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INSTITUCION EDUCATIVA CAMACHO CARREÑO

CIENCIAS SOCIALES
GUÍA DE TRABAJO – 8 GRADO
Dios Patria y ciencia II PERIODO Renacemos para ser
mejores

Nombre del Estudiante: _______________________________________________ Curso: __________


Docente: Rosa Nelly Dimas

EUROPA NAPOLEÓNICA Y CONGRESO DE VIENA


Surgimiento de Napoleón Bonaparte La invasión de las potencias a Francia, a raíz de la
ejecución de Louis XVI en 1793, hizo urgente que la
Convención reclutara un ejército patriótico cercano al
millón de soldados que salvó al país justamente durante el
período del terror revolucionario y la dictadura de
Maximilien Robespierre. Pasado el peligro invasor, los
moderados derrocaron y guillotinaron a Robespierre. El
nuevo gobierno, llamado Directorio, no controló la
corrupción ni la inflación –más alta que antes de la
revolución–, enfrentó numerosas revueltas de
monárquicos y de extremistas jacobinos, y anuló las
elecciones de legisladores que ellos ganaron.

Para imponerse en el interior y rechazar a las fuerzas extranjeras, el Directorio necesitó cada vez más del
ejército. En él sobresalía Napoleón Bonaparte, nacido en Córcega, poco después de que Francia comprara esta
isla a la república italiana de Génova. Ya graduado de subteniente de artillería en una importante escuela
militar, estalló la Revolución y se hizo famoso en la reconquista del puerto de Toulon, ocupado por ingleses,
por lo que recibió el grado de brigadier general cuando tenía 24 años.
Cayó en desgracia con los jacobinos; pero el cese del terror, la amistad con miembros del Directorio y su
matrimonio con Josefina –viuda del general Beauharnais, influyente en el gobierno–, le valieron el ascenso a
general de división y el mando de la campaña de Italia de 1797 contra los austriacos. En ella demostró sus
capacidades de estrategia y mando. Con pocos y mal armados soldados venció a los austriacos en 18 batallas.
Austria perdió sus posesiones en Italia bajo las condiciones impuestas por Napoléon, quien no esperó
instrucciones del Directorio, demostrando ser también un hábil y autoritario político.
El Directorio alejó a Bonaparte de Francia confiándole la campaña de Egipto de 1798 para cortar las rutas
comerciales de Gran Bretaña con el Oriente. Napoleón obtuvo algunas victorias, pero su flota fue destruida
por el almirante Horatio Nelson en el puerto egipcio de Aboukir y regresó a Francia. Pese al fracaso, la
expedición benefició a las ciencias por el hallazgo de la Piedra de Rosetta, cuyas inscripciones hicieron posible
comenzar a descifrar los jeroglíficos egipcios.
Golpe de Estado y creación del Imperio
En París, Napoleón participó en el golpe de Estado contra el Directorio que planearon su hermano Lucien
Bonaparte –presidente del Consejo Legislativo de los Quinientos–, Emmanuel Joseph Sieyés –uno de los
directores–, así como Charles Maurice de Talleyrand y Joseph Fouché –antiguos jacobinos, ahora moderados–.
El golpe tuvo lugar en los días 18 y 19 de Brumario de 1799 (nombre de noviembre en el calendario
revolucionario). Los directores contrarios fueron apresados y el Consejo de los Quinientos disuelto por el
ejército.
Los golpistas organizaron un nuevo sistema de gobierno conocido como Consulado, porque el ejecutivo quedó
repartido en tres miembros con el título de cónsules, como en la antigua Roma. El poder legislativo lo
componían cuatro cámaras, siendo el Senado la más importante. Napoleón se hizo elegir primer cónsul, poco
después vitalicio. Para 1804, el Senado lo proclamó emperador de los franceses, con el nombre de Napoleón I.
Consideraron necesario concentrar el poder en sus manos ante las continuas guerras exteriores y las
conspiraciones en el interior. La monarquía imperial fue confirmada por plebiscito popular. Los franceses veían
en Napoleón al restaurador del orden, la prosperidad y los triunfos militares de Francia.
El Imperio napoleónico no fue una vuelta al Antiguo Régimen, pues mantuvo conquistas revolucionarias y creó
una nueva nobleza de militares y funcionarios que alcanzaban los títulos por méritos y no por nacimiento.
Además, los nuevos nobles eran iguales a los demás ciudadanos ante las leyes y los impuestos. Sin embargo,
Napoleón reprimió toda oposición por medio de la policía secreta y la censura de prensa, quedando limitadas,
y hasta suprimidas, muchas libertades proclamadas en la Déclaration des droits de l'homme et du citoyen.
Obra legislativa, administrativa y Jurídica
Durante el Consulado y el Imperio, Napoleón, con la asesoría de juristas y hombres de negocios, impuso la
centralización administrativa y judicial mediante una jerarquía –similar a la militar– de funcionarios y jueces
nombrados por él, aunque los jueces eran inamovibles. El Banco de Francia, creado con capitales privados y
garantizado por las reservas de oro del Estado, consolidó la economía y aseguró el apoyo de la burguesía al
Imperio. Esta innovación se complementó con el Tribunal de Cuentas, que fiscalizaba los gastos e ingresos del
Estado, asegurando el buen manejo de los fondos públicos. El sistema educativo fue igualmente reorganizado
y centralizado.
Gran acogida nacional tuvo el Concordato de 1801, que restableció la educación y el culto católicos en Francia
y nacionalizó los bienes eclesiásticos. A cambio de ello el gobierno pagaría sueldo al clero y el papa nombraría
a los obispos propuestos por el emperador. Con estas medidas, Napoleón se atrajo al campesinado
mayoritariamente católico y a los burgueses que habían comprado tierras de la Iglesia al gobierno
revolucionario.
El Código Civil fue la obra de mayor repercusión. Sobre las bases del derecho romano, una comisión de juristas
y el propio Bonaparte, recopilaron y adaptaron las leyes revolucionarias que consagraban los derechos
individuales y la igualdad ante la ley (reparto de la herencia entre todos los hijos, suprimiendo el derecho de
mayorazgo; garantía de la propiedad privada; regulaciones de obligaciones familiares. etc.).

Guerras contra las coaliciones y apogeo del Imperio


Durante el Consulado y el Imperio continuaron las guerras. Por una parte, los monarcas no aceptaban a
Napoleón como legítimo soberano francés, por no tener herencia aristocrática (o “sangre azul”) y ser el
heredero de la Revolución. Por otra parte, su propósito de unificar a Europa bajo la hegemonía de Francia,
rompía el equilibrio continental mantenido por Gran Bretaña. Ésta fomentó y lideró todas las coaliciones en su
contra.
Al frente de sus ejércitos, Napoleón derrotó por segunda vez a Austria cuando aún era cónsul. Coronado
emperador, volvió a vencer a este país en la Batalla de Austerlitz de 1805. Entre 1806 y 1807 derrotó a la
coalición de Prusia, Rusia y Gran Bretaña. Sin embargo, ésta seguía dominando en los mares y su flota, al
mando del almirante Horatio Nelson, venció a la de Napoleón en la batalla de Trafalgar.
Para forzar la rendición de los ingleses, Napoleón decretó el bloqueo continental, que cerraba todos los
puertos europeos a barcos de Gran Bretaña. Como el papa Pío VII se opuso a esta medida, Napoleón lo apresó
y se apoderó de los Estados Pontificios. Portugal también se negó al bloqueo, por lo que las tropas francesas
cruzaron España y lo invadieron. Aunque los españoles se rebelaron contra el paso de las tropas, Napoleón
ocupó a España e instaló en el trono su hermano Joseph Bonaparte en 1808. Pero el pueblo comenzó la lucha
contra los franceses.
Napoleón estaba en su apogeo en 1810. Era emperador de los franceses, rey de Italia, protector de Suiza, de la
Confederación del Rhin –que reemplazó al disuelto Sacro Imperio– y del Ducado de Polonia que independizó
de Rusia. Sus hermanos eran reyes de España y otros países ocupados, y su sobrino era rey de Holanda.
Redujo los territorios de Austria y Prusia, teniendo por aliados forzados a sus soberanos, al zar de Rusia y el
rey de Dinamarca. De manera directa o indirecta gobernaba a más de 70 millones de habitantes, o sea, la
mitad de la población europea. Para crear una dinastía se divorció de Marie Josèphe –con quien no tuvo hijos–
y obligó al Emperador de Austria a darle en matrimonio a su hija, la archiduquesa Marie Louise. De ella nació
un varón a quien proclamó rey de Roma.
Campaña contra Rusia y caída de Napoleón
El bloqueo comercial perjudicó más al continente que a Gran Bretaña y comenzó el malestar de la burguesía
francesa y los países sojuzgados. Rusia reanudó el comercio con Gran Bretaña, lo que provocó la invasión
napoleónica con 600 000 soldados de diferentes naciones. La campaña fue desastrosa: los rusos se replegaron
hacia el oriente, incendiaron a Moscú y ante el invierno y los ataques de los cosacos, el invasor emprendió la
retirada. El ejército quedó reducido a 20 000 hombres. El desastre fue aprovechado por los otros países que se
coaligaron y vencieron a Napoleón en la batalla de Leipzig de 1813. Invadida Francia, Napoleón tuvo que
abdicar en 1814 y la monarquía absoluta de los Borbones fue restaurada por las potencias vencedoras.
La impopularidad y las represalias de los Borbones provocaron el regreso de Napoleón de la isla de Elba,
donde estaba desterrado. El pueblo y los militares se le unieron, pero las potencias reaccionaron y los ejércitos
británico y prusiano derrotaron a los franceses en la batalla de Waterloo de 1815. Napoleón abdicó por
segunda vez luego de permanecer sólo cien días en el poder. Los británicos lo desterraron a la isla de Santa
Elena, en el Atlántico, donde falleció en 1821.
El Congreso de Viena
Los soberanos y ministros de las naciones europeas celebraron conferencias de paz en Viena en 1815. Los
personajes decisivos del Congreso fueron el canciller Klemens von Metternich de Austria –quien
prácticamente lo dirigió–, el zar Aleksandr I de Rusia, el general Wellington de Gran Bretaña –vencedor de
Napoleón–, y Charles Maurice de Talleyrand –representante de Francia, exministro de Napoleón, ahora al
servicio de los Borbones–. El Congreso proclamó la legitimidad del Antiguo Régimen y restauró en sus tronos a
los soberanos derrocados por la Revolución o por Napoleón (los Borbones de Francia, España y Nápoles, los
Habsburgo de los estados italianos, el rey de Portugal y el Papa en los Estados Pontificios).
El nuevo orden europeo
El Congreso restableció los estados existentes en 1789 con modificaciones territoriales que beneficiaron a las
potencias triunfantes: Austria, Prusia y Rusia. Gran Bretaña consolidó su hegemonía marítima, obteniendo
colonias estratégicas en Asia, África y América. Francia quedó reducida a sus antiguas fronteras, rodeada de
enemigos: los reinos engrandecidos de Savoia y Países Bajos (Holanda con Bélgica y Luxemburgo) y los
territorios prusianos junto al Rhin. Así se restableció el equilibrio europeo. Sin embargo, el Congreso no
respetó los sentimientos nacionalistas y mantuvo desmembradas a Italia y Alemania. En ésta se creó la
Confederación Germánica, compuesta de 39 estados, incluidos Prusia y Austria, bajo la presidencia de esta
última. No todo fue negativo: por presiones inglesas, el Congreso acordó abolir el comercio de esclavos en
todo el mundo.
La Santa Alianza fue el pacto de los soberanos de Rusia, Prusia, Austria, a los que se unieron luego los de Gran
Bretaña y Francia –por iniciativa del zar Aleksandr I– para mantener los tronos y los principios cristianos de las
naciones. Metternich hizo de aquellos principios idealistas la base de un sistema represivo. El sistema
Metternich aseguró el absolutismo restaurado y autorizó el derecho de intervención armada de los monarcas
de la Santa Alianza en los países amenazados por una revolución. Las intervenciones se decidían en congresos
que acordaban también medidas comunes, como la censura de prensa y libros, así como una estricta vigilancia
sobre simpatizantes de la Revolución.

Consecuencias de la obra napoleónica


Aunque el Congreso de Viena y el sistema Metternich restauraron a los monarcas y el absolutismo, en Francia
los Borbones no se atrevieron a restablecer completamente el antiguo régimen y respetaron muchas leyes e
instituciones revolucionarias consolidadas por Napoleón, como la igualdad ante el impuesto, la abolición de la
servidumbre y del mayorazgo, la protección a la propiedad privada frente al gobierno, etc.
En el resto de Europa cambió la mentalidad, por las ideas que propagaron los soldados de Napoleón y la
aplicación del Código Civil en los países que estuvieron sometidos al Imperio. Las burguesías de cada nación se
consolidaron y emprendieron la búsqueda del poder y el cambio de sus sociedades.
Se desarrolló un nuevo nacionalismo debido a que la expansión conquistadora de Napoléon estimuló
sentimientos de unidad, patriotismo y exaltación de valores comunes, ya no simbolizados en los reyes sino en
la nación, en el pueblo. El nacionalismo se vivió fuertemente entre los españoles y los alemanes que
padecieron las ocupaciones francesas. En la propia Francia, el recuerdo de Napoleón se asoció a un pasado de
gloria y poder.
El imperio napoleónico influyó decisivamente en América: al vender a Estados Unidos su colonia de Louisiana
favoreció la expansión territorial norteamericana, y al ocupar España y Portugal precipitó la independencia de
Iberoamérica.

ACTIVIDAD DE TRABAJO EN CASA

1. Lectura:
Realice una lectura detallada de la guía y subraye las ideas más importantes
2. Consulta la biografía de Napoleón Bonaparte

3. Realice una línea del tiempo con los acontecimientos más importantes de la vida de Napoleón
Bonaparte

4. Elabore un resumen del congreso de Viena

5. Encuentre las siguientes palabras en la sopa de letras:


6. Completar los cuadros escribiendo los aspectos positivos y los aspectos negativos del Imperio
Napoleónico

7. Realice un mapa conceptual acerca de las Guerras contra las coaliciones y apogeo del Imperio
8. Ubique en el mapa:

¿Sobre qué países actuales se extendió el imperio napoleónico?


¿Dónde se produjo la mayor revuelta popular contra napoleón?
“Cree en ti mismo y en lo que eres. Se consiente de que hay algo en tu interior que es más
grande que cualquier obstáculo”.

Ánimo!

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