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“DAMAS”
TERCERA NOMINACIÓN V FESTIVAL NACIONAL DE TEATRO DE HUMOR
Adriana Allende
PERSONAJES
Susana
Bety
Perla
Anita
Alida
Mara
Alida: Sí he probado. He mirado hacia adentro, pero no se veía nada. Las luces
apagadas. Generalmente están abiertos las veinticuatro horas.
Bety: Yo también intenté entrar. Quería comprar unas pastas de té, pero ni una
luz. Nada. El baño de los hombres también está cerrado. Tiene una chapa
atravesada. Parece que hace años que está así.
Perla: Menos mal que este lugar estaba abierto, si no ¿dónde nos metíamos?
(Ladridos de perros)
Alida: ¿Visteis con qué velocidad aparecieron? ¿De dónde habrán salido? No se
ve ni una casa alrededor.
Mara: Intenté esperar fuera, pero fue imposible. Cada vez eran más y más. No
se les ve muy amigables por cierto.
(Silencio)
Alida: ¡Bah! Todos hacen lo mismo cuando no quieren que las mujeres hablemos.
Bety: Voy a mirar por si acaso. (Sale de escena. Ladrido de perros. Grita desde
afuera) ¡No hay un alma! El bar sigue cerrado. Casi ni se ve la carretera (ladrido
de perros más intenso) Shtoo!! ¡Iros de aquí! ¡Fuera! ¡¡¡Fuera!!! (Portazo)
Alida: Cerca del santuario del Gauchito Gil, porque dijo que era la primera
parada que íbamos a hacer.
Perla: (Tapa los oídos de Anita) ¡Señora! ¡Por favor! Hay criaturas.
Perla: (Ayuda a Anita a sentarse) Hay que tranquilizarse y esperar. ¿Qué hombre
dejaría a seis mujeres solas y en estas condiciones?
Susana: Un hombre que haya cobrado el viaje por anticipado... que tenga una
agencia de viajes fraudulenta... (verborragia) ¡Y al que no le importe en absoluto
dejar a seis mujeres solas en una estación de servicio abandonada en la mitad de
la noche!
Susana: Quedarnos aquí hasta que venga alguien. No nos queda otra.
Mara: ¿Aquí encerradas? ¿Cuánto tiempo más? ¡No! ¡No! ¡No puedo quedarme
encerrada en este lugar! ¡Me falta el aire! ¡Me falta el aire!
Susana: Qué va a venir ¡Qué va a venir! Ese tipo es un borde. Cogió las perras y
se fue.
Mara: (Tomándose del cuello) ¡No aguanto más! ¡No aguanto más! (sale corriendo
hacia afuera)
Perla: (Gritando) ¡Venga aquí! ¡La van a morder los perros! (A las demás) Parece
que le falta el aire.
Perla: ¿Qué voy a hacer ahora? Le vienen los retorcijones otra vez ¿Quieres
hacer caca Anita?
Perla: (Asomándose, deja expuesta Anita que está sentada en el inodoro. Cierra.)
¡Señora, por favor!
Susana: En Gilda puede ser porque era mujer. Pero Rodrigo era hombre, no
confiaría demasiado.
Alida: No le permito.
Mara: (Entra corriendo agitada con la ropa desgreñada. Desesperada sube la silla
a la mesa donde está el lavabo y saca la cabeza hacia el exterior por la pequeña
ventana. Respira profundo, con dificultad. Al borde del llanto) ¡No me los podía
sacar de encima! ¡Están muertos de hambre! ¡Son asesinos!
Mara: (Desespera) ¿¿¿ No hay Luz??? ¡Por favor! ¡No puedo estar en la oscuridad!
(vuelve a sacar la cabeza)
(Alida le da una vela encendida a Mara, quien va a permanecer ahí arriba casi
todo el tiempo. Las demás las distribuye por varios sectores. Anita toma una)
Bety: Vamos a calmarnos. Es una situación ridícula. Alguien tiene que venir.
Bety: (A Alida) Disculpe, lo de las velas... ¿es para pedir o para agradecer?
Alida: Para las dos cosas. Veinte son para el Rodrigo, porque todo lo que le pedí
se cumplió. Lo tengo en un póster pegado en la cocina, encima del aparador.
Desde que murió ni un día dejé de rezarle. Aunque soy fiel devota de él, también
le traje a la Gilda. Diez velitas para ella. Tengo diez hijos y como ella era maestra
le voy a pedir que me estudien y me terminen la escuela para que sean alguien en
la vida y no tengan que andar limpiando mierda ajena como yo.
Alida: Es que... es la primera vez que le voy a pedir. He enviudado cinco veces,
pero necesito “uno” más.
Alida: Sí. Así me termina la habitación del fondo. Es la única que me queda sin el
techo (nostálgica). Fueron buenos hombres, cada uno colaboró con algo. Con uno
más y me queda la casa completa.
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Susana: ¿Cinco maridos?
Alida: Así es
Alida: ¿Hijos?
(Silencio incómodo)
Perla: Yo también vengo a pedir por primera vez, pero a la Gilda. Doña Magda,
que tiene la casa cerca de nosotras, me dijo que con su hija hizo milagros
(acaricia a Anita). Hace tiempo que está muy descompuesta, como con mal del
estómago. No come casi nada y está muy calladita.
Perla: Dieciocho.
Bety: (A Anita que apenas levanta la mirada) Yo, a tu edad, ya hacia un año que
estaba de novia con el Alfredo ¿Tienes novio?
Perla: ¡No! Es joven todavía. Además, donde nosotros vivimos no hay tiempo para
esas cosas. A las cuatro de la mañana ya estamos ordeñando y haciendo todo lo
de la casa. Anita es muy guapa. Me ayuda un montón, aunque últimamente no
me rinde mucho. Anda remolona.
Alida: (Saca una pequeña radio de su bolso) Ya deben estar los resultados de la
quiniela (Busca la emisora. Sonido entre cortado) Algún día tocará... Digo yo…
Bety: (Horrorizada) ¡El Willy debe estar muy preocupado si escuchó la noticia!
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Bety: No. Mi hijo. Tiene veintiocho años. Es por él que vine a pedirle a los
santitos. No consigue trabajo y tampoco novia. Está “trabado”, “trabado”.
Bety: ¡Nunca!
Bety: ¡Bien hecho! ¡Que se joda! ¡El que las hace las paga!
Susana: ¡Pero no! ¡No estamos secuestradas! ¿No ven que el tipo nos choreó la
guita y se fue? ¿Adónde está la banda que nos secuestró? Era un muerto de
hambre. Ni banda tenía.
(Bety toma una de las velas, se va hacia un rincón y comienza a rezar a Gilda en
voz alta. De la misma manera lo hace Alida en otro rincón, pero sus oraciones van
dirigidas al Potro. Mezclan canciones, agradecimientos y peticiones de manera
verborrágica. Entre miradas desafiantes, se desata una feroz competencia. Duelo
de rezos. Levantan el volumen hasta hacerse intolerable. Perla interrumpe)
Perla: No. Confío en lo que dijo doña Magda. La Gilda la va a ayudar. (Anita, al
oído) Anita dice que no necesita a la Gilda, ni tampoco a un médico. Dice que ella
sabe qué le pasa: está embarazada (Perla se desmaya).
Bety: ¡Señora! ¡Traigan agua! ¡Señora! (Alida va a buscar) ¡Del inodoro, no! (Alida
trae agua del lavatorio en el cuenco de la mano, y se la tira a Perla en la cara)
Perla: (Reacciona un poco) Gracias, gracias. Anita, ¿estás ahí? Estás equivocada,
hija. ¿Cómo vas a estar embarazada? Para estar embarazada hay que… No podés
estar embarazada. Hay que… Hay que…
Bety: ¡Más agua! (Alida trae más agua y le tira en la cara a Perla)
Perla: (Vuelve en sí) Hijita, Anita. ¿Cómo decís eso? No puede ser (Anita, al oído)
Anita dice que sí, que ella con… ¿con Antonio? Que una vez... ¿¿¿ordeñando???
(Anita hace gestos explicativos de como ordeñar. Perla horrorizada, le sostiene las
manos violentamente. Anita le habla nuevamente al oído) Y dice que sigue
teniendo hambre.
Perla: (A Anita) No entiendo algo, querida. ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¡Así
por lo menos nos evitábamos este viaje de mierda! (Anita se tapa rápidamente los
oídos) ¡Como no te tapaste ahí abajo con la misma velocidad carajo!
Radio:
Locutor: Estamos aquí con algunos de los familiares de las seis mujeres
secuestradas por la violenta banda de Carlos Bañares. El joven Willy, hijo de
Bety, quiere mandarle un mensaje a su madre.
Willy: Mamá…
Bety: ¡Hijito! Pobre... con el apuro del viaje no le dejé nada en la heladera.
Mara: (Desesperada) ¡Me falta el aire! ¡No puedo respirar! (Gritando por la
ventanita hacia afuera) ¡¡¡No quiero estar secuestrada!!!
(Silencio)
Mara: Tenía que dejarme sola cuando iba a trabajar... yo era chiquita, no fue su
culpa. Me encerraba para mi seguridad.
Bety: Recién estaba acá (se escuchan ladridos, después aullido de dolor y luego
de unos segundos entra Anita con un perro muerto, se acerca a Perla y le dice algo
al oído).
Perla: Dice Anita que ya tenemos para comer (bajan las luces).
(Suben las luces. Las mujeres sentadas en círculo, comiendo. Mara come pegada a
la ventanita)
Alida: (Chupando un hueso, a Susana) Menos mal que usted fuma y tenía
fósforos.
Mara: Son más chicos, deben de ser más tiernos ¿Me acercan otro pedacito?
Bety: Pero no alcanza para las seis. Nosotras tenemos que apuntar a un ovejero o
a un dogo. Somos como una familia numerosa.
Alida: No jodan con eso, los perros son un obstáculo que nos mandó Dios para
probarnos.
Alida: ¡Hijito mío! ¡Querido! Estebancito, es el menor, hace unos días cumplió 22
años.
Susana: Tenemos como para veinte días, suponiendo que no nos encuentren.
Perla: Dice que tiene que estar lista para correr. Con el embarazo está fuera de
estado. Si no es rápida mañana no comemos.
Mara: ¡Ni un mango! ¡Me encerraba la muy yegua! (Saca abruptamente la cabeza
por la ventanita. Respira con dificultad)
Susana: No soy de las que anda ventilando (Se separa del grupo. Enciende un
cigarrillo. Les da la espalda).
Alida: Por supuesto. Sin dudas. (a Bety) Pese a las diferencias que tenemos estoy
de acuerdo con Ud.
Susana: (Ríe) Vayan a ver si consiguen ayuda entonces. Corran a campo abierto
con toda la jauría detrás
Mara: No mire hacia atrás. ¡Corra! ¡Dele para adelante nomás ¡Ah! Y si ve un
caniche se lo encargo.
Susana: ¿Listas?
Perla: Listas...preparadas...¡¡¡ya!!!
Bety: ¿Lo barajé? ¡Ja! No me haga reír... ¡Yo lo agarré de las patas! No se cuelgue
de mi triunfo.
Alida: Ni árboles siquiera. Sólo perros y el llano. Menos mal que por la ventanita
se veía la luz de las velas, porque sino no volvíamos más.
Radio
Locutor: Otro de los familiares de las mujeres secuestradas se ha acercado a
nuestra emisora. Todo el país está conmocionado con la terrible noticia. Señor, lo
escuchamos.
Hombre: ¡Susanita! Ahora que no te tengo amor mío, me doy cuenta de cuánto
significas para mí. No debería haberte dejado ir. Si no hubiera sido por el torneo
de bochas en Tandil... Negrita, mi amorcito, lo de la quiosquera fue un verso que
te metieron. Vos sabés la envidia que te tienen las de barrio. Lo de la Rosa...
¡Dejate de joder, Negrita! Y lo de la turca... ¡vos sos una tipa inteligente! Sabés
mejor que nadie que odio a los turcos...
Estés donde estés, estoy con vos mi amor. Y a todos los que me están
escuchando, mi más sincero agradecimiento. A los que me han llamado, los que
dejan cartas en la puerta de mi casa, a los medios que están realizando esta
labor... Si me permite Sr. Locutor, aprovecho para darles el número de cuenta
donde pueden realizar los depósitos para el rescate... 066 – 7575. (rompe en
llanto exagerado) ¡¡¡Negrita!!!
Susana: (Avergonzada) ¡Qué! ¿Qué me miran? ¿Piensan que son las únicas que
tienen problemas? Fui a todas las curanderas y ninguna puede lograr que
cambie.
(Silencio)
(Silencio)
Bety: Dicen que la culpa es mía. No sé que hice mal. Estaba tan sola... El color
rosa, quizá fue demasiada ropa rosa.
(Silencio)
(Silencio)
Alida: ¡Parásitos! ¡Al menos uno, por agradecimiento aunque sea! Estoy cansada.
No tengo ganas de aguantar otro borracho en mi cama para que nada más me le
ponga el techo a la piecita. ¡Que duerman amontonados que joder! No tengo nada
que pedir a nadie (Apaga una de las velas. Ensimismadas. Silencio prolongado)
Bety: Ni idea. Pero la próxima vez nos fijamos bien que empresa contratamos.
Susana: Dios permite cada cosa, ¿por qué no le puede tocar a un cerdo como
ese?
Bety: Sería mejor que viva, para poder hacerle un buen juicio.
Radio
Locutor: Se van acercando a nuestra emisora más familiares de las víctimas
secuestradas por la peligrosísima banda de Bañares. La señora, a quien estamos
asistiendo luego de un desmayo, dice ser hermana mayor de Mara. La
escuchamos, señora.
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Mujer: Mara, ¿me escuchás chiquita? Yo no sé dónde estás, ni quién te tiene,
pero quiero que tengas en cuenta que no podés ausentarte por mucho más
tiempo. Vos sabés muy bien que tengo que cuidar a mis tres hijos, atender a mi
marido, que tengo una profesión y no puedo hacerme cargo de los viejos ¡Yo tengo
una familia, Mara! ¿entendés? Por favor, quiero que los secuestradores digan
cuanto quieren por mi hermana y les daré lo que pidan, pero necesitamos que
vuelva inmediatamente. Muchas Gracias. ¡Ah! Un beso, chiquita.
Bety: ( A Perla) Bueno, solo falta que alguien reclame por Ud.
Radio
Locutor: Queridos oyentes, esto es realmente muy conmovedor. En la puerta de
nuestra emisora se está haciendo un multitudinario reclamo. Vamos a escuchar
a la persona que viene en representación de todos estos manifestantes. Lo
escuchamos, señor.
(Se escucha el ruido de un motor. Ladrido de perros. Gritan pidiendo auxilio. Los
ladridos no permiten que las escuchen. Tratan desde adentro de callarlos. Ladran
más fuerte. Bety corre hacia la puerta intenta abrirla pero los perros no la dejan)
Bety: ¡No blasfeme! Si Ud. no cree la respeto, pero yo creo con todas mis fuerzas
en quien hizo de su vida un logro como lo hicieron ellos. A quienes desde abajo
lograron la fama, ser reconocidos, amados y reclamados por multitudes.
(Ensimismadas)
Alida: famosos...
Bety: reconocidos...
Mara: amados...
(Suena otra vez el ruido de un motor. Se ponen de pie con ansiedad. Estáticas se
miran en silencio. El motor se detiene. Ladrido de perros. Mara las observa
aterrorizada. Entra en pánico. Sube rápidamente a pedir auxilio por la ventanita.
Susana la detiene y le tapa la boca violentamente)
Susana: (Entre dientes. Tratando de no ser escuchada por los de afuera) Si salís
ahora, vas a lavarle el culo a tus viejos por el resto de tu vida. Eso es lo que
quiere tu hermana ¿no?
(Una voz grita desde afuera: “¿Hay alguien ahí?” . Bocinas. Insisten: “¿¿¿Hay
alguien ahí???”. Las miradas de desesperación lentamente van transformándose
en miradas de complicidad. Sonríen. Apagan las velas. Ruido del motor que
arranca y se aleja. Apagón. Cuando ilumina, se las ve muy entusiasmadas)
Mara: Va a tener que hacerse cargo y ellos por fin me van a mirar a mí, aunque
sea por televisión. Van a estar orgullosos y la inútil va a ser ella.
Alida: ¡Sabía! Sabía que alguna vez iba a llegar, pero pensé que iba a ser un golpe
de suerte con el “Quini”.
Susana: Esto es mucho más que un golpe de suerte. Si antes me tenían envidia...
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Bety: No se preocupe. Los asesores de imagen se van a hacer cargo y otros se van
a pelear por el rating.
Alida: (anota) Una buena agenda para organizar los días que atendemos a los
noticieros...los días que vamos a los programas de tv... a los de chismes... aunque
no sé si eso nos conviene.
Bety: No hay dudas que quien va a tener más propuestas va a ser Anita.
Radio:
Locutor: El país no habla de otra cosa. Todos los medios no hacen más que
informar sobre la terrible situación de las seis mujeres secuestradas por la banda
de Bañares. Mientras más tiempo transcurre más se habla del tema. Los canales
extranjeros y hasta el New York Times están informando sobre el terrible
episodio. A través de una fuente extraoficial pero fidedigna, se ha conocido que el
chofer de Turismo Carlitos ha logrado balbucear algunas palabras que podrían
llevar al paradero de las víctimas.
Susana: ¡Medio muerto y nos sigue cagando el hijo de puta! Justo ahora se le va
a dar por abrir la boca!
Alida: Tenemos que apurarnos y pedir un buen rescate antes de que reaccione o
se avive alguno de sus colegas.
Perla: Dice la Anita que en la puerta del bar vio un cartel con el dibujito de un
teléfono.
Alida: Podríamos dividirnos. Salir corriendo, dos para cada lado. Mientras tanto
otra rompe el vidrio y entra en el bar.
Perla: Está bien. Pero esta vez la Anita no va. Será lo que será, pero está
embarazada.
Susana: Uds. dos (señalando a Bety y Mara), hacia la parte trasera de la estación.
Nosotras (señalando a Perla), hacia la ruta, y Ud. (a Alida), entra en el bar y
busca un teléfono.
Susana: Tiene que llamar a alguien que tenga un teléfono fijo. Si lo hace a un
celular quedaría registrado el número y se arruinaría todo.
Alida: ¡Ay! ¡Qué nervios! ¿Y qué pido? ¿Y si me preguntan dónde dejan el dinero?
¿¿¿Qué les digo???
Susana: Invente lo que quiera, pero piense que mientras mejor salga, más fama y
más dinero. ¿Están listas?
(Asienten)
Susana: ¡Vamos!
(Salen de escena. Anita cambia la emisora. Suena música. Baila sobre la mesada.
Sensual. Apagón. Cuando se ilumina nuevamente la escena están sentadas
limpiándose algunas heridas. Alida busca la emisora. Anita tiene una bolsa grande
de papas fritas. Come ansiosa)
Susana: Esperemos que dé resultado ¿Le parece que ese vecino suyo habrá hecho
lo que le dijo?
Alida: Seguro. Si por un simple chisme del barrio es capaz de cualquier cosa,
imagínense tener la primicia de que los secuestradores me obligaron a hablarle
para que él lo transmita a los medios.
Radio:
Locutor: Estamos en una conferencia de prensa. Es impresionante la cantidad
de medios que han asistido a este lugar. Un hombre llamado Juan, vecino de
Alida, una de las mujeres secuestradas, asegura haber recibido una llamada de la
víctima, quien decía estar maniatada y a punta de pistola La víctima le habría
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informado, entre notables muestras de dolor, que ella y sus cinco compañeras
estaban secuestradas por una peligrosísima banda que exigió el pago en corto
término de seis millones de pesos. Lo que no se dio a conocer, por razones
obvias, es donde se realizaría la entrega. Lo que sí es ya de público conocimiento
es que tan exorbitante suma ha sido donada por la Asociación de Ordeñadores
Argentinos. Volvemos en breve con más noticias.
Alida: En tres santuarios distintos. Dos millones en cada uno. Está de más
decirles en cuales ¿no? (Sonríen) Adentro de tubos de metal bien sellados, que a
su vez estarán ocultos dentro de supuestos velones de color rojo.
Susana: En unos meses. Cuando lo mediático pase. Como pasa todo en este país.
Cuando la atención se disipe. Peregrinaremos para agradecer. ¿Entienden?
Voz en Off: Almuerzan hoy con la señora Mirta Legrand de Tinayre... “Las seis
mujeres más buscadas de la Argentina. El caso de secuestro extorsivo con más
repercusión en los últimos tiempos”...