Mentiroso.
—¿Quién yo? ¿Le mentiría yo a la única persona en el mundo
que realmente me quiere?
—Vamos, ellos van a pensar que nos perdimos.
Julian sonrió abiertamente y tiró de él fuera de la camioneta.
Caminando con las manos entrelazadas por la acera, Koby escuchó la
voz de Demitri riéndose desde la parte trasera de la casa. El gruñó.
—Bien ese es un sonido que no había escuchado antes —en vez
de entrar en la casa, ellos caminaron alrededor hasta llegar al patio
trasero. Demitri estaba de pie con Justin y un hombre que Koby
nunca había visto antes.
—¿Quién es ese?
Julian miró hacia allí y cabeceó.
—Aaron Billings, El entrenador de fútbol. Parece que él y Demitri
han estado hablando por teléfono últimamente. Yo creo que Aaron
llamó a la casa para preguntarme sobre trabajar con Liam y Demitri
contestó. Parece que lo impactó. Creo que Demitri jugaba fútbol en la
Universidad en el Este.
Koby vio a los dos hombres esperanzado.
—¿Aaron es gay?
—No que yo sepa —Julian tiró de Koby hacia la casa—. Deja de
hacer de casamentero. Demonios ni siquiera sabes si Demitri es gay.
—Si lo sé. De la misma manera que supe que tú lo eras.
—¿Qué, ese radar gay del que Max siempre anda hablando?
—No, la erección en los vaqueros de Demitri me están diciendo
todo lo que necesito saber —Koby miró de Demitri a Aaron—. Y, oh
sorpresa, Aaron está teniendo el mismo problema.
Julian les echó un vistazo a sus dos amigos.
—Bien, que me condenen.
Koby tomó la mano de Julian y continuaron caminado hacia la
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casa.
—Hay algo mágico en este patio —dijo Koby recordando el
primer día que conoció a Julian.
—Eso espero. Todos merecemos encontrar nuestra alma
gemela. —dijo mientras besaba a Koby—. Yo encontré a la mía.

FIN

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