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CASO WORLD COM

La compañía telefónica WorldCom se declaró en bancarrota en 2002. Los


activos de la empresa, valorizados en unos 100.000 millones de dólares,
convirtieron esta quiebra en la mayor de la historia, por encima de la de Enron,
que sumaba unos 63.000 millones en activos. WorldCom reconoció haber
disfrazado como inversiones alrededor de 3.800 millones de dólares en gastos
operativos. Aunque al principio su fundador, Bernard Ebbers, manifestó no
tener conocimiento sobre el fraude contable, la justicia determinó su
responsabilidad.

Entonces, las fuentes de financiación se secaron de inmediato y los bancos


apenas esperaron unos días para declarar en quiebra sus últimos créditos. El
escándalo registró un nuevo hito cuando un grupo de 25 bancos denunció
habían sido objeto de un fraude por parte de WorldCom por un importe de
2.500 millones de dólares. Los acreedores comenzaron a reclamar el pago de
sus servicios por adelantado. Este escenario, sumado al golpe a su reputación,
provocó enormes pérdidas del orden de los 1.200 millones de dólares.

¿Cómo logró Bernard Ebbers pasar por debajo del radar de los organismos
reguladores? Gracias a la labor de su firma contable, Arthur Andersen, la
misma que maquilló los libros de Enron. Ebbers fue sentenciado a 25 años de
cárcel.

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