Está en la página 1de 4

¿Qué es el depósito?

Establece el Art. 2211 del Código Civil, "Llámase en general


depósito el contrato en que se confía una cosa corporal a una
persona que se encarga de guardarla y de restituirla en
especie.
La cosa depositada se llama también depósito."

¿Qué es el depósito voluntario?

Indica el Art. 2215. que "El depósito propiamente dicho es


un contrato en que una de las partes entrega a la otra una
cosa corporal y mueble para que la guarde y la restituya en
especie a voluntad del depositante."

¿Qué es el depósito necesario?

Está definido por el Art. 2236, el que señala que "El


depósito propiamente dicho se llama necesario, cuando la
elección de depositario no depende de la libre voluntad del
depositante, como en el caso de un incendio, ruina, saqueo, u
otra calamidad semejante."

¿Qué es el secuestro?
Regula el Art. 2249 que "El secuestro es el depósito de una
cosa que se disputan dos o más individuos, en manos de otro
que debe restituirla al que obtenga una decisión a su favor.
El depositario se llama secuestre."
Llámase en general depósito, 1 dice el art. 2211 del Código Civil, el contrato en
que se confía una cosa corporal a una persona que se encarga de guardarla y de
restituirla en especie”.

El depósito se divide en depósito propiamente dicho, y secuestro.

“El depósito propiamente dicho, según la definición que da el art. 2215, es


un contrato en que una de las partes entrega a la otra una cosa corporal y mueble
para que la guarde y la restituya en especie a voluntad del depositante”.

Según estas definiciones es esencial al depósito la guarda de la cosa por el


depositario, quien queda naturalmente obligado a restituirla a voluntad del
depositante y es también esencialmente gratuita, pues, si se estipula remuneración
por la simple custodia de la cosa degenera en arrendamiento de servicios.

Como puede ser objeto del depósito propiamente dicho una cosa corporal mueble
cualquiera, pueden depositarse especies o cuerpos ciertos, así como cosas fungibles
de que no puede hacerse el uso conforme a su naturaleza sin que se consuman o
destruyan. El mero depósito no da al depositario la faculta de usar en la cosa que
se le ha entregado para que la guarde, no para que la use; pero el depositante puede
permitir al depositario el uso de la cosa; y aun este permiso podrá a veces
presumirse y queda al arbitrio del juez calificar las circunstancias que justifiquen la
presunción, como las relaciones de amistad y confianza entre las partes,
presumiéndose más fácilmente este permiso en las cosas que no se de 228terioran
sensiblemente por el uso, como un objeto artístico de plata, un jarrón de porcelana.

Permitiéndose el uso de la cosa al depositario, el contrato de depósito se


asemeja al comodato o préstamo de uso que, según lo define el art. 2174, “es
un contrato en que una de las partes entrega a la otra, gratuitamente, una especie
mueble o raíz, para que haga uso de ella, y con cargo de restituir la misma especie
después de terminado el uso”. Lo que, como se ve, distingue estos dos contratos
es que en el depósito la cosa se entrega para su guarda y custodia por el
depositario; en el comodato, se entrega para su uso por el comodatario: el
propósito con que se celebra el contrato en el primer caso, es la guarda de la cosa;
en el segundo, el uso de ella, por la persona a quien se entrega.

El art. 2221 del Código Civil, agrega que “en el depósito de dinero, si no es en arca


cerrada cuya llave tiene el depositante, o con otras precauciones que hagan
imposible tomarlo sin fractura, se presumirá que se permite emplearlo, y el
depositario será obligado a restituir otro tanto en la misma moneda”: El dinero es
una cosa fungible que una vez empleado en el uso a que está destinado se consume;
y si el depositario de dinero puede emplearlo, hará suyo el dinero depositado con
cargo de restituir una cantidad igual en la misma moneda, ya que la naturaleza de
la cosa hace imposible su uso de otra manera. Ahora bien, “el mutuo o préstamo de
consumo es, según la definición que de él da el artículo 2196, un contrato en que
una de las partes entrega a la otra cierta cantidad de cosas fungibles con cargo de
restituir otras tantas del mismo género y calidad”; y por lo tanto, si en
el depósito de dinero el depositario puede emplearlo con cargo de restituir otro
tanto en la misma moneda, tal depósito parece tener todos los caracteres de un
mutuo, en que el depósito degenera desde que los dineros pueden ser empleados
en su beneficio por el depositario con cargo sólo de restituir, no los mismos dineros
que se le entregaron, sino otro tanto del mismo género y calidad, otro tanto en la
misma moneda.

Se deduciría de esto que el depósito de dinero hecho en un Banco comercial,


especialmente el depósito a plazo fijo o a plazo indefinido, con aviso de cierto
número de días para hacer cesar el plazo después de cierto tiempo, y con
estipulación de intereses que el Banco depositario debe apagar al depositante, no es
tal depósito sino un verdadero contrato de mutuo, en que la persona que
deposita el dinero es un mutuante que presta al Banco su dinero para obtener el
abono de los intereses durante la duración del contrato, y el Banco es
simplemente un mutuario que recibe en préstamo el dinero que se le entrega para
negociar con él, prestándolo a sus clientes.

229

Así, efectivamente, se ha sostenido por algunos tratadistas, y esta tesis se ha


presentado al fallo de nuestros tribunales. Los contratos, se dice, se caracterizan
por lo que son, por las relaciones jurídicas a que dan lugar, y no por el nombre con
que se les designe. Nada significa que la ley haya llamado depósito a
este contrato, ni menos que lo haya incluido en el título del Código de
Comercio que traía del depósito comercial en general. Es imposible asimilar este
contrato al simple depósito, porque el objetivo que persigue el Banco y la persona
que con él contrata, no es confiar ésta al primero los dineros que le entrega, para
que se encargue de guardarlos sino de realizar una inversión. Quien entrega su
dinero al Banco busca un lucro, persigue una ganancia, realizando así una
inversión de dinero como cualquiera otra. Y por su parte, el Banco atrae capitales, a
fin de aumentar sus negocios, dar más volumen a sus inversiones y obtener, así,
utilidades más considerables. Mientras que el depósito propiamente tal supone un
servicio prestado por el depositario al depositante. Repugna absolutamente al
depósito la idea de que pueda beneficiarse con él otra persona que el depositante;
principio de que deriva el precedente del art. 2219 del Código Civil según el cual el
depósito propiamente dicho es gratuito, y si se estipula remuneración degenera en
arrendamiento de servicios. Todavía más: este mismo principio es el que ha llevado
al legislador a consignar, en el art. 809 del Código de Comercio, el derecho del
depositario a una remuneración por sus servicios, partiendo de la idea de que es el
depositante la persona a quien beneficia el contrato, remuneración a que
únicamente no tiene derecho, según el art. 810 del mismo Código, cuando se le
permite hacer uso de la cosa depositada. De modo que la idea que domina en el
contrato de depósito, sea éste comercial o civil, es la del beneficio prestado al
depositante, única persona favorecida con el contrato. En cambio en el depósito
bancario el Banco recibe el dinero para comerciar con él; su propósito al
incrementar los fondos depositados no es dejarlos durmiendo en las arcas de la
institución, sino disponer de más circulante que invertir, sea en préstamos, sea en
otras operaciones; su beneficio, causa determinante para él, de la celebración del
contrato, es vidente; y en cuanto al depositante, por su parte, entrega los fondos al
Banco sabiendo que va a lucrar con ellos, desde que lo autoriza para que les dé la
inversión que crea conveniente, y alentado por el enriquecimiento que le aseguran
los intereses que el Banco le abonará por tener esos fondos en sus cajas. Hay, pues,
beneficio de ambos contratantes y especialmente beneficio del Banco que recibe los
dineros; o sea, hay un mutuo perfectamente especificado, en que el depositante
entrega al Banco su dinero para que el Banco disponga de él y se comprometa a no
exigir la restitución de ese dinero sino después de cierto tiempo y con un aviso
anticipado. Es un contrato bilateral porque impone obligaciones recíprocas a las
partes; oneroso, ya que tiene por objeto la utilidad230de ambos contratantes, cada
uno de los cuales se grava en beneficio del otro; y conmutativo, porque cada una de
las partes se obliga a dar o hacer alguna cosa que se mira como equivalente a lo que
la otra parte debe dar o hacer a su vez.

También podría gustarte