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MITOS

Y
LEYENDAS

6° “B” 2019
LA  PAÑACA  APALLAKUY

Foto publicado en TRAVEL TORS Víctor Raúl Cabello

Los panatahuas cuentan que en épocas remotas una humilde pastora que apacentaba sus
ganados en las alturas de Panao, al tratar de arrear una oveja rezagada en el monte, vio una
campana de oro enroscada por una enorme serpiente. Asustada por esta inesperada
aparición bajó al pueblo y contó a las gentes. Los más ambiciosos, sedientos de oro,
acudieron armados de palos y machetes para destrozar a la serpiente y apoderarse del
preciado tesoro, pero al llegar al lugar referido no encontraron nada, solamente zarzas y
montículos silvestres.

La campana sólo podía ser vista todos los días por la pastora; entonces los adivinos y
curanderos les dijeron a la mujer que era el regalo del jirka.

Los pañacos más fanáticos y avarientos no dieron crédito a esta versión, más bien creyeron
ser víctimas del engaño. A fin de salir de dudas acordaron apresar a la mujer para que ella
misma los llevara al lugar; en caso de negarse, le darían muerte.
La pastora enterada de lo que iban hacer con ella, aseguró al niño con una manta sobre su
espalda y huyó. Ya pasando las alturas de Huarichaca, cuando llegaba a la cima del otro
cerro, decidió descansar. Estaba tan fatigada que no podía caminar, en eso vio a sus
perseguidores que estaban tan cerca. Impotente y perdida se sintió desfallecer. En ese
instante escuchó una voz tronante que salía del cerro del frente:

– “¡Tayta, jirka quedakuy say warmiwan! ¡Rikakunka jirka, apakuy!” (¡Padre cerro quédate


con esa mujer! ¡Cerro de Rikakunka llévate a ella!).

El aukillo de aquel cerro parece que escuchó el pedido del otro cerro y lo convirtió en una
gigantesca roca.

Actualmente, desde Panao, se observa con nitidez sobre la cima de un cerro, la figura de
una mujer cargando a su hijo, como si huyera de alguien.

A esta roca la conocen comúnmente como la Pañaca Apallakuy. Se dice que en las noches
de navidad todavía se escuchan los tañidos de la campana que hacen vibrar el silencio.
Cuando esto ocurre, las gentes dicen que la campana le reclama a la Pañaca Apallakuy.

PIEDRAS DE HUARICHACA

Huarichaca es un poblado que se encuentra ubicado en la Provincia de Pachitea. Su nombre


deriva de la mayor de las piedras llamada ware y de la voz simple chaka, que quiere decir
puente.
La leyenda narra los sucesos trágicos de tres piedras llamadas: Ware, Llupirumi y
Jishirumi (36). Se dice que estas piedras antiguamente tenían vida, es por ello que en las
noches de luna organizaban orgías infernales. Bailaban, bebían y gozaban hasta llegar al
delirio y más de las veces terminaban peleándose.

Una de esas noches el escándalo fue mayúsculo. Rugiendo a grandes voces peleáronse a
muerte. Enloquecidas, rodábanse por las pendientes soltando alaridos.

Tanto fue la ira de Dios que cuando llegaron al poblado, a una de ellas la fulminó con un
poderoso rayo, luego soltó una gran tormenta como castigo. Las otras dos piedras quisieron
huir, pues eran enemigas mortales de las tormentas, pero los rayos también acabaron con
ellas.

Se cuenta que antes nadie podía pasar ni de día ni de noche cerca de estas piedras, aquellos
que lo hacían aparecían descuartizados, luego de intensos bramidos furiosos y gemidos de
dolor.

Hoy, las gentes le han perdido el temor porque son inofensivas.


LA SIRENA DE BALDE POZO (mito)

Balde Pozo es una encantadora laguna que se ubica en el centro poblado de Yuragmarca, en
la provincia de Pachitea. De este maravilloso lugar se desprenden muchas historias y
leyendas que cautivan y llenan de intriga a quien las escucha.

No hace muchos años que una hermosa Sirena quien habitaba las profundidades de esta
hermosa laguna cumplió quince años, y como regalo de cumpleaños pidió a sus demás
hermanas que se le sea concedida, subir al exterior, ya que las sirenas jóvenes tenían
prohibido ir al mundo terrestre, pues podrían ser víctimas de la malicia humana. Como era
la menor de todas, a la que amaban mucho, se le concedió aquel regalo, pero solo por un
día.

La bella Sirena abandonó su hogar y comenzó a emerger de las profundidades, saliendo a la


superficie por primera vez en su vida. Cuando vio todo a su alrededor, se enamoró
inevitablemente de lo que veía, eran aquellas montañas que rodeaban al bello Balde Pozo,
que provocaron, gran complacencia en ella, sumado a maravillosa flora y fauna del lugar

Esa mañana el cielo azul propiciaba un ambiente fresco y tranquilo, haciendo que la bella
sirena se recueste en la mediana isla que existe en esta laguna. Ahí mientras los rayos de sol
bronceaban su contorneada figura, pudo observar a lo lejos, a un joven apuesto que llevaba
en sus manos una mediana caña de pescar y que a la par captaba bellas postales con una
cámara fotográfica, que colgaba en el cuello.

Ella pasó largo tiempo observándolo, hasta que el ambiente comenzó a cambiar, el cielo
azul se llenó de niebla y el viento comenzó a soplar fuerte. Todo avizoraba que una fuerte
lluvia caería, y fue así. Los rayos y la lluvia comenzaron a caer, los truenos hacían vibrar el
lugar y, todo se volvió tempestad.

Para mala suerte del joven, que se hallaba a orillas de la laguna, el caudal de Balde Pozo
comenzó a aumentar rápidamente, quedando atrapado entre sus aguas sin saber a dónde ir,
ya que todo a su al redor quedo inundado y la espesa niebla no permitían ver un lugar
seguro. De repente el joven aventurero decidió arriesgarse y salir del lugar donde se
hallaba, dirigiéndose por error a la dirección equivocada, haciendo que éste se hunda al
pisar terreno fangoso.

Cuando la suerte del joven parecía echada, se apareció la bella Sirena, ella nadó desde la
isla hasta salvarlo, y lo llevó a la orilla, donde al despertar, él quedó enamorado de la
enorme belleza y hermosa voz de aquella niña extraña. 
De inmediato la sirena regreso a las profundidades de Balde Pozo, llevando en su mente al
apuesto joven al que había rescatado de una muerte segura. La Hermosa Sirena no podía
dejar de pensar en él, y no hallaba explicación a lo que sentía.

Cada día el joven regresaba a la gran laguna con la esperanza de hallarla, pero por más que
intentaba, no lo lograba. Cansado de esto, el joven decidió optar por lo más difícil, fue en
busca de un gran brujo a las montañas de Monopampa, ahí hablo con él, y este prometió
ayudarlo. Para esto, el brujo corto uno de los dedos del joven y con eso, hizo una mágica
poción para que, con esta, untara una quena el cual serviría para llamar a la hermosa sirena,
advirtiéndole que esto solo funcionaria si él la amaba de verdad. 

El joven enamorado, un tanto desesperado fue hasta la laguna llevando consigo la quena, el
cual tocó a duras penas ya que uno de sus dedos había sido mutilado, pero hallando al fin la
forma para hacerlo. Este comenzó a tocar una melodiosa canción y como lo había predicho
el brujo, al escuchar las notas, la bella sirena salió de las profundidades, desobedeciendo las
advertencias de sus hermanas.

Al encontrarse, el corazón de los dos comenzó a latir, y un beso constante fue el mágico
momento que provocaría la transformación de sus aletas en dos piernas hermosas, ella
andaría por primera vez sintiendo como el peso de su cuerpo le hacía anclarse al mundo.

Al pasar de los días, la hermosa sirena que ahora era humana, comenzó extrañar su mundo,
comenzó a extrañar las aguas de Balde Pozo, comenzó a extrañar a sus hermanas. Al
parecer, el amor que sentía la sirena por el joven; no era verdadero. 
Lo que sentía la sirena, solo se alimentaba de aquel efímero deseo que nace en los seres,
cuando alguien nos atrae. La sirena decidió regresar a Balde Pozo, pero para ello tenía que
pagar un gran precio.

Ella, tenía que asesinar al joven si quería volver a ser sirena, ya que, con sus besos, había
robado la magia y el poder que yacía en su interior, impidiendo que esta se convierta
nuevamente en este mítico ser. Una noche cuando el frio era intenso, se dirigieron hasta las
orillas del Balde Pozo, lugar donde se recostaron y observaron las constelaciones, instantes
en que el joven enamorado quedo profundamente dormido en los brazos de su amada. La
bella mujer aprovecho este descuido, cogió una estaca y con mucha sutileza, se lo incrusto
en el corazón, luego agarro un cuchillo, le quito los ojos y se los comió. 

Así, la bella mujer volvió a ser sirena y entonando melodiosos cantos que inundaban todo
Balde Pozo, se sumergió en sus profundidades. Al parecer el joven no pudo enamorarla, y
hallándose preso y obsesionado por su amor, decidió sacrificar un dedo de sus manos para
tenerla, pero no para siempre. 

En la actualidad, las profundidades de Balde Pozo están habitadas por esta bella sirena, que
junto a sus hermanas, salen de lo más hondo para reposar en la mediana isla que existe en
esta laguna. Cualquier hombre que se acerque curioso a escuchar sus cantos, caerá seducido
por los encantos y la ternura de las bellas. El hombre lo abandonará todo y no le importará
sacrificar lo más preciado de su existencia, con tal de tenerla entre sus brazos para siempre.

AUTOR: JUAN PABLO RIVERA TARAZONA


LA BRUJA MATA NIÑOS DE UMARI

Hace años vivía en Umari una anciana muy querida por los pobladores. De vez en cuando llegaban
hasta su casa sus nietas, quienes la consentían; ya que era poco el tiempo que salían tener juntas.

Cada vez que sus nietas llegaban a visitarla de Molino, en horas cercanas al anochecer; ella se
molestaba y les decía:
"hijas por favor metanse a la casa y por más que escuchen y vean cosas no se vallan a asomar por la
ventana, pues una maldita bruja noche a noche viene a burlarse de nosotros y no para de tratar de
llevarse al hijo recién nacido de su tía, que vive con nosotros.

Esa noche la abuelita se quedó a hacer guardia mientras las pequeñas dormian. A las pocas horas se
escucharon cómo llego un gran gavilán que se paró en el techo de la humilde casita y comenzó a
hacer su clásico cantar.

De pronto comenzó a agujerear el techo como queriendo entrar a donde estaba el bebé durmiendo.
Eran casi las 02:30 de la madrugada y por el sonido que se hacía mas intenso en el techo, las niñas
de despertaron y vieron como está bruja alcanzo a meter su horrible cabeza por el techo y desde allí,
comenzó a desenrollar una larga lengua que estaba a metros de llegar a la cuna del bebé.

Se veían en la oscuridad, un par de ojos rojos y la pobre luz de la luna permitía ver la grotesca y
desgraciada cara de esta bestia, de la que emanaba un olor a putrefacción o como a carne en
descomposición.

Para ese instante la abuelita ya se había dormido y por más que el sonido era fuerte no despertaba.
Cuando está bruja ya casi llegaba con su lengua a donde estaba la garganta del bebé, una de las
niñas lanzo un grito aterrorizante y la abuela desperto y logro ver lo que estaba en el techo.

De inmediato tomo su machete y lo persino haciendo la señal de la Santa Cruz, ahí mismo se lanzó
con machete en mano sobre la arpía y logró pegarle un machetazo, haciendo que está cayera en el
patio mal herida.

En ese momento la abuela pidio a sus nietas que le trajeran una piedra para terminar con la bruja
aprovechando que se encontraba lastimada semi inconsciente, pero las niñas temblaban de miedo al
ver a tal bestia de proporciones deformes. 

Mientras esto pasaba la abuela le puso tres cruces con saliva de su boca y ajo, para después
persinarla con la señal de la Santa Cruz y le dio en la cabeza con la roca que las niñas habían traído.
En ese instante la bruja invadida de dolor salió corriendo medio muerta para perderse de entre los
árboles, lanzando un agónico grito a muerte.

Esa madrugada ya nadie durmió y fue el último día en Umari, la abuela se paró temprano y junto a
sus nietas fue a una tienda cercana del pueblo, por comida y fruta para sus pequeñas, que seguían su
paso.

Ya regresando de hacer compras, se cruzaron en el camino con una anciana que en verdad era fea,
la cual le lanzó a la abuela una mirada retadora de muerte y no le quitó la vista de encima.  

Esta otra anciana iba bien golpeada de su cara y al parecer del cuerpo pues traía hematomas y
parecía que le habían dado una paliza, la abuela tembló un poco pero trato de disimularlo, cuando la
anciana fea se perdió, la abuela les dijo; esa maldita vieja es la bruja chupa niños del pueblo, es la
misma que anoche intento ingresar a su cuarto. Ahora se convirtió en mi enemiga pero no importa
ella sabe desde hoy que sabemos cómo bajarla y también como blokearla para que no chupe a nadie
mas.

Desde ese día, la abuela antes de dormir; hace círculos de sal y pone tijeras y un sombrero negro
con agujas o alfileres pues cree que una bruja no perdona y jamás olvida y cuenta los días esperando
que esta algún día tomé venganza..

EL MUÑECO POSEÍDO (PANAO)

Hace mucho tiempo en la Ciudad de Panao arribó un muñeco por medio de una donación de
juguetes, ninguno de los niños quiso tomarlo por su espeluznante aspecto de duende, por lo que fue
depositado en un bote de basura. Por suerte un hombre al verlo, sintió algo de lastima, lo recogió y
se lo mostró a su hijo; quien si accedió a querer jugar con el, pero lo que no tenían idea es que
aquello que estaban llevando a su casa, no era un simple juguete, sino un muñeco poseído.

Desde que el muñeco fue colocado en el techo de la casa, las personas que pasaban por la calle a
altas horas de la noche, podían ver que el duende las saludaba, incluso algunas veces les sacaba la
lengua, causando terror a los testigos. En una ocasión el dueño de Jonas, como llamaban al muñeco,
notó que el duende no estaba donde lo había dejado, si no en su patio sobre el gran árbol de tomate
que tenía, al percatarse Jonas que era observado, este se echo a correr para esconderse.

Después de estos paranormales sucesos, la familia llevó a una curandera a su casa, la cual les
explico que su muñeco estaba poseído por un alux. Los aluxes son pequeños seres mitológicos
parecidos a los duendes, cobran vida mediante rituales y son convocados generalmente por los
campesinos para asegurar una buena cosecha, los aluxes pueden ser buenos o malos, todo depende
como se les trate, por lo que se recomienda darles ofrendas y construirles una milpa, es decir una
casita con puertas y ventanas. Se dice que al pasar los 7 años se debe encerrar al alux en su milpa
para siempre, pues de no hacerlo, este comenzará a ser malvado.

Al saber que su muñeco era tan especial, la familia le construyó un altar donde habitantes del
poblado y foráneos le comenzaron a visitar para pedirle milagros y favores, a cambio de generosas
ofrendas como cigarros, coca, shajta y golosinas. Existen los afortunados que han visto cobrar vida
a Jonas, quien crece hasta tres veces su tamaño cuando se manifiesta. 

Son muchas las personas que se han llevado una grata experiencia en su encuentro con el
sobrenatural muñeco, pero hay quienes no tanto, pues Jonas no tolera los insultos ni el rechazo,
quienes se han burlado de él, han terminado gravemente enfermos.

Actualmente Jonas reside en la capilla antigua de Siglo Nuevo, a un costado del cementerio de
Panao; jamás vaya por curiosidad o por mera intención de conocerlo, si quiere recibir algún
milagrito o favorsito de este ser, cuándo se acerque a la puerta de la capilla, llamelo con seguridad
¡Jonas nesecito de tu ayuda, haste presente amigo mío!

EL TAITA BURRO
Como todos sabemos, Nuestro Señor Jesucristo entró a Jerusalén montado en un jumento y en las
procesiones de Domingo de Ramos se estila reproducir la escena.

Para el efecto se ha constituido en Panao una "Tesorería" que cuida al pollino que interviene en la
ceremonia. Se llama tesorero del Taita-Burro, feliz panatahuino a quien se confía el cuidado del
asno. Como este puesto es de honor, resulta muy ambicionado, y merecerlo supone gozar de gran
predicamento entre los vecinos.

La principal misión del tesorero del Taita burro, es hacer engordarlo y cuidar que nadie chalanee a
su "tesoro". Bien cumplen su misión pues llega el Jueves de Compadres del año siguiente y con un
buen tercio de aracsho a la espalda, sale de su chacra el tesorero, llevando al borriquito sin que le
falte un solo pelo en el lomo y sobrándole energías acumuladas en un año de buen rastrojo y harta
sal.

Al día siguiente, mañana del Viernes Dolores el Mayordomo hace llevar al jumento de la casa del
Tesorero, a la suya. Gran expectativa genera la llegada del animal, porque el burriquito pasa por las
habitaciones del hogar del mayordomo. Ahí se escuchan las voces de sorpresa entre los que lo ven
¡Taita-Burro!, ¡Taita-Burro! dicen los pequeños al verlo.

Es la hora en que debe empezar la preparación, pues resulta que el burro está chúcaro. Lo primero
que se hace es encerrar al burruquito en un cuarto oscuro y completamente vacío, ahí lo mantienen
incomunicado hasta las cuatro de la tarde del Sábado, dos días sin más alimento, que la tierra que
puede lamer en los rincones. 

A esa hora lo sacan del encierro y en imponente manifestación lo conducen hasta "Chicchi-Huasi"
donde lo bañan en las limpias aguas del río Charramayo. Desde este momento le atan el hocico lo
más fuerte posible para que no coma ni beba, pese, como es lógico suponerse, a los grandes
esfuerzos de este mentado animal, sobrio; olvidando sus modales por el absoluto ayuno de dos días.

Bañado y secado, de nuevo lo llevan a la casa donde llegan ya de noche y otra vez al encierro. Al
día siguiente tan pronto como concluye la misa, sacan al burro que ya está con el estómago y la
vejiga completamente vacíos y lo atan, ensillan y embellezan perfectamente con una pesada
montura con piezas de plata, estriberas del mismo metal, y con todo este aparato y tres días de
ayuno, nuestro burrito apenas puede moverse.

Pero saca gran fuerza de lo más recóndito de sus reservas cuando ve al Señor de Ramos. Su hambre
es tan intenso que si se le soltara el hocico, devoraría cualquier cosa, muchas veces se come todo el
rabo de un cohete y no es extraño que por el hambre haya comido la túnica que vestía el sacerdote.
Si se le pusiera aserrín lo comería. Sed, hambre, ligaduras, cohetes y curiosos hombres con poncho
torturan al Taita-Burro.

A la hora de la procesión junto con los mayordomos, todos entran a la Iglesia. Nueve hombres
sujetan al animal tres a cada lado, uno lo conduce de la brida y dos, los más devotos, se sitúan
detrás; uno le levanta la cola y el otro con ambas manos a manera de cestilla aguarda atentamente
cualquier mala tentación de aquel estómago vacío. 

Miles y miles de niños, mujeres y hombres llevan preciosas palmas, tejidas con gran avilidad,
algunas UPAS no saben ni tejer palmas. Allí campean la habilidad y el gusto; estrellas, figuras
raras, a veces geométricas, rosas, canastillos, guirnaldas, vírgenes y calvarios todo se hace con ellas
e imprimen a la marcha un misterioso cariz, por lo raro de las figuras hechas con palma.

Finalizado el acto, el Señor de Ramos es colocado en medio del presbiterio, a donde sube el pueblo
a besarle las manos. Entre tanto el mayordomo, los devotos y gran número de curiosos llevan al
Burro a la casa principal del pueblo en cuya sala se ha colocado una gran mesa forrada con ponchos
y mantas finísimas, sobre la que se coloca dos tinajas de chicha dulce, pan regalado, dulces de
papaya y de durazno, mote pelado, buñuelos, prestiños y buena cantidad de coca en finos pañuelo
de seda.

Una vez en la habitación y cerca de las tinajas, libertan de bridas y jáquimas al Taita Burro y en el
acto se abalanza sobre la chicha. Ya bebe de una tinaja, bebe de la otra, su desesperación le hace
sacudir la cabeza, rompe las vasijas y pasa a los dulces y da cuenta de las fuentes, contra eso de que
la miel no se hizo para la boca del asno. 

Más allá al comer el pan o los prestiños por su desesperado hambre, a veces se atora y tose, cuando
esto pasa bota por los cuatro costados las hojas de coca y aún antes de caer ya han sido recogidas y
muy bien aseguradas en los hualquis de la personas que lo observan. De ellas chaccharán algunas
hojitas y el resto se guarda para administrar a los enfermos sea cual fuere la enfermedad. En cinco
minutos ha terminado el banquete asnal. 
Las sobras son distribuidas por el mayordomo entre sus predilectos. Nótese como el pueblo sólo
recoge lo que cae al suelo, las sobras del Taita Burro son de inapreciable valor para curar toda clase
de enfermedades o preservarlas como tesoro preciado. Sólo una vez al año hay oportunidad de
adquirirlos, no se puede desperdiciar tal fortuna.

EL INDIO DE TAMBO DE VACA Y LA BELLA DURMIENTE

Un sugerente capricho de la naturaleza, se halla en la cumbre de Portachuelo. Ubicado en el caserío


de Tambo de vaca, distrito de Chaglla, provincia de Pachitea, departamento de Huánuco.
Cuenta la leyenda que Runa era un pequeño niño que nació en la montaña Chagllina, en un bello
lugar llamado Muña. A los pocos años de haber nacido, sus padres murieron devorados por osos,
que en aquel tiempo habitaban el lugar. Desde pequeño tenía que lidiar con la pobreza, caminando
largos tramos para ganarse la vida, como un hombre andino.

Una Chalina y un chullo atenuaban aquel intenso frío que tenía cuando llegaba a las alturas
chagllinas, donde pastoreaba animales y labraba la tierra para el sustento de sus días.

La productividad de sus cultivos lo hicieron un gran agricultor, los carneros que criaba eran gordos
y producían abundante lana. Además, tenía una gran maestría con la flauta, con la que podía tocar
placenteras y conmovedoras melodías.

Un día, mientras Runa merodeaba por el río Santo Domingo, observo entre sus aguas una Bella
Mujer que dormía en sus orillas, sobre una piedra. El quedó enamorado de la belleza que está mujer
mostraba, parecía tan delicada y femenina que sus ojos la admiraron desde aquel instante.

El amor que Runa sentía por la Bella la mantuvo en secreto y fue acrecentándose día tras día, hasta
que no tuvo más remedio que abrir su corazón y confesarle su amor, tras lo cual ambos juraron
amarse para siempre.

Todo cambió en la vida de los amantes, Runa y la Bella desbordaban felicidad, sin embargo,
existían en aquel tiempo, muchos hombres que deseaban el amor de esta hermosa mujer. Un día tras
haberse encontrado por casualidad con la Bella, el poderoso Wisa que era amo y señor de Chaglla,
fue testigo de su belleza, y tomó la firme decisión de convertirla en su esposa y, para ello, pidió
ayuda al poderoso Taita Jirca.

Wisa que además de ser muy rico, era un magnífico orador, sirviéndose de su excelente elocuencia,
describió a la Bella, las riquezas con las que contaba su familia y él; así como lo feliz que podía
llegar a ser su vida, si se casaba con él.

Sus intentos fueron en vano, pues no fue capaz de convencer a la Bella, quien le contestó que el
amor de su vida; era el humilde Runa y que jamás dejaría de amarlo por ninguna riqueza.

Dándose por vencido, el poderoso Wisa se llenó de despecho y odio por sentirse rechazado, y la
amenazó recordándole que él tenía dinero y poder, por lo que se aseguraría de castigar su mal
proceder.

A pesar de ello, la bella continuó ignorando sus palabras, pues estaba ilusionada con Runa. Juntos
se amaron profundamente hasta que Runa tubo que partir por unos días hacía las lejanías de Molino
en busca de granos.

Fue ahí cuando Wisa aprovechó su ausencia para secuestrarla y obligarla a casarse con él, pero la
bella, que estaba dispuesta a morir antes que ceder a sus pretensiones, se negó rotundamente. La
joven recibió una gran cantidad de golpes y, herida, fue encerrada en una celda oscura.

Cuando Runa se enteró de esto, se apresuró a volver desde los lejanos campos en los que se
encontraba.

Para impedirle que Runa la rescatara, Wisa maquinó todo tipo de planes con los que hacerle la vida
imposible e incluso organizó multitud de duelos en los que se batió con su adversario. Ambos
compitieron tocando quena, trasplantando árboles o sembrando semillas, entre otras habilidades.
Pero en todos los lances, Runa salía victorioso.

Ante tal humillación, Wisa sintiéndose avergonzado más no perdedor, decidió liberar a La bella. No
obstante, el malvado no estaba dispuestos a darse por vencido, por lo que, conducido por la malicia,
rogó al Padre Cerro que ahogara a los enamorados, en el camino de vuelta a su hogar.

Y aconteció así, cuando los amantes cruzaban el río Santo Domingo, fueron atrapados por las
revueltas aguas de su impetuoso caudal y, por más que lo intentaban no lograban escapar de ellas.
Al final solo Runa pudo librarse de las aguas, por más que corrió a socorrerla no pudo alcanzarla,
no fue capaz de encontrarla.

Ya desolado y roto el corazón, el triste Runa se fue hasta Tambo de Vaca, donde lloro
desconsoladamente por su Bella, quien llegó arrastrada y sin vida hasta el caudaloso río Huallaga en
Tingo María. Nada podía calmar aquel dolor inmenso que sentía el triste indio, más sus lágrimas se
confundían con la fuerte lluvia que presagiaba pena y dolor.

Finalmente, el Taita Jirca sintiéndose culpable por todo este sufrimiento, decidió rescatar el cuerpo
ya sin vida de La Bella y tratando de remediar aquel daño, transformo su cuerpo, en una gigantesca
montaña a orillas del caudaloso río Huallaga, haciendo eterno aquel amor puro y verdadero que
sentía esta mujer, por aquél humilde campesino. Ella quedó recostada, inmortalizada en la
eternidad, como la Bella Durmiente.

Mientras Runa, sin poder superar la pérdida de su Bella, no dejaba de gritar afligido: “Padre Cerro!
¡Taita Jirca!” llévame contigo, llévame con ella, perdóname si algún daño te hice. Ya no puedo más.

El Taita Jirca, no podía soportar ni escuchar más los lamentos de Runa, eran estocadas en su ser que
lo hacían sentir culpable, lo hacían sentir despreciable. Decidió en ese momento convertir a Runa en
una gigantesca roca, para jamás oír sus lamentos de amor.

El pobre hombre quedó petrificado para siempre en Tambo de Vaca, donde aún se lo aprecia, y es
conocido por los moradores como el INDIO DE TAMBO DE VACA. Ahí se encuentra, en la
cumbre de portachuelo sentado; contemplando a lo lejos, a ver si entre sus frías miradas logra ver, a
su Bella Durmiente.

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