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De las consideraciones anteriores, se debe destacar que los padres, tutores,

preceptores y artesanos cuentan con “Medios de Defensa” que comprenden los


argentos que pueden alegar, para exonerarse de la responsabilidad que se le
atribuye a estos, por el daño causado del hecho ilícito; en el caso de los padres y
tutores, por los niños o niñas que habitan con estos y en los preceptores o
artesanos, por el alumno o aprendiz que se encuentra bajo su vigilancia. Donde en
términos generales, cada uno de ellos al probar que no han podido impedir el
hecho que ha dado origen a esa responsabilidad, no tiene efecto la misma
conforme al artículo 1.190 del Código Civil; sin embargo algunos autores
consideran, que la simple ausencia de culpa no basta para exonerar de
responsabilidad al demandado y que es necesario, que se compruebe la
imposibilidad de evitar el daño. Donde a la luz de un autor, debe comprobar el
padre para exonerarse: a) Que le fue imposible evitar el evento dañoso; y, b) Qué
esa imposibilidad se produjo no obstante haber ejercido una activa y estrecha
vigilancia sobre su hijo. Tratándose de una obligación general de prudencia o
diligencia y esto es, la obligación de ejercer la potestad paterna o tutelar
asegurando que el niño, niña o no cometa hechos ilícitos que puedan a causar
daños a terceros y por supuesto, sin garantizar ningún resultado porque estamos
frente a una obligación de medios y más no, ante una obligación de resulto.
Además se considera que la prueba de la ausencia de culpa, es insuficiente para
excluir la responsabilidad civil del padre o del tutor, porque en atención a nuestro
Código Civil se exige que se demuestre no haber podido impedir el hecho ilícito
del niño o niña, que implica una conducta más activa que la simple obligación
general de prudencia y diligencia, donde el padre a menos que fuera abandonado
a su suerte, la educación y crianza del hijo, siempre estará en la condiciones de
demostrar que le ha dado a este, tanto un nivel de educación como de orientación
necesaria para que no perpetre hechos que dañen a terceros, lo cual haría nulo la
acción de la víctima para obtener el resarcimiento del daño . Y que ha llevado a
estimar, a un sector de la doctrina que el demandado demuestre la existencia de
una causa extraña no imputable (caso fortuito, fuerza mayor, hecho de la
víctima o hecho de un tercero) para liberarse de responsabilidad y así destruir el
vínculo de causalidad. Respecto a esto, el Profesor Melich Orsini, en su obra La
Responsabilidad Civil por los Hechos Ilícitos, Tomo I, pág., publicada por la
Academia de Ciencias Políticas y Sociales (1994), nos señala que el examen del
juez se dirige a investigar si el demandado ha usado prudente y diligentemente los
poderes inherentes a la patria potestad, que supone la aplicación del criterio de
valoración de la culpa in concreto, tomando en cuenta la peligrosidad del niño o
niña, su edad, su carácter, la naturaleza de la actividad que dio ocasión al daño,
así como las ocupaciones habituales del padre, su ambiente social, etc.; siendo a
la luz de estos criterios, cómo debe determinarse si hay o no culpa en el
cumplimiento del deber de educación que corresponde al padre o al tutor de
acuerdo al caso. Por otro lado, tenemos “La Responsabilidad del Incapaz que
Obra con Discernimiento y el que Obra sin Discernimiento” los cuales
comprenden las personas menores de edad, que por el solo hecho de ser
menores de edad son “incapaces” lo cual es un hecho, que no necesita ser
probado y que es notorio. Donde en materia de responsabilidad civil
extracontractual, se requiere que la persona a quien se le impute el hecho ilícito,
sea capaz frente a la ley porque al no serlo no responde personalmente por el
hecho cometido, dado no se le puede atribuir la responsabilidad del hecho ilícito y
aquí encontramos a los incapaces, pero que aun así puede quedar obligados al
tener este discernimiento. De modo, que el incapaz que obra con discernimiento
queda obligado y por el sólo hecho de ser incapaz, no está de algún modo
liberado de responsabilidad civil por los hechos ilícitos que haya perpetrado, sino
que este siempre al obrar con discernimiento quedará obligado y así lo establece
el artículo 1.186 del Código Civil. Ahora atendiendo a las interrogantes que
plantea el autor Freddy Sambrano, en su Obra Obligaciones-Tercera Edición
donde platea, ¿Qué sucede si el incapaz ha obrado sin descernimiento? ¿Se
obliga por su hecho ilícito? la respuesta sería no, porque para que se le pueda
imputar el hecho debe tener conciencia de sus actos y al no tenerla, no es posible
entonces. De esta manera, el discernimiento entendido como la capacidad o
habilidad de percibir la diferencia entre las cosas, como el bien y el mal; que
consiste, en un juicio por medio el cual la persona comprende, distingue, percibe y
declara ante una cosa, situación o acción, lo bueno y lo malo, lo correcto e
incorrecto y tiene conciencia de ello, inclusive de cómo afecta siendo prudente en
su manera de actuar. Lo cual en el ámbito jurídico, constituye indispensable
determinar en el agente incurso del hecho ilícito y saber así, si queda o no
obligado; donde todo hecho ilícito de un incapacaz requiere ser un hecho con
discernimiento, para que este quede obligado porque al no tener conciencia de lo
que hacen no responden civilmente por el daño causado, aunque existe una
excepción aun cuando la persona está privada de discernimiento y lo vemos
plasmado en el artículo 1.187 del Código Civil, donde a menos que la víctima no
haya podido obtener reparación de quien la tenga bajo su cuidado, responden
subsidiariamente por los daños causados que hayan ocasionado. Por ejemplo,
“Carlos un niño de 10 años de edad, comparte todas las tardes con sus
amigos que vienen en la misma Urbanización que él, ellos son Leonel de 10
años y Eduardo de 11 años, los cuales van al parque a jugar béisbol y un día
se le ha ocurrido a Eduardo, destruir el automóvil propiedad del padre de
Luis a quien odia y detesta. Incitando tanto a Carlos como a Leonel y fue así,
como los tres le han causado una destrucción parcial a dicho automóvil y un
daño material a la víctima”. En el ejemplo anterior, al determinar si algunas de
los incapaces tienen o no discernimiento, podemos saber si algunos de estos
quedan obligado, donde al respecto ha sido Eduardo quien tuvo la incitativa de
destruir el automóvil, tuvo discernimiento de lo implicaba el mismo y lo hizo con la
intención de causar un daño a dicho automóvil; pero Carlos y Leonel no tuvieron
ese mismo discernimiento que tuvo Eduardo sino que vieron el hecho como un
juego, no siendo capaces de apreciar las consecuencias de sus actos, ni analizar
lo bueno, lo malo, lo correcto e incorrecto del hecho de destruir el automóvil y
tampoco de comprender la magnitud de la situación, para poder tomar una
correcta decisión o qué posición tomar. De este modo, Carlos y Leonel no
quedarán obligados por el hecho ilícito al no estar en la capacidad de saber el
contenido del hecho que realizaron, como las consecuencias que traería; pero en
cambio Eduardo si quedaría obligado, por obrar con discernimiento. Cabe
destacar entonces, la importancia del discernimiento en el ámbito del Derecho al
respecto del hecho Ilícito, con el que actúa la persona y que es determinante para
que quede o no obligado; es decir, que tenga responsabilidad civil
extracontractual, por los daños causados del hecho ilícito.

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